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Alexis Palomino
I Aproximaciones
Por otro lado unos años antes, entre 1919 y 1920, un joven Walter Benjamin
redactaba uno de sus textos más famoso y a la vez más polémicos titulado ``Para
una crítica de la violencia``, donde -como el nombre señala- la tarea consistía en
llevar a cabo una posible Critica a la violencia, pero donde la palabra ``Critica``
cobraba un significado totalmente singular enmarcado en la obra benjaminiana.
Para esta tarea titánica, Benjamin lleva a cabo un análisis de las formas en las
cuales se ha conformado aquello que entendemos por derecho y justicia como
un primer punto de partida, que dará un posterior giro para poder llevar a cabo
una Crítica al concepto de violencia que ya no este enmarcada en la tradición, ni
del derecho natural, ni del derecho moderno (positivo).
Es así como nos situamos entre estas dos grandes formas de entender y de
analizar lo que podríamos llamar como lo ``social`` de su época. Si bien no hay
documentos que nos indiquen que Freud haya sido lector de Benjamin, ni
tampoco hay referencias directas del uno hacia el otro. Ambas tareas son
parecidas, de alguna u otra manera, y los contextos históricos en los cuales están
escritos no datan de más de 10 años entre uno y otro texto. Para contextos de
este trabajo pretendemos poder comentar una determinada lectura del texto de
Freud ``El malestar en la cultura`` contraponiéndola a nuestra lectura del texto
de Benjamin ``Para una crítica de la violencia``. ¿En qué puntos el análisis de
Freud lo llevan a acercarse u o alejarse del análisis benjaminiano? ¿Es posible
llevar a cabo una crítica a los postulados freudianos desde los textos (diez años
antes escritos) de Benjamin? Estas serán preguntas que intentaremos abordar.
Para Freud, al igual que para muchos otros filósofos y pensadores, hablar de un
estado de naturaleza les permite poder mostrar, o demostrar, las formas por las
cuales los hombres y las mujeres se relacionan, ya no mediados por dispositivos1
institucionales establecidos por determinadas normas o formas de convivencia.
Para Freud el estado de naturaleza es el lugar donde los hombres y las mujeres
viven, y conviven, al libre desacato de sus pulsiones y guiados ciegamente por
lo que Freud llamara el principio del placer. Por principio del placer Freud
entiende:
``El principio del placer será entonces una tendencia que estará al servicio de
una función encargada de despojar de excitaciones el aparato anímico,
1
Entendemos aquí la noción de dispositivo tal y como la concibe Giorgio Agamben en su texto ¿Qué es
un dispositivo?
El dispositivo se trata de un conjunto heterogéneo que incluye virtualmente cada cosa, sea discursiva o
no: discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas policíacas, proposiciones filosóficas. El dispositivo,
tomado en sí mismo, es la red que se tiende entre estos elementos.
mantener en él constante el montante de la excitación o conservarlo lo más bajo
posible``. 2
Para comprender mejor el principio del placer, hay que entender que Freud
concibe el cuerpo humano como un ``aparato anímico`` que se guía por la
satisfacción de sus pulsiones (placer). Por tanto el principio del placer será aquel
órgano regulador y administrador de aquellas pulsiones evocadas a buscar el
placer y evitar el displacer. En el estado de naturaleza los hombres y las mujeres
actuaran, entonces, siempre en la medida en que puedan satisfacer de mejor y
más rápida manera sus pulsiones buscando el placer constante. Freud dividirá
el aparato anímico de los hombres en dos; por un lado estarán las pulsiones de
vida, o sea, todas aquellas pulsiones que buscan el mantenimiento de la vida
(sexuales y de autoconservación). Y por otro lado las pulsiones de muerte, aquel
instinto que de alguna u otra manera lleva a los hombres a un estado de inercia
originario, al momento de la cero excitación, o en otras palabras, la muerte.
``Es también harto extraño que los instintos [pulsiones] de vida sean los que con
mayor intensidad registra nuestra percepción interna, dado que aparecen como
perturbadores y traen incesantemente consigo tensiones cuya descarga es
sentida como placer, mientras que los instintos [pulsiones] de muerte parecen
efectuar silenciosamente su labor. El principio del placer parece hallarse al
servicio de los instintos de muerte, aunque también vigile a las excitaciones
exteriores, que son consideradas como un peligro por las dos especies de
instintos, pero especialmente a las elevaciones de excitación procedentes del
interior, que tienden a dificultar la labor vital``. 3
Esta constante búsqueda por la satisfacción del placer, lleva a los hombres y
mujeres a confrontarse unos con otros. Además de los peligros que conlleva vivir
2
Versión digital de ``Más allá del principio del placer``. Traducción de Ballesteros.
http://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/restos/freud_mas_alla.pdf Pág. 41
3
Ibíd. Pág. 42
en la naturaleza. La influencia de Hobbes en el pensamiento freudiano lo lleva a
pensar en el hombre como aquel animal peligroso para sus pares y para sí
mismo. ``Dotado de una gran cuota de agresividad``4 Freud concibe que el
peligro que se generan, los unos a los otros, impide el desarrollo óptimo de la
vida. Hay en los hombres y mujeres, entonces según Freud, una pulsión agresiva
que en el estado de naturaleza es exteriorizada hacia sus pares. Si la pulsión de
muerte busca la vuelta originaria hacia el grado cero de las pulsiones y arremete
contra la vida de manera interna. La pulsión agresiva o pulsión de destrucción
deviene hacia el exterior. Esta constante amenaza de los unos y los otros nos
llevaría, para Freud, a buscar los modos óptimos de convivencia y de desarrollo
pulsional.
4
Freud S, ``Obras completas Tomo XXI`` ``El malestar en la cultura``, Editorial Amorrortu, Buenos Aires,
1992, Pág. 108
5
Ibíd. Pág. 94
en la cultura, por la imposición de un aparato regulador de sus pulsiones
(principio de realidad6). O, por otro lado, el malestar ``de`` la cultura, que haría
referencia a una formación deficiente de la cultura. La toma de posiciones de
Freud es ambivalente respecto de esta aporía, pues en algunas zonas de su
texto aparecería la cultura como aquel dispositivo que salvaguarda a los hombres
y los guía al bien común. Y en otros parecería que el costo a pagar por pertenecer
a la cultura es demasiado alto.
``En el curso de las últimas generaciones, los seres humanos han hecho
extraordinarios progresos en las ciencias naturales y su aplicación técnica,
consolidando su gobierno sobre la naturaleza encuna medida antes
inimaginable. […]Y podríamos mencionar todavía una larga serie de tales
beneficios, que debemos a la tan vilipendiada época del progreso técnico y
científico. Pero en este punto se hace oír la voz de la crítica pesimista y advierte
que la mayoría de estas satisfacciones siguieron el modelo de aquel «contento
barato» elogiado en cierta anécdota``.
Esta es una de las sentencias con las cuales Benjamin se manifiesta con una
cautela excepcional frente a la noción de cultura. En su análisis llevado a cabo
en 1940 conocido como ``Tesis sobre filosofía de la historia`` Benjamin lleva a
cabo, en no más de dieciocho tesis, uno de los estudios más notables sobre el
contexto social, político y cultural de su época. Al igual que en ``Para una crítica
de la violencia``, y además como continuación directa, el objetivo de Benjamin
6
El principio de realidad es el nombre que le da Freud a la capacidad, que se genera dentro de
la cultura, de poder satisfacer indirectamente ciertas pasiones. En el ``Diccionario de
Psicoanálisis`` Laplanche y Pontalis definen el principio de realidad: ``Forma un
par con el principio del placer, al cual modifica: en la medida en que logra imponerse como
principio regulador, la búsqueda de la satisfacción ya no se efectúa por los caminos más
cortos, sino mediante rodeos, y aplaza su resultado en función de las condiciones impuestas
por el mundo exterior``.
7
Benjamin W, ``Dialéctica en suspenso``; Tesis sobre el concepto de historia, Editorial Lom, Santiago,
2009, Traducción de Pablo Oyarzun, Pág. 43
es desenmascarar ciertos presupuestos que operan como verdades
trascendentales y fácticas que condicionan nuestras relaciones con el mundo,
con el estado y con la comunidad. Estos presupuestos -tales como Derecho, la
Cultura, la Justicia, Historia- son construidos y determinados por las clases
dominantes que corresponden a cada época.
``La cultura tiene que movilizarlo todo para poner límites a las pulsiones
agresivas de los seres humanos, para sofrenar mediante formaciones psíquicas
reactivas sus exteriorizaciones. […] La cultura espera prevenir los excesos más
groseros de la fuerza bruta arrogándose el derecho de ejercer ella misma una
violencia sobre los criminales, pero la ley no alcanza a las exteriorizaciones más
cautelosas y refinadas de la agresión humana. ``
8
Benjamin W, ``Para una crítica de la violencia``, Revista Archivos 2/3 Escuela de Filosofía UMCE,
Santiago, 2007/2008, Traducción de Pablo Oyarzun, Pág. 431
definiciones. Pero las claves que nos heredó Benjamin para entender el presente
y el pasado nos permiten acercarnos a la tarea de la Crítica, desde una de las
muchas correspondencias que sostenía con sus amigos. En una carta escrita en
1916 (cuatro años antes de la publicación de ``Para una crítica de la violencia)
dirigida a su amigo y compañero de discusiones Herbert Belmore, Benjamin
intenta darnos una clave sobre lo que primariamente se podría entender por una
labor Critica. Nos dice Benjamin respecto de esto:
9
Benjamin, Walter, `` The correspondence of Walter Benjamin. 1910-1940.`` Chicago:
University of Chicago press, 1994, p. 641. Traduccion de Felipe Kong
reproducir la idea de que aquello de lo que llamamos acontecimientos históricos
no son más que hechos determinados olvidados en el devenir progresista hacia
un determinado Final de la historia. Respecto de este canon historicista de la
historia Benjamin nos comenta:
Toda historia que escape del canon de los vencedores es enterrada y olvidada
en el devenir progresista de la humanidad. Por esto comenzábamos este
apartado con aquella cita que versa de la siguiente manera: ``No existe un
documento de cultura que no lo sea a la vez documento de la barbarie``. Con
esto Benjamin nos presenta que la Historia, entendida en el canon institucional
del historicismo, no es más que la historia contada y escrita por aquellos
triunfadores que hasta el día de hoy no han dejado de vencer. Todo documento
de cultura es a su vez una prueba o un recordatorio de que aquellos quienes
escriben la historia son un selecto grupo. La historia o el canon del historicismo,
mientras no escape de la teleología progresista, no será más que un constante
movimiento de empatía con aquellos vencedores de la ``lucha de clases``11.
10
Benjamin, Op. Cit. La dialéctica en suspenso, Pág. 42
11
Si bien este concepto de Lucha de clases da para una larga forma de interpretación y a su vez
se encuentra hoy, más que nunca, en el debate contemporáneo sobre la relación de lo que sería
una clase y una no-clase. Creemos que es, de cierta manera, acertado el concepto para tematizar
la disputa, que en ningún caso es dialéctica totalmente, entre los vencedores y los vencidos. Una
referencia que tenemos en cuenta es el análisis benjaminiano en uno de los fragmentos de ``Calles
dirección única`` titulado ``Aviso de incendio`` donde Benjamin remite directamente al concepto
de lucha de clases.
un ``malestar´´ ``en`` o ``de`` la cultura. Pensando que las formas e instituciones
por las cuales están travesadas son apropiadas por aquellos vencedores de la
historia de los cuales ``ni los muertos estarán a salvo``. Como ya vimos un poco
más arriba parecería ser que para Benjamin el problema de la Cultura estaría en
sus cimientos.
Bibliografía
Walter Benjamin:
Oyarzun
Laplanche y Pontalis
Sigmund Freud
Ballesteros.
http://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/restos/freud_mas_alla.pdf