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A modo de ejemplo citamos a Zehavit Gross2, quien –en Educación y religión: caminos de
la tolerancia– describe la educación religiosa estatal como un lugar de integración entre el
Estado y la religión. Plantea que el sistema de educación religiosa estatal de Israel es una de
las innovaciones más revolucionarias de la historia de la civilización moderna, pues refleja
la confrontación pedagógica del mundo religioso judío con los retos de la modernidad.
1
El texto está tomado de: Educación religiosa escolar: naturaleza, fundamentos y perspectivas. Ed. San Pablo.
Bogotá 2011
2
ZEHAVIT, Gros. “Los roles sociales de la educación religiosa estatal”. En: SAGI, A. y Schwartz, D.
(compiladores.). Cien años de sionismo. Ramat Gan, Israel, 2003, pp. 129-186.
Las realizaciones del sistema de educación sionista-religiosa se pueden ver en tres ámbitos:
el social, el académico y el religioso. El éxito de este sistema educativo obedece –según
Zehavit Gross– a la combinación de la preservación esmerada de los principios religiosos
fundamentales con la gran flexibilidad y apertura ante las necesidades cambiantes del
mundo moderno, abierto y pluralista en el que vivimos.
3
Para una comprensión completa de la síntesis que aquí se presenta, cf. CONFERENCIA EPISCOPAL DE
COLOMBIA. Estándares para la Educación Religiosa Escolar.
Capacidades de la ERE
Contenidos temáticos
1. Antropológico
Problemas de
investigación
Saber aplicar a la
Cuatro Enfoques:
significativa
Experiencia
Saber integrar fe
4. Eclesiológico
comprender
Grado
realidad
de la fe
y vida
Saber
2. Bíblico
J-T El amor de Dios 1-2-3-4
1 La vida 1-2-3-4
2 La amistad 1-2-3-4
3 Las celebraciones 1-2-3-4
4 La vocación 1-2-3-4
5 El testimonio 1-2-3-4
6 La persona humana 1-2-3-4
7 La familia 1-2-3-4
8 La comunidad 1-2-3-4
9 La moral humana 1-2-3-4
10 Sentido y proyecto de vida 1-2-3-4
11 El compromiso social del cristiano 1-2-3-4
Los elementos que se describen como componentes de la educación religiosa escolar tienen
su marco pedagógico en el Modelo T desarrollado por Martiniano Román Pérez y Eloísa
Díez López4.
1. Contenidos
2. Métodos o estrategias de aprendizaje
3. Capacidades-destrezas
4. Valores-actitudes
Los objetivos generales de la educación religiosa están dados por las capacidades y valores,
los cuales se concretan en destrezas cognitivas y actitudes. Según correspondan al nivel
más general o al más concreto, reciben también el nombre de objetivos generales o
fundamentales y objetivos procesuales o didácticos.
Nivel
Capacidades Valores Objetivos generales, objetivos fundamentales
general
Nivel
Destrezas Actitudes Objetivos procesuales, objetivos didácticos
concreto
¿Cuáles podrían ser las capacidades propias de la educación religiosa por desarrollar, en un
proyecto curricular que permita el diálogo interreligioso? La pregunta está referida al
primer componente del modelo, las capacidades como objetivos de la formación. Al
4
ROMÁN, Martiniano y DÍEZ, Eloísa. Diseños curriculares de aula en el marco de la sociedad del
conocimiento. EOS, Madrid, 2005, pp. 106-114.
respecto pensamos que esas capacidades propias son la espiritualidad y la trascendencia
como potencialidades básicas del ser humano.
La realidad hacia la cual se tiende, en una dinámica intencional, puede ser una realidad
intrahistórica (trascendencia horizontal) o una realidad presente y trascendente a la historia
(trascendencia vertical o ascendente). Esta dinámica que inicia en la autoapropiación
continúa y culmina en el re-conocimiento de lo otro y en un movimiento de progresiva
apertura que se expresa en acogida y entrega al Otro, que en alguna tradiciones se
denomina Dios. La autoapropiación personal puede desglosarse en algunas destrezas que la
hacen más concreta: autoconocimiento, autoestima, autonomía.
El segundo componente del modelo son los valores que se traducen en actitudes. Los
valores y actitudes son, junto con las capacidades, objetivos de formación. Desde la
experiencia de las tradiciones religiosas se pueden proponer valores como la verdad en el
orden de la fe, el amor solidario en el orden de la compasión, la libertad en el orden de la
esperanza salvífica; y estos valores, a su vez, pueden traducirse en actitudes más concretas
que cada contexto particular y cada grado prioricen.
La apertura en el amor es lo que han enseñado las diferentes tradiciones religiosas con el
nombre de compasión. La autoestima, el amor de sí mismo, la justa valoración de sí es el
lugar desde el cual el ser humano se abre al otro, a los otros y a esa realidad trascendente
que las religiones han experimentado como realidad abarcante y fundante. El amor, la
compasión, la solidaridad aparecen como un acto de descentramiento por el cual la apertura
al otro expresa el proceso de madurez humana.
5
LONERGAN, Bernard. Método en teología. Sígueme, Salamanca, 1988, pp. 21ss.
La apertura a la esperanza es la que las tradiciones religiosas han captado a partir de la
experiencia y constatación de una realidad personal, social y cósmica, en la que la presencia
del sufrimiento y los vestigios de plenitud remiten a un estado o realidad de absoluta
plenitud. La percepción y comprensión de una realidad en proceso de cambio y maduración
constituye una invitación a generar procesos de liberación que las tradiciones religiosas han
denominado experiencia de salvación. La lectura y compromiso con la realidad en el aquí y
el ahora se convierten en visiones prospectivas que descentran los condicionamientos
presentes y permiten el avance y la exploración de una realidad más digna y plena y de
unos horizontes que estimulan la construcción de metas posibles.
Experimentar activo
Entender coherente
Espiritualidad
Objetivos de formación en la
educación religiosa escolar
Juzgar recto
Decidir sensato
Capacidades Autoconocimiento y conocimiento del
Absoluto
Trascendencia Autoestima y amor a Dios
Autonomía y discernimiento de la voluntad
de Dios
Verdad Actitudes en el orden de la fe
Amor solidario Actitudes en el orden de la compasión
Valores
Actitudes en el orden de la esperanza
Libertad
salvífica
Un tercer componente para tener en cuenta en el modelo son los contenidos de la educación
religiosa. Cuando se habla de contenidos en una asignatura se hace referencia a los
contenidos conceptuales y a los contenidos de datos y hechos o factuales. Los primeros
contienen un alto grado de abstracción mientras que los segundos están referidos a la
experiencia, a lo concreto. En los contextos educativos de Colombia, en los que ha incidido
la Reforma Educativa Española, se entienden tres tipos de contenidos: conceptuales,
actitudinales y procedimentales. Estos han sido objeto de enseñanza, de aprendizaje y de
evaluación.
En este marco de referencia, una educación religiosa pluralista puede identificar sus
contenidos en dos polos de mutua referencia y comprensión hermenéutica: los datos de
realidad y las significaciones de las tradiciones religiosas. Estos polos operan como un
círculo de interpretación y le imprimen a la educación religiosa una dinámica y relevancia
especial en la escuela.
Las tradiciones religiosas, con todo su aporte, sus símbolos, creencias, normas adquieren a
la luz de los datos de realidad relevancia histórica, vigencia y actualidad en el mundo
contemporáneo.
En el primer polo de los contenidos cabe toda expresión de realidad; es decir, la educación
religiosa está abierta a cualquier dato o significación a partir de la cual puede establecerse
ese círculo de comprensión. Nada le es ajeno. Tal característica le permite a la educación
religiosa escolar asumir una actitud transdisciplinar con las otras áreas que conforman las
propuestas curriculares.
Tomás de Aquino definió la religión como la ordenación del hombre hacia Dios 6. Dado
que cabe hablar de religiones que no se orientan hacia una realidad llamada Dios, al menos
en su primer nivel semántico, y de experiencias y comportamientos religiosos no
necesariamente teologales, se puede entender la religión como la orientación del hombre
hacia lo sagrado7. Esta experiencia personal es una ordenación u orientación vital que se ha
ido conformando en tradiciones compartidas que llamamos religiones, las cuales han
configurado unos sistemas de creencias, de símbolos cultuales, de normativas en el orden
moral y de criterios de organización social que se concretan en formas de relación
comunitaria.
El siguiente cuadro presenta estos sistemas en forma de contenidos que se pueden articular
en la educación religiosa escolar en orden a establecer dos tipos de relaciones: (1) las
relaciones entre las diferentes tradiciones religiosas, es decir, un diálogo interreligioso; y
(2) las relaciones entre los componentes de las tradiciones religiosas y los contenidos
referidos a la realidad.
6
TOMÁS DE AQUINO. S.Th., I, q 81, a. 1.
7
MARQUÍNEZ, Germán. Filosofía de la Religión. USTA, Bogotá, 1981, pp. 123-126.
Religiones naturales y/o
Nuevas expresiones
Contenidos de la educación
Contenidos de la realidad religiosa desde la perspectiva de
Cristianismo
las tradiciones religiosas
Hinduismo
Judaísmo
animistas
religiosas
Budismo
Islam
PRIMERA APROXIMACIÓN:
La experiencia fundante y los
textos de la tradición: (Abraham,
Moisés, Jesús, Mahoma, Buda);
En el orden intersubjetivo y comunitario
En el orden cósmico-natural
En el orden histórico-social
de sociedad, comunidad,
3.
5.
4.
Elementos de consenso y de
disenso. Aportes a la construcción
de una significación más humana
de la existencia y del mundo.
En la propuesta de este modelo se entiende por métodos para el aprendizaje los que se
desarrollan en el aula como métodos didácticos o de enseñanza, que consisten en unas
formas de hacer e indican unas formas de saber hacer. Aunque otro capítulo aborda esta
cuestión, acá interesa relacionar el concepto de métodos didácticos con procedimientos y
estrategias, con el fin de mirar los componentes de la experiencia y tradición religiosa
propiamente tales. Los procedimientos son entendidos como el conjunto de acciones hacia
8
ROMÁN, Martiniano. Sociedad del conocimiento y refundación de la escuela en el aula. EOS, Madrid, 2005,
pp. 239-249.
la consecución de una capacidad o un valor, mientras que por estrategia se entiende el
camino para la consecución de una destreza o de una actitud.
Al hablar entonces sobre los objetivos de la educación religiosa conviene tener presente que
la consecución de capacidades –como la espiritualidad y la trascendencia–, o de valores –
como la verdad, la libertad y el amor– requieren de unos procedimientos que se traducen en
estrategias conducentes a alcanzar las destrezas y las actitudes arriba descritas. Al respecto,
las tradiciones religiosas proveen ellas mismas unos procedimientos y estrategias que
pueden enriquecer esta tarea.
Por ejemplo, hay procedimientos y estrategias diversas y de gran riqueza en las expresiones
cultuales, en la meditación, en la lectura y hermenéutica de un texto sagrado, en la
comunicación de las creencias y doctrinas, en el discernimiento moral, en la revisión de
vida y diálogo comunitario de las diferentes tradiciones religiosas, por nombrar solo
algunos elementos. Esto quiere decir que las mismas tradiciones proveen los métodos o
medios para alcanzar los objetivos de formación de la dimensión religiosa de la persona.