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El marco teórico adoptado para esta ponencia fue el estudio de Prácticas Basadas en
Evidencias (PBE), con el fin de integrar las mejores evidencias que posibiliten la prestación de
servicios con altos estándares de calidad.
Puede estimarse que anualmente se realizan 234 millones de cirugías mayores en los países
más desarrollados del mundo3 . Este aumento de los actos quirúrgicos ha llevado consigo, un
incremento del registro de complicaciones importantes que se ha mensurado en un 3-16% de
los procedimientos quirúrgicos que requieren ingreso, con tasas de mortalidad o discapacidad
permanente del 0,4-0,8% aproximadamente4 . Estos resultados demuestran que la atención
sanitaria, aunque está orientada a la mejora de la salud, es una actividad no exenta de riesgo,
por lo que es necesario trabajar en mejorar la seguridad del paciente. 2
En octubre de 2004 la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó la Alianza Mundial para la
Seguridad del Paciente; el primer reto se centró en las infecciones relacionadas con la
atención sanitaria, en el año 2008, se lanzó el segundo Reto «La Cirugía Segura Salva Vidas»
dentro del marco de acciones prioritarias de la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente.
Una de las consecuencias inmediatas de esta iniciativa fue la publicación de una guía de
prácticas aplicables, dirigidas a reducir los eventos adversos, tanto en pacientes que reciben
tratamiento médico, como pacientes que reciben tratamiento quirúrgico.2
El grupo de trabajo de la Alianza Mundial por la Seguridad del Paciente (compuesto por
cirujanos, anestesistas, enfermeros y expertos en gestión de la seguridad) identificó diez
objetivos fundamentales, recogidos en la «Lista OMS de verificación de la seguridad de la
cirugía» 5 ; a través de estos objetivos se pretende guiar a los equipos quirúrgicos para evitar
la materialización de eventos adversos en tres momentos distintos: antes de la inducción de la
anestesia, antes de la incisión cutánea y antes de que el paciente salga de quirófano. 2
FACTORES DE RIESGO
Todos los estudios evaluados(10-29) apuntaron que el posicionamiento quirúrgico del paciente
causa algún impacto negativo en los sistemas del cuerpo y pueden ocasionar varias
complicaciones como: dolor músculoesquelético, desplazamiento de articulaciones, daños en
nervios periféricos, lesiones de piel, comprometimiento cardiovascular y pulmonar y hasta
síndrome compartimental.
inadecuados del paciente, asociados a los factores como edad, peso, estado nutricional y
control de la temperatura.
Las causas de lesiones pueden ser relacionadas a las fuerzas impostas debido al
posicionamiento quirúrgico por tiempo prolongado; hiperextensión o compresión de tejidos,
que pueden privar a los nervios de oxigenación y ocasionar daño, que puede ser temporario o
permanente. El correcto posicionamiento, acolchonado y monitorización del paciente en el
intraoperatorio auxilian en la prevención de esas complicaciones.
Las principales posiciones citadas son supina, litotomica, lateral y prona. Las complicaciones
provenientes del posicionamiento quirúrgico son potencializadas en el paciente anestesiado.
Se debe tener cuidado con los locales donde se localizan plexos y nervios, impidiendo la
ocurrencia de lesiones nerviosas; evaluar las prominencias óseas que están en contacto con la
mesa operatoria y garantizar que la presión capilar se mantenga ≤32mmHg; respetar el
alineamiento corporal y utilizar dispositivos que auxilian en el posicionamiento específicos
para cada tipo de posición y necesidades del paciente.
- supina - utilización de almohadas o apoyos de cabeza y abajo de las rodillas, los brazos en
ángulo máximo de 90º con el cuerpo, mantener las piernas separadas, dispositivos blandos
para soportar el peso de los talones.
- prona - proteger rostro, ojos y mentón, favorecer el acceso a los tubos y líneas de
monitorización, mantener el alineamiento del cuello, colocar cojines en forma de cilindros
desde la clavícula hasta la cresta ilíaca y bajo las piernas y pies, dejar los genitales libres,
proteger los pies de hiperflexión; - lateral - mantener el alineamiento espinal, observar orejas,
colocar un apoyo bajo la cabeza, región de la axila y entre las piernas, mantener la pierna en
contacto con la mesa flexionada en la región de la cadera y la superior estirada;
litotomía - mantener los brazos en soportes en un ángulo máximo de 90º, acolchonar cadera,
nalgas y laterales del cuerpo, utilizar la menor elevación de las piernas por el menor tiempo
posible y minimizar el grado de abducción de la cadera.
LITOTOMIA
La incidencia de estas lesiones varía significativamente de acuerdo con el ambiente clínico y las
características individuales y clínicas del paciente(11). Se destacan como factores de riesgo
extrínsecos, presión, fuerzas de fricción y cizallamiento, humedad y calor(12), y los principales
factores intrínsecos son edad, peso corporal, estado nutricional, presencia de comorbilidades,
inmovilidad o niveles de actividad reducidos, incontinencia fecal, infección, niveles bajos de
hemoglobina y riesgo quirúrgico(9,13-14). También hay factores intra operatorios específicos:
tempo quirúrgico prolongado, posicionamiento quirúrgico, uso de agentes anestésicos,
sedación, vasoconstrictores, tipo de cirugía, la temperatura corporal (hipotermia), tipo de
colchón de la mesa quirúrgica, uso de dispositivos para el posicionamiento y calentamiento e
hipotensión intraoperatoria(13-15).
En cirugía existen numerosas posiciones quirúrgicas dependiendo de la situación, pero en
todas ellas debemos buscar estos resultados: la máxima seguridad del enfermo, no
presentando lesiones relacionadas con la posición y el abordaje de la zona quirúrgica. De modo
resumido, vamos a enumerar los criterios fundamentales a la hora de posicionar al paciente:
REFERNCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Lopes Camila Mendonça de Moraes, Galvão Cristina Maria. Posicionamiento quirúrgico:
evidencias para el cuidado de la enfermería. Rev. Latino-Am. Enfermagem [internet]. 2010 abril
[citado el 2019 de junio 07]; 18 (2): 287-294. Disponible en:
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0104-
11692010000200021&lng=en. http://dx.doi.org/10.1590/S0104-11692010000200021.
2. 3 WEISER TG, REGENBOGEN SE, THOMPSON KD, ET AL. An estimation of the global
volume of surgery: a modelling strategy based on available data. Lancet 2008; 372:
139–44.
3. Pérez S. Posiciones quirúrgicas: Cuidados de enfermería y prevención de
complicaciones. Rev. LatinoAm. Enfermagem [Internet]. Junio 2015 [acceso en:
07.06.19]. Disponible en: file:///C:/Users/LENOVO/Downloads/155-
Texto%20del%20art%C3%ADculo-608-1-10-20150519%20(1).pdf
en el área quirúrgica, así como los daños subsiguientes, son evitables de una forma sencilla y
poco costosa, mediante la generalización del uso del checklist o listado de verificación
quirúrgica (LVQ), que constituye una herramienta, conocida, validada, efectiva y eficiente, con
cuya implantación se pueda mejorar la seguridad del acto quirúrgico en cuestiones tales como
la correcta identificación de pacientes, seguridad del acto anestésico, cirugía en lugar erróneo,
información y consentimiento informado, profilaxis antibiótica, profilaxis antitrombótica,
pérdida de piezas anatómicas y el olvido de cuerpos extraños.