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SEGUROS, FECHAS DE EXPEDICIÓN Y VIGENCIA

Concepto 2009071756-001 del 18 de noviembre de 2009.

Síntesis: Es factible que en una póliza de seguro la fecha de iniciación de vigencia del
seguro sea anterior a la fecha de expedición de ésta, toda vez que el acuerdo de voluntades
o consentimiento de las partes puede preceder al documento escrito y son las partes las
llamadas a determinar cuándo el asegurador comienza a asumir los riesgos trasladados
por el tomador, mientras que la fecha de expedición de la póliza indica el momento en que
se expidió el documento que prueba, entre otros, el contrato de seguro.

«(…) solicita información relativa a: “si actualmente existe alguna norma que regule,
prohíba o reglamente para las compañías de seguros o se considere una práctica no
autorizada o insegura, la emisión o expedición de pólizas de seguros con anticipación a la
fecha de inicio de la vigencia del contrato respectivo.” Sobre el particular resultan
procedentes los siguientes comentarios:

El artículo 1036 del Código de Comercio, modificado por el artículo 1º de la Ley 389 de
1997 establece que “El seguro es un contrato consensual, bilateral, oneroso, aleatorio y de
ejecución sucesiva”.

A su turno, el artículo 1046 del mismo ordenamiento modificado por el artículo tercero de
la citada ley en lo pertinente señala:

“El contrato de seguro se probará por escrito o por confesión.

“Con fines exclusivamente probatorios, el asegurador está obligado a entregar en su


original, al tomador, dentro de los quince días siguientes a la fecha de su celebración el
documento contentivo del contrato de seguro, el cual se denomina póliza, el que deberá
redactarse en castellano y firmarse por el asegurador.

“La Superintendencia Bancaria señalará los ramos y la clase de contratos que se redacten
en idioma extranjero.

Parágrafo.- El asegurador está también obligado a librar a petición y a costa del tomador,
del asegurado o del beneficiario duplicados o copias de la póliza.”

De esta manera, la Ley 389 de 1997 introdujo la característica de la consensualidad en el


contrato de seguro, modificando el tratamiento que impartía la regulación anterior del
estatuto mercantil que lo consideraba como un contrato solemne que se perfeccionaba
desde el momento en que el asegurador suscribía la póliza, documento que tenía igualmente
efectos probatorios respecto de la existencia del contrato.
El alcance de la anterior modificación legislativa pone en evidencia que el contrato de
seguro se perfecciona por el solo consentimiento de las parte s1, tomador y asegurador, y se
prueba mediante confesión o por escrito, caso este último en el cual la póliza mantiene su
trascendencia pues se constituye en el documento por excelencia para tal efecto, tanto así
que la legislación establece que para “fines exclusivamente probatorios” debe entregarse
por el asegurador dentro del término de quince días a partir de la fecha de la celebración del
contrato.

Ahora bien, teniendo en cuenta que la póliza de seguro con la nueva regulación de la
precitada ley no perfecciona el contrato de seguro pero sirve de prueba del mismo, debe
entenderse que sus condiciones particulares y generales apuntan exclusivamente a dejar
constancia escrita del contrato perfeccionado con anterioridad por el solo consentimiento de
las partes.

Por tanto, con referencia a la vigencia del seguro como una de sus condiciones particulares,
prevista en el numeral 6 del artículo 1047 del Código de Comercio, la póliza probará el
acuerdo de voluntades en relación con “...las fechas y horas de iniciación y vencimiento, o
el modo de determinar unas y otras”.

En este orden de ideas, es factible que en una póliza de seguro la fecha de iniciación de
vigencia del seguro sea anterior a la fecha de expedición de esta, toda vez que el acuerdo de
voluntades o consentimiento de las partes puede preceder al documento escrito y son las
partes las llamadas a determinar cuándo el asegurador comienza a asumir los riesgos
trasladados por el tomador, mientras que la fecha de expedición de la póliza indica el
momento en que se expidió el documento que prueba, entre otros, el contrato de seguro.

Las anteriores consideraciones resultan válidas en la medida que el consentimiento de las


partes del contrato de seguro, tomador y asegurador, efectivamente preceda a la expedición
del seguro o de su prórroga.

Sin embargo, mal podría extenderse esta conclusión a eventos en los cuales el tomador del
seguro solicite al momento mismo del perfeccionamiento del contrato o de su prórroga que
la póliza registre una vigencia anterior a éste, toda vez que por el lapso de la vigencia
correspondiente a dicha retroactividad no se podría establecer la existencia de riesgo
asegurable, elemento de la esencia del contrato de segur o2, en la medida que no concurrirían
las características propias de este cuales son su futuriedad e incertidumbre3.

s1 Véase artículo 1500 del Código Civil.

o2 Código de Comercio. Art. 1045.- Son elementos esenciales del contrato de seguro:
1° El interés asegurable;
2° El riesgo asegurable;
3° La prima o precio del seguro, y
4° La obligación condicional del asegurador.
En defecto de cualquiera de estos elementos, el contrato de seguro no producirá efecto alguno.

e3 El artículo 1054 del Código de Comercio define el riesgo como “…el suceso incierto que no depende
exclusivamente de la voluntad del tomador, del asegurado o del beneficiario y cuya realización da origen a la obligación
condicional del asegurador".
En efecto, el riesgo asegurable debe ser incierto objetivamente y, además, futuro; los
hechos ya acontecidos, por ser ciertos y, por ende, no ser futuros, ya no entrañan riesgo
asegurable de conformidad con la ley, como tampoco la incertidumbre, cuando es subjetiva.

De lo anterior se colige que son características del riesgo asegurable, como elemento
esencial del contrato de seguro, su futuriedad y su incertidumbre; por tal circunstancia, no
resulta legalmente posible en estos casos, que las compañías de seguros expidan pólizas
cuya vigencia se inicie con anterioridad a la fecha del perfeccionamiento del contrato.

(…).»

Se destaca del precepto legal trascrito que la incertidumbre es elemento básico del concepto de riesgo asegurable. De ahí
que la doctrina haya señalado como condiciones determinantes para su existencia las siguientes: “1ª) Que el evento del
que depende sea de posible realización (…); 2ª) que su realización sea incierta, bien en cuanto a si se producirá
(incertus an) o al momento de su producción (incertis quando) o bien el cómo el evento temido puede producirse; 3ª)
que su realización sea fortuita, es decir, que no dependa directamente de la voluntad de la persona que soporta los
efectos del evento (por ejemplo, no es riesgo asegurable el incendio que voluntariamente pueda ser causado por el
asegurado, pero sí el provocado por la malquerencia de terceros o inclusive por culpa propia del asegurado); 4ª) que el
suceso, caso de realizarse, provoque una necesidad, un daño” 3 (resaltado extratexto). Garrigues Joaquín, citado por
López Blanco Hernán Fabio, Contrato de Seguro, Dupre Editores, 3ª Edición, 1999, página 66.

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