Sunteți pe pagina 1din 1

“Prediquemos y enseñemos como el apóstol Pablo” (10 mins.

Hch 17:2, 3. Pablo razonaba con sus oyentes usando las Escrituras y hacía referencia a ellas para
enseñar (nwtsty nota de estudio para Hch 17:2: “razonó”; nwtsty nota de estudio para Hch 17:3:
“probando por referencias”).

Probando por referencias: La palabra griega significa literalmente “poner al lado”. Esto podría
dar a entender que Pablo comparó minuciosamente las profecías mesiánicas de las Escrituras
Hebreas con los sucesos de la vida de Jesús para mostrar cómo este las cumplió.

Sabía que aquellos oyentes conocían y respetaban las Escrituras. Tan solo les faltaba entenderlas
en su sentido más pleno. Por eso, basándose en ellas, argumentó, explicó y demostró que Jesús de
Nazaret era el Cristo, el Mesías prometido. Al remitirnos constantemente a la Biblia, pueden ver
que no les llevamos ideas de nuestra propia interpretación, sino enseñanzas divinas. Además,
nosotros también nos beneficiamos de tener claro el sólido fundamento de nuestras enseñanzas

Hch 17:17. Pablo predicaba donde había gente (nwtsty nota de estudio para Hch 17:17: “la plaza
de mercado”).

Situada al noroeste de la Acrópolis, abarcaba unas 5 hectáreas (12 acres). Pero era mucho más que
un centro de intercambio comercial. Era la plaza mayor o, en palabras de un especialista, el
“corazón económico, político y cultural de la urbe”. Constituía el punto predilecto para reunirse y
entablar discusiones intelectuales.

Hch 17:22, 23. Pablo era observador y establecía un terreno común (nwtsty nota de estudio para
Hch 17:23: “A un Dios Desconocido”).

El apóstol se fijó bien en su entorno. Como fue tan observador, aprendió mucho sobre sus
oyentes.

A un Dios Desconocido: Las palabras griegas Agnóstoi Theói estaban escritas en un altar en
Atenas. Los atenienses expresaron su temor por los dioses construyendo muchos templos y
altares, hasta el punto de hacer altares a deidades abstractas como la Gloria, la Modestia, la
Fuerza, la Persuasión y la Piedad. De esta manera, estaban reconociendo la existencia de un Dios
al que no conocían. Con habilidad, Pablo usó ese altar para empezar a hablarles de ese Dios que
desconocían, el Dios verdadero.

Si vamos con los ojos bien abiertos, nosotros también descubriremos detalles significativos sobre
la gente a la que visitamos. Pudieran ser cosas tan sencillas como juguetes en el jardín o letreros
en la puerta. Si nos hacemos una idea sobre las posibles circunstancias del residente, elegiremos
mejor el tema y la forma de presentárselo (Col. 4:6).

S-ar putea să vă placă și