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El desarrollo económico novohispano

(siglos XVII y XVIII).


Tendencias historiográficas contemporáneas
Rodrigo Martínez

Asistimos, en los últimos años, a un ver-


dadero auge de la historiografía mexicanista
colonial (predominantemente extranjera) que
considera a la sociedad novohispana, o a par-
tes de ella, desde el punto de vista de su sis-
tema o estructura. Peggy Korn Liss está en lo
cierto cuando advierte que se trata más bien
de "un tipo de análisis flojo de los sistemas o
estructuras y, en todo caso, de la tendencia
hacia la búsqueda de las relaciones existentes
dentro de y entre las complejas interdepen-
dencias operativas que afectan a México"1.
Estos estudios, que se concentran la mayor
parte de las veces en análisis regionales, ur-
banos o "de caso" (haciendas, centros mine-
ros, etc.), logran presentar, aunque de manera
casi siempre empírica2, una visión de la
unidad y solidaridad de los diferentes elemen-
tos que componen el todo social, tales como
producción, relaciones de producción, for-
mas de propiedad, comercialización, circuitos
comerciales, mercados, capital comercial,
abasto, poder político, cultura, urbanización
y organización del espacio3. En estos estu-
dios es visible la sana influencia del marxis-
mo: al propio tiempo que "lo económico"
inunda al conjunto de la sociedad, se vuelve
cada vez menos pertinente aislar aquellos ele-
mentos del todo social que otrora deban lugar
a "historias" particulares: de la política, de
las instituciones, de las leyes, de la economía
o aspectos particulares de ésta, de la pobla-
ción, de las artes o de la cultura.
Los estudios coyunturales, sin embargo,
-los que analizan la evolución de los elemen-
tos cuantif ¡cables que los estudios de sistema
o estructura intentan, precisamente, articular
e interrelacionar-, se han quedado atrás, de-
jando muchas veces en calidad de mera hipó-
tesis muchas de las aportaciones de los estu-

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dios sistemáticos. Un ejemplo: el siglo XVIII (y, posteriormente de la hispanoamericana)
ha sido muy estudiado en su segunda mitad y que nos va a permitir seguir la evolución, en
es casi desconocido en su primera mitad. Da- dinero, de algunas de estas variables (produc-
vid Brading, Enrique Florescano e Isabel Gil4 ción minera, consumo de azogue, producción
han llamado la atención sobre el crecimiento agrícola, comercio interior y exterior, etc.). La
económico que se dio en la época de las refor- información de los diezmos, que da el volu-
mas borbónicas y lo han puesto en relación men y el precio de una buena parte de la pro-
casi directa con la política reformista ilustrada ducción agrícola, está siendo aprovechada
de la Corona. Era necesario, sin embargo, un para los obispados de Puebla6, Michoacán7 y
estudio como el de Claude Morin sobre el Oaxaca8. El estudio de los diezmos del arzo-
obispado de Michoacán en el siglo XVIII5, que bispado de México es, por lo pronto, impo-
abarca el siglo en su conjunto, para relativizar sible debido a los obstáculos que el episcopa-
tanto la magnitud y características del creci- do ha opuesto a la consulta de los documen-
miento de la segunda mitad del siglo, como tos que se encuentran en la Catedral.
los efectos reales de las reformas borbónicas El conocimiento de estos factores cuanti-
sobre la economía novohispana. Lo funda- tativos, aun abstractos y parciales, es indis-
mental de la argumentación de Morin está ba- pensable para el conocimiento y comprensión
sado en la construcción de nuevas series de de la sociedad novohispana, de las transfor-
población, producción minera y agrícola, co- maciones verdaderas o aparentes que sufrió y
mercio y precios. de la vida cotidiana de los hombres que en
Una curva de producción o de población, ella vivieron. A pesar de esto, los escasos es-
en efecto, nos puede decir, sabiéndola in- tudios seriales existentes aún no han recibi-
terpretar con prudencia e imaginación, do, cuando menos en México, la atención que
mucho más sobre la vida real de los hombres merecen por parte de los historiadores. Y han
que muchos de los libros que se han escrito sido precisamente estos estudios cuantitati-
sobre historia política o militar. Y sin embar- vos, seriales o coyunturales los que, al levan-
go, nuestra indigencia en lo que se refiere a la tar una serie de preguntas, ayudaron a poner
evolución de las principales variables econó- por primera vez en relación varios elementos
micas en la época colonial, ya lo dijimos, es que hasta entonces habían sido tratados de
muy grande. Es muy poco lo que se sabe manera aislada y descriptiva: en otras pa-
sobre la evolución de la población y la produc- labras, dieron nacimiento a los primeros estu-
ción minera novohispanas. Nuestra ignoran- dios "sistemáticos" a los que se refiere
cia es igualmente grave en lo que se refiere a Peggy K. Liss.
la producción agrícola, al volumen del comer- Me refiero, sobre todo, al ensayo de Wo-
cio y a los precios, y peor en lo que se refiere odrow Borah, El siglo de la depresión en
aja producción manufacturera y artesanal en Nueva España9, publicado en 1951. Ya, an-
el campo y la ciudad. Está en preparación la tes de Borah, George Kubler, al estudiar con
publicación, por parte de Herbert S. Klein y seriedad inusitada la arquitectura novohispa-
John J. TePaske, de las cartas cuentas de to- na en el siglo XVI10, había constatado el fuerte
das las cajas de la Real Hacienda novohispana contraste entre las abundantes y ostento-

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sas iglesias del siglo XVI y la escasez y pobre- Después de 1576-1579 -escribe Borah-,
za de las mismas en el siglo XVII, y lo había en casi todo el siglo siguiente, los cam-
relacionado con el derrumbe de la población pos más importantes de la actividad eco-
indígena después de la conquista y de la epi- nómica, la producción de alimentos y la
demia de matlazáhuatl de 1 576-1 57911. Bo- minería, se vieron en situación crítica por
rah aprovechó los resultados de sus colegas la escasez de la mano de obra15.
de Berkeley, Sherburne Cook y Lesley Byrd Como respuesta a esta escasez de mano
Simpson12, y de las suyas propias para, a partir de obra, disminuyó la producción agrícola y
de la constatación de la amplitud del "se reorganizó la base de la producción de ali-
derrumbe de la población indígena en el Méxi- mentos y las formas de obtener
co central13 y del crecimiento simultáneo de trabajadores"16. Más adelante añade Borah
la población española, derivar un esquema de que:
las transformaciones sufridas por la sociedad La solución al problema de los alimentos
novohispana. consistía en evitar depender directamen-
te de las empobrecidas comunidades
Según Borah, el derrumbe de la población indígenas. La manera más obvia de
indígena, especialmente después de la epide- lograrlo era implantar otros cultivos ne-
mia de 1576-1579, ocasionó que la Nueva cesarios en las grandes haciendas espa-
España entrara en una profunda depresión ñolas que ya producían trigo y ganado17.
que duraría aproximadamente un siglo. La te-
sis de una depresión en la Nueva España en el Y prosigue Borah:
siglo XVII puede parecemos hoy banal y dis- Si la historia demográfica de la colonia
cutible, pero en 1951 se contrapuso a la cre- hubiese sido distinta, si las haciendas es-
encia generalizada entre los historiadores que pañolas hubiesen tenido que competir
suponía, a partir de estudios de la expansión con una producción indígena abundante
territorial de la Corona, que la economía no- y barata, su desarrollo hubiera sido muy
vohispana experimentó un crecimiento conti- lento y, probablemente, muy limitado18.
nuo a todo lo largo del período colonial -a pe- Otra forma de contrarrestar la escasez de
sar de lo que el estudio de Hamilton de 1 934 mano de obra en la agricultura fue, según Bo-
había revelado acerca de la disminución de rah, la importación de esclavos negros de
las remesas de oro y plata de América a Espa- África, el repartimiento de indios y el inicio del
ña desde 162514. Los estudios demográfi- peonaje en las haciendas19. El peonaje por
cos, así, sirvieron para realizar una nueva pe- endeudamiento se desarrolló también en 'la
riodización de la historia novohispana, más fabricación de hilados y tejidos20. Todo lo an-
acorde con el destino material de los terior tuvo fuertes consecuencias sobre el de-
hombres, y para comprender la reorganiza- sarrollo posterior de México: la disminución
ción de una sociedad que tendría consecuen- de la población indígena y el simultáneo incre-
cias importantes sobre la historia futura del mento de la población española propició el
país. Sigamos algunos pasos de la argumen- mestizaje, y se desarrolló desde finales del
tación de Borah. siglo XVI el peonaje por deudas y la gran ha-

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cienda que marcarían una buena parte de la historiografía económica novohispana. No
historia del país. han sido superadas en originalidad y profundi-
Pero veamos ahora lo que escribió Borah dad.
acerca de la influencia del derrumbe de la Pierre Chaunu, en su inmensa obra de
población sobre la producción minera, asunto 1955-1980 sobre Sevilla y el Atlántico23,
que más nos interesa aquí. También la deca- sostiene ideas afines a las de Borah cuando
dencia de la minería se debió, según Borah, a analiza la "gran depresión" en la Nueva Espa-
la escasez de mano de obra. Ejemplifica esta ña. Chaunu sostiene que la crisis en la Carrera
situación con el caso de las minas de Pachuca de Indias de 1622-1623 se manifestó, en lo
en las que antes de la epidemia de 1576- fundamental, por el derrumbe de las exporta-
1579 se empleaban cada semana 1108 in- ciones hacia la Nueva España. Estas,"que
dios reclutados en los alrededores, y en las representaban la mitad de las salidas en la dé-
que en 1580 se reclutaban solamente 711, cada de 1610, ya sólo representaban la cuarta
que en 1607 se redujeron a 350 y en 1661 a parte de las mismas en el quinquenio 1626-
19. "Los mineros —escribe Borah —, con la 1630. Y, puesto que el derrumbe de los
dificultad para obtener trabajadores y el pre- envíos hacia la Nueva España (que caen en
cio fijo de la plata, unidos al aumento de los un 71.8%) superó ampliamente el derrumbe
costos y los altos impuestos, obtenían, en el global de los envíos a América, "en Nueva
mejor de los casos, ganancias ínfimas"21. España, sin duda posible, se sitúa el primum
Francois Chevalier, en su clásico estudio mobile de esta grave crisis de ruptura que va
sobre la tierra y la sociedad novohispanas en a acarrear, en las implicaciones casi infinitas
los siglos XVI y XVII, que Borah pudo consul- de una inmensa reacción en cadena, el tráfico
tar en forma manuscrita, asocia el nacimiento de la Carrera y, aún más, toda la economía
del latifundio con la decadencia de la minería. europea y gran europea" 24.
Escribe Chevalier: Chaunu difiere de Borah en lo referente a
Hacia la primera década del siglo XVII, la la fecha del inicio de la crisis. Escribe Chaunu
prosperidad minera se derrumbó, y con que:
ella desapareció toda la fiebre de un capi- Veracruz y Acapulco (...) resumen, de
talismo naciente; la tierra venía a ser la manera casi perfecta, toda la economía
única fuente de ingresos. (...) Fue enton- de intercambio marítimo del reino no-
ces cuando la ocupación de vastos terre- vohispano; podemos, por tanto, situar
nos de pasto por los "señores de gana- muy precisamente la grave crisis de
dos" (...) tendió a cristalizar en el latifun- estructuras de la economía de intercam-
dio y la gran propiedad22. bios coloniales del reino de la Nueva Es-
Borah, ya lo vimos, relaciona tanto el na- paña justo después de 1620; se puede
cimiento de la hacienda como la decadencia notar asimismo la amplitud y simulta-
de la minería con el derrumbe de la población. neidad del accidente en todos los secto-
Aunque criticadas (como veremos a conti- res del espacio novohispano 25.
nuación), las aportaciones de Borah y Cheva- Para aplicar la explicación "poblacionista"
l i e r fueron fundamentales para la de la crisis, aun difiriendo sobre la fecha

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de la misma, Chaunu propone una bate y sin embargo sugiere una reinterpreta-
"hipótesis": la economía novohispana habría ción fundamental del problema. El descenso
podido superar cada crisis de población por de las exportaciones españolas hacia la
medio de una explotación más eficaz de la Nueva España no se debió, según Lynch, a la
mano de obra. Pero, después de 620, "algo decadencia novohispana. Sucedió, más bien,
dejó de funcionar": lo contrario:
El drama se sitúa entre 1620 y 1630. Los colonos empezaron a proveerse de
Sin que nada excepcional ni externo in- bienes para satisfacer sus propias nece-
tervenga, la masa global de la población sidades, con lo que empezaron a perder su
indígena del centro de México, reserva dependencia de las importaciones europeas;
de la economía colonial novohispana de- la creciente autosuficiencia del Imperio fue
bió, en su evolución descendiente, cru- un factor básico en la crisis del comercio de
zar el umbral de segundad y provocar Indias28. Y explica, más ampliamente, Lynch:
una mutación de la economía colonial. Es tentador atribuir la gran depresión del
Este umbral decisivo se ubicaría (...) un comercio americano al colapso de las
poco por debajo de los dos millones de economías coloniales. Pero fue la conse-
habitantes 26. cuencia de un cambio más que de un co-
En suma, para Chaunu, la crisis del siglo lapso. Si las colonias ya no alimentaban
XVII en la Nueva España no se explica direc- el comercio como lo habían hecho ante-
tamente por la epidemia de matlazáhuatl de riormente, ello fue debido en gran parte a
1 576-1 579, como lo sostiene Borah, ya que que estaban empleando su capital en el
la decadencia se da hasta la década de 1620. interior, en inversiones públicas y priva-
Chaunu sugiere entonces que la crisis se de- das. Más que esto: absorbían incluso los
sencadenó cuando la población indígena des- capitales españoles y europeos. (...) La
cendió por debajo del "umbral crítico" de dos crisis en la Carrera de Indias ocurrió no
millones de habitantes. La crisis novohispa- porque las economías americanas se es-
na, comprobable a partir de las cifras de co- tuvieran hundiendo, sino porque estaban
mercio en Veracruz y Acapulco -esto es, a desarrollándose y liberándose de su pri-
partir del comercio "externo"-, repercutió a mitiva dependencia de la metrópoli. Fue
su vez sobre la economía europea, provocan- ésta la primera emancipación de la Amé-
do prácticamente la crisis del XVII en Europa. rica Latina29.
La explicación de Chaunu resulta, pues, a la P.J. Bakewell, en su fundamental estudio
vez poblacionista y circulacionista: pobla- de 1971 sobre Zacatecas en los siglos XVI y
cionista en lo que se refiere a la crisis en el in- XVII30, retoma los argumentos de Lynch,
terior de la Nueva España, y circulacionista en enriqueciéndolos con el resultado de sus pro-
lo que se refiere a la constatación de la crisis pias investigaciones. A partir de la serie de la
y sus efectos sobre el "exterior". producción de plata en Zacatecas (entonces
La primera crítica a estos planteamientos principal región minera de la Nueva España)
de Borah y Chaunu provino de John Lynch, en que construyó31, situó el derrumbe después
196527. Lynch no aporta datos nuevos al de-

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de 1635, unos cincuenta y cinco años des- En lo referente al "umbral crítico" de
pués de la fecha dada por Borah y diez años Chaunu, Bakewell se pregunta: "¿por qué no
después de la dada por Chaunu. La escasez ha de ser el nivel crítico cinco millones o
de mano de obra nunca fue determinante en quinientos mil?" 35 . Además, le resulta
la producción de plata en Zacatecas, que ex- problemático a Bakewell "deducir una depre-
perimentó un fuerte auge en los treinta años sión económica general de derrumbamiento
siguientes a 1 600: del mercado" 36. De hecho, "Nueva España
Zacatecas -escribe Bakewell-, fundada se convirtió en un mal mercado en una época
poco antes de 1550 y por ello mucho en que su producción exportable más impor-
tiempo antes del derrumbe final de la tante, la plata, se producía probablemente a
población indígena que culminó con la grandes cantidades, quizá sin precedentes".
epidemia de 1576-1579, mantuvo su Y añade Bakewell, coincidiendo con Lynch:
prosperidad durante toda la segunda mi- "la economía de la Nueva España, lejos de es-
tad del siglo XVI, y se hizo aún más rica tar sufriendo una decadencia a comienzos del
en las primeras décadas del XVII 32. siglo XVII, se hizo más sana, por lo menos
El ejemplo que da Borah de Pachuca para hasta el grado de dar a la colonia la autosufi-
argumentar la escasez de mano de obra como ciencia alimenticia" 37. Así, el descenso del
causa del descenso de la producción minera comercio con España se debió a una "sustitu-
se le antoja a Bakewell poco afortunado: ción de importaciones" y a una mayor o más
El presentar esta reducción (de la mano prolongada circulación de la plata en el espa-
de obra) como prueba de la decadencia cio económico novohispano.
de Pachuca dista mucho de ser convin- Según Bakewell, finalmente, el descenso
cente, porque, como el mismo Borah se- de la producción de plata, en Zacatecas cuan-
ñala en un estudio posterior, con toda
do menos, se debió en lo fundamental a la re-
seguridad hacia mediados de siglo la ma-
ducción de las remesas de azogue a la Nueva
no de obra de los repartimientos fue sus-
España, debido a su desvío hacia las minas
tituida en gran medida en las minas por
del Perú, así como a una insuficiente inver-
trabajadores libres o sujetos mediante
deudas 33. sión en la minería. Esta opinión coincide con
Además, añadiríamos nosotros, Pachuca las de los contemporáneos, que atribuyeron
no es una mina representativa de las de la la crisis minera a los altos costos y al abaste-
Nueva España, que se encontraban predomi- cimiento insuficiente de mercurio38. Según
nantemente en la zona norte. La libertad y los los datos reunidos por Pierre y Huguette
altos salarios era un incentivo importante pa- Chaunu, de 1601 a 1650 la Nueva España
ra la migración hacia el norte. Es indudable la importó 129,377 quintales de azogue,
fuerte atracción que ejercían regiones como mientras que el virreinato del Perú importó
la de El Bajío, no sólo como región minera, si- 76,189 quintales que, sumados a los
no también como región agrícola-ganadera 239,224 quintales que se producían en
que debió también su auge al abasto de las Huencavelica, dan 315,413 quintales consu-
minas del norte, Zacatecas en particular34. midos en el Perú39. Esta inyección de mercurio
al virreinato del Perú, que normalmente lo

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exportaba, no pudo frenar el lento descenso Como se ve, el inicio de la devaluación de
de su producción minera40. De cualquier ma- la plata con respecto al oro coincide con la lle-
nera, permanecen oscuros los motivos de la gada masiva de plata americana a Europa. Pa-
Corona para desviar hacia el Perú el azogue ra mediados del siglo XVII, la plata se había
destinado a la Nueva España. devaluado en un 33%.
David Brading añade otros elementos a la En síntesis, la reducción de la producción
explicación. Antes de hacerlo, descarta los de plata en la Nueva España no puede ser
argumentos de la técnica insuficiente (por el explicada directamente por el derrumbe de la
contrario, en 1550 se comenzó a aplicar la población indígena; debe ser explicada to-
técnica de amalgamación con mercurio), los mando en cuenta la reducción del abasto de
impuestos excesivos a los que alude Borah (el mercurio (aunque la disminución de la pro-
quinto real impuesto a la producción de plata ducción de plata no fue tan grande, en Zaca-
se redujo a un diezmo) y el alto precio del tecas, como la reducción en el consumo de
mercurio (en realidad fue descendiendo a lo mercurio) y el descenso de la rentabilidad de
largo del siglo XVI hasta 1627, cuando per- las empresas mineras que vieron disminuir el
maneció constante hasta 1667)41. Brading precio relativo de la plata al mismo tiempo
señala la importancia de la inflación mundial que aumentaban los costos, todo lo cual oca-
del siglo XVI que subió precios y salarios. Esta sionó una disminución de las inversiones.
alza debió de haber continuado en la Nueva Así, resulta del estudio de la reducción de
España en el siglo XVIII, debido a la escasez la producción de plata en el siglo XVII que sus
de mano de obra, al estancamiento de la pro- causas son predominantemente "externas":
ducción agrícola, y a la mayor profundidad de la reducción del abasto de mercurio y la deva-
los tiros que aumentó los costos y los riesgos luación de la plata con respecto al oro y con
de las empresas mineras. Y añade Brading respecto también a las demás mercancías. El
otro argumento de peso, la devaluación de la aumento de los costos, por el contrario, debe
plata con respecto al oro que culminó en el relacionarse tanto con tendencias mundiales
siglo XVII. Earl Hamilton da al respecto las si- (alza de los salarios y de los precios de pro-
guientes cifras: ductos urbanos)43, como con tendencias
Proporciones bimetálicas: 1497-1654 específicamente novohispanas. La apre-
ciación correcta del peso relativo de cada uno
1497-1536 10.11/1 de estos factores constituye una tarea de la
historiografía económica.
1537-1565 10.61/1 Antes de pasar a la consideración del
1566-1608 12.12/1 siglo XVIII, conviene señalar dos problemas
acerca de lo anteriormente señalado.
1609-1642 13.33/1 En lo referente a la consideración como
1643-1650 15.45/1 "factor externo" de la reducción del abasto
de mercurio, es preciso hacer algunas consi-
Fuente: Hamilton, American treasure and the once revolution
in Spain 1501-1650. deraciones. La discusión de las tesis "circula-
Cambridge, Harvard University Press, 1934 p. 71. cionistas" de A.G. Frank ha permitido relati-

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vizar los términos de "interno" y "externo" - beneficio; pues de haber seguido preva-
razón por la cual siempre hemos preferido leciendo aquél a la suma de éstos, no se
entrecomillar estos términos- y plantear el ca- alcanza motivo que pudiera contener la
da vez más urgente problema de la unidad de progresión, nada menos que por el largo
análisis histórico. Cuando, por ejemplo, Juan espacio de cerca de un siglo. En este
Carlos Garavaglia escribe que: considerable intermedio, la uniformidad
Las formaciones económico-sociales co- y estancamiento de la minería debió mo-
loniales no tienen un modo de produc- tivarlos igualmente en el cultivo de los
ción hegemónico en el sentido "clásico" campos, en las diferentes clases de in-
de Marx, porque en última instancia el dustria particular y en la población del
dominio del sistema es exterior al espa- reino, como dependientes en lo general
cio dominado, del impulso de aquel motor esencial, y de
y que "el hecho colonial es el dominante en consiguiente se deben considerar en un
última instancia"44, está apuntando ya, de estado dependiente como él47.
hecho, que la unidad correcta de análisis de El XVII sigue siendo hasta la fecha, si ya
las sociedades coloniales hispanoamericanas no el "siglo olvidado" de la historia de Méxi-
debe de ser el imperio español, y no tal o cual co, sí el menos estudiado y conocido. Sin em-
colonia particular. La imposibilidad que José bargo, estudios como los de Simpson, Lynch
Carlos Chiaramonte ve de llamar "formación y Bakewell relativizan fuertemente la tesis del
social" o incluso "sociedad" a las sociedades XVII como siglo de la depresión en la Nueva
coloniales apunta hacia el mismo problema45. España. En particular, de lo anterior debe ha-
De cualquier manera, debe resultar claro que ber quedado claro que la depresión de la
la decisión de la Corona de desviar el envío de minería de 1630 a 1670 no implicó la depre-
azogue de la Nueva España hacia el Perú es sión de la economía novohispana en general.
un "factor interno", si lo consideramos, co- Como señalan Enrique Florescano e Isabel Gil,
mo debe de hacerse, en el marco de la lógica en el siglo XVII la Nueva España pudo "satis-
imperial, a la vez económica y política, que facer cada vez más sus requerimientos inter-
sólo resulta "externa" a un espacio restringi- nos y atender menos los de la metrópoli"48. Y
do con fines analíticos. sobre todo, la no coincidencia ya señalada
El segundo problema está relacionado entre la evolución de la población y la de la
con el efecto de "arrastre" al que se refiere producción minera en la Nueva España49, que
Carlos Sempat Assadourian46. Este autor se hace que la población primero se estabilice y
inspira en un escrito de Fausto de Elhúyar luego inicie su recuperación cuando la minería
que, por ejemplo, señala acerca del siglo estaba en crisis, es muestra clara de que la
XVII: crisis de la minería no arrastró consigo al con-
Aquel tiempo en que los rendimientos de junto de la economía y población novohispa-
las minas cesaron de progresar, debe nas. La recuperación de la población sólo era
contemplarse como el de equilibrio entre posible con el mejoramiento del nivel de vida
el valor de sus productos y los gastos y (esto es, de alimentación, básicamente) de
afanes que se impendían en su laborío y los hombres, lo cual disminuye la mortalidad

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y aumenta la fertilidad, y esto sólo era posible reproducción de la sociedad novohispana que
si prosperaba la situación interna de la colo- la "exportación" de plata hace necesaria50.
nia. El siglo de la depresión fue, más bien, un
siglo de menor explotación.
Esta prosperidad, es necesario aclararlo,
comenzó antes del inicio de la decadencia mi- Regresemos, para finalizar, al problema
nera, si aceptamos que el descenso del co- de lo "interno" y de lo "externo", referido,
mercio con España, que comienza según esta vez, al siglo XVIII. La crítica que Claude
Chaunu en la década de 1 620, es un indica- Morin dirigió a David Brading, acerca de la
dor de la creciente autosuficiencia de la producción de plata en Guanajuato, es una
Nueva España. La prosperidad novohispana buena manera de abordarlo.
del siglo XVII, de haber existido, no puede ser Mientras que Brading analiza únicamente
entendida, por tanto, como efecto de la deca- la época de las reformas borbónicas y, en lo
dencia de la minería, ni se puede establecer que se refiere a la producción minera, basán-
una relación de proporción inversa, simétrica dose en la serie construida por Humboldt,
a la que concebía Elhúyar, entre el desarrollo Morin construye una serie nueva para todo el
minero y el del conjunto de la economía. siglo XVIII. Morin constata que tanto la pobla-
Otros factores, como la política gubernamen- ción, como la producción minera y la produc-
tal -lo veremos más adelante-, son fundamen- ción agrícola crecieron más en la primera que
tales en la resolución del problema de las rela- en la segunda mitad del siglo, al revés de lo
ciones entre auge minero y prosperidad inter- que se pensaba. Así, según Morin, el creci-
na. miento económico de la segunda mitad del
El efecto de "arrastre" debe, pues, ser siglo no fue un efecto de la política ilustrada
entendido en términos no meramente cuanti- de los borbones. Por el contrario, según Mo-
tativos, como lo hace Elhúyar, y requiere de rin, ésta más bien contribuyó a aplastar la
estudios cuidadosos, como los de Assa- economía novohispana con excesivas imposi-
dourian. Es indudable que la situación colo- ciones fiscales. Precisamente, fue el creci-
nial de la Nueva España, su inserción en el sis- miento desproporcionado de las recauda-
tema mundial mediada por su situación de co- ciones fiscales en la segunda mitad del siglo
lonia española, determinó a la producción mi- el que creó la "ilusión ideológica" que induce
nera -o, si se prefiere, al "sector externo"- a confundir la prosperidad del príncipe con la
como "dominante". Sin duda, por lo tanto, la de la nación51. La información y la argumen-
clave principal de la organización del espacio tación general de Morin son convincentes, a
económico novohispano reside en la evolu- reserva de ver si son extrapolables al conjun-
ción y características de esta "producción to de la Nueva España. Su crítica a Brading,
dominante". Pero ya no se trata solamente sin embargo merece ser considerada con más
de ver si las distintas producciones y la pobla- detenimiento.
ción adoptan una evolución paralela, "depen- Resumamos rápidamente las ideas criti-
diente" a la de la producción de plata, sino cadas de Brading. Según él, la expansión de
sobre todo de estudiar la peculiar forma de la minería en el siglo XVIII "obedecería a me-

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carlismos internos; al contrario de la que tuvo manda del "peso fuerte" mexicano en los sis-
lugar en el siglo XIX, no fue dependiente ni de temas internacionales de pagos hablan las
la técnica ni del capital extranjeros, ni tampo- fuertes transferencias de plata de España a
co fue, como la del siglo XVI, un florecimiento Europa y de Europa a Oriente, "barril sin fon-
espontáneo por consecuencia de nuevos do de la plata"54. El incremento de la acuña-
descubrimientos". Y añade Brading más ade- ción de moneda en aquel siglo, consecuente-
lante: mente, es un reflejo de la participación de la
México no contaba con un mercado de Nueva España en un mercado mundial, como
plata, estrictamente hablando, porque la productora de una mercancía -la plata- cuyo
ley disponía que toda la plata fuera acu- predominio en sus exportaciones es una clara
ñada; el producto final de la minería era señal de su papel de mercado colonial"55.
la moneda, principalmente las famosas Fierre Vilar aporta más argumentos en el
piezas de a ocho conocidas por todos. sentido de los de Morin. Señala un factor que
Así pues, sus minas y haciendas de be- Brading inexplicablemente omite (puesto que
neficio no hacían más que producir la sí lo había mencionado al hablar del siglo
materia prima con la que se manufactu- XVII): "La baja de los precios-metal en el siglo
raba el producto terminado, y como la XVII incitó a la búsqueda y a la nueva explota-
moneda de plata tenía una equivalencia ción de las minas americanas"56. Pero, a di-
fija con el oro que no sufrió cambios ferencia del siglo XVI en el que la llegada ma-
apreciables durante el curso del siglo siva de plata americana contribuyó a la "re-
XVIII, así el minero no recibió nunca un volución de los precios" en Europa57, en el
estímulo del mercado que abastecía. El siglo XVIII el desarrollo demográfico, agrícola
análisis de la minería puede dejar a un la- e industrial europeo (las revoluciones de-
do la función de la demanda, porque la mográfica, agrícola e industrial) "no puede
curva de la producción fue determinada ser de origen esencialmente monetario"; por
únicamente por los cambios en la organi- el contrario este desarrollo es el que atrae al
zación de los abastecimientos52. dinero americano58.
Para Morin 53 , en cambio, "la exporta- Una vez más, entonces, esta vez para el
ción mexicana queda inscrita dentro de una siglo XVIII, los "requerimientos del exterior"
coyuntura mundial" y "la demanda europea resultaron fundamentales en el desarrollo mi-
es la que guía el juego y 'telecomanda' la nero novohispano. La argumentación de Mo-
oferta americana". Cuando Brading, argu- rin, sin embargo, aunque correcta en lo fun-
menta Morin, se refiere a la equivalencia fija damental, resulta demasiado apresurada. Si
del oro y la plata en el siglo XVIII, confunde aceptamos que el auge de la minería novohis-
causa y efecto, pues todo el apoyo prodigado pana en el siglo XVIII se explica por la inser-
por el gobierno a los mineros podría "ser la ción de la Nueva España en el mercado mun-
expresión de un aumento de la demanda, el dial y que esta demanda mundial se expresó
cual, no pudiendo traducirse en una reva- en la segunda mitad del siglo en las medidas
luación de la plata-metal, se usa para reducir tomadas por los borbones para favorecer la
los costos de producción". Sobre la alta de- minería, queda cuando menos una pregunta

66
sin respuesta: ¿de qué manera se expresó pa- por la repartición del excedente: decretos de
ra los mineros esta demanda creciente de pla- comercio libre, racionalización de la Real Ha-
ta en la primera mitad del siglo, si la equiva- cienda, autorización a la creación de nuevos
lencia entre oro y plata permaneció estable consulados de comerciantes, abolición de los
durante todo el siglo? O, en términos más ge- alcaldes mayores y corregidores, y prohibi-
nerales: ¿cómo se manifiesta concretamente ción del "repartimiento forzoso de
a los mineros la mayor o menor demanda mercancías", etc.
mundial de plata? Pero la Corona y el capital comercial no
Los mineros -en la medida en que sola- sólo chocaban en sus intereses; sus lógicas
mente son mineros y no mineros y comer- eran diferentes. La lógica del capital comer-
ciantes a la vez, aunque esto no altere sus- cial era una lógica meramente económica de
tancialmente los términos del problema-, ca- búsqueda de un excedente dinerario siempre
nalizaban su producción excedente hacia la mayor. El capital comercial, por tanto, reac-
Corona (por la vía de diversos impuestos), por ciona de manera inmediata frente a los movi-
un lado, y hacia él capital comercial (en su pa- mientos dé la demanda internacional de nu-
pel de canalizador del excedente y de habilita- merario. A mayor demanda de plata, mayor
dor)59, por el otro. El dinero gastado por los inversión en la minería (como habilitador o co-
mineros, productiva o improductivamente, mo productor), y a menor demanda de plata,
afluía tarde o temprano, a través de un núme- mayor inversión en otras actividades (agricul-
ro variable de mediaciones, hacia los mismos tura, usura, iglesia, etc.). Su lógica, aun limi-
agentes: la Corona y el capital comercial (ade- tada por una infinidad de trabas propias de
más, por supuesto, de la iglesia). Todo análi- una sociedad colonial y precapitalista, es una
sis de la demanda de plata en la Nueva Espa- lógica capitalista -o, como prefiere escribir
ña, por lo tanto, debe concentrarse en estos Morin60, capitalística.
dos agentes diferenciados. La lógica de la Corona es diferente. Sólo
En efecto, sus intereses no eran siempre está relacionada con la coyuntura económica
los mismos, en la medida en que compartían mundial a través de los precios de la plata
un mismo excedente no susceptible de ser americana y de los productos europeos con
incrementado infinitamente. Desde finales los que se abastece y a través de los no poco
del siglo XVI, la Corona concedió al capital numerosos comerciantes que se arriesgaban
comercial funciones cada vez más amplias de prestándole dinero. Pero las necesidades de
gobierno y de recaudación de impuestos. Ha- dinero de la Corona, su "demanda" de
cia mediados del siglo XVIII, la Corona se dio plata, era una constante urgencia y proviene
cuenta de que el capital comercial, sólida- de necesidades no inmediatamente
mente organizado en el Consulado de Comer- económicas61: las necesidades que hacen ne-
ciantes de la Ciudad de México, se estaba cesarias el mantenimiento, extensión y de-
apropiando de una parte excesivamente gran- fensa de un imperio. Así, por ejemplo, en el
de del excedente. Los golpes que recibieron siglo XVII, época de escasa demanda interna-
los comerciantes durante el último tercio del cional de plata, "los esfuerzos de Madrid para
siglo XVIII se inscriben en el marco de la lucha mantener el predominio español en la Europa

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occidental frente a dificultades y oposiciones
crecientes, intervinieron (...) en la notable in- ción de la población-, el auge minero del siglo
tensificación de la presión fiscal sobre Méxi- XVIII no parece haber ocasionado la prosperi-
co"62. Que los habsburgo no hayan conse- dad general de la Nueva España. Morin de-
guido incrementar sus ingresos fiscales tanto muestra, para el obispado de Michoacán en el
como los borbones ¡lustrados es otro asunto. siglo XVIII, que la población no aumentó tanto
Lo importante es destacar la lógica predomi- como anteriormente se creía, que aumentó
nantemente política de la Corona, práctica- más en la primera que en la segunda mitad del
mente independiente de las fluctuaciones siglo (¿cómo resultado del impulso iniciado en
económicas europeas. ¿Por qué, entonces, la segunda mitad del siglo XVII?) y que
relacionar, como lo hace Morin, la política aumentó más que la producción de alimen-
borbónica de apoyo a la minería con la de- tos, lo cual disminuye la ración de alimentos
manda europea de plata? por persona63. Este panorama no contradice
Si bien es necesario tener en cuenta las en nada la imagen de un catastrófico siglo
dos demandas de plata novohispana -la de- XVIII que dan Cooper y Florescano64. De
manda "económica" que expresa a través hecho, el indudable y decidido incremento de
del capital comercial la coyuntura económica la población novohispana en el siglo XVIII, a
mundial y la demanda "política" que expresa pesar de tantas y tan mortíferas crisis
las permanentes necesidades de la Corona agrícolas y epidemias, es una verdadera para-
española-, resulta inadecuada, o poco pru- doja de la historia mexicana. Brading y Wu, y
dente, la utilización de los términos de "ofer- Cook y Borah sugieren una desaceleración del
ta" y "demanda" en el análisis del problema ritmo de crecimiento de la población novohis-
del motor de la producción minera, ya que pana a partir de 1 760. Hasta qué punto esta
esos términos evocan una autonomía de lo información es extrapolable, y hasta qué punto
económico y un libre juego del mercado ine- es posible relacionarla con la política de los
xistentes. borbones y su aplastante incremento de las
Una palabra más sobre el "efecto de recaudaciones fiscales, es asunto que, como
arrastre" al que nos hemos referido más arri- tantos otros, constituye materia de investiga-
ba. De la misma manera que la decadencia de ción y reflexión para los historiadores econó-
la minería en el siglo XVII parece haber co- micos.
existido con una prosperidad relativa de la co- El presente trabajo aspira a estimular esa
lonia -manifestada por el inicio de la recupera- reflexión.

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NOTAS:

1) Peggy Korn Liss, "México en el siglo XVIII. Algunos 12) Sherburne Cook y Lesley Byrd Simpson, The population of
problemas e interpretaciones cambiantes", Historia Mexi- central México in the sixteenth century, Berkeley y Los
cana, vol. XXVII, n.2, 1977, pp. 273 y ss. Angeles, University of California Press, 1948.
2) Afirmamos que la unidad de los diferentes aspectos del 13) Borah, siguiendo a Cook y a Simpson, consideraba enton-
todo social que aparece en estos trabajos es empírica, ces que la población indígena se derrumbó de once millo-
porque no corresponde ni responde a ninguna problemáti- nes en 1 51 9 a un millón y medio alrededor de 1 650, y
ca acerca del funcionamiento, reproducción e historicidad que comenzó a recuperarse sólo hasta el siglo XVIII (lo
de la sociedad colonial. cual es coherente con su concepción del XVII como "siglo
3) Ver, por ejemplo: David Brading, Mineros y comerciantes de la depresión en Nueva España) (Borah, op. cit. p. 39).
en el México borbónico, México, Fondo de Cultura Econó- Posteriormente, Cook y Borah modificaron su apre-
mica, 1975, y Haciendas and ranchos in the mexican ciación: consideraron aún más amplia la magnitud del
Bajío, Cambridge University Press, 1978; Reinhardt derrumbe -de veinticinco millones a menos de un millón- y
Liehr, Ayuntamiento y oligarquía en Puebla, México, Sep- ubicaron alrededor de 1 650 el punto más bajo y de inicio
setentas, 1976; Eric Van Young, Hacienda and market in de la recuperación de la población, sin por ello retomar el
eighteenth century México. The Guada/ajara región, Ber- problema de la depresión en el XVII.
keley, University of California Press, 1 981; John Tutino, 14) Borah, op. cit., pp. 27-31. Conviene recordar que el clási-
Creo/e México: spanish élites, haciendas and indian co estudio de Eric Hobsbawm sobre "La crisis general de
towns, 1750-1810, Ann Arbor, Michigan, University la economía europea en el siglo XVII" es de 1954. A.D.
Microfilms, 1978; Richard Barry Lindley, Kinship andcre- Lublinskaya señala el largo tiempo que tardó "el siglo de
dit in the structure of the Guadalajara 's oligarchy, Austin, Luis XIV" en recibir la denominación de "el siglo de la cri-
The University of Texas at Austin, 1 976; Brian Hamnett, sis general" ¡La crisis del siglo XVII y la sociedad del abso-
Política y comercio en el sur de México, México, Instituto lutismo, Barcelona, Crítica, 1979, p. 13).
Mexicano del Comercio Exterior, 1976. 15) Borah, op. cit., p. 92.
4) Brading, Mineros y comerciantes..., op. cit., Enrique Flo- 16) Ibid., p. 99.
rescano e Isabel Gil, "La época de las reformas borbóni- 17) Ibid., pp. 101-102.
cas y al crecimiento económico, 1 750-1808", en Histo- 18) Ibid., pp. 102-103.
ria general de México, II, México, El Colegio de México, 1 9) Ibid., pp. 109, 113, 118 y ss.
1976. 20) Ibid., p. 128.
5) Claude Morin, Michoacán en la Nueva España del siglo 21) Ibid., pp. 91-93.
XVIII, México, Fondo de Cultura Económica, 1979. 22) Frangois Chevalier, La formación de los latifundios en Mé-
6) Arístides Medina Rubio, Elementos para una economía xico, México, Fondo de Cultura Económica, 1976, p.
agrícola: Puebla, México. El Colegio de México, 1974, 374.
(tesis). 23) Pierre Chaunu, Sévilleet l'Atlantique. Tome VIII. Conjonc-
7) En el Seminario de Historia de la Agricultura de la Direc- ture. París, Instituí de Hautes Eludes de l'Amérique Lati-
ción de Estudios Históricos, INAH. Ver también: Flor Hur- ne, 1959.
tado, Dolores Hidalgo: estudio económico, 1 740-1790, 24) Ibid., p. 1529, 1535, 1553 y 1557.
México, Instituto Nacional de Antropología e Historia - Di 25) Ibid., p. 1 55B,
rección de Estudios Históricos, 1974; Silvia Galicia, Pre- 26) Ibid., p. 1559.
cios y producción en San Miguel el Grande, 1661-1803, 27) John Lynch, España bajo los Austrias, 2 vols., Barcelona,
México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Península, 1972.
1975. 28) Ibid., vol. 2, p. 263.
8) En un trabajo en preparación de Rodolfo Pastor en El Cole- 29) Ibid., p. 272.
gio de México. Ver: Elias Trabulse (coordinador), Fluc- 30) Peter Bakewell, Minería y sociedad en el México colonial.
tuaciones económicas en Oaxaca durante el siglo XVIII, Zacatecas 1546-1 700, México, Fondo de Cultura Econó-
México, El Colegio de México, 1 979. mica, 1 976, pp. 305 y ss. Ver también, del mismo autor:
9) Woodrovv Borah, El siglo de la depresión en Nueva Espa- "Presentación", incluida en Borah, op. cit.
ña, México, Sepsetentas, 1975. 31) Bakewell, Minería y sociedad..., pp. 335 y 339.
10) George Kubler, Mexican architecture in the sixteenth cen- 32) Ibid., p. 310.
tury, New Haven, Yale University Press, 1948. 33) Ibid., p. 308.
11) George Kubler, "Population movements in México", His- 34) Eric Wolf, "El Bajío en el siglo XVIII. Un caso de integra
panic American Historical Review, vol. xxii, 1942. ción cultural", en David Barkin (ed.), Los beneficiarios del

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desarrollo regional, México, Sepsetentas, 1972. colonial. El caso del espacio peruano, siglo XVI",
35) Bakewell, Minería y sociedad..., p. 313. en Enrique Florescano (comp.), Ensayos sobre el
36) Ibid., p. 315. desarrollo económico de México y América Latina,
37) Ibid., p. 317. México, Fondo de Cultura Económica, 1979.
38) Brading, Mineros y comerciantes..., p. 28. Fabián Enrique Florescano y Alejandra Moreno Toscano,
de Fonseca y Carlos de Urrutia, Historia general de "El sector externo y la organización espacial y
Real Hacienda, México, impresa por Vicente G. regional de México (1521-1910)", Contemporary
Torres, 1845, vol. I, p. 31 1. México, Berkeley y México, University of California
39) Chaunu, op. cit., pp. 1974-1975. Press y El Colegio de México, 1 976. Ángel
40) Alejandro de Humboldt, Ensayo político sobre el Palerm, "Sobre la formación del sistema colonial:
reino de la Nueva España, México, Porrúa, 1966, apuntes para una discusión", en Ensayos sobre
p. 41 1; David Brading y Harry Cross, "Colonial el desarrollo..., cit.
silver mining: México and Perú", Híspanle 51) Conviene notar, al margen, que Morin, a diferencia
American Historical Review, vol. MI, n.4, 1972, p. de Bra ding, construye sus curvas sobre papel
576. semilogarítmico, lo cual le permite hacer más
41) Brading, Mineros y comerciantes..., pp. 27-28. visibles las tasas de crecimiento que los
42) Fausto de Elhúyar, Memoria sobre el influjo de la aumentos absolutos de la producción.
minería . en la industria, población y civilización de 52) Brading, op. cit., pp. 180-182.
la Nueva España, México, Consejo de Recursos 53) Morin, op. cit., pp. 98-100.
Naturales no Renovables, 1964, p. 48. 54) Ver también, Palerm, op. cit., pp. 98 y ss.
43) Wilhelm Abel, Grises agraires en Europa, XIII-XX 55) Como se ve, esta discusión no carece de relaciones
siecles, París, Flammarion, 1973. con la que sostuvieron recientemente D.C.M. Platt
44) Juan Carlos Garavaglia, "Presentación", en y los Stein; véase: "Dependency in nineteenth
Modos de producción en América Latina, century Latin Ameri ca. An historian objects",
Córdoba, Cuadernos de Pasado y Presente, "D.C.M. Platt: the anatomy of 'autonomy'" y "The
1973, pp. 14-15. anatomy of 'autonomy' (whatever that may
45) José Carlos Chiaramonte, "El problema del tipo mean): a reply", Latin American Research Re
histórico de sociedad: crítica de sus supuestos", view, vol., xv, n.1, pp. 11 3-149.
Historia y so ciedad, 2a. época, no.5, 1975. Las 56) Pierre Vilar, Or et monnaie dans l'histoire (1450-
ideas de Chiaramonte coinciden, curiosamente, 19201, París, Flammarion, 1974, p. 317.
con las de Wallerstein (El moderno sistema 57) En la segunda edición de su Mediterráneo
mundial. La agricultura capitalista y los orígenes (1966), Fernand Braudel crítica agudamente las
de la economía-mundo europea en el siglo XVI, tesis de Hamilton que él mismo había sostenido
México, Siglo XXI, 1 979), dadas a conocer casi al en la primera edición (1 949): El Mediterráneo y el
mismo tiempo. El problema, sin embargo, mundo mediterráneo en la época de Felipe II,
requiere de un trata miento mucho más extenso. México, Fondo de Cultura Económica, 2a. edición,
Pueden ser tomados en cuenta, como punto de 1976. Véase también los interesantes argumentos
referencia, las opiniones de dos historiadores: antimonetaristas de Abel, op. cit.
Ciro Cardoso y Héctor Pérez Brignoli, Historia 58) Vilar, op. cit., pp. 317-325.
económica de América Latina, vol. I, Barcelona, 59) Garavaglia, op. cit., pp. 8 y 9; Brading, Mineros y
Crítica, 1979, pp. 81-89. comerciantes..., pp. 206 y ss.
46) Carlos Sempat Assadourian, "La organización 60) Morin, op. cit., p. 301.
económica espacial del sistema colonial", México, 61) Utilizamos el término "económico" en el sentido
El Colegio de México, 1980. Mecanoescrito. que define Ernesto Laclau: "la esfera de lo
47) Elhúyar, op. cit., p. 49. Sobre la influencia de los económico (...) es la esfera de las mercancías, el
escritos de Elhúyar en la primera mitad del siglo mercado", Política e ideología en la teoría marxista.
XIX, consúltese a Roben Potash, El Banco de Avío Capitalismo, fascismo, populismo, Madrid, Siglo
de México; el fomento de la industria, México, XXI, 1978, p. 82.
Fondo de Cultura Económica, 1 959. 62) Jonathan Israel, "México y la 'crisis general' del
48) Florescano y Gil, op. cit., pp. 188-189. siglo XVII", en Ensayos sobre el desarrollo...,
49) Sobre este punto, ver el trabajo inédito de José cit., p. 153.
Carlos Chiaramonte, Población y desarrollo en la 63) Morin, op. cit., pp. 59 y 103.
Nueva España. 2 vols., México, Instituto de 64) Donald Cooper, Las epidemias en la ciudad de
Investigaciones Sociales, 1980, vol. i, pp. 1 5 y México, 1761-1813, México, Instituto Mexicano
ss. del Seguro Social, 1980; Enrique Florescano,
50) Carlos Sempat Assadourian, op. cit., y "La Precios del maíz y crisis agrícolas (1708-1810),
producción de la mercancía dinero en la formación México, El Colegio de México, 1969.
del mercado interno

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