Sunteți pe pagina 1din 8

LA QUÍMICA

La primera reacción química de importancia que controlaron los humanos fue el


fuego. Hay restos datados hace alrededor de 500 000 años que atestiguan el
dominio del fuego, al menos desde los tiempos del Homo erectus. Este logro se
considera una de las tecnologías más importantes de la historia. No solo
proporcionaba calor y luz para alumbrarse, servía de protección contra los animales
salvajes y después para despejar los bosques para cazar o cultivar, y además sería
la base para el control de otras reacciones químicas, como las derivadas de la
cocción de los alimentos (que facilitaron su digestión y disminuían la cantidad de
microorganismos patógenos en ellos) y más tarde de tecnologías más complejas
como la cerámica, la fabricación de ladrillos, la metalurgia, el vidrio o la destilación
de perfumes, medicinas y otras sustancias contenidas en las plantas. Aunque el
fuego fuera la primera reacción química usada de manera controlada, las culturas
antiguas desconocían su etiología. Durante milenios se consideró una fuerza
misteriosa y mística capaz de transformar unas sustancias en otras produciendo luz
y calor. Al igual que se desconocían las causas del resto de transformaciones
químicas, como las relacionadas con la metalurgia, aunque se dominaran sus
técnicas.
Las primeras civilizaciones, como los egipcios y los babilónicos, concentraron un
conocimiento práctico en lo que concierne a las artes relacionadas con la
metalurgia, cerámica y tintes, sin embargo, no desarrollaron teorías complejas sobre
sus observaciones.

METALURGIA
El primer metal empleado por los humanos fue el oro, que puede encontrarse en
forma nativa, por lo que no necesitaba transformaciones químicas para su uso. Se
han encontrado pequeñas cantidades de oro en algunas cuevas de España usadas
en el Paleolítico superior aproximadamente hace 40 000 años. La plata y el cobre
también se pueden encontrar en forma nativa en pequeñas cantidades (además del
estaño y el hierro meteórico que aparecen en cantidades exiguas) permitiendo un
uso limitado de objetos metalísticos en las culturas antiguas.5 Las técnicas de esta
metalurgia inicial se limitaban a fundir los metales con la ayuda del fuego para
purificarlos y dar forma a los adornos o herramientas mediante moldes o cincelado.
Pero los metales nativos son escasos, y hasta que se aprendió a extraer los metales
a partir de sus minerales no se pudo generalizar el uso de los objetos metálicos, lo
que sí implicó el control de reacciones químicas.
METALURGIA DEL BRONCE
Algunos metales pueden obtenerse de sus menas simplemente calentando los
minerales en una pira, principalmente el estaño y el plomo, y a mayores
temperaturas, en un horno, el cobre; en un proceso de reducción conocido como
fundición. Las primeras pruebas de extracción metalúrgica proceden del yacimiento
de Çatalhöyük en Anatolia (Turquía), alrededor 6400 a. C.,
y los yacimientos arqueológicos de Majdanpek, Yarmovac y Plocnik, los tres en
Serbia, datados en los milenios V y VI a. C. También son notables las fundiciones
de cobre encontradas en el yacimiento de Belovode, con objetos como un hacha de
cobre del 5500 a. C. perteneciente a la cultura de Vinča. Se han encontrado más
vestigios de los primeros usos de los metales, datados en el III milenio a. C., en
otros lugares como Palmela (Portugal), Los Millares (España) y Stonehenge (Reino
Unido).
METALURGIA DEL HIERRO
La extracción del hierro de sus menas es mucho más difícil que la del cobre y el
estaño, ya que requiere un proceso de fundición más complejo, que necesita carbón
(una fuente de CO) como agente reductor y mayores temperaturas, pero a cambio
se consigue un metal más duro y tenaz que el bronce, y mucho más abundante. A
diferencia de la producción del bronce que se extendió por el Viejo Mundo a partir
de un foco ubicado en el Oriente Próximo las técnicas de fundición del hierro podrían
haberse desarrollaron multipolarmente en distintas partes del mundo. Existen restos
arqueológicos con herramientas fabricadas con hierro sin níquel (prueba de que no
es de origen meteórico) en Anatolia alrededor del 1800 a. C., pero también se han
encontrado herramientas del periodo comprendido entre el 1800 a. C. y 1200 a. C
en el valle del Ganges en la India, y en yacimientos en África datados alrededor de
1200 a. C. Las tecnologías siderúrgicas se extendieron desde el Mediterráneo hacia
el norte a partir del 1200 a. C., llegando al norte de Europa alrededor del 600 a. C.,
más o menos en las mismas fechas en las que llegaron a China.
LA CERÁMICA Y EL VIDRIO
Además de la metalurgia el uso del fuego proporcionó a los humanos otras dos
importantes tecnologías derivadas de transformaciones físico-químicas, la cerámica
y el vidrio, cuyo desarrollo ha acompañado al hombre desde la prehistoria hasta el
laboratorio moderno. Los orígenes de la cerámica datan del Neolítico cuando el
hombre descubrió que los recipientes hechos de arcilla, cambiaban sus
características mecánicas e incrementaban su resistencia frente al agua si eran
calentados en el fuego. Para controlar mejor el proceso se desarrollaron diferentes
tipos de hornos, y cada cultura desarrolló sus propias técnicas y formas.
Transformaciones orgánicas de la Antigüedad
Las sociedades antiguas usaban un reducido número de transformaciones químicas
naturales como las fermentaciones del vino, la cerveza o la leche. También
conocían la transformación del alcohol en vinagre, que usaban como conservante y
condimento. Las pieles se curtían y blanqueaban sumergiéndolas en orina añeja
(cuya urea se transforma en amoniaco cuando se almacena largo tiempo) o
soluciones de palomina (que contiene ácido úrico); y también se usaba su capacidad
blanqueante con las manchas persistentes de los tejidos.
Teorías filosóficas de la Antigüedad Clásica
Los filósofos intentaron racionalizar por qué las diferentes
sustancias tenían diferentes propiedades (color, dureza,
olor...), estaban en diferentes estados (fluidos o sólidos) y
reaccionaban de diferente manera ante los cambios del
medio, por ejemplo frente al agua, el fuego o al ponerse
en contacto con otras sustancias. Estas observaciones les
impulsaron a postular las primeras teorías sobre la química y la
naturaleza de la materia. Estas teorías filosóficas relativas a la
química pueden encontrarse en todas las civilizaciones antiguas.
Un aspecto común de todas ellas era el intento de encontrar un número reducido de
elementos primarios que se combinarían entre sí para formar todas las demás
sustancias de la naturaleza.
Solían tratarse de sustancias conocidas como el agua, la tierra, la madera o el
aire/viento, y formas de energía como el fuego o la luz, además de conceptos
abstractos como el éter o el cielo. Varias civilizaciones diferentes coincidieron en
muchos de estos conceptos, incluso entre culturas sin contacto, por ejemplo los
filósofos griegos, indios, chinos y mayas consideraban que el agua, la tierra y el
fuego eran elementos primarios, aunque cada una de estas culturas incluía uno o
dos elementos diferentes más en su propio listado.
ALQUIMIA
La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la Antigua
Grecia, el imperio romano, los califatos islámicos medievales y en la India, China y
Europa hasta el siglo XVIII, por una compleja diversidad de escuelas y sistemas
filosóficos que abarcaron al menos 2500 años.
LA PIEDRA FILOSOFAL Y EL ESOTERISMO
La alquimia se define como la búsqueda hermética de la piedra filosofal (una
sustancia legendaria capaz de transmutar los metales en oro o de otorgar la
inmortalidad y la omnisciencia), cuyo estudio estaba impregnado de misticismo
simbólico y era muy diferente de la ciencia moderna. Los alquimistas trabajaban
para hacer transformaciones a nivel esotérico (espiritual) y exotérico (práctico).
Estos aspectos exotéricos protocientíficos de la alquimia fueron los que
contribuyeron a la evolución de la química en el Egipto greco-romano, la Edad de
Oro del islam y después en Europa. La alquimia y la química comparten su interés
por la composición y las propiedades de la materia, y con anterioridad al siglo XVIII
no había distinción entre ambas disciplinas.
En el mundo helénico, la alquimia en principio proliferó en combinación con la magia
y el ocultismo como una forma de estudio de las sustancias naturales para
transmutarlas en oro y descubrir el elixir de la eterna juventud.
ALQUIMIA EN EL MUNDO ISLÁMICO
En el mundo islámico se continuó la tradición clásica al traducirse al árabe las obras
de los antiguos griegos y egipcios y fueron la cultura más próspera en todos los
ámbitos científicos de la época. El desarrollo del método científico moderno fue lento
y progresivo, y el principio del método científico en química comenzó entre los
alquimistas musulmanes medievales, iniciado por el persa del siglo IX, Jābir ibn
Hayyān (conocido como "Geber" en Europa), que se considera uno de los padres
de la química.
Siglos XVII y XVIII: inicios de la química
Los intentos prácticos de mejorar el refinado de
las menas minerales y la extracción de los metales
a partir de ellas fue una importante fuente de
información para los químicos del siglo XVI. Entre
ellos destaca Georgius Agricola (1494-1555), que
publicó la gran obra De re metallica (Sobre los
metales) en 1556. En su obra se describen los
procesos de la época en minería, extracción de los
metales y metalurgia, ya muy compleja y
desarrollada.
Descubrimientos del siglo XVIII
En el siglo XVIII se multiplicaron los
descubrimientos de nuevos elementos, gracias al
cambio en los métodos de investigación. Un
hecho sin precedentes desde la antigüedad, ya que en los dos milenios anteriores
se habían descubierto solo cinco (arsénico, antimonio, zinc, bismuto y fósforo).
Alrededor de 1735 el químico sueco Georg Brandt analizó un pigmento azul oscuro
encontrado en la mena del cobre descubriendo lo que posteriormente conoceríamos
como cobalto. En 1748 el español Antonio de Ulloa publicó la descripción de un
nuevo metal, el platino. En 1751 un discípulo de Stahl, Axel Fredrik Cronstedt,
identificó en una impureza del mineral del cobre otro nuevo metal, el níquel. A
Cronstedt se le considera uno de los fundadores de la mineralogía moderna.
Resurgimiento de la teoría atómica
Tras haber estado aparcado el atomismo desde la antigüedad y
únicamente esbozado en los modelos mecánicos corpusculares,
la teoría atómica es retomada por John Dalton, quien postuló que
los átomos eran partículas indivisibles que permanecen
inalteradas en los compuestos, a partir de lo cual se pudieron
establecer las leyes estequiométricas, base de la actual
estequiometría.
Inicios de la síntesis orgánica y su industria
Después de que se comprendieran los principios de la combustión, se
apoderó de la química otro debate de gran importancia: el
vitalismo, la distinción esencial entre la materia orgánica y la
inorgánica. Esta teoría asumía que la materia orgánica solo
podría ser producida por los seres vivos, atribuyendo este
hecho a una vis vitalis (fuerza vital) inherente a la propia vida. En
1827 William Prout clasificó las biomoléculas en tres grupos:
carbohidratos, proteínas y lípidos. Pero el debate del vitalismo se zanjó cuando
Friedrich Wöhler descubrió accidentalmente en 1828 cómo se podía sintetizar la
urea a partir de cianato de amonio, demostrando que la materia orgánica podía
crearse de manera química a partir de reactivos inorgánicos. A pesar de ello se
mantiene vigente la clasificación en química orgánica e inorgánica, ocupándose la
primera esencialmente de los compuestos del carbono y la segunda de los
compuestos de los demás elementos.
Congreso de Karlsruhe y sus antecedentes
En 1840 Germain Hess propuso la ley de Hess, uno de los primeros pasos hacia la
ley de conservación de la energía, que establece que la energía absorbida o
desprendida en una reacción depende solo de los reactivos iniciales y productos
finales, es independiente del tipo o número de pasos intermedios. En 1848 William
Thomson (barón de Kelvin) estableció el concepto de cero absoluto, la temperatura
a la que todas las moléculas detienen su movimiento por completo. En 1849 Louis
Pasteur descubrió que la mezcla racémica de ácido tartárico se trata de una mezcla
de isómeros levógiros y dextrógiros, clarificando la naturaleza de la rotación óptica
iniciando el campo de la estereoquímica
Espectroscopía y tubos de descarga
A mediados del siglo XIX se crearon dos técnicas
que resultarían fundamentales para el estudio de
la estructura del átomo: la espectroscopía y los
tubos de descarga. Entre 1859 y 1860 Robert
Bunsen y Gustav Kirchhoff crearon el análisis de
espectros. Los espectros atómicos son series de
líneas que registran la energía emitida o absorbida
por los átomos. En un espectrómetro se excitaba
una muestra gaseosa, generalmente calentándola,
y se hacía pasar la luz resultante por un prisma que
separaba la energía de distintas frecuencias, que
se imprimían haciéndolas pasar por una placa
fotográfica.
Kekulé y la estructura orgánica
La contribución más importante del químico alemán
Friedrich August Kekulé von Stradonitz fue su teoría
estructural para los compuestos orgánicos, resumida en
dos artículos publicados en 1857 y 1858 y desarrollada en
gran detalle en su popular obra Lehrbuch der organischen
Chemie (Manual de química orgánica), cuyo primer tomo
apareció en 1859 y terminó teniendo cuatro volúmenes.
Kekulé explicó que los átomos de carbono tetravalentes
(que pueden formar cuatro enlaces químicos) se unen
unos a otros para formar cadenas, que denominó cadena
de carbonos o carboesqueleto, y con el resto de valencias se pueden unir a otros
tipos de átomos (como hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y cloro).
Mendeléyev y la tabla periódica
En 1869, los científicos ya habían descubierto 66 elementos diferentes y habían
determinado su masa atómica. Comprobaron que algunos elementos tenían
propiedades químicas similares y hubo varios intentos de clasificarlos según
algunas de ellas con más o menos acierto. En 1829 el químico J. W. Döbereiner
organizó un sistema de clasificación de elementos en el que estos se congregaban
en grupos de tres denominados tríadas. Las propiedades químicas de los elementos
de una tríada eran similares y sus propiedades físicas variaban de manera ordenada
con su masa atómica. En 1862 Alexandre-Emile Béguyer de Chancourtois publicó
su hélice telúrica, una clasificación tridimensional de los elementos. En 1864 John
Newlands propuso la ley de las octavas y el mismo año Lothar Meyer desarrolló otra
clasificación con 28 elementos organizados según su valencia.
En 1884, Hermann Emil Fischer propuso la estructura de la purina, la base de
muchas biomoléculas, que posteriormente consiguió sintetizar en 1898. Además
inició el trabajo de la química de la glucosa y otros azúcares relacionados.
En 1885, Eugene Goldstein le dio su nombre a los rayos catódicos, y en 1888
continuando su investigación sobre tubos de descarga descubrió los rayos canales,
lo que posteriormente ayudaría a desvelar la estructura del núcleo de los átomos.
En 1892, John Strutt (3erbarón Rayleigh) descubrió que el nitrógeno que se
encontraba en los compuestos químicos tenía un peso menor que el atmosférico, y
supuso que se trataba porque estos compuestos incluían algún gas más ligero que
disminuía el peso total.
Siglo XX: se revela la estructura del átomo
A principios de este siglo surgen varios modelos atómicos que tratarían de paliar las
deficiencias de la teoría atómica de Dalton, que se basaron en gran medida en los
datos acumulados por la espectroscopía y los experimentos con tubos de descarga
en la última parte del siglo anterior. Tras haber descubierto la existencia de los
electrones, en 1903 el primero en elaborar un nuevo modelo atómico fue J. J.
Thomson que propuso que los electrones se distribuían uniformemente en el interior
del átomo suspendidos en una nube de carga positiva, por lo que a su teoría se la
denominó modelo del budín de pasas. En 1904 el físico japonés Hantaro Nagaoka
propuso uno modelo atómico orbital con un núcleo denso y macizo.
Ernest Rutherford y su modelo atómico
El físico de origen neozelandés Ernest Rutherford es considerado el
padre de la física nuclear. Estudió y clarificó la naturaleza de las
partículas radioactivas, además de darles nombre (rayos α, β y
γ) demostrando que las dos primeras eran emisiones de
partículas mientras que los rayos gamma eran radiación
electromagnética de alta energía. En 1901 y 1902, Rutherford
trabajó junto a Frederick Soddy, para explicar que la radioactividad
eran emisiones debidas a la transmutación de los átomos, lo que
hoy conocemos como reacciones nucleares. Demostraron
experimentalmente que los átomos radiactivos se convertían
espontáneamente en otros, expulsando porciones del átomo a
gran velocidad. También observó que la intensidad de la
radioactividad de las muestras de los elementos radiactivos
decrece con un patrón regular y propio hasta llegar a la estabilidad, y denominó a la
mitad de este tiempo periodo de semidesintegración.
Isótopos, protones, neutrones y modelo de Sommerfeld
En 1913 Henry Moseley, trabajando sobre la idea inicial de Van den Broek, introdujo
el concepto de número atómico para arreglar los desajustes de la tabla periódica de
Mendeléyev, que se basaba en el peso atómico. También en 1913 J. J. Thomson
amplió la obra de Wien demostrando que las partículas subatómicas podían
separarse según su relación carga masa, con una técnica denominada
espectrometría de masas. El mismo año Frederick Soddy formuló el concepto de
isótopo, afirmando que existían ciertos elementos con dos o más formas, con
idénticas propiedades químicas, pero distinto peso atómico (contradiciendo el 2º
postulado de Dalton). Además en 1917 Soddy descubrió el elemento protactinio.
Mecánica cuántica
En la década de 1920 se establecerán los fundamentos de la mecánica cuántica,
que será decisiva para la desvelar la naturaleza y el comportamiento de las
partículas subatómicas a partir de entonces.
En 1924, el físico Louis de Broglie publicó su revolucionaria tesis, en la que presentó
la teoría de que el electrón se comporta con una dualidad onda partícula. En su
época se consideraba que las ondas y los corpúsculos de materia y luz se
comportaban de forma diferente, pero de Broglie sugirió que estas características
aparentemente diferentes en realidad son el mismo comportamiento observado
desde perspectivas diferentes — que las partículas pueden comportarse como
ondas, y que las ondas (la radiación) pueden comportarse como las partículas.
En 1926, a la edad de 39 años, el físico teórico Erwin Schrödinger creó la obra
considerada el pilar de la mecánica cuántica ondulatoria. En esta obra describe su
ecuación de diferenciales parciales que es la ecuación básica de la mecánica
cuántica y que supone para la mecánica del átomo lo mismo que las leyes de
Newton supusieron para la comprensión del movimiento de los planetas. Adoptando
la propuesta de Louis de Broglie en 1924 de que la materia tiene una naturaleza
dual y que en algunas situaciones se comportan como las ondas, Schrödinger
desarrolla la teoría de este comportamiento plasmándolo en una ecuación de onda,
actualmente conocida como la ecuación de Schrödinger.
Una vez asumidos los principios de la
mecánica cuántica surge la química
cuántica para aplicarlos al estudio de los
enlaces químicos y de las estructuras de
las moléculas y estructuras cristalinas.
Algunos consideran que la química
cuántica nació en 1926 con la ecuación
de Schrödinger y su aplicación al átomo
de hidrógeno, mientras que otros
consideran que arranca en 1927 con el
artículo «Wechselwirkung neutraler
Atome und Homöopolare Bindung nach der Quantenmechanik» («La interacción de
los átomos neutros y el enlace homopolar según la mecánica cuántica») de Walter
Heitler y Fritz London
Bioquímica y biología molecular
Al iniciarse la década de 1940 el extenso trabajo coordinado
de la química y la física había conseguido explicar las
propiedades químicas sustentándolas en la configuración
electrónica del átomo. El libro de Linus Pauling The Nature of
the Chemical Bond (La naturaleza del enlace químico, 1939)
usa los principios de la química cuántica para deducir los
ángulos de los enlaces en moléculas cada vez más
complicadas. Sin embargo, la compleja estructura de algunas de
las moléculas biológicamente más relevantes todavía era
desconocida.
Finales del siglo XX
En 1970, John Pople creó el programa Gaussian que facilitó
enormemente los cálculos de la química computacional, como la
ecuación de Schrödinger molecular según la teoría de orbitales
moleculares. En 1971 Yves Chauvin presentó una explicación al
mecanismos de reacción de las Metátesis olefínicas. En 1975 Karl
Barry Sharpless y su equipo descubrieron las reacciones de
oxidación estereoselectivas, como la epoxidación de Sharpless, la
dihidroxilación asimétrica de Sharpless y la oxiaminación de
Sharpless.

S-ar putea să vă placă și