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Cómo la contaminación y los gases

de efecto invernadero afectan ya al


Sahel
Un estudio demuestra por primera vez que la evolución de las
precipitaciones en una región durante el siglo XX ha estado directamente
afectada por las emisiones humanas

ALESSANDRA GIANNINI
5 ABR 2019 - 01:36 COT

Durante la última década, muchos países de la región del Sahel —la franja
semiárida del sur del Sáhara que se extiende desde Senegal hasta Etiopía
— han estado sumidos en diversos conflictos. La población de estos
países está creciendo, lo que implica que los recursos son cada vez más
escasos. Además, las formas de vida basadas en la agricultura son cada
vez más inciertas debido a la alta variabilidad del clima. Se ha podido
relacionar estos sucesos en la región con el cambio climático.

Durante los últimos 100 años se han producido grandes fluctuaciones en el


clima de la región. A las abundantes lluvias en las décadas de los cincuenta
y los sesenta sucedieron pertinaces sequías en los setenta y los ochenta.
Desde mediados de los noventa, la zona se caracteriza por la alternancia de
buenos y malos años.

Nuestras últimas investigaciones atribuyen esta evolución del clima a las


emisiones producidas por la quema de combustibles fósiles. Nuestro equipo
ha demostrado que los modelos climáticos mundiales más recientes pueden
explicar las persistentes sequías en el Sahel cuando se incluye información
sobre la emisión de sustancias contaminantes y de gases de efecto
invernadero. También han constatado el potencial de estos modelos, ya que
pueden simular de manera fiable cambios en la temperatura de los océanos
y en las precipitaciones regionales a partir de observaciones del mundo real.

Esta es la primera vez que se ha demostrado que la evolución de las


precipitaciones en una región durante el siglo XX ha estado directamente
afectada por las emisiones humanas, concretamente de sustancias
contaminantes y gases de efecto invernadero. También es la primera vez
que se propone un único argumento que explica de forma coherente tanto
las fluctuaciones naturales como los cambios causados por la actividad
humana. La base que sustenta esta teoría es la influencia de los océanos
en el clima regional.

La sequía del Sahel


La lluvia del Sahel proviene de la humedad que los vientos del
monzóntransportan desde el Atlántico Norte. A medida que el aire se eleva,
este se enfría y condensa la humedad, que cae en forma de lluvia. Cuanto
más se caliente el Atlántico Norte, mayor será la cantidad de humedad que
se evapore de su superficie y se desplace hacia tierra, y más húmedo será
el Sahel.
Aunque el aire se eleve de forma local, también depende del mismo
fenómeno a escala mundial. Por ejemplo, durante un evento climático como
El Niño, el aire se eleva sobre un Pacífico tropical mucho más cálido y
desciende en otros lugares, causando sequías generalizadas. Durante la
segunda mitad del siglo XX, los gases de efecto invernadero calentaron los
océanos tropicales, lo que provocó que las condiciones para que el aire
ascendiera en otras zonas fueran desfavorables.
Del mismo modo, las emisiones de pequeñas partículas sólidas que emiten
las centrales eléctricas de carbón, conocidas como aerosoles de sulfato,
aumentaron como consecuencia de la reconstrucción de la economía tras la
Segunda Guerra Mundial. Esto enfrió el Atlántico Nortede manera directa,
reflejando la radiación solar y, de manera indirecta, favoreciendo la
formación de nubes que, a su vez, reflejan la radiación entrante.

El análisis de un total de 29 modelos climáticos mundiales llevado a cabo


por nuestro equipo muestra que la combinación del calentamiento de los
océanos tropicales, causado por los gases de efecto invernadero, y el
enfriamiento del Atlántico Norte, causado por los aerosoles de sulfato, que
caracterizaron la segunda mitad del siglo XX, condujeron a la sequía del
Sahel.

El estudio también demuestra que, a pesar del papel de los gases de efecto
invernadero en el pasado, el cambio climático no conducirá necesariamente
a la sequía en el Sahel.

Ahora que las emisiones de aerosoles de sulfato se han reducido


drásticamenteen torno al Atlántico Norte, gracias a la legislación
medioambiental destinada a reducir la lluvia ácida y las consecuencias para
la salud pública de la contaminación, el calentamiento del Atlántico Norte ha
repuntado.
Por lo tanto, las predicciones de condiciones más húmedas debido al
calentamiento están en sintonía con la explicación que se ha dado: el aire
puede ahora elevarse sobre el Sahel, impulsado por el aumento de la
humedad debido al calentamiento del Atlántico Norte, desafiando las
precipitaciones impuestas por el calentamiento de los océanos tropicales en
otros lugares. Las predicciones también están en consonancia con
tendencias emergentes en la observación de un ciclo del agua más
dinámico: los episodios de precipitaciones más intensos, aunque quizás
menos frecuentes, que han conducido a episodios recurrentes
de inundaciones durante la década pasada.
Futuras políticas
La atribución de la sequía del Sahel a las emisiones demuestra que el
cambio climático es real y ya está aquí. Existe tecnología para adaptarse a
las sequías y a la variabilidad del clima en general. Esta tecnología incluye
previsiones climáticas estacionales y prácticas de gestión de la tierra tales
como la agrosilvicultura, la agricultura de conservación y la conservación de
la tierra y el agua, que ya desempeñan un papel en el desarrollo de
estrategias de adaptación.

De cualquier modo, dadas las presiones sociales ya mencionadas al


comienzo, para seguir la senda del desarrollo, el Sahel necesita diversificar
su economía más allá de la agricultura. Esto requerirá mucha más energía
de la que actualmente se produce en el Sahel. En el contexto global de
políticas relativas al cambio climático, la mitigación de sus problemas
derivados ofrece la oportunidad de desarrollarse de manera sostenible, con
el apoyo necesario para una transición hacia las energías renovables,
especialmente atractiva en una región con abundante sol y viento.

Este artículo fue publicado originalmente por The Conversation. Traducido por
Silvia Munín con la colaboración de Casa África.
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