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HISTORIA LATINOAMERICANA Y ARGENTINA I.

EXAMEN FINAL

La invasión europea y la consolidación del sistema colonial (S XV – S XVIII)

Para comenzar a analizar el proceso que se inicia en América con la invasión y conquista española de
finales del siglo XV es necesario caracterizar las dos sociedades que se ponen en contacto a partir de ese
momento; dos sociedades que hasta entonces se fueron desarrollando simultaneamente ignorándose entre
sí.
En cuanto a América, ésta presentaba una notable diversidad cultural: poblaciones nómades al norte la
Mesoamérica y al sur del Área Andina, las que carecían de una figura de liderazgo y se dedicaban a la caza y
la recolección; comunidades autosuficientes con una organización tribal, en las que los liderazgos eran
situacionales y además de la caza y la recolección, los individuos trabajaban en una agricultura incipiente; y
sociedades mucho más complejas, con una marcada estructura de división de funciones económicas,
sociales y políticas, cuya producción tiene excedentes y su patrón de asentamiento está basado en centro
ceremoniales, como serían la Confederación Azteca y el Imperio Inca.
Respecto de la organización inca, las estructuras socio-políticas fueron reconocidas como excepcionales
y/o utópicas. La sociedad presentaba una estructura muy compleja. El gobierno aseguraba al individuo contra
todo género de necedidades a la vez que reclamaba un fuerte tributo. La organización estaba basada en la
reciprocidad. El Tawantinsuyu fue un organismo capaz de organizar una redistribución de bienes y servicios a
cambio de la entrega de energía humana de la población, organizada de tal modo que dicha energía puede
ser considerada sumplementaria y no afectaba el acceso directo a los recursos por las unidades étnicas.
Cuando el Tawantinsuyu conquistaba una etnía, sus tierras pasaban a ser del Estado. Éste, como muestra de
su generosidad intitucionalizada, le ofracía a la etnía una parte de los recursos para que sea autosuficiente,
pero a cambio de ésto, los integrantes del ayllu debían trabajar para las tierras estatales.
En el Tawantinsuyu, existía una guerra ritual durante la sucesión de cada Inka, como forma de acceder al
poder. En este contexto, siempre resulta vencedor el Inka Hanan. En los tiempos de la invasión, los españoles
hallaron conflictos que pertencecían a esta índole. Huáscar era el heredero legítimo, y Atahualpa adquiere,
por deseo de Huayna Cápac, un derecho sobre Quito. Sin embargo, Atahualpa es considerado como un
usurpador y tiráno, y en esta guerra ritual, resulta vencedor, lo que lo posiciona como Inka.
La tributación que se ofrecía al Estado estaba dada a través de la mita. Ésta se basaba en un modelo de
obligaciones recíprocas. No existía la tributación en especies, sino en tiempo de trabajo. Todos los habitantes
de la aldea se ayudaban sin recibir paga y las tareas se designaban a la unidad doméstica, no al individuo.
Durante el período en que los individuos realizaban la mita, eran alimentados por el Estado y no tenían
responsabilidad en cuanto a los riesgos de la cosecha. Cuando un joven no estaba aún casado, cumplía con
lo asignado por su padre. Después del matrimonio, y una vez que adquisiere su chacra, comenzaba a tributar.
Existía dos tipos de mita: la mita ordinaria, que incluía la mita agrícola, militar y textil; y la mita extrordianaria,
que comprendía las obras públicas y construcciones. La mita agrícola sólo requería vigilancia por parte de las
autoridades superiores, pero las extraordinarias requerían una mayor planificación. Los grandes excedentes
eran almacenados, en teoría, con fines militares y para acumular para las épocas de necesidad. No existía el
comercio y el Estado Inca funcionaba como un mercado: absorvía el excedente y lo trocaba en alimentos para
el ejército, los mitayos o la familia imperial.
Existían dos sistemas en cuanto a la agricultura y el acceso a la tierra: el del Estado y el de los grupos
étnicos. El Estado había decidido no intervenir en la organización de cada etnía, por lo tanto, mientras los
grupos étnicos, en general, realizaban un cultivo sin riego de los tubérculos domesticados en los Andes; las
tierras del Estado eran trabajadas a través de andenes y el riego de nichos ecológicos. Cada unidad
doméstica era autosuficiente.
Los curacas son entendidos como elementos que regulaban las funciones del grupo étnico de parentesco o
ayllu; eran dirigentes étnicos designados mediante tradicionales prácticas rituales entre los miebros del grupo
étnico; pero requería también del reconocimiento de otras autoridades con las que había relaciones de
reciprocidad, entre ellas el Inka. Los matrimonios entre éste y mujeres del ayllu de los curacas originaban
relaciones de reciprocidad en un nivel concreto, que dieron origen a la redistribución ejercida por el Inka. No
era un cargo hereditario, y al llegar por medio de una selección ritual, también podia ser destituido por medios
similares en caso de que su ayllu no estuviera contento con su accionar. Los miembros del ayllu podían dejar
de prestar servicios a éste si no cumplia con el principio de reciprocidad. Ésto no sucedía en la relación con el
Inka. El curaca podía también usar la energía humana de su comunidad, pero no recibía tributo de ninguna
clase, fuera del respeto que se le tenía.
En cuanto a las relaciones entre los curacas y el Inka, existían distintos tipos. Aquellas zonas en las que la
presencia del Inka había sido temprana, tenían en general buena relación y se realizaron varias alianzas
matrimoniales. Además, en estos casos, el Tawantinsuyu no suplantó la organización de los pueblos, sino
que superpuso su propio sistema redistributivo. En otros casos, las relaciones fueron tan violentas, que el
Estado terminó por imponer su organización eliminando los elementos propios del aparato económico y
político de la región. Por último, en algunas zonas el Inka logró colocar a una yana suyo como curaca,
suplantando de forma drástica la organización local.
En los años finales del Tawantinsuyu se estaba gestando un “nuevo orden” en el cual el poder del Cuzo
podía aumentar. El Tawantinsuyu quería pedir trabajo sin ofrecer nada a cambio. Por lo tanto, saca grupos
enteros de niños y niñas de sus unidades étnicas para que sean educados por el Estado. La intención de
ésto, es que sean mandados donde se los necesite. Los niños, yanas, y las niñas, aclas, eran los servidores
del Inka. Un ejemplo podría ser aquél en el que un curaca se rebelaba y el Inka ubicaba algún yana suyo en
su lugar. Todo esto llevó a una situación de crisis que en gran medida explica el colaborismo con los
españoles por parte de algunos de los grupos étnicos.
En cuanto a Eupora, entre el S X y fines del S XIII, conoce una fase de expansión indudable: aumenta la
población y la circulación mercantil se amplía. En cuanto a la tecnología, se difunden numerosas técnicas
agícolas: arado asimétrico, aumento en el número de laboreos anuales, aumento en el rendimiento de la
tracción animal, y sistema de rotación de cultivos con barbecho. Sin embargo, en el período que va desde el
S XIV hasta mediados del S XV, la expansión cesa. Existen disitntas hipóteisis al respecto de este
acontecimiento. La explicación más aceptada está dada por el hecho de que el sistema feudal llegó a un
colapso. Este sistema se caracterizaba por la parcela campesina familiar como unidad productiva; la
propiedad de los medios de producción por parte de los productores; la renta feudal, a través de la que se da
la apropiación del excedente; el trabajador libre; y los límites a la mercantilización, que implica que sólo una
porción minoritaria participa del comercio. Luego de muchos años, se había llegado a un punto crítico en la
disminución de excedentes bajo el sistema feudal. La productividad agrícola desciende en relación a la
población, pues al estar ésta en constante aumento y no existiendo mejoras en las tecnologías, se produce
una falta de alimentos que afecta a la población en general. Los productores eran presionados por la clase
dirigente que intentaba adquirir mayores ganancias. Los señores feudales buscan otra alternativa para
conseguir un aumento en sus ganancias: a través de la guerra y la conquista de tierras tienen la posibilidad
de aumentar las producciones. Sin embargo no todas las tierras eran aptas para la producción de alimentos.
Al no poder conquistar más tierras, el señor feudal aumenta la tasa, los campesinos pasan hambre y sufren
más fuertemente las enfermedades, lo que provoca una crisis; que sólo podra ser resulta cuando un avance
en las tecnologías aumente la producción y los campesinos logren pagar al señor feudal.
En el S XV, Europa, se encontraba en un período de recuperación de la crisis del siglo anterior. Por
entonces, se produce un cambio profundo en la estructura social y el avance en la tecnología no agrícola. Del
feudalismo se pasa al capitalismo y de una economía interna a la economía-mundo, para lo que fue necesaria
la expansíon del mundo geográfico. Existían dos posibilidades: modernizar la estructura social, económica y
política, procurando una innovación en la tecnología agraria, lo que permiría aumentar la productividad y no
necesitaría de la expansión; o continuar con la expansión y mantener el orden político, económico y social tal
como se encontraba, retrasando la modernización. Casi toda Europa eligió la segunda opción. Ante la
posibilidad de una expansión terrestre, Portugal y España se vieron obligados a explorar el Atlántico, lo que
les permitió que se convirtieran en potencias que dominaban el escenario europeo. La recuperación,
entonces, obedece a una expansión de la navegación oceanica, el comercio oriental y la conquista y
explotación de América. Es importante destacar que en este período, España no existía como tal, era más
bien un conglomerado de reinos en que cada uno tiene su orgnización administrativa y son diferentes
institucionalmente.
La lucha de las fronteras fue un pujante escenario que abrió posibilidades de enriquecimiento y de ascenso
social, forjó hábitos de rapiña y elaboró técnicas de apropiación y colonización territorial. Los hidalgos,
hallaron en América otro fluido campo para alcanzar rápidamente fama y riquezas. La Corona de Castilla
buscó presidir y canalizar los descubrimientos ultramarinos como asimismo la organización política y
económica de los nuevos territorios. El carácter minero y esclaviste de la conquista se impuso nítidamente
desde el comienzo; el oro y luego la plata se convierten en el objetivo principal por la extrema necesidad de
metal precioso que tiene Europa. La expedición de Cortés (1517) y la de Piazarro (1531) significaron la
incorporación de los dos grandes ejes de la presencia española.
La facilidad de conquistar a los indios, estuvo dada principalmente por dos factores. Por un lado, el choque
biológico; cuando los españoles llegaron a América, trajeron una serie de enfermedades que los indios
desconocían y para las cuales no conocían solución. Así, murieron un grán número de individuos. Por otro
lado, el choque militar. El español tuvo a su favor, la superioridad del armamento. Los invasores portaron
ballestas y diversas clases de armas de fuego y armas blancas probadas en guerras europeas. La hueste
contó también con el caballo, considerado como un arma fundamental e indispensable de la conquista.
La sagacidad indígena se pone de manifiesto en sus tácticas para contrarrestarlo. Una de ellas fue el
recurso de las boleadoras pampeanas. Utilizaron en bloques las armas y tácticas tradicionales que les servían
en las luchas tribales: fosos, hondas, flechas, macana, envenenamiento de las aguas, desmoronamiento de
piedras en lso pasos estrechos. El arco y la flecha fueron las armas de uso frecuente. En algunos casos,
como los araucanos, la imitación de armas y de métodos españoles les permitió tener una evolución militar. El
belicismo indígena asumió un carácter defensivo y localizado en el propio territorio con alguna que otra ligera
correría sobre el suelo español. Las posibilidades ofensivas estaban limitadas por la organización económica:
la falta de excedentes no les permitía mantener campañas permanentes y alejadas de las áreas de cultivos.
Tanto indios como españoles pretendieron conducir la guerra en el terreno que les era favorable, sierras y
llanos respectivamente. A los indígenas, las luchas en terrenos difíciles pero conocidos les permitía ciertas
ventajas: tender emboscadas, celar cada paso y ofrecía el refugio de las guaridas secretas. A los epañoles, el
terreno áspero y quebrado les permitía dar su lucha a caballo. Los índios amigos en las huestes también
fueron un factor de gran valor para los españoles por su conocimiento de la región, los caminos y senderos y
los lugares de descanso y de aprovisionamiento.
Hay también, un tercer factor, que estaría dado por el hecho de que los españoles demostraron la
capacidad de crear estrategias en base a las distintas situaciones, como por ejemplo en los Andes, a través
de las luchas sucesorias, o por el deseo de liberación de algunos grupos étnicos. Tanto en la Confederación
Azteca como en el Tawantinsuyu, la existencia de sociedades moldeadas en rígidas estructuras de
dominación, hábitos de trabajo y obediencia; y cuyos pueblos, organizados en frentes de trabajo, estaban
acostumbrados a un sistema colectivos de producción, significó un factor positivo a los españoles. La fácil
conquista de los grandes imperios azteca e inca ha sido explicada atendiendo al grado de desarrollo político
alcanzado por ambos Estados: cuando el poder español reemplazó la superestructura política indígena, logró
dominar, sin demasiadas alteraciones, todo el cuerpo social. Sin embargo, no en todas las regiones tuvieron
la misma suerte. La orgnización tribal, por ejemplo, implicaba una ausencia de un poder central que abarcara
territorios amplios; dentro de una misma nación o en valles cercanos, la autoridad estaba fragmentada en
numerosas parcialidades. La pacificación o el sometimiento de una tribu no se lograba con la resistencia,
pues las otras podían continuar alzadas. Pero para entender la diversidad de reacciones, es necesario
analizar distintos factores, como la peculiaridad geográfica de cada región, el aparato cultural de cada grupo y
la persecución psicológica que tuvo la aparición de los personajes desconocidos, la paz o guerra entre los
distintos grupos aborígenes, la ductilidad de los conquistadores, ect.
En la primer etapa de contacto, la primer institución que se consolidó, como forma de explotación de la
fuerza laboral indígena y apropiación del excedente, fue la encomienda. El estado español descubrió de
inmediato que la realización de sus planes expansionistas estaba estrechamente vinculada con la posibilidad
de hallar una vía de acuerdo con particulares que decidieran arriesgar sus capitales en el sometimiento de los
nuevos territorios. El nuevo mundo ofrecía grandes riquezas, tierras sin límites y mano de obra abundante;
todo lo que ansiaban las huestes conquistadoras. Esta avenencia, se exterioriza por medio de las
capitulaciones, instrumento legal-contractual en el cual las partes fijan sus respectivos compromisos. El
carácter privado de la expansión entrañó la obligación de premiar a los responsables de la avanzada
conquistadora sobre los vastos espacios vacíos desde los capitanes hasta el último soldado de las hueste. Y
el régimen de recompensas fue estatuido en función de la necesdidad de incentivar el interés por la riesgosa
aventura aunque públicamente aparzca como fracioso reconocimiento de servicios. Las mercedes fueron
provistas por el mismo medio conquistado: indios y tierras. En la primitiva estructura económica colonial, la
valoración de la propiedad dependía de la cercanía de las ciudades, de la existencia de regadíos y más que
nada de la presencia de mano de obra indígena para trabajarla. Por estas razones la encomienda constituyó
el permio más codiciado. La encomienda implicaba una doble obligación: el deber de adoctrinar e instruir a los
indígenas, y el compromiso militar de responder con su disponibilidad incondicional a todo llamado a las
armas en caso de que peligrara la seguridad de las regiones conquistadas. La encomienda no estaba ligada,
en la teoría, a la conseción de tierras. Sí en la práctica, a través de la apropiación ilegítima de tierras vacas,
que en realidad pertenecen a las comunidades indígenas.
La encomienda rescató la institución de la mita, sobre la cual se erigirá luego todo el proceso de la
conquista. Sin embargo, se produjo un cambio con la tradición incaica: todos los hombres entre 18 y 50 años
tienen que tributar. Más tarde, también se cambiará el tributo de mano de obra por tributo en especie.
Con respecto a los indios, en Europa había un debate sobre si eran seres con razón o no. En 1537 el Papa
declara que sí, y por lo tanto, son vasallos de la Corona. Se propone entonces el Requerimiento: la Corona
necesitaba legitimar la conquista y entonces le dice a los indígenas que si aceptan su declaración de
soberanía, serán libres vasallos de la Corona. Debían aceptar también la religión cristiana. En caso de que no
la aceptasen, sería esclavisados. Obviamente, los indios terminan aceptando. Para la Corona, no pueden ser
tomados como esclavos por dos motivos: desde el punto de vista político, no se los podría dominar, es decir,
no dependerían del rey sino del dueño; y desde lo económico, lo esclavos no tributan al rey. Y en base a esto
se fundamenta la encomienda: los indios deben tributar a la Corona, pero la Corona le cede al encomendero
una parte del grupo para que le tribute a aquél.
Para la Corona, convertir la colonización en una empresa evangelizadora respondía no sólo al
mandamiento de que, como monarcas católicos debían predicar la fe, sino también para legitimar su
soberanía en el contienente americano. La institución clave para profetizar la fe sería la misión: una célula
evangelizadora que sirvió también de instrumento político y estratégico para asegurar o adelantar zonas
alejadas de los grandes centros de poder, “pacificar” a los indios y dar más posibilidades para la ocupación
territorial de españoles. La Iglesia era la columna vertebral del Estado.
La población ibérica que migró al nuevo mundo, se intaló preferentemente en ciudades y nucleos urbanos
de distintos rangos. Los europeos planeaban establecerse mediante la fundación de nucleos urbanos,
estables y reproduciendo el estilo de vida antiguo. La urbanización es reflejo de las necesidades vitales. Sin la
concentración en estos pequeños núcleos geográficos de las reducidas huestes, habrían sido devoradas de
inmediato por el espacio y las masas indígenas. Las ciudades funcionan como plazas fuertes y guarniciones
militares, aseguran la defensa del territorio conquistado y sirven de centro de reunión de hombres y refuezos
que preservarán la continuidad del proceso expansionista. Un emplazamiento concretado es siempre el
comienzo de una nueva fundación. Las ciudades son ejes económicos de la conquista. Luego de la
apropiación de reservas alimenticias indígenas fue indispensable crear una economía que asegurara una
provisión de alimentos permanentes: razones de seguridad y distancia obligaron a nuclear la producción en la
periferia urbana. La ciudad será también el centro religioso, político, administrativo, comercial, financiero y
cultural. En cuanto a los factores de atracción, el éxito de la encomienda estaba dado por el hecho de que se
podía escalar en pocos años en la sociedad indiana, a lugares que no habría llegado nunca en España. Esto
significaba un ascenso social rápido. Otro factor, era la necesidad de mantener un contingente de personas
que consolidasen la presencia castellana. En cuanto a los factores de empuje, serían las expectativas de
prosperidad ilimitada de la población campesina o artesana, del agro o de la ciudad, sometidos al régimen
feudal.
El proceso que se inicia en América después de la conquista es, según Serrera, un choque cultural: por la
violencia de la imposición cultural, el carácter compulsivo compulsivo con que se orienta el cambio en el
mundo aborigen, la desarticulación del mundo cultural indígena y la desvertebración de sus estructuras
sociales.
Este autor propone que cuando se estudia la sociedad indiana, el historiador tiene la tendencia de describir
o explicar los fenómenos desde la visión del mundo eurpeo, o contemporáneo; y propone, entonces, una
crítica al abordaje: a. No puede admitirse que existió una sociedad indiana como realida estática y petrificada
durante 3 siglos de dominación. b. No puede aplicarse el mismo modo de análisis para la totalidad de los
indios, tanto en las areas nucleares como en las periféricas. En autor no plantea tampoco la distinción entre el
Tawantinsuyu y la Confederación Mexica. c. La obseción por asimilar la nueva realidad americana a los
patrones de jerarquización europeos (esquema tripartito estamental). d. Adopción de un criterio único
excluyende en el enfoque de aproximación (racial, estamental o legal). e. Obserción por abordar el estudio
desde las categorías epistemológicas del S XX. f. Considerar a la sociedad colonial como una realidad
orgánica continua, olvidadno que en el nuevo orden colonial coexistían distintos criterios de jerarquizaciín: los
propios del grupo indígena y ek grupo conquistador y el que regula la dominación de éstos sobre los primeros.
Según Serrera, el término indicado para la sociedad que se conforma sería el de “sociedad colonial”, por su
composición racial, el origen de su nacimiento y su subordinación institucional al foco de poder metropolitano.
El término Indio es utilizado como generalización y negación: lo no-español. En el s XVI la sociedad indiana
es considerada una casta, pero no necesariamente en términos discriminatorios. Existían dos visiones: la del
quienes proyectaban al indio como poseedor de todas las virtudes angélicas y considerados hermosos, de
gentiles cuerpos y bien conformados; mientras que otros los consideraban visiosos, poseedores de todos los
vicios y defectos de la naturaleza humana, feos, sucios, y hediondos. Se consideró a la sociedad como un
régimen de castas en el cual, debido a los cruces y mestizajes, resultaba dificil tipificar a los individuos. La
inclusión de una persona en un grupo étnico determinado tenía connotaciones legales y afectaba sus
derechos y obligaciones naturales, fiscales y procesales. El autor no concuerda con el régimen estamental
puro. El estado eclesiástico es el que más se mantiene igual al europeo, con un alto y un bajo clero. Muchas
jovenes mujeres ingresaban a este estado porque era más barato preparalas para la entrada a la religión que
para el estado de casada. Respecto del estado nobiliario, no se puede hablar de nobleza pura, pues las
normas de acceso son muy diferentes, tienen un carácter artificial. El tercer estado sería muy abarcativo e
integraría un amplio resto heterogéneo de población indiana. La distinción entre el estado nobiliario y el
estado llano estaba dado por títulos de hidalguías, que se le presuponían a todo aquel que aspirase a
desempeñar cargos públicos o al ingreso a ciertas corporaciones gremiales. A partir de 1630, la Corona puso
en venta títulos de Hidalguías y hábitos de 4 órdenes; lo que refleja la necesidad de obtener liquidez por parte
de los reyes.
Existen grandes desajustes entre la condición legal y el status social. Mientras existía una abundante
legislación (Leyes de Burgos, Leyes Nuevas) que reconocían al indio su carácter de vasallo y súbdito de la
Corona, declarandolo persona racional, libre y sujeta a las mismas obligaciones y derechos que los demás
súbditos del Imperio; la realidad siempre estuvo muy alejada de la teoría. Entre la defensa del indio y los
intereses del conquistador, prevalecían estos últimos. Las sucesivas medidas promulgadas presentaban un
espíritu paternalista, tutelar y proteccionista, a la par de las leyes de igualdad. Sin embargo, esto se
contapone: toda actitud tutelar implica la consideración de inferior del tutelado. A partir de esta concepción de
“menor de edad” se entiende la institución de la encomienda. La Corona siempre se impulso por un doble
deseo: defender, en el plano de la teoría, la libertad del indígena, y a la vez asegurar la explotación de los
recursos del continente. Mientras la escala legal sería: españoles, indios, mestizos, negro libres, mulatos,
zambos e indios; la escala social estaría conformada: españoles peninsulares, criollos, mestizos, negros libre,
mulatos, zambos, indios y esclavos.
El mestizaje, debe ser entendido como un fenómeno histórico que no estuvo regulado por los organismos
rectores, sino que se dearrolló de forma muy lenta y soterrada. La unión entre español y mujer indígena se
irguió como institución natural: un español soltero o con familia en España, mantenía a la vez una relación
estable y simultánea con una mujer nativa. Al nacer fuera de un marco legítimo, el mestizo está marcado por
esta ilegitimidad. Aparece como un grupo intermedio entre la mayoría indígena y la minoría blanca. Nunca
hubo un “república de meztisos”. Los mestizos tendieron a incluirse en el grupo paterno, para adquirir una
posición de mayor prestigio, pero nunca consiguió ser considerado blanco plenamente. No siendo indios,
tampoco estaban protegidos por las leyes tutelares.
En cuanto a los negros, zambos y mulatos, quedaban fuera del sistema. Si bien no había tanto negro
esclavos en la América española como en la América Brasilera; de igual modo había negros privados de su
libertad, desprotegidos por las leyes y considerados como un simple bien de capital. Los zambos y los
mulatos ocupaban el último lugar de la sociedad colonial, y aunque fueran libres, estaban también
desprotegidos.
La conquista debe ser considerada, según Stern, como la transición del mero saqueo, a la ocupación
territorial y por último a la dominación imperial. Los españoles, luego de capturar el Imperio Inca, debían
aprender a dominarlo. El estudio que hace Stern se aplica a la ciudad de San Juan de la Frontera de
Huamánga. La sociedad española necesitaba cultivar las relaciones con las sociedades indias locales para
defender la presencia europea contra las incursiones neo-incas, que intentaban perturbar las rutas
comerciales y hostigar las sociedades indias aliadas con los españoles. Las sociedades andinas, también
tenían sólidos motivos para aliarse con la conquista europea. Además de tener un sano respeto por la
capacidad militar española, la sociedad local de Huamanga percibía beneficios prositivos en estas alianzas:
podían deshacerse del yugo de la dominación inca y defender sus intereses étnicos. Además, veían en estas
alianzas la posibilidad de triunfar en sus rivalidades autóctonas. Privados de optar por la neutralidad, los
distintos grupos étnicos debían decidir qué tipo de alianza sería más benefisiosa. Casi todos los grupos de
Huamanga, decidieron combatir del lado español. Las relaciones iniciales mezclaban fuerza, negociación y
alianza. Ambas partes sabían que se necesitaban mutuamente; sin embargo, estas alianzas estaba
destinadas a fracasar.
Los encomenderos sabían que tenían que tener las relaciones de trabajo más favorables con sus suracas y
los más astutos trataron de consolidar las alianzas con regalos y favores. También pedían al Cabildo,
mercedes para sus indios. Maldonado fue conocido como un ecomendero muy exitoso; les dio a sus
encomendados, esclavos negros, mulas, caballos y ganado vacuno y no ususrpó nunca sus terrenos. Se
integró a la sociedad autóctona como un patrón generoso y redistribuidor.
La producción capitalista era imposile porque los indios satisfacían sus propias necesidades en las tierras
del ayllu. Por lo tanto, los europeos buscaban oportunidades en la agricultura comercial, la minería, las
manufacturas y el comercio para enriquecerse. El descubrimiento de grande yacimientod de oro en Atunsulla
en 1560 y de mercurio en Huancavélica en 1564 convirtieron a Huamanga en una región minera. Los indios
intentaron aprovechar las nuevas oportunidades e incorporaron la búsqueda de dinero y beneficios
comerciales en su existencia cotidiana. Lejos de la perspectiva tradicional que las considera pasivas
receptoras de los imparctors producidos por la conquista, las comunidade reaccionaron, en muchos casos, de
manera innovadora a la nueva economía colonial; generándose en muchos casos un proceso de adaptación
en ves de resistencia. Los indios daban muestras de una actitud abierta hacia la religión y la cultura europeas
y se sumaron a la creación de una sociedad colonial impulsada por la búsqueda de dinero y lucro comercial.
Sin embargo existía un problema: la economía colonial seguía dependiendo d eun sistema social andino
controlado por actores sociales, tradiciones y relaciones andinos. Los campesinos aportaban tiempo de
trabajo y no materia prima, y se repartieron la obligación entre los ayllus, conforme a sus tradiciones. Existía
una dependencia de los europeos respecto de las comunidades indígenas, lo que demostraba el carácter
artificial de la hegemonía extranjera.
El sistema colonial entró en crisis cuando comenzaron a desaparecer las ventajas específicas de las
alianzas entre curacas y españoles. Estas alianzas fueron desde un principio contradictorias. Los
encomenderos cultivaban relaciones de cooperación a fin de gobernar en los Andes y de extraer el máximos
posible de riqueza. Los indígenas, aceptaba esta alianza para fomentar sus intereses y limitar las exigencias y
abusos coloniales.
En el plano religioso, las epidemias, las guerras, y la decadencia demográfica eran consecuencias de que
se habían desatendido algunas wacas y de malas relaciones que podían provocar catástrofes mayores. Por
otro lado, estas relaciones socavaban las libertades étnicas logradas gracias a la liberación respecto de la
hegemonía inca. Las sociedades locales tenían que ir a reclamar a las autoridades coloniales los abusos
coloniales. Por último, se generaba una demanda mayor de la que estaban dispuestos a dar las sociedade
locales, sobre todo respecto de la mano de obra en las minas. La dependencia de los indios respecto de los
europeos para resolver conflictos; las dificultades económicas impuestas por la exación colonial, las
emigraciones y la población decreciente; la tendencia de encomenderos, clérigos, y funcionarios a exigir más
productos y mano de obra; fueron factores que implicaron un replanteamiento de las políticas indígenas frente
a los colonizadores. Para la década de 1560, estas contradicciones se fueron imponiendo más fuertemente,
frente al descurbimiento de las minas, suege conflicto respecto de la mano de obra. Juan Polo de Ondegardo
propone un régimen laboral según el cuál se enviaría una fuerza rotatoria de 100 trabajadores por semana
para las minas de Atunsulla. Este régimen era duro y repulsivo. Fray Domingo de Santo Tomás advirtío que
los curacas resistían a las tentativas de obligar por fuerza a los autóctonos a trabajar en las condiciones
abusivas del pasado.
Para los españoles las alianzas perdian sentido si no podrían aportar la fuerza de trabajo a la economía
minera en crecimiento. Para los indios el colaboracionismo perdía sentido si los europeos insistían en
absorver los recursos del ayllu en una campaña encaminada a establecer una enorme economía minera que
la sociedad local no controlaba.
Se comenzaron a producir guerras civiles entre los conquistadores, la Corona y la Iglesia. Lo que en
realidad se plantea es la posibilidad de establecer otro tipo de sistema y que desaparezca la imágen del
encomendero. La Corona llevaba ya tiempo debatiendo la dilusión de la encomienda y transformar a los
indios en vasallos suyos. En 1542 se promulgan las Nuevas Leyes, que forman un marco jurídico-legal para
reducir el poder de los encomenderos. Se establece que no se otorgarán más encomiendas y que se prohibe
el trabajo personal por parte de los indios. En las encomiendas existentes se eliminan los derechos
sucesorios. Se limitan las encomiendas proponiendo que cada individuo no puede tener más de una; si ha
tratado mal a los indios se las quitan; y si se es funcionario no se puede ser también encomendero. En Nueva
España, las leyes no son muy cumplidas. En Perú, en cambio, llegan en el momento incipiente de la
encomienda, y por lo tanto, el virrey las comienza a aplicar. Frente a esto, los encomenderos se juntan y
hacen una rebelión que culmina con el asesinato del virrey. Este es el único momento en que se cuestiona la
dominación de la Corona. A partir de 1550, se forma una alianza entre la Corona, la Iglesia y los curacas cuyo
objetivo es que todas las encomiendas vuelvan a la Corona. Dos cargos surgen: Procurador de Indios, quien
es un abogado especial que se hacía cargo de ayudar al fiscal e las demandas y pleitos por y entre indígenas;
y Corregidor de Indios, quien nació con funciones tutelares y terminó convirtiendose en el más eficaz
instrumento de explotación de la comunidad indígena.
En 1560 se da la crisis de la encomienda. Hay cada vez más españoles y menos indígenas, lo que
descontenta a los españoles que se trasladan a América en busca de mercedes de tierras e indios. Se
produce una situación crítica: mientras la Corona necesita de metálico para pagar los créditos, se produce
una decaída del mineral.
Para 1570, la Corona vacía a la encomienda de contenido económico, mediante la aparición de otras
formas de trabajo, y político, con una fuerte presencia del aparato institucional colonial. La figura del
encomendero no desaparece, pero aparecen nuevas figuras. En 1569 asume Francisco de Toledo como
Virrey y comienza a aplicar las políticas de las monarquías europeas. En este período podemos decir que se
termina la fase de conquista y comienza el período colonial. Toledo aplica un programa que senta las bases
del sistema colonial. La primer medida de este programa es la reorganización del tributo. El encargado de la
recaudación es el Corregidor, a través de las Visitas. Establece cuanto debe pagar cada grupo étnico; si el
grupo disminuye, el tributo se mantiene estable. Los 2/3 del tributo debe ser en dinero, por lo que se produce
una mecanización del tributo: Hay una dominación de los españoles sobre el trabajao de la población
indígena. La segunda medida está dada a través de la composición de reducciones, pueblos diseñados para
los inígenas. Se les da tierra para autoabastecerse, por lo que los obligan a trabajar en los sectores
productivos para pagar el tributo. En lo religioso, permite la evangelización de una forma más sencilla. La
tercer propuesta es un cambio en la mita. El corregidor decide que una parte (1/7) de los indios
encomendados deben ir a trabajar en los nuevos sectores productivos, garantizándosele a éstos trabajo
constante, seguro y barato. La mita minera es la de mayor importancia. El último punto del programa se
refiere a las tecnologías aplicadas en la minería. Propone mejorar y aumentar la producción a través de la
aplicación de la amalgama mercurio. Ésta implica la construcción de ingenios que se movía, inicialmente, con
energía humana, luego con mulas y finalmente con energía hidráulica mediante lagunas artificiales. Una vez
molido, el mineral se transporta y se junta con mercurio, dejandolo al aire libre. La plata se junta con el
percurio y se separa de todos los demás minerales. Cuando se calienta, el mercurio se evapora y se separa
de la plata. El trabajo en las minas de mercurio es letal, los trabajadores estaban destinados a una muerte
segura. En las minas de Potosí, los trabajadores se enferman pero no necesariamente mueren. La Corona
acepta estas medidas pero se rehusa a legalizarlas.
Con respecto a la mano de obra, se podía adquirir a través de la encomienda o de los naboríos (Antillas y
México) o yanaconas (Perú) que recibían un salario. A partir del S XVII se comenzó a generalizar el sistema
de peonaje para los hombres libres: para reternerlos y vincularlos a la tierra, se les prestaba dinero que
despues debía devolver mediante el trabajo, pero de modo tal que el pago de la deuda resultaba imposible,
creando así una servidumbre por deudas. Es un sistema similar al que luego será el Reparto Forzoso de
Mercaderías.
Existen en los nuevos reinos americanos 3 institucioes típicas: La encomienda, el Repartimiento y la
Hacienda. Las dos primeras significaban la posesión del territorio. El reconocimiento de propiedad deía partir
de una conseción por parte de la Corona, sólo se podía adquirir a través de Merced Real. Existían dos
categorías de merced de tierras: Peonía, se otrogaba a quienes habían luchado a pie, y caballería, se
otorgaba a quien había peliado a caballo y era 5 veces mayor. La propiedad permitía una situación social
privilegiada. Para controlar las irregularidades, la Corona llevó a cabo la “Composición de Tierras”, según la
cuál todo propietario debía presentar el título de propiedad o devolver la propiedad a la Corona. Sin embargo,
mediante el pago de ciertas suma se podía conseguir el título de Propiedad. Este sistema de ventas favoreció
la constitución de grandes haciendas, que sería la característica de la vida rural española, en América. La
Iglesia acumuló gran parte de las tierras, más allá de que la Corona intentó evitarlo. Debido a la disminución
de la población amerindia, las tierras se pudieron adquirir a precios relativamente bajos, lo que permitió que
los españoles acumularan tierras.
En cuanto a lo económico, la Corona tiene un papel decisivo, porque en ella residen las desiciones sobre
reglamentos de explotación, ordenamientos que rigen la fuerza de trabajo (amerindia, esclava o negra) y la
regulación fiscal y de precios. Es regulardora de la economía. La Corona no estaba interesada en una
autosuficiencia significativa pues pretendía que no surjan productos que compitiesen con los productos
españoles. Respecto de las producciones agrícolas, la Corona incentivó el trigo, el índigo, la cochinilla y el
cacao, y limitó las uvas, las olivas y el azucar. El trigo era necesario para los españoles y fueron ellos los
primeros en cultivarlos con la mano de obra del repartimiento. Luego fue impuesto por la Corona para los
amerindios. En México y en Perú su cultivo fue altamente rentable por su papel en la alimentación de las
grandes ciudades. El añil, o índigo, fue favorecido por la Corona, ya que representaba un arma poderosa en
Europa. La cochinilla era usada como producto preciosom y su producción quedaba controlada a cargo de los
oficiales de cochinilla. El cacao era un lujo ya en la América prehispánica. Al finalizar el S XVI, su consumo
era muy importante, tanto en América como en Europa. La Corona instituyó el pago del tributo en cacao, lo
que le permitió controlar la comercialización del producto.
En perú, se dedicaron los mayores esfuerzos a la plantación de la vid; y en cuyo se produjeron vinos de
gran calidad. Los olivos cubrieron importantes extensiones en el Perú y representaron una producción de
capacidad exportadora. En 1596 la Corona puso trabas a los trapiches, y finalmente en 1599, su construcción
fue prohibida. El azucar representa un término medio. El cultivo de cañaverales fue muy próspero y alcanzó
inmensos territorios. El éxito se debe en gran parte a la demanda y el alza de precios. En 1597 se planteó una
moderación y finalmente se prohibió la creaoción de ingenios. En antillas su producción se impulsaba porque
no había otro recurso significativo.
Una innovación agraria fue la introducción del ganado, como fuente de alimento y riqueza. Se vislumbró
una muy rápida multiplicación del mismo, sin vigilancia ni planificación, se volvieron salvajes, constituyendo el
ganado cimarrón (vacuno, equino y mular). El problema del ganado fue que expulsaban a los agricultores de
sus tierras, a la vez que deboraban los cultivos indígenas. Fueron luego apareciendo rebaños
específicamente bien delimitados para los ganados, que se denominaron estancias. La importancia del
ganado no era la carne, sino el cuerno que era muy demandado en Europa.
El oro y la plata eran los más importantes resortes económicos de los reinos americanos. Su extracción fue
el mayor incentivo para su formación. La recolección de metales preciosos requería una gran participación de
la población amerindia, en régimen de repartimiento. La principal reserva aurífera se situó en América del Sur.
En la segunda mitad del siglo, la plata desplazó al oro. Las minas de plata se ubicaron en primer lugar en
México. Las minas de Perú fueron las de Potosí. A partir de 1570 las minas de mercurio tuvieron un gran
valor, pues el abastesimiento de mercurio era fundamental para la extracción de metal. La Corona compró
toda la producción para regular con exactitud los ingresos que suponía la producción de plata. La permanente
intervención de la Corona estaba dada por el hecho de que todos los recursos de subsuelo, filones de oro,
plata o plomo o cualquier metal pertenecían a la Corona.
Las explotaciones se hacían en forma individual. El minero podía extraer de su mina por 10 años, pagando
a la Corona determinados procentajes. Hubo casos en que concedía mercedes por una vigésima parte y otras
que por la mitad. Las explotaciones conllevaban grandes riesgos, debido principalmente al carácter
rudimentario de las técnicas y el afán de conseguir resultado inmmediatos y ganancias rápidas. Mientras en
México, era una situación de mayor libertad, en Perú, los trabajadores mineros eran obligados.
El Consejo de Indias tenía conmo función controlar cada una de las impicaciones económicas y cuidar el
buen funcionamiento de la Real Hacienda. En 1577 el rey de España disminuyó este monopolio disponiendo
que la fiscalización en América la compartiera con el Consejo de la Real Hacienda.
El 90% de lo que se consume, se produce en el Virreinato de Peru, y Potosí paga en plata, que se
distribuye a las distintas zonas, a excepción del 20% de la plata que viaja a España. ¿Como hace la Corona
para captar la plata que se distribuyó a todo el espacio peruano? La plata se traslada a partir del comercio:
alto valor en pequeño volúmen.
De Europa vienen productos suntuarios y salen casi en totalidad la plata. Esto es por los comerciantes, la
Corona se beneficia por los impuestos. Existen 3 métodos para recaudar el excedente: la vía fiscal, la vía
eclesiástica y la vía comercial. A través del monopolio comercial, América sólo puede comerciar con España.
Esto no se cumple en la práctica. En 1504 se crea la Casa de Contratación, cuyo fin es controlar y regular el
comercio entre América y la metrópoli. El esquema comercial está basado en el sistema de flotas y galeones.
Veracruz y Portobleo son los únicos puertos autrizados para el comercio. Este sistema se complementa con el
sistema de navios sueltos, por el cual la Corona habilita para comerciar con el puerto de Buenos Aires. Los
grandes comerciantes compran las mercaderías y después las revenden. Las grandes rutas que se crearon,
complican el comercio, encarecen los precios y tardan meses. Por lo tanto el contrabando es casi inevitable.
Buenos Aires, como punto culminante de una ruta que unía Alto Perú y Atlántico, resultó atractiva por su
ubicación. Por lo tanto, fue considerada como un punto estratégico que España debía mantener.
La primera fundación de Buenos Aires fue en 1536, cuando la expedición de Mendoza buscaba alcanzar la
tan nombrada “Sierra lde Plata” remontando el Paraná. El año siguiente se funda Asunción y se convierte en
el centro de la expedición. Este traslado se da, por un lado porque en la medida en que la empresa giraba en
torno de la obtención de oro, Asunción estaba más próxima a la supuesta Sierra de Plata. Por otro lado,
Paraguay efrecía un filón nuevo que canalizaba hacia otro rumbo la ambición española: al indio como mano
de obra. Frente a la fundación de Asunción, Buenos Aires se despobla inevitablemente. El fracaso de este
primer asentamiento se debe, básicamente, a tres motivos: los indígenas era poco numerosos y de hábitos
cazadores recolectores por lo que no tenían excedentes agrícolas que los españoles pudieran aprovechar en
los primeros momentos; estos indios se mostraba reacios a integrarse a la estuctura económica y social del
invasor y al ser guerreros, opusieron una fuerte resistencia cuando intentaron dominarlos; y por último, al no
tener metales preciosos, ni idígenas, no constituía un atractivo para la empresa privada. Sin embago,
persisitía una razón para matener un asentamiento, y cada vez cobraba mayor importancia: la función
estratégica del territorio como flanco protector del Perú y vía de acceso a Potosí; por lo que corría riesgo de
invasión frente al avance portugués, inglés, u holandés. En su segundo asentamiento (1580) se asegurará su
existencia como pieza clave de un engranaje sustentando en el Perú.
Si bien el comercio por Buenos Aires esba prohibido por Real Cédula de 1594, resultó un atractivo centro
distribuidor dado el menor precio de las mercaderías ingresadas por su puerto. En 1623 se creó una Aduana
en Córdoba, para que los productos de naviós de registro encarecieran, de manera que las mercaderías del
istmo puedan competir con ellas. Las mercaderías provenientes de Bs As atravesaban la Gobernación de
Tucumán y eludían la barrera aduanera. La lucha entre la ruta del Pacífico y la del Atlántico representaba el
enfrentamiento entre la burguesía limeña y los traficantes portugueses con su corte de asociados.
Tucumán tubo una participación activa en el abastecimiento de mercancías al Alto Perú. Formaba parte de
la vía Potosí-Bs As. Práctica, por la índole del terreno que era por completo diferente al que conducía a Lima
y estratégica porque Bs As se enlazaba con el comercio atlántico, en el cual España, Brasil, África y Lisboa
significaban esclavos, artículos manufacturados, azucar y hierro. Tanto en Tucumán como en Bs As, coexiste
una economía de dinero (operaciones de cierta envergadura, a distancia, que precisan de metálico) y una
economía natural (los locales que abonan en especies).
El comercio atlántico del Río de la Plata del S XVII se caracterizaba por la persistencia y la regularidad del
contrabando y el comercio directo de las potencias no españolas. Durante ese siglo, BS As fue un activo
puerto de las economías del interior, en particular de la economía minera del Alto Perú. Mientras se
importaban esclavos, productos suntuarios, y azucar, el 80% de las exportaciones era cubierta por metales
preciosos. En la teoría, el puerto de Bs As quedaba fuera del sistema de Flotas y Galeones, y estaba
completamente cerrado; toda navegación hacia el mismo exigía una autorización real. Este tráfico alcanzó su
período máximo entre 1600 y 1625, y a partir de 1640 entró en decadencia. A partir de la decada de 1650, se
recuperó rápidamente debido a los navíos holandeses.
Frente a esta situación de ilegalidad, la Corona tomó posturas fluctuantes. Por un lado, la prioridad era la
conservación del monopolio comercial de Lima y Sevilla, pero simultaneamente reconocía la necesidad de
mantener en Bs As un centro poblado, para defender el tránsito a Perú. El intento de mantener un centro
poblado en condiciones de defender la región, tuvo dos consecuencias importantes: la estructuración de un
importante aparato administrativo y militar y la autorización para comerciar que rompía con el monopolio. Por
esto, entre 1602 y 2622 otorgó a vecinos de Bs As mercedes para comercias con Brasil y Guinea. Sin
embargo, los navíos de registro promocionados por la Corona durante todo el siglo representaron un
porcentaje mínimo del contrabando total. El comercio legal y el ilegal compartían los mismos mecanismo,
circuitos, hombres que los efectuaban y mercancías. El contrabando era la actividad mercantil más
importante, estructurada y regula del Puerto de Bs As.
Los representantes de la Corona eran en su mayoría mercaderes y terratenientes que accedían a cargos
públicos en el Cabildo. Éstos respondían a sus propios intereses por sobre los de la Corona y constituían el
núcleo dominante de contrabandistas. La relación entre oligarquías locales y administración colonial eran muy
estrechas, existían fuertes lazos entre magistrados y elites, que obedecían a varios factores: la venta de
cargos y/o nombramiento facilitó a los criollos el acceso a las más altas magistraturas; y los altos funcionarios
eran incorporarons a una estructura informal de relaciones personales que creaba una doble lealtad: hacia la
Corona y hacia los grupos de interes locales. La guarnición militar y los funcionarios constituían los medio por
los cuales la Corona podía realizar su objetivo; éstos constituían una elite local cuya principal actividad
económica era el contrabando; la Corona financió su aparato administrativo y militar gracias a la actividad
económica de esta elite. De esto, que las elites, la Corona y sus representantes se vieron beneficiados por el
contrabando. La Corona logró instalar el dispositivo militar local, enviar tropas a Chile y mantener
comunicaciones regulares mediante el comercio atlántico de Bs As.
Tanto gobernadores, oficiales reales, y escribanos, como militares, estaban implicados en actividades
económicas, lo que era incompatible con sus condiciones. La mayoría de los acusados por prácticas ilegales
connmutaban sus penas por el pago de dinero. Los grupos dominantes formaban un grupo polivalente que se
apoyaba en la tierra, el comercio y la administración simultaneamente.
Los navíos de Registro estaban fuera del régimen de flotas y galeones y necesitaban una autorización
expresa, que partía de un contrato entre la Corona y un particual. Éste debía pagar y trasladar autoridades y
soldados, armas y petrechos. La plata era la principal mercadería exportada. A partir de 1670 se comezó a
pagar el indulto. Los verdaros propietarios de las cargas solían ser franceses, holandeses e ingleses.
El situado, remesa de moneda acuñada que estaba destinada al pago de los sueldos de la Guarnición y
que todos los años debían efectuar las cajas reales, siempre se entregaban con reatraso, por lo que nunca
llegaban a mano de los soldados. Los comerciantes permitían comprar las mercaderías y al llegar el situado,
cancelaban las deudas.
La corrupción debe considerarse un sistema de tensión permanente entre el Estado español, la burocracia
colonial y la sociedad colonial, por la distribución de la riqueza y el poder. Fue el proceso por el cual los
representantes locales del poder central, civiles y militares se integraron a la elite local. En el Río de la Plata,
la corrupción consistió en la infracción de determinadas normas que limitaban la integración de los
representantes de la Corona en la ologarquía local, es decir, en la participación de sus actovidades
económicas. Se entiende como parte de la autotransformación de los funcionarios en elite local y un aspecto
central de la actividad económica de ésta.

La política reformista en el mundo ibérico durante el siglo XVIII

A finales del S XVII las metrópolis ibéricas se encontraban en una crisis: habían dejado de ser las potencias
que habían sido en el siglo anterior, su economía estaba debastada, perdieron industrias y se limitaban a
exportar productos agrícolas; además de haber perdido terreno frente al avance de Francia y Gran Bretaña.
España y Portugal comienzan a perfilarse como economías pasivas, mientra Francia, Gran Bretaña y Holanda
se postulan como potenicas importantes dentro del comercio internacional. La monarquía española iba
perdiendo progresivamente su autoridad. Cuando en 1700 Carlos II muere sin descendencia, se desencadena
una guerra Europea cuyo premio era la Corona española. Existían dos pretendientes para la Corona: Felipe
D'Anjou (nieto de Luis XIV), quien era apoyado por Francia y Castilla; y Carlos de Austria, quien era apoyado
por Inglaterra y Aragon. Desde un primer momento se corona a Felipe D'Anjou como Felipe V, sin embargo la
contienda dura 13 años. Como consecuencia de la guerra de suceción se establece el tratado de paz de
Ultrech. Según éste, la Colonia de Sacramento debe cederse a Portugal, a Carlos de Austria se le entregan
poseciones italianas de los Hamburgos e Inglaterra recibe la poseción de Gilbraltar y un asiento para
introducir esclavos de origen africano durante 30 años. A partir del establecimiento de la dinastía borbónica,
se comenzó con un plán de reformas que tenían como objetivo recuperar el espacio perdido, modernizando la
economía y los sistemas fiscales, administrativos, militares y políticos. Recién con la subida al trono de Carlos
III, españa contó con un rey realmente comprometido con este amplio plan de reformas. Durante su reinado,
hubo un aumento de la prosperidad , tanto en la península como en las colonias.
La política económica desarrollada en este período estaba sustentada por la doctrina mercantilista, que
proponía vender mucho y comprar poco. Jerónimo de Uztáriz, un ilustrado economista cuyo tratado sobre el
comercio fue de gran utilidad, porponía que la decadencia de la monarquía se debía a las onerosas tarífas
interiores que deblitaban la industria interna. Insistía en que los aranceles debían distinguir siempre entre
producto primario y bienes elaborados, en que la mercancía importada debía pagar siempre más cargas que
las manufacturas del país y en que los impuestos interiores debían eliminarse. Tambíen proponía que la
creación de una armada fuerte, con sus barcos construidos, armados, y equipados en arsenales reales era un
requisito previo para la expansión del poder armado de la corona. Otro autor se destacó en este periodo: José
de Campillo y Cosío, quien compuso un programa de reformas dirigidas a organizar el sistema de comercio y
el gobierno. Para él las medidas debían de situarse en América, puesto que la falla estaba en la
administración colonial. Propone 3 medidas: incorporar de una vez por todas a las comunidades indígenas a
través de las tierras vacas; eliminar el monopolio de Cadiz y con el, el sistema de flota y galeones; y convertir
a los territorios americanos en merca de la península. Las dos últimas medidas fueron implementadas por
Carlos III. Propuso también argumentos para la vuelta a las prácticas de visitas generales, a la que seguiría la
implementación de intendencias permanentes.
América era vista como la solución, era un mercado potencial para estimular su producción; la idea era que
América proveyera a Europa de materias primas y alimentos y consumiera los productos manufacturados de
España. Por esto fue que en 1778 se promulgo un Reglamento de Comercio Libre que autorizaba el tráfico
entre una serie de puertos americanos y peninsulares, a la vez que desarticulaba el antiguo sistema
monopólico de flotas y galeones. A partir de las reformas borbónicas se incrementaros los impuestos, se
eliminaron ciertas exenciones y se hicieron más estrictos los controles en la recaudación. La centralización
política ayudó a que los impuestos se cobraran eficientemente.
El mayor logro de la nueva dinastía fue la creación de un estado absolutista y burocrático, que era el
principal instrumento de la reforma. En el ambito político y administrativo la primer medida fue la creación de
nuevo Virreinatos ( el de Nueva Granada en 1739, y el del Río de la Plata en 1776) cuyo objetivo era
fortalecer el poder de la monarquía. Otra medida, de gran importancia, fue la división del territorio en
intendencias, que debían reemplazar las jurisdicciones de los gobernadores y corregidores. Esta organización
en base a intendencias es copiada de Francia. Primero se aplica en España y recién en 1782 aparece en
América. La figura del intendente da cuenta de una peculiar estratégia política: descentralizar, para
centralizar. Sus funciones eran recaudar los impuestos, dirigir el ejército, la promoción de obras públicas y el
fomento general de la economía. Los intendentes controlaban a sus subditos sin mediaciones. Aparece
también otra figura: la del ministro, que representa un apliación en las áreas de poder. Son 5 las secretarías:
Estado, Justicia, Hacienda, Guerra y Armada e Indias. Éstos son responsables ante el rey y detentan un
saber especializado por el cual deben desarrollar sus ideas pensando reformas que mejoren la situación
española. Los borbones cambian la concepción de poder: las cuotas de poder que se han cedido por la venta
de cargos, deben ser recupuradas. Al suprimier esta venta de cargos, y asignándo a los funcionarios un
sueldo que les permitía vivir sin incurrir en prácticas ilegales, se concentraba el poder y se reforzaba el control
ejercido por la Corona. Los bobones tenían confianza en el éxito estaría dado por funcionarios neutros y
sujetos a una carrera administrativa. Los funcionarios peninsulares comenzaron a ocupar los cargos más
altos mientras que los criollos fueron perdiendo poder en las instituciones como ayuntamientos o cabildos.
La Corona se propuso reducir las facultades de los demás sectores con el fin de centralizar la toma de
decisiones. Entre estos sectores, figuraban las instituciones eclesiásticas, en especial las órdenes religiosas.
La Compañia de Jesus, había sido muy útil en un comienzo como un baluarte frente al avance portugues,
pero luego adquirieron tanto poder que comenzaron a representar un reino dentro de otro reino. Por lo tanto,
en 1767 se expulsó a los jesuitas de todos los territorios pertenecientes a España.
Con respecto al control metropolitano sobre América, lo que implicaba reorganizar el sistema militar, los
Borbones intentaron crear un ejército profesional. Enviaron peninsulares bien remunerados a América,
destinaron recursos para modernizar el armamento y las instalaciones militares y crearon nuevas bases
navales. Los regimientos coloniales mantenidos permanentemente en pie se formaban a partir del
reclutamiento local. La mayoría de los alistados eran americanos nativos y una buena proporción de la
oficialidad desde capitan hacia abajo eran criollos. Existían también las milicias, que en ocaciones eran
fuerzas eran más reales sobre el papel que en la práctica.
El objetivo de las reformas se cumple muy limitadamente: no permiten a España transformarse en la
metrópoli industrial de unas colonias orientadas a las exportaciones primarias. Esto no se debe
específicamente a las reformas comerciales sino que se debe mas bien a las limitaciones del renacimiento
ecnómico de España en el S XVIII que no permiten hacer de ella, pese a las ventajas que el nuevo régimen
mercantil le confiere, un rival serio para Inglaterra o Francia. Con este amplio plan de reformas, muchos
intereses se vieron afectados. Las elites locales, que controlaban los cabildos, vieron disminuido su poder en
facor de la Corona y sus funcionarios; Los comercianes, beneficiados con el sistema de comercio monopólico,
se prejudicaron con la liberación mercantil; el cobro más estricto de los impuestos generó malestares y
protestas; la llegada de burócratas peninsulares irritó a los criollos, porque los mejores puestos eran
reservados para los europeos; la expulsión de los jesuitas implicó la perdida de autoridad por parte de la
Iglesia. Estas reformas, generaron tensiones que serían algunas de las causas del estallido de las revueltas y
rebeliones.
Antes de explicar, concretamente, este ciclo de revueltas y rebeliones es necesario explicar el reparto de
mercadería forzosa. Este reparto fue un mecanismo empleado por el corregidor desde el siglo XVII pero
legalizado recién en 1751. El motivo por el cual se institucionalizó esta práctica, fue que era necesario para
involucrar al corregidor dentro de la estructura económica colonial, asignándole un papel clave en la
producción local y en la distribución regional de nativos y bienes importados. Pero también fue una respuesta
a la necesidad de fomentar un mercado interno capaz de apoyar a la expansión minera, ampliándolo a los
productos europeos. Pero no solo productos españoles sino también americanos fueron distribuidos por este
sistema, lo que implicaba que el corregidor transfería de una provincia a otra producciones que en la
segunado escaseaban. El reparto funcionaba como un sistema de endeudamiento capaz de garantizar al
corregidor una fuerza de trabajo permanente, pues forzaba a la población indígena a comprar bienes
europeos y nativos al crédito, y a precios inflados; obligándoles después a trabajar en las haciendas o en los
obrajes y a entregar el excedente de su producción para así cancelar la deuda generada. El corregidor, por un
lado distribuía tejidos a las comunidades indígenas, y por el otro recogía lana como pago en especie,
probabablemente con el fin de abastecer de materia prima a los obrajes. El círculo económico era bastante
amplio y bien sincronizado. No sólo se generaron conflictos entre los campesinos y el corregidor, sino también
entre éste y otros sectores económicos como los arrieros, los artesanos y los eclesiásticos. Sectores que se
oponían al sistema de reparto. El conflicto con arrieros y artesanos estaba dado por el hecho de que el
reparto fue el instrumento a partir del cual el corregidor extraía de ellos un excedente; en cierta forma, fueron
incluidos en el sistema. Los conflictos entre corregidores y curas se intensificaron puesto que ambos luchaban
por el trabajo y el excedente indígena. Los curas parecen haber actuado de igual manera que los corregidores
al retener excedetnte y propiedades personales de aquellos que mostraban estar imposibilitados de pagar las
ceremonias religiosas y los sacramentos. Cuando los campesinos no podían pagar sus repartos, el cacique
tenía que asumier la deuda a nombre de la comunidad. A partir de ésto, se comenzó a distorcionar la elección
del cacique y cada vez más, los indios elegian a sus caciques en base a su poder económico. En otro casos,
también los caciques fueron elegidos por el propio corregidor. Es por esto que las revueltas que tuvieron lugar
después de la legalización del reparto no sólo eran contra los corregidores sino que también contra los curas
doctrineros, que eran acusados de exigirles a los indios servicios personales no remunerados y de cobrar
honorarios y obvenciones por servicios religiosos que debieron haber sido gratuitos.
Durante el siglo XVIII se produjeron en el Virreinato de Perú, y en otras localidades también, una serie de
revueltas y rebeliones, iniciando con un ciclo de cuatro décadas de revueltas que posibilitaron un movimiento
de mayor envergadura, el que conformaría una rebelión. Según la autora O'Phelan Godoy es, ante todo,
imprescindible establecer la diferencia entre lo que serían una revuelta y una rebelión. Una revuelta social se
presenta normalmente como un alzamiento de breve duración, espontáneo, local, restringiéndose en términos
de espacio a una doctrina o un pueblo específico. Es motivada por un estímulo directo y está sujera a un fácil
control por parte de las autoridades españolas. Su presencia es más de orden cotidiano que coyuntural. Las
revueltas reflejaron las contradicciones generales existentes entre la población colonial y las diferentes
autoridades locales. Una rebelión, en cambio, alcanza una mayor permanencia temporal, teniendo
connotaciones regionales, estando en condiciones de propagarse a varias doctrinas, corregimientos o incluso
provincias. Responden a un plan mínimo de organización y coordinación, que en muchas ocasiones está
sustentado por comunicados, editos o programas políticos. Son provocadas por una coyuntura rebelde. Su
estallido se produjo en areas sensibles a una mayor acumulación de contradicciones por razones de la
naturaleza de la polación actividad económica o circuitos comerciales. La complejidad radica en atacar al
sistema colonial en su conjunto, es decir, el ataque no involucra una autoridad concreta sino que es más bien
dirijido contra las instituciones y autoridades en bloque.
Esta autora establece una tipología para organizar las revueltas, diferenciando los incentivos y la autoridad
contra la cual se produce el levantamiento. También se distinguen los mecanismos de protesta y los
comportamientos. Inicialmente marca cuatro tipologías y en un segundo momento agrega una quinta. Esta
tipología, que en principio tiene vigencia para los acontecimientos en el area andina, también la tiene para las
otras regiones, con algunas variantes. Las revueltas sociales registradas para el siglo XVIII fueron numerosas
e involucraron tanto al norte como al centro y sur del Vierreinato peruano. Es importante destacar que en la
realidad este sistema funcionó con relativa flexibilidad, combinandose en algunos casos características de
mas de uno de los tipos señalados, normalmente cuando la autoridad atacada ejercía más de una actividad.
Las revueltas antifiscales fueron las más frecuente durante el siglo XVIII. Las que se levantaron contra el clero
y los caciques no representativos, ocurrieron con menos frecuencia.
a.) Revueltas antifiscales. Eran dirijidas contra el aparato fiscal montado para drenar a varios niveles el
excedente producido en las colonias: tributos y numeración de tributarios, reparto de mercaderías, impuestos
con que se gravaban las transacciones comerciales, son algunos ejemplos. El blanco de las agrsiones fue el
corregidor, quien estaba encargado de censar la población tributaria y cobrar los tributos y repartos. La
conducta adoptada por los sublevados consistió en cercar la casa del corregidor, destruir cierta
documentación y saquear y quemar los símbolos representativos de la autoridad civil, facilitándo, además, la
fuga de los presos de las Reales Cárceles. Paralelamente se organizaba la persecusión del corregidor, quien,
si no tenía suerte de huir, era eventualmente herido o muerto. El ataque era en general, de índole masivo. El
encarcelamiento del cacique era un recurso muy utilizado por la autoridad civil en caso de incumplimiento en
la cancelación de tributos y repartos. De ahí que e muchas revueltas se promoviera el asalto a cárceles y la
subsecuente liberación de los presos locales.
Caso: Huamanchuco, en 1756, cuyo objetivo fue claramente dirijido contra el empadronamiento de
tributarios que se acababa de efectuar, extranyéndosele al juez revisitador la revista antigua y la numeración
tirada del pueblo.
b.)Revueltas anticlericales. Estallaron contra los curas doctrineros. Sus raices son complejas. En algunos
casos estuvieron determinadas por conflictos previos, como resultado de los cuales las comunidades
levantaban acusaciones contra sus curas de estarles expropiando tierras y aguas y apropiando la fuerza de
trabajo gratuitamente; en otros casos los curas eran denuncaidos por estar negociando con el cobro de
obvenciones o derechos parroquiales. El ataque al clero fue por lo general menos frontal y menos violento
que en las revueltas antifiscales. Esto se puede explicar por el hecho de que los clérigos, al tener cargos más
prolongados, en cierta forma se integraban a la comunidad y su presencia resultaba familiar. Además, las
investiduras sacerdotales fueron un recurso utilizadp para imponer respeto y guardar distancia. Los
mecanismos de protestas, por lo tanto, respondieron fundamentalmente a desconocer los preceptos de la
doctrina cristiana. Los insurrectos oprtaron por dejar de asistir a misa y confesarse, negándose al pago de
obvenciones a riesgo de dejar a los niños sin bautismo y de incumplir con el sacramento del matrimonio. Esta
actitud derivó del desencanto que les produjo comprobar la inconsistencia que existía entre lo que los clérigos
les predicaban en la Iglesia y los abusos a los que se sometían a las comunidades en la práctica. En muchos
casos, el clero llegó al extremo de utilizar la administración de los sacramentos como recurso para tener
acceso a las propiedades y el trabajo campesino.
Casos: En 1771, los pobladores indios y mestizos de Contumazá se declararon abiertamente contra su
cura Fray Manuel Ochoa, dejando de asistir a la doctrina; preferian vivir amancebados y enterrados que pagar
tanto derecho parroquial que consideraban injusto. En la revuelta que estalló en Simbal, en 1761, se llegó a
pedir la destitución del clérigo. Esta revelión estubo dada por los indios forasteros, los cuales, a diferencia de
los indios originarios, estaban obligados al pago en especies de las "primicias".
c.) Revueltas contra la elite indígena. Estos levantamientos se suscitaron contra los caciques, quienes
además de pertenecer a la elite indígena por linea de sucesión, constituyeron la principal autoridad étnica
local durante la época colonial. Reflejan el hecho de que las comunidades pudieron observar un proceso de
asimilación de la cultura occidental y status-quo colonial en el que se vieron inmersos los señores étnicos.
Indiscutiblemente los caquiques eran una pieza clave de la maquinaria fiscal por su intervención en la
recolección de tributos y su responsabilidad de completar la cuota del reparto. Numerosos caciques operaron
como aliados o instrumentos del corregidor, en detrimento de sus propias comunidades. Luego de la
legalización del repartimiento forzoso de mercancías, los corregidores intesificaron su interés en contar con
un cacique cooperador en el cobro del repartimiento y que estuviera en posicione de responder
economicamente ante cualquier desajuste en la couta del mismo. La estructura cacical entró en un estado de
descomposición, agudizándose las rivalidades entre los aspirantes al cargo, creñandose verdaderas
facciones en apoyo de ambos y prescipitándose las revueltas. La descomposición de esta estructura se
aceleró debido a los abusos que cometieron los caciques a niverl de la actividad física y la sobreutilizacion de
la mano de obra comunal. Las manifestaciones en este tipo de revueltas se dieron en términos de que las
comunidades bajo su control se negaron a rendirles obdediencia ty se abstuvieron de prestarles servicios
personales, desconociendo de esta manera su autoridad. Las revueltas se produjeron o bien contra los
caciques identificados como agentes del corregidor, o bien contra el nombramiento de un candidato que no
estaba respaldado por la comunidad.
Caso: En 1771, en Churunguna, los indios presiguieron al cacique nombrado por el corregidor, intentando
darle muerte.
d.) Revueltas contra la administración de los centros productivos coloniales. Este tipo de levantamiento se
ubica a nivel de los obrajes y las minas. Ambos estuvieron en manos de propietarios o arrendatarios privados
y emplearon una mano de orba mixta: criollos, mestizos, indios, mulatos; que bien se asentaban en el centro
productivo o bien se desplazaban temporalmente desde los poblados adyacentes al centro productivo, en
calidad de jornaleros libres o bajo el sistema de mita. Estas revueltas estuvieron principalmente motivadas por
cambios en el funcionamiento de los centros productivos en cuanto a los métodos de producción y política
frente a sus operarios. Algunos brotes de rebeldía se suscitiaron como resultado de los conflictos existentes
entre los mayordomos del centro y los operarios del mismo; también la intención de disponer en forma
arbitraria de la mano de obra y emplearla en tareas ajenas a la naturaleza de su trabajo ocasioó serio
enfrentamientos. La conduca que adoptáron los rebeldes consistió en negarse a seguir trabajando,
paralizando la producción. Este abandono al trabajo era complementado con violentos ataques al
administrador y/o sus mayordomos y con el saqueo e incendio de las instalaciones del centro productivo en
conflicto.
Caso: en 1777 el centro minero de Casapalca se vio conmocionado; los trabajadores de la mina
concurrieron a la casa del minero chapetón Cubero con el fin de mantarlo, saqueando sus propiedades. Esto
fue producto de que Cubero encarceló a uno de sus herreros que se negaba a trabajar, argumentando que no
se le había pagado el salario.
e.) Revueltas por toma de tierras. Generalmente se presentaron a dos niveles: por enfrentamientos entre
dos comunidades que litigiaban por la posesión de una misma parcela de tierras o por conflictos entre las
comunidades por un lado y los propietarios de haciendas por otro. En el segundo caso, el eje de argumento
era el despojo de tierras de que había sido objeto la comunidad. Obviamente, el caso más frecuente fue el
segundo. La conducta adoptada por los insurrectos consistió en ocupar fisicamente las tierras, tomando así
posesión de ellas. La toma de tierras podía ser violenta o estar más bien determinada por el traslado masivo
de gente y ganado, quienes se instalaban en el territorio en litigio. En muchos casoso estos pleitos quedaron
a nivel de juicios entre las partes interesadas y sólo en contados casos trascendieron al palo de las revueltas.
Caso: En 1799 Don Manuel de Cáceres denunció como vacas ciertas tierras situadas en el valle de
Nepeña, provocando la abierta oposición de los indios del común de Nepeña, quienes decían que dichas
tierras les pertenecían.
El levantamiento encabezado por el cacique Túpac Amaru en las localidades de Tinta y Cuzco debe ser
considerado como el movimiento de masas de mayor envergadura que sacudió el sur andino durante el siglo
XVIII, por lo tanto, esta agitación que comenzó en 1780 debe ser catalogada como rebelión. Este movimiento
de tal envergadura sólo fue posible en el sur andino debido a que ésta fue la región donde se concentraron
las contradicciones coloniales. Estas provincias estuvieron sometidas a la mita de Potosí y al reparto, cuyas
presiones económicas eran considerables. A esto hay que añadir que en esta región se concentraba la masa
de tributarios más alta del Virreinato.
La rebelión no fue un movimiento aislado, sino que estuvo situado dentro de un complejo contexto de
revueltas menores, que de forma desarticulada pero insistente confluyeron en el Virreinato del Perú durante el
ciclo preparatorio de los años 70, reflejando que existían condiciones para que se generara una rebelión de
mayor alcance. La rebelión de 1780 fue entonces la culminación de un ciclo de revueltas menores. En una
rebelión de estas dimensiones, es necesario que confluyan más de una variable. Este movimiento no fue sólo
en respuesta al sistema de reparto forzoso, pues este factor, aisladamente, hubiera sido incapaz de hacer
posible las alianzas que efectivamente surgieron y de provocar un movimiento cuya expansión alcansase los
límites de la gran rebelión. Las causas de esta coyuntura rebelde están dadas por un conjunto de medidas
fiscales que se hallaban incluidas en el plan de las reformas borbónicas: la creación de Aduanas en el circuito
comercial Cuzco-Potosí; el aumento de la alcabala y su nuevo sistema, la ampliación del tributo, el control
sobre el impuesto a la vajilla y la numeración de artesanos. Si bien el movimiento comenzó ante un estímulo
fiscal, a medida que se fue desarrollando, el ataque de las masas rebeldes derivó hacia las autoridades en su
conjunto. El programa sobre el que se levantaron, en ningún momento implica un movimiento independentista
o una ruptura con Europa. Las medidas que sirvieron de estímulo, envolvian, de una manera u otra, a
distintos sectores de la población colonial. Por esto tanto indios, zambos, mestizos, mulatos, como criollos e
inclusive españoles fueron captados por la causa rebelde. Decir que la rebelión de Túpac Amaru fue una
rebelión indígena, es por lo tanto incorrecto. Sin embargo, el nivel de participación de los distintos grupos
dentro de la rebelión no fue el mismo. Tampoco fue igual en todo el proceso, ya que la rebelión no fue
uniforme; estuvo atravesada por dos fases.
La primer fase, la fase cuzqueña, fue la que encabezó el cacique Túpac Amaru. Partió desde Tinta,
expandiendose hacia las provincias bajo peruanas y la región del Collao. La segunda fase, fase aymará, que
se inició luego de la prisión del cacique, fue dirigida conjuntamente por tres personas. Durante esta eapa, se
materializó el apoyo de las tropas aymaras, las cuales, bajo la conducción de Túpac Catari, hicieron posible el
avance hacia el Alto Perú. Ambas etapas del movimientos se caracterizaron porque tanto Túpac Amaru como
Túpac Catari apelaron al apoyo de sus familiares más cercanos, asignándole cargos de confianza dentro del
movimiento. Otro punto de coincidencia está dado por el hecho de que en ambas fases se observa una
presencia significativa de arrieros y viajantes vinculados a las rutas comerciales del sur andino.
Los contrastes entre ambas fases estan dados principalmente por la composición social del movimiento, la
factibilidad de la alianza con los sectores criollos y los mecanismos de aprovisionamiento. La fase cuzqueña
tuvo elementos elitistas dentro de su esquema de dirigencia. Si bien el apoyo del sector indígena fue masivo,
su participación en la esfera de las decisiones fue muy limitada. En cambio, los criollos y españoles que se
vieron envueltos en el movimiento tuvieron una situación privilegiada al asignárseles tareas dentro de las
esfera de las decisiones. La población indígena acataba las órdenes de criollos y caciques. La fase aymará,
por el contrario, presentó una dirigencia principalmente en manos de indios y mestizos. En lo respectivo al
aprovisionamiento de recursos necesario para la manutención de las tropas rebeldes, Túpac Amaru, que
formaba parte de la elite indígena, estuvo en condiciones de solicitar a los caciques vecinos que les
proporcionaran víveres. En cambio, Túpac Catari, al ser un indio común, optó por promover una legión de
indios con el propósito de que consiguieran soldados y provisiones. Y por último, con respecto a las alianzas
con los criollos. En la primer fase, Túpac Amaru, estaba en posición de relacionarse con los sectores criollos
cuzqueños quienes lo ayudaron en la etapa temprana del movimiento. Durante la segunda etapa, el apoyo
criollo se fue debilitando, registrándose numerosas deserciones criollas. En este momento se desarrolló un
sentimiento anti-hispánico e inclusive anti-criollo, que se manisfestó en los enfrentamientos contra todo
blanco.
Si como alzamiento fue un fracaso, como advertencia sobre los riesgos de una política de reforma en una
sociedad y un órden político de extrama fragilidad resultó más eficaz.

La segunda mitad del siglo XVIII en Hispanoamérica insinúa los síntomas de una profunda mutación en el
mundo de los valores que conlleva el movimiento que ha dado en llamarse “Ilustración”. La Ilustración se
ubica como un cambio cultural que revaloriza el individuo. Anteriormente la persona no es individuo, sino
miembro de un cuerpo social. La primacía del individuo está sujeta a la razón. La razón estaba ligada a la fe;
en la modernidad se separa al mundo de la razón y al mundo religioso. En el marco de la modernidad, surgen
nuevas sociabilidades que se caracterizan por la asociación de individuos de orígenes diversos para discutir
cuestiones del orden económico, político o social. Nace así, la opinión pública moderna, resultado de la
discusión y del concenso de los miembros. Estos individuos, pertenecen a una elite media, con acceso a
lectura y se nuetren del pensamiento de la Ilustración. Este punto es fundamental en este proceso, el
nacimiento de un público lector permite la creación de un clima de debate, extendiendo las ideas
concerinientes al escepticismo religioso, la crítica social y las reformas.
A partir de estos cambios en la mentalidad, se concibe la formación de un mundo moderno que se distingue
fuertemente con el antiguo régimen. En los paises de Europa se da una transición de un régimen a otro, que
puede ser progresiva o discontinua. El antiguo régimen presenta como forma de gobierno a la monarquía; en
la que el origen del poder deriva de Dios y está dado por un pacto de sujeción; la soberanía es regia; la
república se concibe como un conjunto y los individuio están naturalmente unidos entre sí; las relaciones son
jerárquicas predeterminadas y no dependen de la voluntad del individuo; y la sociedad se presenta en
pirámides de comunidades políticas para las cuales hay leyes particulares. En la modernidad, el gobierno está
dado a partir de sistemas políticos representativos; para los cuales su origen es el contrato social voluntario
que se traduce de la ley; la soberanía es popular; la república es el producto de la asociación voluntaria
donde todos los individuos son iguales; los vínculos son revocables y voluntarios; y la sociedad se presenta
en forma homogénea e igual ante la ley.
Guerra analiza los casos de España y Francia; estos paises tuvieron el paso a la modernidad a través de
una revolución, mientras que otros paises como Inglaterra lo hicieron por una vía evolutiva. La diferencia está
dada a partir de las crisis políticas que se producen en el S XVII en casi todos los países de Europa. Al
concluir, se definen dos tipos de relaciones de poder: victoria del poder del rey (Francia y España) o victoria
definitiva del Parlamento (Inglaterra).
Las elites culturales en Inglaterra, participaron en el ejercicio del poder gracias a instituciones
representativas de tipo antiguo, por lo que el proceso de individualización va a provocar una modernización
progresiva de estas instituciones. En Francia y en España, en cambio, las elites totalmente alejadas de la
participación del poder por el olvido o la decadencia de las antiguas instituciones representativas, no
participan en él por derecho propio. Surge así el deseo de revolución, en el que se planta un tipo ideal de
sociedad. Mientras la sociedad real se presenta en cuerpo y estamentos, con una jerarquía, cuya comunidad
política es productora de la historia y el poder está fundado en la tradición o la providencia; la sociedad ideal
está compuesta de individuos, iguales, la comunidad política es resultado de la asociación y el poder está
fundado en la voluntad de los asociados.
La Revolución Francesa consiste, entonces, antes que en la aparición de actores nuevos en la vida social y
política, en una revolución cultural que hace posible la creación de la política y la aparición de estos actores.
Es una mutación cultural en las ideas, en el imaginario, en los valores, en los comportamientos. La revolución
es pedagógica, porque el pueblo no es todavía el pueblo ideal. Debe ser considerada como el resultado de
una serie de prácticas colectivas realmente creativas. Los revolucionarios franceses encontraron su
inspiración en los modelos de ciudad-estado griega y de la república romana, perpetuados dentro de la
tradición política occidental por los historiadores de la antigüedad clásica y los escritores republicanos. Estos
modelos encarnaban la participación activa y constante de los ciudadanos en las decisiones políticas y su
profunda identidad con los valores colectivos de patriotismo, honor y virtud. Sin embargo, grandes sectores de
la población que participaron en el movimiento, habían tenido escaso o ningún contacto con estas ideas.
Las elites modernas y las tradicionales mantienen un lenguaje politico común que refiere a imaginarios
diferentes. Para las elites modernas, la libertad se asocia con los individuos ante la ley; la nación representa
un pueblo homogeneo asociado por voluntad; y la constitución es un pacto social, un texto donde se vuelcan
las bases de este pacto. En cambio, las elites tradicionales conciben la libertan en relación al monarca,
mantener sus privilegios; la nación es un reino cuya realidad heterogénea es producto de la historia; y la
contitución es el conjunto de tradiciones de los pueblos.
Guerra establece una tripolaridad entre a. Absolutistas, partidarios de conservar la monarquía y el modelo
del antiguo régimen; b. Modernos, partidarios de la soberanía del pueblo y una constitución inspirada en la
francesa; y c. Constitucionalistas históricos, inspirados en el modelo Ingles, la reforma de la monarquía y la
instauración de un sistema constitucional mediante la restauración de antiguas Cortes. A y B comparten la
imagen del poder como relación binaria y las tentativas de homegeneización social. A y C concuerdan en los
fundamentos históricos de la sociedad y en el imaginario de una sociedad formada por estamentos. B y C
concuerdan en el rechazo del poder absoluto y en la necesidad de una representación de la sociedad.
En España, el grupo de reformadores borbónicos que impulsa las reformas forma parte de una elite que
dirige una mirada crítica hacia su propia sociedad y busca introducir innovaciones que permitan debilitar las
estructuras jerárquica y corporativa que caracteriza al universo social hispanoamericano. Consecuencia de
esto va a ser la difusión en América del repertorio de ideas ilustradas difundidas fundamentalmente por los
funcionarios ilustrados enviados por la Corona. Las elites hispanoamericanas se apropian de ese repertorio
intelectual con el objetivo, no de romper el vínculo colonial, sino de encontrar herramientas teóricas que les
perrmitan fundamentar sus reclamos por una mejor inserción en el sistema.
Tanto Guerra como Chiaramonte proponen que la hipótesis según la cual los principios proclamados por la
Francia revolucianaria habían provocado, al atravesar el Atlántico, la Independencia de Hispanoamérica, es
totalmente insostenible. Las ideas francesas están muy lejos de ser la únicas ideas de Independencia, y el
pensamiento ilustrado iberoamericano no surge como una idea antimetropolitana, surge más bien ligada al
absolutismo. No existe una relación de identidad entre Independencia e Ilustración, porque en América, no
hay escritos referidos a la política, hay un vacío. Tampoco existe gran variedad de textos respecto de los
social. La crítica ilustrada es en ralación a la economía. El pensamiento ilustrado iberoamericano se interesa
en los aspectos económicos que se discutían en Europa (filósofos y economistas sobre la cuestión de donde
surgen las riquezas, y propuestas para la búsqueda del enriquecimiento). La elite se apropia de ciertas ideas
europeas y defiende sus intereses, por lo que se desarrollan teorías que contienen factores de distintas
fuentes tomadas de modo oportunista. Chiaramonte también plantea que la ilustración iberoamericana es
totalmente distinta del la europea. Sin embargo, propone que existe una huella del pensamiento europeo del
siglo XVIII en el pensamiento iberoamericano. Habla de una consolidación entre las ideas y pensamientos
modernos con los de la Ilustración. Esta transición esta moderada por tres factores que limitan la introducción
de nuevas ideas: el dogma de la Iglesia, la Monarquía (única forma de poder) y la filosofía escolástica.
El proceso de Independencia. Su pensamiento político.

Los enfoques tradicionales han visto a las independencias hispanoamericanas como el estallido de una
gradual acumulación de tensiones que desembocarían inexorablemente en la ruptura política. Estos
abordajes son propios de la segunda mitad del S XIX. Este esquema clásico interpreta las independencias a
partir de 4 factores: los abusos del régimen colonial (impuestos, imposibilidad de representación, etc.); las
influencias de la literatura ilustrada francesa; los ejemplos de sociedades oprimidas que se liberan del yugo
de la dominación (EEUU y Francia) y las referencias a los precursores, es decir, buscar en el siglo pasado
ejemplos de resisitencia que se conectaron con la Independencia. Chaunu critíca este abordaje por 3
razones: es prestado, reproduce el modelo de independencia de norteamérica; es demasiado simple en el
análisis de la composición social, hablar de la elite criolla deja de lado el 80% restante de la población, y no
da cuenta de la variabilidad de espacios y tiempo. Sin embargo rescata dos factores de este modelo: por un
lado, el complejo de frustración de los criollos, sobre todo por la falta de posibilidad de participar en las
asambleas, que a partir de las reformas borbónicas fueron dominadas por peninsulares; y por otro lado,
rescata el hecho de que el pensamiento ilustrado tuvo cierta influencia, pues si bien se recibió en modo
desigual, en alguno lugares fue de gran impacto.
La historiografía mas reciente ha puesto el énfasis en la crisis intitucional hispánica producida tras la
invasión de los ejércitos napoleónicos, que se desarrolló en 1808 y a partir de las abdicaciones de Bayona.
Éstas fueron las renuncias sucesivas de los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII al trono de España en
favor de Napoleón Bonaparte. Esta crisis presentó dos factores: uno externo con la invasión Napoleónica y
otro interno debido a un proceso de degeneración propio. La metrópoli, incapaz de hacer frente a los desafíos
económicos y políticos que la nueva coyuntura le impone, deja en evidencia su fragilidad institucional, las
dificultades para ejercer el control efectivo y la desigualdad en las alternativas ofrecidas a Hispanoamérica
para que permanezca fiel a España.
El conflicto en la península afectó inmediatamente a América ya que dependía de España todavía. Entre
1808 y 1810 se dio un proceso de formación de juntas, que tuvieron como objetivo reasumir el poder
soberano que había quedado vacante frente a la ausencia del rey. El rasgo más llamativo de este momento
fue la simultaneidad y similaridad con la cual se produjeron los procesos políticos en Hispanoamérica y
España. Se produjo en todos los lugares de América, la misma reacción de lealtad al rey Fernando VII, que se
encontraba cautivo por Napoleón. A medida que llegaban las noticias a las provincias americanas, empezaron
los levantamientos contra los franceses. Esta reacción es llamativa, por varias razones: no tenía precedentes
y el origen del movimiento fue popular, ya que la mayoría de los integrantes de las elites ya habían aceptado
a los franceses. Sin embargo, la formación de juntas en América no es igual en todos lados. La acefalía del
poder central es una certeza para la Nueva España desde el principio y contribuye a explicar la reunión de
juntas preparatorias para un Congreso de Nueva España. En América del Sur, al contrario, las noticias de las
abdicaciones, de los levantamientos, y de la formación de la Junta en Sevilla, que se autocalifica como
Suprema de España e Indias, llegan casi al mismo tiempo, lo que impide la formación de juntas.
A partir de esto podemos inferir dos factores de gran importancia. Por un lado, la sociedad americana
posee una difusión bastante amplia de las noticias, lo que permite la transmisión al pueblo de la opinión
pública. Otra característica que va a ser fundamental en este primer período es la exaltación patriotica que
muestran los individuos. El patriotismo estaba basado en valores antiguos como la fidelidad al rey y la
defensa de la religión, las constumbres y la patria.
Desde un primer momento se plantea un conflicto: ¿Quién gobierna? y ¿En nombre de quién? A partir de
entonces surgen argumentos del tipo pactista. Los vínculos recíprocos que existen entre un rey y el reino no
pueden ser rotos unilateralmente. Si el rey desaparece, el poder vuelve a su fuente primera: el pueblo. Este
tipo de argumentación, que impone teorías pactistas, implica una ruptura con la teoría absolutista. A partir de
entonces la política se abre a todo tipo de actores.
En 1809, nació la Junta Central en España; que resolvía el problema de la unicidad del poder, por lo que
fue aceptada tanto por España como por América; pero su legitimidad era precaria, ya que sólo se
encontraban en ella representantes españoles; lo que comenzó a generar descontentos en Amércia, al ver
que dicha junta obviaba su representación. Sin embargo, se llevó a cabo la convocatoria de Cortes Generales
y la elección de diputados que representarían a los territorios hispanoamericanos. Debido a esto, el 22 de
enero se dió a conocer un Decreto por el cual se llamó a los americanos a elegir vocales para la Junta
Central. A pesar de la convocatoria, este Decreto proclamaba la igualdad de representación que era negada
en el mismo momento de su enunciación pues se razonaba en términos de "colonias" y "factorías". La
desigualdad se hizo notar con una gran mayoria de diputados españoles contra una precaria minoría en
representación americana. Sumado a esto también apareció la idea de una regeneración de la Monarquía
ligada al deseo de una reforma social y política que finalice con el despotismo.
La sucesión de los acontecimientos expuestos, terminó con el fidelismo americano para dar inicio a la
ruptura con España, la cual caracterizará los años siguientes y finalizará con los deseos de conseguir la
Independencia. América sigue la evolución ideológica de la Península y pasa de un patriotismo hispánico
unánime y exaltado a una explosión de agravios hacia los peninsulares, que son la causa de una ruptura que
es ya casi irreversible.
En España, se lleva a cabo un debate entre absolutistas ilustrados, constitucionalistas históricos y
revolucionario liberales; en la que se discute acerca de la convocatoria de las Cortes, su composición, la
manera de deliberar y de votar, y sus poderes. Aprovechando la crisis de la Junta Central que resulta de una
serie de fracasos militares, la alianza entre los constitucionalistas históricos y los revolucionarios conduce a
un decreto de 1809 según el cual se reestablece la representación legal y conocida de la Monarquía en sus
antiguas Cortes.
Finalmente, se forma la Corte de Cadiz en 1810, y dos años más tarde se establece una constitución de
carácter liberal, que establecía una monarquía institucional. Estaba inspirada en la Constitución Francesa:
ortogaba amplios poderes a las cortes, reducía el papel del rey al poder ejecutivo, proclamaba la soberanía
popular, decretaba la libertad de prensa y expresión y abolía la inquisición. Esta constitución es aceptada por
todos lo pueblos como forma de representación local. En 1814, Fernando VII es liberado y derrota a
Napoleón. Produce una restauración del absolutismo, dejando sin efecto la Constitución de 1812, lo que
provoca recelos tanto en América como en la península. Recién en 1820 se produce en España una
Revolución Liberal que obliga al rey a prometer fidelidad a la Constitución que había dejado sin efecto.

Cuando estallan los movimientos separatistas, hacia 18010-1811, es necesario precisar que en ningún
caso se trata de conflictos entre colonias y metropolis, por una razón simple: la metrópoli estaba ausente
desde hacía 15 años y no estará presente hasta 1814-1816. Las guerras llamadas de Independencia, en
realidad eran guerras civiles de América en donde se oponían elementos fidelistas y elementos patriotas. En
las luchas de Independencia surgen dos movimientos: una burguesía europeizante que pretende liquidar el
pasado colonial y precolombino e integrar las regiones de América Latina en las corrientes del comercio
internacional en expansión y por otro lado, un núcleo de fuerzas que tiende a romper la estructura de
dominación impuesta por el régimen colonial, busca incorporar a las masas indígenas en el cuadro político
social y definir una personalidad cultural autónoma.
Los movimientos separatistas triunfan inmediatamente en el Rio de la Plata y en Venezuela no ceden sino
por una presión intensa del ejército español. Estos son los dos sectores más maduros, donde desde hacía
tiempo la presencia de España no era sino virtual. El movimiento separatista finalmente vence en Chile, pero
con ayuda extranjera. Fracasa en méxico, donde los movimientos políticos radicales de Hidalgo y de Morelos
sucumben ante las fuerzas federalistas, a la cabeza de las cuales se destaca Iturbide. En lo que concierne al
núcleo del eje central andino, no se mueve.
Los años 1810-1817 permiten medir el alcance muy limitado de las fuezas secesionistas y su
insignificancia, que sin las connmociones provocadas por la invasión napoleónica le hubieran asegurado al
Imperio largos años de permanencia. Es a una segunda ola que América debe lo que se denomina su
Independencia. En casi todas las partes la idea de la ruptura une a las mayorías criollas inmediatamente
después de la Revolución Liberal de 1820 en la península ibérica.

INDEPENDENCIA DEL RIO DE LA PLATA


Para el período en que estalla la crisis institucional en España, El Río de la Plata presentaba una
característica particular: la presencia de un ejército convocado sobre la estructura de la milicia urbana. La
invasión de los ingleses en 1806 reveló la fragilidad del orden colonial debido tanto al pasivo comportamiento
de las autoridades como a la ineficiencia del ejército para la defensa por la escacez de tropas regulares y la
falta de milicias locales eficientes. Para hacer frente a la ocupación inglesa, se organizaron por primera vez
cuerpos milicianos voluntarios integrados por los habitantes de Buenos Aires. Este ejército se convirtió
rápidamente en regular para evitar posibles invasiones posteriores. Aunque las autoridades españolas no
ofrecieron resistencia alguna a los invasores, los criollos no estaban dispuestos a una nueva dominación. En
la primer invasión, el virrey Sobremonte optó por retirarse al interior conduciendo las Cajas Reales, pero los
depósitos militares cayeron en manos de los ingleses y el tesono real se perdió en Luján. Esta conducta del
virrey deterioró su imagen y provocó que en agosto de ese año un Cabildo Abierto delegase el mando militar
en Liniers, quien había reunido tropas irregulares en la campaña de Bs As, y entregase a al presidente de la
Audiencia los asuntos de gobierno y hacienda. Finalmente, en 1808 Linies es nombrado virrey del Rio de la
Plata.
La constitución de un nuevo ejército de origen miliciano, de base totalmente local y de componente
mayoritariamente nativo (regimiento de patricios y hústares de Pueyrredón), otorga a la elite una nueva base
local de poder, y a la plebe criolla una presencia en la esfera pública y una representatividad de la cual hasta
entonces no había gozado; de lo que resulta la instauración de un nuevo canal de comunicación entre la elite local
y la plebe urbana. La creación de milicias, con su reclutamiento voluntario, modificó el equilibrio de poder en Bs As, porque con este
nuevo canal de comunicación, la elite local se vió permitida de una intervención en los asuntos públicos a partir del recurso de la
movilización social. La elección de sus oficiales por parte de la propia tropa ofreció una oportunidad de progreso a hombres que, sin
fortuna y sin formación militar, gozaban de prestigio entre los milicianos. Además, se acrecentó el costo local de la administración y
se volcó en Bs As una masa monetaria que en el pasado se dirigía a España, lo que produjo una transferencia de recursos del Estado a
la plebe urbana criolla. Este grupo estaba ligado a Cornelio Saavedra. De él, no se podría prescindir tanto para
defender la legalidad del régimen colonial como para asegurar la emergencia de un nuevo régimen
revolucionario. La real intención no era consultar la voluntad del pueblo, sino utilizar la movilización y la
indignación de la población para poder llevar a cabo sus intenciones, como por ejemplo, la destitución de
Sobremonte.
El otro grupo que emergió es el de la militancia revolucionaria, que surgue de un pequeño grupo de
intelectuales filofranceses que discuten en reducidos círculos y en el marco de nuevas formas de
sociabilidad. Tenían como ideal hacer al pueblo sujeto real de la acción política; por eso asumió la
representación de un pueblo que era un principio abstracto más que un actor concreto. La posibilidad de
concreción de sus ideales estaba ligada a una explícita exclusión de los sectores populares. Afirmaban que
como el pueblo era ignorante, debía ser ilustrado por esta elite para que así pudieran defender sus derechos.
Estaba ligado a la figura de Mariano Moreno.
La dimisión de Fernando VII no sólo provoca una crisis intitucional en España, sino que también coloca al
Imperio americano en una coyuntura política revolucionaria. Cuando la desparición del rey dibuja al poder
como un espacio vacante, las elites locales entran junto con la burocracia colonial en esta inusitada
competencia por el poder. Bajo los epítetos de morenistas y saavedristas, debe buscarse los grupos que
buscaban dirigir la política revolucionaria. La oposición entre estos dos grupos marcará dos caminos de la
política del Río de la Plata durante la primera mitad del siglo XIX. Para los saavedristas, la acción guerrera
debe ser considerada como manifestación de pertenencia a la comunidad política y el sujeto de soberanía
está dado en la figura del ciudadano-soldado. No es la Voluntad General del pueblo la que otorga legitimidad
al ejército revolucionario, sino la guerra misma que define al sujeto depositario de la soberanía. Frente a un
ejército que se identificaba con la Patria y la Revolución, la militancia revolucionaria buscaba generar sus
propias bases de poder a partir de una práctica y un discurso que formaban una moral civil creadora de una
nueva sociedad, en el marco de la cual única y exclusivamente podía expresarse la verdadera Voluntad
Popular Soberana: la acción política debe ser discursiva (la palabra). El soberano es el individuo ciudadano y
la legitimidad está dada por el concentimiento.
En 1809, una delegación del Cabildo se dirigió al Fuerte para exigir la renuncia del virrey Liniers, al mismo
tiempo se organizaba un tumulto popular en la Plaza Mayor al grito de "Junta como en España". Este
movimiento fue conocido como la asonada de Álzaga. Liniers ofrece su dimisión, aunque no acepta la
formación d euna Junta. El comandante Saavedra, al mando de Patricios y Andaluces, declaró su firme
oposición a la destitución del virrey. Si bien el Cabildo fue en esa coyunyura derrotado, los vencedores
reafirmaron sus vínculos con la legalidad monárquica y se juró fidelidad a la Junta Central de Sevilla, en su
calidad de única depositaria de la sobaranía del rey cautivo. Frente a esto y con intención de aplacar los
ánimos, la Junta Central nombra a Cisneros como virrey, quien intentó tomar medidas conciliadoras.
Se mantiene una situación de status quo hasta que el 14 de mayo de 1810 llega a Buenos Aires un buque
ingles con peródicos cuya fecha alcanzaba el 24 de febrero, en los que se daba cuenta de la Junta central de
Sevilla, último bastión del poder español. El virrey Cisneros tuvo que reconocer la nueva situación y publicar
un bando el día 18 en el que pedía que todo quedara como hasta entonces para evitar días tormentosos. Al caer la Junta
Centra, caen también las figuras por ella designadas. Al conocerse la caída de Sevilla y la disolución de la Junta Central, se convocó a
Cabildo abierto para el 22 de mayo, en donde se suspendió a Cisneros y el 23 se formó una junta presidida por el antiguo virrey. El 25
de Mayo de 1810 se formó una nueva junta, la primera pre sidida por un americano. Desde este período en adelante, el
ejército funcionará, junto con el cabildo de Bs As, como órgano representativo de la voluntad del pueblo.
La legitimidad del nuevo poder que surge de las jornadas de mayo de 1810 no parece estar en discusión.
Se invocó el concepto de reasunción del poder por parte de los pueblos, concepto que remite a la doctrina del
pacto de sujeción de la tradición hispánica por el cual, una vez caducada la autoridad del monarca, el poder
retrocierte a sus depostitarios originarios: los pueblos. La historigrafía se ocupó extensamente del vínculo
entre Ilustración e Independencia. Los puntos de vista se dividieron entre quienes sostenían que la
Independencia fue el resultado de la influencia de lsa escolástica española del S XVI y quienes afirmaban que
derivó de la filosofía política del S XVIII, en particular del Contrato Social de Rousseau. Sin embargo, en lugar
de un conjunto de ideas claras y distintas que habría orientado a las elites políticas, nos encontramos fente a
diferentes tradiciones, lenguajes ilustrados y formas de vocabulario que afloran a veces en corespondencia,
otras muy ajenas, a las prácticas políticas inauguradas por la Independencia. Las tradiciónes fueron utilizadas
por las elites conforme a la posibilidad de justificar sus actos. En los artículos de La Gaceta de Buenos Aires,
redactados por Mariano Moreno, se pueden vislumbrar estas tensiones: "La verdadera soberanía del pueblo
nunca ha consistido sino en la voluntad general del mismo; que siendo la soberanía indivisible, e inalienable
nunca ha podido ser propiedad de un hombre sólo; y que mientras los gobernados no revistan el carácter de
un grupo de esclavos o de una majada de carneros, los gobernantes no pueden revestir otro que el de
ejecutores y ministros de las leyes, que la voluntad general ha establecido". En esta frase, se hace referencia
a la teoría rousseauniana. Por el contrario, hace referencia a la segunda escolástica cuando plantea que "la
ratihabición de la Junta Provicional pudo conseguirse por el consentimiento tácito de las provincias, que le
sucediese; y también por actos positivos con que cada pueblo pudo manifestar su voluntad, sin las
dificualtades consiguientes al nombramiento y remisión de sus diputados".
Entre 1810 y 1820, la Revolución se enfrentó con dos grandes cuestiones: una vez iniciada, ella se
confunde con la guerra de Independencia. Pero, al mismo tiempo, se desarrolla sobre la trama de la oposición
entre la tendencia centralista de Buenos Aires y las tendencias de autogobierno de las demás ciudades. El
proceso revolucionario sólo puede ser entendido en la medida en que sea analizado en relación con las bases
sociales y políticas del nuevo poder, la guerra de Independencia, y la cuestión de la soberanía. Comprendió
dos períodos: el primero abarcó los años que van de 1810 hasta 1814 y está marcado por los fracasados
intentos por parte de los morenitas de asociar la lucha de la Independencia a la construcción de un nuevo
orden; el segundo, de 1814 a 1820, se caracterizó por el conservadorismo político del gobierno del Directorio.
En el primer período se sucedieron 5 gobiernos: Primera Junta (mayo a diciembre de 1810), Junta
Provicional Gubernativa o Junta Grande (enero a septiembre de 1811), Junta Conservadora (septiembre a
noviembre de 1811), Primer Triunvirato (septiembre de 1811 a octubre de 1812) y Segundo Triuvirato (octubre
de 1812 a enero de 1814).
Saavedra se impuso como presidente de la Primera Junta, mientras que Moreno se constituyó en primer
secretario. Las desavenencias políticas y personales entre ambos no tardaron en aparecer para configurar
dos tendencias opuestas. El nuevo poder se caracterizó or una indefinición en cuanto integrantes y objetivos
que se refleja negativamente en la dirección de sus actos. Las nuevas autoridades invitaron a los pueblos de
Interior a participar de las primeras deliberaciones de Buenos Aires, en calidad de nuevos titulares legítimos
del poder. La circular de la Primer Junta de gobierno convocó a las ciudades interiores, pero encargó a sus
Cabildos la elección de los diputados. Pero el ejercicio de la soberanía suscitaba un conflicto mayor en el
seno mismo de las provincias del Virreinato. Dentro del unitarismo porteño, el centralismo se contituyó como
dominante durante la primera década revolucionaria. El problema consistió en que esta tendencia no pudo
conciliarse con la fórmula empleada por la Primera Junta para convocar a las provincias y pueblos del
Virreinato.
La iniciativa política de incluir a las provincias en la Junta se acompaña de una inicitaiva militar. Se
emprenderían expediciones militares al norte y al Paraguay. Pero el poder revolucionario encuentra límites a
su expansión. El bloqueo al puerto de Bs As pr los marinos españoles de Montevideo, los ataques armados al
gobierno de Paraguay y la creciente oposición mostrada por los españoles en las ciudades del interior,
condujeron a la Junta a tomar medidas a consecuencia de las cuales se destituyeron todos los miembros del
Cabildo de Bs As. Moreno pidió a las ciudades interiores que siguieran intensificando las medidas en contra
de los realistas.
En base a una versión popular de que Saavedra pensaba coronarse como rey, en diciembre de este año,
Moreno publica un decreto de supresión de los honores que el presidente de la Junta conservaba aún del
depuesto virrey, estableciendio una absoluta igualdad entre todos sus miembros. La situación creada por la
incorporación de los delegados de las provincias, más adictos a Saavedra que a Moreno, produjo un
aplazamiento de la reunión del congreso, que debía establecer la futura forma de gobierno, y el alejamiento
definitivo de Moreno.
Ante la muerte de Moreno en altamar, se constituye, en marzo de 1811, la primera agrupación que
explicitamente se organiza para participar en la vida pública. Estas reuniones de patriotas, conocidas como
"club morenista" instituyeron un espacio público a partir de una asociación informal que logró generar una
nueva fuente de poder político: la opinión pública. Cuando Moreno dispone el cese de las funciones públicas
de los españoles europeos, se acelera su ruptura con Saaverdra. En respuesta, el gobierno revolucionario
reaccionó reprimiendo al club morenista y prohibiendo reunión. Frente a las decisiones que este grupo iba
tomando y su clara oposición al gobierno de la Junta, Cornelio Saavedra decide tomar medidas ordenando el
allanamieno del Cafe de Marco en el cuál fueron apresados 80 jóvenes. Esta primer represión tuvo un efecto
contrario al esperado, pues contribuyó a consolidar el grupo, que reaunudó sus reuniones adquiriendo un
carácter más combativo. Se mantuvo el grupo de presión cuya acción se limitaba a generar descontento a
través de la difusión de pasquines adversos al gobierno. La oposición sistemática al gobierno de Saavedra
terminó por desencadenar las jornadas del 5 y 6 de abril en que son expulsados de la Junta Grande los
morenistas que aún permanecían en ella.
La derrota sufrida por las tropas criollas en el Alto Perú produjo un grave golpe para el poder del gobierno:
minado su prestigio, la partida de Saavedra para el norte en auxilio de las tropas, constituyó la ocasión
esperada por el Cabildo para reemplazarlo por un Triunvirato. Los dipitados de los pueblos pasaron a
conformar una Junta Conservadora de la Soberanía, que poco tiempo después fue disuelta por los triunviros.
Para este momento, Saavedra no contaba con las mismas bases de poder que le habían dado tanto prestigio
luego de las invasiones inglesas. Esto se debe a que la Primera Junta había dispuesto que las milicias
urbanas se incorporasen al ejército regular.
El Primer Triunvirato no tuvo mejor éxito que su predecesor. En enero de 1812 se produce la
reorganización formal del grupo morenista, que parece estar vinculada a la figura de Monteagudo, quien inicia
una acción propagandística en contra del gobierno. Se constituye la Sociedad Patriótica, donde aparecen
muchos integrantes del grupo del café de Marcó. Sus relaciones con el gobierno fueron difíciles, pero el
gobierno sólo podía optar por una política de control. Las organización tenía objetivos bien claros: reafirmar el
espíritu revolucionario de mayo de 1810, declarar la independencia y promulgar una constitución. Querían
ilustrar al puebo, crear un espíritu público, dirigir la opinión y fomentar el patriotismo. Las acciones discursivas
y patrioticas eran conscebidas como una suerte de pedagogía, a través de la cual el aprendizaje de la nueva
moral cívica modificaría la naturaleza del hombre esclavo en hombre virtuoso y libre. La organización de la
Logia político-militar Lautaro implicó una perpetuación de la Sociedad Patriótica Literaria y una ruptura radical
con su proyecto de acción política. Esta organización secreta abandonó el recurso de la opinión pública como
medio de control y acceso al poder y se tranformó en un instrumento de dominación política, reduciendo el
papel del ejército a su función puramente profesional, e identificando la emancipación de la Voluntad del
Pueblo Soberano con la acción de este reducido grupo de intelectuales y altos oficiales del ejército que
otorgan un rumbo revolucionario a la política de gobierno.
El 8 de octubre de este año, bajo la presión de la Sociedad Patrótica el ejército depuso al gobierno y
constituyó el Segundo Triunvirato para retomar la línea impulsada por los morenistas. La iniciativa política
más importante de este período fue la reunión de la primera Asamblea Constituyente rioplantese en 1813.
Ésta represeta en parte el triunfo de la línea esbozada por Moreno, pues en la fórmula de su juramento queda
excluida la fidelidad a Fernando VII y se declara la independencia de toda autoridad eclesiástica existente
fuera del territorio. Dispone también la libertad de prensa, la libertad de vientre, la extinción del tributo, la mita,
el yaconazgo y el servicio personal, la supresión de los títulos de nobleza y la eliminación de los mayorazgos.
Sin embargo, la independencia no es declarada y ninguno de los proyectos de constitución presentados por
sus diputados fueron aprobados.
En marzo de 1812 habían desembarcado en Bs As un grupo de oficiales criollos formados en los ejércitos
peninsulares, que impulsaron una nueva reforma en la organización militar rioplatense. Dentro de este grupo
se destacaron San Martín y Alvear; ambos consideraban que el esfuerzo militar debía servir más a una causa
americana que local. Alvear desplaza a San Martín de las armas oara convertirse en jefe de la Logia Lautaro y
director supremo del Estado, luego de un pasaje breve por este cargo, recientemente creado por la Asamblea,
de Posadas. En 1814 parecía dispuesto a negociar el fin de la Revolución mediante un retorno a la
obediencia al rey de España o aceptando el protectorado británico, pero la entrega de la Banda Oriental al
nuevo jefe de los orientales, Artigas, terminó de socavar su prestigio en Bs As. A la caída de Alvear, había
seguido una etapa de profunda crisis en el seno de la Elite porteña, que parecía haber perdido su rumbo.
El denominado Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica comenzó sus
reuniones en marzo de 1816 y designó como nuevo director supremo a Pueyrredón En este nuevo contexto
resurgieron distintas alternativas para salvar la Revolución, dentro de las cuales los proyectos monárquicos
ocuparon un lugar importante. Pero el pueblo se oponía a cualquier solución de este tipo. Lo fundamental de
este Congreso fue la declaración en junio de 1816 de la Independencia de la Provincias Unidas en
Sudamérica y la afirmación de la voluntad de investirse del alto carácter de una nación libre e independiente
del rey Fernando VII, sus sucesores y la metrópoli. En 1819 el texto constitucional de carácter centralista
propuesto por el cuerpo representativo es rechazado por los pueblos y el Congreso se disuelve.

INDEPENDENCIA DE VENEZUELA
En Venezuela, el proceso revolucionario se intala en una sociedad atravesada por una multiplicidad de
tensiones: esclavos y propietarios, blancos y pardos, comerciantes exportadores y economía de subsitencia y
circulación interna. No obstante, la revolución independentista va a ser siempre conducida por la elite criolla,
la que sólo ante la necesidad de ampliar las bases sociales del movimiento irá ensayando estrategias que
apunten a incluir las demandas de otros sectores.
Hasta los últimos años del régimen colonial, la aristocrácia criolla no vio alternativa a la estructura de poder
existente y aceptó el dominio español como la más efectiva garantía de la ley, el orden y la jerarquía. Entre
1797 y 1810, su lealtad se fue erosionando por las cambiantes circunstancias. Frente a la inestabilidad
española, los criollos comenzaron a pensar que su preemiencia social dependía de conseguir su inmediato
objetivo político: tomar el poder en exclusiva y no compartirlo con los representantes de la metrópoli.
En julio de 1808 llegan a Caracas las noticias de la conquista francesa de España. Frente a esto, un grupo
de dirigentes criollos presentó una petición para el establecimiento de una junta independiente que decidiera
la posición política de Venezuela. La Junta Central en España tomaba decisiones que los americanos
consideraban que no estaban sujetos a aceptarlas. El 19 de abril de 1810 el cabildo se reunió
independientemente de las autoridades españolas y se le unieron criollos revolucionarios. Convirtieron el
cabildo en un nuevo gobierno de Venezuela, la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. Esta
junta representaba los intereses de la clase dominante criolla, pero esta clase estaba dividida entre
conservadores, que querían un gobierno autónomo bajo la Corona española y radicales, que pretendían una
inmediata ruptura con España. En un principio los conservadores fueron mayoría, quienes prohibieron la
entrada al revolucionario Miranda. Éste y Bolivar eran dirigentes de un pequeño grupo radical que exigía la
independencia absoluta. Operaban dentro de la Sociedad Patriótica, una organización fundada en 1810 para
el desarrollo de la agricultura y ganadería, pero que pronto se transformó en un club político.
La Independencia se declaró el 5 de julio. Esta primera etapa, que incluye la Primera República o
República Boba (1810-1812) se caracteriza por la implementación de un repertorio de medidas liberales que,
si bien conducen al dictado de una constitución que sigue el modelo de EEUU, alejan a pardos y esclavos del
movimiento. La constitución de 1811 establecía la libertad, la igualdad, la propiedad y la seguridad. El
reconocimiento jurídico de la propiedad incluye a hombres mantenidos en relación de esclavitud, y elimina la
posibilidad de capturar ganado a quienes no tengan títulos de propiedad sobre la tierra; y la igualdad legal era
reemplazada por una desigualdad real basada en el sufragio. Algunas de las medidas que se tomaron fueron:
la abolición de los derechos de exportación, la libertad de comercio, la proscribición de la trata de esclavos y
las elecciónes con derecho a sufragio restringido a los adultos que poseyeran cierta cantidad de dinero en
propiedad nobiliaria. Estas medidas perjudican tanto a los esclavos, como a los llaneros de las regiones
interiores próximas al río Orinoco, quienes luchaban del lado Español, con lo cual la elite criolla se bloquea a
sí misma la posibilidad de contar con apoyos por fuera de su clase social, y consucentemente resulta muy
fráfgil ante los embates del poder realista. Esta primer República se vio estorbada por la estructura social de
la colonia. Los realistas combatían por el antiguo orden, los independentistas combatían por la supremacía
criolla y los pardos y esclavos luchaban por su propia liberación. De este modo, hubo diversos movimientos
que se enfrentaron y explotaron mutuamente, lo que creó las circunstancias propicias para la restauración del
poder real.
La oposición realista se centró en Coro. En marzo de 1812 Monteverde, al mando de la tropa realista,
avanzó desde esta localidad con refuerzos procedentes desde Puerto Rico y reconquistó toda Venezuela
Occidental. La República reacción frente a esta situación nombrando a Miranda como comandante en jefe
con poderes dicatoriales; pero Miranda fracasó por su falta de ideas y de resolución, no pudiendo contener la
marea realista. Miranda abrió negociaciones con Monteverde y capituló el 25 de junio de 1812.
Durante su dictadura militar, Monteverde no benifició demasiado a España. Enajenó la legítima burocracia
española y ultrajó a los realistas moderados por su avaricia y crueldad. Esta contrarrevolución preparó su
propia destrucción: forlaceió la formaciñon de una conciencia nacional entre las víctimas criollas, y demostró a
esclavos y pardos que el realismo no tenía nada para ofrecerles. Los esclavos se rebelaron, los pardos
conspiraron en un vano intento de derribar la dictadura y los llanerlos insurgentes, junto con peones y otros
grupos marginados, continuaron sus acciones guerrilleras. Entre todos estos grupos se proporcionó una
fuente de reclutas para las fuerzas republicanas cuando los líderes patrióticos renovaron la lucha.
Bolivar era un producto de la aristocracia criolla, nacido de una de las familias más ricas y poderosas,
propietario de haciendas y plantaciones, y de un gran número de esclavos; pero superaba a su clase en
conocimiento. Su educación liberal aumentó su innato idealismo y abrió nuevos horizontes a su mente, en
particular a las virtudes políticas inglesas y al pensamiento de la Ilustración europea. Estas influencias
confirieron a su pensamiento una calidad intelectual y una riqueza rara entre los americanos. También se
distanciaba de su clase por su agudo sentido político. Por esto, vio que la estrategia de la emancipación tenía
que cambiar. No se podría lograr la victoria sin un gran apoyo popular. Bolivar ofrece libertad a aquellos que
se unan a la causa patriótica; y aunque no logró un apoyo de masas para la emnacipación, al menos aumentó
la estrecha base de la primera República.
Bolivar era demócrata y creía que los gobernantes deberían ser responsables ante el pueblo; sin embargo,
no era tan idealista como para imaginar que América etaba preparada para la democracia pura. Al analizar las
razones del fracaso de la “primer república”, plantea que residían en la adopción de una constitución mal
adapatada para el carácter de la gente, excesivamente tolerante para con el enemigo y mal dispuesta a
reclutar las fuerzas militares. Además de la incompetencia financiera para la emisión del papel moneda, el
fanatismo religioso que desencadenó el terremoto y el faccionalismo que subvirtió a la república desde dentro.
Entre mayo y agosto de 1813, en una serie de acciones relámpago libertó cuatro localidades. Su victoria
fue tan completa que pudo entrar en Caracas el 6 de agosto y establecer una dictadura en la práctica.
Mientras tanto, Mariño, un caudillo menor del este, dirigía la liberación de Cumaná. Venezuela volvió a estar
en manos de los patriotas.
En la Segunda República, de duración efímera (1814), Bolívar, ya lider indiscutido del proceso
revolucionario, implementa la política de “guerra a muerte a los españoles” que persigue el objetivo de
consolidar una identidad americana como fundamento de la Independencia. La guerra de liberación de
Venezuela fue cruel, desrtuctiva y total. Las atrocidades fueron cometidas por ambas partes. La revolución se
consolidó gracias a la expulsión de Monteverde de la base realista de Puerto Cabello y más victorias en el
este y el oeste.
En el sur, aparece un nuevo dirigenre realista que azotaba la revolución: Boves, quien estaba al mando de
los embates los llaneros. En 1814 dirigió sus hordas montadas contra la república y derrotó las feurzas de
Bolívar y Mariño. Continuando su progresión hacia el norte, entró en Valencia en julio y 6 días después ya
estaba en Caracas, extendiendo el terror y el crímen. Si bien fue muerto en una batalla en el este el 5 de
diciembre, él y sus llaneros habían destruido la segunda república. A finales de 1814, lo único que quedaba
de la revolución era un núcleo de resistencia guerrillera. Evidentemente, las bases de esta segunda república
no eran más extensas que las de la primera.
Tras la restauración en España de Fernando VII, en 1814, se restaura el absolutismo. Al año siguiente, se
envía a América una impresionante expedición armada al mando de Morillo. El destino original era el Rio de la
Plata, pero fue cambiado en favor de Venezuela, desde donde Nueva Granada podría ser reconquistada. En
mayo de 1815 Morillo entró en Caracas para “perdonar, recompensar y castigar” y en julio se dirigió hacia
Nueva Granada, donde en una rápida en implacable campaña, completó la reconquista en octubre de 1816.
Este año fue el más negro de toda la revolución en Venezuela, y en América. Sin embargo, la
contrarrevolución que se impuso como un violenta reconquista, terminó siendo contraproducente.
En 1815, Bolivar fue a Jamaica, donde escribió la Carta de Jamaica, una crítica al sistema colonial
español, al fracaso revolucionario y una expresión de esperanza para el futuro. En diciembre de ese año,
Bolívar deja Jamaica por Haití. El presidente de esta República le dio una ayuda importante a cambio de la
sola promesa de que el libertador dejaría en libertad a los esclavos de Venezuela.
La primera invasión del continente en agosto de 1816 fue un rotundo fracaso; pero una segunda
expedición en diciembre de ese año inauguró lo que Bolívar denominó el tercer período de la República.
Bolívar tenía que luchar en dos frentes, con rivales de dentro y contra realistas de fuera, contra los civiles que
no gustaban de su militarismo y militares que discutían sus estrategias. Entre sus antiguos comandantes, el
caudillo republicano Piar era el más peligroso: en parte por su capacidad militar y en parte a que, siendo
pardo, su ambición estaba coloreada por una aguda conciencia de clase. Piar ya había comenzado a expulsar
a los realistas de Guayana cuando Bolívar se une en 1817. Cuando los realistas se alejan de la provincia,
Piar, conspirando contra Bolívar, intentó colocarse como la cabeza de la población de color y establecer
contracto con el movimiento separatista de Mariño en el este. Por esto, fue capturado, juzgado y fusilado.
Bolivar reconoció la necesidad de fusionar las rebeliones de criollos, pardos, esclavos y llaneros en un gran
movimiento; buscó ampliar las bases sociales del movimiento ofreciendo tierras y permisos para cazar a los
llaneros, y la manumisión a los esclavos que acepten integrar el ejército patriota. Se comienza a desplegar
entonces un curso exitoso para la Independencia: los llanero se pasan a la causa revolucionario, y los
esclavos, si bien no se enrolan masivamente en el ejército patriótico, son neutralizados con una medida que
intenta mostrar que la revolución tiene algo para ofrecerles. El problema de la raza, sin embargo, no fue
resuelto facilmente. La estructura tradicional del ejército republicano fue transformada, y, mientras los criollos
conservaban el control militar y político, los pardos tenían mayores oportunidades para progresar en los
cargos públicos y los estratos superiores. En cuanto a los esclavos, si bien Bolívar era abolicionista, la
aristocracia venezolana no había abrazado la causa patriótica para desprenderse de sus propiedades, por lo
que los esclavos fueron desapareciendo gradualmente de la guerra.
En 1817 Morillo vuelve a Venezuela y situa a sus fuerzas a lo largo de las provincias andinas. Habían para
ese momento varios frentes patriotas: Bolívar en Guayana, Mariño en Cumaná, Rojas en Maturín, y Paéz,
caudillo republicano de los llaneros, en el valle de Apure. Bolivar consiguió que Paez se pusiera bajo su
mando, porque la república le ofracía a los llaneros algo más que el saqueo: tierras.
Desde Angostura, Bolivar organizó la república y planificó la liberación de Venezuela. Su discurso de
Angostura está impregnado de una especie de asolutismo ilustrado, por cuanto incita a la abolición de la
esclavitud y la distribución de las tierras. Recomendaba una constitución similar a la británica pero hacía
hincapié en que la constitución debía basarse en las condiciones de los americanos. Proponia un poder
legislativos con dos cámaras, una de representantes elegidos, mientras que la otra hereditaria. El poder
legislativo no debía usurpar lo que pertenecía al poder ejecutivo. Éste era poderoso y centralizado,
prácticamente un rey con nombre de presindente. El poder judicial sería independiente. Añadía un cuarto
poder: el poder moral. Esta idea era típica de su búsqueda de la rectitud pública, la bondad y la ilustración.
Desde agosto de 1818 Bolívar se dedicó a la liberación de Nueva Granada. En Venezuela la revolución
estaba en punto muerto, por lo tanto, podría atraer a Morillo desde Venezuela y, si la operación tenía éxito,
volver a la patria desde una posición de fuerza y con gran poder de combate. Tras varias batallas ganadas,
Nueva granad fue liberada, los realistas fueron dispersados y sus tropas americanas incorporadas al ejército
republicano. La victoria de Nueva Granada foraleció la posición de Bolívar en dos frentes: dentro de la
república y contra los realistas. En 1819 el Congreso de Angostura decretó la unión de Venezuela y Nueva
Granada en la república de Colombia.
El mando español sufrió un segundo golpe: la revolución liberal española de 1820. Se le ordenó negociar
con los patriotas sobre la base de un reconocimiento del gobierno constitucional en España. Aunque no se
consiguió un acuerdo entre Morillo y Bolívar, se firmó un armisticio que legitimó la lucha; terminó con la guerra
a muerte y obligó a España a reconocer la existencia del nuevo estado de Colombia.

INDEPENDENCIA DE MÉXICO
El factor que le da un carácter singular a la Independencia de México es la irrupción de las masas en la
escena política mexicana, caracterizada como insurgencia. Este aspecto aporta un grado de violencia y
radicalidad que va alejando gradualmente a los criollos de la causa reolucionaria. Para explicar, entonces,
esta proceso de independencia es importante reconocer la estructura social de Nueva España.
A partir del Reglamento de Comercio libre, el grupo exportador comerciante había logrado consolidarse
como el sector económico dominante; y su prestigio social sólo había podido compararse con el del sector de
producción con el que mantenía las más estrechas ligas: los grandes propietarios de minas. Mineros y
comerciantes exportadores formaban el grupo económicamente hegemónico en la última época de la colonia.
Dentro de este grupo, no había oposición entre criollos y peninsulares, porque intereses económicos los
unían. El proceso de concentración de tierras en manos de unos cuantos hacendados criollos aumentaba; los
latifundistas constituían un grupo que en su mayoría vivía de las rentas de sus propiedades rurales. Estos
comienzan a tener mayor participación por el crecimiento de los mercados internos. La Iglesia tenía una
función económica: era la fuente de financiamiento y funcionaba como un banco agrario del cual dependían
los latifundistas. La burocracia política había aumentado considerablemente a partir de las reformas
borbonicas y adquierían mayor poder. En este último grupo dominaban los peninsulares. En la base de la
pirámide social se ubicarían los mestizos, indios y negros.
Dentro de la elite, tendían a diversificarse cada vez más lo intereses de dos sectores distintos. De un lado,
los grupos que se habían convertido en hegemónicos y que estaban ligados de cerca al sistema de
dependencia: mineros, comerciantes exportadores, burocacia política. Del otro, los sectores interesados en
promover un mercado interno: Iglesia, hacendados, comerciantes de provincia y el incipiente grupo industrial.
A principios del S XIX había en Nueva España un grupo importante de “letrados” y criollos, dedicados a la
abogacía, la administración o la cura de las almas y entregados a la lectura de las obras teológicas y
jurídicas. Este grupo formaba un elite intelectual unida por una insatisfacción común y acaparaba un arma
terrible: la Ilistración. Por otro lado, el pueblo trabajador, constituido por indios y castas, base de la pirámide
social, sólo compartían una extrema miseria.
En el año 1808 una serie de sucesos inesperados en la historia de los reinos hispánicos, manifiesta la
debilidad del imperio y la posibilidad de cambios. Ante el vacío de la monarquía, se revela dónde reside
verdaderamente la nación española: los ciudadanos libres. En España, estos útimos forman, juntas
provinciales para guardar la soberanía en ausencia del monarca y liberar el país de los franceses. Mientras
tanto, en América se mantiene la misma estructura de poder que ha regido durante trescientos años. El virrey
y la Real Audiencia son los representantes legítimos de la Corona. Pero sin embargo, surge la pregunta
¿estando ausente el soberano, en que se funda ahora el orden colonial?
En Nueva España, dos partidos antagónicos dan diferentes respuestas. El primero tiene su portavoz en la
Real Audiencia y recibe el apoyo firme de los funcionarios y grandes comerciantes de origen europeo. Para
ellos, la sociedad entera debe quedar fija, sin admitir ningún cambio. El segundo grupo, es más complejo y
matizado. Se manifiesta en uno de los cuerpos donde los criollos acomodados y de clase media tenían su
mejor baluarte: el ayuntamiento de la ciudad de México. Éste percibe el cambio de la situación y comprende
que por fin se podrá hacer un cambio en la organización política. Y propone al virrey Iturrigaray la
convocatoria a una junta de ciudadanos que gobierne en el interregno y guarde la soberanía a Fernando VII.
Con respecto a la soberanía, este grupo acepta el derecho de Fernando VII a la corona, pero introduce una
idea que cambia el sentido de su dominio: la soberanía le ha sido otorgada al rey por la nación, de modo
irrevocable. Se invoca entonces la doctrina del pacto social; según la cual, cuando el rey está imposibilitado
de gobernar, la nación vuelve a asumir el ejercicio de la soberanía. En el cabildo está la verdadera
representación popular, ya que se reconocen dos autoridades legítimas: la del soberano (rey) y la del
ayuntamiento, aprobada y confirmada por aquél.
El virrey Iturrigaray convoca a una junta amplia, a la que asisten los miembros de los cuerpos en disputa y
altos dignatarios de la Iglesia y otros funcionarios. Se oponen dos tendencias. La Real Audiencia (Francisco
Lizana) propone que la junta debe ser representativa de todas las clases, con ministros de justicia, delegados
del clero, de la nobleza, de los hacendados, de los propietarios de minas, etc, en número total de 18, más dos
representantes del estado general y dos diputados del ayuntamiento. En este programa, la oligarquía
dominaría. El Cabildo (Primo de Verdad) propone que la junta debería estar constituida fundamentalmente de
diputados de todos los cabildos, seculare y eclesiásticos, aunque también deberían estar representados otros
grupos sociales y autoridades superiores al gobierno. En este programa, dominaría la clase media.
En septiembre de 1808, un grupo de conspiradores dirigidos por Gabriel de Yermo, rico hacendado
español, da un golpe de estado. Prenden y destituyen al virrey Iturrigaray y convocan a la Real Audiencia, que
nombra nuevo virrey a Pedro Garibay. Éste nuevo virrey, en espera de Fernando VII, reconoce la Junta
Central de España y suspende todos los proyectos de reforma. A partir de entonces, la Real Audiencia
gobernará con mano fuerte. Después de unos meses en el gobierno, la Junta Central decide su destitución y
nombra a Francisco Lizana como virrey. Lizana sigue una política conciliadora y trata con suavidad a los
criollos. Evita persecuciones e intenta apaciguar los ánimos. Oidores de la Real Audiencia y comercianes
conspiran de nuevo contra el arzobispo-virrey y logran su destitución en enero de 1810. Su sustitución por
Venegas llegará el 25 de agosto y la Real Audencia vuelve a gobernar con mado fuerte.
El golpe de Yermo y la posterior destitución de Lizana tiene un efecto contrario al intentado; obligan a
radicalizar la actitud de los criollos. Los criollos comienzan a ver que los comerciantes monopolistas y los
minero de Zacatecas son los verdaderos beneficiarios del golpe de Yermo. Los primero caudillos del
movimiento posterior de independencia no dejrán de señalar este acto arbitrario de los europeos como la
causa inmediata de la revolución. Desde entonces se agudiza la oposición ya antigua entre criollos y
gachupines. El golpe hace que los criollos ya no puedan participar en política, por lo que comienzan a creer
que las vías de reformas están cerradas y comienzan a acudir a medios violentos.
En los primeros meses de 1810 empiezan a llegar noticias que vuelven a inquietar a la sociedad
novohispana: la ocupación por tropas francesas y la insurrección en varias ciudades de América del Sur. En
abril se forma la junta de Caracas, en mayo la de Buenos Aires, en julio la de Santa Fe de Bogotá y más tarde
la de Quito. Todas manejan ideas similares a las que sostuvo el ayuntamiento de México en 1808; pero en
Nueva España, después del golpe de Yermo, la fuerza política del ayuntamiento es nula y el grupo dominante
mantiene un sólido control de la situación. Por eso, si los criollos desean triunfar, se van a ver obligados a
despertar a otras clases sociales hasta entonces al márgen.
En la conspiración de Querétaro, se reunen varios criollos. Los más importantes son Hidalgo y Allende,
cuyos proyectos son similares a los del ayuntamiento de 1808. Esta conspiración es descubierta y queda sólo
un recurso que Hidalgo va a utilizar: en la villa de Dolores llama en su auxilio a todo el pueblo, libera a los
presos y se hace de las armas de la pequeña guarnición local. El movimiento da un vuelco, la insurrección ya
no se restringe a los criollos letrados. Este levantamiento que es conocido como el Grito de Dolores, se
proclamaba en defensa de la religión, conservación de los derechos del rey cautivo e invocando a la vírgen de
Guadalupe como protección de la revolución.
A partir de este momento, las grandes masas trabajadoras y sectores subalternos entran en escena. Al
llamamiento de higalgo responden centenares de campesinos de las aldeas vecinas a Dolores. En
Guanajuato, a los campesinos armados se unen los trabajadores de la ciudad: mineros, la plebe e indios. La
masa de revolucionarios asalta la plaza y deguella los europeos. A medida que avanzan, se van formando
grandes columnas rudimentariamente armadas. Los intentos de Allende por introducir en ellas orden y
disciplina son inútiles. Cerca de la capital, las tropas españolas enviadas desde México hacen frente a la
turba, pero luego de una sangrienta batalla, los restos de la guarnición tienen que huir a México en espera del
asalto final. La revolución parecía al filo del rtinunfo, pero la multitud insurgente había sufrido grandes
pérdidas, estaba agotada y carecía de pertrechos. Por esto, Hidalgo decide no atacar y reorganizarse. En
este momento, se dividen en dos frentes: Allende marcha a Guanajuato y Hidalgo a Villadolid. Mientras tanto,
la plebe se comienza a levantar en varias ciudades del norte y centro, y aparecen también destacamentos
guerrilleros que actúan por su cuenta.
Esta revolución poco tiene que ver con los ideales de reforma de 1808. Por su composición racial se trata
de una rebelión campesina a la que se unen los trabajadores y la plebe de las ciudades y que tratan de dirigir
unos cuanto criollos de la clase media. Pero ahora, la insurgencia no permanece reducida a una pequeña
comarca sino que se extiende por la Nación entera. Hidalgo, al reclamar la ayuda del pueblo, se erigue como
su representante. Hidalgo propone unos decretos que expresan la soberanía efectiva. En lo económico,
propone confiscar lo bienes europeos y abolir determinados tributos. En lo político, abolir la esclavitud,
suprimir la distinción de castas, y devolver las tierras a las poblaciones indígenas. La independecia no tenía
objetivos claros, las multitudes que siguen a Hidalgo no pueden tener un programa revolucionario concreto.
Allende no puede seguir fácilmente el sesgo popular que la revolución ha tomado. No entiende ni aprueba
la condescendencia de Hidalgo con la plebe. La actitud de Allende es el primer signo de las vacilaciones de
muchos criollos antes una revolución que tiende a rebasarlos. Ante la rebelión popular, cambia la actitud de
muchos que antes veían con simpatía los intentos de reforma. Los criollos de las clases acomodadas, que
había permanecido vacilantes en 1808, se oponen ahora decididamente al movimiento. El más fuerte
impugnador de a rebelión es el alto clero, que la combate con todas sus fuerzas espitiruales y materiales. La
clase media está en un punto medio, muchos temen a la violencia y se cambian al bando realista; otros, en
cambio, tratarán de utilizar el movimiento en su provecho.
Los acontecimientos empiezan a ser desfavorables a la revolución a partir de noviembre de 1810. Aunque
el norte se pasa del lado de los insurgentes, en el centro aparecen nuevos centros de ejércitos realistas bien
armados. En enero de 1811 Hidalgo enfrenta sus tropas con las realistas en Puente de Calderón, cuando está
escapando hacia el norto, él y Allende caen en una emboscada y son ejecutados en julio de ese año. Pero la
revolución no termina. En muchas regiones del país pululan las guerrillas campesinas que actúan aisladas y
atacan villas y haciendas. La coordinación del movimiento insurgente se organiza en dos frentes. En
Zitácuaro se establece una Suprema Junta Gubernativa de América bajo la dirección de Rayón. En el Sur,
Morelos le dio un mayor impulso a la rebelión.
Morelos se vuelve el dirigente popular que la rebelión requería. Sus aptitudes militares le permiten
organizar rápidamente la tropa que conforma, hasta obtener importantes triunfos. Las tropas al mando de
Rayón y de Morelos no estaban constituidas por los mismos elementos, aunque la composición social del
movimiento no cambió; los rebeldes siguen siendo las clases bajas, principalmente los campesinos. La tropa
de Rayón estaba compuesta exclusivamente por indios flecheros; la de Morelos de negros y mulatos del sur,
antiguos peones de haciendas, soldados de los cuerpos vencidos y miles de campesinos armados. Conforme
avanza el movimiento, muchos elementos de la clase media toman una postura más franca a su favor.
Empiezan a actuar, divulgando las ideas revolucionarias, letrados cada vez más numerosos.
Si bien, debido a la inclusión de letrados ilustrados al movimiento, las demandas de los americanos tienen
cierta influencia de la Ilustración, no se fundan en el pacto social que los conquistadores y sus descendientes
establecieron con la Corona, sino en los derechos de los indios, antiguos y legítimos dueños del país.
Después de la prisión de Hidalgo, Rayón escribe una carta a Calleja (virrey de Nueva España a partir de
1813) declarando oficialmente los fines que persigue la insurgencia. Más tarde se publica un “plan de paz” en
la que se propone que la independecia que se desea no es del rey ni del sistema monarquico, sino del
gobierno ilegítimo congregado en Cádiz. Los primero puntos del Plan proponen: la soberanía reside en la
masa de la nación y España y América son partes integrantes de la monarquía, sujetas al rey, pero iguales
entre sí y sin dependecia o subordinación de la una con la otra. Lo que se buscaba con este plan y la
propaganda insurgente era atraer a los propietarios criollos. Sin embargo no se logra, los terratenientes, la
Iglesia y los industriales siguen apoyando al bando europeo.
En 1812 se firmó en Cadiz la nueva Constitución española, que establecía la paridad de las colonias con la
metrópoli en lo que respecta a representación a cortes y distribución de empleos adminitrativos. Dividía a la
Nueva España en 5 provincias. Fue promulgada por el virrey Venegas en ese mismo año, pero nunca llegó a
ponerse en práctica íntegramente.
A principios de 1813, la mayoría del territorio nacional estaba bajo el dominio de los insurgentes. La
revolución había llegado a su máxima pujanza, pero en el fondo era más débil de lo que parecía. Los grupos
alzados actuaban cada uno por su cuenta, sin concierto mutuo. Para septiembre de ese año, Morelos reúne
en la ciudad de Chilpancingo el congreso de representante de las regiones liberadas. De esta forma se le da
organización al movimiento. Sus delegados eran en su mayoría letrados, eclesíasticos o abodagos. El
congreso quedó dominado por la clase media. El 6 de noviembde el congreso de Chilpancingo proclamó
formalmente la Independecia de México, rechazó la monarquía y estableció la república.
En 1814 se proclama en Apatzigán la primera constitución de la nación mexicana. Se percibe claramente el
sello de la concepción liberal moderna y su inspiración en la Constitución francesa. El modelo establecía el
sistema representativo nacional, la separación de los tres poderes, los derechos del ciudadano y la libertad de
expresión. El congreso constituyó un gobierno que reemplazara a la junta de Zitácuaro, nombrando a Morelos
encargado del poder ejecutivo, y sancionó algunas medidas como la abolición de la esclavitud y las distintas
castas y la abrogación del impuesto per capita sobre los indios.
Mientras el congresos sesiona, la suerte de la guerra comienza a cambiar para Morelos. En diciembre
sufre una cruenta derrota a partir de la cual la estrella de la revolución comienza a declinar. Los realistas se
apoderan de Chiplancingo y de Oaxaca. Al mismo tiempo comienza a cundir la anarquía en las tropas
insurgentes. En 1815, Morelos cae preso de las tropas reales. Después de ser sometido a jucio es fusilado. El
movimiento popular comienza a entrar en agonía después de su muerte. Bravo se pone al frente de la tropa
pero el congreso le quita el mando militar. Para 1817, de la gran fuerza deatada por Hidalgo, sólo quedan
bandas fugitivas y guerrillas. La gran rebelión popular había terminado.
Fracisco Xavier Mina, revolucionario liberal español, arma una expedición para atacar el absolutismo desde
las colonias americanas. Para él, la revolución de México no difiere de la lucha del liberalismo español contra
el absolutismo. Sin embargo, los insurgentes no se adherian a la Constitución de Cadiz, ni luchaban por ella.
Cuando anuncia que su objetivo era su reestablecimiento, esperando con ello encontrar apoyo, sólo despierta
la desconfianza de los insurgentes. Logra algunas victorias, pero es derrotado en noviembre de 1817 y muere
fusilado. Esta expedición es la última acción importante en la insurreción popular.
Para 1820, los oficiales criollos veían que a pesar de tantos años de guerra, no habían logrado obtener los
galones que merecían y se sentían postergados por los cuerpos expedicionarios. En enero de ese año,
empezó en España la revolución liberal que terminó por oblgiar a Fernando VII a reconocer la Constitución de
1812. EL gobierno recayó en una Junta que se apresuró a convocar a Cortes, con la anuencia forzada del
monarca. Las cortes emitieron una serie de decretos contra el poder temporal de la Iglesia: supresión del
fuero eclesiástico, reducción del diezmo, abolición de órdenes monásticas y de la Compañía de Jesús. En
México todas estas medidas tuvieron una repersución inmediata.
En noviembre del mismo año, Agustín de Iturbide, jefe del ejército realista, despliega un plan bien fraguado.
Mediante una hábil campaña epistolaria, logra la adhesión de los principales jefes militares. Redacta un plan
en Iguala aclamado por sus soldados, donde declara la Independencia, declara a la católica como única
religión de estado, y pide que europeos, criollos, e indios se unieran en una sóla nación. Como régimen del
nuevo Imperio, mantenía la monarquía. Habrñia de invitarse a Fernando VII a ceñir la corona o una Junta de
Regencia asumiría el poder. Ésta tendría por obligación designar al soberano y convocar a un congrso para
redactar la constitución del Imperio. El tono del plan era moderado y justificaba la independencia en la
mayoría de edad alcanzada por la colonia. El plan de Iguala logró unificar toda la oligarquía criolla. El
proyecto presentaba la existencia de un ejército trigarante: Independencia, Unión y Religión. En poco tiempo y
sin derramamiento de sangre, el ejército de Iturbide conquista las principales ciudades. Iturbide entra a la
ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. La independecia se ha consumado pero sus términos son
muy diferentes de los que la revolución popular había planteado.
Como consecuencia, los grupos europeos pierden la dirección de la nación, los funcionarios del estado
abandonan el país, el sector exportador pierde importancia, los propietarios de mina nunca llegan a
recuperarse y la grandes casas comerciales europeas ceden su situación privilegiada al decretarse la libertad
de comercio. El poder ha pasado a manos del ejército y del alto clero.
Cando se convocó al congreso nacional se adoptó un pryecto que pedía una sóla cámara sin separación
de clases ni representación proporcional y con elección directa. En 1822, se estableció el Congreso
Constituyente, que quedó dominado por la clase media. Para julio de ese año, el congreso se vio obligado a
coronar a Agustín como emperador de México. El congreso es disuelto e Iturbide nombra en su lugar, una
junta compuesta por 45 diputados partidarios suyos.
Estados Unidos de América: la revolución de independencia y las mutaciones en el ordenamiento
poítico hasta la Constitución de 1787.

En América del Norte, la ocupación del espacio, a partir de comienzos del S XVII, sigue modalidades
diferentes al caso de hispanoamérica. En principio, se trata de un territorio colonizado por diferentes
potencias europeas: España, Holanda, Francia, Gran Bretañ, aunque esta última siempre tiene el rol más
sistantivo. De hecho, a lo largo de ese siglo, la mayoría de los asentamientos se transforman, por diversos
caminos, en colonias inglesas.
El podería de los Estados Unidos tuvo como base la extensión, variedad y riqueza del territorio que había
ocupado durante los dos siglos y medio que ocupó su establecimiento y expansión. Esta variedad en el clima
y el terreno se refleja en una variedad de vegetación consecuentemente amplísima, por lo que puede producir
prácticamente toda clase de productos agrícolas que hagan falta. La inmesa extensión del país y el efecto
compresivo de los Grandes Lagos y del Golfo de México, que son espléndidas vías naturales para los viajes y
las comunicaciones hicieron que el desarrollo norteamericano se realizara de modo predominante de este a
oeste. Se trata de un país con vías acuáticas que no sólo hicieron posible la penetración en el oeste medio,
sino que comunicaban con el sistema de navegación fluvial más grande del mundo: el Misissipi-Missouri, con
el más grande de sus afluentes orientales, el Ohio. Nueva Inglaterra, las colonias centrales y el Sur, tenían
estructuras económicas y sociales distintas. EEUU fue capaz de extraer plenamente el beneficio de
económico de su tamaño y de sus recursos porque logró mantener unidad nacional, lo que logró en gran
parte gracias a los avances de la máquina a vapor y el ferrocarril.
Los lazos que unen a América con Europa fueron más fuerte en Gran Bretaña y los Estados Unidos que en
cualquier otro caso. En los primeros años de colonización, las colonias presentaban la apariencia de
pequeños grupitos de colono que se adherían al último extremo de un desierto duro y extraño. La coloniación
fue más bien una acción de empujar que de atraer. Los principales factores que empujaban eran, por un lado,
sociales y económicos, y por otro, políticos y religiosos. Inglaterra padecía dificultades económicas y daba a
los hombres de aquellas época la impresión de estar sobrepoblada. El país estaba dominado por la angustia
de la intolerancia religiosa y la lucha política. Uno de los principales motivos de emigración residía en querer
vivir bajo las creencias del modo que a cada cual le pareciera mejor. Los factores que atraían eran más
simples, de modo predominante, económicos y sociales. Al comienzo los tentó el oro, pero cuando esa
esperanza se disipó, se sucedió la expectativa de prosperidad, más solida, de la agricultura y del comercio.
El principal conflicto que Gran Bretaña enfrentó en América tuvo lugar con Francia. La guerra de los Siete
Años (1756-63) señala la culminación de la creciente importancia de América, que de hecho continuó por un
tiempo. América era el principal objetivo de la guerra. Gran Bretaña arrebató a Francia todo Canadá y el este
interior del Misissipi y a España La Florida oriental y coccidental..
Todas las colonias angloamericanas estaban reguladas por alguna forma jurídica establecida por la Corona
Inglesa que define su status: dos colonias corporativas (se habían consensuado las formas de gobierno entre
la colonia y el gobierno ingles), tres propietarias (la autoridad gubernamental era ejercida por representantes
de las principales familias propietarias) y el resto reales, con cartas coloniales que le reconocen menos
prerrogativas. A diferencia de Hispanoamérica, el conjunto de las colonias inglesas no estaba controlado por
una administración central, aunque un repertorio de leyes dejara claramente establecido el lugar que cada
una ocupaba dentro del sistema colonial ingles. Un elemento distitivo de este sistema es que las colonias
gozaban de una forma de gobierno representativo. En cada una de ellas, el gobernador debía contar con el
consenso de las asambleas coloniales, y ese lugar se transforma para las elites locales una herramienta para
controlar los fondos con los cuales se sostiene el aparato político y militar. Después de la Restauración de
1660, y sobretodo a partir de 1684 Gran Bretaña realizó esfuerzos para simplificar y uniformar el sistema.
Estos intentos fracasaron para regocijo de las colonias miebros que, no sólo repudiaban la supresión de sus
asambleas, sino que tampoco estaban dispuestas a aceptar medidas de cooperación de largo alcance.
Hacia 1763, Gran Bretaña había tomado posesión de todas, con excepción de cinco que continuaron bajo
el dominio de sus propietarios. Todos los gobiernos coloniales,tanto los que estaban directamente
subordinados a la Corona, como los independientes, enfrentaban el mismo problema básico. Este problema
consistía en conciliar los intereses particulares de sus colonos con los intereses generales de la madre patria,
regida ahora por el Parlamento. Éste, desde el siglo XVII, había comenzado a legislar de forma cada vez más
directa para las colonias, cuyo enorme crecimiento y prosperidad coincidió con el establecimiento del control
parlamentario.
El Parlamento se instaura con la doctrina mercantilista según la cual, las colonias existen en primer término
para el beneficio de la metrópoli. A partir de entonces, se toma una serie de medidas que se conocen con el
nombre de "Leyes de Navegación". Este sistema tenía 6 características: la protección de la flota inglesa, tanto
por motivos comerciales como navales; la restricción de la exportación de determinados artículos
"enumerados" sólo con destino a Inglaterra; la entrega del monopolio de todas las importaciones de las
colonias al mercader inglés, mediante una tarifa elevadísima sobre los bienes; la prohibición del comercio y la
idustria en las colonias; la restricción a las exportaciones de numerarios a las colonias; y la prohibición de
acuñar monedas y emitir papel moneda.
Estas leyes fueron de caracter liberal y a menudo beneficiaron tanto a la metrópoli como a las colonias. Sin
embargo, un importante sector de la población vivía del comercio, en parte ilegal; por lo que muchos colonos
se irritaron por la aplicación de estas leyes que los ponían en situación de dependencia de un comercio que
prescindía de ellos. Las quejas diferían en la medida en que afectaban las diferentes particularidades de las
distintas zonas. Las colonias del Sur, que dependían de las cosechas obtenidas utilizando mano de obra
esclava, eran las más afectadas por la restricción de su mercado británico. La población de las colonias
centrales, que vivía sobre todo de la agricultura y la exportación de granos, asi como del comercio marítimo,
debía sentirse obstaculizada por la posibilidad de una rápida diversificación de la economía que restringiría
las manufacturas locales. Las colonias de Nueva Inglaterra, con sus tierras menos fértiles y sus industrias
navieras, de transporte marítimo y pesquera, debían sentirse irritadas por las complejas regulaciones acerca
del comercio marítimo.
La Revolución Norteamericana fue en escencia el resultado del proceso por el cual las colonias inglesas en
América habían superado la tutela de la madre patria. El Nuevo Mundo no sólo había producido una sociedad
norteamericana peculiar y vigorosa, sino que también la había dotado de un espíritu notablemente
independiente y nivelador.
Las primeras fricciones se dieron con motivo de un esfuerzo del gobierno británico para administrar las
colonias con mayor eficacia. Bajo la presión de la alta burguesía terrateniente de Inglaterra, que pagaba la
mayor parte de los impuestos y urgido por el costo de la Guerra de los Siete Años, y por la ineficacia del
sistema fiscal colonial, el primer ministro decidió reformar la admisnitración imperial uncluyendo el sistema
aduanero. En 1764 se dictó la Ley de Azucar, la cual, si bien reducía los derechos aduaneros cobre la melaza
extranjera, tenía como principal objetivo cobrarlos en su totalidad. Esa medida tendñia a convertirse en el
comienzo de la eliminación del contrabando. Este intento de reforma originó temores de que las gravosas
tasas aduaneras, impuestas sin su consentimiento, pudieran socavar todo su nivel de vida. A pesar de las
enérgicas pero pacíficas protestas de los mercaderes norteamericanos contra la Ley de Azucar, al año
siguientesucedió a ésta la Ley del Sello, que afectaba también a otras clases, como impresores y abogados.
La protesta contra este nuevo impuesto fue mucho más intensa y la acompañaron considerables desórdenes
que, se exacerbaron por la amenaza de fuerza que parecía implícita en la aprovación de la Ley de
Acuartelamiento.
Representantes de 9 colonias se reunieron en Nueva York, en el Congreso de la Ley del Sello, y
protestaron contra este impuesto "sin consentimiento". Las protestas fueron apoyadas con sanciones
económicas que consistían en un acuerdo voluntario entre los colonos de no comprar mercancías británicas
mientras no se derogara la Ley del Sello. La derogación ocurrió en 1766, pero a la vez se aprobó la Ley
Declaratoria, que afirmaba la plena soberanía legislativa del Parlamento británico e incluía la atribución de
fijar impuestos a las colonias. Esta ley hizo aparecer el problema de principio fundamental: cuál era
exáctamente la relación entre Gran Bretaña con las colonias.
Mientras que en Inglaterra, los ingleses habían ido aceptando casi sin protesta la naturaleza cada vez
menos representativa de la Cámara de los Comunes; los norteamericanos, que sabían que carecían de
absoluta representación en el Parlamento británico, creían que sus propias asambleas debían tener sobre
ellos los mismos poderes que el Parlamento tenía sobre los ingleses.
Los colonos no estaban dispuestos a aceptar ninguna legislación cuyo propósito fuera lograr la percepción
de rentas en América. Por eso, volvieron a organizarse sanciones económicas, las cuales fueron tan fuertes y
eficaces que lograrorn derogar en 1770 todos los derechos aduaneros impuestos por Townshend, con
excepción del te. Todas las colonias tenían motivos de queja contra el gobierno metropolitano, pero donde
más se acentruaban era en las zonas mecantiles. En 1767 se había amenazado con la disolución de la
Asamblea de Nueva York por no haber aplicado la Ley de Acuartelamiento; en 1770 se había producido la
matanza de Boston, en la cual los soldados británicos habían disparado contra 5 norteamericanos que
formaban parte de una masa provocadora; y en 1772 un choque entre mercader y oficiales de la aduana de
Rhode Island terminó con el incendio del escampavía Gospee.
En 1772 se innnauguró en Boston el sistema de Comités de Contacto, entre elementos disidentes de las
distintas colonias, que constituirían luego el armazón del movimiento revolucionario. Al año siguiente, el rey
de Inglaterra le cedió a Lord North el monopolio del té mediante el recurso de permitirle enbarcarlo en
grandes cantidades y pagar derechos aduaneros muy reducidos. Casi todas las colonias se negaron a
comprar té, a pesar de que su precio había bajado. Cuando una facció de patriotas de Boston, disfrazados de
indios, tomaron los barcos que acarreaban té y arrojaron éste en el puerto, el Parlamento contestó en 1774
con las Leyes de Coerción. En septiembre de ese año, se reunieron en Filadelfia, en el Primer Congreso
Continental, representantes de todas las colonias excepto Georgia. El Congreso terminó por organizar una
"Asociación Continental" para romper todo intercambio económic con la madre patria. Los comités locales
comenzaban a prepararse en forma activa para la resistencia práctimente en todas las colonias. A comienzos
de 1775 ya eran diez los Estados en los que las funciones de gobierno estaban a cargo de cuerpos
extralegales.
El Segundo Congreso Continental se reunió el 10 de mayo de 1775 y proclamó la Declaración de las
causas para tomar las armas. Este proceso fue acelerado por la publicación del folleto de Tom Paine, que
abogaba por una ruptura total y definitiva. Los panfletos fueron un gran medio utilizado por aquellos que
tenían alguna idea política que comunicar a sus conciudadanos. La mayoría de ellos era una respuesta a un
acontecimiento fundamental, estaban escritos por elietes intelectuales, con una formación jurídica que les
permitía enfrentarse a temas constitucionales. Estaba dirigidos a la Corona, el Parlamento británico o a los
gobernadores coloniales reivindicando un derecho o denunciando una tropelía, pero sobre todo tenían una
clara vocación divulgativa.
El 4 de julio de 1776, el Congreso de Filadelfia adoptaba la Declaración de la Independencia, que había
sido redactada en buena parte por Jefferson. En este documento, se proponía que todos los hombres
nacieron iguales y con derechos inalienables (la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad), y que para la
seguridad de estos derechos nacieron los gobiernos entre los hombres, cuyos poderes derivan del
consentimiento de los gobernados. Esto no sólo era una justificación de la declaración de la Independencia,
sino también una clara afirmación pública de determinados derechos universales.
De la literatura política inglesa, el autor más citado fue Locke. Su modelo político, sus teorías sobre el
contrato social y sobre los derechos naturales fueron reiteradamente convocadas. Otra de las fuentes de
inspiración fue la literatura racionalista de la Ilustración francesa: Voltaire, Montesquieu y otros muchos
ilustrados franceces que estuvieron presentes en los argumentos de los panfletistas norteamericanos. La
Declaración de Independencia y otros escritos de los Fundadores están impregnados de liberalismo y la
influencia de Locke es detectable en muchos de ellos. La teoría del Contrato social, como condición para
evitar los abusos de poder de los gobiernos, estaba presente y fue manejada en los escritos de los líderes.
El republicanismo no sólo significaba el final de la monarquía y su sustitución por un gobierno electivo, sino
que añadía a la separación de la Gran Bretaña una dimensión moral y unos ideales que, aunque en buena
medida eran utópicos, respondía a los deseos de cambio de la sociedad norteamericana. En 1776, la
república era la solución ideal para los diferentes estados que se habían proclamado independientes. El
republicanismo les brindaba los argumentos para combatir aspectos fundamentales de la sociedad tradicional,
como la herencia y el clientelismo, y los males que de ellos sobrevinieron, sobre todo los privilegios para la
aristocracia y la pobreza de una mayoría.
En la guerra que siguió a la apertura de hostilidades en 1775, los norteamericanos debieron enfrentar
dificultades serias: carecían de ejército regular, su experiencia militar era escasa, y la falta de equipo era
lamentable (gran parte de lo que se tenía se compraba al extranjero). Se nombó comandante en jefe a
George Washington. La ineficiencia norteamericana era superada por la británica, cuya lentitud, inflexibilidad y
falta de imaginación confluyenron en la indeterminación e inexistencia de esfuerzos militares decisivos. Gran
bretaña no logró impedir que la guerra se convirtiera en guerra internacional. Los franceses se incorporaron a
la lucha en 1777 y los españoles un año más tarde. La participación de Holanda en la contienda fue a partir
de 1780.
En 1782, cuando el Ministerio de North fue reemplazado por el de Rockingham, se inició negociaciones
con Norteamerica. Gran Bretaña libraba una guerra con tres de las mayores potencias europeas, y tenía
mucho más interés en ganarla que en reafirmar su poder sobre los EEUU. Este tratado no había tenido
consecuencias prácticas hasta la termiación de la Paz de París entre Gran Bretaña y Francias en 1783. Los
términos reales del tratado eran mucho más favorables a EEUU de lo que la mayoría de los estadounidienses
se habían atrevido a esperar. EEUU obtenía cierto derecho de pesca, una amplia frontera, y la libre
navegación del Misissippi; además de que el primer artículo del tratado de paz reconocía que los Estados
Unidos eran estados libres, soberanos e independientes Gran Bretaña obtuvo de EEUU dos atrículos: uno de
ellos permitía a los acreedores ingleses tratar de que se le devolvieran sus deudas y el otro recomendaba a
varios Estados la restauración de la propiedad de los realistas.
Una vez lograda la Independencia, se trataba de inventar una nueva forma de autogobierno que
respondiese, si no a todas, a la mayoría de las expectativas de los individuos que se habían planteado en los
últimos 20 años. Los norteamericanos estaban convecidos de que estaban inventando su futuro y que de
ellos dependía la construcción de la República. Surgía entonces un problema: si los trece estados
constituirían o no una nación. En la realidad, era más una confederación que una unión, en donde cada
Estado conservaba una acentuada individualidad.
Para 1783, lo único que unía insitucionalmente a los treces Estados eran los "Artículos de la
Confederación", que se basaban en el plan de Dickinson. Éstos se habían terminado de redactar en
noviembre de 1777; 8 Estados sieron su consentimiento en 1778, dos más en el año siguiente y Maryland
sólo después de que se acordase que todas las reivindicaciones de tierra deberían pasar por él. Sólo tuvieron
fuerza legal a partir de 1781. Según estos, todas las decisiones importantes requerían el apoyo de siete de
las delegaciones estatales del Congreso; las resoluciones acerca de la guerra y de la paz, los tratados
extranjeros, los pedidos de dinero a los Estados, la impresión de papel moneda u ña celebración de
empréstitos debían contar con nueve votos afirmativos, de tal modo que a menudo las abstenciones actuaban
de manera de veto. Para la reforma de los artículos se necesitaba consenso unánime. El Congreso no tenía
autoridad directa sobre los individuos, sino a través de los Estados, que eran soberanos, libres e
independientes. La confederación era un tratado entre Estados soberanos que cooperaban entre sí. Los
ciudadanos de todos los estados tenían los mismo derechos y privilegios. La coordinación de intereses de los
diferentes estados con la existencia de un organismo central que fuera eficaz fue la tarea más difícil que tuvo
que abordar el congreso. La discusión en torno a los Artículos se centró en problemas concretos que
afectaban los intereses particulares de los Estados.
Una de las controvercias suscitadas fue en el momento de fijar la representación: los estados más
poblados deseaban que el número de habitantes fuese la base para adjudicar la representación en el
Congreso; los menos poblados exigían una representación igual para todos. Finalmente se optó por la
igualdad. El segundo conflicto estubo dado en base a la financiación del organismo central: la fórmula original
planteaba que la contribución a fastos de la Confederación fuese proporcional a la población, incluidoslos
esclavos. Los estados del sur se opusieron de forma tajante y la fórmula adoptada sería, finalmente, la de
tomar com base el valor de la tierra. La última controvercia, y más importante, hacía referencia a las tierras
del Oeste: Virginia y Massachisetts esgrimía derechos recogidos de sus cartas coloniales. Otros estados
fueron partidarios de que las tierras en discución fueran puestas bajo la autoridad del Congreso. Finalmente,
se reconoció al Congreso la capacidad de colonizar y dividir el territorio en nuevas Estados, que se sumarían
a la Unión.
Cuando el Segundo Congreso Continental le pidió a cada una de las colonias que se diese a si misma un
nuevo orden político. éstas buscaron en un patrimonio teórico muy variado los principios que inspiraron sus
constituciones estatales y dieron cuerpo a la Confederación. La filosofía liberal empezaría a calar entre los
colonos y con ella, la tolerancia religiosa, la filantropía, el espíritu científico de Newton y el modelo político de
Locke se harían presentes en las discuciones de las Asambleas coloniales. Aunque los gobiernos estatales
aislados poseyeran el poder predominnte en América, que les había sido conferido por el activo consenso
popular de los gobernados durante la guerra en las antiguas colonias, la forma de sus respectivas
Constituciones demostraba que, en gran medida, sus ideas políticas eran comúnes, como en lo que respecta
a la autoridad de la ley y la necesidad de separar los poderes legislativo, ejecutivo y judicial con el fin de
preservar la libertad. Casi todos los Estados habían establecido los gobiernos basados en el consenso
popular. En Massachusetts y New Hampshire, los legisladores habían convocado cuerpos especialmente
representativos, denominados convenciones, y les habían sometido a las constituciones para que las
ratificaran por votación.
En 1786, en Massachisetts tuvo lugar una rebelión campesina contra el gobierno, dirigida por el capitán
Shays, cuando aquél exisgió el pago de impuestos en metálico. Aunque esta revuelta se sofocó con facilidad,
se agregó a la ya considerable alarma que dominaba a los ciudadanos acaudalados en todo el país, quienes
temían un brote de radicalismo que minara los derechos de propiedad. Ante la rebelión de Shays, se demotró
la total incapacidad del Congreso por su falta de facultades. Fue incapaz de establecer medidas eficaces para
aliviar la penuria económico, no pudo imponer la estabilidad (y menos la uniformidad) de la moned en los
Estados y tampoco recaudar los fondos necesarios para el pago de deudas y para promover la reducción al
mínimo de la actividad gubernamental. La debilidad se extendió también al campo político, los gobiernos
estatales comenzaron a disputar entre sí y algunos armaron milicias y obtuvieron sus propios barcos de
guerra.
El Congreso se convenció de que debía autorizar a una convención de representantes de todos los
Estados para reformar los "Artículos de la Confederación". Madison propone un plan que contemplaba una
reunión de todos los Estados con el fin de apoyar el mayor poder para el Congreso; este plan es aprobado y
se fija la reunión para septiembre de 1786. La convención de Annapoles se reunió incompleta, sólo enviaron
delegados cinco Estados. Frente a esto, Hamilton propone una resolución que plantea la necesidad de que
los Estados se comprometan a integrar a los otros Estados. La nueva convocatoria precisaba su finalidad:
estudiar la situación de los Estados Unidos, acordad medidas necesarias para que el gobierno federa fuera
apropiado a los intereses de la Unión e informar de todas las decisiones al Congreso de la Confederación. En
1787 se reunieron en Filadelfia, y bajo la presidencia de Washington decidieron enseguida promulgar una
Constitución. Los conservadores consideraban evidente que si no se fortalecía en grado extraordianario la
autoridad del gobierno federal, los Estado Unidos no podían an modo alguno constituir una nación. La
Convención decidió no someter la Constitución a las legislaturas estatales, sino a convenciones del pueblo en
los Estados; a diferencia de lo que ocurría con los Artículos de la Confereración que estaba bajo el control
absoluto de los Estados. La Constitución fue un gran paso adelante, su ratificación señaló el surgimiento del
federalismo moderno, que es, en lo escencial, un invento de Estados Unidos. Tanto el gobierno estatal como
el gobierno federal tenían jurisdicción inmediata y ejercían la autoridad directamente sobre el individuo.
Ninguno era agente del otro, de modo que el ciudadano estaba sometido a ambos en forma directa. Se
decidió que el documento entraría en vigencia cuando lo aprobaran 9 de los 13 Estados.
En septiembre de 1787 se llevó a cabo en los Estados un urgente y grave debate nacional que resultó
condigno del aconteciminto, acerca de las consecuencias de la ratificación. Las deliberaciones de la
Convención no fueron rápidas ni sencillas, pues se prolongaron durante 4 meses en Filadelfia. El más
importante de todos los conflictos tuvo lugar entre los que, como Hamilto, aspiraban a crear un gobierno
nacional norteamericano tan fuerte y centralizado como fuera posible y lo que deseaban preservar al máximo
la autonomía de los Estados. Esta discusión se asoció con la división entre los Estados Grandes y los
Pequeños. Los grandes se agruparon en el "plan de Virginia", que abogaba por un sistema prácticamente
nuevo, dirigido por una poderosa legislatura con representación proporcional a la población de cada Estado.
Un contraplan de Nueva Yersey, pedía sólo la reforma de los Artículos de la Confederación para conferir más
poder al Congreso. Finalmente, esta discusión quedó finalizada cuando se decisió que todos los Estados
tendrían la misma representación en el Senado (dos senadores por cada uno), pero se establecía una más
amplia Camara de Diputados integrada por representación proporcional a la población. Otra discusión estuvo
dada entre el Norte y el Sur. El sur agrícola, productor de grande cosechas para la exportación, gracias al
trabajo de los esclavos negros, a menudo en grandes plantaciones. El norte, de pequeños terratenientes
agricultores y comerciantes marítimos, dispuestos a la pronta ramificación de la industria. El problema fue el
de si debía tenerse en cuenta a la población esclava, a fines de establecer la proporción de la representación.
Finalmente, se estableció que cada esclavo equivalía a 3/5 de persona, tanto para este propósito, como para
la contribución directa de impuestos.
El sistema político conservó una gran similitud con la forma de gobierno británica tal como esta se dió en el
siglo XVIII, antes de que surgiera el moderno sistema de partidos. La sepaación de los tres poderes era la
única certeza de libertad. La Constitución otorgó al Congreso facultades para regular el comercio exterior e
interior, para fijar impuestos, contraer empréstitos en dinero y acuñar moneda y regular su valor. Prohibió a los
Estados de estas funciones, emitir documentos de crédito, autorizar el pago de deudas en otra cosas que oro
y plata y aprobar leyes que alteren las obligaciones contractuales. Se otorgó al Congreso autoridad para
declarar la guerra y mantener la fuerza armada, para conceder patentes, y disponer de la Sede de Gobierno.
El presidente tenía tribuciones para designar los funcionarios civiles y militares, para dar al Congreso
información del estado de la Unión, convocar al Congreso a sesiones especiales en ocasiones extraordinarias
y se lo declaró comandante en jefe de las fuezar armadas. Las legislaturas estatales designarían a los
miembros del senado por un tñermino de 6 años con renovación cada dos. Los miembros de la Cámara de
Representantes eran elegidos sólo por dos años por electores que deberán reunir en cada Estado
condiciones particulares. La mayoría de los Estados exigía la propiedad como requisito para votar. Casi
siempre se refería a la propiedad de la tierra, lo que en la práctica algo muy semejante al sufragio universal.
El sistema de elección de presidente y vicepresidente era indirecto, proyectado para asegurar un elección fría
y reflexiva.

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