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UNIVERSIDAD DE NAVARRA / INSTITUTO EMPRESA Y HUMANISMO

Nombre y apellido: Miguel Ángel Rosales Alvarado.

Título: El Uso Racional de la Retórica de acuerdo con la Teoría de la Argumentación de Chaïm


Perelman.

Trabajo de Investigación para la obtención de la segunda promoción del programa doctoral


(Gobierno y Cultura de las Organizaciones) dirigido por: Prof. Dra. Montserrat Herrero.

Pamplona, España, 2005.

1
Índice
Introducción.................................................................................................................p.5

Las Presunciones de la Teoría de la Argumentación y


el Carácter Filosófico de Chaïm Perelman
Capítulo Primero

A) Presunciones de Origen de la Teoría de la Argumentación........................................p.12


A.1) La Rehabilitación de la Opinión a partir de los Postulados de Dupréel...................p.13
A.2) La Neodialéctica de Gonseth y la Crítica al Modelo de Racionalidad Cartesiano de
Perelman...........................................................................................................................p.20
B) Presunciones de Finalidad de la Teoría de la Argumentación.....................................p.30
C) El Carácter Filosófico de Chaïm Perelman (Filosofía Regresiva y Racionalidad
Práctica) y su expresión en la Teoría de la Argumentación.............................................p.38
C.1) La Filosofía Regresiva y su Inserción dentro de la Teoría de la Argumentación.....p.40
C.2) La Razón Práctica y la Razonabilidad de la Argumentación....................................p.44

Los Lineamientos Lógicos y Jurídicos de la Teoría de la Argumentación


Capítulo Segundo

A) Consideraciones de Perelman en torno a la Lógica y la Retórica..............................p.55


A.1) Primera Dificultad: El déficit de una Critica Ad Intra de la Lógica Formal ante los
Juicios de Valor..............................................................................................................p.56
A.2) Segunda Dificultad: El déficit Jerárquico de los Temas Lógicos...........................p.63
A.3) Los Términos Lógicos de la Definición de Retórica de Perelman.........................p.65
A.4) La Proximidad entre la Dialéctica y la Retórica y la Lógica de lo Verosímil........p.70
A.5) La Objetividad Lógica de la Retórica, la Idea del Sentido Común y el Criterio de
Efectividad......................................................................................................................p.77

2
A.6) Lógica Difusa, Lógica Deóntica, Lógica Polivalente; los Fundamentos de la Lógica
Jurídica............................................................................................................................p.83
B) Consideraciones de Perelman entorno al Derecho y la Retórica...............................p.90
B.1) El Modelo Estático del Derecho y la Idea de la Justicia Formal............................p.94
B.2) La Escuela de la Exégesis, la Proximidad del Derecho al Cálculo........................p.94
B.3) En contra del Formalismo Jurídico: La Renuncia al Positivismo Jurídico y al
Iusnaturalismo.................................................................................................................p.102
B.4) El Realismo Jurídico, la Propuesta de Perelman sobre un Derecho Razonable......p.105
B.5) El Derecho Razonable en Función del Razonamiento Jurídico y los Tópicos........p.110
B.6) Del Derecho Razonable hacia la Teoría de la Argumentación, Implicaciones
sociopoliticas………………………………………………………………………...…p.117

Los Elementos Metodológicos de la Teoría de la Argumentación


Capítulo Tercero

A) Elementos Nucleares de la Teoría de la Argumentación..........................................p.127


A.1) El Contacto Intelectual..........................................................................................p.128
A.2) El Orador, Auditorio y Tipos de Auditorios..........................................................p.131
A.3) Persuasión y Convencimiento................................................................................p.140
A.4) Punto de Partida; El Acuerdo y las Premisas de la Argumentación......................p.142
A.4.1) Los Hechos y las Verdades................................................................................p.146
A.4.2) Las Presunciones................................................................................................p.147
A.4.3) Los Valores.........................................................................................................p.148
A.4.4) Las Jerarquías.....................................................................................................p.150
A.4.5) Los Lugares........................................................................................................p.151
B) La Construcción de la Argumentación en el Discurso.............................................p.156
B.1) Elección de Datos, Interpretación, Uso de Nociones y la Adaptación con vistas a la
Argumentación..............................................................................................................p.157
B.2) Presentación de los Datos y la Forma del Discurso..............................................p.162
B.2.1) Las Formas Verbales y la Argumentación.........................................................p.164
B.2.2) Las Modalidades en la Expresión del Pensamiento...................................... ....p.166

3
B.2.3) Las Figuras de la Retórica y la Argumentación.................................................p.167
B.2.4) Las Figuras de la Elección, la Presencia y la Comunión...................................p.168
C) Las Técnicas Argumentativas..................................................................................p.170
C.1) Características de la Argumentación Cuasilógica.................................................p.172
C.2) Características de los Argumentos basados sobre la Estructura de lo Real..........p.175
C.3) Técnicas de la Ruptura, de la Disociación de las Nociones, y la Teoría de las Parejas
Filosóficas.....................................................................................................................p.177
C.3.1) Técnicas de Ruptura...........................................................................................p.178
C.3.2) Disociación de las Nociones..............................................................................p.180
C.4) La Interacción entre Argumentos..........................................................................p.183
C.5) Orden y Persuasión...............................................................................................p.184
C.6) Orden y Método....................................................................................................p.186

Conclusiones..................................................................................................................p.190

Apéndice I.....................................................................................................................p.196

Apéndice II....................................................................................................................p.198

Abstract..........................................................................................................................p.202

Bibliografía.....................................................................................................................p.203

4
Introducción

La Retórica para el modelo de la razón moderna no se justifica por si sola. Por ello, es
necesario plantearse las siguientes preguntas: ¿puede existir un uso racional de la Retórica?
De ser afirmativa la respuesta, ¿bajo que términos puede considerarse racional el arte retórico?
Y finalmente, ¿en que consistiría la utilidad racional de la disciplina retórica?
Chaïm Perelman (1912-1984), profesor belga de origen polaco, dedicó prácticamente toda su
vida a dar una justificación de la Retórica a lo que él mismo llama “el absolutismo de la razón”.
En rasgos generales, Perelman puede ser considerado un autor apologético de la Retórica, pero
también se le puede dar el titulo de autor propositivo. De acuerdo con nuestro autor, la Retórica
debe ser recuperada del olvido, ser salvada del desprestigio y ser considerada no como el arte
de la buena expresión sino como el arte del buen pensar.
Sin embrago, esta apología que realiza Perelman, no es en absoluto una defensa por la defensa
misma. Perelman considera que el arte del buen pensar es necesario para los tiempos en los que
vive. De aquí parte su particular visión sobre la Retórica. El buen pensar se resuelve en
términos sociológicos, en terminos de consenso y acuerdo entre los hombres.
De esta manera, Perelman defiende a la Retórica, porque ella es la alternativa pacífica para
evitar que los problemas sean resueltos por la vía de la violencia.
A lo largo, de su prolífica obra, Perelman manifiesta siempre esa preocupación por evitar la
violencia, en cualquiera de sus formas ya sea por la fuerza bruta o por la coacción. Perelman es
de aquellos autores que tienen fe en la libertad de la persona, y sobre todo en la organización
social de los hombres en torno a la democracia.
Por ello, la defensa de la Retórica se convierte en Perelman, en una defensa de la libre
determinación de los hombres y del sistema político democrático.
En este sentido, la consideración de Perelman sobre la Retórica es la recuperación de la
concepción greco-latina de la disciplina retórica. Así como los griegos y romanos llegaron a
otorgar un valor central a la Retórica dentro de su organización social, Perelman desea rescatar
ese viejo cuño que haría de la expresión retórica el baluarte de las instituciones democráticas.
Debemos recordar que para el mundo clásico, a diferencia del moderno, la retórica era el alma

5
de la vida cotidiana. La retórica se encontraba en los ámbitos relevantes de la vida y a ello
corresponde su división clásica. Los tres géneros de la retórica así lo constatan.
El género forense estaba dirigido a zanjar los problemas legales y obtener la paz judicial.
El género deliberativo era el tipo de discurso que se podía escuchar en la asamblea de los
demos griegos y posteriormente en el senado romano. El objetivo de este tipo de discurso era
dar solución a los problemas de la ciudad.
Finalmente, el género epidíctico era el discurso de los actos públicos, que tenía por objeto el
crear la unidad de los ciudadanos resaltando los valores del Estado. Como es posible observar,
la Retórica en el mundo clásico tenía un valor supremo para generar paz, unidad, y solucionar
los problemas de la ciudad. Gran parte de la defensa de Perelman se concentra en recuperar esta
prudente visión de organización social. Sin embargo, para poder llegar a defender cabalmente a
Retórica desde esta perspectiva, Perelman debe profundizar en el porque el arte del buen pensar
es olvidado y desprestigiado.
En principio, para el profesor de Bruselas el olvido se debe al desprestigio. Este desprestigio se
debe a su vez, a la manera en la que juzga la racionalidad surgida con Descartes, que la
Retórica no es en absoluto racional. Nos permitimos citar a continuación a Perelman, para
comprender desde su perspectiva, el porqué él considera que la Retórica es excluida del modelo
de racionalidad, y dice: “ La publicación de un tratado dedicado a la argumentación y su
vinculación a una antigua tradición, la Retórica y la Dialéctica griegas, constituye una ruptura
con la concepción de la razón y el razonamiento que tuvo origen con Descartes y que ha
marcado con su sello la filosofía occidental de los últimos siglos...Fue Descartes quien,
haciendo de la evidencia el signo de la razón, sólo quiso considerar racionales las
demostraciones que, partiendo de ideas claras y distintas, propagaban, con ayuda de pruebas
apodícticas, la evidencia de los axiomas a los teoremas. El razonamiento more geométrico era
el modelo de ciencia racional que no puede contentarse con opiniones más o menos
verosímiles, sino que elabora un sistema de proposiciones necesarias que se impone a todos los
seres racionales y sobre los cuales es inevitable estar de acuerdo. De lo anterior se deduce que
el desacuerdo es signo de error”1.

1
Chaïm Perelman y L.Olbrechts-Tyteca Tratado de la Argumentación, La Nueva Retórica, traducción Julia Sevilla

6
Precisamente, el desprestigio de la Retórica se debe a que el modelo de razón heredado de
Descartes juzga que todo aquello que no sea matematizable no es racional. Entonces, los juicios
de valor son irracionales absolutamente. La Retórica al comportar argumentación y no
demostración, al fundar su labor no sobre axiomas, sino sobre juicios de valor, es entonces
irracional. Perelman, no está de acuerdo con esta postura de la racionalidad. Por ello, para
poder rebatir dicha postura, el profesor de Bruselas se concentra en el estudio de la lógica
formal, es decir, el tipo de razonamiento que fundamenta las demostraciones. Con ello,
Perelman desea profundizar en la idea de que el ser humano no tiene como única vía de
razonamiento a la demostración, sino como él mismo llega afirmar, existen formas más
elevadas de razonar que no son las demostraciones sino las argumentaciones.
De esta manera, Perelman establece la Retórica como una Teoría de la Argumentación, el
estudio de los métodos y medios racionales que permiten a los hombres llegar a consensos, y
que por otra vía, que es la puramente racional, puede llegar a autoritarismos que son nocivos
para una vida democrática y libre.
Por ello, cuando hablamos de la propuesta de Retórica de Perelman, esto ya significa en sí
mismo centrarnos en una concepción diferente de razón. De acuerdo con Perelman, la razón no
sólo se sitúa en la evidencia, en la verdad y en la demostración, sino también es racional la
argumentación, la opinión así como los juicios de valor. Sobre esto último es la racionalidad
práctica la que se encarga de que nuestros pensamientos y decisiones sean manifestados de la
manera más razonable posible. Para ello se requiere la justificación, que es una de las labores
fundamentales de la Retórica; es decir, que esta disciplina sí tiene un uso racional, pero en la
medida en que justifica la toma de una u otra postura según la solución sea más razonable.
Por ello, retomando la idea clásica de que la Retórica se encuentra presente en la vida cotidiana
de los hombres, y conectando con lo antes dicho, la Retórica tiene una utilidad racional dentro
de la sociedad. Para Perelman esta utilidad racional se determina por el consenso. El consenso
significa que la acción retórica ha mostrado su grado de razonabilidad, con lo que se ha
conseguido la adhesión de un ser humano a las tesis, posturas o decisiones que le presentamos
para su asentimiento. En consecuencia, el valor que puede llegar a tener la Retórica en el

Muñoz, Biblioteca Románica Hispánica, ed, Gredos, Madrid, 1989. pp. 30-31

7
mundo actual es amplio y oportuno. En una sociedad pluricultural, en un mundo globalizado, el
éxito de la organización de dicha sociedad sólo se puede plantear en los términos en que la
Retórica presta auxilio ante los debates que expresan variadas opiniones y toma de postura.
Es claro que una visión autoritaria no es la solución a los conflictos del mundo actual, por ello,
la defensa y la propuesta de Perelman es pertinente para salvaguardar la libertad humana y la
democracia, en términos de una racionalidad compartida por todos los hombres. Como dice
Perelman, en vez de soñar en sociedades utópicas los hombres deben de trabajar por construir
una sociedad razonable, donde la violencia no constituya una alternativa, sino una condena a la
irracionalidad del hombre incivilizado. El hombre civilizado tendrá siempre por recurso la
palabra para resolver sus problemas y eso será signo madurez y racionalidad.
Por estas interesantes reflexiones y por la necesidad de construir una sociedad razonable sobre
un modelo de sentido jurídico, de sentido político, en pocas palabras, de Sentido Común,
entramos con decisión y entusiasmados al estudio del uso racional de la Retórica de acuerdo a
la Teoría de la Argumentación de Chaïm Perelman.
Desde esta perspectiva la intención del presente trabajo es doble. Por un lado, llegar a la
compresión cabal de toda la Teoría de la Argumentación, es decir, llegar a comprender todos los
elementos que se involucran en la propuesta de Perelman.
Por el otro lado, esta investigación tiene la intención de ir recopilando datos y elementos para
llegar a constituir un trabajo más ambicioso, que es hacer una triangulación entre el
pensamiento de Perelman, Thomas Reid y Jürgen Habermas. Esto constituye todo un tema de
tesis, llegar a una consideración de la unidad que debe imperar entre la Retórica, el Sentido
Común, y el Discurso Político.
Como veremos en este trabajo, Perelman dedica parte de su obra a relacionar directamente la
Retórica con el Discurso Jurídico. Aunque el profesor de Bruselas llega a dar interesantes notas
sobre el Discurso Político, no llega a prestarle un interés más profundo. Sin embargo, creemos
que por medio de las reflexiones que hace en torno al Sentido Común a ciertas nociones como
el consenso, es posible llegar en un estudio futuro a unir la Retórica y el Discurso Político. Pero
adelantemos que esa relación deberá contar con el marco de referencia del Discurso Judicial,
ampliamente estudiado por Perelman.

8
Ahora bien, lo apremiante del presente trabajo es presentar las propuestas de Perelman y dejar
la segunda intención como precedente de un trabajo futuro.
Así las cosas, para la realización del corpus del trabajo nos hemos enfocado hacer un estudio
directo de las obras de Perelman, ya que su obra es poco comentada, y los estudios
especializados son reducidos. Sin embargo, hemos encontrado una valiosa ayuda en María de
los Ángeles Manassero, quien hasta el momento es la única comentadora y estudiosa en
castellano de la obra de Perelman. La obra De la Argumentación al Derecho Razonable ha
representado para este trabajo un importante auxilio. Entre otras obras, que citamos a lo largo
del trabajo, encontramos a Aristóteles, Platón, Descartes, Hegel, entre otros, que nos sirven de
gran apoyo para clarificar muchos de los conceptos que maneja Perelman.
Por otro lado, cabe tener en cuenta que Perelman no es un autor sistemático, por lo que
consideramos que la mejor manera de ordenar los temas a tratar antes de introducirnos a la
Teoría de la Argumentación propiamente dicha, es presentar primero el carácter filosófico de
nuestro autor con el objetivo de comprender qué línea de pensamiento marcará su propuesta. Y
a esto corresponde el primer capítulo.
En el segundo capítulo, nos enfocamos a un análisis minucioso de los lineamientos con los que
dota Perelman a la Nueva Retórica. En este sentido, la Teoría de la Argumentación no puede ser
comprendida sin el análisis lógico y jurídico, con el cual se caracteriza la propuesta
perelmaniana.
Finalmente, el tercer capítulo es la presentación de la Teoría de la Argumentación, que será más
accesible para el lector una vez que se encuentre ambientado con toda la forma de pensar de
Perelman. Cabe decir, que la lectura del Tratado de la Argumentación, obra donde Perelman
expone su Teoría, es de difícil comprensión para el lector no iniciado. Por esta razón, juzgamos
necesario dejar hasta al final la exposición de la Teoría, explicando antes la forma de discurrir
de nuestro autor.
Con ello, la manera de ir presentando los capítulos también corresponde a un método que hace
más accesible el manejo de términos y nociones. Aunque en general este trabajo es
predominantemente analítico y expositivo, hemos recurrido al método hermenéutico y
dialéctico.

9
Así las cosas, esperamos que la presentación del actual trabajo sea un importante medio de
reflexión para el lector y, sobre todo, le permita llegar a la compresión de una metodología que
es útil en la vida cotidiana. De una manera u otra, todos los días utilizamos la argumentación
para expresar nuestros pensamientos y para tomar decisiones. Lo importante es cobrar
conciencia de que existen métodos y formas alternas de organizar nuestras ideas para obtener
una manifestación más sensata, más razonable, más humana y sobre todo más sociable de
relacionarnos con nuestros semejantes.

El Carácter Filosófico de Chaïm Perelman y las Presunciones


de la Teoría de la Argumentación

10
Capítulo Primero

“Nunca la verdad sustituye a la política”

La utilidad de las presunciones según Chaïm Perelman conduce al uso de enunciados que no
son en absoluto la derivación de un cálculo, sino son relativos al carácter sensato de toda acción
humana, y es más, son la base de nuestros razonamientos2.
Desde esta perspectiva, las presunciones pueden ser entendidas como parámetros que delimitan
la comprensión de un razonamiento, de acuerdo a ciertas motivaciones y objetivos implícitos en
la enunciación. De tal manera que la sensatez de un razonamiento está íntimamente ligada a la
presunción, la cual le da origen y finalidad.
Ahora bien, la presunción tiene una significación negativa y otra positiva. Negativamente la
presunción califica a un razonamiento como “presuntuoso” cuando carece de fundamento y
objetivo, es decir, cuando está privado de sensatez. En cambio, la presunción en sentido
positivo hace al razonamiento “presumible” de una racionalidad que la justifica y le da sentido.
Dicha racionalidad es producto de una regla de inferencia 3 que implica en el razonamiento a la
presunción de forma coherente y es lo que le da al razonamiento la propiedad de sensato.
Este breve preámbulo sobre la presunción es buen punto de partida para analizar la “Nueva
Retórica”4 de Perelman, puesto que las presunciones cuando son tomadas en su sentido
positivo ofrecen buenos elementos de interpretación y comprensión de una forma de

2
Cfr. Chaïm Perelman y L.Olbrechts-Tyteca Tratado de la Argumentación, La Nueva Retórica, traducción Julia
Sevilla Muñoz, Biblioteca Románica Hispánica, ed, Gredos, Madrid, 1989. pp. 126-127. Cabe destacar que
Perelman determina esa base de razonamiento de acuerdo a las presunciones según su vinculación con lo que
denomina como “normal” y “verosímil”. La noción de “normal” es entendida por el autor en el aspecto de una
medida dependiente siempre de un grupo de referencias. Por otra parte, considera a lo verosímil como un opuesto
inmediato a la verdad absoluta, en este sentido la liga entre verosímil y presunción remarca un carácter no necesario
del enunciado, y la influencia de algún factor determinante para emitirlo.
3
C.Ca, La regla de inferencia que debe cumplir la presunción, no es otra que el modelo del silogismo hipotético.
Donde el antecedente es condicional del consecuente siendo en la conclusión la inferencia indirecta del consecuente
sobre el antecedente. El razonamiento hecho en base a la presunción, la presunción adopta la función
condicionaradora del antecedente, que por medio del consecuente se infiere en la conclusión. (pq; p;q.)
4
Vid, Ibíd., p.17. En el prologo a la edición española del Tratado de la Argumentación, escrito por Jesús González
Bedoya, se toma como termino sinónimo de la Nueva Retórica a la Teoría de la Argumentación. Ello haciendo
énfasis a la consistencia de la Nueva Retórica como estudio de las estructuras argumentativas. A este respecto,
tomaremos esta sinonimia a lo largo del trabajo.

11
razonamiento, dado que en muchos casos son las presunciones las que explican los
razonamientos. En el caso de nuestro autor, el saber cuales son las presunciones de las que parte
para integrar las propuestas de su teoría, es una exigencia capital. Debido a que el profesor
belga hace de la “Teoría de la Argumentación” una forma de apología y reivindicación de la
retórica, corre el alto riesgo de que los detractores de la retórica descalifiquen como
presuntuosa a la propuesta de Perelman.
Por ello, nos es necesario indagar ¿Qué es lo que presume la teoría de la argumentación? ¿Cuál
es el origen que la fundamenta? ¿Cuál es el objetivo que lo justifica?
Respondiendo de manera llana y aproximativa, diremos que la Teoría de la Argumentación, por
un lado, presume de intereses intelectuales y sociales que responden respectivamente a las
cuestiones de origen y finalidad de dicha teoría; y por otro lado, presume de un carácter
filosófico definido por la idea de razón práctica. De tal manera, el objetivo del presente
capítulo consiste en evitar que se vulnere a las propuestas de la Nueva Retórica, sino antes bien
se comprenda al espíritu que la inspira.
En consecuencia, el siguiente desarrollo está encaminando a mostrar cuáles y en qué consisten
esos intereses, abordando primero a los intelectuales, para posteriormente enfocarnos a los
sociales, y finalmente encontrar la consistencia del carácter filosófico de Perelman, que es la
guía de construcción de su teoría.

A) Las Presunciones de Origen en la Teoría de la Argumentación5:

La Teoría de la Argumentación presume de manera originaria la denominada “filosofía


regresiva”6, la cual es producto de la influencia intelectual que Perelman recibe de Eugéne
Dupréel (1879-1967) y Ferdinand Gonseth (1890-1975).
5
Id. Est. , Aunque propiamente no existe una terminología convencional y formalizada de presunciones de origen,
slo deseo utilizar la expresión para enfatizar la noción de que la presunción es una anticipación. Tal como lo
considera Perelman en su obra El Imperio de la Retórica, traducción Adolfo León Gómez Giraldo, ed, Norma,
Santa Fe Bogotá. ;“ Las presunciones se asocian frecuentemente con lo que se produce normalmente y con lo que es
razonable tomar como punto de partida.” p.47
6
Al respecto, María de los Ángeles Manassero (especialista en habla castellana de las obras de Perelman) dice
textualmente que “La Teoría de la Argumentación supone una determinada base filosófica que la justifica y que le
da sentido. Esta es la referida filosofía regresiva”. Esta cita es extraída De la argumentación al Derecho Razonable
(Un estudio sobre Chaïm Perelman), María de los Ángeles Manassero, EUNSA, Pamplona, 2001, pp. 94

12
El primero forma decididamente el desarrollo de la filosofía de Perelman en cuanto el interés
por rehabilitar el papel de la opinión como un condicionante de la actividad social
intresubjetiva. Y el segundo, bajo el interés crítico del modelo de razonamiento cartesiano
marca el alejamiento definitivo del positivismo lógico y su propuesta epistemológica7.
En consecuencia, los intereses de Perelman se corresponden con sus influencias. Si Perelman
está interesado en el valor de la opinión en el campo del conocimiento, sólo es abordable
mediante las aportaciones de Dupréel. Mientras tanto, si el profesor belga se interesa por la
crítica a Descartes, es comprensible sobre la base del alejamiento del formalismo positivista
impulsado por Gonseth. “Con ello, se introduce ya en el autor en la senda de la Retórica como
la solución posible al problema de la racionalidad práctica, aunque por el momento esa opción
se encuentra solo esbozada”8.
El problema de la racionalidad práctica, no es para Perelman un problema que pueda ser
abordado por los métodos formales de la filosofía tradicional, sino mediante una filosofía
abierta que precise de una metodología argumentativa dirigida a justificar una pluralidad de
respuestas. De tal manera, los elementos que toma Perelman de Dupréel y Gonseth serán los
que posibiliten dar una solución al problema de la racionalidad práctica por vía de la filosofía
regresiva, y a su vez son esos mismos elementos los que anticipan el surgimiento de la Nueva
Retórica.
Por tanto, abordar esos elementos, la manera en la que se integran en el pensamiento
perelmaniano, es el objetivo de las siguientes líneas.

A.1) La Rehabilitación de la Opinión a partir de los Postulados de Dupréel:

El objetivo del presente apartado es simplemente señalar la influencia que recibe Perelman por
parte de Dupréel, con lo cual, sólo será concerniente a nuestro estudio la actitud que asume
Perelman por parte de su maestro de la Escuela de Bruselas y la manera en que la complementa
en vista a la Teoría de la Argumentación. Por tanto, no es nuestro objetivo dar una exposición

7
Cfr, Ibíd., pp. 36, 76,
8
Ibíd. p.91

13
exhaustiva del pensamiento de Dupréel, sino tan sólo en la medida en que ese pensamiento
manifieste su influencia sobre el interés de Perelman por rehabilitar el valor de la opinión en
vista a la conformación de la Teoría de la Argumentación.
Ahora bien, la herencia que recibe Perelman por parte de Dupréel consiste en la visión
sociológica del conocimiento9. Esta visión es producto de las críticas que dirige Dupréel a la
idea de necesidad y la idea de un orden universal único; como también es la consecuencia de la
afirmación de la íntersubjetividad y del convencionalismo, que defiende el maestro de
Perelman, como solución a los problemas planteados por la metafísica clásica.
Precisamente, Perelman está absolutamente de acuerdo con la crítica que dirige Dupréel hacia
la metafísica. Tal critica se encuentra fundamentada en la idea de necesidad es incapaz de dar
solución a los problemas de orden sociológico, éticos e incluso gnoseológicos del hombre, ya
que ella pretende el acuerdo universal integral, el paralelismo perfecto de mentes y conductas,
unidad y homogeneidad de la sociedad10; pretensión derivada del sometimiento dogmático de la
verdad necesaria. Entonces la intención de Dupréel es que “el lugar de la metafísica sea
ocupado por una visión sociológica de la realidad” 11. Esto es debido a dos razones: Primero, se
considera que el conocimiento es el “resultado de una actividad social“12 y no una consecuencia
de la verdad de orden metafísico. Antes bien, es “la íntersubjetividad, por la vía de la
convención, que define lo que se puede conocer objetivamente” 13. Segundo, la metafísica
implica un orden único universal y con ella va implícita la idea de una naturaleza humana
prescripta de modelos de conducta.14 Esa idea de conducta prescriptita es sólo otra
manifestación del dogma que impone la verdad necesaria, la cual debe ser sustituida por la
convención que asegura al llamado “pluralismo ordinal”.15
Por tanto, entendemos que el centro de la crítica que dirige Dupréel hacia la metafísica se

9
Cfr, Ibíd., p. 76.
10
Cfr, Ibíd., p.65. Aquí la doctora Manassero cita la obra de Dupréel De la Necessité pp.41-42, refiriendo que “en la
verdad necesaria lo que seduce no es el lado del conocimiento, sino el lado de la necesidad, es decir, un elemento de
apremio irresistible, por medio del cual se cumplirá el ordenamiento perfecto de conductas y voluntades”
11
Cfr, Ibíd., p. 62
12
Ibíd., p.76
13
Id.
14
Cfr, Id.
15
El pluralismo ordinal de Dupréel es el carácter dinámico de la realidad sustentada en una diversidad de órdenes. El
orden sólo puede ser encontrado sobre la base de un convencionalismo sistemático.

14
encuentra en la idea de necesidad relacionada a la verdad y la conducta humana.
Para el maestro de Perelman en realidad la idea de necesidad es sólo una apreciación subjetiva
de carácter intuitivo. Y dice: “la verdad necesaria es la que nos parece necesaria” 16. Si la
necesidad es una apreciación, elimina a la verdad de su valor objetivo.
La metafísica que defiende la idea de necesidad no sería más que un grupo de intuiciones, y
apreciaciones donde la verdad es sólo una idea y no un hecho. Entonces, la metafísica se
convierte en puro psicologismo a partir del cual es imposible construir una teoría del
conocimiento y una teoría de los valores adecuada a la realidad.
Así, el objetivo de Dupréel es abordar una teoría del conocimiento con un espíritu sociológico.
A partir de este espíritu se hace apremiante considerar al conocimiento como el producto de una
pluralidad de espíritus, organizados de forma sistemática según ciertas operaciones sociales. Es
por ello, que Dupréel define al conocer como una actividad compleja que combina acuerdos y
convenciones, conforme al comportamiento natural de las cosas.17
La verdad del conocimiento es ahora asegurado, no por la necesidad sino por los acuerdos y las
convenciones. Pero para Dupréel el conocimiento verdadero no es sólo producto de las
operaciones sociales, sino también es condición de la unidad de la sociedad. “Si la utilidad
social, por excelencia del conocimiento en general consiste en operar la reunión de los espíritus
y ser un nudo de asociación, sólo en el conocimiento verdadero existe esta capacidad de reunir
a todos los espíritus o de mantenerlos indefinidamente acordados, porque su unidad no permite
a los espíritus dispersarse según la diversidad de intereses y según la inevitable multiplicidad de
pareceres”18.
Sin embargo, Dupréel observa que el problema de la idea de necesidad no sólo se refleja en el
campo del conocimiento, sino también en la moral. Respecto al conocimiento, la idea de
necesidad no plantea mayor problema, cuando se considera la conveniencia del acuerdo ínter-
subjetivo que favorece la asociación y la unidad de espíritus en la sociedad.
Esa problemática es disuelta, porque el acuerdo sobre la base de la convención se encuentra en
un nivel racional. No en cambio, la moral que se dirige a un nivel no racional donde interfiere
16
Eugene Dupréel, De la Necessité; L´homme et la Rhétorique, Meridiens Klincksieck, Paris, 1990, p. 23.
17
Cfr, Eugene Dupréel, Convention et Raison Revue de Métaphysique et Morale, Paris, 1925, pp.294.
18
Sicut, Eugene Dupréel, Les Deux Racines de la Valeur du Vrai, Revue de L´Université de Bruxelles, 1934, pp. 183

15
la voluntad de los individuos. La pretensión de la idea de necesidad en este nivel, considera
Dupréel, es la de prescribir modelos de conducta19. De tal manera, la voluntad es sometida en
funciónde las reglas morales que prescriben de manera necesaria los elementos del acto moral.
Esta arbitrariedad hace peligrar el pluralismo de la sociedad, ya que impide los juicios de valor.
En consecuencia vemos opuestos las reglas morales y los juicios de valor.
El principal problema de la obediencia de las reglas morales reside en la imposibilidad de una
elección racional. La idea de necesidad es en el nivel moral, irracionalidad de acción.
En consecuencia, es capital eliminar la idea de necesidad del campo de la moral, para ello el
“Chef de File”20 esboza al final de su vida, una pragmatología que será el marco conceptual
donde se aborda la axiología desde el ya citado espíritu social.
Dupréel considera que las nociones con las que trabaja la moral, son en realidad nociones
confusas, las cuales no obedecen a una definición única y necesaria que conforme de tal manera
a la regla moral. Antes bien, debido a que son nociones confusas se requiere una continua
reflexión sobre su valor21. Nociones como la libertad, la justicia, entre otras, no se someten en
las acciones a una reglamentación otorgada por paradigmas, sino por juicios de valor. Son estos
juicios los que ratifican la racionalidad de las decisiones.
La característica de esta racionalidad es el pluralismo. El objetivo de la pragmatología es
definir este tipo de racionalidad diferenciada de la consideración tradicional de la razón. Sin
embargo, sobrevenida la muerte de Dupréel sólo dejó un bosquejo de una nueva forma de
abordar la racionalidad, la cual como veremos más adelante Perelman rescatara para integrarla
en la Teoría de la Argumentación22. Por el momento, es preferible abordar la manera en que las
enseñanzas de Dupréel son adoptadas directamente en el pensamiento de Perelman.
A este propósito, es importante señalar que las enseñanzas de Dupréel son la base filosófica
para que Perelman este facultado para emprender su interés por rehabilitar el valor de la
opinión.
En principio, Perelman está interesado en la opinión, simplemente porque “la retórica trabaja

19
Supra, p. 4
20
Apelativo que se refiere a Dupréel tanto como fundador, como máxima autoridad de la Escuela de Bruselas.
21
Cfr, Ibíd., p. 185
22
Infra, p.22

16
con opiniones”23. Pero en un sentido más profundo el interés de Perelman por la opinión se
define por ser la base de la argumentación y base de la acción.
En relación de la opinión como base de la argumentación, Perelman adapta la crítica a la idea
de verdad necesaria de Dupréel como el punto de partida para de la teoría de argumentación.
No siendo las verdades necesarias las que conforman la argumentación sino la existencia de
opiniones. Y así lo considera Perelman: “En lugar de fundamentar nuestras teorías filosóficas
en verdades definitivas e indiscutibles, tomaremos como punto de partida el hecho que los
hombres y los grupos humanos se adhieren a toda clase de opiniones con una intensidad
variable...”24.
También es la crítica de Dupréel a la idea de necesidad, el punto de unión entre la
argumentación y la opinión. La necesidad y la evidencia imposibilitan la existencia de la
opinión, de la posibilidad de argumentar a favor o en contra de una postura; en otras palabras
elimina la posibilidad de deliberación. Dice Perelman: “La naturaleza misma de la deliberación
y de la argumentación se oponen a la necesidad y a la evidencia, pues no se delibera en los
casos en los que la solución es necesaria ni se argumenta contra la evidencia. El campo de la
argumentación es el de lo verosímil, lo plausible, en la medida en que este último escapa a la
certeza del cálculo”25. En consecuencia, el campo de la argumentación es el de la opinión.
Por otro lado, la opinión respecto a la acción, Perelman adopta de su maestro la consideración
de la íntersubjetividad y la fuerza de la convención. “En los casos en los que una opinión ejerce
una influencia sobre la acción, ya no es suficiente con la objetividad, a menos que entendamos
por tal el punto de vista de un grupo más amplio que engloba, a la vez, a los adversarios y al
neutral. Este último está capacitado para opinar, no como neutral, al que cada uno le puede
reprochar su neutralidad en nombre de principios comunes de justicia o de derecho, sino porque
es imparcial; ser imparcial no es ser objetivo, es sí formar parte del mismo grupo que aquellos a
los que se juzga, sin haber tomado partido de antemano por ninguno de ellos”26.

23
Chaïm Perelman, De la Justicia, traducción Ricardo Guerra, Centro de Estudios Filosóficos, UNAM, México,
1964, p. IV
24
Chaïm Perelman y L. Olbrechts-Tyteca, Tratado de la Argumentación, traducción, Julia Sevilla Muñoz, Ed,
Gredos, Madrid, 1989, pp., 768-769.
25
Ibíd. p, 30
26
Ibíd. p.133.

17
La influencia de la opinión sobre la acción es sólo posible por la existencia de la
íntersubjetividad y la convención. De manera, que la acción es un producto donde actúa un
criterio de acción compartido por los seres humanos de una sociedad. Este criterio, no es otro
que el Sentido Común27, el cual guía las opiniones en vista a la acción. Como considera
Perelman “El Sentido Común opone regularmente los hechos a las teorías, las verdades a las
opiniones, lo que es objetivo a lo que no lo es, señalando qué opiniones se han de preferir antes
que otras, ya se fundamente o no en criterios aceptados por lo general”28.
Entonces la fuerza de la convención está en el Sentido Común, que tutela la acción sobre la
base de las opiniones. Es por ello, que la objetividad no es suficiente para la acción, se requiere
un criterio no definido por la imparcialidad, ni la neutralidad, sino al contrario definido por la
comunidad. En pocas palabras se requiere de la opinión entendida como éndoxa29.
La éndoxa es el producto de la íntersubjetividad y la convención con la finalidad de conformar
un criterio de acción. Mediante la éndoxa las acciones humanas se califican según su
aceptación o rechazo social. Precisamente, en esto consisten los juicios de moral para
Dupréel;30 mientras para el pensamiento de Perelman la éndoxa forma parte de la
argumentación, como un punto de partida previo a la deliberación en vista a la toma de
decisión31.
De lo dicho anteriormente, es posible llegar al siguiente punto. La diferencia entre opinión y
verdad no radica en una cuestión de gradación del saber. Sino, desde la perspectiva de las
operaciones mentales, la opinión conforma valoración, mientras la verdad es enunciar.
Esto quiere decir, que valorar es un discernimiento de varias posibilidades de las cuales se elige
una en vista a una decisión. El enunciar es simplemente pronunciar algo que ya es, y que está
determinado. De tal forma, es la opinión y no la verdad, la que favorece la capacidad de

27
Véase, Ibíd. p. 169. Perelman define al Sentido Común como “la serie de creencias admitidas en el seno de una
sociedad determinada cuyos miembros suponen que cualquier ser razonable las comparte”.
28
Ibíd. p. 769.
29
Término proveniente del verbo griego . Como verbo se traduce al castellano como conforme a la
opinión común. En cuanto a su forma sustantiva  significa opinión admitida, u otra manera de ser entendida
es como asumpción. Aristóteles utiliza el termino éndoxa para decir que ésta constituye las premisas de nuestros
razonamientos. Analítica Primera, l.1, Cap. 1
30
Vid, De la Argumentación al Derecho Razonable... pp., 74-75
31
Chaïm Perelman, Introduccion Historique a la Philosophie Morale, Ed, Université de Bruxelles,1980, pp., 48

18
argumentación. La argumentación es en principio una capacidad dinámica en un doble sentido.
Primero, porque se dirige a aquellas realidades que no muestran un carácter necesario; y
segundo, porque la argumentación está constantemente abierta a una revaloralización de lo que
se postula. De esta capacidad dinámica es imposible considerar a la argumentación con base en
la verdad, pues entonces estaremos hablando de lo que llamamos demostración. La
demostración si requiere el carácter formal de la verdad, en ella no cabe la opinión, porque ésta
no es necesaria. Pero en cuanto a la argumentación, la opinión es oportuna por su calidad
valorativa. Entonces, vemos opuestas la demostración y la argumentación, y cada una es
muestra de una inclinación filosófica.
La demostración es reflejo de una filosofía racionalista que requiere de la verdad necesaria para
afincar su estructura. Esta es la filosofía de los enunciados, de las razones de verdad, de
univocidad. En cambio, la argumentación manifiesta una filosofía de opiniones contrastadas, de
convenciones, de pluralidad, es decir, una filosofía abierta.
Dupréel pone a Perelman en esta segunda opción filosófica, gracias a la visión sociológica del
conocimiento y la acción. Rehabilitar el papel de la opinión en el campo del conocimiento y de
la acción, no hubiese sido posible, sin los supuestos sociológicos de la filosofía de Dupréel. La
rehabilitación de la opinión ha sido sobre la base de la confrontación de verdad y opinión,
demostración y argumentación, necesidad y posibilidad, y ante todo la oportunidad del Sentido
Común como un criterio íntersubjetivo que asegura la convención. Dando por resultado
considerar a la opinión como una experiencia racional perfectible.
Podemos concluir entonces el presente apartado, introduciendo al siguiente citando las palabras
de la doctora Manassero: “Se puede colegir, por tanto, que la influencia de Dupréel sobre
Perelman es importante. La filosofía del iniciador de la escuela de Bruselas se encuentra en la
base de la de su discípulo. Perelman no necesitó construir un sistema filosófico desde sus
cimientos. En este aspecto, se puede afirmar que incorporó a su bagaje intelectual las
enseñanzas de Dupréel sin pasarlas por el tamiz de la crítica. Estas enseñanzas constituyeron el
terreno propicio, apto para cultivar el nuevo modelo de racionalidad que descubrió en la Teoría
de la Argumentación. Pero antes de ello agregó a su acervo filosófico las sugerentes

19
afirmaciones epistemológicas de Ferdinand Gonseth”32.

A.2) La Neodialéctica de Gonseth y la Crítica al Modelo de Racionalidad Cartesiana de


Perelman:

La Teoría de la Argumentación supone la crítica al modelo de racionalidad cartesiana. Esta


critica tiene su base en la alternativa metafísica derivada de la Neodialéctica de Ferdinand
Gonseth33. La consistencia de esta alternativa es expresada en el Prefacio al Tratado de la
Argumentación de Perelman, bajo las siguientes líneas: “La escuela neodialéctica ha pretendido
sintetizar, superándolos, el racionalismo e irracionalismo tradicionales. Esta síntesis dialéctica
superadora ha de ser siempre una “tarea abierta“, “una experiencia perfeccionable“. Una
ciencia que se someta a una “experiencia siempre dispuesta a rectificarse a sí misma” que no
necesita partir de (primeros principios) evidentes, ya sean fruto de una intuición (metafísica
tradicional) o de una hipótesis (axiomática contemporánea). “La ciencia dialéctica no es una
ciencia acabada sino una ciencia viva. (...) Por eso puede ser, según Gonseth, al mismo tiempo
abierta y sistemática”...34
Estas líneas sintetizan y exponen de manera general lo que Gonseth entiende por neodialéctica,
ya para él mismo considera que otorgar una definición de la neodialéctica contraviene a su
misma esencia.35 Así, por estas líneas es valido aproximarnos a la noción de neodialéctica bajo
32
Ibíd., pp., 76-77.
33
Ferdinand Gonseth es el representante más emblemático del Círculo de Zúrich. En este círculo se reunían aquellos
intelectuales preocupados por el avance del conocimiento científico y matemático. La nota característica de las
reuniones del circulo era la critica de los modelos axiológicos y formales de la ciencia, que de acuerdo con ellos
limitan la investigación científica. La solución que adoptan es la propuesta de Gonseth de la neodialéctica. Una
postura guiada bajo ciertos principios que permiten un continuo examen y reformulación de los supuestos científicos
con el objetivo de encontrar la mejor fundamentación del progreso científico. Perelman participa en el segundo y
tercer encuentro del circulo celebrados en 1948 y 1952, con las ponencias Logique et Dialectique, y Métaphysique
et Dialectique.
34
Op, cit , Tratado de la Argumentación, pp.22
35
Apud De la Argumentación al Derecho Razonable pp. 81. María de los Ángeles Manassero dice que Gonseth
prefiere describir, y caracterizar algunos aspectos de lo que él quiere significar por Neodialéctica. Esto manifiesta la
actitud de reticencia a toda definición acabada. Y cita “La idea de definición clara y completa pertenece al arsenal
del pensamiento eidético”. (Ferdinand Gonseth, Peut- on parler de Science Dialectique, Dialectica, 1947, p. 300)Por
tal motivo, dar una definición de la neodialéctica sería un contrasentido a sus pretensiones metodológicas, es decir, a
la vitalidad y apertura, afincadas al provisionalismo y revisión de los conocimientos. Caracterizar y no definir es lo
que permite a la misma neodialéctica estar en continuo diálogo con las nuevas realidades que le exige reflexionar
sobre sí mimas, y revisar constantemente sus presupuestos.

20
una doble caracterización. De tal modo, que la neodialéctica se caracteriza por ser primero, un
producto de la confrontación de dos posiciones gnoseológicas, en segundo término, fruto de la
confrontación constituye una metodología.
Expliquemos con más detalle lo anterior.
La neodialéctica como producto no escapa de tener una formulación a la manera hegeliana de
entender la dialéctica. Es decir, que la neodialéctica es la síntesis producida de la confrontación
de tesis y antítesis. Donde la tesis es el idealismo, a lo que se le antepone la antítesis que es el
realismo. El idealismo enfatiza el papel de las ideas en el conocimiento, mientras que el
realismo da prioridad a las experiencias. Estas posturas radicales han de conformar para
Gonseth una postura equilibrada del conocimiento, por la cual, se genere una racionalidad no
afincada en las ideas36, que no conlleve un mero empirismo abandonado a la irracionalidad de
los sentidos; a fin de cuentas, se intenta encontrar una racionalidad concebida como proceso,
donde los juicios sustituyen a la idea, mientras las experiencias constituyen no el criterio
último, sino que marcan una dirección hacia la realidad. La neodialéctica es en consecuencia
provisionalidad, revisión, primordialmente una apertura intelectual, que pone a discusión a la
razón y a la realidad, confronta al intelecto humano a sus experiencias. De aquí que Gonseth
entienda a la neodialéctica como una “posición sumariamente justa”37.
La neodialéctica entendida como una metodología científica tiene como punto de partida la ya
mencionada posición sumariamente justa. De esta posición la neodialéctica como metodología
se identifica con un saber en continuo desarrollo dado su carácter de provisionalidad. En tanto
su rasgo de apertura, el método neodialéctico elimina de la investigación cualquier elemento
aprioristico y absolutista otorgando libertad a la labor científica. De tal manera, que el
revisionismo del método permite prescindir de todo parámetro exterior al terreno científico, ya
que la neodialéctica intrínsecamente exige regresar sobre los resultados para corroborar su

36
Apud, id, Gonseth entiende al racionalismo como la expresión de los modelos de razón expresados por lo que
llama ciencias eidéticas, siendo la geometría la ciencia paradigmática.”Este conocimiento (el geométrico) es
caracterizado por tener nociones acabadas, validez definitiva de sus juicios e incuestionabilidad de la legitimidad de
su método“. (Cita de María de los Ángeles a la obra de Ferdinand Gonseth, L´idée de Dialectique aux Entretiens de
Zurich, Dialéctica, 1947, p 31.Así, Gonseth no acepta del racionalismo, en el sentido estatico de la razón, por la
supuesta perfección de los enunciados, los cuales no reconocen más realidad que el plano ideal.
37
Cfr. Ibíd., pp.80

21
idoneidad38.
Los parámetros intrínsecos, por los cuales trabaja la neodialéctica, están asegurados por la
formulación de los cuatro principios de Gonseth, los cuales son:

1. -
Principio de Revisión: “Toda afirmación, todo principio debe permanecer abierto a nuevos
argumentos, que podrán anularlo, debilitarlo o reforzarlo” 39. Este es el principio rector de la
metodología de la neodialéctica, y asimismo es este principio, lo que le da el carácter de ser
una metodología “abierta”. Sin embargo, la apertura metodológica no esta indefinida. El
peligro de la indefinición es la inmediata negación del principio de no-contradicción, lo cual
pondría en riesgo el avance científico; El principio de revisión no pretende poner en duda al
principio de no-contradicción, antes bien, la apertura de la revisión ha de delimitarse con
relación al principio de no-contradicción. Esta delimitación considera cuatro aspectos 40:
Primero, el principio de no-contradicción se resguarda de toda revisión, pero ello no legitima
que sea absolutamente irreformable. Segundo, no es posible rechazar la eventualidad de una
revisión. Tercero, no se rechaza absolutamente la eventualidad de una irreformabilidad.
Cuarto, se estima probable o inevitable que el principio de no-contradicción sea un día
revisado, pero sin que pierda su inalienabilidad. La delimitación del principio de revisión
frente al de no-contradicción, muestra que los presupuestos científicos establecidos, no son
enjuiciados por mera contrariedad, sino que han de permanecer abiertos a la revisión
conservando de ellos, lo adquirido, y complementándose con los nuevos aportes. Por tanto, la

38
Es también conocida a la neodialéctica como idoneísmo; esta postura procura alcanzar resultados idóneos en la
actividad científica. De tal manera que lo idóneo será la prontitud de la respuesta no descrita de forma esencial como
un predicado apriorístico, sino enunciada como una aproximación a posteriori. La idoneidad es pues, solo un
momento del progreso científico; siendo determinado lo idóneo por los datos empíricos, el enunciado permanece en
constante estado de reformulación, ya que puede ser mutado a razón de los cambios de circunstancias. Esto no
significa dejar al conocimiento al mero accidentalismo, al prescindir de los rasgos esenciales del fenómeno, sino
solo se pretenden evitar la arbitrariedad y conformar un método revisionista que sintetice lo ya adquirido, con lo
aportado de nuevo, haciendo ver que los enunciados científicos son sólo muestras de un estado provisional y no de
carácter absoluto.

39
Op cit, Tratado de la Argumentación, p. 23
40
Cfr, Op cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...pp.83. Apud, Ferdinand Gonseth, “Reponse au R.P“.
Isaye, Dialectica, VI, n.1, 1952, pp. 55-56

22
revisión puede reformular los predicados científicos, en cuanto enunciados, pero se limita a
revisar la jerarquía una vez reformulados, es decir, que se puede reformular los contenidos,
pero una vez hecho esto, no es posible hacer un cambio de valor. La revisión se resguarda
entonces de la inalienabilidad de los juicios científicos establecidos, entendiéndose por esto,
que la revisión no puede degradar, ni ensalzar la primacía de ciertos criterios científicos sobre
otros.
2. -
Principio de Integridad: “Todo nuestro saber es interdependiente“.41 Ello quiere decir dos
cosas. Por un lado, que el saber en general tiene un carácter sumario, donde cada ciencia
específica entra en diálogo con otras ciencias, es decir, que las ciencias no son saberes
aislados, sino al contrario las ciencias se intercomunican, tomando prestados unas de otras,
nociones, definiciones, métodos e incluso sus mismos objetos de estudio 42. Por otro lado, el
principio de integridad se refiere a que “todos los elementos que integran la ciencia deben
componer un conjunto armonioso”43. Es decir, que la unidad científica ha de eliminar las
posibles contradicciones entre sus elementos, es decir, que al interior de cada ciencia, sus
objetos, métodos, definiciones, han de estar en proporción.
3. -
Principio de dualismo: Este principio dice que “es ficticia toda dicotomía entre método
racional y método empírico, ambos deben complementarse“44. El núcleo de la metodología
dialéctica se encuentra en el mencionado principio, del cual se ha de asegurar la relación y la
complementariedad de lo abstracto y lo concreto en un conjunto armónico 45. Sin embargo, se
resguarda una doble intención del principio de dualismo, que es la posibilidad de
“dialectizar”46 el conocimiento en general haciendo parte del diálogo a la misma metafísica y
a la ciencia. Consecuentemente, la metafísica y la ciencia entran a una dinámica de revisión
mutua, con lo cual se refuerza la idoneidad dentro de un marco de legitimación haciendo
41
Ibíd., ap., 37, p.22
42
Cfr, Manifiesto de patatal......
43
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable, p.84. Apud, Cfr, Ferdinand Gonseth, “A propos des exposés
de M.M. Ph. Devaux et E.W“, Dialectica, 1948, p. 300.
44
Ibíd., ap. 38, p.22.
45
Ibíd., ap. 38, p. 84.
46
Ibíd., ap. 38, p. 85, Apud, Cfr, Ferdinand Gonseth, “Conclusion”, Dialectica, 148, p.299.

23
coincidir los meros datos aportados por la experiencia con las enunciaciones racionales. Sin
embargo, la única condición para que se de la coincidencia es que conserven tanto los datos
empíricos como los enunciado racionales, un estatuto de provisionalidad cumpliendo con el
principio de revisión.
4.
Principio de Tecnicidad: Bajo este principio se exige al sujeto la preparación científica
adecuada al campo que se investiga.47 Es decir, que sólo son autorizados como autoridades
sobre la materia, quienes por su formación intelectual se dirigen específicamente al campo en
el cual son legos. De tal manera, que un químico estaría incapacitado para emitir cualquier
juicio respecto a la biología o la física. Esto en inicio, mostraría una incoherencia en la
metodología neodialéctica al entrar en contradicción el principio de tecnicidad, con los
principios de revisión y de integridad, ya que la tecnicidad cierra los campos de investigación
científica a los especialistas, impidiendo el diálogo íntersubjetivo entre las diferentes ciencias.
Pero en realidad lo que busca establecer este principio es un candado que delimite los ámbitos
de competencia de los científicos. Ello no significa que el químico esté incapacitado para
investigar algún fenómeno del ámbito biológico. Sin embrago, por el principio de tecnicidad
se le exigirá especialización. Por ejemplo, si el químico desea analizar los procesos químicos
que dan origen a la vida, deberá cubrir con una información sobre biología previo a su
investigación. Con ello, el principio de tecnicidad muestra ser parte de un protocolo científico,
que permite el diálogo y apertura de las ciencias con un cierto rigor dado por la
especialización y así mismo se asegura las intersecciones entre las ciencias que cumplan con
sus definiciones. Evitando el error de los juicios científicos, producidos por meras
aproximaciones sin sustento técnico48.
Ahora bien, si Perelman heredó de Dupréel la visión sociológica de la realidad, de Gonseth
47
Cfr, Ibíd., p. 84.
48
De acuerdo con María de los Ángeles Manassero, Perelman adopta y reformula los cuatro principios de Gonseth
en vista a la formulación de la llamada filosofía regresiva, que en su momento será tratada en este trabajo. Lo que en
su momento cabe destacar respecto del principio de tecnicidad es el cambio radical que hace Perelman. Mientras los
otros principios (el de revisión, dualidad, integridad) conservan el mismo nombre en la filosofía regresiva de
Perelman, no es el caso del principio de tecnicidad, el cual sustituye su denominación por el principio de
responsabilidad, que hace énfasis al sentido ético del investigador. Así Perelman considera más apremiante el
sustento ético que el técnico en el desarrollo de la investigación científica. (Para leer la reformulación de este cuarto
principio, vid, infra p.24 )

24
hereda el pensar dialécticamente el conocimiento. Ese pensar dialécticamente evita toda verdad
necesaria, apriorismo de toda índole, en sí todo rasgo de absolutismo producto del
racionalismo. Perelman al adoptar esta postura, encuentra el fundamento para su alejamiento
final y su crítica al modelo cartesiano de la razón. Para el profesor de Bruselas ese alejamiento
significa un rechazo, tal como lo expresa en su insigne obra del Tratado de la Argumentación:
“Rechazamos oposiciones filosóficas, tajantes irreductibles, que nos presentan absolutismos de
cualquier índole: el dualismo de la razón y la imaginación, de la ciencia y la opinión, de la
evidencia irrefragable y la voluntad engañosa, de la objetividad universalmente admitida y la
subjetividad incomunicable, de la realidad que se impone a todos y los valores puramente
individuales”49. Pero como agrega Perelman: “Este rechazo no implica - es obvio- que, en
nuestras opiniones, descartemos el efecto de la experiencia o del razonamiento, sino que no
hagamos nuestra la desorbitada pretensión de elevar a datos definitivamente claros,
inquebrantables, ciertos elementos del conocimiento, idénticos en todos los espíritus
normalmente constituidos, independientes de las contingencias sociales e históricas,
fundamento de las verdades necesarias y eternas.” 50 Esto lleva a Perelman a decir que: “Nuestra
postura será muy diferente. En lugar de fundamentar nuestras teorías filosóficas en verdades
definitivas e indiscutibles, tomaremos como punto de partida que los hombres y los grupos
humanos se adhieren a toda clase de opiniones con una intensidad variable, que sólo se puede
conocer al ponerla a prueba. Las creencias que se analizan no siempre son evidentes y pocas
veces su objeto consiste en ideas claras y distintas”51.
Lo destacable de estas tres afirmaciones de Perelman, es que se muestra una clara afrenta a la
52
filosofía tradicional constituida sobre la base de las nociones metafísicas cartesianas. Sin
49
Op, cit, sicut, Tratado de la Argumentación, p.767
50
Ibíd., sicut, p. 768.
51
Ibíd., sicut, pp. 768, 769.
52
Perelman considera una diferencia entre filosofía clásica y filosofía tradicional. La primera surge en la antigüedad
desde los presocráticos, fundamentándose en la filosofía primera de Aristóteles hasta llegar a la escolástica. La
filosofía tradicional, en cambio, surge de las nuevas formulaciones metafísicas de Descartes viéndose enriquecida
por las aportaciones de Kant. Entonces, a lo que se refiere Perelman por filosofía tradicional, es lo que podríamos
llamar como filosofía tradicional moderna. Vid, “Philosophie Premières et Philosophie règressive”, Dialectica,
1949, pp. 175-191. Sin embargo, cabe anotar que Perelman ve reunidas a la filosofía clásica como a la tradicional
moderna en lo que llama “filosofías primeras”. “Perelman reúne bajo el nombre de las filosofías primeras toda clase
de concepciones metafísicas, a pesar de su diferencias y a menudo sus contradicciones, desde Platón y Aristóteles,
pasado por Descartes, Spinoza, Kant, Fichte y Hegel hasta Bergson y Heidegger”..., “Y es que él llama filosofía

25
embargo, cabe mencionar que la crítica no se dirige a la metafísica considerada en sí misma,
sino sólo a la metafísica derivada del pensamiento de Descartes. La intención de Perelman es
53
adoptar una postura metafísica alternativa a la tradicional, la cual es expuesta por la filosofía
regresiva. Pero para efectos de nuestro presente discurso, la filosofía regresiva será analizada
con mayor detalle al final de este capítulo. Lo relevante en este momento, es ceñirnos a la
crítica que lanza Perelman a Descartes, crítica que permite la génesis de la citada filosofía
regresiva. Y critica inspirada en la neodialéctica de Gonseth. Crítica que finalmente posibilita
esbozar una Teoría de la Argumentación.
Ahora bien, dicho de manera general y en un primer término, el modelo de razonamiento
cartesiano imposibilita la aplicación de los principios de revisión y dualidad de la neodialéctica.
En segundo término, impide el desarrollo racional de la argumentación (consecuencia de la
falta de aplicación de los principios neodialécticos). Por ello, Perelman reprocha al
cartesianismo considerar a la evidencia como el único signo de la razón y que de esta
univocidad se derive la legitimación de las pruebas apodícticas como únicas expresiones
racionales. Igualmente, Perelman reprueba la consideración de Descartes respecto a que el
desacuerdo es signo de error, como también que lo verosímil y lo opinable al no tener un
carácter necesario sean eliminados del campo del conocimiento y calificados como expresiones
de irracionalidad.
Específicamente, Perelman denuncia que “Fue Descartes quién, haciendo de la evidencia el
signo de la razón, sólo quiso considerar racionales las demostraciones que, partiendo de ideas
claras y distintas, propagaban, con ayuda de pruebas apodícticas, la evidencia de los axiomas a
los teoremas. El razonamiento more geométrico era el modelo de ciencia racional que no puede
contentarse con opiniones más o menos verosímiles, sino que elabora un sistema de

primera -por cierto relacionándola con el concepto aristotélico de la problemática llamada más tarde metafísica- a
todas las teorías y todos los conceptos que definen los primeros principios básicos de la existencia, conocimiento o
acción, es decir, todas las ontologías, epistemologías o axiologías que tratan de demostrar que los principios
expuestos por ellas son principios absolutamente primeros en el sentido de su importancia, que constituyen la
condición principal de toda la problemática filosófica, y a menudo los criterios definitivos de verdad y de otros
valores”. M. Dobrosielski, “Lógica y Retórica”, Los Ámbitos del Contrato Jurídico, ed, Colofón, México, 1995, p.
46
53
Id est. “Si debiésemos adoptar una postura metafísica, nos inclinaríamos más bien por admitir la existencia de un
nexo indisoluble entre la teoría y la experiencia, tal como lo expresa el principio de dualidad de Gonseth.” Tratado
de la Argumentación, p.199

26
proposiciones necesarias que se impone a todos los seres racionales y sobre las cuales es
inevitable estar de acuerdo. De lo anterior se deduce que el desacuerdo es signo de error”54.
De inicio, lo dicho anteriormente es en criterio de Perelman una “limitación indebida y
perfectamente injustificada del campo en el que interviene nuestra facultad de razonar y
demostrar”55, esto porque la tradición cartesiana impone un límite a la idea de razón 56
, es
decir, el pensamiento de tipo cartesiano aspira a construir un sistema riguroso que pueda
alcanzar la dignidad de un conjunto articulado de verdades unívocas y apodícticas57. Pero este
sistema es posee un carácter cerrado dada la “regla de la evidencia “de Descartes 58. Esta regla
presenta el problema de la limitación de la evidencia sobre la razón. De tal manera, que lo
racional sólo puede ser sustentado por un discurso apodíctico, es decir, sólo por la
demostración necesaria en base a la evidencia. La evidencia deja fuera del campo racional a
todo intento de argumentación, ya que no argumentamos sobre lo que es evidente, pero si
argumentamos sobre lo que no es evidente. Es así, que la evidencia cierra a la razón al
considerar solamente verdadero a las formas deducidas a partir de la evidencia, y por ser
derivadas de la evidencia todas esas formas son necesarias y unívocas, no admitiendo ningun
tipo de examen, ya que tienen el carácter no rebatible de la evidencia. En consecuencia, se
genera una dualidad entre lo racional y lo irracional, lo primero representado por la fuerza de la
demostración y lo segundo suscrito al campo de la argumentación. A pesar de Descartes, aquí
radica el problema de su pretendido método racional, considerar como sinónimos a la
demostración y el razonamiento. El único razonamiento válido es el que expresa las ideas
claras y distintas por vía de la demostración. Sin embargo, como apunta Perelman, ya
Aristóteles había analizado y diferenciado lo que constituye las pruebas dialécticas al lado de
las demostraciones analíticas, las que conciernen a lo verosímil junto con las necesarias, las que
sirven para la deliberación y a la argumentación junto con las que se emplean en la
54
Cfr, Ibíd., p.31.
55
Ibíd., p.33.
56
Cfr, Id.
57
Cfr, Chaïm Perelman, De la Justicia, traducción Ricardo Guerra, Centro de Estudios Filosóficos, UNAM, México,
1964, p. IV.
58
El primero [principio] consistía en no admitir cosa alguna como verdadera si no se la había conocido
evidentemente como tal. Es decir, con todo cuidado debía evitar la precipitación y la prevención, admitiendo
exclusivamente en mis juicios aquello que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviera motivo
alguno para la duda. Rene Descartes, Discurso del Método, Segunda parte Alfaguara, Madrid 1981, p. 15.

27
demostración59. Según el maestro de Bruselas la concepción cartesiana de razón obliga a
introducir elementos irracionales, siempre que el objeto de conocimiento no sea evidente 60,
puesto que Descartes omite de su sistema de la distinción aristotélica de los diversos tipos de
razonamientos que no se identifican de manera absoluta a una o determinada forma, sino que se
diferencia aquellos, según el papel racional determinado a un fin específico. Por tanto,
Perelman afirma que “Esta concepción inserta una dicotomía, una distinción de las facultades
humana completamente artificial y contraria a los procesos reales de nuestro pensamiento”61.
62
El pensamiento en sí mismo es un fenómeno complejo de la mente, el cual no puede ser
reducido como lo ha pretendido Descartes al conocimiento fundamentado sobre la base de la
evidencia. Por otra parte, es un hecho que del pensamiento no es posible expulsar
absolutamente ni la duda, ni el error, como quiso el modelo cartesiano de razón.
El pensamiento ad externa muestra que entre los hombres hay diferencias y desacuerdos sobre
el conocimiento, pero ello no es como dijo Descartes un signo de error 63, sino al contrario es
una condición de posibilidad para la argumentación. Tampoco es la duda, un elemento del
pensamiento del cual debemos alejarnos, como reprocha a Perelman a Descartes, que él al
alejarse de todo lo que pudiera entrañar la menor duda, es obligado rechazar también lo que no
es más que opinión, conjetura, presunción64, ya que estas formas de verosimilitud, al no ser
59
Cfr, Ibíd., ap., 37, pp.33
60
Cfr, Id.
61
Id.
62
Circa, Ibíd..., 264. Perelman hace una interesante reflexión sobre los dos estilos de transmisión del pensamiento,
uno sería constitutivo de la retórica y otro de la doctrina. Cada tipo de transmisión determina un tipo de
pensamiento, al retórico le corresponde un pensamiento democrático, y a la doctrina uno jerarquizado o mejor dicho
sistemático. Y así lo advierte: “hasta la fecha se han distinguido dos estilos en la transmisión del pensamiento: el de
las sociedades democráticas y de las sociedades jerarquizadas... Parece que unas estructuras lingüísticas convienen
más a una sociedad basada en la igualdad, en la iniciativa individual, y otras, a las sociedades fundamentadas en una
estructura jerárquica... La gramática de las sociedades igualitarias hace hincapié en los predicados, las evaluaciones
del sujeto. El leguaje de las sociedades jerárquicas sería evocador, su gramática y su sintaxis serían mágicas.” En
efecto, la sistematización cartesiana al excluir las dudas (lo que sería evaluado por la gramática democrática)
evocando a la evidencia, no solo reduce las consideraciones del pensamiento, sino también fundamenta la lingüística
de una sociedad totalitaria, a la cual se opone Perelman por sus rasgos doctrinarios.
63
Cfr, ap., 55, pp. III. Apud, Descartes, Règles pour la dirección del l`esprit, en Oeuvres, t. XI, pp., 205-206.
También esta cita la presenta Perelman en el Tratado de la Argumentación, p. 31 (Siempre que dos hombres
formulan juicios contrarios sobre el mismo asunto, es seguro que uno de los dos se equivoca. Más aún, ninguno de
los dos posee la verdad; pues, si tuviera una idea clara y evidente, podría exponerla a su adversario de modo que
terminara por convencerlo)
64
Chaïm Perelman, La Especificidad de la Prueba Jurídica, Journal des Tribunaux, no. 4255, Bruselas, p.253Al
respecto, esta crítica a Descartes, la considera Perelman con relación a las decisiones judiciales. Exigir la evidencia

28
erigidas por la verdad indudable son descalificadas y desterradas del terreno de los racional e
incluso acusadas de ser formas falsas del pensamiento 65. Si bien es cierto, que tanto la opinión,
la conjetura y la presunción tienen un aporte individual, subjetivo, social o histórico, en una
palabra contingente, el método cartesiano no esta capacitado para exigir la su eliminación de
nuestro pensamiento, en vista para encontrar un uso universalmente valido de esta razón. 66 Es
decir, que como pretendió Descartes, la evidencia no puede representar absolutamente un ideal
de razón desterrando a la opinión, conjetura y la presunción del pensamiento. Por ello,
Perelman rechaza que la idea de evidencia sea un rasgo esencial y necesariamente caracterice
a la razón. Perelman quiere elaborar una teoría de la argumentación que admita el uso de la
razón para dirigir la propia conducta práctica, y para influir sobre el comportamiento de los
demás67.
Precisamente, el racionalismo cartesiano se ve impedido al propósito argumentativo y, por
consiguiente, la confrontación entre el modelo de razón de Descartes a los principios de la
neodialéctica de Gonseth presenta los primeros rudimentos constitutivos para que Perelman
constituya la propuesta de la Filosofía Regresiva, defendiendo el uso práctico de la razón, el
cual se refleja en la argumentación. Por otro lado, la evidencia se ve impedida para ampliarse
hacia la argumentación, pues el campo propio de la evidencia es la fundamentación en la
demostración. El modelo de razón ideado por Descartes responde a un interés puramente
científico, en cambio como veremos a continuación la razón considerada por Perelman
responde a un interés social. Esto constituye la mayor crítica de Perelman al cartesianismo, el
sobrepasar los límites de la razón científica al campo de lo social, cuando en realidad son
campos diferenciados y que posen cada cual sus propios elementos y procedimientos68. El

ante la duda impide a su parecer emitir una decisión en el terreno legal, al mismo tiempo que a toda actividad
dependiente de la deliberación. Si aceptarámos el modelo de razonamiento cartesiano respecto a la acción y la
legislación, toda decisión para su emisión estaría condicionada por la evidencia. Así la evidencia sería un
condicional para la acción y la decisión. Y esto representaría un obstáculo para la oportunidad y efectividad de los
actos.
65
Cfr, ap., 38, pp.31
66
Cfr, Chaïm Perelman, “Une Théorie Philosophique de l´argumentación“, Le Champ de l´argumentacion, Presses
Universitate de Bruxelles, Bruselas, 1970, p. 22
67
Cfr, Op, cit, De la Justicia, p. IV
68
Apud, Ibíd., p. VI. Perelman considera que el tránsito de la razón teórica a la práctica es imposible. Esto también
impide un tránsito de la demostración hacia la argumentación. El tipo de pensamiento cartesiano aspira a estos
tránsitos llevando a consideraciones sociales logicistas injustificadas.

29
problema de una ampliación de la razón científica es la axiomatización positiva de lo político y
lo social, lo cual trae graves consecuencias para la vida social del hombre.
La crítica de Perelman al modelo cartesiano y la adopción de los principios neodialécticos
representan una precaución ante esta axiomatización, la cual impide responder a un genuino
sentido social de la realidad del hombre, e imposibilita el ejercicio de la razón práctica. Así
tanto Dupréel como Gonseth marcan una dirección de los intereses intelectuales de Perelman
hacia los sociales. Una correspondencia que tiene por núcleo la ponderación de la
argumentación como expresión de racionalidad, y de esta ponderación se origina la
formulación de la Teoría de la Argumentación.

B) Las Presunciones de Finalidad de la Teoría de la Argumentación:

Dice Perelman que “las presunciones del hombre, pueden ser tanto el punto de partida como de
llegada de un razonamiento”69. La Teoría de la Argumentación presume de una finalidad de
contenido netamente social. Podemos aventurar sin que haya sido expresado directamente, que
el objeto de la teoría elaborada por el maestro de Bruselas, no es otro que una teoría de la
moderación del discurso, específicamente manifestado en el discurso políticamente correcto 70.
69
Chaïm Perelman, El Imperio de la Retórica, traducción Adolfo León Gómez Giraldo, ed, Norma, Santa Fe
Bogotá, p.48
70
Esta formulación puede ser controvertida al ser opuesta a las consideraciones de María de los Ángeles Manassero,
quien en su ya citada obra De la Argumentación al Derecho Razonable, se pronuncia a favor de un objetivo
filosófico de la Teoría de la Argumentación; y dice “la relación que se hizo del hallazgo de la Retórica y el objetivo
que impulsó dicha búsqueda lleva a un tema central en el pensamiento de Perelman: el de la Nueva Retórica como
metodología filosófica.” Manassero apoya su postura sobre la llamada “recuperación de la racionalidad práctica” lo
cual, según afirma, equivale para Perelman a reclamar la posibilidad de la filosofía. Y en consecuencia dice
Manassero que “la Teoría de la Argumentación, al dar cuenta de dicha racionalidad (la práctica), también lo hace el
quehacer filosófico. Por esta vía se instaura una retórica filosófica que genera a su vez una filosofía retórica.” De ser
el objetivo de la Teoría de la Argumentación una cuestión netamente filosófica, entonces la retórica corre el grave
peligro de encerrarse en el discurso filosófico, ya que instaurada por una retórica filosófica no existiría una apertura
genuina hacia lo que reclama la racionalidad práctica, y que está en la esfera de la acción. La Teoría de la
Argumentación, no puede instaurase como retórica filosófica, pues entonces se limitaría a la misma concepción
filosófica de la retórica y su campo de aplicación. Aun siendo considerada la retórica filosófica como una
metodología persistiría el problema de encerrar a la racionalidad practica a consideraciones puramente filosófica. En
cambio, si es posible instaurar una filosofía retórica, o mejor dicho una filosofía de la retórica, o de lo retórico. A
partir de ella si es posible asegurar una apertura y un campo de la acción de la racionalidad práctica, la cual no tiene
otro campo de desenvolvimiento que el medio social. Aunque, Manassero apunta que si hay una aplicación social de
la filosofía retórica, “esta debe cumplir una función de clarificación racional de los valores” propone su sistema.
Esto significa que la Teoría de la Argumentación sería solo un medio justificador de un sistema de valores, sin una

30
Sin embargo, hasta el momento sólo posemos una intuición al respecto, y sí en realidad
pudiéramos aventurar esta hipótesis, entonces será requisito indagar los elementos de apoyo.
Consideramos que uno de esos elementos de sostén a nuestra hipótesis es precisamente el
contenido social del fin de la Teoría de la Argumentación. Este contenido es expresado por la
dirección de los intereses sociales de Perelman hacia los asuntos concernientes a la libertad
humana, la paz social y la vida democrática.
En el pensamiento de Perelman estos intereses se encuentran entremezclados y en íntima
relación; el eje para que estos intereses se relacionen y constituyan el contenido de la Teoría de
la Argumentación descansa en la premisa que establece “la argumentación no se impone nunca
forzosamente”71. La primera idea que se fundamenta sobre la base de esta premisa es que la
argumentación implica una renuncia a la violencia y a cualquier forma coercitiva. Esta
renuncia se da porque en la argumentación “el orador intenta ganar la adhesión de un ser
libre”72. Hasta este momento, Perelman une libertad y renuncia a la violencia, pero la unión de
la misma ya marca una dirección hacia la idea de un rol democrático de la argumentación. Esto
es posible interpretarlo en razón del siguiente texto: “El uso de la argumentación implica que se
ha renunciado a recurrir únicamente a la fuerza, que se atribuye valor a la adhesión del
interlocutor, conseguida con la ayuda de la persuasión razonada, que no se trata como si fuera
un objeto, sino que apela a su libertad de pensamiento. El recurso a la argumentación supone el
establecimiento de una comunidad de espíritus que, mientras dura, excluye el empleo de la
violencia”73.
Ahora bien, la única comunidad de espíritus que excluye el uso de la violencia, no es otra que

auténtica dirección hacia la acción. El objetivo social de la teoría de Perelman tiene mayores alcances que la mera
función social de clarificar conceptos y justificar valores. Así, en principio coincidimos con Manassero en la
necesidad de que la retórica tenga un fundamento filosófico, e incluso la conveniencia de una filosofía retórica. (En
el caso de la Teoría de la Argumentación la axiología es proporcionada por la filosofía regresiva de Perelman, que se
constituye como una filosofía retórica antes que una retórica filosófica.) Pero en cambio, nuestra divergencia
responde al rechazo que la Teoría de la Argumentación tenga una finalidad filosófica, que la instaure como retórica
filosófica. A nuestra consideración, ésto hace peligrar la misma concepción de la racionalidad práctica, e incluso
eliminaría el contenido social de la retórica como promotor de la solución de controversias, de un medio de
aseguramiento y regulación racional de la democracia y en sí la expresión de una libertad de expresión y acción
razonable.
71
Chaïm Perelman, “La Especificidad de la Prueba Jurídica“, Journal des Tribunaux, no. 4255, Bruselas, p. 249
72
Id.
73
Op, cit, Tratado de la Argumentación..., p. 106

31
en función del sistema democrático. Ante otros sistemas políticos, la democracia tiene la
ventaja de reconocer la igualdad en la libertad de todos los individuos, asimismo la democracia
por razón de esa homogeneidad satisface la exigencia de un consenso razonable. El consenso
para la democracia es el reconocimiento de la libertad humana, y significa en última instancia
la función pacificadora de una razón social. Así lo considera Perelman al enunciar que “es en
una comunidad suficientemente homogénea, en el cual existe un consenso suficiente sobre lo
que es razonable o irrazonable, donde puede funcionar de manera satisfactoria un sistema de
derecho democrático. A falta de tal consenso sobre las cuestiones esenciales que se plantean en
la comunidad, al sistema de Derecho y a los órganos encargados de aplicarlo les faltará la
autoridad necesaria para imponerlo más que a la fuerza”74.
75
Para Perelman la fuente de derecho tiene una fuerte carga en la democracia, asimismo es por
el derecho que el consenso es dado en términos argumentativos. Entonces, la razón social, por
la cual se evita la irracionalidad de los juicios y la acción, es salvaguardada por un sistema
jurídico.
Y es este mismo sistema jurídico, lo que permite la inserción de la Retórica en la vida
democrática, y en un uso racional de la libertad humana. Esto se opone a lo que llama Perelman
el “programa del racionalismo”76, programa que intenta eliminar toda Retórica de la filosofía, y
que confía en que la evidencia racional se impone necesariamente a todo el mundo.
“El individuo, con su libertad de deliberación y de elección, se aparta ante la razón que lo
coacciona y le quita toda posibilidad de dudar”77. Con esta afirmación de Perelman se deduce
que, el programa del racionalismo es un atentado en contra de la libertad humana. La
manifestación de la duda es ya la manifestación de una razón libre, al mismo tiempo que la
duda es parte de la naturaleza racional del hombre; la duda como lo ha pretendido mostrar el
programa racionalista, no es el abandono del hombre a las fuerzas de la irracionalidad.

74
Chaïm Perelman, “La Salvegarde et le Fondement des Droits de l´homme” Ethique et Droit, Université de
Bruxelles, Bruselas, p. 482
75
Infra. En el siguiente capítulo veremos con mayor detenimiento la fuerte carga que da Perelman al Derecho y su
relación con la argumentación. Por el momento y por agilidad en nuestro presente desarrollo reconozcamos que el
Derecho es la razón social que regula las acciones libres de los hombres dentro de la sociedad democrática y por
esta regulación se asegura la paz social.
76
Vid, Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p. 74
77
Id.

32
Perelman se pregunta: “¿De esta evolución de la lógica (lógica formal o matemática) y de los
procesos incontestables que ha realizado, debemos concluir que la razón es totalmente
incompetente en los campos que escapan al cálculo y que, ahí donde ni la experiencia ni la
deducción lógica pueden proporcionarnos la solución de un problema, sólo nos queda
abandonarnos a las fuerzas irracionales, a nuestros instintos, a la sugestión o a la violencia?“78.
Perelman ante estas preguntas agudiza más la problemática que presenta (entiéndase el recurso
a la violencia) y profundiza al preguntar nuevamente: “¿Los juicios de valor primitivos, los
principios de moral y de toda conducta serían puramente irracionales, expresión de nuestras
tradiciones, de nuestros perjuicios y de nuestras pasiones? En caso de desacuerdo, ¿sólo la
violencia sería capaz de zanjar los conflictos y la razón del más fuerte sería la mejor? O ¿existe
una lógica de los juicios de valor, y desde esta hipótesis, cómo constituirla?” 79
Entonces encontramos sobre la base de las preguntas elaboradas por el profesor de Bruselas,
que los juicios de valor, la cuestiones relativas a la moral, en sí la conducta, son fuente de
desacuerdo entre los hombres, porque escapan al cálculo y a la lógica. 80 Pero ello, no significa
que al escapar estas cuestiones relativas a la libertad, ella sea abandonada a la mera
irracionalidad. Para Perelman el derecho constituye un recurso para evadir la irracionalidad de
los juicios, de la moral y la conducta. El derecho recurre a la argumentación para mostrar la
racionalidad de una decisión, es decir, el derecho otorga las razones mediante la argumentación
hace válida la elección del hombre libre. Es así, que Perelman apunta: “Sólo la existencia de
una argumentación, que no sea apremiante ni arbitraria, le da sentido a la libertad humana, la
posibilidad de realizar una elección razonable. Si la libertad fuera solamente la adhesión
necesaria a un orden natural dado previamente, excluiría cualquier posibilidad de elección; si el
ejercicio de la libertad no estuviera basado en razones, cualquier elección sería irracional y se
reduciría a una elección que se efectuaría dentro de un vacío intelectual“81.
Precisamente, el enriquecimiento de la vida democrática y el aseguramiento de la paz social, es
el reconocimiento de un ejercicio racional de la libertad humana. Perelman está interesado en
78
Ibíd., pp. 32-33
79
Op, cit, El Imperio de la Retórica...,p.11
80
Infra, será analizado con más detalle en el próximo capítulo sobre la crítica que dirige Perelman hacia la lógica
formal, en tanto a las dificultades y límites que presenta.
81
Op, cit, Tratado de la Argumentación..., p.773

33
evitar cualquier forma en que se violente el orden de las conductas sociales. Estas mismas, no
son irracionales por escapar al cálculo, no son tan poco racionales en equiparación a los
postulados de la lógica formal, las conductas en esencia son medidas de lo razonable.
Lo razonable permite evadir en la esfera de la acción tanto la entrega a las fuerzas irracionales,
como también la sumisión a la violencia coactiva. Perelman fundamenta lo razonable como
extensión de lo puramente racional de acuerdo a una visión antropológica divergente a la
concepción aristotélica del hombre. Por lo tanto, critica que desde Aristóteles se hace una
diferencia entre la influencia sobre el entendimiento y sobre la voluntad. En cuanto a nosotros,
creemos que dicha distinción presenta a la primera como si fuera enteramente impersonal e
intemporal y a la segunda como irracional por completo, está fundada en el error y conduce a
una situación de estancamiento. El error está en concebir al hombre como si fuera un ser
compuesto por facultades completamente separadas. El estancamiento consiste en quitar toda
justificación racional a la acción basada en la elección, y convertir, por consiguiente, en
absurdo el ejerció de la libertad humana82.
La consideración de un hombre dividido en sus facultades de pensamiento y acción, presenta
para Perelman dos posturas radicales que van en contra del sentido de la premisa de la
argumentación, y por lo tanto eliminan la posibilidad de la racionalidad de la acción libre.
Una postura es el fanatismo que considera una auténtica separación de la voluntad y el
entendimiento, pero sí considera que hay una comunicación entre estas facultades, sólo en tanto
un estado de subordinación de la voluntad hacia al entendimiento. En cambio, la otra postura
del escepticismo juzga una absoluta separación entre las facultades humanas haciendo dudar de
cualquier tipo de racionabilidad de las acciones surgidas de la voluntad, y, por tanto, considera
que son absolutamente irracionales. En resumen, el fanático como el escéptico niegan el valor
de la argumentación y en consecuencia son incapaces de admitir que en realidad el hombre es
un ser unitario, de admitir igualmente que la voluntad no se diferencia del entendimiento en
presentar en un leguaje racional sus postulados. En realidad entre la voluntad y el
entendimiento hay una diferencia de grado en tanto a lo racional se refiere. El entendimiento

82
Cfr, Ibíd., p.94

34
abarca el campo de lo puramente racional, mientras la voluntad se conduce hacia lo
razonable83. Para Perelman, la voluntad no es la expresión de las meras pasiones, sino al
contrario es la manifestación de actos de razón, es el puente pues entre el entendimiento y la
acción. Por este puente, se constituye lo razonable como una certeza moral relacionada con la
argumentación.
Dada esta certeza moral es posible impedir que nuestras acciones libres sean abandonadas a la
mera irracionalidad y por otro lado, esta certeza frena los recursos a la violencia. La certeza de
orden moral compromete y nos hace responsables de nuestras acciones y muestra un parámetro
ante los juicios de valor medidos por el grado de racionabilidad. Perelman enuncia al respecto
que “Quien se identifique con las conclusiones de una argumentación lo hace mediante un acto
que lo compromete y del que es responsable. El fanático acepta este compromiso, pero como
alguien que se apoya en una verdad absoluta e irrefragable; el escéptico rechaza este
compromiso con el pretexto de que no le parece que pueda ser definitivo. Tanto uno como otro
desconocen que la argumentación trata de alcanzar una de las alternativas posibles;
proponiendo y justificando su jerarquía, la argumentación pretende racionalizar una decisión.
El fanatismo y el escepticismo niegan que la argumentación desempeñe este papel en nuestras
decisiones. A falta de una razón apremiante, ambos tienden a dejar libre a la violencia,
recusando el compromiso de la persona”84.
Ahora bien, la manera en que se plasma la postura fanática en el ámbito social, es lo que
constituye la visión positiva del Derecho. Como hemos reconocido anteriormente, para
Perelman la necesidad del derecho en la regulación de la libertad, el aseguramiento de la paz
social y en su relación con el sistema democrático, es una cuestión relativa a la premisa de la
argumentación. Pero en vista a la Teoría de la Argumentación, el derecho le otorga contenido
sólo bajo la forma de un derecho razonable o puesto a un derecho positivo. Dice el maestro de
Bruselas que “En una sociedad democrática es imposible mantener una visión positivista del
83
Apud., op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable, p.240. María de los Ángeles Manassero dice que “El
producto del razonamiento práctico (dediciones, opciones, opiniones) constituye el ámbito que Perelman denomina
de “lo razonable” para distinguirlo de lo “racional“. Y agrega que de acuerdo a Perelman, “entre ambos hay una
diferencia de grado y no de naturaleza”. A nuestro criterio coincidimos con la interpretación de Manassero, solo
consideramos oportuno adicionar que la diferencia entre lo racional y lo razonable se manifiesta por el tipo de
certeza que utilizan, una certeza científica, o lógica, ante una certeza moral.
84
Ibíd., p.116

35
Derecho, según la cual no sería más que la expresión arbitraria de la voluntad del soberano.
El Derecho, para funcionar eficazmente, debe ser aceptado y no sólo impuesto por la
coacción85.
En efecto, de acuerdo a la postura de Perelman, la democracia ha de prescindir de un sistema de
derecho positivo que lleve a la coacción de la libertad, por el compromiso adoptado en una
verdad absoluta, y de la cual no es posible ejercitar la argumentación, en vista al acuerdo.
Desde esta perspectiva el cuerpo dogmático del derecho fundamentaría a un sistema de
gobierno autoritario antes que un sistema democrático. Perelman sustenta la idea de un derecho
crítico, de lo razonable en sintonía con un tipo de derecho parlamentario del cual sea posible
fundamentar un legítimo ejercicio de la democracia. Un derecho de lo razonable evitaría la
coacción de la libertad, ya que antes de la aplicación coercitiva de la norma jurídica
privilegiaría la aceptación de la norma como un contenido razonable de un consenso.
La condición para la aceptabilidad de la norma es que sea desposeída de todo carácter
dogmático. Ello no significa que de la aceptabilidad sea eliminada la existencia de una verdad,
sin embrago, esta verdad para generar un acuerdo debe ser entendida como certeza moral. Sólo
de esta manera “es posible engendrar un acuerdo que reuniría a todos los espíritus cumpliendo
de tal modo una función pacificadora...”86
Así las cosas, confirmamos que la argumentación para Perelman tiene una finalidad de
contenido netamente social. El objetivo de una Teoría de la Argumentación es cumplir con una
función pacificadora, la cual no se puede dar sin que antes haya un ejercicio del valor
democrático por antonomasia, es decir, la libertad. Sin embargo, el contenido de la finalidad
social de la argumentación, no se encuentra en un estado de ingravidez, no es un castillo en el

85
Chaïm Perelman, La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica, traducción Luis Diez-Picazo, ed. Civitas, Madrid, 1979,
p.231
86
Esta es la idea del acuerdo universal de Perelman que como veremos en último capítulo será uno los ejes
principales de la Teoría de la Argumentación. La idea del acuerdo universal es como muestra María de los Ángeles
Manassero, en su obra De la Argumentación al Derecho Razonable, p. 68-69, parte de la herencia que Perelman
recibe de Dupréel. Para explicitar lo anteriormente dicho, Manassero cita a Dupréel “ Si la utilidad social, por
excelencia del conocimiento en general consiste en operar la reunión de los espíritus y ser el nudo de asociación,
sólo en el conocimiento verdadero existe esta capacidad de reunir todos los espíritus o de mantenerlos
indefinidamente acordados, porque la unidad permite que la unidad se disperse según la diversidad de intereses y
según la inevitable multitud de convenciones” Eugéne Dupréel, Les Deux Racines de la Valuer du Vrai, RUB, 1934,
p.183.

36
aire. La libertad, la democracia, y la paz social relacionadas entre sí por la premisa de la
argumentación, cimentada en las racionalizaciones amparadas en el derecho, y ante todo en el
encuentro de la certeza moral. Derecho y certeza son la expresión de un tipo de razón que
permite legitimar los intereses sociales de Perelman, e incluso permite encontrar una armonía
con sus mismos intereses intelectuales.
En lo que respecta a la Teoría de la Argumentación hemos ya visto las presunciones que le han
dado origen desde el punto de vista intelectual, y desde la finalidad que persigue por su
aplicación social. Lo que resta entonces, es analizar el medio de operación, para que a manera
de un silogismo, las presunciones de origen y las presunciones de finalidad, encuentren un
término medio y lleguen a una conclusión, que suponemos en principio, será la idea central de
la Teoría de la Argumentación.
Por otro lado, podemos finalizar el siguiente apartado concluyendo que la Teoría de la
Argumentación por presunción final, tiene un ejercicio apologético de la libertad humana, su
expresión dentro de la vida democrática, y la más noble función es salvaguardar la paz social.
Como en su momento llegaremos a analizar con más detenimiento, la mayor virtud de la Teoría
de la Argumentación, es que sobre la base de sus presunciones de origen y finalidad, y más
importantes estas últimas, dará pie a la constitución del discurso políticamente correcto.

C) El Carácter Filosófico de Chaïm Perelman (Filosofía Regresiva y Racionalidad Práctica) y


su Expresión en la Teoría de la Argumentación:

“Toda argumentación apunta a decidir o preparar para la acción” 87. La elocución de este
enunciado es conclusión a una confianza depositada en la argumentación como expresión de la
razón práctica y como guía racional de la conducta. Igualmente este enunciado muestra la
importante relación de la argumentación con la acción, lo cual, significa la ponderación de una
filosofía práctica, que es al mismo tiempo una postura definitoria del papel de la racionalidad
práctica, como un fundamento para una aplicación metodológica de esa racionalidad sobre el
campo de la acción. Esto implica dos ideas expresadas por Manassero:

87
Op, cit, De la Justicia..., p. IV

37
La primera idea es que “La Teoría de la Argumentación supone una determinada base filosófica
que la justifica y le da sentido. Esta es la ya referida Filosofía Regresiva”. 88 Una segunda idea
expresa que “racionalidad práctica y Teoría de la Argumentación están mutuamente implicadas
en el pensamiento del profesor de Bruselas”89.
Entonces, tanto la filosofía regresiva como la racionalidad práctica tienen por lugar común a la
Teoría de la Argumentación. En cuanto a la filosofía regresiva, su misión es otorgar los
principios que definan y permitan el ejercicio de la racionalidad práctica. Y en cuanto a la
90
Teoría de la Argumentación le concierne, es entregar una metodología de aplicación para esa
racionalidad práctica. Como si de un puente se tratase la racionalidad práctica sería el punto de
encuentro y de integración entre la filosofía regresiva y la Teoría de la Argumentación.
Sin embargo, es requisito precisar que Perelman al considerar la Teoría de la Argumentación,
no realiza amplios desarrollos de cómo la filosofía regresiva y la racionalidad práctica
intervienen en la integración de una teoría argumentativa. Al contrario sólo hace precisiones
muy remotas de cómo intervienen la filosofía regresiva y la racionalidad practica. En efecto,
esto se debe a que ya son presupuestos, aplicados y concebidos en el desarrollo discursivo de la
Teoría de la Argumentación. Esto significa, que el carácter filosófico de Chaïm Perelman, es
manifiesto en su obra, sin tenerla que precisar a cada momento, ésto expresamente forma parte
de la influencia de Gonseth sobre Perelman, es decir, el deseo de dialectizar los problemas, las
soluciones, en fin, todo aquello presentado ante nuestro entendimiento. La Teoría de la
Argumentación, es ciertamente una forma dialectizada entre la filosofía regresiva y la
racionalidad práctica. El carácter filosófico de Perelman es primordialmente dialectizar y a ello
obedece que su concepción sobre la argumentación sea una forma dialectizada.
88
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..., p. 94
89
Ibíd., p. 233.
90
Puede entenderse a esta metodología, bajo la forma de la técnica retórica. Perelman dice que “La razón práctica,
en vez de partir de axiomas, recurre a lugares comunes, que son las razones tenidas en cuenta en los casos
concretos” Chaïm Perelman, “Droit et Morale”, Droit, Morale et Philosophie, LGDJ, París, 1968, p.190… por
tanto… de acuerdo a la consideración de Perelman sobre la razón práctica y los elemento que interviene para su
aplicación, la Teoría de la Argumentación como metodología sólo expresa el “modo en que tratamos” la
argumentación basándose en los apoyos técnicos que provee la retórica. Esto quiere decir, que una vez implicada la
racionalidad práctica en la argumentación, es imposible presentar un programa rígido de acción basándose en
axiomas igualmente rígidos, sino al contrario la racionalidad práctica se ha de conducir con flexibilidad de acuerdo
con ciertos lugares comunes, lugares que son proveídos por la Retórica y, en cuanto técnica antes de marcar una
dirección, habilita a la racionalidad practica procedímentalmente a una ejecución sobre los casos concretos.

38
Por lo tanto, el objetivo del presente apartado, es concluir nuestro análisis sobre las
presunciones que dan origen y sentido a la Teoría de la Argumentación, de acuerdo a los
términos dialécticos de dicha teoría. Para ello, analizaremos de entra a la filosofía regresiva y
finalmente a la racionalidad práctica.

C.1) Filosofía Regresiva y su Inserción dentro de la Teoría de la Argumentación:

Antes de iniciar nuestro desarrollo sobre este tópico es importante resaltar tres consideraciones
previas: Primero, que la filosofía regresiva ideada por Perelman posee una fuerte influencia de
los principios neodialécticos de Ferdinand Gonseth. Segundo, la filosofía regresiva representa
una opción ante la metafísica tradicional, opción delineada por la idea de una capacidad de
adaptación y renovación de los contenidos gnoseológicos91, y que una vez vinculada a la
argumentación, permiten fundamentar la renovación de la retórica. En otras palabras, la
filosofía regresiva se liga a la Teoría de la Argumentación como un fundamento metafísico que
asegura la posibilidad de la Nueva Retórica. Y tercero, la filosofía regresiva representa un
abandono de la idea de verdad clásica, es decir, la verdad surgida por autoridad. Esto no
significa que Perelman prescinde de una teoría de la verdad, al contrario, para él la verdad sólo
puede asegurar su desenvolvimiento en la praxis por la vía del pluralismo. De tal manera, la
91
Cfr, Chaïm Perelman, “De l’ èvidence en Mètaphysique”, Le Champ de l´argumentación, Presses Universitaires de
Bruxelles, Bruselas, 1970, p. 236. Perelman en esta obra critica la idea de la metafísica clásica como un saber
absoluto que se funda en la idea de una razón eterna e inmutable. Esto hace que la razón considerada por la
metafísica clásica sea incapaz de adaptación y renovación; ante todo esto muestra la incapacidad de la metafísica
tradicional de enfrentarse a las cuestiones de orden histórico. En cambio, la concepción de una Filosofía Regresiva
posibilita a una nueva concepción metafísica más flexible a la adaptación y la renovación, por lo cual se permite
que la razón se encuentre históricamente situada, es decir se justifica que la razón sea competente ante la
contingencia de los problemas sociales. Muy ligado a esto, dice Perelman que (Op, cit, La Lógica Jurídica y la
Nueva Retórica...p.155) “La idea de razón, sobre todo en sus aplicaciones prácticas, liga con lo que es razonable
creer y tiene indiscutibles lazos con la idea de Sentido Común. Una de las tareas de la filosofía es precisar y
sistematizar las ideas del Sentido Común, eliminando de ellas, en la medida de lo posible, las ambigüedades y las
confusiones, así como las incompatibilidades que la adhesión de estas ideas entraña en un pensamiento poco
profundo. En nombre de la exigencia de claridad y de coherencia, la reflexión filosófica, partiendo del Sentido
Común, llega a construir los grandes sistemas que son las obras maestras de la filosofía“. Esto lleva concluir que la
idea de una razón y en específico de la práctica, debe partir de una reflexión filosófica, la cual es entendida como
una metafísica guiada por el Sentido Común. Una metafísica de esta naturaleza garantiza profundizar en los
contenidos del conocimiento, al grado que la profundización se convierte en un signo de adaptación y renovación,
un signo pues, de lo razonable. Por lo tanto, la filosofía regresiva en tanto opción metafísica, es la expresión del
Sentido Común dentro de la filosofía, y al mismo tiempo fundamenta la idea de una razón práctica.

39
filosofía regresiva precisa de una definición de verdad en términos consensuales. Una verdad
consensual surgida de los juicios de valor y aseguradora de la praxis92.
Ahora bien, “elaborar principios del ser, del pensamiento y de la acción que sean humanamente
razonables y no descubrir principios eternos e inmutables buscados por la metafísica
tradicional. Este es el objetivo de la filosofía regresiva, dar razones, justificar la toma de
posición según la formación, el conocimiento y la jerarquía de los valores del investigador o del
filósofo sin poner límites a una eventual revisión. Dicho de otro modo, esta filosofía se
constituye como eminentemente refutativa o crítica. Con ello prepara el terreno para la
recepción de la Teoría de la Argumentación”93.
Sobre la base de estas consideraciones notamos que, Perelman propone una filosofía regresiva,
como alternativa a la filosofía primera, una filosofía abierta, no concluída, siempre volviendo
argumentativamente sobre sus propios supuestos, que, por tanto, son relativos y revisables. En
su base están los cuatro principios de la dialéctica de Gonseth94. Básicamente Perelman toma
tal cuales los principios de la neodialéctica de Gonseth para constituir su filosofía regresiva.
Salvo el principio de tecnicidad, que es sustituido por el principio de responsabilidad 95, los
92
Op, cit, Apud, De la Argumentación al Derecho Razonable...p.96. Manassero hace un interesante apunte a que el
Rechazo de la idea de verdad por parte de Perelman se debe a dos razones. Una es porque Perelman identifica la
idea de verdad con la idea de la verificación proveniente de las ciencias naturales. En el criterio de Perelman la idea
de verdad no tiene cabida en la filosofía, ya que a su criterio considera que no es lugar de la verificación, sino de la
justificación. Por otro lado, el perjuicio en contra de la verdad de Perelman, se debe a la experiencia totalitaria que
supuso el nacionalsocialismo; y en consecuencia Perelman asocia a la verdad con una actitud dogmática, intolerante
y absolutista. Ante esta conclusión, Manassero se apoya en el siguiente texto de Perelman. “Así la Filosofía no
constituye el dominio de la verdad sino de la tolerancia. No hay nada más intolerante de que la verdad. Todo lo que
se opone se lo califica de error y es condenado sin compasión. Aquellos que se creen portadores de la verdad
absoluta son fanáticos. La verdad es una y no tolera oposiciones. De ahí que los científicos ante la imposibilidad de
soportar una contradicción en el interior de sus sistemas, trabajen sin descanso hasta que ponen cohesión en sus
concepciones amenazadas. Ello es pervertir la noción de verdad al no admitir la pluralidad de verdades. Es cierto
que la noción de verdad tiene una coloración emotiva por lo que sería sorprendente que no siguiere la misma suerte
que las nociones fundamentales de la filosofía. Toda indignación parece desplazada a ese propósito. Permaneciendo
en la línea de mi pensamiento, diría que mi concepción filosófica considera que los juicios de verdad no admiten
contradicción y que se oponen a los juicios de valor que no sólo toleran sino que suponen la existencia de juicios de
valor opuestos. A la unidad de verdad, opongo el pluralismo de los valores cuya base se encuentra en la tolerancia
que se debe testimoniar hacia los juicios de valores. Chaïm Perelman, “De la Méthode Analytique en Philosophie”,
Justice et Raison, Presses Universitaries de Bruxelles, Bruselas, 1963, pp. 88-89.
93
Ibíd., p.109, Apud, Op, cit, “De l`evidence en Mètaphysique”...,p.236
94
Supra. 11-14
95
Op, cit, Véase, Teoría de la Argumentación.., p.23. También puede consultarse. Chaïm Perelman,” Philosophie
Prémiers et Philosophie Régressive”, Dialectica, 1949, p.176. El principio de responsabilidad enuncia que el
investigador, tanto científico corno filosófico, compromete su personalidad en sus afirmaciones y teorías, ya que
debe elegirlas al no ser únicas ni imponerse su justificación de forma automática, sino racional. De esta manera, la

40
otros tres principios restantes (de la dualidad, de la revisión, de la integridad) solo reciben en la
Filosofía Regresiva una nueva interpretación y una nueva dirección que posibiliten la
instauración de una filosofía práctica. Tal es la intención de Perelman, que incluso considera
como base metafísica de la misma Teoría de la Argumentación, al principio de dualidad. Y así
lo confirma: “Si debiéramos adoptar una postura metafísica, nos inclinaríamos más bien por
admitir la existencia de un nexo indisoluble entre la teoría y la experiencia, tal como lo expresa
el principio de dualidad de Gonseth.”96
Perelman con el objetivo de asegurar una filosofía práctica relacionada con su teoría, mediante
la filosofía regresiva, debe considerar el abandono de la metafísica clásica considerada en
términos positivos. Términos que apoyados en la idea rígida de verdad, impiden cumplir con el
principio de integridad de la Filosofía Regresiva; principio que afirma que el saber es
interdependiente y sustentado por juicios de valor97.
Por esta razón afirma Perelman abandonar la respuesta metafísica ante las cuestiones prácticas.
Y de la siguiente manera expresa: “sin embargo, esta respuesta (refiriéndose a los contenidos de
la metafísica clásica), que equivale a una renuncia de cualquier tipo de filosofía práctica, no
podía satisfacerme, pues significaba abandonar a la emoción, a los intereses y, a fin de cuentas,
a la violencia, el arreglo de los problemas relativos a la acción humana y así como a la acción
colectiva, que tradicionalmente derivan de la moral, del derecho y de la política. En efecto, si
uno se atiende al método positivista, hay que excluir la idea de una elección, de una decisión o
de una solución razonable que implica un uso práctico de la razón. Más aún cuando
abandonemos las cercanías del positivismo, no nos bastará con desear una concepción más
amplia de la razón. Hace falta elaborar una metodología que permita ponerla en práctica,
elaborando una lógica de los juicios de valor que no haga depender de éstos del arbitrio de cada
uno”98. “Ahora bien, en ausencia de técnicas de razonamiento aceptables, referentes a los fines,
la filosofía practica debería renunciar a su objeto tradicional -la búsqueda de la sabiduría-,

intención de Perelman es incorporar el elemento humano y moral en la ciencia, y en sí dar un sentido ético de lo
racional. Este principio evita que la racionalidad práctica, sea considerada como un mero medio instrumental, sino
un medio de acción moral.
96
Ibíd., p. 199
97
Ibíd., p. 22
98
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..., p. 135

41
guiando la acción con la razón.”99
Para Perelman optar por la Filosofía Regresiva tiene un fin práctico, que es poner en
funcionamiento los principios de dicha filosofía de acuerdo a una metodología, que no es otra
que la expresada por la Teoría de la Argumentación. Por esta teoría Perelman puede cumplir su
propósito de elaborar una lógica sobre los juicios de valor de acuerdo a una cierta
sistematización de las técnicas del razonamiento práctico. Los juicios de valor no son
elaborados a través de evidencias, por ello, la metafísica tradicional está más allá de una
competencia en las cuestiones de la acción. Los juicios de valor son ante todo elaborados por
medio de la argumentación. Pero la argumentación como técnica de razonamiento aceptable
debe encontrar un sustento en lo real, los juicios de valor podrían perder legitimidad en la
acción, o podrían también conducir al error. Es por ello, que Perelman considera la filosofía
regresiva ha de estar fundamentada en lo que llama “lo real común”100. Esto real, con una alta
carga de las consideraciones sociológicas de Dupréel, es definido por Perelman como el
producto del “pensamiento común”101 sobre los hechos y valores admitidos en un medio
cultural, en resumen el pensamiento común suministra datos manifiestan lo que se considera
como real común.102 De tal manera, la metodología de la filosofía regresiva se conforma sobre
la base de lo real común; de aquí que se ha de exigir a las técnicas del razonamiento práctico
hacer manifiesto al pensamiento común. Entonces la filosofía regresiva con esta exigencia
metodológica puede convertirse en una filosofía de acuerdos, por que la regla a cumplir es lo

99
Op, cit, El Imperio de la Retórica..., p.10
100
Cfr, Op, cit, Tratado de la Argumentación...,p.121. Perelman entiende lo real común bajo la noción de hecho, el
cual se caracteriza “únicamente por la idea que se posee de cierto género de acuerdos respecto a ciertos datos, los
que aluden a una realidad objetiva” y en esto se apoya Perelman en la cita que hace de H. Poincaré, lo que designa la
realidad es “lo que es común a varios seres pensantes y podría ser común a todos”.
101
La consideración de Perelman sobre el pensamiento común, puede ser interpretada como el pensamiento
proveniente del Sentido Común. Incluso como será tratado al final de este capítulo, lo proveniente del Sentido
Común tiene un fuerte peso para la aceptabilidad del discurso emitido por el orador y recibido por el auditorio.
Como refiere Perelman “El problema de las tesis de partida es más difícil para el orador, cuando se trata de una
cuestión a propósito de la cual no es posible referirse a un cuerpo de doctrina preconstituido y cuando se dirige a un
público heterogéneo, que puede tener opiniones muy variables sobre los problemas a debatir. La solución que se le
impone entonces al orador consiste en fundarse sobre tesis admitidas y sobre opiniones comunes, que son las que
derivan del Sentido Común. Cada orador, en cada época, se hace una idea de lo que el sentido común admite y de
los hechos, teorías y presunciones, valores y normas que se consideran admitidos por todo ser razonable“. Op, cit
Lógica Jurídica y Nueva Retórica....,p. 155
102
Cfr, Chaïm Perelman,“Le réel commune et le réel philosophique”, Le Champ de L´argumetation, Presses
Universitaires de Bruxelles, Bruselas, 1970, p. 263

42
común y lo compartido entre una comunidad de individuos. De igual manera, lo real común se
convierte en el criterio de verdad que para Perelman que tiene un carácter argumentativo y
consensuado. Ello permite la coherencia entre la acción y la idea, la apertura de la filosofía
regresiva, porque “la conducta práctica no puede ser jamás definitiva. En este campo la razón
queda siempre abierta a puntos de vista nuevos, así como queda abierta también a objeciones y
criticas“103.
Podemos recapitular para dar paso a nuestro siguiente apartado, que la Teoría de la
Argumentación es una metodología que pone en práctica a la filosofía regresiva; por esta
misma metodología la filosofía regresiva encuentra por objeto a la conducta practica, es por
este mismo objeto que esta filosofía encuentra su rasgo de apertura.
Por otro lado, la relación entre la Teoría de la Argumentación y la filosofía regresiva está
condicionada por la consideración de la argumentación, como expresión racional de “lo real
común”. De tal forma, que la reformulación de la retórica sólo puede encontrar justificación
racional en base a los condicionamientos tanto de una Teoría de la Argumentación como de una
filosofía regresiva. Sin embargo, sólo nos queda por completar el carácter y los rasgos de una
razón práctica, para hacer coherente el trinomio de filosofía, argumento, y retórica dentro de la
Teoría de la Argumentación de Perelman.

C.2) La Razón Práctica y la Razonabilidad de la Argumentación:

“El desprecio a la retórica, el olvido de la teoría de la argumentación han conducido a la


negación de la razón práctica. Los problemas de la acción han sido reducidos a problemas de
conocimiento, es decir, de verdad o probabilidad, o simplemente han sido considerados como
irrelevantes para la razón”104.
La retórica gracias a la filosofía regresiva consigue un apoyo doctrinal; por parte de la teoría
dirigida a ella encuentra un apoyo técnico, ahora debe encontrar su aval en la razón práctica. De
estos apoyos prestados la Retórica puede reconstituirse como una disciplina razonable de la

103
Op, cit, De la Justicia..., p.VI
104
Op, cit, Tratado de la Argumentación...,p.27

43
argumentación, que tiene por objeto mostrar la racionalidad de las cuestiones prácticas.
Perelman considera la urgencia de identificar a la retórica con la argumentación de una manera
racional, lo cual conduce a una revaloración de la misma retórica e incluso a una afirmación de
la razón práctica. Entonces mostrar la razonabilidad de la argumentación conlleva ventajas
tanto para la retórica, como para la razón práctica. Finalmente el mayor beneficio recibido será
para la misma consideración de la acción. Ahora bien, el único requisito que exige Perelman
para que se de la revaloración de la retórica, la afirmación de la razón práctica, y ello beneficie
a la acción, es que se rompa con la concepción de razonamiento originado por Descartes.
Incluso la ruptura con el ideal cartesiano de razón constituye una de las varias razones por las
cuales, Perelman escribe su opera prima del Tratado de la Argumentación, lo cual es manifiesto
en las palabras del maestro de la Universidad Libre de Bruselas “La publicación de un tratado
dedicado a la argumentación y su vinculación a una antigua tradición, la retórica y la dialéctica
griegas, constituye una ruptura con la concepción de la razón y el razonamiento que tuvo origen
con Descartes y que ha marcado con su sello la filosofía occidental de los últimos siglos“105.
Este pronunciamiento toma parte de la descripción de lo que considera Perelman como razón
práctica. Esta descripción tomando en cuenta una vinculación de la argumentación con la
tradición griega, lleva a una consideración negativa de la racionalidad práctica. Pero en tanto, al
enfrentamiento directo con el sistema cartesiano llegara a una apreciación positiva de razón
práctica.
Parte de la ruptura que enuncia Perelman se origina de la recuperación del concepto griego del
saber prudencial, una consideración negativa de la razón practica en tanto a la ciencia se refiere
y que fue expresada por Aristóteles: “De manera, pues, que la ciencia se alcanza mediante la
demostración, y las cosas cuyos principios pueden ser de otra manera no tienen demostración
(...) de ello se deduce que la prudencia no es ciencia ni tampoco arte. No es ciencia porque
aquello de lo que trata puede suceder de otra manera, ni tampoco arte porque el obrar y el hacer
tienen fines diferentes. Lo que nos queda es, pues, que la prudencia es un hábito verdadero y
práctico que trata los bienes y los males de los hombres conforme a razón. [...] Por eso a
Pericles y a sus semejantes los juzgamos prudentes, porque son personas que son capaces de

105
Ibíd., p. 30

44
considerar lo que les conviene a sí mismos y a los demás”106.
Y así lo conviene Perelman al afirmar que: “Constatamos que en los dominios donde se trata de
establecer lo que es preferible, lo que es aceptable y razonable, los razonamientos no son
deducciones formalmente correctas ni inducciones que van de lo particular a lo general, sino
argumentación de toda especie que pretenden ganar la adhesión de los espíritus a las tesis que
se presentan a su asentimiento.”107 De esta forma, la razón práctica es considerada como un
ejercicio prudencial que está negado de cualquier rasgo teórico y científico. En esto conciden
Aristóteles y Perelman, la razón práctica en tanto saber prudencial no posee rasgo alguno de la
demostración, ni deducciones formales, ni tipo alguno de inducción. Es más, como agrega
Perelman, “El rol negativo de la razón práctica sólo permite descartar soluciones irrazonables.
Pero nada garantiza, en materia práctica, la existencia de una solución razonable en ese caso, si
no hay en materia práctica solución única como la que proporciona la respuesta en materia
teórica, la elección de la solución releva no tanto a la razón como a la voluntad”108. Es decir,
que negativamente la racionalidad práctica no tiene vínculo alguno con los postulados
científicos y, en consecuencia no nos presenta una formula unívoca para actuar. Como observar
Aristóteles que al estar abierto a muchas posibles manifestaciones del obrar, la razón práctica
como prudencia puede descartar decisiones que contravengan lo que es conveniente. Y en
función de esto como lo concibe Perelman, el rol de la razón práctica permite eliminar
soluciones irrazonables.
De esta forma, por la vía negativa que presenta la prudencia el actuar racionalmente se
relaciona con lo que es conveniente, o preferible. Pero de aquí surge la necesidad de un sentido
positivo como afirmación de la razón práctica. Y así enuncia Perelman que el rol positivo del
razonamiento práctico “consiste en la justificación de una decisión”.109 Precisamente como se
observa en el ámbito de la decisión, “la operación propia de la razón en este ámbito no es la
demostración, sino la justificación...El poder de decisión es lo que destaca Perelman de la razón

106
Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1140b.
107
Op, cit, El Imperio de la Retórica..., p.12
108
Chaïm Perelman,” Autorité, Ideología et Violence,” Le Champ de L´argumetation, Presses Universitaires de
Bruxelles, Bruselas, 1970, p. 212
109
Chaïm Perelman, “Le Raisonnement Pratique”, Le Champ de L´argumetation, Presses Universitaires de
Bruxelles, Bruselas, 1970, p.183

45
práctica y sostiene que su fin es mostrar, según los casos, que la decisión no es arbitraria, ilegal,
inmoral o inoportuna, sino está movida por las razones indicadas” 110. “Estas razones (las que
justifican una decisión) se encuentran en un orden preestablecido que permiten determinar la
oportunidad, legalidad o razonabilidad de la decisión, al cual el razonamiento práctico
contribuye a su formación y precisión”111.
Sobre la base de lo que llama Perelman “razones indicadas” y las cuales explica que son los
112
justificantes de la decisión según un orden preestablecido, se introduce carácter deliberativo
al razonamiento práctico. Por otro lado, las llamadas razones indicadas tienen la importante
función de ordenar al razonamiento práctico de acuerdo a un cuadro de aceptabilidad. Las
razones indicadas están fundamentadas en lo real común. Debido a ello, es que Perelman
considera un “orden preestablecido”113 que determina la razonabilidad de la decisión. El
razonamiento práctico frente a las razones indicadas, lo real común y el orden preestablecido
muestra su carácter deliberativo al contribuir a la formación y precisión de enunciados que
justifiquen, ya sea la elección o la decisión. Es mediante esa formulación y precisión, por lo
cual se introduce la argumentación dentro de los dominios de la razón práctica. La
argumentación dentro de este contexto puede ser entendida como la fusión de la deliberación y
la justificación racional práctico. La intención de esta función sería la misma conservación del
orden y libertad de las elecciones. En tanto el orden, la argumentación recurre a justificar los
enunciados y los pronunciamientos sobre la cuestión de la que se trate en vista a la acción,
basándose en las razones indicadas; con relación a la libertad la argumentación manifiesta una
deliberación sobre diversas soluciones, opciones de las cuales, se elige aquella que salvaguarde
la racionalidad de la acción de acuerdo a un orden preestablecido ligado a lo real común.

110
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...,p.234. Apud, id.
111
Op, cit, “Le Raisonnement Pratique”...,pp.185-186
112
Del latín deliberatio, deliberare: acción de pesar, reflexionar. Es un acto que propiamente se atribuye a la razón o
a la mente o a la conciencia, no a la voluntad, y de él depende fundamentalmente la racionalidad y la libertad de la
elección y la decisión. No obstante, tanto la elección como la decisión y hasta la misma deliberación no dependen
tanto de un examen o revisión particular en un momento concreto, sino que están de alguna manera predeterminadas
por decisiones y elecciones anteriores, o por la libre adopción de valores.
113
Cfr, Chaïm Perelman,”Moral et libre Examen”, Droit, Morale et Philosophie, LGDJ, Paris, 1968, p. 173. El orden
preestablecido no es para Perelman signo metafísico de una verdad arbitraria, ni menos aún, signo de una evidencia.
Se entiende por orden preestablecido como el “conjunto de normas y valores que proporcionan el contexto sin el
cual ninguna razón podría orientar nuestros actos, decisiones o actitudes”.

46
Entonces, hay un orden racional y una libertad, de lo cual la argumentación se encarga de
justificar y deliberar.
¿Dónde se encuentra la racionalidad de la argumentación; en que consiste su practicidad?
“Como se ha visto dentro de estos dos polos -libertad y orden- se mueve la razón práctica. Esta
se manifiesta en decisiones de carácter razonable, es decir, justificable por medio de la
argumentación... La razón práctica así entendida queda identificada con la actividad
argumentativa”114. Tomando todo lo dicho hasta el momento, y considerando esta última
reflexión en torno a la razón práctica, contestamos a la pregunta sobre el lugar de la
argumentación dentro de la racionalidad en general y respondiendo a la consistencia de la
práctica argumentativa, concluimos que nos queda claro en base a las presunciones de la Teoría
de la Argumentación y al carácter filosófico de Perelman, que la argumentación está situada
ontológicamente en la razón practica y, que epistemológicamente, se halla en la opinión.
Haciendo una precisión sobre su grado ontológico la argumentación es solo encontrada en la
positividad de la razón práctica, de la cual ya nos hemos ocupado. Tal vez sea por esta misma
positividad que, como veremos en el siguiente capítulo, Perelman llegue a considerar que el
“Derecho, dentro de la concepción de la racionalidad práctica, es su paradigma” 115. Esto nos
lleva a evaluar que hasta el momento las presunciones sobre la Teoría de la Argumentación son
incompletas para entender el esquema, la sistematización y la forma de la teoría de Perelman.
Sin embargo, podemos concertar que hasta el momento hemos hallado el sentido material de la
Teoría de la Argumentación en base a sus presunciones. Presunciones que destacan a la no-
necesidad de las enunciaciones, la dimensión social del conocimiento, la preferencia del
pluralismo ante las posiciones univocistas; en resumen un apoyo a los procesos democráticos.
De aquí, es donde destacamos la practicidad de la argumentación sobre las cuestiones
democráticas, las que llevan al consenso a las operaciones de la legitimación de las decisiones
de acuerdo a lo común entre los hombres. La disertación del orden preestablecido, común a
todos los hombres y el cual permite un ejercicio racional de la libertad humana; es así que lo
práctico de la argumentación descansa en una racionalidad, que una vez expresada asegura la

114
Op, cit, Cfr, De la Argumentación al Derecho Razonable...,pp. 236-237
115
Id.

47
paz y la convivencia. Esto es pues, el optar por una filosofía regresiva, el emitir un voto de
confianza a la racionalidad práctica, hacer de la Retórica una revitalización mediante una Teoría
de la Argumentación. Es al fin de cuentas, la consideración del lugar ejemplar que da esta teoría
a la razón práctica. La Nueva Retórica planteada por Perelman no se conforma con ser un mero
estudio de los actos verbales, en resumen una formula lingüística del pensamiento.
La Retórica es más que el arte del buen decir, es el arte de argumentar, de conformar las bases
del Estado de Derecho, de un Estado de Paz. Por ello, una Teoría de la Argumentación debe de
ser divergente a las posiciones lógicas de la filosofía y la ciencia históricamente situadas en el
positivismo, pero una teoría de esta envergadura debe guardar un cierto rigor en las formas
obtenidas por el pensamiento común, es decir, las leyes que rigen las acciones humanas. Por
ésto, el cometido del siguiente capítulo es prestar atención a la operatividad lógica de la teoría
de Perelman, como carga jurídica que le da el maestro de Bruselas a la argumentación.
Cerremos el presente capítulo con la siguiente idea de Perelman que resume el contenido de la
Teoría de la Argumentación y manifiesta su carácter filosófico:”Nuestra postura será muy
diferente. En lugar de fundamentar nuestras teorías filosóficas en verdades definitivas e
indiscutibles, tomaremos como punto de partida el hecho que los hombres y los grupos
humanos se adhieren a toda clase de opiniones con una intensidad variable, que sólo se puede
conocer al ponerla a prueba. Las creencias que se analizan no son siempre evidentes y pocas
veces su objeto consiste en ideas claras y distintas. Las ideas admitidas con más frecuencia
permanecen implícitas y sin formular durante mucho tiempo, pues, en la mayoría de los casos,
sólo con motivo de desacuerdo en cuanto a las consecuencias resultantes se plantea el problema
de su formación o de su determinación más precisa”116.

Lineamientos Lógicos y Jurídicos de la Teoría de la Argumentación

116
Op, cit, Tratado de la Argumentación..., p.768-769 (Muy recomendable dar una lectura completa a la conclusióde
Perelman en su opera prima, conclusión que resume y asume todo el discurso del presente capítulo)

48
Capítulo Segundo

“Y junto a la Retórica marcharon al destierro


la Poesía, la Danza y la Música, expulsadas entre las artes de la República de Platón”

“A Perelman, como jurista117, le interesaba mostrar la ideoniedad de la argumentación en el


Derecho. Para ello, debía señalar que el razonamiento jurídico y la lógica jurídica se
comprenden desde una Teoría de la Argumentación, puesto que sólo ella respeta y manifiesta el
natural proceder de la razón en el Derecho. Ello explica que dedicara gran parte de sus estudios
a dichos temas, en los cuales se comprueba un fuerte carácter polémico”118.
En efecto, el gran interés de Perelman por los temas jurídicos y lógicos no sólo constituye un
foco de atención de su obra, sino también, es la misma fundamentación de la Teoría de la
Argumentación. Dicha teoría carecería de un soporte metodológico al no tomar en
consideración un apoyo sobre la ciencia Lógica. De igual manera la Nueva Retórica encuentra
una justificación en el campo de la praxis, en tanto son que es en los recursos jurídicos, y en los
mismos marcos doctrinales del Derecho, donde las reflexiones de Perelman encuentran un
primer campo de aplicación.
Sobre este aspecto parecería que el profesor belga tiene en mente al redactar su opera prima, un
programa en el cual, se sintetizan en la lógica jurídica, Lógica y Derecho.
Ahora bien, esta perspectiva de la Teoría de la Argumentación sobre la base de la Lógica y el
Derecho parecería mostrar los propios límites de la teoría de Perelman, pero esto no es del todo
preciso.
En principio, es necesario recapitular, que debido a las inspiraciones e intereses intelectuales de
Perelman, la Teoría de la Argumentación, es en esencia una teoría abierta y orientada con un
espíritu de libertad. Así lo manifiesta Perelman al declarar su rechazo a todo tipo de

117
Et. al, data. Es ilustrativo mencionar que Perelman en su primera etapa formativa es filósofo por la Universidad
Libre de Bruselas, complementando sus estudios en la Universidad de Varsovia en el campo de la Lógica Formal.
Hacia 1938 obtiene el titulo de Doctor en Filosofía y finalmente, en 1943 el grado de Doctor en Derecho.
118
María de los Ángeles Manassero, De la Argumentación al Derecho Razonable, EUNSA, Pamplona, 2001, p.250

49
absolutismo doctrinal que genere la alineación o la coacción119.
Debido a estas razones no es posible encontrar límites precisos para la Teoría de la
Argumentación. Esto no significa, en primera instancia, que la teoría perelmaniana carezca de
una definición y objeto de estudio120. Al contrario, Perelman asevera que la Teoría de la
Argumentación es “el estudio de las técnicas discursivas tendentes a provocar o acrecentar la
adhesión de los espíritus a las tesis que se presentan a su asentimiento”121.
En una segunda instancia, enunciar que la Teoría de la Argumentación no está determinada por

119
Cfr, Chaïm Perelman y L. Olbrechts-Tyteca, Tratado de la Argumentación, La Nueva Retórica, traducción, Julia
Sevilla Muñoz, ed, Gredos, Biblioteca Románica Hispánica, Madrid, 1989, pp. 768, 769
120
Apud..., Nos parece alusiva las consideraciones que Aristóteles hace entorno de lo que es un límite. Tomando ello
a juicio para rechazar que la Teoría de la Argumentación este limitada de una manera determinante. Y dice el
estagirita: Se llama «límite»1) el extremo de cada cosa, lo primero fuera de lo cual no cabe encontrar nada de ella, y
lo primero dentro de lo cual está contenido todo (lo que forma parte de ella);2) también lo que constituye la forma
de una magnitud, o de algo que posee magnitud;3) y el fin de cada cosa (y éste es aquello hacia lo cual -y no aquello
desde lo cual- tiene lugar el movimiento y la acción; si bien, a veces, se consideran límites ambos, aquello desde lo
cual y aquello hacia lo cual, es decir, aquello-para-lo-cual);4) también la entidad, es decir, la esencia de cada cosa:
ésta es, en efecto, límite del conocimiento y si lo es del conocimiento, también lo es de la cosa. De modo que resulta
obvio que «límite» se dice en todos los sentidos en que se dice «principio», y en más aún, ya que el principio es un
tipo de límite, pero no todo límite es principio. Aristóteles, Metafísica, 1022a. Gredos, Madrid 1994, p. 246.Con este
marco referencial estamos capacitados para decir que la teoría de Perelman, no encuentra propiamente unos límites.
Primero, en el sentido de que se halle contenida en una forma determinada, lo cual impida que amplíe sus
horizontes a otras realidades. En concreto, la Teoría de la Argumentación no está limitada -como podría
interpretarse- a la materia del Derecho. La argumentación jurídica es paradigma de la argumentación en general
según considera Perelman, pero ello no significa que esté su teoría auto contenida en el discurso judicial. El Derecho
para la Teoría de la Argumentación, como veremos a continuación en el corpus, es un lineamiento. Segundo, es claro
que la Teoría de la Argumentación no tiene limites en tanto la magnitud, que en este sentido es para Aristóteles la
magnitud física. Tercero, es posible conceder que en tanto el fin de un caso, la Teoría de la Argumentación tiene un
límite, pero entendido en un sentido definitorio, aquello-para-lo-cual; la teoría de Perelman se define por los medios
que producen la adhesión, pero no se limita exclusivamente a ellos, como en su momento será estudiado. Y cuarto,
la Teoría de la Argumentación en tanto conocimiento, no está limitada a una rama específica. Aunque dicha teoría
tenga una clara identificación con la Retórica, para Perelman una teoría relacionada con la argumentación, es una
constitución interdisciplinario donde intervienen conocimientos prestados, de la lógica, la gnoseológica, la
psicología, etc. Y su campo de aplicación comprende los campos de conocimiento, la Filosofía, la Ciencia, la Moral,
la Religión, el Derecho, la Política entre otras ramas del saber. De esta manera, nos es difícil llegar a una precisión
sobre los límites de la Teoría de la Argumentación ante ello preferimos hacer una referencia a los lineamientos;
lógicos y jurídicos, que no sólo complementan la definición aportada por Perelman, sino ante todo muestran ser los
fundamentos que permiten una apertura y una delineación de la teoría en cuestión.
121
Passim, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...,p. 183. Esta cita es extraída por María de los
Ángeles Manassero de la introducción a la versión belga del Tratado de la Argumentación. Por desgracia, la
definición que hace Perelman a la Teoría de la Argumentación en dicha introducción, no es reproducida en la edición
al castellano de Gredos. Por otra parte, Manassero hace un interesante apunte respecto a la definición y objeto de la
Teoría de la Argumentación, que sirve para nuestros propósitos. Y enuncia: “En su primera formulación Perelman
señala que el objeto de sus estudios no se enmarca dentro de una disciplina que tiene sus límites bien determinados,
sino que se ubica en los confines de la lógica y la psicología y en ese momento la define como el estudio de los
medios de argumentación, distintos de los de la lógica formal, que permiten obtener o acrecentar la adhesión de

50
ciertos límites, no conlleva a una negación sobre la distinción y la forma. Más allá de los
límites, la teoría que formula Perelman y como será analizado en el presente capítulo, está
dotada de lineamientos.122 Estos lineamientos, que no son otros que los prestados por la lógica y
del Derecho, permiten a la Teoría de la Argumentación mostrar una importante guía en las
cuestiones relacionadas con la adhesión y la acción. Con mayor precisión en los casos en que
intervienen los juicios de valor y los juicios de realidad123.
Así, la Nueva Retórica de Perelman dirigida hacia los juicios de valor y los juicios de realidad
relativos a la adhesión y la acción humana, regidos por aspectos lógicos y jurídicos. Dice
Perelman: “La distinción, tan frecuente en la filosofía del siglo XX, entre los juicios de realidad
y los juicios de valor, caracteriza el intento -que creemos desesperado- de quienes, al tiempo
los demás a las tesis que se presentan a su asentimiento.” Vid, Chaim Perelman, Lucye Olbrechts-Tyteca,
“Rhétorique et Philosophie”, Logique et Rhétorique, Presses Universitaires de France, Paris, 1952, p. 1
122
Entiéndase lineamientos desde la acepción latina de lineamentum que significa la delineación de un cuerpo por el
cual se distingue y conoce su figura. Como es posible entender, el lineamiento tiene una clara connotación física, ya
que se refiere a cuerpo y figura. Ahora bien, preferimos emplear lineamiento a límites en relación a la Teoría de la
Argumentación, ya que ello nos da una alusión más directa al contenido y fundamento de la teoría de Perelman. Un
lineamiento al estar referido al mundo natural, muestra que los cuerpos al crecer sus delimitaciones pueden crecen
igualmente, es decir los lineamientos son replanteados para adaptarse a la nueva figura. En cambio, los límites están
precisados de una vez por todas sin lugar al cambio. Esto en rigor, relacionado con la substancia, o la esencia de
determinado ser. Debido a la herencia de la neodialéctica en la Teoría de la Argumentación y del mismo modo en
ella se ve asumida la Filosofía Regresiva, nos parece más correcto emplear el término de lineamientos, que límites.
Sólo desposeyendo a los lineamientos de esa connotación material, y tomado analógicamente para entender que la
Teoría de la Argumentación, en tanto la delineación de la Lógica y el Derecho, siempre puede ser reformulada,
regresar sobre sus bases y ser modificada según sea el caso. Esto nos lleva a considerar que la Teoría de la
Argumentación, esta en constante movimiento, que es adaptable, que esta siempre generando correcciones en el
campo lógico y jurídico.
123
Vid, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...,pp. 116-117. Dice Manassero que Perelman “desea
ganar para la razón el juicio de valor”. Esto significa superar la postura racionalista y la irracionalista sobre los actos
morales del hombre. La primera postura en palabras de Perelman es la que considera que “la razón debería ser capaz
de captar, por la intuición, los valores sobre los cuales los hombres podrían fundar su acción y que manifiestan como
una evidencia irrefutable a todo espíritu suficientemente entrenado”. Chaïm Perelman, “L´ideal de Rationalité et la
Régle de Justice”, Le Champ de l´Argumentation, Presses Universitares de Bruxelles, Bruselas, 1970, p.290.La
segunda postura considera que “la reflexión moral cesa de ser filosófica y se circunscribe a una evaluación técnica
de nuestros actos, en la calidad de medios u obstáculos, favorables o desfavorables a la realización de fines cuya
racionalidad se nos escapa”. Chaïm Perelman, “Considerations sur la Raison Pratique”, Le Champ de l
´Argumentation, Presses Universitaires de Bruxelles, Bruselas, 1970, p. 174.Ante estas posturas y dada la intención
por recuperar la racionalidad de los juicios de valor, la solución de Perelman se encuentra en la misma racionalidad
práctica, por la cual, se encuentra un punto medio entre el racionalismo extremo de la primera postura, y el
irracionalismo de la segunda. El problema del racionalismo es que equipara los juicios de valor a los juicios de
realidad. En cambio, la postura del irracionalismo, considera que sólo son validos los juicios de realidad, siendo los
de valor absolutamente vacíos de contenidos. Es así, que la tercera vía de Perelman muestra ante los juicios de valor,
y el llamado a la racionalidad práctica constituye una reivindicación de los juicios de valor, que se distinguen de los
juicios de realidad, por estar regulados por su nivel de razonabilidad y estando dirigidos hacia hechos contingentes,
es decir hacia las acciones humanas.

51
que reconocían el estatuto particular y eminente de la investigación científica, querían, sin
embargo, salvar de lo arbitrario y de lo irracional las normas de nuestra acción. Pero esta
distinción, consecuencia de una epistemología absolutista que tendía a aislar con claridad dos
aspectos de la vida humana, no ha conseguido los resultados esperados por dos razones: el
fracaso en la elaboración de una lógica de los juicios de valor y la dificultad de definir los
juicios de valor y los juicios de realidad”124.
Precisamente, la Teoría de la Argumentación al no estar limitada por una doctrina absolutista,
sino delineada por Lógica y lo jurídico, es capaz de zanjar la dicotomía entre los juicios de
valor y de realidad, tomándolos en consideración en los razonamientos que apuntan a la acción.
Esto rompe la dicotomía entre pensamiento y acto, al no dejarlos a las fuerzas de la
irracionalidad en virtud de la Lógica y lo jurídico, la Teoría de la Argumentación encuentra sus
lineamientos.
La Nueva Retórica no está limitada a una lógica específica como sería la lógica formal, o la
material. Para Perelman la argumentación tiene un contenido preponderantemente material,
pero no se limita allí. En ciertos momentos, los argumentos (como veremos líneas adelante)
hacen un tránsito hacia la lógica formal.
En este sentido, la Teoría de la Argumentación al no estar limitada por ninguna lógica
particular, se halla antes bien delineada por la lógica considerada en todo su conjunto. Esto
permite que sus lineamientos lógicos se encuentren siempre abiertos a los universos discursivos
donde sean considerados valores y realidades en vista a la acción.
De una manera similar, Perelman al referir que el tipo de argumentación jurídica es paradigma
de los razonamientos retóricos125, no considera que el discurso jurídico sea la única forma de
aplicación de su teoría. Es inválido concluir que la Teoría de la Argumentación esté limitada
como su aplicación al campo del Derecho.
La argumentación está en sí misma abierta a todo el campo donde interviene la capacidad
humana de juzgar. Perelman es consciente de este hecho y enuncia que la Teoría de la
Argumentación tiene cabida en otros campos donde el discurso sea requerido en los problemas

124
Op, cit, Tratado de la Argumentación..., pp. 770-771
125
Ibid, p.769

52
relativos a la acción humana; como es el caso de la moral, la religión, la filosofía y la política,
etc126.
Desde este marco de aplicabilidad, es indebido marcar un límite práctico de la Teoría de la
Argumentación en lo meramente jurídico. Preferimos al respecto, considerar que el Derecho
muestra una importante guía, es decir, un lineamiento por el cual, la Nueva Retórica formulada
por Perelman, encuentra un sentido sobre lo razonable. Esto es la incursión de la racionalidad
práctica en las cuestiones de la conducta humana. Según Perelman durante un largo periodo del
pensamiento moderno el estudio sobre lo razonable y su relación con la argumentación han sido
evadidos.
Precisamente, este es uno de los motivos que llevan a Perelman a la formulación de su teoría, y
menciona al respecto: “Aun cuando a nadie se le haya ocurrido negar que la facultad de
deliberar y de argumentar sea un signo distinto del ser racional, los lógicos y los teóricos del
conocimiento han descuidado por completo, desde hace tres siglos, el estudio de los medios de
prueba utilizados para obtener la adhesión.”127 Es decir, que el objetivo de Perelman es realizar
un estudio de la argumentación rescatando una aproximación lógica y gnoseológica de la
cuestión en disputa que es la razonabilidad de la Retórica.
Como veremos en el presente capítulo, dicha razonabilidad está fundamentada en los
lineamientos lógicos y jurídicos con los cuales Perelman dota a la Teoría de la Argumentación,
al mismo tiempo que define su concepción sobre la Nueva Retórica.
Por tanto, el programa de análisis que presentamos a continuación tiene dos partes capitales:
El aparato lógico de la Teoría de la Argumentación, como el aspecto jurídico de la misma. Una
síntesis de estos aspectos llevará a circunscribir a la Nueva Retórica con una naturaleza
sustentada en la lógica jurídica.
Así las cosas, prestemos atención a las consideraciones lógicas y jurídicas que muestran el
compromiso del maestro de Bruselas para constituir el uso racional de la Retórica.

A) Consideraciones de Perelman en torno a la Lógica y la Retórica:

126
Cfr, Ibid, p. 135
127
Ibid, p.30

53
“La Nueva Retórica no pretende desplazar o reemplazar a la lógica formal, sino añadir a ella un
campo de razonamiento que, hasta ahora, ha escapado a todos los esfuerzos de racionalización,
esto es, el razonamiento práctico”128.
Como ya antes habíamos enunciado, las consideraciones de Perelman entorno a la Lógica y la
Retórica y la relación entre ambas, son altamente controvertidas. Es un hecho para el profesor
belga, que la argumentación escapa de los dominios de la lógica formal, sin embargo él mismo
reconoce las amplias ventajas de esta lógica matematizante en el campo de las ciencias naturales,
pero no así en el campo de las ciencias del espíritu.
Y confirma: “La lógica formal moderna se ha constituido en el estudio de los medios de
demostración empleados por los matemáticos. Pero, resulta que su dominio está limitado, porque
todo lo que ignoran los matemáticos es extraño a la lógica formal. Los lógicos deben completar
la teoría de la demostración así obtenida, con una teoría de la argumentación. Nosotros
trataremos de construirla analizando los medios de prueba de los cuales se sirven las Ciencias
Humanas, el Derecho y la Filosofía. Para esto, examinaremos las argumentaciones presentadas
por los publicistas en sus campañas, por los jueces en sus sentencias y por los filósofos en sus
tratados”129. Aunque ésto, ya significa un importante precedente para llevar a la controversia el
pensamiento de Perelman, no es así tan relevante en el campo del análisis. Perelman no muestra
deficiencias para entablar una discusión en torno a los límites de la lógica formal, como el tipo
de Lógica implicada en la Retórica. Antes, de facto, sí es posible encontrar dos dificultades que
pueden mostrar serios obstáculos para un análisis sistemático de los lineamientos lógicos de la
Teoría de la Argumentación.
Estas dificultades son: El problema de una crítica interna a los sistemas formales para demostrar
su incapacidad ante los razonamientos empleados en las ciencias humanas.
Un segundo problema, es la falta de una jerarquía relativa al desarrollo de los temas implicados
en torno a la Lógica y la Retórica.

128
Chaïm Perelman, The New Rethoric; Pragmatics of Natural Language, ed, YBar-Hillel, Dordrecht-Holland,
1971, p.148.
129
Chaim Perelman, L, Olbrechts Tyteca, M. Dobrosielski “Nueva Retórica” Retórica y Lógica, ed, Colofón,
México, 1998,p .43

54
Adelantemos, que estos problemas son inherentes a la obra de Perelman, ellos dentro de sus
consideraciones no requieren explicación, porque son problemáticas superadas por la misma
Teoría de la Argumentación. Sin embargo, es prudente prestar atención a estas cuestiones, ya que
en el caso del primer problema representa el peligro de una refutación que deje sin bases lógicas
a la teoría de Perelman. En el caso del segundo, la situación que se presenta no es tanto con
relación a una refutación, como si es que la confusión llegue a presentarse.
Estas son pues, las dos dificultades que encontramos en el pensamiento de Perelman en relación
con la lógica, las cuales pueden mostrar un gran obstáculo para comprender los lineamiento
lógicos de la Retórica que pretende instaurar Perelman.

A.1) Primera Dificultad; El Déficit de una Crítica Ad Intra de la Lógica Formal ante los Juicios
de Valor:

Presentados estos problemas y mostrando una explicación por la cual, Perelman no les presenta
una particular atención, (pues su postura está asumida e implicada en la Nueva Retórica),
entonces estaremos en condiciones de realizar un análisis de la Lógica que considera Perelman
que es la relacionada con la Retórica.
Así las cosas, como hemos anotado antes, el primer problema es la carencia de una crítica interna
a los sistemas formales para demostrar su incapacidad ante los razonamientos empleados en las
ciencias humanas. Es decir, la falta de una crítica de parte de Perelman 130 para mostrar la
incapacidad de la lógica formal ante los argumentos no sustentados en la necesidad y la
evidencia, esto es desde las mismas referencias formales de la Lógica.
Lo que es de llamar la atención en este renglón, es que habiendo estado Perelman tan
familiarizado con la lógica formal de Frege, habiendo tenido por maestros en Varsovia a

130
Apud, op, cit De la Argumentación al Derecho Razonable...,p.182. Manassero, nos ofrece una interesante
reflexión al respecto del porque Perelman no ofrece una crítica a la lógica formal y, al mismo tiempo, del cómo la
Teoría de la Argumentación está fuera de su alcance. “Lo cierto es que la intención de Perelman no es cuestionar la
validez de la lógica formal. Por el contrario, reconoce su eficiencia y competencia dentro de las áreas de las ciencias
formales; pero no admite que el calculo y la demostración sean las únicas y legítimas formas de razonar. La
mencionada complementariedad reside en que la Teoría de la Argumentación es la metodología de la cual, la lógica
formal no da cuenta: la deliberación producida en toda elección o determinación de lo preferible, aceptable y
razonable”.

55
Lukasiewicz, Lésniewski y Tarski131, no presente una fuerte crítica a la lógica formal. Es
indiscutible que Perelman es un conocedor de los formalismos lógicos, sin embargo, es de interés
cuestionarse ¿por qué realiza una crítica ad intra de la lógica formal?
Es un hecho, que a lo largo de la obra de Perelman no encontramos ninguna crítica a la lógica
formal sobre la base de simbolizaciones, ni el intento de mostrar la falla de los cuantificadores
lógicos formales para representar una forma no matematizante del pensamiento. Esto, puede ser
el ápice de una refutación en contra de Perelman por parte de los lógicos.
Parece arriesgado marcar una limitante a la lógica formal sobre los argumentos como plantea
Perelman, sin antes demostrar las deficiencias lógicas desde el mismo sistema. Ello puede ser
una problemática para las exigencias de cualquier tipo de lógica que se presente como un tipo
alternativo del pensar.
Cabe recordar que los grandes avances en la historia de la Lógica se dan cuando se presentan
nuevas fórmulas que contienen y sintetizan a las anteriores, y que expresan nuevos horizontes de
pensamiento.
Perelman con su nutrida formación en Lógica evade esta regla de la historia de la Lógica y, más
aún, carece al menos de una sola refutación que enfrente el argumento contra una fórmula lógica.
Todo ello, puede presentar el punto por el cual, toda la Teoría de la Argumentación caiga por
tierra. En consecuencia, nos enfrentamos a la cuestión ¿Puede la Teoría de la Argumentación
131
Et al, data. Estos tres grandes lógicos polacos fueron los maestros en lógica de Perelman. Lukasiewicz puede ser
reconocido por su Teoría de los Futuros Contingentes y su lógica trivalente. Aunque no contamos con datos
precisos, es posible que Lukasiewicz haya desarrollado la lógica trivalente en tiempos en que fue su discípulo
Perelman, de tal manera que fuese marcado por el concepto de posibilidad de dicha lógica, como para ser
recuperado en el pensamiento perelmaniano; puede ser muy probable que la definición de posibilidad dentro de la
lógica haya influenciado a Perelman. Por otro lado, Lésniewski es reconocido por sus estudios de las antinómicas y
la solución a la paradoja de Russell, así como defensor del lenguaje formalizado de la lógica. Finalmente, Tarski es
identificado con la teoría semántica de la verdad, y la teoría matemática de los modelos. Ya los mismo títulos de su
obra nos dan una idea de la alta carga de lógica formal contenida en sus escritos. Estos dos últimos maestros
muestran la férrea formación de Perelman en la lógica formal, en el periodo en que estudia en la Universidad de
Varsovia (1937-1938).Por otro lado, la fuerte influencia de Perelman no sobre la lógica formal, sino en la ciencia
lógica en su conjunto, lleva a considerar como una gran herramienta para el análisis no positivista de cuestiones
sociales. Y conforme a esta idea, se pronuncia diciendo: “Nuestro camino se diferenciará radicalmente del camino
adoptado por los filósofos que se esfuerzan en reducir los s razonamientos sobre problemas sociales, políticos o
filosóficos, inspirándose sino los modelos proporcionados por las ciencias deductivas o experimentales y que
rechazan como carente de valor a todo aquello que no se conforma a los esquemas previamente impuestos.
Nosotros, por el contrario nos inspiraremos en los lógicos, pero para imitar los métodos que les han dado tantos
frutos desde hace un siglo más o menos”. Chaïm Perelman, L, Olbrechts Tyteca, M. Dobrosielski “Nueva Retórica”
Retórica y Lógica, ed, Colofón, México, 1998, p. 48.

56
encontrar un soporte lógico? ¿De ser afirmativa la respuesta cómo sería ésto posible?
Para esbozar una respuesta satisfactoria y que esté en concordancia con la Nueva Retórica, es
necesario partir del hecho, que no toda lógica es lógica formal, y que no toda lógica formal
abarca los diversos modos del razonar humano. Es como el mismo Perelman refiere, “la lógica
ha quedado limitada a la lógica formal”132 y “los razonamientos extraños al dominio puramente
formal escapan a la lógica”133 .
Precisamente, la razón por la cual el profesor belga no realiza una crítica ad intra sobre la lógica
formal, para mostrar sus deficiencias ante un tipo de razonamiento no necesario, es esta
consideración ad externa de lógica y que está apoyada en una teoría del conocimiento.
De la ciencia lógica se puede distinguir la lógica formal y la lógica material, es igualmente
distinguible una diversidad de razonamientos, donde sólo una parte de la lógica se dedica a un
tipo específico de razonamiento. En el caso de la lógica formal el enfoque del razonamiento es
identificado por Aristóteles como apodíctico. Concluir que éste es la única forma válida de
razonar, es una extrapolación indebida, tan injustificada como identificar la parte con el todo,
como lo hace la visión positivista en relación con la Lógica y la lógica formal.
Perelman es consciente de este problema, por ello no realiza una crítica ad intra de la lógica
formal, lo que podría ser para sus detractores la refutación de toda la Teoría de la
Argumentación. Es más, Perelman en algún momento manifestó interés no sólo de realizar una
crítica de esta naturaleza, sino más aún, adoptar el sistema de la lógica formal para estudiar el
núcleo de la Teoría de la Argumentación, es decir, los juicios de valor. Y de esta manera, se
pronuncia: “Decidí consagrarme a esta tarea y para llevarla a cabo traté de imitar al lógico
Gottlog Frege... La respuesta es que no existe una lógica formal de los juicios de valor, esto es
terreno de la Retórica”134 .
Perelman se refiere a realizar un trabajo análogo al realizado respecto a la demostración de los
teoremas matemáticos de acuerdo a operaciones lógicas, pero esta vez dirigido a los juicios de
valor. Esto equivaldría llevar a una positivización de la Retórica o, mejor dicho, imponer el
arbitrio de una concepción positiva de los juicios de valor mediante una lógica que manifieste
132
Op, cit, Retórica y Lógica.., p.43
133
Id.
134
Cfr, Chaïm Perelman, El Imperio de la Retórica, tr. Adolfo L. Gómez Giraldo, ed, Norma, Bogota, p.11-12

57
en el discurso no argumentos, sino teoremas.
Es posible agregar al respecto, razón por la cual Perelman abandona la postura formalista de la
lógica en vistas a la Teoría de la Argumentación: “Sin embargo, esta respuesta, que equivale a
una renuncia de cualquier tipo de filosofía práctica, no podía satisfacerme, pues significaba
abandonar a la emoción, a los intereses y, a fin de cuentas, a la violencia, el arreglo de los
problemas relativos a la acción humana, y especialmente la acción colectiva, que
tradicionalmente derivan de la moral, del derecho y de la política. En efecto, si uno se atiene al
método positivista, hay que excluir la idea de una elección, de una decisión o de una solución
razonable, que implica un uso práctico de la razón. Más, aunque abandonemos las cercanías del
positivismo, no nos bastará con desear una concepción más amplia de la razón. Hace falta
elaborar una metodología que permita ponerla en práctica, elaborando una lógica de los juicios
de valor que no haga depender éstos del arbitrio de cada uno”135.
De manera conclusiva, podemos tomar pronunciamiento de Perelman para extraer tres
elementos que responden a la imposibilidad operativa de la lógica formal sobre la Nueva
Retórica. Estos elementos son: los juicios de valor, la racionalidad y la filosofía práctica.
Confirmando lo expuesto por Perelman obtenemos tres razones por las cuales, dichos
elementos escapan de la jurisdicción de la lógica formal, no prescindiendo de la Lógica en sí
misma pero si requiriendo una lógica especial136.
Así las cosas, la primera razón es: Los juicios de valor se encuentran circunscritos a las
actitudes de un sujeto frente a otras personas, cosas o situaciones y expresan la preferencia o
importancia -el valor- que alguien atribuye a determinadas propiedades de las cosas. Es decir,
que al no tratarse de juicios de realidad, que se sustentan en hechos determinados de los cuales,
es posible obtener una formalización, los juicios de valor carecen de esa capacidad para ser
formalizados, ya que son juicios variables, no siempre constantes y que dependen del punto de
vista de quien los emite.
La lógica formal está dirigida a los juicios de realidad, no pudiendo tener un tránsito legítimo
135
Chaïm Perelman, La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica, traducción Luis Diez-Picazo, ed. Civitas, Madrid,
1979, p.135
136
Infra, p.58. Como será analizado líneas adelante, la lógica requerida para una Teoría de la Argumentación es
predominantemente una lógica material, la cual puede ser definida en la actualidad con elementos de la lógica
deóntica, la lógica difusa e incluso por la lógica polivalente.

58
hacia aquello que no esté conformado por los hechos. Como anota Perelman, el paso de una
lógica formal hacia los derroteros de los juicios de valor, es un tránsito ilegítimo e inaceptable.
Juicios de valor y juicios de realidad están distinguidos ontológicamente y un acercamiento
epistemológico debe tomar esta diferencia esencial. En realidad, cuando hacemos esta
distinción nos referimos a dos dimensiones de razón, dimensiones que no son excluyentes una
sobre la otra, sino al contrario son complementarias.
Por un lado, los juicios de valor, la lógica formal está de lado de lo que podemos llamar con
justicia razón teorética. Y por otro lado, los juicios de valor, la alternativa de la lógica material
se relacionan con la ya citada razón práctica.
De esta forma, podemos dar cuenta, que cada dimensión de la razón está definida a sí misma a
emplear una lógica específica sobre su objeto propio. Una monopolización de método sobre el
objeto del complementario sólo equivale a una incursión en un ámbito ajeno. Si me es
permitida la comparación, lo que ocurre al intentar implementar una lógica formal sobre los
juicios de valor, puede equiparase al intento de un pez por alcanzar las altitudes del cielo o
como un ave nadando profundamente en las aguas del mar.
Por esta razón, y como ya hemos analizado con Perelman, es imposible ofrecer una lógica
formal para la Teoría de la Argumentación y esto no se debe a la incapacidad de Perelman por
ofrecer, un estudio de las imposibilidades técnicas de la lógica formal sobre los juicios de valor,
sino al contrario debido a su dominio de la lógica formal, nuestro autor ejerce mayor autoridad
para exponer los límites objetivos y cognoscitivos de la lógica formal.
Nuestra segunda y tercera razón, son extraídas y forman parte de nuestra primera razón que
explica el porque Perelman no ofrece una crítica formalista sobre la misma lógica formal.
La segunda razón es que en la razón práctica, al estar dirigida a las cuestiones donde interviene
nuestra capacidad de decisión y acción no es posible hacer intervenir una lógica formal.
La lógica formal opera con axiomas y definiciones. Es posible encontrar en la conducta humana
axiomas, pero lo que no es posible es tener definiciones sobre lo que está en vista a la acción.
La posibilidad de una razón práctica identificada con el ser razonable y no el ser puramente
racional, radica una primera aproximación a lo probable y su posterior determinación en lo
concreto.

59
La razón práctica, entonces escapa al cálculo de lo determinado en una constante, es decir, en la
definición. Por ello, la lógica formal no es capaz de ofrecer un método que nos guié a cada y
uno de los seres humanos en la acción. El intento de formalización de la acción humana
equivale a negar el dominio de la razón práctica sobre los actos voluntarios. Pero esto; no es del
todo correcto intentar forzar la hegemonía de la lógica formal sobre cada aspecto humano. Ello
no lleva a otro camino que a la negación de la misma libertad humana. O si tal no es el caso,
llegar a la posición positivista de que al escapar los actos concretos del dominio de la lógica
formal, entonces es necesario concluir que son irracionales.
Estas conclusiones no son admitidas por el propio Perelman 137, su postura como ya se ha
enunciado es recuperar la racionalidad de los actos humanos para la razón. Y esta recuperación,
no es por el camino de una lógica formal, sino por la vía de una lógica coherente con la
racionalidad práctica.
Finalmente, la tercera razón (sustentada en la primera y segunda) es que la fundamentación de
una filosofía práctica no se define por el sistema138, sino por el método139. La lógica formal es
un sistema donde todos los elementos interactúan en una interdependencia, de allí adquiere el
sentido de válidez y necesidad. Una lógica de esta naturaleza aplicada a los juicios de valor y la
razón práctica exige que la demostración140compruebe la coherencia de cada elemento que
137
Vease, supra…, pp.7, 16, 27.
138
En general, conjunto de elementos en interacción. Los griegos consideraban que en todo sistema lo
fundamental esta dado por la interrelación o interacción de los elementos que permite éstos sean organizados en un
conjunto cerrado, en el cual se supone también la interdependencia. Esta idea de interdependencia en la teoría del
conocimiento moderno, es lo que permite dar validez a un conocimiento, y llevarlo al grado de verdad. Esta idea del
sistema relacionado con la verdad puede observarse en la siguiente cita a Hegel: “El saber es solo real y solo puede
exponerse como ciencia o como sistema... Lo verdadero sólo es real como sistema”. Hegel G.W.F, Fenomenológica
del Espíritu, FCE, México, pp. 18-19
139
Como primera acepción es búsqueda, investigación, su descomposición filológica es “metá” hacia, y
“odós“, vía, camino. Esto da una idea del porqué el método se presenta como un medio por el cual se transita para
llegar a una determinada meta. En la tradición grecolatina, se considera al método como la manera de proceder
racional para lograr un fin determinado, no sólo escogiendo los medios convenientes, sino también poniéndolos en
práctica según un orden razonado, adecuado y consecuente, que se expresa mediante reglas o normas. Esto tiene un
fuerte vínculo con el saber prudencial, a diferencia del sistema que tiene relación con el saber contemplativo. A este
respecto, el método tiene un carácter abierto que contrasta con lo cerrado del sistema. Ello es evidente en las
ciencias contemporáneas, los métodos están abiertos y son múltiples, no enunciación de ellos, no podría ser
exhaustiva, ni agotaría su rico caudal. Esto se debe a la apertura desde el plano del conocimiento hacia su objeto,
ante todo porque es búsqueda e investigación.
140
En el prólogo, De la Justicia, Luis Recaséns Siches dice respecto a la demostración que: “Perelman combate la
opinión de tantos filósofos que consideraron -y todavía hay algunos que siguen considerándolo- que toda forma de
razonamiento que no se parezca al tipo de la matemática no pertenece a lógica. Contra esta injustificada opinión,

60
interviene en los discursos dirigidos hacia la acción. Esto, que es terreno de la Retórica, lo que
exige no son demostraciones sino argumentos141. La filosofía práctica que busca Perelman,
142
exige como se ha dicho, un método mediante el cual se permita poner en práctica los juicios
de valor de manera racional, sobre las argumentaciones.
Este es el sentido de la Teoría de la Argumentación, la puesta en marcha de una metodología
racional referida a las acciones y los medios discursivos que intervienen en la deliberación.
Esta es la razón por la cual, la Teoría de la Argumentación al constituirse en una metodología,
prescinde de la sistematización de la lógica formal. Es decir, la exigencia de la filosofía práctica
está en el método, no en el sistema. De ser el caso contrario, entonces la propuesta de Perelman
no sería en realidad una filosofía práctica. De ser insertada la lógica formal en sustitución del
método dentro de dicha filosofía, la consecuencia no sólo atentaría al espíritu de libertad y
racionalidad de la misma Teoría de la Argumentación, sino que podría estar encubierta dentro
de ella, el ideal estático que tanto combate Perelman, y nos referimos al positivismo lógico.
De esta manera, ofrecidas estas tres razones en la mediada en que este discurso nos lo permite,
hemos llegado a explicar, a mostrar las dificultades y las razones por las cuales Perelman no
realiza un examen, una refutación de la lógica formal, desde una perspectiva ad intra. Con esto,
cubrimos la primera dificultad para aproximarnos a las consideraciones lógicas de Perelman
sobre Nueva Retórica.

A.2) Segunda Dificultad; El Déficit Jerárquico de los Temas Lógicos:

María de los Ángeles Manassero nos hace una advertencia introductoria a la obra de Perelman,
y dice: “debe hacerse constancia de la dificultad representada por la falta de sistematicidad de

Perelman sostiene que hay formas de razonamiento más elevadas, las cuales no constituyen propiamente cálculos, ni
tampoco pueden ser formuladas como demostraciones y que pertenecen, por el contrario a la argumentación. Chaïm
Perelman, De la Justicia, tr, Ricardo Guerra, Centro de Estudios Filosóficos, UNAM, México, 1964, p.II
141
Apud. Perelman dice: “En efecto, el fin de la argumentación no es como el de la demostración, probar la verdad
de la conclusión partiendo de la verdad de las premisas, sino transferir a las conclusiones la adhesión concedida en
las premisas“..., entonces “la lógica formal tiene valor probatorio o demostrativo, una razón por la cual no se aplica
a la Retórica”. Chaïm Perelman, El Imperio de la Retórica, tr. Adolfo León Gómez Giraldo, Ed, Norma, Santa Fe
Bogotá, p.43
142
Véase, Op, cit, Lógica Jurídica Nueva Retórica..., p.135

61
su obra...”143Esto no sólo se refleja en la dificultad bibliografica del autor para encontrar una
lectura sistemática, sino también representa la necesidad de reconstrucción de ciertas tesis. 144
De tal forma, Perelman se presenta, en un amplio sentido, como un autor no sistemático. En
este sentido, la falta de un acercamiento sistemático hacia ciertos temas, en ya de suyo un reto
para un investigador que se aproxime al pensamiento perelmaniano. En consecuencia, esta
dificultad para el investigador se manifiesta en los temas lógicos que trata el profesor de
Bruselas.
Las consideraciones que Perelman hace en torno a los temas referidos, a la Lógica en
específico, y luego como ellos se ligan a la Retórica, carecen de toda sistematización. En otras
palabras, Perelman no realiza ni una crítica sistemática ni una contrapuesta en este mismo
orden.
Ello representa un gran foco de confusión para quien no esta familiarizado con nuestro autor, y
ante todo con su visión divergente del dominio del pensamiento moderno.
Así las cosas, tomando lo anterior como precedente, el segundo problema que nos presenta
Perelman en relación con la Lógica, es en efecto la carencia no sólo de una crítica sistemática,
sino también el tratamiento no sistemático de los temas lógicos. Es como si, Perelman deseara
poner en un mismo plano todos los aspectos de la Lógica para dejarlos en una consideración
unidimensional. Este punto, puede representar una fuerte crítica para el inspirador de la Nueva
Retórica. Sin embargo, a diferencia de la primera dificultad, que ya hemos analizado, la
segunda dificultad no se muestra como un punto de refutación, sino de confusión. Esta
confusión es producto de una falta de jerarquización por parte de Perelman, para tratar los
temas que a Lógica se refieren. Es como si no existiera una ponderación de exponer los temas
más relevantes ante los menos, y así realizar un programa por el cual estos temas fuesen
explicados unos sobre otros. Esta forma de organizar los temas de estudio es precisamente, la
forma sistemática que los positivistas emplean para sus fines racionalistas.
Perelman, como ya hemos notado a lo largo del trabajo, no simpatiza con los positivistas, ni
tampoco, con cualquier corriente de pensamiento que de indicios de sistematización.

143
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p. 32
144
Cfr, id.

62
En este caso, el profesor es coherente con su postura. La razón no se límita a emplear una
formula sistemática, ni mucho menos la lógica formal es omniabarcante. Es decir, que en los
terrenos donde Perelman limita la autoridad de la lógica formal no estarían abiertos
indebidamente a su jurisdicción.
De tal manera, el no presentar un programa sistemático ante los temas lógicos, puede ser un
gran déficit en la jerarquía de dichos temas; sin embargo, para Perelman esto no representa un
déficit, sino una virtud por la cual, puede ir madurando la idea de una lógica aplicable para la
Retórica.
Con ello, Perelman es capaz de replantearse en variadas ocasiones el papel de lógica en general
en relación con la Retórica. Esta posibilidad de apertura de investigación debida a una falta de
sistema, es lo que hace realmente ofrecer las razones por las cuales el análisis lógico, en vista a
la Teoría de la Argumentación contiene ese carácter de la ya estudiada filosofía regresiva.
Por tanto, ofrecida la principal razón por la cual, Perelman no nos ofrece un jerarquía sobre los
temas lógicos involucrados con la Retórica (y si tal fuera el caso contrario, entonces Perelman
no nos ofrecería un método del discurso por la Teoría de la Argumentación, sino un sistema) es
posible ahora, hecha la advertencia, mostrar cuáles son los puntos lógicos que Perelman
presenta en vista a la Nueva Retórica.
Los temas que estudiaremos a continuación, no responden a una sistematización, ni a una
jeraquización. Cada tema puede ser tomado aliatoriamente desde la misma bibliografía de
Perelman, sin presentar la necesidad de ser explicados unos sobre otros. Esto que puede ser un
indicio de confusión al no confrontar unos temas sobre otros, lo cual es en realidad la necesidad
de poner todos los temas lógicos bajo un mismo plano. Desde esta perspectiva se puede ya
observar la racionalidad operante en la Teoría de la Argumentación. En este caso, el orden de
los temas que presentamos a continuación no afecta el resultado.
Partimos de la definición de Retórica que hace Perelman, para pasar a los puntos en los cuales
se diferencian Lógica y Retórica; seguido, a su vez, de las diferencias entre Dialéctica y
Retórica. Estos dos primeros temas nos permitirán aproximarnos a la crítica ad externa que
hace Perelman sobre la lógica formal. Por lo cual, finalmente será posible hacer algunas
precisiones sobre el tipo de lógica que tiene en mente Perelman para la Retórica y, cómo luego,

63
ésta será delineada por una lógica muy particular, que es la lógica jurídica.

A.3) Los Términos Lógicos de la Definición de Retórica de Perelman:

¿Por qué es necesario prestar atención a un apartado dentro de la Lógica a la definición de


Retórica? ¿Por qué este apartado debe de ser inicial para entrar al núcleo de las reflexiones
sobre Lógica de Perelman?
Estas interrogantes son del todo oportunas debido al gran desprestigio de la Retórica,
considerada por algunos como desposeída de todo fundamento racional, en concreto sin
ninguna vinculación con la Ciencia Lógica.
Consideramos de gran relevancia iniciar el estudio sobre las consideraciones lógicas de
Perelman, desde la misma definición de la Retórica, porque esto manifiesta el nivel de relación
que el profesor de Bruselas considera entre la Lógica y la Retórica y del cómo está conformada
dicha relación. Expuestas estas cuestiones, entonces estaremos en condiciones de comprender
la dirección que tomará la Lógica para Perelman en vistas a la Nueva Retórica.
De tal forma, tomamos como punto de partida la completa definición y precisión de la Retórica
expuesta por Perelman, en su obra Lógica Jurídica y Nueva Retórica145. Y dice: “La Retórica,
elaborada por los antiguos, y a la cual fueron consagradas obras conocidas de Aristóteles, de
Cicerón y de Quintilliano, es una disciplina, que, tras haber sido consideración como la
coronación de la educación grecoromana, degeneró en el siglo XVI al quedar reducida a un
estudio de figuras de estilo, y finalmente desapareció por completo de los programas de la
enseñanza secundaria. Aristóteles define la Retórica como el arte de buscar en cualquier
situación los medios de persuasión disponibles.146Continuando y desarrollando la definición de

145
Es importante destacar para el lector, que la intención de Perelman en esta obra es analizar los fundamentos
lógicos de la disciplina retórica, así como su campo de aplicación más próximo que es el Derecho. Al inicio de la
introducción a Lógica Jurídica y Nueva Retórica, Perelman hace un primer enlace entre Lógica y Retórica. Este es
que la Retórica trabaja sobre la base de razonamientos, y los razonamientos son sometidos a examen por una
disciplina denominada Lógica. De esta forma, los razonamientos de la Retórica son parte del examen de la Lógica.
Así las cosas, esta obra es importante para la comprensión del Tratado de la Argumentación, ya que en la Lógica
Jurídica y Nueva Retórica, muestran ser el complemento argumentativo para entender la Teoría de la Argumentación
según sus fundamentos racionales y su campo de aplicación. En tanto, el Tratado de la Argumentación, presenta a la
Teoría de la Argumentación como metodológica para ganar la adhesión.
146
Cita de Perelman a Aristóteles en Retórica, Les Belles Lettres, Collection des Universités de France, traduit par

64
Aristóteles nosotros diremos que tiene por objeto el estudio de las técnicas discursivas que
tratan de provocar y de acrecentar la adhesión de los espíritus a tesis que se presentan para su
asentimiento”147.
En la consideración que precede a la definición que hace Perelman de la Retórica con base en
Aristóteles, se hace manifiesta la degeneración de la Retórica y al mismo tiempo la necesidad
de recuperar su prestigio de la época clásica. Esta recuperación no puede ser de otra manera,
que mediante la Lógica. Y por ello, dice Perelman que su definición “debe concretarse
mediante cuatro observaciones que permitan precisar su alcance”148.
La precisión de ese alcance, como veremos a continuación, estrecha los lazos entre Lógica y
Retórica.
1. -La Retórica trata de persuadir por medio del discurso recurriendo a los tópicos, la
Dialéctica, las técnicas propias del debate y la controversia149.
Los estoicos iniciaron la identificación de la Lógica con la Dialéctica, hasta nuestros días sí la
Dialéctica goza de prestigio es gracias a la disciplina lógica. Perelman al recurrir a los alcances
dialécticos de la Retórica recurre de manera indirecta a un apoyo lógico. De tal manera, los
debates y controversias en los cuales interviene la persuasión, encuentran un fundamento
racional en apoyo de la Lógica a través de la Dialéctica. Aunque, después Perelman
diferenciara los razonamientos dialécticos, y los propiamente retóricos 150, lo cierto es que a este
nivel, la Retórica se vale de la Dialéctica, para hallar un fundamento lógico. Este nivel es el de
los razonamientos. Por otro lado, el recurso a los tópicos es otro medio de hacer una
aproximación entre la Lógica y la Retórica, pero en un sentido aristotélico del asunto.
Aristóteles considera que los tópicos son elementos propios de la Retórica, aquellos lugares
comunes que empleamos para construir silogismos 151 necesarios para la argumentación. Luego,

Médéric Dufor, País , 1932. I, 1355, pp.26-27


147
Op, cit, Lógica Jurídica Nueva Retórica..,p.139
148
Id.
149
Cfr, Ibíd., pp. 139-140
150
Infra, p.75
151
Un silogismo es un conjunto de palabras o locuciones en el que, al hacerse determinadas asumpciones, se sigue
necesariamente () del hecho de haberse verificado de tal manera determinada las asumpciones, una cosa
distinta de la que se había tomado. Por la expresión «del hecho de haberse verificado de tal manera determinada las
asumpciones», quiero decir que es por causa de ello que se sigue la conclusión, y con esto significo que no hay
necesidad de ningún otro término para hacer que la conclusión sea necesaria. Aristóteles, Analítica primera, l.1,

65
los silogismos forman parte de lo que se denomina lógica de enunciados. Entonces, los tópicos
al conformar silogismos, y siendo estos últimos parte del estudio de la Lógica, es posible
concluir, que la Retórica forma parte del plan de estudios lógicos, por el termino medio que
ofrece el silogismo entre los tópicos y la Lógica. Otra conclusión que podemos extraer al
respecto, es que la conjunción de Lógica y Retórica, se da sobre la base de la lógica de
enunciados, es decir, de aquella lógica encargada de la coherencia y de la consecuencia de los
enunciados en un discurso respecto a la conclusión. Esto significa, la recuperación de la lógica
tradicional de Aristóteles, que le otorga el nombre de silogística a la lógica de enunciados. De
tal manera, en una primera aproximación, la lógica que desea rescatar Perelman para la
Retórica no es otra que la silogística o lógica de enunciados.
2.-Una segunda observación respecto a la definición de Retórica, concierne a la demostración
y las relaciones de la lógica formal con la Retórica152 .
Perelman, afirma que la prueba demostrativa que analiza la lógica formal, “es más que
persuasiva”153, siempre y cuando se admita la veracidad de las premisas de las que parte.154
Bajo esta exigencia, el tipo de prueba utilizada en la Retórica, podría ser parte del estudio de la
lógica formal. Sin embargo, la Retórica al ser “el estudio de los argumentos” 155, y siendo la
mayoría de los argumentos no sustentados en evidencias (como es el caso de las
demostraciones) entonces la injerencia de la lógica formal sobre la Retórica está limitada.
Perelman sustenta esta limitación de la lógica formal ante la Retórica, al referir que Descartes y
los racionalistas descuidaron los problemas que susciten el manejo del lenguaje.156
Es a lo que Perelman se refiere cuando una palabra se puede tomar en varios sentidos, cuando
se trata de clarificar una noción vaga o confusa, surge entonces el problema de elección y
decisión que la “lógica formal es incapaz de resolver”157 .
Los racionalistas al sustentar que la verdad de las premisas esta sustentada en las evidencias, y

Cáp. 1, Obras, Aguilar, Madrid 1973, p. 276.


152
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica.., p.140
153
Id.
154
Id.
155
Id.
156
Cfr, Id.
157
Id.

66
estas a su vez en ideas claras distintas,158 expulsan de sistema racional de la lógica todo aquello
que no cumple los requisitos de la demostración, en este caso la argumentación y el discurso
retórico. Por lo tanto, en la relación entre la lógica formal y la Retórica está limitada una
respecto de otra, en razón de sus objetos de razonamiento especiales. Una enfocada a la
demostración y la otra a la argumentación. Esto no significa, como ya hemos apuntado, que la
Retórica al estar limitada por la lógica formal, esté entonces excluida de la ciencia lógica.
Lo que muestra, Perelman con todo lo anterior es que cada una de estas disciplinas esta acotada
a su medio, y que el intento de trasladar la lógica formal a los dominios de la Retórica está
condenado al fracaso. Como Perelman bien apunta, los diversos tropos surgidos en el discurso
sobre la significación de una palabra, nos abre el camino para considerar que la funcionalidad
lógica de la Retórica descansa en una lógica difusa, o polivalente159.
3.- “La tercera observación es que la adhesión a una tesis puede ser de una intensidad variable,
lo que es esencial cuando no se trata de verdades sino de valores”160.
Con esta observación, Perelman da paso a otra distinción entre la lógica formal y la lógica
operante dentro de la Retórica, y es que la disciplina retórica no se refiere tanto a la verdad
como sí a los valores. Esto ya muestra que una lógica matematizante, una lógica dirigida a la
verificación de axiomas en las premisas, es inoperante en el campo retórico, porque este es en
realidad el terreno de la adhesión y los valores, al fin de cuentas lo inconmensurable para la
lógica formal. En las cuestiones relacionadas con la adhesión, apunta Perelman, ocurre un
fenómeno totalmente ajeno a lo formal y es la incompatibilidad de tesis e incluso contradicción
de posturas.161 Esto se debe en razón de que el valor, predomina sobre la verdad.
Pero como Perelman rechaza la postura, de que en condiciones de contradicción y en vistas a la
158
Cfr, Id.
159
Infra, p.58
160
Id.
161
E.g. Ibíd., p. 141.Perelman para explicar el problema de la verdad frente al valor, la imposibilidad de injerencia
de la lógica formal en la Retórica, expone el ejemplo bíblico del sacrificio de Abraham a Yahvé. Y dice “Si Abraham
para obedecer a Yahvé estaba presto a sacrificar a su único hijo, no era porque tuviera afecto. Por el contrario, todo
el relato bíblico trata de valorar la intensidad del sacrificio.” Esto manifiesta a lo que se refiere Perelman al decir
que, “no es lo mismo, sin embargo, cuando se trata de elección entre valores. Cuando sólo se puede obtener un valor
sacrificando otro, decir que se sacrifica un valor aparente es ignorar la significación del sacrificio“. Esta capacidad
de ponderación de valores, en el ejemplo que presenta Perelman a examen, es la clara contraposición de la
operatividad de la lógica formal en los dominios donde rige la verdad, y la funcionalidad de la adhesión en los
derroteros del valor.

67
acción,162 se deje al arreglo de la irracionalidad la solución, entonces optará, como antes lo ha
dicho, a encontrar una lógica sobre los juicios de valor. Esta opción que involucra a la adhesión
de la Retórica nos pone en camino hacia una lógica deóntica163.
4.- La cuarta y última observación distingue a la lógica formal de la Retórica y, en general de
las ciencias positivas, y es que no se refiere tanto a la verdad como a la adhesión.164
Esta última precisión de Perelman respecto a la definición de Retórica reitera los límites de la
lógica formal respecto a la Retórica según la verdad y adhesión. Ya hemos hecho unas
anotaciones en la tercera observación de Perelman con respecto al binomio verdad-adhesión.
Solo nos queda realizar una última disociación, para encontrar la dirección de la Retórica. Esto
es en palabras de Perelman, la consideración que “las verdades son imparciales y el hecho de
que se les reconozca o no, no cambia en nada su condición. En cambio, la adhesión es siempre
la adhesión de una o varias inteligencias a las que nos dirigimos. Es decir, de un auditorio”165.
En consecuencia, la Retórica al estar dirigida hacia un auditorio, no es la verdad como adhesión
un medio por el cual, se gana el asentimiento de los espíritus que conforman ese auditorio. El
auditorio es la reunión no uniforme y variable de espíritus que cuentan con una opinión propia,
es decir, el valor que adjudican a cierto objeto sin necesidad de mostrar por una demostración
su postura, y la intensidad con la cual se adhieren a dicha postura. Al contrario, lo que surge
como relevante en esta reunión de espíritus es la necesidad de argumentar. La argumentación es
precisamente, la principal razón por la cual, la Lógica que requiere la Retórica, no se define
mediante la lógica formal, sino por lógica de enunciados, lógica difusa o polivalente, o lógica
deóntica. Estas lógicas alternativas de la definición de verdad son irrelevantes o posee poco
significado, ya que lo importante es llegar a un acuerdo sobre lo que no está constituido encima
de la verificación formalista.
Por conclusión tomamos, para cerrar este apartado, que la definición de Perelman sobre
Retórica y sus cuatro conclusiones, precisa lo que es necesario entender por Retórica y hasta

162
Apud., Un estudio de M. Dobrosielski sobre la Nueva Retórica de Perelman confirma este hecho. “Los
argumentos lógicos no son suficientes para tomar la decisión y emprender la acción”. Chaim Perelman, L, Olbrechts
Tyteca, M. Dobrosielski “Nueva Retórica” Retórica y Lógica, ed, Colofón, México, 1998, p.49
163
Infra...
164
Cfr, Id.
165
Id.

68
dónde se hallan sus alcances. A forma de recapitulación de todo lo dicho anteriormente,
concluimos que sí es posible encontrar un fundamento lógico para la Nueva Retórica de
Perelman, pero que éste no viene sustentado en la lógica formal, sino en una lógica que define a
la misma Retórica por sus enunciados, la difusión de los mismos, el encuentro subyacente de
múltiples posturas, pero de lo cual se busca un acuerdo mediante la adhesión a los argumentos
que un orador presenta a juicio de un auditorio.

A.4) La Proximidad entre la Dialéctica y Retórica; la Lógica de lo Verosímil:

“Paradójicamente el racionalismo matemático que iba a la par con el rechazo de toda opinión y,
por consiguiente, de todo intercambio de opiniones, de todo recurso a la dialéctica y a la
retórica, llega en la práctica al inmovilismo y al conformismo en derecho, en moral, en política
y en religión”166.
Para Perelman, el racionalismo matemático expresado a través de la lógica formal, no sólo
había negado los recursos retóricos, sino también los dialécticos. Retórica y Dialéctica se
encuentran hermanadas en la lucha en contra de los embates de los logicistas.
“En efecto, el lógico, inspirándose en el ideal cartesiano, solamente se siente a sus anchas en el
estudio de las pruebas calificadas por Aristóteles de analíticas, puesto que todos los otros
medios no presentan el mismo carácter de necesidad. Y esta tendencia se ha acentuado aún más
desde hace un siglo cuando, bajo la influencia de los lógicos matemáticos, la lógica ha quedado
limitada a la lógica formal, es decir, al estudio de los procedimientos de prueba usados en las
ciencias matemáticas. De esto resulta que los razonamientos extraños al dominio puramente
formal escapan a la lógica y, en consecuencia también a la razón”.167
Como hemos analizado en el anterior apartado, y con mayor precisión en el punto donde
Perelman mostraba la relación entre Retórica y Dialéctica, estas disciplinas tienen más
proximidades que divergencias expuestas ante la lupa de la lógica formal. Refiere el profesor de
Bruselas que “es de conocimiento público que la lógica moderna, tal como se desarrolló desde

166
Op, cit, El Imperio de la Retórica...,p. 206
167
Op, cit, Retórica y Lógica.., p.33

69
mediados del siglo XIX, bajo la influencia de Kant y lógicos matemáticos, identificó la lógica
no con la dialéctica sino con la lógica formal, es decir, con los razonamientos analíticos de
Aristóteles, y olvidó completamente los razonamientos dialécticos, considerados como extraños
a la lógica“168.
La cuestión es que si la autoridad dialéctica es puesta en entre dicho por la lógica formal,
entonces también será, por extensión, condenada la misma Retórica. Recuérdese que hemos
llegado a la conclusión que el reconocimiento del dominio lógico sobre la disciplina retórica es
solo mediante la Dialéctica. En tal medida, si la lógica formal niega a la dialéctica, todo intento
retórico está negado en igual sentido. Con estos elementos, no podemos negar la proximidad
entre Retórica y Dialéctica; sin embargo, con estos mismos elementos nos es posible conjeturar
que la diferencia entre una y otra disciplina, no es de naturaleza sino de grado.
La primera pista que nos ofrece Perelman, para sustentar esta conjetura, es la identificación que
hace entre la lógica formal y los razonamientos analíticos de Aristóteles169.
Una segunda pista nos la da Manassero y refiere: “Afirma (Perelman) que, paralelamente a la
lógica desarrollada en los Analíticos, que se centraba en los razonamientos científicos, es decir,
los apodícticos, necesarios, desenvolvió Aristóteles , en los Tópicos y en la Retórica, una lógica
de los verosímil, basada en las opiniones generalmente aceptadas eulogos”170.
Por estas dos pistas podemos observar la clara proximidad entre la Dialéctica y la Retórica
desde el punto de vista esencial. La identificación entre disciplinas se halla en la verosimilitud,
la opinión, en sí en una forma de razonamiento fuera de la esfera de lo analítico. Aúnque esta
proximidad manifiesta la unión de lo retórico y lo dialéctico, aún no se muestra el grado en el
que se diferencia una de otra. Para encontrar ésto, es necesario prestar atención a lo que
Perelman presenta a juicio: “Nuestro análisis se refiere a las pruebas que Aristóteles llama
dialécticas, que examina en los Tópicos y cuyo empleo muestra en la Retórica. Sólo esta
evocación de la terminología aristotélica hubiera justificado el acercamiento de la teoría de la
168
Op, cit, El Imperio de la Retórica...,p.22
169
Aristóteles entiende por razonamientos analíticos a aquellas formas de razonar propias de las ciencias. Es decir,
son los juicios que se fundan en la necesidad, en la capacidad de demostrar y que cumplen las
exigencias de evidencia de las ciencias naturales.
170
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p. 153. María de los Ángeles Manassero refiere que
Perelman traduce el término griego en la versión francesa del Imperio de la Retórica como “porciones
razonables”, es decir, lo razonable que constituye el dominio de lo retórico.

70
argumentación con la dialéctica, concebida por el propio Aristóteles como el arte de razonar a
partir de opiniones generalmente aceptadas (eulogos). Pero por varias razones nos ha incitado
preferir las aproximaciones a la Retórica”171.
Esto significa que en esencia la Teoría de la Argumentación, en vez de recibir el nombre de
Nueva Retórica, podría haber se justificado el nombre de Nueva Dialéctica. Sin embargo, si
Perelman plantea una preferencia para denominar a su Teoría de la Argumentación, es
precisamente porque existe alguna diferencia entre Dialéctica y Retórica. Al respecto, el
profesor de Bruselas expone tres razones, por las cuales privilegia la proximidad retórica hacia
la Teoría de la Argumentación sobre la dialéctica.
La primera razón, juzga Perelman, sería la confusión que podría causar el vocablo dialéctica,
“que ha servido, durante siglos, para designar a la lógica misma, desde Hegel y bajo la
influencia de doctrinas inspiradas por él”172. De esta manera, dice Perelman que se ha perdido el
significado primitivo de la Dialéctica no, en cambio, con la Retórica que a pesar de caer en
desuso su empleo filosófico, no ha perdido en cambio su significación primitiva173.
La segunda razón, que aduce Perelman, ya marca una diferencia entre la Dialéctica y la
Retórica. Dicha diferencia se produce por una observación del mismo espíritu con que la
antigüedad se ocupo de la Dialéctica y la Retórica. 174 Y dice Perelman: “Se estima que el
razonamiento dialéctico es paralelo al razonamiento analítico, pero el primero trata de los
verosímil en lugar de versar sobre proposiciones necesarias”175.
El paralelismo al cual se refiere Perelman entre el razonamiento dialéctico y el analítico, es en
razón de la impersonalidad de los enunciados, la no necesidad de un sujeto que las acepte176.
Como reconoce el mismo Perelman, lo retórico y lo dialéctico se fundan en lo verosímil y lo
opinable, sin embargo, la Dialéctica es impersonal y no aprovecha la idea de la adhesión177.
“Por el contrario, la idea de adhesión y de las personas a las que va dirigido un discurso es

171
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,pp. 35-36
172
Id.
173
Cfr, Id.
174
Cfr, Id.
175
Id.
176
Cfr, Id.
177
Cfr, Id.

71
crucial en todas las antiguas teorías de la Retórica”178. Es decir, que el grado en el que difieren
Retórica y Dialéctica, es respecto de la adhesión y hacia al público al que se dirigen los
discursos nacidos de una y otra disciplina. Así, para la Retórica la argumentación no tiene
sentido sin un auditorio179al cual presentar tesis para la adhesión. En cambio, para la dialéctica
este hecho es insignificante, pues el sentido de la argumentación se desarrolla sin necesidad de
auditorio, sin el requisito de la adhesión. Ya que su carácter es impersonal.
La última y tercera razón, la cual precisa la dirección de la Retórica a diferencia de la
Dialéctica es “el arte de hablar en público de forma persuasiva” 180. Esto como anota Perelman
confiere a la Retórica un valor social y político, que no posee la dialéctica, ya que el discurso
retórico es desarrolla propiamente delante de la muchedumbre reunida en la plaza pública 181.
Esta razón es la nota más distintiva de la Retórica frente a la Dialéctica desde el punto de vista,
del medio en que se desenvuelve, la función y el objeto al cual se dirige. Sin embargo, ésto no
es suficiente para encontrar diferencias más profundas y significativas. Tanto Retórica como
Dialéctica están hermanadas por la lógica de lo verosímil y se puede decir, con justicia como
escribe Luis Xavier López Farjeat, que “se ha distinguido entre Dialéctica y Retórica haciendo
notar que hay una similitud entre las dos, que también hay diferencias. Estas diferencias se
encuentran sobre todo en los usos argumentativos. La Dialéctica es un método que puede
utilizarse para cualquier cosa. Aunque la Retórica tiene esa misma versatilidad ella tiene, sobre
todo tiene una función práctica y, por tanto, de índole política y social“ 182. Esta referencia nos
anuncia que hemos cumplido con señalar las distinciones entre Dialéctica y Retórica desde un
nivel de enfrentamiento ante la lógica formal y luego como se diferencian por funciones. Pero
aún no hemos analizado la diferencia radial entre ambas disciplinas que es, los usos de la
argumentación.
Antes de analizar los nexos y divergencias entre Retórica y Dialéctica desde la perspectiva de la
argumentación, es necesario cuestionar, ¿Qué es un razonamiento?, ¿Qué es un argumento?
¿Qué diferencia un razonamiento, ya sea dialéctico o retórico, de un razonamiento lógico-
178
Id.
179
Cfr, Id. Dice Perelman que “toda argumentación se desarrolla en función de un auditorio”.
180
Ibíd., p.37
181
Cfr, Id.
182
Luis Xavier López Farjeat, Teorías Aristotélicas del Discurso, ed, EUNSA, Pamplona, 2002, p.177-178

72
formal?, ¿Qué estructura del pensamiento diferencia o aproxima un razonamiento dialéctico y
uno retórico?, ¿Al fin de cuentas qué diferencia una argumentación dialéctica de una retórica?
Perelman responde a la primera pregunta diciendo que: “La palabra razonamiento designa, al
mismo tiempo, una actividad mental y el resultado de esa actividad. Hay razonamientos
analíticos que parten de premisas necesarias o, por lo menos indiscutiblemente verdaderas y
conducen gracias a inferencias válidas, a conclusiones igualmente verdaderas o necesarias.
En contraparte, los razonamientos dialécticos no se dirigen a establecer demostraciones
científicas, sino a guiar deliberaciones y controversias”183.
Con ésto, Perelman expone que todo razonamiento es una actividad mental de la cual se pueden
distinguir los razonamientos dialécticos de los analíticos. Sin embargo, esta respuesta no es
suficiente para pasar a la pregunta que indaga ¿Qué es un argumento?
Y por ello es pertinente el siguiente cuestionamiento de Perelman: “¿En qué difieren los
razonamientos dialécticos de los analíticos, y el silogismo dialéctico, llamado entimema, del
silogismo riguroso de la lógica formal? Aristóteles nos dice que el entimema no enuncia todas
las premisas - se sobreentienden las que son conocidas o aceptadas por el auditorio- y aquellas
sobre las cuales se funda son sólo verosímiles o plausibles. Por lo demás, la estructura del
razonamiento dialéctico es la misma que el silogismo”184. El cuestionamiento de Perelman
profundiza en la naturaleza del razonamiento dialéctico, lo cual nos da paso, para conectar con
lo que es el argumento en sí, es decir, que el razonamiento more dialéctico esta fundado en lo
verosímil y lo plausible. De tal manera, que Perelman llega a considerar que toda
“argumentación tiene su sentido en lo verosímil, lo plausible y lo probable, en cuanto esta
última escapa a la certidumbre de un cálculo exacto que produzca una solución justificada en
términos absolutos“185.
De esta manera, se llega a identificar el razonamiento dialéctico con la argumentación.
La argumentación pertenece al campo de la dialéctica, pero al hacer esta identificación y
diferenciación ante los razonamientos analíticos 186, la dialéctica pierde un valor lógico, es decir,
183
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica.., p.9-10
184
Id.
185
Chaïm Perelman, De la Justicia, tr. Ricardo Guerra, Centro de Estudios Filosóficos, UNAM, México, 1964, pp.
II-III
186
Perelman contempla dentro de la Teoría de la Argumentación los argumentos que denomina casi-lógicos. Es

73
¿la argumentación carece de lógica?
El deseo de Perelman por salvaguardar para la Retórica a la Lógica hace que la solución a este
cuestionamiento sea positiva. Y para responder a ello, Perelman hace la siguiente cita:
“Siempre que argumentamos, inferimos. A este propósito utilizamos las leyes lógicas
apropiadas de una manera inconsciente o, por lo menos, sin reflexionar en ello”187. Ello nos
lleva a observar al argumento como un objeto del pensamiento, que es operante por reglas de
inferencia, pero que no es regida por la lógica formal, ya que el sentido de lo verosímil y lo
plausible, esta fuera del alcance de los términos absolutos de los razonamientos analíticos. De
esta forma, la operatividad de las argumentaciones dialécticas descansa en una lógica que no es
formal, porque no se basa en la verdad, sino en lo verosímil .Por ello el tipo de inferencias que
utilizará la Dialéctica será sobre la base de una lógica de lo verosímil.
La Retórica al utilizar los argumentos y, por añadidura, los razonamientos dialécticos, ha de
utilizar esta lógica de lo verosímil. De esta forma, la Retórica se vale de la Dialéctica.
Esto como apunta Perelman le vale a Aristóteles considerar a la Retórica como homóloga o
antistrofa de la Dialéctica.188 Pero como en la argumentación propiamente retórica interviene,
los casos en los cuales los hombres deben tomar decisiones y hacer elecciones juiciosas,
189
entonces es por el uso argumentativo por el cual, Retórica y Dialéctica se diferencian. De tal

decir, argumentos comprendidos en el terreno de la Dialéctica y la Retórica que los aproximaría a los razonamientos
analíticos. Hemos juzgado conveniente no dedicar un apartado al estudio de estos argumentos en esta parte del
trabajo destinada a las cuestiones lógicas. Esto obedece a la dirección del análisis de este capitulo, que se enfoca a
entender los delineamientos lógicos y jurídicos de la Teoría de la Argumentación. De prestar atención a los
argumentos cuasilógicos en este momento, detendría y desviaría nuestro propósito, pues fundamentalmente la
consideración de Perelman hacia este tipo de argumentos es ya producto de los lineamientos que analizamos
actualmente, sobre todo se encuentran comprendidos y operantes dentro de la Nueva Retórica. Precisamente la
Nueva Retórica será el tema del próximo capítulo y dentro de él se estudiaran con detenimiento los argumentos
cuasi- lógicos. Sin embargo, sólo dejemos dicho que: “Los argumentos cuasi lógicos son aquellos que se
comprenden aproximándolos al pensamiento formal de naturaleza lógica o matemática. Pero un argumento cuasi
lógico difiere de una deducción formal, por el hecho de que él presupone siempre una adhesión a una tesis de
naturaleza no formal, que son las únicas que permiten la aplicación del argumento.” Chaïm Perelman, El Imperio de
la Retórica, p.77
187
Cita de Perelman a Ulrich Klug, Juristische Logik, Springer, Berlin, 1966, p.7, Lógica Jurídica y Nueva Retórica,
p.9
188
Et sequens, Op cit, El Imperio de la Retórica.., p. 23. Una (la dialéctica) se interesa por los discursos dirigidos a
un interlocutor, y la otra (la retórica) a los discursos dirigidos a la masa reunida en la plaza publica. Perelman en esta
cita considera que Aristóteles había opuesto en los Tópicos la Dialéctica a la Retórica, pero termina considerando
que en general el discurso aristotélico finaliza haciendo de la Retórica una segunda parte muy emparentada con la
Dialéctica a la razón de los argumentos.
189
Cfr, Chaïm Perelman, Logique et Argumentation, Bruxelles, Presses Universitaires de Bruxelles, 1968, p.84-85

74
manera, la Dialéctica y la Retórica no se diferencian como razonamientos, ni como argumentos
en sí mismos, ni por la lógica adoptada, ni por su oposición a los razonamientos analíticos, sino
como usos argumentativos. Como expone López Farjeat: “como la Retórica versa sobre
acciones, su estilo argumentativo será mucho más cercano al silogismo práctico“190.
Perelman es consciente de este hecho, la radical diferencia desde el punto de vista lógico entre
Dialéctica y Retórica es la practicidad y el dominio de lo retórico sobre el silogismo práctico.
Esta es la última instancia donde no la naturaleza sino el grado hace a una y otra disciplina
tomar funciones diferentes. Sin embargo, para la Retórica es esencial el contar con el apoyo de
la Dialéctica, y se puede concluir a este aspecto que sin la dialéctica, la retórica carecería de ese
aspecto de la lógica de lo verosímil, sin la cuál, la adhesión, la persuasión y la dirección hacia
el auditorio haría de la Retórica un ejercicio desprovisto de toda racionalidad.
Por otro lado, también es justo añadir a esta conclusión que la Retórica agrega a la razón
dialéctica practicidad y la posibilidad de adhesión de un auditorio.

A.5) La Objetividad Lógica de la Retórica, la Idea del Sentido Común y el Criterio de


Efectividad:

Hasta el momento hemos expuesto las razones por las cuales, la propuesta de Perelman no
puede ser enmarcada dentro de la objetividad de la lógica formal. La Retórica se resiste a las
operaciones formales, pero esto no excluye ni a la Lógica ni a la objetividad, ni la existencia de
un criterio retórico.
La pregunta en consecuencia es ¿de dónde proviene la objetividad de la Retórica?
¿Puede plantearse dicha objetividad en términos lógicos? ¿Cuál es la nota definitoria de la
objetividad lógica de la Retórica? ¿Dónde se ubica el criterio de la Retórica?
Perelman en un sugerente pasaje de su obra Lógica Jurídica y Nueva Retórica nos ilumina para
encontrar una respuesta unitaria a estas cuestiones. Y decimos que es una respuesta unitaria,
porque la dirección de estos cuestionamientos liga inmediatamente con la idea del Sentido
Común. Sobre esta premisa es posible adelantar que la objetividad lógica de la Teoría de la

190
Op, cit, Teorías Aristotélicas del Discurso...p. 32

75
Argumentación se resuelve en el sensus communis.
De tal forma, Perelman parte del problema del orador frente al auditorio para encontrar el nexo
entre estos elementos indispensables del ejercicio retórico, es decir, el arreglo racional del
Sentido Común. Por tanto, el profesor de Bruselas explica:“El problema de la tesis de partida es
más difícil para el orador, cuando se trata de una cuestión a propósito de la cual no es posible
referirse a un cuerpo de doctrina preconstituido y cuando se dirige a un público heterogéneo,
que puede tener opiniones muy variables sobre los problemas a debatir. La solución que se le
impone entonces al orador consiste en fundarse sobre tesis admitidas y sobre opiniones
comunes, que son las que derivan del Sentido Común. Cada orador, en cada época, se hace una
idea de lo que el Sentido Común admite y de los hechos, teorías y presunciones, valores y
normas que se consideran admitidos por todo ser razonable”191.
Lo que es posible destacar en esta cita de Perelman, es el valor que se le otorga a las opiniones
comunes. Como ampliamente se entiende, la opinión descansa sobre la verosimilitud o la
plausibilidad. Por otro lado, se ha dicho anteriormente que en la retórica opera una lógica de lo
verosímil. En consecuencia, para encontrar el elemento lógico definitorio de la Retórica, es
necesario prestar atención a esas opiniones comunes.
Sin embargo, hacer descansar la objetividad sobre las opiniones comunes resulta, desde el
punto de vista lógico, problemático. En este sentido, el problema que presenta a continuación
Perelman es oportuno para nuestros propósitos de análisis.
“En efecto, para ser eficaz, el orador se ve obligado a adaptarse a su auditorio; y así
necesariamente el mismo que convence al filósofo. Pero, ¿por qué no admitir que ciertas
argumentaciones puedan ser dirigidas a toda clase de auditorios? Cuando Platón sueña, en el
Fedro, con una retórica que fuese digna comprende fácilmente que el discurso más eficaz para un
auditorio competente, no sea del filosofó lo que preconiza, en rigor, es una técnica capaz de
convencer a los mismos dioses”192.
191
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,p.155
192
Op, cit, Retórica y Lógica..,p.39. Perelman se apoya en la cita a la obra de Platón en Fedro 273 e. En este pasaje
el tema a tratar es la naturaleza del discurso verdadero. He aquí lo que se discurre: “Sócrates: Esto Tisias,
(refiriéndose a la Retórica) hace ya tiempo que venimos diciendo que sin duda esa verosimilitud se produce en la
mente del vulgo en virtud con una semejanza con la verdad; y en cuanto a las semejanzas, acabamos de explicar que
siempre el que conoce la verdad es quien mejor sabe descubrirlas. De modo que si tienes alguna cosa más que decir
acerca del arte de los discursos te escuchamos, y si no, nos atendremos a lo que ahora explicamos, a saber: que quien

76
Lo que Perelman desea destacar con esta cita a Platón, es la exigencia axiomática de la Retórica
para ser considerada como una técnica de lo objetivo. La descalificación de la Retórica por
parte de Platón es precisamente, la dirección que toma la Retórica hacia lo verosímil.
Platón considera a lo verosímil como una simple semejanza con la verdad, 193 un grado segundo
del  sujeto al ser y no-ser, de tal forma, no existe tal cosa como objetividad retórica,
porque la Retórica es de lo verosímil.
El problema que plantea Platón para la Retórica es la asociación entre axioma, objetividad,
verdad y criterio. Efectivamente, este es el esquema de la lógica formal. Para Platón la
objetividad de la Retórica exigiría la verdad de los axiomas y la sistematización subsiguiente
de los teoremas; en pocas palabras, la objetividad lógica de la Retórica sería formal.
Ahora bien, para encontrar la objetividad real y propia de la Retórica es necesario realizar un
ejercicio de disociación. En consecuencia, se debe disociar la objetividad lógica de la Retórica
de las exigencias de la verdad y los axiomas.
En principio, los axiomas tal como los define Aristóteles son “las premisas del conocimiento
obtenido por la demostración deben ser verdaderas, inmediatas, mejor conocidas que la
conclusión y anteriores a ella, la cual luego se refiere a ellas como el efecto a la causa”. 194 Esto
significa que los axiomas son los postulados iniciales de un sistema deductivo. En rigor, a la
Retórica no es posible exigirle axiomas, ya que ella no conforma un sistema deductivo.
Perelman afirma que “en lugar de buscar una primera verdad necesaria y evidente de la cual
estará asumido todo nuestro saber, arreglemos nuestra filosofía sobre una visión donde los
hombres y las sociedades humanas en interacción, son los únicos responsables de su cultural de
sus instituciones y de su porvenir, son los que se esfuerzan por elaborar sistemas racionales

no enumere las naturalezas de sus oyentes, y que no sea capaz de distinguir las cosas según las especies y de
abarcarlas en una segunda idea, jamás será un técnico de los discursos en la media en que ello es posible en un
hombre. Y eso jamás lo adquirirá sin gran trabajo, trabajo en que el hombre no debe afanarse con el fin de hablar y
obrar al gusto de los hombres, sino con el fin de poder hablar lo que es grato a los dioses y obrar siempre según su
voluntad en la medida de lo posible. No es, pues, Tisias, según lo afirman los que son más sabios que nosotros, a sus
compañeros de servidumbre a quienes debe esforzarse por complacer el hombre que tiene inteligencia, a no ser
accidentalmente, sino a dueños buenos y de buenos elementos.” Platón, “Obras Completas“, Fedro 273 e, ed,
Aguilar, Madrid, 1977, p.881
193
Id.
194
Aristóteles, Analítica Posterior, I.1, c.2, 71 ed, Aguilar, Madrid, 1973, p.354

77
imperfectos, pero perfectibles”195.
El axioma en este sentido es rechazado por Perelman en aras de la elaboración de un sistema
racional imperfecto, pero perfectible. Precisamente, las condiciones de racionalidad,
imperfección y perfectibilidad pertenecen a la Retórica, pero por vía del Sentido Común.
Como ya antes ha anotado el profesor belga, el Sentido Común marca en cada época histórica y
en cada medio cultural, lo que es racionalmente aceptado creer dentro de una sociedad
determinada196. Consecuentemente, es requisito realizar la siguiente pregunta: ¿Es el Sentido
Común lo que otorga racionalidad y objetividad a la Retórica? La respuesta a este
cuestionamiento es afirmativa. El Sentido Común llega a sustituir la necesidad de axiomas
dentro del sistema de la Teoría de la Argumentación. Pero para que esta respuesta sea asimilable
es necesario hacer las siguientes precisiones.
 Primero, partimos del contexto general de la teoría del conocimiento, que considera a la
objetividad como un referente sobre el hecho de disponer de razones comprobables y discutibles
por todos, en las que se apoya una creencia. En este orden de ideas, el Sentido Común da
objetividad a la Retórica en tanto, es el sensus communis el marco racional común donde las
creencias son discutidas por todos los seres racionales.
 Segundo, “la idea de razón, sobre todo en sus aplicaciones prácticas, liga con lo que es
razonable creer y tiene indiscutibles lazos con la idea de Sentido Común.”197 Recordemos que
para Perelman la Retórica está fuertemente vinculada con la racionalidad práctica. Como si de un
silogismo se tratase, el término medio entre razón práctica y Retórica no es otro que el Sentido
Común. De tal forma, lo que es razonable creer en un discurso retórico es dado por los elementos
del sensus communis.
 Tercero, “la razón práctica, en vez de partir de axiomas, recurre a lugares comunes, que son
las razones tenidas en cuenta en los casos concretos.”198 En efecto, el encuentro de la objetividad
lógica de la Retórica se halla en los lugares comunes199. Estos lugares comunes que provienen del
195
Op, cit, El Imperio de la Retórica...,p.209
196
Supra, p.14
197
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica...,p.155
198
Chaïm Perelman, “Droit, Morale et Philosophie”, Droit et Morale, LGDJ, París, 1968, p.190
199
Para Perelman los lugares comunes son los elementos manifiestos del Sentido Común dentro de la Retórica. Sin
embargo, consideramos que esta visión sobre los elementos operantes del Sentido Común puede ser completada con
la Filosofía del Sentido Común de Thomas Reid (1710-1796). En principio, Reid estaría de acuerdo con Perelman en

78
Sentido Común tienen para Perelman un papel central para la Teoría de la Argumentación.
Y ello en razón de que son los lugares comunes, los elementos indispensables para fundamentar
la lógica jurídica. En el discurso paradigmático del Derecho, la Teoría de la Argumentación debe
recurrir frecuentemente a lo que se denomina como tópicos jurídicos.
Sin embargo, la concreción de la Teoría de la Argumentación sobre los tópicos jurídicos, sólo es
la muestra de una necesidad lógica que haga racional el discurso retórico. Desposeyendo a la
Teoría de la Argumentación de estas particularidades, lo que se manifiesta es que la objetividad
lógica de la Retórica descansa sobre los lugares comunes del Sentido Común.
Finalmente, nos queda disociar la verdad de la Retórica, esto nos lleva a la demarcación del
criterio de la Retórica, es decir, el grado en que la objetividad lógica se manifiesta en el discurso
200
como efectivo, o mejor dicho como persuasivo. El criterio desde su concepción griega y su
aplicación en la Retórica, nos lleva a la búsqueda de lo que es permitido aceptar razonablemente.
¿Dónde se ubica pues la aceptabilidad del discurso retórico?
Platón nos había dejado con el problema de que un ejercicio retórico digno del filósofo debe
estar fundado en el criterio de verdad. La verdad es pues la norma mediante la cual, es posible
juzgar si una cosa es racional o no. Sin embargo, es un hecho que la Retórica no versa sobre lo
verdadero, sino sobre lo verosímil. La verosimilitud contiene más esencia en la medida en que lo
presentado al juicio de un auditorio es más plausible. El acercamiento de lo verosímil hacia lo
verdadero, y con lo cual se obtiene la persuasión, depende del grado de plausibilidad del
argumento. De tal forma, no es la verdad el criterio que mide al discurso retórico sino el grado de
el aspecto que el Sentido Común no opera sobre la base de axiomas, entendidos éstos como proposiciones iniciales
de un sistema deductivo. Sin embargo, existe una segunda acepción de axioma, la cual refiere que un axioma es un
principio del conocimiento y la acción. Sobre esta segunda acepción Reid considera que la operatividad del Sentido
Común se fundamenta en primeros principios que pertenecen a la naturaleza humana y que son compartidos por
todo ser racional. En rigor, Thomas Reid no habla de lugares comunes que fundamente la acción o el conocimiento,
aúnque los llegase a aceptar dentro del Sentido Común, estos serían una derivación de los primeros principios. En
otras palabras, los lugares comunes son posteriores a los primeros principios, sin esta anterioridad los lugares
comunes podrían ser descalificados como arbitrarios. Y esto, es precisamente lo que combate Perelman. Por ello,
una revisión sobre los primeros principios de Reid y la propuesta de Perelman de la Nueva Retórica sería un
interesante ejercicio que dé mayor fundamentación y comprensión a la Teoría de la Argumentación. Objetivo que
será realizado en la segunda etapa de nuestra investigación.
200
, norma con la que se consigue juzgar o valorar. Aquello que permite razonablemente distinguir o
diferenciar una cosa de otra. Comúnmente se aplica al ámbito de la epistemología o de la ética. En el primer caso se
habla de criterio de verdad o de certeza, cuya utilidad estriba en poder distinguir los enunciados verdaderos de los
falsos, o lo que se sabe de lo que se cree saber. En el segundo, de criterio moral, cuando se juzga no sobre la verdad
o falsedad, sino sobre la bondad o maldad de las acciones y la conducta humanas.

79
aceptabilidad racional de las tesis del orador sobre el auditorio.
Ahora bien, si el reto de la disociación de la retórica frente a la objetividad era de orden
axiomático, la disociación de verdad y su relación con la Retórica es de carácter metafísico.
Para Platón no es la cuestión de la aceptabilidad racional lo que condenaría del arte retórico, sino
en rigor, la falta de permanencia del ser, es decir, la mutabilidad entre ser y no-ser de lo
verosímil. Esta visión metafísica del ser relacionado con la verdad, como es sabido, es producto
de Parménides. Platón en este aspecto no escapa de la tradición parmenidea.
Esta tradición lo que refiere es una vinculación directa entre ser y conocer. La condena de Platón
hacia la Retórica se hace desde esta plataforma y es mediante ella que la retórica es desposeída
de criterio. Pero como veremos a continuación esto es una acción indebida, en la cual Platón mal
interpreta la metafísica de Parménides.
“Pues bien, te contaré (tú, tras oír mi relato, trasládalo) las únicas vías de investigación
pensables: la primera, que es y no es No-ser, es el camino de la persuasión (pues acompaña a la
Verdad); la otra, que no es y es necesariamente No-ser, ésta, te lo aseguro, es una vía totalmente
impracticable. Pues no podrías conocer lo No-ente (es imposible) ni expresarlo; pues lo mismo
es el pensar y el ser (literalm: la misma cosa existe para el pensar y para el ser)”201.
Lo que es destacable de este pasaje de Parménides es el hecho de considerar que la persuasión
acompaña a la verdad. ¿Pero en que sentido? En cuanto presenta una única vía de investigación
sobre el Ser. De tal forma, el criterio que se extrae es que la verdad se fundamenta en el acuerdo
entre ser y pensar. Platón desde este punto condena a la Retórica, porque su criterio no es la
verdad, pero, deja de lado que la consideración que la verdad es acompañada por la persuasión.
La Retórica se debate entre el ser y no-ser, la operación de la verosimilitud hacia lo que se
verifica. Por ello, la Retórica es metafísicamente incorrecta, ya que ella no expresa la
inmutabilidad del ser, ella no comporta un conocimiento, en pocas palabras carece de criterio
veritativo. Por lo tanto, ¿Dónde se ubica el criterio de la Retórica?
La respuesta la da Perelman, “El criterio, aunque no absoluto, para la argumentación retórica lo
constituye la reacción de la opinión pública“.202

201
G.S. Kirk y J.E. Raven, Los Filósofos Presocráticos, Gredos, Madrid 1969, p. 377
202
Op, cit, “Nueva Retórica” Retórica y Lógica, p.54

80
Es decir, que es el éxito o el fracaso de la persuasión el criterio de la retórica. Es un criterio no
fundamentado en cuestiones meramente epistemológicas u ontológicas, sino un criterio definido
por el grado de efectividad. En este aspecto, la condena platónica, en realidad no afecta el núcleo
de la misma Retórica, ya que de ella no dependen directamente las cuestiones del criterio de
verdad, sino la demarcación de un criterio de efectividad.
La verdad sí descansa en el arreglo entre el ser y el pensar, la efectividad en cambio descansa en
la expresión y acción. De tal forma, para que sea manifiesta esta efectividad en la persuasión, es
requisito contar con una objetividad lógica. El Sentido Común en la medida en que plasma
objetivamente los lugares comunes dentro de la argumentación (de manera lógica, es decir, de
forma que el conjunto de los argumentos en el discursos se presenten de forma razonable),
evidencia ese criterio de efectividad.
Por lo tanto, podemos concluir con Perelman que la retórica no se ocupa de conceptos tales
como la verdad o la falsedad. El objeto de la retórica es obtener o aumentar, por medio de la
argumentación racional, el apoyo de un auditorio dado para las tesis que le son presentadas203.
La idea del Sentido Común introduce para la Retórica la objetividad lógica de los lugares
comunes, que se muestran operantes y coherentes en el discurso, gracias al criterio de
efectividad, el cual lleva a la persuasión de lo que es razonable creer en vistas a la acción.

A.6) Lógica Difusa, Lógica Deóntica, Lógica Polivalente; los fundamentos de la Lógica
Jurídica:

Hasta el momento hemos abordado los lineamientos lógicos del modelo retórico de Perelman.
A manera de recapitulación hemos encontrado las dificultades que enfrenta nuestro autor para
reclamar la independencia de la Retórica frente a la lógica formal.
La emancipación retórica no ha sido sencilla en ningún aspecto. Se ha discutido que para que la
independencia retórica sea reconocida racionalmente es necesario contar con el apoyo mismo
de la ciencia lógica. El primer problema al que nos enfrentamos fue el hecho de que Perelman
no realiza una crítica ad intra sobre la lógica formal. En cambio, se afirma que de realizar una

203
Ibíd., p.51

81
crítica de esta naturaleza daría a la Retórica la textura de una disciplina positivista. El discípulo
de los lógicos de Varsovia desea evitar a toda costa el reclamo del positivismo sobre la
Retórica. Entonces, para evitar esta arremetida, Perelman enfoca sus críticas hacia la lógica
formal de una manera ad externa. La virtud de esta crítica para la Retórica es mostrar las
consecuencias negativas que una lógica formal dejaría para el razonamiento retórico. Como
afirma Perelman, la lógica formal es incompetente en los asuntos relacionados con la toma de
decisión y la acción204. Esto de fondo significa una diferenciación entre los juicios de valor y
los juicios de realidad. La lógica formal ha obtenido su prestigio en el campo de las ciencias
naturales, porque se ha concentrado sobre los juicios de realidad, en los cuales opera el
concepto de verdad. De tal manera, los juicios de valor han sido excluidos del programa de la
lógica formal. Pero ello, no lleva a la consecuencia de que los juicios de valor sean desposeídos
de un análisis lógico.
Como se ha dicho antes, Perelman desea rescatar los juicios de valor para la Lógica 205. Este
rescate sobre los juicios de valor es al mismo tiempo un rescate de Retórica misma.
Recordemos que la Retórica se encarga de los juicios de valor 206. De tal manera, la definición
que nos otorga Perelman sobre la Retórica y las precisiones que hace al respecto 207, tiene en
cuenta que la Retórica se asocia con los juicios, las deliberaciones, la racionalidad práctica, el
recurso a los tópicos, la dialéctica, en fin, todo aquello relativo a la persuasión y la adhesión.
Por otro lado, esas mismas presiones que Perelman emplea para definir la Retórica hacen la
diferencia ante la lógica formal. La Retórica no se ocupa de la demostración, la verdad, la
deducción, ni de ningún aspecto de un sistema.
De esto llegamos a la conclusión que la propuesta de Perelman conformaría una metodología
por la cual, se presentaría la racionalidad de los argumentos. Para que esto fuese verificable fue
necesario zanjar un segundo problema.
La segunda dificultad fue la falta de una jerarquía en los temas lógicos del tratamiento
perelmaniano. Acordamos que la razón por la cual Perelman no realiza una jerarquía de esta

204
Supra, p.31
205
Cfr, op, cit, El Imperio Retórico..,p.11
206
Cfr, op, cit Logique et Argumentation..,p.84.
207
Supra, p.49

82
tesitura, es la resistencia a la sistematización. El profesor belga, de haber hecho una tarea en el
sentido de ponderar un tema sobre otro, hubiese llevado a un plano deductivo mediante el cual,
se debería entender de forma rígida a la Retórica. En cambio, el poner en un solo plano a los
temas lógicos que a la Retórica se refieren, nos permitió prestar mayor atención al tratamiento
que Perelman hace sobre la relación lógico-retórica. De esta forma, nos fue posible analizar los
nexos de la Retórica y la Dialéctica, profundizar en la naturaleza de los razonamientos y de los
argumentos, las diferenciaciones entre los razonamientos analíticos y los dialécticos, el
hallazgo del argumento pragmático, y con mayor profundidad encontramos la operación de una
lógica de lo verosímil, la cual se diferencia de la lógica formal. Esta lógica de lo verosímil es la
que cumple con los requisitos de Perelman, por la fundamentación de una lógica material en los
asuntos concernientes a la Retórica208.
Esto nos llevó a la indagación de la objetividad lógica de la Retórica.Como resolvimos, la
objetividad de la Retórica es lógicamente distinta de la objetividad de la lógica formal.
Para trazar un camino hasta esta objetividad tuvimos que recurrir a la idea del Sentido Común.
De ella se extraen los lugares comunes en los cuales se funda la coherencia y la consecuencia
de los argumentos en un discurso dirigido a obtener la adhesión.
A partir, de aqui fue posible incluso encontrar el criterio de la Retórica, es decir, la eficacia, a
partir de la cual un argumento funda su razonabilidad en la persuasión.
La obtención de estas conclusiones no fue sencilla. Fue necesario traer a examen la postura
axiomática y metafísica de Platón. Debimos disociar de la Retórica los binomios objetividad-
axiomas, criterio-verdad. Esto con la finalidad de relacionar la objetividad y el criterio de la
retórica con lugares comunes y eficacia. De tal suerte, que la lógica operante dentro del
discurso retórico ha de contemplar la interacción entre expresión y acción.
Ahora lo que nos proponemos a continuación, es definir el tipo de lógica que le da sentido a la
Retórica. Realizando esta definición, entonces será posible realizar un nexo lógico entre la
expresión que se manifiesta en un discurso retórico y la finalidad que persigue, la acción. Esto
significa indagar la razón por la cual, la Retórica puede ser calificada como eficaz.
Por otro lado, es relevante la localización del tipo de lógica por dos razones. Primero, porque

208
Cfr, op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.12

83
esto responde a la preocupación de Perelman por encontrar una lógica de los juicios de valor, y
en consecuencia dar sentido a todos los puntos que hemos abordado hasta el momento, y con lo
cual, la Retórica se fundamentaría lógicamente. Y segundo, porque esto termina delineando el
modelo lógico de la Teoría de la Argumentación, dando paso a los lineamientos jurídicos de la
propuesta de Perelman.
Así las cosas, llevemos a la conclusión el siguiente apartado, partiendo del siguiente supuesto y
cuestionamiento. La necesidad de una lógica dentro de la propuesta de Perelman requiere de la
prueba lógica, pero ¿qué tipo de prueba debe manejar la Retórica y a que tipo de lógica se ha de
referir dicha prueba?
Perelman considera que la retórica eficaz es la que maneja la prueba lógica. 209 Sin embargo, el
profesor de Bruselas, no supone en sí misma a la prueba como un procedimiento por el que se
demuestra que un enunciado es una consecuencia lógica; es decir, la prueba lógica de la
Retórica, no es la prueba de la lógica formal. Entonces ¿qué juzga Perelman como prueba
lógica en la Retórica? El valor de la prueba lógica en la Retórica, es para Perelman, la
fundamentación de los argumentos sobre presunciones admitidas 210. Estas presunciones derivan
del Sentido Común vinculado con lo que es normal admitir 211. Ahora bien, lo que es normal
admitir es igual para todos los miembros de la especie humana, sin embargo, la intensidad con
la que se manifiesta entre diversos individuos es variable.
Esto conlleva a interpretar que la prueba lógica exigida en la Retórica es de intensidad variable,
y ello fundamenta el papel de la persuasión dentro del discurso retórico.
Pero el problema, es que Perelman no refiere qué tipo de lógica debe estar presente en la prueba
que maneja el arte retórico. Lo único que nos puede dar una pista sobre el tipo de lógica que
requiere la Retórica son los conceptos prueba e intensidad variable.
A partir de estos, conceptos se marca el camino hacia una lógica jurídica fundada sobre una
lógica difusa. Precisamente, el camino hacia una lógica jurídica es la respuesta a los siguientes
cuestionamientos de Perelman: “¿Los juicios de valor primitivos, los principios de moral y de
toda conducta serían puramente irracionales, expresión de nuestras tradiciones, de nuestros
209
Op, cit, Tratado de la Argumentación.., p.74
210
Cfr, ibid, p.174
211
Cfr, id.

84
prejuicios y de nuestras pasiones? En caso de desacuerdo, ¿sólo la violencia sería capaz de
zanjar los conflictos y la razón del más fuerte sería la mejor? O ¿existe una lógica de los juicios
de valor y desde esta hipótesis, cómo constituirla?”212.
De tal forma, el discurso que hemos presentado nos lleva a contestar que en efecto, existe una
lógica de los juicios de valor, la cual es constituida por la lógica jurídica. Pero para que esta
lógica jurídica tenga conexión con la lógica de los juicios de valor, es necesario prestar atención
a la lógica difusa. De esta manera se conectan en la Retórica los conceptos de prueba e
intensidad variable.
Para que esto sea fácilmente digerido partimos de la siguiente consideración de Perelman:
“La argumentación retórica se diferencia fundamentalmente de la argumentación lógica porque
se ve obligada a utilizar y operar con los conceptos no precisados, y a menudo de vanos
significados”213.
A lo que se refiere Perelman como lógica, sólo es en referencia de la lógica formal. Por otro
lado, la argumentación retórica requiere de la prueba lógica, pero al operar por conceptos no
precisado, es donde surge la lógica difusa.
214
Perelman, como ya se ha anotado, fue discípulo de Jan Lukasiewicz padre de la lógica
polivalente. En la lógica formal los operadores lógicos sólo se definen sobre la base de lo
verdadero y lo falso; lo que hace la lógica polivalente es introducir un tercer elemento, la
posibilidad.
Lo posible es el término por el cual se define la verosimilitud y la plausibilidad de la
argumentación Retórica. Perelman en este sentido, es influenciado por su maestro al excluir de
la retórica el criterio de verdad y sustituirlo por el de eficacia. Lo efectivo es en la medida en

212
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.11
213
Op, cit, “Nueva Retórica” Retórica y Lógica..,p.53
214
Lukasiewicz, Jan (1878-1956) Lógico polaco, nacido en Lvov. Enseñó en la universidad de Lvov y Varsovia. Sus
estudios se ocupan de la lógica matemática, los problemas filosóficos relacionados con ella y la historia de la lógica,
la de Aristóteles y de los estoicos, en particular. Tras la ocupación nazi, se traslada a Suiza y a Bélgica y, finalmente,
a Irlanda. Para hallar solución al problema de los futuros contingentes planteado ya por Aristóteles, propone la
posibilidad de lógicas polivalentes y es el primero en desarrollar la lógica trivalente, que admite, junto a los valores
de verdad y falsedad, el de «posiblemente», que en la notación lógica polaca escribe como «M» (del alemán
möglich). Junto con Tarski escribe Investigaciones sobre el cálculo proposicional (1930), principal obra en la que
desarrolla su concepción polivalente de la lógica.

85
que lo posible215se manifiesta como graduación de la intensidad de la adhesión.
Sin embrago, aunque la lógica polivalente es un primer paso muy importante para describir el
fenómeno lógico en la Retórica, no es suficiente para explicar la complejidad que envuelven a
esos conceptos no precisados a los cuales se refiere Perelman.
Por ello, se hace necesario recurrir a la lógica difusa 216. Este tipo de lógica tiene como
precedente a la lógica polivalente de Lukasiewicz. Aunque Perelman, no tiene pleno contacto
con la lógica difusa, podemos encontrar simetrías al respecto.
La simetría está en la falta de definición y de la ambigüedad que la verosimilitud puede
presentar en el discurso. La lógica difusa al igual que la lógica polivalente reta la funcionalidad
de los operadores lógicos de verdad y falsedad. Lo que agrega la lógica difusa en este debate, es
precisamente el amplio margen en que los sujetos evalúan un concepto.
Es decir, que los muchos conceptos no son precisados y, en cambio, son diversos sus
significados. El problema de este tipo de lógica es la infinidad de graduaciones que puede haber
en la precisión misma de un concepto. La Retórica en este aspecto prestaría auxilio para que
215
Jan Lukasiewicz, Philosophische Bemerkungen zu mehrwertigen Systemen des Aussagenkalküls en Comptes
réndus des séances de la Société des sciences et des lettres de Varsovie, Classe III, 23 (1930) 51-55; citado por W. Y
M. Kneale, El desarrollo de la lógica, Tecnos, Madrid 1972, p. 529-530.Sobre la introducción de lo posible en el
sistema lógico es ilustrativo la siguiente nota de Lukasiewicz. Aunque la intención del autor es dar una respuesta
lógica a la cuestión de los futuros contingentes, juzgamos oportuno traer esta cita a colación, porque en ella se
muestra que no toda la realidad se describe en términos de verdad y falsedad. Y que más allá de esto, en la realidad
se describen fenómenos no precisados por un ser absoluto.Esto se relaciona con la Retórica en el sentido que el
discurso no es precisado de manera totalitaria, sino que requiere de la posibilidad lógica para hallar el objetivo de la
adhesión a tesis de intensidad variable. “Puedo presuponer sin contradicción que mi presencia en Varsovia en un
instante dado del año que viene, pongamos por caso el mediodía del próximo 21 de diciembre, no es positiva ni
negativamente determinable en este instante. Por lo tanto, es posible pero no necesario que me halle presente en
Varsovia a esa hora y en esa fecha. Sobre la base de dicho presupuesto, el enunciado «Me hallaré presente en
Varsovia el mediodía del 21 de diciembre del año que viene» no es ni verdadero ni falso en este instante. Pues si
fuese verdadero en este instante, mi futura presencia en Varsovia tendría que ser necesaria, lo que contradice mi
presuposición inicial; y si fuere falso en este instante, mi futura presencia en Varsovia tendría que ser imposible, lo
que de nuevo contradice mi presuposición inicial. El enunciado considerado no será, por lo tanto, verdadero ni falso
en este instante y le habría de corresponder un tercer valor diferente de 0, o lo falso, y de 1, o lo verdadero. Podemos
indicarlo como «½», esto es, «lo posible», que vendrá a constituir un tercer valor junto con «lo falso» y «lo
verdadero». Este es el curso de la argumentación que hubo de conducir a la propuesta de un sistema trivalente para
la lógica proposicional.
216
La lógica difusa es una rama de la lógica que se origina a partir de los trabajos del ingeniero L. A. Zadeh en 1965,
sobre la noción de un conjunto difuso (fuzzy set) basado en la idea de pertenencia parcial a una clase. Dicho
conjunto contiene elementos que pasan gradualmente de una categoría a otra, y permite cierta incertidumbre en los
límites. Las funciones operantes en esta lógica no son binarias, sino que son continuas y pueden tomar cualquier
valor comprendido entre 0 y 1. A pesar de que la lógica difusa no es una lógica en el sentido estricto de la palabra,
ya que no existe una semántica adecuada para sus operadores, existen numerosas posibilidades parciales de
interpretación semántica, de entre las que destaca su posible interpretación proposicional.

86
por medio de la persuasión los conceptos puedan irse construyendo durante el discurso con
vista al consenso.
En este sentido, lo que la lógica polivalente y difusa nos muestra es el hecho que “lógica
(formal) no tiene monopolio del razonamiento racional”217. Y que ante la diversidad del
significado de numerosos conceptos es necesario elaborar una lógica de normas y
valorizaciones218. Esto es precisamente el objetivo de Perelman, por definir una lógica dentro de
la Retórica.
El problema de no contar con una lógica de normas y valorizaciones, lleva al infranqueable
peligro que “en la argumentación retórica todo puede ser cuestionado en cualquier momento”219.
Se hace requisito pues de una lógica deóntica. Este tipo de lógica constriñe mucho lo que puede
ser enunciado en una argumentación, ya que en las proposiciones que maneja se antepone la
obligatoriedad y la permisibilidad.
En rigor, Perelman no menciona en sus obras la relación entre lógica deóntica y la Teoría de la
Argumentación. Al contrario, Perelman estaría renuente a una lógica que en la acción fuera
restrictiva. La lógica deóntica no sería la lógica específica que perseguiría el profesor de
Bruselas, como una lógica de normas y valorizaciones; por ello propondrá una lógica jurídica
desvinculada de limitaciones formales. Para tener más claro lo que hemos dicho recurrimos a
Manassero:
“La postura del autor con respecto a la lógica jurídica sigue la línea general de sus ideas sobre la
recuperación de lo que él considera la racionalidad practica frente al predomino de los
procedimientos formales. En esta tesitura, los estudios dedicados al tema intentan determinar qué
se entiende con el término “lógica jurídica”. Pretende así distanciarse de otras corrientes lógicas,
en particular de la que adopta la lógica formal al dominio jurídico, y de la que propone la lógica
deontica. En esta posición se agotan los estudios de Perelman sobre el tema (lógico), puesto que
el desarrollo de su lógica jurídica no es otra cosa que la Teoría de la Argumentación. Por tanto, la
cuestión que se abordará tiene carácter introductorio de dicha teoría en el mundo jurídico.”220

217
Op, cit, “Nueva Retórica” Retórica y Lógica..,p.59
218
Cfr, id.
219
Ibíd., p.52
220
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p. 251-252

87
En efecto, el camino que hemos recorrido con Perelman nos lleva a agotar el tema de la lógica
para la Retórica. Por medio, de la lógica jurídica es casi imposible marcar una clara delimitación
de lo propiamente lógico de lo jurídico. Estro muestra claramente el porque los lineamientos de
la Teoría de la Argumentación giran en torno a la Lógica y el Derecho.
Tomando en cuenta la división clásica de Retórica, es decir, en judicial, deliberativa y epidíctica,
la atención de Perelman parece predominantemente dirigida hacia la retórica judicial.
Por ello, para dar mayor complementariedad a la parte jurídica que delinea a la propuesta retórica
de Perelman, juzgamos prudente cerrar este apartado de la lógica quedándonos con esta
definición que hace el profesor de Bruselas sobre la lógica jurídica, y del cómo lo material de la
Lógica, lo posible y la acción son considerados como parte de la Ciencia Lógica.
”La lógica jurídica es una lógica material que debe hacernos reflexionar sobre lo que hay que
hacer, dentro de los límites de lo posible”221.

B) Consideraciones de Perelman entorno al Derecho y la Retórica:

“Desde muy temprano se sintió atraído Chaïm Perelman por los temas jurídicos. Al Derecho, al
modo de razonamiento jurídico, dice deberle la inspiración de su teoría de la argumentación.
Pero, a su vez, el Derecho constituyó para él el ámbito por excelencia de la aplicación de la
Teoría”222.
En efecto, para la perspectiva de Perelman, la Teoría de la Argumentación carecería de sentido
si no estuviera delineada en términos jurídicos. Es muy probable que Perelman introduzca a la
Nueva Retórica como una respuesta a las diversas problemáticas que presenta una
consideración decimonónica del Derecho; es decir, aquella tradición jurídica contemplada
desde el positivismo y desde la perspectiva de la justicia formal.
En líneas generales Perelman se opone a la predeterminación ontológica de lo jurídico derivada

221
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,p. 14
222
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p.29. Dice Manassero que su afirmación es testimonio de
la relación de Perelman con las diversas publicaciones sobre el Derecho. “ De la Justice (1945), y Justice et Raison
(1963), Droit, Morale et Philosophie (1968), Le Raisonnable et le Déraisonnable en Droit (1984), que contienen
artículos relacionados especialmente con el razonamiento jurídico y la justicia. Pero, sin lugar a dudas, Logique
Juridique, Nouvelle Rhétorique (1976), obra unitaria, es la que tuvo mayor repercusión en el ámbito jurídico.

88
de la tradición del siglo XIX223, es decir, a “la idea de que existe una sustancia jurídica, un
contenido jurídico objetivo y preestablecido (ya se exteriorice en normas positivas, en
principios prepositivos o suprapositivos, o en conceptos) y que pueda ser extraído por el
método del conocer científico-natural y aplicado con el auxilio de reglas formales de la
silogística”224.
Consecuentemente, lo que pone en cuestión Perelman es “el carácter creativo, constructivo,
argumentativo e íntersubjetivo de la práctica jurídica.”225
De tal forma, la inspiración de Perelman por presentar una Teoría de la Argumentación apta
para el desarrollo del discurso jurídico, es por una parte una crítica hacia los formalismos del
Derecho y, por otro lado, es la propuesta de una metodología que dé mayor libertad de
argumentación, sobre todo que otorgue los elementos para justificar la decisión y la acción de
manera razonable.
Ahora bien, esta toma de postura sobreviene al momento que Perelman se plantea dos
preguntas capitales. La primera de ellas cuestiona: “¿Por qué tantos juristas se oponen a la
lógica y la contraponen a la equidad, al Sentido Común y a la experiencia?” 226 La oposición a la
que se refiere Perelman, es el no reconocimiento de los juristas de una lógica material operante
en el Derecho, es decir, la negación de la lógica jurídica.
La preocupación de Perelman se centra en que, las decisiones judiciales cumplan con los
procedimientos establecidos y, desde el punto de vista procedimental, dichas decisiones son
correctas porque se conforman sobre un cuadro preconstituido. El problema es que la
preconstitución judicial al estar conformada sobre un lenguaje general y como un sistema
deductivo, no logra dar una respuesta satisfactoria en un caso excepción. El juez por cumplir
con las normas de deducción puede incurrir en una injusticia. De tal forma, se corre el grave
peligro de tomar decisiones insensatas, es decir, que la decisión no sea consecuente con el fin
que se pretende, la paz judicial227.
223
Juan Antonio García Amado, Tópica, Retórica y Teorías de la Argumentación, (obra sin publicar). Ponencia
presentada en León, España, 2004.
224
Id.
225
Id.
226
Chaïm Perelman, El Razonamiento Jurídico, traducción H.Petzold-Pernía, Centro de Estudios de Filosofía del
Derecho, cuaderno de trabajo no.5.Universidad de Zulia, 1973, p.13
227
Cfr, Chaïm Perelman, Droit et Rethorique, Université de Bruxelles, Bruxelles, 1990, p.661-662

89
El Sentido Común nos dice que debe haber coherencia entre las acciones y los fines que se
persiguen. En algunos casos, las decisiones de los jueces solo se motivan por el cumplimiento
de un procedimiento de orden general, que en ocasiones no concuerda con el caso concreto, y
por falta de esta concordancia es imposible que se logre la pretendida paz judicial. Con ello, el
Sentido Común es negado tan sólo por el cumplimiento de los procesos y las reglas formales.
El fondo de este problema es para Perelman, la manifestación de la lógica formal sobre el
derecho. El derecho positivista ha sido influenciado por la terminología de los lógicos
modernos de tal forma que solo se reconocen como correctas aquellas decisiones judiciales
apoyadas en las estructuras formales de la ley. Desde la contemplación formalista solo puede
ser reconocido dentro del derecho una sola lógica, la lógica formal 228. En consecuencia, se ha
llegado a dar mayor valor a los medios que a la finalidad, es decir, que la finalidad es cumplir
con los formalismos jurídicos, en vez de lograr la paz judicial. La segunda pregunta que hace
Perelman es oportuna con lo dicho anteriormente. El profesor de Bruselas cuestiona y responde
inmediatamente: “¿Es que la lógica formal permitirá solucionar las controversias jurídicas?
Indudablemente que no.”229 “Notemos para comenzar, que un sistema de derecho no se presenta
de manera formal e impersonal, como sí se tratara de un sistema axiomático, lógico o
matemático.”230
Entonces, lo que desea Perelman confrontar es el hecho que dentro del derecho hay
controversias, las cuales se producen porque no hay una solución universal aceptada por todos.
La existencia de la controversia muestra que en Derecho no hay absolutos, que la pretensión de
ciertas concepciones del derecho soslaya esta realidad y, por ello, se hace necesario contar con
técnicas de razonamiento que nos guíen hacia la finalidad del Derecho. “Ahora bien, es
indudable que las técnicas de razonamiento de los juristas, como aquellas, por otra parte, de los
filósofos, se caracterizan por las controversias en las cuales los hombres competentes defienden
los unos el pro y los otros el contra, situación que contrasta netamente con las demostraciones
228
Cfr, op, cit, El Razonamiento Jurídico, pp.11-12
229
Id.
230
Chaïm Perelman, La Teoría Pura del Derecho y la Argumentación, tr. Luz María Restrepo Mejía, Estudios del
Derecho, p.301En esta obra, Perelman entabla una controversia en contra de la Teoría Pura del Derecho de Hans
Kelsen. La importancia de esta controversia (como veremos en el apartado dedicado al rechazo del formalismo
jurídico) radica en la capacidad del juez para interpretar la ley, de las motivaciones del mismo y de la posibilidad de
trascender al mismo Derecho, desde la ley misma.

90
obligantes de los lógicos y los matemáticos”231.
El carácter de la controversia es la existencia de un diálogo íntersubjetivo. Diálogo que para
Perelman se describe por el razonamiento jurídico que, a su vez, se apoya en una lógica
jurídica.
Esto al fin de cuentas nos conduce a la una nueva visión del derecho, en la cual, se “requiere
sustituir la perspectiva monológica por la perspectiva dialogíca”232.
De tal suerte, esta nueva forma de ver al Derecho está apoyada en la oportunidad de diálogo
que la Nueva Retórica de Perelman presenta. Este diálogo es posible en la medida en que la
Teoría de la Argumentación se apoya en “la lógica jurídica, que no es una lógica formal, sino
una lógica de lo razonable”233. De aquí partimos al encuentro del lineamiento jurídico más
importante de la propuesta de Perelman. Al decir en palabras de Manassero que “la lógica
jurídica no es otra cosa que la Teoría de la argumentación” 234, llegamos a concluir de forma
silogística que Teoría de la Argumentación es una lógica de lo razonable.
En consecuencia, la razón del presente apartado es mostrar cómo desde los lineamientos
jurídicos se llega a una concepción de lo razonable en la Teoría de la Argumentación. Aunque,
esto razonable está muy ligado al orden lógico-jurídico, esto no exime que eso que es razonable
sea aplicado en otros campos. La única cuestión que se nos presenta en esta parte de nuestro
trabajo, es que lo razonable será visto bajo la investidura del Derecho, pero esto es ya producto
de la concepción que Perelman tiene sobre la Teoría de la Argumentación y del derecho mismo.
En virtud de tener mayor comprensión del porqué Perelman da tanta relevancia al aspecto
jurídico de su teoría, juzgamos prudente dividir nuestra investigación en dos principales
momentos. Primero, analizaremos la crítica de Perelman hacia una visión formalista del
Derecho, enfocándonos a las críticas del profesor del Bruselas hacia las ideas de la Justicia
Formal, la Escuela de la Exégesis y el formalismo jurídico. En un segundo momento, veremos
cómo Perelman busca la constitución de un Derecho Razonable, en cuanto éste se funda en una
nueva concepción del Derecho, en las consideraciones en torno al razonamiento jurídico y los

231
Op, cit, El Razonamiento Jurídico..,pp.12-13
232
Op, cit, Tópica, Retórica y Teorías de la Argumentación...,p.
233
Op, cit, La Interpretación Jurídica..,p. 22
234
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...,p.252

91
tópicos jurídicos. Con ello, podemos llegar a comprender las implicaciones que tienen las
reflexiones jurídicas de Perelman sobre la Teoría de la Argumentación.
Así las cosas, para pasar a nuestro estudio neto, hagamos una última observación sobre una
reflexión de Perelman: “Tradicionalmente dos interpretaciones se oponen la una a la otra: la
interpretación estática y la interpretación dinámica. La interpretación estática es aquella que se
esfuerza en encontrar la voluntad del legislador que ha sancionado una ley. La interpretación
dinámica es aquella que interpreta el texto en función del bien común o de la equidad, tal como
el juez los concibe en el caso de especie que le es sometido235.
Precisamente, lo que haremos a continuación será confrontar estas dos interpretaciones para ver
cómo se soluciona la controversia a favor de la Nueva Retórica de Chaïm Perelman.

“Tradicionalmente dos interpretaciones se oponen la una a la otra: la interpretación estática y la


interpretación dinámica. La interpretación estática es aquella que se esfuerza en encontrar la
voluntad del legislador que ha sancionado una ley. La interpretación dinámica es aquella que
interpreta el texto en función del bien común o de la equidad, tal como el juez los concibe en el
caso de especie que le es sometido236.

B.1) El Modelo Estático del Derecho y la Idea de la Justicia Formal:

El modelo estático del Derecho se encuentra fuertemente vinculado con la idea de la justicia
formal. La fuente de esta vinculación es la definición de la justicia en términos esencialistas
con lo cual, el Derecho es observado como una ciencia positiva. La idea de la justicia formal
por sus rasgos universales e inmutables, introduce el enunciado categórico de con iustum quia
iussum 237 dentro del Derecho y lo convierte asímismo en ipso iure238.
De esta forma, la idea de la justicia formal se hace equiparble al Derecho como si fuera una
ciencia de la naturaleza donde los postulados son invariables y siempre verdaderos a razón de

235
Ibíd., p.11
236
Ibíd., p.11
237
Sic, Es justo porque está mandado.
238
Sic, Por el Ministerio de la Ley.

92
que solo es justo lo que es considerado por el mandato de la ley.
Perelman rechaza tajantemente esta postura del Derecho, porque esto lleva al inmovilismo
social e histórico239. El intento de trascender las contingencias sociales e históricas y fundarlas
sobre verdades eternas y necesarias, hace del Derecho un fallo no justificado sobre la finalidad
del derecho mismo, el acuerdo que asegura la paz judicial.
La idea de Perelman es que los acuerdos de hecho sean transformados en acuerdos de
derecho.240 Esto a juicio del profesor de Bruselas la única vía para situar al Derecho en marco
social e histórico. Esto no significa que el acuerdo sea opuesto a la idea de justicia formal, o
que a partir del concepto del acuerdo se llegue a deconstrucción de la ciencia jurídica, sino al
contrario es transitar por vía del Derecho hacia una sociedad más justa y razonable241.
Para llegar a lo que podríamos denominar como justicia social, o también llamada justicia
razonable, Perelman somete a examen a la regla de justicia formal; en principio el discípulo de
Dupréel intenta examinar esa regla de justicia con ojos positivistas y encuentra sus defectos
tanto de la visión positiva como de la misma regla de justicia.
“Hace más de treinta años, un estudio sobre la justicia, emprendido bajo un espíritu positivista,
me permitió despejar una regla de justicia formal según la cual “los seres de una misma
categoría esencial deben ser tratados de la misma manera. Pero ¿cómo distinguir lo que es
esencial a lo que no lo es, lo que importa de lo que es desechable? Me daba cuenta muy bien de
que esta distinción no podía hacerse sin recurrir a juicios de valor, que en esta época me
parecían perfectamente arbitrarios y lógicamente indeterminados.
¿Cómo se puede razonar sobre valores? ¿Existen métodos, racionalmente aceptables, que
permitan preferir el bien al mal, la justicia a la injusticia, la democracia a la dictadura?
La respuesta escéptica de los positivistas me había dejado insatisfecho”242.
Perelman como ya antes hemos anotado, no está interesado en renunciar a los juicios de valor.
El problema es que tanto la visión positivista como la idea de justicia formal fuerzan a la
renuncia de dichos juicios. Y esto producto que la regla de justicia formal exige un “tratamiento

239
Cfr, Op, cit, Tratado de la Argumentación...,p.768
240
Cfr, Ibíd., p.772
241
Cfr, Op, cit, De la Justicia...,p. XVI
242
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.10

93
igual de situaciones esencialmente semejantes donde la decisión es conforme a un precedente
preestablecido y se presume justa sin justificación”243. Esto es lo que denomina Perelman como
“una de las características del espíritu jurídico deseoso de seguridad, luego de estabilidad,
presume que lo que es conforme a los precedentes, a la costumbre, a la tradición, es, por este
mismo hecho, conforme al derecho y la justicia”244.
Para Perelman el deseo de seguridad, estabilidad y permanencia es el núcleo de regla de justicia
formal, que incluso se halla presente en diversas concepciones de justicia.
Dice el profesor de Bruselas que “es ilusorio querer enumerar todos los sentidos posibles de la
noción de justicia.”245 Sin embargo, Perelman presenta algunos ejemplos que constituyen las
concepciones más corrientes de la justicia, de las cuales, todas ellas conforman una noción
común que constituirá una definición formal o abstracta de la justicia y donde cada fórmula
particular o concreta será uno de los innumerables valores de la justicia formal.246
Dichas concepciones de justicia son:
1. - A cada quien la misma cosa: “De acuerdo con esta concepción, todos los seres
considerados deben ser tratados de la misma manera, sin tomar en cuenta ninguna de las
particularidades que los distinguen”247.
2. - A cada quien según sus méritos: “He aquí una concepción de la justicia que no pide la
igualdad de todos, sino el tratamiento proporcional a una cualidad intrínseca, el merito de la
persona humana”248.
3. - A cada quien según sus obras: “Esta concepción de la justicia no pide tampoco un
tratamiento igual, sino un tratamiento proporcional. Sólo que el criterio ya no es moral... sino
únicamente el resultado de la acción”249.
4. - A cada quien según sus necesidades: “Esta fórmula de justicia, en lugar de tomar en
cuenta los meritos del hombre o de su producción, trata sobretodo de disminuir los
sufrimientos que resultan de la imposibilidad en que se encuentra para satisfacer sus
243
Op, cit, El Razonamiento Jurídico..,p.29
244
Id.
245
Op, cit, De la Justicia..,p.16
246
Ibíd., p.27
247
Ibid, p.17
248
Id.
249
Ibid, p.18. Lo que da a entender Perelman es que el criterio tiene un carácter pragmatico.

94
necesidades esenciales”250
5. - A cada quien según su rango: “He aquí una fórmula aristocrática de la justicia.
Consiste en tratar a los seres no de acuerdo con criterios intrínsecos al individuo, sino según
pertenezcan a tal o cual categoría de determinados seres”251.
6. - A cada quien según la ley atribuye: “Esta fórmula es la paráfrasis del celebre cuique
252
suum de los romanos. Si ser justo es atribuir a cada quien lo que le corresponde, es
menester, para evitar un círculo vicioso, poder determinar lo que corresponde a cada hombre.
Si se otorga a la expresión lo que corresponde a cada hombre un sentido jurídico, se llega a la
conclusión de que ser justo es dar a cada hombre lo que la ley atribuye”253.
Como hemos dicho, para Perelman todas estas fórmulas y concepciones de justicia conforman
de manera abstracta a la idea de la justicia formal. Y dice: “Se puede, por tanto, definir la
justicia formal y abstracta como un principio de acción de acuerdo con el cual los seres de una
misma categoría esencial deben ser tratados de la misma manera”254.
Ahora bien, lo que condena Perelman de todas estas concepciones es que ellas conforman un
derecho estático. Esta conclusión está apoyada en su maestro Dupréel, quien opone la
concepción de justicia dinámica a la justicia estática255. Las concepciones antes mencionadas
conforman esa justicia estática, porque están basadas en el mantenimiento del orden
preestablecido.
Así las cosas, el deseo de Perelman no es anteponer la justicia estática a la justicia dinámica,
sino el encuentro de un factor de transformación, lo que en palabras de su mentor significa que
“la justicia dinámica aparece como un instrumento del espíritu reformador o progresista...”256
Precisamente, este espíritu reformador es el que denuncia la imperfección del Derecho
fundamentado sobre la base de la justicia formal. Dice Perelman, que “todo sistema de justicia
debería no perder de vista su propia imperfección y concluir que una injusticia imperfecta, sin

250
Id.
251
Ibid, p.19
252
Sic,
253
Ibid, p.20
254
Ibid, p.28
255
Cita de Perelman a Eugene Dupréel , Traite de Morale, Travaux de la Faculté de Philosophie et Lettres de l
´Unversité de Bruxelles, Editions de la Revue de l´Université de Bruxelles, Bruxelles, 1932, p. 485-496
256
cita de Perelman a Dupréel, Traite de Morale, p.489

95
caridad, no es justicia”257.
De aquí, Perelman rescata una de las seis concepciones sobre la justicia que estudia. Nos
referimos a aquella concepción que enuncia “A cada quien según sus necesidades”. Afirma el
profesor de Bruselas que “es en ésto en lo que está formula de justicia se aproxima más a
nuestra concepción de caridad”258. En gran medida, la caridad es el contrapeso de la idea de
justicia formal, ya que en consideración de Perelman, la caridad “viene en auxilio de los
desgraciados por naturaleza y a procurarles una parte tan grande como sea posible de las
satisfacciones de que pueden gozar los demás”259.
La razón por la cual, Perelman pondera a la caridad dentro de la justicia, es porque ella rompe
con la arbitrariedad del sistema normativo de la justicia formal260. La caridad viene a denunciar
que no hay justicia perfecta y necesaria.
Finalmente, lo que pone la caridad sobre la mesa es el papel de la justificación. Para que la
caridad sea aplicada en un sistema de derecho, ya no por la sanción, sino por el otorgamiento de
un derecho propiamente hablando, se requiere de un auténtico ejercicio de justificación. Bajo la
idea de la justicia formal el derecho se ve incapacitado para cumplir en los casos en los que se
exige la justificación, cambios de perspectivas jurídicas. La justicia formal por su inmovilismo
solo expulsa a la caridad del Derecho. La crítica de Perelman en este aspecto es que el Derecho
se separa de la Moral261, porque los juicios de valor son eliminados y sustituidos por la ley. La
ley al ser el cuerpo preconstituido del Derecho y emanado desde la idea de la justicia formal
evita todo cambio, toda justificación y todo razonamiento.
La justicia es para Perelman conforme a un razonamiento 262, del cual se llega a un modelo de
derecho más equitativo y razonable. Sin embargo, para poder llegar a comprender esta reflexión
de Perelman en toda su riqueza, se hace necesario llegar hasta las últimas consecuencias de la
idea de la justicia formal y el sistema estático que construye sobre el derecho. Por ello, ahora
nos avocaremos a la crítica que el insigne profesor lanza en contra de la Escuela de la Exégesis

257
Op, cit, De la Justicia..,p.78
258
Ibid, p.18
259
Ibid, p.24
260
Cfr, ibid, p.78
261
Cfr, Ibíd., p.15
262
Cfr, Ibíd., p.55

96
y posteriormente al formalismo jurídico. Antes de a pasar al siguiente apartado quedémonos
con la siguiente idea de Perelman: “Solamente el cambio exige una justificación”263.

B.2) La Escuela de la Exégesis264, la Proximidad del Derecho al Cálculo:

“Históricamente la escuela de la exégesis (1804 a 1899) intentó realizar el objetivo que se


propusieron los hombres de la revolución francesa, que consiste en reducir el derecho a la ley y,
más especialmente, del Derecho Civil al Código de Napoleón... Esto es la tentativa de
aproximar el derecho a un cálculo, a una pesada o, en todo caso, a algo cuya exactitud
tranquilizadora debería poder protegernos contra los abusos de la justicia corrompida del
antiguo régimen. Ello nos da la idea de que no estamos a la merced de los hombres, sino al
abrigo de unas instituciones más o menos impersonales” 265. En el caso de la Escuela de la
Exégesis, la crítica de Perelman es muy concreta, el Derecho es reducido a lo que la ley
dictamine. Esto significa que esta escuela toma de la regla de justicia formal el enunciado
categórico de iustum quia iussum. Desde esta perspectiva, Perelman considera que existen dos
problemáticas básicas que desembocan en una contradicción dentro del intento sistematizador
de la Escuela de la Exégesis.
Ahora bien, el centro de la crítica de Perelman y los problemas que llega a localizar, no se
presentan en tanto la Escuela de la Exégesis como doctrina, sino sobre todo en el papel del juez
dentro de la escuela. Si Perelman habla de la impersonalidad del Derecho dentro de la Escuela
de la Exégesis, en realidad se está refiriendo a la despersonalización del juez.
Esta despersonalización se manifiesta en dos problemáticas que limitan la acción del juzgador.

263
Op, cit, El Razonamiento Jurídico..,p.29
264
es el término griego de donde proviene Exégesis. Al castellano significa explicación o comentario.
Como escuela, la exégesis surge en Francia a raíz de la preocupación de los juristas por estudiar y comentar la
codificación napoleónica de principios del siglo XIX. La inquietud era buscar en los textos de la codificación,
mediante razonamientos lógicos, especialmente basados en el análisis, la solución a cualquier tipo de problema que
la práctica jurídica pudiera presentar. El método exegético propuesto se vincula con el principio de plenitud del
ordenamiento jurídico, es decir, con el principio que postula que la norma jurídica contempla todos los casos que
pueden derivarse de su letra y de sus palabras.Esta escuela, sostiene que el derecho es la ley escrita, y que en ella se
manifiesta todo el derecho; nada se puede agregar al derecho, pues es un sistema cerrado y perfecto, tan solo queda
la aplicación de la ley en el caso concreto.
265
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,pp.37-39

97
La primera de ellas es la incapacidad del juez para interpretar la ley. Dice Perelman que “en la
tradición de la Escuela de la Exégesis, las nociones de claridad y de interpretación son
antitéticas. Efectivamente, se dice que interpretativo cesta in claris266, que no hay que
interpretar un texto claro”267. Este problema está presente en el Código de Napoleón, y
Perelman lo localiza en el artículo IV. En dicho artículo se proclama que el juez está
incapacitado para interpretar la ley so pretexto de oscuridad o insuficiencia de la ley. De tal
forma, se obliga al juez al fallo sobre la premisa que el sistema es completo, coherente, sin
antinomias, sin ambigüedades, por lo cual es imposible concebir la existencia de
interpretaciones diferentes268.
Precisamente éstas son las características de un sistema formal, tal como lo denuncia
Perelman269. De aquí se parte a la constitución de un cálculo racional donde “la univocidad de
los signos y de las reglas de demostración garantizan la eliminación de todo desacuerdo y de
toda controversia concerniente a su interpretación”270.
De esta forma, el rol del juez se ve reducido a la aplicación de fórmulas jurídicas, las cuales
para obtener la justicia han de ser coherentes con las consecuencias jurídicas. La incapacidad
por interpretar la ley, manifiesta que la visión de justicia de la Escuela de la Exégesis sea
considerada en términos formales, es decir, la justicia es la coherencia entre fórmulas y
consecuencias jurídicas.
El segundo problema que denuncia Perelman es la incapacidad del juez para elaborar nuevas
leyes. Dicho problema es extraído igualmente del artículo IV del Código de Napoleón. La única
misión del juez es establecer los hechos de la causa y sacar de ellos unas consecuencias
jurídicas que se imponen, sin colaborar en la elaboración de la ley 271. “En esta perspectiva los
juristas de la Escuela de la Exégesis se consagraban a su tarea de tratar de limitar el papel del
juez al establecimiento de los hechos y a la subducción de los mismos bajo los términos de la
ley”272.
266
Sic, la Interpretación cesa en la claridad.
267
Ibid, p.54
268
Cfr, ibid, p.40
269
Cfr, ibid, p.39
270
Ibid, p.40
271
Cfr, id.
272
Id.

98
Para Perelman, la negación del Código de Napoleón sobre la capacidad del juez para elaborar
leyes es muy delicada. Esta negativa es un signo de autoritarismo, una afrenta en contra de la
democracia. Al tiempo que el código napoleónico niega la elaboración de la ley, se niega
igualmente la voluntad del juez y del legislador273.
Para la Escuela de la Exégesis es innecesaria la motivación por elaborar nuevas leyes, ya que en
la presencia de un nuevo caso, sólo se le debe exigir al juez una correcta deducción a partir de
las fórmulas jurídicas. En la ley estan contenidos todos los casos de forma universal, si el juez
encuentra motivos para promover una nueva ley, en realidad lo que consideraría la Escuela de
la Exégesis es que el juez no ha realizado un cálculo correcto. A pesar que la ley pueda tener
lagunas, es el juez el encargado de llenarlas por una deducción de las leyes ya dada274.
Precisamente, es aquí donde Perelman encuentra una contradicción en el perfeccionismo de la
Escuela de la Exégesis. Y dice: “El artículo VI del Código de Napoleón considera como
culpable de negación de justicia al juez que rehúsa fallar a pretexto de silencio de la ley. Si el
juez observa una laguna en la ley, está obligado a llenarla, aunque su decisión deba ser en todo
caso motivada por el derecho”.275
La percepción de una laguna en la ley significa claramente, para el juez, que la solución no se
puede obtener por medio de una deducción hecha a partir de un texto legal. Si no obstante debe
llenar la laguna y motivar su decisión, es claro que sólo podrá llegar a este resultado
recurriendo a formas de razonamiento que no sean de la lógica formal”276.
Lo que observa Perelman es que la exigencia del artículo VI del Código de Napoleón de llenar
una laguna por parte del juez no está motivada por un razonamiento deductivo, sino que para
llenar una laguna el juez debe justificar su motivación. Es aquí donde se presenta la necesidad
de contar con un razonamiento no derivado de la lógica formal, pero sí motivado en el derecho.
Con ello, se abren las puertas para la lógica jurídica y su expresión en el razonamiento
dialéctico, por el cual la Teoría de la Argumentación es llamada para zanjar las dificultades de
un código jurídico de la naturaleza del napoleónico.

273
Cfr, Ibid, p.55
274
Cfr, ibid, p.68
275
Localizar Cita
276
Ibid, p.65

99
Perelman desea salvar al juez de ser considerado un elemento mecánico dentro del esquema del
derecho que plantea la Escuela de la Exégesis277. La concepción de Perelman sobre el Derecho
(como analizaremos con mayor detalle líneas adelante) es que éste construye con base a
argumentaciones y no por medio de deducciones.
La Escuela de la Exégesis asimiló al Derecho bajo un sistema deductivo sobre los modelos de
los sistemas deductivos de la Geometría y la Aritmética 278. La preopación de Perelman es que
dicha asimilación obstaculiza el camino de la argumentación y la aplicación de la Nueva
Retórica dentro del Derecho. Sin embargo, esta dificultad es la que muestra una guía para que
la Teoría de la Argumentación encuentre un legítimo lineamiento jurídico como un instrumento
interpretativo y justificador de nuevas leyes.

B.3) En contra del Formalismo Jurídico; la Renuncia al Positivismo Jurídico y al Ius-


naturalismo.

Perelman esta en contra de todo formalismo jurídico. Denuncia que “los partidarios del
formalismo jurídico que quisieran reservar a la lógica el puesto central en el derecho son pues,
llevados a exigir una univocidad de los signos y de los conceptos jurídicos, a pedir que un
concepto definido en un texto jurídico mantenga el mismo sentido en todas las ramas del
derecho y en todas las situaciones, lo que garantizaría una cierta estabilidad al derecho, una
seguridad en las deducciones jurídicas. Ellos buscan imponer al lenguaje jurídico la univocidad
indispensable para la aplicación rigurosa de un formalismo”279.
El rechazo al formalismo jurídico se debe a la permanencia de la idea de la justicia formal.
Como antes hemos analizado, Perelman no se conforma con una justicia definitiva por sus
rasgos esencialitas. La justicia se construye no siendo patrimonio de una fórmula jurídica o por
una autoridad. La justicia es patrimonio de la sociedad humana y de todos sus miembros. Por
ello, Perelman no está de acuerdo ni con el positivismo jurídico ni con el iusnaturalismo. En
estas dos doctrinas jurídicas no sólo se encuentra la permanencia de la justicia formal, la cual
277
El imperio de la retórica por confirmar cita
278
Cfr, op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,p.73
279
Op, cit, El Razonamiento Jurídico..,pp.14-15

100
condena, sino ante todo es el hecho que en una y otra doctrina se tenga la concepción del
Derecho como una realidad ya dada con carácter trascendental, ya sea debido a la abstracción, o
al carácter universal de sus postulados.
Perelman tiene en mente la constitución de un Derecho real, que se construya en base a
argumentaciones razonables, donde la justicia sea no una operación surgida de los cálculos,
sino del consenso de los espíritus. Precisamente, esto es lo que soslaya los formalismos
jurídicos y, para la perspectiva de Perelman, en ello fallan tanto el positivismo y el
iusnaturalismo. Una como otra doctrina han negado al hombre la acción efectiva de la ley
debido a que sea alienado a los cuadros metafísicos tradicionales, es decir, al ser immutable,
absoluto y verdadero.
Y es aquí donde Perelman lanza su primer ataque contra el positivismo jurídico. “Para
constituir una ciencia del derecho tal como es y no como debería de ser, me parece necesario
renunciar al positivismo jurídico (como lo concibió Kelsen)” 280. Lo que no acepta Perelman de
la visión positivista de Kelsen, es la noción metafísica del derecho, en tanto, es la norma la que
precede y está sobre el mismo juez y el legislador.
El deber ser es el fundamento de toda norma y es una forma que está por encima de todo ser
sujeto a derecho y de todo caso particular. Es la norma suprema y básica (Grundnorm), ella
determina la validez y la vigencia de la ley.
Esto hace que el positivismo sea visto por Perelman como la razón formal e impersonal del
Derecho. “Notemos para comenzar, que un sistema de derecho no se presenta de manera formal
e impersonal, como sí se tratara de un sistema axiomático, lógico o matemático”281.
En consecuencia, la razón por la cual el profesor de Bruselas rechaza al positivismo jurídico y

280
Op, cit, Teoría del Derecho Puro...,p.301. Hans Kelsen (1881-1973) filosofo y jurista austriaco. Es considerado
cabeza de la «escuela normativa» de Viena. Su «teoría pura» del derecho elimina de esta noción todo elemento que
le sea ajeno. Para ello, rechaza tanto el positivismo jurídico como la teoría del derecho natural o ius-naturalismo. El
primero sostiene una independencia total entre legalidad y moralidad; el segundo, los vincula. Su postura es hasta
cierto punto intermedia. Es positivista, porque el derecho es sólo derecho y no moral; pero el sostener que el derecho
es esencialmente «normativo» lo acerca al ius-naturalismo. La diferencia, respecto de una simple concepción moral
del derecho, reside en que, propiamente -para el kantiano Kelsen- la moral se basa en un imperativo categórico,
mientras que la normatividad del derecho lo hace en un imperativo hipotético, el mismo que justifica la potestad
coercitiva del Estado. El derecho es autónomo, se funda sobre un «deber ser» esencial a las leyes, y no meramente
sobre el «ser» de las leyes.
281
Id.

101
crítica a Kelsen, es porque se le da a la lógica formal el papel central en el derecho con apoyo
de la univocidad metafísica del deber ser.
Por otro lado, del iusnaturalismo Perelman critica dos cosas. Primero, como apunta Manassero,
el profesor de Bruselas rechaza al iusnaturalismo en su versión aristotélico-tomista, por suponer
la adhesión de la metafísica que conlleva una postura dogmática y absolutista. Y luego, condena
la visión natural racionalista, por su pretensión de constituir al Derecho como un sistema
universal, racional y deductivo, que conduce al formalismo jurídico282.
Segundo, Perelman condena al iusnaturalismo porque dice que después de la Revolución
Francesa, este iusnaturalismo se convierte en derecho positivo; los llamados derechos naturales,
que son en el fondo exigencias morales universales, se convierten en derecho positivamente
constituido283.
Ahora bien, cabe precisar, como anota Manassero, que Perelman no rechaza del todo al ius-
naturalismo, sólo rechaza su conversión al derecho positivo y su fudamentación metafísica. Lo
que considera oportuno rescatar Perelman del iusnaturalismo (como veremos en el siguiente
apartado) es lo que precisamente observa Manassero como los principios generales del
Derecho, que para el profesor de Bruselas serían en realidad opiniones compartidas por un
grupo social en un momento dado284.
Con esto, encontramos que Perelman no es de esos autores que se oponen a las doctrinas por el
simple hecho de ser doctrinas, sino por la intención de llegar a ofrecer una realidad más
humana. En este aspecto, la intención de Perelman respecto al Derecho, es desposeerlo de todo
aquello que no preste una respuesta clara y efectiva para el ser humano. Eliminar los
formalismo del derecho, el desvincular a la ciencia jurídica de la metafísica del deber ser, el
evitar que el derecho se convierta en calculo, en fin, que el derecho sea reducido a la ley, y a la
regla de la justicia formal, nos permite estar prestos al encuentro de un derecho más humano, y
menos autoritario. En contar al fin de cuentas con una teoría que nos libere de los anacronismos
doctrinales y del inmovilismo del derecho, que nos permita conciliar el cambio con la

282
Cfr, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p.363
283
Chaïm Perelman, “La Sauvegarde et le Fondement des Droits de l´homme”, Ethique et Droit, Université de
Bruxelles, Bruxelles, pp.461-468.
284
Cfr, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...,p.366

102
razonabilidad. En resumen, que aliente a construir sociedades e instituciones más humanas y
menos abstractas. Más reales que como deberían de ser.
Y esto es lo que nos pone en camino de una nueva comprensión del Derecho, del razonamiento
jurídico, y en sí hacia la Teoría de la Argumentación.
Y por todo ello podemos concluir con Perelman para pasar a nuestro siguiente apartado:
“El papel de la doctrina es de ser un precioso auxiliar de la justicia. Las teorías jurídicas, como
el abuso del derecho o la que precisa nociones difíciles tal como la del “orden público
internacional”, no se imponen porque sean verdaderas o porque permitan, como la ciencia,
prever mejor fenómenos desconocidos, sino porque suministran justificaciones permitiendo
restringir o extender el alcance de las reglas del derecho, de una manera aceptable, por parte de
las Cortes y los Tribunales. Es en la medida en que suministran las razones de una solución
aceptable, que serán tomadas en cuenta por la jurisprudencia. La mismas se esfuerzan, por su
argumentación, de convencer a los legisladores, a los jueces y a la opinión pública, de que esos
dos puntos, o sea, el carácter aceptable de las soluciones y el valor de las justificaciones, ellas
sean preferibles a las concepciones recurrentes.
Es esa dialéctica del Poder Legislativo y del judicial, de la doctrina y de la autoridad, del poder
y de la opinión pública, lo que constituye la vida del derecho y le permite conciliar la
estabilidad y el cambio”285.

B.4) El Realismo Jurídico y la Propuesta de Perelman sobre un Derecho Razonable:

“La concepción de Derecho que se deriva de la obra jurídica perelmaniana está directamente
influida por su enfoque judicialista. El tratamiento de la ley y el problema de la sistematización
del Derecho muestran que el punto de mira es la praxis del Derecho, la adaptación del medio
social que procura el juez en sus decisiones. Desde esta óptica, el Derecho es comprendido en
dos aspectos. Por un lado, aparece como una técnica cuya función es poner fin a los conflictos
que se suscitan por la presencia de valores contrapuestos en la sociedad. Con ello no quiere
decirse que el Derecho quede totalmente reducido a un proceso, a una técnica, pero es uno de

285
Op, cit, La Interpretación Jurídica...,pp.21-22

103
los aspectos que con mayor claridad se desprende de la obra de Perelman. El otro se relaciona
con el carácter que mejor definiría el Derecho. Esto constituye el término razonable. Perelman
señala que el Derecho irrazonable no es Derecho. Toda la actividad judicial se orienta a realizar
la razonabilidad del Derecho, que se alcanza cuando se logra el consenso sobre la decisión
judicial. Lo jurídico, en última instancia, parece quedar configurado a partir de las
convicciones, preferencias y valores que pacíficamente se comparten en una sociedad, puesto
que ello constituye en definitiva el tribunal que determinará su razonabilidad, que es tanto
como decir, el carácter de Derecho”286.
La profesora Manassero nos presenta una interesante reflexión que nos orienta hacia la
propuesta de Perelman por constituir del Derecho una técnica de lo razonable dentro del seno
de la sociedad. Aunque Manassero advierte que el Derecho no es reducido a un proceso, a una
mera técnica, lo que sí deja a nuestra consideración, es el innegable vinculo del Derecho con la
metodología de la Teoría de la Argumentación.
Ahora bien, preguntarse a estas alturas si la Nueva Retórica es la que incide sobre la
concepción de un derecho razonable287, o viceversa, puede llegar a convertirse en tema
altamente controvertido, en el cual la exposición de argumentos daría fuerza a una u otra
postura.
Consideramos mejor acotar nuestro análisis para localizar el punto de amarre entre la idea del
Derecho de Perelman y la Teoría de la Argumentación. A diferencia de Manassero y habiendo
estudiado la obra de Perelman llegamos a la conclusión que el ejercicio bibliográfico del
profesor de Bruselas hay un desarrollo paralelo entre la concepción del derecho razonable y la
Nueva Retórica. De tal manera, estos temas en Perelman se van nutriendo recíprocamente y van
tomado forma para llegar a un mismo punto, es decir, la presentación de la finalidad de los
hechos controvertídos en el consenso.
Es el consenso, como reconoce Manassero, el marco del Derecho 288. Mientras para la Nueva
Retórica será la finalidad. Desde esta perspectiva, marco y finalidad pueden ser entendidos en
286
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...,p.402
287
Ibíd., p.371. María de los Ángeles Manassero sostiene la tesis que la Nueva Retórica se presenta en primer lugar
como una propuesta metodológica que incide en la idea del Derecho de Perelman generando una peculiar
concepción del Derecho, el derecho razonable.
288
Ibíd., p.380

104
una relación más envolvente como en una Teoría del Consenso. De esta manera tanto el
Derecho como la Teoría de la Argumentación llegarían a constituirse como una realidad
inseparable que cumple una función social. Por separado ni el Derecho ni la Retórica podrían
llegar a cumplir dicha función, que es asegurar la paz en una sociedad democrática.
Aunque, en el futuro llegaremos a estudiar con mayor detalle el tema del Teoría del Consenso,
conformémonos con llegar a comprender la propuesta de Perelman de un derecho razonable, y
como esa concepción del Derecho llega a delinear uno de los aspectos más relevantes de la
Nueva Retórica, que es el razonamiento. Y finalmente, qué implicaciones se extraen del
Derecho hacia la Teoría de la Argumentación.
Así las cosas, nuestro primer paso es localizar en qué corriente de pensamiento jurídico se
encuentra Perelman y como va construyendo la propuesta del Derecho.
Partamos de la idea que Perelman puede formar parte de lo que se denomina como “Escuela del
Realismo Jurídico”289. Aun cuando no sea rigurosa esta afirmación, ya que en ningún momento
Perelman se reconoce como parte de dicha escuela, ni haya quién reconozca una posible
cercanía, nos parece, sin embargo, oportuno hacer una liga porque esto nos permite tener una
visión propedéutica de lo que Perelman describe y pretende del derecho razonable.
La Escuela del Realismo Jurídico puede ser definida como una tendencia de la jurisprudencia
sociológica que considera al derecho como un hecho social. Lo que interesa a los realistas, es
averiguar el derecho efectivamente real, al señalar que éste no es el que aparece declarado en
las reglas legislativas ni tampoco el que los jueces declaran como base de sus fallos, sino el
hecho es el que los jueces hacen, independientemente de lo que expongan sus sentencias. Y
para ello, se valen de la Retórica.
289
Manuel Atienza, El Derecho como Argumentación, Cátedra Ernesto Garzón Valdés, Impresiones Fontamara,
México, 2003, pp.97-104. Se reconoce como principales representantes de la Escuela del Realismo Jurídico a
Jerome Frank, Holmes Llewellyn, y Alf Ross (Sobre el Derecho y la Justicia). Esta escuela es la respuesta a las
grandes formas del positivismo jurídico del siglo XX. Se pone énfasis en que el Derecho es una práctica social,
como un fenómeno esencialmente fluido, el Derecho es sobre todo, un medio de construcción social, o ingeniería
social. Todo ello aproxima, sin duda, esa concepción a lo que se ha llamado el enfoque del Derecho como
argumentación. Por otro lado, esta escuela en una actitud critica denuncia un escepticismo axiológico ponderando
los juicios de valor. Igualmente contraponen la lógica a la prudencia, en el sentido clásico de aristotélica.
De tal suerte, la Escuela del Realismo Jurídico llega a exigir un método jurídico que dé respuesta a las situaciones
reales concretas, y para ello se pide auxilio de la Retórica. La Retórica en este aspecto llega a ser un precioso
instrumento de juicio para el mismo juez, ya que la escuela considera que realmente no son las leyes los motivos de
las decisiones de los jueces, sino la acción misma del juez en las decisiones.

105
Si bien es evidente el lazo entre el pensamiento de Perelman y la concepción del Derecho de la
Escuela del Realismo Jurídico, en tanto se le da un papel central a la Retórica, nuestro interés se
dirige a cuestiones de fondo. El dar preponderancia al juez antes que a la ley, y el considerar el
impacto social del derecho, estos son los dos puntos fundamentales por los que se puede adherir
Perelman a dicha escuela. En el apartado que titulamos En contra del Formalismo Jurídico; la
Renuncia al Positivismo Jurídico y al Ius-naturalismo, dimos cuenta cómo Perelman desea
rescatar el papel del juez dentro del ejercicio jurídico. Y es en igual medida la intención de la
Escuela del Realismo Jurídico el ponderar el valor del juez.
Por otro lado, como es sabido, la influencia de Eugene Dupréel está presente en toda la obra de
Perelman. Ese espíritu sociológico se encuentra muy presente en las mismas consideraciones de
Perelman en torno al derecho razonable, como también ese espíritu se manifiesta en la Escuela
del Realismo Jurídico. Veamos cómo ese espíritu sociológico se presenta en Perelman al tratar
al derecho en cuestión: “El Derecho razonable sería aquel que se adapta a las exigencias del
medio social, es decir, el que respeta y realiza la jerarquía de los valores vigentes en una
sociedad”290.
Profundizando aún más, la ponderación del juez por parte de la Escuela del Realismo Jurídico
como del propio Perelman, abren la posibilidad para la inserción de un método jurídico
razonable, y que coincide con una concepción del derecho que Perelman llama razonable, los
partidarios del Realismo Jurídico consideran como derecho real.
Y dice Perelman, “el papel de la Retórica deviene indispensablemente en una concepción del
Derecho menos autoritaria y más democrática; cuando los juristas insistían sobre la importancia
de la paz judicial, sobre la idea que el Derecho no puede ser solamente obedecido sino también
reconocido, es cuando será mejor observado y más ampliamente aceptado”291.
En consecuencia, el objetivo tanto de Perelman como de la Escuela del Realismo Jurídico, es
llegar a una sociedad democrática, donde se encuentren instrumentados los mecanismos de un
derecho democrático, por el cual se de una respuesta razonable a los hechos reales, donde el
juez se encuentre en capacidad de hacer un auténtico ejercicio de justicia, es decir, juzgar. De
290
Chaïm Perelman,“La Salvegarde et le Fondement des Droits de l´homme” , Etique et Droit, Université de
Bruxelles, Bruxelles, 1990, p.378
291
Chaïm Perelman, “Droit et Rhetorique”, Etique et Droit, Université de Bruxelles, Bruxelles, 1990, pp.661-662

106
tal suerte, como anota Manassero, nos enfrentamos a un “Derecho visto desde un aspecto
dinámico, siendo su función principal la resolución de conflictos”292.
Precisamente, esta es la intención de Perelman al proponer al derecho razonable, responder con
coherencia desde una perspectiva dinámica a una realidad igualmente dinámica. El derecho
debe ser tan dinámico como la sociedad lo sea. Esto es el derecho razonable, el abandono de los
inmovilismos jurídicos, el hacer que las instituciones humanas sean parte de una comunidad
organizada razonablemente, realmente. Por ello, no es de extrañar lo que dice Perelman a
continuación: “Nos podría ayudar con esta empresa, inevitable en nuestra época, la experiencia
de 1os juristas, que después de haber hecho depender las instituciones humanas de un derecho
natural de inspiración divina trátese de la Providencia de los estoicos, del Dios viviente de las
religiones reveladas o del dios racional de los filósofos, han llegado a elaborar la teoría de un
derecho razonable, objeto de una comunidad organizada”293.
De esta manera, el derecho razonable colabora para la organización de la sociedad. Pero desde
el punto de vista de Perelman, esta organización no puede darse si no se cumple con la
razonabilidad del consenso. Ahora bien, el consenso es signo indiscutible de democracia;
Perelman, al considerar que el derecho razonable organiza a la sociedad en el consenso, se
puede concluir que el derecho razonable es sinónimo de derecho democrático. Observemos:
“Es en una comunidad suficientemente homogénea, en la cual existe un consenso suficiente
sobre lo que es razonable o irrazonable, donde puede funcionar de manera satisfactoria un
sistema de Derecho democrático. A falta de tal consenso sobre las cuestiones esenciales que se
plantean en la comunidad, al sistema de Derecho y a los órganos encargados de aplicarlo les
faltará la autoridad necesaria para imponerlo más que a la fuerza”294. De aquí, se extrae la fuerte
concepción de Perelman del derecho como razonable. Es la fuerza una expresión de
irracionalidad, el derecho es en realidad derecho en tanto es razonable, un derecho impuesto
por la fuerza no es derecho, sino irracionalidad pura.295
El derecho razonable no es otra cosa que “la expresión de un consenso político y social sobre
292
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p.344
293
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.210
294
Op, cit,“La Salvegarde et le Fondement des Droits de l´homme” , Etique et Droit,
295
Chaïm Perelman, “Le Raisonnable et le Déraisonnable en Droit”, Etique et Droit, Université de Bruxelles,
Bruxelles, 1990, pp. 520-521

107
una solución razonable en una sociedad en rápida evolución”296.
El recurso a la fuerza sólo es manifestación de una incompatibilidad de valores donde uno se
intenta imponer sin ningún fundamento real en el Derecho297. La única alternativa ante el uso de
la fuerza es refrendar el compromiso del derecho por medio de una técnica de lo razonable. Es
aquí donde se muestra la idioneidad de la Retórica. De tal suerte, que el derecho razonable sólo
puede ser reconocido con base en los elementos argumentativos que presta el arte retórico para
la instauración de un consenso. En consecuencia, damos cuenta del cómo el papel de la
Retórica como lo considera Perelman, cae por su propio peso dentro del derecho razonable. Sin
embargo, para que la retórica muestre su oportunidad en la constitución de un derecho
democrático, esto sólo es posible en la medida en que los argumentos retóricos sean la
expresión del razonamiento jurídico y tales argumentos se encuentren fundamentados en los
tópicos jurídicos. Con ello, puede contemplarse de una manera más completa a la propuesta de
Perelman sobre un derecho razonable apoyado en un realismo jurídico.

B.5) El Derecho Razonable en función del Razonamiento Jurídico y los Tópicos:

El medio por el cual se llegara a entender al modelo de Retórica propuesto por Perelman, solo
es a través de un derecho razonable que esté en función del razonamiento y la tópica jurídica.
Como se dijo en el capítulo anterior, Perelman llama indistintamente a su modelo retórico, ya
sea como Nueva Retórica o Teoría de la Argumentación. Esta última denominación sugiere que
el protagonista central de la Retórica es, para el profesor de Bruselas, la argumentación. Por el
momento, no veremos todo el compendio de argumentos que enuncia Perelman, esta tarea está
reservada para el siguiente capítulo, donde incluso analizaremos con mayor detalle y desde el
punto de vista técnico a la Teoría de la Argumentación. Por el contrario, lo que será estudiado a
continuación es la manera en la cual comprende Perelman a la argumentación como la
expresión de un razonamiento apoyado en los tópicos. Se puede decir con justicia que entre la
Nueva Retórica y el Derecho Razonable, se encuentra como término medio el razonamiento y
296
Chaïm Perelman, “La Reforme de l´enseignement du Droit et la Nouvelle Rhetorique“, Etique et Droit,
Université de Bruxelles, Bruxelles, 1990, p.553
297
Cfr, id.

108
la tópica jurídica.
Es importante observar que la manera por la cual discurre el pensamiento de Perelman para
tratar los problemas y llegar a soluciones originales, pero a su vez, fundamentadas en el
pensamiento aceptado, generalmente tiene rasgos dialécticos (en el sentido hegeliano) o
silogísticos. Precisamente, este último caso es lo que permite delinear a la Teoría de la
Argumentación en razón de la idea del derecho de Perelman. Veamos como se construye este
silogismo.
Primera Premisa: La Nueva Retórica es una técnica argumentativa para ganar la adhesión.
Segunda Premisa: De los razonamientos y los tópicos jurídicos se constituye la argumentación.
Tercera Premisa: El Derecho Razonable es el derecho que se fundamenta el razonamiento y la
tópica jurídica.
Conclusión: Entre la Nueva Retórica y el Derecho Razonable se halla la argumentación
fundamentada en los razonamientos y en la tópica jurídica que sirven para ganar la adhesión.
De esta manara, se llega a entender porqué Perelman considera que el Derecho es el campo
idóneo para la aplicación de su teoría. Y es más, de allí se comprende porqué la argumentación
jurídica será el paradigma para todo discurso retórico.298 Estas consideraciones surgen desde la
misma visión que tiene Perelman sobre la retórica clásica y su conexión con el razonamiento
jurídico. Y dice: “El razonamiento jurídico se presenta así como la aplicación específica de la
teoría de la argumentación, generalizadora de la retórica y de la dialéctica greco-romana”299.
De esta consideración surge el modelo de la argumentación judicial como paradigma de toda la
Retórica. Atendiendo a la división clásica de los discursos retóricos encontramos el discurso
forense, el deliberativo y el epidíctico. A cada uno de estos discursos le corresponde
respectivamente el ámbito de lo judicial, de lo político y de lo moral.
Así, el discurso forense tiene como marco de desarrollo a un tribunal, en el cual las
argumentaciones van dirigidas hacia la condenación o exoneración que de acuerdo con la ley
escrita se dictamina la decisión judicial. En cambio, el discurso deliberativo, es aquel que se
desarrolla en la asamblea o, en nuestro contexto contemporáneo, en un parlamento o en la

298
Supra...
299
Op, cit, EL Razonamiento Jurídico..,p.22

109
cámaras legislativas; en este discurso las argumentaciones tienen un claro contenido político, ya
que las decisiones que se produzcan tienen una sola dirección, solucionar los asuntos de la
polís. Finalmente, el discurso epidíctico no tiene un contexto específico; éste puede ser emitido
en cualquier sitio donde se encuentre el orador frente a un auditorio. La argumentación en este
tipo de discurso tiene la intención de exaltar ciertos valores o reprobar conductas, es decir, este
discurso es netamente moral porque trata de prescripciones.
Ahora bien, de esta división clásica de los tipos de discursos retóricos, Perelman llega a
considerar la primacía del discurso forense, esto por una sencilla razón, en todos los demás
discursos se hace imperativo realizar un ejercicio de justificación para obtener la adhesión.
De tal forma, Perelman no llega a considerar formas puras del discurso retórico, sino que en ese
ejercicio de justificación se hallan comprometidos diversos aspectos de uno y otro tipo de
discurso, como es la deliberación o la ponderación de valores. Del ¿por qué el profesor de
Bruselas privilegia a la retórica judicial y la muestra como modelo? Esto es en razón de que en
este tipo de retórica se halla el razonamiento práctico fundamentado de una manera más
objetiva. De tal suerte, Perelman llegará a considerar que en los ámbitos de la política y la
moral, el discurso no tendrá relevancia si éste no es amparado por el modelo jurídico.
Con ello, la praxis del discurso político, o del ético, sólo llegarán a ser razonables si y siempre
si tienen el carácter justificador del razonamiento judicial300. Es tan fuerte esta consideración en
Perelman, que incluso la definición del razonamiento práctico está en función de la definición
del razonamiento judicial, e incluso en esta misma definición se llega a ligar la Retórica al
Derecho. Observemos:
 Primera definición: El razonamiento práctico es el que justifica una decisión. La importancia
de la justificación ínter subjetiva de las decisiones como razonables, es donde se halla la
Retórica301.
 Segunda definición: El razonamiento jurídico es un instrumento de justificación,
indispensable desde la revolución francesa en todos los sistemas modernos de Derecho302.
Con estas dos definiciones que aproximan al Derecho con la Retórica, y que de acuerdo con la
300
Cfr, op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,p.176
301
Cfr, Chaïm Perelman, Justicie et raison, Bruxelles, Presses Universitaries, 1963, p.75
302
Cfr, op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,p.98

110
justificación une al razonamiento práctico con el judicial, Perelman llega a dar una tercera
definición más completa y más envolvente de lo que es un razonamiento jurídico y lo que
implica.
 Tercera definición: “El razonamiento jurídico se presenta a sí como un caso particular, muy
elaborado, de razonamiento práctico que constituye no una demostración formal sino una
argumentación que busca persuadir y convencer a aquellos a los que se dirige, de que tal
elección o de que tal actitud es preferible a las elecciones, decisiones y actitudes
concurrentes”303.
Esta última definición es un tanto problemática en relación a lo que ya habíamos asentado con
anterioridad, es decir, aceptamos en principio que el razonamiento jurídico es igual al
razonamiento práctico. Esto es medianamente cierto, en cuanto estos dos razonamientos tienen
por objetivo la justificación, entonces parecerían ser iguales. Sin embargo, como el propio
Perelman llega a reconocer en su última definición, el razonamiento jurídico es un
razonamiento práctico más elaborado, pero que al fin de cuentas esta dirigido para fundamentar
las elecciones y las decisiones. Esta mayor elaboración es lo que hace al razonamiento judicial
el paradigma de otro tipo de razonamientos como puede ser el razonamiento político, el moral,
el estético, entre otros.
Una última consideración del razonamiento jurídico antes de pasar a los tópicos, es la
enumeración de los diversos momentos de este razonamiento según Perelman. Estos momentos
como localiza Manassero son cinco: a) estimación o apreciación de la prueba de los hechos; b)
su calificación; c) aplicación de la regla de Derecho; d) evaluación de las consecuencias
jurídicas de la aplicación de la regla de Derecho y e) motivación de la decisión. 304
Consecuentemente, el razonamiento judicial no sólo es paradigma reflejo de un razonamiento
práctico, sino también insigne ejemplo de un proceso elaborado de diferentes momentos que
van constituyendo a la argumentación. Con ello, se muestra que la argumentación no solo es
una expresión espontánea de un punto de vista, sino la expresión de un razonamiento elaborado
en el cual, se manifiesta a la apreciación, calificaciones, aplicación de reglas, evaluaciones y

303
Op, cit, El Razonamiento Jurídico..,p. 19
304
Cfr, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p. 287

111
motivos que hace a un argumento una auténtica herramienta de justificación. Con esto se
completa la consideración del razonamiento jurídico como más elaborado y la razón por la cual,
para Perelman ese razonamiento más elaborado, el cual contiene mayores contenidos de
justificación, llega a ser el paradigma de la argumentación, es porque los razonamientos van
siendo construidos sobre la base de tópicos jurídicos 305. Al menos en el Derecho, la Retórica en
cuanto la consideración de los argumentos, tiene un compendio de terminado de lugares
específicos de los cuales construimos nuestros razonamientos sobre la materia. Aunque, en
Política y Moral sean materias susceptibles de encontrar sus tópicos específicos, solo podemos
reconocer hasta el momento que únicamente en Derecho se hayan localizados, estudiados y
enumerados los lugares específicos de los cuales fundamos nuestros razonamientos. De tal
suerte, el Derecho muestra la importancia de recurrir a los tópicos para justificar nuestras
acciones y decisiones por vía de la argumentación. Por ello, Perelman dice que “la importancia
de los lugares específicos del derecho, es decir, de los tópico jurídicos, consiste en suministrar
las razones que permiten descartar las soluciones no equitativas o razonables, en la medida en
que estas últimas descuidan las consideraciones que estos lugares permiten sintetizar y que se
integran en una visión global del derecho como ars aequi et boni”306.
Paradigmáticamente, el razonamiento judicial se ha tomado como modelo para lo que
podríamos llamar los razonamientos políticos y morales, porque ha sido el Derecho el que ha
resaltado la importancia de recurrir a los tópicos para tener mayor fuerza en la justificación de
nuestras decisiones, es decir, en la argumentación. De tal suerte, el paradigma del derecho para
la aplicación de la Retórica tiene dos salidas. Una mostrar el ejemplo para todos los demás
ámbitos del discurso de que es necesario localizar, estudiar y realizar un compendio propio
sobre sus lugares específicos de argumentación. Así se haría necesario contar para el
razonamiento político con tópicos políticos, como para el Moral se requeriría de una tópica
moral. Perelman, reconoce la ventaja de contar con estos tópicos en el discurso judicial porque
“permiten el desarrollo de argumentos y controversias, de modo que se pueda tomar una
decisión reflexiva y satisfactoria después de haber evocado todos los puntos de vista”307.
305
Cfr, op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,p.118
306
Ibid, p.119
307
Ibid, p.129

112
Por lo tanto, en el discurso deliberativo y epidíctico deberíamos estar al encuentro de esas
tópicas particulares, sobre las cuales, hasta la fecha no se ha realizado un estudio de esta
naturaleza, ya que deja a las argumentaciones en lugares generales, y no como en el derecho a
un desarrollo particular de las argumentaciones. Ante este problema sostenemos que sólo
mediante el Sentido Común sería posible localizar y realizar una enumeración de los tópicos
propios del discurso político o del moral. Aunque Perelman reconoce el gran valor del Sentido
Común, por desgracia no llega a esta valorización sobre la importancia que tendría el sensus
communis respecto a elaboración de tópicos en otros ámbitos de la Retórica.
Esto se debe a que Perelman considera que el discurso paradigmático del Derecho haría que los
tópicos jurídicos fueran transportados hacia otras áreas del discurso retórico. La intención es
ciertamente, muy loable, ya que la razonabilidad de otros discursos como el Político y el Moral
se valdrían de los valores ya adoptados dentro del Derecho. Es decir, se llevaría a los ejercicios
deliberativos del poder legislativo un discurso más apoyado en la ley, que en las pasiones
políticas; o en el caso de lo moral, habría una aceptación más cabal de lo que se nos presenta
como bueno o malo sobre la base de un estatuto legal ya aceptado, y no en la mera intuición
maniquea.
De esta forma, dice Perelman reconocer el valor de los tópicos jurídicos dentro del discurso
político. Para ello, se apoya en un autor alemán llamado Gerhard Struck. Dice el profesor de
Bruselas que este autor “ha puesto de relieve el papel de los tópicos jurídicos en la legislación y
en la jurisprudencia alemanas actuales. En su obra Argument und Gemeinplazt in der
Juristirchen Arbeit evidencia el doble aspecto de estos lugares como puntos de vista y
argumentos que dan lugar a un discurso”308. En esta obra, Struck enumera sesenta y cuatro
tópicos jurídicos, de los cuales Perelman sólo llega a reconocer treinta y seis 309. Afirma el
profesor de Bruselas que en esos treinta y seis pueden ser reducidos todos los demás310.
Aunque por el momento, no es importante el saber cuáles y cuántos son los tópicos jurídicos, lo
que sí es relevante es saber que el Derecho sí cuenta con los lugares específicos de la
argumentación y que es por el Derecho que se hace inevitable el encuentro entre la Retórica y
308
Ibid, p.119
309
Consúltese Apéndice I.
310
Cfr, op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica...,p.119

113
la Tópica311. Y finalmente, es más importante preguntarnos: ¿En dónde radica la utilidad de los
tópicos, para que se haga necesaria su aplicación de en otros ámbitos del discurso o incluso la
elaboración de unos propios para cada ámbito?
Perelman, contesta primero a esta pregunta de una manera muy específica, los tópicos jurídicos
son importantes para el Derecho, porque por ellos, “el juez va a disponer de una mayor libertad
en la interpretación de los textos legales y en su flexibilidad, esta libertad, en lugar de conducir
a la arbitrariedad, aumenta los medios intelectuales que el juez dispone para la búsqueda de una
solución razonable, aceptable y equitativa”312.
Es como afirma Manassero, que Perelman estima que la misma tópica jurídica contendría en sí
mecanismos de eliminación de la eventual arbitrariedad, que comportarían un proceso más
flexible de racionalidad en la aplicación del Derecho313.
Por ello, Perelman llega a sobre resaltar la ventaja de los tópicos jurídicos que consiste en que,
“En lugar de contraponer dogmática y práctica, permiten elaborar una metodología que se
inspira en la práctica, y guían los razonamientos jurídicos, de manera que, en lugar de
contraponer el derecho a la razón y a la justicia, se esfuerzan, por el contrario a conciliarlos.”314
La influencia de los tópicos y la unidad que conforman con la Retórica llevan, como anota
Manassero, a una concepción del Derecho menos autoritaria y más democrática; los juristas por
recurso a la argumentación mostraran una idea del Derecho donde la ley no solamente es
obedecida sino también reconocida, mejor observada y más ampliamente aceptada315.
La aceptabilidad resultante de la aplicación de los tópicos jurídicos es la última forma
paradigmática del razonamiento jurídico frente a la argumentación. Esto al apartarnos de
cualquier dogmatismo y arbitraje nos lleva al camino del consenso, que será la consecuencia
más inmediata del Derecho Razonable sobre la Teoría de la Argumentación. Y esta
consecuencia, como hemos visto a lo largo de este análisis sólo se da sobre la existencia de

311
Cfr, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p. 330. María de los Ángeles Manassero dice que el
mismo Perelman ubica su línea de pensamiento a la par de Viehweg, quien hace la misma liga entre Retórica y
Tópica. Sin embrago, con la bibliografía que contamos no hemos hallado este pronunciamiento de Perelman, salvo
en relación con Struck.
312
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica...,p.129
313
Cfr, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...,p.333
314
Op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,p.130
315
Cfr, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable...,p.372

114
tópicos, que forman razonamientos, y que a su vez, estos últimos conforman argumentaciones
razonables. Es desde aquí que los lineamientos jurídicos de la Nueva Retórica nos permitirán
fundamentar la injerencia de la Retórica en campos más amplios del discurso.

b.6) Del Derecho Razonable hacia la Teoría de la Argumentación; Implicaciones Socio-


políticas:

Hemos visto a detalle la manera en que se conecta e identifica el Derecho Razonable con la
Teoría de la Argumentación. Ciertamente, no consideramos justo reducir a la Nueva Retórica a
una simple aplicación de técnicas discursivas dentro del marco del Derecho. Al contrario, es
más justo enunciar que el Derecho Razonable es el primer paso de un itinerario que por
mediación de la propuesta de Perelman, nos lleve a una comprensión más razonable de los
diversos discursos del ser humano.
Ahora bien, hablando sobre implicaciones consideramos que del pensamiento de Perelman se
desprenden dos tipos de implicaciones: unas directas, reconocidas por el propio profesor de
Bruselas y otras indirectas que desde la misma concepción del Derecho Razonable nos traza el
camino de una Teoría de la Argumentación abierta a otros ámbitos y, en específico, al ámbito
político. Con ello, reconocerémos que la Nueva Retórica tiene lineamientos jurídicos, pero que
no se circunscribe tácita y explícitamente al Derecho, sino más que nada el tránsito del Derecho
Razonable hacia una técnica del consenso, permite concebir una nueva sociedad y una forma
nueva de entender el fenómeno político.
Así las cosas, iniciemos con las implicaciones directas del Derecho Razonable y la Teoría de la
Argumentación. La primera de ellas es la concepción de una sociedad democrática. Perelman al
renunciar a la visión positiva del Derecho y fundamentar la idea del Derecho Razonable,
reconoce un sólo tipo de derecho que no sea la expresión arbitraria de la voluntad de un
soberano, sino por el contrario sea un derecho razonado, fundamentado y aceptado, como la
única vía para concebir una sociedad democrática316.
La segunda de las implicaciones directas es el llamado que hace Perelman hacia la libertad

316
Cfr, op, cit, Lógica Jurídica y Nueva Retórica..,p.231

115
espiritual, de la cual, se desprenden a su vez las implicaciones indirectas.
Dice el profesor de Bruselas que: “Una ciencia del Derecho presupone tomas de posición, las
cuales no se consideran irracionales si pueden justificarse de una forma razonable, gracias a una
argumentación donde uno reconoce la fuerza y la pertinencia. Es verdad que las conclusiones
de tal argumentación no son jamás evidentes, y ellas no pueden, como la evidencia, forzar la
voluntad de todo ser razonable. No puede sino inclinarla hacia la decisión mejor justificada, la
que se apoya en la argumentación más convincente. Aunque no se puede afirmar que se excluye
absolutamente toda posibilidad de elección. Así es como la argumentación hace un llamado a la
libertad espiritual, aunque su ejercicio no es arbitrario. Es así que gracias a ella podemos
concebir un uso razonable de la libertad, ideal que la razón práctica se propone en Moral, en la
Política, pero también en Derecho”317.
El ejercicio de la libertad es quizás la mayor implicación que encuentra Perelman sobre la
argumentación y la justificación jurídica. La vinculación que se hace entre la razón práctica y la
misma argumentación posibilita a cualquier ser humano obtener un grado de libertad ante las
decisiones judiciales, en tanto existe el marco del Derecho Razonable y la posibilidad de aplicar
una técnica justificadora. Sin embargo, para Perelman la Teoría de la Argumentación no es sólo
una técnica que permite justificar nuestras decisiones en apego de la libertad espiritual, sino que
también es una técnica del consenso. Por ello, la Nueva Retórica puede ser propuesta desde la
concepción de un Derecho Razonable hacia los ámbitos de lo moral o de lo político.
Precisamente, de aquí partimos hacia las implicaciones indirectas de la concepción del Derecho
y la propuesta metodológica de Perelman. La primera implicación que hallamos es la
organización de una sociedad razonable. Se dice que “al estudiar con atención y analizar con
cuidado las técnicas jurídicas de procedimiento y de interpretación, que permiten a los hombres
vivir en un Estado de Derecho, el filósofo, en lugar de soñar en una utopía de una sociedad
paradisíaca, podría inspirarse en lo que la experiencia secular ha enseñado a los hombres
encargados de organizar sobre la tierra una sociedad razonable”318.
En efecto, el núcleo que nos permite implicar la posibilidad de una sociedad razonable es sólo

317
Op, cit, La Teoría Pura del Derecho y la Argumentación..,p.304
318
Op, cit, De la Justicia..,p. XVI

116
si se llega a tener la concepción no unicammente de un derecho razonable, sino también una
moral y una política razonable. Con ello, podemos llegar a observar que las implicaciones
directas e indirectas no están tan alejadas entre sí. En medio de ellas, se encuentra la mayor
virtud que encuentra Perelman dentro de la razón práctica, es decir, el Sentido Común. “Lo
razonable está ligado al Sentido Común, de lo que es aceptable en un comunidad dada,
únicamente es no razonable lo que es inadmisible en una comunidad en un momento dado”319.
Lo razonable que ha llegado a descubrir Perelman en el Derecho, es tan sólo una primera
manifestación del Sentido Común, que puede llegar a implicarse en otras realidades como la
Moral y la Política, dentro de las cuales la Teoría de la Argumentación puede llegar a ser
aplicada. El Derecho Razonable es un primer paso donde la Retórica puede transitar por medio
de la Política y la Moral hacia la técnica de la justificación, del consenso y que al fin de
cuentas, tenga como benefició la instauración no sólo de una vida democrática simplemente
identificada como una forma de gobierno. La democracia que tiene Perelman en mente es una
organización social razonable, expresión de espíritus libres y racionales.
Por ello, cuando hablamos de un Derecho Razonable en relación a la Teoría de la
Argumentación, lo único que manifestamos es la necesidad de implicar el juego conjunto entre
Derecho, Moral y Política. Consecuentemente, la propuesta de Perelman muestra ser la
revitalización del ideal clásico de la organización social del hombre, salvo con un plus, la
libertad. Para la tradición greco-romana la vida humana tiene tres dimensiones inseparables y
que fueron reconocidas desde el mismo seno de la Retórica. El hombre organiza su vida en
sociedad, aunque en el inicio de sus relaciones frente a la esfera social inicial de forma
individual, lo moral es la primera dimensión de la acción del hombre. En la medida en que ese
ser individual ejerce mayor contacto con la sociedad, entonces surge otra dimensión: la Política.
Lo que podría sonar un tanto paradójico es que entre la dimensión moral y la política, se
encuentra la dimensión jurídica. Si Perelman ha decidido llevar la Teoría de la Argumentación
hacia la praxis del Derecho, es precisamente porque el Derecho es el punto de amarre entre lo
moral y lo político. Y por otro lado, porque en el ejercicio del Derecho es donde en los recientes

319
Chaïm Perelman, “Le Raisonnable et le Dèraisonnable en Droit”,Etique et Droit, Bruxelles, Editions de L
´Universitate de Bruxelles, 1990, p 516.

117
siglos se ha comprometido la acción humana, es decir, por el poder coercitivo de la ley, la
libertad no sólo se ha restringido jurídicamente, sino que al estar en medio de lo político y lo
moral, socialmente el hombre ha perdido la libertad en esas otras dimensiones sociales.
Como llegamos a ver a lo largo de este capítulo, las restricciones jurídicas no han surgido
espontáneamente. El apoyo del Derecho en la lógica formal debilitó durante años la capacidad
humana de argumentar, en otras palabras, de dar justificaciones razonables que conquisten su
libertad. Sabemos ahora, que la crítica de Perelman no es rechazo de un espíritu rebelde ante
esta realidad, sino la expresión crítica y propositiva de un espíritu preocupado en instrumentar
una técnica de sensatez. Donde esa sensatez se apoye en una descripción muy especial de la
lógica y más apegada al contexto social del hombre. Una sensatez al fin de cuentas que presta
una nueva visión del Derecho y la apertura de nuevos caminos de una Teoría de la
Argumentación. Caminos donde el Derecho y la Lógica guiados por el Sentido Común lleguen
a la conquista de nuevos territorios de la libertad humana: La Política y la Moral.
Esto significa ampliar las fronteras de la Nueva Retórica para el encuentro de una sociedad más
comunicativa donde la eficacia de dicha comunicación se refleje en una sociedad más justa y
equitativa y, podríamos decir, más libre.

Elementos Metodológicos de la Teoría de la Argumentación


Capítulo Tercero

“Los conflictos políticos son decididos lo más a menudo por la espada o el


voto que reemplaza, en las sociedades democráticas, el recurso a la violencia”

Existe una pregunta radical que debemos plantearnos antes de llegar a una exposición de los
elementos metodológicos de la Teoría de la Argumentación. La importancia de plantearnos el
siguiente cuestionamiento nos lleva directamente a una respuesta que sirve de punto de enlace
de todo el desarrollo de nuestra investigación. En específico, nos referimos a que el carácter

118
filosófico de Chaïm Perelman, las presunciones, los lineamientos lógicos y jurídicos de la
Teoría de la Argumentación, llegan a un núcleo intencional por el cual la propuesta de Perelman
se llegará a definir como una metodología del pensamiento y la acción.
Con esta breve explicación nos adentramos al origen mismo de la Nueva Retórica. ¿De dónde
surge la intención de Perelman por elaborar una metodología de la argumentación? Podemos
complementar esta pregunta con la siguiente para resaltar su radicalidad. ¿Cómo entender el
resurgimiento de la Retórica, es decir, en qué términos se justificar la necesidad del arte del
buen pensar?
La elaboración de una respuesta completa, exige indudablemente realizar un ejercicio
argumentativo, ya que para la mentalidad contemporánea la Retórica no es una disciplina que
se justifique por sí sola. Para Perelman la justificación del arte retórico se da, en primera
instancia, por el razonamiento jurídico. Recordemos que por este tipo de razonamiento, en el
seno del Derecho se llegan a conciliar las tensiones entre la estabilidad y el cambio, la
necesidad y la continuidad, la seguridad y la equidad, en pocas palabras la adaptación que nos
lleva al bien común320.
El razonamiento jurídico, al estar guiado por un espíritu conciliador es cuando muestra las
ventajas de contar con un conjunto de técnicas, que en palabras de Perelman “vendrán a ser el
socorro esencial para el juez, en la medida en que esas mismas -justificadas por el recurso a la
lógica jurídica, que no es una lógica formal, sino una lógica de lo razonable-, le permite
conceptuar, mediante la argumentación apropiada, lo que dictan su sentido de equidad y su
sentido de derecho”321. Aunque, Perelman mostró la pertinencia de la Nueva Retórica en el
ámbito jurídico, es un hecho que la argumentación no es un fenómeno reductible solo al ambito
de la justificación. Antes bien, diremos que la argumentación se encuentra en todo ser
razonable que ejerce su capacidad de deliberar. Por ello, despojándonos del primer marco de
aplicabilidad de la Teoría de la Argumentación, es decir, del Derecho, entonces encontramos
una concepción más amplia de la Teoría de la Argumentación. Esta concepción, ciertamente

320
Cfr, Chaïm Perelman, El Razonamiento Jurídico, tr. H.Petzold- Pernía, Centro de Estudios de Filosofía del
Derecho, cuaderno de trabajo no.5.Universidad de Zulia. 1973, p.30
321
Chaïm Perelman, La Interpretación Jurídica, tr. H. Petzold-Pernía, Centro de Estudios de Filosofía del Derecho,
cuaderno no.7, Universidad del Zulia. 1974, p. 22

119
menos específica se observa cuando Perelman presenta la razón que lo lleva a la elaboración de
su propuesta metodológica. “Aun cuando nadie haya pensado en negar que el poder de
deliberar y argumentar sea un rasgo distintivo del ser razonable, el estudio de los
procedimientos de prueba utilizados para obtener la adhesión ha sido completamente
descuidado desde hace tres siglos por los lógicos y los teóricos del conocimiento”322.
Perelman considera que la Retórica es la manifestación de la necesidad por estudiar lo relegado
durante tres siglos, a saber, los medios y las técnicas que llegan a presentar lo verosímil y lo
plausible de una manera razonable. Para el profesor de Bruselas la modernidad ha fijado su
atención a los medios lógicos y epistemológicos que se desarrollan en torno a la evidencia y la
demostración323. Este descuido hace una llamada para reconsiderar el papel de la Retórica dentro
del pensamiento contemporáneo, ya que ella fija su atención en la argumentación como el
fundamento de las decisiones razonables.
Precisamente, Perelman considera que el pensamiento moderno llega a restar racionalidad de
manera total a todo aquello que no se adecua al modelo racional de la evidencia y la
demostración. Por ello, “para aquellos que creen en la existencia de decisiones razonables
precedidas de una deliberación o de discusiones donde las diferentes soluciones se confrontan las
unas con las otras, no podrán prescindir - si desean adquirir una clara conciencia de los métodos
intelectuales utilizados-, de una Teoría de la Argumentación, tal como la presenta la Nueva
Retórica”324.
Ahora bien, lo que llega a manifestar Perelman hasta el momento es una confrontación entre la
demostración y la argumentación. Esta discrepancia es la que llega a dar una completa
justificación de la Retórica como un uso racional que interviene cuando los hombres deben
tomar decisiones, hacer elecciones juiciosas, cada vez que deben deliberar o discutir, criticar o
justificar325.
Perelman cuando se pregunta: “¿Qué es lo que distingue a la argumentación de una

322
Chaïm Perelman, L, Olbrechts Tyteca, M. Dobrosielski “Nueva Retórica” Retórica y Lógica, ed, Colofón,
México, 1998, p. 31
323
Id.
324
Chaïm Perelman, El Imperio de la Retórica, traducción Adolfo León Gómez Giraldo, ed, Norma, Santa Fe
Bogotá, p.27
325
Chaïm Perelman, Logique et Argumentation, Bruxelles, Presses Universitaires de Bruxelles, 1968, p.84-85

120
demostración formalmente correcta?”326, en el fondo se cuestiona la manera en la cual, se puede
llegar a justificar la Retórica con base en la argumentación. Establece, en “primer lugar, el
hecho de que en una demostración los signos utilizados deben estar desprovistos de
ambigüedad, contrario a lo que sucede en la argumentación que se desarrolla en una lengua
natural, en la que la ambigüedad no esta excluida por anticipado” 327. La demostración tiene el
gran limitante que al estar fundamentada sobre la evidencia, no puede llegar a justificar la
consecuencia de una acción deliberada y libre. Igualmente la demostración exige un uso
lingüístico que no es natural, sino es un lenguaje predeterminado el cual para ser comprendido
exige contar con el previo conocimiento de los signos. Tanto la argumentación como la
Retórica se circunscriben a la utilización del lenguaje natural, que también podemos llamar
lenguaje cotidiano. Precisamente, es en la cotidianeidad donde la Retórica como método y la
argumentación como elemento llegan a cubrir las exigencias racionales por dar una respuesta
ante un hecho humano. La demostración está limitada ante este aspecto, porque ella trabaja
sobre la base de reglas, las cuales no llegan a normar de una forma absoluta la conducta libre y
racional del hombre. Para comprender esto último, Perelman da una segunda diferencia entre
demostración y argumentación, y dice: “En segundo lugar, porque la demostración correcta es
un demostración conforme a reglas que son explicitadas en los sistemas formalizados...“ 328 De
acuerdo con la crítica de la filosofía moderna, la Retórica al no adecuarse a los sistemas
formalizados debe ser excluida de toda forma racional del discurso científico. El arte retórico
no aporta demostraciones, porque carece de evidencias, por lo tanto, no es en ningún aspecto
racional. Esto es la razón por la cual la Retórica es despreciada, y la modernidad no ha tomado
en consideración que la Retórica esta relacionada con la argumentación. El ataque de los
modernos a la Retórica ha sido sólo de nombre, ya que nunca han atacado su núcleo que es la
argumentación. En efecto, la argumentación no ha sido atacada de manera frontal, sino como
dice Perelman ha sido olvidada. “El desprecio a la retórica, el olvido de la Teoría de la
Argumentación han conducido a la negación de la razón práctica. Los problemas de la acción
han sido reducidos a problemas de conocimiento, es decir, de verdad o probabilidad, o
326
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.29
327
Id.
328
Id.

121
simplemente han sido considerados como irrelevantes para la razón”329.
La confrontación entre argumentación y demostración nos lleva a una discusión a nivel
filosófico en torno a la Retórica como la manifestación de la razón práctica. Por medio de este
tipo de razón, Perelman desea que la Retórica llegue a ser considerada un instrumento de la
Filosofía en tanto el ejercicio retórico sea guiado por la argumentación y no por la
demostración. Para que ésto sea posible, Perelman exige tres concesiones por parte de la misma
Filosofía. La primera concesión es dejar de lado la ambición filosófica por elaborar sistemas
donde todas las tesis sean evidentes y demostradas. Sólo de esta manera se puede evitar que sea
eliminada la argumentación dentro del discurso filosófico y en consecuencia rechazar que la
Retórica sea un instrumento de la Filosofía330.
La segunda concesión es que la Filosofía se concentre a la investigación de la verdad y la vida
contemplativa, en tanto a la Retórica se le conceda el primado de constituir una técnica para
influir en los hombres con la palabra y de manera esencial en la vida activa, especialmente en la
Política331.
La tercera concesión es que la Filosofía debe de circunscribir su trabajo a la verdad, mientras la
Retórica a la opinión, lo verosímil, lo probable332. De tal suerte, con esta concesión el ejercicio
retórico llega a encontrar su objeto que es la adhesión variable hacia las tesis basadas en
argumentos y que son presentadas ante un ser racional y libre.
Con estas tres concesiones que surgen a raíz de la discusión entre la argumentación y la
demostración, es posible llegar a presentar a la Retórica como una metodología argumentativa
que posee un campo propio y diferenciado de acuerdo con un objeto propio.
Hasta aquí podemos reconocer una etapa de justificación de la Retórica, que sirve de preámbulo
para entender el objeto que lleva a Perelman el elaborar su propuesta metodológica y qué
intenciones desea cubrir con ella.
Dice Perelman al inicio de su opera prima: “El objeto de la Teoría de la Argumentación es el
estudio de las técnicas discursivas que permiten provocar o aumentar la adhesión de las

329
Ibid, p.27
330
Cfr, ibid, p.12-13
331
Cfr, id.
332
Chaïm Perelman, De la Justicia, tr, Ricardo Guerra, Centro de Estudios Filosóficos, UNAM, México, 1964, p. IV

122
personas a las tesis presentadas para su asentimiento”333.
Cabe precisar que el objeto de la Nueva Retórica no solo se circunscribe al logro de la
adhesión sustentada en el asentimiento intelectual. La argumentación no tiene por fin
únicamente las cuestiones relevantes para la razón en sí misma 334. Como llama Perelman,
“adhesión puramente intelectual”335; el objeto de la Nueva Retórica considera de manera más
amplia a la adhesión y a la razón, ya que la adhesión “busca muy a menudo, incitar a la acción,
o, por lo menos, crear una disposición a la acción” 336. De esta forma, se muestra que hay una
clara dirección de la Retórica hacia el ámbito de la vida práctica, pero siempre con una
dirección racional. La unión entre vida práctica y la adhesión, es lo que marca la necesidad de
una racionalidad práctica, la cual será manifestada por la misma Retórica.
Finalmente que lo desea Perelman mostrar con su Teoría de la Argumentación es un tratado que
“se ocupará únicamente de los medios discursivos que sirven para obtener adhesión del
auditorio, por lo que sólo se examinará la técnica que emplea el lenguaje para persuadir y para
convencer.”337 De esta forma, Perelman se centrará en mostrar los elementos metodológicos de
la Nueva Retórica, en la medida en que se encuentren relacionados directamente con la
argumentación. El profesor de Bruselas hace la advertencia que dentro de su tratado no serán
considerados elementos clásicos de la Retórica como la mnemotecnia, ni el estudio de la
elocución, o la acción oratoria. “Puesto que estos problemas incumben a los conservatorios y a
las escuelas de arte dramático, creemos que estamos dispensados de examinarlos.”338
Con esto se muestra claramente que la Nueva Retórica, en tanto metodología, se circunscribe
directamente a la argumentación, e igualmente cómo la Teoría de la Argumentación será el
ejercicio de la voluntad individual y colectiva339. Y esto es porque “la argumentación implica
deliberaciones, diálogos; implica asimismo el establecimiento de cuadros que sirvan como
puntos de referencia. Implica, además, que los participantes en la argumentación o los

333
Chaïm Perelman y L. Olbrechts-Tyteca, Tratado de la Argumentación, La Nueva Retórica, tr, Julia Sevilla
Muñoz, ed, Gredos, Biblioteca Románica Hispánica, Madrid, 1989, p.34
334
Cfr, op, El Imperio de la Retórica...,p.27
335
Id.
336
Ibíd., p.34
337
Op, cit Tratado de la Argumentación..,p.39
338
Ibíd., p.37
339
Cfr, op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.203

123
destinatarios de ésta se hallen dispuestos a ser convencidos. Implica también que hay una cosa,
que hay un problema que tiene que ser sometido a discusión y a deliberación, a diálogo: Esto
contrasta y se opone notoriamente con lo que sucede en un sistema deductivo, el cual
constituye un monólogo”340.
Esto nos conduce a observar a la propuesta más allá del mero ámbito jurídico, que aunque es un
primer ámbito de aplicación, el mismo Perelman llegará a reconocer la pertinencia de la Nueva
Retórica en ámbitos campos como el político. 341 Por ello, para observar la conveniencia de la
Teoría de la Argumentación nuestro propósito en este capitulo es presentar a la propuesta de
Perelman en sus elementos metodológicos, con lo cual, estaremos en posibilidad de juzgar el
grado de incidencia que puede llegar a tener la propuesta de Perelman en otros ámbitos donde
la capacidad de juicio y acción sean involucrados a la adhesión. Igualmente tal como lo
estructura Perelman, en su obra del Tratado de la Argumentación, continuaremos nuestra
exposición con la construcción de la argumentación en el discurso y finalmente, para cerrar la
metodología presentáremos las técnicas argumentativas. Con ello, y en acuerdo con Perelman,
este capítulo se estructura en tres partes diferentes, tal como el profesor de Bruselas presenta su
propuesta metodológica. Esto nos permitirá concluir con nuestro trabajo con respecto a
Perelman, pero muy posiblemente después de cerrar nuestro análisis sobre la Teoría de la
Argumentación, las reflexiones que extraigamos de ella nos pondrán en posición de generar
nuevas vías de investigación donde la Nueva Retórica sea llamada a cobrar un papel relevante.

A) Elementos Nucleares de la Teoría de la Argumentación:

“La argumentación no se impone nunca forzosamente: gracias a ella, el orador intenta ganar la
adhesión de un ser libre, por medio de razones que éste debe encontrar mejores que las
provistas a favor de la tesis concurrente. A partir de aquí se comprende que ante un tribunal sea
posible defender en pro y en contra. El juez que decide, tras haber oído a las dos partes, no se

340
Op, cit, De la Justicia..,p. V
341
Cfr, op, cit, Tratado de la Argumentación..,p. 89 Dice textualmente Perelman “La vida política, igualmente,
ofrece situaciones en las que se espera con impaciencia la justificación de una decisión, pues de esta justificación
dependerá la adhesión de la opinión publica”

124
comporta como una máquina, sino como una persona cuyo poder de apreciación, libre pero no
arbitrario, es a menudo decisivo para el resultado del debate”342. Tal como lo expresa Perelman,
la argumentación es el ejercicio de seres libres y racionales que deliberan en torno a un hecho
controversial. Como antes se ha mencionado, el objetivo es ganar la adhesión. Sin embargo,
para que este objetivo sea cumplido es necesario contar en la Teoría de la Argumentación, con
unos elementos indispensables por los cuales sea posible lograr una argumentación efectiva.
Estos elementos son la base de una metodología argumentativa, sin ellos la Nueva Retórica no
podría cumplir con su máximo propósito, es decir, el consenso. En el siguiente apartado
presentaremos los elementos nucleares de la Teoría de la Argumentación tan como lo concibe
Chaïm Perelman. Nuestro objetivo es mostrar cuáles son estos elementos indispensables para
una Retórica razonable. Al unísono explicaremos porqué Perelman llega a considerar a estos
elementos como el inicio de su metodología argumentativa.
Así las cosas, enumeramos brevemente los elementos nucleares para pasar a una exposición
más detallada. Estos son: El contacto intelectual; el auditorio y tipos de auditorios; la
persuasión y el convencimiento; el punto de partida (el acuerdo y las premisas de la
argumentación). Encontramos entonces, que Perelman considera la existencia de cuatro
elementos sin los cuales, y faltando al menos uno, se puede llegar a imposibilitar el objetivo de
la Retórica. Antes de pasar a nuestro desarrollo es necesario aclarar que de estos elementos que
podemos llamar mínimos, se llegan a generar subdivisiones la cuales como llegaremos a
analizar responden a terrenos argumentativos más específicos. Estos elementos a diferencia de
los cuales provienen, pueden estar o no presentes en determinadas argumentaciones. Esto será
visto con mayor claridad en tanto avanzemos en la exposición, apoyados sobre los elementos
que Perelman presenta a juicio del lector.
En consecuencia, abordemos al primer elemento nuclear de la Teoría de la Argumentación.

A.1) El Contacto Intelectual:

Perelman considera que “toda argumentación pretende la adhesión de los individuos y, por lo

342
Chaïm Perelman, La Especificidad de la Prueba Jurídica, Journal des Tribunaux, no. 4255, Bruselas, p.249

125
tanto, supone la existencia de un contacto intelectual”343.
El contacto intelectual encierra para Perelman una concepción muy amplia de la vida
intelectual del hombre. En principio, encontramos una simetría directa entre Perelman y
Thomas Reid en cuanto al Sentido Común se refiere. Para Perelman el inicio del contacto
intelectual se da mediante un acuerdo inicial, por el cual ningún tipo de dialogo puede
promoverse. El punto de arranque de toda argumentación es tomado por el profesor de Bruselas
de las palabras de H. Poincaré344, a quien Perelman cita directamente: “Es común a varios seres
pensantes y podría ser común a todos”345. Esto que es común y podría ser común a varios seres
pensantes, es el fundamento del contacto intelectual. De tal manera, se hace una clara referencia
a uno de los primeros principios del Sentido Común estudiados por Thomas Reid346. Para que se

343
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p. 48
344
Henri Poincaré, (1854-1912) Matemático y físico francés, nacido en Nancy. Asistió a la Escuela Politécnica y a la
Escuela de Minas, y se doctoró en ciencias exactas. Fue profesor de las universidades de Caen y París, miembro y
presidente de la Academía de Ciencias y miembro de la Academia Francesa y de la Royal Society de Londres. Se le
considera el fundador de la «filosofía científica», en Francia. En teoría del conocimiento y filosofía de la ciencia
mantuvo posiciones cercanas al pragmatismo y al instrumentalismo, inspiradas en la filosofía de Kant, conocidas
con el nombre de convencionalismo: «la ciencia consiste sólo en convenciones». Mostró, por otra parte, una notable
aversión a la lógica matemática. De esta breve bibliografía es posible comprender el porque Perelman lo llega a citar
para fundamentar uno de los elementos nucleares de la Teoría de la Argumentación. La consonancia entre la postura
filosófica de Poincaré de considerar que los conocimientos son producto de convenciones, permite a Perelman
fundamentar que es en lo común a los hombres donde se dan los contactos entre inteligencias, y sobre todo acordar
que el consenso es la piedra angular de la comunicación, la comunidad y el conocimiento.
345
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,pp. 45-46
346
Thomas Reid (1710-1796) Filósofo escocés fundador de la llamada escuela escocesa del Sentido Común. Fue el
sucesor de A. Smith en la cátedra de filosofía moral de Glasgow. Aunque consideraba a su compatriota Hume como
el más grande filósofo, Reid se le opone en las tesis más capitales. Contra el escepticismo de Hume defiende la
existencia de una realidad externa y la validez plena del principio de causalidad apoyándose en la evidencia del
Sentido Común. Así, mediante el recurso al Sentido Común y las creencias tradicionales de la humanidad, Reid
ataca la concepción del idealismo epistemológico iniciado por Descartes, continuado por Locke, Berkeley y Hume.
De esta manera Reid se opone a la tesis de que el objeto del conocimiento es la idea. Para él, el objeto del
conocimiento y de la percepción sensible es la cosa misma, razón por la cual se establece -según él- la convicción
irresistible del sentido común de la existencia real de las cosas. Achaca a Descartes el haber introducido el germen
del escepticismo de Hume que, según Reid, ya estaría contenido en la teoría cartesiana de las ideas. Lo que es
importante destacar de la obra de Reid es el haber enumerado los primeros principios del Sentido Común. En estos
principios Reid distingue tres categorías. Los Primeros Principios de la Verdades Contingentes, los Primeros
Principios de la Verdades Necesarias, y los Primeros Principios de la Acción Moral. Ahora bien, consideramos que
Perelman y Reid ofrecen muchos paralelismos. Uno de ellos es el que presentamos en relación del principio octavo
de las Verdades Contingentes y el contacto intelectual. En un futuro, estaremos en condiciones de presentar aun más
paralelismos entre el pensamiento de Thomas Reid y Chaïm Perelman en una investigación que explore las
posibilidades de una Retórica senso-comunista. Esto es posible con el simple hecho de observar que estos autores
presentan una resistencia al ideal de razón cartesiano, y más importante: fundamentan la necesidad de contar con un
modelo de razón más sensato y acorde con la vida cotidiana del hombre. Tanto Reid, como Perelman, concuerdan en
presentar una racionalidad practica.

126
dé una comunidad entre los hombres, ellos como seres racionales y guiados por el Sentido
Común deben necesariamente mostrarse de acuerdo al principio octavo senso-comunista, tal
principio reconoce que hay vida inteligente en nuestros semejantes con quienes tratamos 347. Por
lo tanto, el reconociendo de la inteligencia es lo que disponemos para iniciar la argumentación.
Es lo que Perelman llama en sus propias palabras la generación de una comunidad efectiva de
personas.348 Y afirma el profesor de Bruselas: “Es preciso que se esté de acuerdo, ante todo y en
principio, en la formación de esta comunidad intelectual y, después, en el hecho de debatir
juntos una cuestión determinada.”349 Perelman a este nivel reconoce la necesidad de un acuerdo
inicial definido por el reconocimiento de la inteligencia de los hombres para consigo mismos.
De este primer acuerdo se logra el contacto intelectual que conlleva con inmediatez la
existencia de una comunidad efectiva de personas. Hasta aquí no es difícil observar el
paralelismo entre Reid y Perelman. Sin embargo, el autor de la Teoría de la Argumentación no
se conforma en su análisis al solo nombrar la necesidad de un contacto intelectual previo a
cualquier tipo de discurso. Perelman condiciona la formación de la llamada comunidad efectiva
de personas. De las muchas condiciones que exige el profesor de Bruselas la primera es la
existencia de un lenguaje común, de una técnica que permita la comunicación 350. Para Perelman
esta primera condición es indispensable para que sea de la argumentación351.
De tal manera, el lenguaje común no solo lleva implícito el reconocimiento de un contacto
intelectual, sino también la posibilidad de poder influir en un auditorio. Con ello, Perelman nos
va introduciendo de la necesidad de un contacto intelectual hacia la idea de auditorio, muy
explotada por nuestro autor.
Una segunda condición que exige Perelman para la comunidad efectiva de personas es el
reconocimiento previo normas y reglas presentes en nuestras conversaciones. Perelman aduce
que “en nuestro mundo jerarquizado, ordenado, existen generalmente reglas que establecen
cómo se puede entablar la conversación, un acuerdo previo que procede de las normas de la

347
Thomas Reid , Essays on the Intellectual Powers of Man, Abried, A:D, Woozley, ed, Macmillan, London, 1941,
Essay VI, Chap. 5, pp.277-279
348
Cfr, op, cit, Tratado de la Argumentación..,p.48
349
Id.
350
Ibid, p.49
351
Id.

127
vida social”352. De esta forma, tanto quien argumenta como quien es receptor de la
argumentación, deben estar en acuerdo con esas reglas y normas que funcionan en nuestro
entorno social. Una comunidad intelectual debe su existencia a que hay una comunicación
regulada y normada, con el objeto de generar no sólo una comunidad efectiva, sino también una
comunicación en los mismos términos. Esta segunda condición es la que permite estar
dispuestos tanto al orador como al auditorio a tener una relación ordenada y conforme a la
racionalidad de la Retórica. Esto nos introduce directamente a la tercera condición que exige
Perelman de la comunidad efectiva de personas, es decir, el valor de la adhesión.
Finalmente, la tercera condición es el atribuir un valor a la adhesión del interlocutor353.
Para Perelman la comunidad intelectual realmente efectiva llega a su grado de perfección
cuando el orador no sólo reconoce la inteligencia de su interlocutor y viceversa. Una
argumentación efectiva es aquella que presenta a concurso mental y a consentimiento las tesis
que presenta el orador a su auditorio354. Esta tercera condición es capital para la Teoría de la
Argumentación, ya que por ella se llega a condicionar no sólo la existencia de una comunidad
efectiva de personas y el contacto intelectual del que proviene. Ante todo nos facilita desde un
principio que el ejercicio retórico conlleve al consenso desde el surgimiento de la adhesión. La
misma palabra “consenso” la refiere Perelman, a lo consensual, es decir al compartir un mismo
sentido entre las partes de la discusión. En otras palabras, compartir un lenguaje común como
refiere Perelman; es también organizar nuestras discusiones de tal forma, que en el orden se
refleja un sentido de comunidad que nos permite llegar a acuerdos. Todo ello, admite partir
hacia una Retórica entendía de una forma más racional, porque en ella se reconoce al Sentido
Común de los hombres dispuestos a tener un contacto intelectual.
Con ello, podemos observar cómo el contacto intelectual es primordial para una Teoría de la
Argumentación y del cómo Perelman llega a centrar su importancia como un núcleo donde se
funde el principio y el fin de la misma Retórica. Así el contacto intelectual puede ser visto
como un principio que nos dispone hacia una comunidad efectiva de personas, pero al mismo
tiempo nos condiciona a llegar a un fin consensuado de un hecho controversial. De esta forma
352
Ibid, p.50
353
Cfr, id.
354
Cfr, id.

128
Perelman nos da principio y dirección para que la argumentación llegue al punto medular de
toda la teoría perelmaniana, es decir, la adhesión.

A.2) Orador, Auditorio y Tipos de Auditorios:

El valor que Perelman otorga al orador, al auditorio y a los tipos de auditorio, es de un carácter
central e irreducible dentro de la Teoría de la Argumentación.Tal como se presentan estos
elementos nucleares en las obras más importantes de Perelman (El Tratado de la
Argumentación y El Imperio de la Retórica) es casi imposible tratarlos por separado. Dichos
elementos se presentan en constante interacción y compenetración. En la medida de lo posible
intentaremos centrarnos de una manera más particular en cada uno de estos elementos, pero
como podrá ser visto a lo largo del siguiente desarrollo, el orador, el auditorio y los tipos de
auditorio tienen para Perelman una fuerte relación, al grado que unos y otros elementos se
explican entre sí. Por esta razón consideramos oportuno reunirlos en un mismo apartado con el
objeto de dar una mayor comprensión sobre ellos.
Así las cosas, iniciamos con el papel del orador en el discurso. Para Perelman el valor del
orador se define en tanto este “procura crear comunión en torno a ciertos valores reconocidos
por el auditorio, sirviéndose de los medios de que dispone la retórica para amplificar y
valorar”355. De tal surte, la substancia del orador es general comunión. Sin embargo, ¿de qué
manera se llega a generar esa comunión desde un principio? Perelman refiere que el inicio de la
comunión entre el orador y el auditorio se da en tanto existe una valoración inicial. Pero
persiste la pregunta ¿quién antecede a quién? Para responder a tal cuestionamiento el profesor
de Bruselas examina dos posibilidades. Por un lado, el auditorio como construcción del orador
y la adaptación del orador al auditorio. En principio, Perelman no radicaliza una postura que
diga que el orador antecede al auditorio y viceversa. Como se ha dicho la substancia del orador
es general comunidad. Ante ello, el orador deberá observar un equilibrio entre los valores que
desea transmitir a un auditorio y los valores ya operantes dentro de ese mismo auditorio. Este
equilibrio es lo que permite al orador construir y adaptar su discurso.

355
Ibid, p.99

129
Ahora bien, para llegar a una comprensión más completa de este punto de equilibrio analicemos
por un lado al auditorio como construcción del orador y la adaptación del orador al auditorio.
En el primer caso, Perelman llega a considerar que el auditorio en tanto construcción exige un
condicionamiento por parte del orador356. En este aspecto, el orador debe lograr la dependencia
el auditorio hacia las tesis que se presentan. Afirma el profesor de Bruselas que “para quien
argumenta, el presunto auditorio siempre es una construcción más o menos sistematizada. Se
pueden determinar sus orígenes psicológicos o sociológicos; pero, para quien se propone
persuadir efectivamente a individuos concretos, lo importante es que la construcción del
auditorio sea la adecuada para la ocasión”357.
El significado de una construcción a nivel retórico exige por parte del orador ejercitar todas las
técnicas de que disponga para lograr la persuasión. En este sentido, persuadir es el
condicionamiento que tiene el orador sobre su auditorio. Sin embargo, una persuasión completa
y efectiva no puede conformarse con una mera construcción, que aunque sea más o menos
sistemática llegue a evadir el reconocimiento mismo de los valores propios del auditorio. Por
ello, Perelman llega a hablar del rol adaptativo del orador para con su auditorio. Recordemos
que el máximo valor que da Perelman al orador es general comunidad, un ejercicio puramente
constructivista del discurso sería contrario al mismo orador y para la misma Retórica. Esto,
porque se corre el peligro de que el orador llegue por la construcción absoluta de un auditorio
que concuerde con sus intereses. Esta es una forma de coacción que Perelman no esta dispuesto
a aceptar. Para la Nueva Retórica la adhesión es medular, pero obtiene su máximo valor cuando
ella genera un consenso. El consenso sólo se posibilita en la medida que como hemos dicho
antes, sólo se genera en el equilibrio entre la construcción y la adaptación del orador para con
su auditorio. La adaptación es la que nos permite eliminar el peligro de que un orador llegue en
coaccionar a su auditorio por medio del discurso. Perelman considera de acuerdo con
Giambattista Vico358, que la elocuencia de un discurso se encuentra a lo que concierne a
356
Ibíd., p. 60
357
Ibíd., p. 55
358
Giambattista Vico (1668-1744) Filósofo italiano, nacido en Nápoles, hijo de un librero. Debido, en parte al
menos, a la tisis que padecía (se le llamó despectivamente «master Tisicuzzus») hizo por cuenta propia parte de sus
estudios de filosofía y derecho. Retirado nueve años en el castillo de Vatolla, donde ejerció como preceptor de los
sobrinos del obispo de Ischia, aprovechó su tiempo y su mejoría de salud para dedicarse a la lectura de los clásicos:
Platón, Tácito, Bacon y Grocio. Ejerció durante un tiempo la abogacía, fue profesor de Retórica en la universidad de

130
nuestros oyentes y, conforme a sus opiniones, debemos regular nuestros discursos359.
Afirma Perelman, “En la argumentación, lo importante no está en saber lo que el mismo orador
considera verdadero o convincente, sino cuál es la opinión de aquellos a quienes va dirigida la
argumentación”360. De esta forma, lo que debe procurar el orador es persuadir con elocuencia. Y
aquí esta precisamente el punto de equilibrio que debe mostrar el orador para valorar lo que es
pertinente argumentar en un discurso con el fin de obtener la adhesión.
Encontramos de nueva cuenta cómo otros elementos giran en torno a la adhesión. El orador
sólo puede llegar a manifestar que ha cumplido con su propósito de generar una comunidad
según construye y adapta su discurso al auditorio. Lo que veremos a continuación es, en efecto,
el papel del auditorio y cómo se llega a describir dentro de la Nueva Retórica, y el nexo
indisoluble que tiene con el orador.
Dice Perelman que “si se quiere definir al auditorio de una manera útil para el desarrollo de una
Teoría de la Argumentación, es preciso concebirlo como el conjunto de aquellos sobre los
cuales el orador quiere influir con su argumentación” 361. Esto es lo que precisamente llama
Perelman como “el auditorio visto desde el punto de vista retórico” 362. La visión retórica del
auditorio es del todo un hecho novedoso para la misma Retórica, e incluso se puede llegar a
afirmar que esto marca una evolución para la concepción retórica. Para la Retórica Clásica
desarrollada en el mundo greco-latino, el auditorio sólo tiene un papel menor dentro del
discurso. El papel central corresponde al orador. Por esta razón los retóricos clásicos no llegan a

Nápoles e intentó en vano acceder a la cátedra de Derecho. Su desinterés y también su postura crítica ante la
filosofía y la física de su tiempo, que fundaba en una teoría del conocimiento anticartesiana, y que resumía con el
lema verum ipsum factum, lo indica el título mismo de esta obra: frente a la «ciencia nueva» de la naturaleza,
propone su «nueva ciencia», a la que él llama metafísica, pero que de hecho es la historia, no considerada en su
tiempo como ciencia. En una visión a la vez renacentista y providencialista, considera la historia como el «mundo
civil», o la sociedad civil, que transcurre por el cauce que predetermina una «historia ideal eterna», que respeta, no
obstante, la libertad humana. Observando en líneas generales el pensamiento de Vico, es posible entender la
consecuencia que tiene con el pensamiento de Perelman. No sólo el interés de la Retórica aproxima a estos
pensadores, sino también la postura crítica que tienen ante la filosofía y el compromiso que manifiestan con la
sociedad. Por ello, no es de extrañar que Perelman cite en ocasiones a Vico. Y sobre todo que Perelman le reconozca
el haber detectado que la elocuencia más allá de la concepción corriente (la elocuencia es solo reflejo de la habilidad
del orador para convencer) posee un ingrediente sociológico que es el reconocimiento de los valores de un auditorio
en acuerdo con el discurso del propio orador.
359
Cfr, Ibíd., p. 61
360
Id.
361
Op, cit, El Imperio de la Retórica...,pp. 34-35.
362
Op, cit , Tratado de la Argumentación..,p. 55

131
estudiar el valor del auditorio. Se concebía al auditorio en función del orador. Es así que el
análisis de la naturaleza del auditorio es soslayado.
Por el contrario, Perelman llega a una concepción más completa de la Retórica al prestar
atención a este elemento casi olvidado por los retóricos. Por esta razón el profesor de Bruselas
llega a afirmar: “La Nueva Retórica, por oposición a la antigua, concierne a los discursos
dirigidos a toda clase de auditorios... cubre todo el campo del discurso que busca persuadir o
convencer, cualquiera que sea el auditorio al cual se dirige y cualquiera sea la materia sobre la
cual verse”363. De esta forma, Perelman buscará dar una aportación sobre el análisis del
auditorio. No solo se reduce a definir que es el auditorio, sino también busca identificar los
diversos tipos de auditorio posibles, e incluso en su análisis del auditorio llega a considerar que
es el auditorio el criterio objetivo de la acción retórica. Por tanto, encontramos un gran avance
respecto a la Retórica Clásica, según la Nueva Retórica presta atención al auditorio en tanto
definición, clases y criterio.
Ahora bien, de la definición ya nos hemos ocupado, pero antes de pasar a las consideraciones
de Perelman entorno a los tipos de auditorio, nos parece preciso antes atender al auditorio como
criterio de objetividad retórica.
En principio, Manassero nos informa que en términos retóricos la deseada objetividad se
traduce en la unanimidad del auditorio364. Como es posible observar, el tipo de objetividad
retórica es una noción que puede ser altamente controversial. Lo que se pone de manifiesto es
que el ser objetivo de la Retórica no descansa en las nociones clásicas de hechos o verdades.
Pero debemos de recordar que la finalidad de la Retórica no es la inquisición de la verdad por sí
misma, ni la demostración de los hechos. El objetivo de la Retórica es la adhesión, es decir, el
asentimiento del auditorio a las tesis presentadas por el orador. Bajo esta lógica una discusión
sobre la objetividad de la retórica es disuadida, ya que conforme a su finalidad la Retórica es
coherente con su objetivo. Es por estas razones que Perelman afirma contundentemente “el ser
objetivo de la argumentación es conseguir el asentimiento...” 365 Ahora bien, ¿Cómo puede

363
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,pp. 23-24
364
María de los Ángeles Manassero, De la Argumentación al Derecho Razonable, ed, EUNSA, Pamplona, 2001, p.
193
365
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,pp. 110-111

132
llegar a ser objetivo un criterio que en principio aparenta ser subjetivo? Para resolver esta difícil
pregunta es necesario tener presente las consideraciones de Perelman en torno a lo razonable.
Asimismo es requisito prestar atención al significado mismo de asentimiento. Asentir es una
acción que identifica ser y pensar. A su vez asentir se opone a consentir, ya que el primero es el
ejercicio de la capacidad intelectual humana para aceptar el contenido de una proposición. En
cambio, consentir si tiene una clara referencia a la voluntad, lo cual, hace que el consentimiento
sea una acción subjetiva.
De esta forma, podemos dar cuenta que el asentimiento puede relacionarse con la razón, ya que
el asentimiento es el resultado de un juicio de aceptación de una proposición. Con ello, la
noción de asentimiento de Perelman va muy ligada a la noción de razonable. El auditorio solo
acepta el discurso del orador en la medida en que las argumentaciones se muestren como
razonables, es decir, que se manifieste en los argumentos una forma de pensar apegado en
mayor o menor medida a la realidad. Por lo tanto, encontramos que el criterio de objetividad de
la Retórica tiene como base un asentimiento fundamentado en la capacidad racional del
auditorio para aceptar o rechazar incluso las opiniones que presenta el orador.
Finalmente, es prudente agregar que el criterio de objetividad de la Retórica, no es un criterio
de verdad, hemos dicho que la Retórica no se ocupa de la verdad, sino de la opiniones
plausibles y verosímiles. En esto se halla en cierta medida el intelectualismo que exige
Perelman para con el auditorio. Un auditorio idealmente racional sólo está dispuesto al
asentimiento en la medida en que las tesis aportadas son razonables. Aunque pareciera que
Perelman exige una respuesta puramente racional al auditorio, ya que el asentimiento es un
esfuerzo intelectual, no es posible hacer una reducción del asentimiento a la mera razón. El
concepto de la racionalidad práctica esta presente en toda la metodología de la Teoría de la
Argumentación. En consecuencia, el asentimiento tendrá para Perelman una consecuencia en la
acción. Si del asentimiento aceptamos juicios y razones, esto ya es una disposición que nos
orienta hacia la acción. Por lo tanto, la objetividad de la retórica no se reduce a la mera
argumentación, sino que se dispone a la acción. Esto permite presentar al criterio de objetividad
retórica, no solo con carácter intelectual, sino también moral y político. Ya que como afirma el

133
mismo Perelman, la argumentación dispone a la acción 366. Habiendo hablado del criterio de
objetividad retórica, el cual descansa en el asentimiento del auditorio, ahora estamos en
disposición de pasar a las consideraciones de Perelman sobre los tipos de auditorio.
Dicho rápidamente, el profesor contempla tres tipos distintos de auditorios; sin embargo, antes
de pasar a la exposición y análisis, el mismo Perelman hace una advertencia inicial. Y dice:
“La variedad de los auditorios es casi infinita y, de querer adaptarse todas sus particularidades,
el orador se encuentra frente a innumerables problemas. Quizá sea ésta una de las razones por
las cuales lo que suscita un interés enorme es una técnica argumentativa que se impusiera
indiferentemente a todos los auditorios o, al menos a todos los auditorios compuestos por
hombres competentes o razonables”367.
A lo que se refiere con una variedad casi infinita de auditorios es en tanto pueden existir
variados auditorios en especies, no en clases. Por especies pueden existir tantos auditorios
especializados como temas concurrentes a la especialización. Sin embargo, esto dejaría al
orador en una seria dificultad, que sería la adaptación recurrente a diversos universos
discursivos. Por ello, fijándonos desde el punto de vista de las técnicas argumentativas y en
tanto nos referimos a seres racionales, podemos encontrar auditorios más acotados por
cantidad, que por cualidad. Este es el punto de vista que adopta Perelman para definir los tipos
de auditorios. Y por ello, afirma: “Encontramos tres clases de auditorios, considerados
privilegiados a este respecto tanto en la práctica habitual como en el pensamiento filosófico: el
primero, constituido por toda la humanidad o, al menos, por todos los hombres adultos y
normales y al que llamaremos el auditorio universal; el segundo, formado, desde el punto de
vista del dialogo, por el único interlocutor al que nos dirigimos; el tercero, por último,
integrado por el propio sujeto, cuando delibera sobre o evoca las razones de sus actos”368.
Una vez nombrados y definidos los tipos de auditorios nos encontramos en posición de indagar
con mayor detalle en qué consiste cada uno y sus características.
Ahora bien, comenzando con las características del auditorio universal, Perelman advierte que
366
Cfr, Chaïm Perelman y Lucye Olbrechts-Tyteca, “Acte et Personne dans l´argumentation, Rhétorique et
Philosophie.” Pour une Théorie de l´argumentation en Philosophie, Presses Universitaires de France, Paris, 1952,
pp.64-65.
367
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p.65
368
Ibid, p.70

134
las razones que se aducen en este tipo de auditorio deberán contar con el apoyo a la evidencia,
la validez intemporal, y la absoluta independencia de contingencias locales e históricas.369 Y por
ello dice: “Una argumentación dirigida a un auditorio universal debe convencer al lector del
carácter apremiante de las razones aducidas, de su evidencia, de su validez intemporal y
absoluta, independientemente de las contingencias locales o históricas... Es la comunicación de
una creencia objetiva válida para la razón de cualquier hombre”370.
De acuerdo con las características del auditorio universal podemos llegar a concluir que este
tipo de auditorio tiene una existencia en abstracto. El tipo de argumentación que exige es aquel,
que en términos universales se encuentra en total independencia de la temporalidad. Por ello,
Perelman llega a diferenciar el auditorio universal del particular, en tanto este último sí tiene
una existencia real y concreta371. Ahora bien, otra diferencia entre estos tipos de auditorios es la
amplitud de los miembros a los cuales se dirige la argumentación. Para el auditorio universal el
orador deberá dirigirse a todos los miembros de la especie humana independientemente de la
condición social, política, histórica etc. La condición para la existencia del auditorio universal
es que haya hombres racionales. Por otro lado, el auditorio particular también hace suyo el
requisito de la capacidad racional del hombre, pero en cambio el discurso que desarrolla esta
condicionado a una sociedad específica, o un momento determinado de la historia. E incluso la
argumentación en el auditorio particular, no hace necesario pretender dirigir el esfuerzo retórico
a toda la especie humana, tan sólo basta que haya un interlocutor 372. Por esta razón dice
Perelman que el auditorio particular es una forma más dialógica del discurso y por ello, se
desenvuelve en auditorios como los parlamentos, los centros sociales, etc. Por otro lado,
Perelman llega a considerar que en auditorio particular, el compromiso del orador y el auditorio
es más evidente y con mayor precisión cuando se trata de una argumentación donde sólo existe
un solo oyente. Y dice: “La argumentación ante un único oyente. Se trata de una discusión
donde los interlocutores busquen honestamente y sin ideas preconcebidas la mejor solución a
un problema controvertido. En el debate por el contrario, cada interlocutor sólo expondría

369
Ibid, p.72
370
Id.
371
Ibid, p.78
372
Ibid, p.70

135
argumentos favorables a su tesis y sólo se preocuparía de los argumentos que le son
desfavorables para rechazarlos o limitar su alcance”373.
Esto nos muestra una diferencia más entre el auditorio universal y el particular. Pareciera que
en auditorio universal no existe un contacto entre el orador y auditorio. En tanto, en el auditorio
particular parecería que existe un contacto más directo entre orador y auditorio, a tal grado que
se pueden llegar a confrontar uno y otro, lo cual constituye el debate, o pueden llegar hacer una
acción constructiva como el dialogo. Aunque todo esto nos ayuda a determinar más las
relaciones entre orador y auditorio, al mismo tiempo que se nos señalan más diferencias entre
uno y otro auditorio, la verdad es que Perelman se muestra muy parco para describir,
diferenciar y otorgar roles del orador y auditorio en cada tipo distinto de auditorios. Y sin más
qué agregar preferimos dar fluidez a nuestra exposición pasando al tercer tipo de auditorio.
El último tipo de auditorio es al que llama Perelman la deliberación con uno mismo. Es decir,
que hay una identificación absoluta del orador y el auditorio que los constituye él mismo. La
forma en que se desarrolla la argumentación en este tipo de auditorio es de acuerdo con la
reflexión. Perelman describe el fenómeno de la deliberación con uno mismo con las siguientes
palabras: “Nuestra tesis consiste en que, por una parte, una creencia, una vez establecida,
siempre puede intensificarse y en que, por otra, la argumentación está en función del auditorio
al que se dirige. Desde ese momento, es legitimo que quien haya adquirido cierta convicción se
dedique a consolidarla con respecto a sí mismo y, sobre todo, con relación a los ataques que
puedan venir del exterior, es normal que examine todos los argumentos susceptibles de
reforzarla”374.
Lo que es interesante observar respecto al auditorio que un sujeto mismo llega a constituir, es la
visión retórica que Perelman tiene sobre la reflexión. Argumentarse a sí mismo significa
intensificar nuestras creencias para estar dispuestos a discusiones futuras, teniendo
consideraciones racionales más sólidas, toda vez que nuestros propios argumentos han sido
examinados. De tal manera, podemos llegar a concluir que Perelman cuando se refiere a los
elementos nucleares que constituyen el orador, el auditorio y el tipo de auditorios, parecería que

373
Ibid, pp.81-82
374
Ibíd., p.90

136
en realidad muestra una teoría de los auditorios dentro de la Teoría de la Argumentación.
Lo que es válido afirmar, es el hecho novedoso de Perelman de prestar atención a uno de los
elementos olvidados de la Retórica, el auditorio.
Con ello, el profesor de Bruselas nos presenta una valiosa comprensión sobre los auditorios,
llamando la atención para que el orador tenga mayor cuidado a la hora de presentarse ante sus
interlocutores, y así manifestar la fuerza de sus discursos.

A.3) Persuasión y Convencimiento:

“Como la argumentación se propone influir sobre un auditorio, modificar sus convicciones o


sus disposiciones mediante un discurso que se le dirige y que busca ganar la adhesión de los
espíritus, en lugar de imponer la voluntad por la coacción o por el adiestramiento, es ya una
cualidad despreciable la de ser una persona a cuyas opiniones damos algún valor”375.
Para Perelman la Teoría de la Argumentación se caracteriza por evitar el recurso a la violencia y
toda forma de coacción. Por ello, para el profesor de Bruselas es importante para lograr la
adhesión de un ser libre sea necesario recurrir a los elementos retóricos de la persuasión y el
convencimiento376.
¿Por qué considerar a estos elementos y no mejor considerarlos como parte de la finalidad de la
Nueva Retórica, que es ganar la adhesión?
En principio, respondemos que son elementos porque sin la persuasión y el convencimiento no
se pude dar paso a la adhesión. Es decir, que dentro de la Retórica persuadir y convencer son
partes simples que forman parte de una totalidad compuesta. La relación entre persuasión,
convencimiento y adhesión, se manifiesta de esta manera. La adhesión es el todo compuesto
donde se asimila ya sea la acción de persuadir o convencer.
Para Perelman, persuadir y convencer están claramente diferenciados y preparan para la
adhesión377. De tal suerte, el persuadir o convencer son elementos de la argumentación. Así
encontramos una argumentación persuasiva o una argumentación convincente, pero nunca
375
Op, cit, El Imperio de la Retórica...,p.31
376
Chaïm Perelman, Logique et Argumentation, Bruxelles, Presses Universitaires de Bruxelles, 1968, p.84
377
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p. 67

137
nombramos una argumentación adhesiva. Ya que persuasión y convencimiento son elementos
de la argumentación que dispone a la adhesión.
Ahora bien, refiriéndonos a la diferencia que hace Perelman entre persuadir y convencer nos
centramos en el siguiente pasaje del Tratado de la Argumentación. Y se dice: “Nosotros nos
proponemos llamar persuasiva a la argumentación que sólo pretende servir para un auditorio
particular y denominar convincente a la que supone que obtiene la adhesión de todo ente de
razón... Cada hombre cree en un conjunto de hechos, de verdades, que todo hombre
“normal“debe, según él, admitir, porque son válidos para todo ser racional”378.
Hallamos, entonces que la persuasión y el convencimiento se diferencian según el tipo de
auditorio al cual dirigimos nuestra argumentación. Por lo tanto, cada acto de ganar la adhesión
de diferencia en que en uno, persuadir se vincula al auditorio particular, mientras la convencer
se relaciona con el auditorio universal.
Ahora bien, Perelman rechaza que la diferencia entre la persuasión y el convencimiento sea una
cuestión de objetividad y subjetividad. El criterio de la modernidad para diferenciar uno y otro
es que la persuasión se relaciona con lo subjetivo y el convencimiento con lo objetivo, y por
ello el profesor de Bruselas rechaza esa postura diciendo:“En lugar de considerar que la
persuasión se dirige a la imaginación, al sentimiento, en resumen al autómata, mientras que el
discurso convincente hace un reclamo a la razón, en lugar de oponer uno a otro, como lo
subjetivo a lo objetivo, se los puede caracterizar de una manera más técnica y también más
exacta, diciendo que el discurso dirigido a un auditorio particular busca persuadir, mientras que
el dirigido al auditorio universal busca convencer”379.
Por ello, ve Perelman que la diferencia entre convencer y persuadir no es una diferencia
cualitativa, sino cuantitativa. Tanto la persuasión como el convencimiento son esencialmente
los mismo, los dos disponen el discurso para la adhesión, sin embargo son diferentes en tanto a
sus alcances se refiere. Y con lo siguiente se confirma lo dicho: “Si la convicción está fundada e
la verdad del objeto y, por consiguiente, es válida para todo ser racional, puede probarse por sí
sola, puesto que la persuasión tiene únicamente un alcance individual. (Porque está enfocada a

378
Id.
379
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.39

138
una respuesta única y singular, es decir, a una acción, a la decisión)”380.
De esta manera un “discurso convincente es aquel cuyas premisas y argumentos son
universales, es decir, aceptables, en principio, por todos los miembros del universal” 381.En
cambio, el discurso persuasivo es el que establece premisas y argumentos dirigidos a seres
individuales dotados de razón382.
Ahora bien, establecidas las diferencias entre convencer y persuadir nos avocamos a encontrar
la unidad entre ellos para ser considerados como elementos nucleares de la argumentación. En
principio, tanto convencer como persuadir son expresiones de la alternativa de la
argumentación frente a la violencia. Dice Perelman que “El uso de la argumentación implica
que se ha renunciado a recurrir únicamente a la fuerza, que se atribuye valor a la adhesión del
interlocutor, conseguida con la ayuda de la persuasión razonada, que no se trata como si fuera
un objeto, sino que apela a su libertad de pensamiento. El recurso a la argumentación supone el
establecimiento de una comunidad de espíritus que, mientras dura, excluye el empleo de la
violencia”383.
En este pasaje encontramos un concepto que podría parecer conflictivo, que es la persuasión
razonada. Una persuasión razonada no es otra cosa que la misma persuasión llevada a un plano
intelectual. Dicho con otro nombre, esta persuasión se identifica con el convencimiento. Y esto
¿por que sé da? Esto se da porque tanto la acción de persuadir y convencer para que se
manifiesten de una forma efectiva dentro de la argumentación y se elimine el recurso a la
violencia; en pocas palabras, para que se dé la adhesión, los dos elementos deben recurrir al
Sentido Común. Por ello, dice Perelman que en la argumentación se deberá apelar al Sentido
Común, o a la opinión común384. De tal suerte, que el respaldo tanto de la persuasión como del
convencimiento descansa en el Sentido Común, en tanto, estos elementos hacen manifiesto la
comunidad que ha de generar el orador para obtener la adhesión.

A.4) Punto de Partida: El Acuerdo y las Premisas de la Argumentación:


380
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p.68
381
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.39
382
Ibíd., p.43
383
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p.106
384
Op, cit, El Imperio de la Retórica...,p.38

139
Entre los elementos primordiales que deben estar manifiestos en el discurso se encuentran el
acuerdo y las premisas de la argumentación. Estos elementos son tan importantes como los que
hemos revisado hasta el momento. Sin embargo, para la Teoría de la Argumentación de
Perelman, tanto el acuerdo como las premisas son los que dan sentido al orador, al auditorio y
al contacto intelectual. Todos estos elementos nucleares en su conjunto nos disponen a un papel
más activo dentro de la metodología de la argumentación.
El inicio de esta actividad es el puente entre los elementos nucleares de la argumentación y la
construcción argumentativa del discurso. Para Perelman el acuerdo y las premisas son tanto
elementos como el inicio de la arquitectura de la acción retórica. Por ello, en tanto elementos
son puntos de partida, y en tanto construcción son los principios que disponen a una interacción
al orador y al auditorio dentro de una comunidad efectiva de personas.
Por consiguiente, es posible llegar a comprender el porqué Perelman le otorga un papel tan
relevante al punto de partida de toda argumentación. Sin embargo, el análisis que presenta
Perelman sobre el punto de partida es un tanto complejo. La complejidad se debe a que el
maestro de Bruselas relaciona los conceptos de acuerdo y premisas con la adaptación.
Sin la relación de estos conceptos el punto de partida se encontraría incompleto, e incluso, los
elementos nucleares de la argumentación no podrían manifestarse plenamente en el momento
en que el orador inicie su construcción argumentativa.
Por lo tanto, la pregunta principal que explica cuál es el contenido y cómo se presenta el punto
de partida, es cuestionarse primero ¿qué se entiende por adaptación? Como veremos a
continuación la adaptación es el concepto que explica al acuerdo y las premisas, e incluso las
relaciona dentro de la argumentación.
Perelman al cuestionarse a sí mismo “¿En qué consiste la adaptación, que es una exigencia
específica de la argumentación?”385 Nos pone en camino de comprender lo que entiende como
punto de partida. Y a la mencionada cuestión responde: “Esencialmente en que el orador no
puede escoger como punto de partida de su razonamiento sino tesis admitidas por aquellos a

385
Ibíd., p.43

140
quienes se dirige.”386 Con esto, queda claro que el orador debe tomar como punto de partida un
acuerdo sobre las tesis, (que son tomadas como premisas)387 admitidas por los seres racionales
que forman un auditorio. Por un argumento ad absurdum afírmanos que es una completa
insensatez por parte del orador intentar realizar un punto de acuerdo con premisas no
compartidas con su auditorio. De tal suerte, el contacto intelectual jamás podría llevarse a
efecto. Por esta razón, que no exige mayor explicación, podemos observar la importancia que
tiene la adaptación para con el discurso. Podemos también concordar en cierta medida que el
acuerdo exige adaptar la acción oratoria al ámbito del auditorio. En resumen será en la esta
adaptación que las premisas muestren su oportunidad en relación con el acuerdo.
Ahora bien, si nos centramos a analizar que entiende Perelman por acuerdo y las premisas, todo
lo que hemos dicho anteriormente irá cobrando mayor relevancia en tanto la forma en que
interactúan dentro de la adaptación.
Para el profesor de Bruselas, el acuerdo es la base de toda argumentación y ello se da por la
aceptación de ciertas premisas que marcan a su vez los tipos de objeto de acuerdo388 .
Por otro lado, las premisas de la argumentación son para Perelman el fundamento de la
construcción argumentativa.389 “En efecto, el fin de la argumentación no es como el de la
Demostración, probar la verdad de la conclusión partiendo de la verdad de las premisas, sino
transferir a las conclusiones la adhesión concedida a las premisas”390.
Precisamente, la transferencia de las premisas a las conclusiones dadas en la adhesión, es la
manera por la cual interactúan el acuerdo y las premisas. Es la forma completa por la cual, la
adaptación es lograda por parte del orador generando un punto de partida que lleva al auditorio
hacia un acuerdo. Llegamos a la conclusión que adaptar es igual a transferir premisas en

386
Id.
387
Perelman cuando analiza los Acuerdos propios de cada discusión, define a las premisas de la argumentación
como “proposiciones admitidas por los oyentes. “ Esto tiene relevancia para el contacto intelectual, ya que por la
admisión de tesis, las proposiciones que presenta el orador al auditorio, son tomadas como primeros puntos de
acuerdo para llegar a constituir la adhesión. Por otro lado, las premisas de la argumentación, no solo sientan las
bases del contacto intelectual, de la adhesión misma, sino también permiten al orador adaptar el discurso a campos
determinados de discusión; como dice Perelman, ya sea en la ciencia, en la técnica, en la filosofía, en lo jurídico, o
lo político. Cfr, Tratado de la Argumentación, p. 176
388
Cfr, op, cit, Tratado de la Argumentación..,p.121
389
Ibíd., pp.119-120
390
Op, cit, El Imperio de la Retórica...,p.43

141
objetos de acuerdo y el inicio de la construcción del discurso acorde con un acuerdo primario,
el cual alcanza su grado de perfección en el momento en que de las premisas se manifiestan en
las conclusiones logrando el telos retórico.
Concordando que en ésto consiste el punto de partida que inevitablemente nos conduce a la
adhesión por medio de la adaptación, es momento de presentar una definición más completa de
la adaptación misma que nos conduce a catalogar los diversos objetos de acuerdo surgidos de
las premisas de acuerdo con Perelman.
Perelman nos otorga la siguiente definición para cumplir nuestro anterior propósito. Y dice:
“Adaptarse al auditorio es, ante todo, escoger como premisas de la argumentación tesis
admitidas por este último. Entre los objetos de acuerdo, donde el orador escogerá punto de
partida de su discurso, hay que distinguir aquellos que se refieren a lo real, a saber: los hechos,
las verdades y las presunciones y aquellos que se enfocan a lo referible, a saber: los valores, las
jerarquías y los lugares comunes de lo preferible”391.
Y se puede agregar al respecto: “Para empezar, estudiaremos los acuerdos que pueden servir de
premisas. Este examen no pretenderá, evidentemente, establecer el inventario de todo lo que
sea susceptible de constituir un objeto de creencia o de adhesión: nos preguntaremos cuáles que
desempeñan un papel diferente en el proceso argumentativo”392.
Antes de comenzar el estudio que nos sugiere Perelman, juzgamos prudente presentar las
nociones que tienen el propio Perelman sobre los acuerdos referidos a lo real y lo preferible.
De los acuerdos referidos a lo real dice el profesor de Bruselas, que estos se estiman dentro de
la argumentación con la validez dirigida hacia un auditorio universal 393. En cambio, los que se
refieren a lo preferible Perelman afirma: “lo que determina nuestras acciones y lo que se
conforma a una realidad preexistente, estarán vinculados a un punto de vista más concreto que
sólo puede identificarse con el auditorio particular...”394
Así las cosas, presentamos los acuerdos referidos a lo real y relacionados con el auditorio
universal.

391
Ibíd., p.45
392
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p.120
393
Cfr, Id.
394
Id.

142
A.4.2) Los Hechos y las Verdades: “Entre los objetos de acuerdo que pertenecen a lo real,
distinguimos los hechos y las verdades, por una parte, y las presunciones, por otra.” 395 Entre los
acuerdos de lo real Perelman distingue los hechos y verdades por un lado y por otro, las
presunciones. Enfocándonos a los primeros y en concreto a los hechos, afirma el profesor de
Bruselas que “desde el punto de vista argumentativo, sólo estamos en presencia de un hecho si
podemos postular respecto de él un acuerdo universal, no controvertido” 396, es decir, en sus
mismas palabras “el hecho como premisa es un hecho no controvertido”397.
Complementando aún más la noción de hecho, Perelman recurre a la H. Poincaré para
relacionar el hecho con aquello que caracteriza al acuerdo como lo que es común a varios seres
pensantes y podría ser común a todos”398. De esta forma, los hechos son referidos directamente
a una realidad objetiva, la cual expresada en forma de datos permite hacer una concordancia
entre los seres racionales. Como hemos dicho en repetidas ocasiones a lo largo de nuestro
trabajo, se llega a manifestar la injerencia del Sentido Común dentro de la Retórica. En el
renglón en el que nos encontramos en este momento es el sensorio común, la capacidad del
hombre que le permite llegar a un acuerdo objetivo sobre la realidad de acuerdo con los hechos.
El acuerdo realizado sobre los hechos, y las premisas que llegan a expresar esos hechos dentro
de la argumentación es una clara muestra del como llega a intervenir la autoridad del Sentido
Común dentro del discurso. Por ello, no es una sorpresa que Perelman (con apoyo en Poincaré)
se refiera a los hechos que son comunes a los seres racionales. Un hecho en tanto tal es
aceptado por ser una disposición a un acuerdo objetivo. Por esta razón, una buena
argumentación no puede pasar por alto recurrir al Sentido Común para hacer manifiesta la
objetividad de los hechos.
Ahora bien, este grado de objetividad de los hechos se complica para Perelman cuando se
relacionan entre sí. En este aspecto, el profesor de Bruselas se refiere a la noción de verdad. Y
dice: “Se designará preferentemente con el nombre de verdades los sistemas más complejos,

395
Ibid, p.121
396
Ibid, p.123
397
Ibid, p.122
398
Cfr, ibid, 121

143
relativos a los enlaces entre hechos, ya se trate de teorías científicas o concepciones filosóficas
o religiosas que trascienden a la experiencia”399.
Como podemos observar, para Perelman las verdades no son más que relaciones entre hechos,
relaciones recíprocas que estando en completa coherencia pueden presentarse como puntos de
partida legítimos de la argumentación400. Sin embargo, Perelman condiciona la relación entre
hechos no como un nexo seguro, es decir, la verdad no es siempre absoluta dentro de la
argumentación, sino todo lo contrario, las verdades de las cuales trata la Retórica como puntos
de acuerdo y premisas, son verdades provisionales, que definen en su seno una relación de
probabilidad entre uno y otro hecho401. De esta forma, las verdades sólo son utilizadas dentro de
la argumentación en la medida en que son razonables, pero nunca racionales de forma absoluta.
Por ello, Perelman llega a concluir respecto a los hechos y las verdades que “el campo de la
probabilidad está vinculado al de los hechos y al de las verdades, y, en función de éstos, se
caracteriza para cada auditorio”402.

A.4.2) Las Presunciones: “Además de los hechos y las verdades, todos los auditorios admiten
las presunciones, las cuales gozan también del acuerdo universal”403.
Para Perelman la capacidad de admitir las presunciones por parte de los diversos auditorios, es
porque “las presunciones se asocian frecuentemente con lo que se produce normalmente y con
lo que es razonable tomar como punto de partida” 404. De nueva cuenta Perelman llega a
relacionar a este tipo específico de acuerdo referido a lo real con la posibilidad. Esto es debido
a que se sitúa correctamente el valor racional de la presunción. La presunción será razonable en
la mediada en que ella muestre un grado mayor de verosimilitud o plausibilidad. Por ello,
Perelman llega a afirmar que la utilidad de la presunción dentro de la argumentación, define la
mayoría de las veces cuando el orador cuenta para sus presunciones con una inercia de carácter
psíquico y social. Esta llamada inercia es lo que permite al orador presentar argumentos de

399
Ibid, p.124
400
Cfr, id.
401
Cfr, ibid, pp.124-125
402
Ibíd., p.125
403
Id.
404
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p. 47

144
acuerdo con lo que es normal, habitual, real, actual, valorizado, ya se trate de una situación
existente o de una opinión admitida, que manifiesten la existencia de razones suficientes.405
Ahora bien, dice Perelman que “las presunciones del hombre, pueden ser tanto el punto de
partida como de llegada de un razonamiento406. En efecto, la utilidad de las presunciones como
puntos de partida permite al orador servirse de la inercia psíquica y social del auditorio para
llevar el discurso de un punto inicial hacia un punto de conclusión. El conocimiento de las
presunciones permite que muchos de los razonamientos abducidos durante la argumentación
cumplan con la adaptación y transferencia de los acuerdos y las premisas. Con ello, las
presunciones no sólo gozan de utilidad para el orador, sino también para al auditorio, ya que las
presunciones en la mediada en que transfieren las premisas a las conclusiones permiten, que el
discurso sea más ágil exigiendo por parte del interlocutor un ejercicio intelectual, por el cual
juzgará y evaluará las tesis que se le presentan con un criterio adoptado por la verosimilitud.
Por lo tanto, las presunciones son un importante auxilio no sólo como punto de partida y
acuerdo, sino sobre todo como bases firmes de las premisas de la argumentación para guiar el
discurso hacia una finalidad.

A.4.3) Los Valores: Como hemos dicho anteriormente, los valores junto con las jerarquías y los
lugares de lo preferible pertenecen a los acuerdos sobre lo preferible y aspiran a la adhesión de
los grupos particulares.
Perelman define el acuerdo en conformidad con los valores como el “estar de acuerdo con
respecto a un valor es admitirlo como un objeto, un ser o un ideal debe ejercer sobre la acción y
las disposiciones a la acción una influencia concreta, de la cual puede valerse en una
argumentación, sin que se piense empero que este punto de vista se imponga a todo el
mundo”407.
Los valores como reconoce no son iguales para todo el mundo, ni son concebidos con la misma
magnitud según el momento. Por ello, los valores son acuerdos particulares entre los
individuos. Sobre esto agrega Perelman: “la existencia de valores como objetos que posibilitan
405
Cfr, op, cit, Tratado de la Argumentación...,p.178
406
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.48
407
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p.131

145
una comunión entre formas particulares de actuar, está vinculada a la idea de multiplicidad de
los grupos”408. Aquí podemos deducir que una multiplicidad de grupos es proporcional a una
multiplicidad de valores. Esto nos podría llevar a un irreversible relativismo que impida que se
cumpla con una comunión entre individuos. Perelman es consciente de esta problemática y por
ello simplifica que “la argumentación sobre los valores necesita una distinción (que estimamos
fundamental y que se ha olvidado en demasiadas ocasiones) entre los valores abstractos, como
la justicia o la veracidad, y los concretos como Francia o la Iglesia”409.
Ahora bien, a Perelman los valores abstractos le parecen muy conflictivos debido a que ellos
son productos del racionalismo410. Este tipo de valores se desean imponer a todo ser racional de
manera absoluta e unívoca. Por esta razón, el profesor de Bruselas da mayor importancia a los
valores concretos. Dice que “el valor concreto es el que se atribuye a un ser viviente (contrario
al ser abstracto), a un grupo determinado, a un objeto particular...”411
Se agrega que un valor concreto enfrentado a otros valores, pueden llegar dentro de una
discusión a una armonía. Contrario a los valores abstractos que de no ser aceptados, entonces
las posturas en la discusión se confrontan e incluso pueden llegar a un punto irreconciliable de
la argumentación412. De tal manera, los valores concretos serán los que permitan generar el
punto de acuerdo y serán éstos mismos los que deberán manifestarse en las permisas de la
argumentación. Los valores abstractos en cambio, ven restringido su campo de acción a la
conservación de ciertos valores. Esto hace otra diferencia entre valores para Perelman. Los
valores concretos posibililitan los cambios, en tanto los valores abstractos cubren la función de
conservar valores tradicionales413.
Aunque, esta diferenciación de valores y roles que pueden llegar a desempeñarse en la
argumentación, pueda resultar para algunos un amplio tema de discusión. Conformémonos para
nuestros propósitos de exposición, llegar a una conclusión sobre el papel que otorga Perelman a
los valores con la siguiente referencia: “En los campos jurídico, político y filosófico, los

408
Ibid, p.132
409
Ibid, p.135
410
Cfr, id.
411
Id.
412
Cfr, ibid, pp. 137-139
413
Cfr, ibid, p.139

146
valores intervienen como la base de la argumentación a lo largo de los desarrollos. Se utiliza
este recurso para comprometer al oyente a hacer elecciones en lugar de otras y, principalmente
para justificarlas, de manera que sean aceptables y aprobadas por los demás”414.

A.4.4) Las Jerarquías: “La argumentación se basa, no sólo en valores abstractos y concretos,
sino también en jerarquías, tales como la superioridad de los hombres sobre los animales, de los
dioses sobre los hombres. Sin duda, estas jerarquías serían justificables con ayuda de valores,
pero la mayoría de las veces sólo será cuestión de buscarles un fundamento para
defenderlas”415.
Al igual que los valores, Perelman distingue dos tipos de jerarquías a saber: las jerarquías
concretas y jerarquías abstractas. Las primeras son aquellas que ordenan objetos concretos
como la superioridad del hombre sobre los animales. Mientras las segundas ordenan los objetos
abstractos, como la preferencia de lo justo sobre lo útil 416. Sin embargo, Perelman introduce
otros grupos de jerarquías que se oponen como las jerarquías de lo concreto y lo abstracto.
Dichas jerarquías son las cuantitativas y las cualitativas. Las jerarquías cualitativas exigen un
tratamiento sistemático. Se tiene un principio que rige el orden, que más de las veces se
describe por la ordenación de géneros y especies. En cambio, la jerarquía cuantitativa se
reconoce como criterio de ordenación a la magnitud, pero también se reconoce el orden según
lo grande y lo pequeño para formar una jerarquización417.
Aun que, todavía podemos decir más sobre las jerarquías, preferimos ahora centrarnos a la
utilidad que tienen dentro de la argumentación. Esta utilidad significa para Perelman una
capacidad por la cual se puede llegar a justificar la preferencia de un valor sobre otro. En
muchas ocasiones la valorización es del todo subjetiva, de tal manera que en una discusión los
valores pueden llegar a contraponerse (caso específico de una discusión entorno a valores
absolutos), el auxilio que nos presentan las jerarquías se define por dos razones. Primero,
porque las jerarquías suponen la existencia de valores admitidos, pero incompatibles en cierta

414
Ibid, p.133
415
Ibid, pp.139-140
416
Cfr, ibid, p.140
417
Cfr, ibid, p.141

147
situación. Segundo, porque las jerarquías dirigen a una ordenación, ya resulte de la
argumentación misma, ya esté planteada desde un principio, o finalmente se decida sacrificar
un valor por otro418.
Por ello, Perelman llega a concluir que la necesidad de contar con jerarquías permite socavar
los diversos problemas que pueden surgir previos a la argumentación como puede ser una
confrontación directa entre valores. Jerarquizar permite variar de manera analógica la
argumentación para llegar a un orden por el cual es posible estar dispuestos al discurso419.

A.4.5) Los Lugares: “Cuando se trata de fundamentar valores, o jerarquías o reforzar la


intensidad de la adhesión que suscitan, se los puede relacionar con otros valores u otras
jerarquías, para consolidarlos; pero, también se puede recurrir a premisas de carácter más
general, a las que calificaremos con el nombre de lugares, los o tratados dedicados al
razonamiento dialéctico”420.
En principio, Perelman coincide en la concepción clásica de los lugares dentro de la Retórica,
tal como los comprende el Cicerón, es decir como depósitos de argumentos. 421 De igual manera,
dice Perelman rescatar la visión de los antiguos por favorecer la invención de orador, en tanto
“los lugares designan las designan las rúbricas bajo las cuales puede clasificarse los
argumentos.”422
Sin embargo, en cuanto el tratamiento de los lugares, el profesor de Bruselas se muestra
divergente ante la postura de los antiguos, y en específico en la manera con la cual, trata
Aristóteles a los 423.
Dicho brevemente, Aristóteles distingue los lugares comunes a los lugares específicos. Los
primeros se utilizan de manera indiferente en cualquier ciencia y no dependen de ninguna. En

418
Cfr, ibid, p.144
419
Cfr, id.
420
Ibid, p.145
421
Apud, Marco Tulius Cicerón, Topica 7, Partitiones Oratoriae, texte établi et traduit par Henri Bornecque, Paris,
Les Belles-Lettres, 1924, p. 5. Perelman se apoya en la concepción clásica de lugares de Cicerón, pero como será
visto en nuestro desarrollo, solo se trata de concepción y no del tratamiento. Cfr, Tratado de la
Argumentación..,p.145
422
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,p.145
423
Cfr, Ibíd., pp. 145-147.

148
cambio, los segundos son propios a una ciencia particular, o un género oratorio bien
determinado424. Perelman respecto del tratamiento de Aristóteles sobre los lugares, afirma que
su postura será diferente, en cuanto a la determinación de las clases de lugares y su
enumeración425y, por ello, se pronuncia diciendo: “No creemos que sea útil, para la
comprensión de la argumentación, proporcionar una lista exhaustiva de los lugares utilizados.
Dicha tarea nos parece, además, difícilmente realizable. Lo que nos interesa es el aspecto por el
cual todos los auditorios, cualesquiera que fueren, tieden a tener en cuenta ciertos lugares, que
agruparemos bajo títulos muy generales: lugares de la cantidad, la cualidad, el orden, lo
existente, la esencia, la persona. La clasificación que presentamos se justifica, a nuestro juicio,
por la importancia, en la práctica argumentativa, de las consideraciones relativas a estas
categorías. Nos vemos obligados a tratarlo más detalladamente con el fin de que la noción de
lugar sea, para todos los lectores, algo distinto a un campo vacío”426.
Así las cosas, y de acuerdo a Perelman, pasemos a estudiar la manera en la cual trata a los
lugares dentro de seis categorías diferentes:
1. Lugares de la Cantidad: “Por lugares de la cantidad entendemos los lugares comunes
que afirman que algo vale más que otra cosa por razones cuantitativas. Además, casi siempre,
el lugar de la cantidad constituye una mayoría sobreentendida, pero sin la cual la conclusión
no estaría fundamentada”427.Definido lo que debemos entender por lugares de la cantidad,
Perelman agrega que este tipo de lugares tienen por fundamento el axioma que enuncia la
primacía del todo es mayor a la parte 428. Ahora bien, los lugares de la cantidad se relacionan
en la argumentación con todo aquello que marca una diferencia de superioridad, probabilidad
y frecuencia. De tal forma, la relación de la cantidad con la superioridad, dice Perelman, que

424
Apud, Aristóteles, Retórica, 1358a. Perelman considera necesario alejarse del tratamiento clásico de los lugares
comunes y específicos, por considerar que, por un lado, los lugares comunes al ser caracterizados por la generalidad
han contribuido a la degeneración de la Retórica por ser utilizables para cualquier ocasión. Por otro lado, esto ha
tenido por consecuencia que los lugares específicos en su estudio sean desdeñado por los lógicos. Afirma finalmente
Perelman, que esta manera de tratar a los lugares ha llevado al exceso, a una banalidad, que antes que mostrarlos
como depósitos de argumentos, se presentan como ornatos. Haciendo que la imagen de la Retórica sea la de una
técnica del vació. Cfr, Tratado de la Argumentación..,pp.145-146
425
Cfr, Tratado de la Argumentación..,p.146
426
Ibid, p.147
427
Ibid, p.148
428
Cfr, id.

149
se define por “lo que es admitido por la mayoría y se fundamenta con ciertas concepciones de
la democracia, así como las concepciones de la razón que la asimilan al Sentido Común” 429.
Por otro lado, en cuanto los lugares comunes de la cantidad se relacionan con lo probable
muestran que este tipo de lugares muchas veces se refieren a lo preferible, en cuanto se corre
mayor o menor peligro ante un escenario dado. También dice Perelman que los lugares de la
cantidad relacionados a lo probable muestran ser en realidad lugares de eficacia; en tanto
muestran la mayor probabilidad de un medio para conseguir un fin430. Finalmente, los lugares
relacionados en tanto la frecuencia, tienen para Perelman un significado que se basa en “lo
que ocurre muy a menudo, lo habitual, lo normal, constituye el objeto de uno de los lugares
utilizados más frecuentemente, hasta tal punto que el paso de lo que se hace a lo que se debe
hacer, de lo normal a la norma, parece evidente, sin duda alguna. Sólo el lugar de la cantidad
autoriza esta asimilación, este paso de lo normal- que expresa una frecuencia, un aspecto
cuantitativo de las cosas- a la norma que afirma que esta frecuencia es favorable y que es
preciso conformarse a ella”431. En resumen, los lugares de la cantidad pueden ser vistos bajo
tres ópticas muy similares según la superioridad, la probabilidad y la frecuencia. Pero todos
definidos según un criterio conmensurable.
2. Lugares de Cualidad: “Los lugares de cualidad aparecen en la argumentación y son los
que mejor se comprenden, cuando se cuestiona la eficacia del número” 432. Para Perelman
cuando el recurso a los lugares de cantidad se encuentre agotado en la argumentación,
entonces el orador deberá recurrir a los lugares de la cualidad para apuntalar su discurso. Los
lugares de cualidad nos sirven para resaltar un valor, cualquiera que sea, cuando se aduce en la
429
Ibíd., p.149. Y también, Apud. Cuando Perelman analiza los acuerdos de ciertos auditorios particulares, llega a
determinar. “Lo que habitualmente se llama el Sentido Común consiste en una serie de creencias admitidas en el
seno de una sociedad determinada, cuyos miembros suponen que cualquier ser razonable las comparte.” Tratado
de la Argumentación, p. 169. En este caso, puede ser altamente productivo realizar un estudio sobre los lugares que
se desprenden del Sentido Común y que cada ser humano dotado de razón puede aceptarlos como puntos
racionales sobre los que se construye la argumentación. Aun que, Perelman llega a relacionar directamente el
Sentido Común a los lugares de cantidad, juzgamos que esa relación se puede dar con todos los demás lugares, e
incluso podríamos aventurar, que el Sentido Común enfrentando a auditorios particulares, ya sea jurídicos,
científicos, filosóficos o políticos, puede llegar a extraer tópicos jurídicos (véase apéndice I), o tópicos políticos, y
así sucesivamente según los tópicos se particularicen, o mejor dicho se adapten por vía el Sentido Común a los
diversos auditorios.
430
Cfr, ibid, p.151
431
Id.
432
Ibid, p.153

150
argumentación la preferencia por el número. Por lo tanto, el valor puede oponerse a lo banal,
lo vulgar, para constituir una forma despectiva ante lo múltiple433.Con ésto se exige una mayor
calidad en la argumentación, donde el valor no pude sucumbir al numero de adversarios, pues
nos encontramos en presencia de un ser de orden superior, incomparable 434. Por ello, afirma
Perelman que “los protagonistas del lugar de cualidad no pueden dejar de resaltar dicho
aspecto; en último término, el lugar de la cualidad desemboca en la valorización de lo único,
que, así como lo normal, es uno de los pilares de la argumentación” 435. Con esto, se puede
concluir con una comparación que nos sirve para diferenciar, confrontar y situar a los lugares
de cantidad y la cualidad en sus roles dentro de la argumentación. Así como el lugar de la
cantidad exige una argumentación numérica, asimismo, el lugar cualidad exige una
argumentación de calidad.
3. Otros lugares: “Se podría pensar en reducir todos los lugares a los de cantidad o la
cualidad, o, incluso, a los de una única clase (tendremos ocasión de aludir a estas tentativas).
Pero que es más útil, dado el papel que han desempeñado como punto de partida de las
argumentaciones, dedicar algunos desarrollos a los lugares de orden, de lo existente, de la
esencia y de la persona”436. Apegándonos a este pronunciamiento de Perelman presentamos a
continuación de forma consecutiva el resto de los lugares contemplados dentro de la Teoría de
la Argumentación. En consecuencia, presentamos a los lugares del orden. Este tipo de lugares
aunque pueden ser asimilados a los lugares de la cantidad, son tratados por Perelman de una
manera a parte, porque ellos se refieren a relaciones más especificas entre los seres, que no
sólo se definen dichas relaciones por la superioridad de lo anterior y posterior, sino por la
causa y el efecto, los principios, o el fin y el objetivo 437. Sobre los lugares de lo existente, que
también podrían ser asimilados dentro de los lugares de la cantidad, debido a la consideración
de la superioridad de lo que existe, de lo que es actual, real, lo posible, sobre lo inexistente, lo
eventual y lo imposible. Sin embargo, no se da esa asimilación porque al igual que los lugares
de orden, los lugares de lo existente no tienen por criterio el número, sino al ser mismo. Es
433
Cfr, Ibid, p.154
434
Cfr, id.
435
Id.
436
Ibid, p.160
437
Cfr, Ibid, p.160

151
decir, que este tipo de lugares no se asimilan a los lugares de cantidad, por estar constituidos
por términos ontológicos, en vez de matemáticos. 438 Finalmente, el lugar de la esencia, que
puede ser asimilado tanto en los lugares de cantidad como de la cualidad, son tratados de
manera separada, porque como afirma Perelman, “por lugar de la esencia entendemos, no la
actitud metafísica que demostraría la superioridad de la esencia sobre cada una de sus
encarnaciones - y que se fundamenta en un lugar del orden-, sino en el hecho de conceder un
valor superior a los individuos en calidad de representantes bien caracterizados por esta
esencia”439. La manera en que Perelman comprende al lugar de la esencia, entre los lugares de
la cantidad y la cualidad, hace que se traten de una manera aparte. En efecto, según la
consideración perelmaniana la esencia en tanto lugar de la argumentación, mostraría su
oportunidad en una argumentación donde se debate el valor de un objeto dado por sí mismo. E
incluso el valor de ese mismo objeto, que se apega en mayor o menor medida a un modelo o
paradigma. Por ello, por mostrar características muy específicas a lugares del orden, de lo
existente, de la esencia, son tratados por Perelman como lugares diferenciados a los lugares de
la cantidad y la cualidad, por la simple razón que, como hemos visto, los otros lugares no son
asimilables, ni reductibles a los primeros que hemos estudiado.
Así las cosas, habiendo presentado los últimos lugares del orden, no sólo concluimos con el
sub-apartado de los tópicos, sino también concluimos la primera fase de la Teoría de la
Argumentación, es decir, el análisis de los elementos nucleares de la metodología que nos
presenta Perelman. Sin más que agregar llegamos a concluir, que sin estos elementos, desde la
perspectiva del profesor de Bruselas, la Nueva Retórica no podría tener cabida en un mundo
donde las tensiones sociales exigen de la argumentación un modelo de discurso determinado
por la interacción entre el auditorio y el orador, por el contacto intelectual, por el acuerdo, por
premisas, por lugares de convenios, y en resumen, por una forma más sensata de comunicar y
disponer para la acción.

B) Construcción de la Argumentación en el Discurso:

438
Cfr, Ibid, pp. 160-163
439
Ibid, p.162

152
La construcción de la argumentación dentro del discurso es la segunda etapa de la presentación
de la Teoría de la Argumentación de Perelman como metodología. Una vez determinados los
elementos a partir de los cuales se llega a edificar la argumentación, el consecuente paso es
determinar los medios para llegar a una edificación sólida del ejercicio retórico. Estos medios
son definidos por Perelman como, por un lado, la selección, interpretación y uso de nociones.
Por otro lado, por la presentación de los datos, la forma y la materia del discurso. El profesor de
Bruselas hace esta división de los medios de construcción argumentativos en estos grandes
bloques, según el criterio del orador y el auditorio. La primera parte que analizaremos de estos
medios exige del orador un papel más activo, ya que es el orador el que selecciona, interpreta e
utiliza nociones. En contraparte, la segunda parte que expondremos es la que presenta la acción
del orador; sin embargo, esa acción está condicionada por el mismo auditorio, de tal manera,
que el auditorio en está parte de la construcción de la argumentación cobra un rol más
relevante. Esto debido a que la materia del discurso es el auditorio mismo, y la forma se llega a
constituir como la adaptación que presenta el orador para tener una comunión con el auditorio.
Con ello, queda claro que en un segundo momento de la construcción argumentativa el orador
es condicionado por el auditorio para presentar los datos y darle forma en el discurso440. Una
vez comprendido el cómo y el porqué Perelman presenta esta división para tratar la manera en
que se construye un discurso, entonces estamos en condición de proseguir nuestra tarea de
presentar la propuesta metodológica del profesor de Bruselas.

B.1) La elección de los Datos, la Interpretación, el Uso de nocione, y la Adaptación con vistas
a la Argumentación:

En principio, Perelman considera capital para la Teoría de la Argumentación al concepto de


presencia. Con ello, considera que es primordial para el orador la presentación de datos, lo cual
conlleva una selección sobre los mismos. Y a esto llama elección441.

440
Cfr, ibid, p.231
441
Cfr, ibid, pp.191-198

153
¿Cuál es el criterio que debe estar presente para la elección de los datos? Perelman responde
que ello depende del método que cada ciencia disponga para tal elección. 442 E incluso llega a
afirmar que esa elección es más estable en las ciencias de la naturaleza, que en las ciencias
humanas443. De esta manera, podemos decir que el método es el criterio por el cual el orador
seleccionará los elementos que deberá presentar en el discurso. Sin embargo, la
particularización del criterio nos lleva a una indagación más específica sobre los datos que
deben estar presentes en cada argumentación determinada por lo natural, o por lo humano. El
problema que encontramos al respecto es que, el mismo Perelman no llega mostrarnos qué
características deben presentar los datos ya sean referidos a las ciencias naturales o humanas. Si
unos deben expresar el conocimiento sobre los hechos, u otros deberán ser cateterizados por
valorizaciones. Este déficit se debe a que Perelman está más interesado en mostrar las técnicas
de la presentación de los datos. Y por ello, dice: “Toda argumentación implica, pues, una
elección que consiste, no sólo en la selección de los elementos empleados, sino también en la
técnica de su presentación. Para realizar la presencia, las cuestiones de forma se mezclan con
las cuestiones de fondo. En cuanto a las necesidades de la exposición, trataremos de ellas
sucesivamente”444. Cómo es posible entender de esta cita, para Perelman lo más relevante para
la elección de los datos, es contar con la presencia de los mismos, pero en la medida en que ello
significa el resultado de la aplicación de técnicas de presentación. Aunque, el criterio de
selección dependa del método propio de cada ciencia, desde el punto de vista de la Retórica
dicha selección será normada por la técnica. Con ello, la presentación de los datos depende de
método y técnica. En cuanto, al método Perelman no está interesado en presentar un análisis
profundo y exhaustivo, sino al contrario prestará más atención a las técnicas, porque ellas son
las directamente relacionadas con la Retórica.
Así las cosas, entre las técnicas que llega a considerar nuestro autor se encuentran por un lado,
la interpretación de los datos y por otro, el uso de las nociones, técnicas que disponen al orador
para la adaptación de su discurso hacia el auditorio.
Sobre la interpretación de datos, el profesor de Bruselas refiere: “La utilización de los datos
442
Cfr, ibid, p.192
443
Cfr, id.
444
Ibid, p.198

154
con vista a la argumentación no puede hacerse sin una elaboración conceptual que les de
sentido y los haga relevantes para la continuación del discurso” 445. Efectivamente, el
otorgamiento del sentido sobre los conceptos depende de la interpretación. Sin embargo, la
técnica de la interpretación, comprendida como técnica de la presentación de datos adolece de
algunas problemáticas. Perelman identifica tres problemáticas de la interpretación, las cuales
son: La ambigüedad, la incompatibilidad, y la complejidad de las interpretaciones.
El orador, al momento de presentar los datos en el discurso, deberá dar solución a estos
problemas, para que la técnica sea adecuadamente aplicada y se refleje en la argumentación.
Para solucionar el problema de la ambigüedad, es necesario comprender a los datos desde una
perspectiva ínter-subjetiva. Dice Perelman que este es el único medio que permite alejarse de la
ambigüedad haciendo la presentación de un dato claro y significativo446.
Por otro lado, afirma Perelman: “cuando las interpretaciones incompatibles nos hacen dudar
sobre la manera de concebir un dato, se plantea forzosamente el problema de la interpretación,
el cual pasa a segundo plano tan pronto como una de las interpretaciones, que parezca la más
adecuada, sea la única presente en la conciencia”447. El problema de la incompatibilidad, a
diferencia de la ambigüedad, no exige como solución la íntersubjetividad, sino la adecuación.
En este sentido, dice Perelman adoptar el criterio del principio de dualidad de Gonseth;
principio que afirma el lazo indisoluble entre la teoría y la experiencia 448. Partiendo, del
postulado del principio, la única manera de dar solución al problema de la incompatibilidad de
la interpretación, será llegar a un acuerdo entre lo que la experiencia refiere como significativo
de un dato, y como dice Perelman, lo que ésta es presente y real para la conciencia. Esto ya
forma, para el dato mismo, ser producto de un acuerdo, que en principio, permite al orador
adecuar y convenir los datos seleccionados para la argumentación.
Sobre la tercera problemática que identifica Perelman, que es la complejidad de las
interpretaciones, se dice: “La infinita complejidad de las interpretaciones, su movilidad e
interacción explican suficientemente la imposibilidad de reducir todos los enunciados a

445
Id.
446
Cfr, id.
447
Ibid, p.199
448
Cfr, id.

155
proposiciones cuya posibilidad numérica pueda determinarse. Aun cuando un aumento de
nuestros conocimientos permite precisar estas probabilidades, sólo es posible si permanecemos
dentro de los límites de una proposición determinada”449.
La complejidad de las interpretaciones es entendida por Perelman, como la multiplicidad de
interpretaciones posibles. Aunque el orador puede interpretar un mismo dato de diversas
maneras, para evitar que la multiplicidad nos lleve en camino de ambigüedades, o
incompatibilidades, el orador deberá arreglar que en la interpretación se implique lo que es
esencial al dato450. Es decir, que lo relevante en la interpretación es presentar la intencionalidad
de un dato en cuanto su significado. Con ello, es posible evitar que se multipliquen las diversas
interpretaciones posibles de un mismo dato.
Ahora bien, cuando se soluciona estas problemáticas, entonces no sólo nos encontramos con
datos claros y significativos, sino ante todo, el orador se encuentra en disposición de una
valiosa herramienta que le permite definir la práctica argumentativa. Por ello dice Perelman
para concluir la cuestión de la interpretación de datos, que: “Solamente queremos insistir en el
hecho de que, en la práctica argumentativa, los datos constituyen los elementos sobre los cuales
a parece existir un acuerdo considerado, al menos provisional o convencionalmente, unívoco y
fuera de discusión”451.
Ahora bien, respecto a la técnica del uso de las nociones dice Perelman, que está muy ligada a
la interpretación de los datos. Esto se debe a que las nociones son identificadas por el profesor
de Bruselas como datos “con los que se cree poder contar y con los que en efecto se cuenta con
eficacia. Pero, pueden tener diversas interpretaciones...”452
Por otro lado, Perelman agrega que: “el uso de las nociones no esta formalizado, la aplicación
de estás plantea problemas relativos a la adecuación y la precisión de los conceptos” 453. De
forma similar a las técnicas de la interpretación, el uso de las nociones tiene que llegar a la
eliminación de los problemas de ambigüedad, incompatibilidad, y complejidad para evitar la
confusión. La finalidad del uso de las nociones es llegar a la determinación de una noción
449
Ibid, p.200
450
Ibid, p.204
451
Ibid, p.199
452
Ibid, p.212
453
Ibid, p.215

156
perfectamente clara, la que se define por ser conocida en todos sus casos de aplicación y que,
por lo tanto, no admite un nuevo uso que sería un uso imprevisto 454. En consecuencia, lo que es
necesario buscar con el uso de las nociones es situarlas en la argumentación, en cuanto a su
claridad. Una claridad que para Perelman, no es la resultante de la lógica formal, o del ideal
científico de la modernidad455. Afirma nuestro autor, que “la misma claridad puede constituir un
obstáculo para otras funciones del lenguaje”456. Por esta razón Perelman llegara a enunciar las
técnicas de la clarificación y el oscurecimiento de nociones para constituir un uso más flexible
sobre las nociones.
La clarificación consiste en determinar qué se llega a entender por una noción particular dentro
de un contexto determinado. Todo lo contrario ocurre con el oscurecimiento. La intención es
mostrar los diversos sentidos de una misma noción en diversos contextos. Esto en una discusión
permite al orador, en contra de su adversario, disociar nociones, que como veremos en apartado
de las Técnicas Argumentativas, serán de gran valor para la Teoría de la Argumentación 457. Lo
que podemos argüir respecto del oscurecimiento y el uso de las nociones, es que por el
oscurecimiento, “el orador la presenta (la noción), no como algo confuso, sino manejable y
rico, es decir, como algo que encierra grandes posibilidades de valoración...” 458 Esto representa
para la Retórica una gran diferencia en tanto al uso de las nociones se refiere. “La flexibilidad
de la noción, postulada desde un principio y reivindicada como si fuera inherente a la noción,
permite minimizar, al tiempo que nos subraya, los cambios que impondrá la nueva experiencia
y las objeciones que reclamarían”459. Con ello, las nociones que hace uso la Retórica, no están
determinadas y cerradas, la posibilidad de discutir y argumentar se halla en la flexibilidad de las
nociones. De caso contrario, sólo estaríamos dispuestos a demostrar, más no a argumentar. E
incluso de una forma más directa a la Teoría de la Argumentación, la flexibilidad de las
nociones permite al orador adaptar. Como dice Perelman, la adaptabilidad ante estas nuevas
circunstancias permite mantener viva a la misma noción460. En este sentido, la adaptación que
454
Cfr, ibid, p.214
455
Cfr, ibid, p.216
456
Ibid, pp.216-217
457
Infra...
458
Ibid, p.224
459
Id.
460
Id.

157
nos pone al orador en relación al auditorio, permite que la noción se mantenga en un estado
estático, si no al contrario se dinamice para llegar a persuadir. El uso de las nociones bajo este
aspecto nos pone en camino para contemplar la forma que debe adoptar el discurso. Esto
responde a que la relación entre adaptación y discurso exige que la elección de datos y la
interpretación sean dirigidos hacia la presentación de esos mismos datos y a conformar al
discurso en tanto la forma. Por ello, en la siguiente parte que analizaremos de la construcción
de la argumentación de discurso, nos centráremos en la presentación y forma del discurso. Para
este propósito como menciona Perelman, “partiremos de puntos de vista que por tradición se
refieren a la forma, a la expresión del pensamiento, y nos dedicaremos a ver el papel que a
veces pueden tener diversas características de expresión en la presentación de los datos. Esto
significa que se utilizará el término “forma” con un sentido mucho más próximo al del escritor
que al del lógico”461.

B.2) Presentación de los Datos y Forma del Discurso:

Dice Perelman que hasta el momento hemos tenido ocasión de señalar qué “papel eminente se
ha de atribuir, en la argumentación, a la presencia, al hecho de poner de manifiesto, para que les
permita ocupar el primer plano de la conciencia, ciertos elementos sobre los cuales el orador
desea llamar la atención. Incluso antes de argumentar partiendo de ciertas premisas, es esencial
que el contenido de las mismas se desprenda del fondo no diferenciado formado por los
elementos de acuerdo disponibles. Esta elección de las premisas se confunde con su
presentación”462. Por lo tanto, para diferenciar la elección de datos, de la presentación de los
mismos, el profesor de Bruselas define: “Una presentación eficaz, que impresione la conciencia
de los oyentes, es fundamental, no sólo en toda la argumentación que tienda a la acción
inmediata, sino también en aquella que pretenda orientar al entendimiento de forma
determinada, hacer prevalecer ciertos esquemas interpretativos, insertar los elementos de

461
Ibid, p.229
462
Ibid, p. 230

158
acuerdo dentro del campo que los vuelva significativos y les confiera el lugar que les
corresponde dentro del conjunto”463 Con ello, podemos observar que mientras la elección de
datos destaca el papel del orador por seleccionar los elementos que se insertarán en el discurso,
en cambio, la presentación de datos requiere un ejercicio de ordenación, ponderación y
exposición dentro de un conjunto encadenado de razonamientos. Podría llegarse a entender que
la presentación de datos es la armonización de los datos seleccionados. Sin embargo, Perelman
se rebela ante esta manera d considerar la presentación. Y por ello afirma: “La técnica de la
presentación ha adquirido, incluso, tal desarrollo que se han reducido a su estudio todos los
aspectos de la Retórica, concebida como el arte de hablar y de escribir bien, como arte de
expresión del pensamiento, de pura forma. Debemos sublevarnos contra esta concepción que se
encuentra en el origen de la degeneración de la Retórica, de su esterilidad, de su verbalismo y
del desprecio que ha inspirado finalmente”464. Recordemos que para Perelman la Retórica no es
el arte del buen decir sino el arte del buen pensar. En este sentido, la consideración sobre la
presentación de los datos adquiere para nuestro autor otro significado. Este significado refiere
que el orador se ha de esforzar por presentar los datos bajo una forma que llegue a causar una
comunión con el auditorio. Se le exige al orador reflexionar sobre la disposición de los datos,
no solo para generar efectos argumentativos, sino ante todo comunión. 465 Esta comunión
resultante de las operaciones oratorios de ordenar, ponderar y exponer, son el resultado de la
presentación de datos que sitúan el acuerdo en determinado nivel466.
Precisamente, el tipo de análisis que presenta Perelman con respecto a la forma de la
argumentación no está dirigido por reglamentaciones ornamentales del cómo el orador deberá
presentar los datos de forma elaborada, o dando la impresión de un arreglo estético, sino todo lo
contrario. La intención de Perelman al tratar la forma del discurso como la forma eficiente de
presentar los datos, es lograr la comunión con el auditorio.
Así notamos, que se le otorga al auditorio un papel más importante dentro de la argumentación,
ya que a diferencia de la forma clásica de tratar los datos en la presentación, sólo hacía gala de

463
Id.
464
Ibid, p.231
465
Cfr, ibid, pp. 262-263
466
Cfr, Ibíd., p.231

159
las dotes oratorios del retor, siendo el auditorio para el orador un elemento pasivo, e incluso un
medio, u ámbito que da lugar a la expresividad ornamental.
En el caso de la Nueva Retórica, el asunto es diferente. En la presentación de datos el orador ha
de cuidar que los argumentos presentados a juicio del auditorio, en tanto, la forma sea reflejo de
contenidos. Como ya ha dicho Perelman anteriormente, las cuestiones de forma se relacionan
con el fondo467. Por esta razón, la manera en que trata Perelman a la forma del discurso y la
presentación de los datos, involucra cuestiones referidas a las formas verbales, y las
modalidades en la expresión del pensamiento, esto según el fondo. Y según la forma
propiamente dicha, las figuras retóricas, las figuras de elección, presentación y comunión.
Por lo tanto, fondo y forma son indispensables para la nueva manera de comprender la
Retórica. Y con esta consideración pasamos a la exposición de las formas verbales para
proseguir consecuentemente con todo aquello que ha de tomar en cuenta el orador en
disposición de los datos dirigidos hacia el auditorio.

B.2.1) Las Formas Verbales y la Argumentación: “La presentación de los datos no es


independiente de los problemas del lenguaje. La elección de los términos, para expresar las
ideas, pocas veces se produce sin alcance argumentativo. Sólo como consecuencia de la
supresión deliberada o inconsciente de la intención argumentativa se puede admitir la existencia
de sinónimos, de términos que serían susceptibles de utilizarse indistintamente. Sólo entonces,
la elección de uno de los vocablos es pura cuestión de forma, y depende de razones de variedad,
eufonía, de ritmo oratorio”468.
En cuanto a las formas verbales se refiere, la elección de datos y su presentación tienen mucha
relación con la adaptación que ha de realizar el orador en vistas al auditorio. El criterio que de
acuerdo con Perelman debe imperar en la elección de datos es lo que se acepta
habitualmente.469 Esto significa que los términos que deben presentarse en la forma del
discurso, sean el resultado de una adaptación que desde la elección hace manifiesto que las
palabras utilizadas son familiares y sencillas para la comprensión de un auditorio.
467
Supra..
468
Op, cit, Tratado de la Argumentación...,p.240
469
Cfr, ibid, p.241

160
Así cuando el orador se ve enfrentado a utilizar diversos sinónimos de un término, lo que se
procurará en vistas a conservar la eufonía y el ritmo, será utilizar solo aquellos términos
sinónimos con los que el auditorio está familiarizado.
Aunque hasta este momento Perelman estudia la sinonimía como parte de la forma del discurso,
en cuanto a las formas verbales, también estudia las familias de palabras y las variaciones de la
expresión. Sobre las familias de palabras dice nuestro autor que éstas se refieren al conjunto de
locuciones disponibles, las cuales no son voces vinculadas por un sistema de derivaciones, sino
expresiones emparentadas por un sentido470. Con ello, se comprende que la forma de un
discurso determinado, se debe emplear todo un elenco de palabras que tiene por eje central un
tema determinado. Digamos por ejemplo que en un discurso donde el auditorio esta
conformado por juristas, el tipo de lenguaje que debe de imperar es el lenguaje jurídico. Dar
forma a un discurso con base al lenguaje asegura que el auditorio este más dispuesto a la
comunión con el orador, y esto se debe a que el lenguaje le resulta familiar. En esté aspecto, ya
no hablamos tanto de sinonimía sino de lenguajes técnicos que dan forma a un discurso
particular ante un auditorio igualmente particular.
Finalmente, según a las variaciones de la expresión concierne, dice Perelman que esto ya es una
cuestión de estilo. En cuanto al estilo, la manera en que debe utilizar el lenguaje el orador,
según juicio de Perelman, debe ser neutro 471. “El estilo neutro aumenta la credibilidad por el
contraste con el que hubiera podido ser un estilo argumentativo con más fundamento”. 472 El
problema de la variación de la expresión, es un problema de estilo, que dando el orador mayor
o menor expresividad del lenguaje, lo que en realidad manifiesta es la intención del orador.
Según la perspectiva de Perelman, el orador no debe en ningún aspecto manifestar su intención,
lo que desea conseguir dando mayor o menor efusión a ciertos términos 473. El orador ante todo
debe privilegiar el acercamiento con su auditorio desde un leguaje corriente y las ideas que
deben ser percibidas. “El lenguaje corriente es, en sí mismo, la manifestación de un acuerdo, de
una comunidad con el mismo título que las ideas percibidas. (El lenguaje corriente o común)

470
Cfr, ibid, p.242
471
Cfr, ibid, p.246
472
Id.
473
Cfr, ibid, p.245

161
puede servir para favorecer el acuerdo sobre las ideas” 474. Por ello, Perelman llega a concluir
que “entre los elementos del acuerdo, el lenguaje es uno de ellos” 475. De esta manera,
encontramos que en la Nueva Retórica las cuestiones de lenguaje, más allá de ser meras
cuestiones de estilo, son en realidad cuestiones de fondo, que bajo una forma muestran un
determinado pensamiento, que son las ideas.
En relación a las ideas, el gran esfuerzo del orador consiste en adaptar lo que piensa y desea
conseguir con la argumentación, con lo que el auditorio esta dispuesto a captar y asentir. Por
esta razón, entre la elección de datos y la presentación de los mismos, el lenguaje juega un
papel primordial, ya que por el lenguaje que nos es familiar aceptamos o no, determinadas
ideas.

B.2.2) Las Modalidades en la Expresión del Pensamiento: Como hemos podido llegar a
vislumbrar, para Perelman la expresividad es un tema importante par la Teoría de la
Argumentación. En el apartado pasado la expresividad fue analizada desde el lenguaje y, en
cierta medida refería a que la expresividad de los términos hace manifiesta una idea, es decir, el
lenguaje denota una forma de expresar el pensamiento. La expresividad que refiere Perelman a
continuación, ya no se refiere al lenguaje sino a la modalidad de los pensamientos mismos. En
principio, el profesor de Bruselas en tienen de una manera doble dichas modalidades. Por un
lado, como estructuras sociales. Y por otro, como estilos de transmisión del pensamiento.
Respecto a ésto, el orador debe prestar mucho cuidado para adecuar y adaptar la argumentación
según sea la modalidad del pensamiento; de ello depende que su expresividad sea fácilmente
sintonizable por el auditorio.
Ahora bien, sobre las estructuras sociales, dice Perelman que se ha de reconocer que a cada
estructura social, le corresponde un modo particular de expresar una comunión social476.
Como es sabido, uno de los objetivos de la argumentación es lograr la comunión del auditorio y
el orador, lo cual se sigue de la adhesión. De esta manera, la expresividad del pensamiento
condiciona en primera instancia las estructuras argumentativas con las estructuras sociales.
474
Ibid, p.246
475
Id.
476
Cfr, ibid, p.264

162
Perelman reconoce, que determinados grupos sociales expresan su pensamiento de forma muy
especifica. El orador en este aspecto deberá cuidar que su expresividad sea el adecuado al modo
de pensar de un grupo social determinado. De esta manera, nuevamente el orador debe adecuar
su expresión al modo de pensamiento de X sector social.
Por otro lado, lo relacionado con los estilos de transmisión del pensamiento, Perelman dice
reconocer dos. “El de las sociedades democráticas y el de las sociedades jerárquicas” 477. Y
continúa: “Parece que unas estructuras lingüísticas convienen más a una sociedad basada en la
igualdad, en la iniciativa individual, y otras, a las sociedades fundamentadas en una estructura
jerárquica. ...La gramática de las sociedades igualitarias hace hincapié en los predicados, las
evaluaciones del sujeto. El lenguaje de las sociedades jerárquicas sería evocador, su gramática y
su sintaxis serían mágicas”478. En este aspecto, el orador debe dar forma a un discurso referido a
estilos de transmisión del pensamiento de acuerdo a dos tipos diversos de sociedades. Según
sea el caso, el orador deberá privilegiar ciertas estructuras lingüísticas que reflejan las
modalidades, no sólo de la expresión, sino también del pensamiento. Con ello, observamos que
se le otorga un fuerte peso al auditorio, en cuanto es el auditorio el que condiciona la manera en
que el orador ha de presentar bajo una forma determinada los datos en la argumentación. De tal
suerte, el éxito o mejor dicho, la eficiencia de un discurso, depende de la habilidad que posea el
orador, no tanto de hacer gala de sus dotes oratorias, sino de determinar primero a qué tipo de
auditorio se dirige, y según capaz de captar el modo de pensar tiene se auditorio. De esta
determinación y captación, el orador condiciona la forma de su discurso, para privilegiar en la
argumentación lo que está dispuesto a aceptar, en un principio, el auditorio. Por lo tanto,
encontramos que el auditorio es un fuerte condicionante del discurso, sin este condicionamiento
la adhesión no podría ser lograda. Pensamiento, lenguaje, adaptación, comunión, auditorio, es
lo que siempre debe estar presente en la mente del orador para dar forma a un discurso, no
descrito por un mero estilo de expresión, sino sobre todo por marcar el fondo de la
expresividad.

477
Id.
478
Id.

163
B.2.3) Figuras de Retórica y Argumentación: Ya antes habíamos mencionado que para
Perelman fondo y forma se relacionan estrechamente en la construcción de la argumentación.
Habíamos acordado que sobre las cuestiones de fondo se comprendían las formas verbales y las
modalidades de la expresión del pensamiento, porque éstas aunque determinan la forma misma
del discurso, son ante todo los vehículos por los cuales expresamos y trasmitimos ideas. Ahora
nuestro estudio se dirige a lo que son las formas propiamente dichas. Aunque para Perelman es
difícil disociar forma y fondo. Consideramos que las figuras retóricas y las figuras de elección,
presencia y comunión, se muestran más directamente con formas que estructuran una
argumentación.
Ahora bien, de manera general dice Perelman que debemos considerar argumentativa a una
figura “si al generar un cambio de perspectiva, su empleo es normal en comparación con la
nueva situación sugerida. Por el contrario, si el discurso no provoca adhesión del oyente a esta
forma, se percibirá como figura de ornato, una figura de estilo, la cual podrá suscitar la
admiración, pero en el plano estético o como testimonio de la originalidad del orador”479.
De esta manera, las figuras son las estructuras de la argumentación, son también la presencia de
formas que conjugan los argumentos. Entre las figuras que utiliza la Retórica, Perelman cita las
siguientes. La repetición, la interrogación, la prolepsis, la alusión, la metáfora480.
Cabe destacar, que Perelman no está interesado por estudiar todas las figuras retóricas posibles,
y ni siquiera citar todas aquellas que han sido generalmente aceptadas en los manuales de
Retórica. Su intención, sólo se reduce a afirmar que las figuras retóricas, no deben ser
observadas bajo la óptica del estilo, sino de la utilidad que poseen para estructurar la
argumentación. Perelman prefiere ver en las figuras, medios argumentativos que realmente
ocupan un lugar dentro de la argumentación481.

B.2.4) Figuras de la Elección, la Presencia y la Comunión: Perelman dice que en principio “la
clasificación de figuras, utilizadas generalmente, no pude ayudarnos para nada” 482. Y agrega:

479
Ibid, p.271
480
Cfr, ibid, pp.271-273
481
Cfr, p.274
482
Id.

164
“Para ilustrar nuestra forma de proceder, pasáremos revista rápidamente a algunas figuras de la
elección, de la presencia, de la comunión. Estos términos no desgranarán géneros de los que
ciertas figuras tradicionales serían las especies. Solamente significan que el efecto o uno de los
efectos de ciertas figuras, es, dentro de la presentación de datos, el de imponer o sugerir una
elección, el de aumentar la presencia o el de realizar la comunión con un auditorio”483.
En consecuencia, dando continuidad a las intenciones de Perelman presentamos en seguida a
las figuras de la elección. La elección en tanto figura argumentativa se puede comprender como
interpretación y como definición. Según la interpretación se elige un modo de entender un
término, o una situación según responda a una forma más eficaz y audaz de presentar un
argumento484. Por la definición, la figura de la elección determina uno de los planos y aspectos
de la realidad que corren el riesgo de permanecer en un segundo plano 485. Es decir, que solo se
privilegian los rasgos de un sentido de la definición donde se elige lo que permite ensalzar y
resaltar en la argumentación. De este tipo de figuras podemos encontrar la perífrasis,
comprendida dentro de ella las figuras de la sinécdoque, la metonimia, la antonomasia. Otras
figuras que caen dentro de las figuras de la elección, son la prolepsis, la reanudación y la
corrección486.
Por otro lado, por las figuras de la presencia, dice Perelman, que por ellas se consigue que “esté
presente en la mente el objeto del discurso” 487. De las figuras que se reconocen dentro de la
presencia se encuentran, la onomatopeya, la repetición, la amplificación, la sinonimía o
metábole, la interpretación o procedimiento, la hipotiposis, el enálage de tiempo488.
Finalmente, de las figuras de la comunión, Perelman define que: “son aquellas con las que, por
medio de procedimientos literarios, el orador se esfuerza por crear o confirmar la comunión con
el auditorio. A menudo, esta comunión se obtiene gracias las referencias a una cultura, una
tradición o un pasado comunes”489. Entre estas figuras se encuentran la alusión, la cita, el
483
Ibid, p.275
484
Cfr, ibid, pp.275-276
485
Cfr, ibid, p.276
486
Cfr, Ibíd, p.277-278. Nota: a efecto de dar agilidad a nuestra exposición, preferimos dedicar un apéndice
completo a las definiciones de todas las figuras consideradas por Perelman, así como presentarlas ordenadamente en
un cuadro sinóptico. Véase, Apéndice II.
487
Ibíd., p.278
488
Cfr, Ibíd., pp.279-282
489
Ibíd., p.282

165
apostrofe o interrogación490.
Con la presentación de las figuras de elección, de la presencia y de la comunión cerramos el
actual apartado de la Construcción del Discurso. Con ello, damos paso al estudio del siguiente
apartado dedicado a las Técnicas Argumentativas que, dicho sea de paso, es la parte más
substanciosa de la Teoría de la Argumentación. Con esto, pasamos a la etapa final de la
metodología de la argumentación. El primer paso de esta metodología ha sido el
reconocimiento de los elementos nucleares, sin los cuales una argumentación no puede tener
lugar. La segunda étapa es la determinación de la estructura de la argumentación según la
elección, la presencia, la forma y las figuras del discurso. Aunque, en esta etapa ya nos
encontramos con técnicas que utiliza el orador para construir el discurso, cabe destacar que
estas técnicas se diferencian de las que estudiaremos a continuación, porque las técnicas de la
construcción se refieren a la argumentación como un edificio unitario. En cambio, en la tercera
etapa de la metodología las técnicas empleadas son relacionadas a los razonamientos y los
argumentos considerados como herramientas disponibles por el orador para conseguir la
adhesión. Sin embargo, en esta última etapa, y de acuerdo a las consideraciones de Perelman,
primero nos ocuparemos del análisis de la estructura de los argumentos aislado, para después
estar en condiciones de tratar los problemas de la amplitud, de interacción en el orden de los
argumentos que exigen una visión sintética, que a su vez exige una previa visión analítica491.
“Esta forma de proceder, indispensable en una primera aproximación, nos obligará a separar las
articulaciones que, en realidad, son parte integrante de un mismo discurso y constituyen una
sola argumentación de conjunto”492.
Aunque, esta tercera etapa de la metodología nos pone en una difícil posición, en tanto, se llega
a la descomposición del discurso, verémos que se presenta ventaja de observar el esquema de
los argumentos, diferecenciados entre sí, lo cual a fin de cuentas es una ventaja para el orador.
Porque de esta manera, puede llegar a situar la naturaleza de cada argumento y cada tipo
específico de razonamiento, que finalmente llegarán a constituir el arsenal, del cual dispone el
orador para fundamentar su argumentación.
490
Cfr, pp.282-284
491
Cfr, Ibíd., p.295
492
Id.

166
C) Las Técnicas Argumentativas:

“Las estructuras de los argumentos o técnicas argumentativas 493 son diversos recursos que
utiliza el orador con el fin de provocar la persuasión. Perelman dedica a su análisis, la mayor
parte del Tratado de la Argumentación. Aquí sólo se mencionarán los diversos recursos sin
entrar en consideración de detalle, por ser ajeno al objeto de este trabajo”494.
En cuanto a lo dicho por Manassero concordamos en la intención de mostrar de manera
expositiva y sintética a las técnicas argumentativas propuestas por Perelman. Esto se debe a dos
razones. Primero, porque una exposición completa sobre las consideraciones de Perelman
ampliarían en demasía la extensión del presente trabajo. Sugerimos al lector, que de tener un
mayor interés sobre los temas tratados a continuación recurra a la fuente directa donde
Perelman expone con mayor detalle todas las técnicas argumentativas. Debemos advertir, que el
estudio de estas técnicas no se reduce sólo al Tratado de la Argumentación, sino también se
pueden encontrar reflexiones en obras como El Imperio de la Retórica y La Lógica Jurídica y
la Nueva Retórica.
Una segunda razón por la cual decidimos no presentar todos los detalles en torno a las técnicas
argumentativas, es porque preferimos en aras de dar agilidad a nuestro estudio, sólo centrar
nuestra atención a estas técnicas en cuanto esquemas de la argumentación, según lo entiende
Perelman, sin que ello signifique empobrecer el contenido que se presentará a continuación.
Nuestro enfoque para la exposición se dirigirá hacia las definiciones y hacia las consideraciones
apremiantes, que nos permitirán observar con claridad lo que Perelman desea transmitirnos.
Finalmente, en cuanto al estudio de las técnicas argumentativas, como esquemas, preferimos
estudiarlas desde esta perspectiva, no enumerando en principio todo el elenco de argumentos
que se desprende de dichos esquemas. Para la presentación de elencos y para visualizar la
procedencia de los mismos desde los esquemas que estudiaremos, hemos de pedir al lector que
493
Apud, Dice Perelman textualmente: “ Las técnicas argumentativas suministran todo un arsenal de razones, más
o menos fuertes y más o menos pertinentes, pero que pueden, a partir de un mismo punto de partida, llevar a
conclusiones diferentes y a veces incluso opuestas.” Chaïm Perelman, La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica, tr,
Luis Diez-Picazo, ed. Civitas, Madrid, 1979, p. 166
494
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p.226

167
consulte el Apéndice 495 elaborado al respecto.
Así las cosas, el orden que adoptaremos para la exposición es el mismo, con el cual procede
Perelman para tratar estos temas y, por ello, citamos a continuación la manera en como procede
el profesor de Bruselas.
“Analizaremos sucesivamente, en tanto que esquemas de enlace496, los argumentos cuasi-
lógicos, los cuales se comprenden lo mejor posible aproximándolos al pensamiento formal, y
los argumentos basados en la estructura de lo real, que se presentan conforme a la naturaleza
misma de las cosas.
Examinaremos después los argumentos que tienden a fundamentar la estructura de lo real: los
argumentos que tienen en cuenta el caso particular, los argumentos por analogía que se
esfuerzan por reestructurar ciertos elementos del pensamiento conforme a esquemas admitidos
en otros campos de lo real.
Dedicaremos, por último, todo un capítulo a las técnicas de disociación, caracterizadas sobre
todo por los cambios que introducen en las nociones, porque tienden menos a utilizar el
lenguaje admitido que a proceder a un modelo nuevo”497.
Esta será nuestra forma de proceder en cuanto, al tratamiento de los esquemas argumentativos
vistos por separado, pero como Perelman advierte “no se debe creer que estos grupos de
esquemas argumentativos constituyan entidades aisladas.” Por ello, para concluir el presente
apartado estudiáremos sucesivamente la interacción entre argumentos, el orden, método y
condicionamientos de la argumentación. Y con ello, daremos punto final a todo este tercer
capítulo, como también a todo el trabajo hasta ahora expuesto.

C.1) Características de la Argumentación Cuasilógica:

Sobre la argumentación o los argumentos cuasilógicos encontramos en Perelman tres


495
Vid, Apéndice II.
496
Perelman diferencia en cuanto técnicas de la argumentación dos grandes grupos: los que constituyen un enlace y
los que se enfocan a la disociación. Sobre los primeros se comprenden los argumentos cuasi lógicos, los basados en
la estructura de lo real, los argumentos que se fundamentan en la estructura de lo real y los razonamientos por
analogía. Los segundos comprenden las técnicas de ruptura, de las parejas de nociones, enunciados que animan la
disociación, y las definiciones disociativas. Tratado de la Argumentación, p.301 y pp.852 a 855.
497
Op, cit, Tratado de la Argumentación..,pp.301-302

168
aproximaciones sugeridas en los siguientes textos; El Tratado de la Argumentación, El Imperio
de la Retórica, y La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica. El orden de estas consideraciones
que presentamos a continuación es conforme hemos enumerado estos textos. Como veremos,
las aproximaciones que nos presenta el profesor de Bruselas son complementarias y nos da una
idea más precisa de lo que debemos entender por la argumentación cuasilógica.
En principio Perelman dice que: “La argumentación cuasilógica se presentará de forma más o
menos explícita: unas veces el orador designará los razonamientos formales a los que se refiere,
prevaliéndose del prestigio del pensamiento lógico, otras dichos razonamientos sólo
constituirán una trama subyacente”498. Hasta el momento se comprende que la argumentación
cuasi lógica es la manifestación de la existencia de un razonamiento formal que otorga al
discurso del orador un sentido de seriedad debido al prestigio del pensamiento lógico. Sin
embargo, los argumentos cuasilógicos no se reducen a estructuras más o menos afianzadas en
una lógica formal, sino también como se dice en El Imperio de la Retórica, este tipo de
argumentos se aproximan incluso al pensamiento matemático. “Los argumentos cuasilógicos
son aquellos que se comprenden aproximándolos al pensamiento formal de naturaleza lógica o
matemática. Pero un argumento cuasilógico difiere de una deducción formal, por el hecho de
que él presupone siempre una adhesión a una tesis de naturaleza no formal, que son las únicas
que permiten la aplicación del argumento” 499. Por ello, Perelman que los argumentos cuasi-
lógicos también pueden ser entendidos como cuasimatemáticos500. De aquí extremos que los
argumentos que estudia hasta el momento Perelman pueden cumplir dos funciones diferentes.
Una primera función es hacer manifiesto en la argumentación que el orador estructura la
argumentación con base a consecuencias lógicas, pero con mayor precisión, se da la apariencia
que nuestros argumentos toman una forma demostrativa, cuando en realidad sólo muestran una
forma de convicción, una forma incuestionable del razonamiento.501
La segunda función, que es la propiamente matemática, es “la de aproximar todo aquello que se
refiere a probabilidades no calculables, o por lo menos a ideas subyacentes al cálculo de

498
Ibíd., p.304
499
Chaïm Perelman, El Imperio de la Retórica, tr, Adolfo León Gómez Giraldo, ed, Norma, Santa Fe Bogota, p.77
500
Ibíd., p.111
501
Op, cit, El Tratado de la Argumentación..,pp.303-304

169
probabilidades”502. De esta manera, los argumentos cuasilógicos en tanto matemáticos tienen la
importante función de mostrar los diversos caminos probables que se pueden dar en la
argumentación, según las elecciones o acciones que ha de tomar el interlocutor. Sin embargo,
como podemos observar, estas probabilidades de elección o de acción, no se aproximan al
cálculo propiamente dicho. Por ello, este tipo de argumentos no reflejan un conocimiento
preciso de la matemática, en cuanto axioma, teoremas, etc; sino sólo por este tipo de
argumentación y según la habilidad del orador se muestra que existen múltiples caminos de
elección, pero se le sugiere que por probabilidad uno es más conveniente que otros. En Esto
consiste que la persuasión por medio de una argumentación cuasimatemática se de por diversas
probabilidades de las cuales, una o unas, se conviertan en vías incuestionables.
Finalmente, la última aproximación que hace Perelman sobre los argumentos cuasilógicos se
resume en lo que se dice en La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica.
“Los argumentos cuasilógicos tienen una estructura que recuerda a los razonamientos formales,
lógicos y matemáticos... de los argumentos cuasilógicos pueden discutirse siempre, pues al
poner de manifiesto lo que les distingue de la demostración formal, se muestra al mismo tiempo
lo que se les puede objetar y lo que les priva de todo valor concluyente”503.
Recordando la concepción de la Retórica de Perelman, el arte del buen pensar siempre está
abierto a la discusión, por ello, de contar con un tipo de argumentos que cierren la discusión
sería un contrasentido para la misma Retórica. Los argumentos cuasilógicos o cuasi-
matemáticos, para ser considerados dentro del arsenal de que puede disponer el orador, deben
en efecto, prescindir de la demostración. Aunque este tipo de argumentos se pueden estructurar
de manera formal, lógica y matemática al razonamiento, ellos sólo pueden estar dirigidos hacia
la persuasión, sin jamás mostrar rastros de demostración. Consecuentemente, se comprende que
la argumentación cuasilógica se caracteriza por ser un reflejo de los razonamientos formales
para producir una convicción. Pero la producción de dicha convicción no es con base en la
demostración sino como Perelman llega a afirmar, con base a la estructura de los real. Por ello,
debido a que los argumentos cuasilógicos prescinden de la demostración y para producir la
502
Op, cit, El Imperio de la Retórica..p.111
503
Chaïm Perelman, La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica, tr, Luis Diez-Picazo, ed. Civitas, Madrid, 1979,
pp.166-167

170
convicción, ellos deben ser completados con los argumentos 504 que estudiaremos a
continuación, a saber, los argumentos basados sobre la estructura de lo real.

C.2) Características de los Argumentos basados en la Estructura de lo Real:

“Mientras que los argumentos cuasilógicos pretenden cierta validez gracias a su aspecto
racional, el cual deriva de su relación más o menos estrecha con determinadas fórmulas lógicas
o matemáticas, los argumentos fundamentados en la estructura de lo real se sirven de aquélla
para establecer una solidaridad entre los juicios admitidos y otros que se intentan promover” 505.
Lo que quiere dar a entender Perelman con la solidaridad entre los juicios admitidos, y los que
se intentan promover, es con todo rigor, lo que llama enlaces y relaciones de coexistencia. De
esta manera, se llega a entender este tipo de argumentos no desde un aspecto puramente
racional, sino como su nombre indica, (basados en la estructura de los Real) este tipo de
argumentos poseen una carga más ontológica. Como refiere Manassero, el propósito de estas
estructuras argumentativas no es tanto la descripción de lo real, sino la forma en que se
presentan las opiniones relacionadas con la realidad506.
Por ello, se hace hincapié en que este tipo de argumentos deben enlazar de forma coherente lo
que es real y lo que se piensa, manifestando que hay una coexistencia entre ellos, entre la cosa
y la opinión.
Ahora bien, así como en los argumentos cuasilógicos Perelman considera que existen dos tipos
diversos de esquemas argumentativos (el lógico y el matemático), igualmente respecto a los
argumentos basados en la estructura de lo real, el profesor de Bruselas identifica cuatro
esquemas argumentativos. Estos son: Los enlaces de sucesión, los enlaces de coexistencia, la
doble jerarquía y las estructuras según el grado u orden.Los enlaces de sucesión se definen
según en los argumentos son empleados para unir un fenómeno con sus consecuencias o sus
causas507. Los enlaces de coexistencia asocian a una persona con sus actos, o pensamientos, y

504
Cfr, op, cit, El Imperio de la Retórica..,p. 112
505
Ibid, p.114
506
Cfr, op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,p.228
507
Cfr, Tratado de la Argumentación..,p. 404

171
también de individuos que lo componen un grupo y, en general, una esencia con sus
manifestaciones508.
La doble jerarquía es la aplicación de la jerarquía sobre los enlaces de coexistencia. Las
jerarquías en este aspecto se toman en un doble sentido, como parte de los acuerdos que sirven
de premisas para el discurso y también como argumentos propiamente dichos509.
Por otro lado, “la doble jerarquía expresa normalmente una idea de proporcionalidad, directa o
inversa, o, al menos un nexo de término a término”510. Este tipo proporcionalidad puede operar
en la doble jerarquía de acuerdo a un criterio cuantitativo o cualitativo, e incluso puede ocurrir
que se compare un término cuantitativo con un cualitativo.
Finalmente, las estructuras argumentativas según el grado u orden, se relacionan con la doble
jerarquía, pero lo que llegan a precisar son consideraciones relativas al orden, o las diferencias
según el grado. Ya se produzcan dichas diferencias por la naturaleza, la modalidad, el principio
de cada cosa. Las técnicas que se desprenden de estos esquemas se encaminan a la
jeraquización propiamente dicha, a la igualación de términos, o la minimización o
maximización de la intensidad de una expresión511.
Como hemos dicho, este tipo de esquemas argumentativos deben su existencia a desempeñar
una función de relación, según sea el enlace o la coexistencia. Sin embargo, muy ligado a este
tipo de estructuras, Perelman reconoce la existencia de otras que nombran enlaces que
fundamentan la estructura de lo real. Este tipo de estructuras (para no ser tratados en un inciso
aparte, ya que el mismo Perelman las define brevemente para pasar a los argumentos que se
desprenden de ellas), “son aquellas que a partir de un caso particular conocido, permiten
establecer un precedente, un modelo o una regla general, tales como los razonamientos por el
modelo o por el ejemplo512. Es decir, este tipo de enlaces fundamentan a lo real, o mejor dicho,
lo que pude ser real, recurriendo al caso particular 513. Según Perelman estas estructuras
argumentativas desempeñan papeles diversos, como la generalización, el sostenimiento de una

508
Cfr, id.
509
Cfr, ibid, p.516
510
Ibid, p.517
511
Cfr, ibid, pp.527 a 534
512
Op, cit, El Imperio de la Retórica..,p. 79
513
Cfr, op, cit, El Tratado de la Argumentación..,p.536

172
regularidad ya establecida o incitar a la imitación.
Ahora bien, de las estructuras argumentativas de los enlaces que fundamentan la estructura de
lo real, Perelman presta atención al razonamiento por analogía. De este tipo de razonamiento se
desprende los argumentos por analogía y por la metáfora, los cuales llega a jugar un papel
importante para la argumentación, ya que por ellos, se llega a enlazar estructuras
argumentativas según las similitudes514. Aunque el razonamiento por analogía refuerza las
estructuras argumentativas de la ilustración y el ejemplo, es decir, refuerza los casos
particulares, Perelman reconoce que “la analogía es un medio de argumentación inestable.”515
Pues “en efecto, quien rechace sus conclusiones tenderá a afirmar que “ni siquiera hay
analogía”, y minimizará el valor del enunciado reduciendo el enunciado a una vaga
comparación o a una aproximación puramente verbal”516.
Precisamente, el rechazo de la analogía debido a su inestabilidad muestra ya ser una aplicación
de las técnicas de la disociación. Se disocian los términos de la analogía para igualmente
disociar su papel en la argumentación respecto a la conclusión. Estas técnicas que se
contraponen a las técnicas de enlace que hemos analizado hasta el momento son las que
estudiaremos a continuación. Y como veremos en las líneas subsecuentes, este tipo de técnicas
antes de privilegiar al discurso (como las estructuras argumentativas del enlace), las técnicas de
ruptura y de la disociación serán útiles en otra parte de la retórica que es el debate y la
discusión.

C.3) Técnicas de Ruptura, de la Disociación de Nociones, y la Teoría de las Parejas


Filosóficas:

“Resta mencionar las técnicas de disociación o ruptura. La ruptura de unión consiste en


sostener que los elementos integrantes de la misma se encuentran indebidamente vinculados. La
disociación, por su parte, supone la una unión previa de los elementos dentro de una misma

514
La forma de la similitud es con la formula que da Perelman; A es B lo que C es a D. Tratado de la
Argumentación, p.570
515
Ibíd., p.601
516
Id.

173
concepción. Reconoce Perelman que en definitiva son el contexto de los argumentos y las
nociones sobre las cuales la argumentación toma apoyo, lo que indicará si se trata de una
disociación de nociones o una ruptura de vinculaciones. En relación con la disociación de
nociones, Perelman introduce su teoría de las parejas de nociones filosóficas. Estas consisten en
contraponer dos términos, uno de los cuales está considerado como normativo, y que permite
determinar en el otro lo que tiene de disvalioso.
Con respecto a las parejas filosóficas, “la argumentación tenderá a explorar las disociaciones
admitidas por el auditorio, o bien introducir otras, o presentar disociaciones aceptadas por otros
auditorios, o recordar una disociación que el auditorio hubiera olvidado.”517
A manera de resumen, Manassero nos presenta la última parte de las técnicas argumentativas
según se consideran los argumentos de forma aislada. La ruptura no tiene otra finalidad que
aislar argumentos para mostrar su improcedencia dentro del discurso, como la disociación
tiende a aislar las nociones para mostrar la pertinencia de una noción, para desechar la noción
que sería su pareja. Consecuentemente, las técnicas de la ruptura y la disociación no son
técnicas que construyan argumentos, y por lo tanto, de estas técnicas no podemos extraer
argumentos, ya que su finalidad está en deconstruir las estructuras argumentativas.
Por ello, la utilidad de estas técnicas se vincula con la discusión, la contrargumentación y el
debate. Para llegar a contemplar esta utilidad nos remitiremos al estudio de estas técnicas según
el orden que sugiere Manassero, orden que en cierta medida corresponde a la sucesión presente
en el Tratado de la Argumentación, pero que nosotros complementamos con algunas
interesantes consideraciones extraídas del texto El Imperio de la Retórica.
Así las cosas, primero estudiaremos las técnicas de la ruptura, después las técnicas de la
disociación y, finalmente, la teoría de las parejas filosóficas indispensables para disociar
nociones.

C.3.1) Técnicas de Ruptura: Las técnicas de ruptura son aquellas técnicas que impiden la
interacción de los argumentos en un sentido u otro 518. También, las técnicas de ruptura

517
Op, cit, De la Argumentación al Derecho Razonable..,pp.229-230
518
Cfr, op, cit, El Imperio de la Retórica..,p. 131

174
permiten separar al orador de su discurso519. Otra de las funciones de las técnicas de ruptura, es
constituir las técnicas de frenado, las cuales no buscan suprimir o separar un argumento de otro,
o al orador respecto a su discurso, sino restringir el alcance de un acto y su influencia sobre la
imagen de la persona520.
Estas son pues, las funciones de las técnicas de la ruptura, de las cuales, Perelman estudia tres.
La primera consiste en romper el enlace entre argumentos, afirmando que los elementos están
indebidamente asociados, y por lo tanto, se ha de eliminar uno, o en el mejor de los casos
deberán permanecer separados e independientes521. Esta técnica fundamenta la naturaleza de la
contrargumentación, la cual consiste, en mostrar que no hay consecuencia entre las premisas de
un argumento, o entre las premisas y las conclusiones. En este sentido, la técnica de la ruptura
de enlaces argumentativos, exige al orador localizar los entimemas o equiperemas del discurso
y mostrar al auditorio la inconsistencia de la argumentación.
La segunda función de las técnicas de la ruptura, que permiten separar al orador de su discurso,
Perelman afirma que es una técnica eficaz que no recurre al argumento ad hominen. Es decir,
aquel argumento que puede ser empleado en la contrargumentación para atacar no al contenido
del discurso, sino a la persona que sostiene cierta postura. Entre los argumentos más débiles
dentro de la Retórica se localiza este argumento que ataca a la persona. Por ello, la técnica de la
ruptura entre el orador y su discurso, para ser eficazmente planteada tendrá por objetivo atacar
a la tesis que defiende el contrincante mostrando la inconsistencia entre lo que el orador
sostiene, y lo que realmente el orador pretende522.
En este sentido, se exige al orador que rebate una postura, contar con ciertas habilidades
psicológicas, para localizar el punto en que el orador contrincante es incoherente entre lo que
dice y lo que realmente piensa. En todo caso esta, técnica exige un examen sobre la
intencionalidad.
Finalmente, la técnica de la ruptura, en tanto técnica del frenado al igual que la función antes
descrita, tiene un carácter psicologista. En la función del frenado, la técnica de ruptura tiene por

519
Cfr, Ibíd., p.132
520
Cfr, Ibíd., p.131
521
Cfr, op, cit, El Tratado de la Argumentación..,p.628
522
Cfr, op, cit, El Imperio de la Retórica..,p.132

175
objetivo limitar la interacción entre el acto y la persona, manifestando que existe una
“incompatibilidad entre lo que creemos como persona y lo que pensamos del acto, y cuando
nos negamos a operar las modificaciones que se impondrían, porque queremos preservar, bien a
la persona al abrigo de la influencia del acto, bien a éste al abrigo de la influencia de la
persona”523. Esto significa como dice Perelman “transformar la interacción en acción que va en
un sentido y no en otro”524. Por lo tanto, la función del frenado permite al orador frente a su
contrincante anticipar en cierta medida la dirección de una argumentación. Cuando en el debate
una argumentación se esta desviando de lo que realmente se está diciendo hacia la intención del
contrincante, en ese momento, el orador ha de poner un alto para manifestar el verdadero
sentido de las tesis en disputa, de tal suerte, que la acción oratoria debe ser trasformada a favor
del orador. Es decir, que se evitará la amplitud de la argumentación para que no se llegue a
generar la persuasión y que, al mismo tiempo, ésto dé pie para mostrar el error en la dirección
que estaba tomando la argumentación. Con ello, el giro que toma el discurso permite denunciar
que el acto que realizaba el orador contrincante tenía una alta carga personal y subjetiva, es
decir, se frena para acusar que el acto es incoherente con la intención, y por lo tanto, no
concierne a una opinión objetiva.
Con esto, terminamos con las técnicas de ruptura, que como hemos podido observar, muestran
su utilidad en la controversia y la discusión. Aunque, en cierta medida estas técnicas exigen
habilidades psicológicas para situar la argumentación y la intencionalidad, esto no desvincula el
hecho de que en la aplicación de dichas técnicas tenga un carácter objetivo, ya que los
argumentos y la persona son tomadas como unidades objetivas del discurso.

C.3.2) Disociación de Nociones: “Por el contrario (respecto a las técnicas de ruptura), la


disolución presupone la unidad primitiva de los elementos confundidos en el seno de una misma
concepción, designados por una misma noción.
La disolución de las nociones determina una revisión más o menos profunda de los datos
conceptuales que sirven de fundamento a la argumentación; en este caso, ya no se trata de

523
Op, cit, El Tratado de la Argumentación..,p. 477
524
Id.

176
romper los hilos que enlazan los elementos aislados, sino de modificar su propia estructura.”525
Por lo tanto, “la disociación de las nociones -como la concebimos nosotros- consiste en una
transformación más profunda, que provocada siempre del deseo de suprimir una
incompatibilidad, nacida de la confrontación de una tesis con otras, ya se trate de normas,
hechos o verdades”526.
Hasta el momento Perelman nos ha descrito en que consiste la disociación de nociones, sin
embargo, la manera en que podemos llegar a operar con la disociación en cuanto técnica deberá
ser complementada con la teoría de las parejas filosóficas. Sin esta teoría, lo que nos ha referido
Perelman tiene poco sentido. Aunque podemos entender, con los datos que contamos ahora, que
la disociación será útil cuando hay términos de nociones en conflicto, para dar claridad a esas
mismas nociones, a lo que debemos entender o no sobre un término. En resumen, a resolver las
incompatibilidades que pueden dar lugar a las variaciones conceptuales527que obstaculicen la
comunión y en sí la adhesión.
Así las cosas, para dar entrada a la teoría de las parejas filosóficas, Perelman nos introduce, con
528
lo que él llama, el prototipo de dislocación nocional; es la pareja apariencia/realidad. Antes
de dar presentación a dicha teoría, Perelman estudia este prototipo para observar la manera en
la cual se llegará a operar con la técnica de la disociación.
En principio, nos ilustra diciendo: “Mientras que las apariencias pueden oponerse, lo real es
coherente; el efecto de su elaboración será el de disociar, entre las apariencias, las que son
engañosas de las que corresponden a lo real” 529. Es claro, hasta el momento, que la disociación
deberá privilegiar el término de una noción sobre otra, según lo comúnmente aceptado y
privilegiado. Ahora bien, para dar un sentido más técnico a esta operación el profesor desarrolla
un esquema que es aplicable a todas las parejas filosóficas de nociones, pero ilustra lo aplica a
la pareja apariencia/realidad. Con ello, se toma a la apariencia como término I de la
disociación, a la realidad como término II. De tal forma, que la disociación operará de la
siguiente manera: “El término I corresponde a lo aparente, a lo que representa en primer lugar,
525
Ibid, p.628
526
Ibid, p.629
527
Id.
528
Cfr, ibid, p.640.
529
Ibid, p.633

177
a lo actual, a lo inmediato, a lo que se conoce directamente. El término II, en la medida que se
distingue del otro, sólo se comprende con relación al término I: es el resultado de una
disociación operada en el seno del término I, y está orientado a eliminar las incompatibilidades
que pueden aparecer entre los aspectos de este último. El término II proporciona un criterio,
una norma que permite diferenciar lo que es válido de lo que no lo es, entre los aspectos del
término I; no es simplemente un dato, sino una construcción determinada, durante la
disociación del término I, una regla que posibilita jerarquizar sus múltiples aspectos,
calificando de ilusorios, erróneos, aparentes -en el sentido descalificador de esta palabra- los
que no se conforman a esta regla que proporciona lo real. En comparación con el término I, el
término II será, a la vez, normativo y explicativo”530 .
Con esto, queda claro cómo el esfuerzo argumentativo consistirá, en cuanto a la disociación, en
hacer manifiesto, lo que es más sensato tomar como una noción admitida. De esta manera se
explica como opera la técnica disociativa con base a la pareja de apariencia/realidad. Como
hemos dicho, esta misma forma de proceder es aplicable a todas las demás parejas filosóficas.
Antes de mencionar, algunas de estas parejas que Perelman localiza y, que podrían ser más,
dice el profesor de Bruselas que las parejas se justifican porque constituyen esquemas de
pensamiento, establecen una visión del mundo, como una jerarquía. Mediante ellas, se
solucionan las controversias, y en resumen, agilizan la argumentación en términos de
razonabilidad531.
Así las cosas, para dar punto final a este apartado presentamos algunas de las parejas
identificadas por Perelman, estas son las que se presentan con mayor frecuencia en el
pensamiento occidental:532
Medio/Fin; Consecuencia/Hecho o Principio; Acto/Persona; Accidente/Esencia;
Ocasión/Causa; Relativo/Absoluto; Subjetivo/Objetivo; Multiplicidad/Unidad; Normal/Norma;
Individual/Universal; Particular/General; Teoría/Práctica; Lenguaje/Pensamiento;
Espíritu/Letra.

530
Ibid, p.634
531
Cfr, ibid, pp.640 a 648.
532
Cfr, Ibíd., p.640

178
Las parejas surgidas del Pensamiento de Platón:533
Apariencia/Realidad; Opinión/Ciencia; Conocimiento Sensible/Conocimiento Racional;
Cuerpo/Alma; Devenir/Inmutabilidad; Pluralidad/Unidad; Humano/Divino.
Las parejas extraídas de la Ética de Spinoza:534
Conocimiento Inadecuado/Conocimiento Adecuado; Imagen/Idea; Entendimiento/Imaginación;
Universal/Individual; Abstracto/Concreto; Contingencia/Necesidad; Cambio/Inmutabilidad;
Cuerpo/ Razón; Pasión/Acción; Esclavitud/Libertad; Duración/Eternidad; Alegría/Beatitud;
Superstición/Religión.
Las parejas extraídas de Lefebvre:535
Abstracto/Concreto; Metafísico/Dialéctico; Entendimiento/Razón; Inmovilidad/Movimiento;
Forma/Contenido.

C.4) La Interacción de los Argumentos:

“Antes de emprender un estudio analítico de los argumentos, hemos insistido en el carácter


esquemático y arbitrario de dicho estudio. Los elementos aislados para la investigación forman,
en realidad, un todo; están en constante interacción, la cual se produce desde varios puntos de
vista: interacción entre diversos argumentos enunciados, interacción entre éstos y el conjunto
de la situación argumentativa, entre éstos y su conclusión y, por último, interacción entre los
argumentos contenidos en el discurso y los que tienen a este último por objeto”536.
En esta última parte de la presentación de la Teoría de la Argumentación como metodología,
Perelman se muestra preocupado por unir lo que hasta ahora ha estudiado separadamente. La
unidad de la argumentación es capital para que sea fácilmente sintonizable el discurso del
orador por el auditorio. La integración de los argumentos es la culminación del reconocimiento
del auditorio, del esfuerzo del orador por seleccionar datos, de la presentación de los mismos en
los argumentos, de la adaptación, la disposición de los argumentos según la forma del discurso,
533
Cfr, Ibíd., p.641. Apud, Platón, Fedro, 247e, 248b.
534
Cfr, ibid, pp.641-640
535
Cfr, ibid, p.624. Apud, H.Lefebvre, A la Lumiére du Matérialisme Dialectique. I: Logique Formelle, Logique
Dialectique, p.83-84
536
Ibid, p.700

179
de la aplicación de las técnicas argumentativas, todo ello dirigido hacia un fin: la adhesión. Sin
embargo, esta integración de argumentos, es decir, la unidad del discurso, no se da sin un
método, sin un orden. Lo que se pretende en el discurso es mostrar la armonía entre los
diferentes argumentos, y que ello genere la tan ansiada comunión entre el orador y su auditorio.
Con ello, lo que presentamos a continuación es el cierre de la Nueva Retórica, el lugar donde se
resuelve la posibilidad de persuadir de una vez por todas al interlocutor.
En consecuencia, lo que presentaremos a continuación es el fin de la Teoría de la
Argumentación, el mostrar que existe un orden, un método, una persuasión, en sí una
disposición racional para influir en nuestros pensamientos y acciones. Por lo tanto, las últimas
reflexiones que expondremos se dirigen a la etapa final del Tratado de la Argumentación, según
los últimos dos incisos de la obra de Perelman se muestran apremiantes para dar un cierre a la
metodología. Estos dos incisos se refieren a los temas del orden y la persuasión; el orden y el
método. En consecuencia, damos paso a los temas, para llegar a la conclusión de la propuesta
del insigne profesor de Bruselas.

C.4) Orden y Persuasión: “Desde siempre, a los teóricos de la Dialéctica y, sobre todo, de la
Retórica, les ha preocupado -sólo una capa de las nociones de exposición, disposición o
método- el orden de las cuestiones que se van a tratar, el orden de los argumentos que se van a
desarrollar”537. Ahora bien, el criterio que se adopta en la Nueva Retórica, para presentar de
forma ordenada de los diversos argumentos, de los cuales dispone el orador, es la persuasión.
Todos los argumentos deben estar ordenados para conseguir el objetivo de la Retórica, por
método se eliminarán del discurso los argumentos que no se dirigen al objetivo. Esto marca una
diferencia con la comprensión que se tenía de la Retórica, ya que las cuestiones ornamentales
están demás en el discurso. Por ello, los factores que deben intervenir para que el orden de la
exposición se dirija hacia la acogida de los oyentes son tres: Primero, “la situación
argumentativa, es decir, la influencia que ejercerán las posibilidades argumentativas un orador,
en las etapas anteriores a la discusión”538.

537
Ibid, p.741
538
Ibid, p.742

180
Segundo, “el de la preparación del auditorio, es decir, los cambios de actitud engendrados por
el discurso”539.
Tercero, el de las reacciones que suscita, en el auditorio, la captación de un orden en el
discurso”540.
Perelman, afirma que este orden dirigido por la persuasión se da partiendo de la tesis que la
argumentación es una adaptación del auditorio, con lo cual, el orador deberá constantemente ir
adaptando la argumentación, según los puntos de acuerdo que ya ha aceptado el auditorio. Con
esto, el método que ha de emplear el orador de acuerdo con los tres puntos antes mencionados,
consiste: En inicio, la inducción progresiva de las premisas al auditorio; posteriormente, se
atiende a los sucesivos efectos que experimenta el oyente; y por último, se considera el orden
del discurso como tema de reflexión541.
Como es posible llegar a concluir, el orden del discurso en vista a persuasión, no es
necesariamente producto de una predeterminación de los argumentos, al contrario se muestra la
exigencia de prestar un constante cuidado de lo que realmente genera un cambio en el
auditorio. El orador en este sentido se ve obligado a argumentar constantemente, ya que como
afirma Perelman, si el discurso se ordena según un estado preestablecido, en realidad nos
enfrentamos a un caso de demostración, que “trata de un sistema hipotético-deductivo, ya se
proporcione los axiomas la intuición racional o sensible. En la argumentación, al contrario, las
premisas son hábiles y, de acuerdo con la argumentación, pueden enriquecerse; pero, por lo
demás, siguen siendo precarias y varía la intensidad con la que se adhiere el oyente a ellas. Por
lo tanto, el orden de los argumentos, lo dictará, en gran parte, el deseo de poner de relieve
premisas nuevas, de presentar ciertos elementos y de obtener ciertos elementos, y de obtener
ciertos compromisos por parte del interlocutor”542.

C.5) El Orden y el Método: “Sin duda, el orden constituye el objeto de elección cuya única
regla es la mejor adaptación posible a los sucesivos estados del auditorio, tal como se lo

539
Id.
540
Id.
541
Cfr, ibid, pp.742-743
542
Ibid, p.743

181
imagina el orador...”543
Para Perelman, el orden del discurso, que en principio podría ser una cuestión puramente
subjetiva, dada la habilidad propia del orador para adaptar según las afecciones del auditorio al
que se dirige, debe ser completado por cuestiones más objetivas según el orden en relación al
método. Al respecto, en el último apartado del Tratado de la Argumentación, Perelman se
enfoca a estudiar la relación orden y método desde las perspectivas del orden cronológico, y el
orden según el método natural y el método racional.
Sobre el orden cronológico se dice que constituye el ejemplo más claro de orden exterior al
discurso. El sentido de este tipo de orden es otorgar al método un criterio de consecuencia
temporal de los argumentos según sea por la génesis de los elementos argumentativos donde
unos se sustentan sobre otros; ya sea por el orden, que se reflejen los argumentos del mundo
natural544. En resumen, el orden cronológico en tanto al método según Perelman “proporciona
esquemas, que a titulo de patrones, parecen exteriores al discurso particular”545. Lo que sugiere
Perelman con esto, es que el orden cronológico, en tanto método, no responde a un criterio de
arbitrariedad del orador, ya que el orden y sucesión con los que debe presentar los argumentos
es definido, ya sea por la costumbre y la tradición 546, o por el orden natural mismo. Por ello, no
es de difícil aceptación el discurso que comience por las conclusiones, para finalizar con las
premisas, o presentar el efecto y después la causa.
Por otro lado, respecto al orden según sea el método racional o natural, a lo que se refiere
Perelman es a las cuestiones propias del método que adopte un determinado tipo de ciencia.
Como antes había mencionado el profesor de Bruselas, cuando analiza las cuestiones referidas
al auditorio particular, la forma del discurso deberá responde al método propio de cada
ciencia547. Precisamente, cuando Perelman analiza la relación de orden y método se referirá a
los métodos propios de cada ciencia marca para dar una unidad racional al discurso según la
consecuencia de los argumentos. Aunque, en general nuestro autor reconoce la existencia de
dos tipo de métodos, el de las ciencia naturales y el de las ciencias humanas, su análisis se
543
Ibid, p.757
544
Cfr, ibid, pp.758-759
545
Ibid, p.758
546
Cfr, id.
547
Supra...

182
dirige para ilustran que las ciencias naturales en su estructuración discursiva, recurren
inevitablemente al orden conforme a la naturaleza de las cosa. 548. En cambio, las ciencias
humanas, la mayor parte de las veces estructuran el discurso según el orden racional. El método
en este sentido se da conforme a los patrones de claridad, sencillez y también evidencia
(racional), que garantizan la consecución de premisa, razonamientos y conclusiones.
De esta forma, llega a concluir Perelman que “una Teoría de la Argumentación que no dejara
sitio a estos elementos (orden, método, patrones) de manera conjunta, se alejaría siempre de su
objeto”549. De aquí se desprende una interesante concepción de la Nueva Retórica que vincula a
la adhesión a cuestiones de carácter razonable. Esto marca la diferencia de una concepción
irracionalista de la Retórica. El arte retórico no es la manipulación de los sentimientos del
auditorio; aunque el asentimiento es parte fundamental de la propuesta retórica de Perelman, el
acto de asentir no se refiere a un fenómeno patológico, es decir, sentimental. Perelman, al poner
cuidado que la Retórica llegue a conformaser en una metodología transforma al asentimiento en
una cuestión más racional.
Pero esto no significa, que el asentimiento ha de ser racionalista, sino un asentimiento de orden
intelectual, que cuida aceptar a lo que es posible adherirse de una forma razonable, porque hay
una referencia a un orden que es real, a un orden que es racional; porque, al fin de cuentas, el
discurso exitoso por método hace manifiesto que la acción que se busca obtener es coherente
con la realidad y nuestros esquemas racionales. En conclusión, porque es sensato y coherente
tener un arreglo entre el pensamiento y la acción de una forma discursiva.
Con ésto vamos dando cierre a nuestro trabajo concluyendo con dos citas a Perelman que son
alusivas al esfuerzo que hemos venido realizando:
“La Nueva Retórica es, por tanto, “el discurso del método” de una nueva racionalidad que ya
no puede evitar los debates y debe prepararlos bien y analizar los argumentos que rigen las
decisiones. Ya no es cuestión de dar preferencia a la univocidad del lenguaje, la univocidad a
priori de las tesis válidas, sino de aceptar el pluralismo, tanto de los valores morales como de
las opiniones. Así pues, la apertura hacia lo múltiple y lo apremiante se convierte en la clave de

548
Cfr, Ibíd., p.764
549
Ibid, p.765

183
la racionalidad”550.
“Esperemos que nuestro tratado provoque una reacción positiva y que, en el futuro, su sola
presencia impida reducir todas las técnicas de la prueba a la lógica formal y ver sólo en la razón
una facultad calculadora”551.
“Solo la existencia de una argumentación, que no sea apremiante ni arbitraria, le da sentido a la
libertad humana, la posibilidad de realizar una elección razonable”552.

550
Ibid, pp.28-29
551
Ibid, p.767
552
Ibíd., p.773

184
Conclusiones

El resultado de la investigación ha permitido observar y distinguir elementos y estructuras que


constituyen al discurso político. Aunque, este trabajo se ha enfocado de manera muy precisa a
estudiar la obra de Perelman según su trasfondo filosófico, sociológico, jurídico y lógico,
debemos de reconocer que la Teoría de la Argumentación contiene importantes implicaciones
en la arena política. La Nueva Retórica es una metodología para justificar de manera razonable

185
nuestros pensamientos y acciones. Y ésto es precisamente lo que requiere la actividad política,
en mostrar de manera razonable que las tesis que defendemos pueden ser compartidas por un
número amplio de seres racionales. La adhesión que es el objetivo de la Retórica no es
considerada por Perelman como el simple triunfo de un orador hábil, sino todo lo contrario la
adhesión es considerada en términos de consenso, de comunión racional. Llegar a esta noción
de Retórica no ha sido una tarea sencilla. Perelman dedicó toda su vida a la cuestión. Como se
ha llegado a plasmar en este trabajo, la defensa de la Retórica y la propuesta perelmaniana ha
sido el producto de una postura crítica y, sobre todo, de un trabajo de maduración donde las
ideas representan el conocimiento, la problemática y la profundidad sobre el tema.
El uso racional de la Retórica de acuerdo a la Teoría de la Argumentación de Chaïm Perelman,
no es la simple exposición de una postura, es el análisis y la síntesis de una reflexión altamente
sugestiva sobre el valor de la palabra. Perelman nos presenta un modelo de discurso basado en
una serie de conceptos nos lleva a una visión más prudente sobre la sociedad humana. Para
hablar de esa sociedad más prudente es requisito prestar atención a dos conceptos claves de la
obra perelmaniana. Nos referimos a la libertad y a la democracia.
Perelman es un autor que no considera sensatas ni la postura escéptica, ni la postura dogmática.
Y de acuerdo a ello, nos presenta que la libertad en los términos de la Teoría de la
Argumentación, significa el otorgar confianza al hombre en tanto no se ve sumergido en la
duda del escéptico, ni se ve esclavizado por la univocidad del dogmático.
Así se presenta a la Nueva Retórica como la posibilidad crítica de manifestar opiniones de
manera razonable.
Una vez comprendido que la libertad es manifestar razonablemente nuestras opiniones,
entonces Perelman une el concepto de libertad al de la democracia.
De tal suerte, la libertad que nos otorga el importante instrumento retórico nos lleva a la
construcción más madura de la democracia.
Si unimos el concepto de libertad y el concepto de justicia que contempla Perelman, el
resultado es una sociedad que se autodetermina en la aplicación de la racionalidad practica.
La complejidad de las ideas de Perelman vistas a la luz del Sentido Común, nos muestra que
una sociedad más justa y más razonable es posible si se llevan a la acción. Pero para que esta

186
organización social sea llevada a cabo en la realidad, y dejemos de idealizarla, es necesario que
en la acción intervengan los juicios de valor que permiten discernir la pertinencia de las
construcciones teóricas.
El gran logro de Perelman es recuperar los juicios de valor para la razón. Para ello, se enfrentó
cuestiones lógicas y matematizantes. No permitió que la razón se encerrara en la evidencia, y
en la demostración. La razón, como él afirma, tiene formas más elevadas como es la
argumentación y el juicio. Y precisamente, la construcción de una sociedad democrática
requiere de formas de pensamiento más allá de los formalismos y los cálculos, requiere sobre
todo consensos.
La Teoría de la Argumentación tienen la apremiante tarea de presentar las posturas más
juiciosas, más razonables para que las decisiones se han consensuadas entre los hombres. En
este orden de ideas, el consenso será la manifestación de la existencia de libertad humana y de
organización democrática.
De tal suerte, la propuesta de Perelman contemplada en la unidad de libertad, retórica,
consenso, democracia, sociedad, justicia, sensatez, en pocas palabras de racionalidad práctica,
la apuesta hacia las soluciones pacificas que puede llegar a lograr los hombres.
Ahora bien, el poder de la palabra es vista por Perelman con cierta benevolencia. La palabra
correctamente expresa debe ser la manifestación de una mente madura y libre. La Razón impera
sobre la irracionalidad. La palabra debe ser soberana. La sociedad humana tiene el poder en la
palabra, el poder para solucionar sus conflictos, para solucionar zanjar sus diferencias, para
entrar en contacto entre los seres racionales. Esta es la veta humanista de Perelman. El ideal
griego de la retórica es recuperado, y llamado a ocupar un papel central en el mundo
contemporáneo. La palabra es unidad entre los hombres.
Esta unidad requiere de una nueva lógica. Perelman observa las deficiencias de la lógica
formal, que no puede dar respuesta a los problemas cotidianos del hombre. La crítica de
Perelman hacia la lógica formal no se cifra por un rechazo de su valor. Perelman mismo
reconoce que la lógica formal es útil para las ciencias naturales. La lógica en general es un
valioso instrumento para manifestar racionalmente nuestros pensamientos. La Retórica en
cuanto Teoría de la Argumentación debe de contar con una lógica pero, no del tipo formal sino

187
una lógica adecuada para expresar razonablemente las ideas y justificar nuestras decisiones y
posturas.
Perelman encuentra que la lógica jurídica es el tipo de lógica que debe imperar en los discursos
e incluso es el discurso jurídico que apoyado en esta lógica especial, se muestra como el
paradigma de todo tipo de discurso.
Respecto al tratamiento jurídico de la Retórica, podríamos decir primariamente, que ello
constituye un límite a la Retórica misma. De acuerdo, con la división clásica de la Retórica,
Perelman se entrega al estudio del discurso forense. Sin embargo, jamás excluye que ese
discurso sea el fundamento de un discurso de orden deliberativo. El modelo de Retórica con
base al derecho muestra la necesidad de una normatividad en el discurso político.
Tanto el discurso jurídico como el político son discursos de justicia, salvo que uno se distingue
del otro porque como señala Perelman, el primero busca la paz judicial. En cambio el segundo
persigue lograr la equidad social.
La crítica hacia la idea de justicia formal es la clara muestra de que lo justo no sólo está
escrito, sino que lo justo se construye por medio de los acuerdos, de consensos. Y ante todo que
lo justo debe adecuarse a lo concreto. Esto nos lleva a un punto de ruptura con la razón
moderna. La justicia no será se valor absoluto, sino un valor relativo donde la razón teórica se
encuentra limitada para resolver los problemas concretos de los hombres.
Sin embargo, la crítica que dirige Perelman hacia el modelo de razón cartesiana, no significa
mostrar desconfianza hacia esta importante capacidad humana. Como en la lógica formal,
Perelman pone a tela de juicio, los límites y propone una solución. La razón en muchos casos
está impedida para dar ciertas soluciones, como en los casos concretos o cuando intervienen
nuestros juicios.
La razón práctica es la capacidad intelectual que nos permite llegar a solucionar los problemas
concretos, es la capacidad de juicio que nos lleva a tener una postura prudencial sobre nuestras
acciones. Por ello, cuando Perelman habla de justicia y del valor del arte del buen pensar, la
relación se da con base a la racionalidad práctica. La justicia será el resultado de una
justificación que se optimen por medio de la argumentación. Argumentar es justificar,
argumentar es poner en práctica a la razón. La justicia que perseguimos en los níveles

188
discursivos, ya sea forense o deliberativo es la expresión de esa racionalidad practica expresada
argumentativamente.
Con Perelman, es posible resistir a los retractores de la razón, a los pesimistas de la sociedad
contemporánea y en general a los descontentos de la modernidad. Perelman es revalúa el papel
de la razón y la sitúa en estado histórico donde los cambios son posibles, ya que no hay ningún
dogma que lo impida. El hombre no ha de tener miedo al despojarse de ciertos dogmas que se
muestran anacrónicos.
Los tiempos actuales exigen cambios en muchos aspectos de la vida. La Retórica es al fin de
cuentas la coherencia que desea conciliar el cambio con la razón. Por ello, la opinión se adapta
y se impone en la medida de su razonabilidad.
La opinión responde a los cambios. Y es ella misma, es la libertad de pensamiento.
No significa que la verdad deba ser devaluada pero en ámbitos como la política, el derecho y
otros donde interviene la creencia, ella debelará su cara oculta.
La verdad es liberadora en tanto de al hombre una seguridad racional. La verdad es
consensuada, es aceptada y nace de un primer nivel que es la opinión. La Retórica no es una
mera manifestación de opinión, es la lucha por obtener la verdad. Por ello, la adhesión es el
triunfo de una verdad.
Esto es en resumen, la postura de Perelman, pero esta postura no se ha visto limitada por la
crítica y la propuesta de un nuevo modelo de racionalidad muy relacionado con el valor de la
palabra. Para desprenderse del desprestigio de la Retórica como el arte del buen decir, y así
poder llevar a la práctica su modelo de razón, su visión filosófica, su postura jurídica y
finalmente su aspiración social, Perelman debe presentar a la Retórica como una metodología
del buen pensar.
Perelman al presentar la propuesta metodológica de la Teoría de la Argumentación o Nueva
Retórica lo que busca en realidad es la normatividad del discurso. La manera en que presenta a
la Nueva Retórica, es bajo el cuidado de un tratado. Y en cuanto, tratado se presenta como un
estudio completo sobre las partes que ha de cuidar el orador al momento de construir su
discurso.
El Tratado de la Argumentación es la obra cumbre del profesor de Bruselas. Es la obra que

189
culmina todas sus reflexiones, que en intención del mismo Perelman, es un importantísimo
instrumento mostrar el uso racional de la Retórica.
La estructuración de los temas en el trabajo de Perelman así lo confirma. Se presenta así un
metodología por el cual, el orador deberá identificar a su auditorio, entrar a un contacto
intelectual con su interlocutor, de seleccionar datos, de presentarlos, de adaptar sus argumentos
al medio en el que se desenvuelve, y dar al fin de cuentas una forma, un orden al discurso para
que sea fácilmente sintonizable por el orador, y así obtener la adhesión.
Cabe señalar, que para dar le un título de racional a la Retórica, ciertamente Perelman desea
excluir de su tratado las partes de la Retórica que han sido el blanco del desprestigio. De la
disposición, de la elocuencia y de la invención, se excluye a la elocuencia porque es la parte de
los estudios retóricos que han caído en un extremo cuidado por los adornos, y no por la
expresión sensata de los pensamientos. En cambio, la disposición y la invención son tomados
en cuenta por Perelman, porque son operaciones retóricas que ponen aprueba las capacidades
racionales del orador para presentar sus tesis y justificar su postura.
Por otro lado, Perelman no desea prestar mayor atención al género retórico epidictico, porque
este es el género que ha llevado a la falsa generalización de la Retórica identificándola con el
género de los discursos laudatorios. Por ello, Perelman al prestar mayor atención a las partes y
a los géneros retóricos que exigen el poner a prueba a las habilidades racionales del orador, lo
que consigue es defender el uso racional de la Retórica con base a la Teoría de la
Argumentación.
De esta forma, nos alejamos de la distorsión moderna sobre la Retórica. Identificar al ejercicio
retórico con la argumentación nos lleva a concluir que la Retórica no es un simple instrumento
de persuasión, de seducción, sino al contrario ella es esencialmente probatoria por medio de
razones. Los razonamientos son centrales para Perelman, de ellos nace la fuerza racional de la
argumentación y se manifiesta en las técnicas discursivas, en rigor de los razonamientos
depende que se consiga o no la adhesión.
Aunque, se puede presentar la crítica por parte de los doctos, que al centrase en la Teoría de la
Argumentación, Perelman deja sin estudiar los campos de la Teoría de la Elocuencia, y la
Teoría de la Composición, importantes también para la Retórica, debemos objetar que esas

190
partes restantes de los estudios de Retórica, Perelman la hace depender de la Teoría de la
Argumentación. El objetivo de esta dependencia es incumbir sobre la teoría más racional, al
menos para que de esta manera, las otras técnicas discursivas manifiesten razones, y no meras
formas u armonías que acerquen al discurso a otro tipo de géneros lingüísticos como la
literatura o la poesía.
Con ello, encontramos que la Nueva Retórica no busca la seducción del oído, sino la exposición
de las buenas razones que tienen los hombres para estar de acuerdo y trabajar en comunión por
una organización social donde la justicia, la libertad, la democracia, la sensatez sean la norma y
no la excepción de nuestros discursos.
Así las cosas, lo que hemos hallado a lo largo de este trabajo de investigación, es que Perelman
nos otorga importantes elementos para llegar a complementar la aplicabilidad de la Nueva
Retórica en el discurso político. En ese trabajo, sostendremos la tesis de que el discurso
políticamente correcto, es aquel que tiene por base al Sentido Común, que tiene un apoyo
técnico que es la Retórica, y un sustento doctrinal hallado en el consenso.
En este trabajo, se ha puesto de manifiesto el valor del Sentido Común y del consenso.
Perelman da un valor relevante al sentido racional práctico que genera comunidad entre los
hombres.
Por ello, una línea de investigación altamente interesante será el estudio del discurso político a
la luz de la Nueva Retórica, del Sentido Común y del consenso.
Sin más que agregar hasta el momento quedemos en el acuerdo que la Teoría de la
Argumentación de Perelman es la manifestación de una racionalidad que busca por medio del
discurso la unidad, la comunidad y, en una palabra, la paz de las sociedades humanas.
Apéndice I
Tópicos de la Argumentación Jurídica

Los tópicos que presentamos a continuación son los lugares a los cuales, se puede recurrir en
una argumentación jurídica. Perelman, los enuncia en la obra de la Lógica Jurídica y Nueva
Retórica. Estos tópicos a su vez son extraídos de la obra de Gerhard Struck titulada Topische

191
Jurisprudenz ( Argument und Gemeinplazt in der Juristiche Arbeit).
Struck elabora un catálogo de sesenta y cuatro tópicos, de los cuales Perelman no enumera
exhaustivamente a todos esos tópicos que sirven como puntos de arranque argumentativos
sobre la legislación y la jurisprudencia alemanas. El criterio de Perelman para seleccionar estos
tópicos jurídicos es sólo tomar aquellos que ilustran la idea de la tópica jurídica y que afirman
principios generales del Derecho, máximas o adagios formulados en latín y valores
fundamentales que el Derecho protege y pone en práctica.
Así las cosas, los lugares que selecciona el profesor de Bruselas son aproximadamente treinta y
ocho. El elenco de tópicos jurídicos es el siguiente:

1. - Lex posterior derogat legi priori ( La ley posterior deroga a la ley anterior).
2. - Lex especialis derogat legi generali (La ley especial deroga a la ley general).
3. Res judicata pro barrítate habetur (La cosa juzgada debe ser reconocida como
verdadera).
4. De minimis non curat praetor (El pretor de no se ocupa de las cosas de menor
importancia).
5. Ne ultra petita.(La condena no puede sobre pasar la demanda).
6. Et audiatur altera pars (Hay que oír a la parte contraria).
7. In dubio pro reo o in dubio pro libertate (En la duda se debe de decidir a favor del
acusado o a favor de la libertad).
8. Nemo plus iuris transferre potes quam ipse haberet (Nadie puede transferir más
derechos que los que el tiene).
9. Casum sentit dominus (El propietario soporta del daño resultante del azar).
10. Quisquis praesumitur bonus (Se presume que todo el mundo es bueno, o inocente).
11. Venire contra factual proprium (No se puede atacar lo que resulta del propio hecho).
12. Iura scripta vigilantibus (Las leyes han sido escritas para los que no son negligentes).
13. Favor legitimiati. ( El derecho favorece lo que es legítimo).
14. Las excepciones son de interpretación escrita.
15. No se puede ser juez en una causa propia.

192
16. Einmal ist Kein ma. (Lo que se produce una sola vez no cuenta).
17. La simple posibilidad de duda no puede ser determinante.
18. Hay que restituir lo que ha sido adquirido sin razón jurídica.
19. En la duda hay que dividir en partes iguales.
20. En la división la última salida se recurrirá al sorteo.
21. La prohibición de concertar convenios a cargo de terceros.
22. Lo que favorece, desfavorece al mismo tiempo.
23. El que ha incidido en culpa, debe soportar las consecuencias.
24. El silencio no obliga a nada.
25. Importa lo que ha sido querido y no lo que hubiera sido deseable.
26. El derecho exige sanciones.
27. La emulación está prohibida.
28. La confianza merece protección.
29. El derecho no debe ceder ante lo que es violación del derecho.
30. Obligación de utilizar los medios menos perjudiciales o dañosos.
31. Lo necesario está permitido.
32. A lo imposible no está obligado nadie.
33. La acción oportuna está permitida.
34. Se admiten excepciones en casos desgraciados.
35. Sólo lo que está determinado es pertinente en el derecho.
36. La arbitrariedad está prohibida.
37. Lo que es insoportable no pude ser del derecho.
38. No se pueden admitir demandadas que no tengan límites.

Apéndice II
Esquemas Argumentativos y Elenco de Argumentos

Los esquemas argumentativos y el elenco de argumentos contemplados en la Teoría de la


Argumentación, pueden ser localizados en dos obras de Perelman. Dichas obras son: El
Tratado de la Argumentación y la Lógica Jurídica y Nueva Retórica.

193
Cabe destacar que en la primera obra que aquí citamos, Perelman nos presenta un problema.
Este consiste en no enunciar de forma tácita un elenco de argumentos que nos de una idea
sinóptica del número y orden de dichos argumentos. En el Tratado de la Argumentación,
Perelman se encuentra más preocupado por analizar los esquemas argumentativos de la Nueva
Retórica antes que ordenar los argumentos que se enumeran y ordenan un elenco, al menos de
forma provisional. A este respecto, nosotros hemos estudiado los esquemas y los argumentos
que se desprenden de estos mismos con el fin de presentar al lector un cuadro sinóptico sobre
este tema. Por lo tanto, presentamos para una mejor comprensión los esquemas argumentativos
extraídos de la opera prima de Perelman y dando un orden a los argumentos que se desprenden.
Demos de anunciar, que el numero de argumentos no es una enunciación exhaustiva como el
mismo Perelman reconoce, no son los únicos argumentos a los cuales podrá recurrir el orador.
Los argumentos que presentamos a continuación constituyen una enunciación primaria que
puede ser completada, es decir, no son los únicos argumentos que se desprenden de los
esquemas argumentativos pero, sí son los más significativos.
Por esta razón, en Lógica Jurídica y Nueva Retórica, Perelman enuncia otros argumentos que
se completan a un elenco de argumentos más amplio. Sin embargo, este los argumentos que
presenta en esta obra, no responden a un esquema argumentativo propiamente dicho sino, más
bien, el criterio de estos argumentos es según el ámbito de aplicación.
Así, los argumentos que presenta Perelman se refieren a los argumentos que estudia el jurista
italiano Tarello. Estos argumentos son específicos del razonamiento jurídico pero desarrollados
en el ámbito legislativo, en particular, para la interpretación de la intención que se le atribuye al
legislador.
Con ésto, hacer una comparación entre estos argumentos, poner en juicio el criterio de
selección, si es conveniente o no, estudiar los argumentos de acuerdo a esquemas o ámbitos de
la argumentación, quedarán al juicio del lector todos los argumentos que podemos encontrar en
las obras del profesor de Bruselas.
A) Argumentos extraidos del Tratado de la Argumentación:

I.- Argumenta por Co

194
a.1.1).- Contradicción (Directos e In

II.- Argumento por Iro


a.1).- Argumentos que
Apelan a Estructuras a.1.2).- Identidad Total y Parcial III.- Argumento de Re
Lógicas
a.1.3).- Transitividad IV.- Argumento de Tra

V.- Argumento de Su
VI.- Argumento de div
partición
a) Argumentos a.2.1).- Relación de la VII.- Argumento por E
Cuasilógicos Parte con Todo VIII.- Argumento por
IX.- Argumento ad ign
X.- Argumento a pari

XI.- Argumento de Co
a.2).- Argumentos que a.2.2).- De lo Mayor a lo Mejor XII.- Argumento por e
Recurren a Relaciones XIII:_ Argumento de C
Matemáticas XIV.- Argumento de C

a.2.3).- Relación de Frecuencia XV.- Argumento de lo

XVI.- Argumento Cau

XVII.- Argumento por

XVIII.-Argumento por
b.1).- Argumento Aplicados XIX.- Argumento sob
o Enlaces de Sucesión XX.- Argumento del D
XXI.- Argumento de l
XXII.- Argumento de
XXIII.- Argumento de

XXIV.- Argumento Mo
b.2).- Argumento Empleados b.2.1) Acto Persona XXV.- Argumento de
en los Enlaces de XXVI.- Argumento de
b) Argumentos
Basados Coexistencia
sobre la Estructura de b.2.2) Acto Esencia XXVII.- Argumento de
lo Real XXVIII.- Argumento d

b.3).- Argumentos de Doble XXIX.- Argumento a F


Jerarquía

195
XXX.-
Argumento
b.4).- Argumentos de Grado de Orden
o de Origen

XXXI.- Argumento po
XXXII.- Argumento de
c) Argumentos que XXXIII.- Argumento p
Fundamenta la XXXIV.- Argumento p
Estructura de lo real XXXV.- Argumento po
XXXVI.- Argumento p

B) Argumentos del Ámbito Legislativo, (extraídos de Lógica Jurídica y Nueva Retórica):

I. Argumento a contrario.
II. Argumento a símili, o argumento analógico.
III. Argumento a fortiori.
IV. Argumento a complenitude.
V. Argumento a coherentia.
VI. Argumento psicológico.
VII. Argumento histórico.
VIII. Argumento apagógico.
IX. Argumento teleológico.
X. Argumento económico.
XI. Argumento ad exemplo.
XII. Argumento sistemático.
XIII. Argumento naturalista.

196
Abstract: Chaïm Perelman (1912-1984) filósofo polaco de origen judío y radicado en la ciudad
de Bruselas, Bélgica, fue uno de los grandes teóricos que estudio la argumentación.
Su más importante trabajo es el Tratado de la Argumentaci, o la Nueva Retórica.
En dicho tratado el profesor de Bruselas presenta una metodológica, con la cual se intenta dar
una revaloración de la Retórica. La Nueva Retórica es el arte del buen pensar necesaria en las
sociedades democráticas, es el vehículo del consenso entre hombre racionales y libres.
La postura de Perelman se define por la crítica al módelo cartesiano de razón. Su propuesta es
un modelo de razón práctica que mediante el discurso retorna a la racionalidad los juicios de
valor. La visión de Perelman se cifra por un saber prudencial tan importante para solucionar los
problemas de la sociedad contemporánea.

Palabras clave: Argumentación, Adhesión, Consenso, Derecho, Discurso, Lógica, Metodología,


Justicia, Retórica, Opinión, Sociedad, Racionalidad Práctica, Razonable, Juicios de Valor,
Sentido Común.

Abstract: Cahaïm Perelman (1912-1984) Polish philosopher jewish origin who resided in the
city of Brussels, Belgium, it was one the big theorics that studied the argumentation.
Their most important work is the Treaty of the Argumentation, or the New Rethoric.
In this treaty the Brussels´s professor presents a methodologic, whit which is tried to give a
revaluation of the Rethoric. The New Rethoric is the art of the wise thought necessary in the
democraticts societies, it is the vehicule of the consening among rational and free men.
The posture of Perelman is defined for the critic to the cartesian pattern of the reason
Their proporsal is a model of the practic racionality that means of the speech it returns to the

197
rationality the trials values. The vision gives Perelman it is encode by such an important
prudential knowledge to solve the problems of the contemporany society.

Code word: Argumentation, Adhesion, Consent, Law, Speech, Logic, Methodology, Justice,
Rethoric, Opinion, Society, Practic Racionality, Reasonable, Trials Values, Common Sense.

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