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Julio 2015

Año 2 Volumen 13

JURISPRUDENCIA RELEVANTE:
Robo con muerte subsecuente y el
delito de asesinato
Actualidad
Área
Penal JURISPRUDENCIARELEVANTE:
JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo
Robo concon muerte
muerte subsecuente
subsecuente y el delito de asesinato

Contenido
Asesinato para ocultar o facilitar otro delito y el delito de robo con muerte
1.a Sentencia 378
subsecuente
2. Sentencia
a
La coautoría en el delito de robo con muerte subsecuente 387
La consumación del delito de robo agravado y la violencia ejercida con
3.a Sentencia 400
posterioridad a la consumación del mencionado delito
Diferencias entre el delito de robo con muerte subsecuente y el delito de asesinato
4.a Sentencia 405
para ocultar o facilitar otro delito

JURISPRUDENCIA RELEVANTE: ROBO CON MUERTE


Jurisprudencia relevante

SUBSECUENTE Y EL DELITO DE ASESINATO

1.ª SENTENCIA: Asesinato para ocultar o


facilitar otro delito y el delito de robo con muerte
subsecuente

Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito. Aquí el autor mata con
el fin de conseguir un propósito.
“7°. El artículo 189° in fine CP prevé una circunstancia agravante de tercer grado para la
figura delictiva del robo. Ésta se configura cuando el agente como consecuencia de los actos
propios del uso de la violencia para facilitar el apoderamiento o para vencer la resistencia
de quien se opone al apoderamiento, le ocasiona o le produce la muerte. Es obvio, en este
caso, que el agente buscaba el desapoderamiento patrimonial de la víctima, pero como
consecuencia del ejercicio de violencia contra ella –de los actos propios de violencia o vis
in corpore– le causa la muerte, resultado que no quiso causar dolosamente pero que pudo
prever y evitar. Se trata, pues, de un típico supuesto de homicidio preterintencional donde el
resultado sólo se le puede atribuir al agente a título de culpa –la responsabilidad objetiva por
el simple resultado es inadmisible, está prohibida por el artículo VII del Título Preliminar
del Código Penal–. El citado dispositivo regula, entonces, un caso de tipificación simultánea,
dolosa y culposa, pero de una misma conducta expresamente descrita. Como se advierte en
la doctrina especializada la preterintención es una figura compuesta en la que el resultado
sobrepasa el dolo del sujeto. Así, el agente roba valiéndose del ejercicio de violencia física
contra la víctima, esto es, infiere lesiones a una persona, quien fallece a consecuencia de la
agresión, siempre que el agente hubiere podido prever este resultado (la muerte, en este caso,

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JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

no fue fortuita) –es una situación de preterintencionalidad heterogénea- [FELIPE VILLAVI-


CENCIO TERREROS: Derecho Penal Parte General, Editorial Grijley, Lima, 2006, páginas
409/410]. Como se puede inferir del ejemplo planteado, la conducta típica se articula sobre
la base de dos elementos: el apoderamiento del bien mueble y la utilización de violencia en
la persona, la cual en el presente caso produce la muerte de esta última.
8°. Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito. Aquí el autor mata con
el fin de conseguir un propósito ulterior. En el primer supuesto –para facilitar otro delito–, el
asesinato implica una relación de medio -fin, en que el homicidio es el delito– medio cometido
por el agente con el propósito de hacer posible la ejecución del delito- fin, siempre doloso;
situación muy frecuente, por lo demás, en los delitos contra el patrimonio. Ahora bien, en
el segundo supuesto –para ocultar otro delito–, el delito previamente cometido o el que está
ejecutándose –el delito a ocultar puede ser doloso o culposo– es la causa del comportamiento
homicida del agente. Ello ocurre, por ejemplo, cuando el agente es sorprendido en el acto del
robo y para evitar su captura, dispara contra su perseguidor o contra quien trata de impedir
su fuga, que conduciría al descubrimiento o esclarecimiento de su delito [JOSÉ HURTADO
POZO: Manual de Derecho Penal Parte Especial I Homicidio, 2da. Edición, Ediciones Juris,
Lima, 1995, páginas 59/69]. En ambos supuestos, pues, el elemento subjetivo del tipo legal
es determinante. En tal sentido, la referencia legal al mundo interno del agente, a la finalidad
que persigue, es de tal relevancia que será suficiente para la consumación de la conducta típica
que se compruebe la presencia de este factor. Por consiguiente, el agente, en la circunstancia
o en el contexto situacional en que interviene ha de valorar la perpetración del homicidio
como vía para garantizar su objetivo ligado siempre a otro delito [JOSÉ LUIS CASTILLO
ALVA: Derecho Penal Parte Especial I, Editorial Grijley, Lima, 2008, páginas 410/411]”.

V PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES


PERMANENTE Y TRANSITORIAS

ACUERDO PLENARIO Nº 3-2009/CJ-116

Fundamento: ARTÍCULO 116° TUO LOPJ

ASUNTO: Robo con muerte subsecuente y delito de asesinato. Las lesiones como
agravantes en el delito de robo.
Lima, trece de noviembre de dos mil nueve.-
Los Jueces Supremos de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente[s]
y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno
Jurisdiccional, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, han pronunciado el siguiente:

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ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES
1°. Las Salas Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la Re-
pública, con la autorización del Presidente del Poder Judicial, mediante Reso-
lución Administrativa número 221-2009-P-PJ, del 5 de agosto de 2009, con
el apoyo del Centro de Investigaciones Judiciales, acordaron realizar el V Pleno
Jurisdiccional de los Jueces Supremos de lo Penal, al amparo de lo dispuesto
en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial –en adelante, LOPJ–, y dictar Acuerdos Plenarios para concordar la
jurisprudencia penal.
2°. Para estos efectos se realizaron varios encuentros previos con los Secretarios,
Relatores y Secretarios de Confianza de las Salas de lo Penal de la Corte Supre-
ma de Justicia y tres reuniones preparatorias sucesivas con los señores Jueces
Supremos de lo Penal a fin de delimitar el ámbito de las materias que debían
abordarse, luego de una previa revisión de los asuntos jurisdiccionales a su cargo
y de una atenta valoración de las preocupaciones de la judicatura nacional. Con
el concurso de la Secretaría Técnica, luego de los debates correspondientes, se
estableció el día de la fecha para la realización del V Pleno Jurisdiccional Penal,
aprobado por Resolución Administrativa número 286-2009-P-PJ, del 12 de
octubre de 2009, y se definieron los temas, de derecho penal y procesal penal,
que integrarían el objeto de los Acuerdos Plenarios. De igual manera se designó
a los señores Jueces Supremos encargados de preparar las bases de la discusión
de cada punto sometido a deliberación y de elaborar el proyecto de decisión.
Además, se estableció que el Juez Supremo designado sería el ponente del tema
respectivo en la sesión plenaria y encargado de redactar el Acuerdo Plenario
correspondiente.
3°. En el presente caso, el Pleno, de un lado, decidió tomar como referencia las
distintas sentencias de los Tribunales Superiores y Ejecutorias Supremas que
analizan y deciden sobre los alcances del delito de robo agravado por muerte
subsecuente (artículo 189º in fine del Código Penal) y el delito de asesinato
por conexión con otro delito (artículo 108º, inciso, del Código Penal), a fin de
determinar las diferencias entre ambos supuestos típicos y en qué casos son de
aplicación uno u otro. De otro lado, se resolvió también sobre la misma base
jurisprudencial, identificar cuál es la naturaleza penal de las lesiones causadas a
la víctima y a las que se refiere el inciso 1 de la parte segunda del artículo 189°
del Código Penal –en adelante CP–, para poder distinguirlas de aquellas men-
cionadas en el último párrafo del citado artículo.

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4°. En cumplimiento de lo debatido y acordado en las reuniones preparatorias se


determinó que en la sesión plenaria se procedería conforme a lo dispuesto en
el artículo 116° de la LOPJ, que, en esencia, faculta a las Salas Especializadas
del Poder Judicial dictar Acuerdos Plenarios con la finalidad de concordar
jurisprudencia de su especialidad. En atención a la complejidad y singulares
características del tema abordado, que rebasa los aspectos tratados en las diversas
Ejecutorias Supremas que se invocaron como base de la discusión, se decidió
redactar el presente Acuerdo Plenario e incorporar con la amplitud necesaria los
fundamentos jurídicos correspondientes para configurar una doctrina legal que
responda a las preocupaciones anteriormente expuestas. Asimismo, se resolvió
decretar su carácter de precedente vinculante, en concordancia con la función
de unificación jurisprudencial que le corresponde a la Corte Suprema de Justicia
como cabeza y máxima instancia jurisdiccional del Poder Judicial.
5°. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del
debate y en virtud de la votación efectuada, por unanimidad, se emitió el pre-
sente Acuerdo Plenario. En vista del resultado de la votación se designó como
ponente al señor PRADO SALDARRIAGA para que conjuntamente con el
señor LECAROS CORNEJO, expresen en lo pertinente el parecer del Pleno.
II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
§ 1. Planteamiento del primer problema.
6°. El ordenamiento penal vigente contiene dos tipos legales que aluden a la muerte
de una persona en conexión con la comisión de otro delito. Se trata de los artí-
culos 108° CP sobre el delito de asesinato y 189° CP sobre delito de robo con
agravantes. En efecto en estas disposiciones se regula lo siguiente:
Artículo 108° CP: “Será reprimido […] el que mate a otro concurriendo cual-
quiera de las siguientes circunstancias:
2. Para facilitar u ocultar otro delito”.
Artículo 189° (último párrafo) CP: “La pena será […], cuando […] como
consecuencia del hecho, se produce la muerte de la víctima…”.
Estas normas han originado divergentes interpretaciones judiciales que se han
concretado en resoluciones que califican indistintamente los hechos como ho-
micidio calificado o robo con muerte subsecuente, pero que no llegan a fijar de
forma clara cuando se incurre en uno u otro caso.
§ 2. Análisis del primer caso.
7°. El artículo 189° in fine CP prevé una circunstancia agravante de tercer grado para
la figura delictiva del robo. Esta se configura cuando el agente como consecuencia
de los actos propios del uso de la violencia para facilitar el apoderamiento o para

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vencer la resistencia de quien se opone al apoderamiento, le ocasiona o le produce


la muerte. Es obvio, en este caso, que el agente buscaba el desapoderamiento
patrimonial de la víctima, pero como consecuencia del ejercicio de violencia
contra ella –de los actos propios de violencia o vis in corpore– le causa la muer-
te, resultado que no quiso causar dolosamente pero que pudo prever y evitar.
Se trata, pues, de un típico supuesto de homicidio preterintencional donde el
resultado sólo se le puede atribuir al agente a título de culpa –la responsabilidad
objetiva por el simple resultado es inadmisible, está prohibida por el artículo VII
del Título Preliminar del Código Penal–. El citado dispositivo regula, entonces,
un caso de tipificación simultánea, dolosa y culposa, pero de una misma con-
ducta expresamente descrita. Como se advierte en la doctrina especializada la
preterintención es una figura compuesta en la que el resultado sobrepasa el dolo
del sujeto. Así, el agente roba valiéndose del ejercicio de violencia física contra
la víctima, esto es, infiere lesiones a una persona, quien fallece a consecuencia
de la agresión, siempre que el agente hubiere podido prever este resultado (la
muerte, en este caso, no fue fortuita) -es una situación de preterintencionalidad
heterogénea- [FELIPE VILLAVICENCIO TERREROS: Derecho Penal Parte
General, Editorial Grijley, Lima, 2006, páginas 409/410]. Como se puede
inferir del ejemplo planteado, la conducta típica se articula sobre la base de dos
elementos: el apoderamiento del bien mueble y la utilización de violencia en la
persona, la cual en el presente caso produce la muerte de esta última.
8°. Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito. Aquí el autor
mata con el fin de conseguir un propósito ulterior. En el primer supuesto –para
facilitar otro delito–, el asesinato implica una relación de medio-fin, en que el
homicidio es el delito-medio cometido por el agente con el propósito de hacer
posible la ejecución del delito-fin, siempre doloso; situación muy frecuente,
por lo demás, en los delitos contra el patrimonio. Ahora bien, en el segundo
supuesto –para ocultar otro delito–, el delito previamente cometido o el que
está ejecutándose -el delito a ocultar puede ser doloso o culposo- es la causa
del comportamiento homicida del agente. Ello ocurre, por ejemplo, cuando
el agente es sorprendido en el acto del robo y para evitar su captura, dispara
contra su perseguidor o contra quien trata de impedir su fuga, que conduciría
al descubrimiento o esclarecimiento de su delito [JOSÉ HURTADO POZO:
Manual de Derecho Penal Parte Especial I Homicidio, 2da. Edición, Edicio-
nes Juris, Lima, 1995, páginas 59/69]. En ambos supuestos, pues, el elemento
subjetivo del tipo legal es determinante. En tal sentido, la referencia legal al
mundo interno del agente, a la finalidad que persigue, es de tal relevancia que
será suficiente para la consumación de la conducta típica que se compruebe la
presencia de este factor. Por consiguiente, el agente, en la circunstancia o en el

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JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

contexto situacional en que interviene ha de valorar la perpetración del homicidio


como vía para garantizar su objetivo ligado siempre a otro delito [JOSÉ LUIS
CASTILLO ALVA: Derecho Penal Parte Especial I, Editorial Grijley, Lima,
2008, páginas 410/411].
§ 3. Planteamiento del segundo problema.
9°. El artículo 189°, último párrafo, CP establece una circunstancia agravante de
tercer grado: si se producen lesiones graves como consecuencia del robo, la pena
será de cadena perpetua. La referida norma en el inciso uno de su segunda parte
determina que si se comete el robo y se causa lesiones a la integridad física o
mental de la víctima la pena será no menor de veinte ni mayor de treinta años.
En esa misma línea, el artículo 188° CP –modificado por la Ley número 27472,
del 5 de junio de 2001–, que tipifica el delito de robo, exige para su comisión
que el agente emplee violencia contra la persona, en cuyo caso se sancionará al
agente con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años.
En consecuencia, es del caso determinar, desde las características y entidad de
las lesiones producidas a la víctima, cuándo se está ante un delito de robo sim-
ple (artículo 188° CP), cuándo se ha cometido el subtipo agravado del inciso
uno de la segunda parte del artículo 189° CP y, finalmente, cuándo es del caso
sancionar por el subtipo especialmente agravado del párrafo final del artículo
189° CP.
§ 4. Análisis del segundo caso.
10°. El delito de robo previsto y sancionado en el artículo 188° CP tiene como
nota esencial, que lo diferencia del delito de hurto, el empleo por el agente de
violencias o amenazas contra la persona –no necesariamente sobre el titular del
bien mueble-. La conducta típica, por tanto, integra el apoderamiento de un
bien mueble total o parcialmente ajeno con la utilización de violencia física o
intimidación sobre un tercero. Esto es, la violencia o amenazas –como medio
para la realización típica del robo– han de estar encaminadas a facilitar el apo-
deramiento o a vencer la resistencia de quien se opone al apoderamiento.
En consecuencia la violencia es causa determinante del desapoderamiento y está
siempre orientada a neutralizar o impedir toda capacidad de actuación anterior
o de reacción concomitante de la víctima que pueda obstaculizar la consuma-
ción del robo. Ahora bien, cualquier género e intensidad de violencia física “vis
in corpore” –energía física idónea para vencer la resistencia de la víctima– es
penalmente relevante. Además, ella puede ejercerse antes o en el desarrollo de
la sustracción del bien mueble, pudiéndose distinguir entre la violencia que
es utilizada para conseguir la fuga y evitar la detención –que no modifica la
naturaleza del delito de apoderamiento consumado con anterioridad–; y la

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violencia que se emplea para conseguir el apoderamiento y la disponibilidad, la


que convierte típicamente un aparente delito de hurto en robo. Cabe precisar
que en el primer de los casos mencionados, no hay conexión instrumental de
medio a fin entre la violencia y la sustracción, pues esta ya se había producido.
No obstante, el medio violento se aplica antes de que cese la acción contra el
patrimonio y el aseguramiento del bien en la esfera de dominio del agente vía
el apoderamiento.
11°. Es potencial al ejercicio de violencia física en la realización del robo que el
afectado resulte con lesiones de diversa magnitud. Ahora bien, la producción
de lesiones determina en nuestra legislación vigente la configuración de circuns-
tancias agravantes específicas y que están reguladas en el inciso 1) de la segunda
parte del artículo 189° CP y en el párrafo final del mencionado artículo. En
este último supuesto se menciona, taxativamente, que el agente ha de causar
lesiones graves, mientras que en el primer supuesto sólo se indica que el agente
ha de causar lesiones a la integridad física o mental de la víctima. Cabe, por
tanto, dilucidar las características y tipo de lesión que corresponde a cada caso.
Al respecto es de precisar que son lesiones graves las enumeradas en el artículo
121º CP. Según esta norma se califican como tales a las lesiones que ponen
en peligro inminente la vida de la víctima, les mutilan un miembro u órgano
principal del cuerpo o lo hacen impropio para su función, causan incapacidad
para el trabajo, invalidez o anomalía psíquica permanente o la desfiguran de
manera grave y permanente, o infieren cualquier otro daño a la integridad
corporal, o a la salud física o mental de una persona, que requiera treinta o más
días de asistencia o descanso, según prescripción facultativa. Por consiguiente,
la producción en la realización del robo de esta clase de lesiones determinará la
aplicación del agravante del párrafo in fine del artículo 189º CP.
12º. En relación a las lesiones aludidas en el inciso 1º del segundo párrafo del artí-
culo 189º cabe definir si ellas se corresponden con las referidas en los artículos
441° (lesiones falta) o 122° (lesiones dolosas leves) CP. Es de mencionar que
en estas dos disposiciones, la diferencia en la intensidad del daño a la salud de
sujeto pasivo se establece en base a indicadores cuantitativos relacionados con
la incapacidad generada por la lesión o con el tiempo de asistencia facultativa
que demanda. Así, (i) si estas requieren hasta 10 días de asistencia o descanso,
según prescripción facultativa, siempre que no concurran medios que den gra-
vedad al hecho, se estará ante una falta de lesiones; (ii) si las lesiones requieren
más de diez y menos de treinta días de asistencia o descanso, según prescripción
facultativa, se estará ante un delito de lesiones leves. Esta distinción sistemática
debe servir para establecer cuando, con motivo de la comisión del acto de des-
apoderamiento, el ejercicio de violencia física con la producción subsecuente

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de lesiones configure el agravante que se examina. En tal sentido, es pertinente


destacar que como el delito de robo, según se tiene expuesto, requiere para su
tipificación el ejercicio de violencia física sobre la persona, los daños personales
que ésta pueda ocasionar forman parte necesariamente de esa figura delictiva.
Entender, por tanto, que el supuesto agravado del inciso 1) de la segunda parte
del artículo 189° CP comprende toda clase de lesiones, con excepción de las
graves por estar referida taxativamente al último párrafo del citado artículo 189°
CP, no resulta coherente con el tipo básico, ya que lo vaciaría de contenido.
En consecuencia, si las lesiones causadas no son superiores a 10 días de asistencia
o descanso el hecho ha de ser calificado como robo simple o básico, siempre
que no concurran medios que den gravedad a las lesiones ocasionadas. Si, en
cambio, las lesiones causadas son superiores a 10 días y menores de 30 días, su
producción en el robo configura el agravante del inciso 1) de la segunda parte
del artículo 189° CP.
13°. Es necesario señalar que el artículo 441° CP contiene un requisito de valida-
ción respecto a la condición de faltas de las lesiones causadas, y que es distinto
del registro meramente cuantitativo –hasta 10 días de asistencia o descanso–.
Efectivamente él está referido a que “[…] no concurran circunstancias o medios
que den gravedad al hecho, en cuyo caso será considerado como delito”. Con
relación a ello cabe aclarar, que en el delito de robo no es de recibo aceptar como
supuesto de exclusión las “circunstancias que dan gravedad al hecho” respecto de
la entidad de las lesiones ocasionadas a la víctima. Es obvio que una vis in corpore
en un contexto de desapoderamiento patrimonial constituye una circunstancia
que da gravedad al hecho, pero para definir su eficacia agravante en el robo lo
relevante será, siempre, con exclusión de las circunstancias de su empleo, el nivel
de afectación a la integridad corporal de la víctima que ella produjo.
Distinto es el caso de los medios utilizados. Estos inciden en la propia entidad de
la lesión que se ocasione a la víctima, y revelan un mayor contenido de injusto
específico, que es del caso resaltar desde su calificación jurídico penal. No se trata
de amedrentar a la víctima sino de atacarla y afectar su integridad más allá del
desapoderamiento patrimonial perseguido. Es más, la propia ley da autonomía
agravante, por ejemplo, al hecho de robar “a mano armada”.

III. DECISIÓN
14°. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, con
una votación de diez Jueces Supremos por el presente texto y cinco en contra
respecto del primer problema (alcances del artículo 189° in fine CP) y por una-

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nimidad en lo concerniente al segundo problema (ámbito del subtipo agravado


del inciso 1) de la segunda parte del artículo 189° CP), y de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial;
ACORDARON:
15°. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos
jurídicos 6° al 13°.
16°. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal
antes mencionada deben ser invocados por los jueces de todas las instancias judi-
ciales, sin perjuicio de la excepción que estipula el segundo párrafo del artículo
22° de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios dictados al
amparo del artículo 116° del estatuto orgánico.
17°. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial “El Peruano”.
Hágase saber.
Ss.
GONZALES CAMPOS / SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNE-
JO / PRADO SALDARRIAGA / RODRÍGUEZ TINEO / VALDEZ ROCA /
BARRIENTOS PEÑA / BIAGGI GÓMEZ / MOLINA ORDOÑEZ / BARRIOS
ALVARADO / PRÍNCIPE TRUJILLO / NEYRA FLORES / BARANDIARÁN
DEMPWOLF / CALDERÓN CASTILLO / ZEVALLOS SOTO

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JURISPRUDENCIA RELEVANTE: ROBO CON MUERTE

Jurisprudencia relevante
SUBSECUENTE Y EL DELITO DE ASESINATO

2.ª SENTENCIA: La coautoría en el delito de robo


con muerte subsecuente

“Sétimo: Que de la revisión de los actuados se advierte que se encuentra acreditada la cul-
pabilidad del encausado Miguel Ángel Velásquez Zarazú, como coautor del delito contra el
patrimonio-robo agravado con subsecuente muerte en agravio de Marco Antonio Eugenio
Gallego Gonzáles, de acuerdo a lo establecido en el artículo ciento ochenta y ocho concordado
con el artículo ciento ochenta y nueve incisos uno, dos, tres, cuatro y último párrafo del Có-
digo Penal, de conformidad con la Ley veintiocho mil novecientos ochenta y dos, publicada
el tres de marzo de dos mil siete; la misma que prescribe la pena de cadena perpetua; por
cuanto la coautoría establecida en el artículo veintitrés del Código Penal exige que el plan
delictivo (acordado por los agentes) se exprese desde el momento de la ejecución del hecho;
siendo por tanto coautores aquellos que co-ejecutan el hecho y tienen dominio de él (tienen
“en sus manos” el curso del suceder típico); que en el presente caso, tanto Glenni Ponce como
Velásquez Zarazú actuaron conforme al plan delictivo acordado anteriormente, esto es sustraer
bienes muebles ajenos en una casa habitada, utilizando la oscuridad (producto de la noche)
como medio facilitador y en concurso de dos o más personas; quienes además, consideraron
como probable el uso de la violencia, dado que conocían -en grado de certeza- la presencia
de la víctima en el inmueble e ingresó Velásquez Zarazú con un arma de fuego, conforme a
la declaración de su co-encausado Glenni Ponce; conformándose con dicha probabilidad y
con total indiferencia de los bienes jurídicos ajenos, decidieron co-ejecutar el hecho y que
dada la circunstancia que Velásquez Zarazú fue descubierto por la víctima, decidieron ejercer
la violencia en contra de la víctima como medio facilitador para la sustracción de los bienes
muebles, siendo este un acto doloso de robo agravado; que la muerte, ocasionada por la in-
tensidad de la violencia (incrementada a razón de la defensa que la víctima realizó de su vida),
era previsible (se utilizó una fuerza mayor a la normal, además de la utilización de cordones
y polo para superar la defensa de la víctima); por ello, tanto Glenni Ponce como Velásquez
Zarazú son coautores de la modalidad de robo con resultado muerte (preterintencional), al
ser esta última previsible (Acuerdo Plenario 3-2008/CJ-116. F.J. 7)”.

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA

SALA PENAL TRANSITORIA

R.N. N.° 2015-2011

LIMA
Lima, diecinueve de enero de dos mil doce.-
VISTOS; interviniendo como ponente el señor Lecaros Cornejo; el recurso de
nulidad interpuesto por el abogado defensor del sentenciado Jorge Luis Glenni
Ponce, por el Fiscal Superior, por el condenado Miguel Ángel Velásquez Zarazú y
por la Parte Civil contra la sentencia anticipada de fojas mil ochocientos cincuenta
y cinco, del veinte de setiembre de dos mil diez y la sentencia de fojas dos mil cien-
to doce, del dieciocho de abril de dos mil once; de conformidad en parte con el
dictamen del señor Fiscal Supremo en lo Penal; y CONSIDERANDO: Primero:
Que el Fiscal Superior en su recurso formalizado de fojas mil ochocientos sesenta y
nueve y dos mil ciento veinticinco sostiene que no se encuentra conforme con la
sentencia anticipada en el extremo de la pena impuesta al encausado Glenni Ponce,
así como con la sentencia que condena a Jordán Antonio Pacheco Huamanchumo
como cómplice secundario ni con el extremo de la pena impuesta a éste y a Ángel
Velásquez Zarazú en su calidad de autor; por cuanto la responsabilidad de los en-
causados Glenni Ponce, Velásquez Zarazú y Pacheco Huamanchumo como autores
ha quedado debidamente acreditada por el delito de robo agravado con subsecuen-
te muerte y las agravantes en casa habitada, durante la noche, a mano armada y con
la participación de dos o más agentes; que el encausado Glenni Ponce se declaró
confeso por el homicidio y se acogió a la conclusión anticipada, por lo que no debe
aplicársele los efectos atenuantes del artículo veintidós del Código Penal; que los
encausados actuaron con decisión común previo concierto de voluntades con pro-
pósito planificado, que se repartieron entre los tres el producto de lo vendido, que
la actuación de los sujetos activos del delito habría estado dirigida a causar la muer-
te por el temor a ser denunciados por la víctima pues los habría identificado plena-
mente, debiendo imponerse por tanto la pena solicitada en la acusación fiscal y
tener en cuenta que toda forma de autoría en los delitos dolosos de resultado, sea
en su modalidad directa, mediata o de coautoría se caracteriza por el dominio del
hecho lo que requiere que quiénes con una decisión común, toman parte en la
ejecución obren con dominio funcional. Segundo: Que el abogado defensor del
condenado Jorge Luis Glenni Ponce en su recurso fundamentado de fojas mil
ochocientos ochenta y seis sostiene que no se encuentra conforme con la sentencia
anticipada, en el extremo del quantum la pena impuesta, por cuanto el Colegiado

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Superior no ha tenido en cuenta las figuras jurídicas que establecen un derecho


premial y atenuantes insoslayables para la rebaja sustancial de la pena, pues no
consideró la confesión sincera, ya que el sentenciado reconoció los hechos desde su
primera declaración, que se acogió a la conclusión anticipada, que tiene responsa-
bilidad restringida, que carece de antecedentes penales, policiales y judiciales, que
proviene de una familia disfuncional, acogido por una familia que no son sus padres
biológicos, asimismo no se aplicó el principio de proporcionalidad, la resocialización
como fin supremo de la pena, habiendo rebajado sólo un año de pena, imponiendo
la pena de treinta y cuatro años la misma que es desproporcional y excesiva. Terce-
ro: Que el sentenciado Ángel Velásquez Zarazú en su recurso fundamentado de
fojas dos mil ciento ochenta y nueve alega que no se encuentra conforme con la
condena, la pena y reparación civil impuesta, alega que sólo debió condenársele por
el delito de robo agravado, que se entregó en forma voluntaria a la policía nacional,
declaró con sinceridad su participación en el hecho investigado, que su única par-
ticipación fue apoderarse de los bienes muebles del agraviado, sin que para ello
emplee violencia en la ejecución del hecho; que no es posible que se le condene
como coautor, que debe tenerse en cuenta la declaración del coencausado Glenni
Ponce quién declaró que nunca quiso matar al agraviado y que su muerte fue un
accidente como consecuencia de la desmedida fuerza que éste aplicó, que actuó solo
sin su participación; que debe considerarse que no tiene antecedentes, que respecto
a la reparación civil no está probado que el patrimonio del agraviado - occiso haya
sido perjudicado, por lo que debe aplicarse la proporcionalidad y la razonabilidad.
Cuarto: Que la Parte Civil en su recurso fundamentado de fojas mil ochocientos
ochenta y dos sostiene que no se encuentra conforme con la sentencia anticipada
en el extremo de la pena y reparación civil impuesta al sentenciado Jorge Luis Glen-
ni Ponce ni con la sentencia de fojas dos mil ciento doce en el extremo de la pena
y reparación civil impuesta a los encausados Ángel Velásquez Zarazú y Jordán An-
tonio Pacheco Huamanchumo, pues debió aplicarse el artículo veintidós, que esta-
blece que los encausados están excluidos de la atenuante establecida en el artículo
veintidós del Código Penal, por cuanto el delito imputado tiene una pena de cade-
na perpetua, que los encausados planificaron el delito, se repartieron funciones, que
actuaron armados, que los encausados Jordán Pacheco Huamanchumo y Miguel
Ángel Velásquez Zarazú reconocieron que se dedican a cometer delitos como hurtos
y/o robos, que el encausado Glenni Ponce en ningún momento ha mostrado ver-
daderos signos de arrepentimiento, pues ha cambiado de versión y si se ha acogido
a la conclusión anticipada es a fin de evadir la cadena perpetua, que el Colegiado
no ha motivado la cantidad de pena que se le ha reducido, a efectos de poder de-
terminar si dicha reducción resulta proporcional y justa; que debe tenerse en cuen-
ta las agravantes esto es que actuaron con concurso de dos o más personas, en casa

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 389


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

habitada, durante la noche y a mano armada; que se ha ocasionado perjuicio a la


familia del agraviado, debido a que éste era el sostén de la familia y que se han
truncado una serie de proyectos; que no debió atenuarse la pena de los condenados
Jordán Pacheco Huamanchumo y Miguel Ángel Velásquez Zarazú por la edad
(dieciocho y veintitrés años respectivamente), que es falso que estos últimos se hayan
entregado voluntariamente, pues es de conocimiento público que fueron detenidos
y en cuanto a la reparación civil impuesta no se tuvo en cuenta la existencia del
grave perjuicio económico que se refleja en una serie de proyectos truncados tales
como la publicación de una revista, la creación de un instituto de Belleza, de una
Fundación y diversas franquicias. Quinto: Que, según la acusación de fojas mil
seiscientos cuarenta y nueve, el día nueve de julio de dos mil nueve, en horas de la
noche, el acusado José Luis Glenni Ponce se comunicó telefónicamente con el
agraviado Marco Antonio Eugenio Gallegos Gonzáles, acordando una cita en el
domicilio de éste último ubicado en la calle Choquehuanca número ciento noven-
ta y tres del Distrito de San Isidro, con la finalidad de departir un momento, toda
vez que el primero de los nombrados, supuestamente, era pareja sentimental del
mismo; que previamente Glenni Ponce se reunió con Velásquez Zarazú y Pacheco
Huamanchumo, planificando que al momento en que ambos se encontraran en el
segundo piso, estos ingresaran al inmueble para sustraer los bienes que se hallaban
en el primer ambiente; por lo que a las veintiún horas con treinta minutos aproxi-
madamente, los procesados llegaron por inmediaciones del domicilio de la víctima
a bordo de un vehículo “Daewoo” modelo “tico”, color azul, de placa de rodaje
“BIT-471” (el cual era utilizado por Velásquez Zarazú para realizar el servicio de
taxi), estacionándose la altura del parque “El Olivar” - San Isidro, descendiendo del
mismo Glenni Ponce, quién se dirigió al domicilio del agraviado, mientras que sus
coencausados se quedaron a bordo del vehículo a la espera del momento propicio;
transcurrido unos diez minutos este último salió del domicilio de la víctima, refi-
riendo a sus coencausados que iba a comprar comida en el restaurante chifa “Xin
Xin”, retornando al domicilio a las veintidós horas con treinta minutos aproxima-
damente, departiendo por media hora; siendo el momento en que Glenni Ponce,
fingiendo recibir llamadas y mensajes de texto de parte de su enamorada, salió en
cuatro oportunidades al exterior de la casa acordando en la última salida dejar en-
treabierta la puerta, lo que aprovecho Velásquez Zarazú para ingresar al inmueble,
mientras que Pacheco Huamanchumo se quedó a bordo del vehículo; una vez en
el inmueble y en circunstancias que Glenni Ponce se encontraba en el segundo piso,
observa que el agraviado aparentemente entrando en sospecha hacía señales por la
ventana al vigilante del lugar, lo que motivó además que le pidiera a Glenni Ponce
que se retirara inmediatamente y en circunstancias que descendieron al primer piso,
se percató de la presencia de Velásquez Zarazú, quién se había escondido detrás de

390 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

un aparador a fin de evitar ser descubierto; instantes que Glenni Ponce de manera
violenta lo toma por el cuello con su brazo derecho, llevándolo hasta la sala, oca-
sionando que éste se desmayara y cayera al piso, quedando tendido en posición
cubito ventral, lo que es aprovechado por Velásquez Zarazú para subir al segundo
piso y sustraer una laptop, dos equipos celulares, joyas, relojes y dinero en efectivo
ascendente a dos mil ochocientos diez nuevos soles, luego de lo cual descendió al
primer piso, donde Glenni Ponce seguía presionando el cuello de la víctima, moti-
vando que Velásquez Zarazú tomara un polo color crema y le rodeara la cara a la
altura de la boca para evitar que éste gritara, dándole dos golpes a la altura del lado
derecho de la cabeza supuestamente con su arma de fuego, circunstancias en las
cuales el agraviado al escuchar un silbato empezó a mover sus miembros inferiores
y superiores, desesperadamente intentando gritar y pedir auxilio, ante ello Glenni
Ponce con su mano izquierda introdujo el polo color crema antes mencionado a la
boca del agraviado, motivando que éste como mecanismo de defensa le mordiera
la mano, quién continuando con su actitud violenta comprimió con más fuerza
ocasionándole la muerte, luego los encausados le ataron los miembros superiores e
inferiores con el cable de una computadora y otro de material plastificado, intro-
duciéndole una bolsa plástica transparente en la cabeza, dejando el cuerpo de la
víctima tendido sobre el piso de la sala en posición de cubito ventral con el torso
desnudo y sin calzado, retirándose del lugar en el vehículo que los esperaba Pache-
co Huamanchumo, habiéndole causado la muerte al agraviado por asfixia mecáni-
ca, tipo estrangulación, siendo el agente causante; agente constructor cervical.
Sexto: Que la culpabilidad del encausado Jorge Luis Glenni Ponce por la comisión
(del delito contra el patrimonio-robo agravado con subsecuente muerte, tipificado
en el artículo ciento ochenta y ocho concordado con el artículo ciento ochenta y
nueve primer párrafo incisos uno, dos, tres y cuatro y último párrafo y la responsa-
bilidad de los encausados Bell Orlando Marchan Lujan y Juan Pablo Ramírez
Valverde por la comisión del delito contra el patrimonio-receptación; ambos en
agravio de Marco Antonio Eugenio Gallego Gonzáles no es materia de controversia
pues ellos mismos se acogieron al beneficio de la Conclusión Anticipada del Juicio
Oral previamente a emitirse sentencia, según consta del acta de fojas mil ochocien-
tos cuarenta y seis, en la cual aceptaron ser responsables de los hechos imputados
según la hipótesis acusatoria contenida en el dictamen del representante del Minis-
terio Público de fojas mil seiscientos cuarenta y nueve; de suerte que el objeto re-
cursal, en atención a los agravios indicados en los considerandos precedentes recae
sobre el tipo penal imputado al encausado Miguel Ángel Velásquez Zarazú, el
grado de participación del antes citado encausado y de Jordán Antonio Pacheco
Huamanchumo, la dosificación punitiva solamente respecto a los agravios del Mi-
nisterio Público, puesto que la Parte Civil no puede impugnar esos extremos y la

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 391


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

reparación civil impuesta por el Tribunal Superior a los encausados Glenni Ponce,
Velásquez Zarazú y Pacheco Huamanchumo. Sétimo: Que de la revisión de los
actuados se advierte que se encuentra acreditada la culpabilidad del encausado
Miguel Ángel Velásquez Zarazú, como coautor del delito contra el patrimonio-
robo agravado con subsecuente muerte en agravio de Marco Antonio Eugenio
Gallego Gonzáles, de acuerdo a lo establecido en el artículo ciento ochenta y ocho
concordado con el artículo ciento ochenta y nueve incisos uno, dos, tres, cuatro y
último párrafo del Código Penal, de conformidad con la Ley veintiocho mil nove-
cientos ochenta y dos, publicada el tres de marzo de dos mil siete; la misma que
prescribe la pena de cadena perpetua; por cuanto la coautoría establecida en el ar-
tículo veintitrés del Código Penal exige que el plan delictivo (acordado por los
agentes) se exprese desde el momento de la ejecución del hecho; siendo por tanto
coautores aquellos que co-ejecutan el hecho y tienen dominio de él (tienen “en sus
manos” el curso del suceder típico); que en el presente caso, tanto Glenni Ponce
como Velásquez Zarazú actuaron conforme al plan delictivo acordado anteriormen-
te, esto es sustraer bienes muebles ajenos en una casa habitada, utilizando la oscu-
ridad (producto de la noche) como medio facilitador y en concurso de dos o más
personas; quienes además, consideraron como probable el uso de la violencia, dado
que conocían –en grado de certeza– la presencia de la víctima en el inmueble e
ingresó Velásquez Zarazú con un arma de fuego, conforme a la declaración de su
co-encausado Glenni Ponce; conformándose con dicha probabilidad y con total
indiferencia de los bienes jurídicos ajenos, decidieron co-ejecutar el hecho y que
dada la circunstancia que Velásquez Zarazú fue descubierto por la víctima, decidie-
ron ejercer la violencia en contra de la víctima como medio facilitador para la sus-
tracción de los bienes muebles, siendo éste un acto doloso de robo agravado; que
la muerte, ocasionada por la intensidad de la violencia (incrementada a razón de la
defensa que la víctima realizó de su vida), era previsible (se utilizó una fuerza mayor
a la normal, además de la utilización de cordones y polo para superar la defensa de
la víctima); por ello, tanto Glenni Ponce como Velásquez Zarazú son coautores de
la modalidad de robo con resultado muerte (preterintencional), al ser esta última
previsible (Acuerdo Plenario 3-2008/CJ-116. F.J. 7). Octavo: Que dicha responsa-
bilidad se acredita con la manifestación de su coencausado Glenni Ponce, de fojas
sesenta quién en presencia fiscal refirió que su amigo Miguel Velásquez lo estaba
esperando para entrar a la casa del agraviado a robar, pero como no podía desmayar
a la víctima ante la insistencia de éste le dejó la puerta junta, quién se escondió en
el comedor, mientras que Glenni Ponce subió al dormitorio, que cuando estaba en
el primer piso el agraviado se dio cuenta de Miguel, por eso Glenni Ponce lo cogió
del cuello y su amigo Miguel Velásquez lo golpeó con un objeto hasta en dos opor-
tunidades; con la declaración ampliatoria de fojas ciento ocho con presencia fiscal,

392 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

en la que refirió que su amigo Miguel le dio un golpe con su arma en la cabeza, por
lo que el agraviado comenzó a sangrar y se desmayó, que Miguel Velásquez le pro-
pinó otro cachazo, en la cabeza; con la declaración instructiva de fojas doscientos
noventa y tres en la que también refirió que Miguel golpeó al citado agraviado con
un objeto concreto, ello se corrobora además con el dictamen pericial de psicología
realizada a Glenni Ponce de fojas mil doscientos sesenta y nueve, en el que se con-
signa que fue éste quién lo agarró del cuello al agraviado y Velásquez Zarazú alias
“Pacho” lo golpeó con la cacha del revolver por lo que el agraviado se desmayó; con
el acta de diligencia de reconstrucción de los hechos de fojas mil ciento cincuenta
y ocho transcrita a fojas mil ciento setenta y tres, en la que se consigna que existe
una escultura dañada con la que aparentemente se haya golpeado al agraviado y con
el acta de reconocimiento fotográfico realizada por el encausado Glenni Ponce de
fojas ciento cuarenta y dos, con presencia fiscal, en la que éste refirió haber matado
conjuntamente con su coencausado Velásquez Zarazú al agraviado para robarle sus
pertenencias; que no obstante que en la diligencia de confrontación con su coen-
causado Velásquez Zarazú refirió que lo del golpe en la cabeza no es cierto, tal
versión resulta poco creíble puesto que mencionó éste hecho a lo largo de todas sus
declaraciones, de lo que se desprende que Glenni Ponce buscó atenuar o enervar la
responsabilidad de su coencausado Velásquez Zarazú, teniendo en cuenta además
que como se menciona en el quinto fundamento jurídico el encausado Glenni
Ponce se acogió a la conclusión anticipada; que aunado a ello se tiene las propias
declaraciones del encausado Velásquez Zarazú de fojas noventa y nueve, cuatrocien-
tos setenta y dos y mil ochocientos cuarenta y seis en las que refirió que conjunta-
mente con sus coencausados acordaron en ir a robar a la víctima y que cuando se
encontraba en la casa del agraviado, éste se percató de su presencia, por lo que
Glenni Ponce conocido como “Coco” lo cogió del cuello mientras él aprovechaba
en coger las pertenencias del agraviado, laptop, dinero, joyas, relojes, celulares, que
le alcanzó una prenda de vestir a “Coco” porque el agraviado quería gritar, luego
éste le pidió algo para amarrarlo, por lo que le alcanzó los cables de la computado-
ra para que atara al agraviado, asimismo se tiene el Informe pericial de Necropsia
realizada al agraviado de fojas trescientos cincuenta y seis, el mismo que fue ratifi-
cado a fojas setecientos ochenta y siete que concluye que la muerte se debía a asfixia
mecánica estrangulación y se consignó que “las lesiones de la cabeza del occiso son
producidas por objeto contundente duro o por fricción (roce), las lesiones produ-
cidas a nivel cervical corresponden a un objeto constrictor blando y ancho...”; que
pese a que el encausado niega los cargos en su manifestación policial de fojas no-
venta y nueve, instructiva de fojas doscientos noventa y siete, en sus declaraciones
rendidas en sede plenarial de fojas mil ochocientos cuarenta y seis, mil ochocientos
setenta y dos, mil ochocientos setenta y siete y mil ochocientos noventa y uno, la

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 393


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

presunción de inocencia que por mandato constitucional le asiste ha quedado des-


virtuada con la prueba glosada, de cuyo análisis y valoración de manera conjunta e
individualizada se concluye que existen suficientes elementos, tanto directos como
indiciarios, que acreditan la responsabilidad del encausado en el delito imputado.
Noveno: Que, asimismo se encuentra acreditada la responsabilidad del encausado
Jordán Antonio Pacheco Huamanchumo como coautor del delito contra el patri-
monio-robo agravado en agravio de Marco Antonio Eugenio Gallego Gonzáles, de
acuerdo a lo establecido en el artículo ciento ochenta y ocho concordado con el
artículo ciento ochenta y nueve incisos uno, dos, tres, cuatro del Código Penal, de
conformidad con la Ley veintiocho mil novecientos ochenta y dos, publicada el tres
de marzo de dos mil siete; con la manifestación policial de fojas noventa, instructi-
va de fojas cuatrocientos ochenta y dos y sus declaraciones en sede plenarial de
fojas mil ochocientos cuarenta y seis y mil ochocientos ochenta y seis, en las que
refirió se reunió con sus coencausados Glenni Ponce y Velásquez Zarazú, planean-
do ir a hurtar a la víctima, ya que según el encausado Glenni Ponce éste tenía cosas
de valor, por lo que concurrieron a dicho lugar, sin embargo éste se quedó en el
interior del auto “tico”, mientras que sus coencausados entraron a dicho domicilio,
quienes salieron a los veintiocho minutos aproximadamente diciendo Glenni Pon-
ce que lo había matado y que estaba bien porque el agraviado lo iba a denunciar,
siendo que al día siguiente vendieron lo robado, ello se corrobora con la versión del
encausado Glenni Ponce quién en su declaración instructiva de fojas cuatrocientos
cuarenta y nueve refirió que les dijo a sus coencausados que lo acompañen para
robar al agraviado y con la versión del encausado Velásquez Zarazú quién a fojas
noventa y nueve refirió que Glenni Ponce no quería que entre Jordán Pacheco al
domicilio porque “era negro” y que el vigilante se iba a dar cuenta que era “choro”,
por lo que se quedó en el vehículo; de lo que se advierte que el encausado Pacheco
Huamanchumo sería responsable como coautor del delito de robo agravado en
agravio del occiso más no de la muerte de éste; no siendo cómplice secundario por
cuanto fue parte del plan delictivo conjuntamente con sus coencausados, de entrar
al domicilio del encausado y robar las pertenencias de éste, sin embargo por decisión
de uno de sus coencausados se quedó en el taxi a fin que no levantara sospechas y
que asumiera la función de vigilancia y diera aviso ante cualquier eventualidad,
repartiéndose funciones a fin de ejecutar el hecho; Jordán Pacheco co­ejecutó el
hecho, pues en virtud del principio de imputación recíproca (fundamento de la
coautoría) los hechos realizados por los demás coautores ingresar a la casa habitada,
durante la noche, con otra persona, para robar) e pertenecen a todos quienes par-
ticipan del plan criminal, como es el caso de dicho encausado; sin embargo, no se
le atribuye el resultado “muerte” preterintencional pues para él dicha consecuencia
no le era previsible (Acuerdo Plenario 3-2008/CJ-l 16. FJ. 7). Décimo: Que, asi-

394 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

mismo cabe precisar que de conformidad con lo establecido en el artículo doscien-


tos noventa del Código de Procedimientos Penales no está permitido a la Parte
Civil recurrir el extremo de la pena; sin embargo al haber impugnado el Fiscal
Superior respecto a la pena impuesta a los encausados Glenni Ponce, Velásquez
Zarazú y Pacheco Huamanchumo y también por los dos primeros citados, es que
cabe pronunciarse al respecto; que, en este sentido, en base a los principios y crite-
rios glosados, se desprende que la pena impuesta por el Tribunal Superior a los
encausados, es diminuta pues no se ajusta a los parámetros de la pena abstracta
prevista para los delitos de robo y robo con muerte y no es equivalente al reproche
ocasionado por el delito cometido, pues se advierte que no se tuvo en cuenta la
forma y circunstancias de su omisión, los medios empleados en el injusto típico, la
pluralidad de agentes, así como los móviles o fines y personalidad del autor. Undé-
cimo: Que, para la determinación judicial de la pena debe respetarse irrestrictamen-
te los principios de prevención, protección y resocialización, contenidos en el artí-
culo nueve del Título Preliminar del Código Penal, además de guardar la debida
coherencia con los principios de legalidad, lesividad, culpabilidad y proporcionali-
dad fijados en los artículos dos, cuatro, cinco, siete y ocho del Título Preliminar del
citado Código y a los criterios y circunstancias contenidas en el artículo cuarenta y
seis y cuarenta y siete del mismo cuerpo legal; que en consecuencia, corresponde
evaluar que el encausado Jorge Luis Glenni Ponce planeó el robo conjuntamente
con sus coencausados y al verse descubierto le ocasionó la muerte al agraviado
conjuntamente con su coencausado Velásquez Zarazú, ingresando al domicilio del
agraviado cuando éste se encontraba en su dormitorio –casa habitada–, durante la
noche, a mano armada, con el concurso de dos o más personas, siendo que dicho
accionar se encuentra tipificado en el artículo ciento ochenta y ocho concordado
con el artículo ciento ochenta y nueve primer párrafo incisos uno, dos, tres y cuatro
y último párrafo, correspondiendo la pena de cadena perpetua que, por tanto, el
riesgo contra la víctima se incrementó por el comportamiento de éste y de su coen-
causado Velásquez Zarazú y por el uso de instrumentos mortales; que la conducta
del imputado denota un total desprecio por la vida humana, en cuanto victimó al
agraviado para apropiarse de sus bienes, lo que evidencia una perversidad animada
por un móvil económico; se desprende del acta de fojas ciento ochenta y cuatro que
fue detenido por personal policial el trece de julio de dos mil nueve, que no registra
antecedentes penales tal como consta en su certificado de fojas cuatrocientos dieci-
nueve; que tiene grado de instrucción universitaria incompleta, que al día de sus-
citados los hechos tenía la edad de veintiún años y once meses aproximadamente
conforme se desprende de la ficha de registro nacional de identificación y estado
civil de fojas doscientos treinta por que no tiene responsabilidad restringida; que
no existe confesión sincera, porque no dio versiones distintas respecto a la partici-

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 395


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

pación de su coencausado Velásquez Zarazú, buscando minimizar la responsabilidad


de éste; que se acogió a la conclusión anticipada tal como se desprende a fojas mil
ochocientos cuarenta y seis, por lo que corresponde aplicarle dicho beneficio premial
como único factor de atenuación con respecto a la cadena perpetua; y por tanto,
corresponde imponerle una pena mayor a la establecida por el Tribunal Superior,
debiendo elevarse la sanción impuesta de treinta y cuatro años a treinta y cinco años
de pena privativa de libertad; estando facultado para hacerlo de conformidad a lo
previsto en el inciso tres del artículo trescientos del Código de Procedimientos
Penales, modificado por el Decreto Legislativo novecientos cincuenta y nueve, no
vulnerándose el principio de prohibición de reforma peyorativa por cuanto quién
ha recurrido también en éste extremo es el Fiscal Superior. Duodécimo: Que, asi-
mismo, corresponde evaluar la pena impuesta al encausado Miguel Ángel Velásquez
Zarazú bajo los mismos criterios y parámetros señalados con respecto a su coencau-
sado Glenni Ponce; considerando además que no registra antecedentes penales tal
como consta en su certificado de antecedentes penales de fojas cuatrocientos dieci-
siete; que tiene grado de instrucción secundaria completa, de ocupación taxista, que
al día de suscitados los hechos tenía la edad de veinticuatro años conforme se des-
prende de la ficha de registro nacional de identificación y estado civil de fojas
doscientos treinta y uno; que no existe confesión sincera; que no acogió a la con-
clusión anticipada tal como se desprende a fojas mil ochocientos cuarenta y seis,
continuando por ello el Colegiado Superior con el Juicio Oral, por lo que no es
posible poner pena distinta a la prevista por ley (cadena perpetua); por tanto, co-
rresponde imponerle una pena mayor a la establecida por el Tribunal Superior,
debiendo elevarse la sanción impuesta de treinta y cinco años a cadena perpetua, la
misma que debe ser revisada a los treinta y cinco años, límite que se justifica en la
necesidad de proteger los derechos o bienes constitucionales del condenado y por
serle más favorable, conforme a lo establecido en el artículo cincuenta y nueve A
del Código de Ejecución Penal; estando facultado para hacerlo de conformidad a
lo previsto en el inciso tres del artículo trescientos del Código de Procedimientos
Penales, modificado por el Decreto Legislativo novecientos cincuenta y nueve, no
vulnerándose el principio de prohibición de reforma peyorativa por cuanto quién
ha recurrido también en éste extremo es el Fiscal Superior. Décimo tercero: Que
asimismo corresponde evaluar la pena impuesta al encausado Jordán Antonio Pa-
checo Huamanchumo quién conjuntamente con sus coencausados planificaron el
robo de los bienes del agraviado con las agravantes en casa habitada, durante la
noche, a mano armada, con el concurso de dos o más personas, actuando como
coautores del delito de robo agravado; más no se le considera responsable de la
muerte del agraviado; que fue detenido por personal policial el dieciséis de julio de
dos mil nueve, que no registra antecedentes penales tal como consta en su certifi-

396 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

cado de antecedentes penales de fojas cuatrocientos dieciséis; que tiene grado de


instrucción estudios superiores, pues tal como lo refirió estudiaba en un Instituto;
que al día de suscitados los hechos tenía la edad de dieciocho años y diez meses
conforme se desprende de la ficha de registro nacional de identificación y estado
civil de fojas doscientos veintinueve, adviniéndose su responsabilidad restringida,
establecida en el primer párrafo del artículo veintidós del Código Penal que faculta
al juzgador a disminuir prudencialmente la pena; y no obstante que el segundo
párrafo de la citada norma penal señala que “está excluido el agente que haya incu-
rrido en delito de violación de la libertad sexual...”, tal disposición colisiona con la
garantía constitucional de igualdad jurídica –en puridad, principio y derecho fun-
damental– prevista en el inciso dos del artículo dos de la Constitución Política del
Estado, toda vez que el tratamiento especial que implica la denominada “responsa-
bilidad restringida” se basa en la condición personal del procesado, ubicándose en
la teoría del delito en la llamada “capacidad culpabilidad”, sin que sea relevante la
antijuricidad, es decir, el contenido de injusto penal, por lo que resulta evidente que
introducir una excepción a la aplicación de esa diferencia de trato –propia de indi-
viduos objetivamente diferentes por su situación personal– fundada en un criterio
de diferenciación por la naturaleza del delito, deviene en arbitraria, discriminatoria
e inconstitucional, existiendo en el caso concreto una evidente incompatibilidad
entre la norma constitucional y la norma legal, por lo que en uso de la atribución
del control difuso establecida por el artículo ciento treinta y ocho de la Constitución
Política del Estado, debe resolverse con arreglo a la norma de mayor rango, y por
tanto, aplicar plenamente, sin excepciones irrazonables el primer párrafo del artí-
culo veintidós del Código Sustantivo; sin embargo teniendo en cuenta que su
aplicación es potestad jurisdiccional dejada al libre y prudente criterio del juzgador,
y no disposición de carácter vinculante u obligatoria, en tanto en cuanto es de na-
turaleza facultativa y no forzosa, por lo que teniendo en cuenta la forma y circuns-
tancias en cómo acontecieron los hechos no amerita la aplicación de éste beneficio;
que no existe confesión sincera, que no se acogió a la conclusión anticipada tal como
se desprende a fojas mil ochocientos cuarenta y seis, y conforme a los criterios es-
tablecidos para la determinación judicial de la pena establecidos en los artículos
cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código Penal, los principios de legalidad le-
sividad, razonabilidad, proporcionalidad, por tanto, corresponde ponerle una pena
mayor a la establecida por el Tribunal Superior, debiendo elevarse la sanción im-
puesta de dieciocho años a veinte años; estando facultado para hacerlo de confor-
midad a lo previsto en el inciso tres del artículo trescientos del Código de Procedi-
mientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo novecientos cincuenta y
nueve, no vulnerándose el principio de prohibición de reforma peyorativa por
cuanto quién ha recurrido también en éste extremo es el Fiscal Superior. Décimo

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 397


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

cuarto: Que, se advierte que se impugna el extremo de la reparación civil impuesta


a los encausados por lo que en virtud de lo establecido en el artículo noventa y tres
del Código penal, debe tenerse en cuenta que el monto de la reparación civil debe
ser fijado en función a la magnitud del daño irrogado y al perjuicio ocasionado,
teniendo en cuenta además la proporcionalidad y razonabilidad entre éstos; Que
asimismo cabe precisar que la reparación civil no debe estar sujeta a las posibilidades
económicas del responsable del delito sino que su horizonte es reparar e indemnizar
a quien se ocasionó perjuicio, como en el presente caso la vida y el patrimonio de
la víctima; por lo que la reparación civil impuesta por el Colegiado Superior de
ciento veinte mil nuevos soles resulta acorde a ley, más aún que al tratarse del mis-
mo hecho corresponde aplicarse el mismo monto de reparación civil a todos los
responsables del mismo hecho, que deberá ser pagada en forma solidaria por los
coencausados, conforme a lo establecido en el artículo noventa y cinco del Código
Penal a favor del agraviado Marco Antonio Eugenio Gallego Gonzáles. Por estos
fundamentos: Declararon I. HABER NULIDAD en la sentencia de fojas mil
ochocientos cincuenta y cinco, del veinte de setiembre de dos mil diez en el extremo
que impone al encausado Jorge Luis Glenni Ponce la sanción de treinta y cuatro
años de pena privativa de libertad; reformándola: IMPUSIERON la sanción de
treinta y cinco años de pena privativa de libertad, la misma que computada desde
el trece de julio del año dos mil nueve vencerá el doce de julio de dos mil cuarenta
y cuatro; II. NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas dos mil ciento vein-
tidós, del dieciocho de abril de dos mil once, en el extremo que condena al encau-
sado Miguel Ángel Velásquez Zarazú como autor del delito contra el Patrimonio-
Robo agravado con subsecuente muerte en agravio de Marco Antonio Eugenio
Gallego Gonzáles; III. HABER NULIDAD en cuanto condena a Antonio Pache-
co Huamanchumo como cómplice secundario del delito de robo agravado y en
agravio de Marco Antonio Eugenio Gallego Gonzáles; reformándola: lo CONDE-
NARON como coautor del delito de robo agravado en agravio del antes citado; IV.
HABER NULIDAD en la mencionada sentencia en el extremo que condena a
Miguel Ángel Velásquez Zarazú y a Jordán Antonio Pacheco Huamanchumo a
treinta y cinco años y dieciocho años de pena privativa de libertad, respectivamen-
te; reformándola: IMPUSIERON a Miguel Ángel Velásquez Zarazú la pena de
cadena perpetua la misma que deberá ser revisada a los treinta y cinco años de
prisión efectiva y a Jordán Antonio Pacheco Huamanchumo la sanción de veinte
años de pena privativa de libertad, que teniendo en cuenta que fue detenido el
dieciséis de julio de dos mil nueve vencerá el quince de julio de dos mil veintinue-
ve; V. NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas mil ochocientos cincuenta
y cinco, del veinte de noviembre de dos mil diez y en la sentencia de fojas dos mil
ciento doce, del dieciocho de abril de dos mil once en el extremo que fija ciento

398 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

veinte mil nuevos soles, monto que por concepto de reparación civil deberán abo-
nar solidariamente los sentenciados a favor de los padres del agraviado Marco An-
tonio Eugenio Gallego Gonzáles; y los devolvieron.-
S.S.
LECAROS CONEJO / PRADO SALDARRIAGA / BARRIOS ALVARADO /
PRÍNCIPE TRUJILLO / VILLA BONILLA.

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 399


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

JURISPRUDENCIA RELEVANTE: ROBO CON MUERTE


Jurisprudencia relevante

SUBSECUENTE Y EL DELITO DE ASESINATO

3.ª SENTENCIA: La consumación del delito


de robo agravado y la violencia ejercida con
posterioridad a la consumación del mencionado
delito
“Quinto: Que para evaluar el caso sub judice, esta Suprema Sala considera necesario hacer
precisiones en relación a dos circunstancias: a) La determinación del momento en que se
consuman el delito de robo agravado y, b) Violencia ejercida con posterioridad a la con-
sumación del mencionado delito. Que respecto de la primera es de precisar: Que el delito
de robo consiste en el apoderamiento de un bien mueble, con animus lucrandi, es decir el
aprovechamiento y sustracción del lugar donde se encuentre, siendo necesario el empleo de
la violencia o amenaza por parte del agente sobre la víctima (vis absoluta o vis corporales y vis
compulsiva), destinadas a posibilitar la sustracción del bien, debiendo ser éstas actuales e inmi-
nentes en el momento de la consumación del evento y gravitar en el resultado, consumándose
el delito con el apoderamiento del objeto mueble aunque sea por breve lapso de tiempo. Que
en cuanto a la segunda cabe señalar: que cuando la violencia es ejercida con posterioridad a
la consumación del hecho punible y se cause la muerte de la víctima, la conducta del agresor
habría quedado circunscrita a un resultado preterintencional o a un delito contra la vida, el
cuerpo y la salud –homicidio doloso– produciéndose aquí un concurso real de delitos, esto
es, la presencia de dos ilícitos calificándolos cada uno de ellos como hechos independientes.
Que sin embargo, si la muerte la ocasionó el agente para facilitar la consumación del robo
o para ocultar su realización o impedir su detención tal acción homicida constituirá delito
de asesinato (Ver José Hurtado Pozo, Manual de Derecho Penal, Parte Especial I. Homicidio,
Ediciones Juris, Lima mil novecientos noventa y cinco, páginas cincuenta y nueve y sesenta)”.

400 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA

SEGUNDA SALA PENAL TRANSITORIA

R. N. N.° 3932-2004

AMAZONAS
Lima, diecisiete de febrero de dos mil cinco.
VISTOS; los recursos de nulidad interpuestos por los encausados Carlos Al-
berto Ramos Sandoval, Darío Damián Pedraza Alarcón y Danton Alan Sandoval
Rentería y el Fiscal Superior; de conformidad con el dictamen del señor Fiscal
Supremo en lo Penal; y CONSIDERANDO: Primero: Que del recurso de nulidad
interpuesto por el representante del Ministerio Público se advierte que no formula
petición concreta respecto de los encausados Carlos Alberto Ramos Sandoval, Da-
río Damián Pedraza Alarcón y Danton Alan Sandoval Rentería, limitándose a narrar
aspectos circunstanciados de los hechos, tales como que el primero fue quien recibió
la información del sujeto conocido como “Juan” sobre los movimientos bancarios
y el desplazamiento del agraviado Carlos Lino Chonlón Vega, que a su vez la tras-
mitió al segundo, para luego juntos planificar el asalto, contando con la participación
del tercero, quien los condujo en un vehículo menor –mototaxi– hasta el lugar del
evento. Segundo: Que el abogado defensor del acusado Carlos Alberto Ramos
Sandoval, señala que su patrocinado ha intervenido en el asalto motivado por un
estado de necesidad, invocando como fundamento jurídico el artículo veinte inciso
cuarto del Código Penal, en todo caso el Superior Colegiado para la imposición de
la pena no ha considerado lo previsto en los artículos cuarenta y cinco y cuarenta y
seis del acotado cuerpo legal. Tercero: Que, el encausado Darío Damián Pedraza
Alarcón, al fundamentar su recurso de nulidad sostiene que por su sinceridad,
arrepentimiento y pedido de clemencia en el juicio oral, debió imponérsele una
pena por debajo del mínimo legal. Cuarto: Que el encausado Danton Alan Sando-
val Rentería, en su recurso de nulidad arguye que en la presente investigación judi-
cial no se han glosado pruebas de cargo que acrediten su responsabilidad penal, toda
vez que ha sido comprendido por el solo hecho de haberse encontrado con su
coacusado Carlos Alberto Ramos Sandoval durante la intervención policial. Quin-
to: Que para evaluar el caso sub judice, esta Suprema Sala considera necesario hacer
precisiones en relación a dos circunstancias: a) La determinación del momento en
que se consuman el delito de robo agravado y, b) Violencia ejercida con posterio-
ridad a la consumación del mencionado delito. Que respecto de la primera es de
precisar: Que el delito de robo consiste en el apoderamiento de un bien mueble,
con animus lucrandi, es decir el aprovechamiento y sustracción del lugar donde se
encuentre, siendo necesario el empleo de la violencia o amenaza por parte del agen-

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 401


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

te sobre la víctima (vis absoluta o vis corporales y vis compulsiva), destinadas a posi-
bilitar la sustracción del bien, debiendo ser éstas actuales e inminentes en el mo-
mento de la consumación del evento y gravitar en el resultado, consumándose el
delito con el apoderamiento del objeto mueble aunque sea por breve lapso de
tiempo. Que en cuanto a la segunda cabe señalar: Que cuando la violencia es ejer-
cida con posterioridad a la consumación del hecho punible y se cause la muerte de
la víctima, la conducta del agresor habría quedado circunscrita a un resultado pre-
terintencional o a un delito contra la vida, el cuerpo y la salud –homicidio doloso–
produciéndose aquí un concurso real de delitos, esto es, la presencia de dos ilícitos
calificándolos cada uno de ellos como hechos independientes. Que sin embargo, si
la muerte la ocasionó el agente para facilitar la consumación del robo o para ocultar
su realización o impedir su detención tal acción homicida constituirá delito de
asesinato (Ver José Hurtado Pozo, Manual de Derecho Penal, Parte Especial I. Ho-
micidio, Ediciones Juris, Lima mil novecientos noventa y cinco, páginas cincuenta
y nueve y sesenta). Sexto: Que, en cuanto se refiere a los hechos submateria, de las
diligencia y pruebas actuadas ha quedado establecido que en horas de la tarde del
ocho de junio del dos mil dos, el agraviado Carlos Lino Chonlón Vega fue inter-
ceptado por los coacusado Carlos Alberto Ramos Sandoval, Darío Damián Pedra-
za Alarcón y Rey David Pedraza Campos, en circunstancias que luego de retirar
dinero del Banco se dirigía a bordo de una motocicleta por la carretera con destino
al Centro Poblado Menor “Naranjos Alto” en la jurisdicción del Distrito de Caja-
ruro, Provincia de Utcubamba, siendo el caso que Ramos Sandoval conjuntamen-
te con Pedraza Campos, aprovechando la superioridad numérica y empleando
violencia le despojaron el dinero que portaba, para darse a la fuga, a lo que el
agraviado en su intento de recuperar lo sustraído es impactado por un proyectil de
arma de fuego disparado por Darío Damián Pedraza Alarcón quien se encontraba
detrás de aquél en actitud de contención, ocasionando su muerte en forma instan-
tánea, siendo la causa de ella shock hipovolémico, traumatismo torácico abierto,
lesiones de disparo de arma de fuego conforme aparece en el protocolo de autopsia
de fojas sesenta y tres. Sétimo: Que, de la debida compulsación de pruebas resulta
que Carlos Alberto Ramos Sandoval, al absolver la tercera pregunta de su manifes-
tación policial de fojas veintitrés, señala que él conjuntamente con su coacusado
Rey David Pedraza Campos le arrebataron el dinero al agraviado y cuando empren-
dían la fuga, encontrándose a unos veinte metros aproximadamente, al voltear la
mirada pudo observar que Pedraza Alarcón le efectúa un disparo por la espalda al
agraviado, versión que coincide con la de éste último, quien en su manifestación
policial de fojas veintiocho admite que en efecto portaba un arma de fuego calibre
treintidós con el cual realizó el disparo mortal al agraviado, encontrándose éste a
unos dos metros y medio de distancia aproximadamente. Octavo: Que, con lo
expuesto, se colige que los agresores hicieron uso de la violencia como medio para
lograr la apropiación del bien, cesando ésta cuando Ramos Sandoval y Pedraza

402 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

Campos huyen con el dinero, quedando consumada la sustracción, toda vez que
los procesados no sólo ya habían aprehendido el objeto que estaba en poder y do-
minio de la víctima, sino que se la llevaban (reemplazo de un dominio por otro),
teniendo la cosa en sus manos, aunque fuera por breve lapso de tiempo, eviden-
ciándose por tanto la consumación de la lesión jurídico patrimonial. Noveno: Que,
así las cosas toca dilucidar la conducta que cada procesado ha desplegado para la
perpetración del hecho; que para el caso de Pedraza Alarcón ha surgido concurso
real de delitos, puesto que el evento tuvo lugar en dos momentos: la ejecución del
robo propiamente dicho con apoderamiento ilegítimo de la cosa y el segundo la
muerte de la víctima; en efecto, en el presente caso, el delito de robo agravado
quedó consumado desde el momento en que Ramos Sandoval y Pedraza Campos
huyen con el botín, ejerciendo actos de disposición (aunque por breve lapso de
tiempo), configurándose aquí el tipo penal del artículo ciento ochenta y nueve
primera parte, incisos dos, tres y cuatro del Código Penal, de lo que se colige que
al efectuar el disparo mortal por la espalda al agraviado, ya no constituye un medio
para lograr la apropiación del bien, sino un hecho punible independiente del robo
agravado, puesto que éste ya se había consumado, cometiendo en consecuencia el
delito de homicidio agravado conforme al inciso segundo del artículo ciento ocho
del Código Penal y no robo agravado con subsecuente muerte. Décimo: Que, lo
anotado precedentemente, daría lugar a la ampliación del auto de apertura de ins-
trucción contra el encausado Pedraza Alarcón, por el delito de homicidio calificado;
pero, estando a que el Fiscal Superior en su recurso de nulidad no ha formulado
petición concreta respecto de este encausado y en aplicación del artículo trescientos
del Código de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo no-
vecientos cincuenta y nueve no resulta posible declarar la nulidad de la sentencia
en dicho extremo, pues ello constituiría una reforma en peor, lo que no está permi-
tido por la precitada norma legal; en consecuencia la petición de Pedraza Alarcón
sobre la disminución de la pena que le fue impuesta deviene en inatendible, dada
la naturaleza y gravedad del ilícito cometido. Undécimo: Que, con relación al en-
causado Carlos Alberto Ramos Sandoval, en su recurso de nulidad alega que actuó
bajo un estado de necesidad invocando el inciso cuarto apartado a) del artículo
veinte del Código Penal, sin embargo ello no resulta atendible pues no se cumplen
los presupuestos de la causa de justificación aludida, es más, existió un plan preme-
ditado ya que el sujeto conocido como “Juan” (según su versión) días antes le
proporcionó información sobre la ruta que empleaba el agraviado, por lo demás el
procesado no ha dado una versión uniforme sobre los hechos, adecuándose su
conducta al tipo penal por el cual ha sido condenado (artículo ciento ochenta y
nueve, incisos dos, tres y cuatro del Código acotado). Décimo Segundo: Que en lo
que respecta al encausado Danton Alan Sandoval Rentería, a quien se le atribuye el
delito de robo agravado en calidad de cómplice, de autos no aparecen suficientes
elementos de prueba que acrediten su participación en los hechos, ya que fue in-

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 403


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

cluido en la investigación por la sola circunstancia de haberse encontrado en com-


pañía de Ramos Sandoval cuando se produjo la intervención policial resultando tal
circunstancia insuficiente para atribuirle responsabilidad penal, máxime si ninguno
de los encausados lo sindican, por lo que en su caso resulta de aplicación lo dispues-
to por el artículo doscientos ochenta y cuatro del Código de Procedimientos Pena-
les. Décimo Tercero: Que, en consecuencia, habiéndose establecido criterios de
diferenciación en relación a la consumación del delito de robo agravado con sub-
secuente muerte y el delito de asesinato para ocultar otro delito, corresponde otor-
gar a dicha interpretación jurisprudencial el carácter de precedente vinculante
conforme a lo anotado en el considerando quinto de la presente resolución, en
aplicación de lo previsto por el inciso uno del artículo trescientos uno A, del Códi-
go de Procedimientos Penales, incorporado por el Decreto Legislativo número
novecientos cincuentinueve; y estando a las consideraciones expuestas: declararon
NO HABER NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas cuatrocientos sesenta
y seis, su fecha trece de setiembre del dos mil cuatro, en cuanto condena a CARLOS
ALBERTO RAMOS SANDOVAL y DARÍO DAMIÁN PEDRAZA ALARCÓN
por delito de robo agravado, en agravio de Carlos Lino Chonlón Vega, imponien-
do al primero, veinte años de pena privativa de la libertad y al segundo, veinticinco
años de pena privativa de la libertad, la misma que con el descuento de la carcelería
que vienen sufriendo desde el ocho de junio del dos mil dos, vencerá para el prime-
ro, el siete de junio del dos mil veintidós y para el segundo, el siete de junio del dos
mil veintisiete; fija en treinta mil nuevos soles la suma por concepto de reparación
civil que deberán abonar en forma solidaria a favor de los herederos legales de la
víctima; asimismo declararon HABER NULIDAD en la propia sentencia en la
parte que condena a Danton Alan Sandoval Rentería, como cómplice del delito de
robo agravado en agravio de Carlos Lino Chonlón Vega, a cuatro años de pena
privativa de libertad suspendida por el plazo de tres años; con lo demás que al res-
pecto contiene; reformándola en este extremo: ABSOLVIERON a Danton Alan
Sandoval Rentaría, de la acusación fiscal, por el delito de robo agravado en agravio
de Carlos Lino Chonlón Vega; DISPUSIERON la anulación de sus antecedentes
policiales y judiciales generados como consecuencia del presente proceso; debiendo
reiterarse las órdenes de ubicación y captura contra el encausado Rey David Pedra-
za Campos hasta que sea habido; MANDARON que los fundamentos jurídicos
del quinto considerando de la presente Ejecutoria Suprema constituye precedente
vinculante; ORDENARON que el presente fallo se publique en el Diario Oficial
“El Peruano”; y los devolvieron.-
S.S.
VILLA STEIN / VALDEZ ROCA / PONCE DE MIER / QUINTANILLA
QUISPE / PRADO SALDARRIAGA

404 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

JURISPRUDENCIA RELEVANTE: ROBO CON MUERTE

Jurisprudencia relevante
SUBSECUENTE Y EL DELITO DE ASESINATO

4.ª SENTENCIA: Diferencias entre el delito


de robo con muerte subsecuente y el delito de
asesinato para ocultar o facilitar otro delito

“No resulta de recibo lo alegado por el recurrente, al señalar que no causó la muerte del
agraviado, pues en el robo con subsecuente muerte no se busca necesariamente tal resultado
–muerte de la víctima–, sino que éste se produce como consecuencia de los actos propios del
uso de la violencia para facilitar el apoderamiento o vencer la resistencia de quien se opone a
la realización del evento delictivo, con lo cual, dicho resultado sobrepasa el dolo del agente
respecto del apoderamiento patrimonial; no cabe una interpretación en que se estime que
la circunstancia agravante aludida se presenta cuando el sujeto activo, para efectuar la sus-
tracción de bienes, se predetermina dolosamente a matar a la víctima, pues ello configuraría
el supuesto típico de homicidio calificado para ocultar otro delito. En consecuencia, que el
desenlace de muerte no haya estado comprendido en los planes iniciales de los perpetrado-
res o –incluso– no lo hayan buscado, no los excluye de la aplicación de la citada agravante,
cuya exigencia básica consiste en que los actos de violencia empleados para la consecución
de los fines de apoderamiento hayan causado la muerte y que ésta haya sido previsible para
los perpetradores”.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA

SALA PENAL TRANSITORIA

R. N. N° 2487-2002

AREQUIPA
Lima, diecinueve de junio de dos mil doce.-
VISTOS; los recursos de nulidad interpuestos por el encausado Luis ángel
Ruelas Ruelas contra la sentencia de fojas trescientos once, del once de julio de dos
mil dos, que lo condenó como autor del delito contra el Patrimonio-robo agravado
con muerte subsecuente, en perjuicio de Juan Rosas Casquina, a veinte años de
pena privativa de libertad; y por el representante del Ministerio Público respecto

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 405


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

al quantum de la pena y de la reparación civil; interviene como ponente la Señora


Jueza Suprema Barrios Alvarado; de conformidad con lo opinado por el señor Fiscal
Supremo en lo Penal; y,

CONSIDERANDO
PRIMERO: El encausado Luis Ángel Ruelas Ruelas en su recurso funda-
mentado a fojas trescientos veintinueve, alega: i) que no actuó dolosamente, sino
por miedo y obedeciendo órdenes de su coprocesado Chávez Blanco; ii) que su
participación fue mínima y únicamente como cómplice primario, ya que no tuvo
el dominio de los hechos ni los planificó, siendo su único rol, amarrar los pies al
occiso; iii) que no tiene responsabilidad en la muerte del agraviado pues no originó
ni produjo ningún riesgo por comisión u omisión; iv) que tanto la edad avanzada
edad del agraviado, como los problemas cardiovasculares que sufría, causaron su
muerte; v) que no tenía deber de garante, pues no le tapó la boca al agraviado ni
tuvo conocimiento de tal hecho; y, vi) que no se tomaron en cuenta sus carencias
sociales, económicas y morales; viii) que al momento de los hechos contaba con
diecinueve años de edad.
SEGUNDO: Por su parte, el representante del Ministerio Público al
fundamentar su recurso de nulidad a fojas trescientos veinte y siete, sostiene que con
las pruebas actuadas en el proceso se acreditó la responsabilidad penal del procesado
Luis Ángel Ruelas Ruelas en los hechos materia de imputación; sin embargo, el Co-
legiado Superior al determinar la pena, no tuvo en cuenta la naturaleza pluriofensiva
del delito, ni la concurrencia de múltiples agravantes, llegando incluso a causarse
el deceso de la víctima; alega también que si la Sala Penal Superior consideraba
inaplicable la pena de cadena perpetua debió imponer la inmediatamente inferior.
De otro lado, solicita que este Supremo Tribunal revise el monto fijado por concepto
de reparación civil a los sentenciados.
TERCERO: Fluye de la acusación fiscal de fojas ciento setenta y cinco, que el
dieciocho de junio de dos mil uno, aproximadamente a las veinte horas, los proce-
sados Abel Gustavo Farfán Suaña, Luis Ángel Ruelas Ruelas y Javier Chávez Blanco
se apersonaron al domicilio del agraviado Juan Rosas Casquina, ubicado en la ur-
banización Viña del Mar, C-nueve, en el distrito de Paucarpata, ingresando Chávez
Blanco –quien mantenía una relación sentimental con el agraviado– y Ruelas Ruelas,
mientras que Farfán Suaña se quedó en la parte exterior, siendo que, una vez en el
interior del inmueble, los antes mencionados cogieron por la espalda al agraviado y
lo sujetaron por el cuello, provocando que cayera en la cama, lo que aprovecharon
para atarlo de manos y pies y envolverlo con frazadas, para luego sustraer sus bienes,
dándose a la fuga en un taxi; posteriormente, los procesados fueron intervenidos por

406 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

personal policial aproximadamente a cinco cuadras del lugar de los hechos, cuando
transportaban los bienes sustraídos, logrando escapar el procesado Chávez Blanco,
en tanto los otros dos encausados guiaron a los efectivos policiales al domicilio del
agraviado donde lo encontraron sin signos de vida.
CUARTO: Debe precisarse en primer lugar, que en mérito al principio de
congruencia recursal –que consagra la exigencia de establecer una correlación total
entre lo impugnado y la decisión–, la expresión de agravios define y delimita el arco
de pronunciamiento de este Supremo Tribunal; por lo que, los concretos agravios
planteados por los impugnantes en el caso de autos delimitan las cuestiones que
serán analizadas en la presente resolución.
QUINTO: En tal sentido, si bien el procesado cuestiona su condena, se advierte
que fue el único agravio que esgrime para tal efecto no implica una negación de
su participación en los hechos objeto de imputación, sino que sostiene que actuó
por miedo, obedeciendo a su coprocesado Javier Chávez Blanco. Al respecto, debe
precisarse que, lo que en puridad alega el recurrente es la configuración de un
supuesto de miedo insuperable, previsto en el inciso siete del artículo veinte del
Código Penal, que establece que “está exento de responsabilidad penal: (...)”. El que
obra competido por miedo insuperable de un mal igual o mayor”; eximente que
según lo desarrollado por la doctrina supone una coacción o la amenaza de un mal
–asociado o no a la violencia física efectiva–, que no excluye la voluntariedad de la
acción, sino que priva a ésta de la normalidad necesaria para que pueda imputarse
penalmente al sujeto1.
En el presente caso, el recurrente no ha explicado en forma alguna el modo en
que se habría producido tal eximente –ni su sustento probatorio–; la misma que
tampoco se evidencia en ninguna de sus declaraciones; así tenemos que; i) en su
manifestación policial de fojas quince –en presencia del representante del Ministerio
Público– señaló que es amigo del procesado Javier Chávez Blanco, a quien conoció
tres meses atrás en la discoteca “Efectos” y que el día domingo diecisiete de junio
de dos mil uno –esto es, un día antes de ocurridos los hechos–, aproximadamente
a las veintiún horas, se reunió con sus coprocesados Farfán Suaña y Chávez Blanco
en la mencionada discoteca, y acordaron –a iniciativa de este último– que al día
siguiente irían a la casa del agraviado Juan Rosas Casquina con la finalidad de
robarle sus artefactos y dinero, señalando Chávez Blanco que sería fácil porque
era viejo, volviendo a reunirse en el mismo lugar el día siguiente, a las diecinueve
horas, donde tomaron una combi con dirección al domicilio del agraviado con el
propósito de concretar sus planes; ii) en su declaración instructiva de fojas sesenta

1 MIR PUIG, Santiago, Derecho penal. Parte general, 8.ª ed., Reppertor, Barcelona, 2008, p. 602 y ss.

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 407


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

y siete, refirió que cuando cometió el delito comprendía la ilicitud de la conducta y


que lo hizo porque necesitaba dinero, pues en ese entonces –vivía con su madre y sus
dos hermanos, tenía que pagar el servicio de agua potable y su instituto; asimismo,
indicó que es la primera vez que delinque y que está arrepentido; iii) en el plenario,
a fojas doscientos ochenta y tres, señaló que el día de los hechos sólo acompañó a
su coprocesado Javier Chávez Blanco a cobrarle una deuda al agraviado y que lo
hizo porque, a cambio, lo iba a invitar a comer.
En consecuencia, se aprecia con claridad que el recurrente alega la eximente
de miedo insuperable por primera vez en su recurso de nulidad, la misma que no
posee respaldo probatorio alguno ni siquiera en sus propias declaraciones, en las
que ha efectuado un reconocimiento parcial de los hechos materia de imputación
y ha esgrimido diversas y contradictorias tesis de defensa, ninguna de las cuales re-
sulta compatible con la eximente que ahora propugna, por lo que debe descartarse
dicho agravio.
SEXTO: Ahora bien, en cuanto a las alegaciones expuestas por el procesado
Luis Ángel Ruelas Ruelas, que inciden en la intensidad de su participación en los
hechos materia de imputación, se advierte que si bien ha mantenido versiones disí-
miles durante el proceso, resulta de aplicación el criterio establecido en el precedente
vinculante fijado en la Ejecutoria Suprema de fecha uno de diciembre de dos mil
cuatro –Recurso de Nulidad número tres mil cuarenta y cuatro –dos mil cuatro–,
según el cual, en caso de que los imputados han declarado en distintas etapas del
proceso penal –incluyéndose las declaraciones en sede policial cuando éstas cuenten
con la presencia del representante del Ministerio Público–, el Tribunal tiene libertad
para conceder mayor o menor fiabilidad a unas u otras declaraciones, para lo cual
deberá analizar el grado de verosimilitud y fidelidad que presentan, siendo que, en
su primera declaración –a nivel policial, con presencia del Fiscal y contando con una
abogada de oficio–, el encausado Luis Ángel Ruelas Ruelas realizó un relato detallado
y circunstanciado no sólo de la forma en que se cometió el delito materia de autos,
sino también de cómo planearon su ejecución de manera conjunta y concertada
–desde un día antes de la comisión del delito, a propuesta del procesado Javier Chávez
Blanco–, mientras que en sus demás declaraciones, brindadas en la instrucción y
en el acto oral, pretendió minimizar su participación en los hechos, aceptando su
responsabilidad sólo de manera parcial e incurriendo en múltiples contradicciones;
por lo que, únicamente posee mérito probatorio su declaración inicial, tanto más
si ésta no estuvo motivada por un ánimo de venganza, odio o revanchismo –pues
mantenía amistad con sus coprocesados– no en un interés de exculpación que le
reste credibilidad –ya que en dicha oportunidad aceptó su propia responsabilidad–.

408 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

Por consiguiente, se evidencia que la participación del encausado Luis Ángel


Ruelas Ruelas en los hechos materia del presente proceso no fue mínima –como
sostiene–, pues tanto él como su coprocesado Javier Chávez Blanco tuvieron en todo
momento el co-dominio del hecho; en efecto, ambos planificaron con anticipación
la ejecución del delito, redujeron al agraviado causándole la muerte y sacaron di-
versos objetos de su domicilio para finalmente subirlos a un taxi y darse a la fuga;
actuación conjunta que se ve mermada por la acción concreta que realizó cada uno
para vencer la resistencia de la víctima, pues en los supuestos de coautoría se admite
la posibilidad de que en el desarrollo del iter criminis los agentes realicen acciones
distintas, sin que ello implique que uno de ellos se encuentre ajeno o alejado del
núcleo del objetivo criminal, a través de lo cual se exige al coautor responsabilidad
por todo el hecho delictivo, de forma que las contribuciones de otro pueden serle
imputables como si él mismo las hubiese realizado, conforme al principio de im-
putación recíproca de las distintas aportaciones; razón por la cual, los agravios que
inciden en dicho aspecto también deben ser desestimados.
SÉPTIMO: De otro lado, estando a los cuestionamientos que formula el re-
currente contra la circunstancia agravante referida a la muerte de la víctima, debe
precisarse que de conformidad con el criterio asumido en el Acuerdo Plenario de las
Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia número tres
-dos mil ocho /CJ-ciento dieciséis, de fecha trece de noviembre de dos mil nueve,
dicho supuesto de agravación “…se configura cuando el agente, como consecuencia
de los actos propios del uso de lo violencia para facilitar el apoderamiento o para
vencer la resistencia de quien se opone al apoderamiento, le ocasiona o le produce la
muerte. Es obvio, en este caso, que el agente buscaba el desapoderamiento patrimo-
nial de la víctima, pero como consecuencia del ejercicio de violencia contra ella –de
los actos propios de violencia o vis in corpore– le causa la muerte, resultado que no
quiso causar dolosamente pero que pudo prever y evitar (...). El citado dispositivo
regula, entonces, un caso de tipificación simultánea, dolosa y culposa, pero de
una misma conducta expresamente descrita. (...) Así, el agente roba valiéndose del
ejercicio de violencia física contra la víctima, esto es, infiere lesiones a una persona,
quien fallece a consecuencia de la agresión, siempre que el agente hubiere podido
prever este resultado (la muerte, en este caso, no fue fortuita)”.
En ese orden de ideas, no resulta de recibo lo alegado por el recurrente, al seña-
lar que no causó la muerte del agraviado, pues en el robo con subsecuente muerte
no se busca necesariamente tal resultado –muerte de la víctima–, sino que éste se
produce como consecuencia de los actos propios del uso de la violencia para faci-
litar el apoderamiento o vencer la resistencia de quien se opone a la realización del
evento delictivo, con lo cual, dicho resultado sobrepasa el dolo del agente respecto

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 409


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

del apoderamiento patrimonial; no cabe una interpretación en que se estime que la


circunstancia agravante aludida se presenta cuando el sujeto activo, para efectuar la
sustracción de bienes, se predetermina dolosamente a matar a la víctima, pues ello
configuraría el supuesto típico de homicidio calificado para ocultar otro delito. En
consecuencia, que el desenlace de muerte no haya estado comprendido en los planes
iniciales de los perpetradores o –incluso– no lo hayan buscado, no los excluye de
la aplicación de la citada agravante, cuya exigencia básica consiste en que los actos
de violencia empleados para la consecución de los fines de apoderamiento hayan
causado la muerte y que ésta haya sido previsible para los perpetradores.
Dicha previsibilidad en el presente caso se presenta de manera evidente, pues
según lo referido por Luis Ángel Ruelas Ruelas en su manifestación policial de fojas
quince, su coprocesado Javier Chávez Blanco realizó actos de estrangulamiento
contra el agraviado dejándolo inconsciente, el recurrente le amarró los pies y luego
su coprocesado le ató las manos, le tapó la boca y lo envolvió con frazadas; en tal
sentido, aun cuando el recurrente no fue quien amordazó a la víctima ni cubrió su
rostro, los actos de violencia se ejecutaron de manera concurrente por ambos pro-
cesados, por lo que, resulta intrascendente para efectos de imputación del resultado
distinguir entre las acciones concretas efectuadas por cada interviniente en el hecho,
dada la existencia de una decisión común de cometer el delito –comunidad de vo-
luntad– y la división funcional de roles plasmada en la aportación objetiva de cada
uno en la fase ejecutiva. Al respecto, la doctrina señala que en la coautoría “según la
distribución funcional de las tareas, es superfluo que todos ejecuten el hecho de la
misma manera, pues unos pueden cometer una parte de hecho típico, mientras que
los otros pueden complementarlo”2; en tal virtud, se advierte que los actos violentos
realizados de forma conjunta, que tuvieron como finalidad vencer la resistencia de
la víctima, inmovilizándola por completo y sin posibilidad de auxiliado por terceros
luego que los procesados se retiraran del lugar de hechos sin verificar su estado de-
notaban una alta probabilidad de muerte por asfixia del agraviado, como en efecto
ocurrió, pues luego los encausados volvieron a dicho inmueble con los efectivos
policiales que los intervinieron, corroborando éstos que el cuerpo del agraviado
ya no tenía signos de vida, apreciándose que la causa del deceso quedó establecida
en el protocolo de necropsia de fojas cien, ratificado a fojas ciento dieciocho, que
concluye: “insuficiencia respiratoria aguda, edema agudo de pulmón, infarto agudo de
miocardio”, por lo que resultan totalmente irrelevantes tanto la edad del agraviado
como los problemas cardiovasculares que –según el recurrente– éste sufría, pues
dicho resultado se produjo debido al accionar delictivo de los encausados.

2 HURTADO POZO, José, Manual de Derecho penal. Parte general, 4.ª ed., Tomo II, IDEMSA, Lima,
2011, p. 155.

410 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

OCTAVO: Conforme aparece de la acusación escrita, se atribuye al procesado


Luis Ángel Ruelas Ruelas la comisión del delito de robo con las agravantes conteni-
das en los incisos uno, dos, cuatro y siete y en el último párrafo del artículo ciento
ochenta y nueve del Código Penal, modificado por el artículo uno de la Ley número
veintisiete mil cuatrocientos setenta y dos –vigente al momento de la comisión de
los hechos–, pues el ilícito se perpetró en casa habitada, durante la noche, con el
concurso de dos o más personas, en agravio de un anciano y produciéndose la muerte
de la víctima. En tal sentido, apreciándose que existe concurrencia de circunstancias
agravantes específicas de distinto grado o nivel, debe seguirse el criterio de absorción
establecido en el Acuerdo Plenario de las salas Penales Permanente y Transitorias de
la Corte Suprema de Justicia de la República, número dos-dos mil diez / CJ-ciento
dieciséis, del dieciséis de noviembre de dos mil diez, según el cual “la circunstancia
de mayor grado absorberá el potencial y eficacia agravante de las de grado inferior”.
Consecuentemente, estando a que la circunstancia más grave en el caso de autos
–si como consecuencia del hecho se produce la muerte de la víctima– se encuentra
sancionada con cadena perpetua, ésta resulta ser la pena aplicable al presente caso.
En atención a ello, este Supremo Tribunal considera pertinente precisar que
el Máximo intérprete de la Constitución3 señaló que “el establecimiento de la pena
de cadena perpetua sólo es inconstitucional si no se prevén mecanismos temporales de
excarcelación, vía los beneficios penitenciarios u otros que tengan por objeto evitar que se
trate de una pena intemporal”; en virtud a lo cual, entró en vigencia el Decreto Legis-
lativo número novecientos veintiuno, de fecha dieciocho de enero de dos mil tres,
cuyo artículo uno establece que la pena de cadena perpetua será revisada cuando el
condenado haya cumplido treinta y cinco años de privación de libertad y se realizará
conforme a lo dispuesto en el Código de Ejecución Penal; asimismo, su artículo
cuatro dispuso la incorporación del Capítulo Quinto denominado “Revisión de la
Pena de Cadena Perpetua”, en el Título Segundo “Régimen Penitenciario” del Código
de Ejecución Penal, dispositivo que estableció en inciso uno de su artículo cincuenta
y nueve-A, que “la pena de cadena perpetua será revisada de oficio o a petición de parte
cuando el condenado haya cumplido treinta y cinco años de privación de libertad por el
Órgano Jurisdiccional que impuso la condena”, y en el inciso seis, que “cada vez que
el Órgano Jurisdiccional resuelva mantener la condena, después de transcurrido un
año, se realizará una nueva revisión, de oficio o a petición de parte siguiendo el mismo
procedimiento”; en consecuencia, se advierte la existencia de mecanismos temporales
de excarcelación que evitan que la pena de cadena perpetua constituya una pena de
duración indeterminada, y por ende, inconstitucional.

3 Véase fundamento jurídico N.° 194 de la sentencia de fecha 03/01/2003, recaída en el expediente N.°
010-2002-AI/TC.

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 411


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

NOVENO: Fijado el marco punitivo abstracto, tenemos que en nuestro or-


denamiento jurídico penal para determinar e individualizar la pena se exige que se
tomen en cuenta los diversos criterios que establecen los artículos cuarenta y cinco
y cuarenta y seis del Código Penal; siendo que en el primero se prevén las carencias
sociales que hubiera sufrido el agente, su cultura y sus costumbres, así como los
intereses de la víctima, de su familia o de las personas que de ella dependen, mien-
tras que en el segundo se contemplan los factores para la medición o graduación
de la pena, a los que se recurre atendiendo a la responsabilidad y gravedad del he-
cho punible cometido, en cuanto no sean específicamente constitutivas del hecho
punible o modificatorias de la responsabilidad. En ese sentido, se advierte que si
bien el recurrente solicita se tomen en cuenta sus carencias sociales, económicas y
morales, tales factores no poseen una entidad suficiente que posibilite la reducción
de la pena prevista por el legislador, tanto más si se toma en consideración la especial
gravedad que revisten los hechos imputados, pues los procesados actuaron con un
grado extremo de violencia, la misma que resultaba innecesaria dada la superioridad
numérica de los agentes y la edad del agraviado, con lo cual causaron una lesión no
sólo al patrimonio de la víctima, sino a uno de los bienes jurídicos de mayor valor,
como es la vida.
DÉCIMO: Finalmente, corresponde evaluar los factores que en el presente caso
legitimarían la imposición de una pena por debajo del marco legal; en tal sentido,
debe precisarse que el Colegiado Superior fundamentó la pena concatenada –objeto
de cuestionamiento tanto por el procesado Luis Ángel Ruelas Ruelas como por el
representante del Ministerio Público– en la circunstancia de atenuación especial de
confesión sincera; sin embargo, la ratio de dicha institución procesal, regulada en el
artículo ciento treinta y seis del Código de Procedimientos Penales, es la facilitación
del esclarecimiento de los hechos delictivos y que ésta sea relevante para efectos de la
investigación de los hechos, a la par que evidencie una voluntad de colaboración a
los fines del ordenamiento jurídico que contrarreste la anterior voluntad antijurídica
mostrada al cometer el hecho delictivo, relevancia que no se advierte en el caso de
autos por parte del recurrente, pues de sus declaraciones no se aprecia admisión de
hechos que sea completa, veraz, persistente, oportuna y relevante; en efecto, si bien
en su primera declaración el citado encausado admitió plenamente los hechos que
se le atribuyen, brindando información relevante respecto la forma y circunstancias
en que éstos se produjeron; empero, con posterioridad a ello sostuvo versiones con-
tradictorias y carentes de uniformidad, que reflejan su intención de ser beneficiado
con una pena mínima, por lo que no son de aplicación los efectos benéficos de la
confesión sincera como erróneamente consideró el Colegiado Superior.

412 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

DÉCIMO PRIMERO: Como último elemento a considerar tenemos la res-


ponsabilidad restringida por la edad del agente, siendo que en el caso de autos, con
la partida de nacimiento de fojas doscientos veinte se acreditó que el procesado Luis
Ángel Ruelas Ruelas, a la fecha de los hechos, tenía diecinueve años de edad, por lo
que le asisten los efectos benéficos de dicho factor de atenuación especial, en aplica-
ción del primer párrafo del artículo veintidós del Código Penal. Cabe precisar que
si bien el segundo folio de este dispositivo penal, señala que “está excluido el agente
que ha incurrido en delito (...) sancionado con pena privativa de libertad no menor de
veinticinco años o cadena perpetua”, tal excepción colisiona con la garantía constitu-
cional de igualdad jurídica –en puridad, principio y derecho fundamental– prevista
en el inciso dos del artículo dos de la Constitución Política del Estado, toda vez
que el tratamiento especial que implica la denominada responsabilidad restringida
se basa en la condición personal del procesado, ubicándose en la teoría del delito,
específicamente en la llamada “capacidad de culpabilidad”, sin que sea relevante la
antijuridicidad –es decir, el contenido del injusto penal–. En este orden de ideas,
resulta evidente que introducir una excepción a la aplicación de dicho trato dife-
renciado, fundada en la naturaleza del delito, deviene en arbitraria, discriminatoria
e inconstitucional, existiendo en el caso concreto una evidente incompatibilidad
entre la norma constitucional y la legal, por lo que en uso de la atribución de control
difuso establecida en el artículo ciento treinta y ocho de la Constitución Política del
Estado, debe resolverse con arreglo a la norma de mayor rango, y por tanto, aplicar
la facultad de reducir prudencialmente la pena en atención a la edad del agente.
DÉCIMO SEGUNDO: Consecuentemente, la pena conminada para el delito
cometido por el sentenciado recurrente es de cadena perpetua –la misma que fue so-
licitada por el Fiscal en su escrito de acusación–; no obstante, habiéndose constatado
la presencia de un factor que legitima la imposición de una pena inferior a la prevista
en la norma penal, deberá tomarse en cuenta que –según el artículo veintinueve
del Código Penal, el límite temporal de la pena privativa de libertad es de treinta
y cinco años; por tanto, aplicando sobre dicho margen máximo las consecuencias
atenuantes de la responsabilidad restringida por la edad del procesado, se aprecia
que la reducción efectuada por el Colegiado Superior resulta desproporcionalmente
inferior a la gravedad del delito cometido, que lesionó de manera irreversible un bien
jurídico de alto valor para la sociedad, como es la vida; en tal sentido, corresponde
amparar la pretensión impugnatoria expresada por el Ministerio Público, incremen-
tando prudencialmente la pena en mérito a la facultad prevista por el inciso tres
del artículo trescientos del Código de Procedimientos Penales, modificado por el
Decreto Legislativo número novecientos cincuenta y nueve.

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 413


Actualidad

Penal JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

DÉCIMO TERCERO: En lo atinente al extremo de la reparación civil,


habiendo impugnado únicamente el representante del Ministerio Público, debe
evaluarse la posibilidad de elevar el quantum fijado en la sentencia recurrida; al
respecto, se aprecia del dictamen acusatorio obrante a fojas ciento setenta y cinco,
que el señor Fiscal Superior solicitó por dicho concepto la suma de doce mil nuevos
soles, cantidad que ha sido fijada al procesado Luis Ángel Ruelas Ruelas en el fallo
de condena; por lo que, al no existir pretensión alternativa formulada por la parte
civil, este Supremo tribunal no puede rebasar dicho monto, debiendo rechazarse la
pretensión del Fiscal Superior en cuanto a este aspecto.
DÉCIMO CUARTO: Cabe indicar que el presente pronunciamiento se emite
en virtud a la sentencia de vista del cinco de agosto de dos mil once, obrante de fojas
quinientos sesenta, que confirmó la de primera instancia, de dieciséis de mayo de dos
mil once, de fojas quinientos cincuenta y uno, que declaró fundada la demanda de
hábeas corpus interpuesta por el procesado Luis Ángel Ruelas Ruelas, declaró Nula
la Ejecutoria Suprema de fecha dos de octubre de dos mil dos, obrante en copia
certificada a fojas trescientos treinta y ocho, y dispuso que este Supremo Tribunal
emita un nuevo pronunciamiento respecto a los recursos de nulidad interpuestos
por el citado procesado y por el representante del Ministerio Público –en lo que
se refiere al favorecido con dicha sentencia–; por lo que, en atención a la natura-
leza del proceso constitucional de hábeas corpus, debió darse trámite prioritario
y especialísimo al cumplimiento de dicha disposición; no obstante, se advierte de
la revisión del cuadernillo formado en esta Instancia Suprema, “que el expediente
ingresó a la Mesa de Partes de las Salas Penales de esta Corte Suprema con fecha
treinta y uno de agosto de dos mil once, remitiéndose el expediente con la nota de
atención respectiva –véase oficio fojas once– con fecha uno de setiembre de dos
mil once, tal como aparece del cargo de ingreso de fojas doce, de lo cual dio cuenta
el relator recién con fecha veintiuno de mayo de dos mil doce, mediante razón de
fojas trece. En consecuencia, dicha actuación tardía constituye una negligencia que
ha imposibilitado que este Supremo Tribunal, actuando en etapa de ejecución de
lo resuelto en el proceso constitucional de hábeas corpus citado, de cumplimiento
inmediato a lo dispuesto en sede constitucional, de conformidad con lo previsto
en el artículo trece del Código Procesal Constitucional; por lo que debe llamarse la
atención al Relator de esta Suprema Sala por la negligencia incurrida.
DÉCIMO QUINTO: Por último, se advierte que en la parte resolutiva de la
sentencia impugnada no se ha señalado el nombre del agraviado; por lo que corres-
ponde integrarla en dicho extremo, de conformidad con la facultad conferida por
el penúltimo párrafo del artículo doscientos noventa y ocho del Código de Proce-
dimientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo número ciento veintiséis.

414 Instituto Pacífico Volumen 13 • Julio 2015


JURISPRUDENCIA RELEVANTE: Robo con muerte subsecuente

Decisión
Por los fundamentos expuestos en los considerandos precedentes, los miem-
bros de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República,
declararon:
I. NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas trescientos once, del once de
julio de dos mil dos, que condenó a Luis Ángel Ruelas Ruelas como autor
del delito contra el Patrimonio-robo agravado con muerte subsecuente;
II. HABER NULIDAD en la misma sentencia, en el extremo que impuso al pro-
cesado Luis ángel Ruelas Ruelas, veinte años de pena privativa de libertad, y
reformándola le impusieron treinta años de privación de libertad, la misma que
computada desde el diecinueve de junio de dos mil uno vencerá el dieciocho de
junio de dos mil treinta y uno;
III. NO HABER NULIDAD en la citada sentencia, en el extremo que fijó en doce
mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá pagar
el procesado Luis Ángel Ruelas Ruelas a favor de los herederos legales del
agraviado;
IV. INTEGRARON la misma sentencia, a fin de tener como agraviado a Juan
Rosas Casquina;
V. LLAMARON LA ATENCIÓN al Relator de esta Suprema Sala Penal, William
Alfredo Rojas Zelada, por la demora en dar cuenta del presente proceso; y los
devolvieron.-
SS
LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / BARRIOS ALVARADO /
PRINCIPE TRUJILLO / VILLA BONILLA

Volumen 13 • Julio 2015 Actualidad Penal 415


Actualidad Penal
Volumen 13
se terminó de imprimir
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LIMA - PERÚ

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