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Este fragmento será de extrema utilidad para los que no saben qué harán con su vida y para los
que quieren corregir rumbos... (Aparte de comprender muchas cosas sobre el modo de vida de las Antiguas Civilizaciones) Los
"tachados" son entre guiones, que Google convierte en tachón.
Fragmento del Capítulo XXIV - La Vocación de Nuptahek
(del Libro FARAÓN)
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podéis hacer más cosas que las que ahora imagináis. Algunas vocaciones requieren el saber hacer muchas cosas que parecen propias
de otros oficios… Pero es importante que las repaséis todas y no os quedéis en el ejercicio, con aquellas que os deslumbren…
- ¿Y cómo voy a saber cuántas profesiones hay, Faraón? Apenas si conozco las de los talleres de Karnak, de algunos campos de
cultivos y las de los puertos…
-Pero es importante continuar con todas las posibles, por lo que tendréis que pedirle a vuestro padre que os lleve a recorrer otras
ciudades. Decidle que me vea esta noche después de la reunión del Concejo y le daré las indicaciones pertinentes para que viajéis con
él y con vuestra madre por unos cuántos días.
-¡Me voy de viaje!... ¿Y no importa que aún no estén mis padres en época de sus vacaciones?
- Así es. Os doy mi promesa de Faraón, de que vais a viajar con ellos lo necesario para descubrir vuestra vocación. Mientras más
profesiones podáis conocer e imaginar, aunque demoréis más de los treinta días que os he dicho, más seguridad iréis teniendo de lo
que os gusta. Al cabo de los treinta días tendréis trescientas profesiones u ocupaciones analizadas y seguramente vais a tener que
comenzar en ese momento a descartar las que no pasan de “cinco” en vuestra calificación de capacidad y al menos “ocho” en la
calificación de placer. Si ninguna ha alcanzado esas calificaciones, vais a tener que continuar. Si muchas han alcanzado eso, tendréis
que hacer la selección y repetir con ellas la práctica de imaginar que la realizáis.
-Y yo que creía que valía con un consejo vuestro…
-Y os vale mi consejo, pero ni siquiera un Faraón puede definir la vocación de una persona. Sólo sabe uno mismo, en su interior, qué
es lo que debe hacer en la vida, pero no suele ser fácil descubrirlo. Cuando hayáis encontrado una o dos que os tienen casi
convencida, es conveniente que paséis a realizarlas de verdad, trabajando unos días para aprender más. Por ejemplo: Supongamos
que encontráis que la jardinería es lo vuestro… (es sólo una suposición), pues vais con vuestro padre y trabajáis con él aprendiendo
todo lo posible.
-Eso ya lo he hecho, Faraón. Mi padre dice que tengo buena mano para las plantas, pero soy muy pequeña para algunos trabajos del
jardín. ¡Me gusta mucho, incluso más que cocinar…! Cuando sea mayor podré hacer más cosas en la jardinería… Me he dado cuenta
que esa puede ser una vocación mía…
-Puede que os hayáis "dado cuenta" que es una vocación, pero algo en vuestro interior os dirá que no es así si no estáis dispuesta a
trabajar de jardinera toda la vida…
-¿Toda la vida?... Hummm, No, toda la vida no…
-Pues entonces, podéis seguir trabajando y aprendiendo a cultivar plantas y hacer jardines porque será un “talento”, pero no será la
“vocación”. Es bueno ponerse a trabajar en vuestros talentos, pero seguid buscando vuestra verdadera vocación. El trabajar con un
talento facilita el hallazgo de la vocación verdadera. Cuando se encuentra la vocación, no vais a querer dedicaros a otra cosa en toda
vuestra vida y os tienen que parar para que dejéis de trabajar, porque el "trabajo" es una diversión, una pasión, un placer. Si no se
trabaja en lo que es de la vocación, más se parecería a un castigo…
-Aún falta mucho para ponerse el sol, Faraón, así que como he entendido muy bien lo que me habéis aconsejado y lo haré al pie de la
letra, ahora os haré unas preguntas… ¿Podré ser Feliz de verdad si encuentro mi vocación?
-Vuestros padres os han educado muy bien y seguro que también vuestros maestros. Os han dicho que la felicidad no está completa
si no se trabaja con vocación. ¿Haríais cualquier cosa por ser feliz?
-¡Cualquier cosa no, Faraón!
-Pero a todo el mundo le gusta ser feliz…
-Sí, pero yo sólo haría lo que tenga que hacer para que los demás sean felices… Y claro, si hago lo que me hace feliz, haré feliz a los
demás y si hago felices a los demás yo también seré feliz… ¿No es así?
-Sí, pequeña. Es así. -decía Isman acariciando la rubia cabecita de la niña- Sólo podréis ser feliz cumpliendo con vuestro destino. Por
eso os digo que tenéis derecho a ser feliz, pero en cierta forma, también la obligación ética. Quien no es Feliz, no puede dar Luz al
Mundo. Mirad a vuestro padre cuando trabaja con las plantas… ¿Cómo lo veis?
-Feliz, Faraón. Aquí casi todo el mundo es tan feliz que si miro con toda la vista me quedo sin ver, porque es como mirar al sol.
-¿Con toda la vista?
-Claro, como hacéis Vos, algunas veces. Os he visto cómo lo hacéis en dos reuniones del Concejo… ¿No os molesta que os haya
espiado un poquito, verdad?
-¿Y por qué me espiabais? -dijo Isman sonriendo y sorprendido.
-Porque desde el primer día de escuela, tuve la sensación de que debía aprender mucho sobre Vos, más que de mis padres y mis
maestros. Los sacerdotes Akhmadi y Ankhana son maravillosos padrinos y maestros, me enseñan muchas cosas, igual que mis padres,
pero Vos… enseñáis a todo el mundo con vuestras acciones. ¿Os he molestado, Faraón?
-No, querida de mi Alma - decía Isman intentando inútilmente contener las lágrimas - No es molestia alguna, me habéis hecho
emocionar. Pero no lo digáis a nadie, os lo ruego. Ni siquiera a vuestros padres. O se pensarán que soy un viejo llorón.
-Sé guardar un secreto, si me lo pedís. Y perdonad, Faraón. No he querido haceros llorar… No entiendo…
-No importa, pequeña. Sólo me habéis hecho un poco más feliz, si acaso es posible eso. Por eso lloro. Estoy seguro que vais a
encontrar vuestra vocación y vais a ser muy feliz a lo largo de toda la vida. Ahora os dejo con vuestras hojas de papiro y vuestra
primera misión práctica encargada por el Faraón…
-Me habíais dicho que hasta que se ponga el sol…
-¡Cierto!... El hombre es dueño de su silencio y esclavo de su palabra - dijo Isman en tono de resignación mezclado con la risa Podéis
continuar con vuestras preguntas.
-Hummm… No, Faraón… Me iba a inventar alguna pregunta, pero no está bien mentir. Sólo quería estar un rato más con Vos.
-Pues no hace falta pretextos, Septenheka. Mientras vais a vuestra casa a decir a vuestro padre que se reúna conmigo luego de la
reunión del Concejo, me voy a asear un poco y Vos haréis lo mismo. Iréis a la reunión como invitada especial. ¿Os parece bien?
-¡Más que bien, Faraón!
La niña besó las manos de Isman y salió corriendo, dando saltos de alegría… .... Podéis disfrutar del libro completo consiguiéndolo en
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