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LAS IDEOLOGIAS POLITICAS

El concepto de doctrina política o corriente política se puede aplicar tanto para


diferenciar un partido o movimiento político de otro, como para diferenciar subdivisiones
dentro de un mismo partido o movimiento. Cada corriente política se caracteriza por los
elementos principales que defiende y pregona, como por el o los referentes más
representativos de dichos principios y valores.
La dicotomía izquierda-derecha en corrientes políticas posee un carácter histórico. Los
contenidos que las caracterizan han ido variando de acuerdo a los cambios que se han
producido en la civilización y en las relaciones inherentes a ambos términos, en cuanto a
espacio y posiciones políticas contrastantes; por lo que el seguimiento y sistematización
de las polémicas en torno a los mismos, enriquecen el análisis y la puntualización de qué
entender por corrientes políticas desde una comparación y ubicación que abre aristas a
las diferentes posturas valorativas que se contemplan al intentar explicarlas, se lo
propongan o no los científicos de la política.
La izquierda política es un concepto que refiere a un segmento del espectro político, que
considera prioritaria la consecución de la igualdad social, por encima de las libertades
individuales y el mantenimiento del orden social. En función del equilibrio que se dé entre
estos tres factores, la izquierda política generará a su vez multitud de ramas ideológicas.
La izquierda, se supone, en líneas generales busca potenciar valores colectivos (sociales),
en oposición a valoraciones generadas netamente desde lo individual y lo privado.
La derecha política es un concepto que refiere a posiciones conservadoras, liberales (en
el sentido de recomendar menor injerencia del Estado en la economía y en muchos otros
aspectos), religiosas, y/o simplemente opuestas a la izquierda política. Engloba por tanto
a corrientes ideológicas muy diversa cuya separación puede llegar a ser tajante,
dependiendo de que consideren prioritaria la defensa de las libertades individuales
(liberalismo), o de que ante todo busquen el mantenimiento del orden social establecido
(tradicionalismo, conservadurismo). En oposición a la izquierda política, enfatiza el libre
mercado por encima del igualitarismo, buscando potenciar valores y derechos
individuales, frente a posiciones colectivistas o estatistas.
Liberalismo político y liberalismo económico
Las revoluciones burguesas europeas, producidas entre 1789 y 1848 dieron lugar a un
nuevo tipo de Estado que los historiadores denominan “liberal”. La ideología que
sustentaba estos regímenes es el denominado “liberalismo”, que a mediados del siglo
XIX presentaba un doble aspecto: político y económico.
El liberalismo económico significaba respeto a las libertades ciudadanas e individuales
(libertad de expresión, asociación, reunión), existencia de una constitución inviolable que
determinase los derechos y deberes de ciudadanos y gobernantes; separación de poderes
(legislativo, ejecutivo y judicial) para evitar cualquier tiranía; y el derecho al voto, muchas
veces limitado a minorías.
Junto a este liberalismo político, el estado burgués del siglo XIX estaba también
asentado en el liberalismo económico: un conjunto de teorías y de prácticas al servicio
de la alta burguesía y que, en gran medida eran consecuencia de la revolución
industrial. Desde el punto de vista de la práctica, el liberalismo económico significó la
no intervención del estado en las cuestiones sociales, financieras y empresariales. A
nivel técnico supuso un intento de explicar y justificar el fenómeno de la
industrialización y sus más inmediatas consecuencias: el gran capitalismo y las
penurias de las clases trabajadoras.
La alta burguesía europea veía con preocupación cómo alrededor de las ciudades
industriales iba surgiendo una masa de trabajadores. Necesita por tanto una doctrina
que explicase este hecho como inevitable y, en consecuencia, sirviese para tranquilizar
su propia inquietud. Tal doctrina fue desarrollada por dos brillantes pensadores: el
escocés Adam Smith (1723-1790) y el británico Thomas Malthus (1766-1834).
Anarquismo y política
Anarquía es un concepto que procede de la lengua griega y que
hace mención a la ausencia de poder público. Puede estar
relacionado con el movimiento político que propone la
existencia de una organización social que no sea jerárquica o
con un conflicto en un Estado consolidado (generalmente
democrático).
En una situación de descontrol, en la que el Estado se debilita
y ya no puede ejercer el monopolio del uso de la fuerza, suele
decirse que “cunde la anarquía” porque no existe nadie que tenga la capacidad de
liderazgo suficiente como para conseguir restablecer la paz. En dicha situación, el
gobierno no logra aplicar la ley sobre su territorio porque está teniendo lugar un
desorden político, un conflicto institucional o una crisis social. Muchas veces los
ciudadanos incluso desconocen el poder del gobierno en cuestión, lo que lleva al caos.
Por eso la noción de anarquía también se usa en el lenguaje cotidiano como sinónimo
de barullo, descontrol o desconcierto.

Socialismo como movimiento político


Frecuentemente coexisten diferentes movimientos políticos que adoptan el título de
Socialismo: desde aquellos con vagas ideas de búsqueda del bien común e igualdad
social, hasta los proyectos reformistas de construcción progresiva de un Estado
socialista en términos marxistas, o las variantes pre y post-marxistas de socialismo
(sean obreristas o nacionalistas), o al intervencionismo, definiciones de socialismo o de
sus métodos que pueden variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos
y que algunas veces se distancian en mayor o menor medida de su
etimología: estatistas, nacionalistas, marxistas, cooperativistas,
gremiales clásicos, corporativistas de Estado o fascistas, socialistas de renta, socialistas
de mercado, mutualistas, socialdemócratas modernos, etc.
El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece
vinculado con el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o
en función de, una clase trabajadora organizada originariamente sin un orden
económico propio, y para el cual debe crearse uno público (por vía del Estado o no), ya
sea mediante revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el
propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a
otras; idea esta última que no era originaria del ideario socialista sino del comunista y
cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo. La radicalidad del pensamiento
socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los principios
que se persiguen.

El capitalismo
Es un orden o sistema social y económico que se encuentra en constante movimiento,
derivado del usufructo de la propiedad privada sobre el capital como herramienta de
producción, que se encuentra mayormente constituido por relaciones empresariales
vinculadas a las actividades de inversión y obtención de beneficios, así como de
relaciones laborales, tanto autónomas como asalariadas subordinadas libres, con
fines mercantiles.
En el capitalismo, los individuos y las empresas usualmente representadas por los
mismos, llevan a cabo la producción de bienes y servicios de forma privada e
interdependiente, dependiendo así de un mercado de consumo para la obtención de
recursos.2 El intercambio de los mismos se realiza básicamente mediante comercio
libre y, por tanto, la división del trabajo se desarrolla de forma mercantil y los agentes
económicos dependen de la búsqueda de beneficio. La distribución se organiza, y las
unidades de producción se fusionan o separan, de acuerdo a una dinámica basada en
un sistema de precios para los bienes y servicios. A su vez, los precios se forman
mayoritariamente en un mercado que depende de la interacción entre una oferta y
una demanda dadas por las elecciones de productores y consumidores, y estos a su
vez, son necesarios para la coordinación de una economía basada en el intercambio de
mercancías.
El origen etimológico de la palabra capitalismo proviene de la idea de capital y su uso
para la propiedad privada de los medios de producción, sin embargo, se relaciona
mayormente al capitalismo como concepto con el intercambio dentro de una economía
de mercado que es su condición necesaria, y a la propiedad privada absoluta
o burguesa11 que es su corolario previo. El origen de la palabra puede remontarse antes
de 1848 pero no es hasta 1860 que llega a ser una corriente como tal y reconocida
como término, según las fuentes escritas de la época.
Se denomina sociedad capitalista a toda aquella sociedad política y jurídica originada
basada en una organización racional del trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos
de producción, caracteres propios de aquel sistema económico. En el orden capitalista,
la sociedad está formada por clases socioeconómicas en vez de estamentos como son
propios del feudalismo y otros órdenes premodernos. Se distingue de aquel y de otras
formas sociales por la posibilidad de movilidad social de los individuos, por
una estratificación social de tipo económica, y por una distribución de la renta que
depende casi enteramente de la funcionalidad de las diferentes posiciones sociales
adquiridas en la estructura de producción.

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