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Hay un tema que se viene poniendo en tela de juicio hace muchísimo tiempo, y ese es:

¿Existe la amistad entre el hombre y la mujer?

Tan controversial e interesante es este tema que hasta la ciencia misma tuvo que intervenir

desde su lugar para aportar –a través de muestras- si realmente existe o no la relación

amistosa entre dos sujetos de diferente sexo. Cabe resaltar que los experimentos que se

realizaron, no dicen el 100% de la verdad, ya que el número de personas estudiadas son

infinitamente inferior a la cantidad de personas que viven en el mundo. Es decir, 80

personas no son nadie, pero sí sirven como justificación de algunos casos particulares que

pueden llegar a ser universales o casi universales.

Es imposible afirmar o negar rotundamente que la amistad entre el hombre y la mujer no

existe, porque siempre van a haber casos que demuestren lo contrario a lo sostenido por

cada uno.

Ya de por sí, muchas investigaciones niegan la existencia de la amistad entre el hombre

y la mujer. Analizando, es un poco abismal concluir de esa forma. Sería otro caso –más

comprensible- que se añada el adjetivo “pura” al sustantivo “amistad”. Aunque también

sería un poco arriesgado, ya que podría seguir habiendo casos en los que sí existe amistad

pura entre dos personas de sexos opuestos sin sentimiento de amor de pareja entre medio.

Parece ser que si la ciencia lo demuestra es siempre de esa manera, no hay nada que pueda

demostrar contrariedad. Basta con revisar antecedentes como para darse cuenta que

grandes genios que pensaban que sus teorías eran ciertas, con el paso del tiempo se han

demostrado que algunas ultimaciones eran erróneas, y por lo tanto nunca fueron ciertas.

Serie de ejemplos:

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 Einstein creía que de alguna manera el universo era eterno. En vida de Einstein

empezó a desarrollarse la teoría del Big Bang y el genio estuvo en contacto con

uno de los primeros que propusieron esta teoría: el sacerdote y astrónomo belga

Georges Lemaitre. Cuando este le expuso su hipótesis, Einstein le contestó que

“tus cálculos son correctos, pero tu comprensión de la física es abominable”.

Einstein trabajó en el desarrollo de una teoría alternativa.

 La obstinación de Galileo Galilei.- el célebre científico quiso una vez demostrarle

al Papa Urbano VII que la Tierra giraba alrededor del Sol, para lo que se propuso

hacerlo mediante una fórmula matemática. Desafortunadamente su

argumentación se basó en las mareas y se equivocó al decir que habría una marea

alta durante el día en lugar de dos y ridiculizando a los que decían (y que tenían

razón) que la Luna tenía influencia en las mareas.

 Los absurdos rayos X.- en 1896 el físico y matemático británico Lord Kelvin

declaró en unos informes que los conocidos rayos «eran tan absurdos que, sin

lugar a dudas, debían de ser un engaño». Como sabemos, los rayos X se siguen

utilizando y son de gran importancia por lo que Kelvin tuvo que retractarse e

incluso aceptó ver su mano a través de un aparato de éstos.

Estos ejemplos bastan para demostrar que realmente existió el error en la ciencia.

Entonces, si los más grandes y reconocidos científicos se equivocaron en sus teorías, ¿será

imposible dudar en las conclusiones que dio la ciencia acerca de la amistad entre el

hombre y la mujer?

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Investigaciones

1. Benefit or burden? Attraction in cross-sex friendship (¿Beneficio o carga? La

atracción en la amistad entre sexos)

 ¿Dónde?  Universidad de Wisconsin –EE.UU.- por parte de la especialista

Abril Bleske-Rechek.

 ¿En qué consistió?  En investigar a un centenar de jóvenes universitarios y

preguntarles -primero por separado y después delante de su amig@- cuál era el

nivel de atracción que sentían por la otra persona, con tres opciones: "ninguna

atracción", "atracción moderada" y "atracción extrema". Ya durante la fase de

estudio se tuvieron en cuenta distintos factores como la manera en la que se

conocieron, el tiempo que llevan como amigos, la frecuencia y el grado de

interacción o las experiencias emocionales compartidas por ambos.

 Conclusión  Una de las partes, cuando no las dos, acaba por desarrollar en algún

momento un grado distinto de atracción sexual, después de analizar la relación de

amistad de casi un centenar de universitarios. A este respecto, la investigación

determina que son los hombres los que sienten una mayor atracción por sus

amigas, con la sensación, además, de que este sentimiento es correspondido. Sin

embargo, ellas, suelen interpretar las actitudes gentiles y amables de sus pares

como una consecuencia directa de la relación de amistad que les une, lo que las

convierte en menos proclives al malentendido amoroso con sus amigos.

2. Estudio de la doctora en Psicología, Heidi Reeder

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 ¿Dónde?  Boise State University en Idhalo, Estados Unidos.

 ¿En qué consistió?  Se les preguntó a 300 encuestados si alguna vez habían

tenido relaciones sexuales con un amigo o amiga y cómo había afectado a la

relación ese contacto íntimo.

 ¿Conclusión?  El estudio elaborado por Boise State University confirma que

las amistades son capaces de sobrevivir e incluso reforzarse después del encuentro

íntimo. Más del 20% de los 300 encuestados reconoció que había tenido sexo con

un amigo cercano alguna vez en su vida. Pero lo más sorprendente es que de ese

20%, el 76% aseguró que a la larga el sexo había hecho que se sintieran más

unidos como amigos.

Por parte de la Psicología, en una nota que le realizaron a la coordinadora del Clinicar, la

Licenciada Rosina Duarte, respondió de la siguiente manera:

¿Un hombre y una mujer pueden ser amigos?

La amistad entre el hombre y la mujer puede ser tan posible como no, dependiendo de los

miembros de la relación y las intenciones que tengan acerca de ella.

Existen, por un lado, los vínculos afectivos desinteresados de todo tema sexual, por lo

que es posible considerar una amistad genuina con personas del sexo opuesto. Por otro

lado, hay relaciones en que, si bien las personas pueden tener intereses comunes, también

puede haber algún deseo o atracción física.

Según Sigmund Freud uno puede tener amigos gracias a que está reprimida la corriente

erótica, tanto homosexual como heterosexual permitiendo de este modo la libre

disponibilidad del amor tierno sin interferencias de índole sexual.

ACTUALIDAD Y LOS NUEVOS CAMBIOS:

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AMISTAD DE HOMBRE Y MUJER EN EL SIGLO XXI:

No son parejas de novios ni de amantes, no existe la posibilidad de un futuro

amoroso: abundan las búsquedas y el sexo y vale todo menos enamorarse.

Verónica Malamfant, en su libro “Amigos con derecho a roce. Manual de abusos y

costumbres”, de Editorial Vergara, encuentra la definición perfecta para esta nueva

manera de relacionarse:

Un amigo con derecho a roce es toda persona que esté disponible para el otro en todo

momento, y que cumpla con el conjunto de normas de convivencia para tener fricción.

Hasta hace muy pocos años ellas querían amor y ellos sexo. La mujer involucraba cuerpo

y alma en la relación y ellos no lo hacían. La mujer buscaba un marido y el hombre

buscaba una amante.

Pero todo cambió en el Siglo XXI y la mujer fue perdiendo sus prejuicios y encontrándose

con el placer al redescubrir su cuerpo. Surgió entonces esta nueva manera de relacionarse:

se trata de un acuerdo por el que dos amigos deciden tener sexo sin compromiso, con el

que buscan simplemente disfrutar sin pedir nada a cambio.

“La evolución de las costumbres transformaron uno a uno los conceptos con los que

veníamos jugando y aprendiendo a sobrellevar la soltería –en algunos casos- y –en otros-

rupturas de relaciones largas y que no llegaron a buen término. Desde la antigüedad y

hasta las chicas de “Sex and the City”, todo había cambiado. Debíamos salir (por

cuestiones obvias) a este mundo trastocado, ágil y dinámico como el power plate, ese

plato que te sacude cada músculo de tu cuerpo y te convierte en alguien tonificado por la

sola vibración”, describe Malamfant.

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Y es en ese mundo cambiante, vibrante, diferente, donde entran los Amigos con Derecho

a Roce o ADR.

Son amigos especiales

La tranquilidad de saber que nuestros queridos ADR están ahí, siempre, y que tal vez se

queden para el resto de nuestras vidas es reconfortante. Pero, cuidado, que quede clara

la primera condición de estas relaciones: lejos de lo que proponen las comedias de

Hollywood o las novelas rosas, con ellos no hay compromiso emocional ni ataduras de

ningún tipo. La autora del libro lo dice claramente:

“Con un ADR no se habla de noviazgo, casamiento y planes a futuro”

Y la autora sigue describiendo: “… los ADR no deben ser tomados muy livianamente

porque ante que nada son amigos, y se debe corresponder a todas las necesidades que la

amistad conlleva. Como toda relación, y sobre todo sexual, debe haber respeto mutuo y

honestidad, aunque más no sea para decirle “solamente sos un fucking program”.

Si bien parecen ser relaciones simples, vividas en (y con) absoluta libertad, para

Malamfant “son sinónimo de complejidad, y eso está dado por las reglas intrínsecas, el

lenguaje adulto y desprejuiciado, la cabeza abierta y demás cosas que hacen que sean

únicas e intransferibles”.

¿Miedo al compromiso? ¿Egoísmo? ¿Búsqueda de una eterna adolescencia donde un

futuro de a dos se ve como algo lejano? ¿O manotazo de ahogada frente a la negativa

masculina a formar pareja? En palabras de la autora:

“Tal vez las mujeres, en mayor medida, somos las más ilusas por vivir una buena historia

amorosa; tal vez caiga en esos lugares comunes y sea banalmente eterna. Pero llegar a eso

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puede costarnos gran parte de nuestra vida. Y muchas no estamos dispuestas a

arriesgarnos”.

Son amigos especiales. A ellos nos une no sólo el amor sino también el sexo. Son

relaciones con códigos, maduras, adultas

Pero, también, son relaciones que nos alejan del compromiso formal y de los proyectos

compartidos.

Cómo evitar los problemas de esta relación

-Ante todo hay que conocerse bien. Un amigo con derecho a roce no es sinónimo de sexo

ocasional, no debe confundirse con eso. Esta relación implica seriedad, un acuerdo entre

los dos. Para que funcione, debe gustarte esa persona no sólo físicamente, sino también

sentirte a gusto a su lado.

-Es fundamental que todo quede claro entre los dos desde un principio. Este tipo de

acuerdos puede plantear cuestiones muy confusas, como si pueden acostarse con otra

gente, cuántas veces se verán en la semana y si es correcto que el resto de amigos comunes

lo sepan. Por eso, lo mejor es hablarlo con el otro cuanto antes y fijar unas normas

básicas.

-Está prohibido enamorarse. Éste es el mayor riesgo que corremos en una relación de este

tipo. La misma debe basarse en una búsqueda de placer físico, nunca emocional. Jamás

hay que confundir este deseo con amor.

-Si se da la situación de que uno de los dos se enamore, el otro debe estar atento a las

señales que pueda mostrarse. Si esto sucede, lo mejor es no jugar con el otro y ser

totalmente sincero.

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-La relación es temporal. El “amigo con derecho a roce” normalmente forma parte de una

etapa de transición que finaliza cuando uno de los dos encuentra una pareja estable.

Siempre hay que tener presente esto, pues una vez llegados a este punto no queda más

remedio que decirse adiós.

-No tengas miedo de cortar la relación. Sea por el motivo que sea, si considerás que lo

mejor es dejar de verse no tengas miedo de decirlo. No estás obligado a mantener ningún

compromiso con el otro.

-No exijas lo que le exigirías a un novi@. No es justo que te enfades si no se ven durante

días o si el otro no tiene detalles románticos con vos. Es sólo tu amig@, y no podés esperar

que te trate como lo haría una pareja estable.

GAYS:

Hace unas semanas, el crítico musical Jim Farber le dedicó a este asunto uno de sus

artículos en 'The New York Times', sacando del armario la palabra bromosexual, que

define esa relación de amistad entre dos hombres cuando uno es heterosexual y otro gay.

El texto pretende derribar ese dique homófobo que impide, todavía hoy, cualquier

expresión de simpatía, apego o camaradería entre dos varones solo por tener diferente

orientación sexual. Farber presenta la bromosexualidad como una tendencia y menciona

en su artículo algunos ejemplos, como la amistad entre los personajes que interpretan

Nick Jonas y Glen Powell en la serie de humor y terror 'Scream Queens'. O

el 'bromance' maduro fuera de pantalla entre los actores británicos Ian McKellen y

Patrick Stewart. El primero, gay, ofició la boda del segundo hace tres años.

El escritor irlandés gay Jarlath Gregory habla también de este vínculo en su última novela

'The Organised Criminal' y lo califica como algo "nuevo y fresco para la cultura, pero

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extrañamente familiar" para él. Tiene claro que esa relación tan fluida que plantea en su

libro no hubiese resultado creíble hace diez años.

En el mundo de la ficción y de las celebridades la relación bromosexual tiene visibilidad.

Jesús Generelo, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y

Bisexuales (FELGTB), recuerda que aún tenemos que sacudirnos algunos prejuicios y

estereotipos demasiado rancios que llevan a no mostrar afecto hacia una persona gay, "a

ver si alguien va a pensar que yo también...". La relación está muy marcada: no se hace

pública, las conversaciones se quedan en lo banal o estrictamente necesario y se mide la

cordialidad al milímetro.

Según Generelo, este temor del heterosexual a ser etiquetado como homosexual refleja

el comportamiento homófobo que aún impera y la percepción tan errónea y estereotipada

de la amistad, condicionándola a determinada orientación sexual en lugar de fijar como

criterio esa personalidad única e irrepetible que tiene cada ser humano.

Saber que las cosas empiezan a cambiar es para él una buena noticia. "La visibilidad

reciente del colectivo LGTB va consiguiendo que se olviden muchos clichés absurdos,

prejuicios y estereotipos que solo están fundamentados en el desconocimiento. La amistad

entre un hombre gay o bisexual y uno heterosexual es exactamente igual que entre dos

hombres heterosexuales, salvo que alguien entienda la amistad como una relación basada

exclusivamente en salir a ligar juntos o en compartir hazañas sexuales".

Y si lo que subyace es el miedo del heterosexual a ser el objeto de deseo del

hombre gay o bisexual, dice que cabría plantearse dos cuestiones. "Por un lado, ¿acaso a

los homosexuales nos gustan todos los hombres? Por otro, ¿Qué problema habría? ¿Es

imposible mantener una amistad con alguien que te quiere o te desea? Pobre concepto de

la amistad entonces".

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Tanto Generelo como Farber y el resto de autores que se están hablando de la

relación bromosexual coinciden en que, una vez que rompemos prejuicios y aprendemos

a valorar a las personas por lo que son, no por sus deseos eróticos, los beneficios de esta

amistad aún incipiente entre hombre heterosexual y hombre gay son muchos y mutuos:

1. Se amplía la visión que se tiene de las personas y se enriquecen los puntos de

vista. La diversidad siempre es un valor positivo, especialmente si favorece, como

en este caso, la posibilidad de hacer y tener amigos.

2. Por fin los hombres pueden abrazarse y tocarse sin que pueda apreciarse en este

gesto un atisbo de deseo sexual ni sospecha de una orientación diferente a la que

uno tenga.

3. Puede que el hombre gay, al menos en cuanto a gustos, no tenga nada que ver con

el hombre heterosexual, pero ¿esta circunstancia puede impedir una amistad

basada en el respeto y aceptación de cada uno tal cual es? Con sus diferencias en

cuanto a puntos de vista, visión del mundo, interés, gustos... y, sí, también en

cuanto a orientación sexual, pero con capacidad de dar y recibir consejos.

4. Si uno mira a las mujeres, el otro a los hombres, ¿no es cierto que se disipa una

posible rivalidad? Visto así, la amistad es beneficiosa para ambos y puesto que el

sexo no es opción, la relación se vive sin esta tensión.

5. Una relación así, en la que ambos pueden hablar de sus conquistas amorosas

de una manera abierta y sin la rigidez de la masculinidad o del universo gay, ayuda

a normalizar la atracción.

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6. Independientemente de su orientación sexual, un amigo permite descubrirnos,

identificarnos y fortalecer nuestra personalidad. Los estereotipos impiden apreciar

estas relaciones del mismo modo que el resto.

7. Cuando el hombre se desprende de su actitud defensiva de macho alfa, está

receptivo a una relación de lealtad, complicidad, sinceridad y afectos en la que

encuentre satisfacciones, apoyo mutuo, comunicación, alivio para su soledad,

aceptación y cariño.

8. Por último, ¿qué ocurrirá con ese tándem que tradicionalmente han formado el

hombre gay y la mujer? "Una amistad no es excluyente de otra. Los sentimientos

son elásticos y pueden estirarse, compartirse. Más siempre es mejor, no hay por

qué establecer comparaciones ni exclusiones", responde Generelo.

En 1998, Estados Unidos en NBC se presentó Will & Grace, la primera serie de
televisión en horario estelar que presentaba a personajes principales abiertamente
homosexuales.

“Creo que Will & Grace probablemente hizo más para educar al público estadounidense
que casi todo lo que alguien ha hecho hasta ahora”, dijo el vicepresidente de Estados
Unidos, Joe Biden, en una entrevista en mayo con Meet the Press. “La gente teme a lo
que es diferente. Ahora, comienzan a entender”.

“Desde la perspectiva de los hombres homosexuales, las mujeres ofrecen una amistad
íntima que generalmente está libre de las complicaciones del interés sexual”, escribió el
consejero profesional con licencia John R. Ballew, de Atlanta, Estados Unidos, en su sitio
web. “Para las mujeres heterosexuales, los hombres homosexuales ofrecen una amistad
masculina que está libre de juego. Las mujeres pueden relajarse y ser ellas mismas con
los hombres homosexuales en una forma que usualmente no es posible con los hombres
heterosexuales”.

En los últimos 14 años, la presencia de personajes homosexuales en los medios explotó,


desde Queer Eye for the Straight Guy hasta Girls Who Like Boys Who Like Boys de
Sundance Channel, Glee y la próxima comedia de NBC The New Normal.

También ocurrió un cambio radical en las actitudes estadounidenses: una encuesta


realizada por Gallup concluyó que más del 50% de los estadounidenses ahora creen que
las parejas homosexuales o lésbicas deberían tener el derecho de casarse, comparado con

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el 27% que sentía lo mismo en 1996, cuando Gallup preguntó sobre la legalización del
matrimonio entre personas del mismo sexo.

“Lo que siempre me ofende sobre la relación estereotipada, especialmente después de


Will & Grace, es la noción de que el hombre homosexual se convierte en un producto",
señala el escritor homosexual, Thomas Rogers en Salon. “El hombre homosexual permite
a las mujeres sentirse exóticas, como si de repente encontraran una mascota emocionante
o un atuendo elegante que les permitirá conseguir entradas para espectáculos en
Broadway”.

Vin Testa, un profesor de matemática de 26 años de Washington D.C. y también referente


de la comunidad L.G.B.T. en las escuelas públicas de ese distrito, dice que los cambios
en las relaciones entre hombres heterosexuales y homosexuales fue tan rápido que ya nota
la diferencia de cuando aún estaba en la secundaria.

Testa recuerda que uno de sus principales temores a salir del clóset era algo que muchos
hombres gays temen: "Un miedo enorme a perder todas esas amistades masculinas que
uno tenía". Al final, lo que terminó impulsando a Testa a asumirse cuando llegó a la
universidad fue descubrir que sus compañeros de fútbol de la secundaria "estaban
honestamente preocupados por mí y querían que lo hiciera".

Gregory, el autor irlandés, piensa que ese punto de contacto entre los jóvenes es debido a
la proliferación de la cultura tecnológica. "Es la tecnología, las películas de superhéroes,
Pokémon Go y el rock independiente", dice Gregory. "Cosas que suelen ser parte de la
cultura masculina de la que también se sienten parte los jóvenes homosexuales." Para los
varones de las generaciones mayores, la desconfianza a remontar es mucho mayor.
"Tradicionalmente, las relaciones entre gays y heterosexuales se pensaban como hostiles,
incluso de bullying", dice Michael LaSala, de 57 años, y autor de un libro que ayuda a las
familias a aceptar a un hijo o hija homosexual. "Es por eso que tradicionalmente los gays
no se han sentido cómodos en ese tipo de relaciones."

LaSala es gay y dice que cuando estaba en la veintena ni se le ocurría que podía ser amigo
de un hetero. En los últimos años, sin embargo, ha establecido un vínculo estrecho y
cariñoso con Robert Garfield, un médico heterosexual de 70 años y autor de un libro sobre
cómo romper los mandatos masculinos para liberar el poder de la amistad. LaSala y
Garfield dan conferencias juntos sobre los efectos negativos de la homofobia para las
vidas de los varones, tanto gays como heterosexuales. Un bálsamo para viejas heridas
Para los hombres gay, dice LaSala, "la amistad con hombres heterosexuales puede ser
muy sanadora. Experimentar una amistad estrecha con un heterosexual que realmente nos
acepte es como un bálsamo para viejas heridas". Al mismo tiempo, existen fuertes
contrastes. Los gays dicen que sus amigos heterosexuales se quedan atónitos y hasta les
da envidia la eficacia y aparente ubicuidad del levante gay. "Los heterosexuales se quejan
de que conocemos a alguien y lo llevamos directo a la cama", dice Toussaint. "Un amigo
hetero dice que con las chicas tiene que invitarla varias veces a salir, hacer todo ese
teatro." Por su lado, algunos homosexuales envidian la aceptación que tienen algunos
aspectos de la masculinidad heterosexual: "Los heteros pueden dejarse estar, abandonarse
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físicamente y nadie dice nada", señala Gregory. "A la hora de juzgar por cuestiones
físicas, los gays son más feroces que las mujeres." Si bien esos contrastes generan
fascinación, hay otros que pueden resultar nocivos. El cliché y la persistente sospecha de
que un gay pueda albergar un enamoramiento oculto por su amigo hetero introduce un
desequilibrio de poder y erosiona la confianza. "Un gay puede preguntarse «¿Y si este
tipo cree que estoy atrás de él»", dice LaSala. "¿Cómo afectaría eso a nuestra relación?"
Los guionistas de Scream Queens exorcizaron esos temores con una escena satírica que
se impuso en YouTube. En ella puede verse al personaje de Jonas que se cuela en la cama
de su mejor amigo hetero. "¡Qué antigüedad! Esos enamoramientos no existen más", dice
Lucas Whitehead, de 29 años, un heterosexual que vive en edificio de Fort Greene,
habitado por una cambiante mezcla de homosexuales y heterosexuales. A veces se
producen disonancias, cuando un amigo se descubre en minoría en un grupo dominado
por otra orientación sexual, donde la conexión no es uno a uno. "Escuchar hablar todos
juntos a un grupo de heteros es como oír hablar en otro idioma", dice Toussaint. "Se trata
de una lengua extrañamente impersonal, y supongo que para ellos debe ser lo mismo al
escucharnos hablar a nosotros." Al mismo tiempo, a muchos hombres esa diferencia les
resulta valiosa. "Me alegra vivir entre personas con experiencias distintas a las mías",
dice Moss. "En la amistad, tener experiencias homogéneas no es provechoso para nadie."

LESBIANAS:

Las relaciones de amistad al parecer no son tan libres como parecen. La elección de los
amigos está limitada por la oportunidad que nos ofrece el entorno para que podamos
escoger a otros voluntariamente. Lo cierto es que las oportunidades que les brinda este
contexto a las lesbianas son escasas y muy limitadas, su red de amigo por lo general está
compuesta por otras lesbianas de similar edad o personas que comparten su orientación
sexual.

A pesar de que en este supuesto entorno de modernidad, hoy en día hemos dado un gran
salto cualitativo en cuanto al lesbianismo, la realidad es que nos falta más de lo hemos
recorrido o logrado, investigaciones realizadas han encontrado que las personas con la
actitud más positiva hacia las lesbianas son aquellas personas que las conocen
íntimamente, como resultado sus relaciones interpersonales y la interacción con las
mismas, que permiten eliminar todo vestigio de actitudes y conductas negativas
sustentadas en los prejuicios y estereotipos sociales alimentados por falsas creencias e
ideas preconcebidas sobre el lesbianismo que a la larga o la corta afectan sus relaciones
sociales.

Según Viñuales para las lesbianas que encubren su identidad sexual y carecen de filiación,
las amistades son la única fuente de soporte emocional cuando tienen problemas, al
acompañarle en su cotidianidad, las amistades cumplen un importante papel moldeador
de la identidad sexual, además la red de amistades lésbicas fortalece la autoestima e
identidad de sus miembros.

Las lesbianas para el establecimiento de sus relaciones de amistad van conformando un


vínculo de complicidad más que de aceptación, debido a la necesidad de compartir y
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opinar libremente sobre temas tan importantes en la mujer como su sexualidad. Valorar
más la complicidad que cualquier otra cualidad es de vital importancia para la
construcción de su identidad, y la cual sólo le puede brindar sus similares al darles la
posibilidad de compartir sus sentimientos, compartidos desde sus experiencias, tanto de
dolor como de placer.

De ahí la importancia de considerar toda relación de amistad desde lo vivencial, sería


imperdonable pecar en su análisis reduccionista, de generalizar un aspecto tan subjetivo
como la vivencia, experiencia que marca la individualidad. Por tal razón se nos hace
necesario abordar el análisis de las relaciones de amistad en las lesbianas partiendo de sus
vivencias, Lo cierto es que cada instante de la vida es una vivencia y esas vivencias son
nuestra vida. Por eso demos vía libre a nuestras amistades, pues estas no son más que
fieles productoras de vivencias únicas de reciprocidad afectiva, cognitiva y volitiva.

Metodología y técnicas utilizadas

El estudio tuvo como base la metodología cualitativa y el método fenomenológico,


utilizando técnicas como entrevista a profundidad, composición, cuestionario y
observación.

El siguiente estudio es el resultado de una investigación que se realizó entre los meses
de febrero a mayo de 2008, en grupo de jóvenes universitarias de orientación homosexual
(5 jóvenes), específicamente homosexuales femeninas, distribuidas en los diferentes
centros de estudios universitarios del municipio de Guantánamo. Para esto se propuso
llevar a cabo en función de conocer la influencia de los prejuicios y estereotipos sociales
partiendo de las vivencias de estudiantes universitarias lesbianas en cuanto al
establecimiento de relaciones de amistad con estudiantes de su mismo sexo
heterosexuales.

Las definiciones que guiaron este estudio son:

Consideramos el lesbianismo como categoría pues este fenómeno encierra en sí la


inclusión de los individuos que conforman la muestra de la investigación, por lo que su
definición por transitividad definirá dicha muestra. De acuerdo a esto consideramos el
lesbianismo u homosexualidad femenina como la atracción hacia el mismo sexo,
atracción sexual y emocional que sienten las mujeres hacia las mujeres. El término
homosexual: se refiere a aquellas personas, atracción o realización de relaciones sexuales
preferentemente con personas del mismo sexo.

De acuerdo a la definición dada por Vigotsky sobre vivencia, entendida como la unidad
en que está representada la interacción del individuo y el medio con el cual interactúa
generándose experiencias únicas.

Se tendrán en cuenta sólo en relación a la amistad, referida a vivencias únicas, peculiares,


especiales e irrepetibles, personales, individuales, mediadas por lo afectivo, lo cognitivo
y lo volitivo. Se deben tener en cuenta las causas que hacen que se produzcan y las

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consecuencias que provocan (efectos). Toda vivencia es una vivencia de algo, lo cual se
evalúa de manera individualmente, según la experiencia.

La amistad: es una relación vincular, promotora de vivencias únicas de intimidad,


reciprocidad afectiva, lealtad, colaboración y solidaridad, sujetas a normas sociales
establecidas, donde el conflicto que se genera en la interacción, potencia el desarrollo de
sus miembros y de la relación para sí.

Resultados

Los resultados obtenidos demuestran que las lesbianas son personas que
independientemente de características que las hacen distintivas como son su preferencia
sexual y su manera de asumir los retos que implican ser lesbiana socialmente, debido a
los diferentes patrones de conducta predeterminados por nuestra sociedad, patrones de
género que definen desde que nacemos el cómo ser hombre y cómo ser mujer, estas son
plenamente capaces de mantener una vida social como cualquier heterosexual, con sus
semejanzas y diferencias.

Sin embargo son las diferencias las que hacen que las lesbianas sean rechazadas y
discriminadas socialmente por estar fuera de la "norma", la cual no deja cabida a la
diversidad. Las lesbianas a pesar de lo planteado anteriormente son personas que
mantienen buenas relaciones interpersonales. Aunque es importante destacar que dentro
de las mismas ocurre un "stop" en el momento en que se hace pública su preferencia
sexual, donde ocurre una ruptura de dichas relaciones especialmente con familiares y
amigos.

El establecimiento de nuevas relaciones de amistad es definido por las lesbianas como


muy difíciles de lograr, es por ello que les conceden gran valor a la amistad. De manera
general las lesbianas son personas de pocas amistades independientemente de ser
empáticas, comunicativas y sociables.

Para su elección parten de saber escoger sus amigos, no sólo desde el ser lesbianas y de
saber que significa socialmente serlos, sino desde el punto de vista del candidato a
amigo/a, en nuestro caso específicamente heterosexuales femeninas. Para su elección
tienen en cuenta criterios como la sinceridad, reciprocidad, confianza, compartir criterios,
intereses comunes, sin embargo cada uno de estos criterios gira alrededor de la
orientación sexual de manera que no se tenga en cuenta la preferen

Otros de los criterios en los cuales recae el mayor peso para selección sus amistades
resultan ser la comprensión, el respeto, la tolerancia y sobre todo la aceptación, por lo
que a diferencia de los anteriores estos encierran una estrecha relación con la preferencia
sexual como un elemento imprescindible a considerar aunque no directamente en el
establecimiento de una relación de amistad.

Esto deja al descubierto que dentro de una relación de amistad donde uno de sus miembros
sea una lesbiana los principales criterios a tener en cuenta para la elección de un amigo

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están estrechamente relacionados con su orientación sexual aunque esto no constituya un
elemento determinante.

Consideran que estos criterios dependen de la oportunidad que sean capaces de darse para
formar una nueva amistad, sin embargo el peso de esta oportunidad recae en la parte de
la heterosexual, en su conocimiento acerca de los beneficios y desventajas de este tipo de
relación, el nivel de aceptación, de tolerancia, de comprensión hacia ellas (lesbianas),
pues son estas las que internalizan con mayor intensidad los estereotipos y prejuicios que
forman parte de las representación social que sobre el lesbianismo se tiene, dificultando
el establecimiento de nuevas relaciones de amistad.

La representación social que se tiene en torno a las lesbianas, alimentadas por una falsa
imagen, hacen que se vean frenadas, e incluso se eviten dichas relaciones de amistad
debido a los prejuicios, tabúes, falsas creencias y estereotipos todos como resultado de
patrones y normas sociales preestablecidas.

Otro de los factores que intervienen en la calidad de las relaciones de amistad entre
lesbianas y heterosexuales femeninas son la opinión del grupo, la falta de comprensión,
la no aceptación, desplazando a un segundo plano la educación familiar, los prejuicios y
estereotipos sociales. Esto evidencia que de manera general el establecimiento de las
relaciones de amistad de las lesbianas con heterosexuales femeninas depende en mayor
medida de la heterosexual.

Entre los elementos que constituyen impedimentos para el logro de sus vínculos de
amistad están: la opinión de las heterosexuales, el temor de ser tildada como lesbiana, lo
que piensa el grupo sobre ellas, debido a lo que está establecido por nuestra sociedad.
Esto hace que se priven de la posibilidad de expresar libremente sus sentimientos sin
temor a que puedan ser confundidos con el amor de pareja, por lo que deben mantenerla
en secreto (la amistad), sin poder decírselo a los demás, entre ellos a la familia.

Los prejuicios y estereotipos parten según las lesbianas más de las heterosexuales que de
ellas mismas, quienes se sienten presionadas por el grupo, debido a las críticas a que están
sometidas. A pesar de que estos parten de los heterosexuales son las lesbianas las más
perjudicadas ya que repercuten en ellas limitándolas y en casos extremos privándolas de
estas amistades.

En cuanto a las relaciones de amistad con heterosexuales masculinos y a diferencia de las


anteriores, estas resultan más visibles, más fácil de lograr que con heterosexuales de su
mismo sexo. El vínculo con estos se hace más estrecho, existiendo una mejor
comunicación, lo que no quita que también existan prejuicios y estereotipos en relación a
la amistad, muchos de ellos arraigados a una fuerte cultura machista.

Contradictoriamente en el caso del establecimiento de las relaciones de amistad entre las


mismas lesbianas, la posibilidad de existencia, son a pesar de tener aparentemente más
puntos en común, mucho más difíciles de lograr que las anteriores. La probabilidad de
establecer una verdadera relación de amistad con otra lesbiana es mínima. El

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establecimiento de relaciones de amistad entre lesbianas resulta poco probable, pues estas
por lo general desencadenan en una relación de pareja y lo que parecía una amistad sólo
resulta ser un medio para lograr una relación sexual, tan difícil de lograr en -el mundo
lésbico-.

Esto finalmente trae como consecuencia que se rompa el vínculo, ni hay amistad, ni
mucho menos se logra una relación de pareja y lo que pudo ser una amiga pasa a ser
solamente -una conocida-. Es por ello que le conceden gran importancia el asumir de
manera responsable y madura la identidad sexual, así como saber elegir y definir quienes
pueden ser amigas y quienes pareja.

El asumirse como lesbiana lleva implícito la discriminación y la experiencia de lo que es


convertirse en una persona rechazada, propensa a perder el apoyo de la familia y ver
convertida sus amistades en seudoamistades. Lo cierto es que sus ideales de amistades se
sustentan en su necesidad de aceptación y de ser comprendidas basadas en la confianza,
el respecto y la tolerancia partiendo de su preferencia sexual. Estas demuestran que la
lesbianas son personas con grandes necesidades de afecto y afiliación manifiesta, de
sentirse queridas, de tener amigos y/o amigas capaces de poner por encima sus valores y
aceptarlas a pesar de las diferencias, así como necesidades de reconocimiento y seguridad
visibles con su deseo de hacer valer sus derechos -de disfrutar una vida a plenitud-, de
lograr un espacio en la sociedad y de eliminar barreras que imposibiliten el
establecimiento de sus relaciones de amistad.

Conclusiones

· Algunas de las vivencias experimentadas por las estudiante universitarias lesbianas


y que median en sus relaciones de amistad con estudiantes universitarias de su mismo
sexo heterosexuales son:

- El rechazo fundamentalmente por parte de las personas con las que mantienen
vínculos afectivos.

- La falta de comprensión debido a su decisión de ser lesbianas.

- Ser discriminadas como consecuencia de patrones establecidos socialmente.

- La falta de tolerancia, la cual contribuyen a la no aceptación debido a su orientación


sexual.

· La elección y establecimiento de relaciones de amistad por parte de las lesbianas


se basan en la comprensión y aceptación de su orientación, así como de ser toleradas
independientemente de la influencia de estereotipos y prejuicios.

· Para el establecimiento de relaciones de amistad entre estudiantes universitarias


lesbianas y heterosexuales femeninas se incluyen además entre los criterios para su
elección: la pertenencia al mismo grupo, la semejanza de criterios y valores como la
honestidad, sinceridad, respeto, reciprocidad y confianza.

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· Los prejuicios y estereotipos ejercen influencia en el establecimiento de las
relaciones de amistad entre estudiantes universitarias y heterosexuales de su mismo sexo,
aunque parten fundamentalmente de las heterosexuales.

· Son las lesbianas las más perjudicadas con la influencia de estos prejuicios y
estereotipos pues no sólo influyen en sus relaciones de amistad sino en su desarrollo
personal.

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