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COMUNES Y EXÓTICAS
Megías-Pérez R1, Gamboa-Santos J1, Soria AC2, Montilla A1y Villamiel, M1*
1
Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL) (CSIC-UAM) CEI
(CSIC+UAM). Nicolás Cabrera, 9. Campus de la Universidad Autónoma de Madrid, 28049-
Madrid (España)
m.villamiel@csic.es
2
Instituto de Química Orgánica General (CSIC), Juan de la Cierva 3, 28006-Madrid (España).
Palabras clave:
Deshidratación, carbohidratos, 2-furoil-metil aminoácidos, vitamina C, capacidad de
rehidratación.
RESUMEN
Uno de los intereses de la industria alimentaria es el procesado de alimentos perecederos,
tales como las frutas, que permita mantener no sólo su calidad nutritiva y organoléptica, sino
también su bioactividad. Para conservar dichos alimentos durante largos períodos de tiempo,
uno de los procesos que se aplica es la deshidratación, en sus diversas modalidades. Dado
que durante estos tratamientos se pueden producir cambios químicos y físicos en los
constituyentes de las frutas, es preciso disponer de indicadores de calidad que nos
proporcionen tentativamente una idea retrospectiva de dichos cambios. En este trabajo se
han evaluado diferentes parámetros (humedad, actividad de agua, indicadores de la reacción
de Maillard, vitamina C, carbohidratos, capacidad de rehidratación y pérdidas de sólidos por
lixiviado) en doce frutas deshidratadas comerciales comunes y exóticas, con el fin de evaluar
la calidad de los productos que se encuentran en el mercado.
INTRODUCCIÓN
MATERIALES Y MÉTODOS
Muestras
Se analizaron tanto muestras de frutas deshidratadas comunes como exóticas: una muestra
de plátano (Musa sapientum L.), una de manzana (Pyrus malus L.), dos de cereza (Prunus
avium L.), una de pomelo (Citrus paradisi L.), una de mango (Mangifera indica L.), dos de
kiwi (Actinidia chilensis L.), una de papaya (Carica papaya L.), dos de coco (Cocos nucifera
L.) y una de piña (Ananas comusus L.). Estas muestras se adquirieron en comercios de
Madrid y Barcelona. Las muestras de las frutas, una vez adquiridas, se mantuvieron un
máximo de 7 días a temperatura ambiente hasta llevar a cabo, por duplicado, las
determinaciones analíticas correspondientes.
Determinación de la humedad
Determinación de la aw
El nitrógeno total (TN) se cuantificó según el método de Kjeldahl (AOAC, 920.165, 1990),
empleando un factor de conversión de 6,25 (TN x 6,25) para el cálculo del contenido en
proteínas.
Análisis de carbohidratos
Análisis de furosina
Análisis de vitamina C
Las muestras se rehidrataron por inmersión en agua destilada (relación sólido:líquido 1:50) a
temperatura ambiente durante 24 horas. Una vez eliminado el exceso de agua superficial con
papel absorbente, las muestras se pesaron. La capacidad de rehidratación (RR) se calculó
como el cociente entre la masa del producto rehidratado y la masa del producto
deshidratado.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En una primera fase del estudio se procedió a evaluar la humedad, la aw, el contenido en
proteína y en azúcares totales de las muestras de frutas deshidratadas comerciales. Como se
observa en la tabla I, el contenido en humedad se encuentra en el intervalo 5,7-22,5%,
valores adecuados para asegurar la calidad microbiológica del producto deshidratado (Belitz
et al., 2009).
También se determinó la aw en las diferentes muestras, encontrándose valores comprendidos
entre 0,414-0,561, salvo en la muestra de cereza-2 que presentaba un valor inferior
(0,281). En general, se ha visto que los alimentos con valores de aw próximos a 0,3 suelen
ser estables frente al pardeamiento no enzimático, al desarrollo de microrganismos y a
diversas actividades enzimáticas. A partir de un valor crítico de aw, existen pocas
posibilidades de crecimiento microbiano; así las bacterias patógenas no crecen en medios
con valores inferiores a 0,85, mientras que mohos y levaduras son más tolerantes a aw hasta
de 0,80. Normalmente no se produce crecimiento microbiológico a aw inferiores a 0,62
(Sagar et al., 2010).
Los valores de proteína encontrados en las frutas analizadas (0,06 – 2,01% en MS), salvo en
la cereza-2 y el coco-1, fueron similares a los valores de proteína de la fruta sin procesar
(0,3-1,1% en peso fresco) (USDA, 2012), cuando cabría esperar un mayor contenido por
efecto de la concentración debida al proceso de deshidratación. Esto puede atribuirse al
efecto de dilución por un tratamiento previo de deshidratación osmótica en el cual se trata a
la fruta con una solución hipertónica de azúcares. Este tratamiento previo explicaría el
elevado contenido en azúcares totales de la mayoría de estas muestras (76,8-91,5 % en MS)
con respecto a los valores de azúcares totales de la fruta fresca. Sin embargo, al igual que lo
indicado para el contenido en proteínas, el coco-1 y la cereza-2 presentan una concentración
en azúcares muy similar a la de las frutas frescas según la USDA (USDA, 2012). Por otra
parte, el plátano deshidratado presenta un bajo contenido en azúcares (19%), en
comparación con la fruta madura sin procesar (49%; USDA, 2012), sin embargo hay que
tener en cuenta que el plátano se puede recolectar cuando alcanza el tamaño definitivo pero
está inmaduro y, en esas condiciones, el contenido en azúcares solubles puede ser hasta de
un 5% (Adao et al., 2005).
Tabla I. Determinación de humedad, aw, proteína y azúcares totales (Az-T) en muestras de frutas
deshidratadas comerciales.
Una vez realizada una caracterización global de las muestras se procedió a determinar el
contenido pormenorizado de carbohidratos. La figura I ilustra, a modo de ejemplo, el perfil
cromatográfico de la muestra de coco-1 obtenido mediante GC-FID.
Los datos cuantitativos de los carbohidratos analizados se recogen en las tablas II y III. En
general, la mayoría de las muestras presentaron fructosa, glucosa, sacarosa y mínimas
cantidades de kestosa, conocido carbohidrato prebiótico. Aunque los valores están de
acuerdo a la literatura para estos tipos de fruta (Kelebek et al., 2011; USDA, 2012), es de
destacar el bajo contenido en sacarosa (0,2 g/100 g MS) de la cereza-2 y en fructosa (0,4
mg/100 g MS) y glucosa (0,4 mg/100 g MS) del coco-1, con respecto al resto de muestras
del estudio. Otro carbohidrato interesante es el manitol, presente en el 50 % de la muestras,
aunque sólo es especialmente elevado su nivel en la cereza-2 y en papaya (7,8 y 4,0 g/100
g MS, respectivamente). La presencia de este polialcohol contribuye al sabor dulce de las
frutas disminuyendo su índice glucémico, por lo que pueden resultar frutas más adecuadas
para enfermos diabéticos. Según otros autores el manitol es abundante en pera, arándano
(Muir et al., 2009) y cereza, si bien en esta última su contenido es muy variable
dependiendo de la variedad de que se trate (Girard et al., 1998).
Figura I. Perfil cromatográfico obtenido mediante GC-FID de las TMSO de la muestra de coco-1. 1.
Manitol, 2. Fructosa, 3. Glucosa, 4. Myo-inositol, 5. ß-fenil-glucósido (patrón Interno), 6. Sacarosa, 7.
Kestosa.
Tabla III. Determinación de carbohidratos minoritarios en las frutas deshidratadas comerciales. Los
valores se expresan como medias ± desviación estándar siendo las unidades en g/100 g MS.
Furosina Vitamina C
Muestras
mg/100 g producto mg/100 g proteina (mg/100 g MS)
Plátano 3,1 ± 0,1 164,6 ± 7,1 n.d.1
Manzana 1,8 ± 0,0 1347,1 ± 19,0 0,3 ± 0,0
Cereza-1 1,1 ± 0,0 231,8 ± 7,0 0,4 ± 0,0
Cereza-2 2,6 ± 0,2 38,4 ± 2,3 1,5 ± 0,1
Pomelo 2,5 ± 0,1 898,7 ± 35,1 n.d
Mango 3,7 ± 0,0 1779,3 ± 19,0 n.d.
Kiwi-1 1,6 ± 0,1 378,0 ± 23,5 0,2 ± 0,0
Kiwi-2 2,0 ± 0,1 527,8 ± 16,1 n.d.
Papaya 1,9 ± 0,1 3766,3 ± 255,2 n.d.
Coco-1 19,1 ± 1,9 284,2 ± 28,1 n.d.
Coco-2 12,5 ± 1,2 1047,7 ± 104,0 n.d.
Piña 1,8 ± 0,1 1460,9 ± 114,1 n.d.
1
n.d. (no detectado).
Según los datos de la tabla IV, en ocho de doce muestras no se detectó vitamina C y en las
restantes (manzana, cereza-1 y 2, y kiwi-1) se cuantificaron bajos valores de esta vitamina,
de 0,2 a 1,5 mg/100 g MS frente al intervalo 30 - 545 mg/100 g MS según la USDA (2012)
para muestras sin procesar. Este bajo contenido en vitamina C, independientemente de la
muestra, probablemente es debido al procesamiento y a las condiciones de almacenamiento
que han tenido las muestras, ya que esta vitamina es muy sensible al almacenamiento
(Peñas et al., 2012). En el caso de la cereza-2 presumiblemente liofilizada, el bajo contenido
en vitamina C ha podido ser debido, entre otros factores, a que la muestra haya podido tener
un tratamiento de escaldado previo a la liofilización o a un almacenamiento más prolongado,
que no se ha visto reflejado en un incremento importante de furosina por su bajo valor de aw
(Gamboa-Santos et al., 2012) .
CONCLUSIONES
De acuerdo a los resultados obtenidos se puede concluir que la mayor parte de las muestras
de frutas deshidratadas analizadas en el presente estudio presentan bajo valor nutritivo,
tanto por lo que se refiere a la vitamina C como a la pérdida de lisina por su participación en
la Reacción de Maillard. Es de destacar la importancia de la aplicación conjunta de los
parámetros de calidad empleados, como potenciales indicadores del proceso de elaboración
de estas frutas, con el objetivo final de obtener frutas deshidratadas de una alta calidad.
Hasta nuestro conocimiento, estos resultados son los primeros en relación a la evaluación de
la calidad en frutas deshidratadas, comunes y exóticas, mediante la determinación conjunta
de los parámetros químicos y físicos aquí estudiados.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo ha sido financiado por el Ministerio español de Ciencia e Innovación (proyecto
AGL2007-63462; Fun-c-Food CSD2007-00063 Consolider-INGENIO 2010 y CYTED IBEROFUN
P109AC0302). Roberto Megías-Pérez y Juliana Gamboa-Santos agradecen al CSIC los
contratos JAE-TEC y JAE-Pre, respectivamente. Ana Cristina Soria agradece al Ministerio
español de Economía y Competitividad el contrato Ramón y Cajal.
BIBLIOGRAFÍA