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Los estudios en ratones, señala el director del ensayo, Valter Longo, forman parte de
una investigación en tres niveles sobre los efectos del ayuno periódico y controlado
levadura, ratones y seres humanos. Los resultados se presentan en «Cell Metabolism».
Además de prolongar la vida de los ratones, los investigadores vieron que también se
redujo la incidencia de cáncer y enfermedades inflamatorias, se mejoró el sistema
inmunológico, se frenó la pérdida de densidad mineral ósea y mejoraron las capacidades
cognitivas de los ratones más mayores.
Los resultados en el ensayo piloto en humanos mostraron que tres ciclos de una dieta
similar realizados por 19 sujetos una vez al mes durante cinco días disminuyeron los
factores de riesgo y los biomarcadores del envejecimiento, diabetes, enfermedad
cardiovascular y cáncer sin mayores efectos secundarios adversos, asegura Longo.
«Es difícil seguir un ayuno estricto y, además, como puede ser peligroso desarrollamos
una dieta compleja que provoca los mismos efectos en el cuerpo», explica Longo. «Y
ésta es mucho más fácil y también mucho más segura».
Como puede ser peligroso desarrollamos una dieta compleja que provoca
los mismos efectos en el cuerpo
Longo ya demostró en un trabajo publicado en 2014 en «Cell Stem Cell» que los ciclos
repetidos de ayuno podrían reactivar las células del sistema inmunitario deprimidas por
la quimioterapia o el envejecimiento; es decir, matar las células cancerosas.
«Se trata de reprogramar el cuerpo para envejecer más lentamente más lento, pero
también de rejuvenecer a través de la regeneración de células madre. No es una
dieta típica porque no es algo que tiene que mantenerse», dice. Durante 25 días al mes,
los participantes del estudio volvieron a sus hábitos alimenticios regulares -buenos o
malos. No se les pidió que modificaran su dieta y todavía se vieron cambios positivos.
No para todos
Longo cree que para la mayoría de las personas sería posible hacer este tipo de ayuno
cada entre tres y seis meses, dependiendo del estado de salud y la circunferencia de su
abdomen, mientras que los sujetos más obesos o con factores de riesgo de enfermedades
se podría recomendar con más frecuencia, como una vez cada dos semanas. Su equipo
está probando los efectos de su dieta en un ensayo clínico que se realizará sobre
más de 70 sujetos.
«Si los resultados siguen siendo tan positivos como los actuales, podemos decir que este
tipo de ayuno representará la primera intervención segura y eficaz para promover
cambios positivos asociados con la longevidad y la salud», augura Longo. A pesar de
sus efectos positivos, Longo advierte de los riesgos de seguir un ayuno y beber solo
agua y desaconseja intentar la dieta que imita el ayuno sin antes consultar a un
profesional médico.
«No todo el mundo está lo suficientemente sano como ayunar durante cinco días y las
consecuencias para la salud pueden ser graves para aquellos que lo hagan
incorrectamente. Beber solo agua durante el ayuno únicamente debe ser realizado
en una clínica especializada y puede aumentar la incidencia de cálculos biliares en
mujeres en riesgo si se hace incorrectamente», advierte. «Por el contrario –añade- la
dieta que imita el ayuno probada en este ensayo se puede hacer en cualquier lugar bajo
la supervisión de un médico y siguiendo cuidadosamente las guías establecidas en los
ensayos clínicos».