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1. CONCEPTOS PREVIOS
2.1. El proceso
La actividad que desarrollan las partes y del tribunal para producir un juicio
jurisdiccional, que declare el derecho de las partes en un caso concreto,
Evidentemente en una sociedad tan compleja como la actual, cada año surgen
millones de procesos o juicios, para poner término a una infinidad de conflictos de
los más diversos órdenes.
a) de las partes, que son las personas entre las que se plantea la disputa de
relevancia jurídica y quienes solicitan que sea resuelta por un tribunal, conforme a
Derecho. Su actividad de inicio y desarrollo del proceso, es lo que constituye la
acción procesal.
b) del tribunal, que es el órgano estatal que debe emitir, como resultado de su
propia actividad y la de las partes, y haciendo aplicación de las normas jurídicas
correspondientes, la decisión que venga a resolver definitiva e irrevocablemente la
controversia, estableciendo el derecho de cada una de ellas. Esta actividad es la
que constituye la jurisdicción, que actualmente el Estado ha reservado para si y
que ejerce a través de los jueces.
Luego, el proceso está dotado de una profunda legitimidad, ya que deben ser
siempre oídos y pueden intervenir a lo largo de todo su desarrollo, las personas
que van a ser afectadas por la sentencia, que es la resolución judicial que le pone
término.
Esta teoría arranca de la doctrina alemana de mediados del siglo XIX. Su máximo
exponente fue Von Büllow quien, en su obra “Teoría de las excepciones
procesales y de los presupuestos procesales”, sostuvo que el proceso debe
entenderse como una relación jurídica entre las partes y el juez, la cual presenta
las siguientes características: consiste en un vínculo de derecho que une a los
sujetos, el cual se funda en la voluntad de la ley y no en la voluntad de las partes;
constituye una relación compleja, compuesta por un número indeterminado de
deberes y derechos entre las partes que la protagonizan; es una relación
autónoma, la cual se encuentra absolutamente desvinculada de la relación de
derecho sustantivo o material, y es una relación de derecho público, puesto que
los sujetos de la relación jurídica es vinculante para el demandante, para el
demandado y para el estado.
La crítica central que ha recibido esta teoría dice relación con la negación de una
sola relación jurídica en el proceso, puesto que al interior de él hay variados actos
procesales y diferentes relaciones procesales.
Esta teoría fue formulada por Goldschimtd en su obra “El proceso como situación
jurídica” de 1925. Su punto de partida radica en una crítica hacia la teoría de la
relación jurídica, mediante una comparación ente el fenómeno de la guerra y el
fenómeno del proceso, en cuya virtud señala que en este último sólo hay
posibilidades, expectativas y cargas. El juez por su parte, no está obligado para
con las partes a dictar sentencia sino que tal función se desprende de su
condición de funcionario público. Así su concepción del proceso radica en
entenderlo como una situación en que se encuentran las partes con la expectativa
de obtener una sentencia favorable.
Esta teoría fue elaborada por Guasp, quien tuvo como punto de partida la
insuficiencia de la teoría de la relación jurídica. En opinión de este autor en el
proceso hay más de una correlación de deberes y derechos jurídicos y, por tanto,
hay más de una relación jurídica. A la hora de fijar las notas que deben revestir el
proceso considerado como una institución, existe una pluralidad de opiniones,
dado que el mismo concepto de institución jurídica tiene una multiplicidad de
concepciones al respecto. Según Guasp las características propias de una
institución son la jerarquía, la objetividad, la universalidad y la elasticidad. Para
Hagen por su parte, las características fundamentales de una institución son la
finalidad de la misma, la constancia, la estructuración, la existencia de una unidad
cerrada y su normatividad.
Respecto a las críticas, varios autores han señalado que se trata de una teoría
vaga y estéril, ya que al no manejar un concepto unívoco de institución, no se
puede tener tampoco un concepto unívoco de proceso.
Este sociólogo Alemán del siglo XX propone una visión sistémica del proceso, la
cual se enmarca dentro de la teoría general de la sociedad formulada por él
mismo. Así en su teoría de los sistemas sociales se observa la existencia del
sistema jurídico y ,dentro de él, la existencia de un subsistema procesal, el cual
-junto con los demás subsistemas- debe hacer soportable un medio complejo con
infinitas alternativas de comportamiento para reducir la complejidad a la medida
del ser humano. Utiliza como puntos de partida en lo referido al desenvolvimiento
del proceso, la certeza que se va a producir una decisión jurisdiccional y la
inseguridad acerca de cuál vaya a ser la decisión que se tome. Por eso sostiene
que en el proceso existen, solamente expectativas normativas, en donde muchas
veces las referidas expectativas pueden entrar en conflictos normativos.
PROCEDIMIENTO DE COGNICIÓN
SENTENCIA
condiciones
Ejecutivo
para el cumplimiento de
resoluciones
Juicios Ejecutivos
Obligación de dar
Obligación de hacer
Obligación de no hacer
Esta teoría es la que tiene mayor acogida en la doctrina actualmente, puesto que a
partir de las críticas que Goldschmidt realizó a la teoría de la relación jurídica,
surgieron tres nuevas posiciones al respecto. Primero, se buscó una reconciliación
entre la doctrina de la relación jurídica con la teoría de la situación jurídica, opción
defendida por otros autores. En segundo lugar, se busco extender el concepto de
relación jurídica hasta puntos más allá de los previsibles y sostener que el
contenido de la relación jurídica procesal se constituye por la totalidad de
consecuencias jurídicas que la ley procesal asocia al proceso. Por último, se
planteó vaciar el contenido a la teoría de la relación jurídica, sustituyendo los
conceptos de derechos obligaciones por los de posibilidades cargas de
Goldschmidt. A esta postura se une Rosemberg, quien estuvo por favorecer una
teoría ecléctica y casuística del proceso. Así, en el derecho civil hay relaciones
jurídicas en donde no hay obligaciones , de la misma manera se puede observar
en las relaciones procesales casos en que sólo se observan cargas y
expectativas.
Cabe hacer presente que las reglas que constituyen los procedimientos se
encuentran en múltiples fuentes formales, no sólo en la ley, sino que también en
Tratados Internacionales, Autos Acordados o Instrucciones de los propios
tribunales, Reglamentos y Decretos de autoridades del Poder Ejecutivo,
Instructivos o Resoluciones de organismos públicos (Servicio de Impuestos
Internos, Contraloría General de la República, Ministerio Público, etc.), usos y
costumbres de los tribunales, etc.,
Esto a pesar de que en nuestro país, existe une reserva legal en la propia
Constitución, que dispone que serán materias de ley, las que sean objeto de
codificación procesal (art. 60N°3 Constitución), lo que incluye a tos Códigos de
Procedimientos. A esto se añade que, según la misma Ley Fundamental,
corresponde al legislador-no a otras fuentes productoras de normas establecer las
garantías de un racional y justo procedimiento en toda clase de materias (art 19 N°
3 inc. 5° Constitución)
Sin embargo, en la práctica existen procedimientos completos, aunque breves,
establecidos para tramitar procesos particularmente relevantes, que están
contenidos en Autos Acordados de la Corte Suprema, como acontece con las
Acciones constitucionales de protección, de amparo, de inaplicabilidad de las
leyes: del Recurso efe Queja, etc.
Pero, como estas últimas seguirán siendo insuficientes, además hay que
considerar incluidos en esta regulación, los principios, tas garantías y otros
conceptos jurídicos relevantes, que son los que en último término permitirán
aneblar a Derecho la conducta de litigantes y jueces y constituir procesos
tolerables para el ordenamiento jurídico.
Por lo tanto, cualquiera sea su fuente, las normas que constituyen los
procedimientos deben respetar este contenido mínimo, que constituye la esencia
del proceso. De lo contrario constituirán un remedo del mismo, una fórmula distinta
de adoptar decisiones, que no estará revestida de la precisión y legitimidad propia
de las resoluciones de carácter jurisdiccional. No existe, por lo tanto, libertad
absoluta para establecer los procedimientos y constituir los concretos procesos,
sino que siempre habrá de respetarse este contenido esencial.
De allí que por mucho que una norma de procedimiento disponga la realización de
determinados actos procesales de una forma, no es raro que en la práctica se
realicen de otra, que es también necesario conocer para intervenir en él, por más
que se pueda discrepar de esa aplicación, considerando que se aparta del
mandato normativo.
Como son tantos los procesos que se requieren y tan diferentes los temas sobre
los que pueden recaer, los procedimientos que ofrece un sistema procesal, han
debido ir aumentando proporcionalmente. Por eso es que ya no se puede contar
como antaño, con un par de procedimientos para conocer y resolver las materias
penales y otros para conocer de los asuntos civiles, sino que se han debido ir
multiplicando y especializando según la naturaleza de los conflictos y cuestiones
que se someten a los tribunales.
De todos modos, un elemental criterio de racionalidad económica, aconseja evitar
la absoluta dispersión de procedimientos, debiendo esmerarse los ordenamientos
por establecer algunos dotados de las características adecuadas y de la
flexibilidad necesaria, para constituir los procesos adecuados para grandes
géneros de materias, lo que dista de acontecer en la mayoría de los
ordenamientos jurídicos, especialmente en los países de menor desarrollo social y
económico.
Más allá de lo que sería necesario, el sistema procesal chileno contempla un gran
número de procedimientos, que resulta muy difícil de determinar exactamente, ni
siquiera para los funcionarios o profesionales más actualizados. En realidad, más
que de procedimientos completos, en muchas oportunidades se trata de variantes
procedimentales, en las cuales, por ejemplo, en materia civil, se toman
generalmente los procedimientos ordinarios de mayor cuantía o sumario y se le
restan determinados trámites o facultades de valoración de la prueba, que el
legislador considera necesario alterar para conseguir procesos más rápidos.
En el fondo, lo que ha sucedido es que cada una de estas ramas del Derecho ha
ido alcanzando autonomía conceptual, desarrollando sus propios principios y
normas.
Son ejecutivos aquellos por medio de los cuales se pide el cumplimiento de una
obligación que consta de una sentencia judicial o de otro título que según la ley
tenga la fuerza ejecutiva.
B) PRUEBA: tiene por objeto que las partes puedan acreditar sus posiciones.
Comienza con la resolución que recibe la causa a prueba y consta básicamente de
un término probatorio, y de un plazo que es de 10 días de observaciones a la
prueba. Es aquella en la que las partes deben producir todos aquellos medios, que
sean, susceptibles de demostrar sus alegaciones. Esto es que sirvan para
provocar en el juez la convicción de que lo que ellos afirman es real. Esta es la
fase especialmente destinada para producir la prueba. Esta fase empieza con la
resolución que recibe la causa a prueba, y tiene dos momentos el término
probatorio y observaciones a la prueba.
Concluido eso en teoría comienza: C) SENTENCIA: es aquella en la que el
tribunal deberá resolver el asunto a través de la sentencia definitiva, y comienza
con la resolución de citación a las partes a oír sentencia y concluye con dictación y
la notificación de la misma.
Se habla también de consecutivo convencional cuando son las propias partes las
que fijan las etapas del respectivo procedimiento, lo que ocurre por ejemplo en
materia de administración por árbitros mixtos.
8. Prueba legal, libre convicción y sana crítica: Los hechos constitutivos del
conflicto ocurren normalmente antes y fuera del proceso, en consecuencia estos
deben ser revelados en el proceso. Este complejísimo fenómeno probatorio de
rebelar los hechos tiene diferentes fases: cuáles son los medios de prueba, cuáles
son admisibles, cuál es la forma de producir la prueba, quién está cargado con el
peso de la prueba, cómo se valorizan las pruebas, estas preguntas son
contestadas por tres vertientes:
En materia procesal penal rige el principio de la sana crítica, en virtud del cual, el
juez debe fallar cuando ha obtenido una convicción mas allá de toda duda
razonable, a partir de las máximas de la ciencia, lógica y experiencia.