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Infección urinaria

Una infección de las vías urinarias es una infección que se produce en cualquier
parte del aparato urinario: los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. La
mayoría de las infecciones ocurren en las vías urinarias inferiores (la vejiga y la
uretra).
Las mujeres son más propensas a contraer una infección urinaria que los
hombres. La infección que se limita a la vejiga puede ser dolorosa y molesta. Sin
embargo, puedes tener consecuencias graves si la infección urinaria se extiende a
los riñones.
Por lo general, los médicos tratan las infecciones de las vías urinarias con
antibióticos. Pero puedes tomar medidas para reducir las probabilidades de
contraer una infección urinaria en primer lugar.
Atención de infecciones de las vías urinarias en Mayo Clinic
Etiología
Las bacterias que causan cistitis y piel nefritis con mayor frecuencia son las
siguientes:
Bacterias entéricas, generalmente bacterias aerobias gramnegativos (con mayor
frecuencia)
Bacterias Gram positivas (con menor frecuencia)
En tractos urinarios normales, las cepas de Escherichia coli con factores de
adhesión específicos para el epitelio de transición de la vejiga y los uréteres son
responsables del 75 a 95% de los casos. Los demás patógenos urinarios
gramnegativos son generalmente otras entero bacterias, típicamente Klebsiella o
Proteus mirabilis, y en ocasiones Pseudónimas eruginosa. Entre las bacterias
grampositivas, se aísla Staphylococcus saprophyticus en el 5 al 10% de las
infecciones urinarias bacterianas. Las bacterias grampositivas que se aíslan con
menor frecuencia son Enterococcus faecalis (estreptococos del grupo D) y
Streptococcus agalactiae (estreptococos del grupo B), que pueden ser
contaminantes, sobre todo si se aislaron de pacientes con cistitis no complicada.
En pacientes internados, E. coli causa un 50% de los casos. Las especies
gramnegativas Klebsiella, Proteus, Enterobacter, Pseudomonas y Serratia son
responsables de un 40%, y los cocos grampositivos E. faecalis, S. saprophyticus y
Staphylococcus aureus se asocian con el resto de los casos.
Función
Existen diversos factores que inciden en la aparición de las infecciones urinarias y
son variables en función de la edad y sexo:
 En mujeres jóvenes: las causas más comunes son la existencia de
antecedentes de ITUs en la madre, el uso de espermicidas y tras
mantener relaciones sexuales.

 En mujeres postmenopáusicas: son frencuentes en aquellas que tienen


antecedentes de ITUs previas en la edad fértil.

 En varones jóvenes: las infecciones de orina son poco frecuentes y si


aparecen, es en relación con la actividad sexual.

 En los hombres mayores de 50 años: a causa más frecuente es


una infección bacteriana persistente en la próstata.

 En ambos sexos y mayores de 80 años: tiene un gran impacto que estén


hospitalizado, institucionalizado o sean portadores de sondas permanentes
de orina.
Por otro lado, Maite Jorge, responsable del Grupo de Trabajo de Enfermedades
Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG),
indica que existen alteraciones del flujo urinario en situaciones como en el
embarazo, en casos donde haya malformaciones del aparato urinario o si el
paciente tiene ciertas enfermedades (diabetes, cánceres, enfermedades
neurológicas, etc.) que predisponen o agravan las infecciones del tracto urinario.
En verano suelen aumentar los casos de cistitis debido a la sudoración y los baños
en piscinas y playas porque favorecen la humedad de la zona genital, lo que
facilita la proliferación de microorganismos.
Patología
Aproximadamente el 60 por ciento de las mujeres van a tener a lo largo de su vida
una infección de orina simple o cistitis. Esta patología es la más común en la mujer
y se produce por la invasión de microorganismos en el tracto urinario.
La cistitis es más frecuente en las jóvenes sexualmente activas. De hecho, la
causa principal de que aparezcan las infecciones de orina es mantener relaciones
sexuales. “Cuanto más sexualmente activa es la mujer, más probabilidades tiene
de tener una infección de orina”, explica a CuidatePlus José Mª Cots, coordinador
del grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina
Familiar y Comunitaria (Semfyc), quien indica que el resto de los motivos que
propician la aparición de la infección es la relación con otras patologías,
principalmente renales, como tener piedras en el riñón o alguna anomalía renal.
“La cistitis aparece en la mujer, nunca en el varón; si el varón tiene una infección
de orina, hemos de pensar que está asociada a otra enfermedad porque
seguramente ya está implicada la próstata”, especifica Cots.
Los síntomas que pueden ayudar a la mujer a saber si tiene una infección de orina
simple son muy claros:
 Aumento de la frecuencia de orinar: La mujer tendrá deseos constantes
de ir al baño. Podrá ir hasta cada 10 minutos y probablemente sólo
expulsará unas gotitas.
 Cuando orina tiene escozor.
Normalmente estos dos síntomas aparecen juntos. Además, nunca van
acompañados de fiebre. “Si la paciente tiene fiebre ya no estamos ante una cistitis,
en esos casos deberemos realizar otras pruebas y exámenes para determinar el
diagnóstico”, apostilla el portavoz de Semfyc.
Clínica
El grupo de antibióticos conocidos como «fluoroquinolonas», como la
ciprofloxacina (Cipro), la levofloxacina (Levaquin) y otros, no se recomienda
habitualmente para infecciones de las vías urinarias simples, ya que los riesgos de
estos medicamentos generalmente superan los beneficios para el tratamiento de
infecciones urinarias sin complicaciones. En algunos casos, el médico podría
recetar un medicamento con fluoroquinolonas si no existe otra opción de
tratamiento, por ejemplo, para una infección de las vías urinarias o una infección
renal complicadas.
Por lo general, los síntomas desaparecen al cabo de unos pocos días de
tratamiento. Sin embargo, es posible que tengas que continuar con los antibióticos
durante una semana o más. Completa todo el tratamiento con antibióticos según lo
recetado.
En el caso de una infección urinaria sin complicaciones que se presenta cuando,
por lo demás, eres una persona sana, el médico puede recomendarte un
tratamiento más breve; por ejemplo, tomar un antibiótico durante uno a tres días.
No obstante, que este tratamiento breve sea suficiente para tratar la infección
depende de tus síntomas específicos y de tu historia clínica.
El médico también puede recetarte un medicamento para el dolor (analgésico) que
insensibiliza la vejiga y la uretra para aliviar el ardor al orinar, pero generalmente el
dolor se calma poco después de comenzar con el antibiótico.
Exámenes
Los profesionales de la salud se basan en su historia médica, un examen físico y
pruebas para diagnosticar una infección de la vejiga.
Un profesional de la salud le preguntará si tiene antecedentes de problemas de la
salud que lo hacen más propenso a cualquier tipo de infección urinaria. Durante el
examen físico, el profesional de la salud le preguntará acerca de sus síntomas.
Diagnósticos
Cuando una mujer acude al médico de familia con la sospecha de que tiene
cistitis, lo más frecuente es que el profesional le haga una tira reactiva de orina.
“La mujer tendrá que orinar sobre la tira reactiva y ésta establecerá si hay
infección de orina a través de varios parámetros, como son si hay sangre, si hay
leucocitos, si hay síntomas de infección en la orina y si hay nitritos, una
degradación que hacen los gérmenes en la orina”, explica Cots.
Si se cumplen los tres parámetros, la probabilidad de tener infección de orina será
de un 70 por ciento. Por esta razón, el especialista indica que la mejor forma de
diagnosticar la cistitis son los síntomas.
“Nos guiamos más por los síntomas que explica la mujer. Si indica que al orinar
tiene dolor y va a orinar con mucha frecuencia, tendrá cistitis”, concluye.
Cálculos renales
Los cálculos renales (litiasis renal, nefrolitiasis) son depósitos duros de minerales y
sales que se forman dentro de los riñones.
Los cálculos renales tienen muchas causas y pueden afectar cualquier parte de
las vías urinarias, desde los riñones hasta la vejiga. En general, los cálculos se
forman cuando la orina se concentra, lo que permite que los minerales se
cristalicen y se unan.
Expulsar los cálculos renales puede ser bastante doloroso, pero, en general, los
cálculos no producen daños permanentes si se los identifica de forma oportuna.
Según sea el caso, es posible que solo tengas que tomar analgésicos y mucha
agua para expulsar un cálculo renal. En otros casos —por ejemplo, si los cálculos
se alojan en las vías urinarias, están relacionados con una infección urinaria o
causan complicaciones— es posible que se necesite una cirugía.
Tu médico puede recomendarte un tratamiento preventivo para disminuir el riesgo
de tener cálculos renales recurrentes si corres un mayor riesgo de volver a
padecerlos.
Etiología
En los Estados Unidos, alrededor del 85% de los cálculos se compone de calcio,
principalmente en forma de oxalato (ver Composición de los cálculos urinarios); el
10% es de ácido úrico, el 2% de cistina; la mayoría de los restantes está formada
por fosfato de amonio y magnesio (estruvita).
Los factores de riesgo generales incluyen los trastornos que aumentan la
concentración de sales en la orina, ya sea por incremento de la excreción de
calcio o de sales de ácido úrico, o por disminución de la excreción de citrato en la
orina.
Para los cálculos de calcio, los factores de riesgo varían según la población. El
principal factor de riesgo en los Estados Unidos es la hipercalciuria, un trastorno
hereditario presente en el 50% de los varones y el 75% de las mujeres con
cálculos de calcio; por ello, los pacientes con antecedentes familiares de cálculos
tienen un riesgo elevado de recidivas. Estos pacientes tienen concentraciones
normales de calcio en el suero, pero el calcio urinario se eleva a > 250 mg/día (>
6,2 mmol/día) en varones y > 200 mg/día (> 5 mmol/día) en mujeres.
La hipocitruria (citrato en orina < 350 mg/día [1820 μmol/día]), presente en un 40 a
50% de los pacientes formadores de cálculos de calcio, promueve su formación
porque el citrato normalmente se une al Ca urinario e inhibe la cristalización de las
sales que lo contienen.
Alrededor de un 5 a 8% de los cálculos está causado por acidosis tubular renal.
Un 1 a 2% de los pacientes con cálculos de calcio tiene hiperparatiroidismo
primario. Otras causas menos frecuentes de hipercalciuria son la sarcoidosis, la
intoxicación por vitamina D, el hipertiroidismo, el mieloma múltiple, el cáncer
metastásico y la hiperoxaluria.
La hiperoxaluria (oxalato en orina > 40 mg/día [> 440 μmol/día]) puede ser
primaria o estar causada por la ingesta excesiva de alimentos que contienen
oxalatos (p. ej., ruibarbo, espinaca, cacao, nueces, pimienta, té) o por su
absorción excesiva debida a diversas enfermedades entéricas (síndromes de
sobrecrecimiento bacteriano, enfermedad pancreática o biliar crónica) o cirugía
ileoyeyunal (p. ej., bariátrica).
Otros factores de riesgo son la ingesta de altas dosis de vitamina C (> 2.000
mg/día), una dieta restringida en calcio (posiblemente porque el calcio dietario se
une a los oxalatos) y la hiperuricosuria leve. La hiperuricosuria leve, que se define
como la eliminación de ácido úrico en la orina > 800 mg/día (> 5 mmol/día) en
varones o > 750 mg/día (> 4 mmol/día) en mujeres, casi siempre está causada por
la ingesta excesiva de purinas (en las proteínas, por lo general provenientes de
carnes, pescados y aves); puede causar la formación de cálculos de oxalato de
calcio (nefrolitiasis de oxalato de calcio hiperuricosúrico)
Función
Los cálculos renales son comunes. Algunos tipos son hereditarios. A menudo
ocurren en bebés prematuros.
Existen diferentes tipos de cálculos renales. La causa del problema depende del
tipo de cálculo.
Los cálculos pueden formarse cuando la orina tiene un alto contenido de ciertas
sustancias que forman cristales. Estos cristales pueden convertirse en cálculos a
lo largo de semanas o meses.
 Los cálculos de calcio son los más comunes. Ocurren con mayor frecuencia
en los hombres entre los 20 a 30 años de edad. El calcio puede combinarse
con otras sustancias para formar el cálculo.
 El oxalato es el más común de estos. El oxalato está presente en ciertos
alimentos como las espinacas. También se encuentra en los suplementos
de vitamina C. Las enfermedades del intestino delgado aumentan el riesgo
de formación de estos cálculos.
Los cálculos de calcio también se pueden formar a partir de la combinación con
fosfato o carbonato.
Patología
Para prevenir esta formación de cálculos, la principal recomendación es aumentar
la ingesta de líquido y orinar al menos 2 litros de orina al día, cuidar la
alimentación y privilegiar la ingesta de frutas y verduras, evitar la comida chatarra
y las bebidas de fantasía.
“Si la persona tiene además antecedentes de formación de cálculos, les
recomendamos lo mismo, pero deben ser evaluados para determinar el grado de
riesgo de formación crónica de cálculos. Para eso, se realiza una evaluación
metabólica y nutricional para determinar la mejor forma de prevenir nuevos
episodios”, comenta el doctor Susaeta.
Clínica
Si son muy pequeños o están en formación, suelen ser asintomáticos. Puede
haber eliminación de cálculos generalmente cuando estos son de un diámetro
menor que 0,5 cm y producir hematuria (orina con sangre) aisladas.
Los síntomas suelen surgir cuando hay oclusión o cierre de algún uréter o de la
unión uretero-pélvica, lo que provoca sus síntomas clásicos:
 obstrucción al flujo de orina.
 hematuria
 cólico nefrítico: dolor que suele ser muy intenso, súbito, tipo cólico, que
comienza en la fosa renal (región lumbar unilateral) y luego se irradia hacia
la región inguinal y áreas genitales del mismo lado (escroto en el hombre).
Suele acompañarse de náusea y vómito.
Si la obstrucción se produce en la porción parietal del uréter en la vejiga, puede
producir tenesmo, polaquiuria y disuria. También puede presentarse como un
dolor abdominal de inicio agudo de menos de 12 horas de evolución.
Crónicamente favorecen las infecciones urinarias. Pueden dar un dolor silente que
se irradia según el lugar donde quedó atrapado el cálculo dentro de la vía urinaria
(riñón, uréter, vejiga).
Si se desplaza un cálculo, el espasmo de los músculos y la inflamación causada
por el daño al tejido por donde pasa causan un dolor muy intenso tipo puntada,
llamado cólico nefrítico.
Exámenes
“En el examen de orina generalmente muestra presencia de glóbulos rojos
(sangre) a lo que llamamos “hematuria”, que no puede verse a simple vista
(hematuria microscópica). También puede mostrar presencia de glóbulos blancos
y bacterias. Esto último hace pensar que podemos estar ante una complicación
severa como es la obstrucción de la vía urinaria y la imposibilidad de evacuar la
orina infectada. Esto puede causar falla del riñón afectado y una septicemia que
puede poner en riesgo la vida del paciente”, indica el urólogo.
Diagnósticos
Para hacer el diagnóstico, se deberán tomar 2 muestras de orina en 24 horas,
cada una con sus respectivas muestras de sangre aparejadas. Una muestra se
tomara en un día hábil y otra el fin de semana. En el análisis del suero sanguíneo
interesan: calcio, ácido úrico, electrolitos, creatinina. En el análisis de orina
interesan: pH, volumen, oxalato, citrato.
Deben observarse también la dieta, la actividad y el entorno del paciente.
Debe determinarse la composición del cálculo.
Piolonefritis
La pielonefritis aguda se define como la infección de la vía urinaria superior que
afecta a la pelvis y al parénquima renal. Es un síndrome clínico caracterizado por
dolor lumbar, fiebre y escalofríos; sin embargo, sólo en el 60% de los pacientes
con esta tríada se comprueba después que tienen una pielonefritis.
Su importancia se debe a las graves complicaciones que puede originar, si bien la
mayoría de las veces un diagnóstico temprano y un tratamiento precoz posibilitan
que el paciente evolucione de forma favorable. La pielonefritis aguda se divide en
complicada o no complicada, según exista o no un trastorno anatómico o funcional
de la vía urinaria que pueda influir en la respuesta al tratamiento y en la evolución
clínica del paciente. La presencia de cistitis recurrentes, cálculos (piedras) en el
riñón o alteraciones en la forma normal de los riñones o de las vías urinarias
aumentan el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
La pielonefritis es una de las enfermedades que más frecuentemente afectan al
riñón, aunque no es tan frecuente como las infecciones urinarias bajas. Ocurren
unos 4-8 casos por cada 10.000 habitantes. Es más frecuente en mujeres que en
hombres, debido a la anatomía del aparato genital femenino (la uretra es más
corta y está más expuesta al exterior, por lo que el acceso a ella es más fácil), que
facilita que las bacterias colonicen la vejiga y lleguen hasta los riñones a través de
los uréteres, produciendo así la pielonefritis. Con la edad, la incidencia de la
pielonefritis se incrementa en los varones, debido al desarrollo y agrandamiento de
la próstata.
Cistitis
Llamamos cistitis a una infección urinaria que afecta a la vejiga.
La infección urinaria es la enfermedad más frecuente del aparato urinario y de
todo el organismo después de las respiratorias. En el ámbito hospitalario es la
infección más usual.
Se define como la presencia de gérmenes en la orina. Habitualmente son
bacterias (bacteriana) y excepcionalmente, hongos (micótica) o virus (vírica). Se
pone en evidencia mediante el cultivo de la orina en medios de crecimiento
apropiados.

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