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El discernimiento:
la salvaguardia
del reavivamiento
U
n día, temprano en mi ministerio, estaba estudiando la Biblia con
una familia cuando un hombre rudo que fumaba un gran cigarro
entró a la habitación y exclamó en voz más bien alta: “¡Alabado
sea Dios, estoy sanado!” Cuando pregunté de qué enfermedad había sido
sanado, exclamó: “¡Cáncer!” Quedé sorprendido. Aquí estaba el hombre,
afirmando que Dios lo había sanado de cáncer de pulmón, y ¡seguía fu-
mando un cigarro!
No creo que Dios le extendería la vida a un hombre para que pudiera
seguir dañando su cuerpo. Parece, entonces, más bien que Satanás estaba
desviando al pobre hombre.
Algunos de los engaños de Satanás son más complejos. Cuando ense-
ñaba un seminario titulado “Quitando el sello a los misterios de Daniel”,
una mujer de edad mediana se acercó a mí después de una presentación, y
en su rostro se veía asombro. Al acercarse, dijo abruptamente: “Gracias,
pastor, por la clase de esta noche. ¡Me ha dado esperanza!”
Esta mujer dijo que unos seis meses antes le habían diagnosticado cán-
cer, y desde entonces, el cáncer había hecho metástasis, y el futuro parecía
sombrío. Dijo que algunos amigos cristianos bien intencionados le habían
dicho que si tenía fe suficiente, Dios la sanaría. Así que oraba, pero en lu-
gar de que el cáncer disminuyera, crecía.
Sus amigos entonces le dijeron que debía tener algún pecado en su vida
que le impedía que Dios la sanara. La mujer me dijo que esa afirmación la
dejó devastada. Ahora, no solo tenía cáncer, sino se le había diagnosticado
falta de fe y ser culpable de guardar algún pecado secreto.
“Pero ahora”, siguió diciendo la mujer, “entiendo la fe por primera vez.
Formalismo, fanatismo y fe
Uno de los desafíos al verdadero reavivamiento es evitar los extremos:
quebrar el hielo del formalismo mientras se mantiene lejos de las llamas
del fanatismo.
Los formalistas están rígidamente encerrados en el statu quo. Se sa-
tisfacen con la cáscara externa de la religión mientras niegan la realidad
viviente de la fe. Los fanáticos están en el otro extremo. Tienden a concen-
Ministerio y milagros
La gente involucrada en los falsos reavivamientos a menudo pone el
mayor énfasis en señales y milagros espectaculares. Los reavivamientos
genuinos, en cambio, en el ministerio y el servicio que se sacrifica a sí
mismo. Reconocen que el mayor milagro es una vida transformada.
Los milagros de sanidad de Jesús testifican del hecho de que él es el
Mesías. Como nuestro Redentor compasivo, el Salvador estaba preocupa-