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Plus ultra

La monarquía católica en las Indias (1592-1898)


1. La Capitulación De Santa Fe
INTRODUCCIÓN
La curiosidad es el motor de grandes hazañas, el camino que ha llevado
al desastre y, en última instancia, causa de la evolución de la humanidad.
Muchos siglos antes de verificarse la hazaña colombina, la humanidad ya tenía
noticias de la existencia de lejanos e incógnitos territorios, y ante la
imposibilidad de alcanzarlos por la falta de los recursos necesarios para
lograrlo, las ideas se diluían entre el mito y la realidad, perdidas en la
inmensidad de los mares misteriosos y de nebulosas tierras poblada por seres
de extrañas formas y terribles monstruos capaces de amedrentar a los más
valientes y avezados navegantes para atreverse a correr el riesgo de traspasar
el estrecho que Hércules marcara con dos columnas, una plantada en África y
otra en Europa1 e inscrita en ellas la advertencia Non Plus Ultra.
Desde los remotos días de la época clásica griega los hombres cultos tuvieron
conocimiento de la esfericidad de la tierra, en su imaginación la
representaban como un inmenso globo de agua en donde flotaba una masa
terrestre llamada ecumene, o habitada, compuesta por tres partes Europa,
Asía y África, los continentes conocidos hasta entonces.
El gran océano, cuyas aguas se extendían más allá de los términos marcados
por Hércules fue calificado por los árabes como no apto para la navegación.
Fue llamado Tetis como la deidad marina. Más tarde fue bautizado como
Atlántico, en recuerdo del titán Atlas, hijo de Jápeto y Clímene.
En muchos de sus escritos los sabios de la antigüedad2 hicieron constar que
en aquél enigmático océano existían muchas tierras inexploradas y
maravillosas. Al tiempo que los sabios cristianos se desvelaban en la
localización del Paraíso perdido. La imaginación iba más allá.
Independientemente de los temores y fantasías abrigadas por el hombre
europeo en esos momentos, la realidad era que carecía de los medios idóneos
para lograr hacer la travesía atlántica y se conformaban con imaginar cuanto
podría encontrarse al navegar más allá de los límites impuestos por la
mitología de los antiguos griegos.
Para poder llevar a cabo una navegación de mayor envergadura se hacía
necesaria la construcción de otro tipo de navíos. Que respondiera al impulso

1Marruecos y España.
2Platón y su isla Atlántida; Cicerón, Macrobio y Pomponio Mela, conforme a los dicho por Aristóteles,
Luciano y Eliano aseveraban que la cantidad de tierras e islas era innumerable, entre ellas, las islas
Antípodas; Séneca, el más explícito de los ya mencionados, en el año 45 puso en boca de uno de sus
personajes “Tras largos años vendrá […] Descubrirán grande tierra, verán otro Nuevo Mundo… ”.
no sólo del hombre sino también de la del viento, que hicieran más ligeros las
naves para más mercancías.
Además se requería de ciertos instrumentos como la brújula y la ballestilla3,
el astrolabio 4 y otros más; así como conocimientos de álgebra, aritmética,
geografía, astronomía, etcétera, que el mundo docto europeo recibió de de los
árabes, a través de los portugueses, italianos y judíos.
Los primeros recorridos transoceánicos sólo pudieron lograrse una vez
conjuntados todos esos elementos y eso sucedió hasta las primeras décadas
del siglo XV, gracias al esfuerzo de muchos pueblos y de muchas gentes, entre
las cuales ocupa un lugar muy importante don Enrique (1394-1460), apodado
el Navegante, quien fundo una academia, en Sagres, para el estudio de todas
las ciencias relacionadas con la navegación y formó una amplia biblioteca
para tales fines.
Don Enrique inició la expansión portuguesa con la conquista del reino de
Ceuta (ver imagen) en 1414 y una vez adueñado de una porción del Mageb5
decidió extenderse sobre el África negra. Con el apoyo del príncipe y de la
ciencia de Sagres, los marineros lusos emprendieron la conquista del
Atlántico y en consecuencia del continente africano, con el objetivo de llegar
por esa ruta hasta la India legendaria y conquistar las Islas de la Especiería.

En 1418 Juan González Zarco y Tristán Vaz Teixeira descubrieron las islas de
Madeira.
Gonzalo Velho Cabral, en 1431, las islas Azores.

3 Instrumento de navegación utilizado para calcular la distancia del sol y otros astros respecto del
horizonte, utilizando esta información en la navegación.
4 Instrumento que permite calcular la posición y altura de las estrellas, así como la hora a partir de la

latitud o viceversa. Servía para obtener la hora exacta del medio día.
5 Tradicionalmente, se conoce así a la región norte de África (Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez,

Libia y el Sahara Occidental). Otro uso de la palabra Magreb es Al Magrib y que es el nombre de
Marruecos en dialecto marroquí. Sin embargo, lo frecuente es que se hable de Magreb para referirse
a una amplia zona del norte de África.
En 1434, Gil Eanes se atrevió a rebasar los cabos de Num y Bojador.
Las proezas de Gil Eanes abrió las puertas para navegación hacia el sur, los
portugueses pudieron llegar en 1444 con Denis Días hasta la desembocadura
del río Senegal o Río de Oro y explotar la costa guineana, que a partir de
entonces se convertiría en el objetivo principal de Portugal, hasta conseguir
el deseado paso hacia Oriente. En 1460 falleció don Enrique dejando un
importante legado marinero y con ello se suspendió el espíritu expansionista
hasta que en 1481 ascendió al trono don Juan II, cuya pasión por el mar dieron
nuevos impulsos a la navegación lusitana.
En 1488, bajo el mando de Bartolomé Días, la armada portuguesa avistó el
llamado cabo de las Tormentas, llamado después de “Nueva Esperanza”.

Cristóbal Colón, saturado de lecturas, cálculos y mapas, llamado por


Wasserman “Quijote del Océano” de forma similar de lo sucedido al manchego
Alonso Quijano, le llegó el momento de dejar de entretejer sueños con las
narraciones librescas. El genovés se hizo a la mar, primero por el
Mediterráneo para después pasar al Atlantico, con la ilusión de encontrar islas
y tierras perdidas en la inmensidad oceánica, hasta hacer su arribada a las
islas de Cipango y de Catay6.
De joven, la elaboración de mapas, correrías por el Atlantico, hacer notas y
cálculos, recopilar noticias de viejos marinos, fueron su ocupación. En esos
días probablemente haya logrado cruzar el océano y más aún, haya logrado
llegar hasta tierras occidentales o quizá fue el piloto anónimo de la hipótesis
de Juan Manzano. No lo sabemos, ese fue su secreto, muy bien guardado por
él, sigilado con su muerte.
Entre 1484 y 1485 Colón llegó a Lisboa. Logró, no sin problemas, entrevista
con el rey portugués7, para exponerle su proyecto. El monarca escuchó con
desdén e indiferencia por estar su atención centrada en la búsqueda de un
paso hacia el legendario Oriente por las costas de África, lo que se consiguió
años después de su muerte bajo el reinado de don Manuel, apodado “El
afortunado”, no sin razón.
Agobiado por el fracaso, decidió ir a la vecina Castilla, gobernada por
Fernando e Isabel.
Colón llego en 1485, al convento de Santa María de la Rábida, cercano a la
ciudad de Sevilla, cuyos frailes escucharon con entusiasmo el proyecto de
Colón. Le sugirieron ir a Sevilla para entrevistarse con los duques de Medina
Sidonia y de Medinaceli y conseguir apoyo frente a los soberanos.

6 Ubicadas en Japón.
7 Juan II
Ahora sabemos que la parada en el convento fue muy importante porque
conoció a Fray Juan Pérez, cuya ayuda e influencia serían fundamentales; el
estrellero Antonio de Marchena, cuyos conocimientos astrológicos también
serían importantes posteriormente; y por Martín Alonso Pinzón, capitán de
mar y veterano de las guerras con Portugal “cuya imaginación también hacían
efervescencia por los mundos desconocidos y los ánimos descubridores”.
En 1486, en Alcalá de Henares, Colón consiguió una primer entrevista con los
Reyes Católicos. Expuso sus planes. Inicio un largo peregrinar de más de cinco
años. Mientras los reyes despejaban sus dudas con los más doctos
cosmógrafos y astrólogos de su corte. Decepcionado por la indiferencia real,
Colón estuvo a punto de partir hacia Francia, cuando Isabel animosa y
animada se decidió a prestar su consejo real para su proyecto.

LAS CAPITULACIONES
El descubrimiento, conquista y poblamiento de las Indias era una
empresa de la corona española. Ante la imposibilidad material y económica
de hacerlo por sí, aceptaba la colaboración de particulares. Eran, dice
Pietschmann “empresas dirigidas y encauzadas por el Estado, pero
financiadas y organizadas por los particulares”. Cada uno de los participes, en
la medida de sus posibilidades, hacía su aporte. El Estado no corría ningún
riesgo.
Lo más fascinante de la empresa española, su legalismo inspirador. Su
voluntad de siempre llevarla a cabo con el mayor apego de los principios
jurídicos de la época. Aunque, como toda empresa humana, llena de errores,
tropiezos y fracasos.
Toda expedición que debía sustentarse en derecho y las capitulaciones eran
el instrumento jurídico previo e indispensable para toda empresa de
descubrimiento, conquista o colonización. Sabemos que las excepciones a este
principio son múltiples, cuyo requisito no se cumplió o se le dio cumplimiento
después de haberlas realizado.
El antecedente de las capitulaciones, lo encontramos en las cartas puebla del
periodo de Reconquista, por virtud de las cuales el rey o los señores, para
otorgar determinados privilegios a quienes se animaran a poblar territorios
recién recuperados del invasor moro, con el fin de crear un núcleo de
población cristiana y de esa manera afianzar el dominio sobre sus territorios.
Por capitulación o asiento, entendemos: el acuerdo de derecho público
celebrado entre la corona y un particular, por el cual, la primera concedía su
permiso para llevar a cabo la realización de un fin determinado a cargo del
segundo, obligándose la corona a otorgar mercedes específicas, condicionadas
al cumplimiento por parte del particular de todas y cada una de las obligaciones
consignadas a su cargo en dicho documento o dicho en otras palabras, al buen
éxito de la empresa.
¿Cuál es la naturaleza jurídica de las capitulaciones?
Ha sido tema de las más distintas opiniones dada su complejidad, en primer
lugar por las partes que intervenían, en especial la corona; como por la
redacción de su texto, que se hacía en forma unilateral; por encontrarse
dentro de los fines de la capitulación, los mismo fines del Estado; y por último,
por no encontrarse su regulación ni dentro de las fuentes del derecho
castellano, ni en las del indiano.
Hernán Cortes escribió en una carta enviada al virrey Antonio de Mendoza,
que era contrato oneroso que contiene recíproca obligación.
Contenían un sinnúmero de cuestiones de orden político, económico y social
que les hacía rebasar el ámbito del derecho privado, para situarse en el ámbito
del derecho público, lo cual no privó a ese acto de su naturaleza contractual.
Debe entonces considerarse como un contrato de derecho público.

¿Quiénes eran parte en la celebración del contrato?


Por un lado, la corona, representada por el rey o por las autoridades
autorizadas para representarlo, en España, el Consejo de las Indias o la Casa
de Contratación, en Indias, los virreyes, los gobernadores o las audiencias.
Por el otro, el particular que pretendía realizar una empresa en las Indias.

¿A qué se obligaban?
Por parte de la corona, conceder las licencias y en su momento, cumplir con
las mercedes, que siempre se preocupó por que fueran lo más ligeras posibles.
Su otorgamiento estaba sujeto a condición suspensiva del buen éxito de la
empresa.
Gonzalo Fernandez Oviedo escribía “casi nunca sus Majestades ponen de su
hacienda y dinero en estos nuevos descubrimientos excepto papel y buenas
palabras”.
Por parte del particular, eran de lo más variadas, que resulta imposible
enumerarlas. Ejemplos de ellas: explotación de pesquerías de perlas, de minas
o de salinas, búsqueda de tesoros, rescate de oro con los indígenas, fundación
de ciudades, construcción de fortalezas y un largo etcétera.
La posición de los empresarios era ciertamente desventajosa. No tenían
posibilidad de emprender acción legal para defender sus derechos. La
capitulación podía unilateralmente modificarse. Por ello las rogativas y
lamentos dirigidos al rey para pedir su cumplimiento son abundantes.
*a partir de 1526, se acostumbró agregar a las capitulaciones una
recomendación de buen trato hacia los indios.
El carácter particular de las empresas permitió que las capitulaciones mismas
pudieran ser objeto de diversos contratos, como el de sociedad pactado entre
Cortés y Diego de Velásquez, o el de cesión, celebrado entre Pedro de Alvarado
y Almagro.
Junto con la capitulación los empresarios recibían unas instrucciones, donde
se señalaban directrices y limitaciones (o prohibiciones) para el desarrollo de
su empresa. Conforme avanzaron los descubrimientos, éstas se hicieron más
específicas.
El régimen jurídico de los empresarios no se limitaba a las capitulaciones e
instrucciones, sino también a las normas consignadas en las leyes y en las
costumbres.

LA CAPITULACIÓN DE SANTA FE
El 3 de enero de 1492, un día después de la celebración por la toma de
Granada, última ciudad dominada por los musulmanes, continuó el regateo
entre la corona y Colón para acordar los términos y condiciones de la
capitulación.
Las pretensiones del genovés aún parecían descomunales a los ojos de los
reyes pero el almirante no estaba dispuesto a ceder. Además de excesivas, los
reyes consideraban las peticiones de Colón contrarias a los lineamientos de
su política, en especial en lo referente a la perpetuidad de los cargos públicos.
Los largos año de penurias, infortunios y angustias llegaron a su fin el 17 de
abril de 1492, cuando en la Vega de Santa Fe de Granada, se efectuó la firma
de las capitulaciones ansiadas.
El propósito de la empresa colombina era: romper la servidumbre comercial
impuesta a Europa, para llegar hasta las lejanas costas del Cipango 8 ,

8 Tradicionalmente suele creerse que es Japón, sin embargo haciendo uso de las descripciones hechas
por Marco Polo, “no nos checan las cuentas”. La razón de este último propósito es sencilla: corría una
leyenda popularizada por Marco Polo en el siglo XIII que afirmaba que en este pedazo de tierra había
ingentes cantidades de oro que sus habitantes no se molestaban en explotar.
En su texto “el libro de las maravillas”, Marco Polo escribía “ está a 1.500 millas apartada de la tierra
en alta mar y (que) tiene oro en abundancia pero que nadie explota, porque no hay mercader ni
extranjero que se haya llegado al interior”. Investigar sobre este tema.
fertilísimo en oro y piedras preciosas, a la India Mítica, al Quersoneso Áureo9
y finalmente recalar 10 en las celebérrimas Islas de la Especiería y llevar al
Viejo Continente la riqueza del oriente junto con la apetecida canela, clavo,
pimienta, el jengibre, la nuez moscada, el orégano y todas las demás especias,
para entonces más apreciadas que el mismo oro11, y en el recorrido descubrir
islas y territorios firmes jamás vistos, para someterlos al dominio de los Reyes
Católicos, darles miles de vasallos y rescatar las almas de la idolatría e
incorporarlas a la verdadera fe.
Llama la atención del texto santafesino el que se refiera al descubrimiento de
islas y tierras firmes como un hecho pasado realizado por el genovés, tal fue
su secreto, aun cuando se alude a “tierras por descubrir” en su trayecto a la
India12.
Pero lo más sorprendente, escribe García Gallo, es el hecho de que las bases
de la organización territorial de las Indias, quedaron establecidas en este
documento, en momentos que ni siquiera se tenía conocimiento de su
existencia. 13 Rameu de Armas conceptúa la capitulación como la primera
carta magna americana y podemos considerarla también como el acta
fundacional de la Monarquía Universal Española.

Privilegios suplicados y concedidos a Colón


Tales pueden dividirse en cargos públicos y cargos ventajas de orden
económico.
1. Cargos públicos:

a) Almirante de la Mar Oceana, el principal de todos los cargos, al


menos, a los ojos de Colón14, aunque no jurídicamente.

9 Hoy Malaca, en Malasia.


10 Llegar una embarcación a un lugar de la costa para finalizar el viaje o para reconocerlo.
11 La pimienta, el jengibre, el clavo de olor, la nuez moscada y la canela eran tan codiciados como la

sal para conservar la carne en invierno sin que se pudriera y ni perdiera sabor. Los Reyes Católicos
de Españ a decidieron financiar la aventura del acceso directo a las fuentes, para liberarse de la
onerosa cadena de intermediarios y revendedores que acaparaban el comercio de las especias y las
plantas tropicales, las muselinas y las armas blancas que provenían de las misteriosas regiones del
oriente. El afá n de metales preciosos, medio pago para el trá fico comercial, impulsó tambié n la
travesía de los mares malditos. Europa entera necesitaba plata; ya casi estaban exhaustos los filones
de Bohemia, Sajonia y Tiro.
12 Además, llama la atención la generosidad de lo que los Reyes otorgaron «a ciegas » al Almirante.
13 Beatriz Bernal escribe que el certificado de nacimiento del Derecho indiano se da con la

capitulación santafesina. Nace formalmente tres meses y medio antes de que Cristóbal Colón zarpara
del Puerto de Palos.
14 Colón siempre quiso cargos y preeminencias similares a las que disfrutaba don Alfonso Enríquez y

sus herederos, con el deseo de asemejarse al poderoso y linajudo almirante de Castilla. Quería
sentirse de la nobleza.
Primeramente, que Vuestras Altezas, como señores que
son de las dichas mares Océanas, hacen desde ahora
al dicho D. Cristóbal Colón su Almirante en todas
aquellas islas y tierras firmes que por su mano o
industria se descubrieren o ganaren en las dichas
mares Océanas, para durante su vida, y, después de
muerto él, a sus herederos o sucesores, de uno en
otro perpetuamente, con todas aquellas preeminencias
y prerrogativas pertenecientes al tal oficio, según
que D. Alonso Enríquez, vuestro Almirante mayor de
Castilla, y los otros predecesores en el dicho
oficio, lo tenían en sus distritos. Place a Sus
Altezas. Juan de Coloma.

Lo curioso aquí, es que el documento hace referencia a la parte no navegada


del océano, con rumbo al occidente, sobre los cuales ningún príncipe cristiano
podía alegar señorío o derecho alguno. Si Fernando e Isabel se intitularon
como señores de los dichos mares océanos, fue porque alguien ya las había
navegado y retroactivamente decía haberlo hecho en su nombre al
encontrarse ahora a su servicio, ese era Colón. 🤔
El cargo de Almirante, de acuerdo a las exigencias de Colón, puso en un
problema a los reyes católicos, ya que según las Siete Partidas (2. 24. 3.) era
un cargo de carácter temporal, durante el tiempo de guerra. Al lograrse la paz,
desaparecería. Con el tiempo se superó esta dificultad.
El cargo pretendido por Colón en alguna manera perjudicaba los privilegios
concedidos a la familia Enríquez, y era previsible su oposición. La solución al
problema fue práctica y justa. A los Enríquez se les respetaría sus privilegios
en las costas aledañas a Castilla. En cuanto a Colón, de darse el éxito de su
empresa, sería ejercido su cargo sobre costas, riberas y mares hasta entonces
desconocidos.
La confirmación de privilegios concedida a Colón, se realizo un año después
de la capitulación santafesina, al éxito de la empresa colombina, en 1493,
donde se trazaron los límites jurisdiccionales entre los cargos de Colón y los
Enríquez, en 100 leguas15 del occidente de la linea imaginaria que abarcaba
de polo a polo, pasando por las islas Azores y Cabo Verde. Siempre, en nombre
de los reyes. Lo cuál vino a coincidir con la establecida en la bula alejandrina,
la cual mencionaremos más adelante.

¿Qué facultades le atribuía el cargo de Almirante?


 Tenía a su cargo la organización y dirección de todas las flotas y
armadas destinadas a las Indias

15
Aproximadamente 482 kilómetros.
 Facultades jurisdiccionales en el mar, en las costas y en los puertos, así
como el derecho de conocer todas las causas donde se impusiera pena
de muerte, mutilación, destierro, condena a servidumbre o concesión
de libertad, entender de pleitos de cuantía menor, nombramiento de
tutores y otras causas similares
 Una serie de prerrogativas económicas en el tráfico comercial y
marítimo de las Indias.
A diferencia del cargo del Almirante de Castilla, el de Colón careció de
derechos señoriales, su oficio en plenitud lo ejercía por merced y en nombre
del rey, jamás por derecho propio.

b) Visorrey y gobernador general de todas las tierras e islas que


descubriere. Con la facultad de proponer tercias de candidatos para ocupar
los cargos de gobierno. Cargo que solicito, según Manzano, “a efectos de
completar, en tierra la fundamental, y más importante para él, jurisdicción
que disfrutaba en el mar, protegiendo sus espaldas, amparando sus
actividades mercantiles…”
El cargo de virrey presentó más problemas que el anterior, pues no había
fundamento jurídico en Castilla que justificara al mismo, ya que dicho cargo
era propio de la corona de Aragón. Esto tiene explicación en las políticas de
gobierno de cada corona; mientras la corona de Aragón estaba conformada
de varios reinos, unidos indisolublemente por la persona de un mismo rey y
ante la imposibilidad física de estar presente en todos ellos, se requería de la
presencia de representantes del propio rey en cada reino, o sea, de virreyes;
en Castilla, compuesto también de varios reinos no estaban unidos
indisolublemente por una persona, sino por una legislación, que hacía
innecesarios a los representantes. Sin embargo, hubo sus excepciones.
Gozo de amplías facultades, pues debía ser obedecido como la “ persona
misma del Rey”. Cargos en principio temporales, que por privilegio del 30 de
abril de 1492, se volvieron heredables.

2. Privilegios de carácter económico.


Item, que todas y cualesquiera mercaderías quieren
que haya tenga y lleve para sí la décima parte de
todo ello, quitadas las costas que se hicieren en
ello; por manera que de lo que quedare limpio y libre
haya y tome la décima parte para sí mismo y haga de
ello su voluntad, quedando las otras nueve partes
para Vuestras Altezas.
Item, que en todos los navíos que se armaren para
el dicho trato y negociación, cada y cuando y cuantas
veces se armaren, que pueda el dicho D. Cristobal,
si quisiere, contribuir y gastar la ochava [octava]
parte de todo lo que se gastare en el armazón, y que
también haya [tenga] y lleve provecho de la ochava
parte de lo que resultare de la tal armada.

No obstante lo jugoso de sus privilegios, pobre y enfermo, convencido de


haber llegado a la India “se abrazo a su imaginación”, y no la soltó, para
fallecer el 20 de mayo de 1506. No fue sino años después que los europeos16
se enteraron que lo que se había encontrado no era el Oriente, sino un
continente nuevo.
*Colón realizó 4 viajes a América.

Los reyes españoles siempre se refirieron a sus territorios como las Indias
Occidentales y fue hasta 1861 que triunfó la cartografía, al llamársele
América.

LA PROEZA
El puerto de Palos de la Frontera, fue el lugar escogido para dar inicio
a su aventura marinera. El 3 de agosto de 1492.
A bordo de la nave iban marineros, pesqueros, un intérprete17, un escribano18,
oficiales reales19, calafateros20, despenseros, cirujanos, toneleros, carpinteros
y cocineros. Ni un solo hombre de armas, ni algún clérigo.
Al trigésimo tercer día de navegación, con la tripulación desesperada, al borde
del motín, se rompió el silencio con el grito ¡Tierra!

Guanahaní fue la primer isla en ser pisada por los españoles, Colón la
nombró San Salvador21. Concepción, le nombró a la segunda. Fernandina, a la
tercera. Isabela, a la cuarta. Juana, a la quinta. La española, la favorita del
almirante, fue la sexta.

Colón empeñado en la búsqueda de Cipango y Catay, deambuló por las


aguas del Caribe hasta el 25 de diciembre, cuando la nave se accidentó
(algunos piensan que fue intencional) y con los restos de ella se erigió el
llamado fuerte de La Navidad, en donde se quedaron los 39 tripulantes de la
Santa Maria asentados.

16 Más específicamente Américo Vespucio, un florentino que llegó a Sevilla y en su tercer viaje en
1501, escribió a varias personas que las nuevas tierras formaban parte de un nuevo continente.
17 Luis de Torres, que pensaron les serviría de traductor ante el gran Kahn.
18 Rodrigo de Escobedo, quien daría fe de los actos de posesión de las islas y tierras que encontraran.
19 Dispuestos a velar siempre por los intereses económicos de la corona.
20 Encargadas de cerrar las junturas de las maderas de las naves con estopa y brea y evitar entrara

agua.
21 Hoy Watling, parte de las Bahamas, aunque no se afirma con certeza que sea la misma que piso

Colón.
Tuvo encuentro con los taínos, habitantes de esa región, encuentro que estuvo
lleno de amistad y diplomacia.

EL RETORNO
Nada hizo falta a ese primer viaje, para ser considerado un poema.
Hicieron una pequeña escala en las Azores para conseguir los debidos
bastimentos. Una vez avituallados 22 los bajeles, reiniciaron la navegación,
cuando a mitad del océano se vieron sorprendidos por una gran tormenta que
los obligó a separarse. Finalmente pudieron los de La Niña hacer su arribo en
Lisboa, el 4 de marzo de 1493. Para Chaunu, la mayor gloria de Colón no fue
haber tocado las tierras del Nuevo Mundo, sino el de haber encontrado “de
modo definitivo desde el segundo viaje, la ruta de ida y, desde el primer viaje,
sin posibilidad real de mejoramiento, el camino de regreso”.

Lleno de euforia, escribió una carta a Rafael Sánchez, tesorero de


Aragón, para notificarle el triunfo de su viaje y de su retorno a España.

La descripción de Cipango nos la ofrece Marco Polo intentando describir las partes más orientales
del planeta, surge de una descripción "oriental" del planeta y así hay que entender Cipango. Según
Marco Polo, Cipango era una inmensa isla en frente de Catay a una distancia de Catay de 1400
millas náuticas. Normalmente se considera que Cipango se corresponde con la isla de Japón por ser
la isla que está en frente de Catay. Sin embargo, todo parece indicar que Marco Polo se refiere a
una gran isla en alta mar muy al oriente de Catay y que se podría corresponder con el continente
americano. Por eso, el físico Toscanelli le indica a Colón que lo primero que se va a encontrar en su
viaje por el oeste antes de llegar a Catay es la isla de Cipango, es decir, América, teniendo en
cuenta la esfericidad de la tierra. El concepto de Cipango es un concepto oriental, para su proyecto
desde las Canarias Colón se nutrió de otros conceptos más occidentales como puede ser el mito del
Jardín de las Hespérides y las Gorgonas. La confusión era muy grande pues todavía no se había
navegado el océano Pacífico. Así cuando Colón llega a La Española afirma haber llegado a
Cipango, y cuando alcanza las costas de Cuba afirma haber llegado al Catay a sólo 50 leguas de
Cipango. Como ves hasta el propio Colón estaba un poco confundido con las distancias. Pero repito,
el concepto de Cipango es un concepto oriental, es el físico Toscanelli el que le informa a Colón que
puede alcanzar Cipango desde Occidente. Para su proyecto de viaje a occidente Colón bebió de
otras fuentes y otros mitos, como pueden ser los escritos de Aristóteles o de Solino.

Las capitulaciones traían inserto otro documento importante: las


instrucciones.

2. Las Bulas Alejandrinas

22 Cosas necesarias para la comida.


LOS PRECEDENTES PORTUGUESES
Estudiar la famosa bula Inter caetera sería incomprensible sin tomar
en cuenta sus precedentes.
Los lusos al encontrar una ruta para llegar a la Indias rodeando el sur de
África, recurrieron al pontificado para obtener su apoyo, así como asegurar la
exclusividad de sus descubrimientos y evitar la injerencia de cualquier
príncipe cristiano.
La primera bula otorgada a Portugal por el papado, fue la dada por Juan XXII
en Aviñon, el 7 de mayo de 1320, para otorgarle por un período de tres años
el diezmo sobre las rentas eclesiásticas, como una ayuda a las erogaciones
destinadas a combatir al enemigo mahometano.
Pero Portugal, a partir de esto, se vería beneficiado con varias bulas más. Las
principales, por estar relacionadas con el descubrimiento atlántico son: la
Romanus pontifex de Nicolas V, la Inter caetera de Calixto III y la Aeterni regis
de Sixto IV.

La Romanus Pontifex concedida por Nicolas V el 8 de enero de 1455, concedió


a Portugal todas las tierras e islas, descubiertas o por descubrir que no
pertenecieran a ningún príncipe cristinano, situadas hacia el sur de cabo
Bojador.
La Inter caetera, otorgada por Calixto III, el 14 de mayo de 1456, para ratificar
los derechos asignados a los portugueses en la bula de su predecesor.
Por último, la bula Aeterni regis de 22 de junio de 1481, expedida por el papa
Sixto IV, para confirmar todos los derechos concedidos por sus predecesores
e incorporo al texto de su documento los capítulos VIII y IX del Tratado de
Alcáçobas de Toledo.
Los tres reinos ibéricos: Castilla, Granda y Portugal que desde la baja Edad
Media manifestaron su vocación atlántica, firmaron diversos tratados en
materia marítima y el eventual dominio que pudiera tener sobre tierras
situadas más allá de sus fronteras. En 1291 Castilla y Aragón firmaron el
tratado de Soria, en el cual fijaron sus fronteras. En los hechos, la realidad es
otra, ya que no fue sino hasta el siglo XIV cuando estos reinos iniciaron sus
correrías por el Atlántico.
En tanto que Portugal lograba dar inicio a su carrera expansionista (sus
tierras estaban pacificadas y libres de los moros), en Castilla había un
absoluto desorden social. En el reinado de Carlos IV la situación se torno
insostenible, pues a lo ya mencionado se sumó la ineptitud del rey. Al fallecer
el monarca, una parte de la nobleza se negó a reconocer a su hija Juana (1462-
1539), apodada la Beltraneja, por considerarla hija adulterina, ya que, según
esto, el rey era impotente.
Después de una disputa que duró 4 años y medio entre los partidarios de
Juana, apoyados por Portugal, pues la infanta estaba comprometida con el rey
Alfonso V y por otro lado, los seguidores de Isabel encabezados por Pedro
González de Mendoza, apoyados por Aragón, por ser esposa del infante
Fernando, heredero de la corona aragonesa, el partido de Juana fue derrotado
en las batallas de Toro y Albueras, para dar fin a la guerra el 4 de septiembre
de 1479 con el tratado firmado entre los contendientes en Alcáçobas, ratificado
el 6 de marzo de 1480 en Toledo por los reyes católicos y confirmado en 1481
por el papa Sixto IV por medio de la bula Aeterni regis. Dicho tratado
establece, entre otras cosas:
- El reconocimiento como legítimos reyes de Castilla a Fernando e Isabel.
- La renuncia de Juana a sus pretensiones al trono de Castilla.
- Los reyes católicos reconocieron el derecho de Portugal sobre el reino
de Fez y de las tierras, islas y costas de Guinea y de cualquier otra tierra,
isla y costa descubierta y por descubrir.
- Portugal reconoció la posesión y cuasi posesión de las islas de Canaria
y de todas las islas ganadas y por ganar.
Colón, agotado su afortunado periplo 23 decidió visitar Lisboa para
entrevistarse con el rey Juan II y le dio a conocer su triunfo. Por su parte, el
soberano portugués mostró mucho placer en el viaje, pero entendía que esa
conquista le pertenecía con fundamento en el tratado de Alcáçobas y en la
bula Aeterni regis. La imprudencia de Colón dio inicio a una nueva discordia,
aunque esta ocasión los contendientes prefirieron la vía diplomática.

COLÓN ANTE LOS REYES


Alonso Pinzón llegó al puerto de Palos apenas unas horas después que Colón,
el 15 de marzo de 1493.
Enterados del éxito de la empresa colombina, los Reyes Católicos, y después
de haber escuchado los reclamos de parte del rey Juan II, se apresuraron para
impetrar al Sumo Pontífice el otorgamiento de bulas similares a las
concedidas a Portugal en el África. Todo con total sigilo.

LAS CINCO BULAS

23 Viaje o recorrido, por lo común con regreso al punto de partida.


Según Escriche, las bulas son letras apostólicas despachadas por la
curia romana en que se contiene alguna gracia o providencia. 24
Por suerte de los monarcas españoles el Solio Pontificio, era ocupado por el
polémico Rodrigo de Borja (Alejandro VI), originario del reino de Valencia y
acogió con beneplácito las peticiones para expedir en su favor 5 bulas.

1) La Inter caetera 25 , del 3 de mayo de 1493, llamada también de


Donación, concedía derechos equiparables a la Romanus pontifex
sobre las tierras e islas existentes hacia el occidente, siempre y cuando
no perteneciera a algún príncipe cristiano e imponía la obligación de
evangelizar a los naturales.

2) La Eximiae devotionis sinceritas26, expedida el mismo día, cuyo texto


coincide27, en su primera parte, con la anterior, y en la segunda insiste
en la concesión hecha a los reyes castellanos de todas las tierras
descubiertas y por descubrir hacia occidente, con los mismos derechos
concedidos a los portugueses en otras bulas.

3) La Inter caetra, pero del 4 de mayo de 1493, conocida también como


bula de partición, es una reproducción de su homónima del 3 de mayo,
pero con una diferencia fundamental: la demarcación establecida con
una línea imaginaria tirada de polo a polo a cien leguas28 al occidente
de las islas Cabo Verde y Azores, y que a partir de ella las islas y tierras
situadas en la parte occidental pertenecerían a España y a Portugal las
situadas en la oriental.

4) La Piis fidelium29, girada el 25 de junio, que previó la organización del


gobierno espiritual de las nuevas tierras y designó a fray Bernardo de
Boyl como vicario apostólico, investido con amplias facultades.

24 Son llamadas así por la bola de plomo con las que colgaba de unos listones que se acostumbraba
poner a tales documentos, las cuales recibían el nombre de las palabras preliminares de su contenido.
En el siglo XVIII el sello de plomo fue sustituido por la estampación de lacre rojo (como el de
Buchanan`s).
25 Literalmente, entre otras cosas. Dentro de su contexto significa lo que más entre todas las cosas …
26 “La sinceridad de la insigne devoción”.
27 Devenport, señala que la razón es probablemente a que esta y la Inter caetera del 4 de mayo

habrían sido escritas con la idea de formar un conjunto que remplazara la Inter caetera del 3 de mayo.
28 Aproximadamente 500 kilómetros.
29 Fieles devotos.
5) La Dudum siquidem30, del 26 de septiembre de 1493, que amplió todos
los derechos concedidos a los castellanos, asignándoles todas las islas
y tierras situadas al sur, oriente y occidente de la India, concediéndoles
la navegación, descubrimiento y conquista de nuevos territorios.

NATURALEZA DEL DOCUMENTO


En ese momento no había nadie que objetara la acción del pontífice ni
impugnara la validez del documento (nos referimos, en especial, a la segunda
bula Inter caetera), por lo menos durante los próximos 20 años.
Años después al sobrevenir el cisma inglés y la fractura de la unidad cristiana
fue el momento cuando se cuestionó la actuación pontificia.
Inclusive, fueron mismos españoles los primeros en preocuparse por
estudiar, discutir y más aún, por cuestionar la naturaleza y alcance de la bula
de Partición y fueron también hispanos los juristas y teólogos que a partir del
siglo XVI, polemizaron al respecto y sus argumentaciones sirvieron para crear
una nueva concepción del hombre, para elaborar un derecho más justo y
sentar las bases para reconocer la igualdad entre todos los hombres.

El primer problema que suscitó esta bula, fue el relativo a su naturaleza


jurídica.
Pedro Martín de Anglería (1455-1526), primer cronista de las Indias
consideró a la bula como un laudo arbitral dictado por el Papa.
La critica: la ausencia de un previo compromiso en árbitros, requisito
indispensable para la existencia de cualquier arbitraje. Ni si quiera tácito,
pues la tramitación de la decisión papal en ningún momento interfirió en el
proceso de negociaciones diplomáticas entre Castilla y Portugal para
solucionar su conflicto, mismo que se solucionó en definitiva hasta la
celebración del tratado de Tordesillas el 7 de junio de 1494.

Silvio Zavala, consideró que los derechos castellanos sobre las Indias
encuentran su origen en el hecho mismo del descubrimiento, ius inventionis,
correspondiendo al Papado la función de registrar los derechos de los reyes.
La critica: los papas jamás han ejercido funciones de carácter notarial, ni si
quiera se ha reconocido a las bulas el carácter de actas o instrumentos
notariales.

La bula es un documento despachado por la curia romana, en donde se hace


constar una declaración unilateral de voluntad del Papa, para conceder motu

30 Ampliación de la donación.
proprio, una determinada gracia o providencia. La frase motu proprio es el
quid. No es que el papa haya intervenido por su iniciativa, sino que el papa
intervine no resolviendo en justicia o reconociendo un derecho preexistente.
Él no dice el derecho. Se trata así, de un documento otorgado por el pontífice,
por “mera liberalidad y en virtud de la plena potestad de la Santa Sede” y
revocable por ella.

DERECHOS CONFERIDOS
El segundo de los problemas, es el relativo a la naturaleza de los derechos
conferidos en aquélla bula. En su solución participaron las más preclaras
inteligencias españolas. Por el momento solo nos ocuparemos de la
interpretación dada por los reyes, la oficial.
Debe tomarse en cuenta que fue un documento de origen y raigambre
medieval. Las acciones y pensamiento, tanto del papa, como de los Reyes
Católicos, encontraron su justificación en la doctrina y en los principios
jurídicos vigentes en la Edad Media, no en la Moderna. El europeo medieval
estaba convencido de ser heredero y causahabiente de la grandeza de Roma
(iglesia y SIRG), esto daba lugar al surgimiento de la idea, o por lo menos a las
aspiraciones de universalidad
El motivo primordial del Papa, al expedir la bula Inter cartera, fue proveer lo
necesario para efectuar la evangelización de los naturales de las islas y tierras
descubiertas. Cedió a los reyes castellanos la potestad temporal de esas
tierras.
La donación, dicho lo anterior, ocupaba un segundo plano, al constituir el
medio para llevar a cabo el fin principal, evangelizar. Sin embargo, no se trato
de una donación de carácter civil, puesto que el dominus orbi reconocido al
Papa tenía un carácter público, que de ninguna manera suponía derechos de
propiedad sobre todas las tierras del mundo, sino la suprema potestad a la
que se encontraban sometidos todos los emperadores, reyes, príncipes y
demás señores terrenales, tanto en el orden terrenal, como en el espiritual, ya
fieles o infieles. De esta manera la donación pontificia no implicó, ni fue jamás
considerada como una mera transferencia o cesión de tierras, de las cuales el
Papa nunca fue, ni pretendio ser propietario. Luego entonces, los nativos de
las nuevas tierras, a pesar de su infidelidad, eran los legítimos propietarios y
sus derechos les fueron reconocidos con posterioridad. En las tierras vacantes
la adquisición se justificó por el descubrimiento y la consecuente ocupación.
Los reyes católicos siempre consideraron las bulas como su legítimo y
principal título de dominio sobre las Indias, no obstante la existencia de otros
títulos (la traslatio imperii, la libre elección, el ius inventionis y la ocupación
por causa de la fe).
FACULTADES PONTIFICIAS
El tercero y último problema planteado por la bula Inter caetera, es el
relacionado con las facultades del pontífice romano para hacer la donación a
los reyes castellanos de la soberanía sobre las tierras recién descubiertas,
facultades, cuya justificación también tiene que buscarse en los principios de
la doctrina medieval. Tema de suma complejidad por encontrarse
íntimamente relacionado con un tema más amplio y controvertido, como es
el de las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

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