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En un mundo globalizado la ingeniería juega un papel sumamente importante, ya que gran parte
del desarrollo actual depende totalmente de esta disciplina, y como se ha visto, la ingeniería a
provisto a la Humanidad de los más grandes avances en el mundo.
Los ingenieros deben contar actualmente con grandes habilidades como el análisis para la solución
de problemas complejos e incluso imaginarios, que les permitan desarrollar e implementar nuevas
tecnologías aplicadas a una sociedad totalmente dependiente de la ciencia y la tecnología.
Por tal motivo resulta imprescindible hablar de una herramienta más, necesaria y actual en este
contexto globalizado en el que vivimos, como lo es; la comunicación.
Aunque pareciera que la escritura es única y exclusivamente para las ciencias sociales y no para las
ciencias exactas, resulta que no es así, en razón a que es necesario explicar, comunicar o vender
proyectos con palabras y no solamente con ecuaciones o gráficas.
De esta manera, los ingenieros actuales deben desarrollar una nueva sinergia (triada) pensar-
decir-escribir, debido a que en una sociedad de cambio constante es imprescindible, aprender a
comunicarse, permitiendo con esto desarrollar estrategias para expresar sus conocimientos a una
comunidad totalmente incluyente.
Stephen Hawking comenta en el inicio de su libro “La breve historia del tiempo” que cuando lo
terminó, se lo dio a leer a uno de sus mejores amigos con el objetivo de que éste fuera leído por
toda la humanidad. Su amigo le respondió sinceramente, que el vocabulario era muy elevado y,
por lo tanto, era difícil de entender; entonces lo reescribió nuevamente con un lenguaje más
sencillo. (Aún así no todos los mortales pueden leerlo, si no tienen un nivel de conocimiento
científico).
Es sabido que no todos los ingenieros escribirán un libro de esa magnitud pero es necesario que
expresen sus ideas de forma precisa, ya que todo ingeniero está obligado a crear conocimiento,
aplicarlo y comunicarlo. Desde las notas técnicas, para evitar accidentes, hasta la descripción de
sus actividades en el contexto legal y comercial; así como también la descripción de diseños, que
aunque sean innovadores, por la falta de un buen escrito, se pudiera perder la oportunidad de que
inversionistas importantes echaran a andar su proyecto.
Por tal motivo, la comunicación en la Ingeniería es de gran relevancia, y debe ser responsabilidad
de los ingenieros el mejorar las comunicaciones técnicas; es decir, leer, escribir y educar. Cabe
hacer mención que en este rubro se involucra a las universidades, el principal formador de
ingenieros y, precisamente, los mejores recursos didácticos siguen siendo la lectura y la escritura.
Un estudio ha constatado que el 85% del éxito profesional se debe a factores relacionados con la
personalidad y a las habilidades de comunicación
Cuando los ingenieros salimos de la universidad, sabemos resolver complicadas integrales, diseñar
circuitos, implementar algoritmos, descubrir homomorfismos y hacer transformadas de Fourier;
conocemos los entresijos de los procesadores, de la transmisión de datos, de los transistores PNP,
y de las estaciones base; estamos preparados para pelearnos con imposibles manuales de las más
diversas tecnologías escritos en diferentes idiomas, afrontar los problemas más complejos, e
investigar hasta procurarnos la información que nos haga falta; estamos preparados para
comenzar nuestra andadura laboral...
Solamente cuando llevamos un tiempo trabajando empezamos a darnos cuenta de que no son
nuestros conocimientos técnicos lo que más puede ayudarnos a prosperar; que habitualmente las
personas que dirigen los proyectos y los equipos no necesariamente son los mayores expertos,
sino aquellos que tienen otras cualidades que van más allá de lo técnico: sus habilidades de
comunicación.
Lo que no nos enseñan en las carreras técnicas es el hecho de que, como constató el Carnegie
Institute of Technology estudiando a 10.000 personas, sólo el 15% del éxito se debe a
entrenamiento técnico, inteligencia y habilidades en el trabajo, mientras el 85% restante se debe a
factores de personalidad y comunicación.
En el fondo es lógico: quien va a implementar los módulos complementarios a los nuestros, quien
va a hacernos las pruebas de aceptación, quien toma como entrada los resultados de nuestro
trabajo, y más aún, quien aprueba o deniega un proyecto técnico, quien per-mite o no posponer
una entrega, quien acepta o no unas especificaciones de requisitos, quien valida o no un en
tregable, es a fin de cuentas una persona.
Y es que hay reglas básicas que conviene cuidar a la hora de comunicar cualquier mensaje, y que
se aplican desde las relaciones personales hasta las presentaciones técnicas más sofisticadas. Por
ejemplo, nos conviene saber que, contrariamente a lo que los ingenieros solemos pensar, el
mensaje propiamente dicho, es decir, el significado de nuestras palabras, no es el factor principal
al que nuestros interlocutores prestan atención.
Lenguaje corporal
En realidad, son nuestras expresiones físicas (lenguaje corporal, gestos e imagen personal) las que
más hablan de nosotros, en un grado de importancia que varía según los estudios, pero que en
ningún caso baja del 50% (figura 1). El segundo factor en importancia es nuestra voz. Debemos,
por tanto, vigilar tono, velocidad, expresión o calidad de nuestra voz si queremos que nuestro
mensaje llegue con veracidad a nuestro interlocutor; de ello depende el 37% del impacto de
nuestro mensaje. Sólo en último lugar en orden de importancia se sitúa nuestro mensaje en
palabras. Esto no significa que debamos descuidarlo; una correcta utilización de las palabras
adecuadas dice mucho de nosotros, y ayuda a evitar ambigüedades y vaguedad en nuestro
mensaje.
Es muy importante tener en cuenta que los tres factores deben siempre ir alineados, dado que las
personas podemos inmediatamente detectar la incoherencia en nuestro interlocutor.
Nos convendrá por tanto trabajar lo que en su día denominé la Regla de los Cuatro Minutos y las
Cuatro Pre guntas. Se basa en el hecho de que es en los cuatro primeros minutos del inicio de una
reunión o conversación, cuando las personas nos formamos la mayor parte de la imagen que
recibimos del otro (figura 2).
Por ello nos interesará revisarnos con respecto a cuatro preguntas: Qué digo, Cómo lo digo, Qué
aspecto tengo, y Cómo escucho. Las tres primeras preguntas tienen relación directa con maximizar
el impacto de nuestro mensaje, trabajando nuestras expresiones físicas, nuestra voz y nuestras
palabras.
Ya dijo Vallejo Nájera que el objetivo prioritario de cualquier orador debe ser ganarse el favor del
público. Y bien mirado tiene todo el sentido: nadie va a escuchar nuestro mensaje ni mantener su
atención en nosotros si no siente una mínima afinidad por nosotros. El resumen podría ser éste:
nadie presta atención a los tediosos ni a los antipáticos.
La comunicación interna existe en todas las organizaciones, ya sea de manera formal o informal.
Por este motivo, una correcta comunicación interna es imprescindible para un excelente
desarrollo empresarial, que permita facilitar a los trabajadores toda la información necesaria para
un buen desempeño en su trabajo y crear, de esta forma, un clima laboral adecuado.
Es importante que exista una cultura empresarial que dé soporte a esta nueva forma de entender
la comunicación en las empresas, transmitiéndose desde la alta dirección este nuevo modelo de
gestión de la comunicación, que dé paso a las redes sociales internas para una mayor difusión a los
trabajadores generando, así, un sentimiento de pertenencia a la empresa.
Es necesario entender las nuevas tecnologías como apoyo y cambio en este nuevo concepto de
comunicación interna; tanto para grandes empresas como, medianas y pequeñas. Con ello
lograremos:
· Evitar confusiones.
· Crear imagen corporativa y de esta forma fortalecer los lazos con los clientes.
3. Crear un blog corporativo interno en el que puedan participar todos los empleados de la
empresa, recibiendo feedback para que ésta resulte lo más eficaz posible y fluya a todos los
niveles jerárquicos.
Fomentar la comunicación interna, pero sobre todo a través del uso de herramientas tecnológicas,
ayuda en la gestión del talento de las nuevas generaciones que se incorporan a las empresas, ya
que están muy familiarizadas con las mismas y conocen las ventajas de su uso.