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Controversias en la imagen de
Hildebrando Pérez Huarancca
Mark R. Cox
www.pasacalle.pe
―1―
I Edición: junio 2012
―2―
Mark R. Cox
La Verdad y la
Memoria:
Controversias
en la imagen
de Hildebrando
Pérez Huarancca
―3―
The first casualty, when war comes, is truth.
―4―
Introducción
―5―
responsable del ataque del 3 de abril de 1983. Los
testigos entrevistados por la CVR identifican con
este nombre al líder senderista y lo describen de la
siguiente manera: “[...] estaba uniformado de militar,
llevaba dos pistolas, blanquiñoso, mestizo, de ojos vi-
vos, pelo lacio, de 1.70 m de estatura aproximada,
nariz aguileña, voz resonante como de mando mili-
tar, agarrado, no era gordo, era un profesor”.37
Asimismo, estas mismas fuentes afirman que Hil-
debrando Pérez Huarancca fue la persona que orga-
nizó la masacre de Lucanamarca en las localidades
de Totos y Espite,38 y que el día de la masacre fue
reconocido a pesar de llevar pasamontañas: “[...] el
que dirigía todo en general era Hildebrando Pérez
Huarancca [...] es de Vilcanchos, es profesor que
anda por aquí, la gente conoce, es alto, flaco, mesti-
zo, estaba con pasamontañas”.39
―6―
único testimonio contra él es del mismo testigo y
los jueces lo descartan. Es increíble que la CVR y el
gobierno hayan acusado a Hildebrando Pérez Hua-
rancca de encabezar la masacre basados solo en el
testimonio de un hombre que ni se encontraba en
Lucanamarca ese día.
Al hacer la investigación para este estudio, he
encontrado errores, omisiones o pura especulación
por parte de la CVR, los gobiernos, organizaciones
de derechos humanos, militares, la prensa, críticos
literarios, y en los documentos de Sendero Lumino-
so para el Megaproceso solo lo mencionan como
uno de los acusados. Este estudio es un esfuerzo
por analizar las acusaciones y rumores acerca de
Hildebrando Pérez Huarancca. Sin duda, hay per-
sonas que conocen mayores detalles de su vida y
su muerte, y espero que este libro sirva para con-
vencerlos de dar sus testimonios. No niego su afi-
liación al PCP-SL, pero sí creo que no hay pruebas
contundentes de su participación en la masacre de
Lucanamarca. Al publicar este libro espero 1) que el
gobierno vuelva a investigar el caso y decida si hay
evidencia o no, 2) que se proporcione la informa-
ción a su familia de dónde está enterrado, 3) que
los estudios sobre Hildebrando Pérez Huarancca
dejen de difundir información errónea, 4) que los
estudios acerca de ese período tan doloroso no se
pierdan en rumores y falta de información, y 5) que
se resuelvan los casos de los acusados tan pronto
como sea posible.1
1
Por ejemplo, el general EP (r) Juan Rivero Lazo no ha sido sentenciado
aunque se encuentra preso hace más de once años.
―7―
Un resultado de la guerra interna que azotó
al Perú en los años ochenta y noventa ha sido la
creación de varias imágenes exageradas acerca
de personas involucradas en la subversión. En el
libro “Gonzalo”: el mito (1990), Julio Roldán ana-
liza muchos de los mitos y rumores propagados
por la prensa y el público sobre Abimael Guzmán
Reinoso, el Presidente Gonzalo y el líder indiscutido
del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso
(PCP-SL). Roldán señala que la prensa había anun-
ciado su captura o que estaba herido por lo menos
unas veinte veces. Y unas cincuenta veces que ha-
bía muerto. Pero también hay historias que narran
cómo Guzmán se había convertido en pájaro, ser-
piente o piedra para escapar de las fuerzas del or-
den. E incluso hubo testimonios que creían que era
la realización del mito del Inkarrí (pp 112-13). La
distribución del video “Zorba el griego” (apelativo
popular del conocido video sobre una celebración
de la cúpula maoísta donde Guzmán y otros danzan
el célebre sirtaki) y su captura le quitaron mucho
del misterio sobre Abimael Guzmán.
Edith Lagos es otro ejemplo de esta mitificación.
Cuando miles de ayacuchanos asistieron a su fune-
ral en 1982, surgió la idea de que era una de las
principales líderes del PCP-SL, pero hoy ya es cono-
cido que ella no tenía un rango muy alto.
Hildebrando Pérez Huarancca consiguió fama al
publicar su libro de cuentos Los ilegítimos (1980) y
recibir una recepción crítica favorable. Al ser arres-
tado en enero de 1982 bajo la acusación de perte-
necer al PCP-SL, llegó a tener más notoriedad aun,
la cual aumentó cuando fue uno de los prisioneros
―8―
que escapó del CRAS2 el 2 de marzo de 1982. Ade-
más, terminó siendo acusado de encabezar la ma-
tanza en el distrito de Santiago de Lucanamarca el
3 de abril de 1983. Según la fuente, allí murieron
de 67 a más de 100 personas.3 Ahora, se le conoce
como escritor y líder de la masacre de Lucanamar-
ca. Sin embargo, en el llamado Megaproceso solo
los autores intelectuales fueron enjuiciados y en-
contrados culpables. Sin embargo, de las personas
acusadas de participación directa en la matanza, un
hombre fue absuelto, se retiró a una mujer de la
lista de los acusados por confirmarse su muerte y
ninguno de los otros acusados ha tenido un juicio.
Se afirma que la primera víctima en una guerra
es la verdad. Al analizar diversos estudios, artículos
e informes acerca de la guerra interna, es obvio que
el caos de la guerra ha impedido que se llegue a la
verdad completa y que haya muchos rumores sin
fundamento. Propongo que no hay ninguna prueba
de la participación de Hildebrando Pérez Huaranc-
ca en la masacre de Lucanamarca y que su papel en
la guerra interna fue mínimo. Él escribió todos los
cuentos para Los ilegítimos antes de 1975, el año
en que ganó el concurso “José María Arguedas”.
Sin embargo, algunos lectores interpretan dichos
cuentos como si fueran un comentario directo y
anticipado sobre una guerra que apenas comenza-
ría varios años después. En este estudio analizaré
2
CRAS significa Centro de Reclusión y Adaptación Social.
3
Varían los números. La Comisión de la Verdad y Reconciliación pone
el número a 69, pero con frecuencia aparece el número 67 también,
mientras que Abimael Guzmán lo pone cerca de 80 y el General José
Rolando Valdivia Dueñas estima 105.
―9―
la vida de Hildebrando Pérez Huarancca y su aporte
a la literatura peruana antes de enfocarme en las
acusaciones y rumores acerca de su participación
en el PCP-SL.
― 10 ―
Vida y muerte de
Hildebrando Pérez Huarancca
― 11 ―
Diversas fuentes coinciden en que falleció antes
de mediados de los años ochenta y, señaladamente
algunas, en 1984. Tomás G. Escajadillo menciona
algunos rumores que se encontraba en Francia en
la época de su deceso, pero cree que murió en la
guerra (“Hildebrando Pérez Huarancca” p. 87).4 En
El cuento peruano: 1980-1989 Ricardo González Vi-
gil también opina que murió en los años ochenta
(p. 328). El narrador Roberto Reyes Tarazona, en su
crónica “Testimonio”, relata cuando Hildebrando
Pérez Huarancca lo visitó y se quedó con su familia.
Mirando los detalles de aquel testimonio, es obvio
que dicha visita ocurrió en 1983. Sobre su muerte,
comenta:
4
También, véase su La narrativa indigenista peruana, pp. 163-69.
― 12 ―
Pérez Huarancca, (c) Medina, el de la masacre de
Lucanamarca” (84).5 Este testimonio viene de la se-
gunda sección del libro que cubre las acciones de
1983-1985. Un preso senderista afirma que murió
en julio de 1984, poco después de volver de un
viaje a Lima. Hubo un enfrentamiento con los mi-
litares, y una bala le alcanzó la cabeza, matándolo.
Al retirarse los militares, sus compañeros lo ente-
rraron en una tumba improvisada. Si se cree esta
versión, quizá explique por qué no hubo ninguna
noticia sobre su muerte.
El escritor Dante Castro Arrasco detalla una his-
toria similar. Argumenta que Hildebrando Pérez
Huarancca no pertenecía a SL antes de su arresto
en enero de 1982, pero al ocurrir el asalto al CRAS
de Huamanga tuvo que formar parte de él:
5
La nota a pie dice que la entrevista O022 se realizó el 5 de agosto del
2009.
― 13 ―
Sucede que (Hildebrando) hizo todo lo posible
para que su hijo de 15 años no fuese arrastrado por
el torbellino de violencia, pero el muchacho se me-
tió a SL y escaló posiciones hasta que lo mataron en
un combate.6 Las semanas siguientes, (Hildebran-
do) empezó a descuidar sus medidas de seguridad,
a echarse unos tragos y a actuar como si buscase
quien le diera muerte. Sentimientos de culpa, ganas
de reunirse con su hijo, etc., son cosas que imagino
han pasado por su cabeza. No tardó en caer en una
emboscada. Murió sin ser hecho prisionero, según
me cuentan” (En Faverón, “El destino de Pérez Hua-
rancca”).
6
En las dedicatorias de Crónica de músicos y diablos (Lima: PEISA,
1999), Gregorio Martínez escribe sobre el hijo de HPH: “En memoria
de Iván Pérez Vallejo”.
― 14 ―
Hildebrando Pérez Huarancca
y el campo literario
7
En el apéndice se encuentra la bibliografía de estas obras.
8
El cuento se publica en su colección de cuentos Como cuando está-
bamos vivos, Lima: El zorro de abajo ediciones, 1989, y en su libro Con
los ojos para siempre abiertos, Lima: El zorro de abajo ediciones, 1990.
Aparece en las siguientes antologías: El cuento peruano: 1980-1989,
Ricardo González Vigil, Ed., Lima: Copé, 1997; El cuento peruano en los
años de violencia, Mark R. Cox, Ed., Lima: Editorial San Marcos, 2000, y
Toda la sangre: Antología de cuentos peruanos sobre la violencia políti-
ca, Gustavo Faverón Patriau, Ed., Lima, Matalamanga, 2006.
― 15 ―
gira en torno a Amadeo, un profesor universitario
y escritor frustrado. Le tiene celos a otro profesor
universitario: el escritor ―publicado y premiado―
Grimaldo Rojas Huarcaya, personaje notoriamente
inspirado en la vida y los rumores acerca de Hil-
debrando Pérez Huarancca. En 1990 dicho cuento
suscitó un debate entre el autor y Dante Castro
Arrasco.
Años más tarde, en 2004, Julián Pérez Huaranc-
ca ―el hermano menor de Hildebrando Pérez Hua-
rancca― ganó el premio de novela Federico Villa-
rreal con su novela Retablo, en la cual un personaje
se llama Grimaldo Medina Huarcaya, igualmente
inspirado en su ya difunto hermano. En las páginas
siguientes analizaremos los dos personajes inspira-
dos por Hildebrando Pérez Huarancca.
En mayo de 1990 Luis Nieto Degregori responde
en la revista Unicornio a un artículo de Dante Cas-
tro de la misma publicación sobre la violencia y la
narrativa.9 En “Los Andes en llamas” Dante Castro
hace un análisis de esta narrativa y los desafíos:
9
Dante Castro, “Los Andes en llamas”, Unicornio, mayo de 1990, y Luis
Nieto Degregori, “Incendio en un vaso de agua”, Unicornio, 32 (28 de
mayo de 1990): 16-17. Los mismos textos aparecen en Sasachakuy
tiempo: memoria y pervivencia, Mark R. Cox, Ed., Lima: Pasacalle,
2010.
― 16 ―
nial “Vísperas”, hecha esta última con los mismos
demonios de rencor que descalifican a Vargas Llosa,
Luis Nieto pierde imagen al denigrar a otro narrador
de mucha calidad, Hildebrando Pérez Huarancca,
mediante el relato mencionado. No le fue necesario
colocar el nombre del recordado Hildebrando, sino
que fabricó un personaje: Grimaldo Rojas Huarcaya,
en el cual el lector puede identificar al desaparecido
cuentista ayacuchano (Sasachakuy tiempo p. 16).
― 17 ―
el lector termina identificándose precisamente con
ellos (Sasachakuy tiempo, p. 21).10
10
Por otro lado, la idea de la necesidad de tomar una posición aparece
en el artículo “La narrativa sobre la guerra: apuntes iniciales”, por la
Asociación Literaria Nueva Crónica, compuesto por presos políticos y
ex-presos. Describen tres clases de narrativa de este tipo, y la tercera
es la literatura del “justo medio”, donde los escritores pretenden ser
imparciales, pero no toman una “verdadera posición por el pueblo y
su destino” (Sasachakuy tiempo 69). En mi ensayo “Dos perspectivas
literarias opuestas: Dante Castro y el Grupo Literario Nueva Crónica”,
entro en esta diferencia de opiniones en más detalle (Sasachakuy
tiempo, pp. 118-133).
― 18 ―
literaria criolla. En contraste, Grimaldo Rojas Huar-
caya, el personaje inspirado por Hildebrando Pérez
Huarancca, tiene una trayectoria muy diferente:
es de la sierra, ha vivido en China, escribe con un
lenguaje poético que refleja la oralidad serrana. A
diferencia de Amadeo, es un escritor exitoso. Mien-
tras Amadeo critica la sintaxis y el lenguaje de na-
rradores andinos, Grimaldo lo ve como una reno-
vación de una tradición. Amadeo considera que su
colega es un escritor de segunda o tercera catego-
ría, y ha ganado reconocimiento por haberse unido
a los subversivos. Sin embargo, contradice esta idea
cuando dos críticos literarios de renombre, uno
peruano y el otro alemán, conocen la obra de Gri-
maldo y la tienen en buena estima. Durante todo
el cuento la crítica y los insultos hacia Grimaldo
vienen de Amadeo, un costeño influenciado por el
mundo occidental, con un desprecio hacia la sierra
y resentido por su fracaso como escritor. En cam-
bio, siempre hay una respuesta en el cuento para
contradecir las ideas negativas que tiene Amadeo
hacia Grimaldo. En el contexto de las diferencias
entre andinos y criollos, Grimaldo se ve como uno
de los innovadores de la narrativa andina. Se puede
cuestionar la ética de basar un personaje en una
persona histórica, como hace Dante Castro, pero el
cuento “Vísperas” pinta una imagen muy positiva
de Grimaldo como escritor (y por extensión de la
narrativa andina), mientras que Amadeo es un cos-
teño con una perspectiva muy diferente de la lite-
ratura, pero en la práctica es un escritor fracasado.
La otra obra que tiene un personaje inspirado
por Hildebrando Pérez Huarancca es, como adelan-
tamos, la novela Retablo, escrita por su hermano
― 19 ―
Julián Pérez, quien además es autor de tres colec-
ciones de cuentos y cuatro novelas, casi todos ellos
tratando el tema de la guerra interna.11 Como una
reacción al personaje Grimaldo Rojas Huarcaya del
cuento de Nieto Degregori, el personaje en Retablo
se llama Grimaldo Medina Huarcaya (quizá el ape-
llido Medina se refiera a uno de los noms de guerre
atribuidos a Pérez Huarancca). Compleja y rica, la
novela se encuentra entre las mejores acerca de la
guerra interna.
La novela abarca generaciones de la familia
Medina y su desafío de proteger Pumaranra, su
pueblo, de una familia rica y sus aliados de Luca-
namarca.12 Grimaldo Medina Huarcaya es un buen
estudiante que llega a ser profesor, se vuelve mu-
jeriego después de sufrir una humillación por una
estudiante rica de Huamanga y es como un padre
y madre para sus hermanos menores. Se convierte
en un mando subversivo y considera que sigue la
lucha de su padre y su abuelo contra los ricos que
explotan a los pobres. A diferencia de Hildebrando
Pérez Huarancca, quien pasó tiempo en la China y
escapó del CRAS en 1982, estos detalles no figuran
11
Uno de los mejores y más prolíficos autores sobre la guerra inter-
na, ha publicado las colecciones de cuentos Tikanka, Lima: Retama,
1989, Transeúntes, 2a ed. Lima: Labrusa, 1990; Papel de viento, Lima:
Editorial San Marcos, 2000, y las novelas Fuego y ocaso, Lima: Edito-
rial San Marcos, 1998, Retablo, Lima: UNFV, 2004, El fantasma que te
desgarra, Lima: Altazor, 2007, y Resto que no cesa de insistir, Atalaya
Editores, 2011.
12
Varias fuentes en este estudio indican que parte de la barbarie en
la masacre de Lucanamarca provino de represalias personales. Sin
embargo, la novela no toca el tema de la masacre, ni menos alguna
participación por parte del personaje Grimaldo.
― 20 ―
en la novela, pero ―obviamente― hay que recor-
dar que Grimaldo es un personaje de ficción.
Las dos obras que tienen personajes inspirados
por Hildebrando Pérez Huarancca son similares en
tener una perspectiva externa de él, describirlo
como una persona que se preocupa por los otros,
y, al fin y al cabo, un personaje desconocido y lleno
de misterio. El hecho que Hildebrando se haya con-
vertido en referencia literaria, además de su pro-
pia obra, dice mucho de la influencia que definiti-
vamente tiene cuando (no solamente) la literatura
aborda el tema del conflicto armado interno.
― 21 ―
El fácil ejercicio de sindicar:
Las acusaciones contra
Hildebrando Pérez Huarancca
― 22 ―
cional de San Cristóbal de Huamanga, conocía a
muchos de los que lucharían en la guerra interna,
varias fuentes de familiares, amigos y participantes
en la subversión han manifestado que en los años
setenta se alejó de ese grupo, culminando así su
estancia en China. En los años sesenta y setenta
casi todas las personas viajaron a China por razones
económicas, no por instrucción para la gue- rrilla.
Miembros del grupo literario Narración que ense-
ñaron en China incluyen a Miguel Gutiérrez (y su
esposa Vilma Aguilar), Oswaldo Reynoso y Juan Mo-
rillo. Hildebrando Pérez Huarancca se llevó a China
a su esposa e hija y se quedó allí desde febrero de
1978 hasta octubre de 1980. Si, como postulan sus
acusadores, fuera uno de los principales líderes del
PCP-SL, ¿por qué habría ido a China justo cuando se
planeaba el inicio de la lucha armada?
Como se verá, especialmente en los primeros
años del conflicto, hay mucha información errónea
y bastante confusión sobre quiénes estaban con el
PCP-SL y qué papeles jugaban dentro de esa orga-
nización.
El informe La masacre de Lucanamarca (Ayacu-
cho 1983) de la Comisión de la Verdad y Reconci-
liación contiene varias aseveraciones acerca de
Hildebrando Pérez Huarancca que carecen tanto de
fundamento como de fuente mencionada o incluso
rigor. Por ejemplo, declara que “La violencia política
en el departamento de Ayacucho se inició el día 18
de mayo del año 1980” (8). Como se sabe, no fue el
18 de mayo, sino el 17. Incluso acusan al propio Hil-
debrando Pérez Huarancca de haber encabezado la
quema de ánforas en Chuschi: “Ha sido sindicado
como jefe de la columna senderista que realizó el
― 23 ―
atentado en Chuschi el 17 de mayo de 1980” (46).
No cita ninguna fuente para esta acusación ni expli-
ca cómo él pudiera haber liderado esa acción mien-
tras se encontraba en China hasta octubre de 1980.
El mismo informe lo ubica en Madrid e incluso
sostiene que desde 1992 vivía en París. Una ten-
dencia por lo menos curiosa de la CVR es tomar
una sola fuente o un solo testimonio y cambiarlo
al plural. Por ejemplo, un artículo en la revista Sí
propone que estuvo en Madrid, y la CVR convierte
esta fuente en plural: “Algunas publicaciones afir-
man que Hildebrando Pérez Huarancca fue visto
en Madrid en 1986” (p. 46).13 No explica cómo un
artículo en la revista Sí pasa a citarse como “algunas
publicaciones”. Es más, la CVR sostiene que todavía
vive y se encuentra en Europa:
La nota a pie cita una sola fuente: “86 Revista Sí, Año 2, No 53, pági-
13
― 24 ―
lémico grupo de la periferia política estadouniden-
se. En el artículo “RIM: Narco-Terrorist Merchants
of Death” (Movimiento Revolucionario Internacio-
nalista: vendedores narcoterroristas de la muerte)
postula que “Sendero Luminoso se integró en las
operaciones terroristas basadas en Europa en no-
viembre de 1985, cuando dos líderes senderistas,
Maximiliano Durand Araujo e Hildebrando Pérez
Huaranca (sic) viajaron a París, Bruselas, y Libia
como parte de una delegación del RIM”.14 En el mis-
mo número de la revista, el artículo “Shining Path:
Core of the RIM Project” (Sendero Luminoso: Cen-
tro del Proyecto RIM) lo ubica en Europa, haciendo
“agitación y propaganda en los círculos culturales,
por medio de varios grupos musicales de folklore y
teatro, encabezado por Hildebrando Pérez Huaran-
co (sic)”.
Sin embargo, este artículo está repleto de dis-
torsiones y errores. Por ejemplo, manifiesta que
Sendero Luminoso colgó un perro de una farola (nó-
tese el singular), y Edith Lagos encabezó el ataque
al CRAS en Huamanga en 1982 y murió en la batalla
(era una prisionera dentro de la prisión, escapó y
murió unos meses después). Entre las personas y
organizaciones que apoyan o defienden a Sende-
ro Luminoso, dicho artículo menciona al historia-
dor Pablo Macera, a grupos de derechos humanos
como Amnistía Internacional, al gobierno británico,
al Instituto de Estudios Peruanos, al antropólogo
Carlos Iván Degregori, al politólogo norteamerica-
no David Scott Palmer (quien incluso trabajó para
14
Todas las traducciones del inglés al castellano son de mi autoría.
― 25 ―
el Departamento de Estado), y al periódico La Re-
pública. Como se ve, con tantos errores es difícil
tomar en serio los dos estudios del Executive Inte-
lligence Review y mucho más difícil su insistencia
que Hildebrando Pérez Huarancca esté en Europa,
especialmente porque casi toda la información in-
dica que murió en 1984.
Por desgracia, este tipo de errores y rumores
comienza a transformarse en “verdades” que se
repiten una y otra vez hasta que se sedimentan en
la historia “oficial”. Pensándolo al revés, unos sos-
tendrían que la historia “oficial” propala errores y
rumores para modelar la opinión pública con sus
“verdades”.
Cuando algunas personas encuentran informa-
ción errónea y la citan, como en los dos artículos
en el Executive Intelligence Review, dicha informa-
ción errónea e incluso tendenciosa adquiere cier-
ta credibilidad fortaleciendo en parte los rumores
sin prueba sobre una persona. En su blog Lapicero
Digital, el 24 de agosto del 2008, el economista y
analista Silvio Rendón publica el ensayo “No estaba
muerto. ¿Estaba en Francia?”. Cita los dos artícu-
los mencionados en el párrafo anterior y termina
el ensayo con esta preocupante conclusión: “La de
EIR suena a una versión a tomarse en cuenta”. Así,
sin una necesaria lectura crítica que uno supondría,
apoya información errónea de un grupo con una
credibilidad casi nula en Estados Unidos y, desgra-
ciadamente, promueve muchos errores y distorsio-
nes.
El 31 de agosto de 2008, el crítico literario y co-
nocido bloguero Gustavo Faverón Patriau responde
a Rendón con “¿Pérez Huarancca en París? Habría
― 26 ―
vivido en Francia después de Lucanamarca”. Termi-
na su ensayo con estos dos párrafos:
― 27 ―
Acápite kafkiano:
La confusión de Hildebrando Pérez
Huarancca con otras personas
― 28 ―
Hildebrando Pérez Grande pasó tiempo en Fran-
cia y fue corresponsal de Cambio. El 16 de octubre
de 1986 sale una entrevista suya con el crítico lite-
rario francés Roland Forgues, con el título “Un mito
muy cómodo: Sendero se ha convertido en la de-
sesperación de la derecha y la mala conciencia de
la izquierda”. Su pie de autor es “Hildebrando Pé-
rez desde Francia” (18). Aunque el autor es Hilde-
brando Pérez Grande, es fácil comprender por qué
hay confusión entre los dos escritores Hildebrando
Pérez y que unos creen que era el “Huarancca” que
estaba en Europa en vez de el “Grande”.
Otro desafío es que en la guerra interna todos
los participantes del movimiento subversivo usa-
ban seudónimos (“nombres de masa”, como se
conocía dentro de la organización), en muchos ca-
sos más de uno, y era muy difícil saber la identidad
verdadera de una persona. La estructura de célu-
las de Sendero Luminoso era tal que los miembros
sabían la identidad de muy pocas personas puesto
que así era más fácil mantener la integridad de la
organización y evitar infiltraciones (hay que recor-
dar también que, en el otro bando, miembros de
las fuerzas del orden también utilizaban seudóni-
mos). Abimael Guzmán era Álvaro y Gonzalo. Los
seudónimos atribuidos a Pérez Huarancca incluyen
Horacio, Medina, y Carlos.
Al igual que algunas personas lo han confundido
con Hildebrando Pérez Grande, también ha existi-
do una confusión entre Claudio Bellido Huaytalla,
camarada Caszely, e Hildebrando Pérez Huarancca.
En el libro Ayacucho: testimonio de un soldado,
el general Roberto Clemente Noel Moral culpa a
Pérez Huarancca de la matanza de Lucanamarca:
― 29 ―
Desde la provincia de Lucanas el profesor de la
Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga,
Hedilbrando (sic) Pérez H., responsable militar del
movimiento subversivo en la provincia de Cangallo,
reinicia el 02 de abril de 1983 sus acostumbrados
actos criminales, y esta vez contra la comunidad de
Santiago de Lucanamarca, para cometer la masacre
más grande que se registra en la historia de la vida
andina del Perú (hecho descrito y divulgado por la
revista Caretas) (66).
15
Uceda afirma que en 1986 los militares mataron a Bellido (116). La
Comisión Permanente de Historia del Ejército también escribe que
cayó en un enfrentamiento en octubre de 1986 (121-22). De los once
testimonios del sur central de Ayacucho de la Defensoría del Pueblo
sobre Bellido, dos dicen que falleció en 1984 (201549 y 202706), dos
en 1986 (201171 y 201443), y uno en 1988 (201289).
― 30 ―
ro Luminoso: Perú, 1980-¿2000?” donde un forista
confunde a Hildebrando Pérez Huarancca con Clau-
dio Bellido Huaytalla, camarada Caszely. El forista
“Grumo” mezcla el nombre y los apellidos de los
dos:
E[n] los años 80, existia en ayacucho un subversi-
vo denominado Casely (Hildebrando bellido Huaran-
ca, creo). Era una leyenda de la zona. Tenía sangre de
pescado, y muchas veces llegaba a las bases hacién-
dose pasar como soldado, asesinaba al centinela y
se llevaba su fusil. Tenia tan[t]a osadía que cuenta la
leyenda urbana que el JPM16 de Ayacucho, luego de
una reunión, al recoger su gorra, encontró una rosa
con la leyenda “Hay una corona que te espera....Ca-
sely” (35).
16
Jefe político-militar.
17
En una comunicación de correo electrónico del antropólogo Carlos
Iván Degregori, en medio de su lucha con el cáncer, tuvo la gentileza de
escribirme estas líneas el 16 de octubre del 2010: “Lo de Hildebrando
Pérez fue siempre complicado, durante la CVR simplemente no hubo
tiempo para llegar a descubrir el misterio. Tampoco lo hizo del todo
Ricardo Uceda”.
― 31 ―
Otra fuente sostiene que Claudio Bellido Huaytalla
falleció a finales de 1982. Con varias fuentes que
insisten que murió en 1982, 1984, 1986 o 1988,
es evidente que alguien (o varios) se equivocan y
tienen mala información. Los ejemplos del general
Noel y de la página de discusión militar indican, por
lo menos, una confusión de dos personas y la difi-
cultad que tenía el gobierno y otros de saber contra
quiénes luchaba.
Otras fuentes muestran a Víctor Quispe Palo-
mino, el líder subversivo actual en el VRAE (Valle
de los Ríos Apurímac y Ene), como el responsable
de la matanza. En la misma página web, bajo el
foro “Fuerzas Armadas del Perú” (p.157) “Jandres”
menciona el artículo “Un ejército de menores con-
tra Sendero Luminoso”, del periódico español El
Mundo. Propone en dicho artículo que el que en-
cabezó la masacre fue “Víctor Quispe Palomino,
alias ‘José’, ejecutor de la matanza de Lucanamarca
(1983), en la que 69 campesinos fueron asesinados
a machetazos por Sendero Luminoso”. El programa
televisivo “Punto Final” lo entrevistó y admitió que
en Lucanamarca fue “combatiente”, pero no “co-
mando” (“Entrevista Camarada José dirigente VRAE
2da. parte”). En un artículo del 30 de junio de 2009,
el diario La Voz de Huamanga dice que el ataque
a Lucanamarca “fue comandado por Víctor Quis-
pe Palomino, hoy conocido como camarada ‘José’”
(“100 mil soles entregó PIRC para Sacsamarca y Lu-
canamarca”).
Como se ha visto, hay mucha información erró-
nea acerca de Hildebrando Pérez Huarancca. Se le
confunde con Hildebrando Pérez Grande y Claudio
Bellido Huaytalla, se le acusa de encabezar la que-
― 32 ―
ma de ánforas en Chuschi mientras él se encontra-
ba en China y se sabe ahora que no fue uno de los
ideólogos principales de Sendero Luminoso. Unas
fuentes culpan a Víctor Quispe Palomino de la ma-
tanza de Lucanamarca. Las fuentes que lo ubican
en Europa son bastante dudosas o lo confunden
con otra persona, mientras que las versiones de su
muerte ―la más probable, que acaeció en 1984―
tienen bastante más fundamento.
― 33 ―
En la guerra:
Su arresto y escape del
CRAS de Huamanga
18
Estos dos serían ejecutados por la Guardia Republicana en el hospital
de Ayacucho después del ataque al CRAS, el 2 de marzo de 1982.
― 34 ―
trevistador un documento fechado el 15 de febrero
de 1982 para que se dé libertad a su pareja, a Pérez
Huarancca y a su esposa Teófila Vallejo (57). Dicho
documento aparece al final del informe:
― 35 ―
único camino de supervivencia. No podía dar marcha
atrás, nuevamente a la sala de torturas o a la ejecu-
ción extrajudicial. Se afilió a SL y se convirtió en uno
de sus mejores cuadros de combate (En Faverón, “El
destino de Pérez Huarancca”).
― 36 ―
El caso Lucanamarca:
¿Dónde estaba Hildebrando
Pérez Huarancca el 3 de abril de
1983?
19
Fui el editor de Pachaticray. Aunque es obvio que el visitante en el
testimonio es Hildebrando Pérez Huarancca, Roberto Reyes Tarazona
me ha confirmado que se trata de él.
― 37 ―
coinciden con información publicada y de conver-
saciones. En el cuento se le describe cuando se en-
contraba en la prisión: “Se quejó del estómago y de
que le había recrudecido ―eso era evidente―una
molestia crónica que tenía en los ojos” (Con los ojos
para siempre 74). Si estuviera en Lima, Cangallo, u
otro lugar, veremos que no hay ningún testigo pre-
sente el día de la masacre que lo ubique en Luca-
namarca.
― 38 ―
Lucanamarca:
Los testimonios
― 39 ―
final de la CVR. No figura en el estudio de dos vo-
lúmenes del coronel (PNP) Benedicto Jiménez Bac-
ca, y el general Noel lo menciona con el nombre de
“Hedilbrando” en el contexto de mando militar en
la masacre de Lucanamarca (66.) Se destaca que no
hay más testimonios ni estudios sobre su papel en
otras actividades subversivas.
Varían mucho los estimados del número de
muertos en la matanza. La CVR estima sesenta y
nueve, pero en los nueve tomos de su informe final
no es consistente, con 67 muertos (Tomo I p. 88,
Tomo IV p. 53, y Tomo V p. 63), en la misma pági-
na citan 67 y 80 muertos (Tomo IV pp. 37 y 57), y
80 muertos (Tomo IV p. 337). En la “Entrevista del
Siglo” Abimael Guzmán dice que fallecieron más
de ochenta. Otros estimados incluyen “más de 40
campesinos” por un grupo militar (ADDCOT, El te-
rrorismo en el Perú, 7), 105 campesinos por el ge-
neral José Rolando Valdivia Dueñas (pp. 82 y 125),
y 80 muertos por DESCO (Vol. I, 99-100). Preocupa
que el estudio que debió haber sido el más serio,
el de la Comisión de la Verdad y Reconciliación,
estima 67, 69 y 80 muertos. Le quita un poco de
legitimidad la falta de consistencia y de rigor, pues
se cuestiona la precisión y la confiabilidad de sus
informes.
Después de las noticias de la masacre en Luca-
namarca, a pesar de las protestas de otros perio-
distas, solo se permitió ir al equipo periodístico de
la revista Caretas. Mario Cueto Cárdenas cita un co-
municado al respeto:
― 40 ―
torias del jefe de la Zona de Emergencia. El general
Noel negó las solicitudes de los medios de comuni-
cación de Lima y Ayacucho para que les permitiera
trasladarse en helicópteros a la comunidad de Luca-
namarca. Sin embargo, autorizó que periodistas de la
revista Caretas volaran en helicóptero a esa misma
localidad, estableciendo nuevamente en Ayacucho
una política de privilegio informativo inconstitucio-
nal (Ayacucho: Prensa y violencia 65).
― 41 ―
Ayacucho 1983:
El contexto de la guerra interna
― 42 ―
Dada la importancia de Lucanamarca como par-
te de la guerra y su importancia en el Megaproce-
so, han aparecido varios documentos que exploran
este caso desde una perspectiva subversiva. Algo
que llama la atención es que hay poca mención
de Pérez Huarancca y de los otros acusados por
su participación directa en la masacre. Su énfasis
se centra en hacer una distinción entre el lideraz-
go del PCP-SL y los participantes en la matanza, y
poner un contexto más amplio de las acciones en
la guerra. En la llamada “Entrevista del Siglo”, Abi-
mael Guzmán trata de clarificar las acciones, y en el
documento Breves notas aclaratorias acerca de los
tergiversados hechos de Lucanamarca en la guerra
popular en el Perú hay un análisis más detallado del
caso.
En la “Entrevista del Siglo” (1988), Abimael Guz-
mán destaca la acción de Lucanamarca, y afirma
que la Dirección Central planificó la acción, pero
echa la culpa a los participantes mismos por la
crueldad y los excesos:
― 43 ―
ban con otro tipo de combatientes del pueblo, que
no éramos los que ellos antes habían combatido,
eso es lo que entendieron; el exceso es el aspecto
negativo. Entendiendo la guerra y basándonos en
lo que dice Lenin, teniendo en cuenta a Clausewitz,
en la guerra la masa en el combate puede rebasar y
expresar todo su odio, el profundo sentimiento de
odio de clase, de repudio, de condena que tiene,
ésa fue la raíz; esto ha sido explicado por Lenin, bien
claramente explicado. Pueden cometerse excesos, el
problema es llegar hasta un punto y no pasarlo por-
que si lo sobrepasas te desvías; es como un ángulo,
hasta cierto grado puede abrirse, más allá no. Si a las
masas les vamos a dar un conjunto de restricciones,
exigencias y prohibiciones, en el fondo no queremos
que las aguas se desborden; y lo que necesitábamos
era que las aguas se desbordaran, que el huayco en-
trara, seguros de que cuando entra arrasa pero luego
vuelve a su cauce. Reitero, esto está explicado por
Lenin perfectamente; y así es como entendemos ese
exceso. Pero, insisto, ahí lo principal fue hacerles en-
tender que éramos un hueso duro de roer, y que es-
tábamos dispuestos a todo, a todo (“Entrevista con el
Presidente Gonzalo”).
― 44 ―
y los sofrenamos”, “entendieron que estaban con
otro tipo de combatientes del pueblo”, “no éra-
mos los que ellos antes habían combatido”, “ahí
lo principal fue hacerles entender que éramos un
hueso duro de roer”, y “que estábamos dispuestos
a todo, a todo”.
Entonces, la lección o el escarmiento es la razón
principal para la acción. Subraya la importancia de
la acción en declarar que la Dirección Central “pla-
nificó” y “dispuso” cómo iba a ser. Con la excep-
ción de la tercera persona singular para describir
la Dirección Central, usa la primera persona plural
para hablar del PCP-SL. Hay un contraste con los
del partido (la primera persona plural) y los que ha-
bían participado en la matanza (la tercera persona
singular y plural). La primera oración es compleja,
de varios renglones, e inserta en medio de ella que
“hubo exceso”. La segunda oración reitera la im-
portancia de la acción y termina con “el exceso es
el aspecto negativo”. Luego, basándose en Lenin y
Clausewitz, dice que las masas pueden excederse.
En el párrafo usa “exceso” o “excesos” cuatro ve-
ces. Ya explicado que existe la posibilidad de que
las masas puedan sobrepasar lo pedido, dice que
querían un impacto llamativo. Hecha esta distin-
ción entre la dirección y las masas, vuelve a reiterar
en la última oración, esta vez con la primera per-
sona singular (“insisto”), que “lo principal” era dar
el mensaje de ser “un hueso duro de roer”, y, con
repetición “estábamos dispuestos a todo, a todo”.
Cuando habla de las “mesnadas”, las fuerzas del or-
den, y el gobierno peruano, usa la tercera persona
plural. Querían enviarles el mensaje que eran gue-
rrilleros diferentes.
― 45 ―
Es curioso que el análisis del 8 de abril de 1983
por la Embajada de Estados Unidos coincida con
algunos de los puntos que hace Abimael Guzmán
en la entrevista. En el cable se habla de varios
factores para que la acción fuera tan cruenta. Se-
ñalan la pasión, rivalidades entre comunidades,
la justicia fuera de las instituciones del gobierno,
las tensiones por la presencia y luego la falta de
presencia de las fuerzas del orden, y problemas
de comunicación entre la dirección y la gente
que implementa las acciones. Concluyen que era
posible que la acción ocurriera sin el control del
liderazgo subversivo y que muchos de los subver-
sivos, varios adolescentes, estaban motivados por
la emoción, el miedo, y el oportunismo (State De-
partment “Peruvian Terrorism Turns Bloodier, but
not Necessarily According to Plan”, 8 de abril de
abril.)
El documento Breves notas aclaratorias acerca
de los tergiversados hechos de Lucanamarca en la
guerra popular en el Perú. (Documento para en-
tregarlo a la Sala Penal Nacional como parte de la
Defensa Judicial en el “Megaproceso”), del 2006,
agrega más detalle desde la perspectiva del PCP-SL.
Varias veces insisten en la importancia de poner Lu-
canamarca en un contexto mayor:
― 46 ―
contrarrevolucionaria genocida de mesnadas enca-
bezadas por la ralea de viejas autoridades, lacayos y
otros ligados al gamonalismo derribados del poder,
ya que la lucha de clases y fuerza de resistencia de
los explotadores derrocados, ante el surgimiento del
Nuevo Poder se hizo encarnizada en grado sumo,
pues se sirven de las ventajas de la fuerza de la cos-
tumbre y las tradiciones de la vieja sociedad, de la
larga experiencia del Estado en el manejo militar, de
la economía, el Poder. Y como contraparte, el PCP ha
desenvuelto una respuesta para sofrenarlo, un con-
trarrestablecimiento del Nuevo Poder perdido, a tra-
vés de una heroica guerra popular del campesinado
principalmente pobre, defendiendo, desarrollando y
construyendo los Comités Populares y Bases de Apo-
yo, proceso en el que como un aspecto negativo se
han presentado limitaciones, errores y excesos como
hechos aislados, pero jamás como política del Parti-
do. Sólo viendo dentro de este marco histórico de la
guerra se puede entender correctamente los hechos.
Reducirlo a un conjunto de hechos de una supues-
ta “rebelión” campesina contra la guerra popular es
encubrir la verdad histórica para exculpar la política
genocida del Estado y las Fuerzas Armadas (31-32).
― 47 ―
Como se ha visto en la “Entrevista del Siglo” y
las citas del párrafo anterior, hay una insistencia en
la necesidad de un golpe contra Lucanamarca y, a
su vez, un distanciamiento del liderazgo del PCP-SL
con quienes perpetraron la masacre, llamando ex-
cesos a dichas acciones y negándolas como política
del Partido:
20
Comité Central Ampliado.
― 48 ―
la Dirección, porque atañía a la responsabilidad es-
pecífica de quienes aplicaron” (Breves notas P. 54).
La crítica ante la insistencia de la Dirección de que
ellos decidieron la acción pero no son responsables
por los “excesos” es que crea una separación entre
el liderazgo del Partido y los campesinos pobres;
pone en duda la capacidad de la Dirección de dirigir
y ser parte de las masas; y expresa el deseo de dar
un escarmiento contundente pero no excesivo, una
línea casi imposible de separar.
Otra fuerte crítica en este documento se dirige
a las actuaciones del Estado peruano y la Comisión
de la Verdad y Reconciliación para construir su ver-
sión de los hechos.
― 49 ―
El Megaproceso y la CVR:
Acusaciones y hechos
― 50 ―
Sigamos los pasos que usaron para construir
la acusación. Primero, plantean que Hildebran-
do Pérez Huarancca encabezó la matanza: “Según
la información obtenida, este ataque de Sendero
Luminoso estuvo liderado por Hildebrando Pérez
Huarancca, natural de Espite, formado en las aulas
de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, ex
profesor del Colegio los Andes en Huancasancos y
uno de los primeros líderes senderistas en la zona”
(7). Sin embargo, no provee ninguna fuente ni nin-
gún testimonio que fue profesor en el Colegio los
Andes, y no aparece en los informes finales.21
La acusación del mismo estudio de la CVR con-
tra Pérez Huarancca depende casi exclusivamente
de dos entrevistas con Teófanes Allccahuamán Víl-
chez, quien se sabe que no estuvo en Lucanamarca
el día de la matanza. En la primera entrevista habla
de cómo conoció a Hildebrando Pérez Huarancca
en 1982 y en la segunda cuenta lo que le dicen
otros. De la primera entrevista escriben esto:
21
Otro error se encuentra cuando dicen que la guerra comenzó en
Chuschi el 18 de mayo de 1980. Se sabe que fue el 17 de mayo.
― 51 ―
miembro de Sendero Luminoso cuyo paradero se
desconoce actualmente―, quien le refirió que se
trataba de Hildebrando Pérez Huarancca. El testigo
describió al líder senderista de la siguiente manera:
“...estaba uniformado de militar, llevaba dos
pistolas, blanquiñoso, mestizo, de ojos vivos,
pelo lacio, de 1.70 m de estatura aproximada,
nariz aguileña, voz resonante como de mando
militar, agarrado, no era gordo, era un profe-
sor...” (16-17). (Subrayado mío)
― 52 ―
que estuviera con Sendero o que participara en la
matanza, añadiendo que, en vez de ser participante,
fue víctima, perdiendo a familiares y forzado a vivir
en la clandestinidad. Otras pruebas y testimonios
afirman que él se quedó en la comunidad después
de la matanza. Aparece en fotos de la revista Care-
tas cuando llega el general Clemente Noel, y otras
fotos después de la masacre y durante los funera-
les (228-30). La acusación del testimonio del mismo
Teófanes Allccahuamán Vílchez dice: “Respecto de
Rómulo Misaico indicó que obligó a muchos jóve-
nes a integrarse a las filas de Sendero Luminoso
tratando también de obligar al deponente, agregó
que los familiares del acusado fueron asesinados
en venganza porque éste traicionó a Sendero Lu-
minoso” (230). La conclusión en el Megaproceso es
que la única acusación de su pertenencia a la sub-
versión viene de Teófanes Allccahuamán Vílchez y
que no hay ninguna evidencia que haya participado
en la masacre. Por eso dicen que no existen prue-
bas suficientes y lo absuelven:
― 53 ―
Como resultado, en el Megaproceso el testimo-
nio de Teófanes Allcahuamán Vílchez es insuficiente
para encontrar culpable a Rómulo Misaico Evanan.
En la apelación de las sentencias del Megaproce-
so, el único testigo contra él es Teófanes Allcahua-
mán Vílchez: “La Sala Superior considera que con
relación al encausado Misaico Evanan, sólo existe
la sindicación directa de Teófanes Allcahuamán Vil-
chez en relación a su pertenencia a la agrupación
Sendero Luminoso, más (sic) no a su participación
en los homicidios perpetrados” (Corte Suprema de
Justicia 131). Luego mencionan a dos testigos más
que sólo saben de su supuesta afiliación con los
subversivos por otros: “se advierte que sólo saben
por referencias de la presunta vinculación del sen-
tenciado Misaico Evanan con la organización terro-
rista PCP-SL” (133). La conclusión de la Sala Supre-
ma es que no hay evidencia:
― 54 ―
Volviendo a la acusación original que aparece
en La Masacre de Lucanamarca (Ayacucho, 1983)
se notan muchos errores:
― 55 ―
namarca (Ayacucho, 1983) de la CVR y veamos su
transformación en el informe final en el Tomo VII.
Lo tachado con una línea indica palabras borradas y
entre paréntesis se pone cambios de palabras.
― 56 ―
abril de 1983. El lector no sabe que la descripción
es de un año anterior, que solo hay un testigo, y que
el testigo ni estaba en Lucanamarca ese trágico día.
Al comparar el próximo testimonio en La Masa-
cre de Lucanamarca (Ayacucho, 1983) de la CVR y
su informe final en el Tomo VII, se notan muchas
diferencias. Aquí se encuentra lo publicado en el
primer informe:
― 57 ―
La descripción física de los dos párrafos del
Tomo VII varía mucho, pero no es la peor equivoca-
ción. Se notan muchas diferencias entre los dos tes-
timonios: “blanquiñoso, mestizo” a “mestizo”, “de
1.70 m de estatura aproximada” a “alto”, y “agarra-
do, no era gordo” a “flaco”. Sin duda, el error ga-
rrafal es que no mencionan que Teófanes Allcahua-
mán Vílchez no estuvo en Lucanamarca el día de la
masacre. No estuvo. Peor aun es que La Masacre
de Lucanamarca (Ayacucho, 1983) deja pensar que
el testigo estaba el mismo día de la masacre aun-
que el testimonio mismo se incluye en el informe.
En la entrevista en La Masacre de Lucanamarca
(Ayacucho, 1983), él dice claramente que no estu-
vo, pero, a pesar de no haber estado, el entrevis-
tador le pide que provea información, y luego se
pone esta información en el informe como si fuera
de un testigo directo. Teófanes Allcahuamán Víl-
chez dice que “yo regreso plenamente ya cuando
esta (sic) en marcha, en Cangallo ocurre la masacre
de 03 de abril de 1983 (03-04-83), al día siguien-
te llego cuando ya había ocurrido todo” (118). El
en- trevistador le pregunta, “¿Usted no ha estado
el día de la masacre?”, y él responde: “No, no, no
estu- ve” (La Masacre de Lucanamarca 118). Luego
el entrevistador le dice: “Si bien usted no estuvo
acá, tal vez nos puede confirmar algunos datos que
la gente pudo haberlo contado” (123). Al usar esta
información de lo que dijo una persona y presentar
esta información como si fuera de un testigo direc-
to y sin ninguna corroboración es, al menos, una
indicación de falta de seriedad.
Esta es la interacción que citan como “las mis-
mas fuentes”:
― 58 ―
P. ¿lo que dirigía todo?
R. El que dirigía todo en general era Gildebrando
Pérez huarancca
P. ¿de donde era Totos, Paras?
R. es de Vilcanchos, pero es profesor que ando
por aquí, la gente conoce, es alto, flaco mestizo esta-
ba con pasamontaña y era medio narizoncito (124).
― 59 ―
Respondiendo a una crítica de la lógica, Castro
explica que, según la ley,
― 60 ―
Cuenta Castro que Pérez Huarancca, para salvar
su vida, debió “guardarse” sus discrepancias ideoló-
gicas con Sendero, convirtiéndose así en uno de sus
mejores cuadros de combate. Y Lucanamarca fue su
prueba de fuego. (Énfasis mío).
― 61 ―
Teófanes Allcahuamán Vílchez, mencionan el testi-
monio de otro que tampoco estuvo ese día: “Del
mismo modo, el testigo Demetrio Quincho Huan-
cahuari manifestó ante COMISEDH que los comu-
neros tienen conocimiento que Hildebrando Pérez
Huarancca fue la persona que organizó la masacre
de Lucanamarca en las localidades de Totos y Espi-
te, lugar este último donde residía habitualmente
el líder senderista” (17). (Énfasis mío). Nótese que
usan “tienen conocimiento” y “organizó” pero no
mencionan su ausencia de Lucanamarca ese día. En
su entrevista, incluida en el mismo documento, él
fue con otros a Huancasancos a pedir ayuda (110).
En el intercambio de palabras que sigue, no lo pue-
de ubicar en Lucanamarca y especula:
― 62 ―
Otros dos testimonios ubican a Hildebrando
Pérez Huarancca en Espite, la comunidad donde
nació, pero no son testigos de su presencia en Lu-
canamarca:
― 63 ―
chez declaró haber estado en presencia del líder de
la Fuerza Principal de Sendero Luminoso en la zona,
a quien identificó como Hildebrando Pérez Huaranc-
ca por indicación de un vecino de Lucanamarca in-
tegrado a la organización subversiva. Asimismo, el
citado testigo reconoció al final de la entrevista la fo-
tografía de Hildebrando Pérez Huarancca que le fue-
ra mostrada, la que indicó corresponde a la misma
persona que conoció en Lucanamarca como líder de
Sendero Luminoso (La Masacre de Lucanamarca 45).
(Subrayas mías).
― 64 ―
el responsable de Sendero Luminoso en el Comité
Zonal Cangallo Víctor Fajardo hasta el año 1987. A
partir de ese año se le conocería con el seudónimo
de “Carlos”. La última información que posee la DIN-
COTE es que a partir de 1992 Pérez Huarancca es-
taría trabajando en la ciudad de París (Francia) con
Maximiliano Duran Arauja la organización de propa-
ganda de Sendero Luminoso llamada “Sol Perú” (45-
46). (Subrayas mías).
― 65 ―
fue apresado y luego fugó del CRAS de Huamanga
en 1982 junto a Edith Lagos. Asimismo, se le señala
como líder de la masacre de Lucanamarca. Algunas
publicaciones afirman que Hildebrando Pérez Hua-
rancca fue visto en Madrid en 1986 (46).
― 66 ―
Mencionan que entre 1981, 1982 habría venido
Hildebrando Pérez Huarancca, nosotros no lo cono-
cíamos, de repente vendría. Pero nos enteramos
que Pérez Huarancca, era comando de este sector.
A Hildebrando lo conocíamos sólo por nombre no
más, hablaban que era responsable de acá, con otro
nombre le decían, venía de un sitio especialmente
y tenía que ver con los policías, él era responsable
de esta zona (Entrevista a poblador de Santiago de
Lucanamarca, 57 años). (Énfasis mío).
― 67 ―
Otro declarante fue herido en la masacre, y se
enteró de la información acerca de Hildebrando Pé-
rez Huarancca después de regresar del hospital, es
decir, información proveniente de otras personas:
― 68 ―
Conclusiones
― 69 ―
Agradecimientos
― 70 ―
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Apéndice
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Antologías y revistas que incluyen
a Hildebrando Pérez Huarancca
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Datos del Autor
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www.pasacalle.pe
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