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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA / BOOK REVIEW

Sur profundo. Identidades indígenas en la frontera Chiapas-Guatemala,


Rosalva Aída Hernández Castillo, México, ciesas/cdi, 2012, 174 pp.

Edith F. kauffer michel*

MIRAR LAS FRONTERAS diferencia cultural y a las luchas asocia-


DESDE EL ANÁLISIS DE LAS das con estas reivindicaciones.
IDENTIDADES INDÍGENAS Un punto central de su plantea-
miento reside en el hecho de que la
La obra Sur profundo. Identidades indí- construcción de las identidades indíge-
genas en la frontera Chiapas-Guatemala nas se ha tejido en relación con el Estado
constituye una invitación a mirar múl- y, por lo tanto, su análisis permite de-
tiples fronteras más allá de la fronte­ra velar y entender las relaciones de poder
política internacional y ampliar una al interior de los grupos estudiados y en
agenda de investigación abierta a la di­ interacción con el entorno cercano, así
versidad. Más allá del esencialismo, pu­ como con el contexto más amplio. Las
rismo étnico, primordialismo y de la identidades indígenas son construidas,
naturalización de las identidades, Aída deconstruidas y reconstrui­das; es decir,
Hernández sostiene un posicionamien- cambian a lo largo del tiempo con las
to teórico y una postura política muy interacciones con los acontecimientos
claros y articulados en sí, que se inscri- políticos y los actores sociales. En esta
ben en el constructivismo histórico de invitación a mirar a las fronteras desde
las identidades. En contra de la idea el análisis de las identidades indígenas,
de que tal postura debilita y deslegiti- Aída Hernández emite también algunas
ma las movilizaciones indígenas, la au- propuestas para las políticas culturales
tora af irma que el análisis desde las en la región, desde los diálogos intercul­
identidades en transformación contri- turales y también para la investigación
buye a la defensa de los derechos a la social y antropológica.
* 
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Sureste, México,
kauffer69@hotmail.com.

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UNA INVITACIÓN A VISUALIZAR


en relación con las fronteras estable-
UNA MULTITUD DE
cidas entre grupos, también creadoras
FRONTERAS ENTRECRUZADAS
de alteridades construidas por estas
Y DE CRUCES
mismas, las cuales, a su vez, producen
No se trata de un libro sobre la fronte- discriminación, como en el caso de la
ra sur ni sobre aquélla entre Chiapas y alteridad estigmatizadora respecto de
Guatemala. Antes de todo, es una obra los exrefugiados guatemaltecos.
que invita a visualizar una multitud de También, aunque de manera me-
fronteras entrecruzadas y quienes las nos sistemática, el libro aborda las fron-
cruzan. La frontera política constituye teras como procesos de colonización
el punto de partida de la obra, debido –en particular para el caso Soconusco-
a la ubicación geográf ica de los estu- Sierra– bajo la modalidad inducida
dios de caso, pero el enfoque propues- por el Estado. En efecto, el Soconusco
to devela otras fronteras. A partir de la fue el escenario de la promoción de la
línea de división internacional, Aída migración extranjera y de la instalación
Hernández ubica las fronteras muni- de mano de obra indígena de Chiapas y
cipales, al interior de las cuales apa- pro­cedente de Guatemala en la Sierra.
recen los grupos etnolingüísticos que Más allá de las circunstancias co-
corresponden a los escenarios de su lectivas, la pluralidad de actores y la
trabajo de campo: mam, cackchiquel y riqueza de las experiencias individua-
mochó en la región Soconusco-Sierra; les permiten visualizar la existencia
chuj, en los llanos boscosos de La Tri- de quienes traspasan las fronteras. En
nitaria y, en este mismo municipio, los primer lugar, al ser un área de intensas
kanjobales-acatecos, además del grupo y muy diversas migraciones –repetidas y
jacalteco-poptí en Amatenango de la sucesivas en algunos casos–, el sur pro-
Frontera y Frontera Comalapa. Cabe fundo constituye un escenario de en-
subrayar que la complejidad de subre- cuentro con personas constantemente
giones de la frontera reside también en relacionadas con el cruce, lo que las/os
el hecho de que los acontecimientos convierte en cruzadores y cruzadoras.
referidos a los grupos estudiados po- En segundo lugar, no se trata solamen-
seen, a la vez, similitudes históricas y te de quienes atraviesan las fronteras
realidades contrastantes. políticas, sino de las otras antes men-
Además, la obra aborda las fron- cionadas. En este sentido, las cruza-
teras étnicas en el sentido de Barth doras de fronteras por excelencia son
(1976:9-49): identidades en interac- las migrantes como Karla o Flori: más
ción, sustentos de la acción colectiva allá del cruce de la separación política,
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transgreden las fronteras del género monumentos–, pero muy marcada en


al moverse, y al hacerlo se exponen a los grupos humanos: castellanización,
las consecuencias en sus vidas, parti- mexicanización y nacionalización fue-
cularmente en sus cuerpos. Entre los ron los violentos componentes his-
cruzadores de fronteras se encuentran tóricos del indigenismo para con las
también aquellos que se convierten a poblaciones indígenas del área.
otras religiones y experimentan nuevas Otra herida es la formación de
oportunidades organizativas y produc- ejidos como apropiación del Estado-
tivas en otro ámbito. nación mexicano de los espacios fron-
terizos y como estrategia para someter
a los grupos a un esquema de organiza-
DE “HERIDA ABIERTA”
ción política diferenciador de aquél de
A PUERTA ABIERTA
la vecina Guatemala. Desmitificando al
En el forro de la obra, la autora escri- ejido, Aída Hernández recuerda que en
be: “los testimonios y experiencias de algunas áreas este modelo de estructu-
estos pueblos mayas nos recuerdan que ración espacial y de inserción política
la frontera sur es una herida abierta”. al sistema hegemónico se estableció
La herida abierta, materializada por la bajo la custodia de caciques mestizos.
brecha física que adorna la portada del Obviamente, no quiere decir que los
libro, puede ser visualizada como una pobladores no se hayan apropiado
interrupción de su continuidad natu- del modelo; sin embargo, éste trató de
ral, a la par de la frontera internacional marcar y delimitar, a toda costa, frente
que se convierte en dolor y resenti- a la percepción de la amenaza vecina.
miento. Así, su establecimiento marcó Es menester añadir a ello las situa­
la ruptura de la continuidad de grupos ciones de discriminación resultantes de
indígenas: mam, jacalteco, chuj, kan- la suma de la frontera política y cultu-
jobal y cakchiquel. Además, su defi­ ral que pueden llevar al conf licto. Fi-
nición es una herida todavía sangrante nalmente, las realidades más recientes
para muchos sectores en Guatemala, de esta herida evidencian una frontera
desde la firma del tratado de límites ca­da vez más violenta, con presencia de
con México en 1882 (Segob, 1882). grupos entrenados y especializados en
La frontera política se caracteri- el ejercicio de la violencia en todas sus
za por una fuerte dimensión cultural dimensiones y que cruzan otras fronte-
que ha acompañado a la ausencia de ras, las de la barbarie.
marca durante décadas; sin materia- En contraposición con esta reali-
lizar e invisible –no había mojones ni dad, la obra ilustra también una fronte-
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ra viva y un espacio de oportunidades, ceguera fronteriza –mirada que termina


una frontera que se puede visualizar donde inicia la delimitación interna-
como una puerta abierta. Esta frontera cional–, propia de la visión mexicana
abierta configura un escenario de mo- gubernamental y académica predomi-
vilidad territorial e hibridez cultural, nantes, y reconocer que actualmente la
donde es posible encontrar la presencia noción restrictiva de frontera sur debe
de diversos actores religiosos; múltiples ceder el paso a la observación de las
procesos de migración local, regional, múltiples fronteras.
nacional e internacional; la revitaliza- El estudio de las dinámicas trans-
ción cultural de los grupos indígenas fronterizas es imprescindible para
mediante fiestas; sistemas productivos tran­­sitar de lo fronterizo a lo trans-
sustentados en experiencias organizati- fronterizo. También es fundamental
vas novedosas, como el café; un espa- ampliar la mirada e incluir las dife­
cio de recientes intercambios culturales rentes porciones de ambas fronteras
transfronterizos que se suman a los –la que se comparte con Guatemala y
más antiguos, como las romerías; así la que se tiene con Belice, que son dos
como cambios y redefiniciones que se a pesar de la aparente continuidad–,
extienden desde el escenario de organi- ya que la noción de frontera sur se ha
zación política de los refugiados guate- centrado principalmente en el estudio
maltecos, hasta 2011, con la creación de algunos fragmentos de la frontera
del Consejo Mayor Mam. chiapaneca con Guatemala. De hecho,
Otra puerta abierta que resulta ne- una puerta abierta para futuras inves-
cesario plantear a partir de esta obra tigaciones es documentar los procesos
consiste en rebasar el concepto hege- correspondientes a la parte ubicada
mónico mexicano –muy arraigado– de más al oriente de las zonas delimitadas
frontera sur para dar paso a una mira- por Aída Hernández, que carecen de
da más transfronteriza de las fronteras investigaciones recientes y donde las
y los procesos estudiados. Se trata de relaciones con las fronteras son muy
dejar a un lado la denominación uni- dinámicas, pues poseen su propia his-
lateral de frontera sur para trascender la toria de semejanzas y contrastes.

REFERENCIAS
barth, Frederik, 1976, “Introducción”, Los grupos étnicos y sus fronteras. La or-
ganización social de las diferencias culturales, México, D. F., Fondo de Cultura
Económica, pp. 9-49.
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secretaría de gobernación (segob), 1882, Tratado de Límites entre los Estados


Unidos Mexicanos y la Republica de Guatemala, México, D. F., Segob, 27 de
septiembre, en <http://www.ordenjuridico.gob.mx/Publicaciones/CDs2012/
CDTratados/pdf/B4.html>, consultado el 8 de marzo de 2016.

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