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Leif Erikson: El VIKINGO que DESCUBRIÓ AMERICA 500 años

antes que COLÓN el oportunista


By administrador10 mayo, 2016Historia ocultaNo Comments
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Explorador islandés, nacido alrededor del año 961 en Islandia y muerto en


Groenlandia en el 1020. Ha sido considerado como el primer europeo en llegar a
las costas del Norte de América y en establecer un asentamiento allí. Los detalles
de su vida han llegado hasta nosotros a través de las sagas islandesas de los
siglos XIII y XIV. También era conocido como Leif el Afortunado.
Viaje a Noruega y conversión al cristianismo
Erikson era el segundo de los tres hijos de Erik el Rojo, quien hacia el año 985
fundó, tras haberse exiliado de Islandia, la primera colonia vikinga en
Groenlandia. Según la Saga de Erik, Leif viajó alrededor del año 1000 desde
Groenlandia a Noruega. Los vientos desfavorables le obligaron a hacer escala en
la Hébridas, donde pasó todo el verano. Allí se enamoró de una mujer llamada
Thorgunna. Ésta, cuando Leif se disponía a partir, le pidió que la llevara consigo,
ya que estaba esperando un hijo suyo. Pero el navegante, ante la peligrosidad del
viaje, prefirió que no embarcara. Para contribuir a la manutención de su futuro
hijo, le entregó un cinturón de marfil de morsa, un anillo de oro y una capa de
lana de Groenlandia. Este niño, que respondía al nombre de Thorgils, cuando se
hizo mayor viajó a Groenlandia, donde fue acogido por su padre. A su llegada a
Noruega fue recibido con todos los honores por el rey Olaf I Tryggvason, quien le
convirtió al cristianismo. Leif y todos sus compañeros de viaje fueron bautizados.
Al año siguiente, Olaf le conminó a que regresara a Groenlandia con la misión de
convertir a la fe cristiana a los colonos vikingos.

Partieron a comienzos de verano, acompañados por un sacerdote y varios


religiosos, para que bautizaran a los futuros conversos y los instruyeran en la
verdadera fe. Cuando se encontraban en alta mar rescataron a la tripulación y la
valiosa carga de un barco que se encontraba a punto de naufragar; gracias a este
acontecimiento comenzó a ser conocido por sus compañeros con el nombre de
Leif el Afortunado. Según otros relatos, en el viaje de regreso una tormenta le hizo
perder el rumbo, lo que le llevó hasta una tierra desconocida con campos fértiles
y en la que había muchas uvas salvajes. Dicho territorio fue bautizado con el
nombre de Vinland. A su llegada a Groenlandia, se instaló junto a su padre en
Brattahild, desde donde comenzó a ganar adeptos para la cristiandad; uno de sus
mayores éxitos fue la conversión de su madre, Thjódhid, quien construyó en
Brattahild la primera iglesia cristiana de Groenlandia. El paso decisivo para que
toda la población de la isla abrazase la fe fue el bautizo de Erik el Rojo, quien en
un primer momento era reacio a abandonar la religión tradicional de los vikingos.
La idea de la conversión de Groenlandia por Leif bajo los auspicios de Olaf
apareció por primera vez en la Vida de Olaf Tryggvason, escrita por el monje
medieval Gonnlaug Leifsson, ya que las fuentes anteriores no nombran a
Groenlandia entre las tierras convertidas por Olaf.

Descubrimiento de América
Según la Saga de los Cuentos de los Groenlandeses, que para muchos
investigadores es más fiable que la Saga de Erik, quien realmente avistó las
costas de Norteamérica fue el navegante islandés Bjarni Herjólfsson. Según el
relato de Bjarni, éste había visto unas tierras extrañas catorce años antes, cuando
se perdió camino de Groenlandia. Las informaciones traídas por el navegante a
Noruega incitaron a los navegantes a emprender un viaje hacia esas nuevas
tierras, que algunos habían afirmado avistar desde las montañas más altas de la
isla en los días más claros. Leif le compró su barco a Bjarni y le pidió que le
describiera la ruta que tomó, con el fin de emprender el viaje en sentido contrario.
El navegante propuso a su padre que encabezase la expedición, pero éste cayó de
su caballo y se rompió una pierna cuando se dirigía a embarcarse, lo que obligó a
Leif a asumir el mando. Cuando partió con 35 navegantes en dirección contraria a
la tomada por Bjarni, iba acompañado de la mayoría de la tripulación del islandés.
A los pocos días de navegación llegó a una tierra montañosa y desnuda, sin
apenas vegetación, cubierta de glaciares. Tras bautizarla con el nombre de
Helluland (‘Tierra de las Piedras Planas’), prosiguió su viaje hacia el sur.
Decidieron desembarcar más tarde en una tierra llana y cubierta de bosques que,
según la tripulación, había sido la primera que divisaron en el viaje de Bjarni. La
costa carecía de acantilados y había una gran cantidad de playas de arena
blanca; la región recibió el nombre de Markland (‘Tierra de Bosques’). Leif
continuó sus expediciones, ya que buscaba un sitio más adecuado para pasar el
invierno. Después de dos singladuras, y tras ser empujados por viento del
noroeste, llegaron a una isla situada en el norte de lo que parecía un continente,
en el que destacaba un cabo que se orientaba hacia el norte. Ésta era una tierra
fértil, con abundantes uvas, por lo que recibió el nombre de Vinland (‘Tierra del
Vino’). Leif dividió a sus hombres en dos grupos y los envió a explorar los
alrededores. Decidieron pasar allí el invierno, para lo cual construyeron un
poblado de cabañas de madera a orillas de un lago, con una gran cabaña en el
centro al estilo vikingo, al que pusieron el nombre de Leifsbudr, y que se convirtió
en el primer asentamiento europeo en América. Con la llegada de la primavera se
prepararon para iniciar el viaje de regreso, y zarparon con la llegada de buenos
tiempos que le llevaron de regreso a Groenlandia.

Los investigadores han tratado de identificar los lugares descubiertos por Erikson.
Helluland probablemente se tratase de la tierra de Baffin, y Marklandia sería la
Península de Labrador. Donde ha habido menos coincidencias es en la
identificación exacta de Vinland: mientras que para unos se trataría de Nueva
Escocia o Nueva Inglaterra, para otros sería Terranova. Los defensores de esta
última posibilidad han basado su opinión en el hallazgo efectuado por los
arqueólogos en 1963 de unas ruinas vikingas en L´Anse-aux-Mesdows, en el norte
de Terranova. Años después del viaje de Leif, su hermano Thorvald le pidió
prestada su nave para regresar a Vinland. Éste, tras establecerse en Leifsbudr,
inició una serie de exploraciones por las regiones de los alrededores. En una de
estas incursiones, Thorvald encontró la muerte en un enfrentamiento con los
nativos que tuvo lugar en las cercanías de un lago en el invierno de 1004-1005.
Erikson autorizó con posterioridad al navegante islandés Thorfim Karlsefni a
continuar la exploración de Vinland. Poco tiempo después de su llegada se
produjo la muerte de su padre, por lo que se convirtió en el patriarca de la
comunidad vikinga de Groenlandia. Cuando en 1020 Leif falleció, fue sucedido por
su hijo Thorkel.
Los asentamientos logrados por Leif Erikson no durarían sino poco más de una
década. Nativos hostiles, posiblemente descendientes de grupos que llegaron
antes, como los inuit y los siberianos, le declararon la guerra. Pronto, decidiría
junto a los demás abandonar la idea de conquistar Vinlandia y se retirarían a falta
de fuerza militar para contrarrestar los ataques desatados.
El caso de Erikson no es sino uno de los tantos relatos que nos hablan del
descubrimiento del Nuevo Mundo, algo de lo que tanto se jactan hoy en día los
españoles y portugueses. Pero ni siquiera Erikson puede darse el lujo de decir que
llegó de primero. Chinos, polinésicos, fenicios, egipcios y hasta marroquíes ya
habían pasado por aquí, y también dejaron su huella.
LOS ESTUDIOS Y RESTOS ARQUEOLÓGICOS QUE RESPALDAN LO QUE YA
ES UNA REALIDAD
El texto en letras rúnicas parece atestiguar una expedición vikinga de 1362 en
América del Norte, que acabó en tragedia: “cuando volvimos al campamento
encontramos a 10 hombres rojos de sangre y muertos”, dice un fragmento.
Encontrada en Kensington, Minnesota en 1898,
En Heavener, Oklahoma una piedra con inscripción rúnica. Probablemente
realizada por vikingos que ascendieron por el río Mississippi entre el 600 d.C. y el
900 d.C. Su significado es: “Valle propiedad de Glome”. Los indios Choctaw
descubrieron los ocho misterios símbolos.

A orillas del lago de Spirit Pond, Maine (EE. UU.), en 1971 se hallaron 3 piedras
con inscripciones rúnicas, datadas en torno al año 1200 a. C. Aunque no han sido
descifradas completamente, se trataría del relato de una expedición naval
vikinga. En la imagen las conocidas como “de las inscripciones” y “mapa”.
En Berkley, Massachusetts, sobre la ribera del río Taunton, en una roca de 3,40 m.
de largo, posibles inscripciones vikingas. Otros las atribuyen a Fenicios,
Portugueses, Chinos o nativos. Fotografía tomada en 1893.
En las cordilleras de Yvityrusu y Amambay, existen numerosas manifestaciones
rupestres interpretadas como inscripciones rúnicas
Figuras con rasgos nórdicos, posible huella vikinga en las costas centrales de
Chile
En los años 70, el historiador francés Jacques de Mahieu defendió la tesis que la
región habría sido fundada por vikingos. Siete Ciudades al noreste de Brasil está
compuesta por siete grupos de rocas heterogéneas. Cada grupo de rocas
representa una ciudad. Las inscripciones rupestres están diseminadas por todo el
complejo.
El descubrimiento de cinco momias rubias en Perú, indica que 700 años atrás
había en América sujetos con características nórdicas. Sólo hacían suponer algo
así las antiguas tradiciones indígenas. Por ejemplo, la que describe a Viracocha
como un hombre “alto, fuerte, blanco y de barba poblada”.

Por cinco décadas, los científicos excavaron el norte canadiense en busca de


pruebas que reforzaran la teoría de la colonización nórdica del continente
americano. Su búsqueda por fin dio resultados en la isla de Baffin.
EN 1999, Patricia Sutherland, arqueóloga de la Universidad Memorial de Canadá,
se topó con dos inusuales cuerdas durante una visita al Museo Canadiense de la
Civilización, en Quebec. Habían sido encontradas en la isla de Baffin, al norte del
país, y catalogadas como obra de la cultura Dorset, originaria del ártico. Pero la
investigadora tenía la fuerte sospecha de que sus verdaderos autores procedían
del otro lado del Atlántico. No sólo eso. Pronto, se convirtieron en la pista que
buscaba para localizar el segundo asentamiento vikingo conocido en América y,
de paso, confirmar una teoría que los científicos manejaban desde hace cinco
décadas: los vikingos fueron los primeros europeos que llegaron a América
después del poblamiento original y lo hicieron 500 años antes de que Colón pisara
la isla de San Salvador.
En los 60, ya había sido descubierto en la isla de Terranova un asentamiento
vikingo conocido como L’Anse aux Meadows, el cual data de entre los años 989 y
1020. Pero aunque ese hallazgo dio una pista de que ese pueblo escandinavo
-que prosperó entre 500 d.C. y el siglo XIV- visitó las costas americanas mucho
antes que los conquistadores españoles, por años no surgió ninguna prueba de
que su presencia no fuera producto de alguna expedición fortuita.
Al examinar las cuerdas, Sutherland notó que los filamentos se asemejaban poco
a las usadas por cazadores del Artico. La técnica usada para el tejido se parecía
más a la empleada por mujeres vikingas en Groenlandia en el siglo XIV. Fue con
esa convicción que en 2001 inició excavaciones en Baffin.

Nuevas excavaciones
No fue lo único. Poco después del descubrimiento de las cuerdas en el Museo
Canadiense, la experta halló más rastros vikingos en las estanterías del recinto.
“Noté que había muchos artículos descubiertos en los 60 y 70 que no habían sido
reconocidos ni catalogados”, cuenta a Tendencias. Para ella, los objetos
corroboraban que los vikingos llegaron a la isla de Baffin y daban sustento a una
popular saga islandesa que cuenta cómo, cerca del 1000 d.C., el jefe vikingo Leif
Eriksson llegó hasta la isla Helluland, nombre que los vikingos daban a esta isla
canadiense.
Para sus excavaciones eligió el valle de Tanfield, en la costa sureste de la isla,
donde en la década de los 60 un arqueólogo encontró la base de una construcción
cuyo origen calificó como “difícil de interpretar”. Sutherland sospechaba que
marineros vikingos la habían edificado, debido a que ostenta una llamativa
semejanza con algunas construcciones en Groenlandia.
En el lugar, Sutherland halló nuevas y sólidas evidencias: palas hechas de hueso
de ballena similares a las que los vikingos usaban en Groenlandia para cortar el
pasto; grandes piedras cortadas con el mismo estilo de mampostería europea,
más cuerdas y muchas piedras usadas para afilar sus armas y herramientas de
metal.
Y fueron estas piedras para afilar las que terminaron por confirmar su tesis.
Sutherland llevó una veintena a la Comisión Geológica de Canadá, donde un
minucioso análisis detectó vetas microscópicas de bronce, latón y hierro fundido,
clara evidencia de la metalurgia europea y desconocidos en la América
precolombina.
Asentamiento comercial
¿Por qué este pueblo, famoso por su afán guerrero, explorador y comerciante, se
tomó la molestia de establecer un asentamiento permanente en Baffin? Según
Sutherland, los hallazgos prueban que la presencia vikinga no fue un accidente,
sino que tenía como fin crear una sólida red de comercio transatlántica junto a los
aborígenes norteamericanos de la cultura Dorset.
La experta cuenta que entre otros artefactos que halló en el Museo de la
Civilización, por ejemplo, hay cuentas de madera que los vikingos usaban en sus
transacciones. Además, hay antecedentes históricos como el relato del
comerciante vikingo Ohthere, quien visitó al rey Alfredo El Grande de Inglaterra
(849-899 d.C.) y le ofreció fino marfil de morsa que servía para fabricar piezas de
arte.
“Por los relatos históricos sobre los recursos del Artico, sabemos que la zona les
daba a los nórdicos lo que buscaban: colmillos de morsas, cueros y pieles para su
comercio en Europa. La forma de obtener estos productos era mediante
intercambios comerciales con personas que cazaban esos animales”, dice
Sutherland. Es muy probable, además, que los vikingos hayan ofrecido trozos de
hierro y otros metales a manera de trueque.
Mas evidencia de los viajes vikingos a América:
Ruinas de la primera iglesia cristiana en América. Se han encontrado fragmentos
derretidos del metal de la campana, y las piedras de la fundación.
Reconstrucción de la iglesia construída por Erik el Rojo a instancias de su esposa
Thjódhild. Midió 12,5 x 4,5m., al parecer el fuego la destruyó.

Fuente: http://diario.latercera.com/2012/11/03/01/contenido/tendencias/26-
122052-9-confirmado-los-vikingos-llegaron-a-america-500-anos-antes-de-
colon.shtml

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