Sunteți pe pagina 1din 33

El Amitayur-dhyana-sutra:

Un tratado sobre la meditación comentado por Jung


Carlos Rocha
—Bhaktivedanta Institute—

***

El Amitayurdhyana Sutra, en su título sánscrito original (luego referiré su versión china), es uno de
los tres sutras principales considerados en la “Budismo de la Tierra Pura”, una rama del budismo
mahayana. Amitayus es otro nombre del Buda Amitabha, la figura preminente de esta secta. Arriba
en las ilustraciones, se muestra en el centro una pintura tibetana del Buda Amitabha en su tiera pura ,
de Sukhavati. A la izquierda, un viejo manuscrito tibetano copia del sutra, y a la derecha una copia
impresa más moderna.

El título de este texto clave del budismo—que pudiera traducirse como “El sutra de la contemplación
de Buda de la vida infinita”—, se enfoca principalmente en meditaciones, involucrando complejas
visualizaciones o contemplaciones místicas. Esto se refleja en el propio nombre del Sutra, traducido al
inglés como “Amitaryus Meditation Sutra”, nominación un tanto incierta, en relación a lo que se
aclarará más adelante en el curso de este estudio, cuyo germen fue una vieja disertación sobre el
tema que expuse ante un grupo de psiquiatras y amigos de la Universidad de Carabobo, en la ciudad
de Valencia, Venezuela, en 1989.

Hablé allí sobre el sutra en una charla dada el 10 de noviembre de 1989, en el Auditorio de la Colonia
Psiquiátrica de Bárbula, en la Universidad de Carabobo, en Valencia, Venezuela. Mi ponencia,
anunciada como “La ciencia de la meditación y el yo”, fue algo informal. Con ese título trataba de
motivar la atención de la audiencia, encubriendo el verdadero propósito que expuse ante un
distinguido grupo de psiquiatras y viejos amigos, presidida por el estimado Dr. José Solanes Vilapreñó
—insigne psiquiatra y humanista catalán, maestro de muchos y admirado por todos—, quien fue
fundador de esa colonia psiquiátrica y asentó cátedra clínica en la Universidad de Carabobo, en las
ciencias de la salud. Las tesis y los estudios del Dr. Solanes sobre la fenomenología del exilio son
obligada referencia internacional sobre el tema.

Aunque se trataba de exponer en una reunión fraternal el tema encubierto, lo hice con la debida
fundamentación, esbozando en la pizarra algunos diagramas y conceptos para ilustrar ciertos
aspectos que había escrito previamente en una docena de páginas manuscritas que aún conservo. Mi
motivación inicial (antes de aquella mañana a la que fui invitado para exponer el tema), fue escribir
un comentario sobre un artículo de Carl Gustav Jung titulado “Acerca de la psicología de la meditación
oriental”, publicado en 1943, incluido en su libro Simbología del espíritu, cuyo epígrafe es una frase de
los Corintios (II.10) —spiritus enim omnia scrutator eliam profunda Dei: “El espíritu todas las cosas
penetra, hasta las cosas profundas de Dios”.

El artículo de Jung es un lúcido comentario acerca del mencionado tratado sánscrito sobre
meditación, el Amitayur-dhyana-sutra, un texto supuestamente sobre el yoga, traducido a la lengua
china. Este tratado tal vez le interesó a Jung al ver cierta relación entre sus investigaciones sobre la
psicología del inconsciente y la meditación oriental.

Otras obras esotéricas que pudieran estar conectadas con el tema, son la doctrina del Pho-wa
expuesta en el Libro tibetano de los muertos, y algunos aspectos sobre el sistema de meditación
usado en la práctica del yoga místico, expuesto en su forma ortodoxa en los Yoga-sutras de Patanjali
muni. También he escrito algo sobre estos temas, teniendo en cuenta algunas traducciones
confiables.

Consideraciones preliminares en torno al texto y el significado del sutra

Antes de analizar varios aspectos del Amitayur-dhyana-sutra, conviene explicar primeramente el


significado de la palabra sánscrita sutra y que son los Sutras como textos que forman parte del corpus
de la Literatura védica revelada.

A la palabra sutra se le ha dado el significado etimológico de “cuerda” o “cordón”, pero esta


definición no es la más precisa. Podría significar “hebra” o “hilo”. De acuerdo al Vayu Purana y el
Skanda Purana, la definición más exacta de sutra es la siguiente:

Un sutra es un código o colección de aforismos que expresa la esencia de todo conocimiento en


un mínimo de palabras. Debe ser universalmente aplicable e impecable en su representación
lingüística.
La primera acepción puede deberse a que algunos autores dicen que los sutras se consideraban como
la hilada o cadena de aforismos mnemotécnicos, junto con explicaciones verbales. Ese
encadenamiento de códigos o fórmulas concisas, tenía el propósito de resumir y recordar las
postulaciones filosóficas

En cuanto a los textos védicos propiamente llamados sutras, son una serie de instrucciones concisas o
breves que recuerdan, resumen o esclarecen las enseñanzas que son autoevidentes para aquellos que
las conocen. Tras la tradición oral mediante la cual se difundió el Veda original, concretándose en
forma escrita los cuatro Vedas, se pasa a la segunda etapa de los Brahmanas o comentarios teológicos
de los Vedas, con el fin de explicar las técnicas del ritual y el sacrificio, según diferentes sectas o
escuelas. Posteriormente, con la necesidad de registrar con mayor certeza la doctrina o filosofía de
una escuela particular, fueron escritos los Sutras.

Se cree que la aparición de los sutras ocurrió en una época en que las distintas escuelas estaban
interrelacionadas. De allí nuevamente la dificultad en la determinación exacta de sus fechas
aproximadas de aparición. Por eso se supone que entre la aparición de Upanisads más importantes y
el siglo III o IV, hubo una fértil actividad de investigaciones filosóficas, algunas de cuyas formas han
podido ser históricamente conocidas.

Los sutras cayeron en desuso cuando fueron escritos los comentarios (bhasyas) de las diferentes
escuelas filosóficas. Sin embargo, la forma textual del sutra no se considera arcaica. De acuerdo a la
definición anterior que se encuentra en los Puranas, la función más importante de los sutras como
aforismos o declaraciones solemnes, es de vital importancia en la comprensión final del conocimiento
védico.

Los sutras adquieren su expresión culminante en el Vedanta-sutra, que contiene relevantes


conclusiones paradigmáticas del conocimiento védico revelado y de su finalidad primordial. Tal es el
caso del Narada-bhakti-sutra, el cual fue compuesto por el gran sabio Narada Muni, maestro
espiritual de Vyasadeva, el compilador que registró los Vedas en forma escrita para el beneficio de las
personas de Kali-yuga, ya que originalmente el conocimiento revelado (sruti) era trasmitido en forma
oral, de maestro a discípulo.

No obstante su origen védico, los sutras proliferaron fuera de India, especialmente en las enseñanzas
del budismo trasmitidas por escrito a través de este tipo de textos, cuya estructura y significado ya
fue explicado. Se encuentran por ello sutras tibetanos, chinos y nepalíes, que bien son tratados sobre
budismo o sobre prácticas tántricas, algunos de los cuales son adaptaciones, versiones y hasta
tergiversaciones de textos sánscritos de origen indio, de cuya influencia y contenido toman con
frecuencia sus doctrinas y/o concepciones filosóficas. Este aspecto será analizado posteriormente al
considerar el contenido y la significación del Amitayur-dhyana-sutra, objeto de nuestra particular
atención dentro de este contexto.

Tras esta necesaria explicación para aquellos lectores no familiarizados con la fuente del
conocimiento védico ni los antiguos textos sagrados del oriente, nos centraremos en este sutra que
motivó la atención de Jung. Para muchos estudiosos modernos el Amitayur-dhyana-sutra es
considerado un texto apócrifo o ficticio de origen chino. Por lo tanto, el nombre sánscrito y las
versiones sánscritas son traducciones alteradas o revertidas.

Discrepancias o inexactitudes respecto al título del sutra

Según Paul Williams1, un título sánscrito más preciso para este texto sería Amitayurbuddhanusmeti
Sutra, que significa Amitayus Buddha-mindfulness Sutra, aproximadamente en nuestra lengua, “El
Sutra de la circunspección o atención del Buddha Amitayus”, estando también este título sujeto a una
más escrutiñadora revisión2. La traducción del sustantivo inglés mindfulness, se refiere a la atención o
cuidado particular de alguien. En su expresión más exacta dentro de este contexto (un texto de
meditación budista), significa la aceptación intencional de focalizar nuestra atención no-prejuiciosa en
las emociones, pensamientos y sensaciones que ocurren en el momento presente, las cuales pueden
ser entrenadas mediante prácticas de meditación, descritas en detalle en la tradición budista. Tal es el
espíritu del significado del título así revertido del original, con lo cual adquiere mayor complejidad
una explicación exacta.

En base a tales consideraciones, la traducción aproximada del Amitayur-dhyana-sutra (con diacríticos


en la “a” de la primera palabra, en la primera “a” de la segunda, y en la “u” de “sutra”), sería
“Discurso relacionado [vinculado] a la meditación del [Buda] Amitayus”, que tampoco es una
expresión feliz, no obstante mis corchetes para ajustar el sentido del título.

Los tres textos canónicos del sendero budista de “La Tierra Pura” (Sukhavati)

El Amitayur-dhyana-sutra es considerado uno de los tres textos básicos de la secta budista de “la
Tierra Pura”, junto con las dos versiones (mayor y menor) del Sukhavati-vyuha-sutra —“Descripción
de los Sutras del Paraíso Occidental”—, texto que contempla o imagina el renacimiento en la Tierra
Pura celestial de Amitayus, “el Buda de la Vida Infinita”, virtualmente idéntico con Amitabha, “Luz
Infinita”, llamado Amida en el Japón.

El texto sánscrito original del Amitayur-dhyana-sutra se ha perdido. Fue traducido al chino en el año
424 a.C. con el título Kuan-wu liang-shou ching (Guang-wuliangshou-jing) y ha inspirado muchos
comentarios en chino. La versión japonesa se titula Kammuryoju-kyo.
El Amitayur-dhyana-sutra describe la concentración del pensamiento y como puede crearse dicha
percepción, obligando a la conciencia a su meditación firme en la refulgencia del Sol, prosiguiendo
con la percepción del agua y su clara e inmutable imagen, hasta llegar gradualmente al estado de
trance o samadhi. Apreciado en el Japón, este sutra trata del budismo teísta, basado en la doctrina de
Adi Buddha o Maha Buddha, el Buda original, de quien provienen los Boditsavas (bhoddhisattvas).
Uno de ellos es Amitabha, “el Buda del sol poniente”, el Señor de Sukhavati, el “país feliz”.

En cuanto a los otros dos sutras, en sus versiones corta y larga, bajo el mismo nombre, son también
de gran importancia, especialmente la forma resumida, por ser como un mapa del trabajo interior
que es preciso realizar en esta vida para alcanzar la Tierra Pura al final de la misma; una especie de
paraíso similar al concepto dado en Occidente al “cielo” o “paraíso”. Ese lugar bienaventurado, reino
del Budha Amitabha, es llamado Sukhavati, cuyo sentido podría volcarse aproximadamente a nuestra
lengua como “El reino de la bienaventuranza”, o “La tierra de la felicidad suprema”, donde predica el
dharma el Budha conocido como Amitabha. Así se declara al comienzo del Sukhavati-vyuha-sutra:

¡Oh, Sariputra! ¿Por qué ese mundo se llama el mundo feliz? Porque todos los seres que viven
allí no sufren miserias de ninguna clase, sino que disfrutan de completa felicidad. Por lo tanto es
llamado Sukhavati.
El Sukhavati está rodeado con siete líneas de balcones ornamentales, siete cortinas de tapices
tejidos, y siete hileras de árboles-preciosos colocados en orden, y todos adornados con cuatro
clases de gemas. Por lo tanto es llamado Sukhavati.

Apreciamos en este fragmento donde se empieza a describir la tierra pura de Sukhavati de la gran
felicidad, una descripción del similar a las narraciones del paraíso celestial de otras creencias y
doctrinas espirituales, las cuales han sido motivo de comparación en el estudio de diversas teologías y
su imaginario edénico. Sin embardo, es preciso explicar correctamente el significado etimológico de la
palabra sánscrita sukhavati, que es parte del título del importante Sukhavati-vyuha-sutra, cuyo
sentido también debe ser apropiadamente comprendido.

La palabra vyuha tiene las acepciones equivalentes en su sentido (espiritual y magnificente en este
caso), como “manifestación majestuosa”, “visualización maravillosa”, “despliegue magnífico”, y hasta
“expansión o emanación esplendorosa”, en el sentido dado en los textos sánscritos a las cuatro
primeras expansiones de Visnu Narayana en el reino espiritual, de acuerdo a la iconología Vaisnava,
descrita en el Pancharatra Agama y otras referencias. Este término vyuha puede tener distintas
connotaciones en el budismo, el mal llamado “hinduismo, y descripciones en sánscrito o en pali.

En las fuentes védicas, vyuha tiene un sentido específico (como “guardia” o “armas”), para designar a
la primeras emanaciones divinas de Visnu –provenientes de las seis cualidades (sadguna) del
Brahman—, al dividirse en las primeras cuatro (catuh) expansiones (vyuha) de Visnu Narayana en el
mundo espiritual de Vaikuntha, conocidas como Vasudeva, Sankarsana, Pradyumna y Anirudha, que
conforman en ese orden el grupo original llamado Adi-catur-vyuha, existiendo un segundo grupo,
llamado Dvitiya-caturvyuha, surgido a partir de este primero, donde cada expansión de Visnu (con los
mismo nombres: Vasudeva, Sankarsana, Pradyumna y Anirudha), son también formas de cuatro
brazos de Visnu-tattva. Al primer Sankarsana se le llama mula Sankarsana.

El catur-vyuha se categoriza como svamsa (sva = “propio” + amsa = “parte”), las propias expansiones
del Señor. Las expansiones conocidas como prabhava se dividen en expansiones vibhava (Vasudeva,
Sankarsana, Pradyumna y Anirudha. Este primer grupo catur-vyuha se expande en 24 formas
vaibhava-vilasa de Visnu, las cuales presiden en los planetas o dominios espirituales Vaikunthas,
desprendiéndose de todo esto que catur-vyuha también significa las expansiones o encarnaciones del
Señor Supremo que tiene cuatro armas o atributos y guardan las cuatro direcciones (Norte, Sur, Este y
Oeste)

Todas las expansiones del Señor Supremo tienen en realidad su morada en el mundo espiritual
(Vaikuntha y Goloka-dhama). Pero, de acuerdo a las Escrituras védicas sagradas (sastras), cuando
descienden al mundo material reciben el nombre de encarnaciones o avataras. En el Chaitanya-
charitamrta (Adi-lila, 4.11-12), se declara lo siguiente:

narayana, catur-vyuha, matsyudy-avatura


yuga-manvantaruvatura, yata ache ara
sabe asi' krsna-ange haya avatirṇa
aiche avatare krsna bhagavan purna

“El Señor Narayana, las cuatro expansiones primarias [Vasudeva, Sankarsana, Pradyumna y
Aniruddha], Matsya y las demás encarnaciones lila-avataras, yuga-avataras, y las encarnaciones
manvantaras, y todas las demás encarnaciones, descienden en el cuerpo del Señor Krishna. De este
modo, el Dios Supremo completo, el Señor Krishna, desciende”.

La explicación anterior era necesaria para comprender ahora mejor el significado del Sukhavati-
vyuha-sutra, también conocido como Amitabha Sutra o Sutra del Buda Amitabha, el Buda de
Sukhavati (la morada de la suprema bienaventuranza), como se deduce de las palabras sukha
(felicidad) , y vati (tierra), traduciéndose por lo tanto la versión reducida del sutra como “El Sutra de la
magnificencia de la tierra de la bienaventuranza”, que sería el título más adecuado de acuerdo al
sentido y explicación dada de las palabras sánscritas que componen el nombre del texto, también
conocido como “El sutra del Buda Amitabha”, que contiene los métodos para ir a la morada feliz de
Sukhavati.
El nombre de Amitabha también amerita una explicación. ¿Cuál es el significado de Amitabha? La
palabra sánscrita mita significa “medible”, “que puede ser medido”. Al poner la letra “a” delante
significa lo contrario, es decir, “inconmensurable”, “ilimitado” o “infinito”. Y la palabra bha significa
luz (de allí se deriva también bhargo “luminoso”, “irradiante”. De manera que Amitabha Buda
(Amitayus o Amitayur, que tiene el mismo sentido de “inconmensurable”) significa “El Buda de la luz
infinita”, y también “El Buda de la longevidad (vida infinita)”.

En el nombre de Amitabha hay dos sentidos, porque la luz también significa sabiduría y la de este
Buda es infinita. De allí el título del texto tratado en este estudio Amitayur-dhyana-sutra, “El sutra de
la meditación de Amithaba (el Buda de la luz, la sabiduría y la vida infinita)”, que contiene la esencia
de la Verdad Suprema. Esa luminosidad significa ir más allá de las formas relativas para captar la
esencia del Absoluto a través de una mente pura y una inteligencia pura. Dos sentidos en uno y por
eso este Buda tiene dos nombres en uno: Amithabha, luz (sabiduría) y vida infinita. El ayuda como
salir de este mundo de sufrimiento y dolor, para llegar a la tierra pura de Sukhavati, la morada de la
felicidad eterna.

El interés de Jung en el texto y sus particularidades

Como ha sido señalado por más de un estudioso del tema, el eminente psicólogo suizo Car Gustav
Jung, pionero del psicoanálisis, discípulo y detractor de Freud, no estuvo interesado en el yoga y las
doctrinas orientales en los términos de simple frívola curiosidad o el significado explícito de la práctica
del yoga en que otros pensadores occidentales lo hicieron.

El sabio de Basilea buscaba mostrar que en las metas del Yoga como disciplina mística de la
autorrealización del ser (uno de los seis darsanas o tratados filosóficos ortodoxos de la India,
patentizado en los Yoga-sutras de Patanjali Muni), había alguna correlación con sus teorías
psicológicas. El perseveró en el intento de descubrir un paralelismo asiático al menos en parte de su
teoría de individuación (self theory). En su trabajo sobre el texto que nos ocupa, el Amitayur-dhyana-
sutra, quiso demostrar que los objetivos del yoga no explican el rol del inconsciente como él lo veía,
sino que mostraba un indicio del inconsciente desconocido en Occidente antes de que aparecieran las
psicologías analíticas.

Prosiguiendo en esta línea de pensamiento, Jung comenzó entonces su detallada explicación del asi
llamado Amitayur-dhyana-sutra, texto que solo fue preservado en chino bajo el título Guang-
wuliangshou-jing, aunque Jung refiere el texto con el título sánscrito, falsamente reconstruido por J.
Takakusu en su traducción, publicada en el siglo XIX: Amitayur-dhyana-sutra: El Sutra de la meditación
de Amitayus3.
Este sutra, citado con frecuencia bajo el título anglicanizado de Meditation Sutra (El Sutra de la
Meditación), es actualmente contemplado como un texto apócrifo o ficticio del budismo chino;
aunque pretenda ser un texto canónico de la India, es ciertamente una composición relativamente
posterior de China o del Asia Central. Aunque se autonombre como un texto guan —¿contemplación
o visualización?—, en opinión de los expertos no está claro en qué sentido debe ser tomado como
una pieza de este género, del cual no se ha sabido lo suficiente para ser así definido precisamente
bajo tal categoría.

Como quiera que sea, Jung parece haber seguido la citada edición del académico japonés Jira
Takakusu4 (1886-1945) al asumir la idea de que este es un texto sobre dhyana (meditación), un
término que para Jung y para muchos indólogos actuales era sinónimo de yoga. Fue por ello que Jung
lo consideró “como un texto de yoga que permite una profunda penetración en el proceso psíquico
del yoga”. Como podrá apreciarse tras estas pertinentes reflexiones, hubo una visión o apreciación
parcializada del texto bajo el enfoque particular de Jung, sin menoscabo de su intento ni de la
investigación llevada a cabo para encontrar paralelismo con su principal teoría sobre el inconsciente
colectivo.

En relación a este punto, que no podría ser considerado como una tergiversación del sentido del sutra
original, parciamente considerado por Jung como un tratado de meditación, siguiendo el enfoque de
Takakusu, conviene señalar una importante aclaratoria de Donald S. López, quien declara que una de
las principales dificultades que presenta este Sutra es su carácter aislado o inconexo:

Este texto [sutra] es usado en Japón como la fuente principal de la fe budista… pero para los
budistas chinos y en Japón, fuera de las tradiciones de la “Tierra Pura” [a la que alude en núcleo
del Amitayur-dhyana-sutra, como supuesto tema de meditación de Amitayus], puede ser utilizado
como un texto de visualización, es decir, como un texto que delinea o esboza los temas para la
visualización [en el sentido que tiene este término en la práctica de la meditación]. En el último
sentido, podemos hablar de un tipo de aplicación “yóguica” de este texto, no tanto como una
fuente de “instrucciones”, sino como un depósito de temas de meditación u objetos para
visualización. El reconocimiento de Jung de la conexión del texto con las tradiciones indias de
meditación, no está del todo fuera de lugar; pero, aunque el texto parezca ser simplemente una
lista de temas para la contemplación, Jung intenta establecer en los mismos temas algún tipo de
estructura del proceso del yoga.5

El artículo original de Jung, escrito en alemán en 1943, donde menciona por primera vez el Amitayur-
dhyana-sutra, se titula “Acerca de la psicología de la meditación oriental”. Fue incluido en su libro
Simbología del espíritu6, cuyo epígrafe es una frase de los Corintios (II.10) —spiritus enim omnia
scrutator eliam profunda Dei: “El espíritu todas las cosas penetra, hasta las cosas profundas de
Dios”. Su artículo fue publicado posteriormente en el volumen (11) Psychology and Religion: West and
East, Second Edition— de la serie C.G.Jung, The Collected Works, un trabajo monumental traducido
del alemán por R.C.F. Hull, y editado por Sri Herbert Read, Michael Fordham y Gerhard Adler, Ph.D.

El Amitayur-dhyana-sutra describe la concentración del pensamiento y como puede crearse dicha


percepción, obligando a la conciencia a su meditación firme en la refulgencia del Sol, prosiguiendo
con la percepción del agua y su clara e inmutable imagen, hasta llegar gradualmente al estado de
trance o samadhi.

En opinión de Jung, este tratado de meditación (referida en sánscrito por la palabra dhyana), “no es
una simple pieza rara y secreta del museo literario budista; allí vive el alma del indio, la esencia de su
espiritualidad y vida, y hasta su pensamiento en sus menores detalles”. Al final del texto, Jung
discurre acerca del sentido del yoga, analizando como la meditación penetra en el inconsciente, que
antes no era visible; imagen de la fuente de la conciencia previamente velada y luego animada por la
acción contemplativa del dhyana o la meditación usada en el yoga.

El enfoque de psicología del inconsciente conduce al reino de Amitabha, “la morada del infinito
resplandor”. Jung parece haber considerado esta clase de textos, incluyendo el I-Ching y el Secreto de
la flor de oro (así traducido y publicado por Richard Wilhem, con un prólogo de su amigo Jung) para
formular su teoría acerca del inconsciente colectivo.

El simbolismo del mandala, escogido por Jung para ese término central, posee notoria coincidencia
entre las experiencias de la meditación yoga y los resultados de la investigación psicológica. Si de
acuerdo a la definición convencional entendemos como meditación la acción y efecto de meditar, es
decir, de aplicar el pensamiento a la consideración de una cosa u objeto, o “discurrir sobre los medios
de conocerla o corregirla”, hay que considerar que la meditación yoga es algo más que eso, pues no
sólo se trata de una concentración particular, sino que su fin trascendente es el de la liberación.

El yoga como proceso científico para explorar la naturaleza de la conciencia


El sistema de meditación yoga, tal como se desprende del mencionado sutra que atrajo la
atención de Jung, debe ser considerado como un proceso científico que conduce a resultados
profundos sobre la naturaleza de la conciencia del individuo. Los diversos pasos o etapas en la
práctica del yoga, conducen finalmente a la liberación (moksa), entendida como emancipación
liberación del yo de las cadenas que entrampan la conciencia individual, por el influjo de maya, la
energía ilusoria.

Comparaba en mi charla ante el grupo de psiquiatras y amigos universitarios la ascesis mística del
poeta con el tipo de meditación trascendental mencionado. No es una comparación caprichosa, pues
la operación poética es como un sublime proceso transfigurador de los sentimientos en el corazón y
alma del poeta.

La meditación y la alquimia de la expresión poética

Si la realidad poética ha sido definida por algunos como unidad, o resolución de toda multiplicidad
en un fin único, las analogías y vías de manifestación de esta realidad, reflejan la multiplicidad misma
de las personalidades poéticas, es decir, las maneras de “hacer” poesía, que a su vez son reflejo del
espíritu individual del poeta, pudiendo asumir diversas manifestaciones en un solo sujeto, como en el
caso de Pessoa y sus heterónimos.

La realización final del objeto de atención en el acto de creación poética, puede ser de dos clases,
según la naturaleza subjetiva o la “vía de ascesis poética”, y los mecanismos que entran en juego
durante la operación creadora, en este caso a través del lenguaje y los símbolos de representación
poética particulares —imágenes, metáforas, resonancias, poderes de sugestión de la palabra, entonos
y estilos particulares.

¿Qué tiene que ver esta especie de operación alquímica interior, el yoga tántrico tibetano y el sutra
sobre la meditación, tema central de nuestro enfoque? Mucho para algunos y poco para otros.
Llegamos aquí a un punto que motiva la meditación: ¿cómo alcanzar la iluminación de la conciencia y
realizar esa dimensión lúcida del ser en su percepción de una realidad trascendental?

El enfoque teísta del paradigma vedántico

En el paradigma teísta del Vedanta se considera que la naturaleza constitucional del espíritu
humano posee tres variables innatas, trinidad designada en sánscrito como sat-cit-ananda, que
corresponde a las dimensiones de la existencialidad (si así pudiera llamarse esa categoría existencia),
el conocimiento y la felicidad o bienaventuranza, categorías ontológicas de todo ser en su eterna
búsqueda de trascendencia y anhelo de autorealización.

La atención sobre este punto motiva otra interrogante: ¿cómo superar la ignorancia acerca de la
verdadera condición de sí mismo y de Dios, y alcanzar la iluminación trascendental, cuando creemos
tener un “centro de conciencia”, sin admitir —no sin cierto sentido del absurdo—, que nuestro
supuesto “yo consciente”, es tan solo una prefigurada ilusión mental que cambia constantemente?

La búsqueda de la identidad primordial es objeto fundamental de toda tradición espiritual. Se


manifiesta en los textos de las distintas escuelas secretas y diferentes prácticas antiguas de
meditación mística. En los tratados sánscritos, chinos, tibetanos, etc., se refleja la misma
preocupación e interés por alcanzar el objetivo supremo de la vida, a través de diferentes procesos y
senderos de meditación, como grandes metáforas de la tradición sagrada7.

Dicha búsqueda fundamental del alma humana en su anhelo de trascendencia y vinculación con el
plano supremo, es también el centro de la práctica del antiguo sistema místico del yoga, que es
también considerado como filosofía y ciencia de la meditación trascendental8.

Apuntaba estas reflexiones en mi charla, con algunos términos y diagramas trazados con polvorosa
tiza blanca en la pizarra negra de aquel Auditorio universitario de la colonia psiquiátrica de Bárbula,
percibiendo cierto sopor o extrañeza en los rostros de los distinguidos oyentes. Acostumbrados por
sus profesiones clínicas a mantener la debida compostura y equilibrio que suelen tener los
psiquiatras, comenzaron a interesarse en el tema a medida que discurría sobre el mencionado tratado
y la meditación yoga.

La práctica del yoga ha sido vista como instrumento de penetración consciente, elogiado por Jung y
otros investigadores clínicos de los fenómenos conscientes, reconociendo que su práctica es capaz de
transformar el trasfondo de la personalidad del individuo. El estudio de la psicología profunda es un
tema que no me compete profesionalmente, pero las relaciones que tiene con la práctica de la
meditación se relacionan con la evolución consciente del individuo.

La práctica genuina de la meditación yoga, aporta indudablemente respuestas efectivas a varias


interrogantes relacionadas con el proceso de meditación. Creo que es precisamente a este objetivo al
cual apunta el trasfondo del artículo “La psicología de la meditación oriental” de Jung, en relación con
el Amitayur-dhyana-sutra que le interesó, aparentemente a través de una versión china del texto
sánscrito original.

Las expresiones de la Gran Unidad

El Amitayur-dhyana-sutra, al igual que los textos sobre el yoga tántrico tibetano, el Bardo-Thödol y
la doctrina de la transferencia de la conciencia, son expresiones sagradas de una Gran Unidad,
manifiesta también en otras tradiciones de la espiritualidad universal por distintas vías iniciáticas. En
su diversidad, esa unidad persigue el bien común de la humanidad y la elevación del alma humana, un
noble objetivo más que nunca vigente en esta época oscura de la civilización (Kali-yuga), que amerita
de una urgente re-espiritualización de la condición humana.

Los diversos senderos en pro de esa armoniosa “unidad en la diversidad o multiplicidad”, han sido
concebidos para el beneficio colectivo del hombre, para poner fin al sufrimiento y alcanzar la
verdadera felicidad. Tal propósito merece la atención de médicos y psiquiatras, pues intenta mejorar
la salud y la calidad de la vida, en un mundo caótico donde impera la crisis materialista global y los
antivalores, ajenos a las esperanzas del verdadero avance espiritual y conocimiento del ser.

El sendero óctuple del yoga


La práctica del verdadero yoga implica ocho estadios de desarrollo de purificación individual,
existiendo distintos métodos y ascesis a la meta deseada. La cúspide del “óctuple sendero” de
meditación búdica, expuesto tangencialmente en el Amitayur-dhyana-sutra, el método de meditación
seguido por el bhoditsatva Amitaba, se basa en el los mismos principios de la práctica tradicional de
los yoguis: la rectitud de varios aspectos implicados; comprensión, pensamiento, palabra, acción,
vida, esfuerzo, atención y auto-disciplina.

Todo eso es lo que constituye la concentración del pensamiento o meditación (dhyana), práctica
yóguica también explicada en el sexto capítulo del Bhagavad-gita, titulado precisamente “Dhyana-
yoga”, que explica en 47 slokas (versos) el proceso del sistema óctuple de yoga como un medio para
controlar la mente y los sentidos. En el segundo verso se declara lo siguiente (no cito el texto
sánscrito sino únicamente su traducción):

“Cuando el yogui disciplina sus actividades mentales mediante la práctica del yoga y se sitúa en la
trascendencia —libre de todos los deseos materiales—, se dice que él está bien establecido en el
yoga”.

Sin el control de la mente no puede haber yoga. La palabra “yoga” proviene de la raíz sánscrita yuj,
que significa “vincularse con” y también “combinar”, en el sentido de “sumarse” o “unirse con”. Es
similar a religio, la raíz latina de la palabra “religión”, que significa “ligarse con”; vincularse,
relacionarse, unirse. Por lo tanto, religión y yoga tienen literalmente el mismo fin: unirse o vincularse
con Dios.

Sin embargo, el yoga no es propiamente una religión sino una práctica para el avance espiritual. Su
disciplina influye en la conciencia del adepto dándole un dominio sobre el cuerpo y la mente para
entender y trascender la realidad ilusoria (maya). Las prácticas del yoga tienen especial relevancia en
la síntesis de la ciencia y la religión. La etapa de perfección o trance místico, llamada samadhi, es la
culminación exitosa del proceso del yoga, tal como se describe en el Bhagavad-gita (6.20-23):

En la etapa de la perfección denominada trance, o samadhi, la mente de uno se abstiene por


completo de las actividades mentales materiales, mediante la práctica del yoga. Esa perfección se
caracteriza por la habilidad que tiene uno de ver el yo mediante la mente pura, y de disfrutar y
regocijarse en el yo. En ese estado jubiloso, uno se sitúa en medio de una felicidad trascendental
ilimitada, que se llega a experimentar a través de los sentidos trascendentales. Establecido así,
uno nunca se aparta de la verdad, y al conseguir esto, piensa que no hay nada mejor. Al uno
situarse en esa posición nunca se desconcierta, ni siquiera en medio de la mayor de las
dificultades. Esto es en verdad estar libre de hecho de todos los sufrimientos que surgen del
contacto material.

La recta meditación conduce a la iluminación espiritual (buddhi), o al desarrollo de la facultad de


conciencia iluminada de Buddha, la cual está cualitativamente latente en todo ser humano. En la
descripción simbólica dada en el Amitayur-dhyana-sutra, la meditación pasa “del agua de los siete
lagos a la flor de loto sobre siete piedras preciosas”.

Esta flor de loto tiene 84.000 pétalos de 84 mil venas cada uno, hasta la percepción del Budha mismo.
Los textos del budismo también sugieren descubrir la claridad de su rostro: “mira solo tu rostro
virginal”, y en esto consiste la realización del estado de Budha. Al dirigir el pensamiento hacia esta
imagen como un “ídolo de oro en Jambunada, sentado sobre la flor [de loto]”.

En la imagen anterior parece haber una referencia a Brahma, quien sentado en una flor de loto es
responsable de la creación del universo material apoderado por el Señor Supremo Visnu-Narayana. La
alusión a Jambunada, se refiere al árbol de Jambu, siendo Jambundu el rio de néctar o savia de ese
fruto, que fluye alrededor de Meru o Sumeru, la mítica montaña de oro puro descrita en los Puranas,
la cual tiene la forma de un enorme cono invertido, clavado en Jambhu-dvipa, la región central del
Bhu-mandala, formada por siete islas circulares (dvipas) y océanos concéntricos, tal como es detallada
la estructura védica del Brahmanda en el quinto canto del Srimad-Bhagavatam Purana.

Tras el tránsito meditativo por “la tierra de Budha”, se observan luego todos los Budas de los diez
mundos (lokas), etc., continuando el sutra con las descripciones sobre las fases ulteriores de la
meditación del bodhitasva Amitabha. Este texto, en opinión de Jung, es la esencia de la espiritualidad
y el pensamiento de la india”, opinión sobre la cual pudieran disentir algunos indólogos calificados.
Jung agrega algo más:

No es el budismo el que forma y educa esta alma, sino el yoga, del cual es producto el budismo
(el Zen y toda suerte de meditación trascendental o metafísica práctica). El yoga es mucho más
antiguo y universal a la reforma histórica de Budha.

Al final del texto de Amitayur-dhyana-sutra, Jung analiza el sentido del yoga y de cómo la meditación
penetra en el inconsciente que antes no era visible, imagen de la fuente de conciencia que estaba
velada, pero que mediante la práctica eficiente de la meditación, acción contemplativa del dhyana,
conduce al ensimismamiento a la profundización iluminadora.
Este tipo de psicología del inconsciente, conduce al reino de Amitabha, la morada del infinito
resplandor. El sentido del mandala escogido por Jung en otra de sus teorías psicológicas centrales de
representación de los estados del ser, pone de manifiesto la gran coincidencia entre las experiencias
del yoga y los resultados de la investigación psicológica.

Regulaciones del yoga y ventajas de la meditación

La filosofía y la práctica del yoga prescriben mantener ciertas normas y regulaciones, con el fin de
obtener las ventajas deseables en los niveles que abarca su positivo campo de acción en el
practicante, tanto en forma física, como mental y espiritual. Uno de los elementos esenciales para ello
consiste en la práctica correcta de la meditación, que incluye los ejercicios básicos favorables para
regular la respiración y el control mental, así como apropiados hábitos alimenticios vegetarianos y
una buena conducta individual a nivel ético y moral.

Los principios regulativos vitales prescritos en la meditación conciernen con las diversas etapas de la
práctica del yoga y su desarrollo gradual, desde su comienzo hasta alcanzar la etapa de perfección,
llamada técnicamente trance o samadhi, que es la fijación de la mente y el pensamiento en el
objetivo supremo de la vida, lo cual aporta el bienestar deseado y la bienaventuranza del ser integral.
Esta finalidad es común en otras meditaciones místicas, como la del taoísmo (cuya meta es el Tao), la
práctica del tantra tibetano, el sendero devocional del bhakti, y otras disciplinas que exigen seguir
reglas y regulaciones específicas.

Como ya fue mencionado, la finalidad del yoga es el control de la mente y los sentidos. El sistema de
yoga de Patanjali se basa en sus Yoga-sutras, considerado como uno de los seis darsanas o filosofías
ortodoxas de la antigua India, una de las cuales es el Vedanta, o finalidad última del Veda
(conocimiento revelado o sruti), asentado en el Vedanta-sutra.

La mente, designada en sánscrito como manas, es parte de una trinidad de elementos sutiles, siendo
los otros dos la inteligencia (buddhi) y el ego aparente (ahankara) o “personalidad sombra”, distintos
al yo o el verdadero ser. La práctica del yoga incluye el control de estos tres elementos sutiles de la
personalidad, así como su integración armónica con el plano físico, lo cual concierne con la práctica
efectiva de la meditación y las regulaciones prescritas en el sendero del yoga, sobre las cuales
ofreceré un resumen explicativo para entender mejor el sentido global de esta práctica.

En síntesis, la perfección en el sistema más elevado en la escalera del yoga, que es el bhakti-yoga. La
purificación perfecta de la mente es posible cuando el ser se fija en la convicción de que el ser no es
sólo un cuerpo, sino un alma espiritual cuya naturaleza constitucional original es la de ser eterno
sirviente de Dios, el Ser Supremo y la causa de todas las causas (sarva-karana-karanam).
Los procesos del yoga y su aplicación práctica
La práctica ortodoxa del yoga no es viable para las personas de la civilización materialista actual ni
se puede realizar perfectamente en las grandes ciudades donde impera la agitación sensorial. En esta
era de ignorancia e hipocresía llamada Kali-yuga, hay impedimentos para practicar hatha-yoga,
dhyana-yoga y jñana-yoga, lo cual no ocurre con el karma-yoga ni bhakti-yoga.

Como se explica el sexto capítulo del Bhagavad-gita, las imitaciones materialistas del yoga ignoran
cuál es objetivo verdadero de esta práctica espiritual. El dominio de las posturas corporales conocido
como Hatha-yoga no está prescrito en Kali-yuga. No es posible que una persona ordinaria abandone
el hogar y vaya a practicar yoga a un lugar recluido en las montañas o en la selva.

El disfrute materialista de la complacencia sensorial es ajeno al yoga y perjudica el logro deseado de


la meditación. Si la menta está agitada por la ramificación de las ansiedades y los deseos materiales,
es imposible logar el equilibrio interior y la paz mental, indispensables en la práctica del yoga y de
toda meditación trascendental.

Una mentalidad dispersa es la causa de la agitación y la ansiedad. Para lograr un equilibrio psicológico
es preciso controlar las ansiedades mentales y las demandas de la gratificación sensorial. Sin ese
balance interno no puede haber felicidad ni estabilidad psicológica. El yoga apunta al conocimiento
del ser mediante el vínculo de su conciencia con la Suprema Verdad Absoluta. Por ello se contempla
como un medio para alcanzar la comprensión del yo mediante la relación con el Supremo.

Patanjaji acepta a Dios como una persona suprema. Su obra es la referencia fundamental para los
practicantes serios del yoga. El sendero virtuoso del yoga conduce a la autorrealización del ser y la
comprensión última de Dios. El proceso yóguico de perfección se compara a una escalera con
diferentes escalones. Comienza desde la condición más baja pasando por diferentes procesos. Según
los grados de elevación, esos peldaños tienen diferentes nombres. La escalera en sí se denomina
yoga, y se la puede dividir en tres partes: jñana-yoga, dhyana-yoga y bhakti-yoga. El comienzo se
llama la etapa yogaruruksu, y el peldaño más alto yogarudha.

Debido a que el sistema tradicional de yoga se describe en ocho pasos, este tipo de disciplina es
llamado frecuentemente como asthanga-yoga, “el camino o sendero óctuple”, pero se conoce
generalmente como hatha-yoga. El sabio Patanjali ha explicado las ocho fases del desarrollo gradual
de este sistema, el cual es aceptado prácticamente por todos los espiritualistas.

A diferencia del Hatha-yoga que utiliza el cuerpo como un medio de liberación, purificándolo y
disciplinándolo mediante el ejercicio de las asanas, el raja-yoga rechaza el cuerpo considerándolo una
ilusión y enfatiza la importancia del conocimiento (jñana), al igual que en el camino del jñana-yoga,
donde generalmente se busca la fusión indiferenciada con el Brahman. La palabra raja significa “real”
(de majestad o realeza), de allí el raja-yoga llamado “yoga real”, también identificado con el
asthanga-yoga de Patanjali y sus ocho niveles de desarrollo.

Los hatha-yoguis regulan y purifican el cuerpo, incluyendo una dieta estrictamente vegetariana que
también está prescrita en todos los otros métodos de yoga. Esta disciplina persigue la construcción de
un nuevo cuerpo sutil, inmune a las enfermedades y a las reacciones del karma, la ley de acción-
reacción. Cuando por medio de la meditación intensa se purifica el cuerpo sutil, compuesto por
mente (manas), inteligencia (buddhi) y ego aparente (ahankara), el hatha-yogui alcanza el estado de
samadhi (total absorción) y obtiene la liberación (moksa).

El manual más usado por los hatha-yoguis que buscan la inmortalidad es el Hatha yoga Pradipika, una
guía práctica de las principales técnicas del hatha-yoga, escrita por Svatvaratma en el siglo XIV. Se
cree que el hatha-yoga fue inicialmente difundido por la secta Kanpatha, cuyo fundador fue un asceta
del siglo X llamado Gorakhanatha, un importante guru de los sadhus o santos ascetas errantes
conocidos como Nathas.

Los tratados sobre estimulación de los centros energéticos a través del yoga

El yoga también involucra el flujo y el control de diferentes energías, las cuales están distribuidas en
el cuerpo en varios centros energéticos llamados cakras (se pronuncia chakras). Mediante el auto-
control, la disciplina (sadhana) y la meditación (dhyana), se estimulan estos centros de energía sutil,
la cual asciende y circula por el canal central del cuerpo o eje de la columna vertebral.

El así llamado kundalini-yoga —“yoga de la serpiente”—, busca la unión de Shiva con Shakti, los dos
principios opuestos de la sexualidad y espiritualidad. Su práctica intenta esa fusión formando la
“serpiente” del poder femenino a través de la energía de esa divinidad, manifestada a través de los
chakras o centros energéticos sutiles, trasmutándola hasta la cúspide de la cabeza para despertar el
nivel superior de la conciencia.

Desde el punto de vista “tántrico”, Shiva representa el principio masculino y shakti el femenino (la
serpiente dormida). De su unión surge la totalidad de la realidad cósmica, que en un sentido superior
se constituye realmente por la interacción de Purusa (el creador Supremo que aporta la simiente) y
Prakrti (la naturaleza material), siendo estos los dos factores creativos fundamentales descritos en la
filosofía Sankhya (y del sankhya-yoga).

El desarrollo de las energías sutiles despertadas a través de la meditación, son expuestas en el


Amitayur-dhyana-sutra y también en El Secreto de la flor de oro, estudiado por Jung, coautor de la
presentación de Wilhem del texto taoísta chino, cuyo origen proviene del Tai i gin hua dsung dschï,
conocido por de un reducido círculo en China. Estas enseñanzas esotéricas datan de una época mucho
más antigua que su registro escrito.

Los adeptos trasmitieron la enseñanza por vía oral, y luego se fijó en planchas de madera hasta el
siglo XVII, habiéndose encontrado una pieza de ese período en la vieja calle de los anticuarios y
libreros de Pekín. Al parecer, la enseñanza se remonta a la religión del “elixir de vida de oro” (Gin Dan
Giau), que surgió en el siglo VIII durante la dinastía Tang, nombrándose como fundador al adepto
taoísta Lü Yen (también llamado “el huésped de la caverna”), considerado como el patriarca Lü, uno
de los ocho inmortales según la tradición popular, quien había tomado sus enseñanzas del maestro
Guan Yin Hi, para quien, según la leyenda, Lao Tsé escribió su Tao Te King, encontrándose en la
religión Gin Dan Giau muchas similitudes con el misticismo y esoterismo del Tao Te King.

Advierte Jung que las designaciones alquímicas que a veces se presentan en esa secta ocultista se
convierten en símbolos de procesos psicológicos. No cabe desestimar la influencia del budismo
mahayana de esa secta china, dado que los sutras budistas se citan en numerosas ocasiones. . La
primera impresión data del período Kiëm Lung, en el siglo XVIII.

En 1920 se imprimieron en Pekín mil ejemplares del manuscrito original del Tai i gin hua dsung dschï,
junto con el Hui Ming King, publicación que se ha identificado con la versión del El Secreto de la flor
de oro, que Richard Wilhem y C.J. Jung dieron a conocer en Alemania, con el subtítulo no muy
afortunado de Un libro de la vida chino, con la explicación de Richard Wilhem del texto, que le había
enviado a Jung en 1913, cuando este estaba ocupado en sus investigaciones psicológicas, que formuló
en su teoría sobre el inconsciente colectivo —así como el “principio de sincronicidad”—,cuya
fenomenología trascendía los límites de la psicología médica convencional y académica, como el Jung
mismo así lo reconoce en el prólogo de la segunda edición alemana del libro, a la que se agregó su
discurso en memoria de Richard Wilhem, el cual dio en Mayo de 1930, que ya fue publicado en la
primera edición inglesa de 19319.

En realidad, este libro, sobre cuyo origen y contenido pareció pertinente dedicar estas informaciones
aclaratorias, parece haber sido del interés de Jung por ver la aplicación plausible de dos de las
principales tesis de la psicología analítica: 1) la teoría del símbolo como transformador energético o
vínculo unificador entre planos de la energía psíquica, (lo que Jung llamó la función trascendente de
la psique en la unificación de los contrarios dentro del ser; lo racional e irracional, lo consciente y lo
subconsciente); y 2) la teoría de animus y anima, tal como el la concibió y puede rastrearse en otras
de sus obras no sólo clínicas, sino en Psicología y Alquimia, y en sus propios escritos testimoniales,
como Sueños, Recuerdos y Pensamientos, que leímos acuciosamente en las ediciones castellanas.
Al igual que el Amitayur-dhyana-sutra, la motivación de Jung por hurgar en el contenido de El Secreto
de la flor de oro, puede haberse debido a que este tipo de textos ofrecían un nuevo enfoque de la
antigua sabiduría oriental, respaldando algunos puntos de vista desarrollados en Occidente a
comienzos del siglo XX respecto a la psique.

La inquietud fundamental de Jung quedó cimentada sobre dos fuentes básicas: la psicología analítica
y el antiguo sistema de yoga chino, así como algunos contenidos de otros textos antiguos como
Amitayur-dhyana-sutra, cuyo trasfondo sobre la meditación y el yo es el tema que aquí nos concierne
y expuse aquella mañana en la Universidad de Carabobo ante un grupo de amigos psiquiatras y
escritores.

Tanto El Secreto de la flor de Oro como el contenido del texto Amitayur-dhyana-sutra sobre la
meditación, tratan sobre los poderes latentes de la psiquis humana, tema de comentario del profundo
desarrollo psicológico resultante de la apropiada relación de las fuerzas mentales y la capacidad de
concentración, facultades estimuladas por la práctica del yoga y el despertar de la energía kundalini.

El kundalini-yoga y la energía sutil de los chakras

La finalidad del kundalini-yoga consiste en despertar la kundalini o “serpiente dormida”, liberando


su energía de los chakras, los centros energéticos sutiles. La palabra cakra (se pronuncia chakra y por
eso la escribí así), significa literalmente “rueda”. Existen siete chakras que se alinean a través del
centro del cuerpo, teniendo como eje la columna vertebral.

Cada chakra corresponde a un área específica del cuerpo y genera una forma particular de lo que
llamamos impulso. Se conectan por medio de canales sutiles llamados nadis. De esta forma, la energía
de cada uno de los chakras nutre a todo el cuerpo físico. Estos canales coinciden con los meridianos
en los que se basa la acupuntura. También se comparan a las conexiones y redes neuronales.

Cada uno de estos siete centros es a la vez generador y depósito de energía psíquica. Empiezan en la
base de la columna con el primer chakra o chakra base, llamado Muladhara. En el arte tántrico, cada
uno de los siete chakras tiene como símbolo una flor de loto distinta con su nombre sánscrito,
significando su naturaleza particular, con su propia combinación de colores, pétalos, y diseños
simbólicos.

La energía kundalini fluye desde la base central en la pelvis, donde descansa en el primer chakra, cuya
función es controlar las glándulas suprarrenales, el intestino, la columna vertebral, los cabellos, las
uñas, la salida de esperma, el inconsciente y el cuerpo físico. Es la morada de la kundalini, la energía
vital en forma de serpiente enroscada, que tiene un ciclo ascendente y descendente.
Este séptimo chakra es el coronario (sahasrasa, de mil pétalos) se encuentra ubicado en la región del
centro del cráneo, sobre la fontanela. No es un centro como los otros; está situado en realidad fuera
del cuerpo, en el punto en el que la línea del eje sobrepasa el cráneo. Su función es completar la
cúspide del kundalini-yoga —la realización espiritual al unirse el Yo superior e inferior, realzando
todas las facultades humanas.

Del primer chakra asciende la energía kundalini por el canal central del eje corporal, hasta el
sahasrara, el “loto de mil pétalos” o “la pura conciencia”, fusionando así cuerpo y espíritu. La alusión
simbólica al “loto de mil pétalos”, se encuentra en textos tántricos y otros tratados de meditación
como el Amitayur-dhyana-sutra y El secreto de la Flor de Oro.

El adepto del kundalini-yoga debe practicar repetidamente a voluntad el ascenso y descenso del flujo
energético (prana) de la kundalini, hasta alcanzar totalmente la liberación. No obstante su efectividad,
las técnicas y los propósitos de este tipo de yoga han sido deformados o tergiversados en las
experiencias y las adaptaciones occidentales.

El sistema de yoga de Patanjali enseña cómo controlar técnicamente las funciones del aire corporal.
Esas técnicas favorecen la purificación del alma del apego material, para apartar al ser de las
actividades mundanas indebidas. El sabio Patanjali da al alma los nombres de pratyag-atma y parag-
atma. Cuando el alma se mantiene apegada al disfrute sensorial se llama pratyaga-tma, pero cuando
renuncia a ello y se desapega se llama parag-atma. El alma está supeditada a las funciones de diez
clases de aire que actúan dentro del cuerpo, y ello se percibe a través del sistema respiratorio.

El yoga considera la existencia la eternidad del alma libre de las coberturas de los cuerpos burdo y
sutil, que consisten de sentidos (indriyas, con sus objetos asociados), mente (manas), inteligencia
(buddhi), y ego falso (ahankara). Debido a la ignorancia, el alma condicionada se identifica con las
modificaciones del cuerpo y de la mente, confundiendo su identidad real con las designaciones
mentales y corporales temporales.

Los sentidos interactúan con los objetos de los sentidos —tal como el oído para oír, los ojos para ver,
la nariz para oler, la lengua para probar o saborear, y las manos para tocar. Todos los órganos
sensoriales están así dedicados a percibir e interactuar con el mundo exterior. Tal actividad se conoce
como las funciones del prana-vayu. El apana-vayu, es el flujo de aire que va hacia abajo; el vyana-
vayu actúa para encoger y expandir; el samana-vayu ajusta el equilibrio; el udana-vayu va hacia
arriba; y cuando la persona se ilumina, los ocupa a todos en la búsqueda de la autorrealización.

La práctica de la respiración entraña el control de los aires del cuerpo para invertir las direcciones de
su paso. El aire apana desciendo y el flujo prana asciende. El yogui que practica el pranayama, lo hace
en un sentido opuesto, hasta que las corrientes de aire se neutralizan en el puraka, o equilibrio.
Cuando ambas corrientes de aire se detienen por completo, se dice que el practicante se encuentra
en el estado de kumbaka-yoga, mediante cuyo ejercicio se puede prolongar por muchos años la
duración de la vida, tal como lo hacen algunos yoguis.

Resumen del proceso de astanga-yoga

Ya se mencionó que aunque existen varias clases de yoga, esta práctica de meditación y forma de
vida es popularmente llamada asthanga-yoga, el sistema óctuple de meditación. Astha significa
“ocho” y anga “parte”, “sección” o “división”. La práctica del asthanga-yoga comprende ocho estados
o niveles sucesivos, dos de los cuales tienen también sus propias secciones.

La meta principal de la práctica del asthanga-yoga es el control de las distintas modificaciones o


cambios de la mente, para llegar al estado de kaivalya samadhi. Es por eso que Patanjali define el
yoga como cittavrtti nirodha, “el control de las modificaciones de la mente”. Las ocho partes del yoga
son yama, niyama, asana, pranayama, pratyahara, dharana, dhyana y samadhi. Estos estadios
conducen progresivamente al objetivo deseado.

El siguiente resumen expone sucintamente la explicación de estas ocho divisiones graduales. Los
primeros cinco pasos —yama, niyama, asana, pranayama y pratyahara—, son ayudas externas y
tratan del entrenamiento del cuerpo, y los tres últimos —dharana, dhyana y samadhi—, son aspectos
internos y se refieren al perfeccionamiento del ser, siendo yama y niyama el centro ético de esta
disciplina.

Preparación remota
1. Yama (práctica de preceptos)
 ahimsa (no violencia)
 satya (veracidad)
 asteya (no robar)
 brahmacharya (continencia o castidad)
 apavigraha (ausencia de codicia)
2. Niyama (práctica de virtudes)
 saucha (pureza)
 santosha (paz)
 tapas (austeridad, disciplina)
 svadhyaya (estudio, especialmente de los textos sagrados)
 ishvara pranidhana (entregarse a Dios)
3. Asana (posturas)
4. Pranayama (control de la respiración)
5. Pratyahara (retirar los sentidos, control)
Preparación directa
6. Dharana (concentración)
7. Dhyana (meditación)
8. Samadhi (trance)

Práctica avanzada
El ejercicio de poderes extraordinarios y la práctica de formas avanzadas de meditación, las cuales
conducen a kaivalya (absorción completa y liberación).

Los ocho niveles graduales del yoga

A continuación se da una detallada descripción de los ocho niveles o pasos anteriores, con sus
propósitos y particularidades:

1. Yama: Restricción o control: consiste de cinco aspectos: i) ahimsa, “no violencia”; ii) satyam,
“veracidad y pureza de mente”; iii) asteya, “no-robar o apropiarse de lo ajeno”; iv) brahmacharya,
“celibato”, castidad o control del deseo sexual; y v) apavigraha o athyharaha, “no-codicia”, estar libre
de ambición y avaricia, no aceptar cosas innecesarias. Consiste en la sencillez, vivir estrictamente con
lo necesario, sin acumular cosas indebidas. El propósito de tal restricción conduce a una vida pura, de
elevada moralidad y virtud.

Este primer paso, yama, sirve para la coordinar y organizar la conducta individual, buscando una
armonía interior y exterior, lo cual reduce las tensiones y la ansiedad para avanzar espiritualmente en
la dirección correcta. Los propósitos de cada una de las cinco sub-divisiones de este primer paso de la
práctica del yoga son los siguientes:

i) Ahimsa significa no incurrir en ningún tipo de violencia, no sólo en amar a los seres más
cercanos, sino en respetar todas las formas vivientes, incluso las más pequeñas. Para que no
haga daño a los demás una persona tiene que aprender a controlar su mente, palabras y
acciones. Una actitud pacífica es un síntoma de un individuo desarrollado y civilizado.

En sentido yóguico ahimsa es la supresión de la violencia de acciones, gestos, palabras y


pensamientos. Nuestras acciones generan reacciones kármicas, positivas o negativas.
Cualquier acto violento contra una criatura, es un irrespeto al Supremo creador y actúa en
contra de quien lo ejecuta. La práctica de ahimsa conduce a la hermandad, el amor y la
armonía universal, valores aplicables a toda creencia y fe particular.

ii) Satya es la veracidad, manifestada en el conocimiento real de las cosas. La palabra satya
significa verdad, honestidad, pureza de propósitos. Como advierten los antiguos rsis de la
India, la verdad debe ser manifestada de un modo favorable, sin perjudicar a nadie. La verdad
y la no-violencia (ahimsa) facilitan la búsqueda espiritual y concentran las energías del ser. Su
práctica continua genera autoestima, confianza y fortaleza interna, factores esenciales de la
conducta humana que favorecen la perfección de la práctica del yoga. Una persona que habla
y práctica la verdad se considera valiente y de conducta correcta. En sus Yoga-sutras, Patanjali
declara que decir la verdad contribuye a que una persona tenga éxito en la vida.

iii) Asteya, no robar, no es sólo obtener cosas en forma ilegal. También evita el pensamiento o
deseo de apropiarse indebidamente de algo, lo cual es pecaminoso. Eso significa que se debe
mantener la honestidad en la mente y la acción. La cualidad esencial del ser humano es la
honestidad. Su violación atenta contra la coexistencia pacífica y el progreso de la humanidad,
contribuyendo al odio, la enemistad y las reacciones negativas.

Asteya incluye también no imponer ninguna ideología sobre los demás ni forzar a que
alguien acepte algo por la fuerza. Eso constituye una agresión y altera la paz mundial,
generando crisis en la comunidad. De allí que estos principios básicos del yoga son
indispensables para la sanidad social, tanto individual como colectiva. Tarde o temprano, robar
le producirá sufrimiento al ladrón.

iv) Brahmacarya significa celibato, castidad. Generalmente, esto ha sido entendido como
abstinencia, pero su verdadero significado es tener control total de uno mismo, tanto de
nuestra mente, como de nuestro cuerpo y nuestras acciones. Eso sólo es posible cuando
nuestra conducta es intachable. Como indica el significa literal de la palabra brahmacarya, el
comportamiento (acharan) de un yogui, debe ser como el de Brahma (el creador apoderado),
quien siempre actúa de la manera más correcta para el bien de todo el universo.
Similarmente, un estudiante del yoga debe actuar de tal modo que beneficie a todos.

En la antigua cultura védica el brahmachari es el estudiante célibe que practica con sencillez
la vida espiritual y sigue las instrucciones de su maestro. Brahmacharya es una de las cuatro
divisiones espirituales de la sociedad védica —brahmachari, grihastra, vanaprastha y
sannyasa. Un yogui que desea tener éxito debe practicar celibato, tanto física, mental, como
emocionalmente. La abstinencia sexual es la clave de la buena salud, la felicidad y la
iluminación espiritual. Sin embargo, esta es una elección, porque también existe la orden de
casado (grihasta), donde existen regulaciones, sin licencias sexuales fuera del matrimonio.

v) Aparigraha, la “no-posesión” o estar libre de la codicia, también consiste en no desear


acumular riqueza o cualquier cosa que exceda nuestras necesidades normales, incluso evitar
pensar tener más de lo necesario, lo cual es llamado atyahara. Sri Rupa Goswami explica que
una persona ecuánime que controla sus sentidos es llamado un goswami. Al igual que el
verdadero yogui, el swami o goswami controla los impulsos (vegam) de la lengua (jihva) y del
comer. Tampoco debe hablar (vacah) más de lo necesario (prayalpa), debe controlar la ira
(krodha), el deseo sensual, y tener una mente ecuánime.

Cuando una persona se enreda en actividades nocivas, tales como acumular más fondos de
los requeridos, se esfuerza demasiado por cosas mundanas que son difíciles de obtener, habla
innecesariamente sobre temas frívolos, se asocia con personas mundanas que no se interesan
por cultivar la conciencia espiritual, codicia logros mundanos, y no sigue reglas ni regulaciones,
o las sigue caprichosamente, todo eso conduce a la ignorancia (avidya) y aparta al practicante
del yoga del objetivo deseado. Por lo tanto, aparigraha y atyahara tienen ese profundo
sentido.

2. Niyama, disciplina, seguir buenos hábitos. Es la práctica de la auto-purificación, mantener la


paz, tanto externa como internamente. Este segundo paso del proceso óctuple del yoga también
consta de cinco aspectos o subdivisiones: i) saucham, “pureza”, santidad del cuerpo y la mente; ii)
castidad o celibato; iii) penitencia y austeridad; iv) lectura de libros religiosos o que ayuden
espiritualmente; y v) la entrega a Dios. Esos cinco hábitos físicos y morales fortalecen la mente.
Este segundo paso sirve para la reorganización del cuerpo, reducir las necesidades superfluas,
eliminar las emociones negativas, evitar desviarse hacia otros propósitos diferentes a los de la
autorrealización. Niyama, así como el primer paso, también tiene cinco partes:

i) Saucham es la pureza externa e interna. Una persona que mantiene su espíritu, su cuerpo
limpio, y su ropa limpia y pulcra, se llama suchi. La suciedad incita la pereza y bloquea la acción
rápida y oportuna. Una persona debe mantener su cuerpo limpio y comer alimentos puros. La
limpieza interna consiste en estar libre de emociones y pensamientos negativos —odio,
envidia, lujuria, celos, codicia, egoísmo, etc.—, lo cual obstruye la armonía vital y el avance
espiritual. La meditación y la oración mantienen la mente pura. Bañarse y evitar los hábitos
insalubres como la intoxicación, mantienen la pureza física.

ii) Santosa, satisfacción o gozo. Significa sentirse satisfecho con lo que podemos disponer en
este mundo, sin quejarnos ni codiciar, para que la energía no se desgaste en búsquedas
materiales. La insatisfacción es la causa del sufrimiento y el dolor, que obstruyen el camino del
avance espiritual. Cuando el intelecto de una persona funciona normalmente, la mente se
pacifica. La tranquilidad se alcanza mediante la práctica de santosa.

iii) Tapah significa “austeridad”. También quiere decir penitencia, mantener estricta disciplina,
la cual ayuda en la purificación de la mente para alcanzar estados elevados de conciencia y
realización. Esta equivalencia no es la más idónea, pues en su sentido más amplio la palabra
sánscrita tapa o tapasya, significa tener verdadero control sobre el cuerpo, la mente, las
emociones y los deseos, lo cual se logra mediante la práctica y el esfuerzo regular. La práctica
de la austeridad y el sacrificio contribuyen a que el estudiante del yoga domine su
personalidad y se dirija sin obstáculos hacia la meta deseada.

iv) Svadhyaya, es “el estudio”, especialmente el de la Literatura védica. Significa leer buena
literatura, aquella que sea propicia para entender la vida y su objetivo esencial. La literatura
mundana está plagada por los defectos de sus autores. Toda alma condicionada tiene los
cuatro defectos básicos del alma condicionada: cometer errores, tener sentidos imperfectos,
mentir, y caer en ilusión.

Al practicante del yoga se le aconseja que lea únicamente las obras que son favorables para
la purificación de la conciencia. Los libros escritos por almas iluminadas y los textos religiosos
nos ayudan a entender el destino trascendental. Svadhyaya también incluye la introspección
(reflexión o auto-análisis), el canto de mantras específicos y el estudio de los Vedas, porque
ayudan a la concentración mental para prevenir pensamientos involuntarios no deseados, los
cuales contaminan la mente y nos apartan de la meta espiritual. Leer libros en búsqueda de la
verdad y la auto-realización es svadhyaya.

v) Isvara pranidhana es la fe en Dios, la “completa dedicación a Dios”. Tener firme fe en el


Señor Supremo se llama nista-sradha. Sradha significa fe, pero hay varias clases de fe. El
practicante del yoga no debe tener fe en cosas materiales, sino fe en Dios, lo cual implica
conocer a Dios y actuar de acuerdo a las leyes de Dios, ofreciéndole el fruto de las acciones y
esfuerzos personales. Toda acción produce un resultado. Apegarse a los beneficios o frutos de
las actividades sólo distrae la mente y dificulta concentrar los esfuerzos en la dirección
deseada. Un verdadero yogui siente que él es un eterno sirviente de Dios y que él es sólo un
instrumento en las manos del Señor.

Sin la práctica efectiva de yama y niyama no se puede avanzar en el proceso del yoga, ya que estos
dos primeros pasos sirven para preparar el cuerpo, la mente y la conciencia, de manera que actúen
armónicamente en la dirección interior correcta, facilitando el progreso hacia los pasos o niveles
superiores. Cuando yama y niyama se practican correctamente, ayudan a concentrar la energía y
alcanzar el propósito de la práctica del yoga.

3. Asana: La palabra asana significa literalmente “asiento”. Por asanas se refiere aquí a las posturas
corporales. Este proceso es también conocido como Hatha-yoga. Consiste en varios ejercicios y
posiciones corporales que aportan estabilidad física y mental, así como salud y vigor. Existen varios
tipos de posturas prescritas como una disciplina para el cuerpo. Si el cuerpo está enfermo y débil,
entonces la mente se desvía y debilita. Esas posturas mantienen al cuerpo sano y evitan la
enfermedad.

Esa concepción de la salud física armoniza con el Ayur Veda, el sistema de medicina natural de la India
que tiene más de 5.000 años de antigüedad. Ayurveda significa “Ciencia de la Vida”. Sus principios se
describen en los textos sánscritos y están basados en la comprensión de que las funciones del cuerpo
son regidas por factores naturales.

La filosofía del Ayurveda prescribe la vida simple y natural, los buenos hábitos del comer, pensar,
actuar, etc. Su visión es que el cuerpo humano debe estar en balance perfecto con la naturaleza y
define los factores que generan y mantienen la salud, formando la base del primer sistema holístico
de diagnóstico y tratamiento de la salud integral.

La medicina Ayurvédica usa fórmulas herbominerales para restablecer el equilibrio de cada función
del cuerpo, restaurando la capacidad física del cuerpo para sanarse a sí mismo, promoviendo la
higiene corporal y mental. El Ayurveda es compatible con la práctica del yoga, pues todo espiritualista
y practicante del yoga debe seguir una dieta sana y buenas normas de conducta física, ética y moral.
Las implementaciones modernas del Ayurveda perfilan un balance entre la antigua tradición y la
ciencia moderna.

Las diversas asanas o posturas corporales tienen diferentes nombres. Originalmente se referían al
lugar donde se sentaba el yogui para meditar. Ayudan a crear una conexión entre el cuerpo y la
mente para que enfoquen un sólo propósito, y también curan varios problemas físicos. El Hatha-yoga
Pradipika describe detalladamente las (o los) asanas. No se trata simplemente de ejercicios físicos
relajantes, como popularmente se hace en occidente. Cada tipo de asana tiene un efecto particular y
debe ser supervisado por un instructor calificado.

A pesar de que algunas posturas y contorsiones difíciles han sido practicadas por ciertas personas
como si fuera una gimnasia, no son en realidad el objetivo del yoga. El yoga no consiste en modelar el
cuerpo o la mente de alguna manera particular, con simples fines de obtener un relajamiento o una
sensación placentera. Esas concepciones se encuentran en el plano corporal y no se corresponden
con el objetivo fundamental de la práctica del yoga, que es la meditación y la autorrealización
individual.

El propio Patanjali describe claramente que asana es “la posición del cuerpo en la que una persona
puede permanecer sin sentirse demasiado incómodo, de manera natural y sin demasiado esfuerzo”
(sthirsukhamasanam). En una postura sentada, se deben mantener en línea recta la cabeza erguida, el
cuello y la espina dorsal.
En la columna vertebral están ubicados los siete chakras o centros energéticos. Allí circulan las
energías pránicas por conductos sutiles, donde pasan los flujos de aires ascendentes y descendentes.
Manteniéndose erguido durante la asana, ayuda a que el aliento vital (prana) circule fácilmente por el
camino ascendente y descendente hacia el abdomen, oxigenando la sangre adecuadamente y
produciendo un estado mental favorable para la concentración.

Apuntaba una síntesis de estas reflexiones, entre otras, en diagramas trazados con tiza blanca en la
pizarra negra de aquel Auditorio en mi charla entre los psiquiatras y un poeta amigo. Como
instrumento de penetración consciente elogiado por Jung y otros investigadores clínicos de los
fenómenos conscientes, las técnicas de meditación del yoga pueden transformar el trasfondo de la
personalidad con su psicología profunda, hacia una evolución consciente del individuo. Sus prácticas
genuinas tienen sin duda respuestas efectivas a muchas interrogantes relacionadas con el proceso de
meditación.

Contenido y estructura del sutra

El Amitayur-dhyana-sutra presenta 16 formas de meditación para alcanzar la Tierra Pura,


concluyendo en que incluso el más vil o malvado puede alcanzar este paraíso al invocar el nombre de
Amitayus. Contiene muchas referencias a bodhisattvas o Budas que aplazan su bienaventuranza final
con el propósito de lograr la salvación de los demás seres.

El texto comienza con una historia donde un príncipe llamado Ajatasatru fue tentado por el villano
Devadatta para matar a su padre, el Rey Bimbisara, con el propósito de ascender al trono. Ajatasatru
mata a su padre y luego casi mata a su madre, la Reina Vaidehi, pero después de ser asesorado por
otros ministros, se arrepintió y metió a su madre en prisión.

Lamentando su destino, la Reina Vaidehi ora al Budha Gautama para que la ayude, y el es capaz de
visitarla. Ella le expresa su deseo de nacer en la Tierra Pura de Amitabha. El buda Sakkyamani sonríe,
emitiendo luz de su boca y le dice a la reina como renacer en la Tierra Pura, diciéndole que aunque
ella esté presa, puede sin embargo obtener la liberación mediante las prácticas de Amitabha. El Buda
sigue describiendo a Amitabha y cómo uno puede renacer en su tierra de Sukhavati 10.

Este relato tiene incidentes de referencias históricas de la dinastía Haryanka (la segunda dinastía
regente de Magadha, una de las 16 grandes regiones de la antigua India, que reinó en la mitad del
siglo VI a.C.), y las tensiones religiosas entre Gautama Budha y su cuñado Devadatta.

La realización espiritual del texto: el renacimiento en el reino de Sukhavati

El Buda Sakhyamuni sigue explicando a la Reina Vaidehi la importancia de ejecutar ciertos actos
piadosos para renacer en la Tierra Pura, enseñándole como visualizarla para esforzar en renacer allí.
Aquí vemos una alegoría común a otras tradiciones espirituales donde se practica el proceso de
autorrealización que interesó a Jung: la conquista de la morada prometida, la tierra de gracia o Tierra
Pura, la liberación final (maha-mukti) del alma al ser promovida al mundo espiritual, mediante la
práctica del proceso de yoga y otras técnicas de meditación mística.

El Budha le describe trece “contemplaciones” o ejercicios de visualización mental, que deben ser
seguidos en orden. Este es un tipo de meditación (dhyana), por el cual el sutra lleva su nombre:
Amitayur-dhyana Sutra. Mediante la profunda contemplación de diversos aspectos de la tierra Pura,
tratando de visualizarlos detalladamente, el aspirante se acerca a la Tierra Pura. Esta es la técnica
específica de meditación descrita en este sutra. Esas trece contemplaciones son ordenadamente
descritas:

1. La contemplación de la puesta del Sol.


2. La contemplación de una extensión de agua.
3. La contemplación de la tierra de la Tierra Pura.
4. La contemplación de los árboles en la Tierra Pura.
5. La contemplación de los lagos de la Tierra Pura.
6. La contemplación de varios objetos en la Tierra Pura.
7. La contemplación del trono de loto de Buda.
8. La contemplación de la imagen de Amitabha.
9. La contemplación del mismo Amitabha
10.La contemplación de Avalokitesvara (un bodhisattva que personifica la compasión de todos los
Budas
11.La contemplación de Mahasthamaprapta (un bodhisattva maha-sattva que representa el
poder de la sabiduría, con frecuencia ilustrado en una trinidad con Amitabha y Avalokitesvara,
especialmente en el budismo de la “Tierra Pura”. Su nombre significa literalmente : la llegada
de la gran fuerza:
12.La contemplación de los aspirantes a la Tierra Pura.
13.La contemplación de Amitabha y los dos bodhisattvas mencionados).

En la última parte del sutra, Gautama Buddha describe los nueve niveles en los cuales se puede nacer
en la Tierra Pura de Sukhavati, los cuales son categorizados en orden ascendente de la manera
siguiente:

1. El nivel más alto del mayor grado o calidad.


2. El nivel medio del mayor grado.
3. El nivel más bajo del mayor grado.
4. EL nivel mayor del grado medio
5. El nivel medio del grado medio
6. El nivel inferior del grado medio.
7. El nivel superior del grado inferior
8. El nivel medio del grado inferior
9. El nivel inferior del grado inferior

Según el Buda, todos los nueve grados de seres humanos pueden renacer en la Tierra Pura si ellos
contemplan a Amitabha o al menos lo llaman por su nombre. Este proceso es similar a los 48 votos
hecho por Amitabha, de acuerdo al “Sutra de la Vida Infinita”, que incluye el voto principal. De
acuerdo al budismo japonés, este es el voto número 18 del Buda Amitabha, descrito en el sutra de la
manera siguiente:

Si cuando alcance el estado búdico, los seres conscientes en las tierras de las diez regiones que
se encomiendan [refugian] en mi sincera y alegremente, deseando nacer en mi tierra y
pronunciando mi Nombre, incluso diez veces, no deben nacer allí, quizás yo no alcance la perfecta
liberación. Quedan sin embargo excluidos aquellos que cometan las cinco peores ofensas y abusen
del correcto dharma.

La interpretación exacta de esta declaración, es tan oscura o enigmática en sus alegorías esotéricas,
como muchos otros textos budistas chinos y tibetanos. Doy no obstante la mejor de las peores
traducciones posibles a partir de la traducción inglesa del texto original.

El Amitayur-dhyana Sutra concluye con una breve sección que describe los beneficios que obtienen
quienes escuchan estas palabras del Budha, una especie de sruktri-phala, una especie de resultado
piadoso, común al final de los textos y oraciones en sánscrito (stutis o stotrams). La Reina Vaidehi
experimenta un “gran despertar con claridad de mente y alcanza penetrar en el “no-surgimiento de
todos los dharmas”, no entendiéndose bien cuál es el verdadero significado de esta expresión
(inglesa) del texto original, mientras sus 500 siervas reales e “innumerables devas” también
despiertan su aspiración por la iluminación superior. Sakhyamuni menciona los beneficios
relacionados con el nombre de Amitabha Buda, y exhorta a todos a celebrar en sus mentes las
palabras del Sutra. Entonces él regresa por el aire al “Pico del Buitre”11.

Epílogo

Estuve tentado a mencionar dentro del contexto anterior otro sutra de extrema importancia, el
Lankavatara Sutra, comentado magistralmente por el maestro y erudito japonés D.T.Suzuki, cuyo
texto conocí en Londres en 1971 y sobre el cual escribí posteriormente un nutrido estudio,
destacando los puntos más relevantes de este sutra, que tiene gran significación para la escuela Zen.
No obstante, como estas reflexiones estuvieron originalmente centradas en el Amitayur-dyana-sutra
que fue de interés para Jung, preferí no incluir ninguna alusión al Lankavatara-sutra (“El sutra de la
tierra de Lanka”, el cual describe el paranirvana de Buda). De esa forma, dejé la motivación original de
unas breves páginas, esquema inicial de apoyo para mi charla informal sobre el tema, que como
mencioné al principio, expuse ante un grupo de amigos psiquiatras en 1989, con el anunciado título
“La Ciencia de la meditación y el yo”.

Esas escasas páginas manuscritas germinales fueron luego retomadas, actualizadas y extendidas
electrónicamente, añadiendo nuevos enfoques e informaciones complementarias. Mediante la ayuda
del teclado de mi computadora, se fueron sumando nuevas páginas virtuales, hasta que el contenido
inicial llegó a extensión actual de tres decenas de hojas, si estas fueran a ser impresas.

Lo que más cabe rescatar, es que aquellas reflexiones fueron gratamente compartidas y discutidas
posteriormente con quienes tuvieron la gentileza de escuchar mi sencilla exposición acerca de “La
psicología de la meditación oriental”, en relación con el Amitayur-dhyana-sutra que tanto interesó a
Jung. Ese sutra, así como otros textos de las doctrinas secretas (obras sánscritas y tibetanas, como los
de la doctrina del Pho-Wa) que también han sido objeto de mi interés personal, y sobre los cuales he
escrito algunos comentarios, apuntan esencialmente hacia un mismo objetivo.

El yoga tibetano, el Bardo-Thödol y la doctrina de la transferencia de la conciencia (Pho-wa), son


expresiones espirituales de una Gran Unidad primordial; unidad y multiplicidad que persigue el bien
común y la elevación del alma humana, la cual es una urgente necesidad para la re-espiritualización
de la condición del ser viviente, en medio de la gran crisis global del siglo XXI, abrumado por la
tecnología belicista y los abyectos intereses del imperialismo depredador del planeta.

¿Cómo alcanzar esa dimensión luminosa de la conciencia, esa realidad trascendental (sat-cit-ananda),
a que hacen alusión casi todos los sutras y demás textos sagrados, cuando existe tanta contaminación
materialistas, y creemos tener un “centro de conciencia”, o admitir, no sin cierto sentido del absurdo,
que nuestro supuesto “yo consciente” es una ilusión que cambia incesantemente?

Estoy convencido de que los diversos senderos en pos de esa armoniosa “unidad en la multiplicidad”,
han sido creados para el beneficio de todos, para poner fin al sufrimiento y alcanzar la verdadera
felicidad de la que hablan los Budas, bhodhisattvas y grandes maestros del yoga y del conocimiento
trascendental universal.

Esta urgente proclama es digna de la mayor atención y está plenamente vigente. Intenta mejorar la
salud mental colectiva y la calidad de la vida, en un mundo actual tan caótico y plagado de
materialismo y falsos valores, donde sin embargo existen afortunadamente seres sinceros y llenos de
esperanzas, así como almas iluminadas que trabajan para servir nobles causas, deseando la
perfección espiritual colectiva y el beneficio global

***
Notas

1. Mahayana Buddhism: The Doctrinal Foundations, 2nd edition. Routledge, 2009, p. 239.

2. En los títulos del sutra en sánscrito he mantenido la escritura tradicional, aunque bien podría
separarse el nombre de acuerdo a las reglas gramáticas de composición sánscrita (sandhi y vritti),
separando las palabras más convenientemente para la “visualización” del lector occidental común. De
esta manera, puede escribirse Amitayur-dhyana-sutra y Amitayur-buddha-anusmeti Sutra, etcétera.
Tampoco se han escrito ninguna palabra sánscrita con diacríticos para evitar deformaciones al
compartir este documento.

3. Tal como es referido en Curators of the Buddha: The Study of Buddhism Under Colonialism, publicado
por la University of Chicago Press en 1995, y editado por Donald S. López, Profesor de Budismo y
Estudios Tibetanos, en el Departamento de Lenguas y Culturas asiáticas, de la Universidad de Michigan,
en Ann Arbor.

4. J.Takakusu fue internacionalmente reconocido como un erudito budista japonés. Viajó a Inglaterra para
estudiar sánscrito en la Universidad de Oxford en 1980. Después de recibir su doctorado continuó sus
estudios en Francia y Alemania. A su retorno a Japón fue designado como profesor en la Universidad
Imperial de Tokio y Director de la Tokyo School of Foreign Languages. Fue un reconocido promotor del
esperanto, una lengua auxiliar planificada por el oftalmólogo polaco Lázaro Zamenhof en 1887, como
como resultado de una década de trabajo, con la esperanza de que se convirtiera en la lengua auxiliar
internacional, lo cual parece no haber cuajado lo suficiente a nivel global.

5. Curators of the Buddha: The Study of Buddhism Under Colonialism, University of Chicago Press, 1995,
editado por Donald S. López (p.213).

6. Simbología del espíritu, de C.G.Jung, Fondo de Cultura Económica, Biblioteca de Psicología y


Psicoanálisis, México, 1962. La edición del Amitayur-dhyana-sutra, un tratado sobre la meditación del
Buda Amitabha, fue publicada por Sacred Books of East, Vol. 49, y estuvo a cargo de J.Takakusu.

7. Sobre esta diversidad de la Unidad Primordial de las grandes tradiciones espirituales y los procesos
iniciáticos, ver como referencia el Cap. 5 “La iluminación de la mente”, del libro de Ralph Metzner. Las
Grandes Metáforas de la Tradición Sagrada—La transformación de la conciencia y de la naturaleza
humana, Ed. Kairos, Barcelona, 1988, pp. 139-145 y ss.

8. En torno al aspecto científico de la práctica del yoga, ver la obra de T.K. Taimini, The Science of Yoga —
The Yoga sutras of Patanjali in sanskrit with transliteration in roman, translación in English and
commentary. The Theosophical Publishing House, india, 196, con una edicion de 1967 publicada en
Wheaton (Illinois), un departamento de la Theosophical Society de la central de Adyar, India, con
distribución en Madras y Londres. El autor ha basado su estudio de los famosos Yoga-sutras del sabio
indio Patanjali, explicando los difíciles conceptos con modernas analogías y consideraciones científicas.

9. The Secret of the Golden Flower, Kegan Paul, Trench, Trubner and Company, London, 1931. Los datos
aquí recopilados provienen de mi estudio de la versión española de la onceava edición alemana del Das
Geheimnis der Goldenen Blüte (EL secreto de la flor de oro), traducida por Roberto Pope y supervisada
por Enrique Buttelman, impresa en 1955 por la Editorial Paidós en Buenos Aires, con una segunda
edición en 1965 (136 páginas, con varias ilustraciones de mandalas lamaístas y cuatro figuras que
ilustran las cuatro etapas de la meditación expuestas en el libro). Tras una importante introducción —
“¿Por qué le es difícil al europeo comprender el Oriente?”—, y unas previas secciones explicativas
sobre los conceptos fundamentales del taoísmo, etc., se pasa al texto y la explicación de Richard
Wilhem del Tai i Gin Dsung Dschi, esclareciendo el origen y contenido de la obra y sus premisas
psicológicas y cosmológicas, incluyendo la descripciones de diez figuras.

10. Sobre el significado de la tierra de Sukhavati, ver The Three Pure Land Sutras, de Hisao Inagaki
(traducción de Harold Stewart): Numata Center for Buddhist Translation and Research, Berkeley, 2003.
Para consultas adicionales, puede también acudirse a este par de referencias confiables:

1) The Dawn of Chinese Pure Land Buddhist Doctrine: Jìngyǐng Huìyuán's Commentary on the
Visualization Sutram, por Kenneth K. Tanaka, Albany: State University of New York Press, 1990.

2) Amitayurdhyana Sutra, ed. Friedrich Max Müller (traducción del texto de J.Takakusi), In: The Sacred
Books of the East, Volume XLIX: Buddhist Mahayana Texts, Part II. Oxford: Clarendon Press, 1894.

11. “El pico del buitre” (Grdhrakuta en sánscrito), era el refugio favorito del Buda en Rajagaha y el
escenario de muchos de sus discursos. Está geográficamente situado en Ragjir, en el estado de Bihar,
India. Este pico montañoso es por tradición uno de los varios lugares frecuentados por el Buda y su
comunidad de discípulos, tanto para entrenamiento como para retiro. Su ubicación se menciona
frecuentemente —en los textos budistas, en el Canon Palu del budismo Theravada y en los sutras
Mahayana—, como el lugar donde el Buda dio sermones particulares, entre cuyos últimos se cuenta
“El sutra del corazón”, “El sutra del loto” y el Surangama Samadhi Sutra, así como muchos
prajñaparamita sutras. Este pico de montaña se menciona explícitamente en el capítulo 16 del “Sutra
del loto”, como “La Tierra Pura” del Buda.

OM TAT SAT
(La Verdad Absoluta es Eterna)

***
Referencias a consultar:

 El 30 de mayo de 2010 en Padma Samye Ling, el Venerable Khenpo Rinpoches habló acerca de
Amitayus, el Buda de la Vida Infinita y la historia del linaje del Nudo de Hierro de Amitayus, revelado
por el gran terton Tsasum Lingpa: https://www.youtube.com/watch?v=i6Tw0jJgqjc (dura 8 minutos 40
segundos)
 Conferencia en inglés sobre el Amitabha Sutra, por el Venerable Guan Cheng, en el International
Buddhist Temple, Richmond, British Columbia, Canadá.
Parte 1: https://www.youtube.com/watch?v=PCPrnEcwsXk (dura 19 minutos y 7 segundos). Publicado
el 30 de septiembre de 2014.
 Parte II: https://www.youtube.com/watch?v=K89nvABI4gI (dura 20 minutos y 17 segundos)
 Parte III: https://www.youtube.com/watch?v=kRp7t5CXs3k (dura 42 minutos y 31 segundos)
El Venerable Guan Cheng ha sido el abad del templo y el presidente de la Junta de directores de la
Sociedad 1999. Nacio en Hong Kong y estudió budismo por más de 40 años. In 1981 fundó la
International Buddhist Society con otros cinco devotos budistas en Richmond, British Columbia,
Canada. El International Buddhist Temple es ahora dirigido por la Society y conocido
internacionalmente como un hito del budismos Mahayana y la arquitectura tradicional china.

 Sukhavati Vyuha Sutra (El Sutra Amitabha), Traducido del sánscrito al Chino y del chino al inglés y de
allí al español: http://www.acharia.org/downloads/sukhavati_vyuha_sutra_amitabha.pdf (6 páginas).

Véanse estas notas sobre el tema publicadas en Facebook:

 “El Budismo, Sus Doctrinas y sus Métodos” (publicado en junio de 2011, con 45 imágenes):
https://www.facebook.com/notes/visuddha-sattva-das/el-budismo-sus-doctrinas-y-sus-
m%C3%A9todos/206337989403709

 “El yoga tibetano, el Libro de los Muertos y la doctrina del Pho-Wa” (publicado en junio de 2011, con 22
imágenes): https://www.facebook.com/notes/visuddha-sattva-das/el-yoga-tibetano-el-libro-de-los-
muertos-y-la-doctrina-del-pho-wa/206563682714473

 “Algo más sobre Pho-wa, controversias y críticas, engañadores y engañados y… lo que Srila
Prabhupada dice” (publicado en junio de 2011, con 29 imágenes)
https://www.facebook.com/notes/visuddha-sattva-das/algo-m%C3%A1s-sobre-pho-wa-controversias-
y-cr%C3%ADticas/206674939370014

 “Las fotos que faltaron ser incluidas en la nota anterior...” (publicado en junio de 2011, con 39
imágenes):
https://www.facebook.com/notes/visuddha-sattva-das/las-fotos-que-faltaron-ser-incluidas-en-la-
nota-anterior/206869902683851
 “Continuación de la nota anterior sobre el Lankavatara-sutra) (publicado en julio de 2011, con 11
imágenes): https://www.facebook.com/note.php?note_id=222688781101963
Nota: Por algún motivo no puede encontrarse el enlace de la primera parte de este trabajo.

 “El proceso místico del yoga y los Yoga-sutras de Patanjali” (publicado en noviembre de 2010, sin
imágenes):
https://www.facebook.com/editnote.php?draft&note_id=163378680366307&id=100000462393405

 “Los ocho poderes místicos del yoga (asta-siddhis)” (publicado en mayo de 2012, con 8 imágenes):
https://www.facebook.com/notes/visuddha-sattva-das/los-ocho-poderes-m%C3%ADsticos-del-yoga-
asta-siddhis/380400858664087

 “El Vedanta-sutra y los comentarios de los acharyas” (publicado en diciembre de 2010, sin imágenes):
https://www.facebook.com/notes/visuddha-sattva-das/el-vedanta-sutra-y-los-comentarios-de-los-
acharyas/167935699910605

 “Sri Amnaya Sutra, de Srila Bhaktivinoda Thakur” (Traducción española de Visuddha-sattva dasa)
(publicado en febrero de 2011, sin imágenes):
https://www.facebook.com/editnote.php?draft&note_id=181415505229291&id=100000462393405

***

S-ar putea să vă placă și