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TEMA 4: ARTE DEL I PER. INT., REINO MEDIO Y II PER. INT.

Introducción Histórica

El derrumbe del Imperio Antiguo a finales de la D.VI da paso al Primer Periodo Intermedio (2250-2035 aC)
que va de la D.VII a XI.

Durante Pepi II la situación política y el poder del faraón se debilitan por las concesiones al clero y la nobleza
local; y por las sequías que merman el poder divino del faraón para controlar el Nilo. El nomarca de
Heracleópolis depone al último rey menfita. Se inicia la D.IX que da estabilidad al ME y BE conservando el
poder menfita. Paralelamente hay un poder tebano que se disputa el gobierno central. En 2130 surge la D.XI
tebana, conquistando Mentuhotep II el BE en 2040 y reunificando el país.

Hay un retroceso de las artes derivado de la inestabilidad política.

El Imperio Medio (2035-1668 aC) va desde el principio de la D.XI a la XIII. Sesostris II expande el país hacia
Kush. La D.XII restablece el poder totalitario y dirige el país durante una época de prosperidad aumentando
la superficie cultivable. Aumenta la actividad comercial.

El Imperio Medio consolida el culto a los dioses tebanos, en particular a Amón, protector de la monarquía.
Pero ésta no recupera el carácter divino. Las artes se diversifican dejando de ser estrictamente funerarias y
aparece un mayor realismo en los retratos.

El Segundo Periodo Intermedio (1720-1550 aC) va de la D.XIV a la XVII. La D.XIII no pudo mantener el control
de un imperio tan grande y los gobernantes provinciales ganaron poder. Los gobernantes de la región de
Xois inauguran la D.XIV con muy poco poder. Los hicsos invaden Egipto y se establecen la parte oriental del
Delta (D.XV-XVI) siendo aceptados por los egipcios. Los gobernantes de Tebas declaran la independencia
(D.XVII) y Ahmose reunifica de nuevo Egipto.

Las artes, tanto regias como privadas, tienen un nuevo retroceso aunque con aporte de influencias
extranjeras.

1.- ARQUITECTURA

1.1.- Arquitectura del I Periodo Intermedio

Durante la D VII QAkara Ibi construye la última pirámide real en Saqqara. Pequeña y con una capilla de
abobe.

En el EM y Tebas empiezan a surgir los enterramientos en la roca (hipogeos) que imitan a veces la estructura
del complejo del Reino Antiguo pero sustituyendo la pirámide por una colina de forma piramidal.
Casi no quedan restos de arquitectura civil ni militar.

1.2.- Arquitectura del Reino Medio

1.2.1.- Los hipogeos de los nomarcas: una nueva tipología de enterramientos

Siguen evolucionando los hipogeos, ahora con fachadas en talud imitado mastabas, riqueza de pinturas, etc.

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En la D XI surgen los enterramientos tipo saffen Deir-el Bahari, hipogeos en que hay una gran fachada con
muchas columnas imitando puertas que da acceso a la cámara fuenraria. A los lados, los enterramientos
para familiares, etc.

En la D XII se aumenta la complejidad en patio y fachada hasta Qay-El Kebir donde encontramos una avenida
que da acceso a una sucesión de patios con pilono para pasar después a la cámara funeraria.

Fig.1 Entrada a la tumba de Iti-Ibi en Assiut 2030 aC Tipo saff

Las tumbas hipogeas privadas del I. Medio se excavan durante este periodo en las sólidas laderas rocosas del
Nilo y muestran una gran variedad en sus formas, materiales, profundidad y decoración. Su triunfo se
corresponde con la progresiva desaparición de la tipología de las mastabas. La monumentalidad se
concentra en el exterior frente a la pureza dispositiva de sus interiores. Muchos altos dignatarios optan por
emplazar sus tumbas en las paredes del Nilo de las inmediaciones de sus nomos, trazando una vía profunda
y perpendicular a la fachada hacia el interior de la roca, donde los espacios se sostienen mediante pilares
protodóricos o columnas lotiformes. Destaca la Necrópolis de Beni Hassan (fig. 7).

Fig.7 Necrópolis de Beni-Hassan. Imperio Medio Tumba del príncipe Sirempowe II en Assuán

1.2.2.- El Templo funerario de Mentuhotep II en Deir el-Bahari, fig. 2, D.XI

Construido en el occidente de la nueva capital al pie de la cordillera líbica, está dedicado a la diosa Hathor
(esposa de Horus) y orientado al este para honrar el culto a Ra. Supuso un intento de integración del
complejo, abierto y simétrico, en el paisaje. El gran templo funerario estaba integrado por una estructura
maciza con forma piramidal en el centro, rodeada de terrazas con pórticos columnados. El santuario
principal se unía a través de una calzada ascendente y descubierta al templo del valle, hoy destruido en su
totalidad (fig. 3).

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Se accedía en el interior del templo a una sala cuadrada de columnas, que a través de un amplio patio con
pilares, daba acceso a una sala hipóstila y al fondo de un largo pasadizo se emplazó la tumba hipogea del
faraón, excavada en la pared rocosa con nichos horadados para las princesas reales, sacerdotisas de Hathor.
Las dimensiones del patio evocan el recinto funerario de Zoser y a los grandes espacios abiertos de templos
solares de la D.V; mientras que la tipología del templo continúa con la tradición de los hipogeos de los
príncipes tebanos. En el lado este, junto con la rampa que conduce a la terraza, se plantaron tamariscos y
sicomoros. Destaca en este complejo funerario la abundancia de elementos de soporte, lo que implica un
aligeramiento de los espacios. Flanqueando la avenida de la entrada aparecen los primeros pilares osiríacos,
en los que el faraón es personificado como el dios Osiris, de pie y con los brazos cruzados como una momia,
adosado a un pilar. Es uno de los primeros ejemplos de utilización del capitel hatórico.

Alrededor del templo se extiende la necrópolis destinada a los altos funcionarios de la corte, con tumbas
excavadas y carentes de decoración. El templo de Mentuhotep supuso un avance arquitectónico ya que,
además de su Colosalismo y funcionalidad, responde a un cambio en la mentalidad. El edificio está pensado,
no sólo para ser visto, sino que se relaciona con la naturaleza y se abre a sus visitantes.

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1.2.3.- La nueva arquitectura de la Dinastía XII

Amenemhat I traslada la capital a It-Tawy y hay también un nuevo emplzamiento en en Kahun. Surgen
ciudades de nueva planta con un nuevo urbanismo planificado y complejo.

1.2.4.- Las pirámides de la Dinastía XII

Los nomarcas y nobles siguen con la tipología de hipogeo.

Durante la D.XII, se trasladará la capital a Menfis y tendrá lugar una recuperación de las pirámides clásicas de
la D.IV pero levantadas con materiales menos perdurables por la escasez de medios, por lo que apenas
quedan restos de ellas. Las únicas excepciones serán las dos primeras pirámides de la dinastía. La Pirámide
de Amenemhat I tiene un núcleo de mampostería de piedra, reaprovechada de los templos funerarios de
Gizeh.

Pirámide de Sesostris I, fig. 4


Sesostris I mandó construir un novedoso enterramiento junto al de su padre. La pirámide, con núcleo pétreo
en forma de estrella, rellenando los compartimentos con arena y escombros. El templo funerario no
presenta novedades, pero en los lados de la calzada se colocaron pilares con estatuas del faraón, además de
diez pirámides “satélites”.

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Fig.4 Pirámide de Sesostris I en Lhist

A partir de entonces el núcleo de la pirámide se construirá en adobe y la piedra tallada sólo se utilizará para
el revestimiento para ahorrar costes. A su vez, el sistema de cámaras y galerías subterráneas se volverá más
complejo, para evitar el saqueo de las tumbas. Destaca el ejemplo de Sesostris II, que desplazó su cámara
mortuoria del centro y la excavó en la roca.

Los reyes posteriores volvieron a Dashur para construir las necrópolis reales, y tres faraones levantaron sus
pirámides cerca de las míticas del faraón Snefru. La Pirámide de Amenemhat II se recubrió con piedra caliza
blanca de Tura, y junto a ella se hallaron los enterramientos no expoliados de las esposas reales.

Sesostris III fue el faraón más relevante del I. Medio. En esta época se desarrollaron los rituales funerarios
que ayudaban al fallecido en su viaje al Más Allá, en los llamados “Textos de los Sarcófagos”, escritos en los
ataúdes de madera.

Pirámide de Sesostris III en Dashur


Con núcleo de adobe y revestida con bloques de piedra pulida. La rodeó de un extenso complejo que incluía
siete pirámides “satélites” para sus esposas y un templo al sur.

Pirámide Negra de Amenemhat III, Dashur, fig. 5, D.XII


La coronaba un piramidón de basalto brillante (M. del Cairo).

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Fig.5 Pirámide Negra de Amenemhat III en Dashur d.XII

Complejo funerario de Hawara de Sesostris III, El Fayum, fig. 6


Esta segunda pirámide, de núcleo en adobe revestido de piedra, incorporaba unos sofisticados sistemas de
seguridad y estaba rodeada por un enmarañado templo, un palacio, capillas y un patio. La complejidad del
templo fue alabada por historiadores griegos y se referirán a él como “El Laberinto”, por su enredado
sistema interno de cámaras y corredores.

Fig.6 Pirámide de Hawara y ruinas del Laberinto de Sesotris III D.XII

1.2.5.- La monumentalidad de los templos de la Dinastía XII

Apenas quedan restos de los templos construidos durante el I. Medio pero su relevancia deja constancia del
aumento del poder sacerdotal frente al del faraón. Durante el I. Medio Sesostris I mandó varias expediciones
al Sinaí y levantó o amplió un gran número de templos. Reformó entre otros el templo dedicado a Osiris en
Abydos o el templo de Atum-Ra en Heliópolis, Ciudad del Sol (sólo conocido por planos), colocando dos
obeliscos de granito rojo de Asuán para celebrar la fiesta del Sed.

Templo de Osiris en Abydos

Con motivo del treinta aniversario de su coronación, Sesostris I, mandó erigir en Karnak un santuario que se
convertirá en el principal del I. Nuevo, la llamada:

Capilla Blanca, Sesostris I, Karnak, fig. 8

Es famosa por sus relieves y hoy está reconstruida tras haber reutilizado Amenofis III sus materiales en los
cimientos del pilono que erigió en el templo. Se trata de un pequeño quiosco períptero, austero pero bien

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proporcionado y aéreo, levantado en el recinto del dios Amón en fina piedra caliza de Tura. De planta
cuadrada, se alza sobre un zócalo y posee dos entradas con rampas escalonadas. Consta de cuatro filas de
pilares cuadrados cubiertos de relieves que sostienen una techumbre adintelada coronada por un bocel
(media gola) y una gárgola leontocéfala. En el interior existía un pilar sustentante central. Se cree que
pudiera haber servido de lugar de paso de la estatua o para la barca solar de Amón.

Fig.8 Capilla Blanca o Kiosko de Sesostris I, Karnak. D.XII

Templo a Montu en Medamud al norte de Karnak Sesotris I D XII

Bajo el reinado de Amenemhat III se levantaron otras grandes construcciones como el Templo dedicado a
Hathor en el Sinaí o el pequeño

Templo de Medinet Maadi.


Consagrado a la diosa de las cosechas. Entrada formada por atrio entre dos muros que da acceso a sala
hipóstila sustentada por dos columnas papiriformes y antecede a tres santuarios.

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Templo de Medinet Maadi

Durante el Imperio Medio también es importante la labor urbanizadora (como en Kahum) y la esplendorosa
arquitectura militar, murallas, etc (como en Semné).

1.2.6.- Arquitectura defensiva: Los fuertes del Reino Medio

En la D XII se produce el dominio egipcio sobre Nubia. En esta zona y también en el Delta Oriental se vana a
desarrollar ciudades-fortaleza amuralladas. Destacan las de Buhen con doble muralla y Elefantina con
muralla oval.

1.3.- Arquitectura del II Periodo Intermedio

El caos que provocó la desmembración del I. Medio en pequeños estados y la posterior invasión de los hicsos
llevaron a un empobrecimiento de las artes a pesar de la continuidad cultural por integrarse el pueblo
oriental en el egipcio.

Los faraones de la D.XIII se enterraron en los recintos funerarios de sus antepasados. No hay restos de sus
pirámides de adobe y a pequeña escala.

De las dinastías gobernadas por los hicsos (XV y XVI) no nos han llegado apenas restos arquitectónicos.
Tenemos constancia de la fundación de la ciudad de Avaris en eñ Delta Oriental durante la D XIII con un
complejo palacial al modo egipcio. Durante la D XV hay otro complejo palacial similar a los de Siria-Palestina
y quedan evidencias de su fortificación durante la D XVIII

2.- ARTES FIGURATIVAS

2.1- Las imágenes del I Periodo Intermedio

Durante esta etapa se desarrolló una creatividad propia alejada de los principios del I. Antiguo, sin perder
por completo la influencia de los artesanos de Menfis. En contraposición del idealismo y tradicionalismo
característico de la escuela de Menfis, los artesanos tebanos crearon imágenes más toscas y de menor
calidad, pero que ganaron en realismo, vitalidad y originalidad. En algunas obras de finales de este periodo
se percibe un intento de revivir el estilo menfita, dando lugar a una mezcla de estilos en las obras.

Las imágenes exentas de este periodo son escasas y están ejecutadas en madera. Destacan dos ejemplos que
procede de Assiut en el que la fuerza del hombre representado emana de los rasgos marcados del rostro,

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con unos ojos de mirada fija y una gran destreza en el modelado del cuerpo, destacando los excesivamente
largos dedos de las manos, que constituyen una característica de las imágenes e la época.

Estatuas del yacimiento de Assiut

Igualmente se experimentó una mayor libertad en los agrupamientos de estatuillas de madera que
representaban a siervos, participando en complejas y novedosas escenas, cuyos modelos se iniciaron en la
D.VI y los mejores ejemplares corresponden a comienzos de la D.XII del I. Medio.

En los relieves y pinturas se percibe una mayor libertad de movimientos y una tendencia a intercalar
aspectos de la vida local, plasmándose alargadas y desproporcionadas figuras, insertas en el espacio del
fondo. Estos relieves muestran una talla más torpe y esquemática de las imágenes, una composición más
abigarrada, un inferior acabado pictórico y un cambio en el planteamiento del color respecto a los modelos
menfitas.

Estela de Gebelein

La decoración pictórica procedente de las tumbas del sur muestra excelentes escenas en las que los pintores
del AE trasgreden los convencionalismos del I. Antiguo en lo referente al estridente colorido de las
composiciones, sentando las bases de las nuevas y variadas combinaciones de color y a la aparición de
matices más suaves (que caracterizarán el I. Medio). Entre las pinturas murales destacan las que decoran la
Tumba de Anjtifi y la Tumba de Ity.

Tumba de Anjtifi Tumba de Ity Tumba de Ity

2.2.- El clasicismo artístico del Reino Medio

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2.2.1.- El realismo de las imágenes regias y privadas de la Dinastía XI

Entre la escultura exenta de imágenes regias destaca:

Estatua sedente de Mentuhotep II, D.XI, Museo de El Cairo, fig. 1

Procede de su templo mortuorio en Deir El- Bahari. De tamaño natural realizada en piedra arenisca
policromada. El faraón aparece vestido con la corta capa blanca del jubileo y porta la corona roja del BE.
Ambos colores contrastan fuertemente con el tono negro del cuerpo y rostro. Su corpulencia y rasgos
faciales, con grandes y expresivos ojos, son características del realismo escultórico de la escuela tebana, sin
embargo, sus enormes piernas y los dedos de los pies, abiertos en abanico, evidencian una tosquedad y
dureza que remiten al arcaísmo.

Las estatuas de personajes privados reproducen el mismo estilo

Fig.1 Estatua Sedente Mentuhotep II Estatua de Kerihotep

En este periodo comienza a proliferar las estatuas de sirvientes (fig. 7) realizadas en madera policromada,
que sustituyen a las de piedra del I. Antiguo. Aunque ejecutadas de manera muy tosca son muy expresivas,
tallándose ejemplares individuales y conjuntos, que forman variados grupos escénicos. Entre ellas destacan
la Tropa de soldados egipcios (fig. 8) y la Tropa de arqueros nubios, ambas en el MEC.

Fig.7 Portadora de Ofrendas Fig.8 Tropa de Soldados Egipcios Tropa de arqueros nubios

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2.2.2.- La escultura de la Dinastía XII y los nuevos modelos privados

La mayoría de las esculturas exentas regias de la D.XII, son de una gran calidad artística, esculpiéndose
numerosas imágenes en piedras duras, de carácter oficial, destinadas a las tumbas faraónicas o a colocarse
en los templos dedicados a los dioses locales. En ellas se observa una búsqueda de nuevas formas de
expresión, con gran tendencia al realismo, mostrando los rostros de los faraones una mayor naturalidad en
sus expresiones y una mayor individualización en los detalles faciales. La mayor parte de las esculturas
conservadas pertenecen a Sesostris I, Sesostris III y Amenemhat III, representados en tamaño real y colosal,
en actitud sedente o erguida y bajo distintas apariencias como osírica o de esfinge.

Estatuas sedentes de Sesostris I, Museo Egipcio de El Cairo, fig. 2

Se componen por diez estatuas de tamaño superior al natural e inacabadas, procedentes de su templo
funerario en Lisht. Técnicamente perfectas, en las que se le representa sentado en actitud clásica, con
faldellín corto y nemes, ambos plisados. La manera de tallar el cuerpo y la mayor suavidad del juvenil rostro,
así como la expresión rígida y alejada, demuestran el gran nivel técnico del escultor y la conexión con los
ideales del I. Antiguo tardío.

Fig.2 Estatuas sedentes de Sesostris I

Pilastra osírica de Sesostris I, Museo Egipcio de El Cairo, fig. 3

Procede de Karnak, en ella el soberano aparece tallado en un altorrelieve cercano al bulto redondo sobre
este elemento arquitectónico destinado a ser integrado en el templo. Se halla dispuesto en posición
momiforme con los brazos cruzados y envuelto en un largo manto del que sólo sobresalen las manos y el
rostro, transmitiendo una gran fuerza interior.

Fig.3 Pilastra Osiríaca de Sesostris I

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En la fase clásica de este periodo destacan las dos monumentales Estatuas sedentes de Sesostris II y las de
menor tamaño de su consorte la Reina Nofret, halladas en Tanis. La visión positiva que se percibe en estas
esculturas va a cambiar sensiblemente a finales de la dinastía, durante los reinados de Sesostris III y
Amenemhat III, por el malestar político de sus gobiernos.

Sesotris II Reina Nofret

Efigies de Sesostris III, (1872-1852) fig. 4

Con ellas el retrato faraónico alcanza un nivel de realismo e introspección nunca alcanzado hasta entonces.
Proceden del templo de Montu y están ejecutadas en granito y otras piedras duras. Muestran al faraón con
expresión severa y fatigada, con unos rasgos faciales que le hacen inconfundible. Las diferencias físicas en los
rostros de los distintos ejemplares pueden mostrar además de las diferencias de edad del personaje, los
cambios experimentados en el papel del soberano.

Fig.4 Efigies de Sesotris III

Esfinge de Amenenhat III, fig. 5

En las efigies de Amenemhat III se aprecian cambios en el modelado de cuerpo y rostro pero sin abandonar
el canon ni los convencionalismos. En la esfinge, el escultor encajó el rostro barbado del faraón en la cabeza
del león de manera que sus crines sustituyen al nemes de las anteriores imágenes, posiblemente para evocar
la fuerza sobrehumana del monarca. Se produce un cambio iconográfico con respecto a la esfinge de Kefrén
que habían utilizado todos sus antecesores.

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Fig.5 Esfinge Amenemhat III

La escultura privada de esta etapa es de tamaño medio y de calidad acorde a las dimensiones, aunque se
crea un nuevo tipo que va a tener una gran aceptación posteriormente. En él se representa al personaje
frontalmente, envuelto el cuerpo en una capa y sentado o acuclillado en el suelo, con las piernas flexionadas
y situadas por delante del cuerpo, de manera que las rodillas quedan a la altura de los hombros
permitiéndole apoyar los brazos sobre ellas. Los rostros muestran una expresión de introspección y de
preocupación que se acentúa por su inmovilidad. Se aprovecha el espacio lateral y entre las piernas para
inscribir fórmulas votivas así como el nombre y títulos del personaje representado. Esta postura hace que el
cuerpo quede inscrito en un bloque de forma cúbica del que sólo sobresalen los pies y la cabeza,
denominándose a este tipo de talla como estatua-bloque o estatua-cubo.

Estatua-cubo de Hotep, Museo Egipcio de El Cairo, fig. 6

Procede de la necrópolis de Saqqara y en ella el modelo aparece inserto dentro de un aparente baldaquino
con respaldo moldurado, indicativo de su alto rango, del que sobresalen la cabeza, brazos y la parte superior
de las piernas. El suave rostro se talla con gran detalle, contrastando con los planos brazos y las anchas
piernas, a cuyo alrededor se tallan las inscripciones.

Fig.6 Estatua-Cubo de Hotep

2.2.3.- El relieve y la decoración pictórica

En la primera etapa de este periodo la técnica del relieve retrocede notablemente en el AE mientras que en
las tumbas próximas a Heracleópolis es posible encontrar algunos relieves polícromos de calidad similar a los
del I. Antiguo. Entre los del AE destaca los del Templo mortuorio de Mentuhotep II en Deir el-Bahari, con
figuras realizadas en un somero relieve. Sin embargo, en la capilla erigida por él en Dendera, ofrecen una
talla más profunda, una cuidadosa ejecución y unas elegantes proporciones, mientras que en los Relieves de
Gebelein, de carácter militar, se humaniza la persona del faraón representándose a menor escala.

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Relieve del Templo mortuorio de Mentuhotep II en Deir el-Bahari

Los relieves de la D.XII son numerosos y técnicamente de excelente calidad, aunque a finales de la misma se
experimente una sensible decadencia que se evidencia en la talla de numerosas estelas funerarias. Entre los
más destacados están los realizados para el complejo funerario de la Pirámide de Amenemhat I, de
excelente factura y conservación pictórica, o los de la Pirámide de Sesostris I, cuyo estilo, temática y
proporciones son similares a los del I. Antiguo.

Relieve Pirámide de Amenemhat I

Igualmente destacan los que decoran el Quiosco de Sesostris I, en Karnak, donde aparece el faraón en
compañía de otras deidades (fig. 9). En ellos se aplica una incisión más profunda en la talla de las imágenes,
combinándose la técnica del bajorrelieve para las escenas ubicadas en la sombra del edificio, con la del
huecorrelieve para las zonas expuestas plenamente a la luz solar. También son significativos los relieves de
las paredes de la Tumba de Senbi, en Meir, decorada con escenas de caza de animales en el desierto. En
estas escenas los animales se conciben en pleno movimiento y se distribuyen por todo el terreno, formado
por líneas onduladas que reflejan mejor la orografía del suelo y no dentro de los antiguos registros
horizontales.

Fig.9 Relieves Capilla Blanca Sesostris I Relieve Tumba de Senbi

A pesar de estos ejemplos la decoración en relieve tiende, en el I. Medio, a ser sustituida por escenas
pictóricas. Las más famosas y bellas imágenes se encuentran en las capillas sepulcrales de los
enterramientos de los nomarcas de Beni-Hassan, que imitan a los modelos del I. Antiguo. Son de colores
sencillos y escaso sombreado, aunque es posible encontrar novedosos temas iconográficos, como escenas
de batalla junto a muestras de vida cotidiana en las que impera el movimiento. Destacan por su calidad las
de la Tumba de Khnum-Hotep, cuyos cuadros conocidos por el nombre de Hombres dando de comer a los

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órixes y Hombres recogiendo higos de un árbol, muestran una mayor soltura en la plasmación de los
personajes, algunos de los cuales ofrecen medidas desproporcionadas. Otra importante pintura es la
Abubilla y pájaros posados en una acacia, un ejemplo del brillante colorido, minuciosidad e impulso
naturalista con que se aborda el tema (fig. 10). Igualmente sobresalen las imágenes de la Tumba de
Djehutihotep cuya escena del traslado de una estatua colosal por numerosos obreros constituye un valioso
documento (fig. 11)

Hombres dando de comer a los órixes y Hombres recogiendo higos de un árbol

Fig.11 Abubilla y pájaros posados en una acacia Fig.12 Tumba de Djehutihotep

2.3.- El arte de la disgregación: el II Periodo Intermedio

Durante la siguiente etapa, los reyes de la D.XIII Dinastía del I. Medio (o ya SPI para algunos) mantuvieron el
estilo y la buena factura de las obras realizadas en el ámbito tebano realizadas en la dinastía anterior, cuyo
estilo se mantendrá influyendo en el arte del futuro I. Nuevo.

Las imágenes regias de la D.XIII Dinastía mantienen dicho estilo, si bien en los rostros, enmarcados por
grandes orejas, se percibe una expresión fría y sin vida que refleja el debilitamiento del poder del faraón
apareciendo en ellas un mayor amaneramiento de las formas.

Se han conservado algunos ejemplares, tallados en madera, de gran calidad artística.

Estatua del ka del faraón Auibra Hor, Museo Egipcio del Cairo, fig. 12

El faraón aparece en el interior de su féretro, de pie en actitud de caminar, portando la barba divina y una
larga peluca tripartita sobre la que se disponen dos brazos elevados, que representan el ka del soberano, su
fuerza vital como emanación de su ser espiritual. El suave modelado de sus formas perpetúa el naturalismo
idealizante característico de la antigua tradición menfita.

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Fig,12 Estatua del ka del faraón Auibra Hor, Museo Egipcio del Cairo D.XIII

La cesión de una parte del poder político del faraón al visir se manifiesta en el retroceso de la escultura real y
en el aumento de imágenes encargadas por altos funcionarios. Éstos aparecen como sabios y maduros
burócratas, calvos o con pesadas pelucas y vestidos con largas túnicas anudadas bajo el pecho, siendo un
ejemplo la Estatua del visir Sobkemsaf, quien refleja a través de su gran corpulencia el bienestar económico
del que gozaban.

Estatua del visir Sobkemsaf

El arte de las dinastías de los hicsos (D.XV y XVI, 1650-1540) del SPI se caracteriza por la escasez de obras
llegadas hasta nuestros días, aunque a finales de esta etapa se aprecia cierta elegancia en algunas imágenes,
un preludio del arte del I. Nuevo. Pero la rigidez del dibujo y de la talla de esta etapa son una prueba de la
precariedad artística de este periodo.

En la D XVII hay una mezcla de estilos

Estatua del Faraón Sobekemsaf II

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