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•• ¡ HISTORIA CRÍTICA DE LA
LITERATURA
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1 dirigida por NOÉ ]!TRI K
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DIRECTOR i>E PROYECTO
HISTORIA CRÍTICA DE LA
Alejandro Hortn;:icz
LITERATURA
· ... ARGENTINA
director de la obra:
DIRECTORES DE VOLV"llEN NOÉ]ITR!K
Susan4 Cella
Eisa Drucaroff
Roberto Ferro VOLUMEN 10
María Teresa-Gram11glio
Cristina Iglesia La irrupción
Celina Manzoni
Jorge Montele01ie de la crítica
Ricardo Piglia directora del vo'11mcn,"
·... Alfredo R11bione SUSANA CELLA
Sylvia Saítta
]11/io Schvartzman
. Susana Zanetti
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EMECÉ EDITORES
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•• 82(091)
(82)
CEL
~lh,Susana
Hinori1 critica de b. lilerarura ugcntin~ vol 10 -
la irrupción de La crítica. ·la ed. - Buenos Aires: Ernccé. 1999.
V. JO, 528 p.; lld5 cm.
INTRODUCCIÓN
...
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ISBN 9S0-04-199S-S
LA IRRUPCION DE LA CRITICA
L Titulo- l. Historit. de b lit~tura ugcnrina
••• 1
GC"icRNO Di: LA
''J.C DE BUENOS ,1,:,i[S ll
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período de la literatura argentina que va, aproximadamente, desde
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líneas para examinar un conjun.to de fenómenos que se nianifiestan en .
dicho lapso rcvclarido características singulares, pero también rasgos
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... comunes que hacen pertinente esta periodización. Aunque el recorte
¡ '.e:-:• "":A !a?J..~ <I. 2 -/ 82 /. Cj efectuado puede marcarse fácilmente con fechas históricamente signi-
••••• .
: 1 .
~ l'icativas -1955-1976- esto no implica que se deriven los cambios
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E-mail:cditorfal®cmcxc.com.ar
hup: /1 www.cmccc.c:om.ar ·acento está puesto en los movimientos internos y propios de esta últi·
Copyright O Noi Jitrik, 1999 ma, teniendo Cn cuenta una autonomía relativa según la cual es posi-
Copyright O S11una Cc/Li, 1999 ble historiar sus mutaciones, señalar sus constantes y, también, vincu·
•• OEm«iEJito"sS.A., 1999
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part:1a! o tn~I d~ esta obra por cua!quicr medio o procedimiento,. ·
1ndu1dos la rcprograffa y d tratamiento iñformático: · va la idea de ruptura que puede' señalarse como nota común a las
•.....
diversas propuestas actuantes respecto de lo que constituía la tradi-
IMPRESO EN LA ARGENTINA I PRINTEO IN ARGENTINA ción o las formas naturalizadas de lo establecido marcando un evi-
Queda hecho d depósito que previene la ley 11.723
dente punto de viraje que, en el campo de la literatura, lleva a conce-
e l.S.8.N, 950-0H 995-5
27.141 birla, hacerla y leerla de un modo radicalmente diferente.
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•.••
!'
,
Estas operaciones se ven claramente en la práctic~ realizada por los
inte rantes de la revista Contorn..o.! que aparece aqut como mome.nto
I~ ~n
En cuanto a la Argentina, además del eco de todos estos aconteci- ••
inauggural de la irrupción de critica,
d e ana·1·ISiS · J•.. tradición literaria argenuna, .
cuant? a t?mar com? ob¡eto
fºla h1stona de• esa
con sus mo\"imicntos, figuras principales, 1guras ~arg1na e~, etcetera
l literatura
'
mientos vinculados con una idea global de crítica, hay que considerar
los cambios producidos a panir del gobierno peronista en tan.10 esta-
bleció significativas conquistas no sólo para la clase obrera sino tam- ••
y someterlas a un análisis que entre sus nuevos parametros tiene es~e
cialmente en cuenta la historia. Por otra p~rte, los PU?IOS de partida
desde ·tas ·cu_alcs sC revisa_ la lhcratura. antcnor _se rc.lac1o~~n estrccha-
bién para los sectores inedias que, aunque fueron mayoritariamente
opositores, recibieron los beneficios Cle una coyuntura económica
relativamente propicia y se vieron favorecidos por la extensión de ••
lneritc con l.1s incotporacioncs, tamb~én peculi~rcs y cr1ucas, de ten-
dencias filos:Sficas e ideológicas que a su vez rev1s~ban y_r~~ormulaban
objetos de conocimiento y métodos en una notoria pos1~1?n d_c deba-
derechos civiles y sociales tales como la legislación laboral o el esta-
blecimiento del voto femenino. Podría decirse que fue un período de
intensa asimilación de experiencias, que siguieron incidiendo después ••
te, controversia
e orno estaban
. y af"irmac"iones que excedían
en una realidad
., conmoc1onada
. el marco tcor1co,
en su
. insertas
con¡unto y en
de la caída del gobierno en 1955 produciendo fenómenos de diversa
índole: políticos, sociales y culturales que contribuyeron a conformar
un "clima de época" caracterizado por la consolidación de una imagen ••
••
,·cJoz proceso de transformacion •. ., " . f "d
. · que comporta la de l. socied•d en la que el cambio se concebía como necesario, y más,
El d rnam1smo . , palabra
. , . irrupc1on 1 1esta re den •o
entonces a un período de acclcr:ic1on h1stor1ca en e cua s~ P!? uccn como paso hacia algo mejor. Por lo tanto, el período que nos ocupa
·1nnovac1oncs
· en todos los órdenes ' desde fas . formas
· · de sociab1lidad,
f • la· fue una época más afirmativa que deceptiva, enfática y polémica,
"d
v1aco1
ció~
t·d·ana
1 , la moral , las costuiñbrcs,• 1nst1tuc1ones,
éas rácticas políticas, im:igcncs y medios . e c~prcs1on y c?mun1;~
phasta el sentido de la vid• y las
d
relac1?ne~ ~e
., ormas art1st1-
poder; irrupc1on
· cuyos protagonistas se atrevieron a poner en tela de juicio todos los
valores y normas transmitidas y vistas, en el opacamiento ideológico,
como inmutables. De ahí entonces el ¡;esto de rechazo, de oposición, ••
co n nota entonces el
sioncs cucstionadoras, críucas. .
impulso
• )" contundencia
.
Son varias y diversas las series causales 1ntcrv1n1cntes en 1a pro-
t1p1cos
. ..
de estas expre- de proclama y manifiesto que puede asim·ilarse al de las vanguardias
históricas, pero que se quiere -aunque sólo sea por la tradición que
éstas ya habían constituido- más radical, como si se tratara de resol- ••
ducción de este cambio y exceden, en el tema que nos ~c~pa, a lo que
atane- a una van.. · ·c"1o'n de escuelas' literarias o modas arusucas.
de un eríodo de fuenes conmoc_iones que e~ el plano e pensam1en-
d J · Se trata ·
ver aquellos problemas -en el ane, en la política- que habían que-
dado en suspenso. ·
Desde su constitución la literatura argentina ha tenido --como
¡,
i.Y
••
to sespui se "tan a ºpartir de la refl. exión . promovida
. e· .
mundial con el claro emergente de la filoso 1a ex1s1enc!a 1sta.' en_ parti-
cular en la vertiente sanrcana; a lo que ~e s~?1ª la creciente 1mpo~an
.
por la segunda
1· guerra. . todas las demás- figuras controvertidas y ha exhibido gestos críticos
de diversa intensidad y alcances. Pero, en forma totalizadora y abar-
c:ativa, con herramientas críticas afinadas y con una literatura que ha ••
cia de los países que tendrán la denommacion de Tcrcer_~und.o ~1ga
da a Jos procesos de descolonización y a las guerras. antumpenahs~as
· como la d e Arg eJ"1a y Ja de Vietnam con consecuencias . . sobre los· mis-
alcanzado un grado de desarrollo que permite la necesaria objetiva-
ción para no sólo revisarla, .sino ·también reorganizarla eri sus ordena-
mientos y estéticas, este momento revela su particularidad. La litera- ••
mos paises' colonizadores en los que
. . . .,surgen movimientos
de índole diversa: pacifismo, re1v1nd1cac:!º" ~ac1a , s~ctor1~ , etce~er~.
A Su re ercusión se suman, en el continente americano, los m<;>v!-
· 1 · opositores
~~ d~sarro!lo.
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tura se redefine en tanto se la cuestiona en su carácter de "bellas
letras", patrimonio de espíritus sensibles o contemplativos; sin embar-
. go, la crítica va más allá del mero rechazo, también se objeta la idea de ••
miento/de reivindicación nacional en propues!as
nomo y en
.
b 1en
una Po stura de rechazo a la dommac1on
J formas más radicalizadas que asocian 1 eracion nac1ona a
· Jºb
1mperia
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1
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auto-
ista,
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o
la literatura como pura comunicación -explícita, sin ambigüedades,
directa, didáctica- de postulados sociales y políticos; se trata enton-
ces de revisar la relación arte y política y de ligar la literatura a la his- ••
••
en as . · ' · · J
.b ., or"ial propiciando el cambio
Jieracions. .. de I sistema, economico · socia . toria de un modo nuevo. El abandono de toda idea de atemporalidad
De modo tal que las izquierdas trad1ciona es se veran a un tiempo pro- es visible en la inmersión plena en la historia, lo que lleva al rechazo y
fundamente cuestionadas y trastocadas sobre todo. ~uand~, ~n el la condena de "neutralidad" respecto de los sucesos, o de distancia-
camp O s Oc
ialista se r,roduzca el conflicto entre la Umon Sovieuca y
,.
China y se fracture a monolmca um a socia1ista.
"d d . .
miento del presente; al revés, el presente es el tema y es el punto de
partida de toda reflexión, de toda acción, y correlativamente, la críti-
ca del pasado pone en entredicho el modo en que ese pasado ha sido ••
8
9
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•• orga~i~~do y estatuido, lo que da lugar por lo tanto a una operación dosas y una recolocación de obras y autores en el sistema literario, da
•••
Y co~o co~s.rantc, la atención a la realidad está presente en cada inter- la sociedad en un momento en que se vive la inminencia de profundas
vcnc1on cr1uca, en cada formulación. Cómo hacerse cargo de ella, modificaciones. Un tiempo de urgencias en el que la elección adquiría
cóm? c~mprende~la, hablarla o escribirla son preguntas que ponen en toda la fuerza de un imperativo y el compromiso resultaba menos una
mov1m1ento los discursos y que encuentran, en la literatura misma, un postura filosófica que una concreta toma de posición que involucraba
ec~ _de las !"~guntas de Sartre: ¿qué escribir? ¿para qué escribir? ¿para
••
por completo a quien lo asumía .
quien escribir? La irrupción de la _crítica trata entonces de mostrar de qué varia-
~o.r otra parre, la. gu~rra fría entre los Estados Unidos y la Unión das formas se produce una transformación eri la que la literatura tiene
•• Sov1cuca con las der1vac1ones más calientes en otros sectores dCI pla- un lugar fundamental. No sólo por los cambios que se registran en ella
neta: lleva a exten~er la p_reocup~ció? política a un ámbito que ya no y por lo que queda incorporado como tradición, sino también porque,.
es sol? el de lo nacional aislado smo mtegradpen marcos mayores. El en esa tendencia hacia el mundo, hacia el exterior, hace posible el esta-
••
espacio entonces excede el país y se extiende al coittinente en el cual blecimiento de relaciones múltiples. De este modo se verifican las que
e~ triunfo de la Revolución Cubana en 1959, además de r~activar las se producen entre distintas disciplinas que convergen en el análisis y
d1scusiohes que en el ámbito de la izquierda se desarrollaban desde la la lectura de los textos y se visualiza una crítica literaria completa-
mente diferente de la que se había practicado hasta entonces, cruce de
••
revolución soviética, lleva a la formulac_ión de proyectos político-cul-
t~rales sobre bases diferentes, teniendo en cuenta no sólo la teoría clá- temas y discursos, donde la sociología y el psicoanálisis pueden ser
sica y las c_xpericncias ya realizadas sino también oposiciones fuertes desplegados ~n tanto modos de acceso a una obra, como el texto con-
como las de.Países c~~tr;1les )" doi_ninados o liberación y dependencia.
•••
vertirse cn·un material significa"ntC capaz de suscitar diversas direccio-
La palabra revoluc10? se convierte en una especie de símbolo, un nes de lectura, sentidos virtu;tlmcnte infinitos.
condensado de creencias, teorías e imágenes que impregn<t todos los Es obvio entonces que al hablar de críiica no nos referimos alaco-
debates, entre ellos, los muchos que se producen acerca de la relación tado ámbito de la crítica literaria, con10 podría supOnerse en una pri-
entre literatura y revolución, en los cuales tanto las posturas estéticas mera mirada, sino que damos a la palabra el amplio alcance que osten-
•• 10 ti
•
entre la !1teratu.ra yD modo que dichas acepciones, pensadas co~o
. otros saberes 0 prácticas- manifiestan cada una ••
••
literatura, da como resultodo no sólo una visión diferente de éstos, del
de esas mst~nc1~s~na'serie temporal, señalan modalidade~ de_la prac: conjunto del campo literario o de las poéticas, sino también la con-
u_na se~~enc1a e do ensan1icnto y acción, proyecto y f1nahdad, as1 formación de otro discurso crítico que, aunque en distintas vertientes
uca cnt1ca ednlaza.n. p ólo refiere lo que podría decirse el rasgo do-
••
-con predominio sociológico, psicoanª-lítico, textual, etcétera-, su-
el concepto e c~iuca no s "d •do sino que también pauta una suce- pone un corte respecto de la tradicional críiica filológica o estilística y
. d 1 periodo cons1 er.. ' . d h' .
mm.ante e r1d d bre la que se sostiene to a 1stona y tiene como uno de sus rasgos principales una notable autonomización .
sión, destaca la te!"Pº~ª j
d soen el tiempo presentando este acerca- de· ese discurso -.:.como ·una crítica sin:atributos~ ya rio cónccbido
muestra dicha acutud msta .ª a
. 1 1· tura argenuna como I·.. narración
miento a a itera
dc una historia. Diversos, porque se
•
•
de diversos episodios
. d .
·1ntcnta mostrar la vana a r1que-
en algunos casos se re-
como glosa o comentario de la obra, de lo que 'se desprende también
una diferente concepción del crítico, de su función y su práctica. ••
••
. lturales que surgen y com 0 Los.capítulos del apanodo "Experiencias" se ccntron en la figura
za de expresiones cu 1• . t y episodios en tanto no se tra- de un autor; en este sentido, son menos panorámicos que monográfi-
lac1onan ~as o m
. • cnos po cn11camcn e, ' . d · d
. de hechos literarios del perio o, smo e cos. En el caso de Jorge Luis Borgcs, cuya presencia en la literatura
t> de cromcar una sul motona ún el eje propuesto. De modo que lo argentina del siglo XX es una insoslayable constante, se trat~ de ver; a
l.,rcscntar asuntos re cvantcs, seg¡·
que aparece es una suc • 1
..
rtc de con 1gurac1on.
h n a rupado según una nota co-
En este sentido los cap1tlu os se a :;cula~iones las cuales se ha-
través de fas lecturas que se hicieron de su obra, el diseño de una figu-
ra de escritor-que podía COntroponcrse a Otras- y también la recep- ••
••
1 • plica sos ayar otras v1 • ' • 1 ción de una escritura cuya complejidad desafía tanto las que se halla-
n1ún, o que noentmlas rc1n1s1oncs
. . -quc se cfcctú:in de unos I cap1tu os a ban en inicio o desarrollo entone.es (una especie de angustio de las
1
( an presentes . I • d'ccs uc complct.1n e texto. influencias}, como a los ·aparatos 'críticos utilizados ·para el análisis.
otros y por la referencia a os m ~ . ~I título de "Interferencias", se
••
Pero además, y no menos importante, se 'trata de encarar la proble-
Al agrupar olguno~ ~~sayoJ., i:¡,º ortancia que adquieren ~lgunos mática relación entre d Borgcs "público" y el Borgcs autor de ficcio-
quiere n1ostrar la apan~Jº" a~o 'c!cstrcch3 rclacil)n con I~ lneratu- nes, con todo el peso q'ue tiene esta palabra en su obra.
s,1bcrcs en el lapso cons1 cr ) ., or,•anización en un s1stc111a de
ráctica conccpc1on y ~
••
. • .. • f d' Héctor Murena, Rodolfo Walsh y David Vilias se presentan como
raen cuanto a su P • " •
E
.1. · -d ·sde la trad1c1on reu oana
llos el ps1coana 1s1s e . . ¡ emergencias Cn una tr:ima donde se entrecruzan l~s relaciones entre
lecturas. ntre e ' . n lugar prinlord1al v suscn:i or- litcrotura, 'hisioriá y política, es decir, se trata de ver en sus singulares
lusta la vertiente (acaman~- ocu~a u de la literatura que de algún concepciones y rcaJi~aciones CO que aparecen nótas domin3Ílte~· C011;10
••
· d · reflcx1oncs acerca . •
mas e· escritura
J t Ycomo Ia contrapart'd• 1 " de lo que la propia 11tcratu-
. la atipicidad,,el testin¡onio o·la escenificación, el trazado de una críti-
mo o se mues ran . do ol psicoanálisis desde su misma ca que involucra el marco mayor de las cuestiones relevantes en la
ra ha aportado y s1~u~ ~port~ ·1 es su importancia én la literatura época y asimismo, y en tanto fuertes referencias, ·Jas derivaciones posi-
constitución como d1sc1p mla" ua ra v qué resulta de ese proceso
. d • modo se o mcorpo . . 1 .. bles a partir de cada uno de ellos. . .
••
argcntma,
es el tema dele que.
cap11u Io dond ~ aparcce como clave de esa mterre ac1on
la marca del deseo enlla es<~f'tld'aios sistemas de signos por Ferdinand
Hay dos grupos que aparecen fuertemente definidos por el géne-
ro, nos referimos a •poética .. y ªNarrativa"; en ambos casos, se enfo-
can -.:ombinando la atención particular a algunos autores con pro- ••
Postulada como
de Saussure Y c
e cstu "?d cd
on un sosten1 o esar
I
:d:
rollo a lo largo de este siglo, la
. .
d · elatos que por sus propios mtere-
scmiolo~ía es otro dde. ose~;:¡¡ a la literatura. La escena p~lém}~a
blemas específicos de los géneros y relaciones _interdiscursivas-, las
formas de crítíca res¡iécto de la tradición, las propuestas, modificacio-
.nes, cambios, etcétero, que tienen lugar en el lenguaje poético, en sen- ••
ses y obietos de estu ioE, 1·
o
entre sc~r
Massota y iseo ero
cas- remite• tanto
l
a una m 1
l ·ca comoa osena
Vg ·n --<orno dos figuras parad1gmau-
. 1 1 •
odalidad de discurso princ1pa en e pen~
1 ces entre distintas áreas de conoc1-
T
. tido estricto, y en la narración. La denominación de ªgeneración del
sesenta• y la pertinencia de la misma se entroncan con la aparición de
textos en los que se advierte el gesto de ruptura en los niveles compo- ••
do - a po em1 - . 1 I' . En cuanto al campo espec1 ico
miento e intereses socia es y P.~ itdos. evas propuestas a su vez fruto
de la crítica literaria, la relcepc1on de nu mpos discursivos señalados, .
. . s entre os gran es ca . b' 1
sitivos, desde el léxico utilizado hasta las temáticas, y en cuanto a la
función que adjudican al relato o a la poesía y, por ende, al poeta o al
narrador según la prevalente preocupación por la ligazón entre litera-.
••
de
comomtersecc1one
la de textos que tam b'. ien acusa b an el impacto de cam 1os en a
12
tura y sociedad o literatura y política que señalamos como rasgo des-
.tacado del periodo. La formulación de nuevas poéticas -en sentido
••
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~"~· ~·"'-'"--~· ~:.C.."L•. '-"··-·~~'-"--'-......__,
•• amplio del término- ha llevado a analizar en sus variantes lo que en tos, estéticas, sino también nuevos modos de concebir la escena mu-
•·---· en_tre eme y l1t~ratura, que st bien había comenzado ya desde el surgi-
miento del primero, presenta en estos años, y más allá del ámbito
nacio?al, ?~andes innov~cion~s. que im~lican la puesta en cuestión y la
!
l
nismo histórico y la experiencia del peronismo, ·proponía una concep-
ción nacionalista revolucionaria. De modo que el resurgimiento de
polémicas dadas en ambos campos se rcactualizan· y se refieren, entre
i- -
'
ta por su estatuto y sus alcances, pero también, y más importante, que
examina, sopesa y formula hipótesis estableciendo rupturas respecto
de un ordenamiento dado, cuestionándolo en sus supuestos, en defi-
·-•. resto de ~·~cursos. La relación de inmediatez con el público presente la crítica la señ:il:i y por su misma dinámica la analiza y elabora, fren-
en la trad1c1ón_ t~atral argentina y_la función crítica y comunicativa del te a ella, una respuesta, cuyo alcance tiene menos de verdad restable-
teatro, se man1f1~st~? en es~e pe_nodo a la luz de cambios que no sólo 1 cida o de absoluta certeza que grados variables de probabilidad. De
e suponen una var1ac1on de s1tuac1ones reprcsen_t~das, personajes, ámbi- 1 ahí que la experimentación esté asociada m~chas veces al gesto crítico.
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! LAS MARCAS DEL DESEO
Y EL MODELO PSICOANALíTICO'--
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por Noé ]itrik
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¿Por qué la literatura, o más bien los escritores en general y, para la
historia que nos i~porta, ciertos escritores argentinos, habrían encon- ·
•• 1
trado hacia 1960 no el psicoanálisis, que ya había sido hallado desde
hacía _varias décadas, sino un modo de pensarse en el psicoanálisis?
¿En qué psicoanálisis en ese momento?
•• "
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!
1 La primera pregunta tiene un marco: en todo momento y circuns-
tancia los escritores buscaron en el exterior de ellos rriismos algún sis-
tema de 'ideas que les permitiera pensarse y, en la mayor parte de los
•• ..:
1
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casos, justificar su extraña decisión de escribir y justificarse ante los
demás por hacerlo. Hasta entonces, en la Argentina, las explicaciones
habían sido buscad:ls notoriamente en sistemas· de creencias, religiosas .
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1
•
primero, políticas después o, en el mejor de los c•sos filosóficas, co-
mo, por ejemplo el marxismo -que restablecía el circuito o la relación
o el •cuerdo de esi ·actividad llamada "escribir" con las estructuras
•• !
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1
sociales- o el existenci>lismo que h>bfa tenido >lgun• primera, pre-
matura y resonante aparición con El túnel, de Ernesto Sab>to (1948), a
J. sombr. de Albert Camus, y que en ese mismo momento, déc>da del
•• "
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sesenta, conocía su ·máxima expansión amparado en la teoría del ""com-
promiso", formulada por Je•n-Paul Sartre; si bien esas salidas permi-
tían ""ubicarse" y objetiv-arsc, situarse no sólo en la sociedad sino en el
••• '!
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1
espacio intelectual mismo, no alcanzaban para comprender, al mismo
tiempo, el hecho literario, podían, inclusive, referirse a la ficción, que ·
es uno de sus rasgos, de m:inera negativa, como mero soporte en la re-
•• : .· ~ l
f
1
presentación de una realidad mucho más predominante.
· La literatura, de todos modos, queriéndólo o no, móstraba los al-
cances· de un sufrimiento, inherente al hecho mismo"de "es~ribir"; se lo
•e 1
!
~ Agradezco a Sih·io Mattoni sus valiosos apones en relación con la obra de
Osear Masona y la revista Litetal. Varias frases que empleó están en este trabajo.
••
• ·- L·
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19
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todos los demás cstahan sometidos? En este punto aparece la dimen-
sión psico•nalítica, pero también en la índole misma del hecho litera-
rio, hecho de una fuga significativa básica, la literatura es lo interpreta-
otra pan
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• •
01e\ s y, autor por
e tan atracu\o para la critica psicoanalítica· so' lo 1 ..
asume un ps1coana · · entre f rcud1ano
. y lacan1'ano·d 1 a cnt1ca
• ,_pue .e entrar en os reco\'ccos de Los siete locos y Los lanzallam
- que
e os anos setcn- ••
ble por excelencia, no es un objetó a examinar sino que, por lo que es,
·encarna un símil con el discurso anómalo que fue siempre el punto de
partida para la gestión psicoanalítica. Tal dim~nsión atraviesa, como
d'ªj alla_ deId rcmani~as filiaciones dostoievskianas e incluso de
n:~ ~r·~~en~sra;!i~~ºb ;vr,r~ ).Jro tntc~, un p~icoaná_lisis clásico, co~
1
1:'
••
••
d d . . a avs y, intento mane1ar ese material
una lanza critica, lo que marxismo y compromiso no logran alcanzar, es c. una pcrspccuva interpretativa.' Sin duda h . . . 1
establece una relación de "presencia• entre dos órdenes que hace tan mcnc1onarcmo 1 d J • n· • ª) mas eicmp os:
s un re ato e ose ianco, Sombras suele 'iJestir (1941)
fascinante para la literatura el psicoanálisis, tari fascinante para el psi- ;:e:' en u:;a est~ccura general de. ~ucnto de fantasmas, establece op~
coanálisis la literatura. Pcro,-para ese acercamiento, no se trata de todo
psicoanálisis ni del psicoanálisis en sí mismo.· Es en ese sentido que la
intervención de Osear Masotta (1930-1985) tiene un carácter operati-
inc'onc~ e esdcnltulra en las que ninguna otra entidad que no sea la del
c:>nsciente e a etra puede hallar nada sólido.' . ••
vo esencial, es quien, al introducir el pensamiento lacaniano en .el me-
. dio culiural y literario argentino -que podía prestarle atención por su
labor crítica precedente, a partir de su intervención en Contorno (1953-
'La Asoc' .• p.
. . • 1ac1on s1coanalítica Argentina se había creado u
1942 rec1b10 la aprobación de la l.P.A (lnt
C arcamo y Arnaldo R k L R . d
. 1 P . h n ~~co antes. p~ro en
fucron sus fundadores, entre otros," Angel e~:a:~aEñJqcue~:~~~ AR~s.?...:1.;.pCon)I ;·
••
••
n 1ere, e es
1955)- genera una reacción en cadena cuyas consecuencias en la lite- ella intervinieron los m~~~~:n:d· a Mev~staLa e psicoanálisis fue fundada en J943 y en
J os, ane nger y otros.
ratura trataremos de considerar aquí como uno de los campos en los y que ya ha comenzado a haccrSe· véase Sandra G · ·R .-
que se da la "irrupción crítica" propia del momento y de la situación. (U'!a leDct.11ra ~ej11an Filloy), Buenos Ai~es, Facultad de;¡;~~{¡~,. ~s;:~ºc' die laH_L~y
Pero antes, debemos decir que la atmósfera cultural estaba prepa-
rada en la Argentina del sesenta para ver en el psicoanálisis un lugar al
que aferrarse para poder "interpretar", y no sólo en lo que concernía
t es1s y 1scusioncs/J, 1994.
'DavidMald k l
cuela, 1968.
·· ¡
• --.... o. 1po·
·
a'ones de las a"en~;: I;m:~::::'/a:Oª :arra~i;'adde¡Rol~t:Tto Arlt (Alg:1n.i.s conrribu-
mrrensron e ª zterat11ra), Bu(nos .~ires. Es·
••
a las neurosis o las patologías. Considerado clásicamente como "teo-
20
t NoéJitrik, "'La falta y la aduana en las 'So b
Buenos Aires, Eudcba, 1997.
•• El . .
m ras 'en e¡emplo de b /.i.m11ia,
••
•.-,
21
••
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••
relación con la literatura y dio alimento a una crítica que intentaba
varios trabajos psiconanalíticos sobre literatura, lo mismo que Armin-
renovarse y, que, acaso, n~ conta~a co? los elemen~os adec~ad<;>s. 'º
da Aberastury; Pichoa Riviere estuvo en sus comienzos ligado al su- Nicolás Rosa, años después, es quien, libre de toda idea de. aph~a
rreali_smo, fue temprano interlocutor de Lacan y autor, como éste, de ción", hace entrar en su dispositivo crítico, en una suer~e de 1nterd1s-
••
fuerte la impronta posestructuralista de la revista Te/ Que!·"
fue el Freud del estudio sobre la Gradiva, de Jensen, todavía muy ata- ~
¡ Se debe quizás a Osear Masotta -deud~ m~y re~onoc1da por ?tra
do a la representación de un conflicto susceptible de ser entendido por ¡ parte-, como.lo ~nticipamos, la profunda !~c1denc1a ~el pe_n~~m1en
la teoría, y·no el Freud de El tema de los tres cofres, ·en el cual hay ya 'i
••
to de Lacan en la literatura argentma;" tamb1en en el ps1coanahs1s_ pro-
una clara percepción de lo que puede ser el universo de la escritura, ~ piamente dicho aunque en este campo el· ingreso de Lacan al medio ar-
más allá de la representación.' León Ostrov, a su vez, desarrolló temas j g.entino sigue otras yías, más previsibles en cierto modo! ~ntre las cu~
de psicoanálisis vinculados a la lit_eratura en numerosos y sistemáticos i les no podría dejar de mencionarse la primera traduce!ºº• de Tomas
•• ·I
artículos publicadQs en el diario La Nación; de Buenos Aires.'
Pero, en la década del sesenta, con el ingreso de Lacan al universo
psicoanalítico, dominado hasta entonces por una institucionalidad
;
1
Segovia, de los llamados en francés Écrits, de 1966, publicados en 1971
por Siglo XXI Editores! de México! c':'n el tí~lo de Lectura. estruct.u- ·
ralista de Freud ademas del conoc1m1ento directo de los ps1coanahs-
•
.•••
que to'?aba como modelos a Melanie Klein, cuando no a Winnicott y 1
·tas argentinos d'e la obra de l.;;ican. No podría decirse que la gestión
au~ a c~c~to conductis~o, se produce un giro decisivo que afecta tanto f de Masotta cubre todos los aspectos y los proyectos literarios i¡uc se
a cierta literatura como a algunos aspectos de la crítica.' En cuanto a dan en ese momento pero, en todo caso, puede afirmarse que adqui-
,. ésta, .Y e? la' persp~ctiva anterior, prclacaniana, se registran algunos rió un perfil muy fuerte y definido en la tra".esía q.ue llevó ~ cabo, en
"'' .tra~aJOS 1nterpretattvos, ~o de textos sino de escritores -siguiendo 1 la obra de escritores como Germán L. Garcia, Luis Gusman, Aníbal
qu1zas las huellas de Mane Bonaparte y su estudio sobre Edgar Allan
.'lj
••
Ford, Osvaldo Lamborghini, y ·quizás, má.s diferidamentc_, en la de
Poe; el estudio de Roberto Carlos Poliio ("Aproximación psicoanalí- César Aira, Néstor Perlonghcr, Arturo C~rrcr~, a}go posteriores, y d..c
tica a.Horacio Quiroga'', Buenos Aires, APA, 1967) sobre el suicidio 1 otros que, cuando aparecieron sus obras, 1mpr1m1cron una marc.a cn-
en la vida de Quiroga es un ejemplo .de aplicación del kleinismo a un í
¡
••
tica muy fuerte en un sistema que navegaba en la plena .eufor!a del
escritor, considerado como un paciente; el trabajo de Josefina Ludmcr "boom" latinoamericano, la novela histórica y la denuncia s~c1al. A
(Cien años de soledad, una interpretación, 1972) sobre la novela de ! esas'obrás hay que añadir lo que implicó la irru?ción de las r~~istas
Gabriel .Garc_ía Márquez, no se ocupa del autor y sus conflictos, como l
••
Literal y Sitio --en la cual Ramón Alcalde, ex miembro, tamb1en, de
. ~'
el antenor, sino que se atiene a los tópicos del incesto y la historia
familiar para indagar en la estructura del relato.' l
~
Contorno, que inicia un poco después su traducci!>n de.Freu~•• es un
nombre insoslayable en toda historia de la nueva conf1gurac1~n del
psicoanálisis en la Argentina- que_ trataban ~edescentrar un.discur-
•• · 'En'rique Pichon RiviCrc, ªLo siniestro en la vida r la obra del Conde de Lautréa-
mont", .R~ist~ de Psicoanálisis Nº 4, Buenos Aires, 1947; Arminda Abcfastury de Pi-
chon R1v1ere, Balzac, un carácter oral .., ídem .
so dominante, en el cual, por su origen manusta o es!~cturahsta, va-
rios de dichos escritores, por otra parte, habían participado. La obra
•e
do, Buenos Aires, Puntosur. 1991 y especialmente •La lengua del ausente•, en LA len-
Je ttoria, México, Premiá, 1987. '
' Josefina Ludmer, Cien años de soledad. Una interpretación, Buenos Ail"es,
1 gud del a11sente, Buenos A.ires, Bi?los, 1997. Sobr~ los libro1 véase ..en este volumen
Tiempo Contemporáneo, t 972. ' Horacio Tarcus, "'El cuerpo marxista en la Argenttn.a de l~s se.senta: . . ...
u Véase en este volumen Osear. Steimhel"g, "'La trrupc16n 1nterd1sc1plinana .
•• 22
1
l
"23
• -·-
·-·-·· .-·· -·· . . ¡
de Masotta abrió una nueva avenida y cualquier consideración sobre raión".•s Hay quizás en esas.palabras un eco de la "antipsiqui3.tría" de
j
;
:i···
••
psicoanálisis y literatura en la época de la irrupción crítica debe co·
incnzat por su obra que dibuja, al mismo tiempo, una cartografía mu\·
precisa sobre lo que cambió en la cultura argentina y en qué sentido
David Cooper y .Ronald Laing, que ya habían hecho su presentación
en e~ escenario argentino.
Como se ve, Masotta relaciona anomalía, cuya coherencia rescata,
4
;
i·
••
lo hizo. En todo caso, y ante todo, hay que decir que a partir de en·
tonces se produce un ~no reto.roo" al lenguaje anterior, que aparece,
de este modo, limitado, casi .rudimentario en la percepción de lo que
con literatura que, a su modo, resuelve l!J imposible en la medida en
que pone en otro lugar, con un signo diferente, lo que no podría decir-
se a.sí ~ismo, lo que n~:> tiene p;ilabra:s, o sea· la expcrienCia pura. Y,
••
ocurre en un texto y.se puede ver en él. .. - _ · · .. - ·
EntónCes, ipor..qué .precisamente Óscaí !\1asotta, cJ·hastá cntoriccs
crítico literario, in~rodujo a Laca_n en la Argcntina?u ·
dando un. paso más ·adelante, el. aparato o sistema que puede com-
prender tales relaciones es el ·psicoanálisis que puede; a su vez, nave-
gar en dirección ·al origen.
••
Se diría que porque empezó a ver lo "singular" y a admitir su peso
al cabo de una evolución de un pensamiento que antes, en el mamen·
to de suS inicios en Contorno, apenas descubierto el existcnciallsn10
Se advierte, entonces, que Masotta habla de otra cosa respecto de
lo que hablaba antes y que ese hablar convoca a escritores que, tal vez
preparado~ para eso, cortan Ciertas .amarras con -u_n modo de hacer
••
sartrcano, no habfa visto." Debió admitir que la antigua idea de dcsti·
no no podía ser total1~1cntc descartada, por más que la de la "libertad
·sartreana" en la que había crc_ído con toda firmeza, así lo hiciera, y que
literatura y con1ienz.ln a internarse en zonas que la palabra literatura,
al n1enos en su sentido y alcance corfiente ·e instiru.cionalizado, no
comprende; tonian distancia respecto· de sus propias hablas y entran
••
del mis1110 ·modo-había que enfrentarse con las coacciones que hasta
entonces· parecían s~r reprcs~n~aci~nes _de los otros en la conciencia
propia. Si Masona había denunciado, al referirse a Roberto Arlt, a la
en el dominio-de fa escritura. En esos desplazamientos algunos que
quieren escribir descubren hacia mediados de los sesenta en el psico-
análisis lacaniaito un ~iscurso que valida la cscritui-a y, aun más, qi.Jc
••
clase inedia, tari fustigada por otra parte por el propio escritor, de
pronto aparecía q~c no todos sus integra~tes lo hacían, 3caso por
complejos mecanismos de denuncia, entre los cuales la cobardía o la
permite comprender el alcance y el sentido di: la letra. · '''. ·
Dejarse atravesar por el psicoanálisis lacaniano ya no es la vía fácil
del antiguo psicoanálisis que fai:ilitaba la tematización literaria de los
••
angustia, acaso porqUc ese conjunto denominado "'clas·c media" no
existía más que en la denuncia, no en la realidad que la categoría pre·
tendía comprender. Se presenta, puc.s, un problema de "origen", zona
núcleos de sentido qúc le eran propios." Se trata, ahora, de una ·vibra-
ción sccrc.ta, que vincula u1i conjunto.de textos, y que si bien puede
disfrazarse de relato corriente y conocido o de poema lírico, eso no es
••
vaga en la cúal se refugia eso que la denuncia intenta denunciar.
La rcspúcsta a este modo de la interrogación ya no podía pro·
más que la fachada .de algo que_ sólo puede ser com.prcndido en 'su irre-
ductibilidad por un an:ílisis que pone el acento,.justameritc, en la letra
. Y, de ahí, en el significant~ en su versión lacaniana.'~- ..
..~
••
••
venir, por lo tanto, tan sólo de una mera idea de clase que, invoca· .
da, resulta incoherente respecto de las anomalías o dislocamicntos Durante diez años, entre 1964 {cuando habla en público por pri-
que padecen-los mie!1'bros de esa clase; esa incoherencia del indivi- mera vez sobre Lacan) y 1974 {cuando funda la "Escuela Freudiana de
duo ent_~e "la ideología aprendida y· lo que se le exige convocan a
••
Buenos Aires") Masona re-suscitará -porque ya estaba suscitada-
una dimensión nueva que la imagen de la locura puede satisfacer. entre ciertos escr~tores _la_ inquietante cuestión de las relaciones entre
Aludiendo a una "capacidad lógica infinita" Masona declara: "siem- psicoanálisis y literatura y, a la inversa, las relaciones entre literatura y
- pre es_ posible resolver problemas imposibles: hay gente que lo ha- psicoanálisis. El primer aspecto concierne :il psicoanálisis y es )Jn sis-
ce. Son los enfermos mentales. En ese sentido la enfermedad mental
es lo contrario de lo que una literatura envejecida, burguesa, nos ha
querido hacer entender. Es exactamente lo opuesto a la incoherencia.
tema que inspiró a Freud así ,como
' .fo haría con muchos otros, en., una
' . . . .
••
••
"Osear f\fasotta, •Roberto Arlt, yo mismo•, en Conciencia 1 estn1ctura;Buenos
Es más bien la puesta en práctica de la máxima existencia de lógica y Aires, Corregidor, 1968. .
•~En ·~obeno Arlt, yo mismo• (Conciencia y estrnctu1a, cit.) Masóna declara:
•to que ocurría era que mi fe en la literatura se iba deteriorando. Quiero decir. lo que
.u V,éasc en estc mismo volumen Osear Steimberg, •ta irrupción interdiscipli-
naria". · ·
"Osear Masotta, en Contorno Nº 2, sobre Roberto Arlt, Buenos Aires, 1953.
Véase en este volumen julio Schvartzman, ·oavid Viñas: la crítica como epopeya·.
se deterioraba era la aceptación de esa mala fe necesaria para creer en la palabra escri-
ta. o para escribir ficción.•
11
-~:.
·~-------·--··---,---,·--c·c~_"'C_'~"".';_"":"'"[7'7"~--'o'-c.••~='7·;,''~7'- "'':"-'•·'~':'''.:''."-"i"'":~~··
·.- ..· _. ·- -._·. . _., •. ~-:>•_ ,. ·.·.·' :· ·.:··--·~-~-·· .-.....__ ;-_:.'-::--. .. -:~~;-•.~- .. ;-~_:¡_,...;.~.... ,;•- .. :...,. ' .';';-:. :.: -.:·
•
•• cadena gigantesca de la que no se puede excluir al propio Lacan. Ma-
que vinculan al psicoanálisis -y algu~os de sus con_ceptos lundamen-
•• sona interpreta que esta relación es a tal punto complicadá que Freud
tratará a lo largo de su obra de disolverla." El segundo es el que con-
voca a un grupo de escritores que sin dejar de ser prácticos de la li-
tales- con el acto de la escritura y con lo qu7, teniendo en cu7nta _la
insistencia en esa materialidad, se va a deno~1nar texto, es.~ectr tCJ~
do de voces, trama de discursos. Igual énfasis en esta.r~l!c1on se evi-
••
teratura no quieren disimular la marca que en ellos ha dejado la lec-
ción psicoanalítica. Y que consiste, si en realidad existe, en la sobera- dencia en lo que se llamó después ªnovelas del .lenguaje , de lo _cual
nía otorgada a la palabra en detrimento de los elementos "fuertes" de puede muy bien ser un ejémplo la de Osear Wa1sman, En~~ecammos,
1972, por no hablar de textos. posterio~es ~?mo los de L1~1an~ :1eer
••
la literatura, el referente, la representación, la moral, la estructura, la
retórica, la recepción. Osvaldo Lamborghini (1940-1985) en su poema (Bloyd, 1984), Nicolás Peycere (La explzcaaon, 1986) o Els1e V1'anco
Die Verneignung (1977, publicado en Poemas, 1980) alude a enuncia- (Otro animal, 1991). · •
••
dos teóricos del psicoanálisis que no sólo está.n ausentes de los restan- Tal vez se trate de un mecanismo asociativo, a_nálogo al .!11.etodo
tes textos producidos al calor de esta relación, más bien interacción, freudiano, del cual César Aira hace un comentano a propos1to ~e
sino que no es necesario que estén .para. poder verificar que el enlace ¡ Lamborghini: "lncidentalmente,,recuerdo que Osvaldo ten.•a.~n me-.
existe y es estrecho. ¡ ·todo para escribir cuando~ ~or alguna ra~ón, 'no podía_escr1b1r: co~
••
tro relatos en los que la fragmentación y el cruce de discursos se
·imbrican con un yo narrantc-- fue prologado por Osear Massota, culación. m:ís all:í de una lógica de la estructura. · . ..
quien insiste en las operaciones de escritura del texto. Teniendo en Es probable que no haya ~ido s_ól'? Ma~'?tta el luga~ de I~ •.n~cx1~n
1 para la literatura entre un ps1coanal1s1s clas1co y el ps1c.o:nahs1~ la~a
••
cuenta las teorizaciones de Jacques Derrida (la escritura y la diferen-
1 niano. 1"al vez, un trabajo como el de Octave .Ma~non1, Je sa1s btc:n
cia; La voz y el silencio), Roland Barthes (Ensayos críticos) y Jacques 1
Lacan (Seminario sobre ªLa carta robada") destaca la dimensión es- ¡ mais quand 1nC1ne... ", haya tenido inciden:~ª s1 no en los textos,
donde el mecanismo freudiano de la denegac1on pued_c estar presente
••
., crituraría y en sµs afirmaciones encontramos conceptos fuertes y re-
currentes en esta orientaci9'n interpretativa: "Pero los cuatro relatos de ! más allá de un saber de la teoría, al menos en la crít~ca, tal como lo
Osear Steimberg no se centran sobre la afirmación de un yo fuerte, podemos observar en el texto de Noé Jitrik, ."La esc~1tura y la _muer-
••
sino más bien sobre un carácter no constituido, desdibujan la idea de
una personalidad improbable. He aquí entonces la idea no explicitada
pero fuertemente sugerida de una saludable degradación de la litera-
1¡ te", .. Estudio prelin1inar" a El coro'!el no tiene q11ten le escriba, de
Gabriel García Márquez, de 1975 y, son d.uda, otros: en la cata;ata laca-
niana que se precipitó sobre la Argentina a partir de la dccada .del
tura en escritura, ya que no son las ideas las que permanecen, sino la j sesenta.'' Lo que ahora podemos dest~car es la labor d.e la revista
.•
•• Jorge··jinkis, "'La estereotipia argumental: excusa par.J. una cstcroscopía", ~n aOsvaldo
Nota.s Je /.a Escuela Freudiana Je: la Argentina Nº 3, Buenos Aire$, Helguero, 1979, Ediciones del Serbal, 1988, pág. 10. • El
p2g. 139.
1
i. l• Octave Mannoni, Clcfs po11r l'imaginairc º"
1.'attlrc sttne, París, Seu1_.
1 1969..
' Osear Steimberg, Cuerpo sin armazón, Buenos Aires, Ediciones dos, 1970. "'Estudio Preliminar" apareció Cn Gabriel Garcfa _Márqu~ El coronel no l1e11c q1ucn
, ! le escriba y otro relato, Buenos Aires. Librería del Colegio, 1975.
•• •
- ___ ·-- .
.,.
~-_,.,.
••
Una de esas nociones, sin embargo, la del "'sueño", tiene una pro-
sapia propia en relación con la literatura. En Varia invención, Góngo- útil)n .H En otras palabras, la literatura no como serv1c10 sino como
ra enuncia: "El sueño, autor de representaciones, en su teatro sobre el deseo de algo más que un sueño, sin dejar de entender lo que es y lo
1 que brota del sueño. Propuesta de hacer que la literatura sea otra no
••
viento armado, sombras suele vestir de bulto bello"; esta frase es epí-
grafe en el relato de José Bianco, Sombras suele vestir y se puede decir sólo porque opere en esta dimensión sino porque ya no podrá ser
que ilumina su estructura y su significación: sueño, muerte, imagina- léída desde determinadasestructuras de-sentido; su "exceso" en el
•• ción, falta, letras perdidas, son categorías que permiten leer ese relato vuelco de la palabra vendrá a mostrar la "falta", que es la zona del
más allá de su apariencia de cuento de fantasmas. Se diría que es un goce, aquello de lo que había hablado Roland Barthes y que implicó
relato ªlacaniano" avant la lettre, escrito mucho antes del auge psico- una gran apcrtur.a para el pensamiento literario argentino.26 •
•
analítico clásico >J. con más raión, del pSicoanálisis que consideramos
ariete de una crític~ rad!cal en !~s años s~senta. Tenerlo presente pone
••••
•!
en escena la conocida v1nculacton entre literatura y sueño pero, como
lo sugiere la f~ase de Góngo_ra -cuyo objetivo poético es nítido-,
más allá de la "representación de los sueñosn, la pone en un terreno en
•:
.~
el que l:is disposiciones del sueño y de la literatura se generan a partir
de condensaciones y desplazamientos de lenguaje y no en el terreno
imaginario de una común fantasía, o sea de lo que es posible en el
sueño y de lo que es posible en la literatura como representaciones o
•••••
•<•
imágenes. ·
En esto consistiría la radical novedad que la revista Literal procla-
ma en tres lugares que se hilvanan dando lugar a una posible lectura
••
de su propuesta. El primero está en un ensayo de Masotta sobre la
relación entre la metáfora y la metonimia con el deseo; el segundo, en
un fragmento del propio Lacan ªsobre el barroco", concepto sobre el
. ••
•• ••••"
cual insistió y que le valió ser considerado, precisamente, un émulo de
Góngora y por eso, hacia 1973, en pleno populismo, condenable;" el
tercero es un relato cuyo título remite a un autor que no firma pues la
representación que va a proponer no le pertenece, "Soñado el 18 de
••... ,
enero de 1969n: está contado en un estilo onírico, con frases como res-
tos de una catástrofe lingüística, se ofrece a una lectura diferente, a la
manera en que el psicoanalista lec un síntoma. Se podría incluso d.ecir
que ªquien lec deter.mina a quien éscribc", según lo proclama Literal_
•< 1'Jacques L~can, le Sbninaire Je Jacques úrcan. livre XX, lncore, 1972-197),
Editions du Seuil. París. t975. Primera edición_ argentina: El Seminario 20. A1u1 1
ll
n
•insistencias plra leer aquí, juego de exclusiones", en literaf.415.
•No iodo es historia", op. cit., pág. 187.
i. Roland Banhcs, Le plaisír du texte, París, Au~ ~dicions du Séuil, Buerios Aires,
•····.
e,. Buenos Aires, Paidós1 1989. • 1 1973..
.,•"'
31
·--:: JO
..•
• ce., .. '-'="·--.......•. ·-
••
••
Bibliograjra
PANORAMA DE LA.CRÍTICA ••
por Sus~na Cella
••
••
Noé Jitrik, El ejemplo de la familia, Buenos Aires, Eudeba, 1997.
Noé Jitrik, Temas de teoría, México, Prcmiá. 1987. . .
En 1963 I• Universid.d del Litoral realizó, en el marco de un se,,;ina- ••
Jacqucs l..acan, Le Séminairc sur •1..a lcnre volée"', en ÉCTits, París, Éditions
·Ju Scuil, 1966. - ·
Üavi<l Mal<lavsky, las crisis en la narrativa de Roberto Arlt (Algunas contri-
. río dirigido por Adolfo Prieto, una encuesta titulada la i:rítica litera-
ria en la Argentina.•· Diez años más tarde, Jorge Lafforgue, en la revis-
ta Latinoamericana Nº 2 y 3 utilizó similior método para indagar las ••
buciones de la1 ciencias bumanas a la comprensión Je la 'literatura),
Buenos Aires, Escuela, 1968.
l)ctavc Mannoni 1 Clecfs pour l'imaginaire 011 /áutrc sci>ne, París, Scuil, 1969.
relaciones entre litcrátUra y crítica, como ]~·evidencia la segunda de
las preguntas: "¿Cómo se inserta en ese particular contexto la labor
crítica? ¿Cu:ílcs son los problcm>S que afronta? ¿Qué función cumple ••
t>scar M3Sotta, Conciencia y estruaura, Buenos Aires, Corregidor, 1968.
(J.scar M3Sotta, El modelo pulsional, Buenos Aires, Catálogos, -1986.
Lct)n Ostróv, ·Verdad y caricatura del psicoanálisis, Buenos Aires, Abaco,
y qué tare>S debe o deberfa cumplir?"' Dos cuestiones se presentan
aquí como indicadores de turbulencias en la actividad que se había de-
sarrollado hasta mediados del siglo XX con características disímiles de ••
s./f. .
Revista Literal, Buenos Aires, Nº 4-S, noviembre 1977. ·
Nicolás Rosa, El arre del olvido,-Buenos Aires, Puruosur, 1991.
Nicolás Rosa, la lengua del ausente, Buenos Aires, Biblos, 1997.
las que hacen que, entre otras cosas, estas encuestas ap;irczcan como
síntom• de cambios en la historia de la literatura argentina: qué vín-
culo hay entre la crítica y la literatura y cuál es la función de cada una ••
Nicolás Rosa, los fulgores del simulacro, Santa Fe, Universidad Nacional del
Litoral, 1987.
de ellas, si puede delimitarse alguna especificidad genérica o s.ubgené-
rica, lo que incluye también tratar la relación entre crítica Y..ensayo.
En este planteo la crítica li\eraria aparece en úna problemática que ••
tiene, por los menos, dos facetas aparentemente opuestas. Por un la-
do, se trata de un proceso de autonomización respecto de los otros
géneros literarios, comúnmente dicho, la "literatura", de la que la crí· ••
•••
.tica s·ería Simpleinente un apéndice, un derivado, y, en este sentido
estaría en el campo del comentario, o bien de las lecturas que atrave-
sando el texto, justamente soslayan su singularidad escriruraria.' Pero
por otro, se trata de una no autonomización, en el sentido de que la
1
Adolfo Prieto (dir.), La critica literari4 en la Argentina, Rosario, facultad de
Filosofía y Letras, 1963.
: ·Revista latinoam.eric.ana Año "t Nº 2, Buenos Aires, junio 1973. Rn·ista ••
latinoamericana Año 2 Nº 3, Buenos Aires, abril 1974.
J Cuando Nicolás Rosa historifica la crítica literaria a~tina, define como• cri-
sis del comentario" a la etapa que se inicia con la revista Contorno (y que en términos ••
;.__
,.
•• terariO-menos adhiere a una ·postura artepurista, en todo caso se tra- también, los propios cambios que se producen en un momento en que
ta de una autonomía relativa- y enfaciza en cambio la inlportancia las situaciones de cuestionamiento, ruptura y luchas son generalizad:is
del contexto en que surge la obra y se mueve su autor -una cuestión en el mundo y la emergencia de propuestas contestatarias se produce
fund;'?'en.tal e~ la tradición de la crítica sociológica-; de modo que
••
en todos los órdenes.
la, cr~tlca literaria aba?dona el lugar del estudio especializado yendo- Si bien se mantiene el interés por Europa, la atención crecience a la
ganuco ~ara leer hacia afuera e~ el ~oble _sentido de mostrar lo que literatura y el Cine norteamericanos será· importante cambién en este
período, en el que se va a verificar el gesto doble de aceptación/ recha-
••
de la sociedad, el hombre Y la historia la literatura dice o debe decir
y en el sentido de expandir la discusión sobre el tema a un secto; zo de las influencias culturales de otros países. En todo caso, la recep-
más vasto y _correlativo del público ampliado e interesado en los po- ción y elaboración del material es variada.' Julio Cortázar, en sus cr.1-
•• deres de la literatura.' De modo que la crítica (literaria) no va a inci- bajos críticos, se ocupa de la figura de Edgar Allan Poe, pero adem;\s
dir sólo como efecto de la obra, a posterion·, se<t en cuanto comenta- de lo que podría llamarse un aut<:?~ clásic<? nort~~mericano, incluye en
rios bibliográficos O· estudios, sino que también, coma crítica y revi- . su narrativa la cultura vinculada con el jazz ("El perseguidor", Rap•<'-
••
sión, como ruptura y nueva propuesta, está presente en el proyecto de la) prestando así atención a otras manifestaciones de esa cultura, don·
conformación de las obras ·r en el de sistematización de las lectura. de entran variables como la tradición de lqs negros, que también apa-
·': Como. si las preguntas sartreanas de Situaciones 11 mantuvieran una . recerá, tal vez en gran medida" como fenómeno de arrastre por el rc..-o-
•• .. constante vigencia más allá de la adhesión o ruptura con el autor de La nocimiento de García .Márquez o Juan Carlos Onetti, en la lectura
Náusea.) ~- . (menos que el estudio literario) de Williain Faulkner.
Además, en este período en el que las rupmras y las irrupciones No sólo se trata de un cambio intrínseco en la cñtica litcrari:t. a
:
: ~: críticas son varias, sin1ultáne_as o sucesi~as, se modifica no sólo la me- partii- de las corricritcs teóricas.que se incorporan o procesan, o bil.'n ·a
•• '.··'
todología sino también los objetos de estudio. Y en ese desplazamien-
to, "el presente es decisivo, porque la indagación del pasado no se lleva
partir de una acticud de revisión y cuestionamiento, sino quc·en con-
trapartida, y en el establecimiento de una relación dialéctica, revierte
sobre la crítica la propuesta de textos literarios que ya no pueden h'r-
••
a cabo por un impulso arqueologizante· o en un sentido evolutivo,
'. ~
·~·· sino en relación con procesos históricos ligados en form:l causal al se con las herramientas utilizadas hasta cntonc'cs. Se trataría cntoncc:s
·:.· prese!1~e: L~ ,insistencia .en. la histori:l sirve para desmitificar -y la de una petición de lectura, de una den1anda de i-ccepción que parte Je
la~ nuevas producciones artísticas. La relación entre critic:t y literatu-
••
desn11t1f1cac1on es un objetivo clave del gesto crfr_iCo--, sirve para de-
·.,- . velar lo que la ideología dominante muestra como naturalizado . ra tenía entonces que redefinirsc a la luz de esta.tensión.
..'.·,
· La ampliación de lecturas -teóricas, críticas, literarias- repite en
cierlo modo, el gesto de captar y proces:tr de modos diversos la ~ro 1
•• .·
ducción de algunos ~cn~ros culturales, privilegiadamente ];rancia. Pe-
ro lo que varía es el modo de lectura -en el marco de las teorías de La crítica literaria: una disciplina acotada
•• gc~cr.1fcs aluJc a los pro"-'l'Sl~5 d~ ruptura J"-: que se trara en este voluntl'n). Lo que se
qu!c~e J"-·stacar cs•.en I~ penoJ1zac1ón de Rosa, el señalamiento dl· un gesto crítico
1 A fin de especificar la ruptura, conviene ante·s volver sobre la c.·rí-
tica literaria que se vio trastornrida :d ampliarse y generalizarse las
actitudes cuestionndor:ls de las que fueron exponentes iniciales rc,,is-
•• '·· {~ns1s) y la :arJ.ctenzac1ón d~ una acti~uJ crítica (comentario). Véase Capítulo. Histo-
na Je la Lucratura Argcnt1n.1 Nº_ 113 y 114, •La crítica literaria contemporánea ..,
Buenos Aires, Centro Editor de América L:i.tina 1981 '
•En cuanto a b. teoría y crítica de orientaciÓn soci.ológica, han si<lo lecturas fun·
tas como Centro o Las ciento y una.7
•• damcntales la~ de algu"nos_ de sus no.tables exponentes como Geor~;- LukácS, Lucicn
Goldmann (d1scipul~ ~el anterior), Antonio Gramsci, Galvano Della Volpe, y obvia·
mente, los autores clas1cos: ~lar.e, Engcls y Lenin. La lectura de los integrantes de la·
1
·• ~n este sentido, .los distintos capítulos que conforman este volumen dan cu""·n·
ta dc·apropiacionts y" produccionés singulares. En la crítica litCraría en panicul.tr
dicha especificidad se advierte en los objetos tratados r en el énfasis puesto en la lite·
ratura nacional.
••
llamad.a Escuela de Frar¡.kfun (Waher Bcnjamin, Thcodor Adorno), fue en cambio
1
ponenor, por lo menos en el aspecto extensivo. Centro (1951·1960). Centro Je Estudiantes de Filosofía y Letras. Las Ciento)'
, Jean Paul Sanre, Situaciones JI, Buenos Aires, Editorial Losada, 1980. 1 1.tnd (Héctor A.1'.-turena, junio ~.e _1953, uñ 1lÚ1ncro). .
1
•• 34 35
• . -'----~-:. J
---"---~"·. -·····------- ,-··--·····-----··--·- ·:
Al esfuerzo de sistematización de la literatura nacional de Ricardo Ureña desempeñaron durante sus . , ••
Rojas en La literatura argeniina (1917-22), se sumaron la creación de
institucio~es que constituyerón algo as( como el ámbito·natural d~ ~na
actividad concebida·como estudio, clasificación o conservación de.las
(187?-1945), María Rosa Lida 9 1O~e;~•ones .. Eleuterio. Tiscornia
Bamstcsa (1902-199!) Em"I" C0 . ( 2), Ra1mundo L1da, Ángel
· -
• '10 ari 11 a 1915)
cos que dcsarroHan su obra en e t • bº
se am 110 y
1 d I
son a gunos e os críti-
cuyo o ¡eta d e estudio
b" .
••
"obras" literarias: el Instituto de Literatura Argentina (1922), el Insti-
tuto de Filología (1923), la Academia Argentina de Letras (1931). Co-
mo figuras importantes del período se _destacaron el dominicano Pe-
dro I-fenríquez Ureña (1894-1946), el español Amado Alonso (1896-
no se cinc a las fronteras na · I
cmna es auhqu
ªP<;>rtes como la edición anotada del 'j;f • e ca e estacar valiosos
b d
teno liscornia o las investigaciones sob ªí~m Fierro (1925) por Eleu-
7
.
••
••
tos populares por parte de August R ¿teratura gauchesca y cuen-
1952) y los argentinos Rafael Alberto Arrieta ( 1888-1968) o Roberto ca pu?o hacer sus aportes en cuam~ a{¡~ .•or~azar. La crítica_filológi-
Giusti (1887-1978) entre otros.' Desde la figura fundacional de Juan parattvos, etcétera pero 1 . . . 1dac1lon e textos, estudios com-
-~- ' o mc1p1cnte e e d b . .
ah1~1po e tra ªJº -s1 se
••
Maríá Gu~iét_r_cz, en un intento de sistematizar una literatura poco con1para con algunas literatu
menos qu~_inexistente, el gesto crítico de orden clásico. parecería figu- t rara un 1imite• . ras europeas- izo que
que converg' 1 1 . pronto cncon-
r_ado por Paul Groussac, en el sentido de la constitución de una biblio- • d o d e estudio de la ob ra1·con e. quef a mis ma ten denc1a,
meto . como
. ra llerona en rem b h" • ·
teca. El asentamiento de la literatura nacional y continental que tiene
como sostén al Modernismo HispanoamcriCano y la fundamental pre-
sencia de Rubén Darío en Buenos Aires, se sintetiza en la extensa pro-
L a vcrucntc de an 'J" ·
Vosslcr y Leo Spitz;r :O"': 'J, . ' a ª 1stoncamcntc
~st1 •s.11co en la línea de los alemanes Karl
transformaciones, con10 ~e ~~~~o>;' fue ¡usccpti~lc de enriquecedoras
rreneehea o Enrique Pezz . E neta en os trab~¡os de Ana María Ba-
••
ducción y fuerte incidencia de Leopoldo Lugones. Su lectura del Mar-
Íín Fierro "Como épica nacional es una operación in1aginaria quC, ade-
111;\s de la ideología que implica y construye, muestra una forma de re-
el estudio de Barrenechca ~~~fod:~1•rco d~ ?•cha corriente se ubica
obra de Joroe Luis Bor·o " p
· d o oes. ostcnormentc
. expreszon de la irrealidad e11 /,,
· · d
••
••
significar la tradición, gesto éste que va a mantenerse --co1no cons- c1a e ampliación del obº
. ¡e o e estu d"10 h;;-' .y SJgu1cn
t d 1 • b" o una tcnden-.
tante en cUanto ál gesto, comó cambiO en cuanto a los objetos élcgi- Junto con fa incorpora · • d cia e an1 tto cont1ncntJ.f
. ..• . .cmn e aportes proven" d 1
¡.•
d.os- en ~l .campo literario argentino. La lectura de Lugoncs por parte lmgu1st1ca y la teoría literaria pub!" • T. tntcs e campo de la
. de uno de los miembros de la vanguardia, Jorge Luis Borgcs, aparece Sannicnto a Sarduy 11 E . ' ' P rco .cxtos '11spanoameric,1nos. De
como un movimiento si"1ilar, pero efectuado en una zona que parte importante labor co,;,o s;;;cqtuarc1"0 dezzlom (1926-1989) desarrolló una
del.a autonomía del hecho literario. Los escritores y críticos de media- ·· · . .
eritrea un1vers1tar1a a trave" d 1 d" d d
• e a revista Sur y en e J am • b" d I
tto e a
de arucu • Ios en revistas
• s e reta o e cursos y· J 1 bl"1cac1on
·.
••
dos de siglo volverán al pasado con igual énfasis y potenciando una e"sp · . d , e, a pu
. cera1iza as as 1 com 1 d" . I
lectura en la qucla autonomía borgeana es puesta -en cuestión. ·
Entretanto, la crítica literaria, como práctica de lectura y produc-
mcncana. Reunió varios d
En los ~finados análisis qu:sh: :;:tª'j
., o .en a e 1tor1a Suda-
en fl texto y sus ".oces (1986).
ción discursiva, como afirmación de posturas poéticas y políticas cir-
culaba entonces también fuera del ámbito estrictamente institucional
en las páginas de revistas, desde Martín Fierro o C.laridad-en sus dis-
concedida al lenguaje po "t"
jandra Pizarnik.
la crítica literaria que puede fil"
za o ca e destacar la importancia
e ico en au~ores como César Vallejo o Ale-
I , . ·
, 1~arse c~n a lmea anglosajona tu,·o
••
••
tintas y encontradas versiones-, por los intersticios e_ntrc_ ambas que evidentemente en Borges a
transitaban figuras como Roberto Arlt o Raúl Gonzálcz Tuñón, o en no sólo su escritura, sino t.:::b~as ef,taca '1- exp~nente. Consolidada
el proyecto de la revista Sur.' . .. en 1960 El hacedo~ texto ten su. •gura llerana, Borges publicará
· . . , que menos que·en u · · . ·, ,. ·
••
_La crítica lit.eraria de tendencia filológica .y estilística tuvo en la tnscnbe en la continuidad de u b fi . na '!'."P••on cnuca se
Universidad de Buenos.Aires, en el lnstitituto de Filología Hispánica, da. En todo caso etl este • dna o ra tcc1onal critica ya desarrolla-
en particular, una destacada presencia, tanto a través de estudios como ges, la textualidad y el p~no o,! pabr~ las irrupciones críticas, Bor-
d .1versos. u escmor seran o Jet0 d e ana·1·1s1s
· con resultados
••
Don Segundo Sombra (1930), Poesía y Estilo en Pablo Neruda (1940)
de Amado Alonso, como por la tarea formativa que éste y Henríquez
·••
" Ana Maria Barrenechea. lA r.rprcsión rl Lr . l"
• Rafael Alberto Arricta,. Historia de Li literatura Argentina, Bu'enos Aires, Buenos Aires, Paidós, 1957. - e ITTea idad en la obra de Borges,
11
Peuser 1959. · Caracas,.Montc Avila. 1978
"Órgano~ de cxptcsión de-los grupos de Florida y Boedo respectivamente. uy· •
case en este mismo volumen Marcos M ªR I
•
' . ayer, e ecturas de Borgcs".
·- .-,.
,, .·
36
•.
~:: ... ; '"'
.......
···-·.·:;,' ...···
----• .. ····----.
~--
-----.---~-·····
....
..
37
•• de los sectores en abierta pugna, tanto es así que Rest publicó, en re·
vistas tan disímiles y aun enfrentadas, como Sur y la uruguaya Mdrchd
entre muchas otras .
que impone reglas de lectura, valoraciones y rechazos en una modali-
dad que no puede adscribirse a un mero relevo "generacional" (aun-
que este término suele aparecer bastante) sino a un cambio, como si se
•.,••
sa como un precipitado de tendencias y actitudes que habían ido de entonces, puede entenderse la crítica: · ·
madurando y que progresivamente eclosionarían hacia la década del
sesenta es la de un cambio en cuanto a la figura del crítico, el lengua- Ese análisis, esa demolición, presuponen algo más que el
je utili~ado y la f_uerte ent~ada de 1~ p~lítica e~ relación con la lit~ra mero ejercicio de la crítica literaria. ·y en realidad, quienes la
tura, con la literatura argentina en particular, vista ahora com? objeto practican suelen ser más creadores que críticos, estar n1ás inte-
obligatorio y primordial de la crítica, que soslaya el mero atributo de resados por disciplinas como la sociología o la fil?sofía que
••
••
esa emergencia se da a partir de un proces9 que se va generando desde
fines de la década del cuarenta. En este sentido, Héctor A. Murena y
Ezequiel Martíncz E.strada, son dos referencias importa'ntcs~ Mu~cna
comienza a publicar en la revista Sur desde 19~8; .su prosa, su act!wd
cos pero>ante todo y sobre todo, críticos de la realidad, del
contorno, con10 les gusta decir. H
••
bierno--, l"S un hecho fundamental, no en un sentido dctcr111inisca,
que los contornistas Profundizarían inclusiv.c cnfrcn~ado~ ;tf propio pero sí de indiscutible incidencia. El fenómeno político y cultural
Murena, quien publicaba en la denostada revista de V1ctona Ocampo
y en el diario ld Nación (cuyo suplemento cultural dirigía otr? de los
1 generado por dicho n1ovin1icnto~ la mOvilización social y los c:1111hios
operados en el país entre 1945 y 1955 -leyes de protección a los trn-
•••
blancos de ataque: Eduardo Mallea). Aunque Murena traduio tem- bajadorcs, protagonismo sindical, voto femenino, concentraciones
pranamente obras como la didléctica del iluminismo de TheoJor populares, cmblcn1as, nuevos actores sociales, forrnas de propaganda,
Adorno y Max Horkhcin1cr, el sesgo religioso de su pcns:tnticnto, su cambios en el lenguaje, extensión de los mensajes por radio -enfren-
radical pesimismo y lo que sus contcn1poráncos definieron con10 un tan a los jóvenes de entonces con Ul)a realidad bastante diferente de
••
"tono apocalíptico", no pudo conciliarse con los planteas de Contor- aquella en la que habían iniciado su actividad figuras como Borges,
no ni con la radicalización de la crítica posterior. u Martínez Estrada o los escritorc>s Je Boedo.
La indagación respecto de la denominada "generación del 25", la En cuanto a las "ideas", si por un lado pue~e pc;nsarse en una con-
.
Una ~ctitud entre criollista y ffictafísica, la reacción gcnc·ralizada con- -tenicndÓ Cn cuenta Ja experiencia francesa de la ocupación nazi, la
• ,
0
Véase en este mismo volumen, Américo Cristófalo,
soledad· .
·~lurcna, un t:rí1k(, en 1 liberación posterior y la subsiguiente crisis con las colonias africa-
1
• El j11ido Jl" los p,;nicidas. Buenos Aires, Editorial Dcucaiión, 1956, pág. 83.
•• 38 39
••
ección de proyecto Y · guardia martinfierrista, se ve una suerte de rebelión adolescente más
tan te e a tnters . laridades se desplegarían e mten-
lógicas de sus in~egrdntes cuyad stng~ de ellos fuera desarrollando su proclive a un gesto de provocación que .. efectuar, con la seriedad que
sificarían a me~1.da e qu~ c~ a uno integrada por los hermanos Da-
Comomo se adjudica, un cambio raiga! en la literatura." Obviamente
1· 'k Ad ~1- interesa en esta mirada señalar y tener en ~uenra el gestó ruptui-ista de
p~opia_pro
••
. . ducc1on La revista estuv .
· · ._ .. · · · ·José Sebreli, Adclaida Gigli, Noé ltn ,
vid e Ismael Vtnas, uan 1 . G'b ·a León Rozitchner v Ramon
la variguardia histórica, en tanto podría decirse que Contorno instau-
P. . O Massotta Regma t a¡ • . , .1 ra un modo de lectura que privilegia las fracturas, los momentos de
fo neto, scar • i ,
R dolfo Kusch y Francisco So ero,
Alcalde. Colaboraron! a e_mas l ~ nes de Ezequiel Martínez Estrada
••
cambio, aquello que pone en cuestión la tradición como algo natura-
• · fluidos por as postu acto , d ¡¡ lizado y acríticamente aceptado por las instituciones, sean éstas la
quienes, in d la eculiaridad cultural de1pais y 1a e •-
y Héctor Murena_ acerca · "~I ~cado
original de América" en palabras
Academia o la revista Sur, o la también tradicional crítica de izquier-
da, sus rígidos C:inones literarios.
nición de lo americano -b p • flCxión sobrC la esencia nacional y
de Murena-, llevan a ca o.una re presión definida en La srd11cció11
· La homologación entre adolescencia y clase social que postula
••
,.•
lo americano que encontrar1a una ex . . . Sebrcli se aplica a la evaluación de la vanguardia de Florida." La revi-
d l b b · de Rodolfo Kusch. 1 y· sión del conjunt.o de las producciones litcraria_S argentinas, cOma: tarea
e- a ªf ane "
El nucleo mas caractenmco . e.
.. . -d la revista es el que forman os l·
. 'd. . d sde el co- que lll~csariamcnte debe realizarse y que los contornistas viven como
" • 1 G' r Jitnk· aunque ev1 encl3n e
ñas, Pti~to, Roz!tc 1ner,. •g '. y co1~c.eptuales luego desaríolladas en
un imperativo ético, cristaliza en lo que, por la-huella que dejan en el
n1icnzo .difcrcnc1:is cscr1tu~ar1as y . ntereses que abordaron. Los bcr- ~laves en
••
texto lcÍJ·o. se puede drnon1ina( •1ecturas.históriCas". Son
•., 1 t . vos campos gen eros e t este sentido las de Martínez Estrada y de Roberto Arlt.
,.•
:;
os respec t • I d figuras cuyos JlíOyectos aportan El primero interesa por el gesto abarcativo de su postura crítica:
manos Viñas aparecen cdonl10 as. os En ,; continuidad de la obra na-
·. :~:
los rasgos
rrativa e
y ensay1st1ca ll~t
d ¡¡ 'torios e a revista.
. d e D av1'd V"
•
.1n.as podría
h
. . hablarse de una co eren-
Manínez Estrada, "tema de meditación" según Ismael Viñas, deshace
la falsa imagen de la Argentina organizada; pródiga y en desarrollo
. · · · y el rumbo postenor. . para mostrar su verdadera realidad. Portavoz de la decepción, de la
c1a entre e~e 1n1c1J. • 1 diez números, en los seis pnn1eros p~e·
La revista pub tco e~ t~ta. t •s ue en los tres últimos el peroms-
comprobación de la carencia y el fracaso, Martínez Estrada puede
valccen los temas literadnoslnucn rl e¡~e hacia lo estrictamente político,
· 1 f ondicismo esp azan e
smC.embargo,
mo Y. r no h ab'ta d e¡'ado nunca
. de
. estar presente
·
en 1a revista.
colocarse en una diacronía que recorre la historia nacional desde 1890,
las fechas se convierten en condensados :de significación en ,un pro- ••
••
que . ceso. El autor de Muerte y tramfiguración de Martín Fierro aparece
· entonces como hito: su giro, su novedad, es la de dar otro sentido a la
. .. . . ' . .. 'd ~i~as en su contorno'" (en Narrado~cs de ~st.1 idea de identidad mediante la adecuación del método .. la materia,
:·: En el capítulo titulado. ºªid· . l Alfa Argentina, 1974). Emir Rodríguez
••
n
correspondencia entonces entre la dinámica de la realidad y la del dis-
Amérira, tomo 11. Buenos A.1res, h1t~~1aformulado en El j1ticio de los parricidas.
1'1onegal retoma las hipótesis que a ia tar un balance qUe rclati\·iza el n1ismo tér- curso, movimiento dialéético que interesaba muy particularmente a
Buenos Aires, . D ion, 1956' para
I" d f'prescn
. . . : "V' ta· a· inás de uria década de d'1S1anc1a,
· · los contornistas y que pued.e vinc.ularse a la· homología estructural ·
él h b'cuca·rzado como e 1n1c1on. 1s . "d . h . ·entre sociedad y obra en el sentido de Lucien Goldmann. En esta
••
mino que . a ia uu l d olición emprendida por los parnc1 as parece O)
..... buena parte de la lab_or de em 'd Mallea en tanto que otra panc resul-
superflua, a ídolos ca1 os ' como. 'I de negar• la grandeza lnerana
. · de Bor-
. I ya que atacaron s' va, como ese af.an esten d. , 1 ' ... la mirada a los antecesores hace evidentes los fracasos, las carencias. suscita
gtó simp emente exce
l ' Al · 1 r que esa generac1on ••
--cabe aclarar que Ro nguez . i '1Ionega
..
••
es• culpa y sostiene el mandato de actuar. Ismael Viñas lo sintetiza: .. Sentimos que de
.' pág. 3I 'T. Juzga . • . · . "no eS1aba dispuesta a e1ercer1 a bcnt1-
1 de generac1on 11terana- algún modo somos responsables por lo que los representantes del intelecto, por Jo
insiste en e concep o . 'd d . .. sino más bien •el contorno que a o ra o
.ca literaria como una a~t1v1 a auto;¡o~~. ( • 314) Rodríguez Monegal da cuenta · que IOs hombres del espíritu no han hecho. Aun más por sus omisiones que por sus
la personalidad creadora. que la pro¡.~ a oPª~s co¿tornistas contra el reino de las actos nos sentimos culpables·... •pero este momento ·nu_estro es una obligaci~n que
.:. por
bcllasotras
letrasvías~
y endefavor e unaemp.~n
la acdc1ón l : ~le~·aba implícita en su formulación el c~n
cnt1c~ qu . .
ílicto entre autonomía y heteronom1a art1st1ca. .
prohíbe la quirtud o el silencio.• En •La traición de los hombres honestos", Contor-
no Nº J, Buenos Aire$, noviembre, 1953.
"Juan José Sebrcli. ... los maninfierristas': su tiempo y el nuestro", Contorno
Nº J, Buenos Aires, noviembre, 19SJ•
••
40
•·-
.•
. 41 -·
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.· ~·;'··~-. _~·.~~'---'-"'--·~·
~=.:.....22.:22~·~· ;,,;;
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