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UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA

FACULTAD DE CS. JURÍDICAS Y EMPRESARIALES


DEPTO. CIENCIAS JURÍDICAS

EL ANTIGUO EGIPTO:
EL CONCEPTO DE JUSTICIA, DDHH Y PENAS

Integrantes: Katalina Álamos


Gabriela Barría
David Catrilaf
Ignacia González
Madeley Quiroz
Manuel Sanhueza
Profesor: Dr. Ramón Valdivieso Ducci

Temuco, 03 de julio de 2019


Índice

Introducción 2

Concepto de Justicia en el Antiguo Egipto: Analogía con la actualidad Error! Bookmark not
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Derechos humanos en el Antiguo Egipto: Analogía con la actualidad 10

Penas en el Antiguo Egipto: Analogía con la actualidad 15

Bibliografía 223

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Introducción

Para comenzar, es relevante hablar sobre cómo era en diferentes aspectos el antiguo
Egipto, y principalmente, comprender su derecho. Sobre el primitivo derecho egipcio no se sabe
casi nada, ya que es muy poca la información que ha llegado hasta nuestros días.
Unos 27 siglos a.C existía una corte suprema, jueces de carrera, un procedimiento escrito,
y archivos judiciales, además de una justicia fiscal especial. Es importante mencionar que la cima
de la justicia, también era la cima de la administración, en donde el visir era el primer ministro
del faraón.
Mientras estaba por terminar el Imperio Viejo, la administración judicial cayó por
completo, disolviéndose en un feudalismo bastante confuso. Después, una monarquía empezó a
luchar contra este feudalismo, siendo la Corona la encargada de intentar centralizar nuevamente
la labor judicial mediante jueces ambulatorios. Es desde este momento en donde se puede
apreciar de nuevo una organización de tribunales jerarquizados, pero diferente a los del Imperio
Viejo, ya que contaba con tribunales superiores en Tebas y Heliópolis. Además, durante los
Imperios Medio y Nuevo, el visir tenía un papel muy importante en materia judicial, ya que debía
dictar siempre sus sentencias junto a los ‘‘cuarenta rollos de leyes’’, los cuales eran accesibles a
todo el pueblo, pero que lamentablemente no existen registros de ellos. Cabe recalcar que este
derecho era muy antiguo, y que generalmente se le atribuía a los dioses; sin embargo, también
habían faraones que dictaban normas nuevas.
Sobre el Imperio Nuevo se tiene más información a diferencia de los Imperios anteriores.
Se dice que existió un sistema de registros bastante amplio, que era renovado cada 15 años,
respecto de todos los jefes de familia, en donde se debía establecer cada uno de los miembros
que componían cada hogar, además de cuánto poseía cada uno. Esta información era respaldada
a través de juramentos para así garantizar que ésta era correcta. Además, estos testamentos
debían ser registrados en el palacio del visir.
También resulta interesante el hecho de que se proponía la existencia de un último juicio,
en donde, después de la muerte, el difunto tenía que contestar diversas preguntas sobre cómo
fue su comportamiento mientras se encontraba con vida.

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De esta misma época se conservan normas sobre algunas ceremonias palaciegas, en
donde se encontraba el requisito de la forma escrita para los contratos y las peticiones
procesales. Ahora bien, la primera ley egipcia que se conoce de manera literal se encontraba en
una estela en Karnak y se debe al rey Haremhab; ésta hace referencia a la corrupción de los
funcionarios fiscales y también se observan indicios de la idea de un ‘‘derecho natural’’.
Desde este rey, hay tribunales fiscales especiales, como también restos de una amplia
legislación de aproximadamente el siglo VII a.C., atribuida al rey Bokchoris. Sin embargo, sobre
la intentada codificación del derecho egipcio realizada por los persas, no queda ningún registro.
Por otro lado, en relación con la época anterior a Alejandro el Grande, se puede decir que
ésta ha dejado cientos de fragmentos de papiros jurídicos egipcios y que, gracias a éstos, se
puede conocer la vida jurídica de mediados del último milenio antes de Cristo. También resulta
interesante saber que probablemente en esta sociedad la mujer no se encontraba subordinada
al hombre. Sobre el matrimonio, se puede establecer que era monogámico; la esposa, a pesar de
haber contraído matrimonio, podía conservar su patrimonio, como también tenía el derecho a
una tercera parte de los bienes gananciales. Existía el sistema dotal, y además, la viuda podía
recibir en fideicomiso la herencia que dejaba el marido para el beneficio de los hijos en común.
La mujer también podía participar en las sucesiones, con una base igual a la del hombre. Los
contratos se celebraban por escrito, y en presencia de varios testigos, quienes debían registrarse
públicamente. Con respecto a los registros públicos detallados, se puede decir que contenían
datos sobre la propiedad inmueble. Por otro lado, sobre el hecho de que el comercio estaba en
manos de los griegos, se podría establecer que esta situación pudo haber sido un impedimento
para el desarrollo de un derecho egipcio de contratos y obligaciones.
Por lo tanto, se puede decir que existieron tribunales locales, dos cortes superiores, la
suprema corte del faraón y también un sistema de apelaciones. Pese a esto, no tan sólo por los
Juicios de Dios, sino que también por la tortura, que era aplicada incluso a los testigos que eran
inocentes para que así digan la verdad, y por la existencia de la corrupción judicial, se puede
finalizar afirmando que este procedimiento era bastante pobre, en el sentido de que contaba con
muchos defectos, visto desde una perspectiva actual.

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Ahora bien, es sabido que abordar el tema del Antiguo Egipto como tal resulta ser
complejo, por el simple hecho de que éste es un tema bastante amplio para abordar; sin
embargo, en el siguiente ensayo nos enfocaremos específicamente en tres subtemas
relacionados con esta época. En primer lugar, hablaremos sobre el concepto de Justicia, luego
sobre los derechos humanos, y finalmente sobre las penas para aquellos que incumplían con
alguna norma. Además, cada uno de los puntos mencionados se analizarán en base a
comparaciones y diferencias con la actualidad en nuestro país, para así dar a conocer las distintas
formas de pensamiento que tenían las personas sobre los mismos hechos pero en dos épocas
totalmente diferentes entre sí.
Consideramos que comparar el Antiguo Egipto con la actualidad de nuestro país es
totalmente adecuado, ya que a pesar de que estaríamos hablando de culturas, lugares y épocas
que generalmente no tienen una relación tan estrecha, lo importante es enfocarse en las
personas que se encontraban en el Antiguo Egipto, y las que se encuentran en nuestro país en la
actualidad, debido a que ellas son lo más relevante, y que obviamente están ligadas con los tres
subtemas planteados anteriormente, ya que en el caso del concepto de Justicia, son éstas las que
observaron y observan si ésta se cumple o no de manera adecuada; en los derechos humanos,
se va a tratar aún más detalladamente sobre las garantías que poseían y poseen las personas; y
por último, en las penas, se hablará sobre cómo eran castigados o son castigados aquellos que
no obedecían u obedecen a las normas establecidas.
Como ya mencionamos anteriormente, cada uno de estos puntos a abordar serán
comparados con la actualidad en Chile, en donde podemos adelantar que claramente se observa
un avance a través de los años, en el sentido de que en el Antiguo Egipto, los derechos de las
personas no eran respetados y garantizados como lo es hoy en día en nuestro país, o en el caso
del concepto de Justicia, aunque algunos autores han logrado instaurar sus definiciones hasta los
días de hoy, se puede decir también que el concepto no es el mismo del que se tiene actualmente;
y por último, las penas son las que más claramente se pueden observar que han evolucionado,
ya que, por ejemplo, se ha pasado de la pena de muerte por cualquier motivo, inclusive por un
simple robo, a privaciones de libertad a aquellos individuos que hayan realizado alguna violación
a lo establecido por el ordenamiento jurídico.

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Concepto de Justicia en el Antiguo Egipto: Analogía con la actualidad
Antes de comenzar a hablar propiamente tal del concepto de Justicia que se tenía en el
Antiguo Egipto, hay que dar a conocer las múltiples definiciones que han existido y que existen
actualmente, dado que dar una sola definición sobre este término no sería adecuado debido a
que su interpretación requiere de un contexto histórico determinado.
Actualmente, según la RAE (2018), la Justicia se considera como un principio moral que
lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Se podría decir que esta definición fue
tomada de las sabias palabras de Ulpiano, quien también consideraba a la Justicia de esta
manera, o dicho con otras palabras, “la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada
uno su propio derecho”.
Ahora bien, se pueden mencionar múltiples definiciones dadas por importantes autores;
entre ellos se encuentra Kant, quien dice que las cosas serían justas en la medida en que se
satisfagan los tres principios racionales: libertad, igualdad e independencia.
Por otro lado, Kelsen menciona que ‘‘por encima del derecho positivo imperfecto creado
por el hombre, existe un Derecho natural, el cual es absolutamente justo, establecido por una
autoridad divina’’, por lo que se entiende que el Derecho positivo queda justificado y es válido
en la medida en que corresponda al Derecho natural.
Otro autor que plantea una definición de Justicia es Hart, quien la define como una
condición necesaria que debe satisfacer toda la elección legislativa que diga estar guiada por el
bien común, es decir, que una norma jurídica es justa si se aplica de la misma forma o con la
misma regla general a los diferentes casos sin perjuicio de intereses o caprichos.
También pueden mencionarse algunos libros sagrados, como lo es la Biblia, la cual entre
sus diversas interpretaciones postula la existencia de una justicia absoluta de Dios, donde se está
en contra de todo lo que infringe su santidad, siendo este Dios un juez arraigado a la moral de
esta religión. Por otro lado, también se hace presente el Corán, escritura del islam, que entiende
la justicia como virtud suprema, la cual trasciende raza y religión.
Como ya se mencionó y debido a las diversas definiciones planteadas, consideramos que
el concepto de Justicia como un término con una definición única, no existe, pues varía según la
complejización de la sociedad, además del criterio moral y ético de cada persona, agregando

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también las vivencias en la historia de cada país que más tarde forman su idiosincrasia, entre
otros diversos factores que dan diferentes orientaciones al concepto.
Ya sabiendo todo lo mencionado, sería adecuado comenzar a enfocarse en el
desenvolvimiento de la Justicia como tal en el Antiguo Egipto, estableciendo una analogía con la
actualidad.
Para comenzar, la Justicia en el Antiguo Egipto estaba bajo la advocación de Maat, quien era
una diosa antropomórfica, y que representaba la justicia, el orden cósmico y la verdad absoluta;
mientras que por otro lado se encontraba el faraón, quien era el encargado de garantizar esta
situación.
El concepto de Justicia en el Antiguo Egipto buscaba seguir el orden establecido por las leyes,
dictadas por los dioses y posteriormente interpretada por el faraón, quien era el único legislador,
con la finalidad de brindar una vida llena de abundancias, felicidad y salud. Ahora bien, si nos
planteamos el porqué necesitamos de la Justicia actualmente, seguramente responderemos de
manera similar a un egipcio del Imperio Antiguo, Imperio Medio o Imperio Nuevo, puesto que el
ser humano siempre ha ido en busca del bienestar tanto individual como colectivo en la medida
que las condiciones exteriores se lo permitan, ya que esta civilización se educó a través del
respeto a sus pares y los vestigios que llegan a la actualidad según la historia e investigadores
reflejan su sed de justicia social.
Cuando se habla de abundancia en el Antiguo Egipto debemos comprender que se trata
de una civilización con una ubicación favorable en el mar Mediterráneo, donde el desborde anual
del río Nilo hacía posible cosechas exuberantes; asimismo, este factor netamente natural se
consideraba justo para la población egipcia, ya que se atribuía a divinidades. Hoy en día los
avances científicos en agricultura nos permiten asimilar que una buena o mala cosecha no es
sinónimo de justicia o ausencia de esta, sino que simplemente se debe a factores climáticos, tipos
de suelos, abonos, entre otros.
En Egipto todas las personas eran iguales ante la ley, lo que se asemeja directamente con el
número 2° del artículo 19° de la Constitución Política de la República, en donde se establece que
existe “La igualdad ante la ley. En Chile no hay persona ni grupo privilegiados. En Chile no hay

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esclavos y el que pise su territorio queda libre. Hombres y mujeres son iguales ante la ley. Ni la
ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias”.
Ahora bien, a diferencia del Chile actual, en Egipto existían esclavos, pero estos sí eran
considerados personas, por lo que también tenían ciertos derechos legales; dependían de sus
dueños para subsistir, pero no para su estatus legal, lo que les permitía intervenir en ciertas
actividades, como el hecho de testificar en un tribunal. Por otra parte, sus amos podían
castigarlos, pero nunca disponer de sus vidas. Sin embargo, podían ser condenados a muerte solo
por los sacerdotes.
También es relevante mencionar que en el Antiguo Egipto a diferencia de la actualidad,
no existían las demandas judiciales, pero se ha conservado el procedimiento que se lleva a cabo
en un juicio, que comienza con el juramento del litigante a los testigos, en donde aquel que
mentía en este juramento cometía un gran pecado, siendo castigado con la pena de muerte, dado
que poner al faraón o al dios Amón por testigo de una mentira era una grave injuria. Continuando
el proceso del juicio, el kenbet que era un concejo principalmente de carácter judicial, dirigida
por un visir, quien llevaba a cabo todo tipo de casos, con excepción de los de mayor gravedad, se
enfocaba en las penas de prisión, trabajos forzados, mutilaciones o muerte, y no podía conceder
indultos. Todo esto era competencia del visir, el “primer ministro” del faraón. El consejo
escuchaba los conflictos y luego dictaba su veredicto, el kenbet era el encargado de resolver todo
el conflicto; los casos que llegaban regularmente eran muy parecidos a los de la actualidad, ya
sean robos, violencia, malversación, peleas, altercados, entre otros. Llevar un caso ante el visir
de Egipto suponía llegar a la última instancia judicial, equivalente a un tribunal supremo en la
actualidad.
En Deir el-Medina se encontraron alrededor de 284 textos que contenían textos jurídicos
escritos en papiro y ostraca, los cuales daban cuenta de los conflictos juzgados en una localidad,
y que dan a entender que éstos eran resueltos a través de órganos judiciales.
Por otro lado se encontraba el veredicto divino, el oráculo, que era una estatua en la que se
consideraba que residía el faraón Amenhotep divinizado, al cual se le podía consultar sobre
cualquier tema, durante las procesiones, en los días de fiesta, en medio de un enorme gentío que
se reunía para poder escuchar a los litigantes. El procedimiento que se llevaba a cabo era sencillo,

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los querellantes formulaban sus preguntas, y las respuestas debían ser inequívocas,
generalmente era sólo un “sí” o un “no”, los cuales se manifestaban con el movimiento de la
estatua, hacia adelante la respuesta era positiva y hacia atrás, la respuesta era negativa. Sin
embargo, otras veces la estatua se tambaleaba o vacilaba, lo que no dejaba una respuesta clara.
También es importante mencionar que las penas aplicadas podían ser corporales como
también no corporales, pero en la actualidad, en Chile, la Justicia no puede aplicar castigos
corporales, sino solo de carácter no corporal.
¿Existe sentido de justicia en el sistema laboral? Según la economía, el trabajo forma
parte de los tres factores de producción, refiriéndose a las actividades que son retribuidas en
forma de salario. En el mundo y específicamente en Chile, que es el país donde queremos dirigir
nuestra comparación, siempre han existido deudas respecto al trabajo, es por esto que en los
años 1880 a 1920 surgieron una serie de movimientos sociales protagonizados por la clase obrera
exponiendo la carencia de dignidad humana en la que se veían envueltos, donde el
analfabetismo, prostitución, alcoholismo, hacinamiento, enfermedades, paupérrimas
condiciones de vida para los trabajadores y lucha de clases, formaban parte de la vida diaria de
los estratos menos favorecidos del país.
La presión ejercida por la llamada ‘‘cuestión social’’ llevó a cabo diversos
perfeccionamientos en la ley y en la vida de los y las trabajadoras hasta la actualidad; la
promulgación del descanso dominical, las políticas que abarcan temas de contratación y
prestación de seguros, la ley de la silla, salas cuna en establecimientos industriales y horarios
laborales, son algunos reflejos de los logros de estas demandas, consolidándose más tarde en
1931 en un único cuerpo legal, el Código del Trabajo. Hoy en día, en el año 2019 aún existen
grandes aspectos que se deben erradicar, como la brecha salarial entre mujeres y hombres que
practican el mismo trabajo y que a la vez tienen el mismo cargo, a pesar de que esto está regulado
en la ley, se continúa ejerciendo. También la falta de trabajo propiamente tal entre las distintas
profesiones y oficios, ejemplo de ello es como en Chile las carreras universitarias humanistas y
científicas a pesar de su importancia, no generan una seguridad en el desarrollo futuro de la
persona, ya que el presupuesto en investigación y el énfasis que se les da a estas áreas son casi
nulas. Otra parte de la legislación laboral que debe dar un giro es lo que sucede luego de trabajar,

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cuando la edad, el estado físico y mental merecen una pausa y las administradoras de fondo de
pensiones deben velar por seguir manteniendo la calidad de vida; sin embargo, esta situación
claramente no se observa en la práctica, y no solo compartimos esta opinión como grupo, sino
que aproximadamente 600 mil personas a lo largo del país, así lo declaran en estadísticas de la
masiva convocatoria que tuvo la primera marcha que rechaza el actual sistema de pensiones.
Es así como desde esta larga y angosta faja de tierra, nos trasladamos al desértico noreste
de África del Antiguo Egipto, en donde el trabajo fue la base clave para consolidar una civilización.
Si prestamos atención al arte egipcio nos podemos percatar que siempre representan a mujeres
y hombres realizando alguna actividad laboral cotidiana como la ganadería, la agricultura, la
lavandería, entre otras. Por otro lado, las obras faraónicas requerían de una numerosa mano de
obra, en este caso esclavos que con carácter de obligación trabajaban en la creación de la
mansión real y de la tumba de Horus, el dios más antiguo de esta civilización quien tenía forma
de halcón.
El trabajo se consideraba como un bien divino y estaba totalmente arraigado a su cultura,
la obediencia a un superior y el máximo provecho al tiempo y órdenes era lo correctamente
establecido y acatado. Sin embargo, también existían los abusos contra los trabajadores y como
consecuencia, también existió una lucha respecto a los derechos de los trabajadores, esto se
contempla en un papiro conservado en el museo Egipcio de Turín que da cuenta sobre los
reclamos de unos trabajadores de la aldea de Deir el-medina que se produjeron en el reinado del
faraón Ramsés lll, donde organizaron una huelga y una sentada como acción de protesta. Los
artesanos suspendieron la construcción de las tumbas reales por el retraso del pago de su salario
y los empleados exigían disponibilidad de alimento, ya que se encontraban propensos a morir de
hambre y sed.

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Derechos humanos en el Antiguo Egipto: Analogía con la actualidad

Antes de remontarnos al Antiguo Egipto, hay que mencionar que los derechos
fundamentales hoy en día son esenciales para toda nación o Estado que quiera perdurar en la
historia de la humanidad, puesto que protegen y amparan a todos los individuos por el simple
hecho de ser personas. Uno de los fines más importantes, es que “el hombre no se vea compelido
al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”. Esta tiranía y opresión se ha
presenciado durante toda la historia de la humanidad, desde el inicio de las civilizaciones hasta
el día de hoy, aunque cada vez en menor medida. En el Antiguo Egipto veremos cómo esta
civilización a pesar de ser una de las más antiguas, ha sido lo suficientemente avanzada como
para ser capaz de resguardar a sus habitantes.
El Poder Judicial, tal como lo dice el concepto, da énfasis a la ejecución de la Justicia, la
cual es primordial a la hora de proteger los derechos fundamentales. Este poder estaba
considerablemente ligado al faraón, quien era denominado “dueño soberano del Estado Egipto’’.
También estaban los sacerdotes, quienes eran los encargados de la administración de la Justicia.
Luego, en un nivel de jerarquía más bajo se encontraba la clase de los funcionarios o cuerpo
administrativo, integrada por nobles o cortesanos que contaban con amplios privilegios e influían
al igual que los sacerdotes, poderosamente en el faraón. Dentro de este sector se encontraban
los escribas, quienes eran los dotados para escribir numerosas e importantes leyes y edictos
imperiales. Más abajo se establecía la clase social de los soldados, quienes eran como en toda
civilización, el factor clave de que ésta perdure. Dentro de otro escalón se encontraba la clase
comerciante, y finalmente, los campesinos y esclavos.
Es importante dejar claro esta jerarquización social, ya que al principio de esta civilización,
no todos contaban con ciertos derechos, puesto que éstos eran establecidos sólo para una cierta
clase social, la cual se encontraba en la posición más elevada.
La figura del Faraón se consideraba una divinidad, puesto que se le atribuían cualidades
de “dios”, “hijo de Ra” (dios del sol), entre otros. Sin embargo su título más frecuente era el de
“dios bueno”, título que los grupos de cortesanos le daban cuando comparecían ante él,
“levantaban los brazos en testimonio de respeto y satisfacción y besaban el suelo ante su bello
rostro”. Y cuando el “dios bueno” tomaba una decisión, los cortesanos expresaban su admiración

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por la sabiduría del rey y “alababan a su señor arrojándose al suelo en cunclillas y lanzando
exclamaciones de alegría”. Es necesario mencionar estas acciones realizadas por los cortesanos
debido a que se puede evidenciar el poder coactivo y coercitivo que esta figura “divina” ejercía
sobre las demás personas.
Ahora bien, es importante saber que la colección de las leyes del Antiguo Egipto no se ha
logrado completar, debido a que sus inscripciones datan entre el 1.315-1.123 a.C. Una de ellas
fue establecida sobre una enorme piedra conmemorativa que ordenó crear Karnak, el primer rey
de la XIX dinastía. Esta inscripción se encuentra tan deteriorada que aún no ha sido posible
transcribir su escritura en su totalidad. A pesar de dichas dificultades, se ha demostrado que
Karnak pretendía poner fin a los abusos de poder que ejercían los funcionarios, dándoles severas
sanciones. “Se castigará con implacable rigor a los funcionarios que, abusando de su poder, roben
cosechas o ganado de los campesinos bajo el pretexto de cobrar impuestos. El castigo consistirá
en cien bastonazos hasta el corte de la nariz. Si el involucrado fuera juez que se hace cómplice de
un recaudador de impuestos para compartir sus rapiñas, la pena será la muerte. El delito más
grave es el del juez que se deja comprar: su castigo será la muerte.’’ (Decreto de Horemheb
“Karnak”).
En esta inscripción podemos identificar una pequeña iniciativa en el ámbito de amparar
a los grupos bajos o intermedios de la sociedad. Ejemplo claro de lo que es hoy en comparación
a lo que fue en el Antiguo Egipto, es el rol clave del Estado chileno al proteger los derechos
fundamentales del ciudadano, los cuales se encuentran consagrados en el artículo 19° de la
Constitución Política de la República.
Otra de las inscripciones de leyes fue el Código llamado “Maar”, que fue un conjunto de
leyes egipcias que convertía a los súbditos en esclavos del faraón. Pero el advenimiento de la
dinastía V, produjo un masivo movimiento popular en el que se daba a conocer la indignación de
la inhumana carga laboral que ejercían en la construcción de las pirámides. En consecuencia,
estas grandiosas construcciones fueron abandonadas con el tiempo, y los faraones de las
dinastías siguientes tuvieron que establecer su “eterna residencia” (entendiéndose por “eterna
residencia” el fin que los faraones tenían para evidenciar su paso por el mundo) en templos
excavados en las rocas o en el suelo.

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Otro Código es el de “Bochoris”, documento decretado por el faraón Pepi II, el cual se dice
que fue creado con el objetivo de salvar a su gobierno de la anarquía. Dentro de los derechos que
establece se encuentra la capacidad jurídica que se le da a la mujer, dándole el derecho a divorcio,
derecho a la propiedad, protección y respeto a la vida. Este Código no tuvo un resultado
beneficioso, puesto que las revelaciones entre dinastías acabó derogando dichos derechos,
dejándolos ineficientes.
Dentro de todo lo que se desarrollaba en el Antiguo Egipto respecto a las leyes y derechos
que gozaban las personas, hay que hacer hincapié en las mujeres, ya que comparada con culturas
como la griega o la romana, la mujer egipcia tuvo un estatus muy superior, “[...] prácticamente
se le reconocía los mismos derechos que al hombre” (Jacq, 2000), aunque tradicionalmente su
función fuera complementaria a la del varón, en donde dicha complementariedad venía dada por
el hecho de que era la persona que tenía a los hijos, pero, si deseaba salir de este camino habitual,
podía hacerlo, misma libertad que hoy en día está consagrada como un derecho fundamental en
Chile.
Por lo tanto, se puede establecer que las mujeres llegaron a gobernar el país, situación
que no sucedía en otras culturas contemporáneas como la chilena, ya que hace no mucho tiempo
éstas no tenían derecho a sufragar o a ser candidatas para un cargo público. Las mujeres en el
Antiguo Egipto gozaron de una consideración que muchos siglos después en algunas culturas
todavía no han conseguido, “a la mujer se la consideraba la dueña de la casa en la familia.
Hombres y mujeres egipcios eran iguales ante la ley y las mujeres podían heredar, tener sus
propios negocios o ejercer profesiones como por ejemplo la de médico” (Desroches Noblecourt,
1999).
Lo normal era que las mujeres campesinas colaboren con sus maridos en las tareas
agrícolas y, en ausencia de éstos pudieran gestionar sus negocios; por otra parte, las mujeres de
clase media alta no solían trabajar fuera de casa y se ocupaban de sus familias; las más adineradas
que podían permitirse tener servicio doméstico, podían optar por trabajos como perfumistas,
cantantes o trabajar en tribunales y templos, todos ellos bien visto socialmente. Si trabajaban y
eran de clases sociales inferiores lo solían hacer como matronas, tejedoras y músicas. También

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podían actuar como sacerdotisas o funcionarios de alto rango y lo más importante es que podían
llegar a ser faraón de Egipto.
Cuando la mujer egipcia contraía matrimonio no perdía su apellido, lo conservaba de
igual manera como ocurre en Chile actualmente; además, el matrimonio no era un acto
administrativo ni mucho menos religioso, sino que tanto el hombre como la mujer expresaban
su deseo de convivir, y esto sólo se formalizaba a través de un contrato en el caso de que se
quisiera dejar claro a quién pertenecía el patrimonio que se aportaba, y el marido debía
garantizar el bienestar material de la esposa. No era anormal que la mujer acompañase a su
esposo a cazar, pescar o ejerciera de consejera, incluso en asuntos de índole política; los hijos
solían llevar los nombres de la madre y no el del padre, y las hijas eran las herederas de sus
madres. También existía el divorcio, y el que tomaba la iniciativa debía ceder parte de sus bienes
a la otra parte en mayor o menor medida. En todo caso los tribunales eran los encargados de
solventar esos problemas, y en caso de no tener descendencia, el marido podía divorciarse.
Además, algo interesante e inusual para esa época era el hecho de que estaba admitido el uso
de anticonceptivos, y también, cuando ocurría la menstruación, se consideraba que la mujer se
libraba de impurezas y estaba dispensada de acudir a trabajar, aunque no podía entrar en
determinados lugares.
Sin embargo, a medida que esto fue sufriendo diversas invasiones y recibiendo la
influencia de otros pueblos, la figura que se tenía de la mujer se fue debilitando y
lamentablemente pareciéndose más a la consideración que se le tenía en la mayoría de las
culturas, en donde imperaba a lo que en la actualidad se le conoce como patriarcado.
A partir de lo anterior se desprende que en materia de derechos fundamentales tenemos
muchas similitudes en la forma, pero no en el fondo, y a raíz de cómo no se han descubierto
Códigos que avalen y afirmen el derecho que existía en aquel entonces, es preciso decir que sí se
puede inferir de sus normas y reglas de conductas a partir de la costumbre y de la historia de la
cultura egipcia. Como ya sabemos, el Faraón que representaba a Dios en la Tierra, tenía la
potestad de decidir las normas que le pareciera conveniente, a diferencia del derecho actual
chileno que está positivizado y que no tiene una libre interpretación de la ley por parte de los
jueces. Pasar a llevar las normas en el Antiguo Egipto provocaba duras sanciones que iban

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cambiando con el tiempo dependiendo del Faraón que se encontraba en función. Además, los
hombres tenían un rol casi igualitario respecto de las mujeres, situación que hoy en día se
encuentra consagrado en Chile, pero que aún falta pulirlo, lo que nos demuestra el porqué los
egipcios eran muy avanzados para su época, y por eso la decisión de remarcar el rol de la mujer
en este trabajo, ya que históricamente es sabido que la mujer es la que ha sido más vulnerable
en cuanto a derechos.
También es importante mencionar que el rol de la mujer en el Antiguo Egipto era muy
importante en aquella época, situación que se puede evidenciar ya que ésta gozaba de una
cantidad de derechos y “libertades” importantes a diferencia de las demás culturas antiguas y
contemporáneas, algo increíble que nos demuestra que sin duda a lo largo de la historia, no
siempre hay avances, ya que algunas veces, como es en este caso, hubo un retroceso, pero que
con el tiempo también se han ido solventando los problemas.
Por último, es importante tener en cuenta que los derechos fundamentales y los derechos
humanos consagrados hoy en día tienen una relación e integración a nivel internacional en donde
muchas veces los países obligatoriamente deben someterse a aquellos derechos o están sujetos
a ellos jerárquicamente, situación que no ocurría en el Antiguo Egipto, ya que ellos no se regían
por lo que decían cortes internacionales u organizaciones como Naciones Unidas, sino que
acataban lo que decía el Faraón, quien era el que tomaba las decisiones y se le admiraba y
respetaba porque se le veía como un Dios. Es por esto que no se le podía criticar dichas
decisiones, puesto que era considerado una divinidad, y como tal no cometía errores, sino que
todo lo que él decía era lo correcto y por ende, lo mejor. Sin embargo, podemos ver que
actualmente en nuestro país, las decisiones tomadas no son ejecutadas con arbitrariedades, sino
que todas las acciones realizadas para tomar algún tipo de decisión, requiere de un cierto
procedimiento en el que se encuentran inmersos varias personas que son representantes de la
comunidad, las cuales deben tomar buenas decisiones que beneficien a la población en su
totalidad, y no son personas con poder absoluto que puedan realizar lo que ellos estimen
conveniente, como ocurría en el Antiguo Egipto.

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Penas en el Antiguo Egipto: Analogía con la actualidad

En el Antiguo Egipto, la ley sancionaba incumplimientos a los deberes de carácter moral,


también se diferenciaba entre delitos comunes y los que eran propios de cada oficio y profesión,
e incluso, la sanción penal no sólo se relacionaba con las personas vivas, sino que también incluía
a los muertos, estableciendo un tribunal para residenciar a éstos.
En un comienzo, la ley castigaba todos los delitos con pena de muerte; no fue sino hasta
más tarde que esto se limitó, cuando Menes, el primer faraón, estableció leyes escritas.
Un delito considerado muy grave era el homicidio, en donde se sancionaba, sin hacer
distinción de personas, con pena capital. Además, a pesar de que la servidumbre se encontraba
permitida, la ley protegía con la misma sanción la vida de una persona libre que la de un esclavo.
Si una persona, en el caso de que pudiese, no ayudaba a otro a evitar ser asesinado por
un tercero, también era considerado un homicida. Esta ley generaba una obligación para todos
los ciudadanos, no tan sólo de índole moral, sino también como un deber que tenían que cumplir
, ya que por el contrario, serían tomados como victimarios, aunque no hayan cometido el delito.
Con respecto al parricidio, al culpable se le amechaba de paja o de pequeñas cañas con
forma aguda; se le cortaban pedazos de carne y se le quemaba a fuego lento. La madre o el padre
que asesinaba a su hijo, debía tener el cadáver de éste en sus brazos durante tres días y tres
noches, en medio de la plaza pública, para que de esta manera su castigo sea la mortificación.
Las mujeres que formaban parte de las primeras clases y que practicaban la prostitución
o el adulterio, se les castigaba con la hoguera. Además de esta sanción, también se usaban los
azotes y la mutilación. En el caso de que el hombre fuese el adúltero, se le castigaba con mil
palos, y en el caso de que sea la mujer, se le afeaba la cara, ya que se consideraba que su belleza
era la razón por la cual se cometía el delito.
La persona que ejercía violencia hacia una mujer libre era mutilado, ya que la ley
apreciaba tres delitos en este hecho, los cuales eran, un cruel insulto, una corrupción de
costumbres y la confusión de prole.
Cuando se descubría que una persona realizaba una falsa acusación contra otra, se le
castigaba con la pena que le hubiese correspondido al supuesto acusado. A la persona que

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revelaba un secreto del Estado, se le cortaba la lengua, y al que falsificaba monedas y escritos se
le cortaba la mano.
Todos los delitos mencionados eran considerados ‘‘comunes’’, puesto que cualquier
persona que lo cometiera, iba a tener el mismo castigo. Sin embargo, en Egipto las profesiones y
oficios eran obligatorios, y por lo tanto también existían delitos que no eran comunes a todas las
personas, sino que eran propios de cada uno de estos oficios y profesiones, y sólo se sancionaba
a las personas que ejercían dicho cargo. De esto se hablará a continuación.
En el caso de que un soldado abandonara su puesto en la guerra, o que desobedeciera a
sus jefes, iba a sufrir pena de infamia.
Al médico que siguiendo correctamente los preceptos establecidos, no lograba curar las
enfermedades, no se le sancionaba, pero en el caso de que hubiese procedido de otra forma, se
le llevaba a juicio, en donde incluso, podía ser condenado a muerte.
El artesano que se ocupaba de negocios públicos o bien, buscaba relacionarse con otro
estado, sufría graves penas. Por otro lado, y aunque resulte increíble, el robo era considerado
como una profesión. Diodoro, un historiador griego, establece que los ladrones estaban tan bien
organizados que depositaban los robos en poder de un jefe, al cual recurrían las víctimas que
fueron robadas, para que puedan recuperar sus pertenencias por una cuarta parte de su valor.
Sin embargo, otro autor establece que esto se relacionaba con los salteadores de caminos que
se escondían en el desierto luego de cometer este delito.
Por obligación, cada año, toda persona egipcia tenía que entregar al magistrado una
declaración escrita, en donde se debía expresar cuáles eran sus medios de subsistencia. Quien
no decía la verdad, o quien utilizaba medios que no eran lícitos para subsistir, obtenía una grave
pena, en donde incluso, algunos autores señalan que se podría haber considerado la pena de
muerte.
Ahora bien, se puede decir que la penalidad en el antiguo Egipto fue variando con el pasar
del tiempo, ya que en un inicio sólo había pena de muerte para todos los delitos, pero más tarde,
los delitos fueron catalogados como ‘‘comunes’’, que hace referencia a que todo egipcio que
cometiera alguno de estos delitos, tenía la misma sanción que otro, ya que no había una
distinción entre las personas: todos eran sancionados con la misma pena; por otro lado, también

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se diferenció de los delitos que eran propios de los oficios o profesiones, que a su vez eran
obligatorios en el antiguo Egipto, es decir, dependiendo de la profesión que ejercía cada egipcio,
se les atribuía cierta sanción.
Heródoto, un historiador griego, afirmó que durante los cincuenta años que gobernó el
etíope Sabacon en Egipto, buscaba establecer una proporcionalidad entre la gravedad del delito
cometido y la sanción que se le debería aplicar. Éste estableció que a los egipcios, en el caso de
que cometieran algún delito, no se les castigara con pena de muerte, sino que se les llevara a
trabajar a las obras públicas, para que así puedan ayudar a levantar el terraplén de su ciudad
nativa, y de esta manera, ya no era necesario asesinarlos como una sanción al hecho ílicito que
hayan cometido, ya que resultaban ser útiles para trabajar. Además, todas estas construcciones,
monumentos y ruinas provocan, hasta los días de hoy, un gran asombro en las personas que han
visitado esos lugares, llegando a ser consideradas como maravillas por algunos. A pesar de esto,
hay autores que no están de acuerdo con esta relación, ya que establecen que el etíope Sabacon
había erigido para los culpables una ciudad de malhechores, algo que sin embargo, no se puede
confirmar a ciencia cierta.
El rey era el que tenía el poder más limitado, ya que la administración de la justicia la
compartían los sacerdotes. En Egipto, la casta superior era la sacerdotal, en donde sus juicios se
consideraban misteriosos y solemnes, sus sentencias emblemáticas y sus castigos ejemplares. Sin
embargo, el acto de jurisdicción más imponente y público era el que a orillas del lago Moeris y
en pleno silencio de la noche, se juzgaba a los muertos.
Existe un punto de inflexión en la historia del derecho egipcio, esto dado la fragmentación
y escasez de fuentes jurídicas, y la gran cantidad de lagunas diacrónicas existentes que de una u
otra manera dificultan el estudio del derecho, existiendo una gran cantidad de controversias con
respecto al estudio de este campo. Si hacemos la comparación con las fuentes jurídicas de
nuestro Chile actual, en el derecho egipcio antiguo no existía un denominado derecho positivo
bien estructurado, es decir, no existían de forma articulada una gran cantidad de leyes escritas.
Sin embargo, sí se lograron crear ciertos decretos. De hecho, es conocida la llamada Estela de
Gizeh, la cual es considerada el documento más antiguo de Egipto y corresponde a un contrato
de compraventa detallado. También nos encontramos con el Decreto de Pepi II y el Decreto de

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Coptos, ambos relacionados con la recuperación del poder en momentos de anarquía, el primero
de parte del Faraón Pepi II y el segundo de parte del faraón Neferkawhor; el Decreto de Homereb
que analizaremos más adelante; el código de Bocchoris, relacionado con abolir la servidumbre
por deudas; y el código de Hermópolis, que corresponde a una recopilación de derecho egipcio
y estipula contratos entre cónyuges tanto de alimentación como de bienes.
Las sentencias podían declarar la inocencia o la culpabilidad, y está atestiguada la
privación de la libertad, requisa de propiedades, condena a trabajos forzados, castigos corporales
y la condena de muerte, en caso de extrema gravedad del delito, podría ser por ahogamiento e
incluso se llegaba a quemar el cadáver para impedirle al condenado la vida eterna.
En Chile, conforme al artículo 65° de la Constitución Política de la República, las leyes
pueden tener dos orígenes: “en la Cámara de Diputados o en el Senado, por mensaje que dirija
el Presidente de la República o por moción de cualquiera de sus miembros”. En el antiguo Egipto
y según Mora (2015), la promulgación y vigencia de normas jurídicas dependía enteramente de
la figura del soberano, es decir del faraón. Resulta interesante destacar que a pesar de ser una
civilización tan antigua, esta sociedad sí articuló ciertas condiciones básicas para lograr la
aplicación del derecho, en algunos ámbitos un tanto arcaico, pero al fin y al cabo, se logró llevar
a cabo la creación de algunos decretos, dentro de los cuales destaca el decreto de Horemreb, el
cual según Mora (2015) decía: “se castigará con implacable rigor a los funcionarios que, abusando
de su poder, roben cosechas o ganado de los campesinos bajo el pretexto de cobrar impuestos.
El castigo consistía en cien bastonazos hasta el corte de la nariz. Si el involucrado fuera un juez
que se hace cómplice de un recaudador de impuesto para compartir sus rapiñas, la pena será de
muerte. Los jueces no se deben dejar influir por nadie y no puede aceptar pagos ni regalos de
otra persona que el Rey, a cuyo servicio se deben. El Delito más grave es el del juez que se deja
comprar: su castigo será la muerte”. Hoy en día los delitos tributarios se encuentran contenidos
en el Código Tributario.
La aplicación de la justicia en el Antiguo Egipto era en función del delito y de la condición
social de las partes implicadas, estaba muy relacionado con la aplicación de castigos corporales,
no corporales y la aplicación de la pena capital y los sacrificios humanos.
Según De la Torre (2019) la pena más evidente y una de las más comunes era el

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encarcelamiento, acompañado de trabajos forzados, pero había otras penas para delitos “leves”
y comunes (no pagar impuestos, pequeños hurtos, entre otros), como la pérdida del trabajo o de
la categoría en el mismo, también de las propiedades y el borrado del nombre en la tumba si ya
la había construido el acusado. Por ser una civilización con un tipo de religión politeísta y un
fuerte fulgor religioso, en donde se creía en el “más allá” y que el alma del ser humano seguía
existiendo no en su forma terrenal, las penas permanecían después de la muerte y asignaban
vergüenza y consecuencias a la familia del acusado.
Otra de las penas más comunes era la pena capital. En la actualidad, en Chile se rechaza
todo tipo de pena que viole el derecho a la vida, por ende, la legislación suprime todo tipo de
pena de muerte o castigos corporales. Según Ossandón (2001), la pena de muerte en Chile fue
eliminada mediante la Ley 19.734, publicada en el Diario Oficial el día 05 de Junio del año 2001.
Por último hay que mencionar que en Egipto sí habían nociones de lo que hoy
entendemos como los códigos de la República, como el caso del matrimonio normado en el
Código Civil, el caso de los impuestos, contenidos en el Código Tributario, y el caso de la aplicación
de penas, contenidas en el Código Penal, o incluso el proceso penal que en Egipto era llevado a
cabo a través de un juicio en donde el faraón decidía la inocencia o culpabilidad del acusado, que
hoy en día se encontraría contenido en el Código Procesal Penal. Por lo tanto, en Egipto existían
nociones de legislación básicas, que hoy en día, gracias al desarrollo de un derecho positivo
escrito a lo largo de la historia, contamos con una legislación sólida y compleja, que cada vez se
va articulando más a la realidad de las sociedades.

Conclusión
Del antiguo Egipto conocemos que se originó a lo largo del cauce medio y bajo del Río
Nilo, y que a lo largo de su historia podemos encontrar tres épocas de esplendor faraónico, en
los períodos de Imperio Antiguo, Medio Y Nuevo. La civilización egipcia se desarrolló durante más
de 3000 años. Hoy en día destacan sus icónicas construcciones, las pirámides egipcias, su
particular tipo de escritura jeroglífica e incluso su particular idioma egipcio. Sin duda, gracias a la
historia y a la arqueología conocemos muchos de los componentes de la antigua sociedad egipcia.

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Dicho todo esto resulta indispensable plantearnos la siguiente interrogante ¿existía
Derecho en el antiguo Egipto? Comenzaremos mencionando que el Derecho se ha desarrollado
desde que se establecen las relaciones entre los integrantes de una sociedad, y por ende, se
puede decir que en el Antiguo Egipto sí se desarrolló un tipo de Derecho, aplicable a la misma
sociedad egipcia y con ciertas particularidades. Dentro del análisis que se llevó a cabo a lo largo
de este ensayo, se definieron tres grandes ejes: el concepto de justicia, la existencia de derechos
humanos y las penas.
Dentro de lo conocemos como Justicia hoy en día existen múltiples definiciones, dentro
de las cuales encontramos la enunciada por Ulpiano “la justicia es la constante y perpetua
voluntad de dar a cada uno su propio derecho”. En el Antiguo Egipto también existía la Justicia, y
estaba bajo la advocación de Maat, conocida como una diosa antropomórfica, que la
representaba. La justicia en el Antiguo Egipto se administraba de manera que se respetara el
orden establecido por las pocas leyes que existían, y sobre todo que se aplicara de acuerdo a lo
que decían los dioses y el faraón, quien era el representante de éstos en la tierra. En este punto
encontramos algunas similitudes con nuestra legislación actual, ya que en el Antiguo Egipto todas
las personas eran iguales ante la ley, al igual como se plantea en nuestra Constitución Política de
la República en el número 2° del artículo 19° : ‘‘La igualdad ante la ley. En Chile no hay persona
ni grupo privilegiados. En Chile no hay esclavos y el que pise su territorio queda libre. Hombres y
mujeres son iguales ante la ley. Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias
arbitrarias”. Sin embargo, de acuerdo a este artículo también se establece una diferencia, ya que
en el Antiguo Egipto sí existían esclavos.

Si ahora nos referimos a los Derechos Humanos, podemos decir que hoy en día existen
los derechos fundamentales, los cuales se encuentran insertos en las legislaciones de todos los
países del mundo. Sin embargo, en el Antiguo Egipto existían – y hacemos la conexión con nuestro
tercer punto de análisis – penas de castigos corporales, e incluso la pena capital, que van en
contra del derecho fundamental a la vida y en contra de la dignidad humana. Este es un punto
de gran diferencia con nuestra legislación actual desde el punto de vista de los derechos de las
personas, con respecto a cómo podemos ser juzgados y condenados.

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Es particular lo que se presenta en el Antiguo Egipto, ya que, al ser una sociedad de castas,
los grupos superiores contaban con más derecho que los inferiores; la mano derecha del faraón
contaba con más privilegios que un simple esclavo de las capas inferiores. Esto hoy en día se
supone que no se da en nuestro sistema actual, en donde se establece que todos contamos con
los mismos derechos, hecho que es un tanto cuestionable, dada la brecha salarial y las diferencias
sociales entre la clase alta, media y baja, y por supuesto la existencia de las grandes familias
adineradas que existen en nuestro país y que monopolizan todos los servicios que se encuentran
a disposición de la ciudadanía.
Dejando de lado el hecho de la violación de lo que entendemos hoy como “derechos
humanos” que se daba en el antiguo Egipto a través de la aplicación de ciertas penas, como la
pena capital, se puede encontrar la existencia de solvencias en el punto de vista familiar, de
compra y venta e incluso en el ámbito tributario, con la existencia de un derecho familiar, con la
presencia de la Estela de Gizeh que regulaba una especie de contrato de compraventa con ciertas
especificaciones, e incluso la existencia del decreto de Homereb, relacionado con la corrupción
de los jueces y el cobro de impuestos abusivos.
Si bien Egipto fue pionero en actividades productivas como la agricultura, gracias a su
ubicación geográfica alrededor de un gran afluente como el Río Nilo, también contó con fuentes
jurídicas como las mencionadas anteriormente. Sin embargo, existe una diferencia notable en la
creación de leyes y decretos, lo que en el antiguo Egipto correspondía al Faraón, hoy corresponde
al órgano Legislativo.
Para finalizar, hay que mencionar que todos estos puntos fueron desarrollados de forma
extensa con un análisis detallado, siempre comparándolo con nuestra legislación actual. No nos
queda más que destacar la gran complejidad del Antiguo Egipto, considerada como una
civilización que logró el desarrollo de varios elementos dentro del cual destacamos el Derecho.

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Bibliografía

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(30.05.2019) Recuperado de https://dle.rae.es/?id=MelAa7r

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