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las habilidades
cognitivas
En su espacio Guillen (2016). describe la experiencia de Mariano Sigman (2015)
reconocido neurocientífico argentino que, mientras estaba haciendo su doctorado,
visitó un día el laboratorio de Álvaro Pascual Leone cuando se comenzaba a utilizar
la estimulación magnética transcraneal, una técnica que permite, por ejemplo,
activar o inhibir regiones cerebrales de una forma no invasiva. Al joven Sigman le
tentó participar en un experimento en el que se desactivaba temporalmente la
corteza prefrontral. En esa situación, debía pensar palabras que empezaran con una
letra que aparecía en una pantalla y, segundos más tarde, tenía que pronunciarlas. Sin
embargo, con la corteza prefrontal inhibida, esa espera era imposible. En el
momento de pensar las palabras empezaba a nombrarlas de forma compulsiva.
Aunque sabía que tenía que esperar antes de decirlas, no podía hacerlo. Y es que sin
la participación de la corteza prefrontal no es posible realizar tareas como la
comentada. Una región cerebral que nos distingue como humanos y que es la sede
de las llamadas funciones ejecutivas, funciones cognitivas complejas que nos definen
como seres sociales y que nos permiten planificar y tomar decisiones adecuadas.
Una especie de sistema rector que coordina las acciones y facilita la realización
eficiente de las tareas, sobre todo cuando son novedosas o requieren mayor
complejidad. Estas funciones ejecutivas fundamentales en el desarrollo académico y
personal del alumno se pueden mejorar, por lo que su conocimiento constituye una
auténtica necesidad educativa.
Memoria de trabajo
Es una memoria a corto plazo que nos permite mantener y manipular información
que es necesaria para realizar tareas cognitivas complejas como razonar o aprender.
Cuando el niño manifiesta déficits en su memoria de trabajo tiene dificultad para
pensar en varias cosas a la vez u olvida el significado de lo que va escribiendo, por
ejemplo. Por ello, resulta útil para estos niños subrayar, apuntar todo lo necesario,
desarrollar ciertos automatismos al leer o escribir o clarificar los objetivos de
aprendizaje (Marina y Pellicer, 2015).
Flexibilidad cognitiva
Programas informáticos
Nuestro cerebro tiene una enorme capacidad para aprender varias lenguas en la
infancia temprana y ello confiere diversas ventajas. Las personas bilingües muestran
una mejor atención ejecutiva y obtienen mejores resultados en tareas que requieren
control inhibitorio, memoria de trabajo visuoespacial o flexibilidad cognitiva. En el
caso de niños de 5 años ya se han identificado los patrones de actividad
electrofisiológica que diferencian a los cerebros bilingües respecto a los
monolingües y que les permiten un mejor desempeño ejecutivo (Barac, Moreno y
Bialystoc, 2016). Incluso, cuando bebés de 7 meses aprenden a identificar una señal
auditiva o visual que anticipa la aparición de un objeto en una pantalla, aquellos que
son educados en un entorno bilingüe son capaces de reorientar la atención cuando
el objeto aparece de forma sorpresiva en otra posición, a diferencia de los
monolingües que siguen esperando que el objeto aparezca en la misma situación
(Kovacs y Mehler, 2009; ver figura 4).(CItado por Guillen, 2016).
En la práctica
¿Y cuáles son estas estrategias? Pues todas aquellas que están en concordancia con
lo que proponemos desde la neuroeducación. Si para un buen funcionamiento
ejecutivo lo más importante es fomentar el bienestar emocional, social o físico, el
aprendizaje del niño tiene que estar vinculado al juego, el movimiento, las artes o la
cooperación. O si se quiere, nada mejor para facilitar un aprendizaje eficiente y real
que promover la educación física, el juego, la educación artística y la educación
socioemocional. Todo ello en consonancia con el proceso natural de maduración del
cerebro humano porque en cualquier cultura los niños aprenden a descubrir el
mundo que les envuelve bailando, cantando, dibujando, jugando, compartiendo,
resolviendo retos… todas ellas tareas que colman las necesidades sociales que
tenemos los seres humanos. Seguramente, el entrenamiento puramente cognitivo
no es la mejor forma de mejorar la cognición. El éxito académico y personal requiere
atender las necesidades sociales, emocionales y físicas de los niños. Una nueva
educación es posible. Nuestro cerebro plástico y social agradecerá el nuevo cambio
de paradigma.
Referencias