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LAS DROGAS AUDITIVAS!

Posiblemente te suene extraño, ya que las drogas suelen ser consumidas por
medio de pastillas o inyecciones. Pero con el constante avance de la tecnología,
se ha logrado crear sonidos que emulan las sensaciones que generan drogas
como la cocaína o la marihuana.

Con solo tener una computadora, un reproductor de música o el mismo teléfono


celular y usar unos audífonos, cualquier persona puede consumir este tipo
de droga. En poco tiempo, las drogas auditivas se han convertido en una
industria.

Un ejemplo es el software I-Doser que se ha comercializado muy bien en la


red; un programa diseñado para incentivar en el cerebro ciertas sensaciones
similares a las que producen las drogas, pero sin la necesidad de consumir
pastillas o inyectarse. Según sus creadores I-Doser puede emular el efecto de
una droga determinada.

Entre las drogas auditivas que pululan en internet se encuentran LSD, Heroína,
Opio, Valium, Cocaina, Marihuana, Éxtasis y Oxym. Éstas funcionan por medio
de ondas binaurales que básicamente son tonos con frecuencias diferentes en
cada oído que obligan al cerebro a recalcular su frecuencia, creando una nueva
frecuencia dentro del cerebro, una frecuencia que en realidad no existe fuera
del cerebro.

El efecto fue descubierto en 1839 por Heinrich Wilhelm Dove. Ejemplo: oído
izquierdo: 400 Hz, oído derecho: 410 Hz, el pulso binaural resultante será de
10 Hz, permitiendonos modificar nuestras ondas cerebrales ya que ésta llega a
una zona llamada mesolímbica, que controla las emociones y provoca estados
como alegría, tristeza o relajación. Cambiando las ondas cerebrales de una
persona con ansiedad del estado beta al estado alfa, que es el estado de una
mente relajada.

Por ejemplo, cuando nos encontramos en estado de alerta o concentrados en


cualquier asunto, problema o situación nuestro cerebro emite ondas beta. Es la
situación normal cuando estamos despiertos. Las ondas beta tienen una
frecuencia de entre 10 y 40 Hz (oscilan entre 10 y 40 veces por segundo),
mejoran la concentración y la respuesta en situaciones que requieren atención.
Como cuando vas a realizar un examen, una entrevista de trabajo, resolver
problemas de lógica o manejar cualquier situación que precise un estado de
alerta. Pero las ondas beta de gran amplitud están relacionadas con el miedo, el
estrés y la angustia.

Las ondas alfa se encuentran en el rango de 8-12 Hz, comúnmente son


detectadas durante periodos de relajación, con los ojos cerrados, pero todavía
despierto. Estas ondas se atenúan al abrirse los ojos y con la somnolencia y el
sueño. Se piensa que representan la actividad de la corteza visual en un estado
de reposo.

Para varios expertos, los pulsos binaurales no pueden producir un estado


alterado de conciencia. Científicos como Steven Novella, neurólogo de la
universidad de Yale, han asegurado que no existe ninguna investigación que
confirme que funcionen más allá del efecto placebo. Los investigadores de la
Universidad de Salud y Ciencia de Oregón han manifestado su escepticismo
sobre la base científica de I-Doser, citando un estudio científico con cuatro
personas que demostraba que no existen pruebas que avalen la sincronización
de ondas cerebrales.

Y aunque actualmente no se cuentan con bases científicas sólidas, sin lugar a


duda, la llegada de este tipo drogas auditivas abre un nuevo frente de estudio
para la comunidad médica ya que podría traer grandes avances en el
tratamiento de enfermedades neurológicas y del comportamiento.
“Es un programa de sonidos con una duración más o menos de 30 minutos cada uno. Al
ser escuchados con auriculares, producen efectos parecidos a los que generan otras
sustancias psicoactivas. Eso se debe a que inducen al cerebro a sentir euforia,
sedación y alucinaciones, con un comportamiento malsano”, explica Janeth Carballo
Mansiglia, psicóloga.

Estos sonidos, que son una especie de sustancia acústica, son un poco menos intensos
que las sustancias ingeridas y por ende, necesitan de un tiempo mayor para generar los
efectos. La estimulación puede durar de 20 a 45 minutos, dependiendo del estado
emocional en que se encuentre la persona.

En Internet se pueden encontrar con facilidad muchas páginas de descarga y venta de


estas drogas virtuales, promocionándolas como algo similar a la musicoterapia, donde
se señala que estos sonidos no afectan la salud, no son adictivos ni ilegales.
Estos portales se basan en supuestos estudios, no argumentados, que indican que el I
Doser no es dañino.

Sin embargo, lo promueven con nombres como marihuana, cocaína, anestesia, orgasmo,
adiós a la tristeza y empujón a la felicidad –entre otros-, de forma similar a lo que se
hace con las pastillas de éxtasis.

Estimulan el cerebro

Pero usted se preguntará, ¿Cómo puede un sonido hacer que alguien tenga sensaciones
de haber consumido una sustancia psicoactiva?

El cuerpo humano funciona de forma tan compleja, que la conexión con los sentidos
genera diferentes emociones y sensaciones. Así como hay sabores y olores que le
recuerdan ciertos lugares o personas, lo mismo pasa con los sonidos.

Es como cuando se escucha una canción que le recuerda algo, pero en este caso el
juego de las drogas virtuales va creando adicción a los sonidos.

“La audición es un proceso complejo. Para interpretar un sonido, el cerebro humano


debe conjugar la información que le llega de ambos oídos”, señala la Psicóloga.

El efecto que produce un sonido en el cerebro, depende de la cercanía de la fuente de


donde viene. Eso explica que un sonido suave y alejado, actúa diferente a uno muy
cercano y fuerte, o directo al oído.

“Cuando se habla de los sonidos binaurales, como es el caso del I Doser, éstos recrean
sensaciones de tridimensionalidad en el cerebro para ubicarlo en un ambiente
determinado. El comportamiento de las personas logra alterarse dependiendo de la
frecuencia de los sonidos; por ejemplo, si recibimos frecuencias altas, nos pueden
generar estrés, euforia y agresividad, en cambio las bajas frecuencias van dirigidas a
la relajación y espiritualidad que es lo que trabajamos los psicólogos clínicos con la
musicoterapia para un efecto relajante o de buscar situaciones que son significativas
y así ayudar al paciente”, agrega.

En este caso, a diferencia de la Musicoterapia, que se realiza para efectos de


bienestar en el paciente, las drogas auditivas generan reacciones no sanas que detonan
en comportamientos inadecuados y que además crean adicción.

Sí afectan la salud

No minimice los efectos que pueden provocar los sonidos, más aún si ellos han sido
creados para generar sensaciones logradas por cosas tan dañinas como las drogas.

“Los mayores daños son los psicológicos y auditivos. Entre mas tiempo le dediquen a
escuchar estos sonidos, el daño tanto auditivo y psicológico va a ser más significativo
y dañino. Ocasiona disminución de la audición a edades tempranas, llega a envejecer
ese sentido y deja a los oídos de los jóvenes como si tuvieran 50 años de edad, así lo
indica Alma Pesquera, especialista en el área de Audiología y Otoneurología en
México”, dice la Psicóloga.

Tal es la afección que causa, que genera adicción y salir de ella hace necesario
someterse a tratamiento.

“Toda búsqueda de sensaciones que generan un cambio de la realidad, está


directamente relacionada con el estado emocional y necesita tratamiento psicológico
para explorar qué es lo que trata de buscar el individuo que lo llevan alejarse de su
mundo y a intentar llenar vacíos para entrar en situaciones que no le generan calidad
de vida”, expresa la profesional.
Puede haber sobredosis:

A pesar de no ingerirse ni inyectarse, el I Doser también puede generar sobredosis.

“Suceden cuando una persona le dedica mucho tiempo a escuchar con auriculares estos
sonidos que en general son muy fuertes. Lo hacen para poder entrar en un estado de
alteración que le permita vivir de forma más fuerte sus sensaciones. El daño que
causa, va a depender del tiempo que escuchan este programa”, indica Janeth Carballo,
psicóloga.

En estos casos no habrá manifestaciones de enfermedad, inconsciencia o dolor. Los


efectos se representan en la aceleración de ciertos daños degenerativos.

“Los efectos en el organismo de las sustancias psicoactivas son mas fuertes porque
actúan sobre el sistema nervioso central, sobre todo el encéfalo y llegan a inhibir los
neurotransmisores llevando a que la realidad no corresponda con la imagen que el
cerebro forma de ella y se distorsione. Entonces para la persona solo existe la
realidad que su cerebro construye. Además, liberarse de esa sustancia le resulta más
difícil y demorado al organismo”, añade.

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