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UNIVERSIDAD FRANCISCO MARROQUIN

FACULTAD DE TEOLOGIA
GUATEMALA

TEOLOGIA PASTORAL
LITURGICA
Dr. Félix Serrano

1. DESCRIPCION SINTETICA DEL CURSO

Ofrezco un tentativo del curso de Pastoral Litúrgica, que


tendrá que adaptarse al desenvolvimiento del mismo.
Los contenidos programáticos señalan 1ro.) la perspectiva
propia de la Pastoral Litúrgica y su justificación y necesidad
(Tema 1); 2do.)la orientación pastoral de la reforma litúrgica
promovida por el Vaticano II (Tema 2); 3ro.)la descricpión
fenomenológica de la celebración litúrgica en sus elementos
esenciales (Tema 3); 4to.) el año litúrgico como dinamismo
celebrativo esencial de la vida cristiana (Tema 4); 5to.)
algunos tópicos de pastoral sacramental, que necesitan hoy un
mayor esclarecimiento (Tema 5); 6to.) pastoral de la liturgica
de las horas (Tema 6); unos temas de relevancia hoy en la TPL:
la inculturación, la religiosidad popular, etc. (Tema 7).

2. OBJETIVOS ESPECIFICOS

2.1. Distinguir la perspectiva de estudio propia de la TPL


respecto a la Liturgia y otras disciplinas teológicas.
2.2. Conocer suficientemente los criterios que inspiran la
reforma litúrgica del Vaticano II.
2.3. Adquirir una sensibilidad pastoral en el análisis de
las celebraciones litúrgicas.
2.4. Asimilar la orientacion de que el año litúrgico ha de
ser el núcleo estructurador de todas las celebraciones
cristianas.
2.5. Realizar ejercicios de análisis y de proyectación de
algunas celebraciones liturgicas.
1
3. CONTENIDOS

3.1. INTRODUCCION
3.1.1. Origen de la Pastoral Litúrgica
3.1.2. Fundamentos de la Pastoral Litúrgica
3.1.3. Concepto de Teología Pastoral Litúrgica
3.1.4. Logros y dificultades de la Pastoral Litúrgica
en la época postonciliar
3.1.5. Logros y dificultades de la Pastoral Litúrgica
en Centroamérica

3.2. LA REFORMA Y FOMENTO DE LA LITURGIA SEGUN EL VATICANO


II
3.2.1. Fundamentos teológicos de la SC
3.2.2. Aspectos pastorales de la SC

3.3. LA CELEBRACION LITURGICA


3.3.1. Sujeto integral de la celebración: la asamblea,
ministerio de la presidencia, ministerios y
servicios
3.3.2. Espacios y tiempos celebrativos: templo y
fiestas
3.3.3. Estructuras y leyes de la celebración:
lecturas, cantos, homilía, oraciones, signos,
gestos y ritos
3.3.4. Contenido de la celebración: Misterio Pascual;
la liturgia en el misterio de la Iglesia; el
hombre vivificado por el Espíritu

3.4. PASTORAL DEL AÑO LITURGICO


3.4.1. Problemática pastoral del año litúrgico
3.4.2. El año litúrgico centro de la pastoral
litúrgica
3.4.3. El año litúrgico y la religiosidad popular

3.5. ALGUNOS TOPICOS DE PASTORAL LITURGICA SACRAMENTAL


3.5.1. La pastoral de iniciación cristiana
3.5.2. La pastoral de la eucaristía
3.5.3. La pastoral del matrimonio
3.5.4. La pastoral de la unción de los enfermos

3.6. PASTORAL DE LA LITURGIA DE LAS HORAS

3.7. ALGUNOS TEMAS DE RELEVANCIA ACTUAL EN LA TPL


3.7.1. La inculturación en la liturgia
3.7.2. La religiosidad popular y liturgia
1

4. METODOLOGIA

4.1. Clases magistrales


4.2. Exposiciones grupales
4.3. Estudio personal
4.4. Diálogo en clase

5. EVALUACION

30 % Examen parcial de contenidos de clase


30 % Exposición de grupo / lectura de materiales asignados
40 % Examen final

6. BIBLIOGRAFIA GENERAL

BARAUNA G. (ed.), La Sagrada Liturgia renovada por el


Concilio, Stvdivm, Madrid 1965.
BOROBIO D., La celebración en la Iglesia, 3 vols., Sígueme,
Salamanca 1985-1990.
DELLA TORRE L., Liturgia, en BO V. - BONICELLI C. -
CASTELLANI I. - PERADOTTO F., Dizionario di Pastorale
della comunità cristiana, Cittadella, Assisi 1980,
326-329.
DELLA TORRE L., Pastoral Litúrgica, en SARTORE D. - TRIACCA
A.(ed.), Nuevo Diccionario de Liturgia, Paulinas,
Madrid 1987, 1576-1600.
FLORISTAN C., Teología Práctica, Sígueme, Salamanca 1991,
477- 561.
HOUSSIAV A., La liturgia, en LAURET B. - REFOULE F. (ed.),
Iniciación a la práctica de la Teología, Tom. V,
Cristiandad, Madrid 1986, 346-389.
KACZINSKI R., Enchiridion Documentorum instaurationis
liturgicae, 2 vols., Marietti-CLV, Roma 1976 y 1988.
LANGGATNER G., Liturgia Pastorale, en RAHNER K. -
KLOSTERMANN F. - SCHILD H. - GOFFI T. (ed.),
Dizionario diPastorale, Queriniana, Brescia
1979, 397.
LODI E., Pastorale Liturgica, en Dizionario di Pastorale
della comuninità cristiana, Cittadella, Assisi 1980,
329-332.
MALDONADO L., Liturgia, en FLORISTAN C. - TAMAYO J. J.
(ed.), Conceptos Fundamentales de Pastoral,
Cristiandad, Madrid 1983, 580-594.
PARDO A., Documentación Litúrgica postconciliar.
Enchiridion, Regina, Barcelona 1992.
1
PONTIFICIO ISTITUTO LITURGICO S. ANSELMO, Anámnesis, Vols.
3/1, 5 y 6, Marietti, Genova 1988-1990.
ROGUET A. M., La Pastoral Litúrgica, en MARTIMORT A. G.
(ed.), La Iglesia en oración, 2da. ed., Herder,
Barcelona 1967, 267-282.

I N T R O D U C C I O N

1. ORIGEN DE LA PASTORAL LITURGICA Y ENFOQUE TEOLOGICO-

PASTORAL

Según Langgärtner fue el Primer Congreso Internacional de

Liturgia, celebrado en la ciudad de Asís en 1956, el que

subrayó la dimensión pastoral de la liturgia. Y este aspecto

fue el que marcó la constitución SC del Vaticano II. Cabe

recordar, sin embargo, que se llegó a esa conciencia de la

pastoralidad de la liturgia a través del movimiento litúrgico

que se asumió, a nivel magisterial en la Mediator Dei de Pío


1

XII (1947) y de la reforma de la Semana Santa (1955).

La Pastoral Litúrgica, sin dejar de lado el aspecto de

adoración a Dios, que se realiza en la liturgia, toma en

consideración el propter homines, indicando con esta expresión

tanto la adecuación de la celebración al nivel de comprensión

de los fieles cuanto la situación histórica en que viven1.

La naturaleza de la PL (=Pastoral Litúrgica) reside,

también para C. Floristán, en la doble dimensión del culto

cristiano, que es glorificación de Dios y santificación del


hombre: "El Vaticano II, a través de Constitución sobre la

sagrada liturgia, ha afirmado que la liturgia es el 'culto

público íntegro', ejercido por el 'cuerpo místico de

Jesucristo, es decir, la cabeza y sus miembros'; es 'el

ejercicio del sacerdocio de Jesucristo', la obra 'por la que

Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados',

en donde 'los signos sensibles significan y cada uno a su

manera realiza la santificación del hombre' (SC 7).

Evidentemente, el fin último de la liturgia es 'dar culto

a Dios' (SC 59). Pero junto a la 'glorificación de Dios', se

da en la liturgia la 'santificación de los hombres en Cristo'.

De ahí que no sólo nos interese saber qué es el culto o la

liturgia, sino cómo se ejerce este oficio para que el hombre

se santifique mejor"2.

1
. Cfr. LANGGARTNER G., Liturgia Pastorale, en RAHNER K. - KLOSTERMANN
F. - SCHOLD H. - GOFFI T. (ed.), Dizionario di Pastorale, Queriniana, Brescia
1979, 397.

2
. FLORISTAN C. - USEROS M., Teología de la acción pastoral, BAC,
1

Por otra parte no se ha de olvidar que si bien los sacramentos

obran ex opere operato, son, al mismo tiempo, signos de fe

para quien se acerca a ellos y, por consiguiente, suponen de

por sí la fe, la alimentan en la medida de las disposiciones

de quien se acerca a ellos. Por esto, la PL "debe fomentar

tanto la inteligencia de los signos litúrgicos, mediante una

apropiada catequesis, como el compromiso personal a través de

la relación que hay entre culto y vida, entre liturgia y

misión"3.

2. FUNDAMENTOS DE LA PASTORAL LITURGICA

2.1. LA LITURGIA ES ACCION PASTORAL

La liturgia no es una devoción, una mera práctica

sino es fundamentalmente praxis simbólica. C. Floristán

explica bien el sentido de estos términos: "La palabra

liturgia, en griego leitourgia (de laós, pueblo, y ergon,

obra, trabajo), es algo que se hace (urgia); no es discurso

(logia) sino práctica, actividad, acción o praxis. Con razón

se ha traducido por acción sagrada o, si se prefiere, acción

simbólica cristiana. Secundariamente la liturgia es una

enseñanza o disciplina. Tampoco la liturgia es mera devoción,

catequesis u ocasión de compromiso, sino actio. Este concepto

de acción es empleado frecuentemente por los textos

Madrid 1968, 381.

3
. Ibid. 382-383.
1

conciliares, unido a los adjetivos 'eclesial', 'sagrado',

'pastoral' o 'apostólico'. Unas quince veces une el Vaticano

II los términos liturgia y acción para expresar una actividad

cristiana central: la 'acción litúrgica' fundada objetivamente

en la acción de Cristo' en el interior de la 'acción de la

Iglesia'"4.

Hoy se usa preferentemente el término 'praxis' en vez de

práctica, ya que este último término tiene una connotación

bastante negativa (sentido pasivo, formalismo), mientras que


'praxis' indica acción transformadora del hombre y de la

sociedad. La praxis de que se trata en este caso, no es, sin

embargo, la praxis laboral o política sino simbólica: "intenta

cambiar el mundo de las representaciones y comunicaciones a

través de unos símbolos eficaces y de palabras performativas

que constituyen una vida propiamente humana y radicalmente

creyente"5.

2.2. LA PL ES UNA PARTE DE LA ACCION PASTORAL

La SC afirma que la liturgia es culmen y fuente de

la pastoral: "La liturgia es la cumbre a la cual tiende la

actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde

mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan

a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo,

todos se reúnan, alaben a Dios en medio de la Iglesia,

4
. FLORISTAN C., Pastoral Litúrgica, en BOROBIO D., (ed.), La
celebración en la Iglesia, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1985, 540.

5
. Ibid. 540.
1

participen en el sacrificio y coman la cena del Señor. Por su

parte, la liturgia impulsa a los fieles (...) a la apremiante

caridad de Cristo" (SC 10).

Está bien claro en el párrafo citado que existe una

relación recíproca entre evangelización, liturgia y actividad

caritativa y testimonial. Ese texto sugiere una relación

"pericorésica", de circularidad6. Dicha circularidad implica,

según el pensar de los especialistas, que la misma

participación supone una acción evangelizadora y una cierta


vivencia de la fe7.

2.3. LA LITURGIA EXIGE EL EJERCICIO DE UNA PASTORAL

No es suficiente afirmar que la liturgia es

pastoral, puesto que realiza la acción pastoral de

Jesucristo8. Ni siquiera que ha sido por siglos, como dijo

Jungmann, la forma más importante de pastoral9. Lo que

queremos ahora poner en evidencia es que la misma liturgia por

sí sola no llega a expresar su carga formativa ni a comunicar

su virtud santificante. Esta siempre depende de la preparación

de quien interviene en la celebración. Según L. DELLA TORRE

6
. Cfr. MALDONADO L., Liturgia, en FLORISTAN C. - TAMAYO J. J. (ed.),
Conceptos Fundamentales de Pastoral, Cristiandad, Madrid 1983, 580.

7
. Cfr. ROGUET A. M., La Pastoral Litúrgica, en MARTIMORT A. G. (ed.),
La Iglesia en oración. Introducción a la liturgia, 2da. ed., Herder,
Barcelona 1967, 280-282; FLORISTAN C., Pastoral Litúrgica 544-546.

8
. Cfr. FLORISTAN C., Pastoral Litúrgica 541.

9
. DELLA TORRE L., Pastoral Litúrgica, en SARTORE D. - TRIACCA A.
(ed.), Nuevo Diccionario de Liturgia, Paulinas, Madrid 1987, 1577.
1

"la preocupación pastoral se orienta a descubrir la función y

sentido de los elementos litúrgicos en la unidad significativa

de la celebración, a explicarlos, por tanto, en lo que dicen a

la fe y a valorizarlos como momentos y modos de activa una

participación"10.

No nos ha de extrañar, por tanto, que la SC hable de la

necesidad de promover la educación litúrgica y la

participación plena, consciente y activa en las celebraciones

litúrgicas (SC 11, 14, 19, 21, 30, 41, 50, 79, 114).

2.4. LA LITURGIA NO SE REDUCE A LA PL

Para terminar la relación que venimos haciendo entre

liturgia - pastoral - Pastoral Litúrgica, hemos de señalar que

la liturgia no agota "toda la actividad de la Iglesia" (SC 9)

y, en este sentido, la pastoral abarca más que el culto

sagrado.

Entre la liturgia y PL, aunque se relacionan entre sí,

sin embargo también se distinguen. Podríamos decir que la

liturgia está en el orden del ser mientras que la pastoral

litúrgica se coloca en la línea del crecimiento, edificación

del Cuerpo de Cristo. Además la PL, por proceder y seguir a la

misma celebración, se pudiera decir que cubre un ámbito más

amplio que la liturgia11.

10
. Ibid 1579-1580; FLORISTAN C., Pastoral Litúrgica 548.

11
. Cfr. FLORISTAN C., Pastoral lit{urgica 543-544.
1

3. CONCEPTO DE TEOLOGIA PASTORAL LITURGICA

Comencemos diciendo lo que no es la TPL antes de dar unas

definiciones positivas.

La TPL no se ha de reducir a una simple aplicación de

principios teóricos litúrgicos, pues en este caso se

consideraría a la TPL como una ciencia dependiente de la

liturgia, sin consistencia científico-teológica propia.

Tampoco se ha de limitar la TPL al aprendizaje de unas

técnicas para la celebración, pues entonces, en virtud de un


pragmatismo o inmediatismo pastoral, se reduce esta disciplina

a una especie de panacea de todas las situaciones pastorales.

La orientación "práctica" de toda la Teología Pastoral no se

ha de confundir con este peligro constante de inmediatismo y

de búsqueda de recetas pastorales. La TPL no se ha de

confundir tampoco con la ciencia de las rúbricas o ceremonias

o la iniciación a ellas por parte de la comunidad cristiana.

Se limita en este caso la liturgia y la TPL.

Para C. Floristán la TPL tiene como objeto de reflexión

"la acción pastoral realizada por el pueblo de Dios para

edificar el cuerpo de Cristo mediante las acciones eclesiales

del culto cristiano, teniendo en cuenta la situación real de

los hombres"12. Esta definición pone de manifiesto varios

elementos importantes:

- el sujeto de la pastoral litúrgica es el pueblo de

Dios;

12
. FLORISTAN C., Teología Práctica 487.
1

- la finalidad de la pastoral litúrgica es la

"edificación del cuerpo de Cristo", expresando así la

finalidad de la TP, como ha sido definida por Graf;

- señala lo propio de la pastoral litúrgica, el culto

cristiano, en el conjunto de las acciones eclesiales;

- expresa la necesidad de tomar en cuenta en la pastoral

litúrgica la situación de las personas.

L. Della Torre entiende así la TPL: "constituye como un

conjunto de criterios interpretativos (hermenéuticos) tanto


del dato litúrgico como de la situación socio-eclesial, y por

lo tanto como conjunto de normas reguladoras del modo de

celebrar en y con asambleas concretas"13. Un poco más adelante

explicita más completamente la función de la TPL: "Esta se

sitúa entre lo ritual y lo eclesial, no sólo como mediación,

sino interpretando y, en consecuencia, con un análisis de la

situación socio-cultural que se refleja en las asambleas

celebrativas, con un discernimiento de los sujetos que

celebran o de los candidatos a las celebraciones, con

previsiones e iniciativas de lo que el celebrar implica"14.

Pone además de relieve la necesidad de superar el

eclesiocentrismo en la pastoral litúrgica y colocar en el

centro a Cristo: "ahora parece importante la adquisición del

aspecto cristológico para la caracterización de las

celebraciones litúrgicas como formas testimoniantes de la

13
. DELLA TORRE L., Pastoral Litúrgica 1584.

14
. Ibid. 1587-1588.
1

fidelidad de las comunidades eclesiales al proyecto mesiánico

de Jesús"15. Destaco algunos aspectos de esta definición:

. la TPL debe hacer una análisis de la situación socio-

eclesial de la celebración y de quienes intervienen en

ella;

. la TPL está conformada por un conjunto de criterios

hermenéuticos tanto del dato litúrgico cuanto de la

situación socio-cultural;

. es tarea de la TPL buscar las formas de intervenir


dinámicamente en las celebraciones para mejorar su

realización;

. es de notar la observación, pertinente por lo demás, de

que la TPL ha de tomar en seria consideración la

centralidad cristológica de la teología pastoral y

evidenciarla en las celebraciones.

Finalmente transcribo la forma como entiende M. Löhrer la

TPL, que sigue a Rahner fundamentalmente y que coincide con

nuestra propuesta, aunque nos gustaría ver más claramente

expresada la centralidad cristológica para evitar equívocos

reales o no de eclesiocentrismo: "la consideración teológico-

pastoral de la liturgia consiste en desarrollar, mediante el

análisis científico y teológico de la celebración concreta de

culto, los principios y los imperativos de "cómo hoy la

Iglesia se realiza en su culto" (sic M. Löhrer). Para

concretar estos aspectos teológico-pastorales no basta con una

15
. Ibid. 1588.
1

visión teológica de la liturgia, sino que se debe partir de la

liturgia como realización fundamental de la Iglesia.

Evidentemente, hay que tener en cuenta el sentido teológico de

la liturgia que se desprende de las afirmaciones bíblicas. Es

necesario tener también en cuenta el momento concreto de la

celebración, es decir las circunstancias históricas,

teológicamente analizadas para que deduzcamos los modernos

imperativos de la pastoral litúrgica. Además de las exigencias

eclesiológicas que posee la liturgia, derivadas de la Biblia y


de la tradición y concretadas en los libros litúrgicos

adecuados, es necesario tener presente las implicaciones

antropológicas que posee el culto. La liturgia, pues,

presupone un pueblo de Dios estructurado eclesialmente y una

situación concreta con diferentes aspectos antropológicos.

Pero como la liturgia se da en diversas formas, tales como la

eucaristía, los sacramentos y el oficio divino, y la situación

en la que se celebra es compleja, es evidente que los puntos

de vista teológicos y litúrgico-pastorales dan lugar a

imperativos tan variados, que motivan una decisión concreta

para cada celebración16.

4. LOGROS Y DIFICULTADES DE LA PL EN LA EPOCA POSTCONCILIAR

En los años sucesivos al Vaticano II se han hecho

diversas evaluaciones sobre la reforma litúrgica. A los diez

años de la SC, por ejemplo, varios especialistas se

16
. FLORISTAN C. Teología Práctica 486.
1

pronunciaron al respecto17. En estos años se observó la

dificultad de la reforma en una etapa de 'secularización', de

centralidad del compromiso político, de predominio de las

ciencias empíricas sociológicas y psicológicas y de la

difusión de la filosofía del lenguaje18. La evaluación global

que se hacía sobre el camino recorrido, a pesar de las

dificultades encontradas, era fundamentalmente positiva tanto

por la reforma de los Libros Litúrgicos19cuanto por la forma

asumida por las mismas celebraciones: menos rubricistas, más


creativas, más vitales, aunque se reconocía ya entonces que el

margen de libertad dejado era muy poco20y que la gran aporía

existente era la relación fe viva - rito21.

En 1977 se realizó el II Encuentro Latinoamericano de

Liturgia en Caracas y se publicó un documento sobre el proceso

de la reforma litúrgica en América Latina. En él, después de

analizar la situación de la liturgia en el continente, se dan

criterios para alcanzar una auténtica renovación litúrgica,

presentando en las conclusiones unas sugerencias sobre

17
. Cfr. Sacrosanctum Concilium diez años después, en Phase 82 (1974).

18
. Cfr. VAGAGGINI C., Riflessioni in prospettiva teologica sui dieci
anni di riforma liturgica e sulla aporia del problema liturgico in questo
momento, en Rivista Liturgica 1 (1974) 42-44.

19
. Cfr. BUGNINI A., Situación actual de la reforma litúrgica, en Phase
78 (1973) 495-504; VISENTIN P., Incidenza della riforma liturgica nella
impostazione pastorale, en Rivista Liturgica 1 (1974) 73-87.

20
. Cfr. DELLA TORRE L., Per un avvenire della Liturgia a dieci anni del
Vaticano II, en Rivista Liturgica 1 (1974) 100.

21
. Cfr. VAGAGGINI C., Riflessioni 57-71.
1

diversos aspectos de la vida eclesial y su relación con la

liturgia. Entre otras cosas, decían los participantes al

encuentro, que la liturgia debe estar relacionada con el

conjunto de la acción pastoral, inserta en la pastoral de

conjunto22.

La Comisión Episcopal del Departamento del CELAM (DELC)

consideró oportuno hacer una revisión retrospectiva y crítica

de la marcha de la renovación litúrgica en América Latina a

los veinte años de la SC23.


Los análisis de los liturgistas y pastoralistas de A. L.

destacan los siguientes frutos de la renovación litúrgica en

el continente: el paso de una liturgia rubricista y alejada de

la vida a una liturgia más impregnada de contenido y

encarnación en la vida; la revalorización de la Palabra de

Dios; la práctica de la catequesis pre-sacramental del

bautismo; confirmación y matrimonio en la búsqueda de una

mejor preparación a la vida sacramental; el haber tenido en

cuenta en la liturgia renovada la religiosidad popular; avance

litúrgico a través de las CEB; surgimiento de los ministerios

laicales; revisión de los calendarios litúrgicos y fiestas

22
. Documento final del II Encuentro latinoamericano de Liturgia, en
PARDO A. (ed.), Documentación Litúrgica postconciliar. Enchiridion, ed.
Regina, Barcelona 1992, 107-125.

23
. Cfr. BLANCO F., Crónica de la Renovación Litúrgica en América Latina
a los veinte años de promulgada la Constitución 'Sacrosanctum Concilium, en
Medellín 41 (1985) 65-129. Para una visión global de la situación en otros
continentes: cfr. Venti anni di riforma liturgica: bilancio e prospettive, en
Notitiae 220 (1984).
1

propios24.

Según el mismo informe, los retos que enfrenta la

renovación litúrgica en A. L. son los siguientes: queda mucho

por hacer en las lecturas, en los gestos, en la música,en el

arte, etc.; es deficiente la utilización de los medios de

comunicación en la liturgia; se deben superar ciertos riesgos

de instrumentalización de la liturgia ya sea como protesta

(ayunos en la Iglesia para defender una u otra posición) ya

sea la utilización de la misa para cualquier acto cívico-


patriótico-militar, que más que el misterio de Cristo

respalda acontecimientos políticos25.

Una nueva evaluación de la reforma litúrgica del Vaticano

II se ha vuelto a efectuar con ocasión de los veinticinco años

de la SC. Esa evaluación ha sido hecha por varias instancias:

Sínodo Extraordinario de 1985; Magisterio (Juan Pablo II) y

Departamento de Liturgia del CELAM; y reflexión teológico-

litúrgica. El balance general es sumamente positivo, aunque no

han faltado voces críticas no tan favorables26.

Con el fin de tener un cuadro general de la renovación

litúrgica conciliar vamos a hacer referencia a los aspectos

centrales que han sido subrayados por las evaluaciones

anteriormente mencionadas:

24
. Cfr. BLANCO F., Crónica 164-167.

25
. Cfr. ibid. 168-170.

26
. Cfr. RATZINGER J., Informe sobre la fe, BAC, Madrid 1985, 131-148;
también otras opiniones recogidas por FRANQUESA A., El Concilio Vaticano II y
la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, en Phase 167 (1988) 394-399.
1

a) El Sínodo Extraordinario de 1985 y la liturgia

La Relación Final de este Sínodo dedica dos

párrafos a la renovación litúrgica. Considero, sin embargo,

que esos textos, en sí positivos, aunque con señalamientos

críticos, se han de colocar en el marco global de la

valoración positiva que hace esta Relación sobre el Vaticano

II: "Hemos celebrado unánimemente el Concilio Vaticano II como

una gracia de Dios y un don del Espíritu Santo, del que se han

derivado muchísimos frutos espirituales para la Iglesia

Universal y para las Iglesias Particulares. También hemos

verificado unánimemente y con alegría el Concilio Vaticano II

como expresión e interpretación legítimas y válidas del

depósito de la fe, como se contiene en la Sagrada Escritura y

en la viva tradición de la Iglesia. Por ello, hemos

determinado seguir avanzando por el mismo camino que nos

indicó el Concilio. Ha habido entre nosotros pleno

consentimiento de la necesidad de promover el conocimiento y

la aplicación del Concilio tanto en cuanto a la letra como

cuanto al espíritu. De este modo se darán nuevos pasos en la

recepción del Concilio, es decir, en su interiorización

espiritual y en su aplicación práctica"27.

Más en concreto, sobre la liturgia dice el Sínodo del 85:

"La renovación litúrgica es el fruto más visible de toda la

obra conciliar. Aunque existieron algunas dificultades,

27
. Relación Final del Sínodo Extraordinario de 1985, en Vaticano II.
Documentos, 41a. ed., BAC, Madrid 1986, 700.
1

generalmente ha sido aceptada por los fieles con alegría y con

fruto. La innovación litúrgica no puede restringirse a las

ceremonias, ritos, textos, etc., y la participación activa,

tan felizmente aumentada después del Concilio, no consiste

sólo en la actividad externa, sino en primer lugar, en la

participación interna y espiritual, en la participación viva y

fructuosa del misterio pascual de Jesucristo (cf. SC 11).

Precisamente la liturgia debe fomentar el sentido de lo

sagrado y hacerlo resplandecer. Debe estar imbuída del


espíritu de reverencia y de glorificación de Dios"28. El Sínodo

recomienda: un mayor conocimiento de la teología de la

liturgia de parte de los futuros sacerdotes; la realización de

catequesis mistagógicas y la explicación, de parte de los

obispos, de los fundamentos teológicos de la disciplina

sacramental y de la liturgia y no únicamente la corrección de

abusos29.

b) La Carta Apóstolica de Juan Pablo II "Vicesimus

quintus annus"

No es mi propósito hacer una presentación de

todos los temas desarrollados por Juan Pablo II en este

documento. Unicamente nos detenemos en dos de ellos: la

aplicación concreta de la reforma y el futuro de la renovación

litúrgica:

28
. Ibid. 709.

29
. Cfr. ibid.
1

- Aplicación concreta de la reforma

El Papa reconoce que habido dificultades en la

aplicación de la reforma litúrgica (tendencia a privatizar el

ámbito religioso, cierto rechazo de toda institución,

dificultad del paso de una mera asistencia a una participación

más plena y activa, etc.). Esto ha conducido a unos a acoger

los nuevos libros con cierta indiferencia; otros se han

encerrado en las formas litúrgicas anteriores y otros han

promovido innovaciones fantasiosas, alejadas de las normas


dadas por la Sede Apostólica y por los Obispos30.

El Papa hace una enumeración de los resultados positivos

de la reforma litúrgica: la renovación litúrgica es

considerada como el paso del Espíritu en la Iglesia; da

gracias por la mayor presencia de la Palabra de Dios; por el

esfuerzo para traducir la Biblia, el Misal, los otros libros

litúrgicos; por la mayor participación de los fieles; por los

ministerios desempeñados por los laicos; por la vitalidad que

tantas comunidades cristianas reciben de la liturgia31.

El Papa también hace mención de algunas aplicaciones

erróneas de la reforma litúrgica: "Se constatan a veces,

omisiones o añadiduras ilícitas, ritos o cantos que no

favorecen la fe o el sentido de lo sagrado, abuso entre la

práctica de la absolución colectiva, confusionismos entre

30
. Cfr. JUAN PABLO II, Vicesimus Quintus Annus, en Phase 172 (1989)
336-337).

31
. Ibid. 337.
1

sacerdocio ministerial, ligado a la ordenación y el sacerdocio

común de los fieles, que tiene su propio fundamento en el

bautismo. No se puede tolerar que algunos sacerdotes se

arroguen el derecho de componer plegarias eucarísticas o

sustituir textos de la Sagrada Escritura con textos profanos.

Iniciativas de este tipo, lejos de estar vinculadas a la

reforma litúrgica en sí misma, o a los libros que se han

publicado después, la contradicen directamente, la desfiguran

y privan al pueblo cristiano de la riquezas auténticas de la


liturgia de la Iglesia. Compete a los Obispos corregirlas, ya

que la reglamentación de la liturgia depende del Obispo según

el derecho (SC 22, 1) y de él 'deriva y depende en cierto modo

la vida en Cristo de sus fieles' (SC 41)32.

- El futuro de la renovación

Cuatro son los aspectos que hay que considerar

en vista al futuro:

. la formación bíblica y litúrgica

Sin ella no se puede esperar que se dé una

participación plena, consciente y activa;

. la adaptación

Este criterio ya había sido enunciado en la SC 39. La

adaptación de las lenguas ha sido rápida. Queda por hacer el

encarnación de la liturgia en algunas culturas, quedando a

salvo la unidad sustancial del rito romano;

. responder a los nuevos problemas

32
. Ibid. 337-338.
1

Entre ellos recordamos algunos: las funciones de los

diáconos casados; las funciones de los laicos en la misma

liturgia; las celebraciones litúrgicas para niños, para

jóvenes, para minusválidos, etc.;

. liturgia y piedad popular

Se ha de buscar un equilibrio entre ambas, de tal forma

que una pastoral litúrgica auténtica se apoye en las riquezas

de la piedad popular, purificándolas y orientándolas hacia la

liturgia33.
c). III Encuentro Latinoamericano de Liturgia34

El Departamento de Liturgia del CELAM hizo esta

evaluación en la reunión de Bogotá del 1-4 de agosto 1989. El

Documento de estas sesiones aborda los temas siguientes:

. La celebración litúrgica:

Las celebraciones litúrgicas se han renovado

positivamente: crecimiento en la participación activa del

pueblo; el ejercicio de distintos ministerios litúrgicos; uso

de la lengua vernácula que ha posibilitado una mejor

comunicación, especialmente en la escucha de la Palabra de

Dios; la celebración ha ayudado a crecer la unidad y comunión

especialmente en las comunidades eclesiales, tanto de base

como pequeñas.

Entre las deficiencias indicaban: celebraciones

33
. Cfr. ibid. 341. Para todo este argumento p. 338-340.

34
. III ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE LITURGIA, Documento Final, en
Boletín Celam, Separata 251 (1993) 3-20.
1

rutinarias, con poca preparación y a veces manipuladas; las

rúbricas nuevas se han seguido interpretando casuísticamente y

no en su nueva dimensión simbólica y educativa;

desconocimiento de las riquezas y posibilidades que ofrecen

los nuevos libros litúrgicos para la adaptación y variación;

visión a veces más ritualista que vivencial, desconexión de

liturgia y vida; en ocasiones la música que se emplea en la

liturgia es folklórica o comercial, "santificada" por un texto

de contenido más o menos religioso; descuido del valor de los


signos o gestos.

. Inculturación y adaptaciones

Hay logros significativos en el camino de inculturación

de la liturgia: la traducción a lenguas nativas de los Libros

litúrgicos; experiencias significativas en algunas iglesias

locales, que han incorporado a la liturgia gestos y símbolos

de las culturas nativas; la música en la liturgia que expresa

el carácter festivo de los pueblos con aires, ritmos y

cadencias del folklor propio; esfuerzos para lograr unir fe-

vida.

Los aspectos que retardan la inculturación son: carencia

de peritos en antropología, psicología, etnología, lingüística

y otras disciplinas que investigan las distintas culturas con

el fin de ofrecer orientaciones a la Pastoral Litúrgica;

primacía de las culturas dominantes en la concepción y

práctica de la liturgia; cierta desconfianza y excesiva

prudencia en el tratamiento pastoral de la religiosidad


1

popular; superficialidad en el modo de concebir el significado

profundo de la inculturación-adaptación; creer que adoptando

el ropaje de las culturas, se hace inculturación-adaptación;

no se ha tenido en cuenta, en la profundidad deseada, el

significado del simbolismo que emplean las distintas culturas

para relacionarse con Dios, con los demás, con la naturaleza.

. Formación

En los inicios de la renovación litúrgico surgió un

fuerte deseo de conocer los documentos de parte del clero y de


los laicos, pero el ideal previsto y deseado está todavía muy

lejos de alcanzarse. No siempre se constata un buen nivel de

formación litúrgica de sacerdotes y laicos. Muchos pastores no

son auténticos celebrantes y carecen de adecuada formación

litúrgica. No se ha hecho el esfuerzo suficiente para llevar a

cabo las adaptaciones previstas en los libros litúrgicos, con

detrimento de la participación de los fieles. En el canto y

la música se nota un gran vacío de auténticas composiciones

basadas en la Escritura y en la Liturgia. Hay cristianos que

todavía no entienden lo que celebran, no se integran en la

comunidad y carecen de los conocimientos básicos de la

Liturgia para poder penetrar en el Misterio que ella celebra.

. Organismos y organizaciones

Los participantes reconocen el esfuerzo de la

Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los

Sacramentos, también de las Conferencias Episcopales y del

Dpto. de Liturgia del CELAM (DEL). Se invita, sin embargo, a


1

que las Conferencias Episcopales que no tengan creadas las

comisiones nacionales que las integren. Al DEL se le pide una

mayor ayuda con documentos y subsidios para promover la

liturgia a nivel continental.

. Problemática vida-liturgia, liturgia-vida

La comunidad cristiana que celebra su liturgia está

inserta en la historia social, política, económica, cultural y

religiosa de un pueblo y de una nación. Particular relieve le

dan los participantes en este congreso a la adveniente cultura


y a su impacto en la liturgia, que provoca en muchos una

sensación de vacío, el desdibujamiento de viejas tradiciones

del pueblo y el surgir confuso y a veces caótico de

inquietudes y vivencias religiosas. Como síntesis de la nueva

sensibilidad que debe inspirar a la Pastoral Litúrgica,

transcribo estas expresiones del Documento del III Encuentro

de Liturgia: "El ambiente cultural que hoy vivimos: la

tecnología, por ejemplo, con el desarrollo de las ciencias de

la comunicación, la antropología, la revalorización del

lenguaje simbólico y ritual, etc., el arte, la arquitectura,

el acondicionamiento del espacio son también realidades que

están interpelando y deben ser asumidas conscientemente por

las comunidades que celebran el Misterio Pascual de Cristo"35.

d) Algunas valoraciones teológico-litúrgicas

Los estudios son abundantes. No todos tienen

35
. Ibid. 18.
1

el mismo valor y tienen incluso enfoques variados36.

No deseo reiterar muchísimos de los aspectos positivos,

que a lo largo de las sucesivas evaluaciones de la reforma se

han hecho. Únicamente indico aquellas tareas pendientes para

el próximo futuro:

. la adaptación cultural de la liturgia

Lo logrado en este campo ha sido muy exiguo y no parece

que en el próximo futuro se puedan dar muchos pasos en este

sentido37;
. Liturgia y piedad popular

A esta relación no se la prestado suficiente atención

en la reforma litúrgica. De ahí que algunos mantengan la

piedad popular totalmente separada de la liturgia y otros le

otorguen una importancia indebida en menoscabo de la misma

liturgia38;

. La ministerialidad litúrgica

Este es otro campo en el que la comunidad eclesial y la

teología ha caminado bastante en la época postconciliar y que

desborda lo dicho en la "ministeria quaedam" de Pablo VI. El

36
. Cfr. CASTELLANO J., El futuro de la renovación litúrgica impulsada
por la Constitución Sacrosanctum Concilium, en Revista Española de Teología 1
(1989) 5-33; DE CRERCK P., L'evoluction de la réforme liturgique. Essai
d'analyse, en Communautes et Liturgies 2-5 (1987) 167-174, FRANQUESA A., El
Concilio Vaticano II y la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, en Phase
167 (1988) 383-414; FISHER B., A los veinticinco años de la Constitución de
Liturgia. La recepción de sus principios fundamentales, en Phase 170 (1989)
89-103.

37
. Cfr. CASTELLANO J., El futuro 14-16; FRANQUESA A., El Concilio
Vaticano II 411.

38
. Cfr. CASTELLANO J., El futuro 16-17.
1

Sínodo del 87 remitió al Papa el estudio de este problema. En

espera de un documento al respecto, nos auguramos que recoja

la vitalidad y reflexión actual de la Iglesia Universal39.

Concluyendo. La reforma se quedaría en aspectos todavía

externos si no se acometieran otros aspectos más esenciales y

permanentes: la renovación de la asamblea litúrgica, el

ejercicio multiforme ministerial en la asamblea, la mistagogia

litúrgica, la conexión vital-histórica entre celebración y

testimonio cristiano. Todo un reto para los años venideros40

5. LOGROS Y DIFICULTADES DE LA PL EN CENTROAMERICA

En el curso se hizo un trabajo de grupos para reflexionar

sobre la reforma litúrgica en Centroamérica. Prevaleció una

valoración positiva, aunque se indicaron algunos problemas y

se vislumbraron varios desafíos para el futuro. A continuación

reporto los resultados globales de esa evaluación:

Se pusieron de relieve, como aspectos positivos: la mayor

preparación, conciencia y participación del pueblo y del

celebrante en la liturgia; la aparición de ministerios

laicales y equipos litúrgicos parroquiales; mayor acceso a la

liturgia a través de las lenguas nativas; acercamiento de la

Palabra de Dios al pueblo; celebraciones litúrgicas más

expresivas por un mayor cuidado en los signos; diversidad en

el tipo de celebraciones; y, canto litúrgico más logrado.

39
. Cfr. ibid. 17-18.

40
. Cfr. ibid. 18-31.
1

Entre las dificultades encontradas se citaron: la

persivencia de formas clericalistas, ritualistas y un cierto

romanismo en la liturgia; no siempre ha correspondido a la

mayor participación en la liturgia una mejor comprensión por

falta de catequesis, por ejemplo, el confundir celebrar con

presidir la acción litúrgica; varias fiestas del calendario

litúrgico centroamericano parecen fuera del contexto por no

haberse adaptado el calendario universal; las Conferencias

Episcopales no han elaborado unos Libros Litúrgicos propios


para C. A.; la religiosidad popular, para unos no es

respetada, que otros decían que observaban una cierta

oposición entre las celebraciones populares y las litúrgicas,

incluso afirmaban otros un cierto sincretismo; el uso de

música inapropiada para las celebraciones litúrgicas y

acaparación del coro de los cantos de las celebraciones.

Varios grupos resaltaron la deficiencia en la inculturación de

la liturgia, como uno de los problemas que afectaba a otros

muchos.

En las tareas para el futuro se insistía en la formación

litúrgica tanto del clero como de los laicos; la creación de

grupos litúrgicos; la elaboración de planes parroquiales y

diocesanos sobre la acción litúrgica e, incluso, la formación

de una Comisión Litúrgica Centroamericana. Reiteradas veces

salió a relucir la necesidad de una mayor inculturación en la

liturgia, la atención que debía prestarse a la religiosidad

popular y la mayor conexión entre liturgia y vida.


1

LA REFORMA Y FOMENTO DE LA LITURGIA SEGUN EL VATICANO II

1. FUNDAMENTOS TEOLOGICOS DE LA CONSTITUCION DE LITURGIA

Sigo en este tema a C. Vagaggini41. Expone este autor

41
. VAGAGGINI C., Ideas fundamentales de la Constitución, en BARAUNA G.
1

varios principos teológicos que están en la base de la SC:

. Eclesiología de comunión

En la SC prevalece una eclesiología comunional42,

muy diversa de la socio-jurídica.

El cuadro general en que se ha de comprender esta

eclesiología de comunión es el concepto teándrico de Iglesia,

a semejanza con la estructura del Hijo de Dios encarnado del

cual la Iglesia es su cuerpo. El nro. 2 de la SC explica que

comunión de vida y aspecto socio-estructural ritual son


coesenciales en la Iglesia, de tal modo que en ella lo humano

se subordina a lo divino, y éste se sirve de lo humano para

comunicarse y transformar lo humano en humano-divino.

. Historia salutis

El planteamiento histórico salvífico aparece como

una

novedad en la SC. No sólo porque la manera de comprender la

liturgia se mueve en esta perspectiva (nros. 5-8), sino porque

explícitamente se deseó que llegase a asumirse esa línea (nro.

16).

. Misterio Pascual

El Misterio Pascual es todo esto en un todo

inseparable: el Hijo de Dios encarnado, muerto y resucitado,

(ed.), La Sagrada Liturgia Renovada por el Concilio, Stvdivm, Madrid 1965,


151-191; ID., Riflessioni 35-39.

42
. Cfr. OÑATIBIA I., La eclesiología de la Sacrosanctum Concilium, en
Notitiae 207 (1983) 648-660.
1

ahora Kyrios glorioso que conduce el mundo - como único

mediador y distribuidor de la vida divina de la cual está

lleno - mediante su humanidad, comprendido, a su modo, su

cuerpo ahora glorioso, para hacer pasar los hombres o hacerlos

pasar siempre más de la muerte total a la vida total,

asimilándolos a sí mismo ante todo en la Iglesia y en los

sacramentos - hasta la resurrección gloriosa y así reconducir

todo el cosmos al Padre.

. Sacramento
Cristo es sacramento fontal. La Iglesia es

sacramento general de salvación en Cristo, sacramento general

que se expresa y se realiza en sus siete ritos mayores y,

sobre todo, en la Eucaristía (SC 5-7).

. Fe - Palabra - Sacramento

Hay un esfuerzo general en la SC para inculcar que

el sacramento salvífico no es ni la fe sola, ni la caridad

sola, esto es, sin relación a los ritos sacramentales queridos

por Dios. El sacramento salvífico no es ni siquiera el solo

rito que no está animado de la fe-caridad. La simbiosis vital

de fe-caridad y de rito conforma el sacramento salvífico. De

ahí la parte esencial dada en la SC a la proclamación y

explicación de la palabra de Dios (lecturas bíblicas,

homilía), a la lengua viva, a las moniciones, a la estructura

fácilmente comprensible de los ritos, a la adaptación de la

liturgia a la índole y cultura de los pueblos, a la catequesis

y a la evangelización previas.
1

. El concepto de celebración plena

El Vaticano II presenta el concepto de celebración

plena en reacción al concepto o conciencia satisfecha con el

validismo. La liturgia se realiza en la celebración total. La

celebración connatural a la que debe tenderse es la

celebración plena: alma y cuerpo, individuo y comunidad

comprometidos cada quien según su modo (SC 11).

. Celebración diferenciada

Se halla en la SC una visual contra la uniformidad


mecánica, la cual no tiene en cuenta tantas situaciones

diversas de las comunidades que celebran. La SC permite un

cierto margen (tímido) de poderes concedidos a las

Conferencias Episcopales para inserciones y composiciones para

algunas circunstancias; apertura también tímida, para

adaptaciones más profundas según las áreas culturales,

lingüísticas, especialmente en países de misión. Se habla de

experimentos, aunque por tiempo limitado.

. La visión orgánico-jerárquica de las diversas

dimensiones de la Eucaristía

Las diversas dimensiones son: Eucaristía-sacrificio

convivial o convivio sacrificial; Eucaristía-sacramento: culto

de la presencia real. La celebración integral de la

Eucaristía, en primer lugar como convivio sacrificial, es

considerada como culmen y fuente de la vida eclesial.

2. ASPECTOS PASTORALES DE LA SC
1

La intencionalidad pastoral del Concilio Vaticano II

(mejorar cuantitativa y cualitativamente la vida cristiana,

adaptar al tiempo actual las instituciones que están sujetas a

cambio y promover la causa ecuménica) orienta la

intencionalidad de la reforma y fomento de la liturgia (SC 1-

2).

El Vaticano II indica los principios que han de guiar la

reforma y fomento de la liturgia (SC, cap. I):

. La naturaleza de la liturgia (SC 5-13).


Al respecto es útil recordar lo que afirma el nro. 7 de

SC: "se considera la liturgia como el ejercicio del sacerdocio

de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y,

cada uno a su manera, realizan, la santificación del hombre; y

así, el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y

sus miembros, ejercen el culto público íntegro. En

consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de

Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción

sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y

en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la

Iglesia" (SC 7).

La Liturgia, aunque no agota toda la actividad de la

Iglesia, pues para participar en ella se requiere la fe y la

conversión (SC 9), sin embargo es "la cumbre a la cual tiende

la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de

donde mana toda su fuerza" (SC 10).

La pastoral en relación a la Liturgia, para asegurar su


1

eficacia debería conducir a los fieles para que participen

"consciente, activa y fructuosamente" y no será suficiente la

observación de las leyes para la celebración válida y lícita

(SC 11).

Se ha de hacer notar además que la participación en la

liturgia no abarca la totalidad de la vida espiritual (SC 12)

y, por ello, la Iglesia recomienda los ejercicios piadosos,

aunque se han de organizar "teniendo en cuenta los tiempos

litúrgicos, de modo que vayan de acuerdo con la Sagrada


Liturgia, en cierto modo deriven de ella y a ella conduzcan al

pueblo, ya que la Liturgia por su naturaleza está muy por

encima de ellos" (SC 13).

. Necesidad de promover la educación litúrgica y la

participación activa

En la reforma y fomento de la Liturgia se ha de

tener en cuenta la participación plena, consciente y activa de

todo el pueblo y a ello se ha de encaminar la actuación

pastoral (SC 14). Esto exige sea la formación litúrgica del

clero (SC 14, 15, 16, 18) sea también de los fieles para que

dicha participación sea "interna y externa" (SC 19).

. Reforma de la Liturgia

Dicha reforma, que quiere ser "general" se basa en

que en la liturgia existen elementos sujetos a cambio junto a

otros inmutables (SC 21). En esa reforma "los textos y los

ritos se han de ordenar de tal manera que expresen con mayor

claridad las cosas santas que significan y, en lo posible, el


1

pueblo cristiano pueda comprenderlas fácilmente y participar

en ellas por medio de una celebración plena, activa y

comunitaria" (SC 21). Para esto se establecen:

a) Normas generales

1ra.: La reglamentación de la Sagrada Liturgia es

de competencia exclusiva de la Santa Sede, Conferencias

Episcopales, Obispo (SC 22). Se menciona incluso la

prohibición de quitar o añadir nada en la liturgia, aunque sea

sacerdote (cfr. ibid.).


2da.: con el fin de conservar la sana tradición y

abrirse a un progreso legítimo en la reforma litúrgica debe

preceder siempre una concienzuda investigación teológica,

histórica y pastoral. Dice la SC que "no se introduzcan

innovaciones si no lo exige una utilidad verdadera y cierta de

la Iglesia y sólo después de haber tenido la precaución de que

las nuevas formas se desarrollen, por decirlo así,

orgánicamente, a partir de las ya existentes" (SC 23).

3ra.: para el progreso y adaptación de la

Liturgia se ha de fomentar el amor a la Sagrada Escritura (SC

24).

4ta.: se han de revisar los libros litúrgicos con

la asesoría de expertos y la consulta a los obispos de

diversas regiones del mundo (SC 25).

b) Normas derivadas de la índole de la Liturgia como


1

acción jerárquica y comunitaria

1ra.: dado que las acciones litúrgicas no son

acciones privadas sino de toda la Iglesia (SC 26), "siempre

que los ritos, cada cual según su naturaleza propia, admitan

una celebración comunitaria con asistencia y participación

activa de los fieles, incúlquese que hay que preferirla, en

cuanto sea posible, a una celebración individual y casi

privada" (SC 27).

2da.: Cada quien, ministro o fiel, ha de


desempeñar en la celebración litúrgica todo y sólo aquello que

le corresponde por la naturaleza de la acción y las normas

litúrgicas (SC 28).

c) Normas derivadas del carácter didáctico y

pastoral de la liturgia

La liturgia, además de ser culto a Dios, contiene

también una gran instrucción para el pueblo y ésta se alimenta

en su fe. Por ello, la reforma litúrgica ha de tomar en

cuenta:

1ra.: que los ritos sean sencillos, breves,

claros, evitando repeticiones inútiles; adaptados a la

capacidad de los fieles y sin necesidad de muchas

explicaciones (SC 34).

2da.: con el fin de que se observe la conexión

entre palabra y rito: 1) debe haber lecturas de la Sagrada

Escritura más abundantes, más variadas y más apropiadas; 2)


1

realícese el ministerio de la predicación en el momento más

apto del rito; 3) incúlquese la catequesis litúrgica y si son

necesarias ténganse breves moniciones para los ritos; 4)

foméntense las celebraciones de la palabra de Dios en las

vísperas de las fiestas más solemnes, en las ferias de

adviento y cuaresma y días festivos en los lugares donde no

haya sacerdote (SC 35).

3ra.: el siguiente párrafo, uso del latín, es un

caso donde se puede observar que la intencionalidad de la


reforma se ha visto desbordada por las realizaciones

ulteriores y donde ha prevalecido el criterio de la "utilidad

para el pueblo" (SC 36).

d) Normas para adaptar la liturgia a la mentalidad y

y tradiciones de los pueblos

1ra.: la Iglesia no pretende imponer la

uniformidad en la liturgia (SC 37). Por el contrario, se

admitirán variaciones y adaptaciones según los diversos

pueblos y regiones (SC 38).

2da.: ese esfuerzo de adaptación se hará de

acuerdo a la competente autoridad eclesiástica (SC 39, 40),

exigiendo en ocasiones experiencias previas y la colaboración

de peritos (SC 4O).

3ra.: La SC advierte la importancia que se le ha

de dar a la celebración litúrgica, especialmente eucarística,

en torno al obispo (SC 42, 43), aunque no siempre puede

presidir personalmente toda la comunidad y, por esto, erige


1

comunidades presididas por un sacerdote, que hace las veces

del obispo.

Se ha de trabajar para que florezca el sentido

comunitario parroquial (SC 42).

Para el fomento de la PL se recomienda que se instituya,

donde sea posible, una Comisión de Liturgia (SC 43, 44, 45) y

donde se pueda también Comisiones de Música y Arte Sacro.


1

LA CELEBRACION LITURGICA

La celebración litúrgica puede ser analizada desde

múltiples perspectivas (etimológica, teológica, descriptiva)43,


desde el punto de vista teológico-pastoral nos interesa la

descripción fenomenológica de la celebración litúrgica en la

triple dimensión analítico-normativo-estratégica.

En este capítulo partimos de los supuestos de la

celebración litúrgica (asamblea, funciones en la asamblea,

espacios o lugares de la celebración y tiempos de la misma

celebración). En un segundo momento desarrollamos las

estructuras fundamentales de la celebración (verbal-simbólica

y dialogal). En un tercer momento estudiamos los elementos

esenciales de toda celebración (Palabra, cantos, oraciones,

símbolos y ritos). Concluimos con una visión global y

sintética del contenido de la celebración (el Misterio

Pascual).

43
. Sobre el tema cfr. LOPEZ MARTIN J., "En el Espíritu y la verdad",
Secretariado Trinitario, Salamanca 1987, 201-227; MALDONADO L., La
celebración litúrgica: Fenomenología y Teología de la celebración, en BOROBIO
D. (ed.), La celebración en la Iglesia, Vol. I, 205-258; SODI M.,
Celebración, en SARTORE D. - TRIACCA A. (ed.), Nuevo Diccionario de Liturgia,
333-353.
1

1. LA ASAMBLEA LITURGICA44

Ante todo, la celebración cristiana es una reunión. La

terminología antigua destacaba bien este aspecto: synéleusis

(Justino), synagogé (St 2, 2), coetus, congregatio

(Tertuliano), convocatio, collecta (S. Jerónimo), processio

(Tertuliano), synaxis, synerjomai, convenire, congregari

(Orígenes, Cirilo de Jerusalén, Ignacio de Antioquía). El

término que predominará será, sin embargo, el de ekklesía.

Se trata además de una reunión que tiene carácter


festivo. Así se expresaba S. Juan Crisóstomo: "Aunque la

cincuentena (Pentecostés) ha pasado, la fiesta no ha pasado.

Toda asamblea es una fiesta. Lo prueban las palabras de Cristo

que dicen: donde dos o tres estén reunidos en mi nombre allí

estoy yo. La mayor prueba de que es fiesta la tenemos en esta

presencia de Cristo en medio de los fieles reunidos"45.

Una consecuencia que se deduce de lo anterior es que la

celebración litúrgica es celebración de la asamblea, de la

ecclesía. Todos han de estar comprometidos en ella. La SC 26

dice al respecto: "Las acciones litúrgicas no son acciones

privadas (particulares) sino celebraciones de la Iglesia que

es sacramento de unidad, es decir, pueblo santo, congregado y

ordenado bajo la dirección de los obispos. Por eso pertenecen

a todo el cuerpo de la Iglesia, lo manifiestan e influyen en

44
. Cfr. CUVA A., Asamblea, en Nuevo Diccionario de Liturgia 165-181;
LOPEZ MARTIN J., En el Espíritu 229-252; MALDONADO L., La celebración
litúrgica 207-216.

45
. MALDONADO L.,La celebración litúrgica 208-209.
1

él. Atañen a cada uno de los miembros de modo diverso, según

la diversidad de órdenes, funciones y participaciones actuales

(SC 16)"46.

La asamblea cristiana, por tanto, no es una reunión

festiva cualquiera; es expresión, concretización, signo de la

Iglesia y en cuanto tal posee algunos rasgos más específicos:

ha de ser una asamblea creyente (apostólica); abierta

(católica); reconciliada (una); activa o dinámica (santa).

a) Asamblea creyente
Las personas que se reúnen profesan-viven la fe en

Jesucristo Hijo del Padre, presente mediante el Espíritu. La

LG dice lo siguiente: "La Iglesia de Cristo está

verdaderamente presente en todas las asambleas

("congragationibus") locales de los fieles legítimamente

reunidos alrededor de sus pastores y que el Nuevo Testamento

llama iglesias. Porque allí donde ellas se encuentran, se

encuentra el pueblo nuevo llamado por Dios en el Espíritu

Santo y con plena fuerza (1 Tes 1, 5). En medio de esas

asambleas por pequeñas y pobres que sean, por más en la

diáspora que vivan, Cristo está presente, ese Cristo en cuya

fuerza se congrega la Iglesia, una, santa, católica y

apostólica" (LG 26).

L. Maldonado menciona algunas consecuencias que se

derivan cuando la asamblea no es de creyentes auténticos:

"Cuando no hay una fe real, el venir a la reunión de la


46
. Ibid. 209-210; PISTOIA A., L'assemblea come soggetti della
celebrazione, en Rivista Liturgica 4 (1985) 428-431.
1

asamblea litúrgica tiene poco sentido. Denota a lo más un

conformismo sociológico. No se 'entrará en el juego' de la

implicación participativa necesaria, no se asumirá el papel de

ser sujeto activo. Se contribuirá a ese clima letárgico de la

pasividad, inercia, aburrimiento que predomina en diversas

iglesias"47.

b) Asamblea abierta

Una característica de la asamblea cristiana ha de

ser su carácter "abierto", signo de la universalidad del amor


del Padre. No ha de estar reservada a minorías o élites de

cualquier tipo. La reunión litúrgica ha de manifestar que la

Iglesia es Pueblo de Dios unido fraternalmente por encima de

los motivos de separación. L. Maldonado y otros incluyen en

esta característica la heterogeneidad de la comunidad

cristiana, que si se entiende incorrectamente podría conducir

a excluir cualquier tipo de celebración que no presente rasgos

de heterogeneidad (por ej., eucaristía de jóvenes, de niños,

etc.; de grupos en retiros o de eucaristías con grupos de un

movimiento determinado, etc.)48.

c) Asamblea reconciliada

San Juan Crisóstomo decía: "La Iglesia ha sido hecha

no para dividir a los que reúne sino para unir y juntar a los

que están divididos. Eso es lo que significa asamblea"49.

47
. MALDONADO L., La celebración 211.

48
. Cfr. ibid. 212-213.

49
. Ibid. 213.
1

Siempre habrá que cuidar que nadie se sienta extraño,

forastero o marginado en la celebración.

d) Asamblea activa

Con el término "activa" se desea indicar la

fidelidad al Espíritu que santifica y dinamiza la comunidad.

Actividad y santidad son dos aspectos interrelacionados de la

actividad del Espíritu50.

2. FUNCIONES EN LA CELEBRACION

"La asamblea litúrgica -dice L. Maldonado - es un grupo


estructurado. Es una comunidad reunida pero nunca de modo

masificado. No es masa ni público. Se articula en torno a

diversas, específicas actividades repartidas entre sus

diversos miembros. Son como roles diferentes que ejecutan los

diferentes subgrupos o individuos del macrogrupo comunitario

(asamblea) de acuerdo con el fin general y global de la

celebración. Es como un cuerpo con diversos órganos al

servicio de las diversas funciones que contribuyen al bien del

conjunto"51.

a) Ministerio de presidencia52

Se obtiene este ministerio no por delegación de la

comunidad ni por méritos propios, sino por el sacramento del

50
. Ibid. 214.

51
. Ibid. 217; también LODI E., Ministerio-Ministerios, en SARTORE D. -
TRIACCA A. (ed.), Nuevo Diccionario de Liturgia 1273-1292.

52
. Cfr. SECRETARIOS GENERALES DE PASTORAL LITURGICA DE EUROPA,
Presidencia Litúrgica y Formación para el ministerio, en Phase 191 (1992)
413-431. Se tienen muchísimas e interesantes indicaciones sobre el tema.
1

orden. El presidente por autonomasia es el obispo como pastor

de la Iglesia particular y en un sentido amplio y como

colaborador del obispo lo es también el sacerdote. Nos vamos a

referir al presidente, sin más, teniendo en cuenta esta

distinción previa.

En virtud de la ordenación el presidente puede ejercer

los gestos presidenciales, recitar las oraciones

presidenciales, dirigir el conjunto de la acción celebrativa,

ser responsable de su ritmo, de su autenticidad, así como de


la designación última de las personas encargadas de otras

funciones, de su preparación, etc. Dicha coordinación no se

logrará si no sesionan para preparar todo adecuadamente.

El rol de presidir es funcional y místico a la vez. El

presidente, por una parte, ha de obtener la unidad, armonía y

coordinación de la celebración para que la comunidad asuma lo

más plenamente posible la acción litúrgica. Por otra parte, el

sacerdote actúa "in persona Christi" e "in nomine ecclesiae".

En este segundo sentido es servidor de los hermanos a la

manera de Cristo. El arte de presidir reside en conjugar

correctamente estos dos roles53.

b) Otros ministerios

Una persona que ayuda en el servicio de la lectura,

de la oración, de la comunión y del buen orden de la asamblea

53
. Cfr. ibid. 217-218; PISTOIA A., L'assemblea 431-435. Muchos detalles
de la función de la presidencia los presenta RAINOLDI F., La presidenza nella
celebrazione, en Rivista Liturgica 4 (1985) 436-454.
1

es el diácono54.

Se han de recordar además otros ministerios instituidos:

lectorado y acolitado55, que son auténticos ministerios

laicales. Las atribuciones de cada uno de esos ministerios

están marcadas ahí mismo.

Existen también ministerios no instituidos, por ej. el

ministerio extraordinario de la comunión56 y otros ministerios

o servicios (monitor, cantor, salmista, coro, animador del

coro, etc.).
L. Maldonado hace una observación que conviene tomar en

cuenta: "Lo que es evidente es, en primer lugar, que el

presidente no puede absorber todos los roles convirtiéndose en

el hombre 'orquesta'. En segundo lugar es igualmente claro que

tampoco puede él o la comunidad confiar cualquier servicio a

cualquier persona. Hay que exigir una actitud de

disponibilidad, servicio, testimonio cristiano y, luego, una

competencia, una preparación. Especialmente el lector y el

cantor deben conocer las técnicas de expresión y comunicación

propias de su actividad. De ahí que estos servicios deban ser

realizados por ministros estables"57.

54
. Cfr. LG 29; PABLO VI, Ad pascendum, en Enchiridion Vaticanum, Vol.
IV, Dehoniane 1978, Bologna 1978, 1118-1131.

55
. Cfr. PABLO VI, Ministeria quaedam, en Enchiridion Vaticanum, Vol.
IV, 1106-1117.

56
. Cfr. SACRA CONGREGATIO DE DISCIPLINA SACRAMENTORUM, Inmensae
caritatis,en Enchiridion Vaticanum, Vol. IV, 1212-1225.

57
. MALDONADO L., La celebración litúrgica 221.
1

3. ESPACIOS CELEBRATIVOS

El templo, al comienzo del cristianismo, fue llamado no

iglesia, sino "casa de la iglesia", "domus ecclesiae" y sólo a

través de esa mediación es lugar de la presencia divina. Sólo

por ser la asamblea casa, morada de Dios, lo es también el

edificio, el templo. De ahí el cambio de nombre "iglesia", que

se transfiere de la asamblea a los muros materiales 58. Esta

afirmación primordial no ha de rebajar tanto el templo que


éste venga a ser considerado algo meramente funcional y se

asemeje cada vez más a una sala de reuniones, de conferencias.

Ha de expresar también el simbolismo que encierra la asamblea

reunida. Será de gran importancia el organizar y distribuir

bien los espacios, cuidar la acústica, la visibilidad, la

iluminación, las zonas de los diversos ministerios, etc.

Con frecuencia se ha pensado que el templo debía tener

una estructura bipartita o bizonal (presbiterio y nave)

organizándose ya sea de forma circular, concéntrica

(simbolizando la presencia, la actualidad de lo que se

celebra: el Señor llega), ya sea de manera longitudinal

rectilínea (significando el sentido itinerante del pueblo de

Dios). La historia y la fenomenología de la celebración no

concuerdan del todo con esa concepción. "Lo que debe ser

realmente determinativo en la ordenación del espacio

celebrativo no es tanto el binomio presbiterio-nave cuanto el


58
. Cfr. MALDONADO L., La celebración litúrgica 223; JOURNNEL P.,
Lugares de celebración, en Nuevo Diccionario de Liturgia 1211-1229.
1

trinomio altar-sede-ambón, es decir, los sitios concretos del

banquete eucarístico, de la presidencia y de las lecturas59.

Pasemos a algunas observaciones más concretas. La SC

dedicó el capítulo VII al "Arte y Objetos Sagrados". El nro.

124 dice: "Los Ordinarios, al promover y favorecer un arte

auténticamente sacro, busquen más una noble belleza que la

mera suntuosidad (...). Al edificar los templos, procúrese con

diligencia que sean aptos para la celebración de las acciones

litúrgicas y para conseguir la participación activa de los


fieles". Y en el nro. 128 se añade: "Revísense cuanto antes,

junto con los libros litúrgicos, de acuerdo con el artículo

25, los cánones y prescripciones eclesiásticas que se refieren

a la disposición de las cosas externas del culto sagrado,

sobre todo en lo referente a la apta y digna edificación de

los templos, a la forma y construcción de los altares, a la

nobleza, colocación y seguridad del sagrario, así como también

a la funcionalidad y dignidad del baptisterio, al orden

conveniente de las imágenes sagradas, de la decoración y del

ornato. Corríjase o suprímase lo que parezca ser menos

conforme con la liturgia reformada y consérvese o introdúzcase

lo que la favorezca".

En 1964 se publicó la Instrucción Inter Oecumenici, cuyo

capítulo V se titula: "La construcción de la Iglesia y de los

altares". Hagamos alusión, más en particular, a varios

espacios:

59
. MALDONADO L., La celebración litúrgica 225.
1

a) el altar

La SC habla del altar único (nro. 41). Los altares

menores, por tanto, han de ser pocos y en las nuevas iglesias

se han de colocar en capillas separadas de la nave central. El

altar se coloca al centro de la celebración, construido

ordinariamente de piedra, es imagen de Cristo. El simbolismo

del altar como tumba de los mártires no desaparece, pero no es

esencial. El altar no requiere grandes dimensiones ya que la

cruz y los candeleros pueden ser colocados fuera de él. La


disposición ha de ser vuelto hacia el pueblo, ha de consentir

fácilmente girar alrededor de tal forma que tanto sacerdotes

como fieles laicos sean "circumstantes" (Canon Romano) (OGRM

259-270).

b) la sede de quien preside

Su colocación ha de manifestar la función del

celebrante, que es la de presidir la asamblea y guiar la

oración. En nuestros días, en que cada quien ocupa un puesto

fijo en el templo, se ha de mirar para que no se haga difícil

la comunicación entre el sacerdote y la asamblea (OGRM 271).

c) el lugar donde se anuncia la Palabra de Dios

La importancia de la proclamación de la Palabra de

Dios ha llevado consigo la valorización del lugar desde el que

se anuncia la Palabra. El ambón se ha de colocar de tal manera

que los ministros sean cómodamente vistos y escuchados por los

fieles (OGRM 272).

d) el culto de la reserva eucarística


1

La Sagrada Eucaristía se aconseja se conserve en una

capilla adaptada a la piedad privada y a la adoración de los

fieles. No es conveniente conservar el Santísimo sobre el

altar mayor (OGRM 276).

e) el baptisterio

Las sugerencias que se han hecho sobre el

baptisterio en base a IE 99 son varias: 1) hacer un lugar

propio para el bautismo; 2) insertar el baptisterio en la

misma Iglesia sea encabezando una nave lateral o sea en la


nave central, siempre que el área del baptisterio sea

diferente y a un nivel más bajo que el del presbiterio.

f) lugar de la reconciliación

El Ritual de la Penitencia nro. 38 pide a las

Conferencias Episcopales que den normas al respecto. Se ha

tratar que ofrezca la posibilidad de un diálogo entre el

sacerdote y el penitente ciertamente se ha de evitar que se

encuentre en un ángulo oscuro de la Iglesia.

4. TIEMPOS CELEBRATIVOS

4.1. Fiesta humana

Antes de adentrarnos en la descripción de la fiesta

cristiana enumeremos algunas características de la fiesta

humana60.

- La fiesta entraña una cierta ruptura con la vida

cotidiana, con la vida corriente. Se rompe la monotonía del

quehacer diario dando espacio a la distensión, al descanso;


60
. Cfr. ALDAZABAL J., Fiesta, en FLORISTAN C.- TAMAYO J. J. (ed.),
Conceptos Fundamentales de Pastoral, Cristiandad, Madrid 1983, 399-402.
1

- la fiesta implica un cierto aire de gratuidad y

alegría. En cierta forma es una actitud vital opuesta al

utilitarismo pragmático y además conlleva alegría (vestidos,

comida, bebida, canto, etc.);

- toda fiesta supone la presencia de un grupo de

personas, de una comunidad. La fiesta contribuye a crear una

mayor identidad grupal, cuyo ideal es ciertamente en que esa

experiencia se convierta en punto de referencia vital para los

individuos;
- toda fiesta implica también un cierto ritual, que da la

significación a lo que se celebra;

- la fiesta está vinculada además al tiempo. La dinámica

de la fiesta descansa en el valor de que es portador para el

presente un hecho u acontecimiento del pasado. La fiesta une

de esa forma pasado-presente-futuro dando un sentido

globalizante a la vida;

- la fiesta se celebra en clave de adherencia a otros

valores de la vida en los que se cree y que generalmente

permanecen implícitos en la conciencia;

- la fiesta tiene un valor globalizante. Unifica los

diversos valores de la vida humana. Afecta a todo hombre en un

clima afectivo y emocional.

4.2. La fiesta cristiana

La fiesta cristiana "tiene mucho que ver con la

fiesta humana, aunque tiene evidente originalidad. La dinámica

es la misma: el lenguaje de los símbolos, la fuerza


1

comunicativa del ritual, el clima comunitario, la tensión

entre el acontecimiento celebrado y su actualización

sacramental. Pero la fiesta cristiana supone también, aún

dentro de una cierta gramática común, una experiencia que

resulta irreductible a las otras. Lo realmente nuevo de la

fiesta cristiana son sus contenidos, los valores celebrados

(acontecimientos en verdad salvíficos), su centralidad en

Cristo Jesús y su Pascua, la comunión a nivel más profundo y

trascendente"61.
a) la fiesta semanal: el domingo

En la descripción de este tema sigo a MALDONADO

L.62.

Los cristianos desde el comienzo se reúnen en un día fijo

de la semana (feria prima, según la terminología

judeorromana), llamado dies domenica por los cristianos, o

simplemente dominica (día del Señor). Además del testimonio de

Lucas (Hch 20, 7), los escritores antiguos atestigüan eso

mismo (Plinio el joven, Justino, Ignacio de Antioquía,

Didajé).

La razón de la elección de esa fecha es la conmemoración

del día de la resurrección y de los encuentros con el

resucitado (Mt 28, 1; Mc 16, 1-2.9; Lc 24, 1.13; Jn 19, 31;

20, 1.19). El hecho cósmico no está tampoco ausente. El ritmo

septenario es un ritmo lunar, es la fracción del período

61
. ALDAZABAL J., Fiesta 402.

62
. Cfr. MALDONADO L., La celebración litúrgica 226-229.
1

mensual determinado por los ciclos de la luna63.

b) la fiesta anual: la pascua

L. Maldonado además de afirmar la precedencia

histórica del domingo sobre la Pascua resalta la relación de

ésta con el ciclo solar: "Junto a esta celebración semanal de

la pascua o pascua semanal aparece pronto la celebración

anual, la pascua anual. También aquí hallamos una síntesis

equilibrada entre el tiempo histórico y el cósmico. El año es

el resultado del ciclo solar con sus cuatro estaciones.


Siguiendo la tradición judía los cristianos elegirán para la

fiesta anual de la resurrección el equinocio de primavera

(punto de equilibrio, de armonía, de duración igual de la

noche y el día, de ecuación entre horas de luz y horas de

oscuridad, momento de surgimiento de la vida nueva en la

naturaleza, de renacimiento de la vida). Se añadirá un

simbolismo suplementario, la luna llena, es decir, la plenitud

de la luz. En esa fecha el día está iluminando las

veinticuatro horas. Por último todo se enmarca en el domingo

para mantener el rubricado y el primado histórico-salvífico

sobre toda esta contextura cósmica"64.

c) ritmo cósmico y fiesta litúrgica

La Iglesia elegirá además otro núcleo y otro momento

del año para celebrar las fiestas de la fe. Ese otro momento

es el solsticio de invierno. Este contexto solstiticial sirve

63
. Cfr. ibid. 226-227.

64
. Ibid. 227.
1

de punto de apoyo simbólico para celebrar el nacimiento de

Cristo, verdadero sol que vence a las tinieblas de la muerte.

Alrededor de esos ejes se colocaron otras fechas

significativas de María, de los apóstoles, de los mártires y

de otros santos. El retorno de estas fechas de manera regular

conforma los ciclos de la celebración cristiana, sus cadencias

y ritmos. "Por tanto, la incrustación de la fecha de la fiesta

histórico-salvífica en la fecha cósmica no supone una clausura

sino una apertura y un trascendimiento del tiempo mediante la


encarnación en él. Los ciclos del año litúrgico, repetición de

fechas fijas en apariencia, no representan en realidad la vida

de la naturaleza reiterativa y prisionera de un eterno retorno

sino la vida eterna que no conoce ocaso"65.

Para una mayor profundización del tema de la fiesta

cristiana remito a la obra de J. Mateos sobre este argumento66.

Sobre el tema del Año Litúrgico volveremos más adelante

con mayor detención.

V. ESTRUCTURAS Y LEYES DE LA CELEBRACION67

a) En general

La celebración cristiana, aún dentro de la variedad

de formas que asume, tiene unos elementos fundamentales, unas

estructuras permanentes que le dan su especificidad. Esas

65
. Ibid. 228.

66
. MATEOS J., Cristianos en fiesta, 2da. ed., Cristiandad, Madrid 1975,
especialmente 252-337.

67
. Cfr. LOPEZ MARTIN J., En el Espíritu 218-225; MALDONADO L., La
celebración litúrgica 231-237; SODI M., Celebración 343-345.
1

leyes provienen especialmente de la naturaleza misma de la

celebración, aunque también ha influido notablemente la

evolución histórica que ésta ha sufrido.

La reflexión sobre las estructuras de la celebración es

importantísima desde el punto de vista de la Teología

Pastoral, pues es ahí donde se pueden hallar respuestas a las

preguntas: ¿cómo celebrar?, ¿qué criterios o normas se han de

tener en cuenta a la hora de celebrar? Todo esto no desde una

perspectiva jurídica o legal sino también existencial, es


decir, desde la educación de la fe y edificación de la

Iglesia.

El estudio pastoral de las estructuras celebrativas se

ocupa no tanto de la génesis y evolución histórica de ellas

(método diacrónico) cuanto de su situación actual, es decir,

del resultado concreto aquí y ahora de las posibles

transformaciones pretéritas (método sincrónico).

b) En particular

1) Estructura verbal-simbólica

La estructura de la celebración está

constituida por una realidad bipolar: la palabra y el

simbolismo. La palabra puede ser: la proclamación de un texto

de la Escritura, la recitación de una oración, el canto de un

salmo o un himno. El símbolo no es tanto una cosa cuanto un

gesto, un movimiento corporal, que remite a significados

nuevos, a realidades trascendentes. Esta estructura ha quedado

bien patente después del Vaticano II (SC 24, 25). Ahora a cada
1

sacramento, a cada gesto sacramental, precede una liturgia de

la palabra.

Hoy se intenta una reformulación de la estructura

bipolar, en forma tripartita, describiendo la celebración en

una perspectiva histórico-salvífica. "En ella el Padre nos

entrega a su Hijo; el Verbo, mediante el Espíritu, asume

nuestra realidad corporal cristificándola; el Espíritu nos

hace entrar en comunión con ella en una nueva situación y, a

través de ella, con Cristo y con el Padre"68.


2) Estructura dialogal

La estructura litúrgico-celebrativa ha sido

descrita también como un diálogo entre Dios y su pueblo. Este

enfoque lo adoptó el Vaticano II. La SC dice: "En la liturgia

Dios habla a su pueblo, Cristo anuncia de nuevo el evangelio y

el pueblo responde a Dios mediante los cantos y las plegarias"

(nros. 7 y 84).

La celebración litúrgica ha de ser fiel, por tanto, a la

naturaleza dialogal de la liturgia cristiana. En efecto, toda

celebración litúrgica plena comprende los siguientes

elementos:

. anuncio de la Palabra de Dios mediante las lecturas de

las Escrituras;

. la Palabra acogida por la asamblea suscita entre los

fieles el eco de una respuesta. Esto es, precisamente, el

siguiente elemento;

68
. Ibid. 234.
1

. canto de himnos o de salmos para meditar el texto

proclamado;

. oración compuesta de dos partes: preces del pueblo y

plegaria del presidente de la comunidad;

. gesto simbólico. Puede ir acompañado con la oración o

ser simultáneo a ella.

La estructura litúrgica se presenta, pues, como un

conjunto de lecturas, cantos, oraciones y gestos simbólicos.

Así ocurría en la liturgia sinagogal, que comportaba la doble


lectura de la Ley y de los Profetas, acompañada de salmos, de

exhortaciones y concluía con las preces del pueblo. Según este

modelo se desarrollaba ya en el siglo II la asamblea

dominical, según cuenta Justino: "Se leen las memorias de los

apóstoles o los escritos de los profetas según el tiempo lo

permite... El que preside toma la palabra para exhortar...

luego nos levantamos todos juntos y hacemos subir plegarias a


69
lo alto" .

Esa estructura base en algunas ocasiones se repite muchas

veces (en la vigilia pascual romana, unas nueve), en otras se

halla muy concentrada (celebración del Oficio Divino en

determinadas tradiciones), que no contiene lecturas sino

únicamente salmos y oraciones.

Tomando en cuenta las diversas variantes actuales de la

estructura dialogal se puede hacer la siguiente clasificación:

- modalidad vigilia (cfr. primera parte la Vigilia

69
. JUSTINO, Apología I, 67.
1

Pascual) en donde se alternan lecturas-canto-oración (9 veces

en total), dando relieve a la Palabra de Dios. Tiene una

finalidad catequística (preparación al bautismo o a su

actualización);

- modalidad liturgia de las horas. Tiene una lectura

breve, precedida por una salmodia e himnología. Siguen después

un responsorio y un cántico, que son un desarrollo meditativo-

lírico antes de concluir con la oración colecta;

- modalidad liturgia de la palabra de la misa. Es el


modelo más elaborado. La liturgia de la palabra precede a la

liturgia sacramental.

c) Significado teológico de las estructuras litúrgicas

Las estructuras litúrgicas ponen en evidencia, ante

todo, la iniciativa de la salvación. Dios es quien se revela-

salva y quien convoca a la participación en la salvación. La

asamblea, consiguientemente, se adhiere a esa Palabra,

confesándola, meditándola, agradeciéndola. Finalmente une su

oración en la de Cristo a través de la oración presidencial

del presbíterio u obispo, que presenta la oración de Cristo

ante el Padre. Este es el momento culminante de todo el

dinamismo de la celebración.

VI. ELEMENTOS Y DINAMISMO DE LA CELEBRACION

a) LAS LECTURAS

Muchos aspectos pueden ser examinados bajo este

apartado y sobre los cuales no nos detendremos igualmente, ya


1

que algunos son tratados más amplia y profundamente en la

Teología Dogmática (carácter salvífico eficaz de la Palabra) o

en la Teología Litúrgica (Palabra que convoca a la asamblea).

Más bien quisiera mostrar la presencia y función de la Palabra

en la celebración litúrgica. El propósito es, pues, sobre todo

fenomenológico70.

"La acción litúrgica suele comenzar, tras un inicio

introductorio más o menos extenso, con una o varias lecturas.

Esta especie de ley o constante no es un hecho casual sino el


resultado del carácter dialogal de la liturgia así como de la

prioridad que la iniciativa divina tiene en ese diálogo

constitutivo de la fe y de la historia santa (...) Toda

asamblea festiva es (...) "qahal", "ekklesía", es decir, la

convocada, es el conjunto de creyentes agrupados por la

convocatoria de la llamada divina. Es la actualización de las

grandes asambleas del desierto (del éxodo, del Sinaí, en fin,

de la historia de Israel en torno a la palabra: Ex 19; 2 Re

22; Neh 9). Tal es el significado de la lectura bíblica en una

celebración y por eso se la sitúa al comienzo de la fiesta"71.

El Vaticano II y la reforma litúrgica han querido mostrar

la importancia de la Palabra de Dios (SC 6, 7, 24, 33, 35, 51,

56, 78, 90, 106), volviendo de esa forma a los orígenes (Hech

2, 42). San Justino en la Apología I asevera también: "Son

leídas las memorias de los apóstoles, los escritos de los

70
. Cfr. LOPEZ MARTIN J., "En el Espíritu y la verdad" 253-285.

71
. MALDONADO L., La celebración litúrgica 239.
1

profetas, cuando el tiempo lo permite".

La importancia de la Palabra en la celebración no obedece

sólo al motivo eclesiológico mencionado. El Vaticano II añade

que "Cristo se halla presente en su Palabra. Es él quien habla

cuando se leen las Escrituras en la Iglesia" (SC 7, 23). Esa

palabra es "dabar"; revelación, amor, elección, alianza,

salvación y, por ello, se ha de acoger "en la obediencia de la

fe" (Rom 1, 5; 1 Tes 1, 5-10; 2 Tes 2, 13).

La configuración actual de la parte dedicada a la Palabra


de Dios dentro de la celebración litúrgica se ha ido

elaborando con el tiempo. Hoy se puede distinguir cuatro

momentos o apartados distintos:

. el profeta que anuncia y prefigura (fragmentos tomados

de los libros históricos, proféticos o sapienciales del AT);

. el salmo que reasume los datos anteriores en forma

lírica y abierta al cumplimiento mesiánico;

. el apóstol que da a conocer las riquezas del reino

iniciado con Cristo (fragmentos, perícopas neotestamentarias

tomadas de los Hechos de los Apóstoles, de las epístolas y del

apocalipsis);

. el evangelio que refiere las palabras y acciones de

Jesús según la predicación apostólica.

Ya las Constituciones Apostólicas ordenan para cada

celebración la lectura de la Ley y los Profetas, de los Hechos

y de los Evangelios.

"El hilo conductor que va tejiendo la unidad de las


1

diversas lecturas bíblicas en su heterogeneidad es el llamado

sentido tipológico de la Biblia o su cristotelismo, según las

expresiones de la tradición, es decir, la dinámica interna

hacia Cristo, que embarga los pasajes bíblicos"72. Como

fundamento de este dinamismo salvífico los Padres de las

Iglesia citan los pasajes de Lc 24, 44-45 y también 24, 25-27;

1 Ped 1, 11-12. Es de esa forma como se puede mostrar mejor el

desarrollo de la historia de la salvación y de la revelación y

la centralidad de Jesucristo.
La liturgia de la Palabra además se lee textualmente, sin

adaptar o actualizar el texto bíblico. Estas funciones las

desempeñan la homilía, el canto, etc. En cambio sí se usa la

centonización (=procedimiento de selección de las perícopas

juzgadas más oportunas, dejando otras). La lectura de la

Palabra puede ser "continuada, seguida" (lectura dominical,

diaria, etc.), combinada con la lectura "propia", que se elige

de conformidad a la fiesta del día o del propio del tiempo

(adviento, navidad, Pascua).

Las lecturas se hacen en una acción litúrgica y, por eso,

han de asumir un carácter celebrativo, festivo, que es

diferente de una catequesis, de una clase, de una discusión

bíblica o teológica. Conviene recordar, por eso: 1) que no se

celebran ideas, ni recuerdos, sino hechos y acontecimientos

actuales que se hacen presentes con toda su eficacia; 2) la

celebración conlleva siempre alegría, gozo, y,

72
. Ibid. 242.
1

consiguientemente, la lectura va acompañada de cantos y de

oraciones; 3) con el fin de crear un ambiente festivo que

englobe toda la persona y que se cree un clima especial se

realizan un conjunto de signos en torno a la proclamación de

la Palabra (procesión, incienso, cirios, ambón, estar de pie,

etc.); 4) algunas perícopas bíblicas son ellas mismas guiones

celebrativos (kultlegende), es decir, describen más que hechos

históricos las celebraciones que el pueblo mismo hacía de esos

hechos (cfr. Jn 6; 1 Cor 11).


Por último, se ha de mantener el carácter de la Palabra

de ser proclamada, no simplemente leída por el lector, el cual

habrá de ser consciente de su función en la asamblea y cumplir

con algunas exigencias de carácter técnico (vocalización,

modulación de la voz, regulación del ritmo de la lectura,

postura corporal erguida mirando frecuentemente a la asamblea,

etc.).

b) LOS CANTOS73

Es propio de la fiesta el canto y esto es válido

también para la fiesta cristiana. A ese motivo cabe añadir

otros: 1) la celebración cristiana se mueve en el ámbito de lo

inefable y el lenguaje más apto para expresarlo es el canto;

2) el canto une a la comunidad. San Juan Crisóstomo dice:

"Desde que baja en medio de nosotros el salmo, reúne las voces

más diversas y forma con todas ellas un cántico armonioso;

jóvenes y viejos, ricos y pobres, mujeres y hombres, esclavos


73
. Cf. SC 112-121; MUSICAM SACRAM de 1961; LOPEZ MARTIN J., En el
Espíritu y la verdad 287-309.
1

y libres, hemos sido arrastrados a una misma melodía. Si un

músico haciendo sonar con arte las diversas cuerdas compone un

solo canto a pesar de ser múltiples sus sonidos ¿hace falta

asombrarse de que nuestros salmos y nuestros cantos tengan el

mismo poder?... Hasta el profeta y todos nosotros respondemos,

todos mezclamos nuestra voz a la suya. Aquí no hay ni esclavo

ni libre, ni rico ni pobre, ni príncipe ni súbdito. Lejos de

nosotros estas desigualdades sociales. Formamos todos un solo

coro. Todos tomamos parte igualmente en los santos cánticos. Y


la tierra imita el cielo. Tal es la nobleza de la Iglesia"74;

3) en el canto de la comunidad se aúna el hablar-meditar-orar.

De esta forma el hombre se expresa más en su totalidad; 4) en

la tradición cristiana se canta para expresar la alegría de

vivir la experiencia cristiana. Se canta, en suma, porque es

la fiesta de los redimidos (Col 3, 16-17; Ef 5, 19-20; 1 Cor

12, 14-17.26-31); 5) el canto, además, ayuda a una adhesión

más intensa, refuerza la proclamación evangélica, la confesión

de fe, la acción de gracias, la súplica, el gesto ritual.

1) Diversos tipos de cantos

Los cantos litúrgicos pueden clasificarse según

diversos criterios:

. cantos interleccionales y procesionales

Los primeros tienen la finalidad de continuar las

lecturas en forma de meditación. Estos tendrán un carácter más

lírico, melódico. Los cantos procesionales acompañan las

74
. PG 63, 486-487.
1

procesiones litúrgicas (movimientos, desplazamientos de los

ministros u objetos). En estos segundos ha de predominar el

ritmo.

. cantos responsoriales y antifonales

En el canto responsorial el texto lo recita el coro

o solista. El pueblo sólo canta un estribillo. Algunos salmos

tienen esa estructura. En el canto antifonal o alternado las

estrofas se reparten entre dos grupos (de la asamblea o del

coro).
. Cantos ordinarios y propios

Los ordinarios no varían (santus, magnificat, etc.),

lo contrario ocurre con los propios.

. Cantos según la situación ritual

Hay algunas situaciones en las que el tipo de canto

más adecuado es el himno (canto compuesto de estrofas fáciles,

regulares, isorrítmicas), cantado por toda la asamblea. Tiene

un carácter aclamatorio-invocativo, cierta solemnidad. Esas

situaciones pueden ser las procesiones litúrgicas de entrada,

comunión, despedida.

Existen otras situaciones aclamativas, tales como el

aleluya antes del evangelio, amenes, diálogo del prefacio,

respuestas del pueblo al saludo del presidente, después del

evangelio, después de la consagración.

Otras ocasiones son proclamativas: prefacio, relato de la

cela, oraciones del presidente, lectura del evangelio,

confesión de fe. La forma más frecuente en este caso es la


1

cantilación o recitación.

Finalmente enumeremos otras situaciones meditativas:

después de las lecturas, después de la comunión75.

2) Perspectivas musicales del Vaticano II

Según F. Rainoldi en el Vaticano II se notan

dos tendencias en los textos que hablan sobre el tema musical-

litúrgico: apego a la terminología de los documentos

pontificios precedentes y una impronta pastoral procedente de

la teología litúrgica. En el conjunto parece prevalecer esta


última tendencia.

Algunos puntos fundamentales en la renovación práctica de

la música litúrgica son los siguientes:

. ya que la liturgia es el misterio pascual

celebrado por el pueblo de Dios, como ejercicio en Cristo y en

el Espíritu del nuevo sacerdocio, el actuar de las personas,

de todas las personas plenamente es un valor primario;

. canto y música antes que una obra sacra para ser

ejecutada son un gesto vivo, un comportamiento simbólico de

las personas,

. canto y música participan de la dimensión

sacramental de la liturgia. Son elementos simbólicos de la

realidad fundamental y no meramente ornato exterior;

. canto y música no son autónomos respecto a los

ritos litúrgicos. No son privilegio ni patrimonio de un grupo

de ejecutantes y/o de quienes escuchan. Son patrimonio de

75
. MALDONADO L., La celebración litúrgica 247-256.
1

todos los que se encuentran en la celebración;

. canto y música deben de estar dotados de auténtica

expresividad y capacidad de implicación de las personas a

partir de bases antropológicas de los universos culturales de

los creyentes. La belleza de las formas no se ha de medir a

partir de cánones estéticos o jurídicos preconcebidos;

. los repertorios musicales del pasado y las nuevas

obras no son bienes culturales para exibirse dando prestigio a

la institución o para solemnizar vacíamente el rito, sino


posibilidades simbólicas que pueden actualizarse en contextos

significativos y participativos76.

3) Diversos servicios para el canto

Ante todo se ha de hacer mención del pueblo, de

la asamblea, pero también se encuentran el presidente, el

diácono, el salmista, el solista, el coro, el director y/o

animador del canto.

Lo importante es saber conjugar armónicmaente todos esos

servicios. A lo largo de la historia el coro ha acaparado el

canto alejándolo del pueblo y del espíritu celebrativo. Sin

76
. Cfr. RAINOLDI F., Canto y música, en Nuevo Dizionario di liturgia
288-289. Análogos conceptos expresa J. GELINEAU, añadiendo además el respeto
a las minorías lingüísticas y culturales en la participación musical (ID.,
Las asambleas litúrgicas y su expresión musical, en Phase 72 (1972) 397-404).
Remando para una mayor profundización de este argumento a la monografía de
MARTINEZ A., El Canto Sagrado en la Nueva Liturgia, Higsa Gala S. A.,
Guatemala 1986; Musica sagrada en el marco de la renovación litúrgica, en
Concilium 22 (1967) 291-314, HUCKE H., La instrucción sobre la música en la
liturgia, en Concilium 32 (1968) 283-300; ID., La situación de la música
sacra. Puntos de vista e interrogantes, en Phase 72 (1972) 385-396; HUIJBERGS
B., La música litúrgica después del Vaticano II, en Concilium 152 (1980) 273-
281; GELINEAU J., La música de la asamblea cristiana, veinte años después del
Vaticano II, en Phase 144 (1984) 529-539).
1

embargo no sería conveniente tampoco su eliminación. Su mérito

mayor no es la exhibición sino que se realice una verdadera

integración con la asamblea litúrgica.

La función del coro es, sobre todo, impulsar y ayudar al

canto de la asamblea alternando con ella diversos fragmentos,

enriqueciendo con la polifonía el canto de la asamblea.

El animador del canto dirige a la asamblea y al coro.

Generalmente ensaya cantos con la asamblea. Hace puente entre

asamblea, presidente, coro y organista77.


c) LA HOMILIA

1) Predicación de la Palabra

La homilía es un elemento importante de la

celebración. Pertenecía a la tradición sinagogal (Lc 4, 16-20)

y la Iglesia apostólica la asumió: "Cuando el lector ha

acabado - dice Justino - el que preside exhorta e incita de

palabra a la imitación de estas cosas excelsas"78.

La homilía es una predicación, pero colocada en un

contexto litúrgico y va unida a ese conjunto de elementos que

constituyen la celebración. Este contexto le da, por tanto, su

originalidad y diferencia de otros tipos de predicación

(kerigma, catequesis, etc.)79.

2) Contenidos de la homilía

77
. MALDONADO L., La celebración litúrgica 256-258.

78
. JUSTINO, Apología I, 67.

79
. Cfr. DELLA TORRE L., Homilía, en Nuevo Diccionario de Liturgia 1015-
1037; FLORISTAN C., Teología Práctica 546-550.
1

La homilía consiste en la explicación o

comentario existencial de las lecturas bíblicas. Esa

explicación no ha de ser de tipo erudito sino una explicación

de cómo la Palabra de Dios interpela, salva, se hace presente

creando una situación nueva en nuestra vida. El modelo de toda

homilía es, por ello, Lc 4, 16ss: "Esta Escritura que acabáis

de escuchar se ha cumplido hoy" (v. 21). La homilía deberá

desentrañar, deberá hacer una hermenéutica de los signos a

través de los cuales la salvación de Dios se hace presente y,


por eso, deberá relacionar Escritura-Iglesia; Escritura-Vida;

Escritura-Iglesia-Escritura.

Más concretamente, la homilía ha de focalizarse sobre el

núcleo central de la fe. Su contenido ha de ser kerigmático

prevalentemente, englobando los elementos fundamentales del

kerigma: acción de Dios, conversión, fe (Mc 1, 15).

3) La homilía dentro de la celebración

La homilía, que no es una pieza "a se" en la

celebración, tiene relación con los elementos de ella: cantos,

oraciones, símbolos. Todos esos elementos han de ser

unificados en la homilía. Esa unificación será ondulante, a la

manera de convergencias, de círculos concéntricos y no tanto

de racionamiento lineal, silogístico. Este carácter unificador

se ha de salvaguardar, por parte del presidente, aún cuando se

haga la homilía dialogada o participada80.

4) Sujeto de la homilía
80
. Cfr. MALDONADO L., La celebración litúrgica 258-262; ALDAZABAL J.,
La homilía, re-situada en la celebración litúrgica, en Phase 91 (1976) 7-23.
1

La "ordenación General del Misal Romano" marca

quién ha de pronunciar la homilía: el presidente de la

celebración - sea obispo o presbítero - en los casos normales;

alguno de los concelebrantes en caso de concelebración, o

también el diácono cuando las circunstancias lo requieran"

(nros. 11, 42, 61, 165).

Sobre las llamadas homilías dialogadas o participadas

cabe decir, pues, que han surgido en eucaristías con grupos

reducidos y que ha de mantenerse el contenido de la homilía


(no es una discusión, ni un discurso político, ni una sesión

de terapia psicológica, etc.), además de que ha guardarse la

debida proporción con el resto de la celebración. Varios

autores no polemizan entre praxis y norma, siempre que se

salvaguarde la finalidad de la homilía y la función

unificadora del presidente81. Una posición claramente opuesta

sostiene J. GOENAGA aduciendo que la homilía es acto

magisterial y como tal compete al que preside la celebración82.

5) Otros problemas sobre la homilía

A través de las reflexiones que se han hecho

sobre este argumento se han puesto de relieve otros problemas

de la homilía en la actualidad:

. la escasa formación bíblica de muchos de los

81
. Cfr. URDEIX J., A propósito de las homilías dialogadas, en Phase 91
(1976) 64-68; MALDONADO L., La celebración litúrgica 262; DELLA TORRE L.,
Homilía 1033-1036.

82
. Cfr. GOENAGA J., La homilía: acto sacramental y de magisterio, en
Phase 95 (1976) 353-358.
1

predicadores, que dificulta la función hermenéutica de los

textos;

. la manera de comunicación utilizada (exhortativa,

moralizante, opiniones, desahogos, etc.);

. la reducción, en muchas ocasiones, de la homilía a

una función catequística;

. la escasa conexión con la celebración total del

misterio;

. la falta de una actualización vital;


. la falta de una preparación comunitaria y el feed-

back correspondiente.

A modo de complemento y como subsidio en relación a la

praxis homilética sugiero la lectura atenta del Apéndice I:

"Cómo preparar la homilía"83.

d) LAS ORACIONES

1) Oración litúrgica

Una vez que el Padre ha hablado a su pueblo

mediante la lectura leída, proclamada, escuchada, el pueblo

responde a esa palabra. La oración es un momento explícito de

diálogo con Dios y que testimonia la estructura dialogal de la

celebración cristiana. Se ha de precisar, sin embargo, lo

dicho para evitar equívocos: "El que la oración (o el canto)

sean respuesta a la palabra, debe de ser entendido

adecuadamente. Es cierto, como dice el Concilio, que Dios

habla a la asamblea por las lecturas y el pueblo responde con


83
. El texto se encuentra en MALDONADO L., El menester de la
predicación, Sígueme, Salamanca 1972, 217-222.
1

el canto y la oración (SC 7, 33, 84). Hay que evitar concebir

la estructura del acto litúrgico según un esquema dicotómico

como si la Palabra, correspondiera a Dios y la respuesta

oracional al hombre. En ambas partes intervienen Dios y el

hombre, Dios a través del hombre; pues en la parte de las

lecturas, la homilía reviste una gran importancia, como lo

hemos visto; y en la parte oracional, la plegaría está, debe

estar movida e inspirada por el texto de las lecturas y por el

Espíritu de Dios que es siempre el que impulsa y guía el orar


de los cristianos (Rom 8, 26-27). Por otro lado, la oración

del pueblo no se sitúa siempre o no ha estado situada siempre

tras una liturgia de la palabra"84.

La oración litúrgica, diversa de la individual, tiene

como destinatario el mismo, pero el sujeto difiere. La oración

litúrgica es comunitaria, su sujeto es la asamblea y debe

recoger el sentir de ella. Por ser litúrgica esta oración está

inserta en el conjunto de la acción litúrgica y mantiene una

relación (influjo e interacción) con los otros elementos:

lecturas, cantos, gestos, etc.

Las oraciones litúrgicas se pueden dividir en dos tipos:

oraciones del pueblo (oraciones de toda la asamblea) y

oraciones del sacerdote (oraciones presidenciales). Esta

distinción se hace únicamente por motivos didácticos, ya que

las oraciones presidenciales son también de la asamblea y se

dicen en su nombre.

84
. MALDONADO L., La celebración litúrgica 263-264.
1

2) Oración de los fieles

Tenemos dos textos paulinos que nos sirven de

pauta en el espíritu y la génesis de la oración de los fieles.

Dice así el primero: "El Señor está cerca. No os agobiéis por

cosa alguna; antes bien, en toda ocasión presentad a Dios

vuestras peticiones mediante la oración y súplica, acompañada

de acción de gracias" (Flp 4, 6).

El segundo texto dice: "Ante todo recomiendo que se hagan

plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos


los hombres, por los reyes y por todos los constituidos en

autoridad, para que podamos vivir una vida pacífica y sosegada

con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios

que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al

conocimiento pleno de la verdad" (1 Tim 2, 1-4).

Entresacamos algunas características de la oración así

como se muestra en estos textos:

. los textos avalan la estrecha relación entre

oración de súplica y de acción de gracias. Tal vez se halla

ahí un eco de la oración sinagogal (tefillá o shemoné eshré),

que incluía las peticiones dentro de una serie de bendiciones

doxológicas de agradecimiento y de alabanza;

. ahí aparece la legitimidad y tradición bíblica de

la oración de súplica así como la de oración de intercesión;

. la Iglesia, que efectúa la oración de súplica, no

hace sino seguir el ejemplo del Maestro que ora pidiendo al

Padre le ayude a aceptar el cáliz de la pasión (Mt 26, 39) e


1

intercediendo por sus discípulos para que su fe no desfallezca

y sean liberados del maligno (Lc 22, 32; Jn 17, 9.15). Esa

intercesión es actual, según afirma la carta a los Hebreos:

"Cristo vive siempre intercediendo en favor de los hombres"

(Hb 7, 25);

. la oración litúrgica ha de ser universal, es

decir, abierta a todos los hombres, a todas las necesidades,

indigencias, fallas humanas, en sintonía con la universal

voluntad salvífica (1 Tim 2, 4);


. tras las lecturas y la homilía, que han narrado la

acción de Dios en el pasado y en el presente, se pide que siga

actuando en el porvenir85.

3) Contenido, estructura y lugar de la oración de

los fieles

La OGMR nro. 46 señala que se ha de pedir: por

las necesidades y miembros de la Iglesia, por los asuntos

públicos y sus responsables, por los que sufren o los que se

hallan en cualquier tipo de dificultad, en fin, por la

asamblea misma y la Iglesia local.

La estructura de la oración tiene sus variantes en las

diversas familias litúrgicas. En todas ellas hay, al inicio,

una invitación a la plegaria, que en la liturgia romana la

hace el presidente. En Oriente dicha invitación la hace el

diácono que propone, seguidamente, varias intenciones en forma

litánica. En la liturgia hispánica se halla una doble

85
. Cfr. ibid. 264-266.
1

monición, la del prebítero y la del diácono. En la liturgia

gálica esa invitación se convierte en una verdadera catequesis

para el pueblo. En la actual liturgia romana se indica que el

sacerdote haga la introducción y que el diácono proponga las

intenciones (OGMR).

La finalidad de esa introducción es motivar y exhortar al

pueblo a la oración. Ha de ser breve y sin disgresiones. No se

debe aprovechar ese momento para enviar mensajes a miembros de

la comunidad.
Después de la invocación viene la oración propiamente

dicha. A veces siguen a la propuesta de la intención unos

instantes de silencio, que pueden ir acompañados de una

postración (viernes santo). Otras veces, la oración pasa del

silencio a la forma litánica. En la liturgia oriental estas

letanías reciben el nombre de "ectenias" y anteceden en la

eucaristía a toda oración presidencial. De esta forma se pone

en evidencia que el presbítero o el obispo nunca oran solos.

En la liturgia romana se tienen las preces también

después de laudes y vísperas con matices propios del contexto.

En occidente una variante de la forma oriental aludida, que

puede ser momento culminante en varias celebraciones, es la

letanía de los santos.

La tercera parte de la estructura habitual de una oración

de súplica es la conclusión. Suele ser una colecta del

sacerdote que preside. Esta oración breve recoge la oración


1

del pueblo y se la presenta al Padre por medio de Cristo86.

4) Oración presidencial

Las oraciones del presidente de la asamblea

tienen varias propiedades, que enunciamos seguidamente:

. su actuación la hace "in persona Christi" y "in

persona ecclesiae". En cuanto representa a Cristo, cabeza de

todos, ora él solo y los demás escuchan. En cuanto que

representa a la asamblea habla en plural, en nombre de todos y

éstos responden amén;


. el amén del pueblo es un reconocimiento de la fe

del pueblo en la plegaria presidencial y una receptio de lo

expuesto por la jerarquía;

. las oraciones de la liturgia romana, en su

redacción latina, tienen una fluidez de composición formal que

les confiere musicalidad y fácil penetración auditiva. Siguen

las reglas de la oratoria de entonces y dan especial atención

a la arquitectura de los miembros de la frase y a las

cadencias finales. Estas oraciones, con muchas proposiciones

subordinadas, hoy plantean serias dificultades;

. el sentido de comunidad se expresa no sólo al

final de la oración, sino también al principio, con el saludo

del celebrante, saludo que es de origen bíblico: "la paz con

vosotros" (Jn 20, 19.26); "el Señor esté con vosotros" (Rut 2,

4; 2 Tes 3, 16) o "la gracia de NSJC, el amor del Padre y la

comunión del Espíritu Santo" (2 Cor 13, 13). El pueblo

86
. cfr. ibid. 266-269.
1

responde "y con tu espíritu" (2 Tim 4, 22), palabras que

aluden no sólo a la persona del celebrante sino también a su

ministerio y que, por tanto, dicen más que el mero "y también

contigo"87.

5) Estructura de la oración presidencial

La oración presidencial posee además la

característica de dirigirse siempre al Padre. Así lo indicó el

Concilio III de Cartago en el año 397: "Ut nemo in precibus

vel Patrem pro Filio vel Filium pro Patre nominet: et cum
altari adsistitur, semper ad Patrem dirigatur oratio" (Canon

23). De esta forma se desea expresar la dinámica de la fe

trinitaria. El "por Cristo" final viene a indicar, por una

parte, que el destinatario de la oración es el Padre y, por

otra, que a través de él la humanidad tiene acceso al Padre.

En épocas de controversias heréticas se encuentran

oraciones dirigidas a Cristo (p. ej., en tiempo del

arrianismo). En estos casos la conclusión muestra la igualdad

del Padre y del Hijo para evitar que la mediación de Cristo se

entendiera como subordinación: "Tú que vives y reinas con el

Padre". La fórmula actual "Por NSJC tu Hijo que vive y

reina... y es Dios, por los siglos de los siglos" viene a ser

una fórmula de compromiso.

Para concluir, se ha de hacer mención de la importancia

que se atribuye al Espíritu Santo en la misma oración,

quedando así explicitada la fe trinitaria. Por las polémicas

87
. Cfr. ibid. 269-270.
1

antiheréticas de lo siglos V y VI el inciso "al Espíritu

Santo" se modificó y en vez de decir "vive y reina contigo y

con el Espíritu Santo" se dirá "en la unidad del Espíritu

Santo", para señalar la función del Espíritu Santo como

vínculo de unión entre el Padre y el Hijo.

6) Tipos de oración presidencial

Hay diversos modelos de oración presidencial,

según los modelos de celebración, los momentos de ésta y sus

mismos contenidos:
. oración consacratoria

Son acciones de gracias, que se hallan en los

momentos culminantes tanto de la eucaristía cuanto de otras

celebraciones sacramentales (plegarias consacratorias;

bendiciones de obispos, presbíteros, diáconos, abades,

vírgenes, de agua bautismal, del crisma, de las iglesias, de

los altares, de los cementerios, etc.). En ciertas liturgias

es también esto claro en la bendición nupcial y reconciliación

penitencial.

Aún dentro de su variedad formal es común a todas estas

oraciones la estructura y espíritu de la "bendición

ascendente", heredera de la berejá judeo bíblica. En un primer

momento se alaba, se agradece y glorifica a Dios por los dones

sobre los que se hace la bendición. Mediante esa oración

eucarística eucológica o doxológica se pide que tales

realidades reciban la bendición divina. Esa doble vertiente es

típica de estas oraciones, así como también la invocación al


1

Espíritu Santo (epíclesis). En suma, la oración consacratoria

está compuesta de los tres elementos siguientes: epíclesis,

memorial y petición.

. oración colecta

Esta oración se encuentra al final de una

acción o rito a modo de conclusión (después de las procesiones

de entrada, ofrenda, comunión; después de la "prex

universalis" o de una hora del oficio divino). Esta oración

aparece ya en la liturgia romana del viernes santo del siglo


IV y en las Constituciones Apostólicas del mismo siglo.

Esta oración suele recoger, re-colectar el sentido

subyacente a lo que le precede, explicitarlo y darle sentido

integrador y globalizante.

Esta oración suele ser bimembre. La primera parte, que se

llama "confessio" alaba a Dios y proclama sus mirabilia. La

segunda parte, denominada "supplicatio" está dedicada a la

petición88.

e) SIGNOS, GESTOS, RITOS

La estructura celebrativa, hemos dicho ya, que es

bipolar: palabra y símbolo. En las páginas anteriores hemos

analizado la palabra en sus múltiples manifestaciones. Ahora

vamos a centrarnos en el elemento simbólico.

Es característico de la fiesta el trascender la

interioridad y expresarse simbólicamente, tanto por lo que

entraña de comunitaria como por la autenticidad de la

88
. Cfr. ibid. 271-274.
1

manifestación personal.

Es bien sabido que los sacramentos son signos sensibles

además de palabras esenciales (inmersión en el agua, la unción

con el aceite y el crisma, la comida y la bebida eucarísticas,

imposición de manos, etc.). Hay otros signos sensibles que

acompañan la misma celebración (cirios, incienso, flores,

frutos del campo, piedra del altar, etc.). En otras palabras,

en la celebración litúrgica tenemos, en primer lugar, un

conjunto de realidades materiales (agua, fuego, luz, aire,


tierra, pan, vino, aceite), que son signos simbólicos, sím-

bolos; y, en segundo lugar, una tarea del cristiano celebrante

en la línea de una incorporación, de una puesta de contacto

corporal con ellas (baño, iluminación, comida, unción,

crismación, incensación).

1) Los símbolos89

Si se desea enriquecer el lenguaje simbólico de

la celebración no se puede recurrir a cualquier cosa, sino

únicamente a aquellas realidades que sean tales: "El símbolo

es, ante todo, una realidad remitente; remite a algo distinto

de sí pero con lo que está unido mediante una relación

objetiva que yo no proyecto o creo, sino con la que me

encuentro (a diferencia de lo que sucede con la señal, siempre

convencional). Ese algo distinto es, por lo demás, un tipo de

realidad al que no tenemos acceso si no es a través de la

89
. SARTORE D., Signo-Símbolo, en Nuevo Diccionario de Liturgia 1909-
1921.
1

mediación simbólica"90. Las principales propiedades del símbolo

son, pues: relacionalidad, referencialidad (remitir a otra

realidad), gravidez o pregnancia (participar de esa realidad);

transparencia opaca (trascender la experiencia y abrir hacia

otra realidad distinta a ella), multivocidad, polivalencia

(multiplicidad de referentes)91.

Símbolos son, por ello, todas las realidades

fundamentales de la naturaleza, como la tierra (el monte, el

valle, los frutos de la tierra), el agua (el río, el mar), el


fuego (la luz, el sol) y el aire (el hálito, la respiración).

Estos son llamados símbolos cósmicos. Los hay también

antropológicos, tales como las obras de arte.

No está demás precisar que no toda experiencia simbólica

es religiosa. Esta presupone el a priori de la creencia en un

Dios personal y creador.

Algunos de los símbolos cósmicos mencionados han sido

incorporados a la liturgia cristiana dándoles un sentido

histórico: "Efectivamente, el cristianismo ha injertado en el

significado de base propio a cada símbolo y ciertamente de

acuerdo con él, en una cierta continuidad discontinua, una

referencia explícita a la historia de la salvación y en último

término a Cristo. El agua, la cena, el aceite, remiten ahora

al hecho salvífico realizado en y por Cristo. Ya Israel había

90
. Ibid. 276.

91
. Cfr. ibid. 277-278. Estas características son anotadas por J. M.
VELASCO, La religión en nuestro tiempo, Cristiandad, Madrid 1978, 187-264.
1

"historizado" v. g. el pan sin levadura y el cordero inmolado,

el equinocio solar, el plenilunio... signos naturales de la

fecundidad primaveral de la tierra convirtiéndolos en símbolos

pascuales de la salida liberadora de Egipto"92.

La Iglesia, en esa misma línea, revestirá de nuevos

significados histórico-salvífico-cristocéntricos las

realidades simbólicas. Se puede hablar, por ello, de tres

niveles o estratos en los símbolos litúrgicos: el natural-

cósmico, veterotestamentario y neotestamentario.


El gesto simbólico es la dinamización del símbolo

mediante el cual se entra, se incorpora en la realidad

simbólica (el gesto del agua se convierte en gesto de baño

lustral, de inmersión regeneradora; el símbolo de la tierra y

sus frutos, gesto de comunidad, de nutrición; el aceite pasa a

ser unción, etc.). En virtud de ese paso los símbolos de la

naturaleza vienen a ser signos sacramentales cristianos.

2) Los ritos93

Estamos lejos hoy de la concepción del pasado

de identificar sin más rito y ritualismo. También nos

distanciamos de la concepción pragmática y tecnológica de la

exclusión de todo lo ritual. Más bien consideramos la

ritualidad como un elemento fundamental de toda celebración.

Asumimos la definición de rito, proveniente de la

92
. MALDONADO L., La celebración litúrgica 278.

93
. Cfr. MAGGIANI S., Roto/Ritos, en Nuevo Diccionario de Liturgia 1743-
1754.
1

interpretación antropológico-cultural, como la expresión, el

gesto simbólico destinado a la función identificadora de

cohesionar al grupo que lo celebra (sea afirmándolo,

distanciándolo o liberándolo de otros).

El rito, en primer lugar, tiene mucho de mímesis, de

imitación (el gesto del baño representa el paso del mar Rojo,

la liberación de Egipto, la travesía del Jordán). El rito,

pues, repite los hechos primordiales del creyente, vuelve a

los orígenes, pero no se queda ahí.


El rito, en segundo lugar, es actualización de los hechos

primordiales, es presencializar esas realidades. La

representación ritual tiene, pues, un doble sentido: imitar y

a la vez presencializar, re-presentar. Quede bien claro que no

se trata de la mera representación teatral. Para evitar una

confusión con ella el rito ha de mantener un cierto carácter

abstracto, supratemporal, que asume el pasado-presente-futuro.

Una de las características de todo rito es la repetividad

y esto es verdad también para la liturgia ya que los hechos

representados son siempre los mismos. Con esto no se quiere

dar a entender que la reiteración del gesto ritual se deba a

una neurosis obsesiva, a una patología del miedo al cambio,

etc. El rito posee en sí mismo una riqueza semántica que

sobrepasa el "hic et nunc" del mismo. La repetición del rito

en la liturgia nos abre las puertas a constantes y sucesivas

reinterpretaciones, a un telos que se funda en el arché. En la

liturgia, por consiguiente, no se trata de cambiar por


1

cambiar, sino de repetir con el espíritu que acabamos de

delinear. La creatividad de ésta y su inculturación, no podrá

realizarse por improvisación, espontaneísmo, sino por un

trabajo cuidadoso de gestación, ensayo, diálogo, crítica...94.

3) Gestos95

La sensibilidad litúrgica se nutre de la

sensorialidad, parte de ella y en ella se funda. La atmósfera

en que se desarrolla la celebración es la del mundo de

realidades sencillas, que se relacionan con los cinco


sentidos. Cada cristiano debiera poder repetir después de cada

celebración: "Lo que era desde el principio, lo que hemos

visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo

que hemos tocado del Verbo de la vida, os lo anunciamos para

que estéis en comunión con nosotros" (1 Jn 1, 13). Recordemos

que la percepción sensorial integral ayuda al proceso

personalizante, implicante que supone la celebración del

misterio.

Hagamos un recorrido por cada uno de los gestos

fundamentales que se usan en la liturgia:

. Ver. En la celebración la mirada es importante. La

liturgia no ha de ofrecer un espectáculo pero sí un panorama

de signos, de símbolos, de iconos, de flores, etc. donde la

mirada se extasíe ante el "iconostasio". Es una forma de vivir

la fe contemplativamente.

94
. Cfr. MALDONADO L., La celebración litúrgica 279-287.

95
. Cfr. CIBIEN C., Gestos, en Nuevo Diccionario de Liturgia 913-926.
1

El celebrante ha de saber dirigir la mirada, de acuerdo a

los diversos momentos, sea hacia lo alto, como Jesús, sea

hacia el pueblo. Una mirada que sea elocuente y que exprese

los diversos contenidos de la celebración: saludo, invitación,

comunión.

También se debiera cuidar la iluminación para que ayude a

la celebración, que no ofusque y consienta ver adecuadamente.

. Oír-escuchar. La voz humana no es sólo un

instrumento al servicio de la proclamación de la palabra. Ella


misma es encarnación de esa palabra. La voz del que habla o

canta en la liturgia deviene el lugar de resonancia del sentir

divino.

En la liturgia se ha descuidado mucho la modalidad de

expresión (respiración, ritmo, timbre, tonalidad...).

. Gustar -oler. Son dos sentidos desarrollados muy

poco en la liturgia actual. La meta de la liturgia es la

eucaristía (comida-bebida). Es preciso que el pan sea pan y el

vino sea vino.

Una liturgia inodora es una liturgia mutilada, de ahí el

olor del incienso, de las flores, el empleo de hierbas

aromáticas, etc.

. Tocar. En la liturgia la imposición de las manos,

el abrazo de paz, la signación han de ser gestos verdaderos y

expresivos. Valga lo mismo sobre los gestos de manos orantes.

Algunas manifestaciones de tocar-orar se tienen en la

postración (contacto con la tierra) o en el sentarse en el


1

suelo (actitud de escucha, de meditación, de reposo). La

postura contraria es el estar de pie, uno de los gestos más

importantes de la tradición litúrgica (OGMR).

Por último, digamos una palabra al menos sobre el gesto

en cuanto movimiento. La liturgia está plagada de procesiones

o de desplazamientos, traslados de un lado a otro (procesión

de entrada, de ofrendas, de comunión, a la capilla del

Santísimo; procesión de ramos, vigilia pascual con el cirio,

la de Corpus Christi, etc.). Todas esas procesiones, además


del valor dramático en sí, muestran el destino itinerante del

pueblo de Dios96.

96
. Cfr. ibid. 289-298; también las voces del Nuevo Diccionario de
Liturgia: Gestos, ritos, signos, símbolos, págs. 913-929; 1743-1754; 1909-
1921.
1

CONTENIDO DE LA CELEBRACION

1. Concepto de Misterio Pascual

La expresión "Misterio Pascual" es una de las

más felices recuperaciones del movimiento litúrgico. Dicha

expresión aparece repetidamente en el Vaticano II. Así, por

ejemplo, en SC 5 se dice: "Esta obra de la redención humana y

de la perfecta glorificación de Dios preparada por las

maravillas que Dios obró en el pueblo de la antigua alianza,

Cristo las realizó principalmente por el misterio pascual de

su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y

gloriosa ascensión". De esta forma la SC asigna a este evento

pascual el puesto central que en el AT ocupa la Pascua judía.

Los cristianos participan de la salvación de Dios mediante la

inserción en el memorial de ese evento: "Por tanto, la


1

liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que,

en los fieles bien dispuestos, casi todos los actos de la vida

sean santificados por la gracia divina que emana del misterio

pascual de la pasión, muerte y resurrección, del cual todos

los sacramentos y sacramentales reciben su poder, y hace

también que el uso honesto de las realidades meteriales pueda

ordenarse a la santificación del hombre y a la alabanza de

Dios" (SC 6).

El Misterio Pascual se celebra además durante el año


litúrgico en la celebración anual de la Pascua (SC 102) cuanto

en la Pascua Semanal (SC 104), e incluso en la memoria de los

santos (SC 104).

La frase "MIsterio Pascual" aparece también en CD,

exhortando a los obispos para que se empeñen en hacer vivir en

los fieles el Misterio Pascual (nro. 15). La OT solicita a los

candidatos al sacerdocio que vivan el Misterio Pascual de

Cristo para que puedan iniciar después al pueblo que se les

confiará. La GS amplía todavía más los ámbitos del Misterio

Pascual indicando que todo cristiano, asociado al Misterio

Pascual por el bautismo, ha de realizar en la propia

existencia la experiencia de Muerte de Cristo para poder

participar con él a su resurrección (GS 22). Esto es válido

incluso para todo hombre de buena voluntad.

En conclusión, el Misterio Pascual, según es presentado

por el Vaticano II, va más allá de los límites de la liturgia

y es el criterio inspirador central de toda la vida del


1

creyente97.

2. La expresión "MIsterio Pascual"

La frase "Misterio Pascual" se encuentra por primera

vez y con notable frecuencia en la Homilía sobre la Pascua de

Melitón de Sardes, obra que data entre 165 y 185 y que fue

descubierta en 1936 por C. Bronner.

Melitón afirma que "el misterio de la pascua es nuevo

antiguo, eterno y temporal, perecedero e inmortal". En otro


lugar de la de la homilía dice que ese misterio pascual es el

misterio del Señor, antiguo según la prefiguración, nuevo

según la gracia. Taxativamente, asevera Melitón, que el

Misterio de la Pascua es Cristo".

También la Homilía sobre la Pascua de un anónimo

Cuatordecimano (siglo II, Asia Menor), habla "del Misterio de

la Pascua, que comprende la totalidad de la existencia de

Jesús, que se extiende a toda la historia de la salvación". Es

denominado incluso "misterio cósmico de la pascua":

"festividad común de todos los seres, envío al mundo de la

voluntad del Padre, aurora divina de Cristo sobre la tierra,

solemnidad perenne de los ángeles y de los arcángeles, vida

inmortal del mundo entero, alimento incorruptible para los

hombres, alma celeste de todas las cosas, iniciación sacra

(gr. teleté) del cielo y de la tierra, pregonero de misterios

97
. Cfr. SORCI P., Misterio Pascual, en Nuevo Diccionario de Liturgia
1342-1305; FERNANDADEZ P., El Misterio Pascual, en BOROBIO D. (ed.), La
celebración en la Iglesia 309-310.
1

antiguos y nuevos".

Con la expresión "Misterio de la Pascua", que representa

una profundización-desarrollo del tema paulino "Cristo nuestra

Pascua" (1 Cor 5, 7), asociando a él todo el contenido

teológico que Pablo había resumido en la categoría "MIsterio

de Cristo" (Col 4, 3; Ef 3, 4), como lo hizo ya S. Justino,

con él se quiso indicar el valor verdaderamente salvífico del

misterio cristiano contraponiéndolo a los cultos mistéricos.

El concepto "Misterio Pascual", como se puede ver en


estas homilías pascuales, recapitula la historia de la

salvación realizada por Cristo y participada a la Iglesia por

los sacramentos"98. Este es el sentido fundamental con que es

utilizado en los libros litúrgicos del Vaticano II y en el

Misale Romanum.

Analicemos el contenido del Misterio Pascual a través de

algunos elementos esenciales.

3. Concepto de Misterio Pascual

Retomo para explicitar este argumento un escrito mío

anterior, que considero sustancialmente válido todavía99.

"Nortker Füglister anota que: El Concilio emplea

reiteradamente la expresión mysterium paschale como

designación sintética del acontecimiento de la salvación

98
. Cfr. SORCI P., Misterio Pascual 1239-1340).

99
. Cfr. SERRANO F., Historia de la salvación a la luz de Rom 4, 23-25,
en Estudios Teológicos 7 (1977) 128-129.
1

cristiana en sus aspectos más esenciales, el misterio pascual

de la pasión, resurreción y ascensión de Cristo, es el

cumplimiento de la obra redentora de Cristo prefigurada en el

Antiguo Testamento y consistente en la victoria sobre la

muerte y en la concesión de vida (SC 5)100. El mismo autor

indica que la vida cristiana es participación sacramental y

existencial en el Misterio Pascual de Cristo101.

Cipriano Vagaggini define así el Misterio Pascual: "Es el

hecho de que Jesús es no sólo el Hijo de Dios encarnado, sino


también vivido en la forma servi y, además, muerto y

resucitado, el kyrios. Es más, precisamente, el hecho que El,

como Kyrios, está ahora sentado a la derecha del Padre en el

ejercicio continuo y glorioso siempre como hombre, de su

mediación de sumo sacerdote y que, por medio de su humanidad,

comprendido su cuerpo glorioso, nos comunica la vida divina,

de la cual ella no sólo está llena sino también es laúnica

dispensadora, para hacer pasar, o pasar siempre más, en primer

lugar en la liturgia a nosotros, y en cierto modo a todo el

mundo, de la muerte espiritual y física a la vida total en

Dios. Término último de este proceso, realizado por El es

asimilarnos enteramente a El mismo, a fin de que habiendo

participado, en cuanto es posible, su misma forma de ser y de

obrar, y habiendo instaurado un cielo nuevo y una tierra

100
. Cfr. FUGLISTER N., Pascua, en Sacramentum Mundi, Tom. V, Heder,
Barcelona 1984, 248).

101
. Cfr. ibid.
1

nueva, El pueda ofrecer todo, junto consigo mismo, al Padre, y

Dios sea, finalmente todo en todos"102.

Resaltemos algunos elementos útiles en nuestra reflexión:

- La vida de Jesús, en el concepto de Misterio

Pascual, se toma como trayectoria total salvífica, aunque se

puede 'como designación sintética' subrayar ciertos momentos:

pasión-muerte-resurrección, por el particular relieve que

tienen en esa trayectoria. Estos acontecimientos, sin embargo,

cobran su significado en el conjunto de la vida, acciones y


palabras de Jesús.

- El misterio Pascual es, ante todo, Misterio de

Pascual de Cristo como experiencia de vida, muerte y

resurrección. En un segundo momento, es Misterio Pascual de

los cristianos, en tanto en cuanto se haga una entrada

'mistérica' a la salvación obrada en Cristo. Esta entrada

'mistérica' otorga la salvación y vida divina, y se realiza en

especial por la liturgia103.

- La participación en el Misterio Pascual no se

agota con la participación litúrgica, que es entrada en

'misterio', sino que abarca todo el proceso de vida-muerte,

que se debe operar en cada cristiano al tratar de asimilar el

tipo de vida que realizó Jesús.

102
. VAGAGGINI C., El sentido teológico de la liturgia, BAC, Madrid
1965, 240.

103
. Cfr. NEUNHEUSER B., Misterios, Teología, en Sacramentum Mundi, Tom.
IV, Herder, Barcelona 1973, 719.
1

5. El Misterio Pascual en la Iglesia

Una consideración globalizante del Misterio Pascual,

así como ha sido presentado, nos consiente afirmar la unión

estrecha que existe entre Misterio Pascual y liturgia y entre

Misterio Pascual y Misterio de la Iglesia. Esta, a través de

la liturgia, hace presente la salvación de Dios manifestada y

realizada y realizada por Cristo para liberarnos del pecado y

de la muerte104.

La reforma litúrgica del Vaticano II afirma que se


celebra el Misterio Pascual no sólo en los domingos y diversas

celebraciones del misterio de Cristo, en los sacramentos, sino

también en la Liturgia de las Horas (LC 12-13). Por nuestra

parte, retomando el contenido expuesto sobre el Misterio

Pascual, podemos aseverar que éste transvasa la misma liturgia

y constituye el núcleo central de la totalidad de la vida

cristiana y de la acción pastoral de la Iglesia.

104
. Cfr. FERNANDEZ P., El Misterio Pascual de Jesucristo 313-315.
1

PASTORAL DEL AÑO LITURGICO

No vamos a exponer el contenido del año litúrgico, ni su

desarrollo histórico, ni siquiera los principios teológicos

que lo sustentan. Para ello remito a otros estudios

específicos105. Fieles a la metodología de la Teología Pastoral

hacemos una descripción global de algunos problemas que se

encuentran actualmente en la celebración del año litúrgico;

exponemos los criterios que son sugeridos por la reforma

conciliar en torno a esa celebración e indicamos algunas

pistas de crecimiento106.

105
. Cfr. ADAM A., L'anno Liturgico. Celebrazione del Mistero di Cristo,
Elle Di Ci, Torino-Leumann 1987; BERGAMINI A., Año Litúrgico, en Nuevo
Diccionario de Liturgia 136-144; BERNAL J. M., Iniciación al Año Litúrgico,
Cristiandad, Madrid 1984; LOPEZ MARTIN J., El año Litúrgico, Bac Popular,
Madrid 1984; ORDOÑEZ MARQUEZ J., Teología y Espiritualidad del Año Litúrgico,
Bac, Madrid 1978, PONTIFICIO ISTITUTO LITURGICO S. ANSELMO (ed.), L'anno
liturgico: Storia, Teologia e Celebrazione, vol. 6, Marietti, Genova 1988;
TRIACCA A., Tiempo y Liturgia, en Nuevo Diccionario de Liturgia 1972-1989.

106
. Cfr. BOROBIO D., Pastoral del Año Litúrgico, en ID. (ed.), La
celebración en la Iglesia, vol. III, Sígueme, Salamanca 1990, 269-282; LOPEZ
1

1. Problemática sobre el Año Litúrgico

Algunos pastoralistas se han preguntado sobre las causas

por las que el Año Litúrgico no ha llegado a ser en la vida de

la comunidad cristiana lo que pretendía el Vaticano II, el

centro de la vida litúrgica de la comunidad cristiana (SC

107).

En efecto, se constatan dificultades para seguir el ritmo

cíclico anual como recurso pedagógico-eclesial para celebrar


el misterio de Cristo. Se atribuye esa deficiencia a que el

hombre actual ha perdido cierta sensibilidad ante los ritmos

cósmicos, cíclicos, sensibilidad que quizá en otros tiempos se

tuvo por el mayor contacto y cercanía con la naturaleza107.

Asimismo el ritmo cíclico litúrgico establecido no

coincide con el ritmo laboral, lo cual dificulta igualmente el

seguir las celebraciones del año litúrgico. Esto es

particularmente patente en los casos de Semana Santa, actuales

vacaciones laborales, y en celebraciones de fiestas que fueron

muy importantes y que no se pueden celebrar hoy con la misma

intensidad (Corpus Christi, Ascensión, Asunción, etc.). En

otras palabras, el ritmo de la sociedad actual no concuerda

con el ritmo litúrgico108.

MARTIN J., Calendario Litúrgico, en Nuevo Diccionario de Liturgia 258-264.

107
. Cfr. BOROBIO D., Pastoral del año litúrgico, en ID. (ed.), La
celebración en la Iglesia, vol. III, Sígueme, Salamanca 1990, 272.

108
. Cfr. ibid.
1

Se encuentran problemas para mantener las celebraciones

cristianas en su propia identidad por la creciente difusión

del consumismo, que invade todos los espacios posibles, y por

tanto también los religiosos, como momentos de promoción de

productos y de ventas de productos, haciendo perder la tónica

que desea imprimir la comunidad cristiana a esos tiempos109.

El ritmo acelerado de la vida que ha sido creado por la

nueva sociedad, técnico-industrial-urbana influye también a

que los espacios que se encuentran libres del trabajo se


consideren como tiempos de ocio, de descanso, de relajamiento

lo cual incide, por supuesto, para no sentirse comprometido

con otro tipo de actividades fuera del ritmo laboral110.

Tiene una cierta repercusión también en la apreciación

del año litúrgico cierta sensibilidad cultural actual que

valora lo inmediato, lo puntual y que no presta tanta

importancia a la secuencialidad, a la continuidad.

A veces, sin embargo, no son las dificultades anteriores

las de mayor peso, sino el no haber asimilado suficientemente

la intencionalidad del Concilio al respecto y seguir

celebrando muchas prácticas litúrgicas o devocionales al

margen de la celebración del año litúrgico. Se da también la

situación de una aparente aceptación del año litúrgico, pero

que en realidad resulta ser una instrumentalización de él en

109
. Cfr. ibid.

110
. Cfr. ibid.
1

favor de otro tipo de iniciativas pastorales111.

2. Criterios teológico-litúrgicos sobre el Año Litúrgico

El Vaticano II dedicó el capítulo quinto de la SC al Año

Litúrgico112, y la reforma litúrgica postconciliar dio

seguimiento a esas orientaciones a través de varios

documentos113. Este capítulo quiere ser una propuesta de los

criterios que han de guiar la realización de la pastoral del

año litúrgico. Primeramente indicamos lo que entendemos por

año litúrgico y los elementos que lo conforman. En segundo

lugar señalamos las orientaciones conciliares y

postconciliares sobre el año litúrgico en general, dejando

ulteriores concretizaciones para el apartado siguiente.

a) El año litúrgico

Cada domingo la comunidad cristiana celebra, en el

día del Señor, la Pascua de Cristo, sin embargo, la Iglesia ha

querido rememorar ese acontecimiento de la salvación en un día

especial del año, el día de Pascua, y durante todo el año. En

cierta forma hay una conjugación de dos principios

(concentración y distribución) "que explican la articulación

111
. Cfr. BERGAMINI A., Año Litúrgico 143.

112
. Cfr. SC 102-111; también el Apéndice de SC sobre la revisión del
calendario.

113
. Cfr. PARDO A., Documentación Litúrgica Postconciliar. Enchiridion,
Regina, Barcelona 1992, 1126-1252. Más en particular nos interesan los
documentos: Motu propio "Mysterii paschalis" (pp. 1126-1128); Introducción al
"Calendario Romano" (pp. 1129-1139); Instrucción "Calendaria Particularia"
(pp. 1140-1150); Carta del Secretariado para la Unidad de los cristianos
sobre la celebración de la Pascua (pp. 1181-1182); Carta circular sobre las
fiestas pascuales (pp. 1186- 1202).
1

orgánica y distendida del año litúrgico, a partir del centro

pascual-dominical deben ordenar también la dinámica espiritual

y pastoral de la Iglesia en los diversos tiempos y momentos

litúrgicos (ciclo pascual, ciclo de navidad, tiempo ordinario,

fiestas diversas), de manera que todo conduzca, por los medios

y pedagogía empleados hacia el mismo centro del misterio y de

su celebración"114.

b) Orientaciones del Vaticano II sobre el año


litúrgico115

La reforma litúrgica conciliar ha seguido los

siguientes criterios:

1ro. Centralidad del Misterio Pascual, ordenando los

tiempos y fiestas de forma clara al núcleo esencial del

misterio salvífico (SC 102, 107).

2do. El domingo es la fiesta primordial del cristiano.

"El domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año

litúrgico" (SC 106) y no se le han de anteponer otras

solemnidades a no ser que sean de suma importancia.

3ro. A través del año se desarrolla todo el misterio de

Cristo, desde la encarnación y Navidad hasta la Ascensión,

Pentecostés y expectativa de la venida del Señor (SC 102). Por

consiguiente debe respetarse el ciclo temporal, colocando en

114
. Cfr. BOROBIO D., Pastoral del año litúrgico 270.

115
. Cfr. SC, cap. V nros. 102-111; BERGAMINI A., Año Litúrgico 142;
BOROBIO D., Pastoral del Año Litúrgico 270, nota 3.
1

el centro el misterio pascual (SC 108).

4to. La Iglesia celebra las fiestas de María en el año

litúrgico en su relación con la obra de Cristo, como el fruto

más espléndido de la redención e imagen de lo que Iglesia

ansía y espera (SC 103).

5to. En el ciclo anual la Iglesia introdujo el recuerdo

de los mártires y demás santos. Al celebrar el tránsito de

ellos al cielo, proclama el misterio pascual cumplido en

ellos, propone sus ejemplos e implora su intercesión (SC 104).


"Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los

misterios de la salvación, déjese la celebración de muchas de

ellas a las iglesias particulares, naciones o familias

religiosas, extendiendo a toda la Iglesia sólo aquellas que

recuerden a santos de importancia universal" (SC 111).

6to. En diversos tiempos del año, "la Iglesia completa la

formación de los fieles por medio de ejercicios de piedad

espirituales y corporales, de la instrucción, de la plegaria y

las obras de penitencia y misericordia" (SC 105, 109).

3. LINEAS PASTORALES DE ACTUACION

Indiquemos, en primer lugar, negativamente, algunas

acciones que se han de evitar o superar si se desea que el año

litúrgico adquiera el punto que la renovación litúrgica le ha

otorgado:

. Se ha de superar la visión unilateral y parcial que se

tiene del año litúrgico cuando se enfoca a partir de las


1

devociones: "Para entrar vitalmente en el misterio de Cristo,

tal como lo celebra el año litúrgico, deberán rectificarse

algunas perspectivas parciales y unilaterales desde las que se

le viene contemplando, sobre todo en las denominadas

devociones, en las que prevalece el aspecto anecdótico,

sentimental y moralístico a expensas del aspecto salvífico"116.

. El año litúrgico no puede ser concebido como un

programa de primera evangelización o evangelización sin más,

ni tampoco como una primera catequesis de iniciación sino es


el lugar donde los fieles ya convertidos y creyentes, celebran

el misterio y alimentan su fe"117.

Positivamente, las tareas más importantes actuales que

tiene por delante la pastoral del año litúrgico son:

. Recuperar la visión histórico-salvífica del misterio de

Cristo, la centralidad del misterio pascual y la actualización

salvífica mediante la liturgia. Así lo dice A. Bergamini "Es,

a su vez, preciso recuperar, a la luz de la mejor teología

bíblico-patrístico-litúrgica y de las enseñanzas del Vaticano

II, la visión de la oikonomía y escatológica del misterio de

Cristo; recuperar la riqueza y centralidad del misterio

pascual y contemplarse - mediante la celebración litúrgica

-actualmente envueltos e inmersos en dicho misterio"118. Esto

supone una formación litúrgica mucho mejor de la que se tiene

116
. Cfr. BERGAMINI A., Año Litúrgico 142.

117
. BOROBIO D., Pastoral del año litúrgico 276.

118
. BERGAMINI A., Año Litúrgico 143.
1

en la actualidad, formación litúrgica que no se ha de dar

fundamentalmente a través de las mismas celebraciones sino

mediante las variadas formas de catequesis. Sin lugar a dudas

se ha de replantear seriamente el lugar que se le da a la

iniciación litúrgica en la catequesis.

. Tomar como fuente referencial de vivencia cristiana el

año litúrgico y celebrar con intensidad y dinamismo cada uno

de los tiempos y fiestas según los criterios establecidos por

la reforma litúrgica conciliar y el calendario:

a) El domingo119

El Vaticano II ha colocado al domingo como fiesta

primordial de la comunidad cristiana. Esto supone , por una

parte, dar al domingo todo su significado teológico: día del

Señor y para el Señor, memoria de la resurrección,

actualización de la presencia del resucitado en múltiples

formas (comunidad - palabra - signos sacramentales),

celebración de la esperanza (Marana-tha), testimonio personal

y comunitario del resucitado120. Por otra, hacer del domingo,

el momento privilegiado de la comunidad cristiana, "la reunión

más significativa de la comunidad"121. Para ello se ha de crear

119
. Cfr. BRANDOLINI L., Domingo en Nuevo Diccionario de liturgia 594-
613; tambiém Phase 192 (1992). Todo el número está dedicado al domingo.

120
. Cfr. BRANDOLINI L., Domingo 602-610; CASTELLANO J., Una
espiritualidad del domingo. Teología, mistagogia, compromiso, en Phase 192
(1992) 475-490.

121
. CARMONA M., La celebración del domingo en la comunidad parroquial,
en Phase 192 (1992) 503.
1

un clima pascual, se ha de preparar esmeradamente la

eucaristía, se han de propiciar signos y muestras de

fraternidad parroquial. Es el día oportuno para la celebración

de otros sacramentos, especialmente de la iniciación

cristiana. También podría ser el día en que se busca culminar

otras actividades parroquiales122.

Las celebraciones dominicales, al mismo tiempo, siguiendo

el ritmo del año litúrgico, resaltarán el momento particular

que se pone de relieve en la celebración litúrgica y de esta


forma se podrá ir realizando un camino de crecimiento de fe,

celebración, y vida a través de todo el año litúrgico

b) Cuarema123 - Pascua y Tiempo Pascual124

Tomamos globalmente todo este período abarcando la

cuaresma, Semana Santa con su Triduo Pascual, Pascua y Tiempo

Pascual hasta concluir con Pentecostés.

El tiempo de cuarema es fundamentalmente un tiempo

penitencial y bautismal (SC 109). Se inicia con el Miércoles

de Ceniza, que a través del gesto simbólico de imposición de

la ceniza se patentiza el camino penitencial y de conversión

122
. Ibid. 491-504; cfr. también las interesantes observaciones y
sugerencias que hace la COMISION EPISCOPAL DE LITURGIA Y PASTORAL SACRAMENTAL
DEL EPISCOPADO FRANCES, Proposiciones para la práctica eclesial del domingo,
en Phase 192 (1992) 505-522.

123
. Cfr. BERGAMINI A., Cuaresma, en Nuevo Diccionario de Liturgia 497-
501.

124
. Cfr. CONGREGACION PARA EL CULTO DIVINO, Carta circular sobre las
fiestas pascuales, en PARDO A. (ed.), Documentación Litúrgica 1186-1206;
BELLAVISTA J., Triduo Pascual en Nuevo Diccionario de Liturgia 2004-2013.
1

que se emprende como preparación a la Pascua. Durante este

tiempo la pastoral ha de incentivar los procesos de

preparación al bautismo, la catequesis para adultos no

bautizados, las celebraciones penitenciales ofreciendo a la

comunidad cristiana mayores oportunidades para la

reconciliación penitencial. Las homilías dominicales han de

versar sobre el Misterio Pascual y los sacramentos. Algún

ejercicio de piedad como el viacrucis, debidamente preparado y

motivado, tiene un significado peculiar. El tiempo de cuaresma


se sugiere que se concluya con alguna celebración penitencial,

que debe preceder al Triduo Pascual, que prepare de manera más

inmediata al misterio pascual.

La Semana Santa comienza con el domingo de ramos en la

Pasión del Señor. Los motivos de triunfo real de Cristo y

anuncio de la Pasión son los dos elementos esenciales de la

celebración litúrgica. Los signos de la bendición de ramos, la

procesión, de fuerte arraigo popular, tienen una particular

significación si se motivan debidamente. La lectura de la

pasión, realizada con varios lectores, es una ocasión

sumamente propicia para que la comunidad cristiana

historificando, ritualice y viva el acontecimimiento pascual

de Cristo. La Misa crismal, manifestación de comunión entre el

obispo y sus presbíteros, tiene gran importancia y se ha de

promover por todos los medios posibles la participación de

todo el presbiterio. La celebración eucarística "In coena

Domini" con sus varios contenidos (institución de la


1

eucaristía, institución del orden sacerdotal, mandamiento del

Señor sobre la caridad fraterna) puede ser más facilmente

manifestativa de ellos si se relaciona adecuadamente con los

signos del lavatorio de los pies, de signos de fraternidad

fruto de los penitencias cuaresmales que pueden ser

presentadas en el momento de las ofrendas y la misma

participación de la eucaristía a los enfermos a través de

diversos ministros. La adoración al Santísimo durante la noche

podría ser una ocasión para corresponsabilizar a todos los


grupos, movimientos de la parroquia dándole a ese momento el

puesto que tiene en el día de jueves santo en particular.

El Triduo Pascual comienza propiamente con el viernes

santo125. Este día, conmemoración de la muerte de Cristo, es

día penitencial y de ayuno. La liturgia del día tiene tres

partes: Liturgia de la Palabra (lectura de la pasión),

Adoración de la Cruz y Comunión. La realización de todos los

signos de la liturgia tiene un gran valor si se efectúan

corectamente: la lectura de la pasión, la oración universal y

el signo de adoración de la cruz. El sábado santo, es el día

de la sepultura de Cristo, y durante todo el día se ha de

expresar eso. En la noche se tiene la vigilia pascual

(lucernario y pregón pascual, lecturas, liturgia bautismal y

liturgia eucarística). La celebración está impregnada de

signos, que han de ser de por sí expresivos: fuego, cirio,

agua, etc. La celebración esmerada representa para la

125
. Cfr. BELLAVISTA J., Triduo Pascual 2007.
1

comunidad un momento culminante de la cuaresma y del año

litúrgico. Los libros litúrgicos ofrecen muchas posibilidades

y dan múltiples sugerencias, que habrá que adaptar a la

situación de la asamblea. Es el día de recepción del bautismo

de los catecúmenos que se han preparado durante la cuaresma.

Si la comunidad cristiana ha participado y orado durante su

preparación sentirá con gozo la recepción del bautismo en esa

noche. El día de Pascua, se descuida, con mucha frecuencia por

la importancia prestada a la semana santa y a la vigilia


pascual en particular. Si se ha recomendado la preparación de

cada celebración ésta ha de serlo sobremanera. Cristo, nuestra

salvación, vive y la comunidad celebra con alegría y

entusiasmo la victoria de Cristo. Se han de buscar todos los

medios posibles para hacer de la liturgia de ese día el culmen

de toda la liturgia del año.

Los domingos del tiempo pascual se han de tomar como

"domingos de Pascua". Es un tiempo de mistagogia para los

neófitos y tiempo muy apto para la realización de las primeras

comuniones, confirmaciones (cerca de pentecostés), alguna que

otra celebración comunitaria de unción de los enfermos.

A la vigilia de pentecostés convendría darle mayor

importancia y convertirla en un momento celebrativo de toda la

comunidad parroquial, no sólo de un grupo específico. Con la

fiesta de Pentecostés se concluye el período pascual y se

continúa con el tiempo ordinario. La comunidad cristiana,

fortificada con el Espíritu, tiene una misión en el mundo. La


1

liturgia es una celebración de esa experiencia y de esa

tarea126.

c) Adviento - Navidad - Epifanía

El Adviento, aún teniendo una unidad en sí, está

formado por dos períodos. Desde el primer domingo de adviento

al día 16 de diciembre la liturgia insiste en la venida

gloriosa del Señor. Del 17 al 24 en la preparación de la

Navidad. En esta doble espera nos acompañan Isaías, Juan


Bautista y María. Este período en el año litúrgico quiere

suscitar actitudes de esperanza en una triple dimensión:

llegó, llega y llegará127.

La Navidad-Epifanía, primeramente juntas y después

desdobladas, explicitan el acontecimiento de la "manifestación

de Jesús en su humanidad". El período natalicio pone sus

acentos, por eso, en, en la encarnación del Verbo, en Cristo

luz del mundo, en la restauración cósmica por Cristo y en el

intercambio de la redención (perspectiva pascual)128.

En la actual coyuntura socio-cultural en que se aprovecha

el mes de diciembre para el lanzamiento comercial de

productos, la Iglesia ha de instar a una profundización y

126
. Cfr. CASTELLANO J., Pentecostés o Tiempo Pascual. Prolongación de
la Pascua, en Phase 170 (1989) 123-136.

127
. Cfr. BERGAMINI A., Adviento, en Nuevo Diccionario de Liturgia 50-
53.

128
. Cfr. BERGAMINI A., Navidad, en Nuevo Diccionario de Liturgia 1405-
1409; CASTELLANO J., La Navidad. Historia y Teología, en Phase 174 (1989)
481-490.
1

vivencia de los valores evangélicos.

d) Tiempo ordinario129

En el año litúrgico tenemos también el "tiempo

ordinario", constituido por alrededor de 35 semanas. Los

valores fundamentales de este tiempo son:

- El tiempo ordinario es un período a través del cual se

vive el misterio de Cristo en su totalidad. Las eucologías y

el leccionario orientan en esa dirección. La homilía deberá

mostrar la conexión del aspecto particular puesto de relieve


con el conjunto de la historia salvífica;

- Es un tienmpo de crecimiento y maduración. El Misterio

de Cristo densamente concentrado en la Pascua, Navidad, etc.

se va distribuyendo en partes para que sea mejor asimilado.

- La vida cotidina, ordinaria, es siempre acontecimiento

de "gracia", de salvación;

- Las líneas fundamentales de la vivencia litúrgica de

los días durante el año las marca el domingo correspondiente.

Las ferias y fiestas, cuya recurrencia se celebra, son un

complemento a esas celebraciones.

e) María en la liturgia

Conviene recordar que la Iglesia celebra el

misterio de María en el espacio del año litúrgico. No tenemos

un ciclo mariano autónomo. "La gran novedad de la reflexión

teológica posconciliar sobre las relaciones de María con la

129
. Cfr. ALDAZABAL J., La gracia de lo cotidiano, en Phase 189 (1992)
1

liturgia - dice J. Castellano - consiste en haber plasmado

este principio: La Virgen es modelo de la Iglesia en el

ejercicio del culto divino. La intuición se funda

esencialmente en dos datos teológicos ya seálados: a) la

presencia activa de María en el Misterio de Cristo; b) su

ejemplaridad para la Iglesia; estos dos datos se hallan

ampliamente explicados en el c. 8 de la LG y en el n. 103 de

la SC. Pero sólamente la MC de Pablo VI, ha sacado ampliamente

las consecuencias (nn. 16-23)"130.

1) María en el año litúrgico

A partir de este enfoque global se pueden sacar

algunas líneas de pastoral más específicas:

- El tiempo de adviento es por excelencia el tiempo

litúrgico mariano, siempre que se oriente en la relación

peculiar de Madre-Hijo. El profeta Isaías, Juan y Bautista y

María son los tres personajes que nos acompañan en la

preparación de la venida de Jesús. María en este tiempo es

modelo de la espiritualidad de la espera que es característica

de este tiempo. La solemnidad de María Inmaculada se ha de

vincular mucho más al tiempo litúrgico con el fin de que no

aparezca como una entidad autónoma.

- Durante el período de navidad las alusiones marianas

son frecuentes (colectas, María Madre de Dios, fiesta de la

Sagrada Familia, la misma presentación del Señor que se

130
CASTELLANO J., Virgen María, en Nuevo Diccionario de Liturgia 2056.
1

relaciona con este período, liturgia de las horas...). María,

después de haber dado a luz al salvador lo muestra a todos

como Señor en la fe de los verdaderos discípulos131

- En el tiempo cuaresmal y pascual la presencia de María

en la liturgia es más bien escasa, aunque se hallan ellementos

en la Liturgia de las Horas y también en el Pange lingua,

Stabat Mater y sobre todo el Regina coeli del tiempo pascual.

La escasez de alusiones marianas de este período es para

resaltar más la centralidad de Cristo, aunque hay quienes


hubieran deseado una mayor explicitación de la vinculación de

Misterio Pascual y María.

- Durante el "tiempo per annum" la memoria cuotidiana de

la Virgen se tiene en la plegaria eucarística de la misa, en

la liturgia de las horas (magnificat) y en la memoria del

sábado.

2) María en el santoral

Siempre se ha de buscar el nexo en la

liturgia entre las memorias, la fiestas y solemnidades con

Cristo, con la Iglesia y con la economía de la salvación. Cabe

distinguir en el conjunto de celebraciones las siguientes:

- Solemnidades y fiestas del Señor con contenido mariano:

Anunciación del Señor (25 de marzo), Presentación del Señor (2

de febrero).

- Solemnidades para celebrar dogmas marianos: Inmaculada

131
. Cfr. ibid 2046.
1

(8 de diciembre), Santa María Madre de Dios (1 de enero),

Asunción (15 de agosto).

- Fiestas marianas: Natividad de la Santísima Virgen (8

de septiembre) y Visitación de la Virgen María (31 de mayo).

- Memorias: Nuestra Señora de Lourdes (11 de febrero),

Nuestra Señora del Carmen (16 de julio), Dedicación de la

Basílica (5 agosto), Santa María Reina (22 de agosto), Nuestra

Señora de la Virgen de los Dolores (15 de septiembre), Nuestra

Señora de la Virgen del Rosario (7 de octubre), Presentación


de la Santísima Virgen María (21 de noviembre), Inmaculado

Corazón de María (sábado después del II domingo después de

Pentecostés).

3) Memorias de Santa María en sábado y misas votivas

La MC dice de ella memoria "antigua y

discreta" (MC 9), que sugiere su uso comedido con el fin de no

perder una las finalidades de la reforma litúrgica: la

centralidad del misterio de Cristo.

4) Liturgia mariana y devociones marianas

En la realización y creación de

ejercicios piadosos se debieran seguir las orientaciones de

Pablo VI en la Marialis Cultus: las dimensiones trinitaria,

cristológica, pneumatológica y eclesial y tomar en

consideración las notas bíblica, litúrgica, ecuménica,

antropológica. La MC en el nro. 31 dice: "Una clara acción


1

pastoral debe, por una parte, distinguir y subrayar la

naturaleza propia de los actos litúrgicos; por otra, valorar

los ejercicios piadosos para adaptarlos a las necesidades de

cada comunidad eclesial y hacerlos auxiliares válidos de la

liturgia". El Papa Palo VI ejemplifica esta afirmación con los

ejercicios del angelus y del rosario (MC 40-55).

Las manifestaciones de devoción y piedad mariana

debieran, por tanto, inspirarse y orientarse en la dirección

que se hemos expuesto.


f) Celebraciones de los santos132

La reforma del calendario de 1969 ha buscado

aligerar y enriquecer el elenco de los santos. Se redujeron a

menos de 180 las memorias de los santos y se buscó enriquecer

el calendario romano dándole mayor universalidad133. Desde una

perspectiva pastoral se debiera134:

- impulsar la elaboraciones de calendario particulares,

donde se realcen los santos del lugar 135, ateniéndose siempre

al espíritu de la reforma litúrgica;

132
. Cfr. JOURNEL P., Santos (Culto de), en Nuevo Diccionario de
Liturgia 1873-1892.

133
. En ambos aspectos queda todavía mucho por hacer: "El calendario
general contiene sesenta y cuatro santos de los diez primeros siglos y
setenta y nueve de los otros diez. Los siglos más representados son el IV
(veinticinco), el XII (doce), el XVI (diecisiete) y el XVIII (diecisiete).
Geográficamente, hay ciento veintiseis santos de Europa, ocho de Africa,
catorce de Asia, cuatro de América y uno de Oceanía" (LOPEZ MARTIN J.,
Calendario Litúrgico, en Nuevo Diccionario de Liturgia 263).

134
. Cfr. JOURNEL P., Santos 1886-1892.

135
. Cfr. Instrucción Calendaria Particularia, en Documentación
Litúrgica Postconciliar 1140-1150.
1

- descubrir el rostro auténtico de los santos y su

conexión con el misterio Pascual;

- motivar la imitación de los santos, como ellos imitaron

a Cristo;

- orientar debidamente la intercesión de los santos,

siempre subordinada a la de Cristo, y corregir concepciones

mágicas o superticiosas.

INICIACION CRISTIANA

a) Concepto de iniciación cristiana

Por iniciación cristiana se entiende el proceso por

el cual se llega a ser cristiano mediante el aprendizaje

global de la vida de fe significada eclesialmente en los tres

sacramentos que se dan al inicio de la vida cristiana

(bautismo - confirmación - eucaristía).

Se habla de iniciación cristiana propiamente a partir del

siglo IV bajo el influjo del lenguaje mistérico.

Históricamente "iniciación cristiana" expresa la unión

existente entre los tres sacramentos, que eran celebrados

juntos hasta los siglos XV y XVI en algunos lugares y todavía

se celebran así en la Iglesia Oriental con los niños recién


1

nacidos136.

b) Naturaleza de la iniciación cristiana

La iniciación cristiana la entendemos como la

introducción del hombre en la vida nueva transformando su

propio ser (initia), empeñándolo en una opción de fe para

vivir como hijo de Dios unido a la comunidad (bautismo),

testimoniando la vida del Espíritu (confirmación) y

participando del Pan de la Palabra y de la vida eterna


(Eucaristía).

Cuando nos referimos a la iniciación cristiana pensamos,

pues, en un itinerario o proceso gradual de crecimiento en la

fe (instrucción - vida moral -liturgia) en una comunidad,

proceso que se ha de considerar como parte de la maduración

libre y plena del cristiano adulto.

La iniciación cristiana, si bien recibió influjos del

judaísmo (siglo I) y de las religiones paganas (siglos III y

IV) se diferencia de ambas por la significación central

atribuida a Cristo como clave interpretativa del Historia

Salutis y centro de la misma celebración.

La celebración cristiana no se puede reducir, sin alterar

su significación profunda, a un hecho ritual de pertenencia

jurídica o religiosa en virtud de motivaciones cada vez más

136
. Cfr. LODI E., Iniziazione-Catecumenato, en Dizionario Teologico
Interdisciplinare, Vol. II, 2da. ed., Marietti, Torino 1977, 290; NOCENT A.,
Iniciación cristiana, en Nuevo Diccionario de Liturgia 1051-1059; MOVILLA S.,
Del catecumenado a la comunidad, Paulinas, Madrid 1982, 19-27.
1

ambiguas de índole socio-cultural-religiosa137.

c) Problemas actuales de los tres sacramentos de la

iniciación cristiana

. El bautismo de los niños

Desde hace un buen número de años se cuestiona

el bautismo de los niños por no significar concretamente

muchas de las instancias del propio sacramento: respuesta

consciente y libre al don de la gracia, compromiso de la fe;


incorporación a la Iglesia138.

El conjunto de problemas planteados lleva a los

estudiosos a preguntarse sobre la fundamentación histórico-

teológica y las razones pastorales en las que descansa el

137
. Cfr. LODI E., Iniziazione 291; MOVILLA S., Del catecumenado a la
comunidad 23-27). Remito para una mayor profundización del argumento a:
CAÑIZARES A., Los sacramentos de iniciación cristiana, en JORNADAS NACIONALES
DE LITURGIA, La iniciación cristiana hoy: liturgia y catequesis, PPC, Madrid
1989, 19-38; FLORISTAN C., La iniciación cristiana, en Phase171 (1989) 215-
224; LOPEZ VALLEJO A., Reflexión en torno a la perspectiva pastoral de la
iniciación cristiana, en Phase 171 (1989) 203-214; LLABRES P., La iniciación
cristiana, el gran sacramento de la nueva creación, en Phase 171 (1989) 183-
202, RUFFINI F., Iniciación cristiana, en NDT, Vol. I, Cristiandad, Madrid
1982, 757-786. J. LOPEZ ha recogido una bibliografía abundante sobre este
tema: La iniciación cristiana. (Notas Bibliográficas), en Phase 171 (1989)
225-240.

138
. Cfr. BOROBIO D., Bautismo, en CFP 63-67; PAYA ANDRES M., La
Pastoral de la iniaición cristiana en las Iglesias de España, en La
iniciación cristiana hoy 45-51. El autor hace mención de un conjunto de
problemas que inciden en la iniciación cristiana y en el bautismo en
particular. Su reflexión, en general, va mucho más allá del ámbito español y
considero que muchos de esos factores tienen también su importancia en
nuestra realidad: religiosidad natural y originalidad de la iniciación
cristiana; dudas y problemas en torno a la iniciación infantil; algunos temas
teológicos que necesitan mayor clarificación (Fe -Sacramentos; Necesidad de
los sacramentos; etc.).
1

bautismo de los niños139. En el fondo de las críticas se

transparenta la dificultad de llevar a cabo una pastoral

comunional en apertura crítico-profética en una situación

prevalente todavía de tipo cristiandad140.

La Congregación de la Doctrina de la Fe publicó un

documento sobre el bautismo de los niños, respondiendo a los

cuestionamientos más radicales de todo el debate sobre este

problema.

Hoy se puede afirmar que se ha avanzado en todo este


argumento y paulatinamente, aunque no en todas las partes por

igual, se han ido asumiendo las críticas y se han estado

buscando y ensayando respuestas más en consonancia con la

significación global del bautismo, de sus destinatarios, de la

situación de la comunidad eclesial, etc.

. La confirmación en la iniciación cristiana

El planteamiento pastoral de este argumento no

va tanto a definir la naturaleza de este sacramento sino a

clarificar su puesto en el contexto orgánico de la iniciación

cristiana. La confirmación es un sacramento intermedio entre

el bautismo y la eucaristía. Su desplazamiento a otro lugar

hace variar el mismo significado de sacramento de

139
. FLORISTAN C., Controversias sobre el bautismo de niños, en Phase 55
(1970) 39-70.

140
. Cfr. CERVERA D., ¿Quiénes nos piden el bautismo?, en Phase 55
(1970) 85-92.
1

iniciación141, aunque ello puede contribuir a vivir con mayor

plenitud esos sacramentos, al menos mientras se dé el bautismo

de niños142.

. La eucaristía como culmen de la iniciación

Así debiera ser, pero nos encontramos con

serias dificultades derivadas de la forma como se está

efectuando en la práctica la primera comunión: como una

especie de rito de pasaje, sin expresar una verdadera


inserción a la vida de la comunidad de forma concreta. Es

cuestionante, por ello, el camino de preparación que se sigue

haciendo para participar en la eucaristía en muchas partes; la

unión entre penitencia y eucaristía y, finalmente, la misma

edad143.

d) La reforma del Vaticano II: dos modelos de iniciación

. Rito de iniciación cristiana de adultos

El modelo de iniciación cristiana de adultos

prevee cuatro etapas:

- el precatecumenado de los simpatizantes tiene como

objetivo una primera evangelización, que tiende a despertar la

fe, busca la conversión inicial y aceptación de la Iglesia. Al

141
. Cfr. CAÑIZARES A., Los sacramentos de iniciación cristiana 30-33;
LODI E., Iniziazione 298-299.

142
. Cfr. BOROBIO D., Confirmación, en CFP 187.

143
. Cfr. CAÑIZARES A., Los sacramentos de iniciación cristiana 33-35).
1

terminar este período se hace el rito de ingreso al

catecumenado mediante el signo de la cruz;

- catecumenado es la fase de una catequesis de

iniciación progresiva, organizada, completa, acompañada de la

práctica de la caridad y de la escucha de la Palabra, en orden

a una educación penitencial. Los exorcismos menores señalan la

vida de ruptura, de opción y de lucha que implica la nueva

existencia.

El catecumenado puede durar varios meses o años. Se


concluye con la elección del candidato, después del

discernimiento sobre los signos de fe y de conversión;

- purificación o iluminación. Es un período de

preparación inmediata a los sacramentos y coincide con el

tiempo pascual. Se realizan algunos ritos, que eran comunes en

el catecumenado antiguo: escrutinios, entregas (credo,

padrenuestro); las devoluciones (redditio) hechas el sábado

santo, unciones, etc.

Esta fase comprende también la celebración de los

tres sacramentos en la vigilia pascual;

- la mistagogia se lleva a cabo en el tiempo pascual

con los neófitos. Consiste en un seguimiento postsacramental,

especialmente en el simbolismo sacramental y en las relaciones

fraternas144.
144
. Cfr. el cuadro sintético de S. MOVILLA: Del catecumenado a la
comunidad 108-109 en Apéndice 2. Para una mayor profundización de este tema
cfr. AUBRAY A., Le projet pastoral di rituel de l'initiation des adultes, en
Ephemerides Liturgicae 3 (1974) 174-191; FLORISTAN C., El ritual de
iniciación cristiana de adultos, en Phase 94 (1976) 259-267; MARSILI S., I
due "modelli" rituali dell'iniziazione cristiana. Analisi e rapporto, en AA.
1

. Rito del bautismo de niños

No se trata de por sí de un modelo válido de

iniciación cristiana en cuanto que no ofrece un itinerario

orgánico de catequesis y de etapas en la formación del sujeto.

Se reafirma teóricamente la unidad de los sacramentos de

iniciación, pero de hecho se confía a las Conferencias

Episcopales las adaptaciones pastorales. La catequesis

sugerida para los padres está vista en función de la recepción


de los sacramentos145

e) Pistas pastorales para los sacramentos de iniciación

. Bautismo de niños

La nueva pastoral del bautismo de niños,

mientras persistan todavía elementos de la Iglesia

Cristiandad, se ha de orientar, según D. Borobio, por estos

criterios:

- ni celebración indiscriminada ni negación radical

del sacramento, sino evangelización, catequesis y digna


VV., Iniziazione cristiana. Problema della Chiesa di oggi, 2da. ed.,
Dehoniane, Bologna 1979, 143-166; MOLIN J., Il nuevo rituale dell'iniziazione
cristiana degli adulti, en Rivista Liturgica 4 (1973) 447-457; NOCENT A.,
L'Ordo initiationis christianae adultorum: lignes theologico-liturgiches di
Catéchumenat, en Ephemerides Liturgicae 3 (1974) 163-173; LODI E.,
Iniziazione 294; MOVILLA S., Del catecumenado a la comunidad 106-109.

145
. Cfr. LODI E., Iniziazione 294-295; MARSILI S., I due "modelli" 158-
166; MARTINEZ P., Rasgos teológicos del Nuevo Ritual para el bautismo de l
niño, en Phase 55 (1970) 7-37; NOCENT A., Bautismo, en NDL 203-207; RODRIGUEZ
DEL CUETO C., Pastoral y Celebración del bautismo de niños, en La iniciación
cristiana hoy 111-134.
1

celebración;

- acentuación de la fe de los padres y su

responsabilidad tanto en el bautismo de sus hijos cuanto en la

educación posterior;

- distinción entre petición del bautismo,

preparación necesaria, acogida y aceptación definitiva del

sacramento;

- posibilidad del retraso del sacramento para hacer

posible una mejor preparación;


- responsabilidad de la comunidad en la preparación

y celebración del bautismo.

En los últimos años se han propuesto algunos modelos

pastorales en relación siempre con el bautismo de niños:

- Pastoral del proceso catecumenal para los padres.

Consiste en una propuesta de catecumenado más o menos largo

para los padres de manera que renueven su conversión y su fe y

asuman, de esta forma, los compromisos bautismales de sus

hijos (P. Aubray; P. Tena).

- Pastoral del bautismo por etapas, que aboga por la

espaciación del bautismo en etapas y por un catecumenado de

niños (P. Ph. Bonnard).

- Pastoral del bautismo aplazado, que se orienta

hacia una celebración del nacimiento y una evangelización

durante la infancia, aplazando para más tarde (juventud,

adultez) el catecumenado y bautismo (D. Boureau).

- Pastoral del bautismo selectivo, que realiza el


1

bautismo de niños sin catecumenados previos, pero tampoco se

queda en la simple petición del bautismo por costumbre o

tradición. Se observan las disposiciones de los padres con el

fin de garantizar el proceso cristiano del bautizado (F.

Reckinger)146.

En la línea de la última tendencia se coloca la propuesta

de A. NOCENT, que va más allá de la práctica minimalista de

una charla de preparación. Nocent sugiere que haya al menos

cinco encuentros con los padres y padrinos utilizando la


Palabra de Dios de los cinco domingos de cuaresma del ciclo A.

La primera reunión, siguiendo las lecturas indicadas, se

puede basar en el tema del pecado original y la victoria de

Cristo y de su gracia sobre el pecado. Se puede reanudar el

uso de inscribir en ese encuentro el nombre; explicitando así

el deseo de que el niño viva de Cristo y de su gracia.

La segunda reunión, en sintonía con la vocación de

Abrahán y su respuesta, puede abordar el tema de la elección

divina a la salvación. El evangelio de la transfiguración

manifiesta que el cristiano, como Cristo, viene transformado.

Se podría ilustrar este contenido bendiciendo las vestiduras

blancas que llevarán los niños para el bautismo.

La tercera reunión, basándose en el agua de la que hablan

las lecturas bíblicas, podría tratar el tema del bautismo y de

sus efectos. La reunión se puede concluir con la bendición del

146
. Para todo lo anterior: cfr. BOROBIO D., Bautismo, en CFP 68-69;
BAROFFIO B. - MAGRASI M., Battesimo, en DTI 488-490; MOZO J. M., Catequesis
prebautismal de los padres, en La iniciación cristiana hoy 135-142.
1

agua lustral y la aspersión.

La cuarta reunión, aludiendo al evangelio del ciego de

nacimiento, consiente tocar el tema de la luz y del

discernimiento necesario, a la luz de Cristo, de lo que

conduce a caminar hacia la fe. Como rito simbólico se puede

utilizar la consignación del evangelio.

La quinta reunión puede tener como tema la plenitud de la

vida adquirida en la resurrección, siguiendo el evangelio

sobre Lázaro. Esta sesión se puede concluir consignando el


Credo y el Padre nuestro147.

. Confirmación

No es mi propósito abordar el complejo problema

de la naturaleza de la confirmación, ni siquiera tocar su

mismo desarrollo histórico. Esto ya se hace en las clases de

Teología de los Sacramentos y Sacramentos de iniciación.

Pretendo ahora, en cambio, referirme a la confirmación desde

una perspectiva pastoral, es decir, partir de la experiencia y

realizaciones existentes, confrontarlas con los criterios

eclesiales y trazar líneas de acción.

Pluralismo de opciones

Se dan hoy en la Iglesia diversas tendencias

pastorales en lo que respecta a la confirmación y que,

sintéticamente, se podrían resumir así:

147
. Cfr. NOCENT A., Iniciación Cristiana, en NDL 1066-1068.
1

- Confirmación unida al bautismo y a la Eucaristía,

según la práctica de Oriente;

- Confirmación antes de la primera comunión;

- Confirmación después de la Eucaristía, en la

adolescencia;

- Confirmación después de la Eucaristía, alrededor

de los 18 años.

En toda esta discusión sobre la pastoral de la

confirmación se entremezclan varios aspectos y el énfasis


mayor en uno de ellos conduce a una opción determinada: el

bautismo de niños, edad de la iniciación cristiana (no sólo de

la confirmación), unidad de la iniciación.

En la actualidad se tiende a posponer este sacramento por

razones pastorales, dándole en algunos casos la significación

de rito de pasaje148. En otros casos viene a ser una catequesis

de adolescencia de tipo catecumenal149. En ambos casos se

trataría de una instrumentalización de la confirmación,

atribuyéndole lo que no le corresponde. Existen, sin embargo,

tendencias que proponen una verdadera preparación durante esas

edades con propuestas incluso concretas150.

148
. LODI E., Cresima, en DP 197; CAPRIOLI A., Confermazione, en DTI,
Vol I, 563-564.

149
. Cfr. BOROBIO D., Confirmación, en CFP 195.

150
. Cfr. PEDROSA V., Algunas pistas catequéticas para la confirmación
de niños, adolescentes y adultos. Presentación y valorización de materiales
editados, en Phase 69 (1972) 272-280, BOROBIO D., Proyecto de iniciación
cristiana. ¿Cómo se hace un cristiano? ¿Cómo se renueva una comunidad?,
Desclée de Brouwer, Bilbao 1980, 324-327.
1

Los estudiosos consideran que el pluralismo de respuestas

pastorales a la confirmación se ha de respetar siempre que se

eviten exclusivismos o planteamientos erróneos de fondo151,

dependiendo la opción, de la garantía de educación de la fe

que pueda ofrecer la familia y la comunidad cristiana152.

Las posiciones de quienes proponen el sacramento de

la confirmación después de la eucaristía, si bien tienen

razones pastorales, especialmente apoyadas en el bautismo de

los niños y en la situación de cristiandad, no cabe duda que


se oponen al carácter de la confirmación como sacramento de

iniciación. Esa situación puede ser juzgada oportuna mientras

se replantea con mayor radicalidad la problemática de la

iniciación cristiana en su totalidad, colocando la

confirmación antes de la eucaristía153.

El nuevo ritual de la confirmación dejó de lado el

conflicto de posiciones y se abtuvo de pronunciarse, aunque

parece indicarse una dirección en los Praenotanda que se

inclina a posponer la confirmación a la Eucaristía. Este punto

es juzgado por P. FARNES como el punto más débil del nuevo

ritual154.

151
. Cfr. BOROBIO D., Confirmación 195.

152
. Cfr. CAPRIOLI A., Confermazione 564.

153
. Cfr. LLOPIS J., La edad de la confirmación. Estado actual del
problema, en Phase 69 (1972) 247-248; TENA P., El sello del Espíritu, en
ibid. 216; LlABRES P., La confirmación entre los datos teológicos y la
práctica pastoral, en Phase 94 (1976) 289-291.

154
. Cfr. FARNES P., El nuevo ritual de la confirmación, en Phase 69
(1972) 228-230.
1

La preparación a la celebración de la confirmación

La respuesta a este argumento dependerá, en

gran parte, de las opciones que se tomen respecto a los

planteamientos precedentes. Optamos por la conservación de la

unidad de la iniciación cristiana, celebrando a edades

oportunas estos sacramentos de iniciación. D. Borobio presenta

una propuesta con correctivos a la la praxis actual (bautismo,

catequesis y educación permanente en la fe de la Iglesia,

primera eucaristía, proceso catecumenal o catecumenado,

confirmación, eucaristía en la comunidad adulta)155.

La preparación ideal a la confirmación la consideramos de

tipo catecumenal, en la que se empeñen la comunidad, los

padrinos, los catequistas156. Las otras formas (charlas durante

un período breve) han de considerarse como insufientes. El

período más oportuno de realizar la preparación próxima es el

tiempo de cuaresma y de pascua.

La celebración se debe cuidar en sus pormenores, evitando

la improvisación (selección de lecturas, cantos, renovación de

las promesas bautismales, explicación del sacramento, etc.).

El después de la confirmación se debe tomar en suma

consideración con el fin de proseguir el camino emprendido.

Podría pensarse en la inserción o formación de grupos

155
. Cfr. BOROBIO D., Planteamientos pastorales sobre la iniciación
cristiana, en ID. (ed.), La celebración en la Iglesia, vol. II, 178-180.

156
. Cfr. Ritual de la Confirmación nros. 3-8.
1

juveniles eclesiales157.

. Primera Eucaristía

La primera eucaristía ¿dentro o fuera de la

iniciación?

Paul De Clerck afirma que numerosos

estudiosos señalan que la Eucaristía es el tercer sacramento

de iniciación y su término. Las introducciones a varios

rituales son los más explícitos al respecto. Sin embargo -

añade - "no conozco ninguna obra sobre la Eucaristía que la


presente -totalmente o en parte - como el final de la

iniciación cristiana y la participación plena a la comunidad

eclesial mediante la comunión en el cuerpo de Cristo"158.

El tema de la primera eucaristía está íntimamente

relacionado con el bautismo de niños y el sacramento de la

confirmación. La respuestas que se den a ambos inciden en la

consideración teológico-pastoral de la primera eucaristía.

Sin pretender ser exhaustivo podemos recoger las

principales propuestas que se han dado a este problema:

157
. Cfr. BOROBIO D., Confirmar hoy, 2da. ed., Desclée de Brouwer,
Bilbao 1980; La confermazione. Problemi e proposte, Elle Di Ci, Torino-
Leumann 1975; FALSINI R., Confirmación, en NDL 423-451; LEON ACHA J. M.,
Catequesis y celebración de la confirmación, en La iniciación cristiana hoy
157-182; LODI A., Aspetti pastorali dell'Ordo Confirmationis, en Rivista
Liturgica, en Rivista Liturgica 2 (1972) 379-390; NOCENT A., Riflessioni sul
nuovo "ordo Confirmationis", en Rivista Liturgica 2 (1972) 391-401; PRAT I
PONS R., La pastoral de la postconfirmación, en La iniciación cristiana hoy
183-201, TRIACCA A. M., Contributo per una catechesi liturgico-sacramentale.
In margine al nuevo "Ordo Confirmationis", en Rivista Liturgica 5 (1973) 611-
632.

158
. DE CLERCK P., L'initiation chrétienne entre 1970 et 1977. Théories
et pratiques, en La Maison Dieu 132 (1977) 101.
1

- dar la primera eucaristía a la edad de la razón,

recibiéndola antes de la confirmación. Esta praxis actual no

parece responder a la consideración de la primera eucaristía

como culmen del proceso de iniciación y obedece a factores

histórico-pastorales ajenos a ella. D. Borobio intenta

solucionar el problema que se plantea en el orden de esos

sacramentos y la recepción a las edades que se otorgan

distinguiendo entre primera eucaristía con niños y eucaristía

de la comunidad adulta. Para él, la primera no puede


considerarse como el momento culminante de la iniciación,

mientras lo sería la segunda159;

- otra alternativa, que ya hemos planteado con

anterioridad al hablar de los sacramentos del bautismo y de la

confirmación, sería retrasar todo el proceso de iniciación y

colocar al final de la adolescencia la recepción de la

eucaristía. Esta propuesta, aunque más coherente teológico-

pastoralmente, encuentra resistencias en la actuación,

derivadas del peso del "Quam singulari" (1910) de Pío X y de

la praxis actual.

La preparación a la primera eucaristía

Los subsidios existentes al respecto están

dirigidos a los niños que se preparan a participar en la

primera eucaristía. En general, resaltan los siguientes

elementos:

159
. Cfr. BOROBIO D., Proyecto de iniciación cristiana 161-169.
1

- una formación doctrinal, que se coloca en una

línea histórico-salvífica, haciendo hincapié en la vida

sacramental;

- una formación de la conciencia que les ayude a

discernir el pecado: formación al sacramento de la

reconciliación160;

- una motivación a los padres para que colaboren

dando la importancia cristiano-sacramental a ese

acontecimiento;
- preparación espiritual que ayude a crear un clima

religioso alrededor de la primera eucaristía;

- celebración de la primera comunión, normalmente en

grupo, dentro de la eucaristía, donde generalmente se renuevan

las promesas bautismales.

Aunque este tipo de praxis supera en mucho el seguido, en

el pasado reciente, del aprendizaje memorístico del catecismo

de primera comunión, hemos de considerarlo todavía

insatisfactorio, porque no incide suficientemente en la

formación del tipo de cristiano y de comunidad que actualmente

se está buscando.

Las reflexiones que se hicieron sobre el bautismo de

niños se han de reproponer también aquí: ni eliminación total

de la eucaristía con niños ni praxis indiscriminada, sino

praxis selectiva, que tome en cuenta la situación religiosa de

160
. Cfr. PEDROSA V., La iniciación al sacramento de la penitencia.
Hacia un planteamiento renovado de la iniciación cristiana, en La iniciación
cristiana hoy 203-245.
1

la familia y la capacidad de ésta en el proceso de educación

de la fe. De lo contrario se deberán intensificar y alargar

los procesos de formación de niños y padres con el fin de que

la celebración sacramental sea realmente significativa

religiosamente para ellos.

Se deberá cuidar mucho más que hasta el presente el

seguimiento de los niños, que han hecho la primera comunión y

crear estructuras ad hoc.

Un planteamiento que cada vez se está abriendo más camino


es tomar la eucaristía como culmen de la iniciación cristiana.

En este caso se trata del desplazamiento de la primera

eucaristía al final de la adolescencia o primera juventud e

implicaría un replanteamiento total del proceso de preparación

a la primera eucaristía. Cito algunos criterios que debieron

orientar ese proceso:

- la preparación debiera ser integral, es decir,

debería abarcar la totalidad de los ámbitos de la fe cristiana

(instrucción - celebración de la fe - práctica de la fe). Esto

supone una programación de un itinerario de formación de

índole catecumenal, que responda a las inquietudes y situación

de los jóvenes;

- la comunidad cristiana adulta ha de desempeñar una

parte muy importante en el proceso de preparación. Esa

comunidad se hará presente ya sea a través de los catequistas

como de encuentros conjuntos en momentos significativos del

año litúrgico;
1

- se deberá cuidar que la primera eucaristía venga a

ser el momento culminante de la inserción en la vida

comunitaria, lo cual implicará que el joven perciba la

vitalidad y dinamismo de esa comunidad y la nueva forma de

existencia a que viene a formar parte viva;

- sobre el tiempo se deberá respetar lo peculiar de

los procesos de formación de índole catecumenal, además de las

características inherentes a ellos (contacto con la Palabra -

iniciación simbólica - ascesis - dimensión testimonial, etc.).


Los catequistas debieran ser cristianos adultos y jóvenes, que

sean capaces de aunar la sabiduría de Dios con el testimonio

de vida161.

161
. Cfr. RAMOS M., Educación litúrgica e iniciación cristiana. La
primera comunión de los niños, en Phase 16 (1985) 117-139; ALDAZABAL J., La
primera eucaristía como culminación de la iniciación cristiana, en La
iniciación cristiana hoy 247-28O.
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