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¿Malestar “en” o “de” la cultura?

Diálogos intempestivos entre Freud y Benjamin

Alexis Palomino

I Aproximaciones

En 1930 aparecía en Alemania uno de los textos más importantes del


Psicoanalista Sigmund Freud titulado ``El malestar en la cultura``. Este texto
contiene uno de los análisis más importantes que hasta ese momento se habían
llevado a cabo sobre la relación entre sociedad, sujetos y la propuesta sobre un
determinado origen de lo que hoy entendemos por cultura. La relevancia de este
texto en la obra de Freud no deja de pasar desapercibida, pues es uno de sus
análisis más sagaces que llegan a complementar y a ``culminar`` un sistema de
pensamiento. Retomando lo ya expuesto en textos como ``Más allá del principio
del placer``, Freud toma como punto de partida el armazón del sistema psíquico
que ya había llevado trabajando durante larga parte de su vida, para analizar las
maneras en que el sujeto se desenvuelve en lo que llamamos Cultura.

Por otro lado unos años antes, entre 1919 y 1920, un joven Walter Benjamin
redactaba uno de sus textos más famoso y a la vez más polémicos titulado ``Para
una crítica de la violencia``, donde -como el nombre señala- la tarea consistía en
llevar a cabo una posible Critica a la violencia, pero donde la palabra ``Critica``
cobraba un significado totalmente singular enmarcado en la obra benjaminiana.
Para esta tarea titánica, Benjamin lleva a cabo un análisis de las formas en las
cuales se ha conformado aquello que entendemos por derecho y justicia como
un primer punto de partida, que dará un posterior giro para poder llevar a cabo
una Crítica al concepto de violencia que ya no este enmarcada en la tradición, ni
del derecho natural, ni del derecho moderno (positivo).

Es así como nos situamos entre estas dos grandes formas de entender y de
analizar lo que podríamos llamar como lo ``social`` de su época. Si bien no hay
documentos que nos indiquen que Freud haya sido lector de Benjamin, ni
tampoco hay referencias directas del uno hacia el otro. Ambas tareas son
parecidas, de alguna u otra manera, y los contextos históricos en los cuales están
escritos no datan de más de 10 años entre uno y otro texto. Para contextos de
este trabajo pretendemos poder comentar una determinada lectura del texto de
Freud ``El malestar en la cultura`` contraponiéndola a nuestra lectura del texto
de Benjamin ``Para una crítica de la violencia``. ¿En qué puntos el análisis de
Freud lo llevan a acercarse u o alejarse del análisis benjaminiano? ¿Es posible
llevar a cabo una crítica a los postulados freudianos desde los textos (diez años
antes escritos) de Benjamin? Estas serán preguntas que intentaremos abordar.

II Malestar ``en`` la cultura

Si analizamos el título, del texto de Freud, ``El malestar en la cultura`` podemos


notar enseguida que el análisis de lo que Freud llama un ``malestar`` se
encontraría dentro de la cultura y no emanaría de ella misma como noción. El
malestar en la cultura nos dejaría ver un determinado síntoma que provocaría un
malestar ``en`` la cultura, o sea dentro de la cultura, habría algo que le ocasiona
un malestar. Un determinado agente patógeno -en la ``cultura`` entendida como
cuerpo- causa una determinada molestia, un síntoma del cual la cultura debe
hacerse cargo para tratar ese malestar. Para entender esto debemos
remontarnos a las bases de la argumentación freudiana.

Para Freud, al igual que para muchos otros filósofos y pensadores, hablar de un
estado de naturaleza les permite poder mostrar, o demostrar, las formas por las
cuales los hombres y las mujeres se relacionan, ya no mediados por dispositivos1
institucionales establecidos por determinadas normas o formas de convivencia.
Para Freud el estado de naturaleza es el lugar donde los hombres y las mujeres
viven, y conviven, al libre desacato de sus pulsiones y guiados ciegamente por
lo que Freud llamara el principio del placer. Por principio del placer Freud
entiende:

``El principio del placer será entonces una tendencia que estará al servicio de
una función encargada de despojar de excitaciones el aparato anímico,

1
Entendemos aquí la noción de dispositivo tal y como la concibe Giorgio Agamben en su texto ¿Qué es
un dispositivo?
El dispositivo se trata de un conjunto heterogéneo que incluye virtualmente cada cosa, sea discursiva o
no: discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas policíacas, proposiciones filosóficas. El dispositivo,
tomado en sí mismo, es la red que se tiende entre estos elementos.
mantener en él constante el montante de la excitación o conservarlo lo más bajo
posible``. 2

Para comprender mejor el principio del placer, hay que entender que Freud
concibe el cuerpo humano como un ``aparato anímico`` que se guía por la
satisfacción de sus pulsiones (placer). Por tanto el principio del placer será aquel
órgano regulador y administrador de aquellas pulsiones evocadas a buscar el
placer y evitar el displacer. En el estado de naturaleza los hombres y las mujeres
actuaran, entonces, siempre en la medida en que puedan satisfacer de mejor y
más rápida manera sus pulsiones buscando el placer constante. Freud dividirá
el aparato anímico de los hombres en dos; por un lado estarán las pulsiones de
vida, o sea, todas aquellas pulsiones que buscan el mantenimiento de la vida
(sexuales y de autoconservación). Y por otro lado las pulsiones de muerte, aquel
instinto que de alguna u otra manera lleva a los hombres a un estado de inercia
originario, al momento de la cero excitación, o en otras palabras, la muerte.

Para Freud la búsqueda de la satisfacción de la mayor cantidad de pulsiones,


por parte del principio del placer nos llevaría a tal punto de intentar arremeter de
alguna forma con nuestra vida, intentando llegar al estado de cero excitaciones.
Nos dice Freud al final de ``Más allá del principio del placer``:

``Es también harto extraño que los instintos [pulsiones] de vida sean los que con
mayor intensidad registra nuestra percepción interna, dado que aparecen como
perturbadores y traen incesantemente consigo tensiones cuya descarga es
sentida como placer, mientras que los instintos [pulsiones] de muerte parecen
efectuar silenciosamente su labor. El principio del placer parece hallarse al
servicio de los instintos de muerte, aunque también vigile a las excitaciones
exteriores, que son consideradas como un peligro por las dos especies de
instintos, pero especialmente a las elevaciones de excitación procedentes del
interior, que tienden a dificultar la labor vital``. 3

Esta constante búsqueda por la satisfacción del placer, lleva a los hombres y
mujeres a confrontarse unos con otros. Además de los peligros que conlleva vivir

2
Versión digital de ``Más allá del principio del placer``. Traducción de Ballesteros.
http://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/restos/freud_mas_alla.pdf Pág. 41
3
Ibíd. Pág. 42
en la naturaleza. La influencia de Hobbes en el pensamiento freudiano lo lleva a
pensar en el hombre como aquel animal peligroso para sus pares y para sí
mismo. ``Dotado de una gran cuota de agresividad``4 Freud concibe que el
peligro que se generan, los unos a los otros, impide el desarrollo óptimo de la
vida. Hay en los hombres y mujeres, entonces según Freud, una pulsión agresiva
que en el estado de naturaleza es exteriorizada hacia sus pares. Si la pulsión de
muerte busca la vuelta originaria hacia el grado cero de las pulsiones y arremete
contra la vida de manera interna. La pulsión agresiva o pulsión de destrucción
deviene hacia el exterior. Esta constante amenaza de los unos y los otros nos
llevaría, para Freud, a buscar los modos óptimos de convivencia y de desarrollo
pulsional.

Es así, como es que bajo las constantes amenazas de la pulsión de agresión y


de la hostilidad de la naturaleza, los hombres y mujeres firman un pacto, trazando
determinadas leyes de comportamiento que además regularan la satisfacción de
las pulsiones. El pazo cultural decisivo, para Freud, será entonces la puesta en
obra de un aparato de regulación y administración, tanto de las pulsiones
agresivas, como de la limitación a la posibilidad de satisfacción de las pulsiones.
Nos dice Freud respecto a esto:

``Ahora el poder de esta comunidad se contrapone, como «derecho», al poder


del individuo, que es condenado como «violencia bruta». Esta sustitución del
poder del individuo por el de la comunidad es el paso cultural decisivo. Su
esencia consiste en que los miembros de la comunidad se limitan en sus
posibilidades de satisfacción, en tanto que el individuo no conocía tal limitación``.
5

La constante tención que se genera dentro de la cultura entre la represión y


administración de las pulsiones, además de la tensa convivencia de los hombres
y mujeres, son las causas que le permiten hablar a Freud de un determinado
``malestar``. Este malestar puede ser leído en dos claves; por un lado podríamos
leer que el malestar se genera ``en`` la cultura, o sea, el malestar de los humanos

4
Freud S, ``Obras completas Tomo XXI`` ``El malestar en la cultura``, Editorial Amorrortu, Buenos Aires,
1992, Pág. 108
5
Ibíd. Pág. 94
en la cultura, por la imposición de un aparato regulador de sus pulsiones
(principio de realidad6). O, por otro lado, el malestar ``de`` la cultura, que haría
referencia a una formación deficiente de la cultura. La toma de posiciones de
Freud es ambivalente respecto de esta aporía, pues en algunas zonas de su
texto aparecería la cultura como aquel dispositivo que salvaguarda a los hombres
y los guía al bien común. Y en otros parecería que el costo a pagar por pertenecer
a la cultura es demasiado alto.

``En el curso de las últimas generaciones, los seres humanos han hecho
extraordinarios progresos en las ciencias naturales y su aplicación técnica,
consolidando su gobierno sobre la naturaleza encuna medida antes
inimaginable. […]Y podríamos mencionar todavía una larga serie de tales
beneficios, que debemos a la tan vilipendiada época del progreso técnico y
científico. Pero en este punto se hace oír la voz de la crítica pesimista y advierte
que la mayoría de estas satisfacciones siguieron el modelo de aquel «contento
barato» elogiado en cierta anécdota``.

III El malestar ``de`` la cultura

``No existe un documento de cultura que no lo sea a la vez documento de la


barbarie``.7

Esta es una de las sentencias con las cuales Benjamin se manifiesta con una
cautela excepcional frente a la noción de cultura. En su análisis llevado a cabo
en 1940 conocido como ``Tesis sobre filosofía de la historia`` Benjamin lleva a
cabo, en no más de dieciocho tesis, uno de los estudios más notables sobre el
contexto social, político y cultural de su época. Al igual que en ``Para una crítica
de la violencia``, y además como continuación directa, el objetivo de Benjamin

6
El principio de realidad es el nombre que le da Freud a la capacidad, que se genera dentro de
la cultura, de poder satisfacer indirectamente ciertas pasiones. En el ``Diccionario de
Psicoanálisis`` Laplanche y Pontalis definen el principio de realidad: ``Forma un
par con el principio del placer, al cual modifica: en la medida en que logra imponerse como
principio regulador, la búsqueda de la satisfacción ya no se efectúa por los caminos más
cortos, sino mediante rodeos, y aplaza su resultado en función de las condiciones impuestas
por el mundo exterior``.
7
Benjamin W, ``Dialéctica en suspenso``; Tesis sobre el concepto de historia, Editorial Lom, Santiago,
2009, Traducción de Pablo Oyarzun, Pág. 43
es desenmascarar ciertos presupuestos que operan como verdades
trascendentales y fácticas que condicionan nuestras relaciones con el mundo,
con el estado y con la comunidad. Estos presupuestos -tales como Derecho, la
Cultura, la Justicia, Historia- son construidos y determinados por las clases
dominantes que corresponden a cada época.

El análisis benjaminiano, en este trabajo, se sitúa desde uno de los presupuestos


freudianos que nos causa mayor extrañeza, podríamos pensar que de alguna u
otra manera, que en ``Para una crítica de la violencia`` se sitúa desde uno de los
presupuesto con los que Freud también trabaja. Mencionábamos un poco más
atrás, que el paso cultural decisivo para Freud es la instauración de un órgano
regulador y administrativo de las pulsiones que, de la misma manera, en que
regula la satisfacción de estas, también interioriza la pulsión de agresión. De esta
manera la entrada en la cultura lleva consigo la administración de aquella
violencia bruta que en el estado de naturaleza afecta a los hombres. Nos dice
Freud respecto a esto:

``La cultura tiene que movilizarlo todo para poner límites a las pulsiones
agresivas de los seres humanos, para sofrenar mediante formaciones psíquicas
reactivas sus exteriorizaciones. […] La cultura espera prevenir los excesos más
groseros de la fuerza bruta arrogándose el derecho de ejercer ella misma una
violencia sobre los criminales, pero la ley no alcanza a las exteriorizaciones más
cautelosas y refinadas de la agresión humana. ``

Esta arrogación de la violencia que lleva a cabo el derecho, en el texto freudiano,


es uno de los puntos de partida de Benjamin en ``Para una crítica de la
violencia``. Es aquí donde Benjamin nos mostrara, de manera muy lucida, que la
instauración de todo derecho lleva consigo, inevitablemente, una legislación y
apropiación de la violencia. Esta atribución de la violencia por parte del derecho,
restringe a los individuos particulares de usar la violencia en determinados casos
- los sancionados por la justicia - y atribuye a ``otros`` individuos su uso en miras
de la mantención de este derecho. Esta forma de entender la atribución de la
violencia por parte de la cultura en Freud, en Benjamin es vista como una forma
de administración de la jurisdicción de la violencia por el derecho. Se le otorga la
posibilidad a ciertos individuo ``A``, la posibilidad de utilizar la violencia en
determinados casos, sin consecuencias jurídica, en contraposición de un
individuo ``B`` el cual no posee este derecho a la violencia, sin que no venga
consigo una consecuencia legal. El derecho tanto para Freud como para
Benjamin funciona de una doble manera como soporte y a su vez protección de
la Cultura.

`` De esta máxima se sigue que el derecho considera la violencia en manos de


personas individuales como un peligro que amenaza con sepultar el orden legal.
¿Acaso como el peligro de abortar los fines legales y las ejecutorías legales? De
ninguna manera; pues entonces no se juzgaría la violencia en general, sino sólo
aquella que se vuelve contra los fines legales. […] En cambio, podría tal vez
considerarse la sorprendente posibilidad de que el interés del derecho en la
monopolización de la violencia frente a la persona particular no se explica por la
intención de defender los fines legales, sino, más bien, el derecho mismo. Es
decir, que la violencia, cuando no está en las manos del derecho
correspondiente, lo pone en peligro, no por los fines que pueda perseguir, sino
por su mera existencia fuera del derecho. `` 8

La tarea principal de la obra de Benjamin, y sobre todo de las tesis y de la crítica


a la violencia, será someter a la realidad al dispositivo de la Kritik (Critica)
benjaminiana. Someter a los presupuestos que operan como verdades
trascendentales y fácticas a la tarea de la Crítica será entonces el énfasis de
Benjamin.

Pero la Crítica benjaminiana es muy particular, al igual que la mayoría de sus


conceptos, los cuales escapan de la matriz ontológica de la palabra misma. Por
Crítica Benjamin, no solo entiende una acción o un proceso de discernimiento,
sino que más bien, la Crítica benjaminiana se instala como una tarea que permite
develar y desarticular nociones para que de esa manera aparezcan sus
verdaderos componentes. Pocas son, efectivamente, las referencias o las
definiciones que Benjamin nos dejó de sus conceptos, pues atentaba contra su
propia forma de entender la filosofía, el definir y encasillar sus conceptos en

8
Benjamin W, ``Para una crítica de la violencia``, Revista Archivos 2/3 Escuela de Filosofía UMCE,
Santiago, 2007/2008, Traducción de Pablo Oyarzun, Pág. 431
definiciones. Pero las claves que nos heredó Benjamin para entender el presente
y el pasado nos permiten acercarnos a la tarea de la Crítica, desde una de las
muchas correspondencias que sostenía con sus amigos. En una carta escrita en
1916 (cuatro años antes de la publicación de ``Para una crítica de la violencia)
dirigida a su amigo y compañero de discusiones Herbert Belmore, Benjamin
intenta darnos una clave sobre lo que primariamente se podría entender por una
labor Critica. Nos dice Benjamin respecto de esto:

``La verdadera crítica no va contra su objeto: es como una sustancia química


que ataca a otra solo en el sentido en que, descomponiéndola, expone su
naturaleza interna, pero no la destruye. La sustancia química que ataca las cosas
espirituales de este modo (diatético) es la luz. Esto no aparece en el lenguaje.
``9

Este procedimiento Crítico benjaminiano es aplicado entonces al derecho como


institución protectora de aquello que Freud entiende por Cultura. Si tomamos el
texto de Freud como punto de partida y a este análisis le aplicamos la Crítica
benjaminiana, nos daremos cuenta que aquello que Freud expresa como un
malestar ``en`` la cultura, no es más que un malestar ``de`` la cultura misma. En
cuanto este malestar es la base de la conformación misma de este dispositivo al
que llamamos cultura. En uno de sus últimos textos antes de que se quitara la
vida, Benjamin nos da las claves para pensar que la Cultura está atravesada por
un conjunto de dispositivos que están influenciados, o directamente son
controlados, por aquellos que denomina como ``los vencedores de la historia``.
El texto referido son las ``Tesis sobre el concepto de historia`` aquí Benjamin nos
mostrara de qué manera aquello de lo que se conforma la Cultura, o sea, la
historia, el derecho, las relaciones sociales, entre otros, están atravesados por
determinadas formas de dominio que las condicionan de maneras que ciertos
sujetos son vencedores y otros olvidados.

Para Benjamin entender la Historia, que es uno de los dispositivos medulares


de la Cultura, de una manera historicista, esto quiere decir de manera linean,
teleológicamente guiada hacia el camino del progreso de la humanidad, es

9
Benjamin, Walter, `` The correspondence of Walter Benjamin. 1910-1940.`` Chicago:
University of Chicago press, 1994, p. 641. Traduccion de Felipe Kong
reproducir la idea de que aquello de lo que llamamos acontecimientos históricos
no son más que hechos determinados olvidados en el devenir progresista hacia
un determinado Final de la historia. Respecto de este canon historicista de la
historia Benjamin nos comenta:

``Fustel de Coulanges recomienda al historiador, si quiere éste revivir una época,


que debe sacarse de la cabeza todo lo que sabe del transcurso ulterior de la
historia. Mejor no se podría caracterizar el procedimiento de empatía. Su origen
es la pereza del corazón, la acedía, que desespera de apoderarse de la genuina
imagen histórica que relampaguea fugazmente.`` 10

Toda historia que escape del canon de los vencedores es enterrada y olvidada
en el devenir progresista de la humanidad. Por esto comenzábamos este
apartado con aquella cita que versa de la siguiente manera: ``No existe un
documento de cultura que no lo sea a la vez documento de la barbarie``. Con
esto Benjamin nos presenta que la Historia, entendida en el canon institucional
del historicismo, no es más que la historia contada y escrita por aquellos
triunfadores que hasta el día de hoy no han dejado de vencer. Todo documento
de cultura es a su vez una prueba o un recordatorio de que aquellos quienes
escriben la historia son un selecto grupo. La historia o el canon del historicismo,
mientras no escape de la teleología progresista, no será más que un constante
movimiento de empatía con aquellos vencedores de la ``lucha de clases``11.

El procedimiento Critico que aborda Benjamin en estas tesis, es demasiado


extenso y merecería dedicarle un trajo completo por lo que no podemos
abordarlo aquí. Pero este breve comentario, a los textos de Freud y de Benjamin,
nos ayuda a sostener la tesis que ha recorrido este trabajo, que parte de una
cierta forma de leer a Benjamin que nos permitiría preguntarnos si es que aquel
``malestar`` al que se refiere Freud en ``El malestar en la cultura`` es realmente

10
Benjamin, Op. Cit. La dialéctica en suspenso, Pág. 42
11
Si bien este concepto de Lucha de clases da para una larga forma de interpretación y a su vez
se encuentra hoy, más que nunca, en el debate contemporáneo sobre la relación de lo que sería
una clase y una no-clase. Creemos que es, de cierta manera, acertado el concepto para tematizar
la disputa, que en ningún caso es dialéctica totalmente, entre los vencedores y los vencidos. Una
referencia que tenemos en cuenta es el análisis benjaminiano en uno de los fragmentos de ``Calles
dirección única`` titulado ``Aviso de incendio`` donde Benjamin remite directamente al concepto
de lucha de clases.
un ``malestar´´ ``en`` o ``de`` la cultura. Pensando que las formas e instituciones
por las cuales están travesadas son apropiadas por aquellos vencedores de la
historia de los cuales ``ni los muertos estarán a salvo``. Como ya vimos un poco
más arriba parecería ser que para Benjamin el problema de la Cultura estaría en
sus cimientos.
Bibliografía

Giorgio Agamben: ¿Qué es un dispositivo? Edición digitalizada.

http://ayp.unia.es/r08/IMG/pdf/agamben-dispositivo.pdf Consultado por última

vez el día: 09/09/2016

Walter Benjamin:

- Dialéctica en suspenso; Tesis sobre el concepto de historia, Editorial

Lom, Santiago, 2009, Traducción de Pablo Oyarzun

- Benjamin W, ``Para una crítica de la violencia``, Revista Archivos 2/3

Escuela de Filosofía UMCE, Santiago, 2007/2008, Traducción de Pablo

Oyarzun

- The correspondence of Walter Benjamin. 1910-1940 Chicago: University

of Chicago press, 1994, p. 641. Traducing de Felipe Kong.

Laplanche y Pontalis

- Diccionario de Psicoanálisis. Editorial Paidós, Paris, 1967.

Sigmund Freud

- Versión digital de ``Más allá del principio del placer``. Traducción de

Ballesteros.

http://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/restos/freud_mas_alla.pdf

Pág. 41. Consultado por última vez el 09/09/2016.

- Freud S, ``Obras completas Tomo XXI`` ``El malestar en la cultura``,

Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 1992

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