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En los "Sermones de ludo cum aliis", nuestro hombre se llama "lo imphicato" ("el colgado"),

término que encontramos, con una variación sintáctica, en Folegon y Garzoni, que lo llaman el
"Appicato" o el "Impiccato". En otros documentos del siglo XVI se lo llama el "traidor". En efecto,
muchos documentos e informes nos cuentan que éste era el castigo final para la traición. Hay una
referencia bastante obvia a la figura de Judas, mencionado explícitamente en algunos textos. En el
"Gioco de tarochi fatto in Conclavi" ("Tarots que se jugaban en los Cónclaves") el cardenal Farnese
mezcla la baraja y da una carta a cada uno de los cardenales participantes. La carta de "Judas" le
toca al cardenal de Pisa, considerado un traidor. Un término similar ya aparecía con los Tarots,
para ser exacto, en las cartas Visconti de la Biblioteca de la Universidad de Yale.El diario
manuscrito de Iacopo Rainieri, que nos cuenta los acontecimientos que ocurrieron en Boloña
entre 1535 y 1549, dice lo siguiente respecto del castigo para los traidores: El día 21, se puso una
hoja de papel en las esquinas de la plaza, con un dibujo de Cesaro di Dulcini y de Vicenzo De
Fardin, conocido como il Vignola. Los mostraba colgados de un pie, como traidores a su patria,
puesto que habían traído el arte de hilar la seda a Trento, y se había puesto un precio de 100
ducados sobre su cabeza por matarlos, y 200 por capturarlos vivos. Se menciona que Cesaro
Dolsino trabajaba con seda, mientras Vicenzo era un carpintero que hacía la estructura de hilar.

En este documento, los dos traidores son "colgados de un pie" porque enseñaron a hilar la seda en
otro pueblo, promoviendo lo que bien podía devenir una peligrosa competencia para el negocio
de su ciudad. En "Triompho di Fortuna" (Triunfo de la Fortuna) de Sigismondo Fanti hallamos otro
ejemplo significativo. Qué le ocurrirá a un hombre, o a una mujer, por sus malos pensamientos y la
ilustran tres figuras: la primera muestra un convicto ascendiendo los escalones del cadalso, la
segunda un hombre colgado de un pie, mientras que la tercera muestra lo que queda de un
hombre condenado a tal castigo. Una cabeza, un brazo y una pierna cuelgan de la cuerda. Fanti
explica así la cuestión: En esta cuestión, el Autor trata con aquellos asediados por muchos malos
pensamientos, y especialmente aquellos que piensan emplearlos contra sus superiores, y les
advierte de que cualquier plan malicioso fallará, y que serán arrastrados a un final malo y
desesperado. Por ello Fanti advierte a los hombres poderosos para que se cuiden en todos los
sentidos de tales gentes

Esta figura puede verse en la Basílica de San Petronio en Boloña en el fresco que describe el
Infierno, en la Capilla Bolognini, pintado por Giovanni da Modena en 1410. En su testamento,
Bartolomeo Bolognini invitaba a su heredero a que hiciera la imagen el Infierno "Orribilis quantum
pluspotest" (tan horrible cuanto se pueda") y el resultado intentado sin duda fue logrado. En el
centro, un gigantesco demonio gastrocéfalo -pintado de acuerdo a la iconografía corriente en ese
tiempo- está sentado en su trono. Se muestra a los condenados entre trozos de roca agudos,
cortantes y masivos, mientras padecen castigos, con sus faltas escritas en pequeñas bandas, sobre
las rocas y por encima de la línea del horizonte. Sobre este horizonte de color de brea, la única
vida vegetal son troncos y ramas con forma de esqueleto, sobre las cuales se cuelga o se
desmembra a los condenados. Entre éstos, dos hombres cuelgan de un pie de las ramas del mismo
árbol. Vemos a uno de frente, el otro de espalda. Sus cabezas están encima de otros condenados,
dos grupos de tres personas metidas en el agua hasta sus pechos, que miran a las figuras que
cuelgan encima de ellos. El rótulo que identifica su pecado comienza a la izquierda de la figura
colgada, cuya espalda vemos, y acaba a la derecha de la segunda figura colgada: "ido/latria". Entre
las cabezas de estos idólatras, sobre la gente metida en el agua, están las palabras "ninusrex". Es
una referencia al máximo idólatra, el rey Nino, fundador de Nínive, la ciudad donde se practicaban
más ritos idólatras que en cualquier otro lugar. Al pintar este fresco, Giovanni da Modena
ciertamente se inspiró en modelos anteriores para inventar y describir ciertos castigos. El
"Maestro Bolognese" de las iniciales Bruselas, al describir el Infierno en el "Libro de las Horas" de
Carlos el Noble, que está en la Biblioteca Bodleian de Oxford, parece haberse referido también a
los mismos modelos. En efecto, el Maestro muestra una escena semejante: un hombre colgado
sobre una cisterna, que contiene mucha gente, incluido el rey Nino con una corona sobre su
cabeza. La escena se refiere a la descripción bíblica de la destrucción de Nínive por Dios.

Giovanni da Modena no representó explícitamente al rey Nino, y usó las piedras como una
cisterna natural en la que meter a los idólatras. El término “idolatría“ viene del griego "idolatres",
formado por "eidolon" = imagen, y "latres"= siervo.

Las imágenes se basan en una ley de represalia; los idólatras que adoran imágenes de falsos
dioses, son obligados a observar las imágenes de su propio error por toda la eternidad,
representadas por la condición del castigo. Los dos hombres colgados debían representarse uno
de espalda y el otro de frente para que la visión de su culpa, y por tanto del sufrimiento causado
por el castigo, fuera completa.

El pecado del hombre se representa iconográficamente en la imagen de una caída. Primero


Lucifer, seguido por su hueste. El hombre boca abajo, esto es el hombre que ha perdido su
posición erecta, ha perdido todo lo que simboliza un impulso ascensional, un impulso hacia el
cielo, hacia lo espiritual, ya no eleva el axis mundi hacia el polo celeste y hacia Dios; al contrario, se
sumerge en el mundo animal y en el oscuro mundo de la aniquilación. El esoterismo explotó la
conformación iconográfica de la figura, la cruz formada por las piernas y la posición invertida, a fin
de satisfacer sus especulaciones doctrinales. De hecho, la posición de la pierna suelta doblada era
la natural en esta situación, ya que la víctima inevitablemente tendía a descansar una pierna
contra la otra a fin de amortiguar el dolor provocado por la postura desequilibrada del cuerpo.

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