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El pasado filosófico en el Origen y epílogo de la filosofía de

Ortega y Gasset.

Luis Enrique Olmos Cortés

Ortega abre este texto con una reflexión sobre el arte de elegir qué decir/hacer,
y más concretamente sobre elegir qué decir de la historia de la filosofía.
Continúa con esta reflexión afirmando que el mirar al pasado nos impulsa
irremediablemente a mirar hacia adelante, hacia el futuro, pues la naturaleza
del pensar humano es no quedarse conforme con una verdad inmóvil. Dicho
de otro modo, cada vez que mira al pasado, no le queda más remedio que
edificar otra verdad.

Los pensamientos se pueden ligar uno con otro de dos maneras: en la primera,
un pensamiento surge del anterior, explicitando algo que ya estaba implícito
en éste. Esto es el pensar analítico. En el segundo tipo de ligamen, un
pensamiento complica al anterior, al pensarlo nos muestra la incompletitud del
primero, y nos obliga a completarlo para llegar a una nueva verdad. Este
último ligamen, es el pensar sintético o dialéctico. La dialéctica nos hace
encontrarnos con que nada se ha pensado por completo.

El autor plantea cuatro maneras de pensar el pasado filosófico, las cuales


podrían resumirse así:

1. El pasado filosófico como “el mundo muerto de los errores”. En este plano
de pensamiento, el pasado es visto como error, como verdades venidas abajo,
como ruinas.
2. Los errores convertidos en “auxiliares de la verdad”. Se llega a cierta
seguridad de que al menos en esos errores no se volverá a incurrir. En este
pensar el pasado filosófico, los errores se nos muestran recubiertos de un
“cariz positivo”.

3. El pasado filosófico como la sucesión de las experiencias intelectuales por


las que el hombre ha ido pasando. En este estado de pensamiento, el error no
es error por no ser verdad, sino por haberse hecho patente que se trata de
una verdad insuficiente.

4. Nuestra filosofía actual es, en gran parte, la reviviscencia en el hoy de todo


ayer filosófico. El hombre debe integrar todo el conjunto de errores en su
aspecto de verdad, y este proceso le permite cada vez más prever el futuro.

Es particularmente relevante la idea de revalorización de los errores, donde


Ortega señala que “estos no pueden ser absolutos”, sino que más bien son
contenedores de una verdad incompleta. A su vez, es interesante el
planteamiento sobre la habituación al error como objeto cotidiano en la
actualidad y la falta de afán por ponerse en claro los problemas radicales.

Otra idea interesante propuesta por Ortega en este texto, es el


replanteamiento del concepto de escéptico, donde se nos revela la
deformación y desgaste que ha sufrido dicho vocablo en nuestros días,
llamándose escéptico a cualquiera que no cree en nada, pero que no cree en
nada porque no se cuestiona nada, porque vive día a día sin cuestionarse
nada más allá de su inmediatez. Esta falta de voluntad de saber, se refleja en
lo que Ortega denomina “excesiva curiosidad”, que ha llevado al desarrollo
acelerado de las ciencias naturales, que han devenido en avance tecnológico,
en oposición con la pérdida de vitalidad del espíritu filosófico en el nivel
macrosocial.

Bibliografía:

Ortega y Gasset, J. ( ). Origen y epílogo de la filosofía. México: Fondo de


Cultura Económica.

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