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LEMOINE

erick lemus
[NOMBRE DE LA EMPRESA] [Dirección de la compañía]
Aunque el psicodrama se basa en un conjunto de técnicas teatrales y
escenográficas, actualmente su aplicación está orientada tanto a la
psicoterapia clínica como al crecimiento personal a través de la
experiencia. En donde un director, que es el terapeuta, va a realizar
indicaciones para que el paciente actúe e interactúe con otros en
una escena ficticia, buscando el insight o darse cuenta como vehículo
terapéutico.

Esta terapia cuenta con multitud de técnicas propias del teatro, que se
emplean buscando distintos efectos en el paciente, tales como los
monólogos, la del espejo, la inversión de roles, la proyección al futuro, el
juego de roles, la tienda mágica o la silla vacía, entre otros. Todo lo cual
da grandes posibilidades al director de la psicoterapia para proporcionar
una experiencia enriquecedora al paciente, para que poco a poco vaya
tomando conciencia del papel que juega en su vida y de cómo interactúa
con su entorno.

Aunque el paciente va a tener que representar un papel a modo


de actor en una realidad ficticia, no se requieren condiciones artísticas
previas para participar en una terapia de psicodrama, pues lo que se
busca no es tanto la perfección de la representación, si no darle la
oportunidad de reflexionar sobre su papel, y los sentimientos que le ha
generado, así como con su interacción con los demás participantes en la
sesión. En el psicodrama hay técnicas y procedimientos.

Los procedimientos dramáticos incluyen técnicas dramáticas y son


prácticas complejas que se caracterizan por una finalidad determinada.
Hay tres procedimientos dramáticos principales: psicodrama,
sociodrama y role playing.

El psicodrama y el sociodrama tienen finalidad terapéutica. La terapia de


individuos se realiza por el psicodrama y la de grupos e instituciones,
etc por el sociodrama. Actualmente esta distinción es más de orden
conceptual que práctico si bien algunas prácticas acentúan más uno u
otro. Pero considerando nuestra concepción de los grupos y de la escena
hoy hablamos de un “apropiarse del grupo de la escena del individuo
transformándola en una escena individual, múltiple y
grupal”. Individual porque se trabaja la escena personal de un
integrante en particular del grupo. Múltiple por la resonancia de dicha
escena en los demás integrantes afectando su subjetividad y
versionando la escena original. Grupal porque esa escena es una escena
de ese grupo, porque surgió en el entramado del mismo, algo de lo que
ocurrió en el flujo del grupo fue acontenciendo hacia esa escena en
particular.

El otro procedimiento dramático es el Role-playing cuya finalidad es


pedagógica. Por ejemplo: mejor desempeño en las actividades laborales.
Tiene que ver con una función y un rol. Pero el Role-playing tampoco es
un lugar estanco que no se vincula con los otros procedimientos, ya que
un ejercicio de role playing puede transformarse o asociarse a una
escena personal o a un juego sociodramático.

Una de las cosas que tienen en común estos tres procedimientos son las
técnicas con que se abordan.

Las técnicas dramáticas son recursos elementales utilizados por la


coordinación y los miembros de un grupo que ha decidido emplear el
lenguaje dramático. Son como una pantalla compleja y móvil en la cual
se dibuja o proyecta la vida imaginaria o como un medio donde se hace
patente, se pone de manifiesto, lo imaginario latente. (Fundamentos
para una teoría del psicodrama – Martinez Bouquet).

Las principales técnicas psicodramáticas son:

SOLILOQUIO.

El soliloquio es una técnica utilizada en teatro. Es el discurso que una


persona o un personaje se dirige a sí mismo. El soliloquio más aún que
el monólogo se refiere a una situación en la que el personaje medita
sobre su situación psicológica y moral, desvelando de este modo,
gracias a una convención teatral, aquello que de lo contrario sería un
simple monólogo interior. La técnica del soliloquio revela al espectador
el alma o el inconsciente del personaje: de aquí su dimensión épica y
lírica, y su capacidad para convertirse en un fragmento escogido
separable de la obra y dotado de un valor autónomo. (Diccionario de
teatro – PatricePavis).

Podemos rescatar algunos elementos de esta definición para aplicarlos a


la técnica psicodramática.

Moreno aclara:
En el psicodrama el soliloquio tiene un nuevo sentido (con respecto al
teatro). Lo utiliza el paciente para reproducir sentimientos y
pensamientos ocultos que tuvo realmente en unasituación con una
persona asociada a él en la vida o que tiene ahora, en el momento de la
actuación. Su valor reside en su veracidad. Su fin es la catarsis.
(Psicodrama – Moreno).

En esta última frase nos apartamos amigablemente de Moreno ya que la


catarsis no es la única finalidad que tiene el soliloquio si bien para quien
dramatiza pareciera que así lo fuera.Posibilita una vía de comunicación y
expresión de contenidos que permiten una mejor comprensión de los
aspectos latentes del momento representado y añade una información
sobre las características estructurales del soliloquiante (La compresión
del psicótico a través del psicodrama – Cristina Rosales Fontcuberta).

El soliloquio es un medio catártico. En algunas escenas ocurre que como


directores percibimos algún gesto, cambio corporal, enrojecimiento, ojos
llorosos y le preguntamos al personaje (protagonista o yo auxiliar) que
está sintiendo. Al expresarlo la persona está transmitiendo su mundo
interno pudiendo producirse alivio en ella develando así algunos
elementos que podrían estar bloqueando el fluir de la escena
psicodramática. En grupos entrenados en psicodrama o que tienen
asimilado la dinámica, a veces, surge espontáneamente desde el mismo
protagonista hacer un soliloquio. Algo así como “tengo que decirlo
ahora”.

Para el director el soliloquio es una técnica imprescindible de exploración


y orientación para saber “de que va la escena” o si los actores están
bien caldeados. El soliloquio se expresa en tiempo presente. Es ahora.
Un ejemplo de lo que venimos diciendo: Un hombre de unos cuarenta
años relata y dramatiza una escena de su infancia cuando la familia que
era muy numerosa se juntaba a celebrar la navidad y se armaba una
gran fiesta. Cuenta que estas fiestas le causaban mucha felicidad y que
ahora, debido a peleas, fallecimientos, mudanzas, la familia se había ido
separando y sus navidades ahora eran con su esposa y sus dos hijos,
ocasionalmente algún primo. Lejos está de aquellas numerosas y
formidables fiestas en las que se divertía tanto. La escena que el pide
dramatizar es la de su infancia, felíz y divirtiéndose con sus primos, tíos,
hermanos, padres, abuelos, amigos. Hacemos la escena. Cuando lo
consideramos necesario detenemos la dramatización y le pedimos un
soliloquio a cada uno de los personajes. Los yo auxiliares expresan
diversión, alegría y felicidad. Cuando se le pregunta al protagonista este
dice “nostalgia”, le preguntamos “¿nostalgia de qué?- Y…me vienen
recuerdos, los que ya no están…. Esta nostalgia es verdadera, es
auténtica pero nos esta dando el indicio de que el protagonista no esta
implicado en esa escena sino en una más actual. Nos da la idea de cuan
caldeado esta el protagonista y los auxiliares dentro de la escena. Se
puede proseguir ubicando y caldeando al protagonista, es decir llevarlo
al escenario de su relato. También puede ocurrir que tal vez la escena a
trabajar sea la más actual es decir sus navidades presentes con unos
pocos y con las ausencias de la familia numerosa.

El soliloquio no solo es un medio de expresión y catarsis, también nos


orienta como directores en el grado de implicación de los actores.

Si bien parece simple es una técnica compleja que requiere del director
una escucha atenta, y del protagonista o yo auxiliar una adecuada
conexión con sus sentimientos. Esto último no es muy fácil ya que no
estamos acostumbrados cotidianamente a concientizar este tipo de
registro. Suele ocurrir en personas o grupos poco entrenados o
resistentes que en lugar de contestar lo que sienten digan lo que
piensan, o que a la pregunta del director contesten “nada”. A veces es
difícil poner en palabras lo que sentimos no porque no sintamos sino
porque sentimos muchas cosas a la vez. Lo importante es que el
director pueda caldear adecuadamente la escena para que haya
conexión con y entre los personajes.

Quiero citar un texto de David Viscott del libro El lenguaje de los


sentimientos que si bien este autor no es psicodramatista nos sirve para
transmitir la importancia del soliloquio.

Nuestros sentimientos son un sexto sentido, el sentido que interpreta,


ordena, dirige y resume los otros cinco. Los sentimientos nos dicen si lo
que experimentamos es amenazador, doloroso, lamentable, triste o
regocijante. Podemos describirlos y explicarlos de manera sencilla y
directa, ya que no hay en ellos nada de místico ni de mágico. Confirman
todo un lenguaje propio. Cuando hablan los sentimientos, nos vemos
obligados a escuchar y a veces, a actuar, aun cuando no siempre
comprendamos el por qué. No tener conciencia de los propios
sentimientos, no comprenderlos o no saber cómo utilizarlos y
expresarlos es peor que la ceguera, la sordera o la parálisis. No sentir es
no estar vivo. Más que ninguna otra cosa, los sentimientos nos hacen
humanos. Nos hacen, en fin, semejantes.

DOBLAJE o DOBLE.
El terapeuta, un yo auxiliar o cualquier miembro del grupo se ubica
junto o por detrás del paciente tomando su misma forma y manifiesta
aquellos pensamientos que son inconscientes o no dichos.

Se refieren a pensamientos que el protagonista no es capaz de


expresar.

El director congela la escena e invita al público a que participe haciendo


doblajes. Esta consigna también comprende a los yo auxiliares que
están en la escena.

No solo es la expresión de lo no dicho o lo alternativo del protagonista


sino también de la escena.

Un miembro del público pasa y toma contacto corporal con el personaje


al que quiere doblar y habla como si fuese ese personaje. Un error muy
común cuando se hace por primera vez esta técnica es que quien quiere
doblar no hablé como el personaje sino “al” personaje. El director en ese
caso tiene que marcar la diferencia y solicitar a quien lo esté haciendo
que lo haga nuevamente pero hablando como el personaje.

Esta técnica es importante porque empieza a abrir la escena al grupo.


Con el doblaje el grupo comienza a apropiarse de esta escena individual
y la comienza a versionar.

Algunos de los diferentes doblajes suelen echar luz sobre la versión del
protagonista.

El grupo se expresa desde la escena de uno de sus integrantes


habitando la escena con múltiples voces.

El doblaje también abarca a personajes que son personificaciones de


objetos. Escena de ejemplo: Sábado por la noche, un hombre
(protagonista) al que el cajero automático no solo le traga su tarjeta
sino que además no le entregó su dinero. Se le pide que elija a alguien
que haga del cajero automático. Este es un caso de concretización o
personificación. Como el cajero es un personaje de la escena también se
le puede hacer doblajes.
El doblaje también se puede utilizar para que el público explore el
“entre” de una escena. Escena de ejemplo: Un hombre y una mujer que
no se conocen en un ascensor que se detiene en un entrepiso. Ambos se
echan la culpa de que el otro abrió la puerta antes o que toco un botón
que no correspondía. Además de doblar a los personajes el grupo puede
explorar el “entre” que forman los dos. Puede ser con palabras, sonidos,
gestos y movimientos.

La escena a veces tiene lugares que piden hablar y que en un primer


momento el director no los ha detectado pero que en el devenir de la
misma se empieza a transformar y a tomar protagonismo un lugar o
elemento que era insignificante. A ese lugar que pide hablar el grupo lo
puede explorar con la técnica del doblaje.

El doblaje es una herramienta psicodramática y grupal que despliega la


escena y la puebla de sentidos. Para el coordinador también es una
herramienta para realizar algunos señalamientos desde un rol
dramático.

INVERSIÓN DE ROLES.

Un encuentro de dos: ojo a ojo, cara a cara.


Y cuando estés cerca arrancaré tus ojos
Y los colocaré en el lugar de los míos,
Y tú arrancaras mis ojos
Y los colocaras en el lugar de los tuyos,
Entonces te miraré con tus ojos
Y tú me mirarás con los míos.

Jacobo Levy Moreno

Este es parte de un poema con el que Moreno comienza su primer libro,


PSICODRAMA y que ilustra metafóricamente esta técnica.

En la inversión de roles el director le pide al protagonista que tome el


lugar de uno de los personajes de la escena y este tomar el rol del
protagonista. Es importante que tanto el protagonista como el yo
auxiliar puedan implicarse en el personaje que les ha tocado asumir a
partir de la inversión de roles. Si el protagonista está auténticamente
implicado en el rol de su alter ego tendrá la oportunidad de explorar en
la subjetividad de ese determinado lugar y comprender o empatizar en
una dimensión difícil de acceder desde el solo discurso del pensamiento.

Seguramente hemos expresado o escuchado varias veces en nuestra


vida la frase “ponete en mi lugar”. A esta consigna cotidiana y que
forma parte de nuestras “frases culturales” le falta una parte para que
pueda obtener la potencia transformadora que tiene la técnica de la
inversión de roles. La manera completa seria “ponete en mi lugar y yo
me pongo en el tuyo” No alcanza con que uno solo cambie de lugar para
poder comprender y transformar un conflicto.

Por la técnica de la inversión de roles el protagonista se corre de su


única visión y versión y puede vivenciar la escena con “otros ojos”.

Es muy útil para agilizar una escena que se encuentra hermética de


afectos y sentidos.

Se la utiliza también para el armado de la puesta en escena. En este


momento se le pide al protagonista que vuelva a contar su escena y que
elija a los personajes que van a participar de la misma.

No se le pide que describa a los personajes sino que haga de ellos, que
los muestre dramáticamente mientras el yo auxiliar que le tocará
desempeñar ese papel lo observa desde el lugar del protagonista.

Además de mostrar cómo es tal personaje, la inversión de roles sirve


para que el protagonista y los yo auxiliares se vayan caldeando en la
escena.

Dice Moreno: El protagonista debe aprender a asumir el rol de todos


aquellos con quienes tiene relaciones significativas, para experimentar a
esas personas pertenecientes a su átomo social y sus relaciones con él y
entre ellas.

Sea en el momento que sea es recomendable pedirles a cada unoque


están sintiendo en ese lugar (soliloquio dentro de la inversión de roles)
Para concluir con esta técnica se debe volver a cada uno al lugar original
de la escena, es decir el protagonista debe volver a su lugar.

La inversión de roles siempre se hace desde el protagonista. Salvo que


se quiera realizar alguna innovación terapéutica por algún motivo
ocasional no representa ningún sentido realizar una inversión de roles
entre yo auxiliares sin mover al protagonista.

Una variante de esta técnica es La Rotación de Roles utilizada en alguna


escena grupal inventada o imaginada en la que ninguno de los
personajes en si es el protagonista. En esta forma todos los personajes
van rotando los roles pasando todos por el lugar de todos hasta llegar al
propio.

ESPEJO.

Esta técnica consiste en retirar al protagonista de la escena y colocar un


yo auxiliar en su lugar. La finalidad es que se vea y se conecte con lo
que siente al verse (soliloquio dentro de la técnica del espejo) en su
escena desde afuera. Una manera de proseguir es preguntarle al
protagonista que ve y que es lo que quisiera ver, es decir que le
cambiaría desde su rol. Cuando lo expresa se le puede pedir al yo
auxiliar que representa al protagonista que respete el nuevo guion o
directamente pedirle que ingrese en la escena y tome su lugar
respetando el nuevo guion sugerido por él mismo.

Otra aplicación es pedirle que desde afuera del escenario se de


indicaciones a si mismo (es decir al yo auxiliar que lo representa) a la
manera de un entrenador o coach de que es lo que tiene que hacer.

Cuando el paciente no puede representarse a sí mismo, en palabras o


acciones, el yo auxiliar se coloca en la parte activa del espacio
psicodramático. El paciente o los pacientes permanecen sentados en el
grupo. El yo auxiliar reactúa al paciente copiando su comportamiento y
tratando de expresar sus sentimientos con la palabra y el movimiento y
muestra así al paciente o a los pacientes, “como en un espejo”, de qué
manera lo perciben los demás.
El espejo puede ser exagerado mediante técnicas de distorsión
deliberada, para despertar en el paciente el deseo de adelantarse y de
cambiar su rol de espectador por el de participante activo o actor, a fin
de corregir lo que le parece una representación e interpretación
incorrectas de él mismo (El psicodrama. Terapia de acción y principios
de su práctica – Moreno).

Para algunos pacientes desbordados emocionalmente por la intensidad


de su escena esta técnica les permite ir adentrándose en su escena para
ir implicándose y tomando el protagonismo de la misma. Una forma de
hacerlo es pedirle que haga doblajes de todos los personajes de su
escena para que la vaya recorriendo y habitando con su propio cuerpo y
voz. El siguiente paso seria pedirle que se quede dentro de la escena
tomando su propio rol.

INTERPOLACIÓN DE RESISTENCIAS.

Consiste en introducir una consigna al yo auxiliar con la finalidad de que


el protagonista explore nuevas situaciones y comprobar si sus
ansiedades se corresponden con el relato de su escena o por el contrario
forman parte de su estructura interna.

El protagonista puede desconocer o no dicha consigna. Depende de la


estructura del mismo la decisión que se tome al respecto.

Escena de ejemplo: Un hombre de cuarenta años que vive con su hijo


adolescente cuenta que todos los días se están peleando. Plantea una
escena de una de estas peleas. La escena se desarrolla una vez
respetando el guión del protagonista. Antes de realizar el segundo
pasaje por la escena se le dice en secreto al yo auxiliar que hace del hijo
que no busque conflicto y que siempre sea agradable con “su padre”. Al
rato de desarrollada la escena en la que el yo auxiliar desempeño
fielmente el papel que se le había pedido, el protagonista busca una
manera de desestimar a su hijo con un comentario sobre su timidez con
las chicas. Aquí queda en evidencia que el conflicto no estaba en su hijo
como el relataba “se enoja y me pelea por cualquier cosa” sino que el
conflicto partía de él y que era su manera de vincularse.
Otro ejemplo. Una mujer de treinta y dos años quiere separarse de su
pareja conflictiva. Ella está resuelta en hacerlo pero –dice que lo llama
por teléfono y que siempre atiende el contestador. Se elije a un yo
auxiliar para que haga de contestador y que reproduzca lo que dice el
contestador (usted se ha comunicado con…). Se le pide que haga varias
veces la escena dejando distintos tipos de mensaje. En un momento se
le pide al yo auxiliar que atienda como si fuese el amante en cuestión.
La protagonista se sonroja y se queda muda.

DESPEDIDA DEL PERSONAJE.

Es una técnica utilizada al final de la escena.

Cuando se termina la escena el director le pide a cada actor


(protagonista + yo auxiliares) que desde afuera del escenario le digan
algo a ese personaje que dejaron. Ejemplo: Supongamos que a Clara le
tocó hacer de la mamá de Juan. Clara desde fuera del escenario, es
decir habiendo dejado el personaje y volviendo a ser ella misma le dice
algo a modo de despedida –Se menos exigente!- o –Comprendé a tu
hijo, etc. Es una manera de dejar la energía de ese personaje, de no
quedarse “pegado”. Marca una diferencia entre el espacio del público y
el espacio dramático.

El protagonista hace lo mismo. Volviendo a ejemplo recién citado, Juan


se despoja de ese Juan de la escena y le dice algo Ej: -Ya sos grande!

Esta técnica es recomendable hacerla sobre todo cuando la escena tuvo


mucha densidad emocional dramática. También es muy útil en pacientes
psicóticos ya que delimita espacios.

RELACIÓN DE ALGUNAS TÉCNICAS


PSICODRAMÁTICAS CON LAS ETAPAS DEL
DESARROLLO INFANTIL.

Según Moreno las fases más importantes del desarrollo precoz del niño
son
1- La fase de identidad del Yo con el Tú, del sujeto con los objetos del
entorno. Esta fase puede ser investigada al nivel del adulto con la
técnica del doble. Hay un paralelismo de la idea del doble con la relación
entre madre e hijo antes y después del nacimiento. La madre funciona
como yo auxiliar del niño poniéndole palabras a sus distintos estados.

2- La Fase del reconocimiento del Yo, de su peculiaridad como persona.


Corresponde a la técnica psicodramática del espejo. Cuando utilizamos
esta técnica no hacemos más que echar mano de las vivencias
fundamentales del niño. El paciente en la escena ve su conflictiva, su
psique en acción.

3- La Fase del reconocimiento del tú, del reconocimiento de los otros.


Esta fase está relacionada con la técnica de la inversión de roles.
Suponemos simbólicamente que el niño se vuelve capaz de salir de su
yo y se pone en el lugar de su madre y que la madre se siente en el
papel de su hijo.

Revista Campo Grupal, dirigida por Román Mazzilli, nro. 186, marzo
2016.
Las vías para utilizar la pintura en psicoterapia son varias. La obra de cada autor
mil veces repetida aunque en lo formal presente una gran variedad, deja siempre en
ultimo termino un vacío primario, una desolación que persiste a través del tiempo.
Esta desolación, este vacío encubierto en formas y colores, reclama, la presencia del
otro, su ayuda, para lograr una completud a través del encuentro.

En los años 70 estaba trabajando en el hospital psiquiátrico de mujeres de


Ciempozuelos. La dirección del hospital se había planteado una renovación
de la estructura terapéutica. Se me asignó la tarea de introducir grupos
terapéuticos, lo que realicé a través del psicodrama. De modo simultáneo,
iniciamos diversos talleres ocupacionales, entre ellos el de arte
psicopatológico. De la producción de este taller y sumándole distintas obras
que se habían recogido a lo largo de los años, nació el museo de arte
psicopatológico, del que también me hice cargo.

Siempre había estado muy interesado por las artes plásticas y el encuentro
con las obras de este museo fue un impacto muy potente. Ahí estaba el alma
de las pacientes, esperando solo que alguien penetrara en ellas para un
encuentro más profundo.

Por estas mismas fechas me solicitaron una conferencia sobre arte


psicopatológico, que apoyé en proyecciones de las obras tanto pictóricas
como esculturales de este museo. En esta charla intenté comenzar a dar una
nueva vida a dichas producciones, estableciendo la relación simbólica entre
las mismas y el mundo interno de sus autoras. Asimismo comencé a pergeñar
mis propias ideas sobre el sentido profundo de las mismas.

El arte psicopatológico se ha considerado dentro del campo del arte naif, de


la creación ingenua, primitiva. Por supuesto, ya el hombre primitivo, al que
situamos en finales del terciario y dentro del cuaternario, plasma en las
paredes de sus cuevas todo lo que le importa en relación a su mundo
personal.

Aquellos hombres, la mayoría de ellos ya sapiens, se dieron cuenta de que


por estos medios podían comunicarse con sus semejantes y con los seres
que habitaban otros mundos, los primeros dioses. Con sus semejantes
podían intercambiar métodos de caza, estrategias que les habían sido útiles,
pero también solicitaban a sus dioses ayuda y recursos para lo mismo.

Era también el origen de la magia sintética, homeopática: dibujar una caza


exitosa era un camino para propiciar una caza real (cita de Antropólogo).

Estas finalidades utilitarias no impiden que lo plasmado en las paredes de


estas cuevas ofrezca a veces una profunda belleza.

Si saltamos de la Prehistoria a la Historia, a aquellos sucesos que podemos


apoyar con otros datos más fidedignos, pasamos a las primitivas culturas de
Oriente Medio, y posteriormente a las clásicas de Grecia y Roma. A partir de
este punto, la pintura sin dejar de tener los contenidos que ya asomaban las
producciones de los hombres prehistóricos agregan un deseo suntuario.
Sirven para adornar los templos y las viviendas y, desde luego como vía de
vanidad y presunción, de poder.

Pero aquí asoma ya la figura del artista, no solo de su obra.

Los nuevos contextos sociales culturales, religiosos y políticos en los que se


mueve el arte marcan, por tanto, nuevos caminos en el mismo. Y, sin duda,
el artista se ve compelido a multiplicar no solo sus formas de expresión sino
la dirección y el sentido del mismo. Ahora ya pinta también para su propio
placer, para la satisfacción de su creatividad, naciendo el orgullo de la obra
realizada, la cual se incrementa porque recibe la valoración del entorno y
unos honorarios que no existían en los tiempos primitivos.

Con una configuración similar a lo dicho llegamos al punto que aquí interesa,
que es lo que ha dado en llamar el arte psicopatológico y el uso del arte como
tratamiento.

En toda obra de creación espontanea, de modo mucho más evidente que en


la pintura comercial, podemos descubrir los contenidos profundos en que el
creador intenta realizarse y comunicarse:

– En primer plano está la comunicación consigo mismo, un verse consciente,


inconsciente, reflejado en la realización plástica. En toda obra creativa está
en primer plano el autor.

– Una búsqueda de encuentro y reconstrucción de su identidad. La pintura es


un retorno casi siempre en círculos cerrados, en infinito u ouroboro, que repite
las heridas y lesiones emocionales sin lograr cerrar ni cicatrizar las mismas,
ya que para ello se precisa otro, un espejo, que devuelve la imagen ya
enriquecida por el hecho de la presencia de esa otra existencia, de ese otro
ser, el tú que nos confirma en nuestra identidad.

– Exista o no otro observador, el autor demanda el juicio y, bajo él, la ayuda


para estas heridas que acabamos de decir. Si la presencia de este público no
es solo virtual sino real, se establece una relación dialógica, a veces
silenciosa de palabra, pero siempre rica en comunicación. Esta comunicación
moviliza las emociones de ambos puntos del dialogo pero no siempre ayuda
a “rematrizar” los conflictos del creador.

– La obra de cada autor mil veces repetida aunque en lo formal presente una
gran variedad, deja siempre en ultimo termino un vacío primario, una
desolación que persiste a través del tiempo.

Esta desolación, este vacío encubierto en formas y colores, reclama, como la


pintura de Munch del Grito, la presencia del otro, su ayuda, para lograr una
completud a través del encuentro.

Cuando respondemos a esta llamada tomando el rol demando creamos una


situación en la cual la obra es depositaria de una posibilidad de recreación de
su contenido y una vía para la comprensión del creador y para la
reconstrucción de su identidad perdida.

Las vías para utilizar la pintura en psicoterapia son varias.

– Toda obra es preciso contemplarla en su totalidad. Aunque pueda parecer


disgregada, sin sentido de globalidad, siempre se trata de un mensaje
unitario. De todos modos, podemos realizar un análisis de las distintas
parcelas que componen esta totalidad.

Una vía para ello es trazar una línea imaginaria horizontal aproximadamente
a media altura del dibujo y otra línea imaginaria vertical también a la mitad.
En general, lo que aparece bajo la línea horizontal remite al submundo, a
aspectos del inconsciente que se expresan de modo simbólico. La parte
superior se conecta más con lo real consciente. Los contenidos en la parte
izquierda del dibujo suelen expresar los contenidos reprimidos temidos,
rechazados, mientras que los de la derecha aparecen como representantes
de lo deseado, fantaseado, y de modo general, admitido.

No considero este tipo de análisis del dibujo una vía de utilidad terapéutica
ya que la presentación y la explicación de la misma al sujeto le remiten a una
toma de conciencia racional que no es la más deseable para el proceso
terapéutico.

Siguiendo las reglas que describo en los puntos sucesivos se puede practicar
la observación, la dramatización, pero también desde las hipótesis que
surgen en el terapeuta desde la apreciación de lo que acabo de describir
pueden sugerirse dramatizaciones parciales de los contenidos de cada uno
de los cuadrantes. Una posterior composición con la unión de las piezas de
este puzle puede ayudar al sujeto a tomar contacto emocionalmente con la
estructura relacional de su mundo consciente e inconsciente.

– La contemplación es próxima a la propuesta de Jung para tomar contacto


con los arquetipos presentes. Sugiero detenerse en la contemplación de la
propia obra, eludiendo el análisis racional y centrándose en admitir que
aquello que el sujeto ha plasmado en el exterior, pertenece y permanece en
su interior, aceptando asumir ese hecho y pudiendo expresar sensaciones,
emociones y sentimientos que produce la contemplación.
– Expresión de las fantasías que provoca la propia creación y la aparición de
nuevas imágenes y escenas.

– Dramatización del contenido plasmado en la pintura. Aunque no se trate de


una escena sino de un dibujo abstracto.

En la mayor parte de los casos, se conjugan estas tres últimas vías de


aprovechamiento técnico de la pintura.

ASPECTOS TÉCNICOS:

– Material:

Puede utilizarse cualquier tipo de pintura, acuarela, pintura de dedos, lápices


de colores, etc. Pero yo prefiero, por razones prácticas, las ceras de colores
acompañadas de rotuladores. Papel de modo habitual en formato folio din-
A4, y en el caso de la pintura grupal, cartulina en las medidas habituales de
las papelerías.

– Técnicas concretas

Las técnicas que describo a continuación pueden utilizarse en psicodrama


diádico pero también la mayoría de ellas pueden ser aplicadas dentro de un
grupo. Sea el protagonista surgido en el grupo o la totalidad del mismo.

Como técnica específicamente grupal es la de pintura grupal. En un pliego de


cartulina todos pueden colaborar a hacer un dibujo sin ninguna regla o, mejor
dicho, la sola regla del todo vale o, también, siguiendo una propuesta
concreta sobre cualquier tema. El conjunto del dibujo remite a la latencia
grupal, pero también lo que aporta cada uno de los miembros del grupo, es
expresión del modo específico en que este se integra en el grupo, desde su
propia latencia personal.

En el grupo se puede proponer que cada uno realice un dibujo individual


sobre el tema manifiesto surgido en el discurso grupal, por ejemplo, la madre
interna, el niño herido, etc. También dibujo libre de cada uno.

Reproduzco aquí las técnicas descritas en mi libro “Manual de Psicodrama


diádico”:

– Como caldeamiento propongo varias posibilidades: una serie de tres


viñetas en que dibujen, aunque sea del modo más elemental, una historia que
tenga que ver con el previo discurso de inicio o “lo primero que se le ocurra”
cuando el sujeto dice no saber de qué hablar.

– Otra opción es dibujarle un círculo que ocupe todo el folio y marcar la


siguiente consigna: “esto es su mente, dibuje, como quiera, lo que tiene
dentro, o lo que le inquieta o sus problemas o sus dificultades”.

– Otras posibilidades son el dibujo de sí mismo, dibujo del verdadero yo y del


personaje con que se mueve en su entorno, el dibujo de la familia, el dibujo
libre, y cualquier otra posibilidad que surja como ocurrencia espontánea del
momento. Pueden ser sus fantasmas internos, o sus personajes, en el sentido
que doy a este término en este libro, su niño herido, la madre interna, el padre
interno, viñetas, sueños, etc.

La primera indicación, una vez realizado el dibujo, es que el sujeto lo


contemple intentando no analizarlo, no interpretarlo, dejándose sentir de un
modo ingenuo que “eso es parte de él”, admitiéndolo y aceptándolo como un
contenido interno, le guste o le disguste. A veces interesa prescindir aquí de
intervenir terapéuticamente sin intentar ir más allá, pero en otras ocasiones
puede ser útil proceder a dramatizar el material aparecido.

La mayor parte de lo escrito y descrito en relación a la pintura, como


representación plana, en dos dimensiones, puede ampliarse de modo similar,
con pequeñas diferencias, a otros modos de expresión plástica como el
collage, el uso de plastilina y/o arcilla, y aun también, a cualquier otra técnica
de expresión artística, como el bordado, construcción de juguetes y muñecas,
etc.
[1] Doctor en Medicina: director psicodramático. Fundador y director del instituto
de grupo y psicodrama.

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