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ALIMENTACIÓN ADECUADA

Una alimentación adecuada, más allá del hecho exclusivo de nutrir, engloba toda
una filosofía de vida, una serie de usos y costumbres, y lleva, además, implícita una
historia personal y regional. Alimentarse correctamente tendría que ser una
preocupación cada vez más extendida.
Está comprobado que, del mismo modo que la alimentación bien controlada es
sinónimo de salud, una dieta poco equilibrada puede convertirse en uno de los
principales factores de riesgo de muchas enfermedades.
Existe, en la sociedad actual, una tendencia a ceder a la presión del mercado
publicitario y esto también se nota a la hora de comer. El problema es que se están
dejando de lado las buenas costumbres alimentarias, así como los productos
autóctonos que tan bien han funcionado durante años.
Asimismo, si abordamos una dieta deberíamos centrar el objetivo en el equilibrio y
la búsqueda de la salud. No tiene sentido plantearse un régimen alimenticio para
perder peso si por otro lado provocamos un déficit de nutrientes y, por tanto, abrimos
el camino a otras patologías.
Tener una alimentación adecuada significa comer de modo variado, adecuado y
personalizado. Todo depende de las necesidades y situaciones personales de cada
uno. Así, los requerimientos nutritivos se pueden clasificar en tres tipos,
dependiendo de la función que cumplen:
 Creadores de tejidos: como las proteínas, imprescindibles para la
estructura del organismo (músculos, huesos, vísceras, etc.).
 Energéticos : como las grasas y los hidratos de carbono, utilizados para
realizar las actividades diarias (trabajo, estudios, práctica de ejercicio físico,
o necesidades del cuerpo, como combatir el frío…).
 Aportes adicionales: necesarios para realizar todas las funciones
anteriores y muchas más. En este campo entrarían las vitaminas y minerales,
que permiten al cuerpo utilizar o sintetizar el resto de sustancias de una forma
eficiente.

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