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Andrea Salinas
2. OBJETIVO ...................................................................................................................................... 3
3. METODOLOGÍA ............................................................................................................................. 4
4. RESULTADOS ................................................................................................................................ 5
4.1. Resultados para determinación de actividad enzimática: tubos sin presencia de enzimas. ... 5
4.1. Resultados para determinación de actividad enzimática: tubos con presencia de enzimas. .. 5
5. DISCUSIONES ................................................................................................................................ 7
6. CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 9
7. REFERENCIAS ............................................................................................................................. 10
1. INTRODUCCIÓN
1.1. Enzimas
Una enzima es una proteína catalítica; es decir, una proteína que funciona como un
agente químico que acelera una reacción (Campbell y Reece, 2007), sin afectar el equilibrio
de esta. Las enzimas son necesarias en el metabolismo de cualquier organismo, ya que
hay reacciones que, a pesar de que incluso puedan ejecutarse de manera espontánea (sin
necesidad de energía externa), podrían ser tan lentas que casi no se percibirían. Esto indica
que, sin las enzimas, el tráfico de reacciones de un metabolismo podría volverse demasiado
lento, lo cual daría paso a problemas metabólicos. Usualmente las enzimas favorecen
reacciones químicas de síntesis y degradación de moléculas, desencadenando así los
procesos cruciales de cualquier organismo, como la obtención de energía, la transducción
de señales, el movimiento, entre muchísimos otros. (Campbell y Reece, 2007).
En los organismos, hay reacciones que pueden darse de manera espontánea, pues
las moléculas tienen el potencial de descomponerse, por ejemplo. Sin embargo, si no
hubiese una cantidad de energía mínima para que estas reacciones se desencadenaran,
muchas moléculas imprescindibles para el organismo no persistirían, descomponiéndose y
volviendo a formarse continuamente. A esta cantidad de energía mínima requerida para
empujar a los reactantes más allá de una barrera energética e iniciar o desencadenar la
reacción, se le llama Energía de activación (EA) (Campbell y Reece, 2007).
La EA es aportada usualmente en forma de calor, que las moléculas absorben de su
entorno. Recordar que,
“los enlaces de los reactivos se rompen únicamente cuando las moléculas han absorbido
suficiente energía como para volverse inestables (…). La absorción de energía térmica
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incrementa la velocidad de las moléculas de reactivo, de modo que colisionan con mayor
frecuencia y más fuerza. Además, la agitación térmica de los átomos en la molécula
determina que sea más probable que se rompan los enlaces.” (Campbell y Reece, 2007)
Para algunas reacciones, la EA no es tan alta, por lo que con la energía térmica del
ambiente es suficiente para desencadenar la reacción. Sin embargo, en la mayor parte de
los casos (y en muchos procesos necesarios para la vida), la EA es alta que necesita más
energía, que no es viable de aportar a través de calor, ya que, por un lado, el aumento de
temperatura desnaturalizaría las proteínas dentro de las células; y, por otro lado, el aumento
de esta energía térmica aceleraría TODAS las reacciones, no solamente aquella que se
desea. Por lo mismo, las enzimas catalizan reacciones determinadas, disminuyendo la EA
solo de la reacción necesaria dependiendo de la especificidad de la misma enzima con el
sustrato. (Campbell y Reece, 2007).
El sustrato de una enzima es el reactivo sobre el cual actúa. Cuando la enzima se
une al sustrato (o sustratos), forma un complejo llamado “enzima-sustrato”. La enzima, por
su parte, no se consume, ni tampoco cambia el equilibrio de una reacción. Además, según
Campbell y Reece (2007), la reacción catalizada por cada enzima es muy específica y esta
especificidad es consecuencia de su secuencia de aminoácidos. Mientras funciona este
complejo enzima-sustrato, la enzima va convirtiendo el sustrato en productos de la reacción.
También es importante reconocer las partes que posee una enzima. La unión donde
la molécula enzimática se une al sustrato se llama sitio activo, donde interactúan
molecularmente sustrato y enzima. Luego de interactuar y una vez que la enzima cataliza
el sustrato en producto, este sale del sitio activo, el cual queda listo para unirse con otra
molécula de sustrato en su sitio activo (Campbell y Reece, 2007).
En cuanto a los factores importantes en la acción de una enzima, existe el pH y la
temperatura, que son los que determinan las condiciones óptimas que favorecen el proceso
enzimático. En cuanto a la temperatura, al aumentar, se incrementa la reacción enzimática.
Esto porque, por la energía cinética de los átomos derivada de la energía térmica, los
sustratos colisionan mayormente con los sitios activos, debido a que las moléculas se
mueven con mayor rapidez. Sin embargo, sobre cierta temperatura, la reacción de la
enzima comienza a caer, lo cual no es otra cosa que el producto de la desnaturalización de
la estructura proteica de la enzima, que es la que determina su especificidad, su función,
su sitio activo, etcétera. Según Campbell y Reece, “La mayoría de las enzimas humanas
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tienen temperaturas óptimas entre 35° C Y 40° C, cercanas a la temperatura corporal
humana.” (Campbell y Reece, 2007).
1.1.2 Tripsina
La saliva es una secreción mixta que se produce por las glándulas salivales
mayores, menores y del fluido crevicular. Además de otros compuestos, contiene enzimas,
las cuales sirven para la primera instancia de degradación de proteínas en la cavidad bucal.
Una de las enzimas principales contenidas en la saliva es la alfa-amilasa, la cual se sintetiza
principalmente en las células acinares de las glándulas salival parótida (Hernández y
Arazanzu, 2012). Respecto a su importancia y función específica de degradación,
Hernández y Aranzanzu (2012), indican que “la función predigestiva está mediada por un
número de enzimas, incluida la amilasa (…). La amilasa puede descomponer féculas y
glicógenos en componentes más pequeños, como las dextrinas y la maltosa”. Su
mecanismo sería mediante la catálisis de la ruptura de los enlaces polimerizantes (1-4),
acción determinada por la estructura de su centro activo (García et al., 2012). En otras
palabras, la amilasa es una enzima predigestiva, responsable de la degradación de
carbohidratos.
2. OBJETIVO
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3. METODOLOGÍA
I) Rotular seis tubos de ensayo, cada uno con distintas soluciones de material biológico, en
cantidades y concentraciones determinadas (Figura 1) (Tabla 1). Este material servirá para
la apreciación cualitativa de la actividad enzimática. Los tubos deben contener,
respectivamente:
1. Almidón + Lugol
2. Albúmina + Biuret
3. Saliva + Almidón + Lugol
4. Tripsina + Almidón + Lugol
5. Saliva + Albúmina + Biuret
6. Tripsina + Albúmina + Biuret
Figura 1. Tubos rotulados, cada uno conteniendo una solución de material biológico según lo
indicado (con sus coloraciones correspondientes).
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Tabla 1. Cantidades y concentraciones de cada solución de material biológico, en cada tubo de
ensayo (del 1 al 6).
Tubos
Soluciones 1 2 3 4 5 6
a) Extracto de saliva 1 ml 1 ml
b) Tripsina 1 ml 1 ml
c) Almidón 1 % 0,5 ml 0,5 ml 0,5 ml
d) Albúmina 1% 0,5 ml 0,5 ml 0,5 ml
e) Lugol 3 gotas 3 gotas 3 gotas
f) Reactivo Biuret 15 gotas 15 gotas 15 gotas
4. RESULTADOS
Se observó que las soluciones que no contienen las enzimas como la tripsina y la
amilasa salival (extracto de saliva), reaccionaron negativamente, es decir, no hubo ningún
cambio de coloración luego de incubarlos por 10 minutos a 37°C (ver Tabla 2).
Se observó que las soluciones en los tubos 3 y 6 que sí contienen enzimas (tripsina
y amilasa salival) reaccionaron positivamente, es decir, hubo cambios en la coloración de
la solución luego de su incubación por 10 minutos a 37°C.
Para los ensayos en los tubos 4 y 5, que sí contienen enzimas (tripsina y amilasa,
respectivamente), no se observó cambio en la coloración de la solución (ver Tabla 2).
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Tabla 2: Resultados comparativos para cada ensayo, luego de 10 minutos incubados a 37°C.
Color inicial (y otras Color final (y otras
Tubo Reacción
observaciones) observaciones)
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5. DISCUSIONES
Para los ensayos que no poseen enzimas en la solución (tubos 1 y 2), la incubación
a una temperatura a 37°C no habría arrojado un cambio en la coloración, ya que tanto la
albúmina (proteína) como el almidón (carbohidrato) no han generado ninguna reacción de
degradación (razón por la cual tanto el reactivo Lugol como el reactivo Biuret siguen
marcando el compuesto de la misma manera). Puede desprenderse de lo anterior que,
incluso agregando calor y, por consiguiente, aumentado la energía del sustrato, esta
cantidad de energía no ha sido suficiente para desencadenar algún tipo de reacción en
ellos.
Para los tubos de ensayos que sí poseían enzimas en las soluciones, en los tubos
3 y 6 se observó una reacción positiva, porque se generó una reacción de degradación
(excepto en el tubo 4, por lo explicado en la discusión anterior), la cual se puede observar
en su cambio en la coloración. En los tubos 4 y 5 no hubo reacción positiva, debido a que
la especificidad de la enzima no correspondía con el sustrato. De esta manera:
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• Tubo 5 (Saliva + Albúmina + Biuret) Como ya se ha mencionado, la amilasa
presente en la saliva degrada carbohidratos. La albúmina corresponde a una proteína,
razón por la cual la especificidad del sitio activo de la enzima amilasa no encontraría
acoplamiento con con el sustrato, por lo cual no existiría reacción positiva. En este caso, de
hecho, el color inicial de la solución tenía tres capas, blanquecino, morado y celeste, en una
mezcla heterogénea, donde el blanquecino correspondía a la saliva, el morado a una
fracción proteica de la solución (albúmina) reaccionando con el Biuret, y el celeste
probablemente fuese el Biuret mismo, aún sin reaccionar con la proteína. Al moverlo e
incubarlo, el Biuret termina de reaccionar con la albúmina, formando el color morado (y
desapareciendo el celeste); mientras que la saliva (y, por ende, la amilasa salival)
permanece sin reaccionar, manteniendo la heterogeneidad y el color blanquecino en la
solución.
Para todos los casos, es importante mencionar que la temperatura a la cual fueron
incubados los tubos no fue azarosa, pues, como ya mencionó en la revisión bibliográfica,
es relevante al momento de la actividad enzimática. Esta actividad tiene condiciones
óptimas para funcionar, que pueden incluso incrementar la velocidad de una reacción. Los
tubos del ensayo se incubaron a una temperatura favorable para estas enzimas (37° C,
temperatura corporal), que era la temperatura necesaria y óptima para que las reacciones
enzimáticas se desencadenaran.
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6. CONCLUSIONES
6.1. • Para el ensayo 1, de Almidón + Lugol, la incubación a 37°C por 10 minutos generó
una reacción negativa, ya que no existe alguna enzima que desencadene algún tipo de
reacción.
6.3. • Para el ensayo de Saliva + Almidón + Lugol, la incubación a 37°C por 10 minutos
generó una reacción positiva, cambiando la coloración de la solución, debido a que la saliva
posee alfa-amilasa, una enzima que degrada carbohidratos como el almidón.
6.4. • Para el ensayo de Tripsina + Almidón + Lugol, la incubación a 37°C por 10 minutos
generó una reacción negativa, ya que la tripsina es una enzima que produce degradación
de proteínas específicamente, razón por la cual su sitio activo no puede interactuar con el
almidón, al ser un carbohidrato.
6.5. • Para el ensayo de Saliva + Albúmina + Biuret, la incubación a 37°C por 10 minutos
generó una reacción negativa, ya que la saliva contiene la enzima alfa-amilasa, enzima
específica para carbohidratos, por lo cual su sitio activo no puede interactuar con la
albúmina, al ser una proteína.
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7. REFERENCIAS
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