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Al meu estimat pare Josep Lladó Pascual
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No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema
informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico, mecánico,
por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La
infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad
intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos
Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra
(www.conlicenca.com; teléfonos 91 702 19 70 – 93 272 04 45).
ISBN: 978-84-17208-95-0
Primera edición: Mayo, 2019
Producción del ebook: booqlab.com
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Referencias
Sobre el autor
Pep Lladó es cantautor, pianista y productor musical. Buscador incansable que huye de militar en
ningún estilo musical en particular, es un habitual de la escena rumbera de Barcelona y de sus manos
han salido multitud de álbumes de diferentes estilos. En el terreno audiovisual, ha colaborado en series
de televisión de gran éxito internacional, que le han llevado a ser uno de los autores españoles más
exportados de las últimas décadas. Actualmente dirige el sello discográfico Sota La Palmera, además de
actuar con su banda y ofrecer su Taller de Composición de Canciones a nivel nacional e internacional
(España y Latinoamérica).
Sobre el libro
Ponle la letra a tu propia canción. El mundo está lleno de canciones. Todas las culturas del mundo
las componen y no hay ser humano que no haya cantado alguna vez. Componer canciones no es difícil,
pero que resulten interesantes dependerá de sus cualidades técnicas y, sobre todo, del impulso
emocional que ha llevado a crearlas. Este libro te ofrece las herramientas necesarias para que conectes
con tu poder creativo, sea cual sea tu nivel de conocimiento musical, y conviertas tus sentimientos en
letras de canción, sin los prejuicios que suelen coartarlo y llevándote a un transformador diálogo con tu
mundo interior. Déjate acompañar en este fascinante camino y encuentra aquello que hará tu vida más
rica y feliz.
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Web de Amat Editorial
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Índice
Prólogo
Introducción
2. Invitación
Por qué las canciones pueden ayudar a mejorar el mundo
Aquí y ahora puede nacer una canción
Juego: Lista de temáticas
¡No hay excusa! Si puedes cantar, puedes componer
Juego: Grabación en pareja
Llevas contigo una maleta llena de recursos
La canción como escenario para el diálogo interno
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Procura tener cerca una guitarra o un piano
Un lugar donde crear
Reserva un espacio de tiempo
Crea tu carpeta de letras
Vive pequeñas temporadas en «modo composición»
Búscate aliados
Espera a tener terminada tu canción para mostrarla a los demás
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Dos extraños personajes que se asemejan a ti
Aceites esenciales
Juego: Canción de amor sin la palabra amor
Tensar el arco
El bloqueo. Qué hacer cuando sientes estar en una vía muerta
Cuando todo encaja
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Tres grupos
Grupo 1 - Si puedes hacer la misma música con una guitarra que con una
raqueta de tenis
Juego: Con una canción tradicional
Juego: Componer un rap
Juego con un socio
Grupo 2 – Digamos que te defiendes
Juego: Canción sencilla
Juego del diagrama
Juego con dos acordes
Grupo 3 - Si llevas más horas de vuelo que la sonda Voyager
Juego: Autorretrato
Juego: Canción diálogo
Juego: …y el premio es para:
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Prólogo
de Roser Capdevila i Valls
Para Pep, componer parece una tarea fácil. Le conocí mientras aplicaba sus
notas mágicas sobre mis dibujos. Los 104 episodios de «Las Tres Mellizas»
tomaban fuerza con su banda sonora. Sus composiciones musicales,
siempre descriptivas, nos transportaban hasta los lugares más remotos y
nos introducían en la época y la cultura de las historias que escogía la Bruja
Aburrida. Al mismo tiempo, en cada escena, sus ritmos y melodías nos
proporcionaban momentos de suspense, intriga, alegría, miedo… Supe
entonces que para la productora era un cincuenta/cincuenta; daba tanta
importancia a la animación como a las músicas que debían acompañarla.
Aunque yo nunca podré llegar a valorar la profunda huella que esas músicas
han dejado entre mis recuerdos.
Para mí, componer canciones es un enorme desafío. Pero Pep confía tanto
en nuestra capacidad musical innata que nos anima a crear nuestra propia
banda sonora. A través de este libro, nos transmite sus conocimientos de
artista polifacético como poeta, intérprete, compositor, cantante... y nos
proporciona las herramientas necesarias con trucos y juegos para que
podamos transformar los ruidos en sonidos y los golpes en compases; nos
acerca al ritmo de la rumba, a la poesía del cantautor, a la creación del
compositor… Siguiendo sus consejos seguro que todos podemos «hacer
música» aunque para algunos, entre los que me incluyo, es aconsejable
mantenerla en la más estricta intimidad y seguir disfrutando de la suya.
¡Gracias Pep!
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Introducción
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1. Confidencias y acuerdos antes de
zarpar
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que nosotros habitamos cada vez que volvemos a escucharla. Hacer
canciones es una responsabilidad más grande de lo que parece, porque cada
canción que componemos puede marcar un antes y un después en nuestras
vidas, y quizás en las vidas de muchas personas. Estoy convencido de que mi
vida no sería la misma si no hubieran existido Sabina, Serrat, Gato Pérez o
los Beatles. Ellos, con sus canciones, han moldeado el mundo en el que he
crecido.
Enlaces a internet
Pequeño relato
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Permíteme que te haga un pequeño relato de mi vida con respecto a las
canciones.
Vine al mundo y he vivido casi siempre en el Maresme, una comarca
cercana a Barcelona, una estrecha franja de tierra entre las montañas de la
Serralada Litoral y el mar. Las montañas del Maresme son más bien bajas y
redondas, surcadas de plácidos senderos entre pinos y encinas. Las playas
son de arena blanca, largas y tranquilas. Es una naturaleza amable que invita
a ser habitada… casi siempre. Sucede que, muy de vez en cuando, es como si
despertara un dragón dormido y los vientos se vuelven huracanados, los
pequeños riachuelos, torrentes desbordados, y el mar ruge tan fuerte como
el Atlántico más embravecido en la Costa da Morte.
Antes de empezar este pequeño relato de mi trayectoria vinculada a las
canciones, quizás deba contar que la historia de mi vida, e incluso mi
carácter, tiene mucho que ver con la naturaleza de esta tierra donde vivo.
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conseguir el milagro de que aparezca una canción donde antes solo había
silencio y un papel en blanco. Así, sin darme cuenta, sucedió que componer
canciones, además de ser mi profesión, se convirtió en la forma con la que yo
me he ido explicando a mí mismo lo que me iba sucediendo a lo largo de mi
vida.
Con un poco de oficio y mucha implicación, me gané el pan felizmente
durante muchos años ejerciendo de compositor, pianista y productor
discográfico, hasta que a finales del año 2008 mi vida dio un vuelco
inesperado. Loli, la que fue durante más de treinta años mi amada
compañera, murió de forma repentina, dejándome sumido en un mar de
tristeza. Antes he hablado de los terribles temporales que a veces asolan las
tierras apacibles del Maresme. Este fue el más terrible de todos ellos. Ya no
era capaz de abrir esas puertas mágicas de las que antes hablaba, ya no
podía viajar por los paisajes de mi mundo interior, ni tan siquiera podía
enfrentarme al silencio y a la soledad sin que me inundara la tristeza más
profunda, y pensé que jamás podría volver a componer, porque jamás podría
volver al lugar interior donde nacen las canciones. Sin embargo, tuve la
suerte de tener a mi lado personas muy amadas que me hicieron ver que la
vida me había proporcionado una herramienta poderosísima para afrontar mi
duelo, y esta herramienta eran los propios resortes que uno usa cuando
compone. Gracias a estas personas, un día pude juntar el valor necesario
para afrontar la empresa de componer las canciones más bellas que
pudieran salir de mi corazón para hablar de Loli, del dolor atronador de su
ausencia y de la promesa de la alegría que un día habría de ser capaz de
sentir por la vida vivida a su lado. Acompañado por mis amigos, todos ellos
músicos de gran talento, zarpé hacia el viaje interior más importante de mi
vida: Andar Contigo.
Durante más de un año estuve componiendo en soledad las canciones de
este álbum. Ya no se trataba de cumplir con ningún encargo profesional, ni
tan siquiera de un impulso meramente artístico: se trataba de una guerra
entre el dolor y la poesía en la que me estaba jugando la vida. Si el dolor
vencía a la poesía, esta dejaría de tener sentido para siempre, y sin poesía, la
misma vida se convertía en algo sin sentido. Si, por el contrario, la poesía era
capaz de vencer al dolor, se abría un camino de esperanza. Cada verso en las
canciones de Andar Contigo, cada melodía, fueron pequeños pasos que me
permitieron avanzar en este camino, y si hoy estoy aquí escribiendo estas
palabras es porque venció la poesía y, gracias a ella, pude aceptar y encauzar
el gran dolor que me causaba la pérdida de mi amada Loli. Esta es, para mí, la
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verdadera razón por la que las mujeres y los hombres nos entregamos a la
actividad artística. Ayudarnos a dialogar con nosotros mismos para abrazar
lo bueno y lo malo que la vida nos ofrece.
Andar Contigo es un trabajo excepcional en todos los sentidos, que
cambió mi forma de relacionarme con la música. Quizás debido a eso, en los
proyectos que le sucedieron sentí un impulso que jamás había sentido con
anterioridad: el de cantar yo mismo las canciones que componía. Quizás
porque el compromiso entre mis canciones y yo se había hecho más
estrecho, quizás porque depositar mis canciones en la voz de otro cantante
ahora se me antojaba un acto de cobardía, a mis cincuenta y tantos me hice,
sin remedio, cantautor.
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Sobre la Luna y el Sol
El lenguaje no es más que una convención que nos llevó, a un grupo de gente,
a llamar a la Luna, Luna, y al Sol, Sol. A mi entender, mucho más importante
que las palabras que los nombran son la propia Luna y el propio Sol.
El material de este libro es una invitación a jugar con las palabras, a
usarlas, junto con la música, como materia prima para crear, a gozar de ellas
como el pintor goza de sus pinturas o el escultor del mármol que esculpe.
Para que se produzca el prodigio de la comunicación es imprescindible
que la alianza entre el que habla y el que escucha funcione, y no sería nada
deseable que, por algún azar, sucediera que las palabras, en lugar de
funcionar como vehículo de comunicación, se convirtieran en un elemento
distorsionador.
Soy consciente de que la antigua convención de utilizar el género
masculino para dirigirnos tanto a hombres como a mujeres ha entrado en
crisis, y esto ha creado a los escritores un grave problema que de momento
no tiene solución. La única alternativa es utilizar el femenino para nombrar a
ambos géneros, la cual cosa se me antoja igualmente injusta y
empobrecedora.
Por suerte, la lengua es algo vivo, y estoy seguro de que, con los años,
daremos con una solución para este conflicto. De momento, pido que se
acepte que use el masculino como una más de las convenciones que voy a
proponer a lo largo de este libro, con todo mi respeto y cariño a todas mis
hermanas mujeres que vayan a leerlo.
Que en virtud de este acuerdo, los artículos cambien y las vocales se
adapten a la voluntad de la lectora o del lector y que viva la igualdad y la
concordia entre las mujeres y los hombres.
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el desarrollo de algún aspecto técnico. Mi objetivo no es ese; lo que yo me
propongo es que juguemos con la música y las palabras, y que a través de
este juego vayamos abriendo la mente y disolviendo falsos límites para
descubrir que todos somos capaces de crear.
Para jugar, no es necesario tener ningún nivel mínimo de conocimientos
musicales: ha de bastarnos con nuestra intuición. Sin embargo, si tienes la
suerte de haber estudiado música, verás que puedes poner en práctica los
conocimientos que has adquirido. Incluso si ya has compuesto varias
canciones o eres compositor profesional, seguro que podrás divertirte con
estos juegos, y probablemente encontrarás nuevos caminos para tu
creatividad. No hay límites, que cada uno se acerque con lo que lleva puesto
y juguemos juntos. Solo pido una cosa: abandonemos el miedo.
Ahora vuela y ve tan lejos como te lleve tu imaginación, vierte en ella tu alegría o tu
tristeza, tu sensualidad o tu ira. Báilala, gózala, grítala, susúrrala. Si tienes la
posibilidad, acompáñate de algún instrumento; no hay límites, a partir de algo tan
sencillo como un número de teléfono pueden surgir grandes ideas.
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Estoy seguro de que habrás conseguido cantar el número de tu teléfono y te felicito
por ello. Para mí lo más importante es que lo hayas disfrutado y que hayas
conseguido expresar aunque solo sea una pequeña parte de ti en este juego. Pero,
además, vamos a observar minuciosamente un pequeño milagro que seguro se ha
producido.
Es sabido que todas las palabras tienen una sílaba tónica, que es la sílaba
acentuada, esto es, aquella que se pronuncia con mayor intensidad. Para que una
melodía funcione, las sílabas tónicas deben recaer en partes de la melodía que
también estén acentuadas por su ubicación en el compás. Esto, que dicho así, en
plan teórico, parece algo muy difícil, estoy seguro de que tú lo has hecho bien de
forma intuitiva. Recuerda tu melodía y revisa de qué manera has acentuado los
números de tu teléfono. Seguro que, por ejemplo, has dicho CUAtro y no cuaTRO,
seTENta y no setenTA, y así con cada una de las cifras que hayas ido cantando. ¡Es
algo maravilloso! Nuestra intuición va siempre más allá que nuestros
conocimientos, dejémonos llevar por ella.
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2. Invitación
Espero que este libro te sea de ayuda para seguir tu impulso creativo y
hallar aquello que buscas en tu camino.
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Te enlazo con el poema de Mario Benedetti «Por qué cantamos»,
que habla maravillosamente de esa fuerza en nuestro interior que
nos lleva a hacer canciones.
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Lista de temáticas
Haz una lista de temáticas sobre las cuales te gustaría componer,
independientemente de que te veas capaz de hacerlo o no. La puedes ir ampliando
a medida que se te ocurran nuevas ideas. Te será de gran ayuda cuando te
dispongas a empezar una canción desde cero.
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En cantar está la clave. Yo no conozco una manera de componer una
canción que no sea cantándola. Eso que parece tan sencillo, a veces no lo es.
A muchos nos sucede que no nos gusta nuestra voz, que nos irrita
escucharnos grabados y que sentimos que no hemos nacido para cantar, y
cualquier actividad que nos obligue a hacerlo nos incomoda enormemente.
Aceptar la propia voz es como aceptar el propio cuerpo. Cuesta, quizás
nunca se consigue del todo, pero es algo indispensable para que podamos
fluir por la vida.
Recuerdo que una vez, de adolescente, me grabé cantando «Bridge over
Troubled Water». ¡Al escucharme quería morir! Mi voz estaba, y estaría por
los siglos de los siglos, a años luz de la voz de Art Garfunkel, y entonces
decidí que no merecía ser escuchada y que lo mejor que yo podía hacer era
cerrar mi boca para el resto de mis días. He necesitado muchos años para
sobreponerme al «yo no puedo cantar», «yo no puedo componer», «yo no
puedo escribir un libro». Yo no puedo, yo no puedo… Nuestra mente nos
proporciona coartadas perfectas para renunciar al salto al vacío que supone
crear: «no tengo tiempo», «no tengo conocimientos suficientes», «lo que yo
vaya a decir lo habrán dicho otros antes, y mejor». ¡Excusas! Lo que sucede
en realidad es que para crear es imprescindible que nos miremos al espejo y
nos pongamos a bregar con el personaje que tenemos delante, y eso es todo
un reto del que muchas veces tenemos la tentación de huir.
Grabación en pareja
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Búscate a alguien que no cante ni mucho mejor ni mucho peor que tú. Grabaos en
plan casero, los dos por separado. El juego consiste en que, cuando os escuchéis,
cada uno pondere los aspectos positivos de la voz del otro.
Tomaos el juego con humor y con amor. Ayudaos mutuamente a hacer más
llevadero el difícil momento de escuchar grabada la propia voz.
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escuchado en tu vida. A mí me salen 1.010.800. Una cantidad espeluznante,
¿verdad?
Somos la generación en la historia de la humanidad que más música ha
escuchado. Seguramente escuchamos en una semana más música que un
hombre de la Edad Media en toda su existencia. Entonces, pienso: «De toda
esa cantidad ingente de canciones que hemos escuchado, algo habrá
quedado en nuestra mente que pueda alimentar nuestra intuición». Por lo
menos, esta herramienta la tenemos todos, gratis y sin haber hecho ningún
esfuerzo.
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Sabe muy bien que los días de sequía forman parte de la normalidad. ¡No hay
que desesperarse!
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3. Sobre las canciones y quienes las
componen
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cantamos en la escuela, las que aprendimos en la adolescencia y nos
ayudaron a sentir que formábamos parte de un grupo, y así en cada época de
nuestras vidas. Te animo a tomar conciencia de las músicas que has
escuchado en las distintas épocas de tu existencia; verás que algunas siguen
siendo importantes para ti, mientras que otras quizás te hagan ruborizar,
porque todos cambiamos a lo largo de los años y con nuestra actitud ante la
vida cambian también nuestros gustos musicales.
Mirar hacia atrás a través de las canciones nos ayudará a saber un poco
mejor quiénes somos y de dónde venimos.
Cuando llegues al momento presente, haz un repaso de todo lo que has escrito y
piensa en las canciones que quieres que describan lo que será tu futuro. Continúa
la lista hacia delante tanto como puedas, y que las canciones te ayuden a proyectar
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un futuro rico y feliz.
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Agarrémonos ahí, compongamos libremente y sin prejuicios atendiendo a
nuestras inquietudes y a nuestro diálogo interno, y veremos cómo poco a
poco vamos encontrando nuestra propia voz.
Me gustaría contar una anécdota personal que viene muy a cuento con todo
este tema de la originalidad de las ideas.
Hace algunos años, me encontraba en fase de preproducción de la
música de una serie de dibujos animados. Antes de empezar con la
composición de la música de los episodios, acostumbro a crear pequeñas
melodías, pequeños leitmotiv, que van asociadas a cada uno de los
personajes principales. Uno de estos personajes era un ser oscuro y
malvado. Creé para él una pequeña melodía de cinco notas basada en la
primera, tercera y quinta de un acorde menor. Me pareció lo más adecuado
para ilustrar su aura de tenebrosidad.
Tras ese episodio de preparación, llegó la fase de producción de la serie y
empecé a componer música basándome en las melodías que había creado
previamente. Todo funcionaba según lo previsto hasta que un día, viendo la
televisión, tuve la sensación de que algo iba mal. En un momento, un sudor
frío bañó todo mi cuerpo: las cinco notas de la melodía de mi personaje
siniestro eran exactamente las mismas cinco notas del tema principal de
Batman. ¡Horror!
Naturalmente, expliqué el incidente al productor de la serie y de mutuo
acuerdo decidimos que lo más prudente era volver a grabar la música desde
cero, prescindiendo de la melodía en cuestión y poniendo otra en su lugar.
Debo confesar que todo este lío me dejó mal cuerpo y una duda me
inquietaba. ¿Habíamos llegado Danny Elfman, compositor de Batman, y yo a
la misma melodía por caminos paralelos o esa melodía estaba aletargada en
mi memoria y despertó espontáneamente durante mi proceso creativo?
Quizás no había forma de saberlo, pero había un argumento a favor de los
caminos paralelos: de las cinco notas de la frase musical, tres formaban
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parte del acorde menor que las sustentaba. Para entendernos, era una
melodía muy previsible. Entonces pensé que si dos compositores habíamos
llegado a estas cinco notas de manera paralela, cabría esperar que alguien
más hubiera llegado a ellas en la historia de composición musical. Una
consulta al musicólogo Miquel Àngel Hurtado confirmó mi presentimiento.
Efectivamente, esta frase musical se encontraba de forma literal en los
primeros compases de la sinfonía Mathis der Maler de Paul Hindemith,
compuesta en 1934. ¿Había yo copiado a Elfman? ¿Había copiado Elfman a
Hindemith? Estoy seguro de que no, simplemente los tres habíamos llegado
al mismo lugar siguiendo nuestros propios caminos. Puede suceder y a veces
sucede, pero no dejemos que ese riesgo coarte nuestra creatividad.
¡Seamos valientes!
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4. ¡Vamos allá! Consejos prácticos
Actualmente, con los teléfonos móviles, es fácil tener una aplicación que te
permita grabarte, pero no esperes a instalarla justo en el momento en que la
vayas a necesitar, asegúrate de que está actualizada y haz algún ensayo para
confirmar que todo funciona. Para más eficacia, no sería mala idea regalarte
un pequeño grabador de los que usan los periodistas para hacer entrevistas,
pero aun así puede darse el caso de que llegue la idea de tu vida y no tengas
en ese momento ningún instrumento a mano para grabarla. Si es así,
siempre te queda el recurso de buscar algún teléfono y llamar a un
contestador automático de confianza y cantarle tu canción. Puede que te
sientas un poco ridículo, pero funciona. Te lo digo por experiencia.
Procura tener cerca una guitarra y, a poder ser, un piano; con muy poquito
que los sepas tocar, te serán de gran ayuda.
Sea cual sea el instrumento que te apasiona, el que tocas o el que te
gustaría tocar, te será de gran utilidad aprender a tocar los acordes básicos
con una guitarra. No hace falta que te conviertas en un virtuoso del
instrumento, ni tan siquiera que seas capaz de puntear melodías; basta con
que seas capaz de rascar cuatro acordes para acompañar una canción.
La guitarra nos ofrece la ventaja de solucionar con mucha facilidad la
parte rítmica de un acompañamiento. Con poco que practiques, verás que la
mano derecha entra en «función automática» y te pide muy poca atención, lo
cual te permite centrarte tranquilamente en la mano izquierda, que es la que
define la armonía.
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Me he pasado muchos ratos tocando algún ritmillo con la mano derecha
mientras que la izquierda muteaba las cuerdas sin poner ningún acorde. Es
un recurso que se me ha mostrado muy eficaz para que fueran surgiendo
ideas.
El piano es también un gran aliado, pero no te permite automatizar ritmos
como lo hace la guitarra. La gran ventaja del piano es que puede ayudarte a
entender de forma gráfica la armonía, lo cual es de gran ayuda cuando los
acordes se van sofisticando. Te digo lo mismo que con la guitarra: no hace
falta que seas capaz de interpretar conciertos de Rachmaninoff. Para
empezar, basta con que sepas construir los acordes en el teclado.
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La creación artística tiene algo de sagrado. Un altar no es mala idea.
Julia Cameron, en su libro El camino del artista, nos propone citarnos con
nosotros mismos para escuchar a nuestro artista interior. Lo llama «la cita
con el artista».
Una vez preparado el lugar donde vas a crear, cítate allí con tu artista.
Aunque nadie más que tú va a asistir a este evento, prepáralo con el mismo
entusiasmo que si se tratara de una cita con alguien muy importante para ti.
Como en cualquier cita, establece una hora de llegada e intenta estar ahí
puntual. También es importante que sepas de cuánto tiempo dispones para
lo que vas a hacer.
La cita con el artista que te propongo consiste en hacer un paréntesis de
dos o tres horas en tu vida, desconectar tu teléfono y cualquier elemento que
pueda interferir, y aposentarte en el lugar que previamente has elegido, con
un papel y un lápiz, quizás algún instrumento musical y algún utensilio que te
permita grabar tus ideas. Si este elemento para grabar es el celular, te
recomiendo encarecidamente que lo pongas en modo avión.
Soy muy partidario de establecer rutinas semanales. Te aseguro que una
o dos sesiones por semana no tardarán en dar resultados. Aun así, no
esperes que estos espacios de tiempo sean siempre gratificantes. Muchos
artistas comparan al acto de creación a un parto, pues si es cierto que el
resultado te llenará de alegría, también es cierto que el proceso puede ser
largo y doloroso.
Puede suceder que cuando lleves un par de sesiones, empieces a
escuchar una voz en tu interior que te ofrezca excusas para no asistir a la
cita: «esta semana andas muy atareado», «con los días que llevas no estás
de humor», «tienes cosas muchísimo más importantes que hacer...».
Es muy normal que aparezcan estos pensamientos. Te animo a que
perseveres, solo se trata de un mecanismo de defensa de tu mente ante la
perspectiva de acometer una acción que te va a exigir un gran compromiso
intelectual y emocional. Más adelante me propongo ofrecerte algunos
recursos para afrontar todo esto.
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Crea tu carpeta de letras, prepárala con amor, haz que no sea una carpeta
cualquiera, porque va a contener los sentimientos más intensos que viva tu
corazón y toda la poesía que seas capaz de crear a lo largo de tu vida.
Carpeta de letras solo puede haber una que te acompañe siempre, que lo
contenga todo. Allí se acumularán los esbozos de lo que quizás un día lleguen
a ser canciones muy queridas. Allí reposarán tus ideas aletargadas,
esperando su momento para brillar como las crisálidas esperan el momento
de convertirse en mariposas. Allí, silenciosos, como el vino en la barrica,
aguardarán los versos que tú vayas escribiendo, esperando una señal tuya
para cobrar vida y ser mostrados al mundo.
Quizás parezca un contrasentido, pero puede suceder muy bien que, por
muchas citas que tengas contigo mismo en el espacio que destinaste para
crear, las ideas más brillantes se te ocurran en el momento y el lugar que
menos te esperas. Me sucede con frecuencia que, después de pasarme
largas horas intentando componer sin ningún resultado, ¡zas!, me sobreviene
una idea prometedora mientras me estoy duchando, conduciendo o
cocinando. ¡Así de caprichosas son las musas!
Cuenta la leyenda que «Yesterday», de los Beatles, nació mientras
desayunaban unos huevos fritos en un hotel y su primer título fue
«Scrambled Eggs». Si Paul McCartney hubiera acotado su creatividad a unas
pocas horas al día, esta canción no habría nacido nunca. Pero McCartney
estuvo alerta en un momento en que no era previsible que saltara la idea y
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fue lo suficientemente astuto para darse cuenta de su potencial, capturarla y
convertirla en una de las canciones más famosas de la historia.
Tus citas con el artista son imprescindibles si quieres obtener algún
resultado componiendo canciones, pero debes estar alerta las veinticuatro
horas del día, porque en cualquier momento puede saltar la liebre. Yo
acostumbro a pasar temporadas en lo que llamo «modo composición». Son
días en los que intento no bajar la guardia y estar atento al máximo a mis
pensamientos y mis emociones. Intento también alejarme tanto como sea
posible de la radio y la televisión, y propiciar al máximo momentos de silencio
para evitar interferencias.
El «modo composición» es agotador y no puede ni debe durar mucho; es
necesario abandonarlo al cabo de unos días para dedicarte a vivir.
Una vida plena e intensa será siempre la mejor fuente de inspiración que
un artista pueda tener.
Búscate aliados
El magnífico libro Romper una canción cuenta cómo Joaquín Sabina, que
estaba en una crisis creativa debida a una larga bonanza emocional,
convenció a su amigo Benjamín Prado para viajar juntos unos días a Praga,
con el objeto de componer a cuatro manos nuevas canciones para su
próximo disco. El caso es que mientras Sabina estaba apoltronado en su
placidez doméstica, Prado estaba en un momento tormentoso de su
existencia. El ensamblaje de sus estados emocionales, tan distintos, unido a
su gran talento, dio como resultado las magníficas canciones del disco
Vinagre y rosas.
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músico. Si te sientes buen músico, búscate un letrista talentoso; pero, más
allá de todo eso, júntate con gente que te dé buena onda: no se trata solo de
componer buenas canciones, sino también de disfrutar del proceso.
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5. Si la gallina come bien, los huevos
son más sabrosos
En busca de alimento
Un deportista que somete a grandes esfuerzos su cuerpo cuida con esmero
su dieta. Sabe que, en gran medida, su rendimiento depende de los
alimentos que ingiera, y también sabe que hay unas comidas que pueden
jugar a favor y otras en contra de sus objetivos.
A la gente que componemos, como a todos los artistas, nos toca cuidar la
alimentación de nuestra alma.
Escucha música
Esa es tan obvia que casi me la podía haber ahorrado, pero hay algo que
quisiera apuntar: es importante ver desde dónde escuchamos la música. Uno
se puede acercar a cualquier obra artística desde la razón o desde la
emoción. Ambos caminos son interesantes y te aportan cosas distintas. En
otros momentos del libro, te propongo escuchar canciones analíticamente
como herramienta de aprendizaje, pero ahora que estamos hablando de
nutrir nuestra alma, lo que te sugiero es que escuches con el corazón, que te
emociones prescindiendo de la información que va asociada a lo que estás
escuchando y que dejes que la música te hable como si cada nota estuviera
compuesta especialmente para ti.
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Ábrete a escuchar distintas músicas. Seguro que hay un estilo de música
que tú sientes como «lengua materna», pero si pones atención a otros
estilos verás que encuentras sintonías que te pueden enriquecer.
Muchas veces, los músicos de heavy solo escuchan heavy y los músicos
de jazz solo escuchan jazz. Yo pienso que es una lástima limitar nuestro
ámbito de esta manera, con lo grande y formidable que es el mundo. Explorar
tierras lejanas seguro que te puede abrir nuevas perspectivas.
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Observa cómo al escuchar las músicas se te hace presente el impacto emocional
que cada una de las películas causó en ti.
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superior se alternaban balcones y ventanas con celosías.
Las realidades, todas ellas, las de dentro y las de afuera, no son como
son, sino como nosotros las observamos. Cuando hablamos de lo que
vemos, estamos hablando de nosotros mismos, y cuanto más hondo
lleguemos en nuestra observación, más cerca estaremos de irnos
conociendo.
Viaja
He podido observar que nunca vuelvo de un viaje con las manos vacías en el
aspecto creativo. Ver lugares nuevos, gente nueva, hacer cosas que no
hacemos normalmente… Todo eso es un gran estímulo que seguro nos
despierta, si acaso andábamos un poco dormidos. Además, los viajes nos
proporcionan siempre tiempo muerto en el que no podemos hacer otra cosa
que pensar. Las horas que uno emplea en desplazarse, más las horas de
espera en estaciones o aeropuertos, son como una parada obligatoria en
nuestra vida que vale la pena aprovechar.
Viaja siempre con papel y lápiz; verás cómo terminas usándolos.
Me encanta viajar en pareja y también con amigos, pero siento que
cuando viajo solo recibo más estímulos para mi creatividad. Es natural,
viajando solo hay veces en que el único diálogo posible es con uno mismo, y
este acostumbra a dar buenos frutos si estamos conectados con la labor de
componer.
Estimulantes
Hay muchos movimientos artísticos vinculados a determinadas drogas, y
todas las culturas ofrecen algún estimulante para conseguir un estado
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alterado de la conciencia que facilite la conexión del mundo humano con el
divino. Tú tendrás que ver en qué lugar, con qué gente y en qué momento de
tu vida te encuentras para discernir si te puede ser positivo o no ayudarte de
alguna sustancia.
Siento un gran interés en aprender de aquellos pensadores, como Luis
Racionero, que desde el movimiento hippy hasta ahora han investigado sobre
el efecto de las drogas en las manifestaciones artísticas y en las experiencias
trascendentales. Tan solo me atrevo a observar que ninguna droga, por sí
sola, puede convertirnos en artistas: hace falta todo lo demás.
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empezar con los arreglos.
Me parece muy buena idea usar el ordenador en la música, especialmente
si has conseguido un mínimo de destreza con la guitarra y el piano. Solo te
recomiendo estar vigilante para que no sea la máquina la que controla al
hombre, sino el hombre quien controla a la máquina. Digo eso porque con las
grandes facilidades que nos ofrecen los programas musicales, podemos caer
en el engaño de pensar que estamos componiendo cuando en realidad solo
hemos enlazado una serie de loops.
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6. Tú, escribiendo letras de canciones
Sobre el arte de transformar los sentimientos en letras
de canción
Abrir las puertas de tus murallas seguro que te ayudará a encontrar la palabra que
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buscas.
Este juego consiste en salir a pasear con la palabra que tú has elegido. No será un
paseo cualquiera, deberá ser un paseo pensado para que esa palabra vaya
creciendo y creciendo, cobrando cada vez un sentido mayor. Dentro de las
posibilidades que estén a tu alcance, deberás decidir si es mejor un paseo por el
campo, por la playa o por la ciudad, por los lugares de tu infancia o por escenarios
nuevos para ti. Quizás la palabra te pida un paseo nocturno o a plena luz del Sol, tú
deberás elegir el momento en que el paseo pueda ser más inspirador. Puede que la
palabra evoque algún momento de tu vida o alguna persona en concreto; haz que
el paseo te lleve a acercarte a ellos.
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la mayoría de los casos es tremendamente difícil.
Escribir letras de canciones tiene mucho que ver con escribir poesía, pero
no es lo mismo. Intenta poner música a una poesía reglada, como un soneto,
y verás que no es nada fácil. Igualmente, si partes de un poema en estilo
libre, sin ningún patrón de rima ni de métrica, te encontrarás con que es casi
imposible encontrar dónde agarrarte para crear una melodía equilibrada. Eso
se debe a que los bastidores que sostienen las palabras en la poesía no
siempre tienen que ver con los bastidores que sostienen las palabras en las
letras de canción.
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Por suerte, en algunos casos, esta enorme dificultad que entraña
componer música a partir de un poema se ve salvada por la maestría y la
inspiración de algunos compositores. Cuando esto se produce, acostumbra a
dar como fruto grandes canciones. Te recomiendo escuchar el trabajo de
Serrat sobre poesías de Miguel Hernández y Antonio Machado, y te enlazo
con una joya de canción compuesta por Paco Ibáñez sobre un poema de José
Agustín Goytisolo.
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querrás pulsar varias veces la misma sílaba de una palabra… Todo eso y
mucho más es muy lícito en las letras de canciones, pero si lo tienes que
gestionar de una manera racional, te volverás loco.
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Vamos a ver las rimas posibles en una estrofa de cuatro versos, que es el tipo
de estrofa más aconsejable para escribir letras de canciones.
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Juego con una estrofa.
Estrofa de presentación
Vamos a elegir un modelo de rima de los expuestos anteriormente y vamos a
intentar crear una estrofa de cuatro versos con el mismo número de sílabas,
aproximadamente, que nos sirva para presentarnos. Ahí va la mía:
Como ves, es una rima abab. Los primeros versos que se me han ocurrido, han sido
el tercero y el cuarto: Me llaman Pep unas veces / Y otras me llaman Pepito. A
continuación he buscado algunas palabras que rimaran con «Pepito» para así
tener asegurada la rima bb, palabras como: «delito», «pito», «bendito», «bonito»,
«repito», «frito»… hasta que ha surgido «invito», que ha dado pie al segundo
verso. Una vez asegurada la rima bb, ha sido fácil encontrar un primer verso que
tuviera sentido y rimara con el tercero.
Muchas veces, para componer una canción, solo necesitamos una frase
inspirada; así de sencillo y así de difícil.
Puede ser que esta frase nos venga como un flash o que andemos
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persiguiéndola días o quizás años, descartando cientos de otras frases que
se acercan a lo que queremos decir, pero que no lo clavan.
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¿Cómo es posible que una frase o tan solo una palabra nos evoquen
tantas cosas? ¡Ahí está el prodigio de la poesía!
Aquí van unos cuantos títulos de canciones maravillosamente sencillos.
Provienen de distintos estilos musicales, pero intuyo que algunas de ellos te
sonarán y te vendrá a la memoria una melodía. Te sugiero que te hagas
consciente de su sencillez y, a la vez, de su tremendo poder de evocación.
¡Ahí van!
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Es una frase sencilla, pero creo que puede servir para nuestro propósito.
Ahora vamos a tomar esta frase y la vamos a estrujar para sacarle todo el partido
que podamos, repitiéndola en ambas direcciones y tomando partes de ella que
repetiremos también de forma aislada. Por ejemplo:
Como ves, a partir de una sola frase hemos creado dos estrofas de cuatro versos.
Este tipo de recursos son muy utilizados en las músicas populares o de raíz,
especialmente en aquellas donde hay partes improvisadas. No soy musicólogo y no
voy a meterme en jardines, pero estoy seguro de que en todas partes del mundo
podemos encontrar ejemplos en los que a partir de una pequeña frase muy simple
se puede desarrollar toda una estructura musical.
Vamos a empezar a pensar en posibles frases. Necesitamos una frase sencilla que
se pueda recitar en ambas direcciones, pero ello no significa que deba estar exenta
de ambición poética. Vamos a probar con la frase siguiente:
Ahí va:
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Yo muero, yo muero
Por tus besos de sal yo muero
Yo muero, yo muero
Yo muero por tus besos de sal
Ahora te propongo que pienses tu frase pendular. Puede que salga enseguida o que
tarde en salir. Pero el hecho de que estés ahí mirando el techo de la estancia donde
te encuentras mientras tu cerebro va centrifugando ideas, es en sí mismo un paso
adelante.
Una vez tengas tu frase, escríbela e intenta sacarle todo el partido posible, tal como
hemos hecho con los ejemplos anteriores. Recítala en voz alta e intenta cantarla.
Puede que en un instante se encienda una luz y aparezca una melodía. ¡Atrápala!
¡Grábala antes de que se escape!
Este pequeño milagro puede suceder tanto si careces de nociones de música y estás
trabajando a capela como si eres un profesional y posees un estudio con todos los
recursos posibles. Cada uno de nosotros tiene sus propias cartas en este juego y
debe usarlas tan bien como pueda. ¡Suerte!
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7. Peripecias metafísicas persiguiendo
una canción
Si quieres que tus canciones cuenten algo, que transmitan aunque solo
sea un poquito de tu verdad, debes ser capaz de encontrar momentos en
que las murallas de tu castillo emocional desaparezcan. Debes recuperar
la capacidad que un día tuviste, cuando eras niño, de inflamarte con todo
lo que te pueda llegar del mundo que te rodea.
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sugiero una especie de ritual que no he inventado yo y que seguramente es
tan viejo como el hombre. Yo lo utilizo en muchas ocasiones como inicio de
mis «citas con el artista» (ver capítulo de consejos prácticos).
Se trata de sensibilizar al máximo tus cinco sentidos.
Empieza por la vista. Observa minuciosamente, sorpréndete con detalles
que jamás habías observado, fascínate con los colores y las texturas de las
cosas que te rodean.
Después de haberte dado el tiempo necesario, cierra los ojos y presta
atención al oído. Verás que primero percibes los sonidos más cercanos, pero
poco a poco te irás haciendo consciente de sonidos que te llegan de más y
más lejos. ¡Es fascinante lo lejos que puedes llegar con tus oídos!
Ahora concéntrate en tu gusto y en tu olfato. Son dos sentidos que van
muy ensamblados y que son capaces de traernos recuerdos muy lejanos. A
veces un perfume nos puede originar un viaje a través del tiempo que
ninguna fotografía podría originar. Hazte consciente de los olores de la
estancia donde te encuentras y déjate llevar por las emociones que te
provocan.
A continuación, presta atención a tu piel, al contacto de tu piel con tu
ropa, a todo tu cuerpo. Quizás llegado este momento estarás en un estado
de relajación que te proporciona una sensación de bienestar. Abunda en ese
estado de relajación respirando lenta y profundamente.
Una vez sientas que has podido estar suficientemente atento a tus
sentidos, concéntrate en tu intelecto. ¿Hacia dónde están yendo tus
pensamientos? Normalmente, nuestros pensamientos no fluyen en una sola
línea recta; muchas veces tienen forma de árbol o de espiral, o simplemente
forman una maraña multiforme. Quizás hayas practicado alguna técnica de
meditación enfocada a acallar al charlatán que llevas dentro. Creo que es
algo muy recomendable, pero en este ejercicio te pido lo contrario: que
prestes atención a ese charlatán. Él te va a contar muchas cosas de ti,
buenas y malas, te va a hablar de tus obsesiones, de tus ambiciones, de tus
miedos y de tus anhelos. Utiliza todo eso de forma creativa; con ello se
pueden hacer canciones.
Finalmente, escucha tu corazón y tus sentimientos más allá de lo que tu
intelecto pueda abarcar, de una forma mucho más subjetiva y mucho más
difícil de traducir en palabras. En este terreno es donde la música de una
canción, frente a la letra, adquiere todo su sentido. El poder de evocación
subjetiva de la música, combinada con la poesía, nos puede llevar a lugares
que quizás las palabras por sí solas jamás podrían alcanzar.
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Cinco sentidos, cinco palabras
Piensa en tus cinco sentidos y en una palabra para cada uno de ellos. Veamos un
ejemplo.
Vista: difuminada
Oído: viento
Olfato: recuerdo
Gusto: amargo
Tacto: cálido
Construye una frase en la que aparezcan las cinco palabras que has elegido. A mí
se me ha ocurrido: un cálido viento difumina tu recuerdo amargo.
Naturalmente, puedes hacer todas las trampas que quieras y cambiar las palabras
en función de la frase que vaya saliendo. Solo se trata de un pretexto para que
surjan nuevas ideas.
Si has conseguido una buena frase y sientes que puede ser el origen de una
canción, sigue tirando del hilo.
El salto al vacío
El momento de empezar a escribir una canción es como dar un salto y
abandonarte a merced de los vientos que soplan por tus palacios
interiores.
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bolígrafo o poner las manos en el instrumento es como un acto de fe. Sientes
que la idea aún no está ahí, pero confías en que ha de brotar de un momento
a otro, y entonces, sin saber gracias a qué milagro, saltas al vacío y
garabateas unas palabras o una melodía.
Ese instante antes del salto es un momento estimulante y angustioso a la
vez, es como tirarte de un avión en paracaídas o saltar desde un puente.
Piensas «¿por qué me habré metido en esto?» y sientes un impulso hacia
atrás, pero finalmente vences tus miedos y te entregas a la aventura.
Te aconsejo que no te demores mucho en este punto, no dejes que la
duda te lleve a renunciar y no quieras tenerlo todo controlado antes de
lanzarte. Escribe, garabatea, canta, toca, recita, baila, no te preocupes si
sientes que vas a la deriva. Con un poco de suerte una idea te irá llevando a
otra y poco a poco irás encontrando un rumbo.
¿Puede ser que saltes y te estrelles? Sí, puede ser. A veces es necesario
tropezar para descubrir qué caminos no queremos tomar. Puede ser que no
se te ocurra nada o que lo que se te ocurra no te guste; eso también es
necesario que suceda, porque ayuda a ir perfilando tu personalidad. El estilo
de un artista se define tanto por las ideas que muestra al público como por
las que ha descartado por no encajar con su mundo.
Verás que, después de dejarlas reposar unas horas o unos días, algunas
ideas que dabas por buenas no son tan buenas, y algunas que dabas por
malas no son tan malas. Por eso, déjame que insista en la rutina que te
propongo en el apartado de consejos prácticos de grabar y escribir todas tus
ideas y guardarlas todas juntas en una «carpeta de letras». No tires el
material descartado, simplemente déjalo en reposo. ¡Quizás te sirva en el
próximo salto!
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esperando la primera chispa de inspiración, saltas al vacío y allí aparecen.
Son dos personajes que se asemejan a ti, sentados uno a tu derecha y el otro
a tu izquierda. Al principio te sorprenderán, aunque con el tiempo te irás
acostumbrando a ellos; yo les he puesto nombre, los llamo el señor Todovale
y el señor Novalenada.
El señor Todovale se nutre de tu parte más engreída, más
autocomplaciente, más perezosa; a él le encantan tus primeras ideas, todo lo
que tú generas le parece maravilloso sin excepción, aplaude con entusiasmo
cada una de tus ocurrencias y ni se le pasa por la cabeza que ninguna de ellas
pueda ser mejorable con un poco de esfuerzo. Es tu fan incondicional, tu
adulador oficial.
El señor Novalenada es todo lo contrario: se nutre de tus inseguridades,
de cualquier pequeña ranura en tu personalidad por la que se pueda colar un
mínimo atisbo de falta de autoestima; a él no le gusta nada de lo que tú haces
y siempre trata de convencerte de que tus ideas son mediocres y carecen de
interés, y por mucho que te esfuerces, nunca nada que salga de tus manos
merecerá ver la luz del público.
Naturalmente, el señor Todovale y el señor Novalenada no se tragan y
discuten entre ellos mientras tú estás tratando de componer. Se te ocurre
una idea y Todovale vitorea extasiado, mientras que Novalenada refunfuña
improperios.
Por muy molesta que te parezca, la presencia de estos dos personajes es
positiva; pero, créeme, no escuches nunca solamente a uno de ellos. Si
escuchas solamente a Todovale, carecerás de autocrítica y te conformarás
con ideas que pueden ser mejorables; si solo escuchas a Novalenada, toda tu
energía creativa acabará en la papelera. Sé riguroso con lo que haces, pero
no dejes nunca de creer en ti, y los señores Todovale y Novalenada acabarán
poniéndose de acuerdo; en ese momento estarás ante una idea que vale la
pena llevar hasta el final.
Aceites esenciales
No es fácil llegar a esa idea que ponga en consonancia el impulso de expresar
tus sentimientos y tu vocación de crear algo con una cierta consistencia
artística.
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puro, acostumbra a ser un material crudo que necesita un proceso de
elaboración sin el cual carece de interés. Me explico: tú puedes estar muy
enamorado de Antonia, pero si la letra de tu canción solo dice «Te quiero,
Antonia», es posible que no despierte muchas pasiones.
Hacen falta treinta kilos de rosas para obtener una sola gota de aceite
esencial. En el proceso de destilación se toma lo más sublime de cada flor y
se descarta el resto. Te propongo que hagas lo mismo con la energía en
bruto que te impulsa a componer. Destila, busca la esencia, quédate con ella
y prescinde de todo lo demás.
Es un proceso alquímico, no sé verlo de otra manera. Sé que estoy
utilizando mucho este símil, que me expreso muchas veces con términos
como milagro, prodigio o maravilla; pero ¿cómo podemos llamar, si no, al
hecho de hacer nacer una canción que en tres o cuatro minutos sea capaz de
contar al mundo tus verdades?
Imagino (con permiso) un laboratorio alquimista donde hay un recipiente
sobre el que manan muchas fuentes: la fuente de la razón, de donde mana lo
aprendido; la fuente del corazón, de donde mana lo vivido; la fuente del
estómago, de donde manan tus reacciones más viscerales; las fuentes de los
sentidos; la fuente de los recuerdos; la fuente de los anhelos… Y así distintas
fuentes, grandes y pequeñas, copiosas o exiguas. El alquimista va tomando
esa mezcla de todos los manantiales y la va pasando con amor y oficio a un
alambique. Allí, gracias al fuego, va destilando, separando lo esencial de lo
que no lo es, hasta que al final obtiene una pequeña gota de algo sublime que
no es tan solo la suma de todas las fuentes, sino algo que va mucho más allá.
Siéntete alquimista de las palabras, de los acordes, de los ritmos, de las
melodías. No te conformes con la materia en bruto, estrújala, maltrátala,
transfórmala.
He de contar que tomar lo que me sucede por dentro y por fuera y pasarlo
por el alambique para intentar hacer canciones, se ha convertido para mí en
hábito y necesidad. Es la mejor manera que he encontrado de gestionar
todas las cosas, buenas y malas, que me va dando la vida. Por eso, siento que
el proceso de composición es tan importante y enriquecedor como la
canción que resulta de él. Seguramente lo que nos hace crecer es el viaje de
autoconocimiento que hacemos hasta llegar a la canción.
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Canción de amor sin la palabra
amor
Probablemente, el amor es el sentimiento humano que más canciones ha
generado. De hecho, parece ser que el concepto de amor, tal como lo entendemos
en nuestra cultura, nace con las canciones de los trovadores occitanos en la Edad
Media. El amor y la canción siempre han estado unidos, pero también es cierto que
ese sentimiento tan potente que nos enciende el alma ha sido también fuente de
las peores canciones que haya escrito el ser humano y de los topicazos más
escandalosos que hayan visto la luz del Sol. Es la misma potencia del sentimiento
de amor manando incontenible lo que a veces nos impide elaborar y destilar.
Puedes crear una canción entera o solamente una pequeña estrofa, pero intenta
huir de los tópicos. Si estás en una época de tu vida en que estás viviendo el amor
con intensidad, busca lo que hace que tu sentimiento de amor sea único e
irrepetible. Si lo consigues, tendrás en tus manos un regalo precioso para la
persona amada. ¡Suerte!
Tensar el arco
Hemos visto cómo para ser un buen compositor de canciones has de ser
valiente para saltar a un abismo donde todo puede suceder, y también debes
tener una cierta dosis de rigor para forzarte a destilar tus ideas y emociones
y quedarte con su esencia. Si tienes estas dos cualidades, estoy seguro de
que tarde o temprano aparecerán buenas canciones. Pero quisiera remarcar
que este «tarde o temprano» no es retórico: nunca se sabe cuánto va a durar
la gestación de una canción. Por eso es bueno que emprendas el proceso
63
creativo con paciencia y confianza. Hay semillas que germinan con rapidez,
otras necesitan mucho tiempo. Seguramente conocerás el ejemplo del
bambú japonés, cuya semilla, una vez plantada, invierte los primeros siete
años en desarrollar las raíces de la planta, y solo cuando estas están
suficientemente extendidas empieza a brotar, de manera espectacularmente
vigorosa, el tallo en la superficie.
Por eso quiero insistirte en que todo ese tiempo que parece muerto, en
que no se te ocurre nada, no es tiempo perdido. Seguramente las raíces
están creciendo en el interior de la tierra y en algún momento aflorará el tallo.
Hay trabajos en la vida que te recompensan en el mismo momento en que
los haces. Si yo me pongo a limpiar y ordenar mi estudio (cosa que debería
hacer con urgencia), al cabo de unas horas me podré sentar y contemplar el
fruto de mi trabajo, todo en su sitio, sin una mota de polvo. El tiempo que
invertimos en componer canciones no nos es recompensado al instante, es
como si fuéramos acumulando algún tipo de energía, como si fuéramos
tensando un arco para que en algún momento, ¡zas!, se dispare la flecha. El
caso es que no está en nuestra mano saber cuándo se disparará la flecha.
Nosotros lo único que podemos hacer es tensar y tensar.
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El bloqueo es esa sensación que inevitablemente hemos sentido todos los
compositores. La sensación de estar estancado y no poder tirar ni para
adelante ni para atrás, de que nada fluye y los minutos y las horas se
suceden sin que la más mínima lucecilla se encienda en tu imaginación. Es
algo a lo que, aunque no lo reconozca, uno nunca llega a acostumbrarse,
como los navegantes a vela nunca se acostumbran a la calma chicha.
Con el tiempo uno va acumulando trucos para afrontar el bloqueo, pero
no creo que nunca se pueda hacer un manual al respecto. Simplemente, a
fuerza de ir probando, cada cual puede encontrar su manera de salir del
atolladero.
Te aseguro que ese momento en que dices «¡lo tengo!» compensa todas
las horas y los días de andar vagando como alma en pena sin saber qué
camino tomar para hacer que una idea avance. Las canciones no caen del
cielo, hay que ir a buscarlas, hay que perseguirlas, pero hay momentos muy
especiales en los que uno llega a creer en la inspiración divina.
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Me imagino a Sabina y Benjamín Prado en un momento así, abrazándose
y bailando como locos en el bar de un hotel de Praga, tal como cuentan en
Romper una canción. Los imagino y los comprendo perfectamente: yo
también he dado saltos de alegría y se me han llenado los ojos de lágrimas al
ver que, por arte de magia, aquel amasijo de palabras se convertía en una
canción.
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8. Unos cuantos trucos para estimular
la creatividad
Trampolines
Ahí van algunos recursos que yo utilizo para propiciar que vayan surgiendo
ideas. La mayoría de ellos los he utilizado durante años de manera
inconsciente, y fue a raíz de empezar a dar talleres de composición que me vi
llevado a sistematizarlos un poco para poder explicarlos. Los presentaré de
la manera más ordenada posible, pero no debemos perder de vista que en
cualquier acto creativo la que rige es la parte derecha del cerebro, que es
donde reside la intuición, y esta no atiende a esquemas ni a métodos.
Aprovecha de cada uno de estos recursos lo que te pueda funcionar y olvida
lo demás, y no te tomes nada al pie de la letra. Son solo pequeños
trampolines desde los que poder saltar para emprender el vuelo.
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Si te has puesto a componer para responder a un encargo, la respuesta es
fácil; si no existe ese encargo, la cosa se complica.
¿Para quién compones? ¿Para ti? ¿Estás del todo seguro? ¿A quién
quieres que le guste tu canción?
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Visualizar al que canta
Para mí es muy importante visualizar el personaje que va a cantar la
canción que estoy componiendo, tanto si voy a ser yo mismo como si va
a ser otro cantante.
Hay un aspecto puramente musical: la melodía que vas a crear tendrá una
respuesta diferente según la voz que la interprete. Pero no es solo eso; las
preferencias musicales del intérprete, e incluso su actitud, condicionarán el
resultado de lo que tú compongas. De la misma manera, las cualidades y
preferencias del intérprete te pueden estimular a moverte en uno u otro
terreno.
Si vas a componer algo para cantarlo tú mismo, procura que lo que
escribes suene sincero en tu voz. Este es un objetivo muy interesante,
porque te llevará a conocerte cada vez mejor y descubrir qué es lo que cabe y
lo que no cabe en tu mundo musical.
También puede ser estimulante componer para otros; eso te obligará a
moverte por paisajes ajenos, por estéticas ajenas y por inquietudes que no
son exactamente las tuyas. Te aseguro que es una experiencia muy
enriquecedora. Quizás no tengas a mano cantantes que puedan interpretar
tus canciones, o los que tengas no te motiven en exceso. No importa, nada te
impide componer una canción para que la canten Bruce Springsteen o
Chavela Vargas; las posibilidades son infinitas, solo se trata de un pretexto
para estimular tu imaginación. Después, una vez compuesta, puede que la
canción la cante quien habías imaginado o no, nunca se sabe. A veces parece
que ellas, las canciones, tengan voluntad propia en ese aspecto.
Cambio de sexo
Si eres mujer, piensa en el título de la canción que podrías cantar si fueras hombre.
Si eres hombre, piensa en el título de la canción que podrías cantar si fueras mujer.
Ponernos en la piel de una persona del otro sexo puede ser un gran ejercicio que
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nos ayude a adquirir la habilidad de componer para terceras personas y, además,
puede ser una buena herramienta para que ambos géneros nos comprendamos
mejor mutuamente, cosa que nunca está de más.
Auditorio a la carta
Imagina un público escuchando tu canción, tanto puede ser un estadio con veinte
mil personas como un teatro o una reunión de unos pocos amigos. Una vez elegido
un entorno, imagina las caras, los silencios llenos de atención, las voces coreando
el estribillo, los aplausos. Suena una canción que tú has compuesto y está
emocionando a la audiencia. ¿Cómo se llamaría esta canción?
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Es muy importante estar abierto a todos los estilos e influencias, y
escuchar una música lo más variada posible, pero todos tenemos un
rinconcito en el espacio musical donde nos sentimos en casa.
Navegar en el caos
Rarísimas veces se me ha ocurrido una canción empezando por el principio y
terminando por el final. Lo más frecuente es que se te ocurra una frase y esta
te lleve a otra, y así se va tejiendo la canción. Muchas veces, la frase que ha
dado pie a la canción queda integrada en la letra, de forma que el oyente
nunca sospechará que un día fue el origen de todo; otras veces, simplemente
desaparece. Puede ser que la frase original te abra varios caminos, al parecer
incompatibles entre sí. Puede ser que te veas trabajando al mismo tiempo
con varias frases originales que generen caminos que se unan a mitad del
trayecto. Puede ser que, a medio trabajo, surja una idea que te haga
renunciar a todo y empezar de nuevo. Puede pasar de todo. Mis borradores
de letras son una maraña de frases garabateadas, estrofas tachadas,
palabras escritas en todas direcciones y flechas que lo unen y desunen todo
en una red anárquica y enrevesada. Podrían ser algo parecido a un mapa
mental, con la diferencia de que un mapa mental busca la coherencia y en
mis borradores la coherencia solo se encuentra al final. Si es que todo
termina cuajando.
Está claro que hay gente más ordenada y gente más desordenada; pero,
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sea como sea tu carácter, te aconsejo que te acostumbres a navegar en el
caos, a trabajar con ideas paralelas y a renunciar al orden en pro de la
inspiración.
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En la esquina de un bar
Tomando un tequila
Mientras pasa la gente sin vernos
Detrás del cristal
Voy a hacerte el amor con los ojos,
Sin una caricia
Descuida, no pasará nada que no ha de pasar.
Descuida, no pasará nada que no ha de pasar.
En la esquina de un bar
Tu y yo robaremos
Al destino un instante prohibido
De felicidad
Con los ojos, namás con los ojos
Sin una caricia
Descuida, no pasará nada que no ha de pasar.
Descuida, no pasará nada que no ha de pasar.
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Desde este enlace puedes escuchar «Sin una caricia» en Spotify.
Una imagen o una palabra pueden conectar con esas ideas y hacer que se
transformen en canciones, pero hay ocasiones en que, mirando hacia
adentro, no hay manera de que surja nada. ¡Pues bien! Busquemos fuera.
Hagamos que el azar nos proporcione elementos que puedan resonar en
nuestro interior. No nos faltan lugares donde mirar, nos basta con abrir un
libro cualquiera por una página cualquiera e intentar encontrar por allí alguna
palabra que nos haga cosquillas. Internet puede ser también una buena
fuente de estímulos obtenidos al azar.
El oráculo de Google
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Con este juego acostumbro a cerrar mis talleres. Es una actividad especialmente
divertida si se hace en grupo, pero también se puede hacer individualmente. Es
importante que las acciones que propongo sucedan rápidamente, sin pensar
demasiado, para así dar una oportunidad a la primera capa de ideas que se nos
ocurran. Ya tendremos tiempo de reflexionar más adelante.
Realiza la búsqueda de esta palabra. Por ininteligible que sea, siempre acostumbra
a haber resultados.
Haz una lista tan larga como puedas de palabras que te sugiera la imagen elegida.
Elige una frase de las que has creado y adóptala como eje del estribillo de una
canción.
Te propongo que no emplees más de veinte minutos en todo ese proceso. Hasta
aquí el juego te habrá proporcionado una frase para el estribillo de una canción,
fruto exclusivamente del azar. Si la frase que ha resultado te gusta y crees que
puede dar pie a una canción interesante, sigue adelante. Si no, «siga usted
jugando», como dicen en las loterías.
75
9. Ahora que estás en marcha
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raudales. ¡Bienvenidos sean! Simplemente quiero aconsejarte, después de
muchos años de componer canciones profesionalmente, que compongas de
corazón, entregándote generosamente y disfrutando del milagro de asistir al
nacimiento de las canciones. Todo lo demás vendrá solo, estoy
absolutamente convencido de ello.
Hay una tribu en África en la que a cada niño, al nacer, le cantan una canción
que lo acompañará el resto de su vida. La crean expresamente para ese niño,
y es la evocación de su destino, algo así como la melodía única de su alma,
del centro de su ser. En cada acontecimiento y rito de paso de ese niño, los
demás miembros de la tribu lo acompañarán cantando su canción, como una
forma de reconocimiento y sintonía. Cuando va a comenzar su educación,
cuando empieza a cazar, cuando ingresa en la vida sexual, cuando se va a
unir a una pareja y en todos los momentos cruciales de su vida. Incluso
cuando va a morir. Hay una ocasión muy especial en la que cantan su
canción: cuando comete un crimen aberrante o es víctima de una fatalidad.
El pueblo se reúne a su alrededor y le canta su canción, y cuando la persona
la reconoce, desaparece el deseo de dañar a otros y vuelve a conectarse con
el amor y la pertenencia al grupo.
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contribuyen a crear tu identidad en la sociedad que te rodea. Tú, como ser
social, eres la suma de todo eso. En el momento en que empiezas a escribir
canciones, estas se añaden con un gran peso específico a esta suma. Cada
canción que compones es una huella que dejas en tu paso por este mundo, y
también un espejo donde mirarte.
Eres responsable de tus canciones como una madre o un padre lo son de
sus hijos. Tú has hecho que existan y no tienes más remedio que afrontar
todo lo bueno y todo lo malo que venga de ellas: las buenas, las malas, las
que hagas por encargo, las que hagas por amor, las que hagas con alegría,
las que hagas con rabia, las frívolas, las irónicas, las que no hagas, las
acertadas, las equivocadas, las insulsas, las geniales…
Te invito a que afrontes este compromiso con alegría. Componer es vivir.
Vive y compón sin miedo, intentando dar siempre lo mejor de ti, y tú y tus
canciones haréis que el mundo sea un poco mejor.
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Estuvimos como media hora pensando palabras clave, buscando rimas,
probando algunos acordes sencillos, y poco a poco fue saliendo algo
parecido a un estribillo. Ahí lo dejamos. Mi amiga se fue para casa con una
pequeña estrofa que era contenedora de muchas cosas importantes para
ella, y cuya elaboración había significado un trabajo de «destilación» de
todos los problemas que traía encima.
Seguramente, no se podría decir que aquella estrofa fuera artísticamente
muy consistente, pero lo que sí sé es que componerla le hizo bien. Mi amiga
aún me la canta de vez en cuando.
79
10. Tú componiendo música
Consejos poco ortodoxos para la música de tus
canciones
Realiza este test para ver qué tipos de inteligencia tienes más
desarrollados.
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asuntos sociales.
No hay dos mentes humanas que funcionen igual, y es muy importante
que tomes conciencia de cómo funciona la tuya. Así podrás enfocarte en un
tipo de aprendizaje adecuado para ti.
Más allá de la composición de canciones, si tu idea es avanzar en el
aprendizaje musical, es importante que observes que dentro de la música
hay multitud de especialidades: tan músico es un arreglista como un
intérprete, un compositor como un director de orquesta, un DJ como un
productor musical. Está muy bien tener una visión global y saber un poco de
todo, pero si consigues especializarte en una disciplina que case bien con tus
aptitudes, tendrás mucho ganado para conseguir progresar con facilidad.
Cómo aprender
En general, creo que la mejor manera de aprender a componer canciones es
escuchando de forma analítica las canciones que nos gustan.
Puede que tengas conocimientos suficientes para analizar la armonía o
puede que no. Puede que tengas conocimientos para analizar la estructura o
puede que no. No importa. Como siempre digo, juega con las cartas que
tengas, pero no dejes de jugar. Toma las canciones que te gustan y estrújalas
para sacarles el jugo hasta que no puedas más.
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los conocimientos que pueda proporcionarte el mundo de la docencia
musical, pero ten en cuenta que habrá puntos en los que deberás aprender
de forma autodidacta.
Deja que sean tus inquietudes las que te guíen, no te dejes llevar
mansamente por ningún plan de estudios que ha escrito alguien que ni
conoces ni te conoce, y sobre todo siéntete compositor desde el minuto
cero.
Tu primera canción
Si has compuesto muchas canciones en tu vida, seguro que recuerdas la primera. Si
no has compuesto ninguna, ahora es el momento. Si ya tienes experiencia como
compositor, revisita tu primera canción e intenta pulirla con todo lo que has
aprendido desde que la compusiste. Si no has compuesto ninguna, no esperes más,
componla y así quedas bautizado. Llegará el día en que puedas volver a ella con un
montón de conocimientos que habrás adquirido con el tiempo y te servirá para
mirar atrás y ver todo lo que has aprendido.
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Además de sus capacidades, también es importante que descubras
afinidades con tu profesor. De poco te servirá un gran profesor de clásico si a
ti lo que te gusta es el rock and roll. Intenta encontrar a alguien que cultive
más o menos la misma música que a ti te gusta y que tenga una actitud
frente a la vida compatible con la tuya. Piensa que cuando las cosas fluyen
entre profesor y alumno, el profesor acaba convirtiéndose en un tutor, una
especie de gurú que te orienta en ámbitos que van mucho más allá de las
técnicas musicales.
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Hay estilos musicales en los que la estructura es muy evidente y otros en
los que es muy enrevesada. En el momento que a mí me tocó hacer este
aprendizaje me gustaba el rock sinfónico, y aquello era un laberinto… ¡Las
estructuras de los temas de Yes o Genesis son para volverse loco! Seguro
que tú tendrás mucha más suerte que yo en este sentido.
Otro camino que debes emprender para ir componiendo cada vez
mejores canciones es el del conocimiento de la armonía. Es muy importante
que sepas construir los acordes con una guitarra o un piano. También se
pueden encontrar muchos tutoriales en internet. Saber tocar los acordes
básicos con la guitarra o el piano te abrirá todo un mundo. Vale la pena hacer
el esfuerzo.
Cuando controles los acordes, podrás cantar las canciones que te gustan
acompañándote con la guitarra o el piano, pero para ello tendrás que
descubrir cómo están construidas esas canciones armónicamente. Es fácil
encontrar en internet la letra y los acordes (cifrado armónico) de casi todas
las canciones. Intenta acostumbrarte tanto al cifrado europeo como al
americano. A continuación te pongo la tabla de correspondencia entre
ambos.
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acordes de las canciones sin buscar el cifrado en internet. Este es el mejor
entrenamiento posible para tu oído musical, y voy a darte una regla de oro:
escucha el bajo. La nota que da el bajo en el momento que cambia el acorde
suele darte el nombre del acorde; es lo que se llama la «fundamental». Si la
tienes, ya solo deberás descubrir si el acorde es mayor o menor. Por
descontado, esta no es una norma infalible y depende mucho del estilo
musical en el que te estés moviendo.
Si asumes estos conocimientos y los practicas, verás que en ti se van
creando inercias y cuando tomas la guitarra o el piano las manos ya saben
dónde ponerse sin esperar una orden consciente. Estas inercias te serán de
mucha ayuda cuando te sientes a componer.
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11. ¡Que suene la música!
Tres grupos
Mi objetivo al escribir este libro es poder aportar ideas y sugerencias a
cualquiera que sienta la necesidad de acercarse al acto de componer, sea
cual sea su nivel de conocimientos musicales. Para conseguir ese propósito,
sé que debo andar con mucho cuidado para no aburrir con conceptos
técnicos demasiado elementales o demasiado avanzados. En la parte
literaria de la composición de canciones, tengo la sensación de que no es
necesario hacer distinciones entre niveles de conocimientos. Aunque,
naturalmente, las diferencias en la pericia en el uso de la lengua existen, al
final, todos hablamos, todos utilizamos las palabras a diario. En cambio, no
todo el mundo sabe tocar un instrumento ni utilizar el lenguaje musical con la
misma fluidez. Me mantengo en la certeza de que todos podemos componer
canciones, pero es evidente que los recursos musicales utilizados por cada
uno de nosotros pueden ser bien diferentes.
No quiero, a pesar de todo, renunciar a aportar algunas reflexiones sobre
la parte musical de la composición de canciones, y para ello te pido permiso,
solamente en este apartado, para hacer una excepción y hablarte desde la
perspectiva de tres niveles de formación musical distintos.
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más antiguo y el que crea un puente más directo entre el que interpreta y
el que escucha.
En este mundo nuestro existen culturas en las que los niños crecen
adquiriendo muchos recursos rítmicos que aprenden de su entorno. En
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otras, en cambio, el sentido del ritmo no es un valor importante y los
aprendizajes de los pequeños se enfoca en otras habilidades. Tú verás
cuáles son los dones que te ha proporcionado la cultura que has
mamado y los que has ido adquiriendo en el camino. Sean cuales sean…
¡utilízalos sin miedo!
Componer un rap
Este no es un ejercicio sencillo. Para llevarlo a cabo deberás tomar papel y
bolígrafo y aplicarte mucho. Para empezar, haz una lista, tan larga como puedas,
de palabras que rimen y que puedan coexistir en la misma canción. Esta misma
lista de palabras te marcará por dónde puede ir la temática de tu letra. A
continuación intenta escribir versos que justifiquen ir saltando de una palabra a
otra de la lista; puedes saltarte el orden de las palabras de la lista e incluso
renunciar a utilizar alguna si no te cuadra. Con esto habrás generado una especie
de poesía en la que todos los versos rimen. Ahora solo te queda levantarte de la
silla y recitar en voz alta lo que has escrito, de la manera más rítmica posible.
Prueba a bailar lo que estás cantando y a acompañarte con palmas. Quizás sientas
la necesidad de retocar alguna frase para que te encaje mejor rítmicamente.
Quizás el cuerpo te pida repetir varias veces alguna frase. Será señal de que vas por
buen camino.
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agradables de musicalizar y su respuesta me dejó atónito. Mi amigo toma
una canción que le guste y le cambia la letra. Crea una letra perfectamente
paralela a la original, con el mismo número de sílabas, con la misma
acentuación, pero con un contenido completamente distinto, de manera que
se podría cantar la canción elegida sustituyendo la letra original por la que
escribe mi amigo. Cuando la tiene terminada me la envía a mí como si fuera
una letra que aún no tiene música; así la tomo yo, ignorante de la canción que
la ha inspirado, y creo una nueva melodía que no tiene nada que ver con la
primera. De esta manera terminamos componiendo una canción con letra y
música completamente originales.
Como ya te he comentado anteriormente, es importante encontrar
aliados. Si tu punto flaco está en los conocimientos musicales, asóciate con
un músico; seguro que tú le podrás aportar ideas a él y él a ti. Entre los dos
podréis hacer grandes cosas. Te sugiero que no te limites a tu entorno más
inmediato y que utilices internet. Prueba a poner un anuncio en las redes que
diga algo así: «Busco socio con conocimientos de música para componer
canciones». Verás cómo el destino se encarga de ponerte en contacto con
alguien interesante.
Elige una canción y cámbiale la letra. Una vez tengas la nueva letra, dásela a tu
socio como si fuera una poesía que aún no tiene música, sin contarle nada de la
canción que te ha inspirado. Deja que él componga la música libremente.
¡Alucinarás con el resultado!
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puedes leer un cifrado armónico y te manejas con algún instrumento para
acompañar tus composiciones.
A ti, que tu trayectoria vital ha hecho que llegues al día de hoy sabiendo
un poco o un mucho de música, te voy a pedir algo que quizás te sorprenda,
pero que es muy importante: ¡disfruta de los conocimientos que tienes!
El que sabe mucho está tranquilo porque sabe que sabe mucho; el que no
sabe nada está tranquilo porque sabe que no sabe nada, pero el grupo de
en medio, en el que nos encontramos la mayoría de los mortales,
corremos el peligro de cargarnos de prejuicios, obsesionarnos con
nuestras carencias, pensar que no sabemos bastante para crear algo con
pies y cabeza, y olvidarnos de lo principal, que es disfrutar de lo que
estamos haciendo.
Canción sencilla
Intenta componer una canción sencilla con la estructura clásica: introducción,
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estrofa (una o dos), puente (opcional) y estribillo.
Cuanto más sólidas y equilibradas sean las partes que forman la estructura
de una canción, más lo será la estructura completa. Una canción es como
una pequeña obra arquitectónica en la que los equilibrios son importantes.
Para conseguir que estos bloques sean sólidos, es necesario que cuentes los
compases. Suelen funcionar muy bien las partes de canción cuyo número de
compases es 8, 12 o múltiplos de estos. Prueba a contar los compases en las
canciones que te gustan y verás cómo suele ser así.
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Ahí va uno de los más brillantes.
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juego de tónica y dominante (Do – Sol7). Deberá ser una frase musical que se
pueda repetir varias veces. Cuenta los compases de la frase e intenta que sean 8 o
múltiplos de 8.
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Autorretrato
Tomando como ejemplo la «Milonga del moro judío», escribe una canción cuya
letra empiece por: «Yo soy…».
Para mí, la canción más difícil es aquella que nadie te encarga, que nadie
espera, que no parte de ninguna premisa. Es aquella en la que zarpas sin
saber adónde te llevarán los vientos. Es aquella en la que si te pierdes,
nadie va a venir a por ti. Es el abismo de la creación libre, que te enfrenta
a ti mismo como un espejo, sin que puedas parapetarte en el oficio o en
tu habilidad para complacer los gustos de terceros.
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Canción diálogo
Compón una canción en segunda persona del singular en la que dialogues contigo.
Aprovecha la ocasión para contarte cosas que nunca antes te habías contado.
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Leonard Cohen recibiendo el premio Príncipe de Asturias. Abstráete
de la pomposidad del entorno, que no ayuda para nada, e imagina
que Mr. Cohen te está contando su historia a ti con esa gran voz que
los dioses le dieron. Y luego me cuentas…
…y el premio es para:
Imagina que vas a recibir un gran premio por tus canciones. Prepárate el discurso
que vas a pronunciar cuando te lo entreguen. Aprovecha esta oportunidad para
mirar atrás y acordarte de todas las personas y circunstancias que te han llevado a
componer.
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12. Ahí se queda la canción
Gato Pérez, gran cantante rumbero y poeta, a quien tuve la suerte de
acompañar al piano durante muchos años, siempre había dicho que las
canciones, cuando nacen, se emancipan de su autor para vivir una vida
propia. Así lo dejó escrito, a modo de epitafio, en una soberbia canción, en el
último track de su último disco antes de dejarnos.
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Cicatrices de un amor
que traiciona la esperanza
y en momentos inspirados
una forma de venganza.
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Ahí se queda la canción…
resonando en las paredes
como el humo en la estación
cuando se marchan los trenes
ahí se queda la canción.
Ahí se queda la canción…
Levitando en los papeles
como un ruido de reclutas
cuando dejan los cuarteles
ahí se queda la canción.
Intuyo que con los libros sucederá lo mismo, así que ofrezco estas páginas a
los designios de la providencia con la esperanza de que lleguen, ellas solas, a
quien le puedan ser de provecho.
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Conclusión y ofrecimiento
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Aquí podrás encontrarme.
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Agradecimientos
La mayor parte de este libro está escrita en casa de mi amigo Carles Rutllan,
más conocido por los que le queremos como Macarinu, frente a una vista
sobrecogedora de la bahía de Tamariu. Fueron días felices y espero que un
poco de esta felicidad haya quedado entreverada en las palabras que has
leído. Por eso, y por tantos años de amistad, quiero dedicar mi primer
agradecimiento a Macarinu y a todos los amigos que tengo la suerte de tener
en este maravilloso rincón del mundo.
Así empieza esta capítulo de agradecimientos pero no alcanzo a imaginar
como podré terminarlo porque son incontables las personas a las que
quisiera dar las gracias. COMPONER CANCIONES PARA DIALOGAR CON TU MUNDO está
escrito con los materiales que han sedimentado tras más de cuarenta años
de profesión. Durante todo este tiempo he tenido la fortuna de estar con
muchas personas que me han ayudado, que me han enseñado y que me han
animado a seguir. Quisiera acordarme de todas ellas en este escrito y
enviarles un abrazo.
Quisiera dar las gracias, también, a mi hija Clara, a mi compañera Montse
Farré, a mi amigo y maestro de lengua española Vicenç Franco, a mi socia de
aventuras empresariales Judith Coll, a mi familia querida y a todos los
amigos y amigas que se prestaron a leer el manuscrito del libro. Para mi ha
sido importantísimo contar con su apoyo, que es incondicional pero no ciego
ni exento de crítica. Escucharles me ha salvado de grandes errores y me ha
conducido a más de un acierto.
Ahí va mi abrazo al amigo David Roma; charlando con él me di cuenta de
que escribir COMPONER CANCIONES PARA DIALOGAR CON TU MUNDO era
exactamente lo que me apetecía hacer.
Otro abrazo, grande, grande, a la buena gente de Editorial Amat: a Xandri,
a Cristina, a Mónica y a Francesc, y a las autoras y los autores que se han
prestado a mostrar públicamente su apoyo al libro con comentarios tan
generosos.
Finalmente una reverencia a mi querida Roser Capdevila. Trabajar con ella
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ha sido una bendición del destino. Las palabras cariñosas de su prólogo me
dan fuerza e ilusión para seguir componiendo. Ojalá sea capaz de seguir su
ejemplo de bondad, sabiduría y creatividad.
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Índice
Título 2
Créditos 5
Referencias 6
Índice 8
Prólogo 12
Introducción 13
1. Confidencias y acuerdos antes de zarpar 14
De qué va este libro 14
Enlaces a internet 15
Pequeño relato 15
Sobre la Luna y el Sol 19
Mejor que ejercicios, juegos 19
Juego: Melodías escondidas en los números 20
2. Invitación 22
Por qué las canciones pueden ayudar a mejorar el mundo 22
Aquí y ahora puede nacer una canción 23
Juego: Lista de temáticas 24
¡No hay excusa! Si puedes cantar, puedes componer 24
Juego: Grabación en pareja 25
Llevas contigo una maleta llena de recursos 26
La canción como escenario para el diálogo interno 27
3. Sobre las canciones y quienes las componen 29
Nuestra vida entre canciones 29
Juego: Las canciones de tu vida 30
Componer: formar de varias cosas una 31
Un asunto con Batman 32
4. ¡Vamos allá! Consejos prácticos 34
Ten siempre a mano un recurso para grabarte 34
Procura tener cerca una guitarra o un piano 34
Un lugar donde crear 35
Reserva un espacio de tiempo 36
Crea tu carpeta de letras 36
104
Vive pequeñas temporadas en «modo composición» 37
Búscate aliados 38
Espera a tener terminada tu canción para mostrarla a los demás 39
5. Si la gallina come bien, los huevos son más sabrosos 40
En busca de alimento 40
Escucha música 40
Cine, teatro, televisión (selectivamente), artes plásticas, literatura y otras
41
manifestaciones artísticas
Juego: Las películas de tu vida 41
Observa la realidad que te rodea 42
Viaja 43
Estimulantes 43
Ordenadores, interfaces, plugins, controladores y otros inventos de la
44
modernidad
6. Tú, escribiendo letras de canciones 46
Sobre el arte de transformar los sentimientos en letras de canción 46
¿Qué es antes, la letra o la música? 46
Juego con una palabra. Salir a pasear una palabra 46
Letras de canciones y poesía 47
La métrica. Ante la duda, baila 49
La rima. Ante la duda, canta 50
Juego con una estrofa. Estrofa de presentación 52
El universo en una frase 52
Juego con una frase. La frase pendular 54
7. Peripecias metafísicas persiguiendo una canción 57
Abrir las murallas del castillo 57
Juego: Cinco sentidos, cinco palabras 59
El salto al vacío 59
Dos extraños personajes que se asemejan a ti 60
Aceites esenciales 61
Juego: Canción de amor sin la palabra amor 63
Tensar el arco 63
El bloqueo. Qué hacer cuando sientes estar en una vía muerta 64
Cuando todo encaja 65
8. Unos cuantos trucos para estimular la creatividad 67
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Trampolines 67
Preguntarte para quién y para qué compones 67
Juego: Canción para un personaje público 68
Visualizar al que canta 69
Juego: Cambio de sexo 69
Juego: Auditorio a la carta 70
Visualizar a quien escucha 70
Elegir un terreno propicio 70
Navegar en el caos 71
Poner atención a las imágenes que cruzan tu mente 72
Dejar que intervenga el azar 74
Juego: El oráculo de Google 74
9. Ahora que estás en marcha 76
Sobre las canciones y la felicidad 76
Un compromiso ineludible con tus canciones 77
¿Componer canciones es musicoterapia? 78
10. Tú componiendo música 80
Consejos poco ortodoxos para la música de tus canciones 80
El aprendizaje musical como camino de autoconocimiento 80
Cómo aprender 81
Juego: Tu primera canción 82
Elige bien tus maestros 82
¿Por dónde empezar? 83
11. ¡Que suene la música! 86
Tres grupos 86
Grupo 1 - Si puedes hacer la misma música con una guitarra que con una
86
raqueta de tenis
Juego: Con una canción tradicional 87
Juego: Componer un rap 88
Juego con un socio 89
Grupo 2 – Digamos que te defiendes 89
Juego: Canción sencilla 90
Juego del diagrama 91
Juego con dos acordes 92
Grupo 3 - Si llevas más horas de vuelo que la sonda Voyager 93
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Juego: Autorretrato 94
Juego: Canción diálogo 95
Juego: …y el premio es para: 96
12. Ahí se queda la canción 97
Conclusión y ofrecimiento 100
Agradecimientos 102
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