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Febrero 2011
Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
TABLA DE CONTENIDO
PRESENTACIÓN .....................................................................................................................................................2
INTRODUCCIÓN ......................................................................................................................................................3
1. METODOLOGÍA DEL ESTUDIO .......................................................................................................................4
2. ANÁLISIS CONTEXTUAL .................................................................................................................................5
2.1. La juventud guatemalteca ........................................................................................................................6
2.2. Situación poblacional, económica y social de la juventud guatemalteca ...........................................8
2.3. Espacios de participación y organización para adolescentes y jóvenes ......................................... 10
3. EL ASOCIATIVISMO JUVENIL EN EL PRESENTE ..................................................................................... 11
3.1. Antecedentes del asociativismo juvenil en Guatemala ...................................................................... 11
3.1.1. Antecedentes históricos .................................................................................................................. 11
3.1.2. Antecedentes inmediatos: Los años 90’s hasta la firma de los Acuerdos de Paz ......................... 15
3.1.2.1. Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) ..................................................................... 16
3.1.2.2. Coordinadora de Estudiantes de Educación Media (CEEM) ................................................... 17
3.1.2.3. Movimiento de Jóvenes Objetores de Conciencia ................................................................... 17
3.1.2.4. Otras expresiones de asociativismo juvenil ............................................................................. 17
3.2. Expresiones actuales de asociativismo juvenil en Guatemala ......................................................... 19
3.2.1. SODEJU-FUNDAJU ....................................................................................................................... 19
3.2.2. Asamblea Nacional de Jóvenes de Guatemala (ANJG)................................................................. 20
3.2.3. Organización Nacional de Estudiantes de Guatemala (ONEG) ..................................................... 20
3.2.4. Movimiento de Jóvenes Mayas (MOJOMAYAS) de CONAVIGUA ................................................ 21
3.2.5. Movimiento de Jóvenes por la Paz y la Democracia (MJPAZD) .................................................... 21
3.2.6. Coordinadora Juventud por el Servicio Cívico ............................................................................... 21
3.2.7. Coordinadora Juventud por Guatemala (CJG) ............................................................................... 22
3.2.8. Red Nacional de Jóvenes Mayas (RENOJ) ................................................................................... 23
3.2.9. Parlamento de la Niñez y la Adolescencia ..................................................................................... 23
3.2.10. Empresarios Juveniles .................................................................................................................... 23
3.2.11. Alianza Infantil Juvenil Guatemalteca (AIJG) ................................................................................. 24
3.2.12. Red Interpartidaria de Jóvenes ....................................................................................................... 24
3.2.13. Parlamento Juvenil Centroamericano sobre Droga, Mara y Desarrollo ......................................... 24
3.2.14. Red de Jóvenes por la Participación Política ................................................................................. 25
3.2.15. Red de Agentes de Cambio ............................................................................................................ 25
3.2.16. Bloque Antiimperialista ................................................................................................................... 25
3.2.17. Otras redes juveniles: departamentales, locales y sectoriales ....................................................... 26
3.2.17.1. Asociación de Grupos Juveniles Luz y Esperanza (AGLE) ..................................................... 26
3.2.17.2. Movimiento de Jóvenes Marquenses en Proyección Social (MOJOMAPS) ............................ 26
3.2.17.3. Red Yes por el Empleo Juvenil en Guatemala ........................................................................ 26
3.3. Balance general del asociativismo juvenil en Guatemala .................................................................. 27
3.3.1. Fortalezas ....................................................................................................................................... 27
3.3.2. Oportunidades ................................................................................................................................ 28
3.3.3. Debilidades ..................................................................................................................................... 28
3.3.4. Amenazas ....................................................................................................................................... 29
4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ................................................................................................. 30
4.1. Hallazgos históricos del asociativismo juvenil ................................................................................... 30
4.2. Hallazgos actuales del asociativismo juvenil ...................................................................................... 30
4.3. Desafíos del asociativismo juvenil ....................................................................................................... 32
4.4. Acciones y estrategias del asociativismo juvenil ............................................................................... 33
BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................................................... 35
ANEXOS ................................................................................................................................................................ 36
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
PRESENTACIÓN
En opinión de algunas organizaciones juveniles y especialistas en el tema, con algunas pocas excep-
ciones, en América Latina el tejido asociativo juvenil es débil, en muchos casos se encuentra frag-
mentado, hay escasez de recursos y falta de interlocución política. Si bien esta apreciación puede ser
correcta, no existen estudios en la región que documenten esa realidad ni que planteen la identifica-
ción de acciones posibles para superar esas debilidades. En razón de ello, el CJE, la OIJ y el FLAJ
acordaron apoyar la realización de dos estudios, uno en el Cono Sur y otro en Centroamérica, orien-
tado a conocer la situación actual y desafíos del asociativismo juvenil en la región.
El Centro de Estudios y Publicaciones – Alforja, con sede en San José, Costa Rica, fue designada
como la entidad responsable de ejecutar el proyecto en la región centroamericana y ésta, a su vez,
nombró a José Manuel Valverde Rojas como Coordinador Regional del Proyecto.
El presente informe contiene los resultados del estudio realizado en Guatemala por Sociedad civil
para el Desarrollo de la Juventud (SODEJU)-Fundación para la Juventud (FUNDAJU). La idea es que
los resultados de este estudio puedan servir de base a las organizaciones juveniles de la región y,
más específicamente, de Guatemala, para elaborar una estrategia de fortalecimiento del tejido aso-
ciativo juvenil, tanto en el plano nacional como regional.
Esperamos que el esfuerzo que ha implicado la realización de este estudio, sirva para motivar la re-
flexión acerca del asociativismo juvenil y de su importancia y protagonismo en la construcción de una
población joven empoderada, con posibilidades reales de participación y comprometida con sus obje-
tivos y necesidades particulares, pero también con la construcción de una sociedad más justa, equita-
tiva y desarrollada en todos los ámbitos.
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INTRODUCCIÓN
El presente estudio fue realizado por la Sociedad Civil para el Desarrollo de la Juventud - Fundación
para la Juventud (SODEJU-FUNDAJU), a instancias del Centro de Estudios y Publicaciones ALFOR-
JA (con sede en Costa Rica), como parte de una investigación regional sobre el tema, auspiciada por
la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ), el Consejo de la Juventud de España (CJE) y el
Foro Latinoamericano de Juventud (FLAJ); organismos que buscan contribuir al fortalecimiento del
tejido asociativo en la región y promover la participación juvenil como medio de transformación social.
Más que un simple diagnóstico sobre asociativismo juvenil en Guatemala, esta investigación ha per-
mitido visualizar el desarrollo de la juventud en el país y las perspectivas para construir alianzas, re-
des u otras formas de organización que, a futuro, den paso a procesos de mayor coherencia para el
propio desarrollo de la juventud y del país.
En las siguientes páginas se analiza el tejido asociativo juvenil guatemalteco dentro de un contexto
histórico y actual. Para ello, se explica y evidencia la situación del país en distintos momentos, así
como las luchas por reivindicaciones sociales en favor, no sólo de sus propias necesidades y deman-
das, sino también de la sociedad guatemalteca en general. Además, se presentan las perspectivas
actuales del asociativismo juvenil en Guatemala, sus desafíos y las acciones y estrategias que las y
los propios jóvenes proponen, con miras a su fortalecimiento.
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
Se utilizó el método científico como herramienta investigativa para identificar las causales que propi-
ciaron la conformación de las diferentes expresiones de asociativismo juvenil y, en algunos casos, la
disolución de las mismas.. El estudio se ocupó de ubicar temporal y geográficamente dichas organi-
zaciones, para lo cual se dividió en dos momentos históricos: el primero comprendió los años setenta
y ochenta; y el segundo, los antecedentes inmediatos que abarcan desde antes de la firma de la Paz
(1990-96), hasta el momento presente. Este segundo momento define otra etapa particularmente im-
portante en el desarrollo del asociativismo juvenil en Guatemala.
Fue importante la metodología aplicada, tanto en forma como en contenido, ya que la misma fue par-
ticipativa. Para el efecto, se tuvieron reuniones de coordinación y preparación con todo el equipo de
trabajo de SODEJU, lo que permitió definir el plan de trabajo, organizaciones y personas claves a
entrevistar, así como el proceso de obtención de información.
El trabajo se distribuyó, en primera instancia a partir de la elaboración del Plan Operativo del Estudio,
el cual fue primero consensuado con el equipo de trabajo y, posteriormente, se distribuyeron las res-
ponsabilidades. Una vez organizado el trabajo, se procedió a identificar la bibliografía existente sobre
asociativismo en el país y a recopilar la misma para su posterior análisis y síntesis. Así también, se
identificaron las redes que han existido en el país y las que aún están vigentes, al igual que las per-
sonas claves, expertas en el tema, para obtener sus opiniones.
Se realizó un taller de preparación para los entrevistadores, basándose en la guía de entrevista pro-
puesta por ALFORJA, con algunas modificaciones; luego se realizó el vaciado de la información, para
proceder a su posterior redacción preliminar.
Con el fin de darle mayor consistencia al estudio, se realizó un taller nacional de consulta y valida-
ción, en el que participaron diversas organizaciones y redes juveniles, a quienes se les dio a conocer
un informe preliminar con el objetivo de enriquecer el documento, lo cual se logró a satisfacción de los
participantes y organizadores. Luego, dichos aportes se integraron al informe final del estudio.
La coordinación general y redacción del estudio estuvo a cargo de los directivos de SODEJU y la co-
ordinación de la obtención de la información, tanto bibliográfica como de entrevistas, a cargo de dos
facilitadores/as de la institución.
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2. ANÁLISIS CONTEXTUAL
A partir de los años 80’s del siglo pasado, Guatemala comenzó a resentir una crisis social y económi-
ca, evidenciada principalmente en los altos índices de pobreza y pobreza extrema existentes en su
población. Diferentes estudios realizados, en su mayoría por el PNUD y organizaciones sociales,
plantean que los niveles de pobreza durante esa década llegaron a afectar a un 80% de la población
guatemalteca, la cual no tenían oportunidades ni alternativas de desarrollo, además de estar des-
atendida por el Estado y los diferentes Gobiernos de la época.
Dichas condiciones de pobreza prevalecen actualmente. Según datos del Instituto Nacional de Es-
tadística, al año 2004 existía un 56% de pobreza; sin embargo, en algunos departamentos y munici-
pios el porcentaje de pobreza podía oscilar hasta entre un 75% y un 95% de su población.
Las políticas macroeconómicas de ajuste estructural aplicadas al país durante esta década, así como
las políticas neoliberales aplicadas durante los años 90’s, terminaron de agudizar la problemática
económica de las familias, puesto que se redujo considerablemente su ingreso y, por ende, el acceso
a los satisfactores necesarios para tener un nivel digno de vida.
Fenómenos como el crecimiento de las áreas marginadas y un cinturón de pobreza en la ciudad capi-
tal, la migración interna y hacia los Estados Unidos, los altos niveles delincuenciales y de violencia,
los problemas sociales que afectan a sectores vulnerables como a la niñez y adolescencia, el desem-
pleo, el subempleo y el crecimiento del sector económico informal, así como la crisis de los productos
de agroexportación tradicional, específicamente del café, serían algunos de los vividos por su pobla-
ción.
El conflicto armado interno también influyó en gran medida en el contexto nacional y en la historia de
la organización y el asociativismo juvenil, principalmente por la fuerte política contrainsurgente impul-
sada por el ejército y los gobiernos militares de turno.
El momento más álgido de este conflicto se dio en los años 70’s y principios de los 80’s del siglo pa-
sado y trajo como consecuencia, la muerte de cientos de miles de guatemaltecos y guatemaltecas, en
su mayoría jóvenes de comunidades indígenas, y el asesinato y secuestro de miles de dirigentes po-
pulares y estudiantiles. De este modo, durante esta época imperó un sentimiento de miedo generali-
zado que se tradujo en una gran renuencia a participar en los procesos sociopolíticos y de organiza-
ción.
La caída del régimen socialista de la Unión Soviética, a principios de los años 90’s, la incesante pre-
sión de la comunidad internacional para ponerle fin al conflicto armando interno y darle paso a proce-
sos de paz en el área centroamericana, el impulso de una agenda de paz y la firma de los acuerdos
de Esquipulas I y II, la insostenibilidad de la guerra por parte del Gobierno y ejército guatemalteco y el
debilitamiento del movimiento revolucionario, darían como resultado el inicio de un proceso de nego-
ciaciones para la consecución de la paz en 1990, a partir de la firma del Acuerdo Básico para la
Búsqueda de la Paz por Medios Políticos, el cual culminó en 1996 con la firma de ocho acuerdos sus-
tanciales y de la paz firme y duradera.
El proceso de negociaciones para la paz propició mayores espacios de participación social y política
de diferentes sectores en la búsqueda del desarrollo comunitario y nacional, así como una plataforma
de reformas y cambios políticos al sistema económico, social, legal y estatal, alrededor de los cuales
emergerían organizaciones nuevas o fortalecidas, tal es el caso de las organizaciones del pueblo ma-
ya, los y las jóvenes, pobladores y campesinos. No obstante, hubo otras organizaciones que, debido
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a las políticas neoliberales y al ataque constante de que fueron objeto, terminaron debilitándose, co-
mo ocurrió con las organizaciones sindicales y estudiantiles.
La nueva dinámica de la paz fue propicia para que los y las jóvenes iniciaran procesos de participa-
ción social a nivel comunitario, departamental y nacional por medio del impulso de actividades y rei-
vindicaciones propias y cercanas a sus necesidades y problemas, y que comenzaran a demandar
espacios organizativos y de participación, así como a ser escuchados en sus propuestas.
La apertura política, resultado de la finalización del conflicto armado, dio paso a que la guerrilla se
convirtiera en un partido político y a la aparición de expresiones políticas diversas, así como de una
gran cantidad de organizaciones sociales, cuyo objetivo era el de promover la participación ciudada-
na, la defensa y promoción de los derechos humanos, procesos de incidencia para la generación de
políticas públicas y leyes, y la organización social con fines de desarrollo.
Pese a la nueva dinámica política y democrática establecida en el país, los problemas sociales y la
pobreza se han mantenido y agudizado, principalmente aquellos que afectan a los y las jóvenes, la
niñez y la adolescencia.
El Estado, por su parte, ha desatendido funciones que son de su competencia; ha trasladado al sector
privado áreas como la educativa y la de salud. El impulso de un modelo neoliberal, no sólo tuvo con-
secuencias en la reducción del Estado y del ingreso de las familias, sino también en lo ideológico,
pues el individualismo, la alienación y la desculturización, tienen un fuerte impacto en la población y
específicamente en la juventud, y han traído, como consecuencia, altos niveles de apatía a la partici-
pación organizada y reticencia a la participación política.
Con la firma de los tratados de libre comercio y el paso de la locomotora de la globalización, se avizo-
ra que la juventud será uno de los segmentos poblacionales que sufrirá las consecuencias de enfren-
tar un proceso de esa naturaleza, a menos que se alcance la preparación y la solidez económica,
educativa y cultural que da el desarrollo social y económico y que Guatemala está muy lejos de con-
seguir.
La juventud guatemalteca
Para poder adentrarse en el contexto nacional que incide en la situación de la juventud y, por ende,
en sus posibilidades de organización y asociatividad, es necesario analizar algunos elementos con-
ceptuales y proponer una definición de la adolescencia y la juventud de Guatemala.
La Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, considera adolescente a toda persona des-
de el primer día de su año 14 hasta cumplir los 18; aunque, según la convención de los Derechos del
Niño, todavía son considerados niños y niñas y se les aplican los mismos derechos establecidos en
dicha convención internacional.
Este segmento poblacional, al igual que la niñez, es un segmento vulnerable económica, social, cultu-
ral y físicamente, pues, es en esta etapa donde se afianza su proceso de desarrollo y se prepara para
la vida como persona adulta. También se considera que en esta misma etapa, la persona empieza a
recibir un trato diferente al del niño o niña y comienza a experimentar transformaciones en su cuerpo
y visión del mundo, proceso que finaliza cuando es considerado ciudadano o ciudadana y adquiere la
calificación de persona mayor de edad.
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apoyo y la subsistencia, en grupos organizados como las maras. Los modelos de identidad se en-
cuentran en sus iguales, que pasan por una etapa de maduración, o en otros jóvenes adultos que no
representan la figura de autoridad de sus padres o madres.
Los códigos de identidad que dominan a adolescentes son emulados de la información obtenida a
través de los medios de comunicación, en donde las modas, la música, las películas y la publicidad,
juegan un papel determinante en su formación.
Por otro lado, en el rango de edad de los 18 a los 30 años, se considera que las personas formalizan
sus procesos de vida y consolidan su modus vivendi, así como sus valores y pensamiento social. Al
adquirir la mayoría de edad, las y los jóvenes asumen responsabilidades y derechos en el marco de
su ciudadanía, empiezan a tener compromisos sociales, económicos, jurídicos y políticos y a tener
independencia total del seno familiar.
En algunos casos, como alternativa a la falta de empleo, la juventud encuentra en la mara, en la de-
lincuencia o en las bandas organizadas, una forma de subsistencia económica, por ende, cometen
hechos delictivos en donde la violencia y la muerte es parte del proceso delincuencial. Sin embargo,
esto no quiere decir que todos y todas las jóvenes que presentan ciertas características, principal-
mente su moda y otras de exclusión social, sean delincuentes o utilicen la violencia como forma de
sobrevivencia, error común en el que incurren diferentes sectores y medios de comunicación a la hora
de abordar el tema.
Físicamente, cuentan con un organismo totalmente desarrollado, por lo que pueden asumir trabajos y
actividades de cualquier tipo. Psicológicamente, tienen formada su conciencia y constantemente
piensan y elaboran planes para el futuro. Se concreta en esta etapa su forma de concebir el mundo y
la sociedad.
Es importante destacar que las mujeres adolescentes o jóvenes son las que primero empiezan su
vida reproductiva, pero a la vez, las que sufren con mayor impacto la marginación y discriminación,
por lo que su desarrollo se ve obstaculizado por la cultura machista imperante en nuestra sociedad.
Esta situación agrava los problemas de estos grupos humanos y son evadidos o solucionados con
acciones negativas desde ellos y ellas como jóvenes, o desde la sociedad y el Estado. Esto explica,
en parte, cómo los y las adolescentes y jóvenes indígenas prefieren abandonar la cultura de sus pue-
blos y adoptar la cultura ladina o ciertos elementos de la cultura occidental, como la estadounidense.
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De ahí, la generalización del fenómeno de las maras en diversos municipios y departamentos de po-
blación maya.
En conclusión, el segmento poblacional acerca del cual trata este estudio, se entiende según lo espe-
cifica la Ley de Desarrollo Integral de la Juventud (en proceso de aprobación en el Congreso de la
República), la cual considera como jóvenes adolescentes a todas las personas comprendidas entre
los 13 y 18 años, y jóvenes adultos a todas las personas comprendidos entre los 18 y 30 años edad.
Por sus características sociales, multiculturales, económicas, sociológicas, psicológicas y biológicas,
las personas que se ubican dentro de este segmento poblacional, se encuentran en un proceso de
constante cambio y consolidación personal. Además, poseen cualidades importantes como dinamis-
mo, creatividad e iniciativa, las cuales tienen que ser canalizadas positivamente en acciones para su
desarrollo.
Guatemala está conformada por una población eminentemente joven; así 8.090.781 guatemaltecos y
guatemaltecas tienen entre 0 y 30 años de edad y, de estos, 3.191.363 son jóvenes cuya edad oscila
entre los 15 y 29 años. Según cifras oficiales, un 48,6% de esta población son jóvenes indígenas, un
51% son mujeres jóvenes y un 60,3% son jóvenes que viven en el área rural.
La base de su aparato productivo está compuesta en su mayoría por jóvenes, por lo que se considera
que el motor de desarrollo del país es su juventud. A pesar de este hecho, históricamente este seg-
mento ha sido excluido del desarrollo y de los beneficios que podrían generar políticas de desarrollo
social, económico y político, impulsadas desde el Estado.
Un porcentaje bastante reducido de la juventud guatemalteca tiene acceso a los satisfactores y opor-
tunidades de desarrollo. Aproximadamente un 54,33% de la población juvenil entre los 15 y 29 años
(1.733.867 de jóvenes) viven en condiciones de pobreza y un 22,7% en pobreza extrema1. Su acceso
a los servicios básicos que presta el Estado es inexistente y, en consecuencia, carecen de la posibili-
dad de acceder a fuentes de ingreso que mejoren sus condiciones de vida. Además, es de hacer no-
tar que jóvenes de 104 municipios viven o sobreviven con nulas o escasas posibilidades de desarro-
llo, pues, en estos lugares, la pobreza oscila entre el 50 al 99%.
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Según otras investigaciones el porcentaje de pobreza se encuentra entre un 60% y un 80%.
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En materia de educación, los porcentajes son preocupantes. Del total de la población joven sólo el
19,1% accede a la educación básica, un 14,6% a carreras de diversificado y 1,4% a la educación su-
perior. Además, únicamente el 28,4% de adolescentes concluye los estudios básicos y un 15,8% el
ciclo de diversificado.
El problema de falta de acceso a la educación es todavía más serio en la juventud indígena, donde la
cifra de analfabetismo es del 42,5% y se agrava aún más en el caso de las mujeres jóvenes adultas,
donde el porcentaje asciende hasta el 73,4%. Es importante destacar que, aproximadamente, cada
año 400.000 jóvenes pasan a la vida adulta sin saber leer ni escribir, un 44,5% no han recibido más
de tres años de primaria y el promedio de escolaridad es de 5,93 años.
La falta de un nivel educativo adecuado, aunado a las pocas fuentes de empleo y alternativas produc-
tivas, lanza a miles de jóvenes al mercado laboral para ser víctimas de la explotación laboral y para
formar parte de los procesos que la economía informal ha generado.
Un 37,88% de la Población Económicamente Activa está compuesta por jóvenes entre los 15 y 29
años, sin embargo, se calcula que el 52% de ellos están desempleados. Para el año 2003 se estimó
que aproximadamente 423.439 jóvenes entre 15 y 17 años buscaban trabajo, lo que, en su mayoría,
los llevó a abandonar el proceso de preparación educativa y a estancarse socialmente; ya que, los
ingresos y las condiciones laborales no precisamente representan los niveles de vida y desarrollo
necesarios para mejorar su posición social y económica.
También es importante destacar que la falta de empleo y oportunidades de desarrollo obligan a mu-
chos adolescentes y jóvenes a migrar hacia los Estados Unidos y a realizar actividades que les gene-
ren ingresos de carácter ilícito.
En cuanto al acceso a la salud, la atención y tratamiento de los problemas que aquejan a la juventud
deben ser abordados desde una óptica educativa y preventiva, por lo que hacen falta programas de
salud con dicho enfoque. Se conoce que un 44% de las mujeres a los 19 años han estado embaraza-
das y, en la mayoría de los casos, se ha tratado de embarazos no deseados, que impiden el desarro-
llo adecuado de las mujeres. Por su parte, los hombres tienen su primera relación sexual sin ningún
tipo de orientación y educación, a los 16 años, en promedio.
Además de lo señalado, se sabe que el 32,42% de los casos VIH/SIDA se presenta en jóvenes entre
los 20 y 29 años y no está de más mencionar la carencia de una atención médica y sanitaria apropia-
da para sus particulares necesidades.
La atención en salud curativa, al igual que en los otros segmentos poblacionales, es deficitaria, por lo
que no es de extrañar que las principales causas de muerte entre jóvenes sean las enfermedades, la
desnutrición y los asesinatos. Igualmente, se sabe que existe un alto índice de suicidios de adoles-
centes y jóvenes por la inexistencia de programas de salud mental.
Además de los mencionados, también se manifiestan otros problemas sociales que afectan a la ado-
lescencia y juventud, entre los cuales podemos mencionar: 1) el número de adolescentes y jóvenes
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que viven en la calle se incrementa a tal punto que se habla de unos 6.000 niños, niñas, adolescentes
y jóvenes viviendo en la calle; 2) adolescentes y jóvenes que se prostituyen o son utilizados para por-
nografía, se habla de aproximadamente 12.000 adolescentes y jóvenes involucrados; 3) discrimina-
ción hacia la juventud, principalmente indígenas y mujeres; 4) falta de opciones de recreación, depor-
te, arte y uso del tiempo libre; 5) falta de espacios de participación, organización y expresión de la
juventud; y 6) bajos niveles de participación política de la juventud.
El asociacionismo y el asociativismo juvenil son una alternativa viable para que adolescentes y jóve-
nes puedan canalizar su ánimo, inquietudes y expectativas; sin embargo, el Estado guatemalteco no
cuenta con programas de participación y organización en donde tengan oportunidad de mejorar sus
capacidades, conocimientos y puedan convivir entre sus iguales.
A nivel local, las autoridades municipales no cuentan con programas y proyectos que canalicen la
participación juvenil. Son contadas las alcaldías que desarrollan proyectos de este tipo, como por
ejemplo: las municipalidades de Quetzaltenango, Nebaj y la de Guatemala; sin embargo, lo común es
la inexistencia de espacios de participación y la despreocupación de las autoridades respecto a los
problemas de adolescentes y jóvenes, por lo que se les excluye de los pocos planes de desarrollo
existentes.
Por otro lado, aunque hay varias organizaciones y redes juveniles, se considera que su existencia
todavía es incipiente, pues se encuentran en un proceso de reconstrucción, crecimiento y extensión,
tras la desarticulación sufrida como consecuencia del conflicto armado interno y, principalmente, de la
política contrainsurgente del Estado.
Las organizaciones juveniles no cuentan con los recursos para poder funcionar de manera adecuada,
ya que otras instituciones, autoridades o personas adultas subvaloran y discriminan la participación
de la juventud. El asociativismo y organización juvenil, sigue siendo un medio válido y eficaz para
lograr su desarrollo integral y por ende el de la sociedad guatemalteca.
Es de hacer notar que, como consecuencia de la falta de credibilidad en las instituciones del Estado y
de quienes las dirigen, adolescentes y jóvenes se muestran apáticos a cualquier tipo de participación
sociopolítica, por lo que muchos y muchas viven en la desesperanza y con pocas o nulas expectati-
vas de futuro.
Los niveles de abstencionismo electoral de la juventud sirven como prueba fehaciente de lo anterior.
El Informe de Desarrollo Humano del PNUD 2000, afirma que la juventud de hoy es más apática que
la del pasado. Su indolencia se refleja en los porcentajes de abstencionismo, en donde un 77% de
jóvenes entre 18 y 19 años no participaron en el proceso electoral, al igual que el 66% de jóvenes
entre los 20 y 24 años y el 60% entre los de 25 a 29 años, situación que se acentúa más en las muje-
res, principalmente indígenas.
Las estructuras de los partidos políticos, debido a la forma tradicional de hacer política y a los dirigen-
tes que se enquistan en los puestos políticos, no ven como prioridad a la juventud; además, de que
carecen de planes para incorporar, formar y ceder espacios de participación.
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La organización juvenil es una alternativa válida de participación; sin embargo, debido a los bajos
niveles educativos y de cultura política, la falta de recursos, lo extenuante que resulta ser la explota-
ción laboral que muchos y muchas sufren y los problemas sociales que les afectan, se obstaculiza su
participación y organización, aunque, actualmente se han consolidado espacios considerables de
participación juvenil.
La organización juvenil en Guatemala data de finales del siglo XIX, cuando la juventud estudiantil ini-
cia un proceso de participación sociopolítica que da origen a un movimiento de crítica, oposición y
denuncia ante una de las dictaduras militares más largas de la historia guatemalteca, la de Manuel
Estrada Cabrera. A este movimiento se le conoce en la actualidad como “Huelga de todos los dolo-
res”. Este proceso de participación sociopolítica, sirvió de base para que jóvenes estudiantes de dife-
rentes facultades se organizaran en asociaciones estudiantiles durante la segunda década del siglo
XX, tal fue el caso de los estudiantes de derecho, medicina y farmacia.
En los años 40’s del siglo pasado, la AEU se convirtió en el bastión organizativo para lograr el derro-
camiento de la dictadura militar de Jorge Ubico y, con ello, dar paso a un proceso revolucionario, en
el cual se sentarían las bases del desarrollo nacional a partir de los cambios estructurales impulsados
en dicho período.
Durante esos 10 años de transformaciones sociales, la juventud tuvo importantes espacios de partici-
pación dentro de los gobiernos de José Arévalo y Jacobo Arbenz. Las organizaciones, principalmente
las estudiantiles, se fortalecieron como espacios asociativos, tanto a nivel de educación media, como
universitaria.
A partir de 1920, después de la Primera Guerra Mundial, nacieron otras expresiones juveniles, entre
éstas la Juventud Obrera Cristiana (JOC) (inicialmente Juventud Obrera Católica). Su fundador fue el
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sacerdote belga José Carding, cuya preocupación era que la Iglesia estaba perdiendo espacio en la
clase trabajadora; específicamente en la juventud trabajadora, y planteaba que la Iglesia se había
alejado de los jóvenes y no los jóvenes de la Iglesia.
Desde su inicio, la JOC partió de principios apegados al catolicismo. Era una organización juvenil
puramente confesional, fruto de la Encíclica Papal Rerum Novarum de principios del siglo XX. Su ma-
yor desarrollo lo tuvo a partir de los años 1947-48 hasta la década de los 60’s del siglo pasado, cuan-
do los jóvenes, a partir del análisis de su situación, asumieron el compromiso de transformar su reali-
dad y cambiaron el nombre de Católica por Cristiana, con el fin de darle participación a jóvenes de
otras religiones. Es en los años 70’s que su perfil empieza a declinar.
La JOC tuvo una estructura organizativa funcional en diferentes barrios populosos de la ciudad capi-
tal, principalmente en las zonas 1, 3, 6 y 12 (Candelaria, el Gallito, La Parroquia y La Reformita); lue-
go se extendió a varios municipios del Departamento de Guatemala y a otros departamentos, hasta
llegar Jocotán, Chiquimula.
En cada país del área centroamericana existían organizaciones de la JOC, con las cuales mantenían
relación, e incluso, a nivel internacional, se encontraban vinculados a la JOC- CAMEXCAR (con re-
presentación de México, Centroamérica y el Caribe) y a la JOC Internacional, con sede en Bélgica;
pero, con quienes mayor intercambio tenían era con los jóvenes de El Salvador.
La estructura orgánica de la JOC se dividía en seccionales (organización en cada barrio), las cuales
tenían una junta directiva, al igual que a nivel nacional. Dentro de estas seccionales también existían
las “JOC Femeninas”, que se encontraban compuestas por mujeres trabajadoras que se reunían para
discutir acerca de sus problemáticas específicas. Además, cabe destacar que entre las seccionales
tenían comunicación e interrelación; tanto así que incluso efectuaban encuentros nacionales para
discutir asuntos específicos en torno a la problemática social de la juventud y ahí mismo asumían el
compromiso de transformar las condiciones existentes desde sus espacios de trabajo.
Cada seccional de barrio realizaba sus propias actividades de formación, culturales y de recreación,
como es el caso de las excursiones, a las que invitaban a jóvenes ajenos a la organización. También
realizaban otro tipo de actividades como veladas y teatro de mensaje, las cuales estaban dirigidas a
la recaudación de fondos para su sostenimiento. Además de esto, la JOC también publicaba algunos
boletines y el periódico Juventud Obrera. Este último tuvo gran impacto en la vida nacional, especial-
mente en lo político.
Las acciones de protesta también se encontraban en la lista de actividades llevadas a cabo por la
JOC, y ante éstas el Gobierno respondía con represión. Así por ejemplo, el 1º de Mayo de 1966, inte-
grantes de la JOC se manifestaron con carteles en los que se leía: “no se puede amar con las armas
en la mano”. Igualmente, como ejemplo de la fuerte represión de la que eran objeto, se puede men-
cionar el asesinato del presidente de la JOC José Ángel Berreondo, el 15 de mayo de 1962, quien,
junto con otros jóvenes, había asistido a Cuba a la celebración del 1º de mayo de ese año.
En su época de mayor auge, en los años 50’s, la JOC llegó a tener cerca de 5.000 miembros; pero,
ya a principios de los años 70’s, su número era de aproximadamente 600 jóvenes. El motivo de tal
baja parece haber sido el cambio de intereses al que se vio sujeta la organización, lo que la llevó a
transformarse en un movimiento familiar cristiano, con participación mayoritariamente de adultos.
Es importante destacar que esta organización posiblemente sirvió de base para una nueva genera-
ción de dirigentes sindicales, ya que de ahí surgió el primer Secretario de la Confederación Campesi-
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
na y muchos de los jóvenes que la integraban pasaron a formar parte de las filas de los sindicatos a
finales de la década de los 70’s, lo que los llevó a liderar luchas nacionales y no sólo de la juventud.
A mediados de la década de 1960 y dentro de las estrategias políticas del Partido Democracia Cris-
tiana de Guatemala (DC), nació la organización juvenil de los barrios populares como parte del recién
creado Movimiento Nacional de Pobladores (MONAP). Conjuntamente con MONAP, surgieron tam-
bién la Central Nacional de Trabajadores (CNT) y las Ligas Campesinas, organizaciones propiciadas
por el Instituto de Desarrollo Social para América Central (IDESAC), también de la DC.
MONAP nació como una federación de comités y/o asociaciones de vecinos de áreas marginales,
dentro de un marco puramente desarrollista, y estaba integrado por hombres y mujeres que buscaban
mejoras en la infraestructura de sus barrios, pertenecientes al cinturón de pobreza del país. Desde su
inicio recibieron apoyo financiero de la Iglesia Católica alemana por medio de la organización MISE-
ROR, al igual que de Cáritas Arquidiocesana. Estos últimos les proporcionaban víveres.
Su mayor desarrollo organizativo lo tuvo en 1976 a partir de la integración de los jóvenes, en su ma-
yoría trabajadores, quienes, motivados por la falta de vivienda y el análisis de su situación como jóve-
nes sin acceso a mejores condiciones de vida, se organizaron y participaron espontáneamente. Se
dio entonces un replanteamiento de la filosofía de MONAP: de buscar un cambio en el sentido desa-
rrollista, pasaron a asumir el compromiso de transformar su realidad con una posición ideológica defi-
nida y comprometida con las mayorías de la población.
El auge del movimiento de jóvenes, dentro de MONAP, se dio entre los años 1977 a 1980, período en
que llegó a tener organizaciones en todos los barrios populares e incluso en municipios cercanos a la
ciudad capital, así como en el Departamento de Quetzaltenango. Se calcula que, para ese momento,
MONAP contaba con la participación de unos 300.000 jóvenes en todo el país.
La organización juvenil tenía una estructura organizativa que constaba de una Junta Directiva Nacio-
nal integrada por Presidencia y Secretarías, las cuales eran electas cada año por medio de los repre-
sentantes de los barrios. En su momento, llegaron a desarrollar asambleas generales cada mes. Ca-
da barrio realizaba sus propias actividades, tanto de formación, como culturales, aunque se mantenía
comunicación horizontal e interrelación con las organizaciones de MONAP de todo el país.
Con la colaboración de intelectuales universitarios y por medio de charlas impartidas en los mismos
asentamientos, se llegó a tener formación sobre temas como: derechos humanos, organización, rea-
lidad nacional, liderazgo, etc. Las mujeres recibían cursos de capacitación en costura, panadería y
otros, con el fin de que se integraran al proceso productivo informal. También se integraron jóvenes
campesinos, quienes reivindicaban el derecho a la tierra.
La participación de las mujeres jóvenes fue destacada. Entre las acciones que realizaban estaban las
protestas en contra del alto costo de la vida. Una de estas tuvo tal relevancia que pasó a la historia
bajo el nombre de “La lucha de las cacerolas”; pues consistía en que, todos los días a las 18:00
horas, en todos los barrios de la capital e incluso en otros departamentos, las mujeres salían a sonar
cacerolas como medida de protesta. Esta actividad llegó a adquirir tal importancia que incluso se dio
el enfrentamiento de las jóvenes con la policía.
Había una alianza muy fuerte con estudiantes, tanto universitarios de la AEU, como de educación
media, con la CEEM. En ese marco de protestas y de exigencia por mejores condiciones, el Estado
reprimió a estos jóvenes hasta llegar incluso a asesinar a varios de los que dirigían las marchas que
se daban casi a diario. El momento álgido de lucha fue en 1978, cuando en el país se realizó la pro-
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
testa contra el incremento al precio del pasaje urbano en la capital y estos jóvenes se unieron a estu-
diantes y obreros.
Tal fue el impacto en la vida nacional de este movimiento de jóvenes, que llegaron a ser parte del
Comité Nacional de Unidad Sindical (CNUS), así como del Frente Nacional contra la Represión. Sus
opiniones también llegaron a influir en el poder local y nacional; prueba de ello es que lograron que el
Gobierno incluyera en su Agenda el problema de la vivienda y el proceso de legalización de tierras, y
como consecuencia de esto, se creó el Fondo Guatemalteco de Vivienda. También realizaban labor
de concientización en sus espacios de trabajo.
El nivel de participación de la red juvenil fue tan sobresaliente, que llegaron a realizar festivales cultu-
rales y deportivos en cada barrio, de donde salieron los representantes que participaron en el Festival
Nacional de la Juventud, realizado en marzo de 1978 y luego sus delegados asistieron al Festival
Centroamericano de la Juventud, realizado ese mismo año. Otro aspecto importante fue la relación
que establecieron con jóvenes de pandillas, a quienes invitaban a participar en las excursiones que
realizaban y ellos, a cambio, les brindaban protección.
Este movimiento y red de jóvenes pobladores, dio un gran aporte organizativo a casi un tercio de la
población guatemalteca que vivía en condiciones precarias, coadyuvó a la toma de conciencia por
medio de programas de capacitación y, en buena medida, fue base para una nueva generación de
dirigentes sindicales, ya que muchos se integraron a las organizaciones sindicales de sus centros de
trabajo.
En cuanto a la respuesta estatal, es importante comprender que el Estado guatemalteco tiende a mili-
tarizarse y a tomar medidas contrainsurgentes ante la efervescencia de lucha popular. Esto explica el
hecho de que todas aquellas expresiones organizativas sociales y populares, entre éstas las estu-
diantiles, fueran declaradas como parte del enemigo estratégico a vencer mediante procesos represi-
vos que pretendieron descabezar los movimientos sociales y populares. Los y las jóvenes estudiantes
serían entonces, presa del salvajismo del Estado. Miles de ellas y ellos fueron secuestrados y asesi-
nados por los aparatos represivos del mismo Estado y del ejército.
Por otra parte, la agudización de la represión, la exclusión y la pobreza en Guatemala, darían como
resultado, en los años 70’s del siglo pasado, un repunte en la organización juvenil y estudiantil; pero
principalmente de la organización universitaria a través de la Asociación de Estudiantes Universitarios
(AEU), que aglutinaba a más de 25 asociaciones estudiantiles, tanto de la capital como de los Cen-
tros Regionales Universitarios ubicados en el interior del país.
Cada asociación integrante de la AEU tenía su dinámica propia; no obstante, su estructura organizati-
va era de un Secretariado, integrado por una Secretaría General y Secretarías Específicas, cuyos
representantes eran electos en votaciones generales; así también un Consejo Ejecutivo, integrado
por dos representantes de cada unidad académica, electos al igual que el Secretariado2.
Además de su quehacer como organización estudiantil, la AEU tuvo una gran proyección social, lo
que los llevó a tener clínicas médicas y odontológicas, un bufete jurídico popular, atención a familia-
res de personas desaparecidas, apoyo para la formación de sindicatos (por ejemplo, el de periodistas,
lustradores, vendedores de los mercados, y otros) y la realización de festivales de la juventud, tanto
locales como nacionales e internacionales.
2
Posteriormente se cambiaría esta estructura por otra, de una Coordinadora General, en la cual no se conocían
los nombres de sus integrantes, por razones de seguridad, debido a la represión estatal.
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
La vinculación con organizaciones nacionales fue fuerte y de gran impacto en la vida nacional. Entre
ellas destaca su nexo con el Comité de Unidad Sindical (CNUS) y el Frente Nacional Contra la Re-
presión; de ahí que no sea extraño que sus luchas rebasaran frecuentemente las propias demandas
estudiantiles, tal es el caso de las que se llevaron a cabo en contra de la represión, del alto costo de
la vida, el incremento en el precio del transporte, etc., lo que costó la vida de muchos de sus líderes y
lideresas.
La AEU inició la conformación de una Federación Nacional de Estudiantes (en donde se pretendía la
incorporación de representantes de educación media); incluso se contó con la participación de la
Asociación de Estudiantes de la Universidad Rafael Landívar (URL), que es una universidad privada.
En este contexto se creó la Coordinadora de Estudiantes de Educación Media (CEEM), que aglutinó a
20 asociaciones estudiantes de diferentes centros educativos públicos de la capital y de algunos de-
partamentos.
Por otro lado, es importante destacar que, durante este mismo periodo, las expresiones juveniles po-
pulares, comunitarias y barriales, tendieron a generalizarse como expresiones de lucha popular por el
mejoramiento de las condiciones de vida, algunas de éstas vinculadas a organizaciones revoluciona-
rias y guerrilleras. Del mismo modo, se manifestaron algunas expresiones y redes juveniles organiza-
das en el marco de las pastorales sociales de la Iglesia Católica y de los colegios católicos. Este re-
punte organizativo, puso a temblar a los gobiernos militares de turno, los cuales optaron por incre-
mentar los procesos represivos en contra de las organizaciones juveniles, y esto se tradujo en la des-
aparición, asesinato y exilio forzado de miles de líderes y lideresas de diferentes sectores sociales.
El final de los años 70’s y hasta finales de los 80’s marcarían la etapa de salvajismo estatal en donde
el genocidio y etnocidio cobrarían más de 200.000 víctimas civiles. Sería hasta en 1989 cuando se
daría el último genocidio en contra de la AEU, en el que 10 dirigentes estudiantiles fueron secuestra-
dos y asesinados.
Durante los años 80’s inicia un nuevo período de la democracia formal en Guatemala, el cual se vio
marcado por la aprobación de una nueva Constitución Política de la República y la instalación de un
sistema de elecciones democráticas. Aunque en materia de represión contrainsurgente la tónica si-
guió siendo la misma, este periodo de institucionalización democrática abrió las posibilidades para
que la organización juvenil adoptara objetivos más amplios: de carácter cultural, artístico, deportivo,
de desarrollo y de participación; incluso varios de ellos en el marco de la política de juventud del Go-
bierno de turno.
3.1.2. Antecedentes inmediatos: Los años 90’s hasta la firma de los Acuerdos de Paz
Sobre la base del marco histórico esbozado, se abre la década de los años 90’s, dando paso a nue-
vas expresiones y organizaciones juveniles que, por sus características, se convirtieron en expresio-
nes de asociativismo y redes juveniles, por medio de las cuales los y las jóvenes organizadas busca-
ron puntos de convergencia para impulsar luchas por sus derechos humanos y por el mejoramiento
de sus condiciones de vida, así como en temas y luchas específicas acordes con las necesidades
propias de su proceso de desarrollo social y para la solución de sus problemas.
Como antecedentes inmediatos del asociativismo juvenil en Guatemala y para la realización del pre-
sente diagnóstico, se tomaron en cuenta las expresiones organizativas asociativas de jóvenes que
vivieron todo el proceso de negociaciones para la paz, hasta el año de 1996, momento en que inició
una nueva etapa en la vida nacional y en la construcción de espacios juveniles de participación. De
este modo, como etapa actual del asociativismo juvenil, se tomarán todas aquellas expresiones y
redes que nacieron en el marco de la posguerra, hasta la fecha.
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
Una de las características de estas expresiones de asociativismo juvenil tuvo que ver con su vincula-
ción con procesos de participación popular y de defensa de sus derechos; incluso, en algunos casos,
sus dirigentes y las mismas organizaciones se veían vinculadas con grupos revolucionarios que, para
ese momento, se encontraban en su última fase de existencia, dado el inicio de las negociaciones
para resolver la guerra interna. Estas expresiones, también, estuvieron estrechamente vinculadas a
luchas populares y de oposición a los gobiernos de turno, específicamente al Gobierno de Serrano
Elías.
En primer término, nos encontramos con la Asociación de Estudiantes Universitarios Oliverio Casta-
ñeda de León (AEU), la cual se encontraba en una etapa de recomposición y reforma tras la brutal
represión de 1989. Como resultado de dicha reforma, la AEU creó el Consejo Consultivo Estudiantil
Universitario, el cual funcionaba horizontalmente y era coordinado por el Secretariado Ejecutivo de la
AEU, en el que participaban presidentes, vicepresidentes y secretarios generales de las asociaciones
estudiantiles facultativas o de escuelas. Este Consejo aglutinaba a 18 asociaciones estudiantiles del
campus central de la Universidad de San Carlos de Guatemala, lo que la convirtió en una de las re-
des juveniles más grandes y con más representatividad de ese momento.
Sus puntos de interés tenían que ver con el fortalecimiento del movimiento estudiantil, lo que efectua-
ban mediante actividades académicas, culturales y deportivas; el impulso del proceso de reforma uni-
versitaria; la participación y lucha activa en torno a problemas nacionales; la defensa de la educación
pública; y por último, la participación y apoyo al proceso de paz. En 1993 la AEU asumió la lucha en
contra del autogolpe de Estado impulsado por Serrano Elías, lo que significó un valioso aporte para
derrocarlo y mantener el orden constitucional.
Esta tónica se mantendría hasta la firma de los Acuerdos de Paz, cuando se inició un debilitamiento
de su accionar debido a que, en ese momento, la dirigencia estudiantil actuaba muy cercana a los
intereses de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, lo que la llevó a anteponer su filiación
política, a su participación como dirigentes estudiantiles de una de las organizaciones juveniles con
mayor fuerza en la historia de Guatemala.
Esta politización dio paso a que expresiones estudiantiles de derecha y con objetivos economicistas
ganaran las elecciones para la AEU en el año 2000 y la red estudiantil, tejida en el Consejo Consulti-
vo, se perdiera y dividiera, dando como resultado el rompimiento de dicha expresión de asociativismo
juvenil.
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
Durante los años 90’s se mantuvo el espacio de la Coordinadora de Estudiantes de Educación Media
(CEEM) como una expresión de asociativismo juvenil estudiantil. Esta organización aglutinaba a aso-
ciaciones estudiantiles de los institutos y escuelas públicas de la capital de Guatemala, cuyo objetivo
principal tenía que ver con la defensa de sus derechos, la lucha por el bono estudiantil y el subsidio,
la lucha en contra del incremento al transporte urbano (al igual que a finales de los años 70’s) y en
contra de la privatización de la educación pública.
El funcionamiento de dicha red era generalmente horizontal, aunque los y las lideresas con mayores
cualidades eran quienes asumían la dirigencia de dicha coordinación. En algunos momentos su fun-
cionamiento era bastante informal y coyuntural, pero lograban mantener aglutinadas a las asociacio-
nes estudiantiles.
La participación de muchos jóvenes con escasa o nula formación sociopolítica y su vinculación a las
maras (que en esos momentos iniciaban como fenómeno social), la intromisión y represión del Minis-
terio de Educación en la organización estudiantil y los conflictos que comenzaron a manifestarse en-
tre institutos públicos y colegios privados, hicieron que la CEEM se debilitara como una de las expre-
siones de asociativismo juvenil en Guatemala. Este debilitamiento progresivo acabó, finalmente, con
la desintegración de la CEEM.
Como parte de las luchas de las organizaciones indígenas víctimas del conflicto armado y de su lucha
en contra de la militarización de la sociedad guatemalteca, y con el apoyo de la Coordinadora Nacio-
nal de Viudas de Guatemala, nació una red juvenil denominada “Movimiento de Jóvenes Objetores de
Conciencia”. Sus integrantes fueron jóvenes indígenas de diferentes comunidades, municipios y de-
partamentos de Guatemala, principalmente jóvenes hijos e hijas de víctimas del conflicto armado.
Este movimiento se propuso, como objetivo central, la lucha en contra de la militarización y del servi-
cio militar forzoso, por lo que, como parte de lo establecido en los Acuerdos de Paz, presentaron una
propuesta de Ley de Servicio Cívico al Congreso de la República para eliminar el servicio militar for-
zoso y crear el servicio social como alternativa.
Dicha red funcionaba con asambleas representativas de todos los municipios donde tenían organiza-
ción y nombraban una Junta Directiva que la representaban en espacios de discusión, diálogo e inci-
dencia, lo que generaba altos niveles de movilización social.
En 1999, el Movimiento de Objetores de Conciencia se convirtió en una red juvenil con objetivos más
amplios en relación a la identidad y cultura de la juventud del pueblo maya, conformando así el Movi-
miento de Jóvenes Mayas (MOJOMAYAS), el cual continúa vigente.
Durante esta fase también comenzaron a tener ciertos niveles de participación otras expresiones or-
ganizativas como las asociaciones estudiantiles de la Universidad Rafael Landívar; principalmente la
Asociación de Estudiantes de Derecho, creada en 1994 con ciertos niveles de participación social y
estudiantil, y enfocada principalmente a actividades estudiantiles y académicas.
Actualmente, esta asociación cuenta con una Junta Directiva que es la que toma las decisiones,
además de realizar asambleas y foros de participación. Su relación con otras organizaciones y redes
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
Existieron, también, otras expresiones de asociativismo juvenil como la Red Juvenil para el Desarrollo
Sostenible (REJUDES), la cual aglutinaba a jóvenes y organizaciones juveniles ambientalistas que
impulsaron acciones por la defensa del entorno ecológico y acciones de carácter educativo con jóve-
nes. Su funcionamiento era a nivel de coordinación, sin estructuras rígidas.
La Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), que fue creada en los años 80’s, aglutinaba a jóvenes de
grupos organizados y no organizados que se identificaban con la filosofía cristiana. Esta asociación
se dedicaba a impulsar actividades de atención y desarrollo juvenil en diferentes comunidades y de-
partamentos de Guatemala. Además, cabe destacar que utilizaban una metodología de participación
lúdica y social para impulsar acciones de solución a problemas que afectan a la juventud de manera
directa.
La ACJ, por su filiación internacional a la YWCA, ha sido parte de procesos internacionales y ha con-
tado con apoyo permanente para desarrollar sus actividades. Como forma de intervención social or-
ganiza campamentos, talleres, encuentros y jornadas lúdicas y deportivas, las cuales se convierten
en una nueva forma de participación social de la juventud.
Actualmente, la ACJ cuenta con la participación de 12 grupos en ocho localidades y tiene un perfil
alto de atención y participación. Funciona a través del voluntariado y su labor se ha centrado princi-
palmente en la lucha contra la globalización, los tratados de libre comercio y el imperialismo estadou-
nidense. Su estructura funcional está compuesta por socios y socias, una Junta Directiva y una
Asamblea, y cada nivel toma las decisiones correspondientes.
A modo general, sobre las redes juveniles constituidas durante la década de los años 90’s se en-
contró que algunas de estas nacieron con el apoyo y acompañamiento de organizaciones sociales;
sin embargo, su proceso de desarrollo organizativo las ha llevado a consolidar constantemente su
propio protagonismo y espacios sociopolíticos de participación en la sociedad guatemalteca.
Por otra parte, todas las redes de organizaciones juveniles identificadas adoptaron o ya tenían en
buena medida, una forma de funcionamiento horizontal con órganos de coordinación y dirección, así
como con comisiones de trabajo. Además, resulta notorio que estas organizaciones se aglutinan en
torno a objetivos, problemas y temas comunes que les permiten converger como organizaciones alia-
das o unidas; esto con el fin de tener mayor impacto social y político, ya sea local, departamental o
nacional.
Las acciones impulsadas por las redes constituidas o existentes durante estos años eran principal-
mente de carácter contestatario, de denuncia y, en algunos casos, de propuesta e incidencia; aunque
también, algunas organizaciones comenzaron a impulsar actividades propias de la juventud, como
congresos, festivales artísticos, culturales, recreativos, deportivos, productivos, de capacitación y for-
mación, académicos y de intercambio social.
Finalmente, las redes juveniles de esta etapa tuvieron alto reconocimiento social por sus luchas. De
igual forma, tenían mucho peso ante las decisiones de los diferentes gobiernos; no obstante, a partir
de la firma de paz, algunas comenzaron a perder presencia y fuerza social, y su capacidad de inci-
dencia y presión se vio disminuida de manera considerable, principalmente en el momento de que
algunos de sus dirigentes comenzaron a tener posiciones condescendientes con el Gobierno y otros
sectores de poder, tal y como ocurrió en el caso de la AEU.
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
3.2.1. SODEJU-FUNDAJU
Dentro de este contexto de apertura, comienzan a nacer iniciativas que promueven la participación de
adolescentes y jóvenes; ejemplo de ello es la Sociedad Civil para el Desarrollo de la Juventud - Fun-
dación para la Juventud (SODEJU-FUNDAJU), creada en 1995 como una organización que adopta y
mantiene, hasta la actualidad, el objetivo central de promover la participación y organización infanto-
juvenil en la solución de sus problemas y necesidades, mediante el fortalecimiento de sus capacida-
des y cualidades. Con este fin, en una primera etapa, se propuso organizar a la juventud en diferen-
tes departamentos y municipios y apoyar a aquellas organizaciones juveniles incipientes para conso-
lidar su trabajo.
Como resultado de sus estrategias de trabajo, se atiende a 2.000 jóvenes al año en procesos de par-
ticipación y capacitación directa, los cuales están inmersos en procesos comunitarios, gremiales, sec-
toriales, departamentales y nacionales, ya sea desde sus organizaciones juveniles o desde su partici-
pación individual.
En la actualidad cuenta con la Academia Juvenil de Formación Sociopolítica para un Nuevo Lideraz-
go, la cual forma a jóvenes líderes y lideresas de diferentes organizaciones juveniles por medio de
sus programas de diplomado en análisis sociopolítico y en facilitación en planificación y proyectos.
También se han impulsado proyectos de importancia como los de prevención de la violencia y delin-
cuencia, prevención de VIH/SIDA, promoción de la participación de la mujer joven y promoción de la
participación ciudadana de la juventud.
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
Su funcionamiento es bastante horizontal contando con una Asamblea, un Consejo Consultivo y una
Coordinadora Ejecutiva Nacional. Sus organizaciones impulsan variadas actividades como: deporte,
arte, cultura, identidad, procesos educativos y productivos, diálogo y discusión sobre sus problemas,
realización de propuestas, prevención de violencia, capacitación y formación y, como red, ha impul-
sado, durante los últimos 8 años, el Congreso Nacional y el Festival Nacional de la Juventud.
Como objetivos centrales, se propuso luchar por los derechos estudiantiles, el mejoramiento educati-
vo y la reforma educativa, en contra de la privatización y desaparición de los centros educativos
públicos, así como impulsar, elevar y promover la participación estudiantil. Su forma de funcionamien-
to se da a través de una asamblea de representantes, en la que se elige su Junta Directiva.
La ONEG ha logrado ciertos niveles de movilización estudiantil, así como insertarse en procesos de
discusión y diálogo con las autoridades educativas. Su nivel de incidencia en algunos momentos ha
sido exitoso, sin embargo, le hace falta consolidar la participación estudiantil. Es reconocida princi-
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Fundación para la Juventud –FUNDAJU-SODEJU-
palmente en la capital y por las autoridades del Ministerio de Educación. Impulsa actividades de en-
cuentro, diálogo, capacitación, movilización, propuesta y protesta ante la violación de los derechos de
la población por la que trabaja.
Su forma de funcionamiento es a través de una Asamblea Nacional, la cual nombra a una Junta Di-
rectiva que actúa en representación de ésta. En la actualidad esta junta impulsa acciones para que la
Ley de Servicio Cívico se implemente, así como actividades para elevar el nivel de participación de
las y los jóvenes indígenas e incidir en el proceso de resarcimiento a las víctimas del conflicto armado
interno.
Como red, cuenta con grupos juveniles en 36 municipios de ocho departamentos, lo que suma un
aproximado de 5.000 jóvenes involucrados. Cada organización juvenil que integra la red adopta su
propia forma de organización y toma sus propias decisiones; no obstante, como parte de las activida-
des conjuntas que realizan, están los encuentros regionales y nacionales, en los cuales discuten su
problemática, definen acciones y actividades a impulsar, en tanto que un equipo facilitador le da se-
guimiento a todas las actividades. Es una red con alto nivel de movilización social que ha logrado
desarrollar y extender su trabajo hacia los diferentes pueblos mayas.
En 1999 se formó otra red juvenil integrada por organizaciones juveniles y jóvenes en lo individual,
denominada Movimiento de Jóvenes por la Paz y la Democracia (MJPAZD). Esta red nació en el
marco de un movimiento juvenil latinoamericano y aglutina a organizaciones y jóvenes de varios de-
partamentos. Su propósito central consiste en promover la participación de la juventud en el marco de
una cultura de paz y de derechos humanos, reivindicando sus problemas y necesidades.
El MJPAZD trabaja con líderes juveniles, aunque ellos y ellas no precisamente asuman la representa-
ción de una organización juvenil, pero tienen presencia y trabajo en 21 municipios de cuatro departa-
mentos (Sololá, Chimaltenango, Guatemala y Chiquimula).
En la actualidad, la estrategia central de esta red juvenil es fortalecer capacidades de liderazgo juvenil
para que ellos y ellas puedan realizar jornadas de observancia de sus derechos y del impulso de polí-
ticas públicas para juventud. Así también, se impulsa la realización de agendas mínimas de juventud,
con las cuales se busca incidir en las autoridades para que las incorporen a sus planes de desarrollo.
En el año 2001 nació una red juvenil denominada Coordinadora Juventud por el Servicio Cívico, que
aglutinó a otras redes y organizaciones juveniles al instituirse como una alianza juvenil en contra del
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servicio militar, a favor del servicio social y con el objetivo central de impulsar la aprobación de la Ley
de Servicio Cívico en el Congreso de la República.
Esta red juvenil funcionó horizontalmente y logró niveles de movilización y acción de impacto para la
aprobación de dicha Ley. En ella se integraron la ANJG, la ONEG, MOJOMAYAS, MJPAZD, ACJ,
SODEJU-FUNDAJU, HIJOS, convirtiéndose en el primer espacio amplio de asociativismo de redes
juveniles. El proceso de incidencia y movilización llevado a cabo por la Coordinadora, dio como resul-
tado la aprobación de la Ley de Servicio Cívico, luego de lo cual se disolvió el movimiento. Este
hecho hace que se considere a la Coordinadora como un proceso exitoso de asociativismo juvenil
coyuntural.
Sobre la base de la experiencia lograda en la Coordinadora Juventud por el Servicio Cívico y con el
apoyo e iniciativa de SODEJU-FUNDAJU, en el 2003 se creó una red nacional de jóvenes con objeti-
vos amplios en relación con los problemas, necesidades, reivindicaciones y luchas juveniles. A esta
red se le denominó Coordinadora Juventud por Guatemala (CJG) y se encuentra constituida por la
ANJG, la ONEG, MOJOMAYAS, MJPAZD, JOC y OASIS3, las cuales aglutinan a su vez a 120 orga-
nizaciones juveniles en 82 municipios.
El proceso de toma de decisiones lo realizan mediante un sistema horizontal que procura el consenso
entre las y los representantes de las distintas organizaciones. La coordinación del trabajo está a car-
go de 3 organizaciones que son nombradas para tal fin, aunque también se delegan responsabilida-
des en el resto de las organizaciones integrantes. En algunos casos la coordinación nombrada toma
decisiones inmediatas; sin embargo, algunas veces se denota que no se cuenta con el suficiente po-
der y representación para hacerlo.
Para sustentar su funcionamiento, la CJG cuenta con el apoyo de diferentes organizaciones interna-
cionales, pero su apoyo principal ha recaído en la las organizaciones nacionales.
Como resultados concretos de la CJG, se tienen la Ley de Desarrollo Integral de la Juventud (en pro-
ceso de aprobación en el Congreso de la República), la Agenda Nacional de la Juventud y la Política
Nacional de Juventud, que toma en cuenta un 35% de las propuestas de la Agenda, una ampliación
de la participación juvenil y la presencia y permanencia del tema de juventud y sus problemas en los
medios de comunicación y en la opinión pública. Además de esto, la CJG realiza reuniones de coor-
dinación, encuentros, congresos, seminarios, campañas informativas, reuniones y eventos de inci-
dencia.
3
Organización de Apoyo a una Sexualidad Integral Frente al SIDA, organización que trabaja con personas de
identidades sexuales diversas.
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Como parte del proceso de desarrollo de la participación juvenil indígena, nace otra expresión deno-
minada Red Nacional de Jóvenes Mayas (RENOJ), la cual aglutina a jóvenes de diferentes pueblos
mayas que se han propuesto el impulso de acciones de rescate de la identidad maya y de políticas y
legislación que propicien su desarrollo.
Organizativamente, la RENOJ está compuesta por una Asamblea Representativa y una Junta Directi-
va, en la cual se discuten las decisiones y acciones a impulsar. También tienen Secretarías Ejecuti-
vas de Proyectos y un Consejo Consultivo que es elegido cada dos años; no obstante, cabe destacar
que sus decisiones cuentan con el aval de ancianos y alcaldes mayas, lo que asegura un accionar
dentro de la cosmovisión maya.
Durante el presente Gobierno, la RENOJ fue parte de la Comisión de Participación Juvenil del Conse-
jo Nacional de la Juventud (CONJUVE) de la Presidencia de la República; sin embargo, dicha comi-
sión no funcionó, por lo que esta organización se retiró de la misma.
Como parte de la apertura de espacios para la participación juvenil, otros grupos y sectores juveniles
comienzan a propiciar procesos organizativos de asociativismo que generan redes y espacios de co-
ordinación tales como el Parlamento de la Niñez y la Adolescencia (creado en el 2003), el cual agluti-
na a adolescentes y jóvenes de 20 organizaciones de todos los departamentos del país.
Con el paso del tiempo, esta agrupación se ha convertido en un espacio permanente que se vinculó
al Congreso de la República, a través de un encuentro parlamentario aprobado en el 2004 y 2005 y
actualmente, como resultado de su desarrollo, se está proponiendo al Congreso de la República la
aprobación de una Ley que les reconozca como Foro Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes; o
sea, como ente de consulta, opinión y propuesta ante las instituciones gubernamentales.
En 1988 nació una red denominada Empresarios Juveniles, la cual tomó mayor auge a finales de los
años 90’s del siglo pasado, y actualmente pertenece a una red internacional de 100 países. Se trata
de una organización no lucrativa de educación, autónoma, apolítica y no religiosa, integrada por
aproximadamente 1.500 jóvenes empresarios que promueven las alianzas estratégicas entre empre-
sarios juveniles y de éstos con otros sectores.
Esta red cuenta con presencia en 15 municipios, en los cuales realiza asesorías sobre trámites para
legalizarse, así como cursos de capacitación y formación en diferentes temáticas. Estas actividades
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están dirigidas a niños, niñas y jóvenes de todos los estratos sociales, como complemento de los pro-
gramas de educación formal y su objetivo es brindar las herramientas necesarias para que los y las
jóvenes se inserten en procesos productivos propios y aborden su proceso empresarial de manera
sustentada.
Empresarios Juveniles tiene como visión ser la entidad líder en el desarrollo del espíritu emprende-
dor, creativo y visionario, por lo que sus cursos y demás estrategias de acción se encuentran influidas
por dichos principios y, además, tiene la misión de crear y ejecutar programas innovadores para el
desarrollo integral de las personas.
La Alianza Infantil Juvenil Guatemalteca (AIJG) es una red de organizaciones juveniles presente en
seis municipios y que a la vez se extiende a 120 comunidades. Ésta se organizó como parte de pro-
cesos de promoción a la participación de la niñez y la adolescencia por parte de Save the Children
Guatemala, en el marco del impulso de políticas públicas municipales.
El objetivo central de esta red consiste en promover la organización y participación juvenil, al igual
que las políticas públicas municipales; para ello cuenta con un Comité Ejecutivo y una Asamblea de
Representantes que toma las decisiones con base a propuestas hechas por cada organización. Bajo
esta estructura organizacional han logrado la apertura de espacios para el respeto y cumplimiento de
los derechos de la niñez y la adolescencia, lo que la ha llevado a contar con el reconocimiento de
otros sectores y autoridades municipales.
Actualmente está integrada por representantes de las Secretarías de la Juventud de 12 partidos polí-
ticos, además de relacionarse con el Foro Permanente de Partidos Políticos. También, se propone
elevar las capacidades de las y los jóvenes de los partidos políticos, con el objeto de que mejoren su
nivel de participación política al interior de las estructuras partidarias.
El Parlamento Juvenil Centroamericano sobre Droga, Mara y Desarrollo, que nació en el 2005, ha
llegado a constituirse como un canal de expresión juvenil alternativo a la falta de oportunidades y es-
pacios de participación donde la juventud sea escuchada y logre presentar propuestas a nivel regio-
nal y ante organismos nacionales e internacionales.
Entre las actividades que realiza, destacan las acciones de incidencia, video-foros, encuentros y
asambleas regionales, campamentos y procesos de formación y capacitación. Además, como parte
de sus objetivos, procuran contactar a nuevas organizaciones para que se unan al Parlamento. Dicha
red cuenta con una Junta Directiva conformada por dos representantes de cada país, además de su
asamblea anual, donde se toman las grandes decisiones. La comunicación se hace principalmente a
través de medios electrónicos.
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La Red de Jóvenes por la Participación Política forma parte de los programas de formación y capaci-
tación del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (INCEP) y tiene como objetivo central el de
impulsar espacios de formación e intercambio académico y político entre y con las secretarías de ju-
ventud de los distintos partidos políticos, así como con organizaciones sociales que manifiesten el
deseo de participar en las actividades que se realizan desde la red.
Las decisiones se toman desde el órgano directivo de INCEP y luego se trasladan a los y las jóvenes
que integran la red para que las mejoren, modifiquen o adecúen a sus propias necesidades y pensa-
mientos. Uno de los logros de dicha red son los espacios de participación juvenil, al interior de los
mismos partidos políticos, en cargos de importancia.
Existe otra red juvenil denominada Red de Agentes de Cambio, la cual fue creada en el 2001 con
representantes de organizaciones del área Sur, del Occidente y de Amatitlán. Su objetivo central es la
inclusión y socialización de políticas de izquierda dentro de la juventud, con lo que se busca la forma-
ción integral para que ellos y ellas se conviertan en entes multiplicadores a lo interno de su organiza-
ción.
Esta red no tuvo el seguimiento adecuado durante los años 2002 y 2003, por lo que no logró consoli-
darse totalmente; sin embargo, mantiene coordinación con 35 representaciones de organizaciones
sociales, partidos políticos de izquierda y centro izquierda, así como con centros de investigación y
medios de comunicación.
El Bloque funciona de manera horizontal y tiene como objetivos la lucha en contra del imperialismo
estadounidense, los tratados de libre comercio y la globalización, así como el impulso de acciones en
contra de los militares, el ejército y las fuerzas de seguridad, pues son vistas como responsables de
la muerte de miles de guatemaltecos y, en la actualidad, de impulsar procesos de limpieza social y
represión en contra de la juventud.
Cada organización maneja una agenda propia y a la vez todas manejan una agenda común. Las de-
cisiones se toman en asamblea del Bloque y generalmente se busca el consenso dentro de un pará-
metro alternativo de organización, por lo que los delegados de las organizaciones ante el Bloque y los
asistentes a la asamblea pueden participar en la toma de decisiones con igualdad de condiciones.
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Dentro del asociativismo juvenil en Guatemala se encuentran algunas expresiones que constituyen
redes juveniles locales o departamentales que aglutinan a varias organizaciones y grupos juveniles
que trabajan en el ámbito local o comunitario.
Dentro de este tipo de redes existe la Asociación de Grupos Juveniles Luz y Esperanza (AGLE), que
integra a grupos juveniles vinculados a la Iglesia Católica y a la Pastoral Social correspondiente a las
colonias ubicadas en Ciudad Quetzal. Esta red nació con mucha influencia de la teología de la libera-
ción y con el fin de propiciar un espacio de coordinación, convivencia e impulso de actividades pro-
pias para adolescentes y jóvenes de esas comunidades, hecho que la convierte en una alternativa de
participación. En la actualidad, esta asociación impulsa actividades de impacto social y tiene mucho
protagonismo y participación en distintos espacios juveniles y a nivel nacional.
Una característica de este tipo de redes, que también es compartida por la AGLE, es que nacen de-
ntro de áreas socialmente marginadas y excluidas, por lo que trabajan principalmente con jóvenes
pobres. Para realizar sus actividades cuentan con una coordinación que organiza comisiones y sub-
comisiones de trabajo, mantiene el contacto directo con los diferentes grupos y busca el apoyo mu-
tuo.
En el Departamento de San Marcos existe otra red juvenil, la cual se denomina Movimiento de Jóve-
nes Marquenses en Proyección Social (MOJOMAPS). Este movimiento aglutina a 15 organizaciones
municipales de jóvenes, cuyo principal objetivo es generar un espacio de participación en el que los y
las jóvenes puedan expresarse, formarse y defender sus derechos, además de presentar propuestas
para la solución a sus problemas en las municipalidades.
Cuenta con un espacio de coordinación de delegados de los municipios y mantiene una comunicación
constante entre las diversas organizaciones. Además, organizan actividades deportivas, culturales,
recreativas, intercambios, campamentos, etc.
La Red Yes por el Empleo Juvenil en Guatemala, empezó a funcionar a inicios del 2006 y está inte-
grada por siete instituciones, 60 personas y 12 miembros del equipo gestor. Tiene como objetivos
organizar y extender la red de empleo juvenil a nivel nacional, por medio del desarrollo de eventos
informativos, así como elaborar propuestas a través de la búsqueda de alianzas con el Gobierno, em-
presas privadas, ONG’s, organizaciones juveniles y organizaciones internacionales.
Cuentan con un proceso de coordinación donde cada organización apoya en aspectos puntuales, en
tanto que el equipo gestor es el encargado de ejecutar y socializar la información dentro de la red,
brindando a las organizaciones asesoría sobre diferentes actividades. No se convoca a reuniones,
sino que la información se maneja por medios electrónicos. Las acciones que se impulsan son paliati-
vas, pues parte de la idea de que no es posible acabar con los problemas; no obstante, contribuyen
con investigaciones y pretenden aportar soluciones innovadoras.
Dentro del ámbito de la Iglesia Católica, existe una red conocida como Pastoral Juvenil, la cual tiene
presencia en todo el país y realiza un trabajo desde los jóvenes para los jóvenes, de modo que se da
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una participación completa desde la base. A lo interno de esta organización se reconoce la necesidad
de que los y las jóvenes tengan la posibilidad de presentar sus necesidades y propuestas, además de
ser consultados/as sobre sus problemas.
Como parte de su accionar, la Pastoral Juvenil realiza actividades para atender a jóvenes que tienen
problemas de drogas y vicios, con un enfoque preventivo. También trabaja para concientizarlos y
desarrollar en ellos y ellas un pensamiento crítico, promueve su participación dentro de las activida-
des de la Iglesia Católica y hay una estrecha vinculación con la Oficina de Derechos Humanos del
Arzobispado de Guatemala (ODHAG) y las pastorales sociales. Además, promueven espacios de
participación juvenil, como encuentros y asambleas anuales.
3.3.1. Fortalezas
Hay deseo de participación de un sector juvenil para trabajar con las organizaciones y redes
juveniles.
Se identifica que los y las jóvenes tienen anuencia a organizarse, por lo que la organización
juvenil se está extendiendo y conformando en diferentes colonias, municipios, y departa-
mentos.
Existen 22 redes juveniles identificadas, las cuales son diversas en sus objetivos y acciones,
aunque la mayoría trabaja de manera específica la reivindicación de los y las jóvenes y de
sus problemas.
Existe una agenda en común sobre propuestas e iniciativas relacionadas con la juventud, las
cuales han sido discutidas con la mayoría de organizaciones juveniles.
Se presentan procesos de incidencia política desde algunas redes juveniles, tanto a nivel lo-
cal como nacional.
Se presentan algunas actividades y esfuerzos conjuntos entre las redes y organizaciones ju-
veniles.
Hay una interrelación entre la organización a nivel local y las redes juveniles que operan a
nivel nacional o departamental.
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Pertenecer a una red, ayuda al fortalecimiento de las organizaciones juveniles, al tiempo que
se fortalecen las acciones conjuntas desde y para la juventud.
3.3.2. Oportunidades
La sociedad, así como los y las gobernantes, visibilizan y atienden a la juventud cuando está
organizada en redes juveniles y por ende ven mayor representatividad.
La temática juvenil ha cobrado relevancia en los últimos años, tanto en las esferas del Esta-
do como en la sociedad.
Se tiene presencia y apoyo de muchos medios de comunicación para generar opinión y pre-
sencia pública sobre el tema de juventud con un enfoque integral.
Hay ciertos niveles de presencia y gestión de quienes coordinan los espacios juveniles.
3.3.3. Debilidades
El tema del asociativismo juvenil no se maneja como tal en las redes existentes y es desco-
nocido en otros ámbitos sociales y políticos.
Algunas redes juveniles son creadas temporalmente o coyunturalmente, no con una visión
de largo plazo.
Las redes juveniles tienen algunas debilidades organizativas y de recursos, lo que impide
una mejor proyección e impacto social.
Los bajos niveles de institucionalidad de las redes juveniles, algunas veces, obstaculizan la
consecución de fondos para su funcionamiento.
Los niveles de liderazgo no son los óptimos, por lo que se dificulta la toma de decisiones y la
orientación adecuada de ciertos procesos juveniles.
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Existe poca participación de las mujeres en la toma de decisiones y en el impulso de las ac-
ciones de las redes juveniles.
Falta de socialización y publicidad del trabajo que desarrolla cada una de las redes juveni-
les.
Las organizaciones juveniles que integran las redes juveniles no asumen óptimamente sus
responsabilidades.
Se presentan recelos y diferencias organizacionales entre las redes cuando se realizan acti-
vidades conjuntas o sobre algunos temas y enfoques.
Los canales de comunicación entre redes y, en algunos casos, internos a la red, son defi-
cientes.
3.3.4. Amenazas
Hay una desvalorización de los y las jóvenes como personas, que se manifiesta en una fre-
cuente estigmatización y exclusión en lo social, lo económico, lo político y lo cultural, por lo
que se dan procesos de acoso y represión hacia la organización juvenil y hacia la juventud
en general.
Los partidos políticos utilizan a la juventud, por lo que en ellos y ellas se manifiestan niveles
de desconfianza para la participación social y política.
Hace falta mejorar los niveles de coordinación interinstitucional, tanto entre redes, como con
aquellas organizaciones nacionales e internacionales que apoyen procesos de asociatividad
juvenil.
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4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
La asociatividad juvenil en la época del conflicto armado interno obedecía a luchas naciona-
les más que a intereses particulares por la búsqueda del desarrollo juvenil. En su mayoría,
las redes y las organizaciones juveniles estaban vinculadas a organizaciones guerrilleras o
revolucionarias, cuyos procesos de lucha no reivindicaban de manera específica las necesi-
dades juveniles.
Las redes juveniles, estudiantiles y barriales, fueron las más fuertes y representativas de la
juventud en la época del conflicto armado interno, aunque existieron otras organizaciones
juveniles con enfoques sociales.
En la década de los años 70’s y 80’s hubo procesos de formación política dirigidos hacia la
juventud, lo cual facilitó la presencia de liderazgos y procesos de participación juveniles sus-
tentados y con muchas capacidades.
Aunque las redes juveniles no contaban con fuentes de financiamiento, los recursos para
impulsar sus actividades se obtenían con aportes de sus integrantes y con formas populares
creativas de recaudación, basados principalmente en el trabajo voluntario.
A partir de la firma de los Acuerdos de Paz, la organización y las redes asociativas juveniles
están creciendo y consolidándose, aunque hace falta mayor trabajo, pues las necesidades y
la población juvenil son amplias.
El tema de juventud, como parte de los resultados del trabajo de redes juveniles y de orga-
nizaciones que apoyan dichos procesos, es un tema de agenda nacional, posicionado so-
cialmente.
Existe organización y redes juveniles diversas, lo que enriquece los procesos de participa-
ción y asociativismo juvenil.
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Existen varias redes juveniles que se ramifican a nivel nacional, pero aún hace falta mejorar
los niveles de organización, principalmente en el área rural.
El trabajo voluntario de las organizaciones y el de los y las jóvenes dirigentes en las redes y
en sus comunidades, es la base fundamental de su trabajo, lo cual las potencializa y proyec-
ta como un trabajo sustentado.
La apatía y la desesperanza, así como los problemas que vive la juventud, principalmente la
pobreza y exclusión social, obstaculizan su participación organizada.
Pese a que se ha logrado el protagonismo y dinámica propia por parte de las redes y orga-
nizaciones juveniles, en ocasiones hay intromisión de los adultos en sus procesos o sus in-
tereses riñen con los espacios juveniles. (ORGANIZACIÓN O RELACIÓN CON OTRAS
INSTANCIAS)
Los mecanismos de comunicación intra redes tienen cierto nivel de eficacia; sin embargo,
hace falta fortalecerlos, principalmente con el uso de la tecnología. Entre redes la comunica-
ción es un poco más difícil pues no existen los espacios y mecanismos para realizarla.
Se presentan ciertas divergencias y recelos entre algunas redes juveniles, lo que impide rea-
lizar alianzas y ampliar las luchas juveniles.
Los recursos y apoyo económico para el funcionamiento de redes juveniles son muy esca-
sos. De parte del Estado no se cuenta con ningún tipo de apoyo económico o técnico para
fortalecer o generar nuevos procesos.
Hacen falta espacios físicos y equipo para el trabajo de las redes y organizaciones juveniles.
Algunas de las redes juveniles han logrado cierto nivel de incidencia hacia el Estado y Go-
bierno, pero es necesario mejorar la capacidad de presión y movilización social. Tienen un
buen nivel de propuesta (políticas, proyectos, etc.), sin embargo, hay que mejorar su capa-
cidad de gestión e intervención política.
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Las redes juveniles se han desarrollado en lo social, lo político y lo cultural, donde han obte-
nido logros considerables; sin embargo, se ha incursionado poco en procesos productivos y
alternativas de desarrollo económico.
Se ha logrado mayor acercamiento y diálogo de algunas redes juveniles con los partidos
políticos.
El Gobierno trata de invisibilizar y soslayar las propuestas y los espacios logrados por las
redes juveniles.
Las redes juveniles tienen ciertos niveles de dependencia de otras organizaciones naciona-
les e internacionales que apoyan el tema, específicamente, en lo relacionado a los recursos.
Los procesos de organización y redes juveniles son apoyados con mayor determinación y
recursos por organizaciones internacionales que por instancias nacionales.
Las redes juveniles deben enfocarse en las necesidades de los y las jóvenes y procurar un
empoderamiento que les permita posicionarse como espacios con dinámica propia, sin inter-
ferencia y manipulación de adultos. Igualmente, deben fortalecer sus capacidades y procurar
mejores niveles de apoyo.
Las organizaciones y redes juveniles deben vincularse más a las luchas nacionales de la
sociedad civil organizada, para que no se pierda de vista que la problemática de la juventud
y de la sociedad son problemas de carácter estructural.
Hace falta una mayor vinculación, de las diferentes formas de trabajo, a la identidad y cultu-
ra de los pueblos Maya, Xinca y Garífuna, de modo que se fortalezcan los procesos organi-
zativos de la juventud de estas comunidades. Igualmente, falta propiciar mayor equidad de
género en estas poblaciones, tanto en la participación como en el abordaje y reivindicación
de la problemáticas de las mujeres jóvenes.
Es necesario separar el trabajo de las ONG’s y el de las organizaciones juveniles para bus-
car la sostenibilidad sociopolítica y económica y lograr, con ello, el fortalecimiento de los
procesos de planificación de las redes (planes y alianzas estratégicas).
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Es necesario visibilizar el trabajo de las redes juveniles en los medios de comunicación, ante
el Estado y la sociedad, de modo que la población conozca la importancia de la organización
juvenil, se fomente la participación de más jóvenes y se supere la cultura del miedo, la es-
tigmatización y la discriminación a la que se encuentra sujeta la juventud.
Es necesario buscar fuentes de ingresos para los y las jóvenes que participan en los proce-
sos organizativos de las redes juveniles, con el objeto de lograr su permanencia y segui-
miento a las acciones y proyectos que se propongan.
Para fortalecer, extender y mejorar los procesos de asociativismo juvenil se pueden impulsar las si-
guientes estrategias y acciones:
Realizar un mapeo de organizaciones juveniles para que se conozca la magnitud del movi-
miento juvenil y su incorporación al espacio de las redes.
Crear un mecanismo electrónico (portal Web) desde donde se den a conocer las acciones
de las redes y se pueda ofrecer información sobre cómo organizarse e integrarse.
Gestionar fondos de apoyo de fácil acceso, para el desarrollo de las redes juveniles.
Crear y fortalecer un espacio de encuentro para las diferentes redes juveniles (un foro na-
cional de la juventud), con el objeto de sumar esfuerzos, unificar acciones, tener mayor re-
presentación y representatividad, intercambiar experiencias, extender la organización juvenil
y ser interlocutor de las necesidades y propuestas de la juventud.
Crear un equipo de asesoría para las redes juveniles en los temas y aspectos que éstas re-
quieran.
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Fortalecer los procesos de incidencia y movilización social para que el Estado impulse políti-
cas de desarrollo integral, así como para que incremente y destine recursos para la juven-
tud.
Impulsar y gestionar ante el Congreso de la República para que se apruebe la Ley de Desa-
rrollo Integral de la Juventud y se ratifique la Convención Iberoamericana de Derechos de la
Juventud, como instrumentos jurídicos que impulsen la organización y el asociativismo juve-
nil.
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BIBLIOGRAFÍA
Coordinadora Juventud por Guatemala (CJG), Agenda Nacional de la Juventud (2003). Propuestas
de políticas públicas para adolescentes y jóvenes, 2004-2012. Guatemala: Coordinadora Juventud
por Guatemala (CJG), Agenda Nacional de la Juventud.
Poitevin; Rivera y Moscoso (2000). Los jóvenes guatemaltecos a finales del siglo XX. Informe de
investigación. Guatemala: FLACSO.
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ANEXO
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