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COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA EL CONTROL DE ARMAS,

MUNICIONES Y DESARME
Secretaría Técnica
Coordinación de Investigación y Diagnóstico
Área de Trabajo: Contextos y lógicas del uso de las armas

“EXPERIENCIAS DE LAS MUJERES VENEZOLANAS


EN LA RELACIÓN CON LAS ARMAS DE FUEGO”

TERCER PRODUCTO:

Informe final
ÍNDICE

I.- Introducción 4-5


II.- Elementos permisivos, promotores y represivos de la presencia 6-7
de armas de fuego en la vida de las mujeres
 Diferenciación de género 7-10
 Victimización 11
 Sanción social 12-13
 Mercantilización de armas 13-14
 Ausencia de mecanismos de seguimiento y control 15
 Desigualdades sociales 15-16
 Transformación de las relaciones sociales y su organización en 16-17
torno a la violencia
 Impunidad de los delitos y desinsitucionalización de los órganos 17-18
de seguridad
III. La situación de las mujeres en la relación con las armas de fuego 19-29
IV.- Experiencias de las mujeres venezolanas en la relación con las 30-32
armas de fuego
 Mujeres víctimas de las armas de fuego 32-41
 Mujeres agresoras con armas de fuego 42-49
 Mujeres en cuyo entorno están presentes las armas de fuego 50-54
 Mujeres con tenencia de armas de fuego 55-60
 Mujeres promotoras de desarme y pacificación 61-65
V.- Consecuencia de las armas de fuego en la vida de las mujeres 66-71

VI.- Posibilidades de transformación de la situación de las mujeres 72-77


respecto a las armas de fuego

VII.- Conclusiones 78-80


VIII.- Bibliografía 81-84
IX.- Apéndice metodológico 85
 Definición de categorías de análisis 85-90
 Operacionalización de variables 90-95
 Arqueo bibliográfico 95-96
 Recolección de datos de contexto 96-97
 Diseño de instrumento para la aplicación de encuestas 97-98
 Aplicación de encuestas 98-99
 Diseño de instrumentos para la aplicación de entrevistas en 99-100
profundidad
 Realización de entrevistas en profundidad 100-102
 Alcances del proceso de recolección de información 102-104
 Limitaciones del proceso de recolección de información 104-105
X.- Anexos 106
 Instrumento para la aplicación de encuestas 107-108
 Instrumentos para la aplicación de entrevistas en profundidad 109-114

2
I.- INTRODUCCIÓN

En el pasado el conocimiento de la experiencia y la incidencia de las armas de fuego en


la vida de los/as sujetos/as, así como el seguimiento y control del porte lícito de armas
de fuego otorgado, no fueron relevantes para las agendas gubernamentales, las cuales se
caracterizaron por su tendencia a postergar las acciones correctivas y preventivas de la
violencia, y más específicamente aquella ejercida contra las mujeres mediante las armas
de fuego.

3
Las investigaciones realizadas sobre la situación de las armas de fuego, su tenencia, uso,
víctimas y agresores/as; generalmente han sido abordadas desde una perspectiva
patriarcal, circunscritas a conocer la participación de los hombres en dichas dinámicas,
obviando sistemática y repetidamente a las mujeres en dicho proceso, puesto que
nuestra sociedad se ha caracterizado por desconocer, ignorar, minimizar, naturalizar y
cotidianizar el impacto de las armas de fuego en la vida de las mujeres, la cual se
experimenta de una forma particular, especifica y diferenciada, respecto aquella
experimentada por los hombres.

En este contexto, se ha hecho imperativo el conocimiento del desproporcional riesgo,


amenaza a la seguridad y a la integridad física y psicológica, como así mismo las
limitaciones al libre desenvolvimiento al que están expuestas las mujeres en los espacios
públicos y privados por la tenencia y uso de las armas de fuego, aunado a un progresivo
proceso de desmitificación de la presencia de las mujeres en los delitos y la clarificación
de los escenarios y roles de los cuales participa en la relación con las armas de fuego.

Por esta razón se propuso a través de la investigación denominada “Experiencias de las


mujeres venezolanas en la relación con las armas de fuego”, la aproximación a las
diferentes experiencias de las mujeres en la relación con las armas de fuego, hecho que
permitirá construir un referente investigativo en el tema, así como diseñar e
implementar medidas especiales, preventivas y correctivas que garanticen la
minimización y progresiva erradicación del impacto de las armas de fuego en la vida de
las mujeres, como también, su inclusión en las políticas gubernamentales orientadas al
desarme, control de armas y municiones.
Es así como, para la realización de ésta investigación de tipo cualitativa, la cual tiene
como objetivo general analizar las diversas experiencias vivenciadas por las mujeres en
su relación con las armas de fuego, y dar cumplimiento a los objetivos específicos
propuestos, se hizo necesaria la definición de una diversidad de estrategias de campo
que permitieran el acceso a la información en el tiempo requerido y el diseño de
instrumentos de recolección de la misma a través de fuentes primarias y secundarias.

Investigación cuya realización es posible en el contexto político y social del Proceso


Revolucionario Venezolano y en concordancia con Ley Orgánica sobre el Derecho de

4
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, donde se establece la erradicación de la
violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, a través de
cambios en los patrones socioculturales que sostienen la desigualdad de género y las
relaciones de poder sobre las mujeres, para favorecer la construcción de una sociedad
democrática, participativa, paritaria y protagónica.

II. ELEMENTOS PERMISIVOS, PROMOTORES Y REPRESIVOS DE LA


PRESENCIA DE ARMAS DE FUEGO EN LA VIDA DE LAS MUJERES

Si bien es cierto que todas las personas se encuentran expuestas a situaciones de


vulnerabilidad asociada a las armas de fuego, existirán elementos condicionantes y
agravantes de la situación de riesgo, como también capaces de incrementar la
propensión a la tenencia de armas de fuego, entre ellos la pertenencia de género de
los/as individuos/as.

A pesar de las diferencias existentes en cuanto a concepciones y posiciones respecto a la


situación de las mujeres con las armas de fuego, lo adecuado o inadecuado, lo positivo o

5
lo negativo de ello, no hay discusión frente al hecho de que las armas de fuego
inequívocamente forman parte de la vida de las mujeres, con independencia de su
aceptación o rechazo.

No obstante, la presencia de las armas de fuego en la vida y cotidianidad de las mujeres


no es azarosa, por el contrario, responde a determinadas situaciones, contextos y
elementos de carácter ideológico, político, económico, educativos y socio-culturales que
de una u otra forma permiten, promueven o restringen la presencia de armas de fuego en
la vida de las mujeres, ya sea de manera directa: hecho que refiere la posesión o uso de
armas de fuego por parte de las mujeres, como también de manera indirecta: es decir,
aquella que refiere la tenencia y uso de armas de fuego por parte de personas allegadas y
conocidas como pareja, familiares, amigos/as y vecinos/as, así como, la manipulación
de armas de fuego en el entorno en el cual se desenvuelven las mujeres, sea el espacio
público o privado.

Ahora bien, existe una diversidad de condicionantes de dicha situación, entendido como
aquellos factores o hechos que determinan la presencia o no de armas de fuego en la
vida de las mujeres, estos condicionantes pueden ser de tipo permisivos, promotores o
represivos:

 Elementos permisivos, son los factores socio-culturales que permiten, aceptan y


favorecen la presencia de armas de fuego en la vida de las mujeres.

 Elementos promotores, son los factores socio-culturales que promocionan,


impulsan e inducen la presencia de armas de fuego en la vida de las mujeres.

 Elementos represivos, son los factores socio-culturales que impiden, refrenan o


moderan la presencia de armas de fuego en la vida de las mujeres.

En el caso específico de la situación de las mujeres en la relación con las armas de


fuego, el elemento primordial que permite, promueve y restringe la presencia de armas
de fuego en la vida de las mujeres es la diferenciación de género, seguido por una

6
multiplicidad de factores que contribuyen a profundizar o agravar la presencia o no de
las armas de fuego, entre ellos es posible considerar:

 Diferenciación de género
La cotidianidad en nuestras sociedades sin duda alguna ha sido construida y organizada
de manera diferenciada, jerárquica y desigual, en la cual el ser hombre o ser mujer
coloca a los/as sujetos/as ineludiblemente en una posición existencial específica como
consecuencia de las concepciones de género transmitidas y reproducidas en el
entramado social.

De acuerdo a ello, es posible entender el género como la “significación social de las


construcciones que se atribuyen a cada sexo” (Chafetz, 1992, p. 34), según Lamas
(2003) puede entenderse como género el conjunto de ideas, representaciones, prácticas
y prescripciones sociales que una cultura desarrolla a partir del reconocimiento de la
diferencia anatómica entre los sexos.

Para Scott (1990) el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales


basadas en las diferencias que distinguen los sexos y es una forma primaria de
relaciones significantes de poder.

Para De Lauretis (1992) el género es una construcción sociocultural y también un


aparato semiótico, es decir, un sistema de representación que asigna significado
(identidad, valor, prestigio, ubicación en la estructura de parentesco, estatus en la
jerarquía social) a los individuos dentro de la sociedad.

Así bien, el género independientemente de cómo sea concebido, históricamente ha sido


definido a partir del sexo de los/as sujetos/as, el cual supone: “las diferencias biológicas,
cromosómicas, hormonales y morfológicas entre hombres y mujeres” (Chafetz, 1992, p.
34), hecho que puede explicarse como producto de los procesos de diferenciación en
torno a los cuales han sido organizadas nuestras sociedades.

7
De ésta manera, el género funciona como criterio para crear diferencias que califican a
las personas y las clasifican en una escala de superior a inferior:

Esta construcción socio-cultural del género, los roles sexo/genéricos y su


desarrollo (…) nos han sido presentados generalmente como un estado
innato del orden social; inamovible, e incuestionable, y que responde a
las condiciones biológico naturales del individuo. (…) Nacemos dentro
de ese orden ya instituido, nos desarrollamos y somos socializados
durante largos procesos propios de la humanidad como lo son la niñez y
la adolescencia, de acuerdo a un compendio de normas, valores, criterios,
prejuicios y roles sexualmente instituidos, (…) que serán internalizados y
posteriormente constituirán un patrón socio-cultural de conducta y
prácticas sociales transmisibles y reproducibles (Pineda, 2011, p. 9-10).

Por esta razón, la relación de las mujeres con las armas de fuego, se experimenta de una
forma particular, específica y diferenciada, respecto aquella experimentada por los
varones, en una sociedad que ha otorgado el monopolio de la violencia a los hombres en
el contexto del patriarcado, el cual podemos definir como: “una forma de poder
histórica por parte de los hombres sobre las mujeres, cuyo agente ocasional fue de orden
biológico, si bien este elevado a la categoría política y económica” (Sau, 2000, p. 237).

Patriarcado que también puede ser entendido como “un orden social genérico de poder,
basado en un modo de dominación cuyo paradigma es el hombre. Este orden asegura la
supremacía de los hombres y de lo masculino sobre la inferiorización previa de las
mujeres y de lo femenino” (Lagarde, 1996, p.52).

El patriarcado se materializa como ideología, la cual desde la teoría marxista,


comprende ideas falsas y distorsionadas de la realidad, asociadas a la idea de control y
dominio del “otro” en una organización social jerárquica.

Por ello, la ideología deberá ser comprendida en “referencia no solo a sistemas de


creencias sino a asuntos relativos al poder” (Eagleton, 1997, p. 24), pues “la ideología
tiene que ver con la legitimación del poder de un grupo o clase social dominante” (Id.),
como medio e instrumento para la sustentación de relaciones de dominio (Thompson,
1984).

8
Es decir, ideología androcéntrica1 que ha organizado la realidad de forma sexista y
sexuada en detrimento de la mujer, en pro del mantenimiento y consolidación del poder,
el cual puede ser considerado como la probabilidad de imponer la voluntad propia en
una relación social frente a todo tipo de resistencia ejercida por un grupo (Weber, 1922).

Sin embargo, la noción de poder que responde a los intereses de la investigación, será la
del poder dominante, “que ejerce presión sobre el sujeto desde afuera, algo que
subordina, coloca por debajo y relega a una condición inferior” (Butler, 1997, p. 12).

Según Eagleton (1997) la ideología, se legitimará como poder dominante:

 Promocionando creencias y valores afines a él.


 Naturalizando y universalizando tales creencias para hacerlas evidentes y
aparentemente inevitables.
 Denigrando ideas que puedan desafiarlo.
 Excluyendo formas contrarias de pensamiento.
 Oscureciendo la realidad social de modo conveniente a si misma.

Es por esta razón que, nuestra sociedad se ha caracterizado por desconocer esa
experiencia específica de las mujeres, así como, ignorar, minimizar, naturalizar y
cotidianizar el impacto de las armas de fuego en sus vidas. Producto de las
concepciones erradas manejadas y reproducidas sobre las mujeres, consideradas como
inferiores y por tanto prescindibles de la dinámica social, en una estructura patriarcal
que operacionaliza su ideología a través del sexismo, el cual:

Se constituye como un innegable hecho social, en el cual se genera una


relación desigual entre los géneros, generalmente orientada a
desfavorecer a las mujeres, en el ámbito político, económico, religioso,
bélico, jurídico, ético, ideológico, educativo, familiar, entre otros;
atribuyendo características subordinadas y peyorativas a la mujer, cuya
situación social se ve condicionada por variables como: la clase social,
raza, preferencia sexual-afectiva, edad, estado civil, religión, ubicación
geográfica, entre otras (Pineda, 2011, p. 9).

1
De acuerdo a Victoria Sau (2002) el androcentrismo supone el enfoque en el cual los hombres aparecen
como medida de todas las cosas

9
Es así como, por medio de un trabajo colectivo de socialización difusa y continua, las
identidades diferentes que para hombres y mujeres instituye la cultura, se encarnan en
unos hábitos distintos de acuerdo con el principio de división dominante, siendo las
personas capaces de percibir el mundo de acuerdo a esos principios. La socialización,
construye todo un ser y deber ser, tanto en hombres como en mujeres, que es
internalizado tanto en los cuerpos como en las mentes de los/as sujetos/as (Bourdieu P.
1998).

Esto habrá de manifestarse en la cultura machista que impera en nuestras sociedades, en


la que los hombres construyen su identidad a partir del ejercicio de la violencia,
llegando a sentirse con mayor poder y estatus si poseen un arma de fuego, asumiendo
que es el mecanismo para imponerse en sus espacios y adquirir respeto por parte de sus
grupos de pares pero también de las mujeres de su entorno.

Esta diferenciación desigual de género, capaz de jerarquizar a los/as sujetos/as producto


de una ideología patriarcal, sexista y sexuada, permite y promueve la tenencia y uso de
armas de fuego por parte de los hombres, vulnerabiliza a las mujeres convirtiéndolas en
víctimas potenciales, así como, crea las condiciones de restricción de dicha tenencia y
uso de armas de fuego por parte de las mujeres.

 La victimización de las mujeres


Gran proporción de las armas de fuego posesas, comercializadas y utilizadas en nuestro
entorno socio-cultural son atribuibles a los hombres; en menor proporción son las
mujeres quienes compran, venden, trafican y usan las armas de fuego, asociado a su
sistemática exclusión de los medios productivos y la apropiación masculina de la acción
económica Perkins (1898), por esta razón, las mujeres han tenido a lo largo del proceso
histórico social un acceso y uso limitado a las armas de fuego, siendo su acceso de tipo
indirecto, a través de los hombres.

10
La estructura organizativa donde las mujeres han sido definidas a lo largo de su proceso
de socialización como diferentes e inferiores a los hombres y por tanto vulnerables ha
contribuido a que las mujeres asuman el rol de victimas de múltiples y repetidas formas
de violencia, así como, los varones asuman el rol de agresores.

Esta arraigada tendencia a la victimización de la mujer en el entramado social, contribuye


a la invisibilización de la diversidad de formas, roles, escenarios y situaciones en las
cuales tienen presencia las mujeres en la relación con las armas de fuego. Es decir, la
victimización funciona como elemento restrictivo del acceso de las mujeres a las armas de
fuego, pues estas se han definido como “cosas de hombres”, las mujeres por el contrario
han sido socializadas para ser víctimas, no para ejercer resistencia frente a una agresión,
menos aún para ser víctimarias.

Este proceso de victimización de las mujeres, también permite la fácil adquisición, uso y
manipulación de armas de fuego por parte de las mujeres, es decir, pasan desapercibidas,
como consecuencia de que históricamente han sido los hombres quienes en mayor
proporción aparecen registrados como poseedores de armas de fuego, aunado a las
concepciones mantenidas respecto a las mujeres en las que son desprovista de autonomía
y aptitud para la violencia.

 Sanción social
El sistema de control social sin duda alguna, es fuertemente diferenciado en lo que
refiere hombres y mujeres, en el caso específico de las mujeres, este control social
“opera con mayor intensidad en el ámbito informal, cumpliendo una importante función
disciplinadora, la exigibilidad de ciertas conductas, actitudes y deberes para las mujeres
no siempre es igual para los hombres” (Rioseco, citado en Facio & Fríes, 1999, p. 63).

Agentes socializadores como la familia, la escuela, la religión, los medios de


comunicación, entre otros, operan para mantener a las mujeres en el papel que les ha

11
sido asignado tradicionalmente. La sexualidad y la maternidad se constituyen como los
lugares centrales del status de las mujeres, a lo que se suma la categorización de los
espacios, el espacio público para el hombre y la delimitación del espacio privado para
las mujeres.

Es la mujer quien concentra exclusivamente el poder en el espacio privado y desde el


cual construye su identidad; los hombres, ausentes en lo privado, encuentran según el
mandato social su lugar de realización en lo público, donde se sitúan entre pares,
realizando su “ser genérico”, es así como:

El comportamiento femenino es más fuertemente monitoreado a


través de estereotipos femeninos y sanciones. La supervisión y el
control reducen los riesgos femeninos e incrementan el apego a
los padres, maestros y amigos; los cuales, a su vez, reducen la
influencia de grupos asociados a conductas contrarias a la ley
(Sánchez, 2004, p. 260).

De esta forma, la sanción social, opera como mecanismo restrictivo de la tenencia y uso
de armas de fuego por parte de las mujer, pues el no apego a la expectativa social, trae
como consecuencias la constricción de dicha conducta divergente ejercida a modo de
prescripciones a través de diversos mecanismos ideológicos y sanciones, que según
Maunier (1938) pueden ser de carácter:

 Mística (excomunión, maldición, penitencia)


 Jurídica (pena o reparación civil)
 Moral (reprobación, censura)
 Satírica (bromas, risas, burlas)

 La mercantilización de las armas de fuego


Las estrategias ideológicas del mercado mundial armamentistas lícito e ilícito para
insertar a los/as sujetos/as en su rentable maquinaria de la muerte, la venta desregulada
de armas de fuego legales, pero además de ello su comercialización a gran escala, su
masificación, y en consecuencia su distribución a precios accesibles en relación a las
consecuencias que esta pudiera representar, de alguna forma, se constituye como un
elemento promotor de la adquisición de armas de fuego legales.

12
Pero no son solo las estrategias de mercado aquellas promotoras de la adquisición de
armas de fuego; el tráfico de armas, crea las condiciones para la rápida y asequible
adquisición de armas de fuego y la disponibilidad de armas de fuego existentes para su
adquisición proveniente del mercado ilegal.

De acuerdo a ello, “es difícil calcular la magnitud del comercio internacional de armas.
Sencillamente no existen datos generales publicados sobre este oscuro comercio en gran
parte del mundo. Numerosas transferencias de armas, tanto legalmente autorizadas
como ilícitas, no son anunciadas ni documentadas”.2

Así mismo, casi todas las armas pequeñas ilegales en circulación, empezaron siendo
armas legales en manos del Estado, de grupos o de civiles. En el mundo hay tantas
armas en manos de los individuos como en manos del Estado. Se estima que cada año
centenas de miles son robadas y entran en el mercado ilegal o mercado negro.3

De acuerdo a la Red Argentina para el Desarme, los modos más comunes que las armas
legalmente compradas terminen en el mercado ilegal, es mediante:

• Las ventas ilegales y traslados, un gran número de las armas que entran en el mercado
ilegal provienen de distribuidores autorizados que trabajan para el comercio legal.

• La reventa ilegal, las armas que se compran legalmente pero luego son entregadas a
un segundo dueño no autorizado (triangulación) son un problema en muchos países,
sobre todo en aquéllos que no regulan la reventa a los mercados secundarios.

• El robo, los gobiernos que participaron en el Estudio Internacional para la Regulación


de las Armas de Fuego, realizado por Naciones Unidas, informaron que más de 100.000
armas son robadas anualmente.

2
Datos que matan. Consecuencias del comercio irresponsable de armas para las vidas, los derechos y los
medios de sustento. Amnistía internacional (2008)

3
El problema de las armas de fuego. 10 cumbre de mercociudades. Red argentina para el desarme.
Gobierno de la ciudad de Buenos Aires

13
• El desvío de armas sobrantes del Estado, así como muchas armas usadas en conflictos
bélicos han terminado en manos delictivas, también muchas armas recuperadas del
crimen pueden reingresar en el mercado ilegal si no son rápidamente destruidas. En
algunos casos, las roban de los arsenales gubernamentales o las venden oficiales
corruptos/as.

• La falsificación de documentos y la importación ilegal, los mecanismos principales


para que las armas ilegales salgan de un país y entren a otro son la ocultación, las
declaraciones falsas, la falsificación de documentos y de órdenes de correo. La
importación mejor controlada y el rastreo de los productos que cruzan las fronteras
pueden ayudar a prevenir la importación ilegal de armas.

• La fabricación ilegal y el desvío, la fabricación ilegal de armas es proporcionalmente


un aspecto pequeño del problema del tráfico, pero es un factor a tener en cuenta en
algunas partes del mundo. La fabricación doméstica y el ensamble de armas de fuego
con partes importadas son otro modo en que los componentes legales se transforman en
armas ilegales.

Estos hechos en su conjunto permiten y promueven la adquisición de armas de fuego


por parte de los hombres quienes posteriormente victimizan a las mujeres de manera
directa o indirecta, en los espacios públicos o privados, pero también permiten y
promueven la adquisición y manipulación de armas de fuego por parte de mujeres.

 Ausencia de mecanismos de seguimiento y control de las armas de fuego


Aunado a la mercantilización de armas de fuego lícitas e ilícitas, es posible identificar
como un elemento permisivo de la tenencia de armas de fuego, las debilidades en lo que
respecta las políticas de seguridad de los países, la ausencia de controles de evitación
del tráfico de armas de fuego a grande y pequeña escala, así como, la ausencia de
mecanismos de control y seguimiento de las armas de fuego que son adquiridas por
ciudadanos y ciudadanas comunes.

14
De esta manera, “la regulación de las transferencias internacionales de armamento y
munición, insuficiente y llena de lagunas legales, permite que se suministren armas a
quienes violan los derechos humanos”4.

Este hecho permite la adquisición de armas de fuego por parte de los hombres cercanos
al entorno y contextos de las mujeres, ya sean familiares, amigos/as, vecinos/as, entre
otros/as, pero también contribuirán al acceso de las mujeres a estas, su tráfico y
comercialización, puesto que la información respecto a las mujeres que adquieren armas
de fuego ni siquiera se encuentra evaluada desde una perspectiva de género, se asume
que por el hecho de ser mujeres no adquieren armas de fuego, y de hacerlo la
proporción es tan baja que poca atención merece su evaluación.

 Las desigualdades sociales


Las desigualdades e inequidades que aquejan al cuerpo social, producto de una
configuración inequitativa de la organización social y una estructura capitalista opresora
de los/as más desposeídos/as, se ha expresado fundamentalmente a través y a partir de la
pobreza, este hecho encontrará relación con los índices de delito.

Se desarrolla una cultura de las armas de fuego, asociada al crimen y al delito como
medio para el acceso a los recursos económicos, pero además de ello para acceder al
poder, al respeto y al prestigio, que de acuerdo a la lógica capitalista quienes se
desenvuelven bajo condiciones de precariedad tendrán pocas posibilidades de acceder a
ellos.
Los observadores coinciden en que el panorama de la pobreza en
América Latina es de extrema gravedad. La Comisión Latinoamericana y
del Caribe sobre el Desarrollo Social informa que entre 1980 y 1990 el
total de pobres aumentó en 60,000,000, alcanzando 196,000,000 el
número de latinoamericanos con ingresos inferiores a 60 dólares
mensuales. Esto significa que 46% de la población total no alcanza a
cubrir sus necesidades fundamentales. En tanto, la extrema pobreza (con
ingresos menores a 30 dólares mensuales) también aumentó en el mismo
lapso y afecta a 94,000,000 de personas. Es muy probable que la
creciente ola de violencia criminal, que también es un fenómeno

4
Datos que matan. Consecuencias del comercio irresponsable de armas para las vidas, los derechos y los
medios de sustento. Amnistía internacional (2008)

15
complejo, tenga que ver más con las escandalosas desigualdades sociales
y económicas, que con niveles absolutos o relativos de pobreza.5

Es así, como estas desigualdades sociales se constituyen como promotoras del acceso a
las armas de fuego, fundamentalmente por parte de los hombres para la afirmación de su
identidad en un contexto de desigualdad, pero también por parte de las mujeres, como
mecanismo de resistencia frente a esa desigualdad social impuesta.

 La transformación de las relaciones sociales y su organización en torno a la


violencia
Las dinámicas urbanas caracterizadas por la individualidad y el aislamiento de los/as
sujetos/as, el establecimiento de interacciones de tipo efímeras, el anonimato en los
diferentes espacios de interacción y socialización, sumado a un escenario de conflicto
producto de competencias y desavenencias emanadas de la tenencia de privilegios por
parte de algunos/as y la carencia de estos por parte de otros/as, sin duda alguna ha
transformado la naturaleza de las relaciones sociales y los procesos de interacción y
socialización, así como, ha exacerbado la violencia social, la cual se presenta y
manifiesta a través de una multiplicidad de formas, siendo una de las más extremas el
uso de armas de fuego, las cuales están presente no solo para la ofensiva sino también
para la contraofensiva o defensa.

Este hecho sin duda promueve la tenencia de armas de fuego de tipo licitas e ilícitas, su
uso y manipulación en los espacios públicos y privados, lo cual exacerba el riesgo de las
mujeres a ser victimizadas, pero también el riesgo de convertirse en víctimarias, pues en
un contexto donde los/as sujetos/as se relacionan a partir de la violencia se creará la
necesidad de poseer armas de fuego para afirmarse frente a otros/as.

Es natural que en una sociedad ocurran conflictos personales, todos los días ocurren
desentendidos entre vecinos/as, compañeros/as de estudio, conflictos entre hombres
embriagados que discuten sobre juego y deportes, discusiones de tránsito, peleas de
pareja o de trabajadores/as que están enojados/as con sus supervisores/as, no obstante, la

5
Stavenhagen, R. Consideraciones sobre la Pobreza en América Latina. Revista Estudios Sociológicos
(1998)

16
presencia de armas de fuego en un escenario de conflicto o de descontrol emocional,
hace la diferencia e imprime una solución trágica.

Es decir, “la presencia constante de armas de fuego en el mundo ha cambiado la


naturaleza de la violencia”6 y de los conflictos personales, tornándolos mortales. Sin
armas de fuego, una desavenencia o una depresión serían solo un momento
desagradable, con armas de fuego, alguien muere, alguien se vuelve un asesino/a y sus
familias son destruidas.

 La impunidad de los delitos y la desinstitucionalización de los órganos de


seguridad
Si bien son múltiples y diversas las razones que permiten y promueven la presencia de
armas de fuego en la vida de las mujeres, así como “son muy variadas las causas por las
cuales una persona decide comprar un arma, (…) una causa fundamental es la
percepción de inseguridad que experimenta la población”7. La impunidad en lo que
respecta a los delitos cometidos y la desinstitucionalización de los órganos de seguridad,
se inscribe como uno de los elementos de mayor fuerza en lo que refiere la presencia de
armas de fuego en la vida de las mujeres.

Este proceso de desinstitucionalización se genera como producto de la desconfianza e


incredibilidad hacia las instituciones, dado que estas nacen en un escenario específico,
unas condiciones, necesidades y objetivos, el no cumplimiento de la función para la cual
existe la institución la llevará a la pérdida de la legitimidad social, aunque ésta continúe
contando con la legalidad, en el caso de instituciones de carácter formal.

Una gran desconfianza en los organismos públicos de seguridad y de protección


ciudadana, puede definirse como un elemento promotor de la adquisición y uso de
armas de fuego, es decir, se ha convertido en un estímulo para la búsqueda de
autoprotección y/o protección privada, como un mecanismo de defensa.

6
El problema de las armas de fuego. 10 cumbre de mercociudades. Red argentina para el desarme.
Gobierno de la ciudad de Buenos Aires

7
Armas de fuego en República Dominicana. Impacto social y análisis jurídico, (2010). Instituto Caribeño
para el Estado de Derecho, Argos, República Dominicana

17
Este hecho tiene como consecuencia la adquisición de armas de fuego para la
autoprotección de los/as sujetos/as; la población se siente más insegura y comienza a
adquirirlas para defenderse, no obstante, su adquisición exacerba la situación de riesgo
de las personas que las poseen.

III.- SITUACIÓN DE LAS MUJERES EN LA RELACIÓN CON LAS ARMAS


DE FUEGO

La tenencia y uso de armas de fuego, es un fenómeno pancultural, es decir, presente en


gran parte de los asentamientos sociales conocidos. La realidad mundial y
específicamente la realidad Latinoamericana así lo indica, fundamentalmente a través de
la in crecente proliferación en lo que refiere la comercialización, tráfico, tenencia y uso
de las armas de fuego y municiones, ya sean de carácter lícito e ilícito.

18
Sin embargo, con frecuencia la atención de la sociedad en general y los entes
gubernamentales ha sido circunscrita a las armas de fuego ilícitas, obviando el impacto
que ha de tener la posesión y uso de armas de fuego de tipo lícito, (cuya justificación
fundamental para su adquisición es su instrumentalización como mecanismo de
protección personal), las cuales exacerban la situación de riesgo de las personas que las
poseen.

Pero, cualquiera que sea la figura bajo la cual se ampare la tenencia de armas de fuego,
su motivación “solo puede ser buscada en el reino de los medios y no en el de los fines”
(Benjamín, 1995, p. 23), las armas de fuego se consolidan como un medio para un fin, el
cual fundamentalmente será: matar, agredir, intimidar, amenazar; es decir, ejercer poder
y dominación a través de la violencia.

Por esta razón se ha complejizado, diversificado y masificado la operacionalización de


las armas de fuego frente a la violencia; ya sea desde la perspectiva de la seguridad, el
delito o la victimización, pues en la actualidad “hay tantas formas de violencia como
formas de relacionarse en sociedad” (Imbert, 1992, p. 12), consecuencia de la progresiva
institucionalización estructural de la violencia.

De acuerdo a datos de Amnistía Internacional 60,9% de las violaciones a los derechos


humanos son cometidas con armas de fuego en los 12 principales países afectados por la
violencia, América Latina y el Caribe tienen la mayor tasa de muertes por armas de
fuego del mundo: de 12,89 a 15,5 por 100.000 habitantes, como también, 60% de los
homicidios son cometidos por arma de fuego en las Américas.

La Organización Panamericana de la Salud destaca que 84% del total de homicidios


(120.000) cometidos durante el año 2000 en el continente americano, sucedieron en los
4 países con mayor cantidad de habitantes: Brasil: 38% de homicidios; Colombia: 27%;
EUA: 20%; y México: 15%.

Con el aumento de la violencia armada en la mayoría de los países, la Organización


Mundial de la Salud considera que ésta adquirió ya características de pandemia. La
UNESCO, refiriéndose al caso de Brasil, afirma que el Sida mató 11.276 personas en
2003 en Brasil, es un número preocupante. Sólo que las armas de fuego mataron 3,5

19
veces más: 39.284 brasileños. Existe una gran y justificada preocupación y movilización
contra el flagelo del Sida, pero para las armas de fuego, que matan 27 veces más
jóvenes, son todavía escasas y bastante tímidas las reacciones y políticas de
enfrentamiento.

En este contexto se inscribe la situación de las mujeres en la relación con las armas de
fuego, lo cual puede entenderse como los estados o condiciones en que se hallan las
mujeres con respecto a las armas de fuego, las cuales pueden comprender tenencia,
acceso y/o manipulación, ya sea como partícipes o espectadoras, las cuales crean las
condiciones para el desarrollo de una diversidad de roles de las mujeres en la relación
con las armas de fuego.

Estos roles a su vez se comprenden como el papel o posiciones que ocupan las mujeres
en determinadas situaciones en relación a las armas de fuego, los cuales en este caso
pueden ser víctima, agresora, portadora o promotora, se ejercen a partir de un status
adquirido o atribuido y generan una determinada expectativa, valoración o sanción
social.

Roles que además se desarrollan en una diversidad de escenarios y espacios donde se


generan las acciones de las mujeres en la relación con las armas de fuego las cuales
pueden ser:

 Espacio público, es el lugar de interacción social por excelencia, de dominio


público y colectivo.

 Espacio privado, es el lugar de interacción particular, de dominio restringido por


criterios de propiedad y los vínculos existentes entre las personas que lo
constituyen.

Ahora bien, la masculinidad y la feminidad son expectativas construidas socialmente,


que influyen en las relaciones sociales de los seres humanos, delineando mayores o
menores oportunidades, acceso a recursos, y a estatus de privilegio, estando las mujeres
permanentemente en una situación de inequidad respecto de los hombres.

20
Por ello, aproximarse a la situación de las mujeres en la relación con las armas de fuego
a nivel mundial y de América Latina desde la mirada de género implica identificar las
diversas transformaciones en las relaciones entre mujeres y hombres que son producto
de la aplicación estratégica de la violencia, observar el reforzamiento o el cambio en los
patrones culturales respecto a los roles femeninos y masculinos tradicionales, así como
las variaciones en las auto-percepciones que tienen mujeres y hombres sobre su
identidad, subjetividad y capacidad de acción individual y colectiva.

Según estadísticas especializadas, se calcula que en la actualidad hay en el mundo casi


650 millones de armas de fuego. Casi el 60 por ciento de ellas están en manos de
ciudadanos/as particulares, en su mayoría hombres. Y la gran mayoría de quienes
fabrican, venden, poseen y usan, debida o indebidamente, las armas de fuego son
hombres8.

En los Estados Unidos, principal exportador mundial de armas de fuego, de acuerdo a


datos del FBI y una publicación realizada por IANSA en el año 2005, contrario a la
percepción popular, la mayoría de los homicidios no ocurren como resultado de ataques
de extraños/as, sino como resultado de desentendidos entre personas conocidas y que
muchas veces son parientes.

En este sentido, la proliferación descontrolada de armas de fuego aumenta la


victimización de las mujeres y fomenta la desigualdad de género, haciéndose necesaria
una gran transformación a nivel social y cultural, pues los roles establecidos
culturalmente ven como aceptable la imagen del “macho” armado, asociándolo a
conductas violentas como mecanismo para legitimar su hombría, sometiendo a las
mujeres a un círculo vicioso de abuso y exclusión.9

8
The impact of guns on women’s lives. (2005) Amnistía Internacional e Intermón Oxfam, International
Action Network on Small Arms, IANSA.

9
Armas de fuego en República Dominicana. Impacto social y análisis jurídico (2010) Argos. Instituto
caribeño para el estado de derecho

21
Ahora bien, no hay discusión respecto a que los hombres en mayor proporción son
víctimas y víctimarios. “esta diferencia en parte se debe a un mayor vinculo de los
hombres con la violencia física, con una cultura de armas de fuego y su posesión”.10

No obstante,

La violencia armada afecta a los hombres y a las mujeres de manera


diferente. Pese a que la gran mayoría de las víctimas son hombres, las
mujeres también son afectadas por la violencia asociada al uso de armas
de fuego, que son a menudo utilizadas para intimidar y así facilitar
violaciones y otros tipos de violencia física o psicológica contra las
mujeres (DerGougassian, 2007, p. 19).

De acuerdo a Hemenway (2002) quien comparó homicidios de mujeres y niveles de


posesión de armas de fuego en 25 países desarrollados, cuantas más armas de fuego,
más mujeres muertas. Así, los EUA tienen 32% del total de mujeres de esos 25 países, y
registran 70% de todos los homicidios de mujeres y 84% de todas las mujeres muertas
por armas de fuego.

Se pone en evidencia, que los hechos víctimales cometidos contra la mujer con
frecuencia son producto de personas allegadas a su entorno.

En 2000, de todos los homicidios con armas de fuego donde la relación


entre la víctima y el autor era conocida, 8% de los autores eran parientes
de la víctima, 16% amigos íntimos y 45% conocidos. Sólo 31% de las
víctimas de homicidio fueron asesinadas por desconocidos. En los
homicidios contra mujeres con armas de fuego, 58% fueron por sus
amigos íntimos11.

De igual forma, de las 554.700 mujeres atendidas en las emergencias de los hospitales
debido a violencia con armas de fuego, solo 14% habían sido agredidas por extraños12.

10
Moser, C. (2004) urban violence and insecurity: and introductory roadmap.
11
FBI: Supplementary Homicide Report (2000)

12
Rand, M.R. Violence-Related Injuries Treated in Hospitals Emergency Departments, U.S. Department
of Justice, agosto 1997

22
La región latinoamericana también muestra tasas muy altas de violencia que se
producen en el ámbito privado del hogar, datos de 15 países (1993- 2003) muestran que
entre 7 y 69% de mujeres adultas con pareja, dicen haber sufrido abusos físicos en algún
momento de su relación (Buvinic, 2005, p.4).

Según Killas (2004) en los casos de violencia doméstica, la presencia de armas de fuego
aumenta el riesgo de homicidio de la mujer, aunado al hecho de que uno de los factores
de riesgo más importantes para la mujer, es estar casada o cohabitar con una pareja.

Este hecho según Jewkes (1999) puede explicarse como producto de que en muchas
sociedades es culturalmente aceptado que los hombres utilicen las armas de fuego como
instrumento para ejercer violencia contra las mujeres. Numerosos estudios se han
realizado reflejando la creencia, incluso entre las mujeres, de que si una mujer hace
“algo malo”, su esposo tiene derecho a castigarla.

Las armas de fuego presentes en el hogar o que están en manos de personas conocidas al
ámbito familiar representan un factor de riesgo que sitúa a la mujer en una posición de
vulnerabilidad. Si bien hay factores que afectan las posibilidades de que una mujer sea
asesinada por su esposo o compañero, el acceso a un arma de fuego aumenta el riesgo
de 5 veces a 14, Campbell (2003). Del mismo modo, tener un arma de fuego en el
hogar, aumenta el riesgo general de que algún miembro de la familia sea asesinado en
un 41%; pero para las mujeres este riesgo aumenta en un 272%, Wiel (2003).

Muchos países no tienen estadísticas al respecto, dado que la violencia intrafamiliar no


es considerada un delito, sino un asunto “privado”, pero existen algunos índices
disponibles:

 Según Krug (2002) a nivel internacional, el asesinato de mujeres por sus


cónyuges representan entre 40% y 70% del número total de homicidios.

 En El Salvador, entre septiembre de 2000 y diciembre de 2001, 98% de los


homicidios de mujeres fueron cometidos por sus maridos o amigos13.
13
CEMUJER, Clínica de Atención Integral, 2002

23
 De acuerdo a investigaciones realizadas por Ryan (1998) en Sudáfrica, las
encuestas revelan que las mujeres resultan muertas con mayor frecuencia dentro
de sus viviendas, víctimas de la violencia doméstica, que en la calle, por
extraños o en su casa por asaltantes.

 En Canadá desde 1974, un promedio de 40% de las mujeres asesinadas por sus
maridos fueron víctimas de armas de fuego, casi siempre (88% de los casos) con
armas legales14.

 En Brasil, a partir de datos del informe de las Naciones Unidas de 1997, 46% de
los casos en donde el marido o novio mató a su mujer, fueron con armas de
fuego.

 Según Hemeway (2004) en Sudáfrica y Francia, por ejemplo, una de cada tres
mujeres asesinadas por sus esposos, lo son por un arma de fuego. En EE.UU. en
tanto esta cifra aumenta a dos de cada tres mujeres. Otros estudios, entre tantos,
señalan que la proporción de mujeres víctimas de homicidios por armas de fuego
aumenta en aquellos países donde es fácil adquirir un arma de fuego.

Por esta razón:

Un arma de fuego en casa aumenta las posibilidades de que una mujer


resulte víctima de tiros. Por lo tanto, es esencial que las mujeres
entiendan el peligro que representa para ellas y su familia la existencia de
un arma dentro de su hogar, antes de decidirse por comprar una15.

Como es de esperarse, esto también tiene un impacto indirecto invaluable en la vida de


las mujeres, gran parte de los hogares víctimas de violencia armada, quedan
desmembrados, pues si bien es una realidad que los hombres son las principales

14
Ministerio de Justicia de Canadá, 1992
15
The impact of guns on women’s lives. Amnistía Internacional e IntermónOxfam (2005)

24
víctimas y víctimarios de este tipo de violencia, las mujeres quedan en condiciones de
extrema desventaja para llevar adelante el hogar y los hijos/as.

Aunque las mujeres no constituyen el mayor porcentaje de muertes y heridas, tienen que
luchar para la supervivencia de su familia y asegurar los recursos para la casa, cuando
sus varones mueren o quedan heridos. Las armas de fuego afectan profundamente a
mujeres ya que ellas y otros civiles son las víctimas primarias de conflictos16.

No obstante, la situación de la mujer en la relación con las armas de fuego no solo


puede referirse como víctimal, las mujeres en el entramado socio-cultural no serán
siempre victimizadas, en oportunidades la presencia de armas de fuego es permisada por
las mujeres e inclusive buscada y promovida.

De acuerdo a investigaciones realizadas por Amnistía Internacional, las actitudes de las


niñas y las jóvenes pueden fomentar este aspecto de la tenencia de armas de fuego, al
seguir considerando que los hombres tienen más prestigio si llevan pistolas; según una
investigación realizada por Mariconi (2006) en las favelas de Río, donde las armas son
vistas regularmente, el apodo María AK-47s se ha vuelto popular para indicar las niñas
que son atraídas por hombres armados.

Sin embargo, pese a los altos índices de victimización de las mujeres y las restricciones
socialmente impuestas a estas, las mujeres también son agresoras y participan en
actividades de carácter delictivo; no obstante, “el bajo nivel de delincuencia femenina
en relación con el de los hombres es universalmente reconocido por todos/as los/as
criminólogos/as. Éstos concluyen que las mujeres son siempre y en todo lugar menos
propensas que los hombres a cometer actos delictivos” (Sanchez, 2004, p. 240), así
mismo, dicha participación pocas veces es organizada o propuesta por las mujeres, es
decir, no suelen ser liderezas de acciones delictivas sino copartícipes.

En las últimas décadas es posible identificar un aumento en el índice delictivo femenil:

 Según Badinter (2003) en Canadá las estadísticas de los últimos diez años
16
Declaración política sobre género y armas pequeñas y ligeras La Junta Directiva del Foro Parlamentario
sobre Armas Pequeñas y Ligeras, reunida en Maasi Mara, Kenia, 3 y 4 de mayo (2007)

25
señalan un pronunciado aumento de la violencia entre las jóvenes, el número de
adolescentes mujeres acusadas de crímenes violentos aumentó un 127% con
respecto al aumento del 65% entre los adolescentes varones durante ese mismo
período.

 En Chile, la delincuencia femenina ha aumentado sistemáticamente durante los


últimos años, no obstante continúa aún representando un porcentaje menor de la
población en el sistema criminal. Para el 2000 las mujeres representaban sólo el
6,2% del total de la población condenada a alguna pena de reclusión (sistema
cerrado, abierto o semiabierto) por el sistema penal. Así mismo, la distribución
de las mujeres condenadas por tipo de delitos da cuenta de una muy baja
participación en los delitos denominados contra las personas, (9,7% del total de
mujeres condenadas) entre los cuales se encuentra el homicidio en todas sus
formas, dentro de los cuales el parricidio es el que presenta una proporción
mayor, junto con el homicidio –simple y calificado- y, por ultimo, con una
participación menor, el infanticidio17.

 De acuerdo a Bavestrello & Cortes (1997) la proporción de mujeres privadas de


libertad es inferior a la población penitenciaria masculina. Según estudios de
diferentes países, en América Latina, el porcentaje de privadas de libertad oscila
entre 3% y 10%, aproximadamente.

 En las 77 unidades de la Fundación del Bienestar del Menor (Febem), en São


Paulo, los hombres todavía son mayoría con 6.711 detenidos. La novedad es que
el número total de chicas aumentó 20% en 2005 contra apenas 13% de los
privados de libertad del sexo masculino, entre las adolescentes que están
actualmente en la Febem, 37% fueron detenidas por robo, 23% por tráfico de
drogas, 11% por homicidios y 7% por robo seguido de muerte18.

 Según cifras oficiales, de las 422 mujeres recluidas en el Centro Preventivo de


17
www.gendarmeria.cl
18
“Investigación revela aumento de mujeres presas por tráfico de drogas y homicidios en Brasil”,
Redacción de COAV.

26
Readaptación Femenil de Jalisco, en México, 244 están allí por haber cometido
lo que en el país se conoce como “delitos contra la salud”, o sea crímenes
ligados a la producción, venta y tráfico de drogas. Estudios realizados por el
Instituto de las Mujeres en Guadalajara muestran que en el último año el número
de mujeres encarceladas por estos delitos ha aumentado en un 10%, y lo que es
más alarmante, el número de mujeres jóvenes, entre 18 y 25 años, involucradas
en estas actividades, también crece dramáticamente19.

 En Chile, como demuestra la investigación realizada por Gendarmería, la tasa de


reclusión femenina intramuros ha aumentado desde un 3,5 % a un 7,7% del peso
relativo de la población femenina en el total de la población penal intramuros
entre 1986 y 1996.

Pero las mujeres no solamente cometen delitos menores, también incursionan en actos
delictivos de la magnitud del homicidio, no obstante, generalmente este tendrá como
motivación factores de carácter emocional, es decir, cometidos contra personas con
quienes se tienen estrechos vínculos afectivos.

Según Azaloa (1996) y su estudio realizado en México, en base a entrevistas y revisión


de expedientes de 50 mujeres sentenciadas por homicidio y recluidas en el Centro
Femenil de Readaptación Social de Tepepan, en el 76% de los casos revisados las
mujeres dieron muerte a una persona de su núcleo familiar. De éstos más de la mitad
constituyen homicidios de hijos/as o niños/as pequeños –entre 0 y 5 años- que las
mujeres tenían a su cargo.

Además de ello, la violencia contra las mujeres cometida por parte de sus parejas se
presenta como una de las razones fundamentales que promueven la ocurrencia del hecho
criminal, la relación entre maltrato conyugal y homicidio cometido por mujeres ha sido
reconocida y recogida por la doctrina jurídica en algunos países como Estados Unidos,
donde se ha elaborado una teoría acerca del Síndrome de Mujer Maltratada que
(homologando la violencia conyugal al síndrome de estrés postraumático de los

19
"El amor puede costar caro, principalmente cuando se trata de narcos”, Redacción de COAV.

27
veteranos de Vietnam), ha sido aceptada como una circunstancia de atenuación penal y
justificación de legítima defensa en estos casos.

Se describe este síndrome como producto del padecimiento de años de abuso físico y
emocional de víctimas que por desesperanza aprendida no logran salir de dicho abuso;
en dicha situación se percibe que la única solución es la muerte.

Esta multiplicidad de hechos, situaciones y escenarios donde las mujeres son víctimas
directas, indirectas, como también agresoras, espectadoras o impulsoras de la tenencia y
uso de las armas de fuego, ha destacado la atención de organismos competentes, pero
también de las mujeres y su consecuente organización para la minimización de estos
índices mediante iniciativas de desarme y pacificación.

Brasil aparece como pionera de estas iniciativas desde el año 1999, con la campaña de
desarme realizada por la organización Viva Río en la cual se le preguntaba a quien
entregaba su arma, (generalmente hombres) por qué lo estaba haciendo, en su mayoría,
respondieron que estaban siendo presionados por su mujer, madre, abuela, hija o novia.
Algunas mujeres tenían la iniciativa de entregar el arma “del marido muerto”, “del hijo,
que anda con malas compañías”, o “del hermano, que anda haciendo burradas”. Esa
experiencia demostró cómo son ellas las más sensibles ante el riesgo representado por el
arma de fuego. Así mismo, En 2001, Viva Río lanzó las campañas “Madre, desarme a
su hijo” y “Arma no! Ella o yo”, basadas en la capacidad de las mujeres de convencer a
los hombres.

Iniciativas de esta naturaleza se han propagado en diversos lugares del mundo,


adecuándose a las necesidades, intereses y condiciones específicas de las formas de
organización de una sociedad, con el objetivo de transformar la situación de las mujeres
en su relación con las armas de fuego, ya sea en su condición de víctimas pero también
como agresoras, así como minimizar la presencia de armas de fuego en los entornos en
los que las mujeres se desenvuelven.

28
III.- EXPERIENCIAS DE LAS MUJERES VENEZOLANAS EN LA RELACIÓN
CON LAS ARMAS DE FUEGO

Las experiencias de las mujeres en la relación con las armas de fuego supone las
vivencias experimentadas por las mujeres en las distintas relaciones que se generan con
las armas de fuego, las cuales se desarrollan en determinadas situaciones, escenarios y
en las que las mujeres actúan desde unos roles específicos.

La situación de las mujeres venezolanas respecto a las armas de fuego es diversa, no


obstante, tiene unas especificidades, que dan cuenta de la forma de organización socio-
cultural de la sociedad.

No sería posible realizar una aproximación a las experiencias de las mujeres con
respecto a las armas de fuego obviando la subjetividad y características particulares de

29
las mujeres, como tampoco sin considerar la diversidad de roles y situaciones en las que
se insertan, pues, las mujeres no juegan solamente un rol pasivo frente a las armas de
fuego sino también un rol activo; concebir el papel de las mujeres en la relación con las
armas de fuego únicamente en términos de victimización, supone la reproducción del
esquema interpretativo patriarcal, en el cual las mujeres son consideradas y definidas
como seres pasivos, desprovistas de autonomía e independencia, de capacidad de acción
y decisión frente a los fenómenos sociales.

Las mujeres en Venezuela no solo son víctimas, también son agresoras, espectadoras de
situaciones de violencia armada, poseedoras de armas de fuego, pero también
promotoras del desarme. Es decir, las experiencias de las mujeres venezolanas en la
relación con las armas de fuego oscilan entre la victimización y el delito, la agresión y
el desarme, encontrando incluso intersecciones entre las experiencias.

Estas experiencias se desarrollan en los espacios públicos pero también en los espacios
privados, con armas licitas e ilícitas, y donde las mujeres son protagonistas o
espectadoras de situaciones y roles en la relación con las armas de fuego.

Entre ellas:

 Víctima directa o indirecta de las armas de fuego, comprende las mujeres que
sufren o han sufrido un daño o perjuicio, contra su persona o contra alguien
cercano a ellas, producto de acciones realizadas con armas de fuego.

 Agresora directa o indirecta con armas de fuego, comprende las mujeres que
cometen o han cometido un ataque o acto de perjuicio con armas de fuego, de
manera directa, así como, apoyando, promoviendo y/o solapando dichos actos
realizados a través de terceras personas.

 Poseedora de armas de fuego, refiere la propiedad o tenencia de armas de


fuego por parte de las mujeres, la cual puede ser de tipo lícita o ilícita.

30
 Promotora del desarme, hace referencia a las mujeres que participan o han
participado en experiencias de desarme y pacificación en sus comunidades a
través de la organización colectiva.

Este conjunto de experiencias se han interiorizado en la vida de estas mujeres por medio
de la instauración subjetiva de representaciones simbólicas a partir de la asociación de
los aspectos materiales e inmateriales presente en la vida cotidiana y su relación con las
armas de fuego. De esta manera, el imaginario colectivo entendido en esta investigación
como la descripción, categorización y asociación que hacen las mujeres de las armas de
fuego en función de su articulación en el entorno público y privado, es
fundamentalmente una construcción que sirve para ordenar, y explicar aspectos
constitutivos de la cotidianidad de las mujeres.

El 72% de las mujeres a quienes se les aplico el cuestionario de la encuesta exploratoria


diseñada para los fines de esta investigación, la cual tuvo como interés aproximarse a
los significados colectivos otorgados por las mujeres a las armas de fuego, se encontró
que atribuyeron calificativos negativos a las armas de fuego, asociados al miedo, el
peligro, la amenaza, la inseguridad y el perjuicio.

Así mismo, en Venezuela las mujeres se encuentran notoriamente involucradas en


situaciones judiciales, durante el año 2011 fueron ingresados ochocientos veinte y nueve
mil setecientas sesenta y seis (829.766) solicitudes en el Ministerio Público, de los
cuales quinientos noventa y siete mil ochocientos noventa (597.890) corresponden a los
casos ingresados de oficio, denuncia, querella y flagrancia. De estas 73.047 equivalente
al 12,22% fueron competencia de la dirección para la defensa de la mujer, sin embargo,
no se hace explicito cuantas mujeres se encuentran involucradas en estos
procedimientos judiciales, ya sea como víctimas, agresoras o demandantes de justicia,
menos aún en cuántos de estos procesos iniciados por mujeres o contra mujeres
intervinieron armas de fuego.

Entre estas experiencias es posible identificar20:


20
Respetando el secreto estadístico y con el fin de resguardar la identidad de las mujeres entrevistadas, en
esta investigación les fueron asignados pseudónimos a los testimonios de las mujeres emitidos durante las

31
 Mujeres víctimas con armas de fuego

En nuestra sociedad producto de una organización patriarcal inequitativa, las mujeres


con frecuencia son victimizadas, entendiendo víctima como:

Persona o personas que individual o colectivamente hayan sufrido daños,


lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional o menoscabo
sustancial de sus derechos fundamentales como consecuencia de
violaciones a los derechos humanos. Las víctimas abarcan las personas
directamente afectadas, sus familias y comunidades. Las víctimas de
violaciones a los derechos humanos constituyen una población
vulnerable, que presenta múltiples secuelas físicas, psicológicas y
sociales que las afectan y les impiden tener una adecuada calidad de
vida21.

Esta victimización, cuantitativamente aparece siempre en una proporción inferior a los


hombres, hecho visible en la Encuesta Nacional de Victimización del INE, realizada en
el año 2009 en la cual, de 1.826.718 personas victimizadas 692.783 fueron mujeres,
equivalente a un 37,93%.

Pero la situación de victimización es significativamente agravada por la tenencia de


armas de fuego, pues de acuerdo a información extraída de la antes mencionada
encuesta, en el caso específico de delitos cometidos con armas de fuego durante el año
2009, de 1.826.718 delitos, 869.253 equivalente al 47,59% fueron ejecutados con armas
de Fuego.

No obstante, dicha victimización de las mujeres se da con independencia de las clases


sociales y espacios donde se desenvuelven, pues las mujeres aparecieron igualmente
victimizadas en menor proporción 18,7% con relación a los hombres 81,3% en los
sectores populares, hecho que se puso de manifiesto en la Encuesta de Situaciones y
Percepción de Armas de Fuego realizado por la Comisión Presidencial de Control de
Armas, Municiones y Desarme, en los sectores populares de la Pastora y la Vega.

entrevistas.

21
Organización de las Naciones Unidas

32
Ahora bien, las experiencias que victimizan a las mujeres están íntimamente
relacionadas con un universo masculino, es decir, cuando las mujeres son víctimas, el
agresor es un hombre.

De acuerdo a la encuesta de victimización del INE, 67,21% de los delitos cometidos en


el año 2009, fueron cometidos por hombres, así mismo, 93% de los víctimarios con
armas de fuego fueron hombres; de acuerdo a la Consulta Pública realizada por la
Comisión Presidencial de Contrl de Armas, Municiones y Desarme a nivel nacional,
como también en la encuesta de percepción de armas realizada en la Parroquia La Vega
y La Pastora, los hombres aparecen como ejecutores de hechos víctimales entre un 67%
y un 93%, con proporciones consistentemente similares entre ambas parroquias.

Así, la idea de que “los hombres de verdad tienen permiso para usar la violencia si el
contexto lo requiere” (Berbegal, 2008, p. 53), aunado a la tenencia y uso de armas de
fuego ha influido significativamente a incrementar la situación de riesgo de las mujeres
en los espacios públicos y privados. Entre los factores de riesgo de las mujeres
asociados a las armas de fuego, es posible identificar:

 La gravedad de las heridas que provoca un disparo es sumamente destructivo


para el tejido humano, lo que nos lleva a concluir que gran parte de las heridas
de bala traen como consecuencia la muerte de la víctima.

 La presencia de un arma de fuego, reduce la capacidad de resistencia de la


mujer, considerando la amenaza de mortalidad que involucra el arma de fuego.

 El empleo de un arma de fuego reduce considerablemente las posibilidades de


escapar de la víctima.

 El arma de fuego infunde un temor tal al resto de la población que hace


imposible que un tercero preste ayuda a quien es amenazado.

33
No obstante, un alto índice de los delitos cometidos contra las mujeres son ejercidos por
parte de sujetos conocidos, es decir, sujetos asociados a su entorno directo,
principalmente en el hogar, como el espacio que representa mayor inseguridad para ellas
en lo que refiere la violencia de género.

Esta violencia contra la mujer se entiende como todo acto de violencia que tenga o
pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la
mujer, producidas en el espacio público o privado.22.

Ahora bien, la violencia contra la mujer con armas de fuego va desde la amenaza hasta
la agresión física extrema:

“Agresor poseía arma de fuego, poseía expediente de asalto a mano armada, consumo
de estupefacientes, ingresos a centros de rehabilitación antidrogas y a centros de
atención psiquiátrica. El acoso se dio a través de arma de fuego en algunas
ocasiones.” (Casos referidos por profesionales del área vinculados/as a la Casa abrigo Argelia
Laya 2007-2011)

“Sobreviviente de arma de fuego, su agresor le disparó en la zona nasofrontal”


(Casos referidos por profesionales del área vinculados/as a la Casa abrigo Argelia Laya 2007-2011)

Ahora bien, es en el espacio privado donde ocurre la mayoría de las agresiones directas
contra la mujer, de acuerdo al Informe de Políticas Públicas dirigidas hacia las mujeres:
resultados 1999-2009 del Observatorio Bolivariano de Género, entre el 80% y 90% de
las mujeres que ingresaron a las casas de abrigo fueron objeto de violencia física
extrema por parte de sus parejas.

“21 años aguantando golpes, maltrato, amenazas con el arma, todo eso. Una
experiencia directa con miedo el miedo a no denunciar. El me maltrataba a mí y mi
mamá, ella se metía, llegaba a denunciarlo y toda esa broma pero yo ahí lo defendía
así sería el amor tan grande que yo tenía que prefería decirte que yo lo quería a él más
que a mis hijos. (…) Por lo menos esto que yo tengo aquí en la mano, esto me lo hizo él
borracho con el arma, ese hombre casi me la vuela”.
(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

La violencia armada contra las mujeres no se hace manifiesta de manera aislada, los
testimonios confirman el hecho de que las agresiones físicas y las agresiones verbales se
22
Artículo 1 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer, Resolución 48/104 de la Asamblea General de la ONU, 10 de diciembre de 1993.

34
ejercen de manera conjunta, sobre todo en los casos en los que el agresor es un conocido
del entorno familiar o familiar directo:

“Me decía maldita perra”


(Jacqueline, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Me decía perra, puta, bicha toda esa broma”


(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Remaldecía a las mujeres, un odio contra las mujeres”


(Elizabeth, mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas)

Con frecuencia aparecen como agravantes de la situación de riesgo el consumo de


estupefacientes, bebidas alcohólicas, entre otros.

El abuso de alcohol no puede ser considerado como causa necesaria o


suficiente a la hora de explicar la presencia de conductas violentas en el
maltratador, los resultados de estudio que contemplan la relación entre
sustancias y el maltrato aseguran que el maltrato es más grave cuando el
maltratador está bajo los efectos de la droga y el alcohol siendo las
sustancias más consumidas entre los maltratadores la marihuana, la
cocaína, las anfetaminas y el speed (Roberts, 1988, citado por
Echeburúa,1994, p. 114).

“Siempre con su borrachera. Ron, chimeniao, estupefacientes, droga, esa broma


marihuana”.
(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Consumía drogas, marihuana, cocaína (…) tomaba pastillas del psiquiatra”.


(Elizabeth, mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas)

En Venezuela, las mujeres en menor proporción en relación a los hombres, son víctimas
directas de homicidios 18,37%, sin embargo, una alta proporción de las mujeres
fallecidas en Venezuela entre los años 2006-2011 ha sido por razones de género,
equivalente a un 18,9% del total de muertes, es decir, feminicidio.

El feminicidio, de acuerdo a Russell (2005) y Caputi (1987) es el asesinato de mujeres


motivado por el sentido de propiedad, desprecio u odio que sienten los hombres contra
las mujeres. Ahora, si bien desconocemos cuantas de las mujeres ultimadas por razones
de género durante los años 2006-2011 fueron ejecutadas con armas de fuego, se estima
que el arma de fuego es el mecanismo más utilizado por la rapidez y efectividad.

35
No obstante, con frecuencia la violencia se origina allí donde previamente se han
definido relaciones de poder y por tanto relaciones de desigualdad, es decir, la violencia
surge como medio de control y anulación de la otra persona, frente a la amenaza de
pérdida o declive del poder y la autoridad; materializándose en los celos, la necesidad
de control, las concepciones de propiedad, entre otros.

“No lo leí en el periódico, lo viví. El esposo de una mujer de la comunidad la mató por
los benditos celos, ella había cambiado sus costumbres, dejo de ser una mujer de estar
encerrada en su casa, se arreglaba, salía y esos celos hizo que el la matara. Eso
ocurrió por las benditas armas que tiene todo el mundo en la casa. El hombre se mató
luego, delante de sus hijos, cuando le reclamaban porque los dejaron huérfanos de
madre”
(Relatos de mujeres: Proceso Nacional de Consulta “Para una convivencia sin armas” 2012
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme)

“Crimen pasional, a mi compañera de trabajo la mató su ex pareja en su lugar de


trabajo por celos y la acosaba”.
(Relatos de mujeres: Proceso Nacional de Consulta “Para una convivencia sin armas” 2012
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme)

Ahora bien, es importante destacar que de acuerdo a la Encuesta Nacional de


Victimización realizada por el INE, el abuso sexual el único delito en el cual las mujeres
son victimizadas en mayor proporción 89,57%, en relación a los hombres.

Este hecho refiere a una sistemática infravaloración de la mujer en la sociedad


venezolana, aunada a la cosificación y objetuación de la misma, lo cual impulsa y
promueve concepciones deformadas de la feminidad; pues de acuerdo a los criterios de
una lógica patriarcal capitalista, la mujer al ser concebida como un “objeto” físico y
simbólico, el hombre creerá no necesitar su aprobación para “usar” su cuerpo.

El abuso no consentido de la corporeidad ha sido y continúa siendo violencia, “la


violencia sexual es violencia y es sexual porque es violencia sexual (no sexo violento)”,
(Hercovich, 2000, p.13), en la actualidad han cambiado son los medios a través de los
cuales se ejerce la violencia sexual.

Otrora el varón hizo uso de su fuerza física para invalidar a su víctima y obligarla a
satisfacer sus deseos, no obstante, la fuerza de la que el hombre hiciera alarde ha sido

36
desplazada, en la actualidad, decidido a “vencer la resistencia del objeto sexual de un
modo distinto a por los actos de cortejo” (Freud, 1993, p. 373).

Desde esta perspectiva, las armas de fuego, profundizan la situación de riesgo de las
mujeres, así como, facilitan la agresión, como medios activos que permiten neutralizar a
la víctima teniendo como fin último “el cumplimiento del fin biológico” (…),
“independiente de la colaboración de la mujer” (Freud citado en Klein, 1990, p. 144).

Delito: Violencia sexual agravada, violencia física y amenaza.


“La agarró por el cuello y le dijo 'móntate', coaccionándola para que se subiera a su
moto, enseñándole un arma de fuego”.
(Expediente interno, Tribunales Especiales de Violencia Contra la Mujer)

“Fui secuestrada con un arma de fuego y estuve aproximadamente 4 meses bajo el


poder las manos de él. Fui intimidada y amenazada con el revolver muchas veces,
violada, torturada, golpeada, durante todo el secuestro estuvo presente el arma,
durante todo el tiempo la hubo”.
(Elizabeth, mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas)

El poder del agresor ejercido sobre la víctima se refuerza por la posesión de un arma de
fuego, lo cual refleja el hecho de que “las armas de fuego reducen también las
posibilidades de escapar de la víctima y de que otra persona le preste ayuda.”23.

Pero las mujeres no solo son víctimas directas, también son víctimas indirectas,
entendido como las mujeres que sufren o han sufrido un daño o perjuicio, contra su
persona por la defensa o atención a otra personas, o contra alguien cercano a ellas,
producto de acciones realizadas con armas de fuego.

“Fue testigo de la detención arbitraria de un joven por parte de funcionarios de la


Policía. Uno de los efectivos policiales, al darse cuenta que los estaban observando,
disparó hacia arriba hiriéndola en la frente. La víctima al no ser trasladada a tiempo a
un hospital murió.”
(Informe sobre Impunidad y Administración de Justicia en Venezuela. Investigación Documental:
Patrones de Violaciones a los Derechos Humanos y mecanismos de impunidad 2000-2009, Red de
Apoyo por la Paz)

23
Informe de Amnesty International, la Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas (IANSA) y
OxfamInternacional. Los efectos de las armas en la vida de las mujeres (2005).

37
Sin embargo, contrario a como ha sido socializado, las mujeres no solo son víctimas al
ser agredidas en su persona, sino también la agresión o perjuicio generado contra
alguien y que ella presencia.

“Un joven de 18 años fue al trabajo de su novia y se suicidó frente a ella.”


(Relatos de mujeres: Proceso Nacional de Consulta “Para una convivencia sin armas” 2012
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme)

Las acciones con armas de fuego cometidas contra una persona allegada y que tiene un
impacto en la vida y cotidinaidad de las mujeres también pueden ser consideradas como
victimizadoras indirectas de las mujeres.

Hace un año un vecino auxilió a otro vecino herido por arma de fuego que luego murió,
ahora él es víctima de los agresores del fallecido, él está herido y su novia de 17 años
está muerta por venganza de los víctimarios del otro vecino. La chica era recién
graduada de bachiller”.
(Relatos de mujeres: Proceso Nacional de Consulta “Para una convivencia sin armas” 2012
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme)

Ahora bien, el uso de armas es un problema masculino, es el hombre quien mata y quien
más muere por armas de fuego, pero las mujeres son las segundas víctimas de esa
insensatez masculina, cuando ellos mueren por armas de fuego o son privados de
libertad por matar, el problema queda para la mujer.

“A mí me mataron a tres hermanos y a mi papá y casi me matan a mí por esas culebras


de las drogas”.
(Jacqueline, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“La muerte de mi hijo de 17 años. Me pongo a pensar porque el día en que mataron a
mi hijo él estaba agonizando y venia mi otro hijo herido que le dieron un tiro en el
estómago. En un mes me hirieron a un hijo y pasando pal otro mes me hirieron al otro y
me mataron a este al que era rebelde. A mi hijo lo mataron sin estar armado, le dieron
tres disparos en la cabeza, quedó con los sesos afuera, no lo quise ver”.
(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Yo nunca ni he tocado una, pero una de esas acabo con mi familia, y mire usted quedé
solita, con mi hija enferma, nació con parálisis. Y sin plata para ayudarla, pues
mataron al sustento de mi hogar y mis dos hijos varones”
(Elizabeth, mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas)

De esta manera, detrás de un hombre muerto por arma de fuego está siempre el dolor de
una mujer. Una mirada más ampliada sobre esta realidad la revela la encuesta realizada

38
para fines de esta investigación, cuyos datos ubicaron el asesinato de algún familiar
cercano como la segunda experiencia que con más contundencia ha estado presente en
la vida de las mujeres.

En los casos en los cuales fueron los familiares directos los agredidos mortal o
gravemente por un arma de fuego, el agresor, también resultó ser un hombre. En cuanto
a los familiares asesinados corresponden al sexo masculino, hechos que ratifican que si
bien “los hombres son los principales usuarios de las armas de fuego, son también la
mayoría de las víctimas de la violencia armada.” 24 En Venezuela, el 71,1% de las
víctimas de la violencia armada son hombres.25
Pero la violencia indirecta también puede ser por razones de género, pues la virilidad no
solo es definida como la capacidad reproductora, sexual y social, se impone sobre todo
en su dimensión social en virtud de que se esfuerza en demostrar una “aptitud para el
combate y para el ejercicio de la violencia en la venganza sobre todo” (Bourdieau, 1998,
p.68).

“Ese día que la mataron fue un sábado, mi hermana estaba amanecida, mi papá estaba
cumpliendo un mes de muerto y ella amaneció tomando en la puerta de su casa y el
pasó por allí y ella como era loquísima empezó a gritarle; desgraciado, mataste a mi
papá, a mis hermanos, si te la das de arrecho mátame a mí, maldito, en eso él le dijo:
arrodíllate y pídeme perdón por todo lo que me estás diciendo y ella se arrodilló pero
como para burlarse y siguió ofendiéndolo, lo retó y a un hombre nunca hay que retarlo
y el tipo le metió un tiro en la cabeza, y allí quedó mi hermana arrodillada y tendida en
la calle”.
(Jacqueline, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

El hecho de que la mujer retara al víctimario, para la entrevistada aparece como la causa
de su muerte pues desafió el mandato socialmente aceptado de la mujer sumisa, no
obstante, esta conducta violenta es “revalidada por otros hombres, (…) y certificada por
el reconocimiento de la pertenencia al grupo de los “hombres auténticos” (Bourdieau,
1998, p.70).

24
Page, E (2009) Hombres, masculinidad y armas de fuego ¿Podemos romper el vínculo? IANSA,
Londres.

25
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme, Informe Proceso Nacional de
Consulta “Para una convivencia sin armas” (2012).

39
En lo que refiere la representación social del arma de fuego, todas las entrevistadas
hacen alusión a la muerte. A partir de esto aparecen sentimientos de miedo e impotencia,
como también recordatorios de asimetrías de poder.

“Me da ansiedad cada vez que veo una porque cada pistola tiene sus muertos, así no
hablen cada vez que hay un disparo hay una consecuencia”
(Jacqueline, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Una rabia porque no podía hacer nada”


(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Ahorita el miedo y el temor. Al ver una de cerca por ejemplo de un policía me


paralizo, al escuchar que si alguien hizo esto con un arma no oigo más, me paralizo”
(Elizabeth, mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas)

“La destrucción, el final de mi familia”


(Cristina, mujer víctima indirecta en el espacio público con armas ilícitas)

Debido a que todas las mujeres entrevistadas han sido víctimas directas o indirectas, el
lugar desde donde se enuncian los significados simbólicos de las armas de fuego es el
de la vida cotidiana que se ve afectada de manera contundente. Es así como el arma de
fuego aparece como el símbolo que señala que todo en sus vidas cambió, no en vano en
los testimonios se menciona la muerte.

“Sólo representan dos cosas, muerte y violencia (…) toda mi familia, hombres y
mujeres portan pistolas, claro sin permiso, pistolas solicitadas que cualquier policía
rata les consigue y si supieras tú que no es pa matar, se sienten como grandes con ellas,
sienten que pueden tener respeto de la gente es una vaina loquísima pero así son ellos”
(Jacqueline, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Violencia, miedo a que mis hijos fueran violento (…) Muerte.”


(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“La muerte. El arma como te explico, es como un poder que tiene la gente para
controlar y generar miedo, así como bueno yo tengo esto y te puedo matar. ¿Qué más
puede haber para la otra persona? Miedo, parálisis. Es un control de toda la situación,
si te alcanza una bala que te queda. Yo no escapaba porque allí estaba el arma bajo su
dominio. Pero además el arma significa poder, porque en el juicio no apareció él con
ningún porte lícito (…) mentira, manipulación, ah relaciones de poder”
(Elizabeth, mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas)

40
Finalmente, otro aspecto relevante al que hacen referencia algunas de las entrevistadas
es el asociado al desempeño de sus roles de madre. En los relatos de las mujeres, sus
experiencias, la representación simbólica del arma de fuego se confronta con el hecho
de ser madres. El modelo “ideal” de familia entra en contradicción con la realidad, las
situaciones acaecidas resquebrajan sus roles como madres dentro de la vida familiar, se
presenta como una ruptura con la norma de lo que “debe ser una madre en una
familia”26, las palabras expresadas lo evidencian:
“Yo trataba de que no se me escaparan para la calle (…) mis muchachos tienen armas
pero se me hace muy difícil aceptarlo”. (…) Cuando escuchaba el primer plomo me
iba, me iba para la calle a buscarlos con una correa, un cable, ellos a veces me
agredían a mi pues, déjeme tranquilo señora ya ésta es mi vida. Y es fuerte. Ha sido
fuerte”
(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Y lo peor es que mis mismos hijos llevaron a que esto pasara, por no hacerme caso,
por no cumplir con las reglas del hogar, por perder los valores que le enseñamos, yo sé
que ellos no estaban haciendo las cosas bien, pero con ellos arrastraron a un inocente,
a mi esposo, un hombre trabajador, que lo mataron por ajustes de cuenta de las cosas
malas de mis hijos, él fue el primero en morir, después mi hijo menor y por ultimo mi
hijo mayor”.
(Cristina, mujer víctima indirecta en el espacio público con armas ilícitas)

26
Esta norma “se funda en hechos que no provienen de nuestros conocimientos biológicos, sino de nuestra
definición de la situación social conforme esta surge de nuestra participación en ciertas adecuaciones y
arreglos sociales. El hecho de que las mujeres ejerzan un rol maternal exclusivo y extenso es producto de
una traslación cultural y social” (Chorodow, 1984 citada por Caamaño, en Maternidad, feminidad y
muerte: La mirada de" los otros" frente a la mujer. Editorial Universidad de Costa Rica. 2002, p.88)

41
 Mujeres agresoras con armas de fuego
Tradicionalmente la criminalidad femenina ha sido obviada, desde las investigaciones
científicas como desde las ciencias penales por las insignificantes cifras en las que las
mujeres aparecen como protagonistas de hechos víctimales.

Las escasas investigaciones realizadas sobre el tema con frecuencia han sido abordadas
desde una perspectiva biologicista, prejuiciada y prejuiciosa sobre el deber ser de la
mujer, entre ellas las concepciones de Lombroso (1895) en las que caracterizaba a las
mujeres por su inmovilidad fisiológica, pasividad psicológica, así como, su
predisposición para ser frías y calculadoras; afirmando inclusive que las mujeres
criminales eran más masculinas que femeninas. Así mismo, la obra de Pollak (1950)
argumentaba que las mujeres son mentirosas y engañosas de manera innata.

No obstante, la participación o no de las mujeres en hechos delictuales puede explicarse


como producto de los procesos de socialización diferenciada a la que están sometidos
los hombres y mujeres en una organización patriarcal, así mismo, siguiendo a Sánchez
(2004) las demandas del medio ambiente delictivo en cuanto a fuerza física y violencia
ayudan a explicar la menor frecuencia y la menor severidad en los tipos delictivos
cometidos por las mujeres en comparación con los cometidos por hombres.

Según Moreno (2009) recientemente las conductas delictivas típicas de las mujeres se
han modificado, ahora se han visto involucradas en nuevas actividades delictivas como
son asalto a banco, secuestro, extorsión y delitos contra la salud, los cuales hasta hace

42
poco estuvieron tradicionalmente asociados sólo con el género masculino, precisamente
por la violencia implícita que conlleva su ejecución.

Si bien las mujeres constituyen en relación con los varones un porcentaje


menor del total de personas que delinquen, los contextos sociales en
general, y los sistemas formales e informales de control social en
particular, que operan distintivamente para hombres y mujeres, tienen
como resultado formas delictuales que responden a la distinción entre los
géneros (Fries& Matus, 2000, p. 21).

En palabras de Lagarde (1990) el delito es un “asunto político”, pues remite a las


relaciones y reglas de poder en la sociedad, no obstante, las mujeres se encuentran
generalmente enmarcadas en la ideología sexista existente respecto a ellas (sumisión,
obediencia, pasividad) insertándose en un grado menor en delitos que implican mayor
grado de violencia.

Sin embargo, Gallegos & Mettifogo (2001) afirman que desde la década de los 70, la
delincuencia femenina ha sufrido notables cambios, transformándose de delitos más
tradicionales, como aquellos clasificados como contra la propiedad, a delitos con mayor
violencia involucrada y de forma importante en delitos relacionados al narcotráfico. No
obstante, “las estadísticas oficiales dicen que las mujeres cometen menos infracciones
que los hombres, tienen menos probabilidades de ser reincidentes y también de cometer
delitos realmente graves” (Rutter, & otros, 1999, p. 13).

Las mujeres venezolanas no solo son protagonistas de la violencia armada desde la


perspectiva de la victimización, también cometen agresiones, pues de acuerdo a la
Encuesta Nacional de Victimización realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas
en el año 2009, las mujeres fueron cómplices en la ejecución de 4,11% de los delitos
cometidos, y ejecutaron 3,36% de los delitos, en los que destacan la amenaza, las
lesiones personales, el robo y la corrupción.

Así mismo, de acuerdo a la Consulta Nacional “Para una convivencia sin armas”
realizada por la Comisión Presidencial para el control de Armas, Municiones y

43
Desarme, en lo que refiere específicamente los hechos victímales cometidos con armas
de fuego, las mujeres aparecen como víctimarias y ejecutoras en 1,7% de las
oportunidades.

Este hecho se pone en evidencia en los datos suministrados por el Anexo Femenino del
Centro Penitenciario del Estado Aragua “Tocorón”, en el cual de 330 mujeres privadas
de libertad para el mes de agosto del año 2012, solo 18 mujeres se encuentran por la
comisión de delitos con armas de fuego.

Algunas de las características de las mujeres agresoras son:

 Provenientes de grupos familiares con dinámicas de conflicto


 Antecedentes de violencia intrafamiliar
 Con modelos parentales de conflicto con el sistema penal.

“Mi papá siempre era el que mandaba en el barrio, era mi ídolo tenía muchas armas,
en mi casa estaba la caleta vez, era como una bóveda había de todos los tamaños
jajajaja. Y bueno tu sabes las agarraba todas jajajaja masiao fino la guevonada
jajajajaja. Mi papá se arrechaba pero igual triste quien lo mandaba a él a guardarlas
ahí, y nada pues yo más salía no podía ser jajajaja, se las agarraba y me desplazaba
por la pista con ellas”
(Lucía, mujer agresora directa en el espacio privado con armas ilícitas - Privada de libertad)

Ahora bien, en lo que refiere los significados otorgados por las mujeres agresoras a las
armas de fuego, estos generalmente están asociados al poder que les permite ejercer la
posesión de un arma de fuego, a través ella consideran que pueden obtener el respeto y
la seguridad que les ha sido negada en una forma de organización social desigual.

“Adrenalina en banda, algo sin explicación, solo el que la ha usado puede describirlo.
Es fino, cuando la usas eres tú y más nadie en la pista, te respetan, en el barrio era yo”
(Lucía, mujer agresora directa en el espacio privado con armas ilícitas - Privada de libertad)

“Un arma para mí es una forma fácil de acabar con alguien, yo nunca tuve miedo de
agarrar una pistola, representa protección”
(Noelia, mujer agresora directa en el espacio privado con armas lícitas - Privada de libertad)

Aunque se lo peligrosas que son, ya he visto tantas, que las armas son para mí como
cualquier cosa, ya no me dan miedo, voy preparada para el penal a convivir todo el fin
de semana con ellas en todos sus modelos y tamaños, mi esposo en el penal es lucero y

44
anda armado, duerme con la pistola casi que en la cama, bueno dormimos los tres en la
cama, él dice que es necesario estar activo con ella por cualquier cosa y de verdad yo
me siento segura cuando el anda armado, ya hasta por curiosidad o para ver que tal es
la cosa las agarro y las manipulo, esta situación me ha obligado a todo esto.
(Ana, mujer agresora indirecta en el espacio público con armas ilícitas)

Estas concepciones sobre las armas de fuego asociadas al poder facilitan el hecho de
que las mujeres hagan uso de la tenencia de armas de fuego para la comisión de delitos
como el tráfico de estupefacientes, el robo, la agresión y la amenaza, pero también para
la defensa en escenario de conflicto frente a otros/as sujetos/as enemigos/as como
consecuencia de los delitos cometidos.

“Tenía que tener arma para amenazar a los que no me pagaban la nota que les pasaba,
como era mujer me querían joder y así no era la vaina, yo no trabajo de gratis ni
menos para ellos, el hierro me ayudaba a ser yo en la pista marica jajajaja (…) con mi
arma cachazos con todo aquel que se comía la luz o que no caminaba por donde era,
con mi hierro amenazaba a todo aquel que no me pagaba la droguita chama, abusaban
por ser mujer, y la usaba para desplazarme por la pista para defenderme de los
enemigos, no podía salir sin ella vez, era mi cedula marica.
(Lucía, mujer agresora directa en el espacio privado con armas ilícitas - Privada de libertad)

“Yo sé que habían muchas soluciones, pero yo escogí esa (…) yo herí a un tipo con una
pistola.
(Noelia, mujer agresora directa en el espacio privado con armas lícitas - Privada de libertad)

Siguiendo a Urtega & Pozo (1996) la participación de las mujeres en las bandas
juveniles es marginal, pasiva y secundaria, las mujeres no suelen protagonizar los
hechos delictivos, por el contrario suelen ser co-participes, son más proclives que los
hombres a delinquir solas o a ser parte de pequeños o relativamente no permanentes
grupos delictivos. Cuando las mujeres delincuentes son involucradas con otros ellas
típicamente actúan como cómplices de hombres quienes organizan, conducen y lideran
la ejecución del delito.

Pero la participación de las mujeres en la comisión de delitos junto a los hombres no es


azarosa, suele estar asociada a vínculos de carácter sexo-afectivo, es decir, las mujeres
por lo general acompañaran en la realización de delitos a sus esposos, parejas, novios o
amantes, ya sea de manera voluntaria por el interés de las mujeres en la participación de
dichos actos considerando que el “delinquir juntos” consolida la relación, como también

45
producto de las presiones ejercidas por parte de los hombres para la incursión de las
mujeres en dichas dinámicas.

“Robaba junto con mi ex esposo en los autobuses que viajaban para lejos, los llanos,
los andes y así, me defendía en el barrio con ella, a los que no pagaban para
obligarlos”.
(Carelis, mujer agresora directa e indirecta en el espacio público con armas de fuego ilícitas -
Privada de libertad)

Así mismo:

Otras labores desempañadas por las mujeres dentro de las organizaciones


criminales son las correspondientes a las tareas logísticas. Esconder
droga o armas, poner a disposición de los miembros de la organización
sus viviendas para eludir la acción punitiva del Estado, sus teléfonos para
evitar la grabación de sus conversaciones, ceder sus domicilios para
reuniones de la organización, entre otras muchas de muy variopinta
naturaleza (Sansó & Pascual, 2010, p. 16).

Las mujeres también son agresoras indirectas al apoyar, fomentar, promover e inclusive
solapar el uso y tenencia de armas de fuego, pues son las mujeres en la mayoría de los
casos el vehículo conductor de estas, ya sea transportándolas o escondiéndolas.

“Bueno al principio solo tenía que guardarlas, esconderlas mi ex esposo era malandro,
las tenía en la casa y me encargaba de guardarlas (…) estábamos envueltos en un
mundo horrible y sin salida, drogas, armas, enemigos y delincuencia.”
(Carelis, mujer agresora directa e indirecta en el espacio público con armas de fuego ilícitas -
Privada de libertad)

Las mujeres juegan también una significativa influencia en el tráfico de armas de fuego
ilícitas a los hombres privados de libertad; transportando, escondiendo,
contrabandeando e introduciendo armas de fuego en los penales y centros de reinserción
social, poniendo en riesgo su salud física y psicológica, pero también su libertad al
transgredir la norma social y burlar los códigos de seguridad de dichas instituciones.

“Una vez en la cola me obligaron una de las mujeres de los pranes a pasar armas y
municiones porque era mujer de un lucero y tenía que ayudar, tuve que meterme un
peine de un arma por la totona, y llenar mi sostén de balas” (…) ese día entre todas
pasamos como diez peines (…) ya desde ese día casi siempre paso de la misma forma
armas y balas quiera o no”.
(Ana, mujer agresora indirecta en el espacio público con armas ilícitas)

46
Ahora, si bien es cierto que las estadísticas criminales históricas y actuales coinciden en
que la proporción de mujeres condenadas por el delito de homicidio esta muy por
debajo de la de hombres condenados por este delito, contrario a la concepción colectiva,
las mujeres también son capaces de cometer el delito de homicidio.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización del Instituto Nacional de


Estadísticas del año 2009, solo el 0,35% de los homicidios cometidos en el país fueron
realizados por mujeres.

Según Azaloa (1996) las mujeres no solo matan menos que los hombres sino también lo
hacen de distinta forma, para ellas, su participación en el delito de homicidio se
diferencia tanto en sus móviles, formas de comisión, como en los espacios en los que
estos hechos tienen lugar. De hecho, tanto las estadísticas criminológicas como los
escasos estudios realizados sobre las mujeres y el homicidio, dan cuenta de un patrón
que caracteriza el delito de homicidio cometido por mujeres como un acto que se
comete preferentemente en el espacio privado y que se dirige hacia quienes se ama, se
ha amado o se odia en silencio, es decir, generalmente hacia personas de su familia o
núcleo social significativo.

“Una joven asesinó a su papá con arma de fuego”


(Relatos de mujeres: Proceso Nacional de Consulta “Para una convivencia sin armas” 2012
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme)

Sin embargo, gran proporción de los homicidios cometidos por mujeres se realiza contra
la pareja o cónyuge, donde el homicidio se presenta además como reacción frente a
situaciones detonantes de violencia; se establece una clara relación entre maltrato
intrafamiliar y/o sexual y la comisión de homicidios, como mecanismos de defensa
frente a esta situación, pues la mayoría de las mujeres que dan muerte a sus esposos
reciben maltrato, negligencia y abuso, Azaloa (1996), por lo cual, el perfil de la mayoría
de las mujeres condenadas por homicidio a sus parejas coincide con el perfil de mujeres
víctimas de violencia intrafamiliar o conyugal:

 Baja autoestima.

47
 Conductas de sumisión.
 Expresión de sentimientos de culpabilidad relacionados con las conductas
emitidas para evitar la violencia como mentir, encubrir al agresor.

Nos metimos a vivir juntos tipo normal, después el tipo demostró quien realmente era,
se puso con unos celos, para completar era policía así que siempre cargaba su pistola,
(…) Reconozco que yo andaba embochinchada con un chamo que trabajaba conmigo,
el me vio los mensajes y empezamos a discutir, pero yo estaba muy alterada tenía miedo
de que le hiciera algo al chamo, me pegó, le di también y me fui corriendo hasta la
sala, me metió una cachetada que me hizo botar hasta sangre eso me dio demasiada
rabia, me agarró por detrás y le di un tiro porque la pistola estaba en la mesa. (…)Yo
ya estaba cansada de llevar golpes de ese tipo, ni conozco a mi papá y viene ese cabrón
a joderme. (…) Yo le pegué ese pepazo con el arma de él mismo, pero fue en defensa, no
andaba pendiente de matarlo, le di en un brazo, en el izquierdo, (…) si yo no lo hubiera
lastimado él no hubiese parado nunca de joderme, eso fue un alto para ambos.”
(Noelia, mujer agresora directa en el espacio privado con armas lícitas - Privada de libertad)

Así mismo, según Rivera (2006) en oportunidades, el móvil para la comisión del
homicidio suele ser económico, pero también una salida desesperada ante el constante
maltrato físico o emocional, el abandono o la traición.

La traición a la relación sexo-afectiva establecida, comúnmente denominada infidelidad,


se presenta como detonante de la situación de violencia que culmina en el homicidio,
pues no solo es la traición de carácter físico y la ruptura de los proyectos de vida en
común establecidos por la pareja, sino además la transgresión del espacio privado en el
cual la mujer realiza su cotidianidad.

“Ufff, el evento marica, maté a mi marido y su perra, hija de puta de su amante, que
taban tirando en mi casa en mi cama, no, se tenían que morir, como me iba a hacer eso,
y con su mismo hierro lo mate, por malditos. (…) Esos desgraciados, tirando en mi
casa en mi cama, maldita sea, a mí nadie me ve la cara, por eso se llevaron unos
cuantos pepazos cada uno”.
(Lucía, mujer agresora directa en el espacio privado con armas ilícitas - Privada de libertad)

Estos hechos delictivos ejecutados por mujeres serán sancionados por la normativa
jurídica del país, por lo cual la naturaleza de los delitos cometidos la llevaran a la cárcel,
la cual según la teorización de Goffman (1992), se puede comprender como una
“institución total”, es decir, como un lugar de residencia y trabajo, donde un gran
número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un período

48
apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria, administrada
formalmente.

No obstante, las prisiones venezolanas son gestionadas por y para hombres, la mujer
encarcelada ha ocupado siempre una posición secundaria debido a su menor entidad
numérica y su poca conflictividad, es mayor el porcentaje de mujeres que disfrutan de
un régimen penitenciario de semi-libertad o también denominado régimen abierto. Esta
situación se ve reflejada en el hecho de que para el año 2002, las mujeres privadas de
libertad en Venezuela representaban apenas el 5% de la población penitenciaria27.

En este contexto, el sistema penitenciario venezolano es considerado por las mujeres


agresoras entrevistadas como un sistema en el cual los procesos judiciales, de sanción y
reclusión son poco confiables, al caracterizarse por el retardo en los procedimientos, el
maltrato y el hacinamiento.

“Duré casi un año para que me hicieran la audiencia preliminar”


(Noelia, mujer agresora directa en el espacio privado con armas lícitas - Privada de libertad)

“Esto fuese mejor si este servicio penitenciario fuera otro, sin tanto maltrato y
corrupción, sin tanto retardo procesal es que se llama esa mierda”
(Lucía, mujer agresora directa en el espacio privado con armas ilícitas - Privada de libertad)

Además con frecuencia se presentan irregularidades y situaciones de corrupción


naturalizados como mecanismos para evadir la justicia y el control penal, lo que incide
negativamente en todo el sistema penitenciario, tanto en las procesadas, las penadas, el
personal encargado de la custodia y los diferentes actores que participan en dicho
proceso.

“La ley la cumplen los que no se bajan de la mula, a mí me pidieron plata y como no
tenía me trajeron para acá”.
(Noelia, mujer agresora directa en el espacio privado con armas lícitas - Privada de libertad)

“Como no le tengo broca en banda a estas custodia, mierda chama quisiera meterle
unas 500 en la boca por sapas, pero igual son una porquería si le das plata dejan pasar
de todo, se la tiran de que tal al principio y se venden por cualquier money jajajaja”.
(Lucía, mujer agresora directa en el espacio privado con armas ilícitas - Privada de libertad)

27
Rodríguez, M. (2004) Mujer y cárcel en América Latina. Due process of law foundation

49
“Ya nada de lo que pasa en esa cola o dentro del penal me sorprende, hay corrupción
por parte de los funcionarios tremenda que cada día ves el tráfico de armas y droga
más fuerte, los presos están cada día más armados”.
(Ana, mujer agresora indirecta en el espacio público con armas ilícitas)

 Mujeres en cuyo entorno están presente las armas de fuego


Las mujeres en la sociedad venezolana no solo son víctimas de las armas de fuego como
consecuencia de la violencia de genero cometida por sus parejas o ex parejas, sino
también producto de los riesgos en los espacios públicos y la existencia de armas de
fuego en sus entornos.

De acuerdo a indagaciones realizadas en el campo de la criminología y la victimología


feminista, es posible inferir que gran proporción de las mujeres no poseen, usan o
siquiera han manipulado un arma de fuego. 90% de las mujeres a quienes se les aplicó
el instrumento diseñado para los fines de esta investigación afirmaron que no poseen o
han manipulado armas de fuego, así mismo, un 28% de las mujeres encuestadas
tampoco han sido víctima de ellas, sin embargo, estas forman parte de su entorno y
cotidianidad.

Según los datos obtenidos en la mencionada encuesta 17,8% de las mujeres a quienes se
les aplico el instrumento, su pareja o alguien allegado posee armas de fuego. Sin
embargo, dicha tenencia no es necesariamente impuesta a las mujeres, o rechazadas por
ellas, por el contrario, un 21,40% están de acuerdo con que alguien cercano compre o
manipule un arma de fuego.

La Encuesta Nacional de Victimización del INE realizada en el año 2009, también


aporta información acerca de la posesión de armas de fuego en los hogares encuestados,
de los 6.420.537, un número de 250.940 hogares poseen armas de fuego para su defensa
personal, no obstante, la información al ser recogida por hogares, no permite conocer
cuántas mujeres poseen armas de fuego para su defensa personal, pero suponiendo que
en cada hogar hay al menos una mujer, es posible inferir que existen 250.940 mujeres en
cuyo entorno directo y privado existe un arma de fuego.

50
Así mismo, al menos un 58,5% de las mujeres encuestadas afirmó conocer alguna
persona de su entorno que posee arma de fuego, hecho que aumenta el riesgo de las
mujeres en su entorno y espacios públicos en los que se desenvuelve, lo cual se pone de
manifiesto en el hecho de que el 9% de las mujeres consultadas afirmaron haber
presenciado enfrentamientos entre bandas en sus comunidades.
“Esto fue un enfrentamiento que hubo entre dos bandas en una unidad colectiva, (…)
venían tres chicos, éstos tenían problemas con otros de la comunidad, y parece que
alguien envió un mensaje a los enemigos de éstos chicos avisándoles que venían en el
trasporte colectivo. Los enemigos de estos muchachos los estaban esperando en una
parada, se montó el otro chico al carro y empezó a echar tiros. A mi hija le dieron tres
tiros, gracias a dios y todos los santos salieron bien de eso”.
(Relatos de mujeres: Proceso Nacional de Consulta “Para una convivencia sin armas” 2012
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme)

Pero no siempre las mujeres salen ilesas en estos escenarios de conflicto, también con
frecuencia son víctimas fatales, de acuerdo a los datos del Cuerpo de Investigaciones
Penales y Criminalistas (CICPC) entre los años 2006 al 2011, murieron un total de 57
mujeres al encontrarse en la línea de fuego de enfrentamientos entre bandas.

No obstante, al existir armas de fuego en sus entornos directos, las mujeres no solo son
víctimas de las armas de fuego, sino también presencian escenarios de violencia
generados con armas de fuego:

“Trabajaba en una casa de familia en Cabudare, no sabía que el dueño de la casa tenia
un arma de fuego, ese día me levante y él estaba en un pasillo, pensé que estaba
dormido prendí la luz y se había dado un tiro, estaba lleno de sangre. La esposa estaba
muerta en el cuarto, la hija menor de 8 años también estaba herida ensangrentada. Se
salvaron las dos hijas, eso no lo olvidare nunca.”
(Relatos de mujeres: Proceso Nacional de Consulta “Para una convivencia sin armas” 2012
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme)

Ahora bien, el sistema judicial y los mecanismos punitivos que “vigilan” y “castigan” el
uso de las armas de fuego, llevan a que la tenencia de las mismas sea protegida por
medio del ocultamiento, en este contexto, las mujeres pueden cumplir una función
protección, solapamiento y complicidad en lo que refiere la tenencia de armas de fuego.

“Un chamo de por aquí que estaba más dañado que todo el mundo, le dijo a mis
hermanos que les hiciera el favor de guardarles la pistola porque iba a venir la policía
a allanar la casa y lo iban a meter preso. Y el chamo pegado así, insistía marico

51
guardárme la pistola que tal o es que te vas a convertir en pajúo también (…) la gente
de por aquí sí sabía pero nunca nos echaron el pajazo de nada”.
(Blanca, mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas)

Las mujeres en sus testimonios relatan la presencia de armas de fuego en el espacio


íntimo del hogar y su aceptación producto de los vínculos familiares existentes, pero
también hablan del uso de las armas de fuego por parte de sus allegados/as para la
comisión de delitos como el robo, asesinato y el tráfico de estupefacientes.

“Han estado cerca de mí, con mi familia con quien vivía antes. Primos, tíos sobrinos,
ellos las usaban para matar gente. (…) Las armas las veía en todos lados, en las mesas,
arriba del equipo, en el cuarto, igual que la droga, yo prácticamente también ayudaba
a mi primo a llevar eso, que mira tengo que llevar esto, dale yo la llevo, con miedo y
todo pero lo ayudaba”.
(Nancy, mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas)

Sin embargo, la aceptación de la presencia de las armas de fuego en la vida de las


mujeres a través de sus entornos, está estrechamente asociado a la dependencia
económica, capaz de posicionarse como un condicionante imperativo ante la necesidad
de sobrevivir.

Algunos hombres al ser los proveedores de recursos económicos para su entorno


familiar a través de actos ilegales y la delincuencia organizada, cuentan con el apoyo y
respeto de las mujeres de su entorno, las cuales también fungen como protectoras de
aquellos portadores de armas de fuego, los cuales aparentemente son capaces de
garantizar la seguridad de las mujeres de la comunidad frente a otros grupos armados.

“Pero ellos, con mi hijo me han ayudado mucho (…) soy madre soltera”.
(Nancy, mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas)

Las actitudes de las mujeres frente a la existencia de un arma de fuego, pone en


evidencia el ejercicio de una función social femenina orientada a expresar apoyo
incondicional frente a un otro masculino con el que existe un vinculo de tipo afectivo,
generalmente conyugal o familiar.

52
“¿Qué iba a hacer?, esa es mi familia. Ellos me la daban, guárdame eso, como a uno
no lo revisan cuando llegaba la policía. Bueno yo lo hacía porque esa era mi familia”
(Nancy, mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas)

Así mismo, en todos los relatos, el miedo, ya sea en su ausencia o presencia es la


representación simbólica predominante:

“Miedo, cuando yo la escondía me daba miedo porque si se meten a mi casa, ¿A quién


van a agarrar? A mi, pero igualito me quedaban con ellos, igual es mi familia”.
(Nancy, mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas)

“Nunca he sentido miedo de ver un arma yo me crié cuidando armas (…) la gente de la
comunidad sabe que yo guardo armas y me respetan ya conmigo no se meten”.
(Blanca, mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas)

Ahora bien, la presencia de armas de fuego en la vida las mujeres a través de sus
entornos privados y públicos está asociado a sus procesos de socialización, los espacios
en los que se desenvuelven y las interacciones que establecen.

“Mi mamá como tú sabes era prostituta y nada pues a mí siempre me dio vergüenza
eso, nos criamos en un ambiente también full dañado y nos malajuntamos”
(Blanca, mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas)

Las mujeres también ejercen resistencia a los procesos de socialización que las incitan a
participar en actividades y acciones asociadas a las armas de fuego, no obstante, el
contexto en el que se desenvuelven la más de las veces crea las condiciones para su
incursión en dichas dinámicas.

“Yo siempre escuchaba todo pero no me metía en nada pero no me quedó otra que
aceptar como mi destino, entonces así fue que nos metimos en ese mundo”
(Blanca, mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas)

Pero las mujeres no solo son promotoras, protectoras y solapadoras de la presencia de


armas de fuego en los entornos donde realizan su vida cotidiana, las mujeres también
rechazan la tenencia y uso de armas de fuego en sus entornos públicos o privados.

“Soy consciente que por el entorno en el que estamos tengo familiares cercanos que
han tenido el acceso, no porque puedan comprarlo (una arma) sino por el hecho de que

53
hay mucha gente que se las facilita que le dicen en un momento dado aquí tienes, aquí
está. Yo me impongo y digo aquí no quiero esto, no lo acepto y me impongo”
(Claudia, mujer en cuyo entorno público están presente las armas de fuego ilícitas)

Además de ello también participan como mediadoras en estos espacios, con el objetivo
de minimizar o evitar la violencia, proceso en el que son significativamente expuestas a
las situaciones que se desarrollan con las armas de fuego.

“He estado aterrorizada, me he tenido que armar de valor y he tratado de calmar los
ánimos para que no haya un muerto y me expongo muchísimo porque se puede soltar
un tiro y me matan y ya está pero gracias a dios en los momentos en que he intervenido
si he logrado lo que querido y he podido alcanzar la situación en cada momento. He
ayudado a que se calmen y que entiendan que no es la manera aunque eso no queda
ahí, eso se calma en el momento pero más tarde uno no sabe…”
(Claudia, mujer en cuyo entorno público están presentes las armas de fuego ilícitas)

54
 Mujer con tenencia de armas de fuego
En Venezuela, las mujeres también poseen armas de fuego, tanto para su defensa
personal, como para la intimidación y amenaza. De acuerdo a los registros de la
Dirección General de Armas y Explosivos (DAEX) en el año 2008, un 37% de los
portes otorgados fue a mujeres, así mismo, de acuerdo a la información de
aproximación obtenida con la encuesta diseñada para los fines de esta investigación,
10% de las mujeres encuestadas poseen o han manipulado un arma de fuego, aunado al
hecho de que un 7,8% de las mujeres encuestadas compraría o manipularía un arma de
fuego, argumentando para su adquisición y manipulación la defensa personal.

No obstante, existen distintos elementos en la vida de las mujeres que influyen en la


decisión de adquirir un arma de fuego, entre ellos la clase social y las concepciones
sobre la seguridad.

Las mujeres con mayor poder adquisitivo establecen experiencias con las armas de
fuego de manera muy diferente a una mujer de limitado poder adquisitivo; en la
primera, el móvil fundamental para la tenencia de un arma de fuego es la preservación y
defensa de sus bienes materiales frente a cualquier amenaza.

“Me motiva es la inseguridad personal en la que estamos viviendo, (…) no utilizar el


arma por cualquier cosa simplemente en caso fortuito en que vayas a ser agredido o
que vayan agredir a las personas que tu amas, la gente comprende en la situación en la
que estamos viviendo, tú te pones a ver y la gente está empezando a armarse para
protegerse. (…) Si es para defensa personal el arma cumplió con la función de proteger
a esa persona, de salvar su vida, sus bienes, su casa, su carro que con esfuerzo seguro
lo tiene”.
(Angélica, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas)

“Hoy día tienes q hacer uso de ella, para cuidarte, defenderte y defender lo tuyo lo que
con tanto esfuerzo he construido, obtenido y que los malandros quieren quitarte en un
instante”.
(Aurora, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas)

Estas mujeres con mayores recursos económicos y en consecuencia mayor poder


adquisitivo, tienen la posibilidad no solo de adquirir un arma de fuego, sino también

55
cubrir los costos para la capacitación en lo que refiere su manipulación, así como, el
acceso a espacios específicos para el manejo y práctica del uso de las armas de fuego.
“Antes de usar mi arma, hice todos los lineamientos legales y cursos necesarios para el
uso de la misma. (…) Hay gente que practica con uno, amigos, conocidos, pero siempre
en galería de tiro”.
(Angélica, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas)

Aunado a ello, la mujer es concebida como un mercado potencial para la colocación de


la mercancía de la industria armamentista, por ello se han diseñado una gama de
productos y servicios (revólveres con un diseño, colores y dimensiones especiales para
mujeres, bolsos y fundas para su transporte y movilización, clases de tiro, entre otros)
dirigidos a garantizar la efectiva y eficiente inserción de la mujer en dicho mercado.

Los medios de comunicación a través de su programación también han contribuido a


introducir concepciones sobre la emancipación y seguridad de la mujer a través de la
tenencia de arma de fuego. Estos medios de comunicación y difusión masiva presentan
una imagen masculinizada de la mujer, cambiando su rol pasivo y receptora de
violencia, contrastándolo con el rol de heroína capaz de salvarse a sí misma del peligro
mediante el ejercicio de la violencia armada, tergiversando la construcción del concepto
de seguridad.

Pero también los medios de comunicación y difusión masiva han creado, reproducido y
transmitido en el imaginario colectivo la idea de que la tenencia y uso de armas de
fuego es un asunto cotidiano, trivial y desprovisto de amenaza, por lo cual gran
proporción de las mujeres que adquieren un arma de fuego intentan emular las
conductas y dinámicas cliché que son transmitidas en la televisión.

“Hay un lugar en Margarita, al que íbamos que podíamos disparar sin riesgo, así tipo
películas sabes cómo en latitas de refresco”.
(Angélica, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas)

Por el contrario, las experiencias de las mujeres de menores recursos económicos con
tenencia de armas de fuego se asocian a la presencia de armas de fuego en sus espacios
y cotidianidad, pues en su círculo familiar y comunitario predominan las armas ilícitas,
por lo cual crecen y se desarrollan con ellas.

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“Cuando tú me nombras a mí, me nombras pistola, armas, drogas, aunque suene
chimbo para ti, ese es mi mundo, son como mi familia y te lo digo así porque crecí con
ellas y uno crece al lado de su familia, aunque no siempre sea la mejor experiencia
vivir con la familia de uno, y las defiendo a capa y espada como defender a mi propia
mamá, eso es lo que yo pienso de mi experiencia con las armas de fuego. (…) Mi mamá
una vez le allanaron la casa cuando yo estaba en sexto grado y yo iba de salida para la
escuela y no le quedó de otra que guardar la pistola en mi bolso. (…) Mis hermanos
estuvieron presos, todos por homicidio calificado y allí en la cárcel es donde más se ven
pistolas en manos de presos. No me da pena decir que sí, he aceptado dinero por armas
que las escondo y defiendo a capa y espada”.
(Laura, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas)

De esta manera, para las mujeres la existencia y presencia de las armas de fuego de
manera permanente a lo largo de sus vidas, crea las condiciones para someterse,
consentir y aceptar el uso y tenencia de las armas ilegales en su residencia o espacio
donde se desenvuelve diariamente.

“Es algo de valores y de donde te desenvuelves, donde creces, yo tuve que aceptar
desde pequeña ese acto de esconder armas y drogas y lo hacía tan normal que creía
que todos los niños hacían lo mismo con las armas de su familia, después fue que me di
cuenta que no era así pero ya lo internalicé como normal, no me queda de otra. (…)
Todo hubiera sido distinto tal vez si no hubiéramos crecido en un barrio y con
padrastros con armas, tampoco me arrepiento, pero no ha sido fácil.”
(Laura, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas)

Pero para las mujeres de menor poder adquisitivo la motivación para la tenencia de
armas de fuego no solo será de tipo contextual y generacional, también está
estrechamente asociada a las posibilidades de acceso a recursos económicos a través del
uso, manipulación y contrabando de armas de fuego.

“El problema principal es el cobre, la plata que te puede dar una pistola, es tanta que
uno le vende el alma al diablo.”
(Laura, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas)

Ahora, con independencia de la pertenencia de clase, las armas de fuego son asumidas
por las mujeres como un instrumento para el ejercicio del poder.

“Nunca salgo de mi casa pensando en usarla, ni menos pasa por mi mente realizar
algo malo o indebido con ella, repito solo para mi defensa y protección”.
(Aurora, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas)

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“Uno tiene que estar preparado pero ojalá nunca tenga que usarla para protegerme”.
(Angélica, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas)

La mujer que posee un arma de fuego ilícita no desea entregarla o desprenderse de ella,
temiendo las represalias y arremetida contra su persona y sus allegados/as por parte de
los cuerpos de seguridad o las bandas armadas al verse desprovista de su medio para el
ejercicio de poder y defensa.

“No considero que es malo que yo oculte armas de pana, que voy hacer entregarla
como una pendeja para que maten a los primos que me quedan, a mi hermana, a mi
resuelve y hasta mi misma (…) Son parte de mí y no puedo separarme de ellas chama,
es como un vicio créalo”.
(Laura, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas)

No obstante, las mujeres también son poseedoras de armas de fuego como consecuencia
de actividades de carácter laboral (cuerpos de seguridad) y políticas (colectivos
armados), pese a que tradicionalmente la presencia femenina en estos espacios siempre
ha sido limitada.

En el caso específico de los cuerpos de seguridad la presencia de mujeres es baja,


aunque se ha constatado que la misma se ha incrementado progresivamente en los
últimos años, la CONAREPOL estima que el 13% de los funcionarios son mujeres.

Este hecho puede explicarse como consecuencia del hecho de que las prácticas de los
cuerpos de seguridad, tradicionalmente ha sido una actividad realizada y monopolizada
por hombres, donde “los principios, valores, normas y códigos relacionados con la
masculinidad son ponderados en mayor medida que los femeninos, lo que refuerza los
símbolos que nutren la idea de la policía como una actividad monopolizada por los
hombres” (Botello, 2000, p.81).

De acuerdo a ello, la limitada presencia de mujeres en los cuerpos de seguridad ha


tenido como consecuencia el desconocimiento por parte de las mujeres de los
instrumentos para la práctica de la seguridad tradicionalmente concebida como
actividad masculina.

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“Aprender a conocerla, porque es indispensable que tú, al tener un arma de fuego en la
mano, tengas que conocerla, el aprendizaje de lo que tienes, cómo se usa, que no se
debe hacer con ella, cómo se agarra, dónde se toca y dónde no se toca”.
(Eliana, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas - Funcionaria de cuerpos de seguridad)

Este monopolio histórico del rol masculino como proveedor de seguridad, tiene como
consecuencia la exacerbación de la atención brindada a las armas de fugo por parte de
las mujeres, es decir, una significativa personificación del arma de fuego, en el sentido
de atribuir a las cosas voluntad y conciencia (Kosik, 1963).

“Para mí el arma de fuego hoy en día es parte de mí, yo no salgo a la calle sin ella, me
siento desprotegida, me siento desnuda, no sé caminar sin ella. (...) Entonces se ha
vuelto parte de mí, mi pistola es parte de mí, es como mi piel, es como mi cuerpo”.
(Eliana, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas - Funcionaria de cuerpos de seguridad)

Así mismo, las organizaciones políticas tradicionalmente también han sido estructuras
fuertemente masculinizadas, hecho que se ha definido como restrictivo para el ingreso
de las mujeres a dichos espacios.

Se ha señalado que el accionar político de las mujeres se ha visto


históricamente limitado a las tareas vinculadas con lo social y asistencial,
que suponen el “estar” donde algo falta, determinando que las mujeres
mismas refuercen el estereotipo de sus “cualidades femeninas”
autoexcluyéndose de los espacios de toma de decisiones, reputados como
masculinos. Tal situación ha imposibilitado históricamente el desarrollo
de las mujeres como sujetas políticas, siendo invisibles en el escenario
público. Aquí emerge lógicamente el tema del poder como un concepto
central en la participación política de las mujeres” (Garrido-Schwartz,
2005, p. 7).

A pesar de ello, la tenencia de armas de fuego por parte de mujeres también será de tipo
ilícito asociadas a la acción política, la militancia y el ejercicio de proveedora de
seguridad para la comunidad en la cual se desenvuelven.

“Yo pertenezco a un colectivo, a una organización social, pero también es una


organización política, es una organización cultural, comunicacional y es militar. (...)
Aquí nosotros manejamos recursos, lo que nosotros llamamos recursos (armas de
fuego) recursos para la defensa de las cosas de las que nosotros consideramos que nos
debemos defender”.
(Silvia, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas - Colectivo armado Comunidad 23 de Enero)

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La motivación de las mujeres pertenecientes a los colectivos armados, en lo que refiere
la tenencia y uso de las armas de fuego no obedece a aspectos individuales, sino a una
práctica política que asume, entre otros aspectos, la defensa a través de las armas.

Sin embargo, gran proporción de las mujeres que han logrado desarrollarse en estos
espacios ha sido mediante el reacomodamiento identitario, es decir, “el proceso de
masculinización de sus comportamientos dentro de organizaciones formadas y dirigidas
por varones mayoritariamente” (Garrido-Schwartz, 2005, p. 3).

No obstante, contrario a como socialmente es considerado, las mujeres integrantes de


los colectivos armados identifican, reconocen y evitan la fetichización de las armas de
fuego, la cual puede ser entendida siguiendo a Bourdieu (2004) como la forma de ser
percibidos y usados que los objetos imponen a los sujetos, como si fueran
independientes a éstos, es decir, consiste en hacer más importante los objetos que los
sujetos, obviando que sin la acción de los sujetos, los objetos inanimados no tendrían
ninguna importancia en el sistema de relaciones sociales en que se encuentran inmerso.

“El arma de fuego con la responsabilidad y el compromiso, si.... lo asocio con eso, creo
que lo han estigmatizado, creo que si uno lo usa conscientemente, y no lo siente, no ve
eso como un fetiche, como que yo soy un poder porque tengo eso, entonces soy más
poderosa porque tengo eso. Uno puede perfectamente tener un recurso sin sentir eso,
usarlo responsablemente”.
(Silvia, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas - Colectivo armado Comunidad 23 de Enero)

60
 Mujeres promotoras de desarme
A pesar de las diferentes situaciones, escenarios y roles anteriormente descritos, en
donde la mujer aparece ya sea como víctima, agresora, portadora o espectadora de las
armas de fuego, los riesgos y situaciones a ellas asociadas, también nos encontramos en
un momento histórico transformador, en el que las mujeres han puesto en evidencia su
influencia en la dinámica organizativa de la sociedad, por lo cual de manera sistemática
y organizada se han propuesto desde sus diferentes espacios de acción apoyar el proceso
de desarme.

No obstante, para Mariconi (2006) si bien, por un lado, las mujeres, incluso las madres,
están involucradas en la violencia armada, por el otro, son percibidas como “una fuerza
motora en la prevención de la violencia”.

Esta situación puede explicarse porque, al ser las mujeres afectadas en su entorno
cercano producto de las situaciones de violencia y victimización, se presentan también
como las principales interesadas en iniciar los procesos de desarme de sus comunidades.
De esta manera, se ha dado un creciente liderazgo de las mujeres, -madres, abuelas,
hermanas, primas, hijas, novias, esposas, concubinas-, en la evitación y minimización
de la violencia, así como, su participación activa en el proceso de desarme de hombres
portadores de armas de fuego ya sean de tipo licita o ilícita.

Hecho manifiesto fundamentalmente a través de la solicitud u exigencia de abandono de


las armas de fuego por parte de sus parejas, esposos, compañeros, novios, pero también
de sus hijos, nietos, hermanos, entre otros.

Cuando se consultó a las mujeres en la encuesta diseñada para los fines de esta
investigación sobre su interés en participar en procesos de desarme 55,7% se expresó
afirmativamente, así mismo, la media de edad de las mujeres que mostraron interés en
dichas iniciativas fue de 35 años.

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Entre los argumentos manifiestos por las mujeres para la participación en el desarme,
destacó la intención de minimizar el delito, la violencia y la inseguridad, así como,
ayudar a crear conciencia ciudadana y la mejora de la calidad de vida de la comunidad.
Por su parte, un 43,5% manifestó no tener interés en participar en estas iniciativas, entre
las razones expuestas por las mujeres para no participar en la iniciativa de desarme de
sus comunidades a través de la organización colectiva despuntó el temor a represalias
contra su persona y familiares.

En las experiencias venezolanas, el objetivo no ha sido el desarme sino


fundamentalmente la pacificación y la reducción de los índices de muertes violentas.

“Yo no te puedo asegurar que tienen o no tienen armas, porque eso no lo hicimos
nosotros, nosotros logramos unos acuerdos (...) los acuerdos nunca fueron de decir,
bueno ustedes van a entregar el arma, nunca. Primero no estaba eso del desarme,
segundo, pues que no, a mí me parece que eso debe ser un trabajo ya netamente
voluntario de la persona, o un trabajo de prevención, porque yo, como te decía, si yo
tengo el arma tengo el poder, y si yo dejo el poder, si yo pierdo el arma dejo el poder y
yo sin eso, tengo que pensar, creo yo, si ahora no tengo el arma, me van a matar, me
van a hacer, que se yo, ahora no voy a poder hacer lo que hacía”.
(Mónica, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad de Catuche)

Las experiencias de mujeres vinculadas con procesos de desarme, refieren a mujeres


que desarrollan acciones de mediación con bandas armadas, con el objetivo de lograr la
pacificación y minimizar los índices de violencia y homicidios de jóvenes en sus
comunidades.

La motivación fundamental para la participación en estas iniciativas de las mujeres


entrevistadas remite fundamentalmente a hechos de victimización que las afectaron de
manera directa o indirecta, aunado al trabajo comunitario lo cual les ha otorgado
legitimidad en los espacios en los que se desenvuelven.

“Yo perdí mi hijo en Catuche, después de esa experiencia, yo empiezo aquí a trabajar,
cuando me mandan para acá, aquí es donde experimento las armas más de cerca,
donde empiezo a meterme, por decir, a meterme yo, ahora yo con el rol de mediar”.
(Mónica, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad de Catuche)

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“Mi experiencia personal, desde que llegue en el año 83, no pude digerir la violencia
policial, la represión policial, tienen un arma y son poderosos, eso fue lo que más me
impresionó a mi cuando llegué al Guarataro en el año 83. Esto se fue incrementando,
incrementando cada vez más, las pandillitas, a finales de los ochenta, fue cuando se
despertó el crecimiento o la formación de pandillas juveniles”.
(Sandra, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad del Guarataro)

Esta actuación de las mujeres como mediadoras de conflictos obedece, entre otros
factores, a los roles de género socialmente construidos que otorgan atributos a las
mujeres, fundamentalmente en su papel de madres, vinculados al sacrificio, el amor, la
comprensión, la tolerancia, la entrega.

Otro elemento fundamental de la intervención de las mujeres en los procesos de


pacificación es la humanización de los actores armados, identificando que se trata de
jóvenes que muchas veces conocen desde pequeños o con los cuáles se relacionan
cotidianamente, a quienes interpelan desde un discurso de autoridad maternal, ante el
cual los jóvenes responden con respeto, incluso respondiendo positivamente a las
solicitudes que se les hace.

“Pero yo hablaba con ellos y de hecho yo una vez hice que uno se regresara, se iban a
caer a tiros y yo venía y nada, quedé en el medio del tiroteo, en fracciones de segundos
y le pregunto que para dónde va con el arma, claro esa no fue mi expresión yo le dije
¿Para dónde coño de la madre tú vas con eso? Esa fue mi expresión, entonces me dijo
no, es que no sé quién. A mí que me importa, que no sé qué, esa no es la manera de tú
solucionar las cosas, ¡hazme el favor y te regresas! Esas fueron mis palabras.
Ciertamente él se regresó y se vinieron todos y eso generó una reunión desde las once
de la mañana hasta las cinco de la tarde con ellos, tratando de convencerlos de que esa
no era la manera”.
(Mónica, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad de Catuche)

“Y tratar por ejemplo, de ver los que son amigos, llegarles, a una invitación, a una
propuesta, sin mencionarle la pistola, sin mencionarle del mal camino, (…) niños que
cuando me vieron escondieron la pistola, ! Pero anúnciate! como queriendo decir,
avísanos que vienes y no nos vas a ver con la pistola, sienten vergüenza”.
(Sandra, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad del Guarataro)

Un elemento común que atraviesa las prácticas de estas mujeres, y que se hace explícito
a lo largo de su discurso, es que provienen de experiencias religiosas fuertemente
influenciadas por la teología de la liberación.
“Desde niña yo llevo esa semilla adentro, me la inculcaron las monjas que hacían

63
labor social con pobres pero no con pobres violentos, ahora es que yo entiendo que la
pobreza es una forma de violencia muy arrecha, la violencia no es sólo la pistola, la
violencia es la pobreza. Yo me quedé en el Guarataro porque de verdad las religiosas
no tenían el proyecto de que la comunidad se fortaleciera y creciera”.
(Sandra, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad del Guarataro)

“Mira, quizás el trabajo, que empecé, primeramente dios, y luego por ponerme en el
camino a una persona como el padre, que fue el que me ayudó a descubrir esas ansias
del trabajo comunitario, del estar con la gente”.
(Mónica, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad de Catuche)

Una teología alimentada por la educación popular y el marxismo que realiza una opción
por los sectores empobrecidos de la sociedad.

La teología de la liberación está estrechamente ligada a esta nueva


presencia de los que siempre estuvieron ausentes de nuestra historia.
Ellos se han convertido poco a poco en sujetos activos de su propio
destino, iniciando un proceso que está cambiando la condición de los
pobres y oprimidos de este mundo (Gutiérrez, 1988, p.16).

Formadas en esta corriente de ideas, aunado a una práctica política comunitaria, estas
mujeres se constituyen como mediadoras y liderezas en sus espacios, que desde el
discurso religioso y la praxis liberadora desarrollan procesos de empoderamiento
comunitario, en el camino de la resolución colectiva de necesidades y en este caso, de
conflictos.

Además de ello, el haber sido víctima indirecta de las armas de fuego, se presenta como
motivación evitar que otras madres tengan que enfrentar situaciones dolorosas que
pueden ser evitadas.

“Yo creo que la muerte de tu hijo, vivir el dolor de la muerte de un hijo no es bueno, no
es fácil, y bueno ninguna pérdida es buena, como yo sufro, cómo no me gustaría que
otra gente, otra madre sufriera, pasara por este dolor, por esta angustia tan fuerte, (...)
y creo que una de las cosas que me empuja a mí a esto es que otra madre no pase por lo
que yo pasé, y por lo que estoy viviendo, porque eso no se quita tan fácil, creo que ha
sido eso”.
(Mónica, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad de Catuche)

En lo que refiere la representación simbólica de las armas de fuego atribuidas por las

64
mujeres partícipes en las experiencias de pacificación está vinculado con el poder que se
expresa a través de la tenencia de armas de fuego:

“Un arma de fuego es un poder, yo tengo un poder en mis manos porque tengo un arma
de fuego, así puedo amedrentar a quien a mí me da la gana, puedo hacer y deshacer y
puedo lograr lo que yo quiero tener con esa arma de fuego (...) el que tiene el arma
tiene el poder, el que puede hacer y deshacer porque tiene el arma”.
(Mónica, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad de Catuche)

Pero el arma de fuego también es caracterizada como expresión material de un sistema


de exclusión social, estructuralmente violento, que genera marginación y exclusión, ante
lo cual los jóvenes de sectores empobrecidos responden con violencia.

“Para mi representa la expresión de rabia y de arrechera del joven que ha sido


pisoteado, que ha sido desconocido, que ha sido ninguneado, que no ha tenido
posibilidad de estudiar por no tener todos los materiales que le piden en la escuela y en
el liceo, los zapatos a veces rotos, los maestros no son buenos maestros, si llega a la
casa el ambiente es pobre, no tiene un recurso”.
(Sandra, mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público - Experiencia
comunidad del Guarataro)

65
V.- CONSECUENCIAS DE LAS ARMAS DE FUEGO EN LA VIDA DE LAS
MUJERES

La presencia de armas de fuego en la vida de las mujeres, sea cual sea la figura en la que
se presenten, sin duda alguna dejan consecuencias, significativas secuelas del impacto
de las armas de fuego, entre ellas podemos considerar:

 Consecuencias psicológicas, las cuales refieren aquellas que dejan su marca en


el estado emocional y psicológico de la mujer, y que se manifiestan en el temor,
el miedo, las restricciones de las mujeres para hacer su vida cotidiana, y su libre
desenvolvimiento en los espacios públicos y privados, la concepción de los
espacios como amenazadores, la perdida de la autonomía, la seguridad y el
aumento de la dependencia a otros para poder sentirse segura, entre otros.

“Me costó mucho insertarme en la sociedad, estudiar, caminar por las calles, a veces
me paralizaba, montarme en un carro, en una camionetica por puesto, no sabía a quién
contestarle sobre todo si era un hombre. Estrés psicológico, (…) un miedo que me
congela cada vez que escucho hablar de armas de fuego, me ha limitado en el
desarrollo y relaciones frente a la sociedad”.
(Elizabeth, mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas)

“Pensar que el día que la use si lesioné a alguien o no, eso me dejó una sensación
extraña de no saber que paso, un susto de ese día, y pensar que sale todos los días a la
calle, expuesta a todo y pensando si la vas a usar o no”.
(Aurora, mujer con tenencia de armas de fuego lícitas)

“Siempre si vas a usar eso tienes miedo, tienes miedo por eso, no sabes que puede
pasar, no sabes si estás siendo injusto, no sabes si en ese proceso puedes ser tú la
afectada, porque es que tenerla no quiere decir que te da seguridad de todo, no, no es
que te resguarde de todo”.
(Silvia, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas - Colectivo armado)

“He estado aterrorizada, me he tenido que armar de valor y he tratado de calmar los
ánimos para que no haya un muerto y me expongo muchísimo porque se puede soltar
un tiro y me matan”.
(Claudia, mujer en cuyo entorno público están presentes las armas de fuego ilícitas)

 El abandono de los espacios, cuando se ve amenazada la seguridad pues de


acuerdo a Lunecke y Eissmann (2005) el temor hace que las personas
modifiquen la forma en que usan los espacios públicos, para evitar exponerse a
la victimización. La violencia callejera impide a los vecinos realizar sus
actividades cotidianas y la reclusión en el domicilio es una forma de mantener

66
seguras a las familias; a través del tiempo, la gente ha adoptado como estrategia
de supervivencia vivir encerrada por temor y limitar sus contactos sociales. Por
otra parte, es posible identificar una relación entre los niveles de deseo de
emigración poblacional y los procesos de aumento de vulnerabilidad delictiva de
los barrios. El deseo de abandono del lugar de residencia es visto por los
habitantes como el principal recurso para encontrar una salida a su permanente
sensación de inseguridad personal y familiar.

“Dejamos todo, ropa, equipo, nos metimos en un refugio estuvimos 10 meses pero ya
me dieron mi apartamento y trato todos los días de olvidarme de eso, pero vez me tuve
que alejar de mi familia para estar bien”.
(Jacqueline, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

 Consecuencia económicas, producto del asumir la responsabilidad por el


cuidado físico de personas en condición de vulnerabilidad o discapacidad,
aunado a la situación de velar por la manutención de la familia, la mujer se ve
sola, desprotegida, ante una carga familiar muy exigente carga que en
oportunidades es asumida sin el padre o sin esposo proveedor víctima de las
armas de fuego.

“Dos hijos discapacitados estoy buscando ayuda para que me los operen, al que perdió
casi los dedos y al del disparo en la barriga que ese hueco se le hace más grande, está
como hundido. La operación sale como en 100 millones de bolívares. Todavía cargo
con ese tratamiento médico, todavía bota sangre cada vez que come”.
(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“Quedar sin mi familia, sola con mi hija, dejar de darle los remedios a mi hija porque
son muy costoso, tuve que salir a trabajar y dejar a mi hija sola, y ya estoy mayor y
casi no encuentro trabajo, ahorita solo lavo y plancho ajeno, con eso nos ayudamos y
comemos en una casa alimentaria aquí cerca en el barrio”.
(Cristina, mujer víctima indirecta en el espacio público con armas ilícitas)

Dichas situaciones generan que las mujeres se ubiquen como proveedoras totales del
hogar, el sustento material las obliga a buscar empleos ubicándolas en medio de trabajos
precarios e inestables.

Según Buvinic (2005) las mujeres que sufren violencia doméstica son menos
productivas en sus lugares de trabajo, sus niveles de rendimiento son inferiores a una
mujer que no ha sufrido violencia y esta reducción de su productividad es una pérdida

67
directa para la producción nacional, además de ello, de acuerdo a Greaves (1995) existe
evidencia de que las mujeres que sufren violencia doméstica tienen índices más altos de
ausentismo laboral y mayores probabilidades de ser despedidas o de dejar sus trabajos.

 Desconfianza en los organismos de seguridad, como consecuencia de las


experiencias de victimización directa o indirecta que sufren o a las que se ven
expuestas las mujeres, se da una progresiva pérdida de credibilidad y
respetabilidad en los organismos de seguridad y el sistema en el cual se
amparan, producto de la ausencia de acciones preventivas y correctivas frente a
las acciones denunciadas.

“Me da miedo hablar, no quiero que nadie sepa ni nada ya no se ha hecho justicia.
Tengo miedo a que vengan con mis otros hijos. Por yo denunciar me destruyeron mi
casa ya habían matado a mi hijo”.
(Cecilia, mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas Ilícitas)

“El temor la sociedad, la desconfianza, ir a un sistema donde no vas a encontrar


respuesta”.
(Elizabeth, mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas)

 La transmisión intergeneracional de la violencia, para los niños y niñas el


hecho de estar expuestos a la violencia armada tiene consecuencias fatales, pues
se ha constatado que existe un vínculo entre el hecho de haber sido testigo o
experimentado situaciones de abuso y violencia con el desarrollo de prácticas,
acciones y conductas violentas en las diversas dinámicas sociales y espacios en
los que se desenvuelve durante la edad adulta.

“A un joven lo mataron hace 6 años porque estaba en problemas de bandas, era padre
de una familia muy conflictiva. Después de varios años, su hija, una niña (hoy
adolescente) quemó a un muchacho con gasolina (no se sabe porque). La niña luego
escapó y su mamá vende drogas”.
(Relatos de mujeres: Proceso Nacional de Consulta “Para una convivencia sin armas” 2012
Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme)

 La privación de la libertad, como consecuencia de la comisión de delitos con


armas de fuego.

68
La mujer a su ingreso en el sistema penitenciario, trae consigo la culpabilidad, la
angustia e incertidumbre por la responsabilidad familiar en el exterior: hijos, padres o
personas dependientes e incapacitadas, la pérdida de la vivienda, o la inseguridad hacia
el mantenimiento de la estabilidad marital, el mayor sufrimiento que provoca su ingreso
a prisión es pensar que están desatendiendo sus obligaciones familiares.

“7 años aquí metida de cabeza, en las peores condiciones, viendo a mis hijos una vez
por mes, si acaso, porque es arrecho chama tus familiares se olvidan de visitarte, o se
cansan, yo entiendo, venia tres veces a la semana para esta mierda no es bonito”.
(Lucía, mujer agresora directa en el espacio privado con armas ilícitas - Privada de libertad)

“Caí presa, tengo que pasar cuatro años aquí y estoy sin mis hijos, no los estoy
criando, lejos de ellos, sin saber que le dicen de mí, y me estoy perdiendo de todo lo
bonito del mundo allá afuera”.
(Carelis, mujer agresora directa e indirecta en el espacio público con armas de fuego ilícitas -
Privada de libertad)

Por otro lado no existe una concepción sobre arquitectura penitenciaria que distinga
entre establecimientos carcelarios para hombres y para mujeres. Como la situación de la
delincuencia femenina ha sido escasamente considerada, se hace manifiesta la ausencia
de perspectiva de género para la reclusión de las mujeres.

 Así mismo, en dichos lugares cada una de las internas tiene que luchar contra
muchas situaciones adversas entre las que se encuentran la violencia y el
consumo de sustancias psicotrópicas a las que las reclusas recurren como
mecanismo para el desahogo y evasión de la realidad, como también para la
integración y aceptación por sus grupos de pares.

“Aquí he fumado hasta marihuana, más me he dañado aquí adentro que afuera, yo
nunca había fumado esas vainas, a lo mucho cigarros, pero aquí todo es muy rudo
chamita lo que provoca es estar en una nota todo el tiempo a ver si el tiempo pasa más
rápido y uno no se desgasta tanto”.
(Noelia, mujer agresora directa en el espacio privado con armas lícitas - Privada de libertad)

 La pérdida de familiares y allegados/as, consecuencia de las acciones


cometidas con armas de fuego, ya sea en el espacio público o privado con armas
licitas e ilícitas.

69
“Nosotros éramos 6 hermanos y quedamos 2, las dos mujeres nada más los demás
están muertos y precisamente por armas”.
(Laura, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas)

 La amenaza y el riesgo incluso por parte de los entes de seguridad, la


violencia institucional y policial contra las mujeres que de una u otra forma se
encuentran involucradas con las armas de fuego ya sea de manera directa o
indirecta.

“A mí me han amenazado los mismos policías una vez entro un guardia y me puso la
pistola en la vagina y me dijo si no te pierdes de aquí te exploto”.
(Laura, mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas)

 La pérdida de oportunidades, de tipo laboral, educativo, afectivo, la calidad de


vida, entre otras, las cuales se ven significativamente afectadas por la presencia
de armas de fuego en la vida de las mujeres.

“Esta vaina no tiene solución, aquí voy a estar rayada en cualquier lado, para buscar
trabajo, para estudiar, apenas me revisen que tengo antecedentes me van a decir que
no, porque aquí piensan que quienes están aquí todas son unas locas, dañadas que
roban, matan y nunca mejoran”.
(Noelia, mujer agresora directa en el espacio privado con armas lícitas - Privada de libertad)

“No he podido disfrutar mi juventud, hacer lo que cualquier chica de mi edad hace,
estudiar y hacer los fines de semana cualquier otra cosa que no sea visitar un penal, mi
vida cambio por completo tengo dos años en esta vida tan triste y llena de miedo, me
levanto cada día pensando si amaneció vivo, pensando que habrá de nuevo en la cola
del sábado, pienso en eso, menos en qué hacer con mi vida, en hacer de ella algo
productivo, mi vida solo gira en ese mundo lleno de porquería que no trae nada
bueno”. (Ana, mujer agresora indirecta en el espacio público con armas ilícitas)

70
VI.- POSIBILIDADES DE TRANSFORMACIÓN DE LA SITUACIÓN DE LAS
MUJERES EN LA RELACIÓN CON LAS ARMAS DE FUEGO

Pese a las concepciones tradicionales existentes en cuanto a la relación de las mujeres


con las armas de fuego, sin duda alguna esta situación no es incuestionable e
inamovible, por el contrario, como toda realidad social es susceptible de ser
transformada.

La mencionada transformación debe necesariamente apuntar a la erradicación o


minimización de la presencia de armas de fuego en la vida de las mujeres, pues sea cual
sea la forma en que las mujeres participen de ellas se ven repetida y sistemáticamente
puestas en riesgo o afectadas por ellas dejando imborrables huellas.

Este proceso de transformación de la situación de las armas de fuego en la vida de las


mujeres es posible realizarse a través de una multiplicidad de prácticas y acciones
positivas y afirmativas transversalizadas por la perspectiva de género.

Uno de estos mecanismos refiere a la modificación cultural de las concepciones sobre la


mujer mantenidas en la sociedad, las cuales contribuyen, promueven y facilitan la
victimización de la mujer pero también el desarrollo de su criminalidad frente a la
subestimación de su conducta delictual.

Otro aspecto a ser tenido en cuenta al momento de pensar intervenciones que cuestionen
o procuren modificar estas construcciones culturales, tiene que ver la introducción de la
perspectiva de género, que objete las prácticas y perspectivas de la intervención social
que, basadas en una idea de vulnerabilidad, pretendan generar protección,
asistencialismo o victimización. Situaciones de vulnerabilidad y dependencia que
aunque pueden ser experimentados por hombres y por mujeres, en el caso de estas
últimas, pueden vivenciar escenarios de discriminación particulares por su condición de
género (López, 2007, p.16).

El desarrollo e implementación de políticas públicas de género se define como otro eje


fundamental de trabajo, las cuales pueden ser definidas como “el conjunto de
intenciones y decisiones, objetivos y medidas adoptadas por los poderes públicos en

71
torno a la promoción de la situación de la mujer y de la igualdad de género entre
mujeres y hombres” (Bustelo, 2006, p.17).

Para la construcción de este tipo de políticas, se presenta como necesaria la generación


de una práctica social que cuente con la posibilidad de realizar su acción
transformadora, pero para esto es necesario la existencia previa de sujetos/as
conscientes de su calidad de ciudadanos y ciudadanas, capaces de ejercer esa ciudadanía
en prácticas concretas. Así, la participación aparece como un espacio que debe ser
construido y en este proceso, encontrará diferentes límites que tendrán que ser resueltos
a partir de distintas estrategias de los/as sujetos/as involucrados.

Uno de los principales desafíos que enfrentan los espacios participativos es el de


desarticular la asimetría en la participación que aparece como resultado de la
reproducción, al interior de esos espacios, de las relaciones de poder que circulan en la
sociedad.

El supuesto de que los interlocutores en la esfera pública pueden poner


entre paréntesis sus diferencias de posición y deliberar “como si” fueran
socialmente iguales; el supuesto, por ende, de que la igualdad social no
es condición necesaria para la democracia política (Fraser, 1993, p.107).

En este sentido, la asimetría participativa puede manifestarse en dos sentidos, por un


lado a través de exclusiones formales que impiden legalmente que determinados/as
sujetos/as participen y por otro, las exclusiones informales, que se presentan dentro de
los espacios de participación entre aquellos/as sujetos/as incluidos/as formalmente.

En sociedades estratificadas, los grupos sociales que tienen diferentes


cuotas de poder tienden a desarrollar estilos culturales desigualmente
valorados. El resultado es el desarrollo de poderosas presiones informales
que marginan las contribuciones de los miembros de los grupos
subordinados, tanto en los contextos de la vida cotidiana, como en las
esferas públicas oficiales (Fraser, 1993, p.110-111).

La autora propone que “en la mayoría de los casos sería más apropiado des-suspender
las desigualdades, en el sentido de discutirlas explícitamente” (Fraser, 1993, p. 110) así,
en el caso de políticas públicas vinculadas al control de armas de fuego, y la
participación de las mujeres en su construcción, es necesario superar las posibles
asimetrías tanto en el ámbito formal, en lo que tiene que ver con legislaciones, tratados,

72
normativas; como también en el plano informal, donde se reproducen en el espacio
participativo las relaciones de poder que circulan fuera de él.

En este sentido, ni el Estado ni las políticas son neutrales sino que reflejan y reproducen
valores, normas y sesgos vigentes en la sociedad en la que están inmersas –incluyendo
las percepciones acerca de lo femenino y lo masculino, por lo cual es posible inferir que
el avance en la inclusión de la perspectiva de género también es el resultado de las
tendencias políticas, económicas y sociales de la región (De la Cruz, 2008, p. 215). En
su origen se encuentra el reconocimiento de que el Estado está en la posibilidad y el
deber de hacer lo necesario para paliar las discriminaciones hacia las mujeres y las
desigualdades de género.

No obstante, según De la Cruz, esta intervención del Estado a partir de las políticas
públicas puede darse desde dos enfoques, a saber:

 Un enfoque tradicionalista que concibe la seguridad mediante la dependencia y


las restricciones.

 Un enfoque aún en desarrollo, pero creciente en su aplicación, que apuesta por


un concepto de seguridad que promueve la autonomía, la libertad, y la
convivencia, en un marco de fortalecimiento de la ciudadanía.

En este contexto, a nivel mundial se han propuesto o desarrollado algunas iniciativas


orientadas a transformar la situación de las mujeres en la relación con las armas de
fuego.

La Red de Mujeres IANSA, red internacional especializada en las conexiones entre el


género, ha desplegado una serie de trabajos, entre ellos la campaña “Desarmar la
violencia doméstica”, primer campaña internacional para proteger a las mujeres de la
violencia armada en el hogar. La misma tenía como objetivo principal garantizar que
cualquier persona con un historial de abuso doméstico se les negara el acceso a un arma
y su licencia pudiera ser revocada.

Las leyes pueden resultar de gran ayuda para disminuir el impacto de las armas de fuego
en la vida de las mujeres. Según la red de mujeres IANSA, Australia, Canadá, Trinidad
y Tobago se encuentran entre los pocos países que han armonizado sus marcos jurídicos

73
entre la concesión de licencias de armas de fuego y la violencia doméstica, que implica
la prohibición de tenencia de armas de fuego a los autores de violencia doméstica y
cuando se realizan denuncias por violencia el retiro de las armas existentes.

 En Sudáfrica, la nueva ley de control de armas reglamentada en 2004, restringe


el derecho a adquirir un arma es negado a quien tuviese antecedentes delictivos,
incluyendo violencia doméstica.

 En Canadá, la actual o ex esposa del solicitante de armas es consultada para que


él sea autorizado a efectuar la compra, si fuese denunciado como violento, no
podrá adquirirla.

 En Canadá las armas al estar registradas en un banco de datos, cualquier


denuncia de violencia cometida por un propietario de armas de fuego puede
llevar a la policía a confiscársela.

 En Nueva Zelanda, es necesario contar con una autorización del cónyuge o


persona más próxima de la familia y de alguna otra referencia que tenga más de
20 años y no sea de la familia para poseer un arma de fuego.

 En Australia y en Sudáfrica, la policía puede consultar a terceros para determinar


si el comprador del arma reúne las condiciones para poseerla. Siendo
normalmente el hombre quien adquiere y utiliza indebidamente las armas, las
leyes de esos países le retiran a ellos la hegemonía que le permitiría amenazar la
seguridad de la familia.

Estas medidas tuvieron un impacto positivo en lo que refiere la presencia de armas de


fuego en la vida de las mujeres, entre ellas:

 En Australia, 5 años después de la nueva ley de control de armas de 1996, la tasa


de homicidios de mujeres por armas de fuego descendió 57%.

 Entre 1995, cuando Canadá comenzó a reformar sus leyes de armas, y 2003 la
tasa de homicidios de mujeres por armas de fuego cayó 40%.

 En Brasil, la campaña voluntaria de recolección de armas desarrollada entre


2004 y 2005, redujo en un 12% el número de muertes por armas de fuego en el
país.

74
 El Plan Nacional de entrega voluntaria de armas, identificó a las mujeres como
el sector más favorable a los planes de desarme. Situación comprobada en la
campaña de recolección y destrucción de armas realizada en la ciudad de
Mendoza, donde “quienes se comunicaron con una línea telefónica gratuita para
consultar sobre el programa fueron las esposas, hijas, amantes, madres y abuelas
en un 90%

A partir de ello, se valoran en líneas generales como necesarias e imprescindibles para


la modificación de la situación de las mujeres en la relación con las armas de fuego:

 La realización previa de un proceso de diagnóstico que permita la identificación


y caracterización de la situación actual de las mujeres en relación a las armas de
fuego.

 La documentación de las experiencias de las mujeres respecto a las armas de


fuego.

 La promoción del cambio sistémico estructural y cambio individual personal.

 El desarme de maltratadotes.

 La protección de víctimas reales y víctimas potenciales.

 Implantación, seguimiento y monitoreo de las medidas aplicadas.

 Efectiva y eficiente aplicación de las sanciones correspondientes en lo que


refiere los delitos cometidos por las mujeres a través de armas de fuego.

 La sanción a los organismos y funcionarios/as de seguridad que participan en


acciones de corrupción y solapamiento de las acciones realizadas por las mujeres
con armas de fuego.

 La exigencia y establecimiento de restricciones a los medios de comunicación,


audiovisuales e impresos que promueven la violencia armada contra la mujer o
la tenencia de armas por parte de ella mediante su programación, discursos,

75
imágenes.

 El reconocimiento y promoción del liderazgo femenino.

 Inserción de las mujeres afectadas directa e indirectamente, como también


aquellas con experiencias como agresoras en el diseño de políticas públicas e
iniciativas transformadoras.

 La democratización de los espacios y debates sobre el tema.

 La inclusión de las instancias populares y comunitarias en los procesos de


prevención y desarme desde una perspectiva de género.

 El diseño y difusión de campañas mediáticas comunicacionales que visibilicen


las consecuencias de las armas de fuego en la vida de as mujeres.

 Sensibilización de las mujeres que han sido agresoras con armas de fuego y
poseedoras de armas de fuego.

 La generación de incentivos para el desarme pero también para la participación


de las mujeres en dichos procesos desde los diferentes espacios de realización de
su vida cotidiana.

76
VII.- CONCLUSIONES

La investigación de tipo cualitativa denominada “Experiencias de las mujeres


venezolanas en la relación con las armas de fuego” sin duda alguna permitió la
aproximación a la multiplicidad de experiencias, roles y escenarios en los cuales las
mujeres se encuentran involucradas con las armas de fuego, las cuales han sido vedadas
producto de las concepciones sexuadas, sexistas, discriminatorias y peyorativas sobre la
mujer mantenidas a lo largo del proceso histórico en la sociedad venezolana.

Es así como, a partir de las diversas experiencias con las armas de fuego, ya sean
directas o no, lejanas o recientes, las mujeres han construido significaciones en torno a
la presencia de armas de fuego en sus vidas; estas en su generalidad están asociadas al
peligro, la violencia, el delito, el perjuicio y la muerte.

No obstante, las mujeres con tenencia de armas o agresoras específicamente, atribuirán


otros significados a las armas de fuego, fundamentalmente asociados al poder y el
reconocimiento, pues en una sociedad masculinizada y organizada en torno a la
violencia, las mujeres han comenzado a construir su identidad a partir de la relación con
las armas de fuego, como mecanismo de resistencia frente a la violencia contra ellas
ejercida.

De esta manera, las mujeres venezolanas se pasean por una diversidad de experiencias
con las armas de fuego, como por ejemplo aquellas que las convierten en víctimas, lo
cual pone en evidencia el hecho que aún y cuando las mujeres son victimizadas con
armas de fuego en una proporción menor en relación a los hombres, sin embargo, la
invisibilización de estas realidades concretas contribuye al incremento de dichas
situaciones de violencia y victimización.

77
Las mujeres son víctimas de violencia directa con armas de fuego, violaciones,
amenazas y agresiones principalmente por parte de sus parejas en el espacio privado,
pero también son víctimas de homicidio y severas lesiones como consecuencia de
enfrentamientos entre bandas y agresiones perpetradas por desconocidos.

Además de ello son víctimas indirectas, al sufrir situaciones de perjuicio contra su


persona como consecuencia de incidentes protagonizados por personas vinculadas a su
entorno directo, así como, son víctimas indirectas al sufrir las consecuencias de tipo
psicológicas, económicas y organizativas producto de la perdida física de sus seres
queridos o la incapacitación de estos/as a partir de la presencia y los hechos generados
con armas de fuego lícitas e ilícitas en sus espacios privados pero también en los
espacios públicos.

Pero contrario a como ha sido transmitido a través del relato oral y los medios de
comunicación y difusión masiva, las mujeres venezolanas no solamente son víctimas de
las armas de fuego, también son poseedoras de armas de fuego de tipo lícitas e ilícitas,
cuya tenencia y manipulación se encuentra mediada fundamentalmente por la
pertenencia de clase; sin embargo, la tenencia de armas de fuego y su justificación como
un medio para la defensa personal y la preservación de bienes materiales aparece como
una constante en las investigaciones previamente realizadas; no obstante, las mujeres
venezolanas también poseen armas de fuego para la acción política, para el ejercicio de
prácticas de carácter laboral asociadas a las funciones desempeñadas por los cuerpos de
seguridad, pero también para la comisión de delitos.

Si bien en menor proporción en relación a los hombres, las mujeres venezolanas


también son agresoras directas con armas de fuego, manifiesta en amenazas, robos,
lesiones y homicidio, también son agresoras de tipo indirecta al permitir y promover la
tenencia de armas de fuego por parte de los hombres constitutivos de su entorno, así
como, al proveerlos de armas de fuego con las cuales victimizan a otros/as en los
diferentes espacios en los que se desenvuelven.

78
Las mujeres venezolanas al ser las más afectas por las armas de fuego y ser conscientes
de las graves consecuencias que dejan las armas de fuego en sus vidas y las personas
allegadas a ellas, también se auto reconocen como agentes clave en los procesos de
cambio y transformación de la sociedad, por lo cual toman la iniciativa convirtiéndose
en liderezas y promotoras de los procesos de desarme y pacificación de sus
comunidades a través de la acción comunitaria individual pero también mediante la
organización colectiva.

Este interés de las mujeres en participar en las iniciativas de control de armas,


municiones y desarme con el objetivo de minimizar los índices de violencia de la
sociedad y mejorar la calidad de vida de las personas, aunado a la generación de
investigaciones de esta naturaleza capaces de visibilizar la situación real de las mujeres
en la relación con las armas de fuego, sin duda alguna permiten vislumbrar las
posibilidades de cambio y transformación de las diversas situaciones a las que están
expuestas las mujeres, mediante la generación de propuestas de tipo comunitarias,
mediáticas y jurídicas capaces de prevenir, minimizar, erradicar y sancionar la presencia
de armas de fuego en la vida de las mujeres.

79
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IX.- APÉNDICE METODOLÓGICO

83
Para la realización de la investigación de tipo cualitativa denominada “Experiencias de
las mujeres venezolanas en la relación con las armas de fuego” la cual tuvo como
objetivo general analizar las diversas experiencias vivenciadas por las mujeres en su
relación con las armas de fuego, y dar cumplimiento a los objetivos específicos
propuestos, se hizo necesaria la definición de categorías de análisis, la realización de un
arqueo bibliográfico, la definición de estrategias de campo que permitieran el acceso a
la información en el tiempo requerido y el diseño de instrumentos de recolección de la
misma a través de fuentes primarias y secundarias.

Proceso que se llevó a cabo entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre del año 2012 por
parte del equipo de investigación y con el permanente apoyo de la Comisión
Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme.

 Categorías de análisis
En este apartado se intentará presentar de manera concisa las categorías de análisis
definidas y necesarias para la realización de la investigación, en consonancia con los
objetivos planteados, entendiendo las categorías de análisis como los núcleos teóricos-
conceptuales sobre los cuales se fundamenta y desarrolla la investigación.

Estas categorías de análisis fueron diferenciadas en categorías de análisis


independientes y transversales, las cuales por su naturaleza son de carácter general,
abstracto, y de las cuales se desprendieron las categorías de análisis dependientes que
dieron concreción al marco teórico-conceptual en estudio.

Así bien, para los fines de la investigación, se propuso como categoría de análisis
independientes y transversales:

 Sexo

Entendido como las condiciones de tipo físicas, cromosómicas, morfológicas,


hormonales, corpóreas y genitales que prescriben y delimitan la pertenencia a un
sexo, aquellos denominados hombre y mujer.
 Género

84
Comprendido como los significados socio-culturales atribuidos a los sujetos de
acuerdo a su sexo, a partir de los cuales dependerá su valoración social, posiciones,
roles y actividades.

Así mismo, en correspondencia con las categorías de análisis independientes y


transversales antes expuestas, se propusieron como categorías de análisis dependientes:

 Subjetividad de las mujeres en relación a las armas de fuego

Comprende las percepciones, proposiciones, argumentos, descripciones y


categorizaciones basadas en los puntos de vista de carácter individual
(representaciones simbólicas) o colectivas (imaginario colectivo) de las mujeres
respecto a las armas de fuego.

 Experiencias de las mujeres en la relación con las armas de fuego

Supone las vivencias experimentadas por las mujeres en las distintas relaciones que
se generan con las armas de fuego, las cuales se desarrollan en determinadas
situaciones, escenarios y en las que las mujeres actúan desde unos roles específicos.

 Interés de las mujeres en el proceso de desarme

Implica la atención y motivación de expectativas o rechazo que tienen las mujeres


para participar o no en el proceso de desarme.

 Condicionantes de la presencia de armas de fuego en la vida de las mujeres

Remite a los factores que determinan la presencia o no de armas de fuego en la vida


de las mujeres, estos condicionantes pueden ser de tipo permisivos, promotores o
represivos.

Esta categorización además fue posible sub-categorizarla en variables, entendidas como,


hechos, fenómenos, características y propiedades a ser estudiados, los cuales facilitaron
la obtención de un sentido más concreto y consistente para la consecución de los

85
objetivos propuestos en la investigación, estas variables asociadas a las categorías de
análisis son de tipo independiente y dependiente, entre ellas:

Variables independientes:

 Imaginario colectivo de las mujeres sobre las armas de fuego

Supone la descripción, categorización y asociación que hacen las mujeres sobre las
armas de fuego a partir de las nociones del sentido común colectivamente
socializado.

 Representaciones simbólicas de las mujeres sobre las armas de fuego

Se entiende como la descripción y categorización que hacen las mujeres sobre las
armas de fuego producto de su experiencia concreta e individual.

 Situaciones de los cuales participan y/o se encuentran involucradas las


mujeres con las armas de fuego

Comprende los estados o condiciones en que se hallan las mujeres con respecto a las
armas de fuego, las cuales pueden comprender tenencia, acceso y/o manipulación,
ya sea como partícipes o espectadoras.

 Roles de los cuales participan y/o se encuentran involucradas las mujeres


con las armas de fuego

Se entiende como el papel o posiciones que ocupan las mujeres en determinadas


situaciones en relación a las armas de fuego, los cuales en este caso pueden ser
víctima, agresora, portadora o promotora, las cuales se ejercen a partir de un status
adquirido o atribuido y que generará una determinada expectativa, valoración o
sanción social.

86
 Escenarios de los cuales participan y/o se encuentran involucradas las
mujeres con las armas de fuego

Entendido como los espacios en los cuales se desarrollan las acciones de las mujeres
en la relación con las armas de fuego, los cuales pueden ser públicos o privados.

 Expectativa de las mujeres en participar en el proceso de desarme

Supone la posibilidad de participación o no de las mujeres en el proceso de desarme,


y la anticipación de las razones y/o motivos frente a dicha situación.

 Elementos permisivos de la presencia de armas de fuego en la vida de las


mujeres

Son los factores socio-culturales que permiten, aceptan y favorecen la presencia de


armas de fuego en la vida de las mujeres.

 Elementos promotores de la presencia de armas de fuego en la vida de las


mujeres

Son los factores socio-culturales que promocionan, impulsan e inducen la presencia


de armas de fuego en la vida de las mujeres.

 Elementos represivos de la presencia de armas de fuego en la vida de las


mujeres

Son los factores socio-culturales que impiden, refrenan o moderan la presencia de


armas de fuego en la vida de las mujeres.

Variables dependientes:

 Aceptación y/o rechazo de las armas de fuego

Comprende la admisión y conformidad de las mujeres respecto a las armas de fuego,


como también su reprobación y sanción.

87
 Tenencia, acceso y/o manipulación de armas de fuego

Supone la posesión, acercamiento y/o accionar de las armas de fuego por parte de
las mujeres.

 Entorno con armas de fuego

Refiere al contexto en el que se desarrollan hechos y situaciones con armas de


fuego.

 Víctima directa o indirecta de las armas de fuego

Comprende las mujeres que sufren o han sufrido un daño o perjuicio, contra su
persona o contra alguien cercano a ellas, producto de acciones realizadas con armas
de fuego.

 Agresora directa o indirecta con armas de fuego

Comprende las mujeres que cometen o han cometido un ataque o acto de perjuicio
con armas de fuego, de manera directa, así como, apoyando, promoviendo y/o
solapando dichos actos realizados a través de terceras personas.

 Poseedora de armas de fuego

Refiere la propiedad o tenencia de armas de fuego por parte de las mujeres, la cual
puede ser de tipo lícita o ilícita.

 Promotora del desarme

Hace referencia a las mujeres que participan o han participado en experiencias de


desarme y pacificación en sus comunidades a través de la organización colectiva.

 Espacio público

Es el lugar de interacción social por excelencia, de dominio público y colectivo.

88
 Espacio privado

Es el lugar de interacción particular, de dominio restringido por criterios de


propiedad y los vínculos existentes entre las personas que lo constituyen.

 Operacionalización de variables
La operacionalización de variables, entendida como el proceso de relacionamiento de la
abstracción representada por el nivel teórico-conceptual respecto a la concreción de los
fenómenos empíricos, se realizó en estrecha correspondencia con el objetivo general y
los objetivos específicos propuestos en la investigación, así como, su articulación con el
abordaje metodológico o instrumentos de recolección de información y los ítems a partir
de ellos generados, con el fin de presentar de manera amplia, armoniosa y coherente las
diferentes etapas del proceso y rigurosidad metodológica investigativa.

89
OPERACIONALIZACIÓN DE VARIABES

OBJETIVO OBJETIVO CATEGORÍA DE ANALISIS VARIABLE ABORDAJE ITEMS


GENERAL ESPECÍFICO METODOLÓGICO /
INSTRUMENTO
Analizar las diversas experiencias vivenciadas por las mujeres en su relación con las

Sexo/Género
Caracterizar el Subjetividad de las mujeres en Imaginario colectivo de las Encuesta ¿Qué piensa usted de las armas
imaginario colectivo y relación a las armas de fuego mujeres sobre las armas de de fuego?
las representaciones fuego
simbólicas de las
mujeres en lo que refiere
las armas de fuego
Representaciones Entrevista en ¿Que representa para usted el
simbólicas de las mujeres profundidad arma de fuego?
sobre las armas de fuego

¿Cuál ha sido su experiencia con las armas de fuego?


Experiencias de las mujeres Situaciones de los cuales Aceptación y/o Encuesta ¿Compraría y/o manipularía un
en la relación con las armas participan y/o se encuentran rechazo de las arma de fuego? ¿Por qué?
de fuego involucradas las mujeres armas de fuego
con las armas de fuego
armas de fuego

¿Estaría de acuerdo con que


alguien cercano a usted
obtuviera y/o manipulara un
arma de fuego? ¿Por qué?

Tenencia, acceso Datos de contexto


y/o manipulación Encuesta ¿Usted posee o ha manipulado
de armas de fuego en alguna oportunidad un arma
de fuego? ¿Por qué?

Entrevista en ¿Qué la ha motivado a poseer


profundidad un arma de fuego?
Entorno con armas Encuesta ¿Su pareja u otro familiar con
de fuego quien convive posee armas de
fuego? ¿Por qué?

¿Conoce alguna persona que


posea o utilice armas de fuego?
Entrevista en ¿Cuál es su vínculo con la
profundidad persona armada de su entorno?
¿Qué consecuencias ha tenido
para usted la existencia de
personas armadas en su
entorno?

Roles de los cuales Víctima directa o Datos de contexto


participan y/o se encuentran indirecta de las Encuestas
involucradas las mujeres armas de fuego Entrevistas en ¿Cuáles son las características
con las armas de fuego profundidad de su agresor?
¿Cuántas veces ha sido
agredida con armas de fuego?
¿Qué consecuencias ha tenido
para usted ser agredida con
armas de fuego?

Agresora directa o Datos de contexto


indirecta con armas Encuesta
de fuego
Entrevista en ¿Qué la llevó a agredir o
profundidad participar en una agresión con
armas de fuego?

¿Qué características han tenido


sus víctimas? ¿Han sido
hombres o mujeres?

91
¿Cuántas veces ha agredido o
participado en una agresión con
armas de fuego?

¿Qué consecuencias ha tenido


para usted agredir o participar
en una agresión con armas de
fuego?

Poseedora de armas Datos de contexto


de fuego Entrevista en ¿Qué la ha motivado a poseer
profundidad un arma de fuego?
¿Qué acciones ha realizado con
su arma de fuego?
Promotora del Entrevista en ¿Cuál ha sido su motivación
desarme profundidad para participar en experiencias
de desarme?

¿Ha visto resultados de sus


esfuerzos en experiencias de
desarme?

¿Ha sumado a otras mujeres a


su iniciativa por el desarme?
Conocer las diversas Escenarios de los cuales Público Datos de contexto
experiencias, roles y participan y/o se encuentran Encuesta
escenarios de los cuales involucradas las mujeres Entrevista en
participan y/o se con las armas de fuego profundidad
encuentran involucradas Privado Datos de contexto
las mujeres con las
armas de fuego Encuesta

92
Entrevista en
profundidad

Explorar el interés de las Interés de las mujeres en el Expectativa y/o rechazo de Encuesta ¿Tiene usted interés en
mujeres en participar en proceso de desarme las mujeres en participar en participar en el proceso de
el proceso de desarme el proceso de desarme desarme de sus comunidades a
de sus comunidades a través de la organización
través de la organización colectiva? ¿Por qué?
colectiva

Identificar los elementos Condicionantes de la Elementos permisivos de la Estudio teórico-


que permiten, presencia de armas de fuego presencia de armas de fuego documental
promueven y restringen en la vida de las mujeres en la vida de las mujeres
la presencia de armas de
fuego en la vida de las Elementos promotores de la
mujeres presencia de armas de fuego
en la vida de las mujeres

Elementos represivos de la
presencia de armas de fuego
en la vida de las mujeres

93
 Arqueo bibliográfico
El arqueo bibliográfico, entendido como el inventario sistemático de materiales teóricos,
se realizó específicamente mediante la revisión de 128 textos, categorizados de acuerdo
a 11 grandes temáticas de la investigación, que permitió la aproximación y desarrollo de
los núcleos conceptuales, como también el análisis empírico de las experiencias,
situaciones, roles y escenarios de las mujeres en la relación con las armas de fuego para
la obtención de los objetivos propuestos, de acuerdo a ello fue posible categorizar:

 Armas de fugo

 Armas de fuego y género

 Criminología feminista

 Delito

 Desarme

 Género

 Ideología

 Seguridad

 Sociología

 Violencia

 Violencia contra la mujer

 Recolección de datos de contexto


La recolección de datos de contexto, supuso el proceso de aproximación a aquellos
datos circundantes, institucionales que recogen la situación de las mujeres en la
sociedad Venezolana en lo que refiere la victimización, el delito y las relaciones de las
cuales participan las mujeres respecto a las armas de fuego.
Para ello se establecieron contactos directos con los entes rectores en la materia, así
como, la revisión de materiales generados por estos como lo son informes, registros,
expedientes, entre otros.

La información recabada oscila entre los años 2006-2012 la cual comprende datos de
carácter cuantitativo susceptible de análisis cualitativo, como también relatos,
referencias y testimonios que permitirán apoyar, ilustrar y contextualizar el desarrollo
de la investigación.

La información recabada se presentó de manera individual según el ente rector o


instancia de la cual se obtuvo la información, entre ellos:

 Ministerio Público

 Tribunales Especiales de Violencia contra la Mujer

 Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme

 Instituto Nacional de Estadísticas (INE)

 Cuerpo de Investigaciones Penales y Criminalistas (CICPC)

 Dirección General de Armas y Explosivos (DAEX)

 Red de Apoyo por la Justicia y la Paz

 Centro Penitenciario del Estado Aragua “Tocorón” Anexo Femenino

 Ministerio del Poder Popular para la Mujer y La igualdad de Género en conjunto


con el Instituto Nacional de la Mujer INAMUJER

 Casa de atención integral de la Mujer Juana Ramírez "La Avanzadora”

 Casa Abrigo Argelia Laya

 Diseño de instrumento para la aplicación de encuesta


A partir de la problematización de la situación de las mujeres en la relación con las
armas de fuego y la identificación de los núcleos de interés asociados a las categorías de

95
análisis y variables en estudio, en correspondencia con los objetivos de la investigación
planteados, se procedió a diseñar el instrumento para la aplicación de la encuesta, que
permitiera identificar y recoger las concepciones de las mujeres en lo que refiere la
tenencia, uso y acceso a las armas de fuego, como también la visibilización del
imaginario colectivo de las mujeres respecto a las armas de fuego, además de registrar
para su posterior categorización y análisis de las experiencias generalizadas de las
mujeres y la identificación del interés o rechazo de las mujeres en los procesos de
desarme.

El instrumento diseñado para la recolección de la información fue una encuesta única,


cuyas preguntas fueron aplicadas a todas las entrevistadas en el mismo orden y en una
situación similar, por lo cual las diferencias manifiestas en las respuestas emitidas son
atribuibles a las diferencias subjetivas de las entrevistadas.

El instrumento contó con un número de registro para su posterior clasificación y


procesamiento, como también de la edad de las mujeres encuestadas, así mismo, estuvo
conformado por 8 ítems formulados en un lenguaje claro y sencillo que permitieron la
obtención de la información requerida para la consecución de los objetivos propuestos.

El cuestionario planteado fue de tipo combinado, es decir, en el que se encontraron


presentes dos (2) preguntas abiertas no estructuradas en las cuales la entrevistada
pudiera expresarse libremente, (1) pregunta cerrada dicotómica y (5) preguntas de tipo
mixta, en las cuales se propuso a la encuestada la explicación o justificación de su
respuesta.

 Aplicación de encuestas
La selección de la muestra fue de tipo no probabilística, metodología que permitió la
obtención de la información requerida en un corto plazo y a bajos costos.

Se propuso la realización de 120 encuestas, la selección del número de encuestas a


realizar respondió al establecimiento de una correlación con las experiencias específicas
de las mujeres a determinar a través del método de entrevistas a profundidad y su
elevación al 1000% lo cual permitió obtener 10 veces la experiencia general de las
mujeres en la relación con las armas de fuego.

96
Así mismo, se realizó la aplicación de 20 encuestas adicionales a las propuestas a modo
de garantizar la realización de la totalidad de encuestas planteadas minimizando el error.

En lo que refiere la aplicación del instrumento, se realizó una actividad piloto de


aplicación de 20 encuestas en los espacios públicos de Chacaito el día 18 de agosto de
2012, a partir de ese primer abordaje se replantearon las intervenciones en el campo en
cuanto a la distribución y ubicación de los grupos para fortalecer otros que habían
conseguido una menor efectividad.

La aplicación de las 140 encuestas se realizó de manera directa a través del muestreo
casual, entre los días 29 y 31 de agosto del año 2012, para la realización de la actividad
se contó con 4 encuestadoras y una supervisora, las encuestadoras fueron divididas en
dos grupos, lo cual facilitó el intercambio de prácticas de abordaje.

se realizó en las siguientes horas:


 Mañana: entre las 9 am a 12 pm
 Tarde: entre las 2 pm a 5 pm
 Noche: entre las 6 pm a 8 pm
En los siguientes espacios públicos de la Ciudad de Caracas:
 1er grupo:
Centro de Caracas, Plaza Bolívar, Casco Histórico
 2do grupo:
Plaza Venezuela, Sabana Grande, El Recreo, Chacaito

Debido a no contar con un stand para la aplicación del instrumento, las encuestadoras se
movilizaron por las zonas asignadas, haciendo el recorrido y abordando a las mujeres
presentes en la zona.

Las encuestadoras y la coordinadora de investigación quien se mantuvo haciendo


seguimiento a la actividad se encontraron identificadas con franelas de la Comisión
Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme lo que facilitó el abordaje
a las mujeres a encuestar y la receptividad y confianza de estas en la emisión de las
respuestas.

97
Diariamente se distribuyeron los cuestionarios en blanco a las encuestadoras, siendo
entregados llenos al final del día a la coordinadora, cada encuestadora aplicó 35
encuestas, el tiempo de aplicación aproximado fue entre 7 y 10 minutos por cada
instrumento, finalmente, se logró el objetivo propuesto y se aplicaron las 140 encuestas
propuestas.

 Diseño de instrumentos para la aplicación de entrevistas en profundidad


Posterior a la problematización de la situación de las mujeres en la relación con las
armas de fuego, la identificación de los núcleos de interés asociados a las categorías de
análisis y variables en estudios en correspondencia con los objetivos de la investigación
planteados, se procedió a la definición de los perfiles de las informantes clave, entre
ellos:

 Mujeres agresoras con armas de fuego

 Mujeres víctimas con armas de fuego

 Mujeres promotoras del desarme y la pacificación

 Mujeres con tenencia de armas de fuego

 Mujeres en cuyo entorno están presente las armas de fuego

De acuerdo a dicha categorización se procedió a diseñar el instrumento para la


aplicación de las entrevistas, que permitieran la profundización y captación de las
especificidades y complejidades de las diversas experiencias de las mujeres en la
relación con las armas de fuego, así como, develar las representaciones simbólicas
atribuidas por las mujeres a las armas de fuego.

Para ello se diseñaron 5 pautas guía dirigida a cada perfil de las mujeres informantes,
con ítems contentivos de aquellos ámbitos temáticos necesarios de abordar de acuerdo a
los objetivos de la investigación. Esta pauta constituyó un referente y su aplicación fue
flexible a la dinámica particular de cada hablante y su discurso.

98
 Realización de entrevistas en profundidad
En correspondencia a los objetivos de investigación planteados, inicialmente se propuso
la realización de 12 entrevistas en profundidad de tipo focal, dirigidas mediante una
guía de entrevista y el registro auditivo de las mismas, las cuales se utilizaron como
medio de verificación y validación de la información obtenida.

La selección del número de entrevistas respondió al criterio de la coordinadora de la


investigación considerando la optimización de tiempo, recursos y talento humano, sin
embargo en el desarrollo de las actividades surgió la necesidad voluntaria de realizar
entrevistas adicionales por la riqueza y diversidad de la información recabada, dando
como resultado la realización de 18 entrevistas en profundidad.

Las entrevistadas o informantes clave fueron seleccionadas a partir de un muestreo no


probabilístico, es decir, según criterios de facilidad de acceso y de disponibilidad de las
sujetas para ser entrevistadas.

Las entrevistas se realizaron entre el 15 de agosto del año 2012 al 15 de septiembre del
mencionado año en diferentes sectores de la Ciudad de Caracas, Los Valles del Tuy en
el Estado Miranda y el Estado Aragua, con mujeres provenientes de los sectores
populares, clase media, pero también mujeres en situación de riesgo, privadas de
libertad, funcionarias de cuerpos de seguridad e integrantes de colectivos; así mismo,
los testimonios obtenidos fueron transcriptos de manera textual, respetando las
expresiones, lenguaje y denominaciones en que fueron emitidos por las mujeres
entrevistas, evitando modificaciones, intervenciones o interpretaciones por parte del
equipo de investigación, si bien les fueron asignados pseudónimos a cada una de las
mujeres entrevistadas para los efectos de su presentación en el documento final.

De acuerdo a lo antes expuesto, se realizaron las siguientes entrevistas:

 4 entrevistas en profundidad a mujeres agresoras con armas de fuego

1) Mujer agresora directa en el espacio privado con armas ilícitas (Privada de


libertad)

99
2) Mujer agresora directa en el espacio privado con armas lícitas (Privada de
libertad)

3) Mujer agresora directa e indirecta en el espacio público con armas de fuego


ilícitas (Privada de libertad)

4) Mujer agresora indirecta en el espacio público con armas ilícitas

 4 entrevistas a mujeres víctimas con armas de fuego

1) Mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas


ilícitas

2) Mujer víctima directa e indirecta en el espacio público y privado con armas


ilícitas

3) Mujer víctima directa en el espacio privado con armas lícitas

4) Mujer víctima indirecta en el espacio público con armas ilícitas

 2 entrevistas a mujeres promotoras del desarmey la pacificación

1) Mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público


(Experiencia comunidad de Catuche)

2) Mujer promotora directa del desarme y la pacificación en el espacio público


(Experiencia comunidad del Guarataro)

1) Mujer con tenencia de armas de fuego lícitas

2) Mujer con tenencia de armas de fuego lícitas

3) Mujer con tenencia de armas de fuego lícitas (Funcionaria de cuerpos de


seguridad)

4) Mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas

100
5) Mujer con tenencia de armas de fuego ilícitas (Colectivo armado Comunidad del
23 de enero)

 3 entrevistas a mujeres en cuyo entorno están presente las armas de fuego

1) Mujer en cuyo entorno público están presente las armas de fuego ilícitas

2) Mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas

3) Mujer en cuyo entorno privado están presente las armas de fuego ilícitas

 Alcances del proceso de recolección de información


La posibilidad de abordaje de las experiencias de las mujeres venezolanas en la relación
con las armas de fuego puede identificarse como el principal alcance de la
investigación, considerando la ausencia de investigaciones de esta naturaleza en el país.

Ahora bien, en el caso específico de los alcances obtenidos en el proceso de recolección


de información primaria y secundaria propuesto para la consecución de los objetivos,
puede ser considerada:

 La efectiva y eficiente elaboración de estrategias de campo y el diseño


satisfactorio de instrumentos de recolección de información para la modalidad
encuesta y entrevistas en profundidad.

 La posibilidad de acceder a información y conocimientos acerca de las


características, condiciones e impresiones subjetivas de las mujeres vinculadas a
las armas de fuego, ya sean en los roles de víctimas, agresoras o promotoras del
desarme, dado que dicho conocimiento es de interés para la construcción,
revisión y re-formulación de políticas y programas, que permitan dirigir,
prevenir y atender adecuada y oportunamente la problemática de las mujeres en
la relación con las armas de fuego.

101
 El abordaje de las vivencias de las mujeres en la relación con las armas de fuego
a partir de las subjetividades e identidades de las mujeres facilito el marco de la
comprensión del fenómeno desde una perspectiva de género, para la generación
del análisis y sistematización de la investigación a realizar posteriormente.

 En el caso específico de la recolección de datos de contexto en las instituciones


o entes rectores a los cuales se acudió es posible afirmar que en su mayoría se
contó con apoyo y colaboración, pudiendo acceder a la información sin
restricciones.

 Referente a la aplicación de las encuestas es posible afirmar que se realizaron si


inconvenientes, las mujeres abordadas se mostraron receptivas con la
explicación previa a la realización de la encuesta y confiadas para responder, sin
embargo mostraron desinterés en responder las preguntas abiertas de
justificación.

 Con la encuesta concurrió un alcance revelador, las mujeres están dispuestas a


orientar y convencer a través del diálogo y diferentes actividades el proceso de
desarme de las comunidades, contribuyendo a minimizar la violencia y
enlazando el principio de corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad
establecido en la Constitución.

 En el caso de la realización de las entrevistas en profundidad, en términos


generales, por la temática que se aborda en las entrevistas fue necesario
desarrollar un proceso de acercamiento y de confianza con las entrevistadas, que
permitió un mayor rapport en las entrevistas, sin embargo, no existieron mayores
inconvenientes para acceder a la información, las mujeres entrevistadas en su
mayoría estaban bastantes prestas a colaborar con la investigación y se logró
construir un clima de cercanía y de confianza.

102
 Limitaciones del proceso de recolección de información
El acercamiento a la experiencia de las mujeres en la relación con las armas de fuego
durante la investigación constituyó un proceso complejo, donde entraron en juego tanto
las concepciones sociales respecto al status adjudicado a estas mujeres, como las
percepciones y actitudes que las propias mujeres tienen respecto de su situación.

 Es importante señalar que existieron dificultades en lo que refiere el hallazgo y


acceso a bibliografía vinculada al tema de las armas de fuego desde una
perspectiva de género, hecho que es posible explicar a partir de que las mujeres,
más allá del tratamiento como víctimas en contextos de violencia no se
encuentran visibilizadas en los análisis e investigaciones teóricas.

 La indagación de la situación de las mujeres en la relación con las armas de


fuego permanece invisibilizadas en las estadísticas de la mayor parte de las
instituciones y entes rectores, los datos y expedientes existentes no se encuentran
desagregados por sexo ni centralizados, así mismo, los datos de los cuales se
tiene conocimiento son analizados desde patrones masculinos y donde la
presencia o no de armas de fuego en la vida de las mujeres aparece como
irrelevante.

 En el caso específico de solicitud de las estadísticas ante los entes competentes


de las mujeres privadas de libertad, víctimas de armas de fuego y porte de arma
otorgado a mujeres en el país, fue posible constatar que estos casos al ser
estadísticamente reducidos aparecen como invisibles a los ojos de la burocracia
institucional.

 Por la temática tratada el universo social en estudio fue restringido, lidiando con
la negativa parte de algunas mujeres a ser entrevistadas, debido a temores
asociados a los estigmas y sanciones que persisten en nuestra sociedad respecto
a la vinculación de las mujeres a las armas de fuego.

103
 Para poder acceder a las entrevistas fue necesario superar varios obstáculos
principalmente las barreras subjetivas de las propias mujeres, que les imponían
reticencias para hablar de un aspecto de sus vidas que aparece como dolorosos u
oscuro, por ende la necesidad de acercarse a ellas en torno a criterios de
facilidad de acceso, contactos, conocidos/as, informantes claves, entre otros.

104
X.- ANEXOS

105
COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA EL CONTROL DE ARMAS,
MUNICIONES Y DESARME
Secretaría Técnica
Coordinación de Investigación y Diagnóstico
Área de Trabajo: Contextos y lógicas del uso de las armas
Investigación:
“Experiencias de las mujeres venezolanas en su relación con las armas de fuego”

ENCUESTA N° _____

Edad _____

1.- ¿Qué piensa usted de las armas de fuego?


______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

2.- ¿Usted posee o ha manipulado en alguna oportunidad un arma de fuego? ¿Por qué?
Sí ___ No ___ (Si la respuesta es negativa seguir a la pregunta 3, si es afirmativa seguir a la pregunta 4)
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

3.- ¿Compraría y/o manipularía un arma de fuego? ¿Por qué?


Sí ___ No ___
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

106
4.- ¿Su pareja u otro familiar con quien convive posee armas de fuego? ¿Por qué?
Sí ___ No ___
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

5.- ¿Conoce alguna persona que posea o utilice armas de fuego?


Sí ___ No ___

6.- ¿Estaría de acuerdo con que alguien cercano a usted obtuviera y/o manipulara un
arma de fuego? ¿Por qué?
Sí ___ No ___
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

7.- ¿Cuál ha sido su experiencia más cercana vinculada a las armas de fuego?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

8.- ¿Tiene usted interés en participar en el proceso de desarme de sus comunidades a


través de la organización colectiva? ¿Por qué?
Sí ___ No ___
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

107
COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA EL CONTROL DE ARMAS,
MUNICIONES Y DESARME
Secretaría Técnica
Coordinación de Investigación y Diagnóstico
Área de Trabajo: Contextos y lógicas del uso de las armas

Investigación:
“Experiencias de las mujeres venezolanas en su relación con las armas de fuego”

GUIA DE ENTREVISTA

Mujeres agresoras con armas de fuego (Directa o indirecta, en el espacio público o


privado, con armas lícitas o ilícitas)

1.- ¿Cuál ha sido su experiencia con las armas de fuego?

2.- ¿Que representa para usted el arma de fuego?

3.- ¿Qué la llevó a agredir o participar en una agresión con armas de fuego?

4.- ¿Qué características han tenido sus víctimas? ¿Han sido hombres o mujeres?

5.- ¿Cuántas veces ha agredido o participado en una agresión con armas de fuego?

108
6.- ¿Qué consecuencias ha tenido para usted agredir o participar en una agresión con
armas de fuego?

109
COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA EL CONTROL DE ARMAS,
MUNICIONES Y DESARME
Secretaría Técnica
Coordinación de Investigación y Diagnóstico
Área de Trabajo: Contextos y lógicas del uso de las armas

Investigación:
“Experiencias de las mujeres venezolanas en su relación con las armas de fuego”

GUIA DE ENTREVISTA

Mujeres víctimas con armas de fuego (Directa o indirecta, en el espacio público o


privado, con armas lícitas o ilícitas)

1.- ¿Cuál ha sido su experiencia con las armas de fuego?

2.- ¿Qué representa para usted el arma de fuego?

3.- ¿Cuáles son las características de su agresor?

4.- ¿Cuántas veces ha sido agredida con armas de fuego?

5.- ¿Qué consecuencias ha tenido para usted ser agredida con armas de fuego?

110
COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA EL CONTROL DE ARMAS,
MUNICIONES Y DESARME
Secretaría Técnica
Coordinación de Investigación y Diagnóstico
Área de Trabajo: Contextos y lógicas del uso de las armas

Investigación:
“Experiencias de las mujeres venezolanas en su relación con las armas de fuego”

GUIA DE ENTREVISTA

Mujer promotora del desarme y la pacificación

1.- ¿Cuál ha sido su experiencia con las armas de fuego?

2.- ¿Que representa para usted el arma de fuego?

3.- ¿Cuál ha sido su motivación para participar en experiencias de desarme?

4.- ¿Ha visto resultados de sus esfuerzos en experiencias de desarme?

5.- ¿Ha sumado a otras mujeres a su iniciativa por el desarme?

111
COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA EL CONTROL DE ARMAS,
MUNICIONES Y DESARME
Secretaría Técnica
Coordinación de Investigación y Diagnóstico
Área de Trabajo: Contextos y lógicas del uso de las armas

Investigación:
“Experiencias de las mujeres venezolanas en su relación con las armas de fuego”

GUIA DE ENTREVISTA

Mujeres con tenencia de armas de fuego (Armas lícitas o ilícitas)

1.- ¿Cuál ha sido su experiencia con las armas de fuego?

2.- ¿Que representa para usted el arma de fuego?

3.- ¿Qué la ha motivado a poseer un arma de fuego?

4.- ¿Qué acciones ha realizado con su arma de fuego?

5.- ¿Qué consecuencias ha tenido para usted la tenencia de armas de fuego?

112
COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA EL CONTROL DE ARMAS,
MUNICIONES Y DESARME
Secretaría Técnica
Coordinación de Investigación y Diagnóstico
Área de Trabajo: Contextos y lógicas del uso de las armas

Investigación:
“Experiencias de las mujeres venezolanas en su relación con las armas de fuego”

GUIA DE ENTREVISTA

Mujer en cuyo entorno están presente las armas de fuego (Espacio público o
privado, armas licitas o ilícitas)

1.- ¿Cuál ha sido su experiencia con las armas de fuego?

2.- ¿Qué representa para usted el arma de fuego?

3.- ¿Cuál es su vínculo con la persona armada de su entorno?

4.- ¿Qué consecuencias ha tenido para usted la existencia de personas armadas en su


entorno?

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