Sunteți pe pagina 1din 2

José Marcos Rodríguez Ayala RA170833

Contexto histórico de El Salvador en los años 60s y 70s

A grandes rasgos la década de los 60s y 70s fueron características por el


agravamiento de los problemas sociales que había sufrido la sociedad
salvadoreña durante muchos años, y que se manifestaron en sucesos como la
guerra entre El Salvador y Honduras en 1969, hecho de gran relevancia y graves
consecuencias, y el golpe de estado en 1979 que puso fin al régimen político de
dictadura militar y abrió paso a una nueva crisis política en la cual desencadenó
en la guerra civil.
En la década de los 60 el salvador entró a un proceso de industrialización. Se
intentaba de esta forma salir del modelo económico agroexportador centrado en
el café y cambiar el esquema económico. Estos años estuvieron marcados por
las expectativas, las esperanzas y esfuerzos puestos en la economía, por hacer
despegar al país hacia un verdadero desarrollo económico, social y humano y
así mejorar la calidad de vida del salvadoreño.
El proceso de industrialización generó una incipiente clase obrera y con ella un
impulso al movimiento sindical urbano. Al mismo tiempo hubo crecimiento de la
clase media. A pesar de los intentos por modernizar el país y generar más
empleos, la mano de obra requerida no daba abasto a toda la población activa
disponible, sumado al movimiento migratorio de campo a la ciudad, debido a la
situación rural insostenible, que agravó más la situación del desempleo, y al no
encontrar soluciones en la ciudad muchos campesinos continuaban con la
migración hacia el exterior del país, esta situación seria una de las principales
causas de la guerra contra honduras.
En la década de los 70s se dio paso una agitación social sin precedentes que
tuvo muchos implicados como: las clases campesinas, que cobraron un
protagonismo que no habían tenido antes, las clases trabajadoras, cuyas
organizaciones populares alcanzaron un apoyo importante del pueblo; la
oligarquía, que no dejó de lado sus privilegios e intereses para construir una
sociedad más justa; los partidos políticos tradicionales, que sumidos en una
práctica corrupta de la democracia se vieron superados por la militancia popular
sin poder hacer frente a las exigencias de las mayorías marginadas; las
organizaciones populares que optaron por la violencia como camino hacia la
democracia, y que cuyos dirigentes de clase media no supieron ver con claridad
las necesidades del pueblo porque nunca las habían sufrido, y confundieron
éstas con sus ideales e intereses; y por último la Iglesia católica, que sumida en
un acelerado proceso de revisión de su forma de afrontar la realidad, vio cómo
las opiniones contrapuestas la llevaban a un intenso diálogo interno que puso en
tela de juicio sus opciones tradicionales y su propia historia en el país.
El autoritarismo en El Salvador en la década de los 70s ha seguido el ritmo del
auge y declinación de las economías agrarias. La producción agraria resultaba,
cada vez más, insuficiente para el consumo, lo que ponía en evidencia la
progresiva tercerización de la economía, al extremo que el país se vio obligado
a importar granos básicos ya a fines de la década de los años 70s.
Las falencias del sistema social, puestas en evidencia por la pobreza y las
marginaciones, se acentuaron, provocando serios cuestionamientos al
tradicional sistema social vigente. La escasez de alternativas y la toma de
conciencia de las grandes mayorías marginadas en la segunda mitad del siglo
XX llevaron al país a un estado de efervescencia popular sin precedentes en su
historia, que se concretó en una intensa militancia: en la década de los años 70s,
surgieron movimientos populares, urbanos y rurales, en los cuales las mayorías
marginadas encontraron la oportunidad de expresar sus necesidades y de exigir
reformas radicales.
Los gobiernos de turno respondieron a estos cuestionamientos y a estas
exigencias con una represión cada vez más fiera, provocando que la
efervescencia popular respondiera de forma violenta: la represión por parte de
las dictaduras militares dio origen a la violencia generalizada.
Algunos sectores populares cuestionaron radicalmente el sistema optando por la
vía armada, decantándose por la violencia como camino hacia una sociedad más
justa, conformando grupos guerrilleros, aprovechándose de la simpatía que
tenían con los grupos marginados.
La oligarquía, por su parte, se mantuvo fiel a sus intereses, buscando
mantenerlos a cualquier costo, y no dudó en exigir del gobierno la más dura
represión cuando sus intereses se vieron cuestionados.
En este contexto convulsionado, surge un personaje representativo de esta
época, el arzobispo de San Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero
Galdámez que desarrolló su accionar y su pensamiento de forma cada vez más
cercana a los sectores marginados, que le llevó a buscar el diálogo y a apoyar
las alternativas que pudiesen dar respuesta a las contradicciones del contexto
social en el que estaba involucrado.
Influyó poderosamente en su tiempo y su pensamiento, fue escuchado por todos
los sectores, tanto de derecha como de izquierda, para apoyar a su pensamiento
o para criticarlo. Los sectores que se vieron cuestionados por su pensamiento
ordenaron su asesinato. Monseñor Óscar Arnulfo Romero se convertiría en
protagonista de este periodo, referente no sólo para la Iglesia católica, sino para
toda la población salvadoreña.

Bibliografía

https://www.upo.es/revistas/index.php/americania/article/view/1908/1548

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6520892.pdf

S-ar putea să vă placă și