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Diferencia entre alimentación y nutrición:

¿qué son los nutrientes?


Alimentación y nutrición no son lo mismo. Alimentación es la
ingestión de comida: fruta, verdura, carne, pescado, etc. La
nutrición es el proceso químico que siguen esos alimentos en
nuestro cuerpo, y que al hacer la digestión el organismo
traduce en nutrientes: lípidos, glúcidos, vitaminas, etc. Una
alimentación equilibrada, que asegure un organismo sano, es
aquella en la que se comen alimentos diversos para
asegurarnos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita.
¿Cuáles son y qué enfermedades puede procurarnos su
escasez?

¿Qué son los nutrientes?

La misión
de la
nutrición es
aportarnos
energía y
generar
materia
para crecer,
renovar o
reparar
nuestro
cuerpo. Por
lo tanto, los nutrientes (que son componentes de los
alimentos), tienen funciones energéticas, estructurales y/o
reguladoras. El cuerpo precisa de uso 40 nutrientes para
mantenerse sano, que se hallan distribuidos en proporciones
variables entre los diversos alimentos. Estos 40 nutrientes se
dividen en cinco grandes grupos esenciales.

Tipos de nutrientes

-Glúcidos (o hidratos de carbono, carbohidratos o


hidratos). Su función es básicamente energética, son la
gasolina que hace funcionar nuestro organismo. Existen los
glúcidos simples (azúcar, miel, etc), que se absorben
rápidamente y generan energía “inmediata”, y los glúcidos
complejos (presentes sobre todo en cereales como el arroz, el
trigo, etc.) que están formados por cadenas de azúcares
complejas y se absorben más lentamente que los simples. El
exceso de glúcidos puede generar obesidad, diabetes, caries,
etc. Mientras que la falta de los mismos, entre otras cosas,
genera debilitamiento o fatiga, y también puede provocar que
las proteínas sean las encargadas de genera la energía, lo
cual influye en el tejido muscular.

-Proteínas. Su función es estructural, ya que produce tejido


muscular, además de formar parte de determinadas
hormonas, enzimas, de los anticuerpos o de intervenir en la
regeneración de cabello, uñas, etc. Por lo tanto, su carencia
puede provocar pérdida de masa muscular, alteraciones
renales, etc. Las proteínas están formadas por aminoácidos,
de los cuales, 8 son esenciales para que nuestro organismo
las sintetice. Los alimentos de origen animal
(huevos, carnes, pescado, mariscos o lácteos) posen, entre
otros, estos 8 aminoácidos, por lo que se las considera
proteínas de alto valor biológico. Alimentos de origen vegetal
como las legumbres (alubias, garbanzos, lentejas, etc),
poseen también proteínas, pero pueden carecer de alguno de
estas aminoácidos esenciales y no se sintetizan igual, por lo
que para que su valor biológico sea alto, deben combinarse
con otros alimentos como cereales(arroz, trigo, etc.)
-Lípidos (o
grasas). Las grasas
son, por un lado,
fuente de energía, y
por el otro, envuelven
y protegen los órganos
vitales, transportan
vitaminas
liposolubles… Existen
dos tipos básicos de
grasas: saturadas (de
origen animal,
presentes en lácteos,
por ejemplo) e
insaturadas (en aceite,
pescado, frutos
secos…). Son necesarias pero se deben ingerir con mesura,
pues el organismo las almacena y en exceso generan
obesidad, colesterol, etc.

-Vitaminas. Su función es reguladora y, en líneas generales,


aseguran el buen funcionamiento del cuerpo. Así, por
ejemplo, entre otras funciones de cada vitamina, la C y E
tienen funciones antioxidantes, la vitamina K interviene en la
coagulación, el complejo de vitaminas B interviene en la
formación de glóbulos rojos, la vitamina E, la vitamina A
interviene en la formación de huesos, dientes, etc. y la
vitamina D, que ayuda a absorber el calcio, interviene en el
mantenimiento de los mismos. Las vitaminas se hallan
distribuidas en muchos alimentos, de origen animal y vegetal,
siendo especialmente rica su presencia en frutas y verduras.

-Sales minerales. Se distingue entre microminerales (que el


cuerpo necesita en menor mesura) y macrominerales (que el
cuerpo necesita en mayor mesura y son: calcio, fósforo,
sodio, cloro, magnesio, hierro y azufre). Se hallan distribuidos
en muchos alimentos, y su carencia genera diferentes
enfermedades en función del mineral (la falta de calcio genera
osteoporosis en adultos y raquitismo en niños; anemia
cuando falta hierro), pero a su vez el exceso también genera
enfermedades (como en el caso del sodio –sal-, cuyo exceso
genera hipertensión).
La fibra, esencial para una alimentación equilibrada

La fibra
alimentaria no es un
nutriente, de hecho,
nuestro organismo
no puede digerirla,
pero resulta esencial
porque, entre otros
aspectos, contribuye
a la absorción del
agua, al tránsito
intestinal, permite
eliminar el
colesterol, disminuye la glucosa en sangre (y el riesgo
de diabetes) y también disminuye ácidos grasos en sangre.
Además, tiene efectos saciantes indicados en dietas para
adelgazar y mantener el peso ideal. Por todo ello, para una
alimentación equilibrada es necesario ingerir fibras, que se
hayan principalmente en cereales
integrales, frutas y hortalizas.

Nutrición y alimentación equilibrada para prevenir


enfermedades

Hay que tener en cuenta que la nutrición es inconsciente:


metamos lo que metamos en nuestro cuerpo, éste lo
procesará en nutrientes. En cambio, la alimentación es
consciente: somos nosotros, al ingerir alimentos, quienes
decidimos qué comemos, y en consecuencia, somos nosotros
quienes podemos prevenir enfermedades o generarlas. Una
alimentación equilibrada (siguiendo las indicaciones de
la pirámide alimentaria) es aquella que proporciona los
nutrientes necesarios para una buena salud. Por lo tanto,
desde nuestra alimentación tenemos el poder de incidir en la
nutrición, por muy inconsciente que esta sea, y en nuestro
organismo.
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COMENTARIOS
(8)

30/10/2015 - 10:21
 Clarín.com
 Buena Vida
 Nutrición

 Buena Alimentacion
 Guía Alimentaria
 Ministerio De Salud
 Alimentación Saludable

El Ministerio de Salud publicó una nueva guía con 10 consejos


para llevar una buena alimentación elaborada por un amplio
panel de referentes en la temática alimentaria a nivel nacional.

A través de los mensajes y una gráfica que sintetiza la


información se busca alentar el mejor perfil de consumo
de alimentos. Desde la cartera sanitaria sostienen que “las
guías alimentarias adaptan los conocimientos científicos sobre
requerimientos nutricionales y composición de los alimentos,
en una herramienta práctica que orienta a la población para una
correcta selección y consumo de alimentos”.

En la elaboración de la guía trabajó un panel de expertos


conformado por especialistas de la Federación Argentina de
Graduados en Nutrición, la Asociación Argentina de Dietistas y
Nutricionistas Dietistas, del Centro de Estudios Sobre Nutrición
Infantil, de la Sociedad Argentina de Nutrición Clínica, del
Centro de Estudios sobre Economía y Estudios de la
Alimentación (CEPEA) y de la Sociedad Argentina de Obesidad
y Trastornos Alimentarios (SAOTA). También participaron
referentes del ámbito académico y de organismos públicos como
el Instituto Nacional de Alimentos (INAL/ANMAT) y de los
ministerios de Desarrollo Social y de Agricultura, Ganadería y
Pesca.

Los 10 consejos:

1- Incorporar a diario alimentos de todos los grupos y


realizar al menos 30 minutos de actividad física.

La recomendación incluye la realización de cuatro comidas


diarias (desayuno, almuerzo, merienda y cena) en las que se
deben incluir verduras, frutas, legumbres, cereales, leche, yogur
o queso, huevos, carnes y aceites). Las porciones deben ser
moderadas, hay que comer tranquilo y en lo posible
acompañado. Preferir alimentos preparados en casa en lugar de
procesados.La actividad física puede ser moderada continua o
fraccionada todos los días para evitar el sedentarismo.

2- Tomar a diario ocho vasos de agua.

Beber al menos dos litros de líquidos al día, sin azúcar,


preferentemente agua. No esperar a tener sed para hidratarse. Y
usar agua segura para cocinar y lavar alimentos.

3- Consumir a diario cinco porciones de frutas y


verduras en variedad de tipos y colores.

Una buena regla para incorporarlos: medio plato de verduras en


el almuerzo, medio en la cena y dos o tres frutas a lo largo del
día. Optar por vegetales de estación (son más accesibles y de
mejor calidad). El consumo de frutas y verduras habitual
disminuye el riesgo de padecer obesidad, diabetes, cáncer de
colon y enfermedades cardiovasculares.

4- Reducir el uso de la sal y el consumo de alimentos


con alto contenido de sodio.

Cocinar sin sal y limitar el agregado en el plato. Tip: evitar el


salero en la mesa. Se puede reemplazar por condimentos varios
(pimienta, perejil, ají, pimentón, orégano, etc.). Los fiambres,
embutidos y alimentos procesados (caldos, sopas y conservas)
contienen elevada cantidad de sodio. Leer las etiquetas antes de
comprar. Disminuir el consumo de sal ayuda a prevenir la
hipertensión, las enfermedades vasculares y renales, entre
otras.

5- Limitar el consumo de bebidas azucaradas y de


alimentos con elevado contenido de grasas, azúcar y
sal.

Limitar el consumo de golosinas, productos de pastelería y


copetín, bebidas azucaradas (y de azúcar agregada a las
infusiones), manteca, margarina, grasa animal y crema. En caso
de consumirlos, elegir porciones chicas. El exceso predispone a
la obesidad, hipertensión, diabetes y enfermedades
cardiovasculares, entre otras.
x

6- Consumir diariamente, leche, yogur o queso,


preferentemente descremado.

Incluir tres porciones al día de leche, yogur o queso


(preferentemente blandos y con menor contenido de grasas y
sal). Este grupo de alimentos es fuente calcio, necesario en
todas las edades.

7- Al consumir carnes, quitarles la grasa visible,


aumentar el consumo de pescado e incluir huevo.

La porción de carne diaria equivale a la palma de la mano.


Frecuencia semanal ideal: pescado, dos veces o más; otras
carnes blancas, dos veces; y carnes rojas hasta tres veces.
Cocinar bien, hasta que no queden partes rojas o rosadas para
evitar enfermedades transmitidas por alimentos. E incluir hasta
un huevo por día si no se consume la suficiente carne.

8- Consumir legumbres, cereales preferentemente


integrales, papa, batata, choclo o mandioca.

Las legumbres (arvejas, lentejas, soja, porotos y garbanzos,


entre otros) y cereales (arroz integral, avena, maíz, trigo burgol,
cebada, centeno, etc.) son una buena alternativa para
reemplazar la carne en algunos platos. Lavar bien la papa y la
batata antes de la cocción y cocinarlas con cáscara.

9- Consumir aceite crudo como condimento, frutas


secas o semillas.

Utilizar dos cucharadas al día de aceite crudo. Optar por otras


formas de cocción antes que la fritura. En lo posible, alternar de
girasol, maíz, soja, girasol alto oleico, oliva y canola). Usar al
menos una vez por semana un puñado de frutas secas sin salar
(maní, nueces, almendras, avellanas, castañas, etc.) o semillas
(chía, girasol, sésamo, lino, etc.).

10- El consumo de bebidas alcohólicas debe ser


responsable. Los niños, adolescentes y mujeres
embarazadas no deben consumirlas. Evitarlas siempre
al conducir.
El consumo responsable implica: dos medidas en el hombre y
una en la mujer como máximo al día.

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