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Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Contextos e Interculturalidad
Trabajo final
Nombres: Dayanara Tufiño, Shirley Bustamante, Victoria Chiguano, Nicole Madrid
Paralelo: 30
Fecha: 29 de junio de 2019
Fiestas de San Miguel de Zámbiza
Breve historia de Zámbiza
Zámbiza fue un cacicazgo descendiente de los Quitu-cara, que contaba con diferentes
pueblos, en la conquista Inca no existió una buena relación con Atahualpa y durante la
conquista española fueron ellos quienes buscaron la paz, acto que fue castigado por
Rumiñahui (El telégrafo, 2014).
Desde un punto de vista ancestral la parroquia de Zambiza es considerada una de las
parroquias más antiguas del Distrito Metropolitano de Quito, llegando a ser uno de los
asentamientos indígenas de gran importancia en la época preincaica. (GoRaymi, 2018)

Se encuentra ubicada aproximadamente a cuatro kilómetros al noreste de la ciudad de


Quito y en el 11 de febrero de 1584 el Monseñor Luis López de Solís la nombró como
una parroquia eclesiástica “San Miguel de Zambiza” (Carrera, 2006). Debido a una
condición de la Corona los indígenas nativos de esta nueva parroquia se volvieron los
capariches, exonerándose así de los tributos. Sin embargo, fue en 1861, cuando obtuvo
su fundación civil.

Gran parte de la expresión cultural de un pueblo se sintetiza en su folclore. Zambiza


cuna de grandes músicos, una parroquia llena de arte, fe y cultura. De acuerdo a
Manuel Mesías Carrera “Poseen unas fiestas patronales en honor a su patronato el
Arcángel San Miguel y se han creado personajes y ritos ancestrales que a su vez
muestran su fe, su arte y su cultura” (Mesías, 2006, s/p).

Cada año los Zambizeños celebran con alegría sus fiestas patronales en honor a San
Miguel Arcángel, quien es el protector de la Iglesia y el abogado del pueblo
elegido de Dios (Guzmán, 2015).
La fiesta inicia en la noche de la víspera con la recogida de los grupos de danzantes de
monedas y negros, de las casas de los priostes; van juntos con una banda de pueblo.
En estas celebraciones son realizadas en dos fechas importantes del año; la primera en
el mes de mayo y la segunda en septiembre donde los partícipes muestran su
agradeciendo al santo local San Miguel Arcángel el cual representa el lugar de la Iglesia
en los espacios de poder local y que, en este caso, hace que la población le rinda
homenaje en agradecimiento por las cosechas y por las bendiciones recibidas durante
el año, manteniendo así un pueblo zambiceño intacto en su tradición y presente en la
fe.
La religión en la fiesta
La religión forma parte de la identidad de los pueblos y constituye la esencia de sus
fieles, no se puede hablar de la historia de Zámbiza sin antes hablar de religión, pues
esta ha constituido parte fundamental de su trayecto, desde que la colonia española
llegó al dominio de tales tierras imponiendo el catolicismo.
La fiesta que toma lugar el 29 de septiembre de cada año, requiere de priostes, quienes
patrocinan los gastos de los festejos, en los que no pueden faltar los artistas, los juegos
pirotécnicos, la bebida, la comida en pambamesa, y los platos típicos, que también
pueden incluir vísceras, esta forma de comer ha sido parte de un contexto histórico que
se presentó desde la colonia y se mantiene como un alimento de las clases populares
(Mera, 2018).
Tal vez para muchas personas esto signifique un despilfarre de dinero, sin embargo,
para estas personas significa mucho más debido a que, aparte de contribuir a su
comunidad es una estrategia ritual de poder puesto que, el simple hecho de ejercer este
cargo es un modo de comunicar a la comunidad que se está en posesión de recursos
económicos y sociales suficientes para invertir en las fiestas.
En una sociedad tan secularizada como la nuestra, y principalmente en este sector tan
católico, las fiestas y las procesiones gozan de gran armonía, pues las celebraciones de
la parroquia no se pueden llevar a cabo sin la correspondiente procesión del patrono
San Miguel Arcángel quien va acompañado de antorchas y velas.

Los elementos tradicionales actúan como símbolo de solemnidad, iluminación


espiritual, conocimiento y pureza que representa la figura del fuego. Las personas
acuden masivamente a las fiestas y a estas procesiones debido a que en ellas existe un
rito que cumplir, un camino largo que recorrer alrededor de las calles principales, una
música tradicional que disfrutar, una belleza que admirar, un santo a quien implorar, una
memoria que acoger, una identidad que reconocer (Flores, 1990).

Con todas las ocupaciones diarias y debido a la fatiga que agobia a las personas, es
muy frecuente escuchar a la gente decir que no tienen tiempo para ir a la iglesia. Muchos
afirman que creen que tanto Dios como sus Santos, los aman y no necesitan asistir a la
iglesia para que ellos lo sepan (Mayorga, 2018).

Sin embargo, en estas fechas las personas acuden más que nunca a adorarlos para
poder sentir su presencia en ese lugar. Esto tiene un peso importante para los
espectadores debido a la posibilidad que tienen de relacionarse con otras personas que
tengan sus mismas creencias. Es un espacio en el cual se estrechan lazos familiares y
se sienten más unidos como hermanos, forjando la figura de la iglesia como elemento
central dentro de la comunidad.

A su vez, se realiza un ejercicio de una charla íntima para pedir por una determinada
intención o agradecer por lo brindado, por lo tanto, el significado va más allá del hecho
de solo asistir a este lugar por obligación, sino que es visto como un ritual mágico para
encontrarse con quien los protege. (Mayorga, 2018).

Los fieles de la parroquia tienen la creencia y tradición cristiana de que San Miguel pelea
contra el diablo, pues él es quién lo hecho del paraíso, además él se encarga de rescata
las almas de los devotos del poder del enemigo, especialmente en el final de sus vidas,
pues es uno de los ángeles presentes a la hora de la muerte (Jorge, 2013).

Por lo tanto, es el encargado de ayudar a los moribundos y acompañar sus almas a


juicio, actuando como abogado; convirtiéndose en un prototipo tradicional del guerrero
espiritual. Siendo estas varias de las razones por las cuales las personas lo veneran
tanto, pues su figura se ha evolucionado para entenderlo como el “Conquistador de
Satanás”, que defiende la fe, la iglesia y la religión católica que los Zambizeños tanto
profesan (Mayorga, 2018).

Personajes destacados

Los morenos

Existe una gran tradición de estos pueblos que se denota en características propias que
los definen. Una de ellas es la vestimenta principalmente en los pueblos indígenas, que
es considerada de gran importancia dado a que hace referencia a una representación
de identidad.

Con el paso de los años a pesar de se han perdiendo las costumbres de los pueblos
antiguos, hay ciertas características que los representan. En la actualidad la forma en la
que se preserva esa identidad es por medio de la utilización de materiales con un gran
simbolismo cultural.

La población de Ecuador, igual que la de los países del Área Andina, se ha formado por
un mestizaje de los tipos raciales que han llegado a nuestro territorio (Edupedia, 2015).
Convirtiéndose en una mezcla de culturas entre afro descendientes, indígenas y
blancos.

En diferentes zonas del país se establecieron grupos humanos desde diferentes lugares,
formando así pueblos, confederaciones o reinos de aborígenes, que posteriormente
fueron conquistados por los españoles, quienes trajeron a los afrodescendientes como
esclavos, por lo que no se les otorgaban ningún tipo de derecho civil.

Este tipo de historia ha sido constituido como un instrumento eficaz de los


conquistadores para afianzar sus estrategias de explotación, enajenación y
sometimiento a los pueblos esclavizados. (Moyano, 2012)

La representación de los morenos hace referencia a la aceptación del pueblo afro


descendiente por parte de la parroquia en los tiempos de la colonia. Siendo de gran
importancia, ya que se aceptó a estos pueblos como miembros activos de la comunidad
invitándolos a compartir una cultura, a pesar de que en esa época eran considerados
grupos marginados que solo podían cumplir actividades de esclavitud. En la actualidad
su representación hace referencia a esa mezcla de culturas que prevalece hasta la
actualidad.

En la celebración se puede apreciar a quienes participan con vestimentas conformadas


por una máscara de color negro, un pantalón oscuro, camisa blanca, sombreros de paja
y un machete haciendo representación de la cultura afro descendiente.

Ellos al igual que el resto de personajes suelen concentrarse en el parque central, donde
se realiza la danza tradicional y la quema de castillos y chamizas. (Moyano, 2012).

Para acompañar a la celebración quienes participan en estas fiestas, participan a su vez


diferentes grupos juveniles de danza folklórica y moderna, que indiscutiblemente reviven
y potencian aquel espacio e identidad propia de la parroquia.
La tradicional procesión se realiza alrededor del parque central. Por la noche, la
población y los visitantes se concentran en el parque para bailar al ritmo de la Banda de
Pueblo en conjunto de cada uno de los personajes representativos de las fiestas
(Moyano, 2012).

Sahumeriantes y floreantes

Por muchos años fue la sociedad zambiceña fue una sociedad dividida
escalonadamente, según el rango o cargo que desempeñaban sus ciudadanos, así lo
vislumbran las tradiciones de los diferentes grupos de disfraces, instrumentos, melodías
y ritmos que existen dentro de esta comunidad. (Carrera, 2006). Fue una sociedad
basada en la desigualdad y la invalidación de la mujer zambiceña.

Las mujeres no han podido gozar de igualdad en cuanto a las oportunidades, sin
embargo, hoy su rol se ha ido modificando dentro de la parroquia, cada día se ve más
mujeres lideresas, madres de familia con conocimientos y saberes. Comprometidas en
el proceso organizativo, cultural, social, político, económico y deportivo. Muchas de ellas
con el doble o el triple actividades que las habituales.

El rol de la mujer no fue desprestigiado solo en el ámbito social, si no, también en el


ámbito cultural, a pesar de que, en nuestra raza aborigen, existía un requisito
indispensable para poder ingresar o ser parte de la sociedad zambiceña la persona
como primer paso o acto, tenía que bailar, el “danzante” (representante del ser humano,
cargado de energía a través de sus metales).

Este requisito de ser danzante no fue impuesto para todos los ciudadanos que desearan
participar, por el contrario, solo fue impuesto para los hombres. A su vez, establecía que
la única manera de que la mujer pueda ser parte de la sociedad y por ende poder
participar en la fiesta fuera contrayendo matrimonio.

Las damas no podían participar en las fiestas en honor a su patrono, si no estaban


casadas o si no poseían una familia. Todos los personajes de las festividades estaban
a cargo de los varones, debido a que la única labor que desempeñaban las mujeres era
cuidar de sus esposos durante el tiempo que dure la festividad.

Afortunadamente en la actualidad ese patrón se ha roto y ya no es necesario que una


mujer se encuentre casada o tenga una familia para participar en las festividades.
Incluso ellas pueden vestir, lucir y bailar los disfraces que en la antigüedad fueron
diseñados solo para el género masculino.

Cabe recalcar que existe un rol en esta festividad que solo puede ser desarrollado por
las mujeres, es el de “Sahumeriantes y Floreantes” que son las potadoras de dos
elementos purificadores de malas energías. Nos referimos al humo y a las flores, su
papel es dar paz y tranquilidad a la fiesta, rodean a los personajes y limpian el camino
por donde pasa San Miguel.

Los danzantes
En un ritual, el traje de cada personaje tiene sentido, todo traje simboliza algo, ninguno
puede ser improvisado pues debe recoger todos los elementos que reúnen a la
parroquia o al lugar en el cual se celebre la festividad. Se tiene que tener sumo cuidado
al momento de fabricarlos, porque ese momento se considera sagrado, produce no solo
el significado, sino que hace posible el efecto que se espera del personaje.
El hecho de representar a un personaje a su vez requiere de preparación para entender
el porqué de este personaje, que viene siendo herencia de muchas generaciones
pasadas. Es pues una tradición que corre por las venas no solo a los participantes sino
también a todos los observadores.
Por otro lado, es necesario destacar la cosmovisión indígena que rodea todo lo que
sucede, todo se complementa entendiendo que el tiempo es cíclico y a su vez el ser
humano es solo un elemento más de este gran equilibrio, una celebración por lo tanto
es una vuelta a un momento original, en el cual ocurrió un momento fundacional, que
ahora vuelve a ser repetido a través de la fiesta.
Así por ejemplo en muchos pueblos de la sierra ecuatoriana, la Pacha es representada
mediante indumentaria e iconografía, ya sea en el día a día o en días festivos, para
celebrar la presencia de la tierra y de la posibilidad de generación.
En el caso del pueblo de Zámbiza, es parte fundamental del ritual del solsticio el baile.
El danzante, que es uno de los personajes principales del ritual, representa la bondad
del ser humano, cargado de energía a través de los metales que se añaden a su traje.
El principal requisito para ser elegido danzante es ser considerado como persona de
respeto en la sociedad zambizeña. Viste trajes y sombreros de colores “morrones”,
sobre los cuales existen una serie de monedas que en algún momento fueron de plata
(La hora, 2016).
La vestimenta no solo simboliza rasgos propios de la sociedad, también se encuentra
profundamente ligado con el estatus económico del portador de esta (La hora, 2016).
Lleva cascabeles a la altura del tobillo, un instrumento sonoro que guía al ritmo del
danzante. Para que el ritmo pueda ser marcado, los cascabeles y monedas deben estar
bien distribuidos entre el pecho, la espalda, los brazos y las piernas. En sus manos lleva
flores (representan a las festividades) y una espada (representa al patrono) (CIDAP, s/f).
Utilizan un blusón, enagua o delantal a los cuales se les cosen monedas, sujetadas por
la guagua chumbi o mama chumbi que son fajas (La hora, 2016).
Entre los colores que destacan de su vestimenta encontramos el amarillo que simboliza
al maíz, al sol y la fuerza, armonía y dualidad; el rojo asociado a la sangre y la idea del
sacrificio, el color de la tierra que se cultiva; el blanco que representa la pureza, la
fertilidad y la plata; el celeste que es la expresión del desarrollo (López, 2016). Al utilizar
varios colores que conforman parte del arcoíris se ha llegado a afirmar que se encuentra
asociado con la buena suerte y con el bienestar económico (López, 2016).
La fiesta no solo representa la celebración al patrono del pueblo, también involucra la
vinculación con el pueblo y las autoridades y junta también lo festivo con lo económico
(López, 2016). El danzante representa lo económico, personifica por un lado el
compromiso con la fiesta y el endeudamiento y a su vez las limitaciones económicas
que causan que él ser luzca menos esplendoroso (López, 2016).
Desde la perspectiva económica se puede analizar los cambios en la vista del personaje,
es un traje caro que, sin embargo, dado a su significado no deja de ser reproducido,
utilizando materiales más baratos y sencillos de encontrar que tienen el mismo peso
simbólico que las piezas originales. A su vez, al ser trajes esplendorosos simbolizan
tanto el compromiso de su portador como el de las personas que ayudaron a su diseño,
creación y pago.
Por este lado, podemos hacer referencia al principio de reciprocidad practicado por
estas comunidades en todos los niveles de la vida, es decir a todo acto le corresponde
un complemento (dar y devolver) ya sea en lo afectivo, en lo económico y en lo religioso
(López, 2016) todo acto tiene algo a cambio.
El poder realizar la festividad y el esplendor del traje son a manera de retribución de los
actos de bondad que ha tenido a lo largo del año del patrono.
La vestimenta del danzante se ha estandarizado con los años, muchos pueblos utilizan
el mismo modelo de traje, sin embargo, en varias culturas el danzante no solo implica
un bailante que marca el son de la comparsa, sino que el danzante o el bailante es quien
se vestía con una vestidura de honor, no lo hace como espectáculo, si no que se viste
para ir a la siembra con el sol en la cabeza (López, 2016), es decir el sol que encabeza
la siembra.
Al mismo tiempo, analizando el traje del danzante se puede realizar una contraposición
entre la cosmovisión andina y la de occidente, las monedas en el ámbito occidental
representan riqueza monetaria, una manera de poder materializado en un pequeño
objeto de metal; mientras que en la cosmovisión andina la moneda es un metal que se
puede cargar con energías (dadas las costumbres ancestrales y las creencias de que
los metales tienen cargas que se pueden alienar con las energías de la Tierra) y ayudan
a llevar el compás en esta marcha que produce por tanto, no solo el efecto de la
diversión y el juego sino que es el preludio de que esas buenas energías y esa “riqueza”
influirá en todo los meses que siguen a la fiesta.
Así mismo ocurre con los colores del traje, ellos buscan atraer la buena suerte, una
buena suerte que será de manera recíproca, respecto a todo lo que sucederá dentro de
la comunidad y en lo económico; se busca la buena suerte para la cosecha, pero este
destino representa también y directamente la estabilidad de la comunidad.
Por lo tanto, el danzante es un personaje destacado (en cuanto a la posición social),
pero también en sus referencias simbólicas, es quien llama y acompaña a la buena
siembra.
Esta fiesta es uno de los principales rasgos de la sociedad zambiceña, pues involucra
sus rasgos más arraigados hasta las incorporaciones de las nociones modernas. La
religión es la base para la concepción de la noción de la unión de la comunidad, teniendo
en mente al patrón San Miguel o el protector del mal.
Por otro lado cada uno de los participantes en el desfile representa un papel diferente,
los morenos son la unidad cultural y el legado de la integración de la conquista, las
sahumeristas al ser representadas solamente por mujeres como dadoras de paz y
purificación se alejan de la concepción antigua de que la mujer no podía participar, sin
embargo, su papel al estar asociado con la pureza y serenidad viene ligado a su
concepción como la mujer es asociado a un elemento más puro y que por ende
desempeña papeles que los hombres no pueden realizar. Los danzantes representan
principio de reciprocidad, hablando desde el punto económico en el cual existe un
equilibrio con los elementos de su traje y los materiales accesibles y el llamado a una
buena cosecha que ayude a prosperar a la comunidad.
Es en esta fiesta que todo el pueblo zambiceño se integra y que a su vez puede retomar
sus raíces y valores tradicionales, dejando de lado el concepto de una celebración vacía
y asociándola a la tradición y al equilibrio que debe existir dentro de la propia sociedad
para su prosperidad.

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