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LA RELACION JURIDICA
o esencia de cada uno de los elementos simples, según la función que van
desempeñando en el proceso de vinculación analizado.
E s así que la relación jurídica será bilateral, coercible, heterónoma y
externa, precisamente porque la norma jurídica tiene esas características,
y en la medida en que las tenga. V. g. : si la norma jurídica es de las cono-
cidas desde la terminología romana como imperfectas, por carecer de san-
ción, la relación jurídica que nazca bajo su amparo, también participará
de esa naturaleza. Por esto las llamadas obligaciones naturales, son deberes
jurídicos imperfectos, dada la propia imperfección de que adolecen las nor-
mas jurídicas que las regulan.
El carácter de heteronomía de la norma jurídica, pasa a la relación
jurídica. Sin embargo, esta última puede crearse en forma autónoma a
través del contrato o del acto jurídico unilateral. No obstante que en su
génesis exista autonomía, su vigencia, exigibilidad, validez y extinción
se manifiestan como heterónomas. Es así como los contratantes son libres
para crear el vínculo que una vez constituído origina una relación heteró-
noma en cuanto a sus otras manifestaciones: vigencia, validez, duración y
extinción. Por esto se dice que el cumplimiento y validez de los contratos,
así como su duración, no puede quedar al arbitrio de ninguna de las partes.
Sólo el mutuo disenso puede derogar la norma jurídica contractual, de la
misma manera que el mutuo consentimiento puede crearla. En el acto ju-
rídico unilateral somos atitónomos para auto-obligarnos en ciertos casos,
para constituir derechos reales sobre cosa propia; pero una vez creada la
relación jurídica, esta tiene vida independiente del procedimiento autónomo
que la originó, para convertirse en relación heterónoma, precisamente por-
que es vinculatoria.
La estructura bilateral de la norma jurídica se refleja a su vez en la
estructura de la relación de derecho, que al constituirse origina facultades
y deberes. Si la norma en su regulación es doblemente bilateral, en el sen-
tido de articular la conducta concediendo al propio tiempo derechos y obli-
gaciones recíprocas a los sujetos que menciona, la relación jurídica será
también doblemente bilateral, es decir, el sujeto pretensor desde un cierto
punto de vista, será sujeto pasivo en otro aspecto, frente al obligado, que
por este motivo también asume la calidad de pretensor. Tal es la estructura
propia de los contratos llamados bilaterales o sinalagmáticos, en cuanto
que crean derechos y obligaciones recíprocas respecto a todas las partes.
Por ejemplo, en la compra-venta, el vendedor es sujeto activo para exigir
el precio y pasivo para trasmitir el dominio de la cosa, entregarla, rusto-
diarla, etc. A su vez, el comprador es sujeto activo para exigir la trasmisión
del dominio de la cosa, su entrega, etc., y sujeto pasivo en cuanto al precio.
El objeto directo del derecho, tanto del objetivo como del mbjetivo,
siempre ha sido, es y ser6 conducta humana. Sólo la conducta en su inter-
ferencia intersubjetiva que se desenvuelve en facultades, deberes o permi-
siones puede ser objeto de la regulación jurídica, es decir, del derecho en
sentido objetivo.
En cuanto al derecho en sentido subjetivo, es evidente que también .
la conducta humana es su único objeto directo, pues cualquiera que sea la
definición que se adopte, tales derechos se caracterizan como facultades
jurídicas de actuar en un determinado sentido previsto y autorizado por la
norma juridica. Ahora bien, esas diversas formas de actuar por expresa
autorización normativa, son formas de conducta, ya abstracta, ya concreta.
En el primer caso, como formas abstractas se trata de simples posibilidades
en sentido potencial (no actualizadas) previstas por la norma, para que
un sujeto desenvuelva su conducta en un cierto sentido, al interferir en
la esfera jurídica ajena o en la conducta de otro. En el segundo caso, se
trata de las facultades en ejercicio, o sea, ya actualizadas, de tal manera
que esas formas abstractas se concretan respecto a sujetos determinados y,
además, recaen sobre formas o manifestaciones ~ositivaso negativas que
vinculan recíprocamente la conducta singular de los sujetos determinados
en una cierta relación jurídica, pública o privada, absoluta o relativa, pa-
trimonial o extrapatrimonial, etc., etc.
que tengan por objeto obligaciones de dar. Los demás derechos subjetivos,
tanto públicos como privados, no tienen relación alguna con las cosas y
se mantienen dentro del plano de las formas abstractas o concretas de
conducta, que el sujeto activo puede exigir al pasivo.
E n los negocios jurídicos, según la terminología de moda entre
alemanes e italianos, o actos jurídicos como debemos decir nosotros, adop-
tando la terminología francesa, por ser la observada en nuestros códigos
y leyes, también debe distinguirse el objeto directo y el indirecto.
El objeto directo de los actos jurídicos se desprende de la definición
de los mismos, que consiste en crear, trasmitir, modificar o extinguir de-
rechos, obligaciones o situaciones jurídicas concretas. Cualquiera que sea
el acto jurídico privado tendrá alguna, algunas o todas las funciones antes
expresadas. El convenio en sentido lato tiene esas cuatro funciones. ~i
convenio en sentido estricto sólo tiene por objeto directo modificar o extin-
guir derechos y obligaciones, en tanto que el contrato crearlos o trasmitirlos,
es decir, uno lleva la función negativa y el otro la positiva. E l testamento es
el acto jurídico privado que puede realizar los cuatro objetos indicados:
normalmente trasmite derechos y obligaciones a título universal y particular ;
pero también es fuente de derechos reales y personales en la institución de
los legados. A través de estos Últimos pueden cumplirse las funciones mo-
dificativa y extintiva, dada la diversidad de legados liberatorios en forma
total o parcial.
E n los actos jurídicos públicos o estatales (actos jurisdiccionales, ad-
ministrativos y legislativos) también encontramos un objeto directo. E l
acto legislativo tiene por objeto regular la conducta en su interferencia in-
tersubjetiva. a través de normas jurídicas generales llamadas leyes o regla-
mentos. El acto jurisdiccional por excelencia, es decir, la sentencia, tiene
por objeto crear una norma jurídica individualizada según explica Kelsen,
que va a regular la conducta individual de los litigantes, en un cierto sen-
tido. A través de la sentencia se cumple también el objeto directo de crear,
trasmitir, modificar o extinguir derechos, obligaciones o situaciones jurídi-
cas concretas. E s así como la sentencia puede ser fuente de obligaciones o
derechos reales y también causa extintiva o modificativa de los mismos.
Cuando el juez cumple la función de integrar el derecho al colmar las
lagunas de la ley (no de interpretarlo), crea situaciones jurídicas con-
cretas para los litigantes y, por lo tanto, constituye derechos reales, perso-
nales o del estado civil que p e d e n en rigor no existir o ser discutible su
existencia. La cosa juzgada, con la fuerza de la verdad legal, vendrá al
colmar una laguna de la ley a ser la fuente o causa constitutiva de esos
derechos privados.
Lo propio puede decirse para los testamentos y para los demás actos
jurídicos, pues dada la función de los mismos en alguna o algunas de las
cuatro formas indicadas, será posible encontrar en los derechos y obliga-
ciones que son objeto de creación, trasmisión, modificación o extinción,
nuevos objetos, que serán indirectos relativamente al acto jurídico de
origen, para así continuar el proceso que hemos explicado anteriormente
y que es válido en el derecho objetivo, en los derechos y deberes subjeti-
vos, en las relaciones jurídicas concretas y en los actos o negocios jurídicos.
cífico contenido y naturaleza de las otras que integran esta primera división
del derecho objetivo.
En cuanto a los derechos y deberes subjetivos de orden patrimonial
y a las relaciones jurídicas de crédito o reales, conviene destacar su impor-
tancia, pues constituyen las materias esenciales para el jurista, cuyo cono-
cimiento depende en parte de un estudio general del patrimonio, necesario,
por tanto, en el curso de introducción a los estudios jurídicos.