Sunteți pe pagina 1din 262

UNIVERSITAT D’ALACANT

DRPS Biblioteca Universitaria

FA
467
lllllllillll
0500763385
DE

P. 3«an Preliis,
&

DE

Ucrcflona.
IMPRENTA DEL CONSTITUCIONAL.

1842.
..... La plupart «les pièces qui com­
posent le recueil.... ont trait à des
pensées fugitives soudainement en­
trevues, et aussitôt enchâssées dans
un petit drame: on sent que l’ins­
piration est venue abondante , niais
que le poète ri’ a pas voulu lui don­
ner tout son développement de peur
.de lui faire perdre do sa fraîcheur:
ce sont autant d’ épopées â 1’ état
rudimentaire, d’ admirables exqui­
ses , mais en fin des exquises....
C.XLEI11E DES CONTEMPORAINS ILLUS­
TRES. — Par UN HOMME DE RIEN.

Es consolador para el náufrago que se ha asi­


do de una tabla hallar una playa que le acoge
compasiva; es consolador para el hombre er­
rante en el desierto ver una luz cercana que le

señala la desistencia de un bohío. Por estéril y
remota que sea aquella playa, no le ha de fal­
tar en ella un rayo de sol para secar su húme-
— vil —*
inanidad no naufragase. Chateaubriand y La­
da vestimenta, ni una nuez de coquetero que martine han sobrevivido á Lord-Byron; el can­
mate su hambre voraz y apague su sed abra­ tor del don Juan era mas fuerlé de lo que Dios
sadora. Por miserable que sea aquel bohío , la quería, y Dios, como si le temiese, le arrancó la
luz le indica que es habitado, y en él recibirá vida en ilor, porque, si se la hubiese prolongado,
tai vez de la mano de un pescador, sino una re­ tal vez con el tiempo hubiera asesinado todas
banada de pan, un plátano ó una yuca. En el las creencias. ¡Tal vez no! tal vez en aquel co­
mar de dudas en que naufraga la sociedad ac­ razón desierto hubiera brotado algún día una
tual, es dichoso el desdichado que se ase de una planta verde y consoladora, porque Dios á me­
creencia para abordar con ella á la orilla de la
nudo ha puesto juntos el veneno y el antídoto.
fe; es feliz el que en el desierto de la vida di­
El cuerpo del alacran contiene una triaca para
visa una luz de esperanza que le indica que allí
neutralizar la acción de su propia ponzoña; el
hay un hombre que cree, un hermano suyo que
güao de América hincha el cuerpo del que se
no le dejará morir desesperado. En la orilla de acoge bajo su sombra, y él mismo contiene el
la fe nunca falla una planta balsámica que con­
remedio para curar el mal que ha producido.
tiene una triaca para las ponzoñas del alma, y Dios concedió lágrimas á la Magdalena para la­
el que cree en la luz del cielo para disipar las
var su conciencia manchada del pecado, y álas
tinieblas de la tierra no atraviesa á oscuras el
doctrinas primeras de S. Agustin opuso sus últi­
caos de la ecsistencia. Dios ha querido crear el
mas doctrinas. Ha querido también oponer á
mal, sin duda para dar al bien la gloria de ven­
Arólas orientalista Arólas religioso.
cerle; por esto ha opuesto á unos filósofos otros I Arólas religioso! ¡ Qué poeta ascético ha pul­
filósofos, á unos poetas otros poetas, á unos tiem­ sado jamás con igual maestría el arpa de David!
pos otros tiempos. Vió la religión convertida en Cuando, siguiendo los harenes y baños del Orien­
instrumento de tiranía, y puso en la boca de La- te, nos hace esperimenlar una felicidad supre­
mennais fraternales palabras que hiciesen de ella ma, presentándonos en las odaliscas una belle­
un instrumento de emancipación. Si desprendió za que ya no la sabemos concebir mayor , él so­
de la borrascosa pluma de LordBvron los des­ lo y no mas que él puede hacernos ver que hay
garradores versos del escéptico, ha creado á Cha­ una belleza superior todavía; tiene ángeles pa­
teaubriand y á Lamartine para luchar contra el ra oponer á las sultanas, tiene un paraíso mas
poeta inglés y oponer un corazón lleno de fe á delicioso que un serrallo y con la bienaventu­
un corazón despoblado de esperanzas. Ha crea­ ranza del paraíso nos vuelve insensibles á todas
do un puerto al pié de un golfo paraque la hu*
— VIII---- --- IX ----
las dichas de la tierra. Porque el paraíso sale de pletar con su eslensa y bien fundada crítica este
•su pluma no como nos lo figuramos nosotros, sino ligero juicio.
como realmente debe de ser; sus versos son el »¡ Caballeresco y oriental....! hé aquí dos pa­
mismo paraiso. Nos pinta á Dios con toda su ma- labras que anuncian desde luego la poesía, co­
gestad, con toda su grandeza, y no levantamos mo anuncia el arrebol de levante el nacimiento
los ojos al cielo para buscarle, porque nos pa­ del sol, como anuncian los preludios del harpa
rece que con toda su inmensidad se encierra en el genio del artista. Los tiempos de la caballe­
los himnos de nuestro gran poeta. Si nos deja ría parecen, en efecto, tiempos soñados, tiem­
ver á un sultán irritado que nos estremece con pos creados en los felices delirios de una imagi­
sus ojos, que nos humilla con sus palabras, que nación acalorada por el entusiasmo que inspiran
manda á cien visires el corclon que ha de segar sentimientos generosos; y por lo mismo que pa­
sus gargantas, y que los visires le obedecen cie­ recen soñados, que tanto se diferencian de nuestra
gamente, temiendo su poder mas que el marti­ vida real, son aquellos tiempos tan eminentemen­
rio y la tumba, nosotros ya no podemos conce­ te poéticos, que basta ver carcomida de orin una
bir una voluntad mas fuerte que la del sultán, manopla, ver un pedazo de hacha de armas, leer
pero veamos á Dios ceñudo tal como nos lo pre­ una estrofa de una balada ó el grito de un heraldo
senta el mismo Arólas, y entonces nos haremos consignados en una crónica de pergamino, para
cargo de cuan insignificante es el poder del mas que nuestra fantasía se pierda inmediatamente
poderoso. Levanta su brazo, ya todo es abismo. por entre los pilares de una abadía, los fosos de
Todas las estrofas, todos los versos de los can­ un castillo y las tiendas de un torneo. La poesía
tos religiosos de Arólas envuelven un pensa­ se exala naturalmente de los recuerdos como de
miento sublime que parece que nos eleva, al la rosa su fragancia, y si lo que estos remueven
leerlos, sobre nosotros mismos, pensamiento es ya poético de sí, ¿cómo resistir al encanto de
que es mas fuerte que nosotros pues nos lleva una troba compuesta de estos recuerdos? ¿Qué
consigo, y que goza al mismo tiempo de una. época de mas poesía que la edad media? ¿Dón­
naturalidad tan inesplicable que hace su análi­ de están aquellos monges, que, salidos de entre
sis absolutamente imposible. Sus poesías caba­ la plebe, se hacían besar la manga de sus sa­
llerescas y orientales han sido ya analizadas en yos por los monarcas de la tierra, é hincarse
cuanto lo permite su indefinible mérito por mi de hinojos á sus pies á fieros paladines que no
amigo D. Pedro Mata, quien me releva de la los hincaban nunca sino atravesados por el ace­
mayor parte de mi trabajo, permitiéndome coiu- ro, ó rendidos por la mirada de una hermosa?
—- X —
— xi —
¿Dónde están aquellos trobadores revestidos por
poético ver al conductor de un carro que sabe
sus talentos peculiares de un carácter semi—sa­ domar con destreza muchos caballos y llega an­
cerdotal , ruiseñores melodiosos de la soledad de tes que todos entre nubes de polvo que disipan
£as almenas, Homeros y Virgilios de las haza­
las aclamaciones de los espectadores; si es poé­
ñas de sus señores? ¿Dónde están aquellos ca­ tico el deseo de las matronas romanas de que
balleros pundonorosos, tan valientes como cor­ los desnudos moriluri que saludaban al César,
teses por instinto y por precepto, que sin dejar cayeran con gracia en la arena regada con su
de hacer mal muy á menudo, juraban hacer
propia sangre, lo es mucho mas para mí ver lle­
bien constantemente, siempre prontos á reparar
gar al último palenque donde ya los verdugos
un agí avio, desfacer un tuerto, proteger á un encienden la hoguera que ha de reducir á polvo
desvalido y matar ó morir por una bella? ¿Dón­
los miembros de una bella judía, á quien no han
de están, en fin, aquellas damas tímidas como
podido salvar cien lanzas destrozadas por su ter­
gacelas, que amartelaban á paladines valientes rible acusador, un caballero de siniestra vesti­
como leones; que eran reinas de la hermo­ dura, con un mote en el escudo mas siniestro
sura y recibían los homenages del valor; que todavía, cuya visera calada ejercita las imaji-
sabían leer y escribir como los clérigos, cica­ naciones de todo un concurso en convulsión, por­
trizar las heridas y templar calenturas como
que no ven de sus facciones sino dos carbúncu­
los profesores del arte de curar? Monges, tro ­
los de fuego que son los ojos del adalid indigna­
badores, caballeros y damas de esta guisa no se
do contra la cobardía de un mantenedor harto
hallan sino en la edad media, y aquel colorido
esforzado para contar con la impunidad aunque
espiritual que derrama por todo cuadro donde
ultraje la inocencia. Yo confieso que la desnu­
figure alguno de estos característicos personajes
dez del gladiador romano no es tan poética á
la palabra de Cristo preparada para la vida prác­
mis ojos, como la armadura de hierro que aca­
tica por los escritos de san Agustín, es un per-
so envuelve en el misterio las facciones de un
fume poético que en vano se buscará en todas
monarca aventurero.»
las demas épocas del mundo. Poesía y grande
»¡Y el Oriente!... el Oriente, anciano venera­
poesía está brotando aun de los Parténopes, cir­
ble mas que por sus virtudes por sus desgracias;
cos olímpicos y jardines epicúreos de la vieja
que lo supo lodo cuando niño y todo lo olvidó
Grecia: los héroes de sus guerras son bien dig­
en el decurso de sus años; el Oriente es tan poé­
nos de la epopeya; lo mismo digo del pais del
tico con sus cosas actuales, como la misma edad
Capitolio, sus grandezas y desdichas. Mas, si es
media con sus recuerdos: acaso es porque estas
— XIII —
cosas actuales son ahora las mismas que fueron
en los tiempos en que eran actuales también las «Por esto es tan poético el Oriente. Nada des­
que hoy día son recuerdos de la edad media. El cubre uno en él de prosaico, porque nada re­
turbante con que el turco se cubre la afeitada fleja lo que somos. ¿Quién ha visto en nuestro
cabeza es hoy día el mismo que los cruzados país un minarete, un harem, un arenal move­
vieron en los campos de Palestina: su corva ci­ dizo? ¿Quién ha visto una carabana sentarse ba­
mitarra está labrada como las que se cruzaron jo las palmeras de una oasis, y escucha un cuen­
<on la espada de Pelayo, y las hermosas cauti­ to árabe en tanto que los camellos hacen provi­
vas de los serrallos no son menos desdichadas sion de agua para atravesar un desierto de seis
de o que eran en los tiempos de los califas. Des­ jornadas? ¿Quién ha visto flotar en las aguas
de la aparición de Mahoma, el Oriente ha que­ del bósforo bultos siniestros, sacos horribles,
dado estacionario; el sol de la civilización ha mortajas de bellas vírgenes estranguladas por­
abandonado sus comarcas, girando hácia occi­ que el sultan ha visto revolotear en torno del
dente; acaso, como en nuestro sistema planeta­ serrallo abejas que le han parecido querer chu­
rio, le amanezca otra vez, cuando haya dado la par el néctar de estos botones no desflorados to­
vuelta al mundo, pero entre tanto se conserva davía por el liviano soplo del céfiro señor de es­
en las tinieblas en que lo dejó, aunque pegado tas primicias?»
sin solución de continuidad á la porción de la »Por esto los poetas aman tanto el Oriente: allí
tierra iluminada. Así los paises del polo giran está el cielo de las inspiraciones, allí se embria­
en la oscuridad en cierta época del año, aun­ gan de este éxtasis que revela á los iniciados la
que los países vecinos disfruten de los rayos del existencia de un mundo mas vaporoso que aquel
centro de los planetas. Con la sucesión de doc­ por donde arrastramos, crisálidas incompletas;
trinas el occidente se ha ido modificando sin ce­ y, ya se vé, hacen trobas que no parecen com­
sar, y aunque metido como un golfo de tierra puestas en la tierra, sino plagios hechos á un
el oriente en la progresiva Europa, se ha con­ ángel caprichoso que se le antojó separarse por
servado en su estado característico, á la mane­ un dado tiempo de los coros celestiales, deseo­
ra e peñón de granito primitivo, que aunque so de merecer también los aplausos de los hijos
asome por entre terrenos modificados bajo la des­ de los hombres. Muchos son los poetas grandes
tructora influencia de la admósfera y las aguas que han cantado la edad media; esta edad ha
de 10 que fué en las primeras suministrado materiales á una literatura nueva,
edades del globo.» lozana y palpitante: también los ha suministra­
do el Oriente, también han formado sus afielo-
— XIV —
nados una sección bajo el nombre de Orienta­ te si le cede en lozanía, vigor, facilidad y do­
lismo.n naire. Yo estaría por los del poeta que me me­
«Arólas, que es poeta y poeta aventajado, ha rece esta justicia, por cuanto á lo bello que ate­
querido ser igualmente caballeresco y orienta­ soran los romances antiguos, añade aquel en los
lista. Difícil era en lo primero salir airoso del suyos el primor de un lenguaje mas cultivado y
empeño. Shakespeare, Byron, Walter Scott y unas maneras mas nuestras: sin embargo , no
Víctor Hugo, al sacudir el polvo de las cróni­ quiero correr cañas contra los mantenedores de
cas donde hallaron los argumentos de sus dra­ la opinión opuesta, y me limito á considerar á
mas, novelas y poemas, no tuvieron que luchar Arólas digno de entrar en el catálogo de auto­
con ningún documento característico de los tiem­ res que han dado nombradla europea á este tí­
pos de estas crónicas, y estos dramas, estas no­ tulo de literatura española. Todas sus composi­
velas y estos poemas fueron nuevos para sus ciones caballerescas reflejan esa tinta histórica
países respectivos, tuvieron grande aplauso; que caracteriza aquellos tiempos de novela: són-
porque cuando una producción no ha de com- le tan familiares sus costumbres, sus vestidu­
paiaise con otra sancionada por el sufragio uni­ ras y sus ideas y lenguaje, que uno se llega, á
versal, por pocas cosas que tenga buenas, pasa figurar que no son semejantes versos producción
plaza de magnífica. España, tierra clásica de la de nuestros dias: la poesía quede estos tiempos
caballería, que cuenta precisamente en la edad brota, como de la varilla de Moisés una fuente
media glandes hechos, está llena de poesías ca­ cristalina, cuando los evoca con sus inspiracio­
ballerescas, de romanceros, de comedias, que nes el poeta, está derramada á manos llenas
retratan esta edad; y los famosos nombres de por todas las trobas que forman la colección del
los poetas que lodo esto escribieron son para tercer título de estos cantos: así Arólas ha que­
arredrar al mas osado que quiera competir con rido ser y ha sido en sus escritos caballeresco.»
ellos, escribiendo unas cuantas coplas de este «Por lo que toca áOrientalista no podía dejar
carácter. El joven Arólas ha osado tocar esta de serlo, siendo español. Dice Víctor Hugo en
cuerda de su laúd, y á la verdad que ha hecho el prólogo de sus Orientales, donde tiene cantos
bien porque nos ha revelado un ingenio digno de argumento español, que «la España es to­
y muy digno de figurar entre los poetas espa­ davía el Oriente : España es mitad africana; el
ñoles. Léase el mejor délos romances del Cid: Africa mitad asiática.» No me declaro por la
léase luego uno de los que ha compuesto nues- lógica de este razonamiento, ó mejor, no es su
tio poeta, y dígase franca y desapasionadamen­ tuerza lógica la que me hace ver entre el espa—
y ol oriental alg„nos puntos de conlaelo. Mas
— XVII —
eTelo en?'íSCar a ml°* “ eI 2aíir ll"
mente capaces de inflamar la imaginación del
cielo, en el fuego de su sol, en la risa de sus
mas frió aficionado á todo lo que palpita y se
prados, en el volcan de sus pasiones , v acaso
me atrevería á decir, á pesar de tanto ceX esconde baja el influjo del magnetismo de las pa­
siones y el resplandor de un sol que las crea y
cado de limpieza de sangre como se ha/exigido, en
ias consecuencias inevitables de las ’ mozárabes alimenta. Yo no sé si Arólas ha visto Constan ti-
nopla; lo que si sé es que al leer sus composi­
mezclas.-Setecientos años han vivido orientales
ciones orientales, se me figura ver un turco que,
en España ; por todas partes se hallan , cuando
penetrado de la literatura española, ha cantado
no monumentos enteros, vestigios de monumentos
su pais en nuestro idioma; tanta es la minucio­
que recuerdan la permanencia de un pueblo
sidad y plenitud con que este pais va cantado.
oriental en nuestra patria, como recuerdan los
En Oriente la muerte acompaña al atrevido que
mariscos engastados en los picos y corazón de
las montanas la permanencia del mar encima de idea introducirse en un harem: el que quiera
visitar esta dorada cárcel de hermosuras sin pe­
ellas. ¿Que mucho que un español tan apasio­
ligro , lea una, dos ó mas poesías de Arólas; la
nado como un árabe, como un asiático, tenga
ilusión será completa; el riesgo ninguno, como
grandes disposiciones para empaparse de toda la
voluptosidad poética del oriente, y ayudado de no sea el de aficionarse tanto á su lectura que no
le deje de la mano. Y lo que mas me encanta ,
su riquísimo, magestuoso y sonoro idioma, cante
que nunca deja ver al lector el poeta el sensua­
ventajosamente la miseria degradante del eu-
lismo inseparable de lo oriental, sino al través
nuco la malograda hermosura de la odalisca
de una muselina que templa las pinceladas que
el pérfido sensualismo de los pachás, el ocio va­
pudieran reflejar, con un si es no es de lujuria,
nidad y presunción de las sultanas, el incienso
los rayos encarnados de un sol de fuego : y hay
dejos pebeteros, la fragancia y frescura de los
en esto para mí mucha poesía, en esto reside tal
baños, los geroglíficos de flores con que las be­
vez toda entera. Denme una belleza toda desnu­
llas prisioneras revelan su fuego oculto, el dogal
da que muestre todo cuanto encierra de seduc­
de seda que recibe el amante feliz apenas le ha
tor; ya sé que me llenará todos los sentidos, que
embriagado el sí de su adorada, el árabe que
mi sangre hervirá, y que, mas ancho y mas
planta su tienda cada dia en un lugar diferente,
tupido mi cerebro, oiré el zumbido que es el
y otras mil y mil cosas que seria eterno enume­ clamor sordo é interior de la pasión erótica;
rar, todas igualmente poéticas, todas igual­ mas, denme la misma beldad medio desnuda
que me encubra avara y poderosa lo mas reser-
2
---- XVIII ---- — Xix —
víido, <[ue yo haya de adivinar con mi imagina­ las crónicas y la capa rojo-oscura que toma las
ción donde está lo que los sentidos no descubren, vestimentas de caballero, puesto que ha sabido
y mi placer será mas puro, me dejará mas li­ dar á sus escritos orientales las risueñas tintas
bertad de sentimiento interior, y lo que el alma de la aurora y el riquísimo plumaje del pavo
gozare de esta manzana voluptuosa no será la real, debe el lector esperarse de su lectura mu­
misma manzana de sosos sabores, sino el olor cha poesía, aun cuando el poeta no hubiese he­
balsámico, fugaz, que recogeré con trabajo, es cho mas que poner en limpio y en lenguaje ac­
cierto, pero que disfrutaré analizando mis go­ tual antiguas crónicas y dar pinceladas á la
ces.« aguada á cuadros litografiados del oriente. Mas
«Este es el efecto que me ha hecho el sensualis­ no es el genio de Arólas para una misión tan
mo oriental de las poesías de Arólas : cada una mezquina; no son crónicas lo que pone en lim­
de ellas es una sultana que se mece perezosa en pio y rejuvenece. Son ya chispeantes leyendas,
una hamaca, sin mas movimiento parcial que el ya cuentos árabes, siempre dramas en embrión
de inclinarse á menudo al líquido cristal que la que improvisa, que fija para que no se le esca­
aguarda debajo para bañarla: un pebetero de oro pen en un álbum, indicados con cuatro coplas;
y de marfil que quema aromas sabeos para em­ dramas que desarrollados con la debida propor­
balsamar el aire del retrete, donde entra por ción le proclamarían seguramente por otro de
primera vez la que ha de ser sultana. ¿ Y es po­ los mas célebres dramaturgos; no son cuadros li­
sible que entre tanta voluptuosidad sin que su tografiados que ilumine á la aguada ; son lien­
efecto se ejerza sobre lo material del hombre ? zos desnudos que él viste con los colores de su
Diríase que es una niña que encantada con la propia paleta, como una pintura al óleo, sin
pedrería, oro y plata que ha visto en el cuello y que mendigue á nadie las líneas del dibujo que
pecho de una favorita, no ha fijado la menor le es propio también. Asi hay en sus escritos to­
atención en los dos hemisferios blanquísimos y da la poesía que brota del objeto y toda la que
palpitantes preparados para la mano del sultán, le anade el artista: es la encantadora georgiana
que hubiese devorado con ojos de fuego el eu­ adornada con la seda y pedrerías de que la col­
nuco , á no estar privado de la llama que los ma el favor...... »
enciende. Y por todas estas razones ha sido, co­
mo quiso serlo, Arólas orientalista.»
«Puesto que ha sabido dar á sus escritos caba­
llerosos el color amarillento del pergamino de
|jas Armonia«

Los pinos son las arpas del desierto


Que, entregando á los euros su ramage,
Dan á la soledad largo concierto
Con un eco monótono y salvage.
Que allí donde sin flores se ostentaba
Naturaleza triste, inculta , fiera ,
De ese arrullo feroz necesitaba
Para que entre peñascos se durmiera.
Y á Ja voz general de todo el mundo
Que alaba al Hacedor con sus cantares
Debía responder eco profundo
De pinos y de abetos seculares.
Del mar que cruza el hombre en su osadía
Escuchemos la voz atronadora :
¿Conocéis de las olas la armonía?
¿ Ruge -el mar ó suspira ? ¿ canta ó llora ?
Esa tremenda voz es la primera
Que dió cuando el gran Ser lo refrenara,
Y una valla de arena le pusiera,
Que , sin poder salvarla, la besara.
— 2 __ — 3 —
ta alhagas otra vez , le das contento,
Suspira, pues, besando las arenas,
Sabrosamente encantas el oido,
Como esclavo infeliz de sangre hirviente
Y el párpado se cierra soñoliento.
Que mira con tristura sus cadenas
Teniendo un corazón libre y valiente. Esa voz funeral de la campana,
Que resuena en el alto monasterio,
Y una vez las rompió ■ fue cuando el hombre
Da sinfonía tétrica y lejana
Quiso pasar su vida en una orgía ,
Con los mas graves tonos del misterio.
Y olvidando de Dios et santo nombre
Idolos de metales se fundía. Cantora de sepulcros y desiertos,
Marca el instante mismo de agonía ,
Y adoraba becerros y serpientes ,
Es la plegaria triste de los muertos
Asquerosas harpías y dragones,
Y el suspiro que el mundo les envia:
Que esos eran los dioses indecentes
Que alzó en el muladar de sus pasiones. Sarcasmo del placer que hemos buscado,
Nos indica del tiempo el raudo vuelo,
Y llevó á la muger á que los viera
Y hundidos en la sima del pecado
Manchada con los besos del delito,
Nos obliga á mirar el alto cielo.
Con el pecho desnudo cual ramera,
Próxima á dar á luz fruto maldito. Sonido de la brisa que traviesa
Va jugando entre lirios y espadaña,
Dijo Dios—«Pruebe elmundo mis rigores”—:
Susurro del insecto que los besa,
Saltó el mar, y sorbióse los jardines,
Murmullo del arroyo que los baña ,
Y mugeres desnudas y amadores,
Y las galas de orgías y festines. Gorgeo de avecilla que enamora,
Canto del ruiseñor que penas calma ,
Rujió entonces con furia y con encono,
Vosotros sois la música sonora,
Y acordándose á veces de aquel dia,
Que estasia el corazón y es dulce al alma.
Se agita en tempestad, y vuelve al tono
Del bramido infernal que despedía. Mas cuando airado Dios omnipotente
Nubla ese ciclo de zafir sereno,
¡ Voz del agua que riega el fértil suelo, Y le presta la luz del rayo ardiente,
Tú tienes armonías puras, leves, Por el espacio retumbando el trueno ,
Cuando cubre el invierno tierra y cielo
Con perezoso manto de sus nieves f Esa voz de terrible fortaleza,
Es un grito de enojo al hombre reo,
Tú aconsejas quietud tan recogida, Para el justo una muestra de grandeza ,
Que al murmullo que formas sobre el techo , Y una lección de fe para el ateo.
Del sueño magestuoso de la vida
Goza el mortal en abrigado Jecho.
Si llega á dispertar , con tu sonido

Yo al rayo que lanzas, distingo tu ceño
Rasgando los lutos que esconden la esfera,
Que entonces el hombre recuerda del sueño,
Y el bronce del pecho se ablanda cual cera.
Canto Religioso! Si escucho á los euros rujir tempestades,
Conozco que agitas las orlas del manto ,
Y el soplo produces que arranca ciudades
Y allana los montes , Dios fuerte , Dios santo.
¿Quién libra estas cañas que suenan vacías
De jugo y de flores, cantando en el suelo ,
Si al fuerte castigo señalas los dias,
Cansado de ingratos que escupen al Cielo ?
I. Si envias el hambre , los reyes mas vanos
Que pisan el oro , llorando sus yerros,
i Señor ! pasar veo mis dias de luto
Serán como furias que muerdan sus manos,
Tal como escuadrones de armados guerreros,
Y el pan se disputen que comen los perros:
Que sueltan las bridas al rápido bruto,
Clavando en mi pecho sus duros aceros. Y á nobles infantes que ensalza su cuna
Colgados de un seno sin fuentes de vida,
¡Oh ! ¡ cuando me llames al lecho de arcilla
Famélicas madres darán por fortuna
O envuelvas mi rostro con frío sudario ,
Las últimas gotas de sangre perdida.
Y en breves minutos derrumbes la silla
Que ocupo en el cieno del mundo nefario; Si envias la guerra, la aurora que hiciste
Verá hervir el mundo con bélico alarde;
Será que allí cierre mi párpado seco
Verá ser el mundo sarcófago triste
Que vela comido de infausta carcoma,
La luz amarilla del sol de la tarde.
Cual ave nocturna que gime en el hueco
De torre gastada , pared que desploma! Y el ancho Danubio lamiendo las rocas
Con lengua rojiza que anuncie escarmiento ,
Ni al viento que silva ss escuche mi nombre
Raudales de sangre dará en cinco bocas
Ni al sol que ilumina mi sombra se vea,
Que corren al fondo del mar turbulento.
Ni á par de la mia la sombra del hombre
Me hiele las venas, de espanto me sea. Si viertes la copa de airados furores
Dó el rey de los astros sus vuelos encumbra,
Yo tiemblo á tus iras, cual grímpola leve
Será mancha enorme de opacos colores,
Que azotan los vientos en golfo profundo :
Final esqueleto del sol que hoy alumbra.
Si truenas, me escondo ; mi pié no se mueve ,
Cual si desquiciases los ejes del mundo. Sin hombres la tierra sus ámbitos solos
— 6
Verá, si te olvida con ciego idolismo ; Vi al héroe que busca por lecho una peña
Si miras con ceño , vacilan los polos, Que el mar con sus olas y espumas combate :
Si el brazo levantas, ya todo es abismo, Va solo en un barco sin gloria ni enseña ,
Corriendo al sepulcro...... Dios es quien abale.
II.
III.
Cargado de penas pasé mi camino :
Vi al malo en orgías dó el júbilo estalla , i Señor! si adormeces al ángel de muerte,
La sangre del justo bebiendo por vino, Si cortas sus alas y embotas su espada ,
Cantando unos himnos beodos....... Dios calla. ¿Será que por grande, por santo , por fuerte,
Te rinda sus himnos la tierra cansada ?
Volviendo mis ojos tras breve momento,
Volcadas las mesas, vi al malo que muere Da paz á los mares : tu aliento divino
Leproso y exangüe , pasando tormento Les rize las ondas con gratas bonanzas;
De vómitos, llagas y pestes....... Dios hiere. Da paz á la tierra por donde camino ,
Y el bálsamo dulce de tus esperanzas.
Vi al margen de un rio ciudad deleitosa,
Ramera gastada, que estupros respira, Da paz á las penas y afanes del hombre
Sus hijos desnudos, ceñidos de rosa, Que gime en los valles de tétrica hondura,
Danzaban con hijas desnudas...... Dios mira. Y en siglos eternos bendiga tu nombre
Volando á las tiendas que están en tu altura:
Vi sobre sus torres la nube que ardiente
Con flancos de llamas, con furia postrema Y mientras te vistes de luz esplendente
Rebienta y abrasa las casas y gente , Y mientras te elevas en alas del Austro,
Cual leves aristas del campo......... Dios quema. Las súplicas oye benigno y clemente
De un cisne que canta tu gloria en el claustro.
Vi en sólio sublime purpúreo tirano,
Que vastos dominios y estados anhela,
Uncir á los hombres con yugo villano ,
Diciendo «sois siervos, sois bestias”...... Dios vela.
Vi alzarse los siervos rompiendo sus grillos,
Y hundiendo aquel sólio de púrpura y plata
Herir al tirano con fuertes cuchillos,
Y el cuerpo ser pasto de buitres...... Dios mata.
Nacido en Ajaccio, león sin segundo,
Vi al héroe del siglo correr todo clima;
Que pone á sus plantas los reyes del mundo,
Que llega, vé y vence___ Dios es quien sublima .
— 9 —
8 — Y con velocidad la errante sombra ,
Pasmada de una ley desconocida ,
Se oprime al replegarse, como alfombra
Que en largo funeral se vió estendida.
Nace la virgen luz, reina brillante ,
La Creación* Que ocupa un éter límpido y sereno,
Con cetro y con diadema de diamante,
Y abrocha con un sol su casto seno,
Y ese sol es gigante de grandeza ,
Es un joyel de amor y de alegría ,
Con que tu grande autor, Naturaleza ,
Marca de creación el primer dia.
No gastarán tu joya inestimable
uiai.no al supremo ser. Los siglos con el roce de sus alas,
Su eterna juventud infatigable
Será el mejor adorno de tus galas.
Solo cuando , tu término llegado ,
Quiera Dios que desmayes y sucumbas
De tinieblas y sombras rodeada , Esqueleto de un sol todo eclipsado
Con un cetro de fúnebre tristura, Te debe acompañar entre las tumbas.
Domina sobre el reino de la nada
Sobre tus vastos túmulos desiertos
Una noche larguísima y oscura ,
Será final antorcha , que apagada
Sin ningún ser, color, ni movimiento, Dará un humo á tus sombras y á tus muertos,
Sin voz, sin ningún eco ni sonido, El humo primitivo de tu nada.
Sin un soplo de vida ni un aliento
Reinan por el zafir de los espacios
Por el estéril ámbito, de olvido.
Mil globos y otros mil con un fin solo,
Es un caos de horrores y de espanto , Fanales de los célicos palacios,
Y solo vagar puede en ese abismo Que encienden doble llama en doble polo;
Aquel tres veces justo y también santo,
Y aquel que los adorna y los produce
Que fué en la eternidad, y será el mismo. Les marca su distancia y armonía,
Danza sobre esa noche soñolienta Y á todos con el dedo los conduce
Su mirada de plácidos amores, Puestos en escuadrón, siéndoles guía.
Que toda la ilumina y trasparentó ,
Mas del gran luminar corriendo el coche
Convirtiendo en cristales sus vapores;
— 10 — — 11 —
Los rayos va entibiándoles su dueño , Su seno que crece
Y en tus horas balsámicas ;oh noche ! Revela la nube,
Serán brillante auréola del sueño. La brisa la mece ,
La brisa la sube ;
i Oh luz pura que has nacido Ó en tiendas flotantes
Del fulgor de su inirada , De rojo amaranto
Como virgen preparada Con varios cambiantes,
Para espléndido festín, Divide su manto;
Que disipas de ese caos Ó al sol se evapora
Las nieblas y horror profundo , Su espuma delgada ,
Fijando la edad del mundo. Del astro que adora
Bendice al Señor sin íin ! De amor abrasada
¡ Oh sol, cuna de diamantes, Ó es leve cortina
Rey de nítidos destellos, Que cubre la cuna
Sin rival entre astros bellos , Dó un ángel reclina
Que apaga tu hermosa sien , Su rostro de luna;
Joyél del Omnipotente Ó es nave ligera
Sacado de su tesoro , Que altiva se ufana,
Minero fecundo de oro, Flotando en la esfera
Bendice al Señor también 1 Con velas de grana.
De un astro pretende
i Oh Cielos, morada y templo Saber otro luego,
Del artífice que os ama, Quien es el que enciende
Cuyas obras son de llama Sus piras de fuego ;
Coronadas de esplendor : Quien es causa eterna,
Páginas donde su nombre Quien reina y en donde ,
Se halla escrito con estrellas Quien rige y gobierna;
Que son polvo de sus huellas. Y el otro responde :
.Bendecid al Criador. Que es Dios, que es la vida,
Principio y autor,
Del sol de topacio Virtud escogida,
La luz se dilata La gracia cumplida,
Por todo el espacio Luz, dicha y amor.
Con rayo de plata:
La bóveda toda Sentado sobre el trono de la aurora
Reviste su giro Estiende por los ámbitos profundos
Con trage de boda, El Eterno su vista criadora
Color de zafiro: De soles, y de cielos, y de mundos.
— 12 — — 13 —
Y aparece la tierra suspendida , Para lucha feroz y bramadora,
tomo por atracción, de su mirada ; Con un lazo de flores detenido
De mares, como fajas, circuida , Besa el nevado pié de su señora.
Y en sus polos muy bien anivelada.
Se duerme en las bahías y desmaya .
Aparecen sus montes cual gigantes Se dispierta en los golfos peligrosos,
Que guardan sus recónditos mineros Y tumbos bullidores en la playa
De precioso metal y de diamantes, Levanta con mil juegos ingeniosos.
En cárcel de peñascos altaneros.
Lame risueños ismos y arenales
Unos su pico elevan orgulloso , Y es rey que de mil islas se enamora ,
Y otros visten sus cumbres y su falda , Y Ies rinde tributo de corales
Do bulle el arroyuelo sonoroso, Y de perlas y de ámbar que atesora.
Del nítido color de la esmeralda.
Le pagan claros i-ios homenage,
Y algunos cual tiranos inclementes Y algunos tan subidos en orgullo ,
Que han de burlar los soplos de huracanes. Que sienten el humilde vasallage
Muestran con arrogancia duras frentes Y mueren con un hórrido murmullo.
Ceñidas con diadema de volcanes.
Mil aves que se visten del tesoro
Tiende el valle su alfombra de verdura, Que tiene abierto Dios para sus galas ,
La colina su término le sella, Emulos de la púrpura y el oro
Y dó nace una brisa que murmura Revelan los matices de sus alas ;
Nace una leve flor que es hija de ella.
Entonan dulces cantos á porfía,
El remanso que forma fuente fria Y celebran del mundo el nacimiento
Remeda sombras trémulas, vergeles; Con el primer ensayo de armonía
Miente nubes de hermosa pedrería , Que, por llegar á Dios, penetró el viento.
Y sauces que desmayan en doseles,
Bebiendo luz, el águila pasea
Aves que se columpian en las ramas, Del éter el Océano estendido ,
Insectos que festejan á las rosas, Ocupada tal vez de altiva idea
De celajes de púrpura las llamas, De morar en el sol y de hacer nido.
Y ornatos de elegantes mariposas.
Se espacian los cuadrúpedos veloces-
El espumoso mar ocupa un centro, Ruje el fiero león de noble raza,
Y aunque amaga su furia turbulenta Y el mundo no distingue entre mil voces
Con la tierra chocar en rudo encuentro, Otra de mayor brío y amenaza.
Sobre linde arenosa desalienta.
El rio que dormía sosegado
Y es como ardiente esclavo, que nacido Llena el raiman de espuma vacilante,
3
— 14 — — 15 —
Y tiembla el árbol duro que ha tocado Y el céfiro leve
Con mole ponderosa el elefante. Que vaga y murmura
Con alas de nieve
Estendiendo el pavón sus plumas bellas
Por toda espesura,
Copia con delicada miniatura
Derrama rocío,
Un cielo de simétricas estrellas,
Que es llanto de aurora,
Unico en elegancia y hermosura.
Y hermoso atavío
Son los cedros y palmas altaneras De rama sonora.
Colosos de las auras que los mecen; Con galas distintas
Los cipreses, pirámides ligeras, Ostentan las flores
Que todas las distancias embellecen ; Penachos y cintas
De vivos colores;
Y las plantas acuáticas nacidas Coronas radiantes,
En medio de las fuentes y las olas , Y gasas delgadas,
Enseñan con pudor, medio escondidas, Festones, turbantes
En urnas de cristales sus corolas. Y tazas doradas;
Capullos cubiertos
¡ Oh tierra de luz vestida,
Con gran simetría,
Con su aliento fecundada ,
Y senos abiertos
Por su mano regalada
Al aura y al dia.
Con un Cielo y un Edén;
Las unas se afanan
Que de vida y hermosura
Por ser solas ellas,
Tantos gérmenes contienes,
Las otras hermanan
Y gozas de tantos bienes ,
Col imbos de estrellas;
Bendice al supremo bien !
Desmayan algunas,
¡ Oh mar de onda fugitiva , Las otras asoman,
Sonrosada, azul y verde , Y brillan las unas,
Que en tu inmensidad se pierde , Las otras aroman.
Y otra toma su color ; Y en fin leve nube
Que como á risueña virgen De esencias combinan,
Que destinas á tu boda, Que al Cielo se sube,
Abrazas la tierra toda, Que á Dios la encaminan.
Bendice al supremo autor! En fuentes hermosas
Que en lluvias de perlas
Circula y se eleva Inundan las rosas,
Por todo parage Que nacen por verlas,
La savia, que lleva Contempla el insecto,
Frescura y rarnage; Zumbando en la rama,
— 17 —
— 16 —
Y habiendo puesto el mundo por santuario
Su talle perfecto, ©ó brillase la gloria de su nombre,
Su cuerpo de llama; Bestinó para místico sagrario
Y el bosque y el prado, El corazón magnánimo del hombre.
Vergel y montaña,
Y arroyo cercado Mas deja separar, hombre criado ,
Be verde espadaña, Mis ojos del Edén de ruiseñores,
Mar , ríos y suelo No sea que tropieze en tu pecado,
Con voz de alegría, Que es un áspid oculto entre las flores,
Ban himnos al Cielo,
Y el himno que dirijo al que te cria
Formando armonía.
Se interrumpa con ayes de quebranto ,
Y al ave que canta
Y venga á concluir en elegía
Preguntan las aves,
Quien dió á su garganta Toda mi inspiración, todo mi canto.
Los trinos suaves;
Quien es causa eterna,
Quien reina, y en donde,
Quien rije y gobierna;
Y el ave responde :
Que es Bios, que es la vida,
Principio y autor,
Virtud escogida,
La gracia cumplida,
Luz, dicha y amor.

A dominio tan vasto y halagüeño


Con trono de magnífica grandeza , _
No quiso el Hacedor, el sumo dueño,
Que faltase tu rey, Naturaleza.

Y el hombre, el soberano de tus seres


Compendio de tí misma y tu portento ,
En medio del Edén de los placeres
Fué criado por Bios, y de su aliento.

Bióleun alma profunda que midiera


Toda la creación que era reciente,
Y para que su patria conociera,
Al sol y á su cénit le alzó la frente;
— 18 — 19 —
Para estrechar un lazo tan seguro
Con la fuerza recóndita que envia :
Si después de la tumba misteriosa,
Entre reinos de luz , gloria y recreo,
Flores <leï alma. No existiese otra vida venturosa ,
Nunca la invocaría mi deseo. —
Bajo la planta rústica oprimida
Rinde olor la violeta, y embalsama,
Y es como la virtud, que perseguida ,
Como no tiene hiel, perdona y ama. —
Dominarse á sí mismo es noble empeño ,
Sufrir la ingratitud es trance amargo,
Al bucn entendedor salud La vida del placer huye cual sueño,
Pero un día sin pan es el mas largo. —
En el fuego se prueba la fragancia
Del incienso de Arabia delicioso ,
Si enla margen de arroyo que camina
Y en las tribulaciones la constancia
Suspende bello pájaro sus vuelos,
Del varón esforzado y animoso. —
Cuando bebe una gota cristalina,
Levanta el pico de ámbar á los Cielos. Mas grande que los mares estendidos
Es el alma del hombre en sus arcanos ,
Suenan en el festin del potentado Y el polvo de sus restos consumidos
Los brindis á la suerte veleidosa, No llcnaria el hueco de dos manos.—
Al ciego amor y al rostro delicado
De las bellas que ciñen fresca rosa; De los grandes caudillos vi los nombres -
En ciudades, y villas y desiertos
Y mientras que retumban los salones Escritos con la sangre de los hombres,
Con cánticos de faustos parabienes, Que la guerra es la fiesta de los muertos.
No suben á dorados artesones
Las gracias al dador de tantos bienes. — Y del cielo en los ámbitos dorados,
Con buril de diamante y rayos vivos
De injusticia cruel en un tormento, De los sabios los nombres vi gravados,
De súbito peligro en un espanto , Que su vida es la fama de los vivos. —
Se marca en nuestro ser un movimiento , Al impulso del aura procelosa
Que es levantar la vista al Cielo santo.
Se desprende la nuez del cocotero
Si no hubiese metal de acero duro, De su palma elevada y orgullos»........... .
Nunca la piedra imán lo buscaría Dios le señalará su derrotero:
— 20 — — 21 —
Cayó en la inmensidad del Océano,
Y flota en los cristales errabunda;
La sublima y abate el mar insano,
La esconde entre sus senos y la inunda :
Tras agitadas noches con sus dias Meditación.
Encalla en arenal, en un parage
Do no hay vegetación ni sombras trias......
Dios señaló su término al viage.
El sol la fecundó : ya va naciendo
La palmera feraz; crece y asombra,
Y sus gigantes ramas estendiendo,
A mil renuevos suyos hace sombra.
El desierto es un cármen aromoso ,
Con toldos coronados de rocío,
Y el ave tiene nido delicioso ,
Yo te veo , Señor, en las montañas
Y el hombre tiene sombras en estío.
Que soberbias se miran en su altura,
Así se desarrolla el germen puro Dó reciben la luz con que las bañas,
De civilización y de cultura , Antes que este hondo valle de tristura;
Que en el pueblo mas bárbaro y mas duro
Pone esplendor, riquezas y ventura; Y en el último y lánguido reflejo ,
Que recogen del dia moribundo,
Pues todo lo anivela y lo concilia, Cuando su altiva cumbre es el espejo
Y arrancando del mundo las murallas, De las sombras que caen en el mundo;
Hará de todo el mundo una familia,
Sin linderos, ni términos, ni vallas. — Y en su color azul y nieve fría
Que oculta la preñez de los volcanes,
La virginal belleza candorosa
Como encubre falaz hipocresía
Tiene la propiedad de sensitiva ,
De infame corazón pérfidos planes.
Que si un dorado insecto en ella posa,
Lo desdeña, y se cierra fugitiva.— Que tú les das la niebla matutina
Que se pierde por leve y vaporosa,
Hay una Nación fuerte y aguerrida ,
Tú les enciendes llama que ilumina,
Y un sabio ha escrito en ella en dos renglones
Tú su cráter entibias y reposa.
Que la pena de muerte irá abolida,
Según el giro actual de las Naciones. Desataste en sus cimas y pendientes,
Para calmar la sed de los mortales,
Las cristalinas venas de las fuentes
Y escondiste en su seno los metales.
— 22 —• — 23 —
Mas ellos ambicionan el tesoro para el pequeño alción que á sus cristales
Que previsión de un padre les encierra^ Fia su hermosa prole y su esperanza,
No pueden apagar la sed del oro Mientras atas furiosos vendábales.
Y rompen las entrañas de la tierra.
Y en el cetáceo enorme que entre hielos,
¡Metal de execración! ¡metal maldito , Que muros de cristal pueden decirse ,
Cuya pálida luz cegó los ojos, Alza dos ríos de agua hasta los cielos ,
Doró deformidades del delito Y agita el mar del norte al rebullirse ;
Y alumbró los desórdenes y enojos!
Que herido del arpon , iras alienta,
Yo te veo, Señor, en los breñares Con su sangre las aguas enrojece,
Poblados de malezas muy bravias, Y las pone agitadas en tormenta......
En los altos, difíciles lugares, ¡Tanto puede su mole que padece I
Dó el águila renueva largos dias,
Tú le diste los mares por presea
El águila que es hija de los vientos, Donde tenga por lecho las bahías ;
Con su nido que es campo de batalla, El boreal y antártico pasea;
Lleno de los despojos mas sangrientos Por abismos de espuma tú le guias.
Del vulgo de las aves que avasalla ,
Yo te veo, Señor, en el insecto
Sombría como el sitio donde habita , Que busca en la camelia nido y casa,
De furibundos ojos y de garras Con las galas de adorno tan perfecto
Duras como las peñas que visita, Que unas púrpura son, otras son gasa ;
Corvas como moriscas cimitarras.
Y en el que enamorado de su pompa
Que tú para cortar los aquilones Se contempla en la fuente bulliciosa,
La fuerza muscular le diste en prenda; Y en el que chupa almíbar con su trompa ,
Te busca por las célicas regiones, Y en el que se adormece en una rosa;
Por eso mira al sol como á tu tienda.
Y el que queda suspenso ante las ovas
Tú contaste sus plumas mas ligeras, Mecido en equilibrio con las alas,
Como cuentas los árboles y frutos, Y al parecer les canta dulces trovas
Los átomos que cruzan las esferas , Que solo entiendes tú que á tí te igualas;
Y hasta la eternidad por sus minutos.
Y en el reptil que turba linfas puras,
Yo te veo en el mar : en la ola verde, Que por su cauce nítido se alegra,
Azul, ó sonrosada que camina, Y el que por las musgosas hendiduras
Que con orla de aljófares se pierde, Asoma su cabeza verdinegra.
Mientras otra mas alta se avecina.
Tú has vestido de flores las colinas
También cuando lo tienes en-bonanza Cual nunca Salomón se engalanára,
— 24 — — 25 —
Cuando á ruego de hermosas concubinas
ídolos en los bosques adorara.
Tú has dado los aromas y canelas,
Papagayos hermosos y parleros, Himno «le la noche.
Búfalos, elefantes y gazelas,
Cedros, palmas, acacias , bananeros.
Que tú eres el principio de tí mismo,
Sin contar el origen de tus dias,
Grande cilla inmensidad y en el abismo,
Dios de eternas venturas y alegrías.

SÚPI.ICA AL CnlAllOll

¡ Oh Sol! ¡noble gigante de hermosura ,


Y astro rey en un trono de volcanes!
¡Guerrero cuya nítida armadura
Deslumbró en feroz lid á los Titanes!
Las águilas del Líbano altaneras,
Cuando dorabas hoy la antigua Tiro ,
'Te admiraron subiendo á las esferas ,
Yo que pierdo tu luz, también te admiro..
Su pupila tenaz osadamente
Se fijó en tu cénit esplendoroso;
Yo al morir en los mares de Occidente ,
Te saludo no mas, rey luminoso :
Faro inmortal del mundo á quien das vida,
Et erno en juventud y en el encanto,
Sombra del Hacedor , piedra caida
De la esmaltada fimbria de su manto !
— 26 — — 27 —
De la muerte del dia plañideras ¿Velas sobre los sueños, les asistes,
Le siguen al sepulcro largas sombras, Y con el resplandor los iluminas,
Que borran la esmeralda en las praderas, Repartiéndolos tú blandos ó tristes?
Desatando sus tétricas alfombras.
¿Eres cuna dó el ángel se adormece?
Su tapiz vaporoso sin colores ¿O estás cual atalaya prevenida
Enluta en fuente azul blancas espumas, Que avisas al amante que anochece ,
Los pétalos de nácar en las flores, Para que vuele á ver á su querida?
Y en las aves el iris de las plumas.
¡Delicioso jardín....! en una rosa
En el tronco de un árbol carcomido Se duerme una cantárida dorada ,
No duerme enteramente el aura leve, Mientras una nocturna mariposa
Pero lánguida vaga sin sonido , Turba el sueño y le róbala morada.
Temiendo desplegar alas de nieve.
En la hierba fosfórico gusano
Tal vez el bardo así, cuando es de hielo , Enciende su fanal, ó su lumbrera
Sin juventud ni amor, triste suspira, Émula del cocuyo americano,
Y teme levantar su canto al Cielo , Que si marcha, le sigue compañera ;
Reoorriendo las cuerdas de la lira.
Y las plantas acuáticas que solas
Roto el prisma falaz de las pasiones, Aman perenne humor , sacan aprisa
Que me presenta un mundo de placeres, Del cristal adormido sus corolas,
Y sobre pedestales de ilusiones Para gozar los besos de la brisa.
Idolos de jazmín en las mugeres:
Un insecto de púrpura y topacio
Cuando el Edén de mágico contento, Sobre flexible tallo se asegura,
Como insecto de un dia vaga y zumba , Y á una cerrada flor que es su palacio ,
Se vista de color amarillento , Estas quejas tristísimas murmura.
Mostrando en vez de flor , mármol de tumba;
«Abreme, hermana raia, el blanco seno,
Déme el Cielo en la choza solitaria «Que vengo fatigado del camino;
Del arpa de Sion la melodía, «Por cstraño pensil de lilas lleno
Y escríbase en mi losa funeraria: «Me perdí susurrante peregrino.
« Dios, Amor, y la dulce Poesía.”
«Me persiguió un rapaz de ojos azules,
¡ Mas sombras sobre el mundo cada instante! «Y por huir su mano codiciosa,
Pero avanza un lucero á las estrellas, «Escondido entre ramas de abedules,
Mientras detrás del eje rutilante «Me sorprendió la noche tenebrosa.
En lejanas cohortes siguen ellas.
«Al tiempo de besarse dos amantes
Dime , luz bienhechora, ¿dó caminas? « Cruzé por una gótica ventana,
— 28 — — 29 —
« y sus ósculos tiernos y constantes Que le profeso amor desde la cuna ,
«Empanaron mis alas de oro y grana. Y es única corona de mi frente_
«Gozaba en su balcón auras amenas i Arrecia con furor el raudo viento !
«Una bella de formas celestiales- ¿Qué suspiráis, sonoros vendábales,
«Quise entrar en su pecho de azucenas En las torres de alcázar opulento?
«Y huyó de allí cerrando sus cristales. ¿Qué gemís en sus largos espirales?

«Errante voy, y encuentro poseído Murmuráis del magnate.- cien bugías


«Todo cáliz, dó bebo la ambrosía , En un ambiente de ámbares y rosa
«De sonoro amador que está dormido .- Sus noches aclarecen como dias,
«Ábreme tu capullo , hermana mía.-’ Á1 estruendo de orquesta sonorosa.

Poco ápoco la flor va desplegando Vense tras de los vidrios, entre sedas
Su seno virginal al que la llama Cruzar nobles y duques y barones,
Y ofrece á su cariño lecho blando... Y danzar á compás vírgenes ledas,
¡Delicioso jardín !.... esa flor ama-, Ninfas de flor, con alas de ilusiones.

¿ Dó camináis vosotras, bellas nubes. Y mientras el palacio se alboroza ,


Motando sobre brisas regaladas? Duerme el pobre en las piedras de la esquina,
¿Vais á servir de tienda á los querubes? Lo desvela la rápida carroza ,
Y otra vez en el polvo se reclina.
¿ Vais á servir de tálamo á las hadas?

¿ Vais á llevar los sueños á otras zonas? ¡Ricos!.... en los banquetes abundosos
¿O á mentir a mis ojos soñolientos . Si disfrutáis placeres, dad al menos;
Con la luz de la luna hinchadas lonas Si dais de lo sobrante, sois piadosos,
Si de lo necesario, seréis buenos.
De bajeles, en mares turbulentos?

Si al ocultarse el sol, según sus leyes, Debajo del suntuoso artesonado


Flotabais como ricos pabellones, No habitáran tristezas que os devoran,
Que en las solemnes fiestas de sus reyes ¥ el ángel del reposo regalado
Enarbolar) los pueblos y naciones ; De noche os dará sueños que enamoran—.

Dios de la luz, de noches y de días,


Si vestíais de azul y de escarlata,
Que pintas el celage de la aurora,
¿Quién os ha concedido blanco velo
Dios de mis esperanzas y alegrías,
Con profusión de aljófares y plata,
Oye mi voz.- mi corazón te adora.
Vestales de Ja bóveda del Cielo?....
Huid , y el rayo hermoso de la luna Concede tu esperanza á mi tormento,
Brille sobre mi rostro tibiamente , Á mi duda tu fé y tus resplandores,
4
— 30 — — 31
Y el bálsamo feliz del sufrimiento,
Cuando se multipliquen mis dolores.
Tenga tranquilo hogar, pecho sin hiel es,
Palabras de tu amor, rostro sin ceño,
El pan de mi trabajo, amigos fieles, El hombre.
Y de tu santa paz el dulce sueño.
EL ANGEL BUENO , V EL ANGEL MALO.
n •.afarngaHi feb giBinmwM
'■■■■■■ '■ i ■■■ ¡i drná oh nrr •:'l
ii ■: .oo i," ol joii -.iir-
• clíonpib sb obnorniao IA
<tiDoa :ríina , aonbiv aol oh sail oeíroV
. .-moiíj.’ 7 73£J|;ii.' v ;.;il<’.)rr iñvniY
.«aba! > «.úq.tto.-» f. issiinb Y ’
.^ünoi?ir!i oh-tás noi . • ■;/

Es el hombre sin penas ni reveses.


Antes de ver la luz que el mundo dora,
Fruto amargo que agrava nueve meses
El seno maternal en donde mora.
: fe b '• . -'riíi.-ijq ,}í;íi ¡¿¡
Fruto de la muger que poseída
De la fiebre de amor, que abrasa tanto,
Lo compra con placer de corta vida,
Que redime después con largo llanto.
-?•? Oj.p íSMlei'ii uísrr>¡d(;¡í ”,Z Fruto, que al árbol mismo que lo cria
obpUgai i&qft^Jofefegnú fe Y Suele siempre abrumar de estraño modo;
Sobre pensil muy breve de alegría,
De las dichas en flor fruto de lodo.
eeib ob y t u' ¡?;í , xjiI b! ab eoitf
: : ‘ Q Cuando nace, deslústrase su rama,
< '? i -, - ' U üb 20 ÍG Pues se arranca de allí con pena dura:
¿Para tan triste afan la muger ama?......
i Oh maldición que arrastra la hermosura! (1)

(1) In dolore paries filios, Gen.


— 32 —
Nace, y apenas sale de su encierro, — 33 —
Da muestras de dolor con el vagido....... Formaban una cuna de reposo
¿Conoce que este mundo es su destierro? Festonada de flores, donde un niño
¿Teme cieno pisar, Angel caído? Gozaba de suavísimo reposo.

¿O Je muerde tal vez fatiga interna, Así llegando el tiempo apetecido


Que con voz de suspiro el labio nombra ? Que libra al marinero de pesares,
¿Serán quejas del alma que es eterna, Duerme el pequeño alción en leve nido,
Contra el cuerpo que pasa como sombra? Sobre la blanca espuma de los mares.

¿O será que aquel aire que respira, Asi, llegando el héspeao , reposa
Mientras corre la sangre por sus venas, El cisne sobre un lago de aguas bellas,
Lo corrompe del mundo la mentira, Con bordes de alelíes y de rosa,
Y vaga por admósfera de penas? Que las nubes retrata y las estrellas.

¿Seráque desvalido , sin fortuna, Sobre tranquilo pecho de jazmines


Ya sabe su destino funerario, Ambas manos plegaba el tierno infante,
Y contempla un sepulcro tras la cuna, Cual plegaban hermosos serafines
Y al lado de las fajas el sudario ? Sobre el arca sus alas de diamante.

Por esto de su madre en el regazo Sueño de oro de aquella edad dichosa


Parece esconder quiera el alma toda, Destilaba en su labio la sonrisa,
Y estrecha el blanco cuello con el brazo, Y era sueño de cielo y mariposa,
Cual si huyese un fantasma que incomoda. De gruta y de pensil, de flor y brisa.
Llora porque es mortal: mientras levanta Otro sueño de dichas y embelesos
La frente y corazón al alto cielo, De su madre feliz se apoderaba,
Lastimado de espinas en la planta, Y era sueño de abrazos y de besos
Vuelve á bajar los ojos á este suelo. Que el fruto de su amor le regalaba.
La muerte , cuya idea martiriza, De las nubes del plácido occidente
Tiende á sus pies alfombra de tristura, Que son tiendas del sol, do se engalana,
Y pisando una tierra movediza, Sirven de colgadura trasparente,
Viene á caer en honda sepultura. Y le bordan un lecho de oro y grana,
En mis sueños de amor y poesía, Vi descender, dejando eternas salas,
(Dios sabe tales sueños lo que halagan, Un ángel entre coros escogido,
Como llenan el alma de ambrosia, Que con oscilación de iguales alas
Y con cáliz de néctar la embriagan) Posó junto á la cuna del dormido.

Yo vi fresco Yergel: pieles de armiño ¡Largo perfil!.... Su vista penetrante


Mezclada con halago de ternura,
— 34 — — 3o —
Borraba de mí mente vacilante Reconocí ¿ Luzbel; á la serpiente,
Todo mirar de humana criatura. Que arrastró del Edén entre las flores,
Y en la dicha de Adan , que era inocente,
Revelaba un origen soberano, Fijó los ojos tristes y traidores.
Un principio de luz inestinguible, i ' BHOít /
Un misterio de Dios, profundo, areano, Silbó un engaño torpe y amañado
Y espresion de un amor indefinible. De la débil muger en los oidos,
Y así causó la muerte y el pecado
En sus ojos midió mi pensamiento De Adan y de sus hijos maldecidos.
La distancia entre el polvo de mis huellas
Y la bóveda azul del firmamento, Reconocí á Luzbel...... ¡ Cuán diferente
Que por faros se alumbra con estrellas. De aquel que se sentaba entre las nubes,
Que pisaba el volcan del sol ardiente,
Sus cabellos que heria el aura leve, Entre beatos coros de Querubes!
Como el ébano negros y bruñidos,
Eran gasa de luto sobre nieve, Ya en las negras cavernas del abismo.
Por los hombros y espalda desprendidos. Al llanto del precito siempre sardas,
Es a mas de verdugo do sí mismo,
Su túnica bordada de luceros, Torvo adalid de las tartáreas hordas.
Desmayándose en pliegues por la falda,
Dejaba en libertad los pies Jijeros, Monstruo entre fiera, sátiro y arpia,
Que calzaban coturnos de esmeralda. Conjunto abominable de torpeza,
Oprobio de la luz, baldón del dia,
En su rostro la luz resplandecía Alzaba como escollo su cabeza.
Como el primer albor, cuando amanece;
Era luz nacarada, y no ofendía, La ensortijaban sierpes por cabellos,
Como rayo de luna que adormece. Que en sus sienes surcadas rebullían ;
Eran de tigre en furia sus resuellos,
Brotó el vergel al punto nuevas flores,
En tanto que las sierpes le mordían.
Transformóse en Edén con su llegada,
Que al sitio de deleite y ruiseñores,
Cual de cerda que cria en selva brava
Para que fuese Edén , no faltó nada. Jabalí montaraz , áspero bruto,
Mientras esta visión sin pena alguna Era su luenga barba, y le tapaba
Absorto en su placer me entretenía, Con feo desaliño pecho hirsuto.
Vi alzarse al otro lado de la cuna
Negra sangre salia de su boca,
Sulfúrico vapor , niebla sombría.
De tan amarga hiel, de tal ponzoña,
Abiertas de la tierra las entrañas Que las piedras abrasa si las toca,
Produjeron un monstruo sin segundo; Y do cae , la hierba no retoña.
De conjunción de torpes alimañas
Producción infernal, aborto inmundo. Carbones encendidos son sus ojos.
— 37 —
Ata en nudos su cola serpentina, Tú no puedes negármela atrevida,
Que se agita al rigor de sus enojos; Mientras yo la concedo desgraciada.
Tiene rostro infernal, forma ferina.
Tú sirve á tu Señor : ya que mi anhelo
Apenas vid el Monarca tenebroso No consiguió con glorias siempre eternas
A la tranquila madre y al infante, Avasallar los ámbitos del Cielo ,
Y al ángel que alumbraba su reposo Avasalló del Orco las cavernas.
Con un rayo de luz de su semblante ,
Tú sirve á tu Señor : contrario estremo
Suspiró como el mar en la tormenta, Me plugo á mi seguir, y en negra pompa
Recordó su caída vergonzosa Proclamarme entre llamas Rey supremo,
Y de su rebelión la vil afrenta, Al ronco son de la tartárea trompa.
Renovando Ja llaga dolorosa.
¡Guarda el sueño de un niño! ¡Yo haré guerra
Meditó su pasado poderío, Contra el usurpador de mi corona i
Su alteza, su esplendor y antigua gloria; Yo vi formar al hombre de la tierra,
Penetró sus medulas dolor frió, De un barro que se pisa y se abandona.
Sudó sangre también con tal memoria.
¡Nace para morir!.... ¡Sombra mentida
Y el pensil no fué Edén....... bajaron nieblas De existencia fugaz !.... tiene por suerte
Qvte intentaban mudarlo en cementerio, Ser pasto de pesares en la vida,
Y entre el ángel de luz y el de tinieblas, Ser pasto de gusanos en la muerte!
Vieron pasar mis ojos un misterio,
Es torre sin cimiento, que derrumba
Con soplo de huracán; su polvo vano
ANGEL DE LUZ.
Consumido en el hueco de la tumba,
No llenaría el hueco de mi mano,
¡Mira el fruto del hombre!!! Su destino
Sera llenar la silla que perdiste ,
ANGEL DE LUZ.
Cuando con el furor de un torbellino
A la región mas alta te subiste ,
Vituperas la carne que es esclava,
Y te llamaste Dios.... ¡ locura vana! Y te olvidas del alma que es señora,
Tu orgullo se deshizo como espuma! Que no conoce tumba, que no acaba,
¿Lucero fuiste tú de la mañana? Y que en la eternidad á Dios adora.
¿Quien al ver tu torpeza lo presuma?
El barro que abominas piensa y siente ,
Y midiendo el Occeano se avanza ,
LUZBEL.
Sin que arruge el pavor su heroica frente,
Sirviéndole los astros de esperanza.
; No nombres mi desgracia! Ya es sabida
Mi empresa que por tí fué contrariada i ¿ Si la idea del Dios que tú ofendiste
— 38 —
— 39 —
Llena toda su vida transitoria,
Si mide las estrellas que perdiste, Sobre los rubicundos amarantos,
Quieres tú mas atan que ver su gloria? Para libar su esencia deliciosa,
Suspenderá sus risas y sus juegos,
v .. n ° ?e dejado ,as nubes de Occidente
Y poniendo en la tierra su rodilla ,
» reflejé en ios mares mi hermosura ,
Por la vida de flor de este inocente, Respirará el aroma de los ruegos
Que reclama mi amparo y mi ternura. Y dirá su oración pura y sencilla.
Yo subiré al Olimpo su plegaria
Yo doraré su infancia de ilusiones .-
La tela de sus noches y sus días Como queja de amor y desconsuelo ,
Recamaré de rosas en festones, Como arrullo del ave solitaria,
Bordándola de dulces alegrías. Que desea volar al alto Cielo.

LUZBEL. LUZBEL.

Yo del materno pecho regalado


Le secaré las fuentes abundosas; Yo acreceré sus miedos y temores
A beber le dará seno comprado Con horrendas visiones de tortura,
La hiel de enfermedades dolorosas. Que le turben la paz y los amores
Y la santa plegaria que murmura.
Vivirá suspiroso, entumecidas
Con el germen letal todas sus venas; O bien verá un fantasma que se pierde
Y de tus ilusiones deslucidas Con un rastro de luz amarillenta,
¿Que piensas quedará? luto de penas. Ó huyendo de una lamia que le muerde,
Dará con un vestiglo que atormenta.
ANGEL DE LUZ.
Le mentirán los vientos inclementes
Del precito los ayes mas aciagos;
¿Quien te igualó en maldad?... La perla pura Le mentirá la voz de los torrentes
Tiene lecho de nácar, donde crece,
Congresos de hechiceras y de magos.
Que defienda su nítida hermosura,
Cuando el mar mas altivo se embravece. De su cuerpo infantil la leve sombra
Le mentirá en los hórridos desiertos
Y el seno maternal contra tus males El paño funeral, la negra alfombra,
Tiene su talismán: ¿de que te admiras? Que los vivos estienden á los muertos.
Tiene una cruz hermosa de corales,
Y al lado de la cruz ¿que son tus iras? El eco fingirá rumor estrado,
Las noches esqueletos que caminan,
No ofenderán al niño tus encantos:
Yr verá en las bugías con engaño
Cual se para festiva mariposa
Las antorchas que el féretro iluminan.
— 41 —
De fortuna los bienes y contentos
Convertiré en dolores y castigos,
-ANGEL DE LUZ.
Y hambriento ante sus hijos mas hambrientos
Comerá negro pan de los mendigos.
Espíritu falaz , usa tus artes
De fantástico error, usa tus lazos; Para agravar sus ansias y su pena,.
Pero mi protegido en todas partes Cuando mas le consuman los enojos,
Por escudo tendrá maternos brazos. Todo el ageno bien y dicha agena
Haré pasar delante de sus ojos.
Defenderá mi celo cariñoso
Su juventud , edad de convulsiones, Y si sucumbe al peso de los males,
Que se alumbra al reflejo peligroso Si perdida la fe , no espera gloria,
Del volcan destructor de las pasiones. Si maldice la luz de los mortales,
Si blasfema de Dios.........hé mi victoria.
LUZBEL.
ANGEL DE LUZ.

Yo encenderé en su pecho llanta impura;


La seducción vestida de placeres, En vano á tu maldad pones el sello.......
Que disfraza su tétrica figura ¿Quién tu impotencia ignora? ¿quién tu pena?
Con mimos y caricias de mugeres, No tocarás del justo ni un cabello,
Sin permiso del Dios que te condena....
Por vergel de fantásticos hechizos,
Le brindará su copa de tal suerte
Que apure los nefandos bebedizos, Nada mas escuché, y al punto mismo,
Que enloquecen el alma y dan la muerte. Dejando espesa niebla en este mundo,
Hundióse el fiero mónstruo en el abismo,
Los celos con sus furias espantosas, Que retumbó con eco muy profundo.
Aguzando puñales del despecho,
Amagarán su tálamo de rosas, Volvieron de su sueño madre y niño,
Como fieras voraces en acecho. Ella con la plegaria y él con lloro,
Y el ángel de la luz y del cariño
Le haré sentir un áspid venenoso,
Les formó con las alas dosel de oro.
Que muerde el mismo seno donde anida,
Y es la falsa amistad , áspid doloso,
Que miente con lisonja fementida.
Yo no tengo otra furia mas ingrata ;
La guardo entre las sierpes, cuya boca
Mi sien de maldición hiere y maltrata,
Y á furor contra el hombre me provoca.
— 43 —
¿Porqué me dejarás entre malezas,
Cubierto con la fúnebre mortaja?
¿Y la lazada fiel que nos unia,
Dulce conformidad en gozo y duelo
Arnioiitrs Religioni.
De tanta negra noche y claro día,
No podrá detener tu pronto vuelo ?
¿Y el diente del gusano codicioso
Que bullirá en mi carne abandonada,
Minando mis entrañas sin reposo,
Dará tristes despojos á la nada?

¿Porqué te has escondido en este encierro


Que tiene los pesares por carcoma ?
i Cuán apartado gimes tu destierro
Et ALMA.
De tu patria feliz, fénix de aroma!

Aguila que apeteces tus regiones,


Aguila que suspiras tus esferas,
Pus plumas van rozando tus prisiones.
Miras la inmensa bóveda, y esperas.
I.
Tú clavas en la luz pupila ardiente,
¿Quién eres , huésped noble y generoso , Ves las nubes y mides su camino ,
Cerrado en esta cárcel ó aposento Y lánguido su vuelo es á tu mente,
Caduco, deleznable y arcilloso, Que es mal alto tu origen y destino.
Que seca un sol y polvoriza un viento ?
Obra del hacedor, eres su aliento,
¡ Don eterno y espíritu profundo
No desmientes tu cuna soberana;
Prisionero en un vaso cinerario,
Tú naciste en el claro firmamento,
Que cuando tú lo llenas, tiene un mundo,
Cuando tú lo abandonas, un osario! Mas sublime que el sol que lo engalana.

¡ Emanación celeste y escogida Que ese sol coronado de topacio,


Que desciendes de climas superiores! Que del orbe los ámbitos asombra,
¿Cuándo te uniste á mí sin ser sentida, Rey del cénit y vida del espacio,
Para correr la senda de dolores ? Ha de morir á manos de la sombra.

En el valle infeliz de las tristezas, Cesará de alumbrar al triste mundo


Si la muerte cruel mi paso ataja, Con su carro de ardiente pedrería,
— 44 —
Y arrastrará su disco moribundo — 45 —
Con luto universal por su agonía. Revelan que apartada de tu centro
Te encierras en un pozo de mentira.
Pero tú vivirás en el fracaso
De los polos hundidos de repente, Que del festín en vasos cristalinos,
Que la inmortalidad no tiene ocaso, ■ Coronados de flor los borccllares,
Y tu respirarás su eterno ambiente. Con fondo de rubí brillen los vinos
Que de Shivaz producen los lagares;
Y al Señor volarás de cuyo seno
Según su beneplácito saliste, Que resuenen en anchas galerías
Como esencia sutil de un cáliz lleno, Las notas fugitivas de almo coro,
Desterrada por tiempo al mundo triste. Derramando raudales de armonías,
Como perlas cayendo en planchas de oro;
Bien tu origen demuestras soberano
Mientras lloras esclava en tu cadena, Que las nubes de orobias blandamente
Y todo el bien terreno un humo vano Se exalen de las urnas cinceladas,
Es para tu ansiedad que nada llena. Y embalsamen de aromas el ambiente
Como si lo habitasen bellas Hadas;
Un átomo es el mundo contemplado
Desde tu hermosa patria y sus regiones, Que en cerrado pensil ninfas ufanas
Un punto que del caos desatado Te brinden con su plácida terneza;
Se agita en nuevo caos de opiniones. Que excedan á las mágicas sultanas
De las mil y una noches en belleza ;
Los hombres son gusanos siempre llenos
De codicia y de error que con alarde Tú sacas del delirio de los gustos
Se disputan las hojas de los henos. Hastío y sinsabor, sierpes dolosas;
Que arrebatan las brisas de la tarde: Y la sombra mas negra de los sustos
Te enluta vaso y flor, festín y hermosas.
Simulacros vacíos de grandeza,
Sedientos de una gloria que derrumba. No es dicha que á tu origen corresponda;
Cuyos ojos avaros de torpeza Tu vista perspicaz mira cual barro
Ha de cegar el polvo de la tumba. Las minas de diamante de Golconda,
Y el oro de Cortés y de Pizarro.
Esa inquietud, el ávido suspiro
Que en dias intranquilos te devora ¿Vuelas tras la ambición? ¿alientas gloria ?
De una felicidad , que en vario giro ¿ Tiemblan todos los Reyes que dominas,
Sigues alucinada, y se evapora , Los unces á tu carro de victoria
Y, pisando «us púrpuras, caminas?
Que sueñas sin cesar y huye tu encuentro
Cual fantasma que avanza y se retira, ¿De las ondas al ímpetu bravio
Quieres imponer leyes singulares,
— 4G —
— 47 —
Y superior á Xerxes y Darío,
¡Pensil de beatitud Iji-Edcn de rosa!
Domar como Calígula los mares?
¡Cuándo recibirás el alma mia 11!.......
Alzase la piedad que te condena,
Ves teñidos de sangre los laureles, ¡Cuándo saldrás del mundo y de su abismo ,
O dulce compañera, fiel amiga,
Labras con la del mundo tu cadena,
Parte noble y sublime de mí mismo,
Y caen los mentidos oropeles.
Paloma de mi seno que te abriga 1
¿Qué ha sido el esplendor que te ceñía ?
luego fatuo, fosfórico y errante, ¡ O mitad de mi vida pesarosa!
Que alagando el dintel de tumba fría Hasta que se rasgare el denso velo
Es nocturna irrisión del caminante. Que te roba la patria venturosa,
Que entre tí se interpone y entre el cielo,
¿Qué ha sido aquella fama vagabunda?
Sirvió para dar bulto á la ruina, Antes que tú me dejes eon dolores
Fué aluvión que destruye y no fecunda, En mi lecho de arcilla abandonado,
Rayo que da fulgores y calcina. Túmulo todo tétrico y sin flores,
Porque nunca mi sien han coronado;
¿Cómo apagar tu sed ? Busca las aguas
Que manan de las fuentes de la vida, Nutre tus deliciosas esperanzas
' a que abrasan los hornos y las fraguas, Y mis dias con ellas acompaña,
Que enciende Babilonia maldecida. Cantando las divinas alabanzas
Con lira de dolor en tierra estraña.
¿No ves este pantano cenagoso,
Y el vértigo del siglo, y su locura ?
En estos senticares no hay reposo.
Afas y mas altos vuelos apresura.
HIMNO AL CRIADOR.
El instinto que alientas noche y día
De la inmortalidad que te enamora,
Es prueba de elevada gerarquía,
Es un sello feliz que te decora. II.

Del éter al océano espacioso


Te llaman las estrellas, cual fanales Ni el sol puede apagar su ardiente llama,
Que te indican el término dichoso Ni la tierra, que guardas suspendida,
De tus padecimientos y tus males. El grito universal con que te aclama,
Señor del sol, del mundo y de la vida.
i O patria siempre leda y venturosa!
¡ Campos de luz y climas de ambrosía! Las esparcidas razas de los hombres
Diversas en color, rito y costumbre,
— 48 —
Te llaman sin cesar con varios nombres,
— 49 —
tiran ser, Rey y salud, principio y lumbre.
Un surco de dolor aró en su frente,
Esta voz que dirige sin flaqueza Y de su corazón gastó una libra,
Todo siglo y lugar á tu sagrario,
Y el amor deslustró la gasa pura
Es un perfume vivo á tu grandeza,
Y aquel brillante polvo de sus alas,
Eo quema el corazón que es incensario.
Cual insecto que pierde sin ventura
Cuando al Silencio amigo de la luna En las manos de un rústico sus galas,
Mecido en un ramage tembloroso
Es fría la amistad, pierde su baño
Do tiene su esperanza, patria y cuna,
De dorados barnices la mentira,
Suspira el ruiseñor armonioso,
1 Desnudo se presenta el desengaño,,
Pájaro solitario en su desvelo, Y la vana quimera se retira;
Que viste humilde cuna sin colores,
Cuando' el hombre su triste pensamiento
Siendo dulce laúd y arpa del Cielo,
Intérprete del alma en sus amores; Separa de este lodo y lo levanta
A la mansión eterna del contento
Que al desterrado bardo representa, Que embellecen los ángeles....... él canta........
Peregrino en un mundo de agonía,
Canta , Señor, tu dicha que no cesa,
Que de hieles y absintio se alimenta,
Mientras vierte raudales de ambrosía ; Suspira por un bien que no se acaba,
Y vagando en tu luz que le embelesa,
Cuando en éxtasis plácido y sonoro Por gozarte sin.fin, sin fin te alaba.
Enlaza los sonidos su garganta,
Cual cadena tenaz de eslabón de oro, Cuando el genio se eleva en su destino,
Sigue su inspiración sublime y rara,
Llenando el bosque de ilusión..... él canta...
Y da formas al bronce florentino,
Canta, Señor, tu gloria en el reposo, Quiere arruinar el mármol de Cari ara;
Que aunque dormida está naturaleza,
No duerme su cantor mas delicioso, Cuando pinta en los lienzos preparados
Angeles melancólicos y bellos
Y aunque acabó la luz, tu gloria empieza.
De contornos aéreos , delicados,
Cuando el hombre miró sus esperanzas Largo perfil y nítidos cabellos,
Caer cual hojas secas y perdidas,
O vírgenes de flor, velado el seno
Que al fin ya del otoño en mil mudanzas
Mas puro que el aliento de un Querube,
Agitaron las auras atrevidas ;
Cuyo semblante oval, de gracias lleno,
Cuando cada pesar impertinente Salta de leves gasas de una nube ;
De que la humanidad nunca se libra,
Cuando con vena rica y abundante
Que ha de dar á sus ansias lauro eterno,
— 50 —
Describe como Millón, ó cual Dante, — 51 —
El Edén de delicias, ó el infierno, Pues vierte los furores que alimenta
En sus raudales líquidos...... él canta.......
O derrama en sus notas cadenciosas
Que el corazón en éxtasis arroben Canta, Señor, tus glorias y portentos,
Lluvia de bibraciones sonorosas, Canta tus alabanzas noche y día,
Como el cisne de Pésaro y Beethoven: Y los siglos escuchan siempre atentos
Su monótona y tosca sinfonía.
Cuando suspende el alma y el sentido,
Excita los afectos, los encanta, Amad al Hacedor los que le amasteis,
Y por el entusiasmo sostenido Y el que nunca le amó, que le ame luego,
Domina los espíritus....... él canta...... Implorad su favor los que implorasteis,
Y el que nunca imploró, comience el ruego.
Canta, Señor, los dones que tú envias.
Que el genio es hijo tuyo, si derrama En torno de su trono se reuna
En mármoles y lienzos y armonías Suspiro general de todo el mundo
Esa espresion feliz que el mortal ama. Que empiece en el vagido de la cuna
Y acabe con el ¡ay! del moribundo.
Cuando con el rumor de bronco trueno
renado como el mar de espuma hirviente, Que Dios formó la lluvia y el rocío,
Que rebosa en los diques de su seno Pintó también la aurora nacarada,
Y corona su salto sorprendente, Y llenó los espacios del vacio
Con globos que ha sacado de la nada.
Se desprende el Niagára de su asiento,
Emulo del diluvio proceloso, Él ha dado á los justos por sustento
Rey de las cataratas turbulento, El maná de su amor que vivifica,
De masas de cristal turbio coloso; Y al malvado el atroz remordimiento
Que no duerme jamás, áspid que pica.
Cuando con gran sorpresa de sí mismo,
Desde el aire azotado que domina, Él las alas al céfiro engalana
Derrumba á las entrañas del abismo Templadas en sus fuentes de frescura,
Que le sirve de tumba cristalina; I.o enmarida también con la mañana
Para que nazcan flores de Ventura.
Cuando el iris magnífico retrata
En medio de brillantes surtidores Amad al Hacedor los que le amasteis,
De menudos aljofares y plata, Y el que nunca le amó, que le ame luego,
Que saltan con murmullos hervidores; Implorad su favor los que implorasteis,
Y el que nunca imploró, comience el ruego.
Cuando ruge feroz como tormenta,
Y al que mira embelesa ó bien espanta,
— 52 —
— 53 —
Los ángeles vestidos de luceros
Pisaron el cristal de la mar fría.
Los unos apoyando sobre el onda
Himno á ios Angele». Sandalias de colores muy distintos,
Suelta la cabellera negra ó blonda,
Y estendiendo las alas de jacintos,
Al Eterno formaban un sagrario
De plumas, y de sedas, y de grana,
Mientras sabeas nubes de incensario
Subían con los ecos del hotsana.
Otros que desmayaban al encanto
De la luz del gran Ser , humildemente
Se escondían en pliegues de su manto,
Heridos del fulgor resplandeciente.
ra tnr|CI¡tra.S SObrC 10S fondos arenosos
La turbulenta masa desplomaba, Otros su blanco pecho le ofrecían
Y partiéndose en grumos espumosos, Por escabel de rosas y azucenas,
ton un sonoro hervir regurgitaba. Otros sobre las aguas se tendían,
O mudaban en oro las arenas,
Con un ligero ceño de su frente
Calmó Dios el horrísono elemento, O encogiendo con gracia bellas plumas
V lo mudó en zafiro trasparente, De crisólito puro guarnecidas,
Que rizó con las auras de su aliento. Se vestían de cándidas espumas,
Meciéndose en las aguas adormidas.
Y en él se complació, porque era hermoso
Como todas las obras de su mano ; Y las líquidas gotas que tocaban
Sobre su lecho azul tomó reposo, El carmín de sus labios celestiales,
Y meditó tal vez celeste arcano. Encendido color comunicaban
De púrpura de Tiro á los corales.
Pues como su bondad lo hizo profundo,
Bello como su amor en el letargo, Vagaban cariñosos serafines,
Fuerte como su brazo en lo iracundo, Por su fuego de amor así llamados,
E igual a sus enojos en lo amargo. A la par de profundos Querubines,
Que penetran misterios elevados,
Entonces las falanges de guerreros,
Que se nutren de amor y de ambrosía, Los Tronos, donde Dios asiento toma,
Dominaciones altas en bondades-,
Los Angeles y Arcángeles de aroma, «Vuelvo el polvo á la tierra que lo ha dado
Principados, Virtudes, Potestades. « Mas quiero que aliviéis sus duros males.’
Su mansión fue el Edén de la alegría, Desde entonces endulzan la amar gura,
I'leseo vergel, bellísimo resguardo, Y calman las terribles aflicciones
l)o el Hacedor vagaba al mediodía ’ Que atristan nuestra vida sin ventura,
Sobre brisa odorífera de nardo. Gastando los humanos corazones.
Lugar de eternas risas y verdores, Después de aquel diluvio proceloso,
De fuentes y de grutas y de arcadas, Que tragó toda raza pecadora,
De pájaros pintados y de flores, Vuelto el mar iracundo á su reposo
De torrentes de néctar y cascadas. Y aplacada la diestra vengadora,
Lugar que no dejaran brevemente Suspendidos en arco de la esfera,
Nuestros primeros padres amarridos, Con las plumas simétricas formaron
Si allí no se arrastrase la serpiente El iris de esperanza lisonjera
Que silbó la mentira en sus oidos. Con que al mundo la paz pronosticaron.

Después que el fruto hermoso fue gustado,. Los unos dan el díctamo suave
Vieron su desnudez, trocaron suerte , De la resignación á nuestro pecho,
Y sintieron el frío del pecado Adormecen también el dolor grave
Debajo de la sombra de la muerte. Y embotan los puñales del despecho.
Les mostraron los ángeles sentencia Tranquilizan los párpados que lloran,
De maldición divina en que incurrieron, O mecen de los huérfanos la cuna,
Y al mirarles desnudos de inocencia, Nos envían los sueños y los doran.
Con sus preciosas alas los cubrieron. En despique de agravios de fortuna.
Del pensil de delicias los sacaron, Otros calman las iras y venganzas,
Y al cerrarles las puertas de diamante, Sirven de estrella y norte al peregrino,
Los ángeles hermosos suspiraron, -
Y hermosean con dulces esperanzas
Nublando un dolor triste su semblante. La polvorosa nube del camino.
Viendo en su faz el sentimiento escrito O en la cumbre del monte levantado,
Dijo Diosa sus fieles servidores: Dó las aguas derrumban á su asiento,
«El lodo que formé, lodo maldito, Con un eco uniforme y prolongado
«Comerá negro pan de sus sudores. De mas profunda voz que la del viento,
«El hombre morirá, porque ha faltado Detienen cariñosos y propicios
«A mi ley y decretos eternales, La planta que flaquea vagorosa
— 57 —
— 56 — Y pulsando las fibras de laudes
»el que pisa en los altos precipicios Las recrean con célicas visiones.
Piedra resbaladiza y peligrosa,
Rigen el movimiento á los planetas
Y no dejan que caiga al hondo seno En los altos espacios soberanos,
Donde hierven las aguas plañideras, Y dan color de sangre á los cometas,
Que la imaginación contempla lleno Que auguran muerte infausta á los tiranos.
De esfinges y de arpías y quimeras,
¡ O ministros de paz y de contento!
O de magos astutos y traidores. ¡Piras de amor, espíritus leales,
Que de aquel sumidero en las honduras Mientras otros saltando de su asiento
an salas de cristal gozan favores Bajaron á las llamas infernales,
De algunas prisioneras hermosuras.
Nutrid mi corazón de vuestros dones,
Halagan con recuerdos deleitosos Templad con el frescor de vuestra pluma
El desamor-de vida solitaria, El volcánico fuego de pasiones,
Y guardan el placer de los esposos, Antes que con su lava me consuma !
Y dan fragante aroma á la plegaria.
Preservad de tristezas este pecho,
Las lágrimas del justo que da quejas No lo roan con dientes acerados;
Sirven á sus cabellos de ornamento, Alejad los fantasmas de mi lecho,
Y al sacudir las nítidas madejas Y arrancad sus espinas de cuidados.
Rocían el.celeste pavimento.
Y aquel entre vosotros escogido
Los suspiros de virgen querellosa Que de blandas quietudes es el dueño,
Atesoran en urna cristalina, Que preside al descanso y al olvido,
Para dar las fragancias á la rosa. Cual ángel amoroso del buen sueño,
Y a la primer violeta matutina.
Recoja mi oración pura y ferviente,
Dan tímido pudor á la inocencia, Y haciendo un pavellon de ricas galas,
Y conducen las almas de los niños Sellando con un ósculo mi frente,
Del Arbitro Supremo á la presencia, Me cubra , cuando duerma , con sus alas.
Sobre tronos de palmas y de armiños.

Dan una tabla al náufrago que llora


Perdido en la estension del mar profundo.
Un remedio al enfermo que lo implora,
Y un destello de luz al moribundo.

A la vestal coronan de virtudes


Del claustro en las recónditas mansiones,
— 58 — — 59 —
Y al punto ya prescrito,
Con invisible traza,
•Sobre metal, bendito
Golpea fuerte maza.
Resuena el bronce hueco
El ángel caldo.
Con magostad sonora,
Dejando atras un eco
Que bien suspira ó llora,
Que saltavibra y crece,
Que á pausas, va muriendo,
Y al fin desaparece
Con apagado estruendo.
Ya es muda la campana,
Ya nada clamorea,
Y solo el aura vana
Su cóncavo pasea,
EL TOQUE DE LA ORACION.
Y mientras sosegado
Su seno no retumba,
Del dia que ha pasado
Parece hueca tumba.
Parece Pitonisa,
I.
Que oráculo revela,
Y el labio cierra aprisa,
Hay hora solitaria,
Quedando en centinela,
Si el dia finaliza,
Que en altas soledades
Que en mística plegaria Se puso con la mira
Se pierde ó se desliza. De pronunciar verdades
Y el mundo empedernido
Al mundo de mentira.
Cuando su golpe llega,
Su voz ha sido un canto
Se duerme á su sonido,
Que la alabanza encierra
Mientras el justo ruega.
Del que es tres veces Santo,
Mas ella gira y vaga Señor de cielo y tierra.
Por torre y por veleta, Los justos que anhelaron
Como infalible maga, Las ciérnales palmas,
Que al tiempo se sujeta. Sus ruegos exhalaron
Y allá en el campanario
Del fondo de sus almas,
De gótica estructura,
La mano del horario Y en esta baja hondura
Dirige y apresura, Do tienen luz prestada,
— 60 —
— 61 —
Que roba noche oscura,
Ladrón que está en celada Y el pobre peregrino
Suspiran por el dia Que busca hogar prestado,
Que sigue al mortal paso, Perdiendo su camino
Que en luz y en alegría Se muestra fatigado.
No conoció el Ocaso. Por enemiga planta
Y al cielo va una nube Se juzga perseguido,
De súplicas y ruegos, Y es eco que levanta
Que á las estrellas sube Moviendo el pié rendido.
Para adornar sus fuegos. Si en áspera vereda
Las sombras precipitan De abrojo y de ramage,
Densísimos vapores, Prendida se le queda
Y un nuevo mundo imitan La fimbria del ropage,
Sin luces ni colores. Su paso agita incierto,
Del todo desparece Juzgando en su sorpresa
La realidad del dia, Que le persigue un muerto
Y en torno solo crece Que sale de la huesa.
La vana fantasía. ¡ Oh noche , hija del caos
Y reinan ilusiones Y sombra de los siglos,
Infaustas y agoreras, Que en tus espesos bahos
Fantasmas y visiones, Escondes mil vestiglos!
Vestiglos y quimeras. Me colma de contento
El árbol aromado Tu pálida tristura,
Que ramas mil desmaya, Pues libro al pensamiento
Parece grupo armado De su cadena dura.
De gente en atalaya. Bendigo tu llegada,
La llamo con suspiros,
Las torres son colosos
Que guardan hermosuras, Que á mí no llega nada
Y los abiertos fosos De espectros, ni vampiros.
Parecen sepulturas. Mis ojos te desean,
Los vagarosos vientos Y en santas oraciones
Si chocan irritados, Mi espíritu recrean
Remedan los lamentos Angélicas visiones.
Que dan los condenados, Y cuando por fortuna
Y la congoja estrema Su rostro no recata
Que sin descanso clama La soñolienta luna,
De un alma que se quema Que es mina que da plata.
Sumida en una llama. Que es astro de delicias
Y luz de los olvidos,
6
— 62 — — 63 —
Que es reina de caricias ¿Quién eres? ¿Eres Gabriel
Y párpados dormidos, Conductor de Querubines?.....
No quiero á mis dolores ¡Ahí... tu aliento de jazmines
Mas dicha en mi desmayo, Dice que eres Ithuriel.
Que recordar amores, Un ángel de dulce nombre
Que me alumbró su rayo. Que guardabas la ventura
Del Edén del primer hombre.
Paraíso de frescura.
ITIIURIEE.
Y Mílton el inspirada,
Cuya dulce melodía,
Antes de ser tu llegado,
II. Recreaba el alma mia,
Mílton que su vuelo eleva,
Te vió reprimir furores
¿De mi tétrica ventana De Luzbel, que el sueño de Eva,
Por los vidrios deslucidos, Revistió de sus errores.
Es insecto de oro y grana ¿Mas porque con blanco velo
Quien repite sus zumbidos? Cubres, mensagero fiel,
Mas ella no tiene flores Tu faz que será de cielo?.....
Que atraigan con su ambrosía Y me respondió Ithuriel:
Los insectos voladores, «Te consumiría todo
Que huyen de la noche Cria. » De mi rostro el resplandor,
Solo de laurel bendito »Que tu origen fué de lodo,
Tiene por adorno un ramo » Cuando el mió fué de amor;
Seco, pálido y marchito, » Y es tanta su actividad,
Que me regaló la que amo. » Y á tan alto punto crece,
Talismán que la defiende »Que me cubro por piedad
De ruina lastimera, »De tu Iodo que perece.
Cuando el rayo se desprende »¡ Mísero! ¡medita y pesa!
De los lutos de la esfera. »Rayos de terrenos ojos,
¿Qué metéoro brillante » Que el gusano de la huesa
Sus vidrios ha recorrido »Tendrá un dia por despojos,
Con fulgores de diamante, » Consumieron y abrasaron
Que mis ojos han herido ? »En tu verde primavera,
¿Quién embalsamó el ambiente »Cuantas fibras encontraron
De mi reducido hogar, »En tu corazón de cera;
Siempre abrasador y ardiente »¿Y quieres ver los encantos
Con mi triste suspirar? »Y las gracias prodigiosas
— 64 — - 65 —
» í)el que habita Cielos santos, »Y huyeron de allí confusos.
» Con sus playas luminosas? » Espíritus tenebrosos,
»Del aire por las llanuras » Hijos del abismo ilusos,
» Visité varios parajes; » Que suelen turbar reposos.
»Plegando las alas puras »Allí (¡tanto es pura y bella
»Recostóme entre celages. »La mansión de almas piadosas!)
» Cuarfdo el sol con mayor gloria »Al resplandor de una estrella
» Cuál guerrero descendía » Me durmiera entre las rosas,
»De su carro de victoria, » Si el eco de tus dolores
» Con eje' de pedrería , »Por los vientos no-cruzara,
»Yo escuché una voz lejana » Y del seno de las llores
»Que se desplegadla al viento, » A tu lado me llamara’’ —
»Y era voz de una campana, — «Hijo de celestes climas,
» Metal sacro de un convento, (Respondíle) tus acentos,
» Que á las vírgenes sagradas, Fluyen cuando los animas,
» Que Dios á su amor destina, Como rio de contentos.
» Las horas marcó llegadas Cuéntale á mi corazón
»De plegaria vespertina. Que tanto padece aquí,
»Volé al claustro do sonaba Secretos de tu, región”—..
»La súplica virginal, Ithuriel respondió así.
»Y el órgano contestaba
»Con cien bocas de metal.
»Y con una taza de oro EL ANGEL CAIDO,
»Di á gustar á las vestales
»Néctar dulce'del tesoro
III.
» De los reinos celestiales.
»Yo tranquilicé sus pechos,
»Con mi aroma embriagados; Antes que hubiese tierra , monte y sima-,,
» Recorrí sus pobres lechos Y rios de cristal y mar profundo,.-
» Y dejé sueños dorados. Con estrelladas bóvedas encima,
»Perdíme por sus jardines Tuvo nombre de caos este mundo.
»Y multipliqué sus llores,
» Y á su cerca de jazmines Mole tosca , deforme con esceso,
»Di mis plácidos olores. Que contrarios principios contenia
»De la luna al rayo puro Todos en ambición; horrible peso,
»Que derrama plata ó nieve, Que en su mismo desórden rebullía.
» Proyecté sobre su muro
»Tres veces mi sombra leve, Pozo de antigua noche tenebrosa,
En confusión , igual solo-á sí-mismo,
— 67 —
— 66 — Las plumas del pavón rudos borrones
Que se agita en su seno y no reposa, Al lado de las suyas formarían.
De abortos de la nada ciego abismo.
¿No viste en las pinturas de Murillo
No tenia la luz sus resplandores, Rostros puros que el númen los soñaba?
Ni la tierra sus polos, ni el mar centro, Ellos son un destello de aquel brillo
Ni fueron fuego y aire superiores, Que de Luzbel el rostro decoraba.
Y batallaban todos al encuentro.
Pues cuando en rebelión su orgullo loco
Mas en altas regiones de topacios, Levantó contra Dios su frente inquieta,
De una luz sin origen revestido, Dios su esplendor deshizo, y puso un poco
Habitaba magníficos palacios Del célebre pintor en la paleta.
El que es y el que será, pues siempre ha sido.
¡ Tal era aquel ingrato de faz bella!
Fuerte por su poder ilimitado,
¡ Tanto alcanzó de gloria soberana,
Santo en la eternidad por excelencia,
Que vino á ser llamado clara estrella
Grande sobre grandeza de mas grado,
Que reluce al frescor de la mañana I
Sabio sobre los cúmulos de ciencia.
Una sombra ocupó su pensamiento,
Celestes gerarquías le velaban
Y era nube preñada de demencia,
El trono con adornos de incensarios,
Que su amor convirtió en atrevimiento
Y sus hermosos ojos inclinaban
Y en torpe ceguedad su inteligencia.
Heridos de la luz de sus sagrarios.
Príncipe de otros ángeles divinos
Entre miles de espíritus ligeros
Consagrados al santo ministerio,
Que el soberano Ser tuvo consigo,
Como para anunciarles sus destinos,
Brilló Luzbel, que es nombre de luceros,
Los convocó con voces de misterio.
Hoy es Satan, que es nombre de enemigo.
Y alzando su cabeza que excedía .
Sus cabellos (los límites no ignoro
De tu razón y humillo mis acentos) Las de los otros coros eternales,
Y que un sol por auréola tenia,
Eran un crespo mar con ondas de oro
Les quiso dirigir razones tales.
Levemente rizadas por los vientos.
«¿Hasta cuando cual siervos honraremos
Sus ojos abrasaron con su fuego
»Al que ocupa del Cielo egregia silla?
Débiles é inferiores criaturas:
»¿Nacidos para Dioses, doblarémos
Si mundo hubiera entonces, mundo ciego
»Delante de su trono la rodilla?
Seria si bajase á sus llanuras.
»Hijos de luz, con ávido deseo
Sus alas recamadas con festones
» De mandar en la gloria soberana,
De toda rica piedra se veian ;
— 68 — — 69 —
»¿Hasta cuando tendremos por emplee
Tomaron de las altas armerías
» Cantar místicos himnos del hosana?
Los petos y las lanzas de zafiros»
»¿Para alfombrar de lirios y de rosas Miró Dios tal furor desde su silla,
»El escabel del solio omnipotente,
Y llamando á Miguel, príncipe hermoso
» Tenemos estas alas vagarosas
Que las leales huestes acaudilla,
»Y ceñimos de rayos nuestra frente? Le armó con doble rayo luminoso.
» Subamos sobre raudos aquilones, »Marcha (dijo) do el grito de la guerra
» y de esta esclavitud hollando leyes, » Turba de mis espacios la paz pura,
» Llamémonos de altísimas regiones » Y á Satan y á sus cómplices destierra
» Los soberanos arbitros y reyes. »Para siempre del reino de ventura.
»Y tal vez de aquel caos espantoso »Pon fin á sus quimeras, y tú mismo
»Que distante de aquí su horror abriga,. »Sepulta su soberbia delirante
» Formarémos un mundo luminoso, »En las hondas entrañas del abismo,
»Con prole que nos ame y nos bendiga. »Cerrándoles las puertas de diamante.” —
»Empresa tan audaz mi pecho alienta; Obedeció Miguel: las dos armadas
» No mas esclavitud y acatamiento, Chocaron entre sí con ronco estruendo:
»No mas humillación, no mas afrenta, De carros, y de lanzas, y de espadas,
» Cuya memoria triste da tormento. Las aromosas auras encendiendo.
»Armémonos de lanzas y lorigas Y la lucha durára sin desmayo,
» Contra espíritus fieles al Tonante, Por el valor igual de combatientes,
» Y ensayen ya las bélicas fatigas Si Miguel no lanzase doble rayo
»Nuestros pechos de acero fulgurante. Sobre el torvo adalid de delincuentes.
» El altísimo Trono derribemos, Cayó Satan del carro que regia
»Y si vencidos somos en la lucha, De crisólito puro guarnecido,
»¿Quién nos podrá negar lo que valemos, Con alados bridones que á porfía
»Cuando soñar tal lid fué audacia mucha?” - Dejan atras al Euro embravecido.
Calló: la seducción sello maldito Sintió dentro del pecho y armadura
Dejó en el corazón de sus oyentes, Fuego devorador, dolor interno,
Y la primer arruga del delito Que el tiempo no lo entibia, ni lo cura,
Sombreó el esplendor de heróicas frentes. Llama que lo consume en el infierno.

Y vagando por playas de ambrosías Y puesto en fuga vil y vergonzosa


A la voz de la guerra, en varios giros, Con toda su falange derrotada,
— 70 —
— 71 —
Hundióse en la mansión mas tenebrosa.
Mas abajo del caos colocada.

IV.

Calló Ithuriel, huyóse de la tierra, El «1 nielo final.


Y cerróse mi párpado pesado,
Y soñó de los ángeles la guerra,
Cual la esplicó su labio delicado.

ESCENA I.

’¿SÍ®®?'
MOGERES ILUSTRES.

Pasados los siglos dorado y de plata


Y el nuestro de bronce, que rueda entre males,
Vi siglos postreros de prole insensata,
De hierro y escoria de viles metales.

De aquestas edades los hombres pigmeos,


Raquíticos hijos de padres gastados,
Alzaron mil Dioses según sus deseos
En templos de perlas, marfil y brocados.
Hollando las sendas del mal con pié listo
Burlaron del leño, que es signo del bien,
También blasfemaron la fé de su Cristo,
Y al mundo de cienos llamaron Edén.
— 72 —
Alzaron sus tronos de flor y de sedas,. — 73 —
Y en vez de escabeles, pusieron sus pies. Y en dias de sueño, cantar y alegría,
Encima del seno de vírgenes ledas ■De flor es su vida, Su Dios la inuger’—
Que madres vendieron por vil interés. Y luego soltaron sus labios nocivos
Al son de mil flautas, peinados cantores A torpes mentiras y dichos villanos,
Libando las copas que el estro inflamaban Los miembros desnudos á vicios lascivos,
De adúlteros robos y torpes amores, Y á tazas colmadas las bárbaros manos.
Lon voz afectada sus himnos cantaban._ El Ser de los seres vagaba en la nube,
«El hombre es esclavo de pérfida duda: (11 Llenando de rosas el plácido ambiente,
»La grata inconstancia Natura prefiere: Velado con alas de blando Querube,
»Mirad su regazo que cambia y se muda Mandando á la aurora mostrase su frente;
»Por leyes eternas; no acaba ni muere. Y el eco maldito del canto beodo
» Van tras de las noches auroras muy bellas, Que á Dioses inmundos de varias figuras
» Y en pos de los dias las sombras que espantan. Rendían alegres los hombres de lodo,
» El cielo se viste de claras estrellas, Subió á los oidos allá en las alturas.
» Que luego se acuestan y luego levantan. Detuvo en el lecho la aurora risueña,
Que ya sonrosaba las célicas vías,
» Mirad el estío de verde retoño,
»Se ciñe guirnaldas, se viste de flores, Y dijoá los siglos, que él solo domeña :
” Y pierde en los brazos del pálido otoño, «Yo juzgo á la carne, doy fin á los dias.”
»Que rasga con vientos, sus galas mejores. Sonó la trompeta de un ángel, y luego (1)
»El trémulo invierno, con pies escarchados, Que dió gr'an sonido que asorda y aterra,
» Con mil tempestades que enlutan la esfera, Cayendo granizo con sangre y con fuego,
La parte tercera quemó de la tierra.
»Destierra al otoño de frutos dorados,
» Y cede a tu aliento, gentil primavera. Segundo sonido, y al súbito amago
» Marchítanse rosas que el tiempo las aja, El mar fué de llamas; quedó después mudo,
»Mas todo renace si el tiempo lo hiere; ‘Formando de sangre vastísimo lago,
» El mundo es la rueda que sube y que baja-, Que el pez y la nave surcar ya no pudo.
» Y emblema del hombre que pasa y no muere.”— Sonó tercer ángel; cayó sobre fuentes
Y rios la estrella que Absintio es llamada;
«¡No muere! gritaron los hombres de orgía,
Que toma otra forma, renace al placer, Quedaron amargas las tristes corrientes,
Y el hombre moría, su linfa gustada.

(*) Imitación de unos versos de un poeta Persiano.


(i) Apocalipsis.
— 74 _
— 75 —
Al cuarto sonido , tinieblas herían
Las aves rapaces en tristes arenas
• La parte tercera del sol y la luna ;
Las carnes humanas á trozos comieron,
Con luz muy escasa las horas venían
Y en ronco graznido cantando sus cenas,
Del dia espirante, de noche importuna.
Después de cebadas, ahitas murieron.
Temblando los mares, los ismos y costas,
Se abrieron los pozos del báratro inmenso. Ya el sol su cabeza desnuda mostraba
De cuyas entrañas saltaron langostas, De largos cabellos de puro diamante,
Envueltas en humo pestífero y denso. Y en manos de sombras opaco espiraba,
Cual triste guerrero sin casco flamante.
Su faz era humana, su boca muy fuerte,
Tenían la cola de duro escorpión ; Su hermana las luces negadas gemía,
Causando dolores sin darle la muerte, Cual mancha de sangre que helaban las nieblas;
Picaban al hombre con férreo aguijón. Las horas sin nombre de noche y de dia
Corrían al caos de largas tinieblas.
Tras otros sonidos vinieron mas plagas
Del humo, del fuego y azufre inclemente, Ni habia vergeles, ni flores, ni fruto,
Muriendo cubierta de lepras y llagas Ni selva , ni campo, ni leve arroyuelo,
La parte tercera de raza viviente. Ni mente, ni bosque, ni reptil, ni bruto,
Ni razas humanas debajo del cielo.
Y aquellos que inmunes de azote tan malo
Veían sus vidas, formaban conciertos, Mas entre aquel caos profundo y tan ciego,
Danzando delante de Dioses de palo, De luz ni de estrella sin mágico indicio,
Pisando mil veces los cráneos de muertos. Veíanse letras cual ascuas de fuego,
Que unidas decían— Venid á juicio. —
Manjar suculento no hartaba sus gulas,
La sed de torpezas y lúbricos besos Furor de huracanes las losas movía,
Quemaba con fuerza sus hondas medulas. Dejando do quiera sepulcros abiertos,
Después que gastados tenia sus huesos. Y voz de huracanes en ellos decía:
«Que dejen el sueño y la tumba los muertos."—
El hambre canina de párpado inquieto,
Y dieron los suyos con tal abundancia
Gran mónstruo que tiene las fauces abiertas,
Los mares y tierras y horribles infiernos,
Que roe furioso su propio esqueleto,
Cual copia contienen en toda distancia
Se alzó en las ciudades, dejólas desiertas.
De arenas, arbustos y fuegos eternos.
Llevaba la caja fatal de Pandora
Saltando los huesos sin falta de tiento
Envuelta en harapos de míseras vestes,
Buscaban sus troncos, y cual eslabones
Y abriéndola un dia con mano traidora
Se unían tenaces al prístino asiento,
Llenó todo el mundo de males y pestes.
De varia estatura formando armazones.
— 77 —
— 76 — Los buenos sentían un gozo y delicia
En ellos al punto las carnes crecían, Que excede á dulzuras de gusto terreno,
Las visceras nobles su sitio ocupaban, Miraban al trono y al sol de justicia
Las venas y arterias su sangre fluían, Cual águilas nobles con rostro sereno.
Y pieles pulidas los cuerpos cerraban.
CORO DE MUGERES ILUSTRES.
Ya el mundo es un valle sin límite alguno.,
• Sin casa ni tienda, do juntos están
Dos sexos que piensan: no falta ninguno Nacidas de un sueño , que huyó de la nada
De cuantos componen la prole de Adan. Por órdenes tuyas, clemente Señor,
Tuvimos la herencia del ave pintada,
Pecheros y nobles, sultanes y beyes, Tres cosas en una , luz, vida y amor.
Obispos y papas, y monges y abades,
Verdugos, tiranos, vasallos y reyes, La luz fué dorada, la vida de aroma,
Y ricos y pobres que no han dignidades, Que amor nos brindaba su gloria querida;
Mas vuelto ya en áspid, con dura carcoma
Blasfemos, impíos y adúlteros vanos, Gastónos en breve la luz y la vida.
Ladrones crueles y avaros adustos,
Ni limpios de lengua, ni limpios de manos, HELOISA.
Y Vírgenes puras, y sabios y justos.
Nombráis mi verdugo; mirad de su flecha
Mas estas doncellas, y sabios y santos Reciente la herida que rasga mi seno;
Llevaban estolas de nítida luz, Dejé de la tumba Ja cárcel estrecha,
Coturnos de seda, de armiño los mantos, Y al punto en el alma sentí su veneno.
Y frente sellada con signo de Cruz.
¡Sacadme del alma su pérfido dardo,
Rasgándose el cielo por todo su giro, Que salte de un golpe con solo un suspiro !.....
Se vió rodeado de angélicas tropas Mas no..... ¿me diríais do está mi Abelardo?
El Juez de los hombres------ su trono es zafiro ; ¿Si goza las auras que ahora respiro?
De sol su mirada, de estrellas sus ropas.
Yo amaba en el mundo su fama y su nombre,
Turíbulos de oro lanzaron perfume, Su voz y su lira..... mi amor no fué yerro;
Velando con nubes de místico arcano El no era de Iodo formado cual hombre,
La faz soberana que al hombre consume, Lo vi como un ángel que sufre destierro.
Que el hombre es un lodo de estéril pantano.
Le amé joven , bello , con pompa y con galas.
Aquellos que habían en sucio abandono Brindando placeres, brotando ilusiones:
Manchado sus días con torpes placeres. Cual ave cautiva, cortadas las alas,
Mirar no podían al Cristo y al trono, Le amé en el recinto de duras prisiones.
Con ojos besados de infantes mugeres. 7
— 78 — — 79 —
Le amé penitente y exánime, flaco, Midiendo tus fuerzas, es débil la muerte,
Cercado de males que el labio no nombra, La luna tu sombra buscando hermosura.
Ceñido de cuerda, vestido de saco;
Ya no era Abetardo........ yo amaba su sombra . Tú sola eres digna de timbres y palma,
De célicos bienes y eterna sonrisa,
Le amaba en la vida sin dulce esperanza, Mas todas tenemos tu mal en el alma,
Que nutre cariños, los pule, los dora: Por eso preciamos tu amor, Heloisa.
Detras de su polvo mi polvo se lanza,
Se amaron dormidos y se aman ahora.
LAURA.

Ni el claustro, ni el velo domaron mi llama :


Cerrad los volcanes, darán su estallido: Yo amé las dulzuras de un canto sonoro:
Cubrid á las flores de rústica rama, Sus notas fugaces lloraban, plañían;
Darán el perfume que Dios ha querido. Cual sólidas perlas que caen en oro,
Formando sonidos, los vientos herían.
Las lágrimas tristes hundían mis ojos,
Mis huesos gastaban cilicio y dolor, ¿Quién ama aquel himno nocturno y suave,
El tiempo limaba mis duros cerrojos, Que llena las selvas de hueco y amores,
Y en vida espirante crecía el amor. Que ingrato se olvide del nombre del ave?
¿Quién ama perfumes, y olvida las flores?
¡O vate canoro, feliz en el estro,
Y el mas desgraciado que dieron mugeres! Fui Laura en el mundo: por toda comarca,
¡Filósofo docto! ¡sublime Maestro! Ciudad que murmura, vergel que florece,
El fénix de ingenios, y luz de placeres! Tus versos sublimes, divino Petrarca,
Me dieron un nombre que nunca perece.
Tú fuiste mi esposo, mi hermano, mi amigo,
Tú al cielo debiste talentos y glorias, Libando tu labio mis ósculos fieles,
Y á mí por los hados unida contigo (Vanclusa lo sabe, lo canta su fuente,)
La mas lastimera de infaustas historias. Yo misma ceñía tus verdes laureles
Si el aura respiras, ven pronto á mis brazos, Que como la tuya vendaban mi frente.
Y aquí celebremos las bodas eternas;
Si estás en las tumbas, quien busca tus lazos CORO DE LAS MUGERES.
Tendrá por su cielo las hondas cavernas.

CORO DE LAS DONCELLAS. Amar á los vates de origen divino


Que al sol excedieron en claros destellos,
Tu historia es muy triste, tu amor es muy fuerte, De ilustres hermosas fué noble destino,
La mar menos honda que tu desventura: Que al Juez que nos juzga miraron en ellos.
80 —
81 —
Leonor de este.

ISABEL DE SEGURA.
Oid pues un nombre gravado en mi pecho;;
El mundo á sus ecos lugar.es escaso,
i el cielo á sus glorias lugar es estrecho; ¡Mi vida fué amarga ! la tela funesta
Yo soy la querida del célebre Tasso. Tejí de mis dias cual tela de entierro;
De ocultos pesares la lima molesta
Cual nuevo Virgilio las selvas nos pinta, ■Gastó mis entrañas con diente de hierro.
Cual él da su aliento de Marte á la trompa,
Virgilio tomara por suyo el Aminta, ¡Seisaños de ausencia!.... ¡Ya el término avanza
Y en versos heróicos le envidia la pompa. Pactado á mis dichas!.... Ya el tiempo contrario
lo cumple y sofoca mi luz de esperanza,
Cual yedra flexible de débiles lazos Cual soplo que apaga la luz de un osario.
Su tronco gigante ceñí con esmero,
V el mundo envidióme, mirando en mis brazos ¡Mi amado no vuelve, mi estrella no brilla,
Dormido entre dichas un jóven Homero. Mas siempre mi pecho su amor le consagra!
Yo siempre fui toda del triste Marcilla;
Su voz era un cielo feliz , soberano, Mis íntimos votos no fueron de Azagra.
Dó todo procede con ley de armonía,
Dó muestra Saturno su anillo lejano, Mentí ser de Azagra : neguéle mi pecho ,
Dó Vénus asoma, muriéndose el dia :
Y huyendo sus bodas, ceñida de flores,
De risas en risas saltaba jugando, Busqué con Marcilla la tumba por lecho,
Cual fresco arroyuelo, primor del estío, Y allí celebramos eternos amores.
Cual nítido insecto que vaga tocando
Con alas de gasa ya flor, ya rocío: CORO DE LAS MÜGERES. -x

De sueño y delirio con alas doradas


Tras sí conducía mi afecto y mi vida, Tu historia es muy triste, tu amor es muy fuerte;
Cruzando cual ave celestes moradas, Bebiste tu cáliz colmado de hiel,
Que el alma desea, que el alma no olvida. Tus bodas infaustas son bodas de muerte,
Por eso preciamos tu amor, Isabel.
cono DE LAS MÜGERES.
EL JUEZ SUPREMO.
Amar á los Vates de origen divino,
Que al sol excedieron en claros destellos,
Formé vuestros cuerpos de leves espumas:
De ilustres hermosas fue noble destino,
No quise envidiaseis perfume á la flor,
Que al Juez que nos juzga miraron en ellos.
Ni luz á los astros, ni al cisne las plumas,
Frescura al rocío y al ángel amor.
— 83 —
— 82 —
Formé ciertos hombres de luz y de gloria
Que á vuestros destinos y nombres uní,
Que al mundo dejaron su fama y memoria,
Y amando á estos seres, me amasteis á mí.
131 Juicio final.
Venid á mi seno de paz y alegría,
Y en lechos de estrellas gozad allí todas,
Sin sombras que pongan su límite al día,
Placeres eternos y eternas las bodas.

ESCENA II.

nos TIRANOS.

¡Feroz alarido sonó de venganza,


Cual bronce que estalla, cual nube que truena!....
Maldito es el hombre, que trémulo avanza
De Dios al juicio, del mundo á la escena.

Compone su cuerpo monstruosa rareza


De gráciles piernas, de vientre abultado,
De barba encorvada, señal de fiereza,
De rostro siniestro con ojo taimado.
í
Laurel que fue verde, (1) y hoy negro, deforme,
No adorna, que infama su sien con desdoro:

(1) Aludo á los cinco primeros años del reinado de Ne­


rón en que se portó como huen Principe.
— 84 — — 85 —
Con mancha de sangre de círculo enorme ¡Lloré por no verle tan solo con una,
Se vé deslucida su clámide de oro.
Cortarla de un golpe con dura cuchilla,
Beberme su sangre, cantar mifortuna!....
Y en vano á ocultarla su esfuerzo se aplica
Quemóme aquel llanto.... mirad mi megilla.
Con séricos pliegues de veste profusa,
Pues siempre la mancha su círculo indica, ¿Porque daisal tigre lección de ternura
Los pliegues asalta y el crimen acusa. Si eterno ronquido con hondo susurro
De incautos Maestros las muertes augura?
La tierra que pisa le quema su planta.- Llorad la desgracia de Séneca y Burrho.
Cual cráter que anuncia cien globos de espanto,
Tostada se parte, partida levanta Mirad al primero, mirad esos baños
Mil chispas que queman las orlas del manto. Do exanime y débil á pausas espira;
De venas abiertas saltando los caños,
Velaron entonces con alas radiantes De púrpura visten su cuerpo y su pira.
El Cristo y el trono divinos Querubes,
Formando con ellas dosel de diamantes, ¡Venid, homicidas! ¿La sombra de un muerto
Sagrario de flores y tienda de nubes. Turbó vuestras noches? ¿La visteis acaso
Por sitios oscuros, por vasto desierto,
Del valle apartando su hermosa mirada, Seguir vuestra marcha con lánguido paso?
Que cria luceros el Dios de la Cruz,
Dejólo en tinieblas, tan solo alumbrada ¿Saltó á vuestro lecho, y asió las cubiertas,
La frente del justo con candida luz. Y el frió os helaba; confusos temblabais;
Y abriendo la boca con voces inciertas,
De un coro sonaban en eco profundo
Del mísero lecho desnudos saltabais?
Plegarias llorosas y lánguidos trenos,
Piedad demandando, piedad para el mundo...... ¡O pobres en crimen y ricos en duelo!
«No es hora» decia la voz de los truenos. ¡Tembló vuestro pecho de astuta raposa!
Y el hombre cubierto de infamia y de mengua, Yo soy quien retaba las iras del cielo,
Verdugo de Roma, tirano precito, Matando á mi hermano, mi madre y mi esposa.
Punzando Asmodeo con uñas su lengua,
Soltó de este modo su labio maldito.- Tres sombrasvenian, apenas cerraba
Propicio beleño mi párpado, tres:
Mi madre mi pecho con furia rasgaba,
DOMICIO NERON.
Mi hermano mi cuello, mi esposa mis pies.
¡Lloré una vez sola!.... rabiosos pesares
La lid era horrible y ecúleo la cama,
Sacaron al rostro raudal de fierezas;
Buscábalas sombras, mas ellas huían
Tendiendo la vista por varios lugares,
Dejando en mis manos sulfúrica llama.
Lloré viendo al mundo con tantas cabezas
Cual negros tizones mis manos ardían.
— 86 —
— 87 —
Y luego pasada la lucha sangrienta,
Losvinos añosos por tierra corrían,
Locuras febriles herían mis sesos, Las nobles matronas soltaban su lloro,
Yo mismo sin carnes, en negra osamenta, Sus pechos hermosos mis garras herían,
Mordiéndolas tumbas,jugaba con huesos. Y sangre manchaba los cálices de oro.
Yo soy aquel monstruo de enormes maldades, Mis labios llamaron á Roma por fea,
Que al Cristo hize guerra con pérfidas manos, Manceba rugosa, vendida su joya;
Que á un tiro de dadosjugué cien ciudades,
Juzgaba por digna de arder con la tea
Y di luz á Roma, quemando cristianos.
De vastos incendios, cual misera Troya:
Augusto y cochero: con haces delante,
Y mientras el fuego sus casas recorre,
Detras histriones y al lado rameras;
Sufriendo sushijos desastres adversos,
Atleta en el circo, monarca y danzante,
Yo estaba en la cumbre de altísima torre,
Del solio alas tablas, mudando maneras,
Ciñéndome flores, cantando unos versos.
Muy docto en las artes del vil lenocinio,
De siete collados la noble señora
Manchando los propios y agenos lugares,
Seis dias mantuvo volcánica pira:
Siguiendo por norma feroz latrocinio,
Del noble poeta de voz muy sonora
Sin ley, sinvergüenza, sin Dios,sin altares; Reflejos de llamas doraban la lira.
Adúltero y mago: mi furia nociva
Si todos los vates formaron conciertos,
A Italia y al mundo dió rastros de hiel:
Ansiosos de aplausos y eterna memoria,
Dejaba el senado por danza lasciva,
Yo allí canté escombros y llamas y muertos,
Y el lecho de Octavia por sucio burdel;
Viviendo por ello cual vate en la historia.
Y allí meretrices con ósculo inmundo Por fin dirigiendo mi mano al abismo,
Besaban mis ojos, vestían por chanza; Quitarme la vida de un golpe me plugo,
Con purpura liria del dueño del mundo,
Y hundíme la daga en el pecho yo mismo,
Y alli la pisaban en lúbrica danza;
No hallando en Italia mas digno verdugo.
Y alli me adormían con pérfido encanto
CALIGU1A.
Robando á mis sienes después de adormido,
Coronas del circo que yo precié tanto,
Primero que el mundo los tuyos sufriese,
Y hermosos carbunclos al regio vestido.
Sufrió mis delitos; mas somos hermanos;
Di esplendidas cenas con pérfida maula; Los dos merecimos que el mundo nos diese
De tigres feroces vestí pieles blandas; Los títulos viles de atroces tiranos.
Dejando de un salto recóndita jaula,
Yo en blandos solaces, tomando el imperio,
Volvía las mesas de alegres, nefandas:
Gasté en solo un día de pompas y faustos
— 89 —
— 88 — De noche alumbraba con hachas la orgía,
Tesoros que avaro guardaba Tiberio, Y el mar era un Etna vestido de llamas.
Sudor de mil pueblos desnudos y exhaustos.
De pronto en los mios descargo mi enojo:
Tú nunca intentaste salir déla esfera Los unos traspaso con duros puñales,
Del sólio terreno que hubimos los dos, A linfas amargas los otros arrojo,
Yo alzé contra el cielo mi frente altanera: Los otros lamentan sus últimos males.
Pontífice y César yo quise ser Dios.
Y en barca ligera bogando á la luna,
Estúpidos hombres por Dios me tenían, Del puente me aparto con plácidos remos..,..
Quemaban inciensos aromas sabeos........ Que amé muerte agena por propia fortuna,
¡O pueblo de esclavos! Tus dioses morían. Y escenas de sangre por bienes supremos.
Cual tu dominados de infames deseos.
Las furias del Orco dictaban mis leyes:
Mostróme á las veces cual Jove severo AI joven Tiberio, Macron y Silano
Con barba dorada y el rayo en la mano: Privé de la vida; también á dos Beyes,
Marchando afectaba los dioses de Homero, El uno de Armenia y el otro Africano.
Su trage, sus irasyamor soberano.
¡Mirad mi clemencia!... Jamas los leones,
Fui Apolo, Neptuno, Mercurio y Cupido, Brillando mi sólio, rujieron hambrientos
Con lira, tridente, serpientes y aljaba, De carnes humanas; ni en férreas prisiones
Ya Vénus risueña con mirto ceñido, Saltaron los tigres de sangre sedientos.
Ya un Hércules duro blandiendo la clava.
Turbé Iosplaceres de boda tranquila,
De Xerxes las glorias y osados intentos Y besos y amores de cándidos lazos,
Son humo á mi vista; mas quise alcanzar: Del tálamo mismo robando á Orestila
Domando las aguas, domando los vientos, Que atónita y triste sevió entre mis brazos.
Un puente de naves fijé sobre el mar.
De ricos marfiles en noble pesebre
Del grande Alejandro vestí la coraza; Comió mi caballo mis panes sin tasa,
Dos cívicos lauros ornaron mi frente; Bebió en vaso de oro. . ¡Cuadrúpedo alegre,
Mandando un caballo muy noble de raza, Que tuvo criados y esplendida casa!
Seguido de miles pasé por el puente.
¡Que tuvo cubiertas de tela notable,
Triunfé: revestime de túnica de oro, Salones de mármol, servicio selecto,
Corriendo el espacio con carro de gloria ; Que cónsul seria convida durable!....
Mis vates oia; cantaban en coro Dió fin á sus dias, pontifico electo!
Del marya domado mi nueva victoria.
Di fin á los mios al ser asaltado
Pasé en los festines el resto deldia, PorÁquilaimpíoy astuto Cherea:
Brindando en las ondas amor á las damas,
Con treinta feridas me vi taladrado, Él brillo del solio fascina y apaga
Bajando á los manes la sombra mas fea. Filiales respetos, virtud y ternura
De aquel que lo anhela; le hiere con llaga
1IELIOGÁBALO.
Que solo llenando su silla, se cura.

Yo alzé contra ún padre mi mano homicida,


No hartaron mi gula comunes manjares: Con ella empuñaba mi fúlgido acero;
Tributos impuso mi antojo profano Mi mano apartaron; mas fui parricida,
De peces sabrosos á incógnitos mares, Mi amigo del crimen dió muerte á Severo.
í)e pájaros raros á clima lejano.
Mi hermano en los brazos de madre adorada
Con bálsamo ardían mis lámparas bellas, Buscaba caricias ageno de encono,
Y en sedas teñidas de varios colores Y alli le di muerte con cruda estocada,
Las perlas calcadas marcaban mis huellas. Temiendo su sombra vecina del trono.
Y tuve piscinas con aguas de olores.
Contad mis delitos; contad las arenas
Ajar anhelando las jóvenes rosas Del mar y las flores del verde pensil;
Que diesen profusa su esencia divina, Al mundo oprimido con duras cadenas
Libré de habitantes: contad veinte mil.
En cuatro veranos mudé cuatro esposas,
Cornelia y Aguilia, Severa y Faustina.
Pasando al Oriente, mi espada y su filo
Sintió de Alejandro la noble ciudad;
Vendí las preturas, empleos y honores;
Cercado de aurigas gozé mis placeres; Corrían sangrientas las aguas del Nilo;
Quitando al senado sus miembros mejores, Su linfa gustóme, sació mi ansiedad.
Un nuevo senado formé de mugeres.
Bajando del bruto que al viento igualaba
Sentí duro golpe; Marcial me lo dió,
Di fm á mis vicios, podery amenazas;
Lo quiso Mácrino que al trono aspiraba,
Mis guardias rebeldes con furia me hirieron,
Y el golpe funesto mi ser acabó.
Mi cuerpo arrastraron por calles y plazas
Y en medio del Tíber sepulcro me dieron.
CORO DE LOS PUEBLOS.

CARACALA. Uncisteis el carro de vuestras maldades


Los hombres cual bestias; faltóles aliento;
Primero que el mundo los tuyos sufriese Tiraron del carro por yermas ciudades,
Sufrió mis delitos; mas somos hermanos, Y escombros les disteis por todo alimento^
Eos dos merecimosque el mundo nos diese De vuestros banquetes y largos festines
Los títulos viles de infames tiranos. Roían los huesos debajo la mesa,
— 92 —
Y en lucha horrorosa con vuestros mastines.
Vertían su sangre perdiendo su presa. — 93

Pagad vuestra deuda que el mundo reclama;.


Cumplido está el plazo, comienza el dolor:
Mirad los abismos con hórrida llama;
Pagad vuestra deuda: justicia , Señor.
Magestad y Justicia de Dios.
<
COBO DE MATRONAS ROMANAS.

Los tálamos puros llenasteis de cieno:


Después que saciasteis lascivos furores,
Dormidas quedamos en graja y en heno
Cubiertas de oprobio por viles raptores.

Baldón escupisteis en nuestros regazos,


Sarcasmo formasteis de nuestros deslices,
Tuvisteis vergüenza de nuestros abrazos
Y á todos decíais «callad, meretrices.” Átomo que entre nieblas no aparece,
Átomo de una niebla condensada,
Pagad vuestra deuda que el mundo reclama, Que una ráfaga turba y desvanece,
Cumplido está el plazo, comienza el dolor, Solo á tu luz, Señor, veo mi nada.
Mirad los abismos con hórrida llama:
Pagad vuestra deuda: justicia, Señor. Sobre mi pedestal de vanidades
Soy estátua de lodo con aliento;
EL JUEZ SUPREMO. ¿Como podré poner en tus bondades
Mi triste y atrevido pensamiento?
Bajad á las cuevas del báratro oscuro ,
Verdugos crueles, infames tiranos: ¿Como podré admirarte y comprenderte,
Si en él puse llamas eternas, os juro Si mientras me remonto hasta tu silla,
Me silba el huracán, sopla la muerte,
Que vuestros delitos forzaron mis manos.
Y derrumba la estátua que es de arcilla?

Tómate el corazón; no sea mío;


Pero si ño es de tí digno presente,
Llénale de una vez ese vacío,
Queno sabe esplicar cuando losientc.

i Yo te diré su afan!..... siempre suspira


Por un bien adorado que se aleja.
8
— 94 —
Que pone en su lugar una mentira, Sordos á la verdad, huyen su asomo,
Que al descubrirse pronto, causa queja. Insensibles al bien como los muertos.
Pero esclavo infeliz, tras el engaño ¡Cuan distantes de tí, cuando enamoras
Que con llanto de sangre gime y paga, Sóbrelos abrasados serafines!....
Vuelve á buscar su bien y vuelve al daño, El espacio es la casa donde moras,
Renovando sin fin eterna llaga. Sin término, ni noche , ni confines.
Sigue tras la ilusión en raudo giro, Tu mirada es la luz del claro dia,
Contándole ála sombra fementida Que todo lo embellece y lo fecunda;
Cada paso que da con un suspiro, Tu edad no cuenta mes, año, ni dia,
Que gasta los resortes de la vida. Porque es la eternidad que en ti se funda.

Yo registré las fibras de su seno: Tú alumbras á la noche con fanales,


No hay una que el dolor no haya quemado, Tú coronaste al sol de rayos rojos,
No hay una sin lesión de este veneno, Y giran las esferas celestiales
Que á pesar de sus iras es amado. Al menor movimiento de tus ojos.

Y siempre la esperanza engañadora ¿Quien sabe si formaste tantos mundos


Procura disipar su desaliento, Como globos lanzaste en los espacios?
Pues la sombra se acerca cuando llora, Yo veo en los cometas errabundos
Para que á llorar vuelva su escarmiento. Antorchas que iluminan tus palacios.

Toma mi corazón; no sea mió; Te meces sobre el austro, te reclinas


Tu puedes acallar suafan profundo, Sobre los mas sonoros aquilones.
Y ten piedad, Señor, de su vacío: Calcan tus pies sus alas y caminas,
Llénalo tú, que llenas todo el mundo. Rey eterno de altísimas regiones.

Que este siglo es de hierro: edad de escoria, Miraste levantada en su cimiento


Siglo sin fé, con hijos sin ventura, La torre de Babel, que altiva medra;
Que en potro de dolores sueñan gloria..... Del orgullo del hombre monument o,
¡Tal es el frenesí de su locura! Cifra de vanidad escrita en piedra,

En cuestión de tormentos prolongados, En cuyas escaleras espirales


Entreecúleos, garruchas, fuegoy rueda, Pareciera el enorme cocodrilo,
Cantan su necedad desmemoriados, Gusano que al través de los raudales
Pigméos revestidos de oro y seda. Tras una hierba débil tiene asilo.

Para la compasión hombres de plomo, En cuya vasta cima la palmera,


Al eco de lisonja siempre abiertos, Que mas pompa y verdor ha desplegado,
— 96 - — 97 —
Cual pobre jaramagosolo fuera, ¿Si al lado délas culpas has escrito:
Cual musgo que cu las piedras sella sentado «Dolor sin fin, placeres del momento?»

La viste en el fervor de sus obreros; ¿Si persigue y agovia al delincuente


Confundiste su idioma,se turbaron, Tu eterna maldición con peso frió,
Y plegando sus brazos altaneros, Sentada en las arrugas de su frente,
Sobre basas de mármol se sentaron. Y envuelta en su mirar, torvo y sombrío?

Todo fué confusión, todo fué espanto, ¿Si en medio del festín y de la orgía,
Caos, y madamas.......rumor maldito..... Al retumbarla orquesta sonorosa,
YaI aire de las orlas de tu manto Al escuchar sus notas de armonía,
Derribaste la mole de granito. Al respirar los ámbares y rosa,

Respiras, y tu aliento soberano En el solar mentido de esa calma,


Anima lo infinito sin medida; Alzas dentro del pecho voz temida,
Todo tiene á la sombra de tu mano Alzas severa voz dentro del alma,
Belleza, juventud, amor y vida. Que deja el placer lánguido y sin vida?..... .

Del polvo has producido y de la nada ¿Do vas, nube preñada de tormentas,.
Seres que de tus obras se enamoren, Con tus flancos de fuego centellante?
QUeanhelen sublimarse á tu morada, ¿Caminas al acaso y te presentas
Que sin fin te bendigan y te adoren. Sin un rumbo certero, rumbo errante?

Es el trueno tu carro de victoria, Tú tienes quien diriga tu destino,


Y los rayos las chispas desús ruedas; Quien te presente aquí como un amago,.
Canta el mar en sus ámbitos tu gloria, Quien te suspenda en medio del camino
Cantan tu dulce amor las auras ledas. Para que lanzes muerte, horror y estrago.

Es el mundo tu templo, altar la tierra. Consumirás ciudades altaneras,


Y el justo te da incienso en sus querellas: Sin gloria, sin virtudes, sin decoro;
La bóveda celeste el templo cierra; Comparadas á estúpidas rameras,
Son lámparas las nítidas estrellas. Que vendieron su honor por plata y oro.

¿Quien se podrá esconder de tus rigores, Mudarás sus alcázares en riscos,


Sisondeas el pecho á los mortales. Abrasarás sus porticos,su asiento,
Como penetra el sol con sus fulgores Sus pirámides, torres y obeliscos,
Las ondas trasparentes, los cristales? Y quedará su polvo en escarmiento.

¿Si pones por verdugo del delito ¿Porque te alzaste, oh mar, con tanto enojo?
Al insomnio, al atroz remordimiento? ¿Eres rey de tu seno y tus orillas?
— 99 —
— 98 —
¿Mónstruo traidor, que tragas por antojo Y retrató su forma peregrina
Del náufrago los miembros con las quillas? Sobre tu seno azul como su manto.

Tú no agitas las olas cuando quieres, Emulo de los mares hoy avanzas,
Y arrancando los árboles añosos,
Que á soberanas leyes te sugetas:
Díganlo las arenas donde mueres, Destruyes las risueñas esperanzas
Lindero deleznable que respetas. De los agricultores afanosos.
Sepultas las cabañas y el ganado;
Manda Dios, y agitándose tu espalda,
Conviertes en lagunas los jardines,
Hierven en blanca espuma convertidas
Y paseas los surcos del arado
Tus aguas de zafiro y esmeralda, Sin respetar ni valles ni confines.
Que estaban en corales adormidas.
Y te dirige Dios con brazo fuerte,
Sorbes buques infames y veleros
Porque la raza mísera del hombre
Que con sangre de negros traficaron,
No se acordó del dia desu muerte,
Con su tripulación de bandoleros, Y olvidó desleal su santo nombre.
Que de Dios y del hombre blasfemaron.
Templa, Señor, tus iras y furores,
De peñascos y arenas en los bancos Y la prole de Adan, prole infelice,
Estrellas esas naos fementidas, Deje de suspirar tantos dolores,
Porque los atezados, cual los blancos, Mientras mi rudo labio te bendice.
Son hijos del Señor á quien no olvidas.
Sobre los tristes males que lloramos
Y eres bien justo, mar, en tal venganza,
Tiende mano benéfica y propicia:
Y con justo rigor te desenfrenas, Grande es tu magestad y la adoramos;
Que el Dios de paz, de amor y de esperanza Témplanos el rigor de tu justicia.
Al hombre no crió para cadenas.

¿Do vas, rio espumoso y turbulento,


Domados los opuestos malecones?
¿Porque salvas los lindes de tu asiento?
¿Puedes romper acaso tus prisiones?

Ayer entre las flores te dormías


Y entre verdes isletas te humillabas;
Tan claro tu cristal entretenias,
Que nadie te escuchó si murmurabas.

Rastrera la africana golondrina


Besó la flor del agua con encanto,
— 100 — 101 —
Que al halago sacuden su melena,
Ganosos de cruzar altas regiones.
¡Cuadrúpedos alados! Se alimentan
De una luz eternal, pura y radiante,
Himno <le la mañana» Y respiran calor y fuego alientan
Cuando tascan el freno de diamante.
Ellas su genio activo distrayendo
Con astuto cariño, los detienen,
Y al carro de rubí los van unciendo,
Mientras con las caricias se entretienen.
Pero al ceñir el sol por las mañanas
Los rayos que jamás se debilitan,
Y al empuñar las riendas soberanas,
Ellos su raudo curso precipitan.
Alpalaciodel Sol de altas columnas Agitando sus remos voladores,
formadas de topacio luminoso, Con la cerviz gallarda y altanera,
Llaman las leves Horas, sus alumnas, Se esplayan por espacios superiores,
Que no conocen sueño ni reposo.
Mas el astro sus ímpetus modera
Son fugaces doncellas, cuya mano
Con maestría docta y arte suma,
Vierte flor de placer ó espinas malas, No sea que abandonen su camino,
Hijas bellas del tiempo adusto y cano, Y el mundo miserable se consuma
Que les dió la inquietud de eternas alas. Con un incendio horrendo y repentino.
Se visten de una nube trasparente Las horas junto al eje van formando
Que á impulsos de los céfiros se muda, Un círculo de Sílfides hermosas,
Desatan sus cabellos largamente Siguen una en pos de otra , desatando
Sobre la espalda nítida y desnuda. Sobre el zafir del cielo pie de rosas.
De gotas de rocío coronadas Y el mundo que era vasta sepultura
Y bebiendo en las auras ambrosía, Sin voz, sin alegría y sin encanto,
Con resplandor de tibias alboradas Deja sombras de duelo y de tristura,
Dan á la noche fin y abren el dia. Y viste de la luz el regio manto.
Acarician con mano de azucena ¡Sombras, huid! Rollad vuestros crespones
Del claro luminar á los bridones, En las cuevas remotas y profundas,
— 102 — — 103 —
Volved á vuestras fúnebres prisiones,- Otras franjas de nieve dilatando,
Plegaos en los huesos de las tumbas. En sus bases derrumban ó descuellan.
¡Luz sobre el alto monte! Ya es gigante- Aquella cristal riza y lo desata,
Con dorada diadema; seno y falda Otra lleva mas lejos su camino,
Dó serpea el arroyo susurrante Una muestra su azul, otra su plata,
Se visten de una trémula esmeralda. Otra vaga entre ciego remolino.
Los pinos con los vientos triscadores El bajel desplegando ala sonora,
Sacuden de su cúpula eminente, Con magestad y pompa las enviste,
Templo dó el ave canta sus amores, Y se humillan delante de su prora,
Las gotas de rocío trasparente. Como al noble señor el siervo triste.
Y la fiera de manchas salpicada El vapor las obliga con desvelo
Se rebulle en la gruta dó se abriga, Que le rindan espumas á millares,
Deslizando por áspera quebrada Y con su nube de humo indica al cielo
Si el nocturnal ayuno la fatiga. Su artificioso rumbo por los mares.
En cáliz virginal de aromas lleno El marinero adusto, cuyo pecho
Se introduce zumbando leve abeja,
Desafia la sirte peligrosa,
Y á la engañada flor que le abrió el seno
Entona un ronco adios al patrio techo
Roba rico botin, parte y se aleja.
Y al tálamo desierto de su esposa.
Así belleza incauta, si la halaga
¡Todo es vida! La vida se derrama
Solícito amador, atiende al ruego,
Mezclada con la luz que la colora
Para llorar tal vez su suerte aciaga Sobre el nítido pez de limpia escama,
Con un llanto que quema como el fuego. Sobre el bajel y el agua bullidora.
¡Luz sobre el mar! Sus ondas que dormían Viste el sol á las moles de granito;
Dispiertan en sus lechos de corales,
Y las torres mas altas y serenas
Y á solazarse en tumbos se desvian
Pierden pardo color, con que ha descrito
Viendo resplandecientes sus cristales, Su antigüedad el tiempo en sus almenas.
Unas besan arenas en la playa, Del rayo matinal el fulgor vivo
Después que la amagaron con furores, Se sienta en los adornos recargados
Y la llenan de espuma que desmaya, Y delgadas columnas y arco ojivo
Mientras forma del iris los colores. De los góticos templos elevados.
Otras entre sí chocan batallando Hiere por las redondas aberturas
Con aljófares líquidos que estrellan, Al rosetón de vidrios de colores,
— 104 —
— 10a —
Y dibuja fantásticas figuras
En los santos recintos interiores. Aquí calló , porque otra hermana leve
Tal vez de dulce amor herida vino,
Ave, céfiro, fuente, insecto, rama Y volaron las dos, huyendo en breve
Arbusto, flor y réptil y colina, Con alto y caprichoso remolino.
Canta, suspira, bulle, zumba y ama ,
Mas vo que de la noche al peso duro
Se mece, aroma, arrastra y se ilumina.
Gemí, viendo su sombra y su tristeza,
De la hortensia una [leve mariposa Debo entonar á Dios el himno puro
Las flores en corimbo va rondando; Que le rinde feliz naturaleza.
Parece que la alada veleidosa
Les dice este concepto breve y blando. ¡ Origen y principio de tí mismo,
Eterno en el Empíreo donde moras,
» ¡Los sueños sacudid ! alba ninguna Que miras las estrellas y el abismo,
» Me sorprende dormida entre claveles, De tí viene la luz y tú la doras!
» Que forman mi palacio y son mi cuna
» Coronada de nítidos doseles. Sin tí, el sol rutilante antorcha fría
Vagara por el Cielo moribundo,
» Quiero beber el llanto de la aurora Tú alimentas los rayos que él envia
» Sobre la primer flor que se despierta, Cuando de tu piedad llenas el mundo.
» Y por robar el jugo que atesora,
» Con la dulce inquietud estoy alerta. Tú cuentas las estrellas tan distantes
Que cual blanca neblina se presentan;
» Reprendo á las que tardan, y al momento Mides la eternidad por sus instantes;
» Que les da nueva luz nuevo embeleso, Por tí viven los seres, por tí alientan.
»Apoyada en su tallo soñoliento ,
¡Dios! ¡Padre! ¡Criador! ¡Oh dulces nombres!
» Con astucia les doy el primer beso.
Llenan el corazón del que te invoca,
» Quiero que el sol admire la abundancia Son la rica esperanza de los hombres,
» De mi presa aromática y preciosa, Y salen con amor de toda boca.
» Y por eso me tachan de inconstancia,
» Por correr sin cesar de rosa en rosa. Tus obras me revelan tu grandeza;
Los astros tu esplendor; tu gloria el Cielo;
» Hoy sorprendí una flor que se escondía La tierra tu bondad y tu riqueza,
» Bajo de agenas ramas bien segura; Y el dia tu piedad , que es mi consuelo.
» Cuanto mas mis halagos resistia,
» Tuvo la libación mayor dulzura. Ya que á tu santo amor mi pecho aspira.
Concédeme en las penas transitorias
» Ayer una besé linda y fragante Pulsar alguna vez sagrada lira;
» Guardada en blanco seno de una bella; Bardo de religión cantar tus glorias.
» Se distrajo la niña con su amante,
»Y aproveché el descuido, y di con ella."
— 107 —
Cuando veáis que teme y desconfía,
Y maldice su sombra contemplada
Al resplandor de lámpara ó bugía,
Pues la juzga ladrón que está en celada ;

La <len<la del muertoi Si veis que solo se abren sus oidos,


Mientras el pobre clama , el débil llora,
Del precioso metal á los sonidos
Que son voz de los ídolos que adora;

Que cual polvo que salta deleznable


Menosprecia las lágrimas y lloros,
Y con sangre y sudor del miserable
Amasa su edificio de tesoros ;

Pues sus hermanos sois, templad las sanas


Del supremo Hacedor; rogad que quiera
Mudar el pedernal de sus entrañas
I. Endurecido y tosco en blanda cera.

Al celestial Espíritu que inflama Rogad por él: navega un mar sin faro;
Los castos é inocentes corazones, Ciego con la codicia escollos quiere:
Y en sus senos recónditos derrama Solo llena los ojos del avaro
El fecundo rocío de sus dones; El polvo de la tumba cuando muere.—

María es mar de amor, fuente sellada,


Dulce huésped del alma, luz y guía,
Manantial con un cauce de amarantos,
Consolador del triste y fatigado,
Dador de la veraz sabiduría , Luna llena, de estrellas coronada,
Refrigerio del hombre desterrado, El iris de la gloria de los santos.

Invoquemos con pura y grata ofrenda Perla de enamorados serafines,


Para entonar un cántico piadoso, Sol en cénit, aurora de alma frente,
Que conserve en su mística leyenda Virgen que con la planta de jazmines
Egemplo saludable y provechoso. — La cabeza pisó de la serpiente.

Cuando veáis la sed del avariento Si la invocáis con ansia y con ternura,
Que su vil corazón tiene cerrado Probareis en su amor grata ambrosía ,
En los cofres del oro amarillento, Del maná del desierto la dulzura ;
Que guarda con zozobras y cuidado; En un vaso de flor que el alba cria.
— 109 —
— 108 — ¿Segará la cuchilla de los hados
Si alguno blasfemare de su nombre , Tu vida en flor, ó cándida hermosura?
Huid, y no escuchéis ecos malditos
Que con blasfemia tal da indicio el hombre Tercera vez el ave lastimera
De la reprobación de los precitos. — Repitió su monótona elegía.....
¡ O que triste señal que desespera !
II. Pablo tiene una hermana..... ¡ Suerte impía!

La doncella infeliz cedió al destino,


Sobre el techo de Pablo, en noche oscura Que la orfandad es sombra que la espanta;
El buho dió un gemido lastimero.......... Murió como violeta de un camino
i Oh que triste señal! La muerte dura Que pisó con furor rústica planta.
No se sacia jamás! ¡ Qué infausto agüero !
De delicadas rosas purpurinas
Al despuntar la luz, su padre anciano Le coronó su hermano el postrer lecho,
Dió el alma á Dios y al polvo los despojos: Y al quitar de las rosas las espinas,
El jóven que besó su fria mano , Clavadas las sintió dentro del pecho.
Lloró, rogó por él, cerró sus ojos.
De la modesta virgen en la tumba
De dos plantas que beben un rocío Brotó un jazmín en flor, planta dichosa,
Y arraigan juntamente en la pradera , En cuyo derredor la abeja zumba
Úna muere de sed, mustia y sin brío..... . Y vuela sin cesar la mariposa,
¿Qué esperáis de la triste compañera?

Sobre el techo de Pablo desolado


El buho repitió su flébil queja......... III.
¡ Oh que triste señal! ¡No se ha saciado
La inoxerable muerte! ¡No se aleja!
Cuando el hombre sediento del tesoro
El agudo puñal del sentimiento Registró las entrañas de la tierra,
De su madre acabó la infausta vida: Ella le castigó dándole el oro,
El jóven detener quiso su aliento, Que es causa de los males de la guerra.
Pero el alma un instante entretenida
Fué entonces la pobreza vituperio,
Con sus ósculos tiernos y amorosos. Tuvo altar y holocáustos la fortuna,
Dejó su esclavitud, voló al espacio Se urdió el crimen á sombra del misterio,
En palmas délos ángeles hermosos Y el mortal se estimó según su cuna.
Coronados de rosa y de topacio.
Pablo es huérfano y pobre; los dolores
i Que absorva el ataúd cuerpos cansados Minan como un gusano su existencia .-
De ver un sol sin dichas ni ventura!.......... 9
— 110 — — 111 —
No podrá resistir tantos rigores Mis miembros cubriré que están desnudos,
Solo , sin protector y sin herencia. Y tendréis un esclavo el mas sumiso.

Algunos de su atan se condolieron Y en la luz venidera, derramando


Y prestaron auxilio generoso; El copioso sudor de la fatiga,
Mas otros con enfado le dijeron : Satisfacer mi deuda iré anhelando,
«Levántatey trabaja; el perezoso Bendiciendo sin fin la mano amiga.—

»No tiene pan ni hogar; de vicios lleno Convínose el barón : dió las monedas,
» Muere de hambre y miseria consumido, Y dejó aquel recinto doloroso
»I’or no sacar las manos de su seno: Por respirar en frescas alamedas
» Levántate y trabaja: estás dormido.’’ El ambiente suave y aromoso.
Él sufre su tormento prolongado,
Y en su mísera choza solitaria
Exala de su pecho acongojado
A la reina del Cielo su plegaria.
i El sol quema la tierra resecada!
Un rico del pais, que mantenía
Mientras lanza volcánicos ardores,
Seis perros, diez caballos, veinte halcones,
Se cumple la sentencia al hombre dada:
Y gozaba en su pingüe baronía
«Tú comerás tu pan con tus sudores.”
De opulento solaz y diversiones,
Pablo trabaja un dia sin sosiego;
Penetró en su cabaña desolada
Inclinado á la tierra ingrata y dura ,
Por la furia implacable de la muerte,
Consumido del sol al vivo fuego,
Y habló con voz sonora y ahuecada
Parece que se cava sepultura.
Al doncel desvalido de esta suerte:
Brilla la nueva luz y avanza el dia,
—Yo sé compadecer calamidades:
Pero Pablo no viene á sus labores;
Robusto parecéis: así los quiero
Por él preguntan todos á porfía;
Para mis vastas tierras y heredades;
Corren siniestros ecos y rumores.
Podréis servirme á mí de jornalero.
—Señor, respondió el mozo, yo no tengo Se registra su choza.,... sobre paja
Ni pala, ni azador, ni podadera, Encontraron al mísero sin vida,
Sirviéndole de fúnebre mortaja
Aunque al rural trabajo bien me avengo......
Saco de tosca tela denegrida.
Aliviadme la suerte lastimera.
Si me prestáis tan solo cuatro escudos Cuando llegó el barón, quedó admirado
Yo compraré con ellos lo preciso, De la escena cruel; pero al momento
— 112 —
Por avaros demonios inspirado, — 113 —
Ante todos clamó con Agrio acento : Arrastrando del cuerpo la cadena,
Y por la fé ilustrado, le decia.
«Alma que desataste ya tus nudos,
» No entrarás en la gloria de tu Ciclo, —¿Eres acaso aquel cuyos despojos
» Si no me restituyes cuatro escudos Deposité en el triste cementerio,
»Que de mí recibiste en este suelo.’’ Rogando á Dios con llanto de mis ojos
Por tu quietud, según mi ministerio ?
¡ Oh blasfemo y audaz ! tembló la tierra
De la protesta impía de tu boca; Te conjuro me digas prontamente
Juzgas al Criador y le haces guerra : Qué sufragios reclamas de los vivos:
Tu delito á los ángeles provoca. ¿Por qué ha querido el Ser Omnipotente
Que vuelvas á este valle de cautivos?
¿Quién osó detener el vuelo hermoso
Del alma que á la patria se apresura, —Pablo soy, dijo el alma : cuando cierta
Y á los reinos felices del reposo, Juzgué mi salvación y eterno amparo,
Y al seno de su Dios, que es su ventura ? Cerrada del Edén hallé la puerta
Por deber cuatro escudos á ese avaro.
María quiso dar un plazo al alma
Para volver al cuerpo abandonado, Vine á pagar mi deuda y por las nubes
Satisfacer la deuda y lograr palma Buscaré aquella patria de escogidos,
En el reino á los buenos destinado. Y entre beatos coros de querubes
Rogaré por los pobres desvalidos.
Pablo volvió á este mundo, á la morada
Del rico, y al trabajo que le debe: —Dilatar tu rescate deseado
Trabaja como seis y no habla nada ; No puede mi piedad , repuso el cura,
Nunca duerme ni come, nunca bebe. Toma los cuatro escudos, desgraciado,
Y á pagar esa deuda te apresura.—
Su cuerpo es una sombra en movimiento
Que va, viene, revuelve y se desvía, Al recibirlos Pablo , los presenta
Que tiene en su trabajo igual aliento , Al barón que con ansia los admite ,
Igual tino de noche que de día. Pero su mano avara se calienta,
Se consume, se abrasa, se derrite.
A un grave sacerdote que con brillo
De ardiente caridad se ve adornado, Siente un fuego voraz que penetrando
Dijo el barón, venid á mi castillo, Desde la mano al pecho, se lo inflama;
Si un hombre queréis ver resucitado. Tormentos del infierno está pasando;
Las monedas que amó son viva llama.
El ministro le vió: vió la condena
Que el alma desterrada padecía , Ya tiene todo el brazo consumido;
Cunde el volcan, ocupa espalda y cuello,
— 115 —
Y con las blandas sedas del vestido
Le consume los rizos del cabello.

Al subir á las auras superiores, S31 Hombre,


Pablo se despidió del grave cura :
«Gracias, mi bienhechor, por tus favores,
» Yo rogaré sin fin por tu ventura,”

De capullos que el polvo ha cobijado


Nacemos como insectos zumbadores
A recorrer los límites del prado,
Y á murmurar del sol y gastar flores.

Volando con inquieto desvarío,


Ébrios de olor y ricos en las galas,
Ó nos hiela una gota de rocío,
Que es lazo de cristal á nuestras alas,

Ó el mismo sol que alegre fecundiza


Cuanto en el mundo existe, nos abruma,
Nos seca, nos abrasa , y es ceniza
Nuestro adorno de gasas y de espuma.

Pero el murmullo y la inquietud nacidos,


Sin saciarnos jamás en pensil lleno,
Quejas de ingratitud son los zumbidos
Que damos á la flor que nos da el seno.

¡ Qué orgullo si cruzamos los jardines!


¡Qué olvido de aquel polvo de la nada !
— 116 — — 117 —
i Qué riquezas y trenes de festines! Quien con ingratitud cariños paga,
¡Qué pompa tan gentil y abrillantada ! Quien vuelve á cortejar y quien se aleja.

El uno con penachos de oro y seda Todo es vida, festín, aroma y cielo..,..
Se mira en un pacífico arroyuelo, Pero viven un sol las frescas flores:
Que la brisa no arruga y que remeda ¿Qué será de nosotros en el suelo ,
Las nubes que deslizan por el Cielo. Sus festivos y vanos amadores?

El otro mas ventura se promete Sopló un viento ; la flor se ha deshojado,


Si logra enamorar á una flor gualda, Y el insecto murió, no tiene nombre:
Mostrando su bruñido coselete Pero quedó un recuerdo que han dejado :
Labrado de purísima esmeralda. Que el mundo es esa flor, insecto el hombre.

Quien ciñendo su cuerpo relumbrante


Be anillos con cadena artificiosa, I.
Que despiden los fuegos del diamante,
Asiste al nacimiento de una rosa.
Tus manos, ¡ oh Señor! hermosearon
Quien roza de azabache las antenas Ün Edén dó tus glorias se veian,
Con constante afición y airado empeño Y los ángeles todos suspiraron,
En un vistoso grupo de azucenas, Porque reinar en él apetecían:
Como por dispertar su blando sueño. Y tú, para que el ángel mas se asombre,
Be un lodo que amasaste hiciste un hombre;
Quien vestido de grana y de topacio Con un soplo le diste el pensamiento,
Sale de una listada maravilla Y por rey de los mágicos jardines
Bonde tiene su nítido palacio, Le acataron los altos serafines,
Su lecho, su dosel y régia silla. Que bebian la luz del firmamento.

Quien ama demostrar, cual corresponde,


Puesto en armas su fuerza y hermosura, II.
Y sus alas finísimas esconde
Bebajo del metal de su armadura.
Mas allá del cénit alzaste el vuelo,
Quien esfuerza sus vuelos, pues confia
Y la sombra que hacia tu ropage
Besar medio desnuda una violeta, Produjo el claro sol que alumbra el Cielo,
Que al despuntar el alba se atavia
Y el polvo de tus piés fué su celage :
Y se esconde en el césped por discreta.
Deteniendo las ruedas de tu carro,
Quien liba , quien desdeña , quien halaga, Miraste al hombre que salió del barro,
Quien zumba, quien arrulla, quien se queja, El cual ciego y estúpido vendia
— 118 —
Por precio de una lágrima hechicera — 119 —
Que vertió su adorada compañera, ¿Quién te dió facultades en el mundo
La eterna gratitud que te debia. Para saltar este escalón de arena?
Tumba fuiste á la tierra temeraria
Sin inscripción ni losa funeraria;
III. Y ese rumor, salvage sinfonía,
Y grito de tus aguas mal seguras,
Es la nueva amenaza que murmuras,
Del Edén tus miradas escondiste,
Y el himno de los muertos de aquel dia.
V helándolo la sombra del pecado,
Como reina se alzó la muerte triste
Con un cetro de hueso descarnado :
VI.
Seguida de las ansias y dolores
Que ennegrecen las plantas y las flores ,
AI desterrar al hombre y á su amada ¡ Raza mortal 1 ¡ tu germen es maldito!
Del pensil dó furioso el viento zumba, ¡Con un nuevo furor tu orgullo sellas!
Un hoyo les abrió, dándoles tumba
Arrancaste los montes de granito
Dó volvieron al polvo de la nada.
Para alzar una torre á las estrellas,
Que espiase los ámbitos del cielo,
Siendo corona el sol, las nubes velo,
IV.
Y en cuyas espirales y balcones
Pudiese aparecer la palma erguida,
Entonces sin la luz con que la miras Como la hierba débil y perdida
Se estremeció la tierra en sus cimientos , Que brota en los gastados murallones.
Y á respirar el fuego de tus iras
Salió por sus volcanes á los vientos,
Demostrando en sus picos y montañas VII.
Que tú le consumías las entrañas,
Y para dispertarla del desmayo
Guerra y hambre lanzaron su veneno; Levántase la torre de gigantes,
El huracán bramó , retumbó el trueno, Afrenta de la luz, baldón del viento ,
Y lutos de la esfera rasgó el rayo. Y enormes cocodrilos y elefantes
Asoman por las moles de su asiento ,
Cual réptiles nacidos en las piedras
V. Matizadas de musgos y de yedras
Que al rumor de la lluvia desatada
O del pié que pisó las ramas secas,
¿Y el hombre fue mejor?.... ¡oh mar profundo! Entre rendijas débiles y huecas
Dilo tú que rompiste tu cadena, Esconden su cabeza descarnada.
— 121 —
— 120 — Miraré si se duerme ó está en vela,
Si medita un diluvio en sus arcanos,
Si desata los roncos aquilones,
VIII. Ó si los esclaviza en sus prisiones
Con cadenas de hierro ó con las manos.”—
Y el hombre dijo: «Subiré al espacio,
Registraré la luna soñolienta, XI.
Y podré fabricar un gran palacio
Del nácar que en sus senos alimenta;
Que tal vez es un mundo como el mió, i Blasfemia audaz! El viento la llevaba
Que mejor satisfaga mi alvedrío; Como una negra pluma al firmamento,
Y el rayo que me asusta rutilante, Como cifra que el mundo sublimaba
Que destruye mis míseras cabañas , De su orgullo y audaz atrevimiento.
Debajo de mis piés, por mis hazañas, Movióse sobre el trono aquel que es santo,
Me servirá de alfombra de diamante. Y el aire de las orlas de su manto
La torre de gigantes desnivela,
Y arrancando el cimiento mas hundido,
IX. Derribó por el suelo maldecido
Operarios y torre y centinela.

Treparé donde el sol mas encendido


Ostenta su finísima armadura, XII.
Guerrero con un casco guarnecido
No del oro de Ofir, de lumbre pura. ¿Y el hombre fué mejor con tantos males?
Y mide todo el campo y en su centro En dos llanuras fértiles y frescas,
Se vé sin un rival, sin un encuentro; Se miraban en nítidos cristales
Pues de estrellas la pálida cohorte A la sombra de palmas gigantescas
Brilla cuando se esconde su luz pura, Dos ciudades estúpidas y vanas,
Y al desceñir sus rayos de hermosura Dos rameras, dos lúbricas hermanas:
Le da la despedida y hace corte. Desnudando de ornato peregrino,
Con el fuego de amor, el cuerpo hermoso,
Brindaban con placeres y reposo
X. Al hombre que cruzaba su camino.

Y veré donde Dios tiene su lecho, XIII.


Dó tiene de sus rayos la armería,
Que mudan en ceniza el mortal pecho, Y el hombre, apeteciendo sus abrazos
Y convierten al hombre en sombra fría. Y caído en la red de sus amores,
Y puesto en esa torre en centinela,
— 122 — 123 —
Dormía satisfecho en sus regazos
Húmedos con esencias de mil flores.
Y al dispertar, instado de su ruego,
De su Dios renegaba, ingrato y ciego :
Por el precio de sucias maldiciones
Le vendían sus ósculos y albricias, Flores del alma.
Dábanle por blasfemias sus caricias,
Y por idolatrar sus corazones.

XIV.

Tú, Señor, con volcanes inflamaste


Los flancos de una nube procelosa,
Y sobre esas ciudades la colgaste
En medio de la noche silenciosa.
Y ella, según tus órdenes ilesas,
Dió fuego y consumió, mudó en pavesas
La envidia es un gusano ponzoñoso
Sus pórticos, sus torres y cimientos,
Que las flores visita en la pradera,
Sus hijas las del seno profanado,
Y entre las rail y mil del vulgo hermoso
Sus hijos de blasfemia y de pecado,
Muerde la mas pomposa y hechicera.—
Sus ídolos, orgías y contentos.
Hay eco en el gritar del maldiciente:
XV. La calumnia es carbón; solo una brizna
Que se arroje á la faz del inocente,
¡ Raza mortal! tu orgullo no se acaba Sino logra manchar, al menos tizna. —
Con el fuego y el agua por castigo •
Siempre de tu altivez serás esclava, Mas vale en una fragua centellante
Que por tu duro mal nació contigo. Batir hierro que al golpe se resiste,
Solo cuando el clarín mas espantoso Que al rededor de un príncipe arrogante
Dispierte de las tumbas el reposo, Estar en ademan de siervo triste. —
Al retemblar el mundo á su sonido ,
Belleza de muger y vino añoso
Delante tu Señor y juez eterno
Son dos venenos fuertes que huye el sabio;
Se hundirá tu soberbia en el infierno ,
Hipócritas del bien, mienten reposo,
Porque allí volverá de dó ha nacido.
Queman el corazón, dulces al labio. —

Do quiera que por órden del destino


Le anochezca al que es pobre y errabundo,
— 12i — — 125 —
En los mismos linderos del camino La abeja no tan rica ni vistosa
Encuentra su palacio que es el mundo. — Saca la dulce miel de amargas plantas. —

Huir de la molicie y los placeres Cien libros de morales instrucciones,


Siempre fuá de tortísimos varones, Cien Sénecas que espliquen su sentido
Y dejando el hablar á las mugeres, No podrán corregir con sus lecciones
Reservar para sí nobles acciones. — Un natural perverso y corrompido.—

Si platican de bélicos afanes Se apoya el mentiroso en sus empresas


Los hijos esforzados de la guerra, En dos cosas que suelen ser profusas,
Si loan á los duros capitanes Abundancia de inútiles promesas
Que vencieron los mares y la tierra, Y abundancia de fútiles escusas.—
Si ensalzan sus conquistas y su pompa, Si el niño se entretiene recreando
El sabio ha de callar ó se retira, Su oido con la rima sonorosa,
Pues el ronco sonido de la trompa Prueba buen natural, corazón blando,
Apaga las cadencias de la lira. — Indole delicada y generosa.—
Con toda su estension de hermosos llanos El osado en la lid prueba su arrojo,
El mundo es un lugar corto y estrecho Buscando con furor al enemigo;
Para dos ignorantes y villanos El sabio se conoce en el enojo,
Que disputan con ira y sin provecho. — Y en la necesidad el buen amigo.—
Mil sepulcros, mil picos y azadones,
Podemos en tu lodo , mundo triste,
Y mil palas inútiles serian , Reverenciar al Hacedor sin verle:
Mil hombres con las mismas intenciones La comprehension de Dios solo consiste
Una sola verdad no enterrarian.— En la dificultad de comprehenderle.—
De nuestra gratitud el celo avivan Alma sublime tienes, si divisas
Tres dones del Autor del firmamento,
Postrado á tu enemigo y á tus plantas,
Y los tres de los ángeles derivan,
Y suspendes tu marcha y no le pisas,
La virtud, la hermosura y el talento. —
Y la mano le das y le levantas.—
; Cuan tristes que serian prado y monte 1
El servicio de un rey es mar incierto ,
¡ Cuan breve nuestra vida lastimera , Dó los unos naufragan y perecen,
Si no se dilatase su horizonte Otros llegan desnudos á su puerto,
Con la esperanza fausta y lisongera ! — Mas otros se subliman y enriquecen.—
Vestida de festín la mariposa ¿Que peor mal deseas al avaro
No presta utilidad con gracias tantas, Que una vida muy larga, cual él quiere?
10
— 126 — — 127 —
Su vivir ha de ser suplicio raro ,
Y sale de su afan cuando se muere.-

Crece con las opuestas privaciones


El amor, y se nutre de desvelos,
Se entibia con las gratas posesiones' Oriental,
Y se suele avivar con duros zelos.—

Quien quiere recibir favor propicio


Vende su libertad y la condena;
Debe considerar que un beneficio
Añade un eslabón á su cadena.—

Si halaga la fortuna, no escucharla


Si rie la fortuna, no creerla;
Es gran dificultad el encontrarla,
Pero mucho mayor el retenerla.—
I.
El llanto de heredero es alegría,
Hay un blando reir en su gemido,
Debajo de la máscara sombría
Que del buen parecer ha recibido.— Del polvo que en la tumba está dormido
No pueden saber nada los despiertos:
Solo el feliz ó el fuerte sufrir osa No carece de arcanos ese olvido;
Con ánimo constante y generoso Respetad los sepulcros de los muertos.
Los tiros de la envidia ponzoñosa,
Que atacan su fortuna y su reposo.— Si se esconden allí vuestros amores,
Si allí una flor balsámica no asoma,
Llorad, que vuestro lloro dará flores,
Y si después rogáis, tendrán aroma.

Si al polvo fé jurada es inconstante,


No cruzeis del sepulcro los confines
Con el trage de boda rozagante,
Coronados con rosas de festines.

No sea que al buscar los nuevos lazos


Trás la profanación mas atrevida,
Halléis un esqueleto en vuestros brazos,
Que os hiele corazón, tálamo y vida.
— 128 —
— 129 —
¿Quién, pasado el tremendo parasismo
O los sueños me traían,
i el último estertor, tuvo la suerte
■O les sueños me quitaban .■
De volver á esta luz desde el abismo,
Como la voz de mi madre,
Y contar un después que hay en la muerte?’
Y el beso de mis hermanas.
Esos ríos que en perlas se desatan ¡Mírame, que eso es la vida!...
Y que corren al mar que es su destino, Mas cuando de mí te apartas,
Que en claro fondo de zafir retratan Es la muerte... deja un frió
Larga sombra de errante peregrino Que me hiela las entrañas.
Yo quisiera que mi frente
Llegan al lecho azul, dejando flores, Que el sol del desierto abrasa ,
Mueren perdiendo el nombre con el suelo De la corona del mundo
Mas subirán al éter en vapores, Rajo el cerco se ocultara;
Y formarán el iris en el Cielo. Que cubriesen sus rubíes
Los surcos que el dolor labra;
Del polvo que en la tumba está dormido
Que el brillo de sus diamantes
No pueden saber nada los despiertos:
Mintiese placer dó hay ansias.
No carece de arcanos ese olvido;
Quisiera tener un nombre,
Respetad los sepulcros de los muertos- Que tronase mi amenaza
Sobre solios vacilantes
II. A los pálidos monarcas;
Y palacios de marfil
Con torres de porcelana,
—«¡ Unica flor del Oasis , Dó las reinas á tus piés
(Decia Tanbé á su Laila) Se postrasen como esclavas.
Y horizonte de mis glorias, Yo entonces con mis tesoros
Con dos lunas siempre claras !' Compraría en tu mirada
¡Rayo de sol que iluminas Las glorias del Paraíso,
Una tienda solitaria! Que el Profeta me señala.
¡Y ave de ligeras plumas Pero yo he nacido pobre ,
Que en mi boca bebes agua ! Y las perlas no se engastan
¿Quieres saber como estimo, Sino en oro del Ofir
Reina de mi amor, tus gracias? Que su mérito realza.
Como conocida sombra Los aromas estimados
De la gigantesca palma, Que da nuestra común patria
Que cria racimos de oro Los consumen los califas
Con doseles de esmeralda; En urnas de limpia plata.
Que me sombreó la cuna, Se ponen las frescas flores
Mientras aromosas auras En los búcaros de nacar;
— 130 — — 131 —
La fuente refleja cosas
Los emires las deshojan
Que nunca el pincel alcanza ;
Cuando de su olor se cansan.
Movimiento de dos globos,
¡ Ay del que nació desnudo
Que un suspiro sube y baja.
, De fortunas y esperanzas,
Cabellos que por su peso
Con altivos pensamientos,
Por el cuello se desmayan.
Y rica de amor el alma!
Los grillos de perlas dejan
Óyeme, sol de la tarde,
Y las cárceles de gasa.
Que á nubes de azul y grana
Y unos ojos con tal fuego,
Bordas flores de topacios
Que las linfas por su causa ,
En las rutilantes franjas...
Si bullen es que se queman,
Me ha consumido tu amor ;
Murmuran porque se abrasan.
Siento ya que se adelantan
Tanbé su cabeza inclina
Con la noche de la muerte
Sobre la virgínea falda,
Los sueños que no se acaban.
Y en las suyas aprisiona
No seré... mas si en la tumba
Manos que á la seda igualan.
Con tu dulce voz me llamas, Busca la luz de unos astros,
Yo responderé á tus ecos, Y en sus resplandores halla
Que las tumbas también aman—
Un Cielo tras otro Cielo
Que con nueva gloria pasa.
III. Solo Dios puede medir
El fuego de estas miradas
Que con dulce magnetismo
Ella tiene tez bruñida Dentro el corazón se lanzan.
Como el mármol de Carrara , Mas los labios del doncel
Y en los labios la dulzura, Van perdiendo roja grana,
Y en el pensamiento llama. Frió mármol son sus miembros
La riqueza está en su seno Su cabeza es mas pesada :
Y el imán en sus palabras, De su pecho, que es cenizas.
Pero al contemplar sus ojos Última pavesa salla
Y sombra de sus pestañas, De un suspiro moribundo ,
Diríamos que el deürbino Que en los labios se le apaga.
La contornó tras soñarla, Tres veces los tristes ojos
Que Murillo dió las tintas, Al cénit de su amor alza,
Y el original las hadas. Y en el seno de la hermosa
La fuente de espejo azul Con un beso rindió el alma.
La entretiene y la retrata, Entonces entre las hierbas
Y en el cristalino fondo Reptil verdinegro arrastra,
Su risueña imágen nada.
Que lanzándose en la fuente. «Quiero que la sombra invoques
Su cristal sereno mancha. « De aquel que en su edad temprana
Turbia reflejar no puede «Marchitaron los incendios
Perlas, atavíos, galas; «De los soles de tu cara.”
Ni el oro de sus arenas Resiste, mas él se enoja:
Muestra con hermosa calma. Ya obedece la cuitada;
Mas de cuando en cuando forma Pero apenas de sus labios
Círculos que se dilatan, El nombre adorado salta,
Y son lágrimas de luto Cuando un pájaro terrible
Que va derramando Laila. Vuela de vecinas ramas,
Y asustándose el camello
Que guia la infeliz Laila,
IV. Contra el mármol del sepulcro
La estrelló con furia tanta,
Que allí pereció en sus bodas,
Con el díctamo de olvido
Y allí yace sepultada.
Cura el tiempo cuando pasa
Las heridas que amor abre
Con las flechas de su aljaba.
Hoy muere la flor de ayer,
¿Si otra nueva engendra el alba,
Que brinde con nuevo aroma,
Quién se acordará mañana ?
Ya la hermosa no suspira,
Que en dulce pasión se inflama,
Rindiendo amorosos votos
De himeneo ante las aras.
Con la pompa del festín ,
En lucida caravana
Cruzó el sitio de dolores,
Dó Tanbé infeliz descansa.
Las rosas de sus megillas
De rojas las mudó en gualdas,
Cuando el temerario esposo
La decia ■ «Desposada,
«Veamos si las promesas
« De las tumbas salen vanas,
«Si los muertos tienen voz,
«Y de sus amores tratan.
— 135 —
Ellos nobles y altaneros
Con cubiertas de mil brillos,
Sosteniendo sus castillos
Con los hábiles flecheros;
WIier-nl-Nisatt» Y ellas llenas de esmeraldas,
Llenando el vergel de risas
Al dar á las frescas brisas
De oro y azul leves faldas.
De alba tez dulces sirenas
Venían á ser las unas,
Eran pálidas algunas,
Otras daban en morenas;
Otras eran de arrebol
De un dia feliz de mayó,
Cual doradas por un rayo
I. Del puro y ardiente sol;
Y otras negras con finura,
Que ostentaban seno erguido,
De Selim el poderío Todo de ébano, bruñido
Dictaba la ley suprema, Con tus sombras, noche oscura.
Y era Delhi sobre el Gema ¿Mas que vale en los parages
Vergel nítido y sombrío De camelias y de rosas
De cascadas, ruiseñores, Tomar y dejar hermosas,
Palmas trémulas y arbustos, A guisa de mudar trages?
Grutas de amorosos gustos, ¿Deshojar jóvenes plantas
Bellas, céfiros y flores. Por respirar un perfume
Que entonces no repetía Que á fuer de escesivo abrume
De Afraisab en las almenas Con exalaciones tantas?
El buho, que canta penas, ¿Repartir el corazón
Su monótona elegía; Que se agota sin remedio,
Ni con tela descortés Y llenándose de tedio
Triste araña tapizaba Poner fin á la ilusión ?
Ea techumbre que brillaba Ninguna entre mil y mil
Del palacio Mogolés. Que sobre verdes alfombras
Rico su dueño en diamantes , Se perdían entre sombras
Para su lujo y placeres Del Edén ó del pensil,
Tuvo cinco mil mugercs N egra, blanca, ni trigue ña;
Y quinientos elefantes. Mereció en cosas de amor,
— 136 — — 137 —
De Selim, que es su señor, Su voz es la del zorzal,
Palabra, suspiro, ó seña. Que da cantares de boda
Todas pierden su embeleso, Posado en la alta pagoda
Tas núbiies sin albricias, Que bañó luz matinal;
Las mas tiernas sin caricias, Y respiran alegrías
Las mas niñas sin un beso. Sus miembros angelicales,
i Asi pasan los sonidos Como vasos de corales
En las alas de ios vientos, Que rebosan ambrosías.
Así mueren los contentos Estas lindas perfecciones
Soñados y apetecidos. La mano le han merecido
Antes que el doior la gaste. De Afkút, turco distinguido,
Rica piedra es la muger; Domador- de los leones,
No la dejeis perecer Cuyo acero invicto y puro,
Deslucida sin engaste. Fulgurante como estrella,
Mas la privación irrita, En las mallas hace mella
Y amor de caprichos lleno Del rinoceronte duro.
Fruta de cercado ageno Cuyos ojos, cuando reta
Por mas dulce solicita. Contemplándose ofendido,
En las redes del atan Son los del león herido,
Y de ilícito amorío Con miradas de saeta.
Puso aquel suelto alvedrío Pero muy tierno en amar,
Del dueño del Indostan, Tiene un ídolo en su esposa,
Muger de tal gentileza, A quien mira como rosa
Que enamora con su risa, Del jardín de Shalimar (1).
La llamada Mher-ul-Nissa, Al pié de un sándalo umbroso
«Puro sol de la belleza.” Que al sol en feliz parage
De amoroso desconcierto Niega el tronco y da el ramage,
Si los dardos la traspasan . Vióla Selim en reposo,
Queman sus ojos y abrasan. Que jugaba descuidada
Como el sol en el desierto; Con un pájaro pintado,
Y dichoso el que los mira Y con el tubo dorado
Cuando el párpado nevado . De su houca perfumada.
Como velo desmayado, Díjola «Flor de las flores,
Cubre la fogosa pira. « ¿Dó naciste con tal gloria?
Mas abiertos y dormidos «Cuéntame tu amada historia
En viva inquietud ó en calma . «De alegrías ó dolores;
Quitan libertad al alma
Y enloquecen los sentidos. Jardines de Delhi.
— 138 — — 139 —
«Que á la luz en que te vi Y sin él se vió mi padre
«Llamaré luz de mi encanto...... Para llevarme en sus brazos.
Y ella sonrosada un tanto , Al huérfano guarda Dios;
Quiso responder sai* Un lecho de hojas me hicieron,
En lágrimas me envolvieron,
Y abandonaron los dos.
II.
Andarían bien escasos
Por aquel lugar de espanto,
«En la Tartaria su cuna Que mojaban con su llanto
Dos seres amor enlaza, Sus trece ó catorce pasos,
Los dos de elevada raza, Cuando el amor ofendido
Pero pobres de fortuna. Que su marcha detenia,
Mi padre y su triste esposa, A mi lecho los volvía,
Bella como el tulipán , Cual aves al blando nido.
Venían al Indostan, A piadosa caravana
En pos de esta cruda Diosa. Debimos solaz y aliento,
En una yegua tostada , Como al sol del firmamento
Mal asida de la rienda, Su vida la flor galana.
Buscando su esposo senda, Muger soy de Afkut el fuerte,
Cabalga la infortunada. Que me debe los amores,
Al rigor de duras penas Y á vos debe los honores
Ya las lágrimas le saltan , De su bonancible suerte.”
Pues las provisiones faltan Dijo, y el clavel del labio
Y el desierto es mar de arenas. Se plegó cual sensitiva,
Tres dias sufren cabales Si al pequeño insecto esquiva,
Sin probar mantenimiento, Que á su cáliz hace agravio.
Y arrastran su desaliento Selim contestó: «Sirena,
Por los mudos arenales. Como el si de las esposas
¡Harto sufrir'.... ¡penar harto Junto al tálamo de rosas,
Que se viene á encrudecer Tu voz en el alma suena.
En tan infeliz muger Yo aspiro con emoción
Con las angustias del parto ! Chispas de placer doradas,
Y entonces al descubierto, Que saltan de tus miradas,
Sin yerba, ni flor, ni brisa, Y tocan el corazón.
Con nombre de Mher-ul-Nissa Tan gratas como rocíos
Vi la luz en el desierto. Para el soumi pequeñuelo,
Para darme sus abrazos Que al desierto da su vuelo,
No tuvo vigor mi madre , Son á los deseos mios.
— 140 — — 141
Sábete que á mi corona Y orgulloso en el compás
Fal ta un rubí; que también Agita los cuatro remos.
Falta uua luz á mi harén, Parece que al resoplido
Y un adorno á mi persona.” Decir quiere con empeño:
Marchó, y murmuró su labio «Solo para mi tal dueño,
De Afkut esterminio y muerte; Fuera de él, ningún nacido.”
Que un Emperador tan fuerte Siguen al Emperador
De ageno bien formó agravio. Sobre brutos estimados,
Los Omrhas mas elevados
Y otros de clase inferior,
III. Y Afkut que rige un overo
Con freno de limpia plata
Y cubierta de escarlata,
Con sombras y con estrellas,
Como los euros ligero.
Con la luna y sus reflejos,
Dase general batida
Los gemidos de los viejos
Por quebradas y laderas,
Y los sueños de las bellas,
Do leones y panteras
Con quietud, melancolía,
Beben sangre enrojecida,
Con hurtos y robadores,
Y anuncian esploradores
Citas, desdenes y amores,
Que hay un tigre en un juncar,
La noche se despedía.
Fiera altiva v singular
Con sus tintas sonrosadas,
Por su tamaño y furores.
Céfiros blandos y fríos,
Llega Selim.... mas no hay pecho
Que desatan de rocíos
Que á combatir se resuelva,
A las hojas desmayadas,
Viendo al rey de aquella selva
Con aves de melodía,
Que se alzaba sobre el lecho.
Casamientos de las flores,
Tenia las fauces anchas;
Y cantos de labradores
Mostrábase dibujado
El alba se sonreía.
Sobre un fondo muy dorado,
Brilla la luz en que emplaza
De negras y hermosas manchas.
Selim á nobles vasallos
Jamás retrató el pincel
Con sus armas y caballos,
Por sublime y prodigioso,
Para una solemne caza;
Ni animal mas espantoso,
Y él toma un corcel bizarro.
Ni mas delicada piel.
Cubierto de ricas galas,
Poníalos ojos fieros,
Bruto de invisibles alas,
Dudando ensayar sus garras,
Digno del sol y su carro,
En lanzas y cimitarras ,
Pues con agiles extremos
Caballos y caballeros:
Los vientos se deja atrás,
Jl
—142 — — 143 —
Pues aquel caudal de enojos Y que salta de su boca
Que agitaba sus entrañas, La lengua con el resuello.
Antes de romper en sañas, Ella se desembaraza :
Le saltaba por los ojos. Con veneno que corrompe,
El Emperador que vió Mutila, destruye, rompe,
Pálida su comitiva Bebe sangre y ataraza.
Que el trance atrevido esquiva, Mas Afkut desesperado
Vuelto al fiel Afkut, gritó : Con carnicería tanta,
«Muéstrenos las perfecciones De la fiera en la garganta
De tu fuerza muscular : Metió el brazo ensangrentado,
¿Tigres no podrá domar Y asiendo desde el cimiento
Quien domó fieros leones? Su lengua con gran trabajo,
Mas no es honra, á mi entender, Arrancósela de cuajo
De hombres fuertes y membrudos, Con la vida y el aliento.
A tigres de armas desnudos Pero el vencedor osado
Con armas acometer. Siente herida penetrante,
Sin ellas la suya ejerza Que acercando va el instante
Quien quiera ostentar pujanza; De su fin infortunado.
Dios nos dió razón que alcanza Sufriendo el postrer afan,
Lo que no logró la fuerza.” Que cual flor su vida seca,
Oyendo razones tales Vuelve el rostro hacia la Meca ,
Descabalga el turco fiero; Como justo musulmán.
Se despoja del acero, No hallando en aquel retiro
Que lauros le dióinmortales, Linfa de argentino son,
Y avanzándose provoca Con polvo toma ablución
La furia desenfrenada Y acaba sin un suspiro.
De aquella fiera manchada, Las riendas Selim volviendo
De atroz uña y dura boca, Del coral engalanado,
La cual salta con vigor, A los Omrhas de su lado
Y salvando angosto trecho, Brevemente fué diciendo:
Las garras clava en el pecho «¿De que sirve buscar nombre
Del osado lidiador. «Con domar fiera bravia?.....
Furibundo el ofendido « Yo toda la gloria mia
La separa de su seno, «La pongo en domar al hombre.
Que mira de sangre lleno, «Mas los timbres quiero honrar
Con despojos del vestido, «Del bravo que aqui reposa.........
Y oprimiendo su ancho cuello «Por mia tomoá su esposa,
Parece que la sofoca, «Que conmigo ha de reinar,”
144
— 145 —
¿Qué falta á tu delicia lisonjera ,
Si tus perdidas trenzas engalanas
Con tesoro tan rico que pudiera
Contentar la ambición de cien Sultanas?
El secreto.
Pides dones al mar y á sus cristales,
Y se lanzan cien negros pescadores
Que le roban sus perlas y corales
Para que tú no gimas y no llores.

Si olvidada del mar y sus espumas


Pides dones al viento que suspira,
Te engalanas, hermosa, con las plumas
De la garza real de Cachemira.

Que tuyo es este cielo delicioso,


Y tuyos son los mares y sus rocas,
ABENOZMIN.
Y el Gánges y el Danubio caudaloso
Que da tributo al mar por cinco bocas.
Del ruiseñor ¡ oh Leila! con la gala
No cantas hoy al son de bandolinas
El encendido amor de Sacuntala, LEU. A.
Como cantan las jóvenes Braminas.

Triste como la noche el rostro lindo, i Ó tierno Abenozmin ! ¡ ó dulce hermano !


Lloras no sé que penas lastimosas; Te quiero como al plátano fecundo
Pareces un hermoso tamarindo Que sombreó mi cuna en el verano,
Cargado de rocío entre las rosas. Como al primer halago de este mundo.
¡Luz del placer! ¡reposo de las almas! Tus miradas son como los zafiros,
; Mas hermosa que el cielo del Oriente! Cuyo fulgor sobre el metal riela,
¡Y en el vasto desierto de las palmas
\ tus palabras calman mis suspiros
Unica flor de embalsamado ambiente! Como el agua la sed de la gacela.
Lloras; templas el fuego á tu pupila¡ ¡ Pero mi pecho triste no reposa!
Lloras y eres mas bella, que tu lloro Mi padre Ornar me destinó á los brazos
Es dulce como el jugo que destila De su viejo Visir.... seré su esposa
Fresca vid de Schiraz en vaso de oro. Que maldiga sus pérfidos abrazos.
— 146 •=■ — 147 —
Con los años que en él pintan su enojo
Se ha cubierto de sulcos su semblante,
Como en las tempestades el mar Rojo,
Que es abismo de espumas inconstante.

Cual las alas del cisne encanecidos Sultana


Sus cabellos están; su amor es hielo:
¿Pueden acariciar besos fingidos ?
¿No eres mi hermano tú?... dame consuelo.
ENAMORADA »EL CRISTIANO.

¿Quién unió las gacelas y chacales?


¿Quién la flor del henné con las ortigas?
¿Quién al tigre de vastos arenales
Con las palomas cándidas y amigas?

Líbrame, Abenozmin, de estos pesares;


Rompamos las cadenas de este suelo:
Llévame donde quieras por los mares....
¿No soy tu hermana yo? dame consuelo.

ABENOZMIN. ¡Amador de la cruz! Yo te pusiera


Los pliegues nebulosos del turbante
¡ Ó rosa del Irem! ¡ luz del profeta! En torno de esa larga cabellera,
Contempla esta mi daga rutilante, Bajo el calpac de púrpura brillante!
/ Que la teme el Visir y la respeta....
Vuelva el color nativo á tu semblante.
Que en el hermoso cielo de tu frente ,
Nubes de gasa errantes y ligeras
¡ Mis labios te revelan un secreto! Templarían tal vez el fuego ardiente
No soy tu hermano yo, virgen dichosa; Que arrojan tus pupilas hechiceras.
J Tu amante soy que te adoré discreto,
Y esta noche en el mar serás mi esposa. Aljuba de costosa orfebrería
Diera á tu esbelto talle mas primores,
Y esa leve cintura estrecharía
Ceñidor de Kashán con varias flores.

Balages y amatistas violadas


Yo pondría en tus galas y vestidos ,
Cornerinas de Yémen estimadas,
Conversos del Coran allí esculpidos.
— 148 — — 149 —
Sobre tu doliman de seda gualda La mina de Kiebban plata te diera,
Damasquino puñal asomaría Cual no hubieron jamás moriscos Jeques,
Con el nítido pomo de esmeralda Y Metelin con Lémnos te ofreciera
Y el puño de brillante pedrería. Galeras y fragatas y javeques.

De bayaderas y hadas habitado El Tigris y el Eufrátes correrían


Tendrías un jardín, y con reposo Murmurando tu nombre poderoso,
Mascarías el bètel delicado, Y estos mis blancos brazos se abrirían
Fumarías el liouca delicioso. Para estrecharte bien, como mi esposo.

Y mientras en el lecho de las rosas ¡ Amador de la cruz! ¡ ah! ¡ quién me diera


Tomases por las noches sueño largo, Que ese tu hermoso labio que es de aroma
Tu frente orearían dos hermosas Una vez estas voces profiriera 1
Con la pluma sutil del faisan Argo. « Dios es Dios: su profeta fué ¡flahoma.

¡Amador de la cruz ! ¡ah ! ¡ quién me diera


Que ese tu hermoso labio que es de aroma
Una vez estas voces profiriera !
«Dios es Dios : su profeta fué Mahoma.”

Que entonces mis genízaros valientes


Por único señor te aclamarían,
Y en nuestra gran mezquita reverentes
La noble cimitarra te pondrían.

Y fueras el señor de los señores,


Y Rey con eminente señorío,
Exaltado por Dios á los honores
Del soberano cetro y poderío.

Invictísimo dueño de dos mares,


Con dirección profètica y divina
De grandes fortalezas y lugares,
De la casa de Meca y de Medina,

De la Siria, Diarbeck y Besarabia,


Bosnia, Servia, Morca y tierras todas
De la Iliria , la Armenia y la Moldavia,
Y las islas de Chipre , Candía y Rodas.
— 150 — — 151
Es el sol rutilante del Estado,
Que recorre su cielo de victoria,
Y sultán de Gaznáh, sultán mimado
De fortuna, placer, honor y gloria.
i
El Sultán Cielaledin. II.
"efiiofl aoiooelq '■ ol ■■ ■

Como Gemil á Schanbáh,


Como Josef á Zuleika,
Como Khosróu á Schirín ,
Y Megeneum á Leilá ,

Ama el Ínclito sultán


A la hermosa Eldana-Haleva,
Cuyo nombre por lo dulce
Parece que mieles tenga.
I. No hay vate que nbcelebre
Con una kasida nueva
Los primores y las gracias
Fuerte como el calman entre las aguas
De tan singular belleza.
Y como los leones en la tierra,
Y ardiente como el hierro entre la» fraguas. Por los cármenes risueños
Nació Gelaledin para la guerra. Que de acacias sé sombrean ,
Después de tercer azala,
Rompe su maza de armas cuanto toca Su faz Gelaledin viera.
Y llena de cadáveres la tumba,
Con el ímpetu duro de una roca Y mientras el ciego amor
Que del altivo Cáusaco derrumba. Por sus negros ojos entra,
De su corazón herido’ ‘
Hiende los cascos fúlgidos de acero
Va espresando la sorpresa.
Sobre cabezas duras y arrogantes,
Y el peso de su golpe que es certero —Urí del octavo Edén
Postraría los mismos elefantes. Guardada para el profeta
Mis ojos os han juzgado,
Bajas veréis las lanzas mas osadas, Y estáticos os contemplan.
Si levanta la suya con gran ira,
Porque rasga las cotas enmalladas, Produciendo tales flores
Como el mas leve chal de Cachemira. Mis dominios y praderas,
— 152 - — 153 —
¿Quién de mi dorado Harem Que en los cuellos y en los brazos
Las escluye y las destierra? Argollas de plata llevan,
¿Qué avaro guardó tal mina Humillan un palanquin
Y ha cerrado el alma en ella?...... De púrpuras y de sedas,
¿Quien sois vos, placer de Reyes, Con lecho de blandas plumas
Y de los placeres Reina? Cairelado de oro y perlas.
— Soy esclava, contestó , Ocúpalo la hermosura,
Que lo quiso así mi estrella , Y ellos al igual lo elevan
Yá la vez nace la rosa Sobre los robustos hombros,
Sobre venenadas hierbas. Y al palacio el rumbo acercan.
Es mi dueño Aben-Zofir, Que ya de la cuarta azala
Cuya barba ya blanquea Los bellos instantes llegan,
Con la nieve de los años Y el sol en el mar desciñe
Como pluma de cigüeña. De sus bienes la diadema.
Y helado como las tumbas
III.
A mis mimos y ternezas,
AI oro de algún Rajó
Vender mi hermosura intenta. Gelaledin fiado en sus victorias
Y en su invencible brazo sin segundo
— ¿Esclava os dijisteis vos, Tomó por complemento de sus glorias
Risa de la primavera ? El dictado feliz de « Luz del mundo.»
No debió llamarse esclava
La que mira y encadena. En sus cartas al noble soberano
De Egipto, al de la Siria y Mogul bello,
Gloria sois de mi corona, Nunca tomaba el título de hermano:
Y hoy pasais á ser princesa, La victoria es de Aláh: decia el sello.
Que las hijas de visires
Serán hoy esclavas vuestras. Orgullo y necedad tanta grandeza
Juzgó el Emperador esclarecido
Mi tesoro dá el rescate Que manda en Indostan, y con fiereza
Que á tal libertad convenga, Esclamó sobre el sólio estremecido :
Y el trono de mis palacios
Magníficos os espera. — «Yo apagaré de un soplo esa lumbrera ;
«Yo pisaré ese can desenfrenado
Dijo , y á una señal suya
«Que de noche á la luna vocifera,
Cuatro esclavos de tez negra
«Turbando mi reposo sosegado.
— 154 — — 155 —
«Escupiré en la faz de sus queridas, «Ni apetece mis esclavos,
« Y las mas cariñosas y mas ledas «Ni el trono do estoy anela.
«En sucio muladar envilecidas
« Mancharán sus ornatos y sus sedas.» — «Busca tu encantado Cielo,
, ah < esiijqi.'i1.- «Sultana de mis sirenas,
Mandó juntar sus carros y elefantes «Que de Deihí en los jardines
Que sostenían torres con flecheros, «Lirios como tú no encuentra.
Sus peones con armas centellantes
Y sus caballos tártaros ligeros. «¿Pero cómo osó el chacal
«Que de huesos se alimenta,
Y al pais de Gaznáh fué sin tardanza «Del león que está dormido
Como león hambriento y ofendido, «Codiciar la rica presa ?
Y á probar de sus armas la pujanza
Retó á Gelaledin desprevenido. « Tú vendrás, luz de mis dias,
«Tú vendrás á la pelea,
«Y guardada por mil lanzas
IV. «Vivirás en una tienda.

En los cariñosos brazos «Y á tus pies he de poner


De la hermosa Eldana-Haleva «Del bárbaro la cabeza
Que jugaba con los rizos «Pisada de mis caballos
De su barba larga y negra, «Y escupida de tus siervas.»
Dice, y de su pronta marcha
Sorprendió al sultán la fama
Da las órdenes espresas;
De tan impensada guerra,
Viste la enmallada cota ,
Como un rayo que desploma
Toma el arco y las saetas.
De los lutos de la esfera.
Son cuarenta mil caballos
Rasgando su vestidura
Los que siguen sns enseñas,
Con la indignación que alienta ,
A los cuales Seifedin
Deja ver desnudo el pecho
Y Yemen Al-Muk gobiernan.
Que nunca en las lides tiembla,

Y mirándose en los ojos Envueltos en denso polvo


De la bella entre las bellas: A los euros se asemejan :
«Ya conozco, dijo airado, Retumban los duros cascos
«La intención del que me reta, Y las armaduras suenan.

«No codicia mis tesoros, Entre esclavos y entre eunucos,


«Ni busca mis fortalezas, Detras sigue Eldana-Haleva
— 156 —
Guardada con azagayas — 157 —
De los fuertes que la cercan. Y en medio lo cerró, sin lancha ó barco
Para salir del trance peligroso.
Del ejército imperial
Ya el campo se les demuestra; Al frente de una tropa vengadora
Y estando ya preparadas Romper quiso el sultán la dura valla,
A la lid entrambas fuerzas, Y sacar á su Haleva encantadora
Del terrible lugar de la batalla.
Los dos gefes del sultán
Disputan y se denuestan, Pero un soldado fiel á quien amaba
Y enojado el mas anciano Le detuvo el bridón, y le decia:
Se retira de la empresa. «No es la temeridad la que se alaba;
Templad, Señor , un poco la osadía.
Llevándose los soldados
Que estaban á su obediencia, Insensato se llama quien golpea
Sus reales fugitivos Con el puno los filos del acero ,
Al pie deSangrak asienta. Quien aplica á su faz ardiente tea,
O busca salvación en volcan fiero.
Rujia Gelaledin
Con la furia de pantera Mirad esa corriente sonorosa:
Cuando astuto cazador Dejad de ser cual hierro entre las fraguas,
Los cachorros se le lleva. Y enseñad al infame que os acosa
Que sois como el caiman entre las aguas. ”
Se mira muy desmembrado,
Débil á la resistencia,
Y hácia el Indo se dirige VI.
Con los restos que le quedan.

El Sultán volvió los ojos


Y. Al Indo que ronco truena
Como un mar de aguas azules
De profundidad inmensa.
Siguiólo con sus huestes numerosas
Gengiskan, su enemigo furibundo, Meditó como el piloto
Del Indo á las riberas deleitosas Que perdida su galera,
Do pensaba apagarla luz del mundo. Fia en dos robustos brazos
Que le dió naturaleza.
Con todas sus falanges formó un arco.
Cuya cuerda era el rio caudaloso, Al rio mandó arrojar
Sus tesoros y preseas,
12
- 158 — — 159 —
Sus aromas, sus esclavas Siguiendo el seguro norte
Y sus recamadas telas. Do la vida tiene puesta,

Llamó cuatro buzos negros Y el hielo de las espumas


Que rojos corales pescan, Apagar en vano intenta
Diestros como tiburones De sus brazos el vigor
En cortar las aguas frescas, Y del corazón la hoguera :

Y les dijo—«Si salváis Síguenle también los suyos,


«La vida deEldana-IIaleva, Y el rio su cauce llena
« Y libre de tantas ondas De cascos y de corazas,
«La lleváis á orilla opuesta, Turbantes, corceles, riendas.

«Ya no pescareis corales Silban ya por todas partes


«Entre las tajadas peñas, De los Tártaros las flechas
«Porque pescareis las joyas Que ven toda su. esperanza
«Y tesoros de la Persia. » Con arrojo tal deshecha,

Calló: dos avaros buzos Y á la playa apetecida


Con fajas de larga seda Salvos los amantes llegan,
Ciñen el delgado talle Que el amor vence imposibles
De la desmayada Haleva , Contra toda resistencia.
Y asiéndose de los cabos , Muchos fugitivos logran
Por las frias aguas entran , Arribar á las arenas,
Mientras que los otros dos Otros con la muerte luchan,
La conducen y sustentan Otros la corriente lleva.
Sobre el líquido cristal, Gengiskan ocupa el campo
Como si la Diosa fuera Que el bravo enemigo deja,
De las cándidas espumas Pero lo encontró desnudo
Y reciennacida de ellas. Del tesoro que desea,
Va vagando como flor, Y mordiéndose las manos,
Y las olas la respetan , Exclamó con gran sorpresa:
Y de nítido rocío «¿Quienlucha tonel caimán?
Salpican su blonda crencha. «¿Quien lo busca , si se cierra
Su amante Gelaledin «De las aguas en el fondo
Al raudal su cuerpo entrega, « Buscando profunda cueva,
— 160 — — 161 —
«Do ignorado de los hombres
«Sus furores alimenta?»

Retiróse con los suyos


Llevando en el alma impresa
La admiración, que al enojo ilid a y kai«d.
Fué quitándole las fuerzas.

El Sultán volvió á Gaznák,


Do las liras de poetas
Le rindieron dulces cantos
Entrelas pomposas fiestas.

Esto fué en mes de Ragcb,


Quedando en adagio Persa
Si vivís en el Rageb
Veréis cosas estupendas.
Historia maravillosa, dijo Meh-
di Karab, merece escribirse con
letras de oro.

I.

Porque nacieron libres son osados


Los leones que lanzan ira y muertes;
No os deslúmbrenloshierrospor dorados,
Borrad la esclavitud y seréis fuertes.

Las tribus de desiertos arenosos


Llevan toda su patria en una tienda,
Que de nocivos rayos calurosos
La generosa prole les defienda.

Que la patria es el suelo que se pisa


Con pié que no embarazan las cadenas,
— 162 — — 163 —
Ya sea fresco Edén con flor y brisa, Al pié de fugaz arroyo
Ya páramo con tórridas arenas. La dejó dormida y sola.
Sale de vecina gruta
Sus vírgenes anhelan los amores La tigre mas horrorosa ,
Del que mostró en la lid mayor pujanza , Cuya piel con mil caprichos
Y halagan sus corceles voladores, La naturaleza borda.
Y sus hijos heredan una lanza.
Sus garras van bien provistas
Dos luceros tiene Jida De unas cimitarras corvas,
Como dos azules gotas Y en el celo del amor
De las aguas de los mares Sus ojos mil chispas brotan.
Sobre el nácar de una concha.
Se acerca á la verde cuna
Rostro en que su pensamiento Y envaina sus armas todas,
Rayo inteligente arroja; Halagando á la hermosura
Perfección en los contornos, Con la vacilante cola.
Purpúrea y pequeña boca.
Jida vuelve de su sueño;
Pureza de Iineamentos Sus manos de flor coloca
Y elegancia de las formas, Sobre la cerviz robusta
Y en una mirada tierna De la fiera bienhechora.
Retratada el alma toda.
Pende luego de sus ubres,
Ni las venas ni nudillos Y la leche que atesoran
En las manos se le notan, Con tal abundancia bebe
Y el lampo de nieve pura Que sus labios la rebosan.
Les puede servir de sombra.
Tres leones mató Záher,
Mas ¿ quién en belleza tanta Y al momento en busca torna
Puso un corazón de roca, De ¡a prenda de su amor
Que ama las sangrientas lides, Que yace en florida alfombra.
Sediento de las victorias ?
La vió que exprimía el pecho
Niña la llevó su padre
Bebiendo leche que brota
Por las selvas espantosas,
De aquella feroz nodriza,
Y entretenido en la caza
Que á su vista, presurosa
De las fieras que allí moran,

Componiéndole una cuna Desliza por los juncares


Con dosel de frescas hojas , Y por las quebradas hondas,
— 164 — — 165 —
Mientras é) con la sorpresa Domarás los corceles esforzados
Dice al viento tales cosas. Y tendrás una lanza por tesoro.”—

«¡ Tribu de Beni-Assac! ¡Tribu escogida 1' Dijo; y al levantarla de su lecho,


Tú me viste exalar gemido flébil, Con un beso selló su frente pura,
Cuando me llamé padre, y nació Jida..... Que destiló valor al hondo pecho
¿De qué sirve á tu gloria el sexo débil ? Y realzó su cándida hermosura.

Yo codiciaba darte un hijo mió, Jida se mudó en Giodar,


Que siempre en el combate apareciese, Y en niño la niña airosa,
Do es mas espeso el polvo, do hay mas brío, Y la doncella en garzón,
Do la enemiga sangre mas corriese. Que al duro enemigo doma.

Así cerré mi vista al fruto aciago, Ciñe damasquino alfange


Inútil de la guerra al grave peso ; De luciente y sutil hoja,
Desnudo de esperanza fué mi halago, Cuyo puño de esmeraldas
Y mezclado con hiel el primer beso. Un grueso rubí corona.

Mi esposa me decia: su belleza Malla de bruñido acero


Brilla como el sol puro y luminoso ; Sujeta sus blancas pomas,
Mas yo le respondía con tristeza: Que, oprimidas duramente,
Pónle corazón de hombre y soy dichoso. Sufren y no desarrollan.

Mas ya cesan mis ansias y dolores; Nuevas os dará el desierto


Tribu de Beni-Assac, dispon las lanzas; De su lanza vengadora,
Quien de tigre mamó, bebió furores; Si entre piedras amarillas
¿Quién ha de poner dique á sus venganzas? Miráis unas piedras rojas.

Sin duda que escondió naturaleza, De las enemigas tribus


Como por un error ó antojo ciego, Las doncellas y matronas
En seno virginal la fortaleza, Sus amantes y sus hijos
Y en la cárcel de flor, alma de fuego. De Giodar cautivos lloran ,

i Fruto digno de mí1 ¡ gloria del hombre 1 Y sobre el tapiz de Alepo


i Tú llenarás mis dias de placeres! Se desmayan y se agostan ,
Yo te llamo Giodar; te doy un nombre Como moribundas flores
Que no llevan las débiles mugeres, Que rústica mano corta.

En trage de varón, y replegados Y los fuertes están triste»


Eos hermosos cabellos, lluvia de oro, Fijando miradas torvas
— 166 — — 167 —
Sobre las profundas huellas Los tigres le están sumisos,
Del corcel que Giodar monta . Y los reyes se le postran.”
O sentados á los piés
De las palmas tembladoras,
Como estátuas del silencio , II.
Meditan pasadas glorias.

Las mas lindas hermosuras Hay otra noble tribu de guerreros


Van repitiendo á sus solas: Que idolatran las bélicas fatigas,
«¿De caudillo tan ilustre Y parten al combate los primeros
Quién pudiera ser esposa? Dando un esquivo adios á sus amigas.

Mas él por los arenales Su caudillo es Kaled. Su pecho duro


Vive como las leonas, Rodeó la eficaz naturaleza
De la presa que arrebata, De sólido metal con triple muro ,
Y ciego á la lid se arroja: Uniendo la hermosura y fortaleza,

Y á los árabes errantes En vivas ansias arde el garzón fuerte


Encarga con voz sonora : De estrechar con Giodar amigos lazos,
«Dad saludes á mi tribu, De correr en la lid la misma suerte,
Dadle paz con mi memoria. Y de mirar al héroe entre sus brazos.

Pronto me verá mi madre Presentes de caballos atesora


Con rico botín y pompa Y arneses, lanzas, flechas y puñales
De esclavas de hermosos ojos, Guarnecidos de perlas de Basora,
Que la llamen su señora. Y tapices, estofas y cendales:

Ella teme por mi vida.... Y aplicando al bridón la dura espuela


i Temor vano! hay una copa Seguido de escuadrón noble y brioso,
Que al fin hemos de apurar Salva los arenales, corre, vuela ,
Con las últimas congojas. Y presenta á Giodar el don precioso.

i Por últimas son felices!.... Benigno lo recibe y agradece,


La fuente de amargas ondas Y á Kaleb conocido por la fama,
Del morir he de beber; Tras un estrecho abrazo que le ofrece ,
Pronto ó tarde, nada importa. Con singular placer amigo llama.

Dad saludes á mi tribu: Cual dos cedros del Líbano eminentes


Mi brazo no la abandona; Que crecen á la par, y en hondo suelo
— 168 — — 169 —
Enlazan sus raíces diferentes, Sentada sobre un divan ,
Alzando igual ramage al alto Cielo, En atmósfera de aromas.
Unen los dos caudillos esforzados En dorada profusión
Inclinación, deseos y aficiones, Sus largos cabellos flotan,
Se parten las fatigas y cuidados,
Y desnudo muestra el seno,
Y estrechan generosos corazones. Do su trono amor coloca.
Mas ¡ah¡Del ciego amor en vano intenta Su túnica delicada
Defenderse el ardido en las batallas1
Que flores de plata bordan,
Su agudo pasador mas se ensangrienta Con un chal por la cintura
Con los pechos que visten duras mallas. Levemente se aprisiona.
Giodar siente su fuego: incierto gira
Y pasan sus blancos brazos
Con incógnito peso sobre el alma ;
Por mangas de verde ropa,
Tal vez vierte una lágrima y suspira;
Que hasta el codo van abiertas
No sabe qué es amor, mas no halla calma. Cayendo al descuido flojas.
De su madre en el seno cariñoso Calzón lleva de mil pliegues,
Suelta en fin de este modo su lamento .-
Y finísimas ajorcas,
«Si a Kalcb no consigo por esposo
Que de los piés las gargantas
» Yo moriré al rigor de mi tormento.
Ciñen con prisión graciosa.
« Yo desprecié la muerte y sus rigores,
Así al lado de su madre
» Y la caza y la lid tuve por bienes; Que de sus miradas goza,
» Mas ya temo morir sin sus amores, De su amor la vista espera,
» Solo pueden matarme sus desdenes.”— Culpando las tardas horas.
EUa con tales voces la consuela :
Kaled llega, y al mirarla
» El es digno de tí: su faz hermosa Queda con el alma absorta,
» Su corazón magnánimo revela,
Dudando si es realidad,
» Y su lanza su fuerza poderosa. O sus ojos se equivocan.
«Deja el traje falaz que desfigura ; Celestial aparición
» Como conviene al sexo te engalana; De una Fada se le antoja;
» Y encontrándote virgen bella y pura , Tal vez una Urí la juzga,
» Esclavo de tu amor será mañana.”_ Y calla, porque lo ignora.
Giodar en la bella Jida Mas la madre de la bella
Con el trage se transforma, Su duda y silencio corta,
— 170 — — 171 —
Diciendo: «Ved si el cariño Voló sobre su corcel
»Pequeños prodigios obra. Que su negra crin tremola.

«Jida nunca fué Giodar: Jida quiere morir: penas estrañas


» Sed de empresas hazañosas Roban el blando sueño de sus ojos;
» Con el trage de varón Y la seda sutil de sus pestañas
» La llevó dó el valor choca. Brilla con una lágrima de enojos.

«Pero vuestro amor su pecho ¡ Oh flor de Bcni-Assác! El amor ciego


» Con tal inquietud acosa, Es la tigre de manchas salpicada,
» Que os revela los secretos Cuya leche bebiste con sosiego
» De su sexo y de su historia. Sobre tu verde cuna regalada.

«Poned fin á los afanes Su veneno discurre por tus venas,


» Que su corazón devoran ; Mas bebiste con él fiera pujanza;
»Vos la hubisteis por amigo, Del abismo insondable de tus penas
» Yo os la ofrezco por esposa.” Te sacará el furor de la venganza.

Turbado quedó Kaled, « Ya no quiero morir, esclama, quiero


Mas respondió sin demora : » Ver rendido á mis piés al orgulloso,
«Yo no pensé separarme » Con cadena tenaz domar al fiero,
» De Giodár: mi fé me abona. »Y que sufra el desden el desdeñoso.

«Mas supuesto que es muger, » Ver que implora piedad, ver que suspira,
» Su amistad desprecio agora: » Mi volcan á su pecho trasladado,
» Yo antepongo á las beldades » Y que su corazón por mi respira
» De mas mérito y mas nota »Con duro torcedor atormentado.” —

«La sociedad de los fuertes Dice: y tomando el trage de Beduino ,


» Y la lid que ellos arrostran; Vela su linda faz de nieve y rosa,
» Y la caza de elefantes, Deja todo su ornato peregrino,
» Á las mas risueñas bodas. Recoje su madeja vagarosa ,
«Mi tribu no tiene gefe, Y montando un trotón, bruto escogido,
» Sus hijos mi nombre invocan: Que el fuego que su pecho reconcentra
»Parto pues.... lazos de amores Lanza en grumosa espuma convertido,
» Afeminan, enponzoñan.”— La tribu de Kaled busca y encuentra.
Dijo, y raudo como el viento Mirando al adalid, cuando á su gente
Cuando el arenal azota, Adiestraba en la bélica fatiga,
— 173 —
— 172 — Libres vagan los chacales
Le retó con un ímpetu insolente Y los tigres y las onzas.
A singular combate la enemiga.
El amor llena su pecho,
El choque igual se muestra: su ardimiento Y del alma no se borra
Manifiestan los dos, y esfuerzo apuran, La dulce adorada imagen
Sin herirse, sin ver el vencimiento, De la virgen belicosa.
Por mas que con ahinco lo procuran.
Cargado de ricos dones,
Dejan á nueva luz nueva pelea, Y al frente de noble escolta,
Y siempre igual el brio se mantiene, La tribu de Beni-Asac
Sin que el mas docto en armas entrevea Por norte á sus ansias toma.
Quién de los dos mas fuerza y vigor tiene.
Con Záher, padre de Jida,
Mas Kaled, apurada su osadía, Brevemente así razona:
Dice al rival — «En nombre de Dios fuerte, «Yo moriré de tristezas,
» Que me digáis quién sois, quién os envía: » Como flor que se deshoja,
»Vuestro brazo es el brazo de la muerte.
«Como arroyo que se seca,
«Vuestro aliento es el soplo llameante »Como fuente que se agota,
» Del simoún que abrasa fiera y hombre; » Como la gazela herida
»Dejádme contemplar vuestro semblante; »De la flecha matadora,
» Decidme vuestra tribu y vuestro nombre.” —
«Si de Jida entre los brazos
Mostró entonces la virgen su faz pura, »Mi pecho no desahoga
Y esclamó —«Yo soy Jida despreciada » Penas que de sangre son ,
» De aquel que á los halagos de hermosura »Pues triste vivir acortan.” —
»Prefiere caza y guerra denodada.
«Yo no tengo (dijo Záher)
» Yo he venido á mostrarla fortaleza » Hija alguna: rica joya
»De la mas ofendida entre mugeres: » Me dió Alá en un hijo mió,
» Mirad si solo es buena la belleza, » Que Giodar las tribus nombran.
» Para afeminaciones y placeres.” —
«Mas ya que sabéis secretos
Cubrió luego su nítido semblante, » Que tanto á los dos nos tocan ,
Dió riendas al corcel, y dejó el campo » Ya que vuestra lanza es fuerte,
Y á Kaled suspiroso y vacilante, » Según en la lid denota,
Perdiendo de su luz el vivo lampo.
«De Jida la mano os doy:
El fuerte Kaled se aflije; »El precio de su persona
Ya la caza le es odiosa: 13
— 174 — — 175 —
»Serán mil camellos rojos Y las lejanas tribus asustadas
» Que carguen profusa copia Soltaron de este modo el triste acento.
«De producciones del Yemen f
« De las hondas cavernas protegidos
» Y de esencias olorosas.’’ »No estarémos seguros ni encubiertos;
Luego dió noticia á Jida » El tigre y el león están unidos,
De las prometidas bodas. Y forman el terror de los desiertos.”
La doncella respondió:
« Las admito: soy su esposa .
» Con tal que matar prometa
» Para el día de mis glorias,

«Mil camellos escogidos


» De la tribu poderosa
» Beni-Amet, veinte leones,
» Y en dura esclavitud ponga,

«Para que mi sierva sea,


» La doncella mas graciosa
» De un príncipe de Kai),
»Que á mis piés derrame rosas.”—

Kaled el tratado admite


Y peligro no perdona ,
Que el amor sabe allanar
Cuanto su placer estorba.

El adalid mandando mil valientes,


De Beni-Amct la tribu hirió con ellos
Y después de batallas diferentes
Arrebató un botín de mil camellos.

Cautivó una doncella generosa


Qne puso entre cadenas y prisiones ,
Y blandiendo cuchilla luminosa,
Mató en el arenal veinte leones.
Asi las dulces bodas proyectadas
Tuvieron su felice cumplimiento,
— í“G
Palaciegas oficiosas,
Muy garridas y ataviadas
Cércanla las mariposas,
Y la guardan como espadas
Emblema rte las Fiares;. Las espinas alevosas.
Mas el viento que suspira
Muda besos en enojos,
La desnuda á nuestros ojos,
Y el arroyo dó se mira
-Se le lleva los despojos.
Es emblema de frescura,
Mas si es blanca , de candor,
Y encerrada con rubor,
Significa en su clausura
Pecho sin ningún amor.
Se esconde en cualquier parage-
Ruborosa la violeta, Por los prados de esmeralda
Recelando algún ultrage Son las zagalejas solas
Por la sencillez del trage, Las que tejen su guirnalda
Del jardín en la etiqueta. De las rojas amapolas
Que pusieron en su falda.
Retírase por temor
De algún infausto reves; Flores de tan frágil ser,
Tan humilde la flor es, Que á un soplo desnudas son;
Queda solo su boton,
Que regala con su olor
Como detrás del placer
Al pisarla con los pies.
Queda sola la aflicción.
Modesta se ha de llamar,
Con lasmieses simpatizan,
Y emblema de un corazón Forman su acompañamiento,
Que, nacido para amar, Sus cálices dan al viento,
Hace el bien sin esperar Cálices que simbolizan
Recompensa ó galardón. Dulce reconocimiento.
Reina jóven y vestida Atributo del reposo
Con la pompa de un festín, Que los males aligera
Con profusión desmedida, ■Con su bálsamo dichoso,
Sube la rosa encendida Levanta su talle airoso
Sobre el trono del jardín. La fecunda dormidera.
— 179 —
— 178 — Flor que enseñas egoísmo,
Hoja, orgullo significa, La fiel imagen serás
Negra, letargo inclemente; Del que cae en el abismo
La blanca viene de Oriente, De amarse solo á sí mismo,
La blanca sospecha indica, Sin amar á los demas.
Nace y muere prontamente.
De bella vista y olor
¡ Qué bellas tus flores son, Las lilas tanto admiraron
Arbol rey, rico granado, Al discreto observador,
Símbolo de la ambición, Que siempre significaron
Que ostentas con profusión Primera emoción de amor.
Tanto fruto coronado!
El clavel es el portento
¡ Te bendigo por mi vidaI De las gracias, sin rival;
Me recuerdas á Granada, Del jardín pasa al asiento
La ciudad mas escogida, De búcaros de coral:
De los árabes querida, ■Quiere decir sentimiento.
De los árabes llorada.
La anémona desmayada,
Vive para embellecer La cual espresa candor,
Siempre verde el arrayan, Brilla fresca en la alborada;
En bosques suele crecer Pero pierde su color
Dé los elíseos están ; En ser la noche llegada.
Su flor es la del placer.
Imagen de nuestra vida
Cuando toda flor brillante Tan frágil y sin fortuna,
Los jardines abandona, «Que al mirar la luz querida,
¿Quién es esa tan constante, Lloramos la despedida
Que de sernos fiel blasona •Con vagidos de la cuna.
Sin dejarnos un instante?
Es el geranio á su vez,
Dios te dió su bendición, Según tiene variedad,
¡ O siempreviva risueña!.......... Indicio de languidez,
De amistad eres enseña, De capricho, estima ó prez,
Bella de toda estación, De Flora en la sociedad.
Tan linda como pequeña.
Agenjo dice amargura,
El narciso delicado Capuchina discreción,
Que en su palidez retrata Balsamina previsión,
Su infortunio ya pasado, Almendra dice locura,
De sí mismo enamorado Y el jazmín dice pasión.
Se mira en raudal de plata.
— 180 — — 181
Acacia es honesto amor,
Y la hortensia es el constante.
Corona imperial, rigor,
Lirio, castidad triunfante,
Y el jacinto es el dolor.

Leyenda Tártara.
Mas yo, Nise de mi vida,
Cuando tú flores me.pides,
Te doy una flor querida
Que se llama no me olvide?.

I.

Teu-Man siempre halagado del destino


De Tartaria el imperio se asegura,
Desde la estremidad del Ponto Eusino
Al Oby que al mar Caspio se apresura.

Sus palacios levantan á los vientos


Sus cúpulas hermosas y doradas,
Y llenan sus vistosos campamentos
Tiendas de negras crines fabricadas.

Obtuvo de un enlace Iisongero


Fruto dulce de amor en dos garzones;
Mothé debió á la suerte ser primero
Con felices agüeros y visiones.

Lo concibió su madre cariñosa


Viendo en el éter límpido y sereno
— 182 — — 183 —
Brillar un claro sol de luz hermosa , Y tres aves cayeron á sus plantas,
Que cayó del cénit sobre su seno. Abierto el corazón con hondas brechas.

Y libre encaneció de los dolores Cabalga en bridón tártaro sin silla,


Que acompañan al trance riguroso , No se cala bruñido capacete;
Y fuera de estación brotaron flores Componen su armadura su cuchilla,
Que dieron un aroma delicioso. Lanza, coraza corta, sin almete.

Un ciervo de grandeza desmedida , Que ondean sus cabellos como un velo,


Mas blanco que los grumos de la espuma A merced de las auras desprendidos,
Perdió su libertad y errante vida, Libres como las águilas del cielo,
Pasado de un arpon que calza pluma. Que vuelan á las peñas de sus nidos.

Aves de estraños climas entonaron Pero Teu-Man no aprecia la bravura


Cánticos deliciosos de alegría, Del doncel, ni á su beso el rostro inclina,
Y magos sabidores auguraron Ni le halaga con plácida ternura,
Toda felicidad al que nacía. Ni al trono del imperio le destina.

Los ojos del garzón afortunado Ama solo á Kin-Kan, hijo segundo ,
Brillan como la llama cuando crece , Feble como las hojas desprendidas,
Y en su pecho el valor volcanizado Que á llorar cual muger vino á este mundo ,
La color del semblante le enrojece. No á fatigar troton ni regir bridas.

Son sus fibras robustas y aceradas Para dar á Mothé bárbara muerte
Como las del león de las arenas, Finge el padre negocios de un tratado ,
Que vive de sus presas codiciadas, Y hablóle blandamente de esta suerte,
Y es de lava la sangre de sus venas. Mintiéndole lisonjas con agrado:

Cuando mide la fuerza de sus brazos «Con las tribus de Yuet-chi paces quiero,
Entre solaz pueril con sus iguales , Y asentadas te entrego mi corona;
Los oprime y ahoga con abrazos ; Tú debes ser el fausto mensagero;
Son sus manos argollas de metales. Tú solo representas mi persona.
De su temprana edad en I os verdores «Cumple, pues, mis mandatos, hijo mió,
Diez estíos le dió naturaleza , Tienes segura trégua y franco suelo:
Cuando avista de tres embajadores Nada te tocará sino el rocío
Quiso mostrar su brío y su destreza. Y la lluvia que caiga desde el cielo.”
Tres veces armó el arco , y otras tantas
Así le dijo el pérfido : y convida
Hizo gemir el viento con tres flechas. Con secreta misión al enemigo ,
— 184 — — 185 —
Para que corte en flor la hermosa vida Que mostrando su fuerza toda junta,
Del que le ofrezca paz, pidiendo abrigo. Mas veloz avanzó que una gazela.

Mothé toma su aljaba y pasadores Ya distingue las tiendas enemigas


Con las hieles de víbora teñidos, Y abundantes camellos y ganados,
Que dan un fin atroz con mil dolores Y el resplandor de lanzas y lorigas
Y entumecen los miembros afligidos. Hiere sus ojos negros y animados.

Toma un corcel que juzgan engendrado Ve una nube de polvo , y al encuentro


En la estación feliz de primavera Le sale el gefe astuto y advertido,
Por un soplo del céfiro aromado Ocupando entre bravos noble centro,
Bebido por la yegua en la pradera. Sobre revuelto potro guarnecido.

Y al fulgor de la luna señalada Mothé detiene el suyo prontamente;


Parte y salva los vastos arenales , Toma el arco letal que va cediendo
Como si conducido de una Fada Sus elásticos cabos igualmente ,
Volase por regiones eternales. Al nervio retorcido obedeciendo;

Dormido sobre el bruto un breve instante, Y el adalid arroja una saeta


Soñó un espectro lívido , horroroso, Que pasándole el pecho sin coraza,
Con sanguinosa cinta por turbante , A muerte dolorosa le sujeta,
Y esclamó, dando fin á su reposo: Y el hondo corazón le despedaza.

«Infausta es mi misión , según mi sueño: Luego á volver las riendas se apresura.


Mi padre no me amó... ¡guay no me venda! Y á un grito de su voz bien conocida,
Nunca pudo mirar sin grave ceño Vuela su pisador por la llanura,
Mi sombra entre los pliegues de su tienda. Cual neblí tras la garza perseguida.

«La guerra esel cimiento del Estado ; Es vano que le sigan con enojos
Ensanchemos los límites al mió: Seis ginetes de esfuerzo prodigioso ;
Venzamos con un hecho señalado Cual relámpago pasa por sus ojos,
La fuerza con que amaga el hado impío. Apagado su rastro luminoso.

«No conozco la ley de mi contrario, Teu-Man lo recibió sin alegría,


Conozco de mi brazo la pujanza .- Las dudas del mancebo confirmando ;
Dichoso es en la lid el temerario; Mas por premiar su hazaña y osadía
No quieren paz mi dardo ni mi lanza.” Puso diez mil ginetes á su mando.

Dijo : sacó una flecha y con su punta Un resplandor de gloria y de esperanza


Tocó de su bridón la enhiesta vela, Bañó la faz del bravo con tal nueva;
— 186 — — 187 —
Su corazón respira con holganza, l)e la luz de sus ojos..... perecieron
Su mente como el águila se eleva. Enamorados sí, no arrepentidos.

Manda fabricar flechas silbadoras Contra un bridón hermoso y regalado,


Y que aguzen sus hierros herbolados, Pezeñó , de crin larga y raza fiera,
Y al frente de las huestes vencedoras De su padre Teu-Man muy estimado,
Dictó esta sola ley á sus soldados. También quiso arrojar flecha ligera.

Ninguno le faltó : de pasadores


« Si alguno no flechare con presteza
Una funesta lluvia se desata ,
El blanco do mi flecha se encamine,
Que volando con plumas de colores
Pierda como rebelde su cabeza
Al fogoso cuadrúpedo maltrata.
Y su cuerpo á los perros se destine.’’
Una feroz sonrisa se ha pinlado
Partió para la caza de leones, De Mothé silencioso en el semblante,
Y al ver uno de fuerza desmedida, Es león con ayuno prolongado,
Le disparó el mejor de sus arpones, Que la segura presa ve delante.
Que por el cerro entró con honda herida.
Pues presénte le han hecho con suAfrenta
Algunos de su séquito quedaron Del padre la pasada alevosía ;
Sin disparar sus arcos, y al momento Furores y venganzas alimenta:
Del tronco sus cabezas se apartaron, Ve fieles á los suyos y confia.
Y el tronco dio á los buitres alimento.
En la caza de tigres y leopardos
Uno de sus caballos mas hermosos Halló al emperador entretenido ,
Tomó también por blanco de sus tiros : Lo traspasó con uno de sus dardos,
Algunos no flecharon recelosos , Que de mil y mil otros fué seguido.
Y rindieron su vida con suspiros.
Cayó Teu-Man al suelo, taladrado
Furioso porque amor, entre pensiles De una nube de puntas aceradas,
De dormida quietud y de embelesos, Y Mothé por señor fué saludado
Detenia sus bríos juveniles,
De todas las falanges esforzadas.
De una tártara hermosa con los besos,
Subió del alto sólio al hemisferio
Convocó sus guerreros enojado, Do el poder altanero se sublima,
Y disparó con ímpetu su vira Y ensanchó de Tartaria el gran imperio
De la beldad al seno descuidado, Por la parte oriental y opuesto clima.
Que fué de un tierno amor sangrienta pira.
De las tribus de Yent-chi embajadores
Algunos sus saetas detuvieron , Como don singular le demandaron
Que herirla no podían, siendo heridos
— 188 —
Dos mugeres mas lindas que las flores — 189 —
Que de Teu-Man los días aromaron. Mas se anima de súbita fiereza,
Y con un mago suyo así razona.
Accedió á su demanda, y Ies decía:
« ¿ De qué sirven las frescas hermosuras? — »Dormido sobre un trono conquistado
Enervan el valor y la osadía; Me despierta el silbido de huracanes;
Grillos de esclavitud son sus ternuras.’’— El sueño huyó, y el trono ha vacilado,
Y por sol me ilumino con volcanes.
Dieron segunda vez esta embajada:
«Entre vuestro dominio y el ageno »¿Vés el septentrión? voraces bríos
Hay cien leguas de tierra abandonada , De un incendio devoran mis ciudades,
Y posesión pedimos del terreno. Y rojos con la sangre de los míos
Se irritó como el mar cuando destierra Están todos los campos y heredades.
De su seno la paz, y gritó airado :
»¿Qué sierpe ha deslizado entre mis flores
«Preparad las cuchillas á la guerra;
Con la nocturna sombra ocultamente ,
La tierra es fundamento del Estado.”—
Que marchita sus plácidos verdores
Y sin dar á su esfuerzo trégua alguna, Con hálito feroz y pestilente?...
Mandando sus ejércitos mas gruesos,
»¿Quién es ese chacál de hambrienta boca
De los Yent-chi borró nombre y fortuna.
Que mirando al león, sin que se asombre
Pirámides alzando de sus huesos.
De sus uñas de acero, lo provoca
Y lo reta á la lid?... díme su nombre.

II. — »Mothé se llama el gefe temerario


Que las provincias fértiles agosta;
Su ejército atrevido y sanguinario
En un solio de muelles almohadones Se cstiende como nube de langosta.
Cuajado de costosa pedrería,
Y bordado de sierpes y dragones »El tártaro adalid tiene en su pecho
De vivo pedernal un triple muro;
En oro, plata y perlas que el mar cría,
A su ambición el mundo es muy estrecho,
Se sienta entre sus nobles mandarines Y en el mayor peligro está seguro.
Han-Kao-zou, guerrero que domina
»¡Infeliz aquel blanco que él acecha
Por todas sus regiones y confines,
En torva lid, al frente de su escuadra!
Todo el celeste imperio de la China.
Donde la vista pone, va la flecha,
Una nube de pálida tristeza Que á las aves encuentra y las taladra.
Cubre su faz y enluta su persona, —»Se burla de los dardos mas impíos
Feroz rinoceronte bien armado,
14
— 190 — — 191 —
Y el mar bebe las aguas de los ríos; Llama con un ardid la hostil armada
Yo beberé la sangre del malvado. De Pétem á la vasta y gran llanura.

»Yo pisaré la gloria de su raza, Han-Kao-zou la ocupa de repente


Y si vivo en mis hierros le aseguro, Con todas sus falanges aguerridas,
Le arrancaré con dientes de tenaza Sintiendo en sus entrañas sed ardiente
Pérfido corazón del pecho impuro. De acuchillar las huestes perseguidas:

»Y mientras yo buscáre al enemigo Mas cortado se vé sin esperanza;


Usa tú de tus artes mas oscuras : Cuatro valles al llano desembocan,
Al campo te vendrás, vendrán contigo Y sin ellos salida no se alcanza,
Esas seis peregrinas hermosuras, Pues los montes altísimos se tocan.
» Que doman el valor de los mas bravos Y encuentra en cada valle y sus linderos,
Con artes encantadas de tal suerte, Sin dejar un resquicio á la salida,
Que besando sus pies febles esclavos, Cien mil caballos tártaros ligeros
Con la miel del placer beben la muerte. Con ginctes de lanza prevenida.

»Pues si fallan las armas de la tierra, Los caballos del valle del oriente
Con maléficas artes del infierno Mas blancos todos son que nieve pura;
AI invasor harémos grave guerra, Los que guardan el valle de occidente
Y su nombre tendrá baldón eterno.” — Mas negros que la noche mas oscura.
Dijo, y rasgó su larga vestidura, Los del norte son tordos regalados
Y alzando cual escollo altiva frente Que beben relinchando el aura fría ,
Pidió su duro casco y armadura, Y son bayos los otros colocados
Y ronca voz de marcha dió á su gente. En el último valle al mediodía.

Mas de trescientos mil son sus soldados, ¡Han-Kao-zou! ¡romper en vano intentas!...
Unos con gruesas lanzas caballeros, Las ásperas gargantas erizadas
Otros de férreas mazas van armados, De picas matadoras y sangrientas
Otros son agilísimos flecheros. Dan muerte á tus cohortes esforzadas!

Con el son de los carros rechinantes A la séptima luz la carestía


Mézclase el relinchar de los bridones, Se siénte en todo el campo de sitiados:
Brillan al sol cuchillas fulgurantes, Alzase en esqueleto el hambre impía,
Suenan en las aljabas los arpones. Como espectro en sepulcros ahuecados.
Mothé finge su pronta retirada, Han-Kao-zou suspira: llama al mago ,
(Porque así la victoria se asegura} Y le dice: »No hay armas en Ja tierra
— 192 —
Que puedan libertarnos del estrago:
Marcha, y con tus encantos haz la guerra,’ Del valle al mediodía señalado,
Por donde sus contrarios retirasen.
Y parte sin demora el hechicero.
Dando enseña de paz á brisas puras, Partió el astuto mago presuroso
Y camina en silencio, compañero Para dar fausta nueva de contento:
De seis incomparables hermosuras. Todo el sitiado ejército medroso
Se puso en diligente movimiento.
Conducido á la tienda resguardada
De Mothé, prosternóse humildemente, Ya el hijo de Teu-Mán desfallecía
Y' soltando su lengua almibarada Prisionero de amor en su victoria,
Esclamó con afecto reverente. Y entre los blandos ósculos perdía
Fuerza, vigor y espíritus de gloria.
» Será el timbre mayor de tus honores,
Después de haber vencido á tus contrarios, Mas mirando su lanza abandonada
Que te rindan tributo emperadores, Y sobre el duro suelo el arco flojo,
Que no han sido de nadie tributarios. Encendióse con rayos su mirada,
Se encandeció su faz con grave enojo:
»Feudo de mas estima que estas bellas
No encontró mi señor que las amaba, Quiso dejar su tienda ; y las sirenas
En cuanto alumbra el sol y las estrellas, Detuvieron sus iras con halago....
Y al tálamo imperial las destinaba. Era lucha cruel de gozo y penas,
De ternura y de furias en amago.
»Te las ofrece, pues, y solo implora
Que mientras qite té balagán á porfía , Contemplándose débil con mancilla
Des paso á sus soldados sin demora Para vencerse sí, vencido el mundo,
Por el valle que mira al mediodía.”— Gon el filo sutil de una cuchilla
Se hirió la mano izquierda furibundo.
Motilé quedó suspenso, embelesado :
Seis pupilas azules le ablandaban Como león que hieren cazadores,
El corazón calloso y embotado, Rugió, viendo su sangre que corría,
Y otras seis todas negras fascinaban. Y escupiendó los ídolos de amores,
Las armas empuñó con osadía.
De hinojos las hermosas le pedían
Que accediese á sus ruegos; y á sus plantas Con los suyos siguió á los fugitivos,
Por escabel ebúrneo le ponían Y alcanzadas sus últimas legiones,
Los delicados senos y gargantas. Perdieron la luz pura de los vivos
Con los golpes de lanzas y de arpones.
Accediendo por fin , mandó un legado
Para que sus ginetes se apartasen Han-Kao-zou salvóse con el mago,
Y el hijo de Teu-Man no satisfecho
195 —
— 194 —
De la carnicería y del estrago,
Dió esta ley á los suyos con despecho :

» Si alguno á Motilé viere en calma quieta.


Con alguna beldad entretenido, tucnío de liadas.
F á. los dos no dirige su saeta,
Por aleve y traidor sea. tenido."

uedicado ron juan arólas al joven poeta bar­


celonés DON JOAQUIN RUBIÓ , AUTOR DE LAS POE­
SÍAS lemosinas : Lo Gaité del Llobregat.

Orillas del mar dormida,


Como sobre blanda pluma ,
Sola, huérfana y perdida
Sueña Ines junto á la espuma.

No la iguala en blanca y leve


La espuma del mar sereno,
Ni la soñolienta Febe
Caminando hácia su lleno.

Mas ¡ ay de quien duerme así


Descuidada y bella, á solas!
— 196 — — 197 —
Que el pirata Marroquí Á las barbas agarenas
Viene á playas españolas. Y á las corvas cimitarras.

Botando viene á babor Sobre el agua azul y verde


Hácia la costa y campiña,. De aljófares cairelada
Y en su esquife volador La nave veloz se pierde
Desembarca, y vé á la niña. Como flecha disparada.

El Dios santo Adonaí Mas no al Africa camina,


Que domina entre las ondas Toma mares de Levante
Tenga compasión de tí, Do la aurora purpurina
Niña de las trenzas blondas. Muestra al mundo su semblante.

Sálvete por esa cruz Tierra de oro, marfil, gomas,


Que en tu cuello está colgada, Y que tiene por praderas
Como talismán y luz Laberintos con aromas
De tu vida desgraciada. Y oasis de cien palmeras.

¡Infeliz!... En vano juntas, ¡Nave ingrata! ¡nave infiel!....


AI despertar, ambas manos: Si un á Dios me has arrancado ,
¿Qué ruegas, ni qué preguntas No es por tí, nave cruel,
Á los tigres africanos? Es por lo que te has llevado.

¿No conoces al pirata?


Venderá tu doncellez,
Que por tí le darán plata
Trípoli, Bujía y Fez...........
De las Indias un Sultán
Los ladrones en mal hora
Fastidiado está en su harén,
La llevan á su galera:
Lleno el corazón de afan,
¡ Como gime 1 ¡ Como llora
De enojos y de desden ,
La sensible prisionera!
Que ella es virgen y cristiana, Pues le rinden cien hermosas
Y azórase al ver turbantes, Dulce halago en fiel tributo,
Y fajas de seda y grana Y á pesar de cariñosas,
Con las dagas rutilantes. Son estériles, sin fruto.

Que temen las Nazarenas Plantas que exalando olor


Mas que al tigre y á sus garras Á las brisas y á los cielos
— 198 — — 199 —
Sécalas estando en flor
■ Dios ampare la inocencia
El gusano de los celos.
De su juventud vendida !
— » Marcha, dijo á su Visir,
Despojada de su velo
»Y en el público bazar
Los Eunucos la rodean........
» Una esclava has de elegir
¡ Mirad bien, porque es un Ciclo .
» De belleza singular.
Dó los ángeles pasean !
» Traerás á tu señor,
Es su faz luna creciente',
»Que mil premios te regala,
Que á su complemento llega .
»Una planta deDamor,
Mar de néctar es su frente,
» O una rosa de Bengala,
Su cintura es urna griega;
» O lirio de Damanhur,
Sus mejillas son dos rosas
»Que por pálido se precia,
» O joya de Visapur, Como las de Fayoún
En praderas deliciosas
» Del Ganges,.Danubio ó Grecia.”—
Do no sopla el simoún :
Y el Ministro obedeció
Largo y bello su perfil,
Sin dar tregua á su desvelo,
Y sus brazos cetros son
Y á una esclava contempló
De purísimo marfil
Cubierta de largo velo.
Que tenia Salomón.
Del astro que oculto estaba
De Damasco las granadas
las nubes quitar quería,
Puestas en vergel ameno,
Pero el dueño de la esclava Son cual sombras mal trazadas
Se le opuso y le decía:
De Jos globo« de su seno,
— » Ya vislumbráis su arrebol
Y la cruz en él colgada
» Por las nieblas de la gasa:
Dice que esa beldad es
» No queráis mirar un sol
La niña que descuidada
»Queyo escondo porque abrasa.
Se durmió, la pobre Inés,
» Al Sultán regalarémos Que soñaba por las olas,
» Esta gloria de las almas.”—
Y la hubieron de robar
Y dijo el Visir:—» Marchemos
De las playas españolas
» Con la palma de las palmas.” —
Los piratas de la mar.
Del rey viene á la presencia
La virgen desconocida:
— 200 — — 201 —
Hebra por hebra sutil
Las peinan , estando errrantes;
Al mirar aquel portento, Las perfuman con pomadas,
Dió estas voces el Rey Moro : Y escarchan ál recogerlas
—» ¡ Grande Alá ! Ya estoy contento De amatistas violadas,
» Yo te alabo, yo te adoro. De carbunclos, y de perlas.
»Que al ocaso de mi vida Ponen en su sien divina
» Destinaste tal estrella, Corona de gran riqueza,
» Y al reposo me convida Y un velo de muselina
»Con su luz cándida y bella.” — Ponen sobre su cabeza,
Riquezas amontonadas Y en el velo con mil flores
Mandó que á su dueño diesen, Bordadas las letras van
Y entrególa á sus criadas Que espresan con sus primores
Que al baño la condujesen. El gran nombre del Sultán.
Ellas luego la desnudan Vístenla de rica tela
Y bañan en fresca pila , De artificio prolongado,
Donde tanta esencia mudan , Que el contorno da y revela
Que un olor de Edén respira. De su cuerpo delicado.
Después al dejar los baños Y' apenas pueden hallar
De musco, alcanfor y rosa, Calzando á la hermosa Inés
La enjugan con unos paños Babuchas que acomodar
De blancura primorosa. Á sus monísimos piés.

La sientan en un sofá
Cuya franja y ornamento
Mármoles besando está
Del lustroso pavimento.

Y desatan de sus lazos Mas la cruz que ella guardaba ,


Sus trenzas que, en lluvia de oro, Cruz pequeña de coral
De espaldas y seno y brazos Sobre el seno le saltaba ,
Cubren virginal tesoro. Marcándole su señal.

Con un peine de marfil Y una vez y veces dos


Con sus golpes la advertía
Guarnecido de diamantes,
— 202 — — 203 —
Del enojo de su Dios » i Quien las alas de Querube
Que Sultana la veia. » Tuviera por su consuelo !

Por eso cual en su muerte » ¡ Quien fuera cual avecilla


Dió principio á su plañir, » Para repasar los mares,
Y á quejarse de su suerte , » Y hacer nido en patria orilla
Y á suspirar y decir. » Y entonar patrios cantares! ”
■—» Mas valiera, patria mia,
» Dormir sola en tus arenas
» Bañadas del onda tria
» Por las noches mas serenas,

» Que ser reina, ser esposa Lástima de su dolor,


» Del infiel que cuando halaga , Mientras ella se quejaba ,
» Par del lecho dó reposa Tuvo un Mago sabidor,
» Tiene rutilante daga. Que en aquel palacio estaba.

» Mas valiera entre dolores Mago que con doctas artes


» Comer negro y duro pan, Y magníficos portentos,
» Que servir á los amores Dominaba en todas partes
»De un incrédulo Sultán. Hombres, fieras y elementos.

» Mas valiera estar privada De espíritus se ayudaba


» De la luz que al alba asoma, Que estaban á su querer,
»Que ser vista y ser besada Y en dragón se transformaba,
» De los hijos de Mahoma. Y en serpiente y en muger.

» Mas valiera ver delante Y alcanzaba tales cosas ,


» Del lecho la muerte atroz, Por saber con perfección
»Que una sombra con turbante., Las palabras misteriosas
» Barba larga y albornoz. Del sello de Salomón.

» Porque yo nací cristiana Este Mago poderoso


» Y en la fé que me ilumina, De Ines trazó al rededor
» No en la secta Mahometana, Un círculo luminoso
»Ni en la Meca, ni Medina. Con llamas de azul color,

»¡ Quien fuera dorada nubfe Y á su voz mudó el palacio


» Para remontar al Cielo 1 En delicioso vergel
— 204 — — 205 —
Con paredes de topacio , Tico de ambar, pies de grana,
Con alfombras de clavel. Garganta de ruiseñores.

Con mil grutas de zafir De un ciprés voló á una palma


Bañadas de claras fuentes, Dó cantó su despedida,
Que en canal de oro de ofir Y sobre la mar en calma
Deslizaban trasparentes. La patria buscó perdida.

Con magníficas arcadas Las hadas de aquel pensil


Y bóvedas deliciosas Cuando no la divisaron,
Do vivían bellas hadas Con las arpas de marfil
Entre lirios y entre rosas, Esta letra le cantaron:

Y pulsaban instrumentos »Pájaro de bellas plumas,


De sándalo, nácar y oro, » No te azote el vendabal .•
Respondiendo á sus acentos » Sin mojarte las espumas
De aves mil lejano coro. »Llegues al país natal.

Vírgenes de leves alas » Y anides en fresca rama


Y juventud inmortal, »Junto á un rio delicioso
Que vagaban por las salas »Por masque el Sultán que te ama
De esmeralda y de cristal. »Muera triste y sin reposo.

Osculos daban á Ines


Estas frescas hermosuras,
Y le servían después
Sorbetes y confituras.

Mas ella que triste estaba


Ni bebia ni comía;
Por su patria suspiraba ,
Y el Mago que lo advertía
Con su vara la tocó,
Cuya virtud singular
En ave la convirtió
Que al punto empezó á volar.
Ave nítida y galana,
Con las plumas de colores,
15
— 206 —
— 207 —
forren en siete brazos ó canales
Á derramar la vida y la frescura.
Xa Slancba del Turbante?
Y es el perdido Edén de claro cielo
Con lagos que lo imitan y reflejan,
Placer de los que pisan su almo suelo
Suspiro de los tristes que se alejan.
íioiBisivib bí on obnsiid
Reposo encantador de caravanas
:no’ífl)nB3 al js/IoI Bieel Que vienen con el índico tesoro,
Delicia de las tardes y mañanas,
Tierra toda de flor y cielo de oro.

Flores mil tiene Damasco,


¿LEYENDA ARABE. Mas la flor mas bella y rara
Reposa sobre un divan
Muellemente recostada.

Flor que es hija de El-Biré


I. Con el nombre de Abdelazia,
Cuya singular belleza
Damasco es el olor del paraíso, Tanto pregonó la fama,
Bosque de minaretes elevados,
Y con bordes de rosa y de narciso Que el arabe perseguido.
Laberinto de huertos encantados. Que huye de enemigas lanzas,
Por respirar sus aromas,
Ciudad que alza sus torres eternales Á su puerta el corcel para.
De adornos arabescos incrustadas ,
Con hermosas ventanas ogivales Bajo bóvedas moriscas
Y columnas de pórfido delgadas: Con molduras que resaltan,
Salones que dejan ver
Que se lava en mil fuentes de agua fria, Cedro y oro en abundancia,
Que en claros surtidores toman brillo,
Cuyos muros en bella simetría Y en sus ángulos las fuentes
Reviste mármol negro y amarillo. Con pájaros que se bañan,
De Persia y Bagdad tapices,
Ciudad de rio azul, cuyos cristales Y marmóreas columnatas,
Fecundando su mágica llanura
La virgen risueña y pura
Profundos sonidos saca
— 209 —
» Al impulso de mis iras ,
» Es tu corazón su vaina.”
— 208 —
De su concavo laud, Dijo : y practicando va
Que guarnecen concha y nácar. Las marmóreas.balaustrqdas,
Guiado de blandos ecos
Su padre la dejó sola, De una dulce voz que canta.
Por amores de la caza,
Sola, bajo la tutela Pulsando está su laud
De su nodriza MaraVia. La bellísima Abdelazia:
Flores hay en sus cabellos;
A la puerta de El-Biré Sus trenzas después que enlazan
Cuando ya la noche avanza ,
Pido albergué un infeliz Con vueltas su frente pura,
Á quien viejo albornoz tapa. En languidez se desmayan
Por el cuello de marfil
Sus querellas son sentidas, Y por la desnuda espalda.
Y tan tristes sus palabras,
Y encarece de tal modo Festones de piezas de oro,. .
Lo acerbo de sus desgracias , Que con perlas van mezcladas,.
Adornan su cabellera
Que por fin cède á sus ruegos Que al ébano deslumbrara.
La nodriza pòco cauta ;
Pero apenas ha pasado Mal guardado tiene el seno.
Los umbrales de la casa, De la seda y ¡escarlata,
Mal guardados ambos brazos
Y apenas la puerta gira Entre las abiertas mangas,
Sobre el gozne qué la enlaza,
Para cerrar el Edén Y desnudo el blanco pié,
De la reina de las gracias, Que juega con lo que calza ,
Pues balancea un chapín
Cuando arroja el albornoz, Del color de la esmeralda.
Respira atrevida saña,
Y arrancando de su cinto Quebrados dejó los sones
De la música que daba
La mas rutilante daga,
Suspensos dejó los dedos
Se la muestra á la nodriza En las fibras apagadas,
Diciéndola con voz baja :
»Mi amor con ella me armó-, Cuando contempló al doncel,
» Mi seguridad la saca, Que, postrándose á sus plantas,

» Tu silencio la detiene,
» Mas si á tu silencio faltas-,
— 210 —
Con acento de suspiros — 211 —
Así declaró sus ansias.
» Cuando inclina el blanco coche
» Sobre el adormido mar ?
» Buzo audaz busqué una perla
»Del mar en la vasta hondura:
»¿Cuando tuvo por fortuna
» Buzo audaz, solo por vesla,
» Tus pupilas que enamoijan
»Desprecié la muerde dura. » La casta y tranquila luna
»Pisé la guardada mina » De los cielos que te adoran,
» Codicioso y anhelante » Si juzga y tiene por cierto
» De un tesoro qué ilumina » Quien contempla tus lumbreras,
»Con los fuegos del diamante. » Que el arabe del desierto
» Va encendiendo sus hogueras?
»Perdona mi atrevimiento
» Que ha nacido de tu amor........... » Déjame tra voz oir;
» ¿Si quitas audacia al viento, » Serán gratos sus acentos,
» Qnién ha de besar la flor? » Cual las arpas y el sentir
» En un dia de contentos.
»¿Quéjaserojo clavel
»Que lo tome por palacio, » Así calmarás mi afan,
» Donde ha de libar su miel, » Y mi pena lastimera:
» Mariposa de topacio ? » Yo soy el triste Asmolan:
»Mi padre en Damasco impera,
» Mis miradas produjeron
» En tu faz rosas que placen: » Mi padre es Abdul-Nessir,
» Tuyas son, que en tí nacieron, » Que al tuyo colmó de honores:
» Mias son, pues por mi nacen. »Déjame tu voz oir,
» Primavera de las flores.”
» De rosas mi labio gusta;
»Deja que las bese yo, Conmovióse la doncella,
» Porque siempre fué ley justa Que son cera sus entrañas,
» Que recoja quien sembró. Quiso reprender su arrojo,
» Beso de tus piés la tierra, Mas su voz quedó cortada,
» Para ver si su frescura Cual si fuerza irresistible
»La llama que el pecho encierra Le añudase la garganta ,
»Puede calmar por ventura. Que las fuertes emociones
» ¿Quién al astro de la noche Mudas son, y apenas hablan.
» Te ha podido comparar En sus admirados ojos
Brilló un rayo de venganza,
— 212 —; — 213 —
Mas la compasión al punto Y el bridón sus caricias conociendo f
Casi lo deshizo en agua. Oye su voz, la mira y se envanece.

i Oh misterio del amor Sacudiendo sus crines prolongadas


Que no sabe si se agravia , Tuerze á su hermoso lado la cabeza
Si perdona ó si castiga, Para gozar mejor de sus miradas,
Si se alegra ó si se enfada! Codicioso de halago y de terneza.

Su cabeza va inclinando Entretenido, plácido y absorto


Sobre el jóven Abdelazia; La sigue lentamente, y acomoda
Los dos permanecen mudos: Los voladores piés á su andar corto,
¿Quién djrá lo que ellos callan? Refrenando su ardor y fuerza toda.

De la puerta de El-Biré Ella pone en su espalda fatigada,


Salió Asmolan, cuando el alba De púrpura de Tiro un manto bello,
Repartía frescas flores Peinando con la mano regalada
Las ondulantes sedas de su cuello.
Desprendidas de su falda.
¿Mas porqué , recibiendo dulce beso
Dicen que salir y entrar,
Mientras El-Biré no estaba Del labio paternal que tanto agracia,
Viéronle los.envidiosos Se sonroja y colora con esceso
De fortuna tan estraña. La faz menos tranquila de Abdelazia ?

¿ Porqué triste se esconde y se retira


De aquel que la contempla en este mundo ,
H. Cual estrella dorada y fiel que gira
En torno de su ocaso moribundo?

Sobre un corcel fogoso de Palmira, ¿Teme que su semblante ha revelado


Perla de los caballos del desierto, Al legítimo beso con colores,
Que ufano se enardece, pues se mira Ilícitas caricias que ha probado,
De oro y sedas magníficas cubierto, Vencida del afan de sus amores?........

De Damasco en la entrada se presenta El-Biré cual favorito


Que alimentan las privanzas,
El-Biré, fuerte Agá de altiva raza,
De Abdul-Nessir al serrallo
Que en doméstica paz trocar intenta
Dirige su pronta marcha.
Las penosas fatigas de la caza.
¿De que sirven los tesoros
De Abdelazia en las manos va cayendo
Y joyas en abundancia,
El freno que entre espumas desparece,
— 214 — — 215 —
Y apartóla de sus brazos
Cuando á un signo del Bajá,
Sin caricia acostumbrada.
Que de ageno bien se agravia %
Pasó sin dormir la noche,
Las cabezas de los nobles
Pareciéndole la cama
Sobre el pavimento saltan
Lugar de erizado abrojo,
Al golpe acertado y crudo
Que en el corazón se clava.
De la corva cimitarra,
Y mil veces se revuelve,
Y sus muebles y jardines,
Y en triste inquietud no para ,
Sus mugeres, sus. esclavas,
Pues las plumas son espinas,
Y palacios y corceles
Y el cabezal duras barras.
A poder ageno pasan?
Resuenan en sus oidos
El árbitro de Damasco Rumores de horror é infamia,
Defendido de sus guardias Mientras cruzan por su mente
En banquetes suntuosos Cuadros de visión nefanda.
Sus tedios disimulaba,
Mas vuelve con nueva luz
Y muchos esclavos negros
Al serrallo que le espanta,
Sobre sus cabezas altas
Viendo que su valimiento
Enormes platos de estaño
Corre ya media borrasca.
Conducían con viandas.

Recibió á su favorito Sus saludos el Bajá


Con tal frialdad, que raya Sin contestación desaíra;
Casi casi en menosprecio, Se distrae y se entretiene
Con Jos rizos de su barba.
Y abriga desconfianzas.
Y á modo de aquel que avisa
Le dijo :» El-Biré, teñáis
Cosa que atención reclama,
» En el turbante una mancha.”
Le dijo: » El-Biré, teneis
Luego habló de sus caballos,
En el turbante una mancha.”
De ajedrez y de batallas.
El Agá se prosternó,
El Agá se retiró Salió de la régia sala,
Pensativo á su morada, Y abrasado en ciegas iras,
Mas cuando á sus dulces besos Al punto que entró en su casa,
El rostro ofreció Abdelazia ,
Dijo á su esclavo Camíros:
Desviando su semblante, « Reeoje una cuerda, y baja
Las cejas frunció con rabia,
— 216 —
» Á las bóvedas sombrías
» De los muertos habitadas.’ — 217 —
»¿Qué es lo que hacéis, padre mió?...”
Mientras el esclavo fiel Y el contesta á su demanda.
Cumple lo que se le manda,
Por patios y galerías » Quiero lavar mi turbante
Esta voz sonó ¡ Abdelazia I » De la mas horrible mancha
»Que causó tu deshonor,
Nunca se mostró la bella » Y con tu morir se lava.”
Con mas nítidas halajas,
Ni con mas joyantes sedas, Salió al punto de las tumbas,
Ni con mas graciosa cara. Y en medio la escalinata,
Suspendióle el ¡ ay 1 profundo
Su apretado ceñidor De la muerte de Abdelazia.
De aljofares se recama,
Y las perlas de Basora
Todo su vestido escarchan.

Sueltos flotan sus cabellos


Bajo trasparente gasa,
Y brillan en su collar
Amatistas violadas.

Mas al pié de la escalera


De las tumbas solitarias
Do su padre está esperando,
Suspiro funesto arranca.
Contempla una tumba abierta r
Sospecha su muerte infausta,
Pues la cuerda y el esclavo
Y el sepulcro lo declaran.
Á una seña de El-Biré,
Camíros cual furia brava
Sobre la beldad inerme
Con la cuerda se abalanza.

Ciñe con dogal su cuellB ,


Mientras la infeliz esclama:
— 219 —
Hay minutos de favor,
Al desden corre el amor,
Y se pierde al merecer.

Blanca oia con enojos,


Siempre esquiva y de mal grado
Mal pago <le un amor (¡no
De garzón de labios rojos
Y de seductores ojos
El acento almibarado;

Y como gacela huía


Seguida de cazadores,
Y á sn madre se plañía
Del arrojo y osadía
De importunos amadores.

Prometida al noble Arturo


No abrigaba mas deseo
I. Que estrechar lazo seguro
De un amor ardiente y puro
Con las dichas de himeneo.
Las hojas de los árboles caían.....
Así también si el desengaño avanza —i Cuán pronto veré brillar,
Las bellas ilusiones se desvían, A su madre fiel decía,
Y es tronco en esqueleto la esperanza. La luz que ha de iluminar
Mi placer y mi alegría
Blanca no era de las flores Al pie dél sagrado altar!
Que con traje de festin
Atraen con sus colores Vuestra dulce bendición,
En el mágico jardín Seguida de un blando beso,
Mil insectos zumbadores. Feliz hará nuestra unión,
Llenando mi corazón
Nuestras bellas que desean De delicias y embeleso.
Las lisonjas regaladas,
De donceles se rodean En Arturo tendréis vos
Que la vida les recrean Un hijo que no teneis,
Con sus lánguidas miradas. Y al agradecerlo á Dios,
Conmigo le abrazaréis,
Borra un nuevo admirador
Siempre amada de los dos.
Cariño que nació ayer,
— 220 — — 221 —
la flor de las desposadas Sobre primorosa blonda
Adorno será á mi sien, Que á su madre el seno ornaba.
Y con ropas muy preciadas
Y trenzas muy aromadas En estación de otoño y de abundancia
Me presentaré á mi bien. Ya los primeros fríos se sentían,
Y enseñando del mundo la inconstancia
Será mas azul el cielo, Las hojas de los árboles caian.
Será mas hermoso el sol,
Y para mayor consuelo Al halago de la hermosa
Mas jazmines tendrá el suelo La madre así respondía :
Y el alba mas arrebol. —Sin duda serás dichosa,
Lo mereces, hija mia,
Mas tierno será el mirar Por amable y cariñosa.
Y mas grato el sonreír,
Y hasta el mismo suspirar Dáme tus brazos..... respira....
Solo para embalsamar Mírame con emoción.....
Del pecho vendrá á sálir. ¿ Mudado en ardiente pira ,
No sientes como suspira
En halagos de fortuna
Por tu bien mi corazón?
Y en duras adversidades,
Sin contradicción alguna, i Astro nítido y ameno
Fundidas dos voluntades, De mi ocaso moribundo
Dos almas veréis en una, Brilla en tu esplendor de lleno
Sobre el tálamo sereno,
Y en nuestros lazos hermosos Antes que yo deje el mundo!
El tesón de los amantes,
La calma de los dichosos, Mas ¡ ah 1 ¡ cuán poco se alcanza
El valor de los constantes De aquello que apetecemos!
Y el placer de los esposos. Víctimas de una mudanza
La tumba al umbral tenemos
Y si viéramos correr Y vivimos de esperanza.
Por estrado y por, jardín,
Puro como el rosicler, Tras de tanto padecer,
Un pequeño serafín....... Venimos á contemplar
¿Qué mas dicha puede haber?— Que nos dieron al nacer
u'.!. ->iík O¡itf il
Con mucho que apetecer
Así Blanca se esplicaba , Muchísimo que llorar.
Y cual cisne sobre el onda
Nuestros votos son en suma
Su cabeza reclinaba Delirio del corazón.
16
— 222 — — 223 —
Mas frágiles que la espuma, Un pais muy apartado
Mas livianos que una pítima Pierden su sabor y olores.
Y unos sueños de ilusión.—
Mas guárdate, requerida,
Dijo; y el rostro divino De escuchar ningún amante ;
Bañó una lágrima errante, Di que tienes prometida
Cuyo globo cristalino Al ausente y al distante
Con un fondo de diamante Tu fé con tu amor y vida.
Bajó al seno marfllino.
Que yo volveré á tu lado
Las nubes se apiñaban cóndensadas Siempre fiel, digno de tí,
Y los vientos indómitos gemían, Y con ósculo abrasado
Y de las verdes cúpulas rasgadas Besaré este suelo amado
Las hojas de los árboles caian. Do te amé cuando te vi.

Si en ausencia tan fatal


Muere alguno de los dos,
II. Que su sombra funeral
Vague por la luz vital
Con la permisión de Dios.
¡ Ojos que del amor la culpa hubisteis
Sedientos del placer que os halagaba ! Y halague del afligido
■ Ya es hora que lloréis lo que quisisteis, La existencia lastimera,
Que aquel primer dulzor en hiel acaba. Volviendo á este sol querido,
Desde lóbrega ribera
Con el alma dolorida De las aguas del olvido.”—
Y el acento mal seguro ,
De su Blanca muy querida Con el holán de su velo
Puesto á los pies, gritó Arturo: Escondió Blanca su llanto,
—¡ Santo Cielo!.. ¡ Mi partida !.. Y en su amargo desconsuelo
¡ Mi padre cruel ordena Culpaba de su quebranto
Que á estraño pais le siga 1.... No á su amante sino al Cielo.
¡ Pura y cándida azucena,
Te marchitará la pena, ¡ Ojos que del amor la culpa hubisteis
Sin mi sombra que te abriga! Sedientos del placer que os halagaba 1
Ya es hora de llorar lo que quisisteis,
Yo seré, mientras me llores, Que aquel primer dulzor en hiel acaba.
Arbol triste, transplantado,
Cuyo fruto y cuyas flores
22i — 225 —
Tal carta quiso escribir
Al ausente y al infiel.
III.
« Tu inconstancia me da muerte
» Tu perfidia es mi tormento,
» Mi delito fué quererte;
Partir nunca fue prudencia » Víctima de infausta suerte
De un amor bien advertido, » Sirvo al mundo de escarmiento.
Porque tras la indiferencia ,
Condición de larga ausencia «Goza de tu amada, Arturo,
Suele ser ingratoolvido. ». Disfruta de su embeleso;
» Pero no estarás seguro,
Partió Arturo de mal grado, » Porque al recibir su beso,
Mudó tierra y situación, » Yo me interpondré, perjuro.
Y lcnguage y traje usado:
¡Todo fuera bien mudado « Que mi tumba dejaré
Sin mudar de corazón! »Cercando tu infame lecho,
»Y en él te preguntaré
Pero en brazos de Celmira-, » Si guardaste aquella fé
Desleal al juramento, »Que supo guardar mi pecho.”—
Por un nuevo amor suspira ,
Y el primero se retira Arturo se estremeció
De su ingrato pensamiento. Leyendo el papel citado ;;
La carta á Celmira dió,
Blanca su desgracia oyó Que ásu seno lo estrechó,
De las nuevas de la fama, Diciéndole con agrado:
Y sollozando esclamó:
«¡Tal no merecía yo!.... «No te asusten las visiones
Pero es pérfido..... no me ama.” » Que no pueden suceder;
»Eso son imprecaciones,
Su punzante pena crece; »Vanidades, ilusiones.
Viste luto, gime, llora , » Y amenazas de muger.
Se consume y palidece; «Si muere de puro amor
Morirá..... que la que adora » Y en la tumba está encerrada ,
Con desprecio tal perece. » Ya no sentirá dolor ,
» Los muertos no dicen nada,
Mas antes de sucumbir, » Nada turba su sopor.
Lleno el corazón de hiel,
Llorando sobre el papel, « Con las dichas aumentemos
» El amor que alimentamos,
— 227 =
— 226 —
Sigue Arturo desdichado
»A los muertos olvidemos,
La fantasma dolorosa
» Y de ausentes no curemos.
Que la diestra le ha tomado.
» Los que vivos nos hallamos.
Ella baila con furor,
«Esta noche con las danzas
Sin desmayo, sin parar
»Se adormecerá tu afan,
Y al infiel hace bailar
» Y en medio de mil mudanzas
Como trompo al rededor
» Nuestros pies retratarán
Sin dejarle descansar.
»Lisongeras esperanzas.,
Causa horror la ligereza
«Ya conoces mi disfraz......
Del espectro denegrido,
» ¡ Oh que dichosos los dos
Gira raudo con presteza
» Gozarémos de solaz!
De los huesos al crugido,
» ¡ Adios pues... quédate en paz...
Meneando la cabeza.
»No me olvides nunca.,, Adios.”■
Queda desierto el salón,
La noche á su fin avanza,
IV. Y Arturo pide perdón,
Mas sigue sin compasión
La desventurada danza.
Be la orquesta sonorosa
Mas antes que brille el dia .
Busca Arturo al blando son
Por el célico hemisferio,
A Celmira, y no reposa
La fantasma se desvía,
Su agitado corazón
Y,de Arturo ere compañía
Que suspira por la hermosa.
Se dirige al- cementerio.
La ve en medio del tropel,, Y de abierta huesa al lado
Vuela, llega, al lado está..... Renuevan el movimiento
Mas... ¡oh santo de Israel!.... Con ahinco prolongado,
La sombra de Blanca va
Iguales al raudo viento ,
Bajo del disfraz cruel.
Cuando muge desatado.
Es sin duda un esqueleto Se hundieron por fin sin tino
Que la tumba vomitó, Erela huesa, que brotó
Feroz, lívido y escueto, Siemprevivas y un espino,
Descarnado, horrible, inquieto , Con lo cual simbolizó
Cubierto de un dominó.
Mal pago de un amor fino.
Cual pájaro fascinado
Por serpiente cautelosa,
— 228 — — 229 —
La vuelta de aquel que adora
Pera besar sus laureles!....

¡ Bien haya la noble' dueña


Que entre lágrimas y enojos,
». Sancha. Tras la fugitiva enseña
Clava el alma con los ojos !

¡La que á las almenas sube


Por si ve cubierto el llano
Con la polvorosa nube,
O escucha el clarín lejano,

Y por fin de sus gemidos


Cariñosos brazos toma,
Que de sangre van teñidos
De los hijos de Mahoma!
Calándose el casco de oro ,
Puesto ya el pie en la estribera Tan solo un encargo os doy,
Para reprimir al moro (Y en ello aliviáis mis penas,
Que en Andalucía impera , Mientras á las lides voy
Contra lunas agarenas)
Don Sancho, rey de Aragón ,
Alza la faz y suspira, Que aquel mi alazan tostado
Pues ve triste en el balcón Que tiene gran precio en sí,
A su esposa Doña Elvira. Precio de mas alto grado,
Por placerme tanto á mí,
—La ley, dice, de la guerra ,
Verdugo de mi solaz, Se guarde con tal esmero,
Del tálamo me destierra: Que ninguno pueda osar
Quedad, Nuña Elvira, en paz. Por noble ni caballero
Bridarlo ni cabalgar.
Y si os apura el dolor,
Bendita seáis por él, Que tan estimado bruto
De tan generosa grey
Que es halago de mi amor
No sirve ni da tributo,
La prueba de otro amor fiel.
Salvo á mí que soy el Rey.”—
¡ Oh bien haya la señora Calló Sancho y largó bridas
Que espera entre amargas hieles Con los condes sus vasallos,
— 230 — — 231 —
Tras sus huestes aguerridas Y un signo en la erguida frente
De peones y caballos. De blanca y redonda estrella.
Por la faz de Elvira corre Prendado se quedó un dia
Lágrima de ardiente lava;
Del cuadrúpedo fogoso
Sube á la mas alta torre,
El infante Don García ,
Que en Nájera descollaba,
Príncipe voluntarioso,
Y á todos los que se van Que era terco en insistir
Participa su tormento,
Y arrojado en desear,
Descogiendo fino holán Y que puso á su pedir
Que ondea á merced del viento. Ley única de alcanzar.
Llevando en su corazón
Las llamas de la impaciencia ,
Declaró tal afición
De su madre en la presencia.

Era el rápido corcel Y por fin vino á implorar


Que Sancho encargó á su esposa, Con modo cortés y urbano,
La pintura mas hermosa Permiso de gobernar
Que soñar pudo el pincel. Las riendas del alazano.
No vio el Betis en su espejo Ya á la súplica accedía
Un bruto maa arrogante, Doña Elvira por ventura,
Mas airoso en el gracejo Que el estímulo sentía
Ni mas fuerte en el aguante. De la maternal ternura,
Que si ai Rey se sometía Cuando Pedro de Sesé,
Mesurado en el compás,
Caballerizo mayor,
Parece que le decia .-
De mucha lealtad y fé,
Solo tú; ninguno mas.
Dijo así con gran fervor:
Tenia los brios fieros, —«Membrarvos debeis, señora,
Vela enhiesta, ancha nariz, De aquel encargo real;
Remos ágiles, ligeros No lo quebrantéis agora;
Y hermosísima cerviz. Catad no os devenga mal.”—
Larga cola y ojo ardiente, La Reina con aflicción
Crespa crin, pomposa, bella, De su pecho vacilante
— 232 — — 233 —
Se negó á la pretensión Y temed, Elvira , vos
Y á los ruegos del infante. Esa adúltera pasión.’’—

Marchóse tras decir esto,


Llama de un volcan salía
Y en su mente' fué ideando
Con un ímpetu violento
Persuadir su error funesto
Por los ojos de García
Desairado y descontento, A su hermano Don Fernando.

La desventurada Elvira
Y un espíritu de error Cayó en súbito desmayo,
Clavó en su turbada frente
Y en Don Pedro fatal ira
De su madre en deshonor,
Dió siniestra luz de un rayo.
Pensamiento delincuente.

Vuelto a Don Pedro , le dijo.: ioid lío j! ' >i <í.iii (idonáK noli
—«Vos con mi madre podéis
Mas que un príncipe, que un hijo;
Decidme lo que valéis.
Rey de Córdoba AJhagid
Si á la Reina domináis Mudó el nombre en Almanzor,
Con altiva condición,
Nombre propio de adalid
Es forzoso concedáis
Que equivale á defensor.
Dos reyes en Aragón.
Estragó muchos lugares,
El uno que con valor
Cautivó muchos cristianos,
Desnuda el acero fiel
Y de Cristo los altares
Contra el bárbaro Almanzor Manchó con sangrientas manos.
Y la chusma de Ismael;
Para reprimir su arrojo
Y el otro que adonizado,
Dando ley á las mugeres, Don Sancho salió á lidiar
Con la Reina, en el estrado, Puesto en armas con enojo ,
Disfruta de los placeres. Y le hubieron de ayudar

Solo pudo sublimaros El caballero Borrell,


Un ilícito poder, Gran conde de Barcelona,
Y fácil acceso daros Y Don Armengol de Urgell
Al orgullo y al poder. Con sus huestes y persona.

Pero temblad ¡vive Dios! En Córdoba y en su valla


Porque el Rey sabrá el baldón, Cercaron al sarraceno
— 234 — — 235 —
Qüe ganoso de batalla El monarca de Aragón
Salió de sus iras lleno. Y un anciano capellán.
Don Armengol y Almanzor, —Guntísculo, os encargué
Saliendo los dos del centro, Cuando á pelear salí
Chocaron con tal furor, Por España y por la fé
Que murieron del encuentro; Que en duro peligro vi,

Y los moros retiraron Que velaseis por mi honor,


Caído su campeón, Y que al lado de mi esposa
Y en Córdoba se embarraron Vieseis si era de mi amor
Huyendo con confusión. Digna y pura y candorosa.

Concluida esta victoria, ‘—Pura, señor, hallé á Elvira


Don Sancho convierte en hiel Mientras vos os ausentasteis,
Los lauros de tanta gloria, Y digna de vos se mira
Pues leyendo está un papel Como cuando la dejasteis.

Por García remitido, —¿Acaso cómplice vos


Cuyas letras sangre son, Sereis de su frenesí ?....
Y el funesto contenido —¡ Don Sancho 1 Yo temo á Dios.
Le atraviesa el corazón. —Poco me temeis á mí.

Sin rebozo ni misterio —Os afirmo la verdad


Su Elvira tan adorada Como debo á mi persona :
Por el hijo es acusada Es inocente.—Callad:
Del delito de adulterio. Poco este papel la abona.

Gime el Rey; cráter hirviente Que García es quien la acusa,


Da su pecho llamaradas Y Fernando preguntado
Que abrasan su adusta frente Casi responder rehúsa,
Y enrojecen sus miradas. Y aprueba porque ha callado.
Leve instante está indeciso, — ¡ Sus hijos! ¡Ciclos! ¡piedad !
Y es tanto lo que se aflige, ¡Acusadores los dos!
Que alza el cerco de improviso — Ellos dicen la verdad
Y á Nájera se dirige. Que no sabéis decir vos.

En magnífico salón — Son ingratos: ciegos van:


De palacio hablando están Yo condeno sus arrojos:
— Voto á Dios, Don Capellán, — 237 —
Que os mande sacar los ojos, Que con tan sagrado fin
Luchase con los infantes.
Y que no baste la cruz
A libraros del castigo, Público llanto se hacia
Que no debe ver la luz Por la infamia de tal dueña;
Quien no ha sido fiel conmigo. Su inocencia conmovía
Pechos duros como peña.
Decid á Elvira que el rey
Ha mandado su prisión;
Mas Ramiro que lo hubiera
Que la juzgará la ley,
Don Sancho por fruto amado
Y lavaré mi baldón. De Urraca, muger primera,
— Y de Elvira era entenado,
Por un pérfido manejo
Presa la reina inocente, Su voz fuerte levantó
Los letrados del Consejo Réprobando tal vileza,
Proveyeron lo siguiente Y á los jueces ofreció
Su pecho y su fortaleza
De los que sus hijos son
Siendo tan calificada Para probar cual valiente,
Tan fuerte la acusación, Con la lanza entre las manos,
Contra Elvira desdichada; Que la reina era inocente,
Y alevosos sus hermanos.
Si en tan dura contingencia
No encontráre caballero Y entrando por las prisiones
Que defienda su inocencia De Elvira desconsolada,
Con los brios de su acero t Colmado de bendiciones
Le ofreció su heróica espada.
Téngase por convencida
Según nuestra antigua usanza, Con pruebas de grande estima
Y en las llamas consumida La reina que lo escuchó,
Sirva de egemplar venganza. Sus haldas le puso encima
Y en tal modo se esplicó.
La Córte se entristeció,
Las alegrías cesaron, — Tu eres hijo verdadero,
El palacio se cerró, Hijo de mi corazón,
Y las damas se enlutaron. Como tal te considero:
No se bailaba paladín Los otros trocados son.
Entre fuertes y pujantes, Que de tigre se engendraron,
De tigre feroz nacieron,
17
— 238 — — 239
Y á mi lecho los llevaron
Y en mi pecho los pusieron.
Bendiga tu esfuerzo Dios,
Bendígate su clemencia:
Pelea contra los dos:
Yo te juro mi inocencia.” —
El Manto encantado.
Ramiro besó su mano
Y aprestóse á combatir ;
Pero el dia era cercano
De vencer ó de morir,
Cuando los acusadores
Mudaron arrepentidos
En lágrimas los furores,
Las audacias en gemidos.

Confesaron la virtud
De su madre candorosa,
Esos bravos insulares
Que olvidó su ingratitud, Que tienen la tez nevada
Y los perdonó gustosa; Y rubios los aladares,
Tan soberbios en armada
Y nuevamente abrazó
Que son dueños de los mares,
Don Sancho á su cara Elvira ,
Y amor con llanto apagó Blasonan con ufanía
Todo el fuego de la ira. De su patria, centro y cuna
De Cortés caballería
Y de amor y de fortuna,
Cuando Europa renacía.

Blasonan de Arturo el rey,


Que después de Peudragon
Puso en dura sujeción
Y obedientes á su ley
Al Escocés y al Sajón ,

Ardido en trances guerreros


Que nunca la edad esconda,
Nata y flor de caballeros,
— 241 —
— 240 — Bridones les dió ruanos
Que de la Tabla-redonda Y riquísimas espadas,
Fundó el órden y los fueros. Obra de prolijas manos.
Idolo de sus cariños ,
De Wincester el castillo
Ginebra su amada esposa
Guardó la tabla de roble
Para eterno lauro y brillo Dió á las damas mil brinquiños,
De aquel estatuto noble Telas de labor vistosa ,
Fundado por tal caudilto. Sedas, púrpuras y armiños.

De este rey, cuyo reinado Cada cual se preparaba


Para disfrutar contento,
Con cuentos y con errores
Diz que está desfigurado, Y el gozo escesivo andaba ,
Para entretener su agrado Pues tal corte se juntaba
Quiero hablar á mis lectores. Con tan claro lucimiento.

Lides eran sus recreos , Pero Urganda, cruel hada,


Y en el ócio y en la paz Disponía un artificio
Reprimidos sus deseos Que la fiesta proyectada
Anhelaban el solaz Pudiese dejar turbada
De las justas y torneos. Con su encanto y maleficio.

Fijó pues solemne dia Ya en magnífico salón,


De públicas diversiones, Con vistas á unos jardines
Añadiendo que daria De olorosa profusión
Convite á los de hidalguía , Brillaban en reunión
Condes, duques y barones. Las damas y paladines.
Con sus damas ataviadas
Quiso que al festín viniesen , Y las mesas esperaban
Y que en horas regaladas A los ledos convidados,
Ellas su esplendor luciesen Que del amor que gozaban
Tan hermosas como amadas. En pláticas se engolfaban ,
Achaque de enamorados.
Que sin bellas el banquete
Es como jardín sin rosas Vióse de repente entrar
Y mesa sin ramillete, Un hermoso mensagero,
Que á los gustos no promete Qué fatigó el galopar
Frutas dulces, deliciosas. Del pezeño mas ligero
Regaló á los cortesanos Que la tierra vió volar.
Con finísimas celadas;
— 242 — — 243 —
Tras profundo acatamiento Prolija labor retrata
Mostró al Rey un rico manto, De artífice consumado.
Raro y singular portento,
Fabricado por encanto, Y su mérito aumentaban
Y habló asi con dulce acento:
Unas uvas, cuyos granos
—«Urganda la encantadora, De diamantes se formaban
Que ama tanto á vuestra alteza, Y rubís, que remedaban
De vos un favor implora.” Frutos de la vid lozanos.
—«Concedido desde agora.”
Respondió el rey con presteza. Pasmóle al rey tal demanda ,
Sorprendióle la tal nueva,
— «Que hagais, dijo el enviado> Quiere complacer á Urganda,
Que estas dueñas y ¡doncellas, Y á su esposa llamar manda
Tan dignas de vuestro agrado, Que ha de hacer la primer prueba.
Se prueben, cual gusten ellas,
Este manto delicado; Los primores admiró
Ginebra de aquel tesoro.,
Y que en fausto parabién Sus cualidades oyó,
Se conceda en galardón Y sin rezelar desdoro
Á la que le siente bien: Francamente lo vistió.
Raras sus virtudes son,
Y las contaré también. Como medido á compás
Bien descuelga por delante,
Vestido por las bellezas Pero visto por detras
Pinta su fidelidad, Cae corto lo bastante,
Pues si las halla en flaquezas, Medio palmo y algo mas.
Revelando sus finezas
Corto ó largo es en verdad. Y su propiedad es tal,
Que á medida que se eleva,
Solo la que sea fiel Va subiendo por igual
Al esposo ó al amante, Todo ropage y brial,
Se podrá lucir con él, Pues todo tras sí lo lleva.
Tan cumplido á su talante
Que tenga envidia el pincel.” — El rey el éxito aciago
Supo bien disimular,
Era el manto de escarlata, Y Lanzarote del Lago
Talar y muy bien cortado, Estuvo por rebentar
Que en mil flores de oro y plata Con las risas en amago.
— 244 — — 245 —
— «Ltican , dijo el noble Arturo , Que la pierna se veia.....
Vamos á ver si tu dama Mas tapóla el senescal.
Sale airosa del apuro
Y alcanza laurel seguro, La tela tiró furiosa,
Pues yo sé lo que ella te ama.”— Como si tuviera llamas;
Y de sus labios de rosa
La bella se encubertó
Con el manto á toda prisa, Carcajada estrepitosa
Mas tan largo le arrastró, Soltaron las tiernas damas.
('oiognoo oa ogsul as
Que fue general la risa
Que al concurso conmovió. —» Paciencia, dijo el marido.
Cuando resonó tal bulla,
Quien reia con frecuencia Mala prueba hemos tenido.” —
Era el viejo senescal, Pero se quedó afligido
Persuadido en su conciencia Porque el rey le echó una pulla.
De la cándida inocencia
De su esposa angelical. Gauven era un caballero
Rival del mejor caudillo,
— ¿No aprovechas la ocasión , Mas el corazón de acero
Dijo el rey, deque la bella Le gastaba el gusanillo
Que adora tu corazón, De los zelos.... ¡ trance fiero!.....
De tu cielo clara estrella,
Consiga tan alto don?....... A la hermosa á quien servia
El manto quiso poner;
Vamos, vamos al ensayo , Tenaz ella resistia,
Que no ha de quedar ninguna Pero al fin logró acrecer
De cuantas aqui atalayo, La algazara y gritería.
Que por pereza ó desmayo
Deje de probar fortuna.” — Desgobernó por delante
Los guardapiés y la falda:
Tímida la senescala Por detrás en un instante,
Por fin á ensayar salió Si no acude el triste amante,
Puesta en medio de la sala, Se le sube hasta la espalda.
Y el manto se acomodó
Con mucho donaire y gala. De un finísimo querer
Protesta la mas segura
¡Ay Jesús!... ¡qué brujería! Recibía el noble Idier
¡Qué invención tan infernal!.... De unajóven hermosura,
Tanto el manto se subia , Linda como el rosicler.
— 246 — — 247 —
— «Á la prueba.”—Le arrastraba. Pues á su feliz medida
Por un lado de manera Ni le sobra, ni le falta.
Que en el suelo descansaba;
Por el otro levantaba Se alza un grito de repente
Ras con ras con la cadera. De común aprobación:
Goza el page, y el rey siente
Ambas cejas arqueó La dulce satisfacción
El paladín, dió un suspiro; Que no es fácil que yo cuente.
Mas luego se consoló,
Porque fué á mirar en giro Entonces el mensagero
Y otros mal parados vió. Puso fin á su visita,
Dió el parabién lisongero
Por fin todas ensayaron Á la cándida enfermita,
Pero mal á maravilla; Y habló así:—» Sois el lucero
Cuando el manto aquel tomaron
Los tobillos enseñaron De fidelidad y amor:
Y cañas y pantorrilla. Este manto recibid,
Apreciando su valor,
Un page que al rey agrada Que única sois en tal lid
Esclamó: — «Falla, señor, Digna de tan alto honor.” —
Que lo ensaye mi adorada,
Que está enferma y retirada Dijo y despidióse apriesa
Por causa de su dolor.” — Del rey y sus convidados ,
Que la mugeril empresa
— » Pláceme , respondió Arturo ■ Loando regocijados
Conducidla aqui despacio; Se sentaron á la mesa.
¿Quién sabe si su amor puro
Vengará del hado duro
La gloria de mi palacio?” — El tal manto, Laura mia,
Se perdió, y á fé lo siento ,
Débil, trémula, inocente Pues de perlas nos vendría
Presentóse la doncella, Para cierto esperimento,
Y el manto tomó obediente, Que ya te diré otro dia.
Que cayó divinamente
Sobre las espaldas de ella.

La dejó muy bien vestida,


Y en su cuerpo asi resalta
Que es la pieza mas cumplida;
— 248 —
— 249 —
Si brillan en esplendor,
Mas brillaron en valor
En los trances arriesgados.

l>. IVuño, Conile de Lara, Dijo Alfonso » Bien hayais,


»Hidalgos que aquí venís;
» Quiero y mando, si me amais,
» Que el tributo me rindáis (1)
» De cinco maravedís.”

De sorpresa enmudecían
Los nobles que allí se hallaban ,
Y aunque nada respondían,
Con el ceño que ponían
ROMANCE HISTÓRICO. Al monarca denostaban.

Pero se adelanta un conde


De estirpe gloriosa y clara
Si su rey es derechero, Que su enojo mal esconde;
Los hidalgos de Castilla Llámanle Ñuño de Lara,
Por su rey mueren primero Quien por todos le responde.
Que faltarle con mancilla
» Nos de tales descendemos
Cuando les guardó su fuero.
» Que nunca pagaron pecho,
Mas si altivo y con fiereza » É si vos obedescemos,
Les amengua honor y ley, »Muy mal de ellos merescemos
Ellos tienen fortaleza »Por dejarvos satisfecho.
De hablar alto y recio al rey
Por la pro de su nobleza. » Nos guardaron estatuto
» Los reyes onde venís;
Tres mil son los de hidalguía » Lealtad es nuestro fruto;
Que sobre sus armaduras »Ya que vos la recibís,
Llevan galasá porfía, » Este es el mejor tributo.
Y de perlas que el mar cria
» La fé á Cristo tributamos,
Cuajadas las vestiduras.
» Que de Cristo es el honor,
De Alfonso que es su señor
En el palacio ayuntados (i) Este tributo fue llamado vulgarmente de los quinien­
tos sueldos.
— 250 — — 251 —
» Después de él os acatamos, »Que me sigan los que ufanos
» Que á los reyes les pechamos » Su honor guardan sin mancilla,
»No moneda, sino amor. » Y al lado de los tiranos
» Que se queden los villanos,
» El hidalgo al rey venera , »No los nobles de Castilla.” —
» Y ha de fuero no pagar
» Moneda ni fonsadera, Dijo: y el palacio deja ,
» Pero de su rey espera Y en pos de él van de consuno
» Que su fuero ha de guardar. Mientras que de allí se aleja
Los tres mil sin faltar uno,
» Sabe en lid y en arrancada Con igual furor y queja.
» Pelear por su señor,
» Y no desceñir la espada Triste el rey alli se vió
» Ni quitarse la celada, Solo con un camarero ,
» Sin dejarle vencedor. Y á su lado se quedó
Diego de Haro el consejero
» Llevar sabe sus pendones, Que tan mal consejo dió.
» Y guardarle las fronteras,
» Y dejar las ilusiones » Mi autoridad encadena ,
» Mas dulces y falagueras » Dijo el rey; furor tan ciego
»Por dar lustre A sus blasones. » Mucho apúrame y apena,
» Pero catad vos, Don Diego,
» Reducir á su mandato
»Que aconsejéis cosa buena.
»Tierras llanas, tierras fuertes,
» Añadiendo al cetro ornato, » Ca si la cabeza soy,
» Y antes arrostrar mil muertes » Ellos miembros mios son,
»Que ser desleal ó ingrato. » Si los guardo á ganar voy,
» Mas si á pérdida los doy ,
»Sabeser recto y cumplido, »Busco propia perdición.
» Fuerte en armas y bracero,
» Muy apuesto, muy sufrido, » i Cuanto pesa esta corona
» De buen seso y entendido, » Que deslumbra y miente un bien !
» Mas no sabe ser pechero. » ¡ Cual fatiga mi persona,
» Pues las perlas que eslabona
»Mengua no ha de haber en nos: » Son espinas á mi sien !
»Yo tributo no daré,
» Que antes que pechar A vos, » ¡ Oh nobleza! Ya en la cuna
»La suerte preferiré » Te adormeces al arrullo
» De pechar el alma á Dios. » De lisonja y de fortuna,
— 253 —
— 252 — » En sendos paños atados
»Y te nutres importuna » Colocareis sin tardanzas
» Con la leche del orgullo. » Los maravedís citados:
» Los paños irán colgados
» Das al gesto la osadía, » De las puntas de las lanzas.
» Das volcan al corazón ,
» A la voz das energía, «Al campo todos saldréis
»Porque va en tu compañía » En guisa tal y en unión,
» La altivez de condición. » Y en el campo me hallareis,
»En donde conoceréis
» Prontos tienes los enojos, » Como pecha un infanzón.”—
» Alas de arrogancia elevas,
»Y en tus súbitos arrojos, La hueste fué así ordenada,
» Al pintar iras los ojos, Y Don Ñuño puesto al frente
» La mano á la espada llevas. Con magnífica celada
Y un peto resplandeciente,
» Nulos del rey son los fallos Mandó al Rey esta embajada.
» Que á los suyos dicta leyes,
» Y que quiere gobernallos, «Caballeros en su silla
»Encontrando tres mil reyes, » Ya tienen aparejado
» Cuando cuenta sus vasallos.”— » Los hidalgos de Castilla
» El pecho que habéis mandado,
Calló Alfonso, y la tristeza, »Y el conde los acaudilla.
Sombra despiadada y dura,
«Queráis pues, señor, mandar
Sin respeto á su grandeza
» Que vayan los cojcdores,
Se apoderó en breve pieza
» Y sed cierto, sin dudar,
De su rostro y apostura.
» Que ellos se lo sabrán dar
» Cual lo dieron sus mayores.
Don Ñuño cuando se vió
De todos acompañado, «Y porque el cetro os abona,
Á su casa los llevó » Piden no vayais allá ,
Donde con gentil agrado » Que respetan la corona
De este modo les habló. » Y acatada vos será
» La dignidad y persona.
» Defendamos, infanzones,
» Nuestro honor y libertad; «A vos salvaguardia dan,
» En los rápidos bridones » Pues brilláis con mil destellos;
» Bien armados cabalgad, » Pero á los demás que irán
»Guardando mis instrucciones. 18
■ » Su recaudo les darán
» Cual conviene al honor de ellos.”—

Atónito Alfonso queda,


Y entre sinsabor y saña,
Aunque su altivez lo veda, 1.a Virgen del bosque.
No es fácil que dejar pueda
De admirar tan noble hazaña.

De los nobles altaneros


Confirmó las libertades,
-Y guardó todos sus fueros
Por una de sus bondades
•O por ser ellos tan fieros.

Este siglo de hierro y de dolores


Desnudo encuentra el bardo de su gloria;
Dejadle pues cantar ó sus amores,
O de remota edad antigua historia.—

Esa ciudad dormida sobre el Sena


Al ambiente feliz de su fortuna,
De altivos monumentos toda llena,
Rica en oro y poder como ninguna,

Señora en magestad y en dictar leyes,


Cuyas avaras flotas los honores
Celebran de las fiestas de sus reyes,
Vistiendo el mar de enseñas tricolores;

Que quiere reducir á sus cadenas


Los abrasados hijos del desierto
Y llenar las estériles arenas
De sangre, destrucción y desconcierto;

Esa ciudad, coloso de altiveza,


En su origen Lutecia se llamára,
Menos subida en honra y en grandeza,
Pero mas en virtud preciosa y rara.
— 256 — — 257 —
Que ni con gigantescas dimensiones Que daban honda y grave su armonía
El arco de la Estrella alzó del suelo Al soplo de los recios vendábales.
■Lanzado á las diafanas regiones,
Cual para sustentar el alto cielo. Abundaban á par-de fuentes puras
Grutas de eterna sombra y de.reposo,
Ni esa sombra que es reina de los manes (4) Para furtivos goces y ternuras
Y que llenaba ef mar si en éldormia, Solemne apartamiento misterioso.
La sombra del mayor de los titanes
El cívico recinto protegía. Entre cuatro cipreses colocado
Veíase un altar de tosca piedra;
Pacífico reinaba Cariberto, Y sobre un pedestal todo enlazado
Sin que rival ninguno deslumbrado De vidriosas ramas de una yedra,
De ese fulgor del solio'qúe es incierto
Descollaba una estatua de María
'Perturbase la calma del estado.
De mediana labor en su estructura,
Colgaban de basílicas sagradas, Que la Virgen del bosque se decía.....
Dando á Dios alabanzas, aunque mudas, ¡ Piedad de aquellos siglos de fe pura!
Las lanzas y las cotas enmalladas, ¿Mas quién de leves flores que el rocío
Corazas y cimeras penachudas. Nutrió por ser alumnas del aurora,
Mecidas de la noche al aire frió
En inacción espadas y paveses Coronaba el altar de esta señora ?....
Perdían su brillante lucimiento,
Y tejían arañas descorteses Cuando el sol su diadema desceñía,
Al rededor su tela en ocio lento. Y el carro de rubí su rueda ardiente
Tachonada de hermosa pedrería
Frutos con profusión daba la tierra Deslizaba en los mares de occidente;
Transformada en pensil ó eden sereno,
Que el carro rechinante de la guerra Al pie del sacro altar una pastora
No estremecía entonces su almo sentí. Tímida , recelosa y.solitaria,.
Bella como Morgana encantadora
No lejos de Lutecia un bosque umbroso Suspiraba esta mística plegaria.
Sus cúpulas alzaba de verdura ,
Templo del ruiseñor que suspiroso —Privada he nacido
Busca la soledad y la tristura. De amor maternal,
Cual ángel sin cielo,
Varia vegetación se confundía Cual alción sin mar,
Y casaba sus ramas desiguales, Cual palma desierta
De mudo arenal.....
La Virgen del bosque
(1) Alude á Napoleón y á la traslación- de sus restos. Mi madre será.
— 258 — — 259 —
De un padre sostengo »Sin duda tú serás la cipria diosa
Decrépita edad, » O alguna de las ninfas de Diana.
Y enjugo su llanto,
«¿Eres Bebe inmortal que á los humanos
Y alegro su hogar: » Quieres servir la copa de ambrosía?
Me besa y bendice
» ¿O venida de climas muy lejanos
Con trémulo afan....
»Te entretiene el frescor de selva umbría?
¡ Oh Virgen del bosque
Su vida amparad! «Dime qué bella patria y claro rio ,
» Qué cielo azul y valle venturoso
Mi sombra embellece » Concede á la beldad tal poderío,
Su rústico umbral, »Produce tal hechizo delicioso.
Mis besos endulzan
Su amargo pesar; «Di qué remota zona comunica
Y un corto rebapo » A los ojos el brillo que recrea;
Con mesa frugal »Que sol tan frescas plantas vivifica,
la Virgen desbosque » Y que aromoso viento las orea.
En premio nos da.
«Quien habita las playas y riberas
Así Teodegilda la pastora ».De náyades tan lindas y agraciadas,.
Exhalaba del alma blando ruego , »Y si sois como airosas y hechiceras,
Cual casto serafín que á Dios adora ».Fáciles á caricias regaladas.
Encogiendo las alas de oro y fuego.
«Fortunados serán aquellos seres
Un dia..... ya el crepúsculo dudoso » Que entre bosques de mirtos y de rosas
Acercaba sus sombras é ilusiones, ».Ven esos serafines por mugeres
Cuando un rumor, un eco clamorosct » Y abrazan serafines por esposas.
De la bella turbó las oraciones.
«De Lutecia las damas escogidas
El ladrar de sabuesos y lebreles
» Cuando barren con sedas rozagantes
Se estendia por grutas, por oteros;
Relinchaban los rápidos corceles »Gradas de duro pórfido bruñidas,
Y gritaban los ágiles monteros. » Y escarchan sus cabellos de diamantes;

Presentóse á la tímida zagala «Cuando entre alegres danzas y almo coro,


Un noble paladín, que á un tordo oscuro » La luz que viva y clara resplandece
Reprimía los ímpetus y gala » Sobre los candeleros que son de oro,
Para hablar con acento mas seguro. » La natural beldad del bosque acrece.

—«¿Quién eres? esclamó viendo á la hermosa, «Todas ellas con telas y aderezos,
»¿Eres visión celeste y soberana?.... » Red que á la esclavitud conduce el alma,
— 260 — — 261 —
»Serian á tu lado humildes brezos Y las plumas caían con decoro
» Al ciprés comparados ó á la palma.”— Pendientes de las altas penacheras.
Sonroseó la faz de la pastora Todos ceremoniosos y corteses
Del virginal pudor pincel ligero, Con gentil gallardía y apostura
Y respondió con voz encantadora Cercaron el altar de los cipreses,
Al apuesto y sensible caballero: Donde se hallaba orando la hermosura.

—«Este bosque fué cuna y patria mia; Entonces de la mano torneada


» Me adurmieron los dulces ruiseñores, Tomóla el caballero del anillo,
» Y por mi. anciano padre cada dia Que á toda la nobleza engalanada
»Imploro de esta virgen los favores.” Vencía en magestad y augusto brillo,

Quitando de sus dedos un anillo, Y esclamó«Sube al solio que te espera,


Cuya labor prolija aprisionaba »Ya tu piedad filial te hace dichosa;
Piedras de tal valor y de tal brillo, »Virgen de mis amores lisongera ,
Que con círculo breve deslumbraba, » Yo soy el rey de Francia y tu mi esposa.’’

—«Toma, dijo el amante venturoso, Se alzó entonces un grito de alegría


» Esta prenda de amor- y de himeneo, Mezclado con un músico concierto,
» Y mañana sabrás quien es tu esposo Que por el ancho bosque repetía :
»En el mismo lugar en que te veo.”— Vivan Teodeyilda y Cariberlo.

Volvió riendas al bruto refrenado,


Que agitó sus melenas impaciente;,
Y cobijando el sueño regalado
Las sombras se estendieron de repente.

Brilló la nueva luz; ya desmayaba


La deliciosa tarde en la pradera,
Y los cálices mustios oreaba
La brisa ,.su constante compañera.

Vió el bosque en sus recintos deliciosos


Bridones y jaeces estimados,
Paladines y nobles.orgullosos,
Con pages guarnecidos y broslados.

Deslumbraban la púrpura y el oro,


Los petos, las insignias y veneras.
— 262 — 263 —
Que algún tiempo se afrenté
Del oro de sus cortinas;

Do los vientos que lo baten ,


Ó cantan ó mas bien silvan
El Rey y el Alcalde« De sus olvidadas glorias
La salvage sinfonía;

Do las lluvias que lo mojan,


Recuerdan al que medita
Lágrimas de hermosos ojos,
Que en sus mármoles cafan;

Do la sombra es misteriosa
Como la de las ruinas,
TRADICION BE SEVILLA.
Do la voz tiene mas eco ,
Y el alma mas osadía;

Ese caserón oscuro,


Que era octava maravilla,
I. Perla délos andaluces,
Y de los monarcas digna,
Ese triste caserón, Dormido de noche estaba
Ese alcázar de Sevilla, Con sus pages y meninas,
Que con ojos de recuerdos Y fantásticos ensueños-
El vulgo al pasar no admira ;, Por sus salas se perdían.
Templo antiguo es para el vate Noche de sábado fuera ,
De conciertos y armonías, De malos agüeros hija,
Do de los pies las pisadas Pues en ella van las brujas
Suenan cual acordes liras; Á sus largas romerías,
Do las vaporosas nieblas Dejan chozas y desvanes
Que de noche lo cobijan, Al punto que están ungidas,
Parece que ocultar quieren Y por las paredes altas
Sus historias peregrinas; Levemente se deslizan.

Do el sol que sus muros baña , Vagan por los cementerios,


No se aleja sin que diga Y con las huesas platican,
— 264 — — 265 —
Y esprimen nocivos jugos Yodo lo que padecéis
Délas hierbas que ellas crian. Es semilla que sembráis.

Noche de trasgos y duendes, Á los hombres de valor


De agua y vientos que se indignan Que asi saben obligar,
Contra torres, hierros, tejas, Forzoso será llamar
Calles, cúpulas y esquinas, Usureros del amor.

Uno sale del alcázar, Y el que sufre lluvia airada


Mas se ocultan y despintan • De noche muy intranquila ,
Con la negra oscuridad Con el agua que destila,
Su vestido y sus divisas. Fuego enciende en su adorada.

Con otro que está esperando —»Muy constante sois, señor,


Como muda estàtua fija, Dijo el otro , yo en verdad
Que burla los uracanes, Seré fiel en la amistad ;
Con tal razonar se esplica. Mas considero al amor

—» Bien os remojáis! yo soy: Muy hermoso y muy gentil,


Contrarios á mis intentos Si es vario y no persevera,
Lucharán los elementos, Cual juego de lanzadera
Pero al fin á verla voy. Que entra y sale veces mil.

No puedo vivir sin ella, ¿Qué haríais en un vergel


Y aun me halaga en tempestad Siempre con la misma flor?....
Buscar una claridad ¿Vestís siempre de un color?.....
De mi venturosa estrella. Ese siempre brinda hiel.

Si el honor de merecer Plantas mil brota la tierra


Se alcanza con el sufrir, Para perpetuar recreos,
Sin un largo discurrir Nuestro pecho mil deseos,
Se convence á la muger. Y si á todos hacéis guerra

Y se logra el dulce intento», Fijo en uno que se alcanza ,


Pues su noble corazón Fabricáis vuestras prisiones,
Nunca niega el galardón Y perdéis las ilusiones
Después del convencimiento. Que nos dora la esperanza.

Si fatigas arrostráis-, —» Tal fuá mi sentir un dia:


Con ellas la convencéis; Cansado de dulces bienes ,
— 266 — — 267 —
Iba tras de los desdenes, De la lluvia siempre igual,
Que irritaban mi osadía. Cuyas gotas le salpican.

t Sin dejarme su señal Detiene veloces pasos


Era mi amor tan ligero Que su dirección terminan,
Como un soplo en el acero Y apoyado en la pared,
Y el aliento en el cristal, Duda, espera, desconfía.

Que el baho que los desluce Pero luego en una reja


Contra su esplendor se humilla, Señal oye conocida,
Y el acero otra vez brilla, Reclamo del corazón
Y el cristal otra vez luce. - Que duda y temor disipa.

Mas hoy derrotado veo Se acerca; que aquellos hierros


Del todo mi orgullo altivo, Imán son de sus delicias,
Pues que solo al verla vivo, Y si por dentro aprisionan,
Muriendo si no la veo. Por fuera también cautivan.

Ea pues: seguidme en zaga, Quien no sepa como es dulce


Dejando que yo me avanze, Besar una mano linda,
Porque si ocurriese un lance, Que en las horas de la noche
Llevo ya mi estoque y daga. Por los hierros se desvia ,

Con silvido llamaré Ver en ellos como flota


Si me acometieren dos, Cendal que la nieve envidia,
Pues si es uno, sabéis vos Y asomar pequeño pié
Que yo solo bastaré." — Que juguetón se retira,

Dicen esto y se dividen, Pedir zelos, jurar paces,


El uno soñando dichas, Prometer y cumplir citas;
Y el otro mayor privanza, Podrá ser feliz amante,
Que tal vez así se priva. Mas no apura el bien que estima.
Se acerca : los dos comienzan
Del que adelantado parte
Sus pláticas persuasivas,
La marcha que precipita
Ella tras la reja, y él
Va indicando ciego amor;
Al pié de la reja misma.
Su apostura es de hidalguía.
Se extasía el favorecido,
Y el embozo le defiende Pero al revolver la vista,
Rostro y manos recogidas
— 269 —
— 268 — De improviso luz sacaron,
Vé un rival todo enlutado Mas la que la luz tenia
Que sin ceremonia grita :
La dejó caer gimiendo,
— Ved como salís de aquí, Y ausentóse pavorida
Que difícil es por cierto. Con aguda esclamacion
—Yo salgo pisando un muerto, Que los ecos repetían.
Porque es mi costumbre así.
Retírase el matador,
— Tal vez á un hidalgo toque Y la lluvia se disipa,
Desmentirla, y que no os valga Y los acallados vientos
—Piel plebeya y piel hidalga Ni murmuran, ni suspiran.
Lo mismo pasó mi estoque.

— Largo sois en razonar II.


Sin que logréis persuadir.
—Mas breve seré en reñir
Que es mi modo de probar.” — Era el alba: frescos vientos
Que las llores enmaridan,
Prontamente los aceros De los polvos fecundantes
Se encuentran y brotan chispas, Sus corolas de oro henchían,
Y los golpes se redoblan,
Y se encienden nuevas iras. Cuando la de las cien lenguas ,
Cien ojos y cien bocinas ,
Los dos diestros se presentan Que aumenta las cosas todas,
Y con tal esfuerzo lidian , Y que fama se apellida,
Que si avanzan , muerte ofrecen
Muerte burlan, si retiran; Por la ciudad divulgaba
Con frases todas distintas,
Y la muerte de uno en otro Del suceso de la noche
No conoce á quien se inclina, La triste y fatal noticia.
Para hundirlo en el sepulcro
Con el ódio que lo anima. El vulgo mordaz, que gusta
De corrillos y de hablillas ,
Por fin uno de los dos La interpreta de mil modos
Creyendo que golpe evita , Con verdad ó con mentira.
Siente el corazón pasado
Con honda y acerba herida. «Duelo ha sido: los hidalgos
Por nada se desafían;
Dió un ¡ ay! junto con el alma 19
Y entonces á una rejilla
— 27Ó — — 271 —
■TI ’■
Bástales una mirada ?> Deteneis su brazo airado
Si el desprecio la fulmina.” Que ha de descargar lá léy.
«No fué duelo; fué atentada Mirad, negligente alcalde,
38US Y
Del robo y de la codicia; Que yo, como justicierb ,
gB ItoD
Del que tarde se recoge Con aquel seré severo
La bolsa y la piel peligfan.” ol onQ
Que me representa éh válde.
«Nada de eso; malas hembras —Señor, plise ini cüídadó,
A los hombres arruman; Pero nada he traslucido ;
Falsedad de las mugeres El muerto estaba tendido ,
Que á dos aman y á dos citan. Con el pecho atravesado,
Se encuentran los dos rivales Separados ambos brazos,
Y anda el juego de la esgrima, De su espada asido bien,
Se hieren y descalabran, Y á su lado vi también
Tal vez mueren, y la niña, Un candil hecho pedazos.
¿O.iTJll .'.oOeo'íl : Aíiiijü ■' ¡/i

Después de rezar sus credos, —Dejad en buen hora ál muerto


Devoción y letanías , Que no sufre ya dolor;
Sobre regalada pluma Buscad pronto al matador,
Duerme como una bendita/’ Y si no lo halláis, sed cierto
asi ob el .
Ocupaba por entonces Que en honra de la entereza,
Don Pedro la regia silla, Que tanto en mi sólio brilla,
Y estaba con un alcalde Con un golpe de cuchilla
Razonando en esta guisa. Rodará vuestra cabeza.”—
.< ib üJBbllio

—¿De un hidalgo asesinado Dijo, y solo lo dejó


Me dais cuenta ?—Sí señor. Con las dudas que le agitan,
—¿Quién ha sido el agresor? Temores que lé ácobardan
—Mis pesquisas ha burlado. Y ansias que le martirizan.

—O tibio sois ó es malicia,


Pues del mal razón me dais. III.
*
Y al agresor no dejais
En poder de la justicia.
. > • J¡ l t.oi 1 < :a
Víctima de todas ellas,
Dando vos la queja al Rey
Vuelve á renovar pesquisas,
Sin presentar al malvado,
— 272 — — 273 —
Pues del rey el ñero humor Y en el pecho del alcalde
Es volcan de ardiente pira. Mas y mas las multiplica.

Por fortuna del desvelo,


Sobre aquel candil medita,
IV.
Que aunque roto y apagado
Sus tinieblas ilumina.

Propiedad es de una vieja Entonces en uso estaba


Ya trémula y carcomida , La caza de cetrería ,
Que en la desgraciada noche Y era noble diversión
Lo asomó por la rejilla. De gente orgullosa y rica.

Y en vano el astuto alcalde Los jerifalles y halcones


La reconviene y ostiga Adiestraban á sus miras,
Para que revele cosas Y á perdices, chochas, garzas
Que su corazón archiva; Guerra atroz el mundo hacia.

Como estatua del silencio Por la tarde, amando el Rey


Que los años petrifican, Disfrutar en la campiña
No responde á sus preguntas De esta hermosa diversión,
Y amenazas desestima. Salió con su comitiva.

Son de nieve sus cabellos Penetrando en el alcázar ,


Hizo prevenciones listas
Y rugosas sus megillas,
El alcalde ,pues en todo
Pero el alma no ha sentido
La venia real había.
Bel tiempo la sorda lima.
Ya del sol -último rayo
Cuestión sufre de tormentos,
Doraba las altas cimas,
Y en ellos también se obstina;
Pero al fin potro y garrucha Dejando en las verdes faldas
Las sombras crecer aprisa,
Desatan su boca fría.
Del reo pronuncia el nombre, Cuando Don Pedro cansado
Y es tal nombre el que publica, Su vuelta emprendió á Sevilla,
Que á la mas ilustre esfera Con el halcón en el puño,
De los timbres se sublima. Largando al corcel la brida.

Nombre que la deja libre Trémulo como las hojas


De torturas y fatigas, Si los euros las agitan .
— 275 —
Pusieron, pasado un tiempo,
Mucho mas pálido que ellas De una calle en una esquina.
Cuando caen ya marchitas,
Y es la calle que vio el lance
Se le presentó el alcalde; De la muerte y de la riña,
Mas de pronto se reanima, •Que calle del candilejo
Convirtiéndose en acero ¡Desde entonces denominan.
De su corazón las fibras.

Dijo el rey—Muy bien llegado;


¿Ya sabéis el matador
Del hidalgo ?..... — Si señor.
— ¿Le hallasteis? — Le tengo hallado.

— ¿Asegurado lo habéis?
—Me es difícil en verdad.
—¿Donde se halla? ¿Lo sabéis?
—Si señor. — ¿ Donde ? — Mirad. —,

Al decir esto, descorre


Con prontitud las cortinas
Que ocultan del Rey la imágen,
•IAVJA V.r
Y doblando la rodilla,

Con dignidad reverente,


Con modesta gallardía,
Quedó sin hablar..... Don Pedro
De este modo se le esplica:

—Bien habéis obrado vos;


Cumplís vuestro cargo así:
Sabed que juzgarme á mí
Nadie puede sino Dios.

No obstante, se hará justicia


Para que escarmiento sea ,
Y en mi tiempo no se vea
Sin castigo la malicia.—
Un busto que figuraba
Del rey la cabeza misma,
Y sin alas el tiempo entorpecido
Parecían al férvido deseo.
Con mis ojos, con ávida impaciencia .
Las gracias de mi esposa devoraba ,
Mas ella, pretestando breve ausencia,
n<iiintyítsb loaucína obaaU Del salón del festín se retiraba.
l4>» Remordimientos de un Parricida« Fué para no volver... corrí afanado.
Viendo su dilación y su tardanza,
Porque á manos del pérfido cuidado
Morían mi placer y mi esperanza.
Sobre el tálamo mismo de alegría,
No guardado á tal uso, ni á tal pena,
Muerta encontré á mi amada, yerta y fría,
Sin calor en su cuerpo de azucena.

Marchitóse primero que las flores


Que adornaron sus sienes virginales,
Que una vida de flor á sus amores
DON ALVARO.
No dió la dura estrella de mis males.

Fué su gala nupcial, su pompa toda


De mi enlace feliz la luz veia, Trofeo de la tumba y del osario:
Y en medio del aplauso y los festines Su madre bordó el velo de su boda...
Mi esposa á mis caricias sonreía, ¡ O qué madre infeliz! bordó un sudario.
Mas bella que los mismos serafines.
Mi parabién fué un luto y un desierto :
Latiendo el corazón, mi mente avara Fué el tocar de las copas cristalinas
Se fingía con plácido embeleso Plegaria sepulcral, doblar á muerto ,
Las venideras dichas de unión cara, Y las rosas de Edén fueron espinas.
Y en el cielo do amor el primer beso;
Ella marchó á la huesa dolorosa ,
Y en tanto que en los cálices dorados Mas fugáz que el albór de una mañana:
Bebosaban los vinos olorosos Dado y robado bien, virgen y esposa,
Que disipan los pálidos cuidados, Mentida posesión y sombra vana.
Y aconsejan placeres deliciosos,
Ved, D. Lope, si duros torcedores
En el alto cénit el sol dormido ,
Oprimen este pecho desdichado.
Y tardías las horas de su empleo,
— .278 — — 279 —
---- • : 'X----

DON LOPE. DON ALVARO.

¿Y vos sabéis de penas y dolores .Quema como un volean !


Por soló ese dolor que habéis contado?
,■ i-¡ii.'kvií> : r. :d tv ',■! -íJI:' ’■
DON LOPE.
DON ALVARO.
Fria.es la vuestra
Yo era noble, era rico, era opulento;
Gastaba un patrimonio en una mesa; DON ALVARO.
Con lo que consumía en un contento
Se pudiera dotar á una princesa. ¿Y qué calor sentís?

Y al golpe de unos dados me vi pobre, DON LOPE.


Yel hambre me mostraba su esqueleto,
Que se vence con oro, plata y cobre;
El del infierno.
Mas faltándome todo en tal aprieto,
La liebre de Satán ia poseyera
No la pude vencer: ella venia, Cuando se alzó una vez: el tiempo pasa
Y al son de su osamenta descarnada Mas ella como fragua persevera :
Mi famélico sueño interrumpía Hiela el invierno estéril y se abrasa.
Porque spñabé pan, sin tener nada.
’ - ■' f.j '■!> ' ?'■< Quema el pan que me sirve de alimento
Pedí en ageno umbral en mis afanes, Y en carbón lo convierte denegrido;
Y encontré corazones como roca; Hierve al contacto el agua, y voy sediento
Blasfemias de hombres y ladrar de canes Por no beber un plomo derretido.
Fué el pan que recogí para mi boca.
Cuelga siempre esta mano descubierta
¿Y queréis mas dolor? ¿Buscáis quebranto De mi lecho de espantos y aflicciones ,
Mas atroz y mas grave desventura ? Y señala en su mísera cubierta
Job en el muladar no sufrió tanto; Los dedos en figura de tizones.
La cqestion de tormento es menos dura.
No sabéis como abruma y martiriza
La eterna maldición: es fuego ardiente
DON LOPE. Que en los huesos recónditos desliza ,
■ -idro '1 : i
Y abrasa sus medirlas lentamente.
l^sj Jo juzgáis vos: tocad mi diestra <
¿No veis estas arrugas que han descrita
y \abreis de doIor * afan mtern0' Prematura vejez en mi semblante?
— 281 —
— 280 — Y busqué una muger cuyo atractivo
Pues no son de la edad, son del delito : Por lágrimas me diese gayas flores.
Encanecí en un día, en un instante.
Y engañado creí que Dios dormía,
¿No veis un sello triste en esta frente ? Que el polvo de la tumba no gritaba ,
Es de reprobación aborrecida, Que el polvo de los años encubría
En rastro que ha dejado la serpiente Una sangre infeliz que el sol secaba.
Que marchitó el Edén... Soy parricida.
Era noche : ni el can con su ladrido,
Mi tormento escuchad. Ni el sol calienta, Ni el hombre con su voz turbaba el sueño
Ni es claro para mí cual para el mundo, Del universo lánguido y dormido
Que una mancha de sangre me presenta Bajo la protección del sumo Dueño.
Perdida por un cielo moribundo.
Mi amada era muy bella... mas en vano
Mas triste que Caín sufro un destierro , Encarezco sus formas celestiales ,
Con un prisma sangriento ante los ojos, Avezado que estoy al inhumano
Que valle y soto y rio y llano y cerro Delirio de visiones infernales
Vistiendo de un color, los pinta rojos.
Diérame una esperanza lisongera:
Conducidme al festín de los placeres.... Sus plumas el deseo me prestaba,
¿Y qué pensáis que escucho en los conciertos? Y en la noche que es cauta consejera,
Gemidos y sollozos de mugeres Su mansión impertérrito buscaba.
Que lloran todas juntas á sus muertos.
Envuelto entre la sombra que ceñía
¿Y en las festivas danzas, cuando juega Su albergue reducido y silencioso,
Con nota mas fugaz dulce armonía, Pude escuchar su voz que fué mi guia,
Y al animado júbilo se entrega, Y que marcó la senda al pié dudoso.
Qué pensáis que contempla el alma mia?
; Es e«.la 1... ya la estrecho entre mis brazos!
Nefanda reunión de unos precitos ¡ O Dios 1 ¿y qué abracé ? fué un esqueleto
Que agitan sus diabólicas figuras, Quien recibió mis ósculos y lazos 1...
Y saltan sobre llamas y dan gritos Yo solo sé mi pena y mi secreto.
Burlándose tal vez de sus torturas.
Sus costillas mugieron abrazadas,
Escuchad otro afan (este quebranto Y las clavó en mi pecho con fiereza:
Se guarda muy oculto en mi memoria, Me aferró con sus manos descarnadas
Y sin profundo horror, sin grave espanto Aquel raónstruo de bárbara torpeza.
No sale de mi labio tal historia.)
Y remedando besos me mordía,
Busqué á mi duro mal un lenitivo Y fingiendo caricias me estrujaba,
Del caprichoso amor en los favores,
— 282 — — 283 —
Y como por halago rite oprimía , Coloso de las tumbas sublimarse.
Y como por cariño rilé arduába. Y enseñar una herida de su pecho.
. . ntril» ü i ohsip iiii (i ’? ’ my

Y arrancando un puñal allí clavado,


No tuvo hueso algmio fcii1 SU figura
Derrama tanta sangre que es un rio ,
Que en mi cuerpo séñáles nó déjase',
Un mar que de sus lindes ha saltado,
Ni hay gériéró fesiprisitó de tortura
Que yo no padéfciesé y áputasé, Y salva el cabezal y el rostro mió.
De un náufrago es entonces mi afonía :
Erá un martirio áír’oz, tfóíór étéiáíó,
Voy á sobrenadar, pero no elevo
Las añsíáis de üriá níiíer'té repétidá,
Mi cuerpo qué es dé piorno en‘ tal poHia,
Las bodas dé uiiü fu'ria éñ él'íríSérrid ,
Y el castigo fátál dé un párncídá.
Y la sangre me inunda, y sangre bebo.
Y es amarga, cual hiel, y me sofoca,
florido y maltratado de tal sJle'ñté,
Que en un rogizo piélago se agita,
Es ley que el más iiitrépidó Sticuñiba :
Y al respirar, se méte pór mi bóca,
Me poseyó tal vez SólpóY dé muerte ,
Y encontrándola llena regurgita.
Y vine á dispertar junto á una tumba.
Ese espectro éó ¿(piel qué nie' díó nórffivire,
¡ Ved mis flores de amor cómo han nacido*
Me regaló la vida lastimera,
; Ved si espinas cogí por azucenas!
Y pensando engendrar un hijo, un hombre,
Engendró un basilisco, una pantera.
DON ALVÁRO.
Yo conozco sus canas profanadas.
¡ Cosa horrible! jamas soñó éñ mi oido Sus labios qué besaran mis niégillás'
Asunto de mas lágrimas y penas. En mis niñeces bellas y doradas,
Cuando yo le abrazaba las rodillas.
DON LOPE. Sus manos qüe mecian uña cuna
En donde me halagaba en mis dolores...
Todas las noches... sí... cuando se apaga i O Dios! ¿Quién le dijera en su fortuna
Con fatal vibración hora perdida Que aquel niño era un áspid entre flores?
Que mi delito vió, con honda llaga
Se gasta mi existencia maldecida. Suyo es el gesto todo y la figura ,
Y el mirar triste, rígido y severo,
El cóncavo metal sus ecos pierde, Y mia tan infausta desventura,
Y al lado de mi lecho aborrecido Suyo es el corazón , mió el acero.
Levántase una llama azul y verde,
Y en medio va un espectro conocido. DON ALVARO.

Lo verétó p'ócó fi poco dilatarse,


Poco á poco crecer, tocar el techo, ¿Y no Halláis una noche venturosa,
— 284. —
Sin la horrenda visión que os atormenta? — 285 —
¿No hay una luna blanda y misteriosa Y mientras que los ángeles divinos
Que cubra con Un sueño tal afrenta ? Separan al virtuoso, al inocente,
.. illa líiiínq í.ii o¡jí!>.luk;i'ib Y Me mezclan con la turba de asesinos
DON LOPE. Sin el sello de luz en esta frente.
.. otatiea lid a >i;nd ana olí mip ri-ii nO
Pierdo con la blasfemia la esperanza,
¡Vano esperar 1 Ponedme en él abismo .. ‘
Y al pedirme la cuenta el juez eterno,
Dó no penetra el sol, ni la esperanza ,
Colocan un puñal en la balanza ,
Y en sus hondas entrañas, allí mismo,
Que la inclina á los bordes del infierno.
Completará el espectro su venganza.
Dios aparta su vista y me condena,
¿Los sueños invocáis? Oíd agora : Sonríe Belzebù, y al punto mismo
Mi sueño es un delirio, una locura . Ligándome con bárbara cadena
Una fiebre que mata, que devora, Me sepulta en los senos del abismo.
Que nuevos sinsabores me asegura.

Considero fantásticas prisiones; DON ALVARO.


Pasa el hierro en mi cuerpo maltratado,
Y pesan mucho mas las maldiciones No sigáis mas por Dios, que mis entrañas
Que el mundo ha dirigido á mi pecado. Enternecido habéis con tales muestras ;
Mis penas os conté por muy estradas,
Todos huyen de mí: siento mi yugo,
Pero penas no son viendo las vuestras.
Y al buscar un consuelo á tantos males.
Me asombro con la vista del verdugo
DON LOPE.
Que juega con los pérfidos dogales.

Ya veo las cuchillas afiladas Son mas que las oidas ; pero en tanto
Y el patíbulo alzado á mi vileza , Vendréis á confesar con mi escarmiento
Que dividen mis carnes infectadas, Que no hay afan, dolor, pena y quebrante
Que ponen en escarpia mi cabeza , Comparable al atroz remordimiento.
Y que aunque muerto estoy, oigo el sonido
Del dinero que arroja sobre el plato
Alguno que pasando enternecido
Hace bien por mi bien y mi reato.
O al clamor del Arcángel poderoso
Dejo el lecho de arcilla, y me levanto
Al juicio final, y estoy medroso
Al claro resplandor del trono santo.

20
— 286 — 287 —
Mas la sangre de tus venas
Es de hidalgo, cual mereces,

Y en donde ilumine el sol


Tu juventud esforzada,
El Page Español Peclro Fajardo. Esa sangre de español
Te hará manejar la espada,

Te dará gloria y fortuna,


Y en los trances de osadía,
Mostrando cual fué tu cuna .
Dará fé de tu hidalguía.

R0MANCE HISTÓRICO. Ten cordura y fortaleza,


Que bien libra quien bien hizo ,
Y no dobles tu entereza
Como vano y cambiadizo.

Ten mesura en el semblante,


Dedicado á mi amigo D. Antonio Ribot. Sé discreto y entendido,
Ligero, buen cabalgante,
Docto en armas y sufrido.

De hinojos se mantenía Cuando leas escrituras,


Pedro el ínclito garzón, ■Sean las caballerosas,
Y su padre le decia, Y de hazañas y aventuras,
Dándole su bendición: Y de empresas animosas.
—Á servir al rey francés Ni escuches los trobadores
Como page á Francia vas; Cuando dejan tales hechos
Sírvele como á quien es, Por las cánticas de amores
Y honra y fama ganarás. Bajo los dorados techos.

Muéstrate entre caballeros Sé en las lides azarosas


Bien nacidos y gallardos, Soberbio por acabarlas,
Del linage de Viveros, Sé cortés con las hermosas
Y el mejor de los Fajardos. Cuidando de afalagarlas,

Tú eres tierno; el bozo apenas Mas de amor no las requieras,


lie sacó de las niñeces, No sea que en un estrado
— 289 —
— 288 —
De cimera centellante,
Pe dulces pasiones mueras Beyes de armas y Maceros.
Lánguido y almibarado,
Pero duques y barones
Mientras otros que no quieren
De sublimes esperanzas,
Del amor dulces venenos,
Y allegados por blasones
Lidian y en el campo mueren
Á las regias confianzas,
Con la gloria de los buenos.
De su altísimo linage
Sé modesto, y no haya dos
Á pesar del bien supremo,
Como tú en circunspección;
Envidian á un bello page
Mas no sufras ¡vive Dios! Que ama el rey con gran estremo.
Ni denuesto ni baldón.
Y ese page que en favores
Que mis canas mancharías
Va subiendo sin retardo
Con infamia que atormenta,
Sobre grandes y señores,
Y en mi cara escupirías Es el español Fajardo.
La saliva de tu afrenta.
Como un águila se encumbra.
Bendiga Dios tu inocencia,
Sobre nacarada nube;
Ven y estrecha nuestros lazos,
Mira al sol, no se deslumbra
Y antes de tan dura ausencia
Y á su llama el vuelo sube.
Disfruta de mis abrazos. —
Es tan apuesto el garzón
Hijo y padre se abrazaron,
Que enamora y enagena,
Sus suspiros confundieron, Que igual en la perfección
Y lágrimas derramaron Ninguno produjo el Sena.
Cuando el triste á Dios se dieron.
Un sombrero delicado
Corona su sien de nieve,
Con dos plumas adornado
Que la blanda brisa mueve.

Del sólio y eetro francés, Las dos saltan de un cintillo


Sólio y cetro de esplendor, De topacio y esmeralda,
Carlos octavo, el cortés, Cuyos rayos Ies dan brillo,
Es el único señor. Y una es azul y otra gualda.
Sus cabellos dilatados
Y su Córte anda brillante Caen sobre la. valona.
Con altivos caballeros
— 290 — — 291 —
De magníficos trepados Tu me quitas el reposo :
De encajes de Barcelona : Ten piedad, duro estrangero.

Viste sedas delicadas Tal vez otra te flechó....


Que le sientan con decoro, ¿Qué es lo que ama tu esperanza?.....
Con abiertas cuchilladas Mas el page respondió:
En fondos de grana y oro. —Buen caballo y buena lanza.

Y aunque es tierno, deja ver — ¡ Duro page! Üna pantera


Gravedad en sus facciones, Su leche te dió en la cuna:
Y se nota que han de ser ¿Dejarás que yo me muera
Hercúleas sus proporciones. Tan jóven y sin fortuna?

Mirada dulce y severa, ¿Tras el golpe que me hirió


Rostro hermoso, corazón Me abandonarás así?...........
En la paz de blanda cera, Y el page la respondió:
Y en las lides de león. —Por ir á la guerra, sí.

De la reina están las damas — ¡ Duro page! Quiera el Cielo


Heridas por él de amores, Que pierdan la luz tus ojos,
Y sintiendo vivas llamas Que en mi mano esté el consuelo,
Sufren celos y dolores. Me lo pidas tú de hinojos,

Y que te lo niegue yo
Una de ellas que es Malfada
Que venganza tomaré............
Fué á esplicarle su tormento,,
Y quedó ruborizada Y el page no respondió,
Y. á su cámara se fué.
Desplegando asi su acento:
—; Bello page! Yo te haria •S
Rey de Francia , si pudiera,
Pero rey del alma mia
Lo serás hasta que muera.
Deja que te rinda yo Contra Enrique de Inglaterra
Mi corazón, si te agrada........... Que le toma sus castillos
Mas el page contestó: Y estregando va su tierra
— Señora, no quiero nada. Con peones y caudillos,

— ¡ Bello page! ¿ Tan hermoso El rey Cárlos se previene,


Con un corazón de acero? Y enarbolan sus pendones
— 292 — — 293 —
Los egércitos que tiene » No quedarse entre meninas
De robustos campeones. » Y entre remilgadas dueñas.

Antes de partir el rey, » Ser primeros en herir


Que no puede ser mas tardo, » Y en tierra muertos fincar
Pues peligran patria y ley, » Antes que del campo huir
Dijo al español Fajardo : »Y á su rey abandonar.

— » Parto con celeridad «Cumplid, Señor, mi espere •


» Contra el inglés mi enemigo, » Mandad que me den ames
» Pero por tu tierna edad » Y un caballo y una lanza,
» No puedes venir conmigo: »Que mi petición tal es”—

» Que ni bélica fatiga, Repuso el Rey: «— No ha lugar:


» Ni sus ominosos daños » No es justo conmigo venga
»Ni la lanza, ni loriga » Quien no pudiera clavar
» Cuadran á tus tiernos años. » Un peine en su barba luenga” —

» Quédate por muy doncel Fajardo no respondió:


» Con la reina tu señora, Fue veloz á su aposento,
»Y endulza la amarga hiel. Y un peine que allí encontró
»Que su corazón devora Propicio al audaz intento,
» Con tu alegre juventud, Clavóselo en la megilla
» Con tu melodioso canto Con tal fuerza, que arraigado,
»Y los sones del laúd Como bárbara cuchilla,
» Que su afan mitigan tanto.” — Dejó el rostro ensangrentado ;
Con tal habla, de ofendido Y ante el regio acatamiento
Pedro se coloreó,
Presentóse en tal manera,
Y entre ardiente y comedido
Mostrando con su ardimiento
Al monarca contestó:
Cuan ilustre su honor era.
— » Los hidalgos de mi tierra Vióle Carlos cual venía,
»Cuyo pecho es esforzado, Contemplólo larga pieza,
»Si su rey parte á la guerra, Conoció lo que valía
» Siempre siguen á su lado. Tan heroica fortaleza,
» De su honor son las doctrinas Y esclamó —» Noble Espair '
»No abandonar sus enseñas, »Déla ensangrentada faz,.
I

— 293 —
— 294 — Bate el aura procelosa
» Sin ti no me alumbra el sol Las cimeras penachudas.
» Ni en la guerra ni en la paz;
Forman polvorosa nube
» Que tal vez si tu faltares, Los cascos de los trotones;
» Mis lises no tendrán gloria, Del clarín el eco sube
» Ni de altivos Insulares Por las célicas regiones.
» Obtendremos la victoria” —
Y los pechos no sosiegan ,
Mandó que le diesen luego Que crece en la detención
Rico arnés y casco de oro, Sed de lauros, que se riegan
Y el caballo de mas fuego, Con sangre del corazón.
Que guardaba cual tesoro;
De nobles va acompañado
Y aquel paje tan doncel, Don Carlos sobre un overo,
Con dicha que tanto anhela, Y distínguese á su lado
Caballero fue novel Por jóven, un caballero,
Calzando dorada espuela,
Que á un tordo rodado ostiga
Y calzósela Malfada Con tal brio y tal fiereza ,
Que llora sus desventuras, Que no hay nadie que no diga
La mas triste y desdeñada Que es flor de la gentileza.
De todas las hermosuras.
De príncipes y señores
Numeroso acostamiento
Cabalgando en pisadores
Que beben el raudo viento,

Sigue también y acompaña


En espacio dilatado
Con estímulo de honor
Que hay cerca de San Albino,
Al rey de la gran Bretaña
Sus huestes han asentado
Que aspira á conquistador.
Como á lid campal convino,
Mas apenas los clarines
Los dos Reyes que hacen guerra
Dan de gloria la señal
Con indómita constancia,
Á tropas y paladines
Don Enrique de Inglaterra,
Con eco altivo y marcial,
Y Don Carlos que es de Francia.
Cuando cual torrente hinchado
Del sol á la luz hermosa
Que destruye malecones,
Brillan lanzas muy agudas:
— 296 — — 297 —
Y ruje con son airado Yace exangüe , y es hermoso
Por ensanchar sus prisiones r Como cuando respiraba.

El page español avanza Sobre el polvo yace yerto


Y arrójase á la pelea, Y abollada su armadura ,
Puesta en ristre dura lanza Pero agrada aunque está muerto ,
Que sangre de ingles desea. Pues conserva su hermosura.

Rompe escuadras y derriba Asi es bello aunque cortado


Siembra espanto en toda parte, Lirio cuyo olor encanta,
Y al mismo lugar arriba Que desarraigó el arado,
Do el rey tiene su estandarte. Que pisó rústica planta.

Mientras hiere y desbarata, Y asi es pura y regalada,


Con el mismo alférez cierra, Seguida de negra nube,
Y con furia le arrebata Soñolienta y recatada
La insignia de la Inglaterra. La luna que al lleno sube.

Mas de muerte va llagado ¡ Pobre page I Al reino vas


Su corcel que no acomete, Del olvido tenebroso,
Y da en tierra desmayado Do las glorias hallarás
Con insignia y con ginete. Dignas de tu fin glorioso.

Con el golpe y el vaivén, Y mientras tu fama asombra,


Dando fúlgidos destellos, Pesará cual duro monte
Salta el casco de su sien , Tu jóven y heróica sombra
Y descubre sus cabellos, Sobre el barco de Caronte.

Su juventud y verdores, En sus años juveniles


Y sus gracias singulares Pesará por su pujanza ,
Que no atajan los furores Como la del torvo Aquíles
De los rubios insulares, Con casco, loriga y lanza.
Pues cien lanzas todas juntas Pero mientras tu no sientes
Cortan á su vida el vuelo, Y en el polvo estás dormido,
Y entran con agudas puntas Te han vengado mil valientes
Por su rostro que es un Cielo. Que al combate te han seguido.

¡ Pobre page! ¡ Tan donoso! Cual débiles y villanos,


¡ Tan lindo que enamoraba! Viendo en tierra su pendón ,
— 299
— 298 —
Van huyendo los britanos
En bárbara confusión,

Y del francés la cuchilla


Con tal altivez se ensaña, Doña Ava, Condesa de Castilla»
Que al rayo del sol no brilla
Pues sangre infeliz la empaña.

Las lises alcanzan gloria;


De Fajardo al ardimiento
Debe Carlos la victoria,
Victoria con sentimiento;

Pues tan grata y tan querida


Le fué siempre su persona,
Que ofreciera por su vida
La mitad de su corona. I.

Por eso no habrá recreos Cuando el sol su carro ardiente


En palacio, ni festines, Bañando en el mar de Atlante ,
Ni saraos,ni torneos Desciñe su noble frente
Entre apuestos paladines. De diadema rutilante,

La Córte de luto viste, Y por luto de su entierro


No se escuchan trobadores, Viste de un rayo amarillo
Y el rey permanece triste, De Burgos el alto cerro
Sin dar tregua á sus dolores. Con fortísimo castillo;
Y cuando de sus amores
Mas la hiel del sentimiento
Nadie cual Malfada apura , Haciendo gentil alarde
Que á los claustros de un convente Enmarídanse las flores
Fué á llorar su desventura. Con céfiros de la tarde,
Que reciben en su vuelo
Las semillas olorosas,
Dando por pebete al cielo
Jazmines, lirios y rosas;
Pisando menudas gramas
Del Arlanza por la orilla
- 300 — ¿Quiénse fia de un traidor
Pasean dos lindas damas, De la chusma de Ismael ?
Ricas hembras de Castilla.
¿Qué quiere decir la gala
Van vestidas de almejí, De sus modos cortesanos,
Llevan blancos agrinales, Y hacerle en palacio sala,
Y con oro y con rubí Y acatarle los cristianos?
Rojas sartas de corales,
Si Sancho de corta edad
Y moviendo el pié pausado Á su madre da el poder,
Entretienen los momentos Y Burgos su libertad
Del crepúsculo apagado Deposita en tal muger :
Con tales razonamientos:
Si el sarraceno de veras
—»No es de enderezadas dueñas Dominar su pecho alcanza
De alta ley y de alto honor, Con palabras falagueras,
Dejar traslucir por señas Que son cebo de esperanza;
Algo de liviano amor.
Si adorare la cuitada
Tal desliz á fé me pesa, Sus ojos que negros son,
(Porque á todas nos desdora) Su barba y su tez tostada
Contemplar en la condesa, Con fuego del corazón;
Que tenemos por señora.
¿Qué bien esperáis......? Esclava
Los mongiles de viudez De un amor de gran mancilla
Por la muerte de su esposo, Veréis á la infeliz Ava,
Señor de encumbrada prez, Y de Córdoba á Castilla.”—
Derechero y hazañoso,
—» Diz que el Moro aqui es llegado
Sentaran á su persona De fiesta y de buen talante;
Mas que joyas y brinquiños, Que á firmar vino un tratado
Achaque de quien blasona Que suspenda en adelante
De tener nuevos cariños.
Los desastres de la guerra ,
Dicen mal con desengaños
Y las paces asentadas,
Ponga en libertad la tierra
Las halajas en el pecho,
De feroces arrancadas.
Y de Tàrtari los paños
Con el desolado lecho. Que por eso recibió
De la condesa por dones ,
¿Qué hace en Burgos Almanzor
De Córdoba rey infiel?
— 302 —
Cuando el pacto prometió , — 303 —
Diez caballos, diez halcones Del jóven Sancho García,
Que Dios guarde de traidores.
Con capirotes cuajados
De piedras de hermosos brillos, ¿Que dirán los castellanos
Siendo de oro bien obrados Que contra los agarenos
Cascabeles y tornillos; En los fuertes y en los llanos
Lidiar saben como buenos,
Diez alanos con collares
También de oro á maravilla, Viendo en su nativo suelo
Con labores singulares, Confundirse á cada instante
Y de seda la trailla. Albornoz y ferreruelo,
Y el casco con el turbante?
Que correspondió Almanzor
También oísteis decir, Si el conde que está en la huesa
Con piedras de gran valor, Volviese á la luz del dia,
Cueros de guadamecir, Maldiciendo á la condesa ,
La frente le escupiría.
Con colmillos de elefante,
Si requerida de amor
Con alfombras tunecinas,
La viese en su viudedad,
Un león muy arrogante
Con el pérfido Almanzor
Y otras cosas peregrinas.” —
Platicando en puridad,
— «Pactos que Almanzor escriba
Y eclipsando su blasón
Si los creen los cristianos,
Con mancha y oprobio eterno,
Guardan agua en una criba
Sintiera en el corazón
Y abrazan los aires vanos.
Los tormentos del infierno.” —
Que la ambición es,su Dios, — «Disculpa de su extravío
Y la cuchilla su ley; Puede ser la gallardía,
Pesad estas cosas dos
Magestad, esfuerzo y brío,
En el corazón de un rey.
Que al rey bárbaro atavía:
Es Mago, y adelantadas Bien conocéis que no hay otro
Son sus artes de tal suerte, Que con mas destreza y maña
Que con ropas herboladas Gobierne revuelto potro
Sabe dar ponzoña y muerte. De los que produce España.
Y mucho temo á fé mia Ninguno con mas pujanza
Por los dias y verdores Ni con mas noble ademan
— 305 —
— 304 — Y abrasada por su fuego
.Maneja la gruesa lanza
Casi muere la razón.” —
Con el hierro de Milán.
— » Desgracias mi pecho augura
Ninguno luce en el coso De ese amor ó frenesí
Mas divisas, mejor malla . Para el reino sin ventura;
Ni se acerca mas al foso, Membrad que os lo digo aquí.
Ni salta mejor la valla.
Que no hay fé en los sarracenos
Y si en retos arriesgados
Que escucharlos es ultrage,
Sus ojos respiran llamas, Y que su ambición sin frenos
Se humillan en los estrados
Busca nuestro vasallage.
Á presencia de las damas.
i Guav no sea que veamos
Pues por fino y por cortés
Cautivas nuestras almenas,
Al lado de la hermosura,
Y lo que desliz llamamos
Ó se olvida de quien es,
No nos ponga las cadenas!” —
Ó ha perdido la bravura.

¿Qué importa si es Musulmán.


Para ser bien ó mal quisto ? Pisando menudas gramas
Nació en la ley del Coran, Del Arlanza por la orilla,
Fuera de la ley de Cristo. Hablaron así dos damas,
Bieas hembras de Castilla.
Culpa suya no fué ver
Bel dia la clara luz,
Naciendo de una muger II.
Que no conoció la cruz.
De una color apagada
Con un tino mas certero Que en luto se convertía
Mediremos á Almanzor, Quedó el Cielo , sepultada
Mirando si es caballero La luz lánguida del dia,
Según leyes del honor.
Y Burgos ya no presenta
No pretendo autorizar Distintas torres y muros.
La pasión de Ava infeliz. Sino masa soñolienta
Ni baldón la he de llamar, De vapores muy oscuros.
La concederé desliz;
La dulce quietud empieza.
Pues bien sabéis que el dios ciego Todo apaga su rumor,
Pone el mundo en combustión,
— 307 —
— 306 — Entre blonda delicada
Como si naturaleza Muestra un seno de jazmín,
Se entregase al blando amor;
Y en sus ojos do el placer
Y solo el canto agorero Salta de brillante hoguera ,
Resuena en un torreón
Bien claro se deja ver
De algún buho lastimero
Que Almanzor filtro le diera
Que da fúnebre canción.
Que causa un amor violento
En su dilatado espacio
Por modos desconocidos,
De patios y corredores,
Que perturba el pensamiento
De los condes el palacio
Y enloquece los sentidos.
¡Ni ecos tiene ni clamores.
Olvidando en tal instante
Pero en un vistoso estrado,
Cuanto humilla su persona,
De alfombras cubierto el piso,
Asi con aquel amante
Y cubiertas de brocado Mas delira que razona:
Las mesas, sillas y friso,
— « Llévame, Almanzor, do quiera,
A la luz de dos bugías
Si de Burgos te retiras,
Con sus candeleros de oro,
Antes que abrasada muera
Gozan dulces alegrías
De esta llama que me inspiras.
Ava y el adalid Moro.
Y si al africano suelo
Viste el gallardo Almanzor
Marchas, llévame por Dios,
Albornoz de seda gualda,
Que no es azul aquel cielo
Y aljuba de gran valor
Que no mirárnoslos dos.
Con realces de esmeralda.
Cuando al mar dieres tu vela
Y mil pliegues del turbante Con las olas en bonanza,
Cual nubes de leve gasa,
Déjame una carabela,
De su vista penetrante
Do te siga mi esperanza:
Templan el fulgor que abrasa.
Que el mar templará mi fuego,
Y anima mas sus facciones, Mezclando en su cristal frió
Si se enoja ó si se alegra
Las lágrimas de mi ruego
Según cumple á sus pasiones,
Con ayes del pecho mió.
Barba prolongada y negra.
¿Qué importa tu religión
La condesa engalanada
Ó que seas Musulmán ,
Desde el copete al chapín,
— 308 — — 309 —
Si la ley del corazón Descansa mi fuerte brazo,
Te hace dueño de mi atan? Mi lanza feroz ayuna.

Tal vez serás á mi lado, Y Córdoba que mi ardor


Renunciando el mahometismo, En la lid contempló ufana,
Siervo del crucificado Dice ya que su señor
Con el agua del bautismo , Es siervo de una cristiana,

Y los dos ante las aras Que no puede regresar,


Harémos oración pura Que en esclavitud tan dura
Por prendas á los dos caras, Preferir quiso al reinar
Por mi amor y tu ventura. El yugo de tu hermosura.

Nombre que me agrade á mí Déjame partir sin tí;


Llevarás, y no africano, Ya no es tiempo de solaces:
Y por trage berberí Cumpliré lo que ofrecí ,
Vestirás el de cristiano. Firmando mañana paces.” —

¿Qué dicha podrá igualar —»¡ Cruel!.... ¿y tú me has amado?


Al colmo de nuestro bien ?.... Tú eres bárbaro y perjuro :
Dulce será respirar; ¿ De qué tigre habrás mamado
El mundo será un Edén, Con un corazón tan duro?

Mas puro y radiante el sol, Desnuda pronto el puñal,


Mas bella y feliz la aurora, Quítame con él la vida,
Mas hermoso su arrebol Mas no digas por mi mal
Y el aura embalsamadora , Que eres solo en tu partida.

Y el sueño mas regalado Yo te seguiré de esclava


Y el reir mas cariñoso; Ya que no de compañera :
Todo mas almibarado Si mi honor se menoscaba ,
Todo plácido y dichoso.” — Es porque el amor lo impera.” —

—» Condesa, yo partir debo — »¡Escúchame! Tú podrías


Que ha ya tiempo que en tu labio Ocupar mi regia silla,
La miel de placeres bebo , Tú señora te verías
De mi esfuerzo con agravio; De Córdoba y de Castilla,

Pues dormido en tu regazo Y el cristiano y agareno


Pierdo valor y fortuna , Que tan desunidos vés,
— 310 — — 311 —
Lazo de amistad sereno Y el jóven Sancho García
Formarían á tus piés: Muera pronto envenenado.’’ —
Mi tálamo gozarías —«¡Bárbaro!.,, cruel...! impío!....
Única y leal esposa , Sierpe pérfida y traidora!....
Mi corona ceñirías......... ¿Yo dar muerte al hijo mió ,
Mas falta una sola cosa......... Cuyo corazón me adora?”—
Que no espero de muger:
Sois débiles: la flaqueza — «ÁDios, pues: fuerza es partir:
Quiso Alá siempre poner Mañana al primer albor
Al lado de la belleza. De Burgos he de salir.’’ —
— «¡ No te vayas, Almanzor! ” —
Nacidas para llorar
Con un corazón de cera, — « No me fuera, si tu pecho
Padecer y suspirar No abrigase cobardía,
Es la herencia que os espera. Que por esposa en mi lecho
Y en mi trono te pondría.
Y cuando el pecho palpita
Por un súbito quebranto Te dicté una condición;
Y el valor se necesita, No te atreves por muger;
Vuestro valor es el llanto.” — Quédate con tu baldón.” —
— «Espérate.... ¿qué he de hacer?”—
— «Adalid, es un error
Sin esfuerzo suponer — «La ponzoña preparada
La viva pasión de amor, Por mí, como corresponde,
Aunque sea en la muger. Pondrás en la copa usada
De Sancho García el conde.”—
Tú hablarás por las sultanas
Cautivas de algún liaren , — « No puedo. ” —« Porque no me amas:
Mas no por las castellanas, ¿ Qué sufrirías por mí ? ” —
Ó no las conoces bien. —« Los infiernos y sus llamas.” —
— «¿Meló pruebas.»— Con el sí.” —
Habla... ¿qué no hiciera yo
Por unirme siempre á tí?’’ —
— «¿Temerás cual madre?” — «No.'
— «¿Me amas con locura?» — «Sí.”- Aquí dió fin á su acento,
Y un espíritu maldito
— «Pues prepara tu osadía Recorrió aquel aposento,
Con pecho disimulado, .Manchado con el delito.
— 3Í2 — — 313 —
Y agitando á las impuras Que marcha de espuma lleno:
Al lado de las bugías, I.a tierra tiembla á sus piés.
Dejó la mansión á oscuras
Llena de tinieblas frias. Los arzones de la silla
Cubre plata primorosa,
Y nunca se vió en Castilla
III. Labor tan artificiosa.

Su persona el Conde aliña


En sus camas regaladas
Entre rama y flor naciente Con los paños de escarlata
Guarnidos de peña armiña,
Dispertando aves pintadas,
Con castillos de oro y plata.
Nace el alba en el oriente.

De Burgos en las murallas Manda Almanzor un rüano


Se desplegan los pendones Tan galan en el paseo,
Que llevan á las batallas Que el compás de cada mano
Mide con un escarceo ;
Los cristianos campeones.
Y el pueblo alaba la luz
Los ministriles resuenan,
Se adornan las hermosuras, En que ya la paz asoma
Los vivas los aires llenan; De los hijos de la Cruz
■ r V

No hay balcón sin colgaduras Con los siervos de Mahoma. II, fiblftl

En palacio con gran gala


Ni calle sin regocijo,
Aderézase y primores
Ni plaza sin aparato
Para el banquete una sala
De un esmero muy prolijo ,
Con ricos aparadores.
Ni frontera sin ornato.
Abundan las provisiones
Todo dice en su solaz
De mantenimientos finos,
Y en sus galas y decoro,
Y se aprestan colaciones
Que es el dia de la paz
De conservas y de vinos.
Entre castellano y moro.

El conde sus infanzones, Una copa de oro toda


Diestramente fabricada,
Y Almanzor rige corceles ,
.Joya de festín y boda,
Recibiendo aclamaciones
De Burgos por los cuarteles.
Y á placeres destinada ,

Sancho rige rico freno Que recuerda libertades


De un cuartago cordobés. A sus generosos dueños ,
— 315 —
De la sala se ha salido
Y en grandes solemnidades Sin saber si va, ni adonde.
La suelen libar risueños,
Porque una fantasma impía
Brilla encima de una mesa, La vendó con las tinieblas,
La cual está contemplando Y en medio del claro dia
Largo tiempo la Condesa La cercan oscuras nieblas.
Temerosa y recelando.
Mas ya suenan los salones
Devoran su corazón Con os gritos de alegría
Los mas bárbaros tormentos, De hijosdalgo y de infanzones,
Lucha con la indecisión Flor de la caballería.
De contrarios sentimientos.
Y al son de concierto blando
Padece la infeliz Ava, Comienza el festín suntuoso,
Respira volcan interno, Y Almanzor está espiando
Do mezclan ardiente lava Con ánimo cuidadoso
Liviano amor y materno.
Los ojos de la Condesa;
Ya se avanza y avecina, Como astrólogo que mira
Ya pasmada retrocede, Suerte próspera ó aviesa
Ya casi se determina, En astro que errante gira.
Duda, niégase, concede,
Ella los luceros tiene
Vuelve atrás.... su pie flaquea Apagados tristemente,
Tiembla como rama leve Su cabeza mal sostiene,
Si el céfiro la menea Se baña en sudor su frente.
Con sus hálitos de nieve;
Don Sancho la copa asió,
Pero el filtro que bebiera Los conciertos acallados,
Propinado por su amante Y de su asiento se alzó,
Perturba de tal manera Diciendo á los convidados:
Su razón en este instante,
»Castellanos!... Este dia
Que sacando de la ropa » Será eterno en la memoria ,
La mano que recataba, » Conservándose á porfía
Vierte en la brillante copa
» Por Ja fama y por la historia.
El veneno que guardaba.
» Ratifícase el tratado
Como sierpe que ha mordido » De mutua paz y de amor
Y en la maleza se esconde,
— 317 —
— 316 — »Yo misma me doy castigo,
» Con nuestro valiente aliado,
» Culpa fue de mi amor ciego.
» Rey de Córdoba, Alraanzor.
» No fies, Sancho García,
» Y en prueba de que seré » De pactos del Musulmán,
» Fiel en mi palabra dada, » Y libre la Patria mía,
» Protestándole mi fe, » Libres sus hijos serán.
» Bebo ésta copa sagrada».
» Perdóname, que el veneno
Ya con ademan veloz » Con las furias mas estrañas
Iba Don Sancho á beber. » Pone en combustión mi seno
Y su madre dió ésta voz, » Y me quema las entrañas.
Sin poderse contener:
»Te dejo.... me voy enpos
» No bebas con hado inrpio
»De una sombra que se va.......
»Ese cáliz doloroso;
»Si..... perdóname por Dios........
» No lo bebas, hijo mió, » Que luto....! que horrores 1..... ah!.......
»Su licor es ponzoñoso.»

Y la copa le arrancó,
Y en bárbaro frenesí De Don Sancho entre los brazos
Con su labio la apuró, Rindió su postrer aliento ,
Llorando y diciendo asi: Dejando al romper sus lazos
Dolor, lástima, escarmiento.
» Perdona, Sancho querido ,
» Mi extravio y mi locura ;
» Almanzor el fementido
» Me causa esta desventura.

» Yo cedí á sus sugestiones


» De darte letal veneno,
» Ciega de amor y en prisiones
» De ese bárbaro Agareno,

»Que ambicionaba tu silla


» Sediento de tu fortuna ,
» Y anhelaba que Castilla
»Cediese á la media luna.

» De ese huésped enemigo


» Cautivarme pudo el ruego;
— 318 — — 319 —
Tanta profusión de armiños
De verde y azul tomados.

Salieron de mil colores,


Y eran gruesas esmeraldas
Felipe ia y Antonio Pere»« Las riquezas de sus faldas,
Que asomaban entre flores.

Pasmóme tal maravilla,


Y oyóme decir alguna,
Que en beldad, gloria y fortuna
No hay damas como en Castilla.

Donde tantas dan la ley


Con un mágico resorte,
Ni puedo llamarme rey,
Ni mandar libre en mi corte.
ROMANCE.
Que aqui mientras me aprisiona
La hermosura y el aliño,
Soy pechero del cariño
Cuando llevo la corona.

No curemos de elogiar
— Tras las lizas y las lanzas Alas damas estrangeras,
Gran sala y tabla nos dieron, Ni sus modas y maneras,
Y anoche felices fueron, Ni su porte en el danzar;
Amigo Perez, las danzas.
Pues confieso llevan solas
Pióme placer aquel brillo La loa de ser apuestas
De las damas delicadas, Para brillar en las fiestas
Con mangas acuchilladas Nuestras damas Españolas.
Llenas de oro de martillo,
Placióme sobre manera
Tanto joyel en los pechos, La de la ropa escotada,
Tantas piedras y lindezas, Que llevó manga armiñada,
Suavidad en las ternezas Que es hermosa y hechicera.
Y magestad en los hechos,
Mucho también me plació
Tanta perla en los tocados,
La que obsequian mis magnates,
Tantas sedas y brinquiños,
— 320 — — 321 —
Que abotonada en granates En las reglas del compás
Toda de blanco salió. Que en políticas é historias.

Y la délas cuentas de oro Ved que no la desairé,


Que caían largamente Ni pudo existir agravio,
De una cinta de su frente Cuando confesó mi labio
Do nacían con decoro: La torpeza de mi pié.

Y aquella que bailar vi —Bien medís vuestras razones,


Con saboyana ceñida Y con ellas yo me voy,
De raso pardo , guarnida Porque es claro que no soy
Con vivos de carmesí. Zahori de corazones.

Mas me disgustó por Dios, Mas corre valida voz


5 hasta en el alma me pesa Que un amor teneis estraño,
Aquello de la Condesa........ Y si en ella no hay engaño,
Que la desairaseis vos; Es cosa que me da choz.

Que siendo tan noble y bella, Diz que andais cada momento
Sus encantos no adoraseis, Tocado de ardiente llama
Y su oferta despreciaseis Por una Española dama ,
De bailar zambra con ella. Que es tuerta de nacimiento.

Y aunque en ciencia del querer Sera que en galantería


Yo no os deba alicionar, Mis letras muy cortas son,
Harto en ella fue rogar Pues en que fundáis pasión
Y harto en vos no conceder. No lo penetro, á fe mia.

—Señor, fue mi desventura Solo veo que podréis


Que la danza no aprendí, Hechos de armas empeñar,
Y afrentado me corrí Y con reto singular,
De verme en tal apretura. Cuando la lanza toméis,
Me escusé con cortesía, Mantener en las refriegas,
Diciendo que si supiera Que cual vos nadie logró
Que llamarme á baile hubiera De la dama que acato
Señora de tal cuantía, Ser amado casi á ciegas.

Para merecer sus glorias, — Pronto estoy á mantener


Me hubiera versado mas Con la pluma y con la espada
— 322 — Donde brilla solo un sol
Que es la mas enamorada, Para no abrasar el suelo.
La mas celestial muger.
Es para mí luz del dia
Que son una sombra vana, Primero en la creación,
Que nada son á su lado ün ángel en oración,
La del vestido escotado La aureola de María,
Y la de la saboyana,
La paloma que voló
Y la de las cuentas de oro, Sobre las aguas y espumas,
Que anoche visteis, Señor; Y por no manchar sus plumas
Pues en gracias y en valor Al arca luego volvió.
Nadie iguala á mi tesoro.
Es eco de los conciertos,
—Catad que de un solo foco La sonrisa de un querube,
Vuestra llama tuvo ser, La columna de la nube,
Con dos quémala muger Y el maná de los desiertos.
Y con uno quema poco.
Del que nos salvó en la Cruz
— No sin voluntad de Dios, Cual ángel la he de pintar,
Que por vuestros reinos mira, Suspendido sobre el mar,
Con un ojo nació Elvira Meciéndose, á tibia luz,
Cuando mil nacen con dos.
Que desde su elevación,
Uno dió rayos fecundos En cada nube que pasa,
Que mi pecho hicieron trizas, Se desprende de una gasa
Dos mudáran en cenizas Y enseña una perfección.
Vuestro imperio de dos mundos.
— Elocuente la alabais,
—Me temo que os dió advertida Y tanto la hacéis valer
Algún filtro abrasador, Que casi vengo á creer
Que causa fiebre de amor Las gracias de la que amais.
En el alma enloquecida.
—Cuando en su »siento dorado
Vos tomasteis bebedizo, Suelta sus largos cabellos,
Vos estáis maleficiado; Y el peine se pierde entre ellos
Cuidado , Pcrez, cuidado Como en un mar desatado,
Con las artes del hechizo.
Con tiento van sus doncellas,
— No hay maleficio : es un cielo Pues con profusión que asombra
De virtud puesta en crisol,
— 325 —
— 324 — Y en vano llorosa pregunto al piloto,
Besa el cabello la alfombra, Que es niño con venda, que calla y no ve.
Do temen estampar huellas.
Amor si no es ciego no engendra venturas,
Su tez á la nieve igual Es tibio, imperfecto , no halaga, es infiel;
Va despidiendo de día Mas vale entre dichas andar casiá oscuras,
La luz y melancolía Que viendo sus faltas llenarse de hiel.
Que da el astro nocturnal.
De tanta ceguera ninguno se asombre,
Y saltan tantos placeres Cegóme de un ojo la mano de Dios,
De un latido de su seno, Cegóme del otro la gracia de un hombre,
Que el que de amor vivió ageno Que al verme y amarme cegó délos dos.
Suspira por las mugeres.
Elvira.
— Decidme si es tan perfeta
Que á la beldad é ilusión
Añada la condición
De sabidora y discreta.
— Tan sentida es esa letra
— Juzgad por este papel De vuestra dichosa amiga,
Do escribió un decir rimado, Que es fuerza, Perez, os diga,
Que á las mías ha llegado Que hasta el alma me penetra.
Por las manos de un doncel.
Y bellas y singulares
Deberán ser sus caricias
CANCION- Envueltas en las delicias
De tan dulces razonares.
— Amar á las hermosuras
Brillante cual astro del nítido cíelo Sin genio ni inspiración ,
Perdi mi lumbrera, robómela Dios; Es llenar el corazón
Con una tan solo me vine á este suelo,
De engaños y de pinturas.
Que ciega se vuelve de amores por vos.
Es, si mi ignorancia lega
Mas yo no doy quejas de tal servidumbre, No ha trabucado los fines,
Que aquel de Citéres no cura de ruegos: Poner en nuestros jardines
¡ Dichosa la niña que pierde una lumbre, Estatuas de labor griega.
Metida en un golfo do todos van ciegos!
Hacer un allegamiento
Navego de noche por mar muy remoto, De las flores sin olor,
Ni hay faro ni hay puerto: do voy no lo se,
— 326 — — 327 —
Buscar vida sin calor, Que con grave continente
Y sin alma sentimiento: A la oferta contestó:
Es con fiebre haber empeño » Castilla tiene veneras
De juzgarse con salud, » De cruces verdes y rojas
Y abrazar un ataúd » Antiguas, y no tan flojas
En el frenesí de un sueño. » Como insignias estrangeras.
—Haced que mis ojos vean » Yo tengo por mas laurel
A la que vos dais la palma » Las cruces de mis mayores
Por los primores del alma, » Triunfantes de los traidores
Por las gracias que recrean. » De la chusma de Ismael”
—Cumplidas las esperanzas Iban con el rey su alférez
Con su vista alcanzareis, Y un cortejo distiguido,
Si esta noche honrar queréis Gómez de Silva, valido,
Los placeres de las danzas—« Y el ministro Antonio Perez.
Duques y muchos señores
Felipe y Perez, que brilla Llenos de adornos sin tasa,
Por su saber y consejos, Y detras los de su casa
Hablaron tales gracejos Con diferentes colores.
En la corte de Castilla.
Y el purpúreo cardenal
Francisco de Bobadilla,
II. Que en Búrgos tiene la silla
De su trono arzobispal.
Sayo de velludo blao El Rey la sala pisó
Y una ropa á la francesa Con sus plantas señoriles,
Que por sus bordados pesa Se tocaron ministriles,
Llevó Felipe al sarao. Y la danza comenzó.
Y adornaba su persona La Marquesa de Cenete
Rico collar del tusón Que deslumbraba y lucia
Con el dorado eslabón, Cuajada de pedrería
Que es insignia Borgoñona. Desde los pies al copete,
Insignia que no admitió Con un gusto sin igual
El Conde de Benavente, De las damas de su porte,
— 328 —
Y aplaudida de la corte, — 329 —
Pidió zambra al cardenal. Uacian una manera
De timbres y de coronas.
Mas él no sin donosura
Dijo:» Dispensad, señora; Su mantellina descuella
»No puedo bailar agora Tan solo de un hombro asida,
» Con tan luenga vestidura. Y de lo demas caída,
Que es insignia de doncella.
»Si supiera tal favor
» Yo me viniera en verdad, Y lleva la cofia de oro
’’Menospuesto en dignidad, Con tan rica pedrería
»Y mas fácil al amor.” Que á una reina sentaria,
Por valiosa en un tesoro.
Niñas y dueños bailaban
Con los apuestos donceles, Era el tiempo mas callado
Y suspiros los mas Heles De quietud olvidadiza,
En la zambra se ocultaban. Cuando el sueño se desliza
Sobre el párpado pesado;
Que la zambra es dulce juego
Do no se ven las prisiones, Cuando Dios muestra su amor
Y derrite corazones Amorteciendo el pesar,
Como la cera en el fuego. Que vuelve á resucitar
Cuando nace el nuevo albor ;
Dejando á los paladines
De la fiesta en el fervor, Cuando la pena se queda
Salió el Rey á un corredor Sin la guarida del pecho ,
Que domina los jardines, Y se esconde junto al lecho
Por los pliegues de la seda.
Y mientras en torno mira
Reconociendo el lugar, Eas músicas repetidas
Solo se vino á encontrar Embellecían tal calma,
Con la celestial Elvira. Y agradaban mas al alma,
Por lánguidas y perdidas.
Vestía de terciopelo
Con franjas y guarniciones, Y la luna se velaba
Y ostentaba unos cordones La media faz soñolienta
Caídos en largo vuelo, Con la nube cenicienta
Que luego se disipaba.
Que cual centellantes zonas
De la mas dorada esfera Su luz halagó una vez
De Elvira el semblante bello,
— 331 —
— 330 — Para ver si lo has sentido
Y chocó con el destello Dentro de tu corazón!
Que despedia su tez,
¡Feliz si sobre su cuello
Y dos luces fueron una, Siente para su ventura
Porque unidas á la par, Los halagos y blandura
No dejaron descifrar De un rizo de tu cabello!
Cual de las dos era luna.
¡Que pisa donde tu pisas,
Un párpado levantado Que besa flor que tu besas,
Mostraba negra pupila, Que esperando tus promesas
Que con su fuego aniquila ge entretiene con tus risas!
Cuanto una vez ha mirado,
¡ Que espera en tus esperanzas
Y el otro cubre caido, Y que goza en tus placeres,
Como venda bienhechora, Que quiere lo que tu quieres
La pupila matadora Y alcanza lo que tu alcanzas!
Que cerrada se ha dormido.
Yo diera por tanto bien
Que Dios en tiempo oportuno Mi ducado de Brabante,
Puso nieve en un volcan , Mi flota mas arrogante
Pues bastante incendio dan Y mi corona también.
Los rayos que arroja el uno.
Dame esperanzas de amor,
Felipe esclamó : — i Dichoso Y asi rendido á tu ley
Mil y mil veces, Elvira, Tendrás por esclavo un rey
Quien te adora y te suspira, Hijo de un emperador.” —
Que eres ángel del reposo 1
Y Elvira dijo afligida:
¡ Feliz aquel que dormida
» Complaceros de esa suerte,
Mirándote sobre el lecho,
Fuera dar á Perez muerte,
Ponga en tu nevado pecho
Cuando Perez me da vida.
La mano mas atrevida,
Yo no puedo ser tan fiera;
Para conocer mejor Vos que veis que soy muger,
Si ha latido y suspirado No me queráis suponer
Con algún sueño dorado Con entrañas de pantera.
De su eterno y fiel amor!
Con primores y embeleso
¡ Feliz si en tal ocasión Bellas os sobran sin fin........
Te da un beso humedecido,
— 332 — — 333 —
¡ Cáun mal se arrufó el mastín , Y aunque es infernal enredo,
Porque el gozque lame un hueso 1 ” Siempre un rey halla disculpas.

El Rey oyó con enojos Vió tres lustros de dolores,


Este desden ó estas quejas, Sufrió cuestión de tormentos
Enarcáronse sus cejas Y dió casi los alientos
Y encendiéronse sus ojos. Entre bárbaros rigores.

Como pálido cometa Mas debió su salvación


Dió luz triste y espantosa, A la fuga que fué ardida,
Volvió espaldas á la hermosa Y al amparo y acogida
Y al festín y á la etiqueta. Del Justicia de Aragón.

Don Enrique de Guzman , Allí persiguiólo tanto


Page de Cámara, vió El rey, que buscó el puñal
Que el Rey muy poco durmió De un pérfido tribunal
Mostrando tener afan, Que se quiso llamar santo.

Y que en sueños repetía Mas el pueblo se alzó un dia


Que á Perez había muerto , Y apelando á los aceros
Y que se quedó dispierto Salvó á Perez y á los fueros
Dos horas antes del dia. De opresión y tiranía.

El rey francés le acogió,


III. De su desgracia informóse
Y del raro amor pasmóse,
Mas Perez le contestó:
De los Reyes las privanzas
Son verduras de las eras, » No sin voluntad de Dios
Flores vanas, pasageras , » Que por los imperios mira
Mar sugeto á mil mudanzas. » Con un ojo nació Elvira,
» Cuando mil nacen con dos.
Perez cayó en desventura,
»Uno dió rayo fecundo
Y atado á cadenas gruesas
» Que de mi pecho hizo trizas,
Mira las vergas traviesas
»Dosmudáran en cenizas
De la cárcel mas oscura.
» Todo el ámbito del mundo.»
El Rey le atribuye culpas
En la muerte de Escobcdo ,
23
— 335 —
Eatigar á los trotones,
¡ ;!r
Calzar la dorada espuela-;

Dirigir botes certeros,


Y doblando golpeB crudos ,
Berenguer el Grande, Mellar contra los escudos
Los mas nítidos aceros;
CONDE DE BARCELONA.

Y vestir eon mas holgura


Que las sedas delicadas,
Las lorigas aceradas
De la bélica armadura.

Cruzaban varios confine»)


Anhelando en sus traviesas ,
Qué tocasen sus empresas
Los mas nobles paladines,

Y volvían A su dama ,
LEYENDA.
Y con término cortés
Ofrecían á sus pies
Los laureles de su fariia.

Tres idoloS encendían


Las humanas aficiones,
Todos tres los corazones
A su vez sé dividían;
TJna edad tiene la historia, El áinói', la caza y guerra,
Que para inmortal decoro Y enlas treguas de éstas dos,
Describió con letras de oro •Quedaba el primero, Dios,
Sobre páginas de gloria > Dotninador dé la tierra.
Y es la edad que dijo un dia: Hubo quien acomodase
”Yo á la fama daré asunto, Cadena de oró á su cuello,
Llevando al mas alto punto Que, de sú constancia sello,
Valor y cortesanía.” Sitó prisiones indicase.
Cabalgar era la escuela Revelación del misterio
Que.tenían los garzones, De la esclavitud de amor,
— 336 —
Que hace cautivo al señor — 337 —
■ Que anta el propio cautiverio.
II.
Hubo quien á las holganzas
Que Himeneo solemniza, Un rico y vistoso estrado,
Quiso precediese liza Paraiso de hermosuras,
Do rompiese muchas lanzas,, Adornan lindas pinturas
De un mérito relevado.
Y en el tálamo poner
De la tímida consorte Allí retrató el pincel
Tantos lauros de Mavorte, Á Marte que se reclina
Como rosas del placer. Sobre el seno de Ciprina,
Libre de malla y broquel.
En palenque y en estrado,
Con divisas, motes, lemas, Nada de furor ni enojos.....
Con enigmas, con emblemas, Cual de Adónis se presenta
Viose amor representado; Su mirada soñolienta,
La morbidez de sus ojos.
Y él tomó casco por venda,
Dejó el vuelo y dejóel Ida, Que aquel pecho de furores
Por cabalgar á la brida Que es de los Cíclopes fragua
Y dormir en una tienda. Parece que apagó el agua
De una lágrima de amores.
La desnudez que tenia
Cubrió con terribles mallas , Sonrisa de orgullo leda.
Yfué el niño en las batallas Va en la Diosa apareciendo ,
Prez de la caballería. Que á mi ver está diciendo;
» Vencido tú ¿que mas queda?»
El dió nobleza al bastardo,
Y el dió brios singulares Mientras un Cupido bello
A Cirios, sus doce pares, Del Dios se ha probado el casco,
Y á nuestro español Bernardo. Y otro se rie del chasco,
Porque lo coló hasta el cuello.
¡ Edad de las mas dichosas I
¡ Rígida, galante, pia ! Vénse entre sombra.y misterio
Diste asunto á la poesía De Jove el lascivo antojo,
,Y el imperio á las hermosas! Celos de Vulcano el cojo,
Y red que cazó adulterio;
s ¡: Y una Ninfa que sin duda
.'ioiii >h J.jrti ir.hv> r.í »(■ Por Diana sorprendida,
339 —
— 338 — Acompañap cpn laúd
Desliz que ocultó vestida Esta cantiga de ainor.
Tuvo que mostrar desnuda.

Este sitio sirk cuidados


De silfos y bellas hadas, CANCION-
Do de anillas esmaltadas
Penden sedas y brocados.
» Cuando amais, buscad recreo,
Con luz de placeres baña,
» Poniendo al placer templanza,
Luz que ál sol se deja humilde,
» Y abrigando una esperanza,
La hermosísima Matilde,
» Cuando se cumplió un deseo.
Emperatriz de Alemana.

Su voz tiene dulces tonos,


»El Gariño es tierna flor
Su talle és pulido., esbelto,
» Que la roe sin piedad
Su pie brévísiriió.y suelto,. » Gusano de.saciedad
Digno de escabel de tronos..
»Poco à poco, con dulzor:
Lo bruñido de su tez » Matad ese reptil feo
Compite con el marfil, » Poniendo al placer templanza,
» Y abrigando una esperanza,
Y de lleno y de perfil
» Cuando se cumplió un deseo.
No admite mas brillantez.
» De la llama de afición
Sus pupilas valen tanto
Qué rio miran sin trofeos; » Es aceite el esperar,
Se adormecen con recreos, »Siempre la suele apagar
Y déspief.tan cón encanto; » La completa posesión:
» Conservadla en himeneo,
Y es de Enrique tan amada » Poniendo al placer templanza,
Qué dé flores y alegrías » Y abrigando, una esperanza
El placer tége los días » Cuando ,se cumplió un, de^eo ”
De su vida enbálsamada.
-Aquí Ja.troha llegaba,
Con aljófar, sirgo y oro YJassjrenas callaron,
Bordando eétá rica tela, Porque vieron y acataron
Que de sus manos revela Al emperador que çp traba.
Los primores y él tésóró,
Con un signo ,de cabeza
Miéntjás dos damas dé honor, Y, con mirada orgullosa ,
Sirenas de pulcritud,
— 340 — — 341 —
Por quedarse con su esposa, Debereis morir, Matilde,
Les hizo dejar la pieza. Moriréis, no hay esperanza."

«¡ Matilde 1!.., dijo enojado, Hablar quiso la ultrajada,


Yo adoraba una paloma Como á su inocencia toca,
Cuyas caricias de aroma Pero se quedó en su boca
Me dejaban estasiado: La voz muda y apagada,

Pero.la paloma infiel Como fugaz arroyuelo


Mudada en áspid traidor, Que saltando del breñar,
En los ojos del honor Al ponerse á murmurar
Me picó, dejando hiel. Queda convertido en hielo.

La ceguedad me maltrata, Añúdase su garganta,


Queda embargada su acción,
Y os aseguro por Dios,
Pásmase su corazón,
Que erais la paloma vos,
Cual ave que sierpe encanta.
Y hoy sois áspid que me mata,
Mas la pena puede tanto,
Yo os olvido y abandono: Que hace brotar por sus ojos,
Trono y tálamo manchado Para revelar enojos,
Vuestra sangre han reclamado, Sangre convertida en llanto;
Que riegue tálamo y trono.
Y el afan que desconsuela
Dos Alemanes guerreros Sus lágrimas van diciendo,
Cuyo honor puesto en crisol Aljófares que cayendo
Pereda disputa al sol, Bordan de dolor la tela.
Claridad á los luceros......

¡Infortunada!.,.. escuchad!.....
Que os lo diré sin misterio....... III.
Os acusan de adulterio......
Oid, temed y temblad.

Si en el término de un año ¡ Ya no resuena el laúd


No encontráis, puesta en ultraje, En estrado de pinturas,
Caballero, hombre de page, Luto son sus colgaduras,
De mi imperio ó del estraño, Luto su eternal quietud.

Que defienda con la lanza En una elevada torre


Vuestro honor limpio y sin tilde, Que está en la imperial Celonia,
— 342 — — 343 —
Cuyo pie con ceremonia Que es único don del cíelo,
Baña el Rin, que raudo corre, Nace y muere el claro sol,

Gime Matilde sin trono Y estrecha con lazo fuerte


La mengua que solé imputa, Plazo de vivir mezquino,
Puesto su honor en disputa Y en las alas del destino
Por la fraude y el encono. Presurosa va la muertes

Ya el año se acerca al fin, Montes y áridos parages


Y ninguno se presenta La luz matinal bañaba,
Que quiera vengar su afrenta Fresca aurora desplegaba
Como noble paladín,, Sus vestidos de celages,
Cuando pende la libranza, Y las flores entre risas
Fama y (honor y poder De aromático embeleso,
I)e tan celestial mugar Se mecían con el beso
De la punta'de una lanza. De las sosegadas brisas,
¿Hija del del rey de Inglaterra Cuando con afecto humilde,
No la salvan á millares Con la capucha calada,
Esos bravos insulares
Dos Monges piden entrada
Naoidos para la .guerra?
Para verse con Matilde.
¿Qué hace Francia y sus guerreros
Paso Ies da el guardador,
La nata y la 'flor de-todos,
Por escuchar al mas grave,
Hechos á corteses modos ,
Que no hay puerta cuya llave
Justadores y braceros’?
No se rinda al conf'sor.
¿ De armas el valor y estima
El cual solo entró en la estancia,
Cuando pudo en lid traviesa,
Poner á mas alta empresa Dejando á su compañero
Junto con el carcelero
Mas considerable cima ?
Conversando á gran distancia.
¡ Tal vez temen!... Dos titanes Negro mongil arrastraba
En los brios y furores La cuitada emperatriz,
Son los dos mantenedores, Y sobre negro tapiz
Dos Alcides alemanes. Al Dios de la cruz oraba.

Asi sin ¡un arrebol Pedia eternal salud,


(De-esperanza ó de consuelo, Viendo ya su muerte cierta,
— 345 —
Para quien en las batallas
Y á sus pies la tumba abierta El mundo es lugar estrecho.
Reclamando un ataúd.
Y poniéndose de hinojos
El alfareme delgado A los pies de la hermosura ,
Con sus lágrimas mojé , Lleno el rostro de ternura,
Cuando entrar al monge vió.,
Llenos de placer los ojos,
Que la dijo con agrado:
Con la diestra en el acero,
«Yo venido soy á vos Que es acero de gran fama ,
Por saber de vuestro labio,
Dijo : «Ved ,'hermosa darria,
Si ofendisteis con agravio Ved á vuestro caballero. '
De fé conyugal á Dios;
Yo nunca entré en monasterio,
O si cándida, inocente.r
Ni la regla profesé,
Sufrís larga desventura
Mas esté ardid inventé
Por la pérfida impostura Por ver vuestro cautiverio.
De este mundo maldiciente.

Yo con sangre de traidores
Decídmelo en confesión, Lavaré vuestro baldón,
Y os ofrezco sin tardanza, Pues me sobra corazón
Si inocente sois, libranza, Para dos mantenedores;
Si culpada sois, perdón.”
Y descansen en buen hora
«Juro, respondió la hermosa Los franceses y bretones.
Que estoy libre de adulterio, En los muelles almohadones ,
Que no merecí improperio , Al lado de su señora.
Que fui siempre fiel esposa.
Quien ofrece á vuestros pies,
Sabed que es una invención Como digna de tal palma,
De desleales y aleves...... La fiel robustez del alma,
Por otros pecados leves La lanza y bruñido arnés-,
Dadme, padre, absolución.”
Y en fin toda su persona ,
En tal punto se despoja Dominio , fama y poder,
El confesor, que no es tal, Es don Ramon Berenguer,
Del hábito monacal, El conde de Barcelona.”
Que sobre el tapiz arroja.
Atónita está la bella,
Deja ver su noble pecho Y el dulce agradecimiento
Que cubren preciosas mallas,
— 316 —
La cuestión del adulterio,
Pone grillos á su acento
Que se falla eri una liza.
Para bendecir su estrella.

Conoce sus hados ledos, Hierve el pueblo alborozado


Y con generosa gala Y espera el honroso paso;
Un anillo le regala De la novedad del caso
Que brillaba entre sus dedos. Muéstrase todo ocupado.

Luego con presura abriendo Y meninas y donceles


Rico cofre, do guardada Y las damas y los pages,
Tiene una luciente espada, Vestidos de negros trages,
También se la da, diciendo: Sin adornos ni joyeles,

«Honre al mas fiel paladín Hacen votos en tal huta


En sus bélicos desvelos Por la fortuna y acero
Una joya de los cielos, De aquel noble aventurero
La espada de San Martín.” Que defiende á su señora.

Tras pláticas de contento., Del palenque al rededor


Se separan con dolor, Se alza triple gradería,
El protestando valor Y Un cadalso se veia
Y ella su agradecimiento. Todo de negro color,

Sale de la estancia el conde DO los jueces de las lides


Marchando con grave paso Que ocupan el noble Centro,
Al fulgor triste y escaso Fallan en dudoso encuentro,
Que tanta virtud esconde ; Valor de los adalides.

¥ pásmase él carcelero Asiste con grave porte


Cuando se lo ve llegar, Enrique el emperador,
Pues de fraile le vió entrar Lleno de ansias y dolor,
Y salir de caballero. Y seguido de su corte.

. ni: OS ¡?'; 'J'til fi:' »?'; 7 Fueron los acusadores


Reinaldo y otro aleman,
Que ya en el palenque están
Para ser mantenedores.
Sus escudos relevados,
Ya la fama preconiza
Que del cadalso pendian
Por Cetonia y el imperio
— 349 —
— 348 —
Que con ansias de la muerte
Y ornaban y enriquecían
Cae al suelo y no levanta.
Muchos timbres heredados,
Viendo de su compañero
Vé Berenguer; sin tardanza , La muerte, con gran dolor
Firme como dura roca , El otro mantenedor
Los hace sonar y toca Se despoja del acero,
Con el hierro de la lanza.
Y ante los jueces declara
El conde lleva este mote Que Matilde es inocente,
Sobre el escudo febrido , Que él acusó falsamente
Cuyo temple no ha vencido Su honestidad pura y clara;
La lanza de mejor bote:
Que no quiere mantener
« Dormidos tollos están, Fraude que inventaron dos
Y peligra la hermosura, Cuando la castiga Dios
Que yace en mansión oscura ; Por mano de Berenguer.
Mas no duerme el catalan.’’
De parabién al buen conde
Ya relinchan los troteros^ Se alzan gritos á porfía;
Que los euros engendraron, Llora Enrique de alegría,
Hijos fuertes que igualaron
Como á su amor corresponde.
A los padres por ligeros.
Saca del campo al guerrero
Se escucha con claridad
Sobre el cual se vierten rosas,
La señal que à campo llama;
Idolo de las hermosas,
La voz de un heraldo clama. Idolo del mundo entero.
«No tardéis; id y lidiad.”

Como furias desatadas,


Y alargando la carrera
Ala voz de aquel heraldo , De hermosísimos bridones,
Parten el conde y Reinaldo Van á romper las prisiones
Con las lanzas enristradas. De la ilustre prisionera.

La recibe entre sus brazos


Reinaldo poco certera
El emperador, que siente
Barrea su fuerte lanza,
Renovarse el fuego ardiente
Y el conde con gran pujanza
De sus primitivos lazos,
Le da el bote en la visera.

Sus eslabones quebranta, Y la dice: «tu abandono


Y en la sien hiere tan fuerte , Clamó al cielo por venganza;
24
— 350 —
Te vengó española lanza;
Vuelve ál tálamo y al trono:

Para siempre serás mia.”


Y ella con amor responde: El Zapatero de Sevilla.
«Tal dicha se debe al conde,
.Prez de la caballería.”

Al punto la corte toda


Preparada á los festines,
Deja ciprés por jazmines,
Deja luto y viste boda.

I.

"De verde colina al pié «.


Algo lejos de Sevilla,
Rústica choza se vé
De una fábrica sencilla.

Por praderas deliciosas


Que á mil flores dan la vida
Va un doncel cogiendo rosas
Que con lirios enmarida,

Y en guirnaldas las concierta,


Y en festones las amaña.
Y adornando va Ja puerta
De la rústica cabaña.

Que de mayo el primer día


Brilla para sus amores,
Y parece que decía,
Razonando con las flores:

» Vosotras que sois taw puras


» Como Julia encantadora,
— 352 —
» Delicadas criaturas, — 353 —
» Que un sol cria y otro llora; Pero que gracioso sienta
Sobre el cuerpo con decoro.
» Que el pudor simbolizáis
» De su virginal belleza , Entra en el modesto asilo
»Y cuál ella embalsamáis De la virgen candorosa ,
» Las horas de mi tristeza; Cuyo corazón tranquilo
Sin hiel de pesar reposa,
» Contadle mi ardiente amor,
» Y la diréis que el rocío Y asiendo su manó leve
» Que se encuentra en cada flor Que ella al punto le abandona,
» No es del alba, sino mió; Después de besar su nieve,
Con sus manos la aprisiona;
» Que es llanto que vertí yo
»Rogando por su consuelo, Y mudo y en inacción,
» Y en el cáliz os cayó, Pendiente de la mirada
»Porque no era digno el suelo.” — Que anheló su corazón,
Tiene el alma embelesada.
Cuatro lustros no cumplidos
Tiene apenas el garzón , Se asemeja á un serafín
Miembros duros y fornidos, Que adora una luz y un bien
Elegante proporción, Que no reconoce fin
En medio del sacro Edén.
Rostro bello y peregrino,
Pero pálido, que expresa Que placer tienen los dos
Sinsabor contra el destino, En tan plácidos momentos
Y aunque pálido embelesa, Solo lo conoce Dios
Que es autor de los contentos.
Negros ojos, que aseguran
Lenidad de corazón , Sin nadie que los asombre,
Mas si enójanse, fulguran Mientras gozan su ventura ,
Con miradas de león, Entra en la cabaña un hombre,
Torva y áspera figura.
Pelo negro, bien rizado ,
Lustroso como barniz, Tez morena y ancha cara,
Cuerpo suelto, bien sacado , Mirar amenazador,
Y aguileña la nariz. Y en su trage bien declara
Que es un pobre pescador.
Lleva un trage que no ostenta
Fortunapoder, tesoro y Como dueño del lugar
Lo miró breves instantes,
— 355 —
354 — Que, empeñada vuestra fé,
Poniéndose á contemplar Pretendáis volver atrás.”—
La dicha de los amantes,
— » Gil I Le respondió el anciano:
Y aunque no les dirigió Tu defensa llega tarde :
Ni una voz tras sus miradas. De Julia la hermosa mano
Las manos les separó No mereces por cobarde.” —
Que tenían enlazadas.
Del mancebo las megillas
Gil Perez (tuvo el doncel Un volcan iluminó:
Este nombre y apellido) Si eran antes amarillas,
Sintiendo el baldón cruel, Rojas son, y asi exclamó:
Habló así, como ofendido.
— ¡Gómez! ¡Gómez! Maltraíais —» ¿ Yo cobarde ? Juro á Dios,
Mi amor de inocencia lleno! Que muy mal me conocéis:
Os digo que mentís vos....
¡ Me ofendéis y me matais,
Probadlo: ¿qué respondéis?
Que el baldón es un veneno!

¿No sois vos quien me ofrecistes —» Que es cobarde, que es follon


La mano de Julia bella? Aquel que nació de madre,
¿Que mil veces me dijisteis,
Y no tuvo corazón
No hay otro mas digno de ella? Para vengar á su padre.

—Esplicaos por el cielo l -


Casarla contigo quiero,
Descubridme mas camino,
Que igualdad busca el amor,
Rasgando el oscuro velo
Y si Gil es zapatero, Que aun oculta mi destino.
Gómez es un pescador ?
Que mi corazón no miente,
¿No la adoro con fé pura?
¿No pido llorando á Dios Y augura fatalidad,
Que la colme de ventura? Y si el corazón presiente
Cerca está la realidad.
¿No ruego también por vos ?
De Sevilla me ausentaba
¿ Porqué pues de estraña suerte Para pasar á Carmona,
Mudáis pacto y condición ?....... Cuando la niñez ornaba
Piedad fuera darnos muerte,
Mis sienes con su corona.
Cuando hacéis, tal sinrazón;
Tranquilo mi hogar dejé,
Y os juro, y lo sostendré^ Viviendo mi amado padre;
Que es vileza por demás
— 356 — — 357 —
Mil suspiros me llevé Mas huyóse de repente,
De mi cariñosa madre, Solo pronunció este acento:

¥ á poder de un tio fui »Mas tarde..... no es tiempo... no.


Que hoy cual hijo me estimó,: Y este mas tarde fatal
Y en Carmona residí, En mi pecho se clavó
Do mi juventud llegó. Como un pérfido puñal.

Mas volviéndome á Sevilla, — »Infeliz! Tu madre triste


Que esreina de la hermosura, Careciendo de valor
Do parece que el sol brilla Quiere hablarte y lo resiste,
Con luz mas risueña y pura , Que es víctima de tu amor.

Topé cuando me llegaba Pero ya el mas tarde llega,


De luto mi hogar cubierto , Y á saber vas de mi labio
Y á mi madre que lloraba Como á la fortuna ciega
Sobre el tálamo desierto. Debes un atroz agravio.” —

Pregunté que desventura Aquí llegó el pescador,


Me privó del caro padre......... Mas Julia bella y sencilla ,
Cielos!... ¡qué lección tan dura!.,. Hija dulce de su amor,
Nunca contestó mi madre. Abrazando su rodilla,

Tapaba con el pañuelo Suplicóle que guardase


Sus ojos y se escondía: Su reserva misteriosa,
Yo la instaba con anhelo, Y á Gil Perez ocultase
Pero nada respondía. La tragedia dolorosa;

Una vez con algún gozo Pero Gómez irritado


Contemplando mi Ggura, Desechándola de sí,
Prorrumpió : ¡robusto mozo! Con eljóven angustiado
¡ Brazo fuerte! mano dura! Razonando siguió así :

Y su voz al detener — » Diez años ha cabalmente


Una lágrima vertió, Que Antonio Perez tu padre
Que de fuego debió ser, Leda paz , sueño inocente
Pues besóla y me quemó : Disfrutaba con tu madre.

Y otra vez secretamente Sin ambición y sin vicio


Quiso hablarme en su aposento, Cultivaba con esmero,
— 359 —
— 358 — » Nunca puede Correjir
Como tú, su pobre oficio » Vicios de fe naturaleza.»
De industrioso Zapatero,
El canónigo ofendido y
Y si ovara la fortuna Como el tigre qne se avanza
Le negaba gcrarquíá, Contra el cazador marrido,
Gozaba sin duda alguna Que erró el golpe de la lanza,
De una honrada medianía.
Mas furioso que un león,
Henriquez, un prebendado » Con gran enojo y desden
Que en la ciudad residía, Alzó en el aíre el bastón,
Era un hombre muy medrado Y á Pérez hirió eii la sien.
En crédito y en valía.
Cayó Perez en el suelo,
Por 10 cuna de allá ley Que aquel golpe fué mortal,
Que tuvieron sus mayores, Y pidió venganza al cielo.......
De don Pedro, nuestro rey, ¡Tú no estabas por su nial! —
Disfrutaba los favores;
Convulsivo era el temblor
Mas venían á turbar Que de Gil se apoderaba;
Las glorias y el valimiento
La sangre con gran furor
Del ministro del altar,
El círculo apresuraba;
Y anulaban su contento
De sus venas el volcan
Las fatigas y él enejo A los ojos se subió,
De un defecto corporal: Y con un violento afan
Don Henriquez èra cojo : A Gómez interrumpió :
¡ Triste origen de tu mal !....
—Pero el bárbaro, el furioso,
Este, pues, á quien Antonio Que acabó tal demasía,
Proveía de zapatos, En patíbulo afrentoso
Con gran zelo y testimonio Su delito pagaría;
De sus útiles conatos,
Y en venganza de sus yerros,
Un dia le improperó Tras torturas muy estrañas,
Su falta de habilidad , Comerían duros perros
Pero Perez contestó Sus recónditas entrañas.
Con fria serenidad :
¿A niuertéle condenó
» Señor-, os debo advertir La ley?..... Homicida fué.....
» Que del arte ia destreza
— 361 —
— 360 —
Que es palacio sin rival
¿Debió ser ahorcado? —No. Y de España maravilla ,
— ¿ Degollado ? — No. — Pues, ¿ qué ?
Paró un jóvcn , que al pensar
— Tuvo por condenación, De discreto observador,
i Oh qué pernicioso egemploí Señales podía dar
Dos anos de suspensión De demencia ó de furor.
De asistencia al coro y templo. —
En desaliño el ropage,
Los ojos desencajados,
El albergue solitario, Mirada torva y salvage,
Con silencio el mas profundo Los pasos desacertados,
Quedó mudo, cual osario
Que está en un rincón del mundo. Lívido y mordido el labio,
Y erizados los cabellos,
Convulsivo y agitado Y de algún terrible agravio
C.il se separó de allí, Puestos en su faz los sellos.
Dejó el sitio tan amado,
Y al marcharse dijo así: Parecía que acechaba,
Como tigre en la espesura,
— Adios Gómez, yo me ausento; Y al capricho caminaba
Quiero á mi madre abrazar , De su planta mal segura.
Consolarla en su tormentó’
Y en su seno respirar. Por fin en un sacerdote ,
No sombrío, de faz leda,
Adios, Julia; yo te juro
No vestido de añascóte,
Que bien pronto harás alarde
Sino de crujiente seda,
De que tu corazón puro
No se prometió á un cobarde. Que al alcázar se venia
..-jaoi'iu'i lo . oís: -i ¡jüI lo _
Grave, orondo, palaciego
11.
De elevada gerarquía,
Clavó su mirar de fuego.

Encaráronse los dos,


Entre nubes de oro y seda
Suspendido el movimiento,
Ya el sol en el mar de Atlante
Por testigo solo Dios,
Templaba la ardiente rueda
Que oyó tal razonamiento,
Con los clavos de diamante,
— ¡ Don Henriquez! ¿ Conocéis
Cuando en frente del umbral
Por casualidad quién soy?
Del alcázar de Sevilla ,
— 363 -=
— 362 — Con único ministerio
—No, por cierto: ¿qué queréis? De hacer suplicas por él.
Dejad, que á palacio voy.
¿ Qué mas ? Ir á Tierra Santa,
Mis lismosnas las reparto Y en mi peregrinación
Con meditación y seso Marchar con desnuda planta,
Y & huérfanas: sin un cuarto Y al papa pedir perdón,
Me encontráis aquí.—No es eso.
— ¿Me restituiréis la vida
¿No conocisteis á Antonio Del que yace en el olvido,
Que os calzaba con desvelo? Su mirada apetecida,
— ¿Quién sois vos? ¿Sois el demonio ? Su amor tierno que he perdido?
— Pereztuvoun hijo.... —¡Cielo! — A vos os daré riquezas,
Os avanzaré en favor,
—Y el hijo viene & vengar En honores y grandezas,
Esa sangre derramada, Y os daré noble esplendor,
Que en el hábito talar
No teneis bien enjugada. Palacios, libreas, pages,
Y carrozas y caballos,
— Fué indeliberado error
Ricos muebles, ricos trajes,
Que he llorado veces mil.
— ¿Vos llorar? Sí, de temor,
Y tendréis muchos vasallos,
Que es la lágrima del vil. Pues si habéis de mi piedad,
Y dais el perdón que imploro,
— Resarcir puedo el delito
Obtendréis de mi amistad
Con misas y rogaciones,
La opulencia que da el oro.
Quemar en altar bendito
Cien magníficos blandones, — ¡ pérfido! Con el dinero
Doblasteis la ley un dia,
Y hacer allí mi oración
Con mi llanto interrumpida Mas no doblaréis mi acero
Por la eterna salvación Ni la mana que lo guía.
De aquel que te dió la vida,
Execración y desprecio
Dejarle un sepulcro alzado Merece vuestra impudencia:
Do consuma mi tesoro, ¿Quién puso á la sangre precio
Do su nombre esté grabado Por sosegar su conciencia?
Con lumbrosas letras de oro,
Vos á Judas me igualáis
Y fundar un monasterio Cuando pretendéis de mí
Con mongesy un abad fiel,
— 365 —
— 36't —
Que venda, como anheláis, III.
La sangre de que nací.
No era fácil que en Sevilla
Unico medio final Con alcázar altanero
De redimirse os demuestra Dó puso su regia silla
La sangre de Perez.... —¿Cuál? Un rey fuerte y justiciero ,
Decid... con... qué... — Con la vuestra.
Se ocultase un matador
De un noble, de un opulento,
De un ministro del Señor
Acabadas estas voces,
Tan subido en valimiento.
Lucha horrenda comenzó,
Lucha de las mas atroces, Y antes que la aurora bella
Que con un ¡ ay! concluyó. Diese luz, al levantarse
Henriquez se defendía, Sobre el lecho de la estrella,
■ Mas Perez el duro cuello Que es última en retirarse,
Con la izquierda le oprimía,
Gil ceñido se miraba
Sofocando su resuello,
De argollas y de eslabones,
Y una daga que empuñaba Y sus hados deploraba
Tanto la clavó en su pecho, Puesto en hórridas prisiones.
Que á los golpes que le daba
Ya de su atentado audaz
Pareció lugar estrecho. Triste fama se estendia,
Y el vulgo siempre mordaz
Como el árbol que derrumba
Mil,fábulas referia.
A la falda de la sierra,
Buscando su fria tumba Que es muy suyo en tales casos,
Cayó el prebendado en tierra. Sin saber las circunstancias,
Añadir á los fracasos
Bañado en sudor copioso
Visiones y estravagancias.
Que el semblante le inundó,
Y confuso y receloso Pero en tan negra prisión
Fuese Perez y esclamó: El mísero se veia,
- i íóirel : .•
Que no hallaba distinción
«¡Oh ley! cuando no vindicas
Entre la noche y el dia.
» La sangre que clamor lanza,
» Los crímenes multiplicas, En vano su madre instó
» Si hay quien pide la venganza.» Ver al desdichado preso;
25
— 367 —
Ni con llanto lo logró,
Muerte atroz á un Prebendado,
Ni con oro, que lia mas peso.
Que la gracia merecía.
Julia, la escogida perla
De los bosques y cabañas, —Conformado con mi suerte
Tan triste que solo verla Yo confieso con llaneza
Conmovía las entrañas; Ser culpable de la muerte
Que menciona vuestra alteza.
Sobre el virginal tesoro
De su seno desatada —¿Y como osasteis matar
La larga madeja de oro; Con sacrilego furor
Julia triste y enlutada, A un ministro del altar?......
i Crimen bárbaro ! — Señor,
Con voz dulce, angelical,
Que interrumpe su aflicción,
Imploró del Tribunal De mi padre á quien debí
Tierno amor y afan prolijo,
Para Perez el perdón.
Vengando la sangre así,
¡ Inocente I detener Mi delito fué ser hijo.
No se puede dura suerte
Con lágrimas de muger....... — Ilustrisimo abolorio,
La sentencia fué de muerte......... Noble cuna, claro nombre
Tuvo Henriquez—Me es notorio-.
De fallo tal informado Don Henriquez era un hombre.
Fué Don Pedro, joven rey ,
Que era entonces muy loado
Por hacer cumplir la ley,

Y órden dió de que en seguida Luego Perez refirió


Pusiesen en su presencia La desventurada historia.....
Custodiado al homicida i Cosa horrible 1 No se oyó
Que mereció tal sentencia. Mas triste y fatal memoria!
Sereno, mas sin encono, Inmoble, como peñasco
El reo se presentó, Cuya cresta sin piedad
Y el rey sentado en su trono Azota feroz chubasco
Con él así razonó: Durante Ja tempestad,

— Se os acusa de haber dado Frío y grave en sn entereza


Con golpes de daga impía Don Pedro permaneció,
— 368 —
— 369 —
Y después de breve pieza
Bien vengado está tu padre
A un ministro preguntó:
Que mil veces te bendijo —
—Decid ¿ qué condenación
Sufrió Henriqucz entre tanto ? Y la de su Julia hermosa
Que decia con amor:
— Dos años de suspensión
De asistencia al templo santo.— —Contigo seré dichosa....
Ven, roguemos ai Señor—
Don Pedro frunció las cejas
Con airado continente,
Que anunciaba duras quejas,
Y esclamó:—Si es delincuente,

Sufra el peso de la ley


El noble como el pechero,
É igual se contemple el rey
Al ínfimo zapatero.

Yo anulando la sentencia
Que se impuso á este doncel,
Como cumple á mi conciencia
Pongo la balanza en fiel.

Yr observando mis mandatos,


Que nadie burló jamás,
Se abstendrá de hacer zapatos
Por un'año nada mas"—
X
Los pies del rey al besar,
Cayó Gil en un desmayo,
Que el gozo como el pesar
Hiere con vigor de rayo.

Pero cuando en sí volvió,


Serenada ya su mente,
De Gómez la voz oyó
Que decia—Eres valiente—
Y también la de su madre,
Que esclamaba—Eres buen hijo •
— 371 —
— 370 — En aquella partición
Que de sus reinos hiciera;

Mas Don Sancho de Castilla


Que anhela mayor estado,
E?I cerco de Zamora. Siempre tuvo por mancilla
Ver su imperio desmembrado;

Ver saltar del cetro de oro


Joyas que de estima son ,
Galicia , Zamora, Toro ,
Con Asturias y León,

Y que siendo el heredero


De sitios fuertes y llanos,
Pierda de su haber y fuero
ROMANCE HISTÓRICO,
Por la pro de sus hermanos.

Traspasar la jura quiso


Que hiciera no de buen grado :
Puesto en armas de improviso
Sus huestes llamó á su lado,
1.
Y lidió con tal fortuna,
Contra todo ardid guerrero Que en hierros puso á García
Zamora está bien sentada, En el castillo de Luna ,
De un cabo la corre Duero, Y á Don Alfonso en Mongía.
Del otro Peña Tajada.
Era Sancho tan garzón
La ciñen á la redonda Que las barbas le apuntaban,
Unas torres muy espesas, Pero en bravo corazón
Muro fuerte y cava fonda Pocos hombres le igualaban.
Con sus barbacanas gruesas.
Al Duero va sin demora ,
Y al verla con tal muralla, De Safagun fuerzas saca,
No hay cristiano ni agareno Pues suspira por Zamora
Que la quiera dar batalla, Que conserva Doña Urraca,
Ni embestirla en su terreno.
Y pasa ya á las orillas
De su padre en rico don Del murmurador raudal
Doña Urraca la tuviera
— 372 — — 373 —
Que besa flores sencillas Lleva fino paramento
Con los labios de cristal. De damasco azul y verde,

Al instante cabalgara Con cortapisa preciosa


Con el Cid campeador De unas mantas cebellinas.-
Y Diego Ordoñcz de Lara, Es negro, cerviz hermosa;
De Zamora en derredor. Por crin tiene sedas finas.
Luce galas muy ufanas Cubierto de limpio acero
El de Vibar, buen ginete El de Laralozanea
Con espuelas italianas Dando riendas á un overo
Doradas y de rodete, Que el viento beber desea.
4
Y á los rayos encendidos Los tres miran larga pieza,
Del sol brillan los metales Como de comnn intento,
De los arneses febridos La ciudad, su fortaleza,
De sus piernas y brazales. Las murallas y su asiento.

Penacho de blanca pluma Sus puertas están cerradas


Sobre el yelmo se desmaya A enemigos tan cercanos,
Como la nevada espuma Y sus torres coronadas
Sobre la tendida playa, De valientes zamoranos,
Y revelan las labores Que fieles á sus pendones
Del follage en su gorguera Forman las segundas vallas
Las manos y los amores Con pechos y corazones
De la hermosa que venera. Encima de las murallas.
Su troton es alazan, Al volver para sus tiendas
Nariz ancha, vela enhiesta, Tuvieron tal razonar,
Con ímpetus de volcan Deteniendo ambos las riendas,
Cuando á rebentar se apresta. Don Sancho y el de Vibar:
El rey sobre su armadura —Vedes, Cid, como es muy fuerte
Rica veste desplegando Contra toda hostil hazaña;
Cabalga con apostura, Si la hubiese por mi suerte,
Siempre á la ciudad mirando. Seria señor de España.
Su cuadrúpedo violento Conmigo deudos habedes
Que freno de plata muerde, Pues mi padre os dió crianza,
— 374 — — 375 —
Con desaguisado al rey
Y os acrezco las mercedes
Complacer á alguna dama.
Cuanto mi poder alcanza.
—i Harto ingrato fui á su amor
Vos di mas que un gran condado
Con desaire y con desden !
Por vuestro merecimiento,
¡ Fuérale tal vez mejor
Y el mayor sois á mi lado
Amar á quien ama bien 1
De mi casa é valimiento.

Vos quiero rogar agora Que ella me calzó la espuela ,


Cabalguéis de buena gana, Y adornando mi persona,
Que vayades á Zamora, Dióme el casco y la rodela,
A Doña Urraca mi hermana; Y ciñóme mi tizona.
Digades que he de servilla Si las lides me llamaban,
Con mi hacienda y mi poder; Eas lágrimas le salían,
Pero que me dé la villa Y del corazón manaban ,
O por cambio ó por haber; Que la faz le escandecían.

Que he de darla en este trueco, Puesta la rodilla en tierra ,


Como cumple á mi largueza, Pedia gimiendo á Dios,
A Medina de Ruiseco , Que si yo finaba en guerra,
Con Piedra que es fortaleza; Que finásemos los dos.

E si no quiere otorgarla, Y facía su oración


Tengo huestes aguerridas Con suspiros y con lloros,
Y por fuerza he de tomarla Guardando mi corazón
Con ingeños é bastidas. De las lanzas de los moros.

—Señor, con ese mandado No esperaba tanta pena,


Que vaya otro mensagero, Ni mereció por castigo
Ca de Urraca fui criado, Que los brazos de Jimena
Y á mi honor no es cumplidero. Le robasen á Rodrigo.
—Si no la recabáis vos —Non curedes vos del duelo
Que no conocéis segundo, Que hagan melindrosas dueñas,
No la espero , vive Dios, Curad de allanar el suelo
De ningún home del mundo. Que no acata mis enseñas.

Catad que de honor no es ley Curad que vuesa loriga,


Ni caballerosa fama Que nunca pudo bollar
— 376 — 377 —
Flecha ni lanza enemiga
En combate singular,
De su temple tan seguro
No venga á desmerecer II.
De Zamora bajo el muro
Por lágrimas de muger.

—Vos sabréis que no falsea


Eos temples de mi armadura Por la muerte tan sentida
Ni el bote de la pelea De su padre Don Fernando ,
De negro mongil vestida
Ni el ruego de la hermosura.
Negro estrado está ocupando
Me es ingrata tal misión,
Pero tanto me afincáis, Doña Urraca , cuyos ojos
Que infiel á mi corazón Son dos piras de dolor
Cumpliré lo que mandáis.— A los fúnebres despojos
De su rey y su señor.
Calló el Cid que reprimía
A su lado con respeto
Con suspiros el afan,
Arias Gonzalo se ve,
Pues al rostro le salía
Caballero muy discreto,
Todo el interior volcan.
Sin par en virtud y fé ,
Veloz como el pensamiento
Previsor y derechero,
Para Zamora partió, De sano consejo y brío,
Y cuando al altivo asiento
Que á nadie quebranta fuero,
De sus murallas llegó, Ni traspasa señorío.
De su corcel los ardores
Al estrado se adelanta
Enfrenó y la furia inquieta ,
El de Vibar con mesura,
Rogando á los defensores
No tirasen de saeta; Y apenas lo ve la infanta
Cuando á limpiar se apresura
Que venia de embajada,
No de guerra ni de engaño; Con un finísimo holán
Y entonces se le dió entrada Eas lágrimas indiscretas
Sin que recibiera daño. Que por sus mcgillas van
A decir cosas secretas.

Déla el Cid salutación ,


Y á Don Arias juntamente,
— 378 — Y á García pones hierros,
Y espone su comisión, Y me pides á Zamora.
Añadiendo reverente:
¡ Cuitada de mí! ¿ qué haré ?
«Porque yo á mi rey venero, ¿Quién me salva , quién me abona
» Vine con mensage tal; Si Rodrigo á quien amé
» Las cartas y el mandadero Me desprecia y abandona?
» Libres son de sufrir mal.”
No esperaba yo tal pago
Atenta escuchó ¡a infanta, De la vuestra cortesía,
Y la voz casi añudada Cuando sin dolor aciago
Desató de su garganta, Gozó vuestra compañía.
Respondiendo á la embajada :
Yo vuestro dormir guardaba ,
«Mezquina de mí!... ¿qué haré,
Vuestro amor fué mi contento ,
Si al rigor de tantos males
La vida que respiraba
En mi sangre no hallo fé,
Recibí de vuestro aliento ;
Ni piedad en los mortales?
Vuestro tálamo quería,
¡ Rey Don Sancho! ¿Qué decoro Feliz me juzgué entre todas,
Te has podido prometer Y era un cielo de alegría
De dejar en paz al moro La esperanza de mis bodas;
Por dar guerra á una muger?
Mas caí del grato Edén
¡Rey Don Sancho! ¿Qué laureles De tanto favor y gloria
Busca tu furor insano ? En infierno del desden ,
¿ Que escarnezcan los infieles Con mi engaño en la memoria.
Los dolores del cristiano ?
—«Señora, respondió el Cid,
¿Qué en Toledo Alimaymon Como bueno sirvo al rey
Tenga zambras y festines En las paces y en la lid,
Porque nuestra destrucción Que esta siempre fué mi ley.
Le conserva los confines ?
La respuesta me dictad
Parar mientes te cumplía Cual os aplazca mejor,
Que en negra ambición no hay prez, Y á otros tiempos reservad
Que usurpar es tiranía, Querellas de vuestro amor.—
Que Dios ha de ser tu juez.
Don Arias alzóse entonces
Padeciendo mil destierros Al ver de la infanta el duelo
Alfonso entre infieles mora,
— 381 —
Que ablandaba duros bronces ,
De corazón le pesaba
Y contestó en su consuelo:
Tan triste mensagería,
—La triste espeíiencia enseña
Y esclamó : — Mal me pagasteis,
Sin misterio y sin arcano ,
Que vos amais á mi hermana,
Que aquel que nos cerca en peña
Pues con ella vos criásteis,
(No nos quiere dar lo llano.
Y á lo que queréis se allana.
Lé diréis al que os mandó Vos la aconsejasteis mal;
Que hay valientes en Zamora Debo castigaros, Cid;
Que responden con un no Yo non puedo facer al;
Defendiendo á su señora, De mi reino vos salid.—
Y que anhelan la Ocasión El campo dejó Rodrigo ,
De dar de su fé probanza
Respirando enojos fieros,
Con sangre del corazón,
Y al partir llevó consigo
Uno á uno y lanza á lanza ;
Mil doscientos caballeros
Que si piensa intimidallos
Que tenia por vasallos,
Con un cerco grave y lento ,
Y eran siempre los mejores
Tienen mulos y caballos
Por sus lanzas y caballos,
Que les sirvan de alimento;
Ardidos y lidiadores.
Y antes que entregar los muros
Con mengua de sus deberes, Al campo nunca volviera
Si don Sancho arrepentido
Contra sus entrañas duros
Por el daño que temiera
Comerán á sus mugeres;
De aquel león ofendido ,
Que Doña Urraca desdeña
Todo cambio con su hermano, Su amistad y compañía
Que aquel que la cerca en peña Con sus cartas no pidiese,
Mal querrá darla lo llano.— Haciendo la pleitesía
Que mas al Cid le pluguiese.
Mal pagado y satisfecho
Despidióse el Campeador,
Partiendo á contar el fecho
A Don Sancho su señor.

Sañudo el rey le escuchaba


Cuando el caso referia , En la hueste sitiadora
Pregónase que aguisados
26
— 383 —
Para dar contra Zamora Y le vienen persiguiendo
Estén todos los soldados. Los hijos de Don Gonzalo:

La combaten reciamente Que á su padre denostó


Por tres noches y tres dias; Mancillando su lealtad,
No hay ardid que no se invente, Que al sol que la iluminó
Se renuevan las porfías. Disputa su claridad.

Las cavas ya quedan llanas, Vellido Dolfos se llama,


De cadáveres cubiertas, Y al rey se acoge por fin,
Desploman las barbacanas, Sus manos besa , y esclama
Tiemblan las ferradas puertas, ■ Como falsario y malsín :

Y doblando crudamente —Señor, yo dije al concejo


Sus intrépidos ardores, Que os diese la fortaleza;
Se fieren á manteniente Don Arias, astuto viejo,
Sitiados y sitiadores. Se me opuso con fiereza,

Tintas de sangre á fondon Y sus hijos me matáran,


Corren las aguas del Duero, Que tras mí vinieron dos,
Que no hay golpe sin lesión, Si en la fuga me alcanzáran
Ni amago sin golpe fiero. Antes de acogerme á vos.

Viendo el rey la lid osada Recibid, si anheláis prez,


Y pérdida lastimera Al que protección implora,
De su gente maltratada, Que yo os mostraré tal vez
Mandó se quitase afuera. Como háyades á Zamora.—

Á Zamora en derredor El rey se le mostró grato,


Puso cerco ; pues creia Colmándole de bondades,
Que si no cedió al valor, Y fabló con él gran rato
Por hambre la ganaría. De todas sus poridades.

Solos los dos cabalgaron


Al lucir la nueva aurora,
IV.
Y sus cavas registraron,
Y dieron vuelta á Zamora.
De la ciudad sale huyendo Con disfraz de buen amigo
Un hombre traidor y malo, El mayor de los villanos
— 385 —
Y al postigo cabalgó
Mostró á Don Sancho el postigo Que llaman de los Cambranos.
Que llaman de los Cambranos.
Viéndolo escapar el Cid,
Dijo que al llegar la noche, Sospechó su alevosía,
Con algunos caballeros Temió algún infausto ardid
Muy fieles y sin reproche, Contra el rey á quien servia ,
Armados con sus aceros,
Y su caballo pidió',
Por aquel postigo estrecho Pidió lanza, y se la dan,
Que abierto siempre dejaban, Mas la espuela no calzó
Entraría satisfecho, Con la prisa y el afan.
Pues los que de guardia estaban
Alongósele el traidor,
De hambre y laceria morían, Aguijando su corcel,
Y al choque , sin hacer frente, Y esclamó el Campeador
Las puertas les cederían Con ansia y dolor cruel:
Para recibir la gente.
«Este día es el primero
Por la ribera del Duero » Que dejé de estar en vela;
Don Sancho se asolazaba, »Maldito es el caballero
Bajó del corcel ligero , » Que cabalga sin espuela.”
Y un venablo que llevaba

A Dolfos lo quiso dar,


Pues se apartó por facer V.
Lo que no puede escusar
Ningún hombre ni muger.
¡Rio Duero 1 Tú murmuras,
Y Vellido que lo vió
Tus aguas van acrecidas,
Sin defensa en guisa tal,
Tus flores bellas y puras
El venablo le arrojó
Con furia tan infernal, Están mustias y caídas.

Ya mezclaste en tu raudal
Que las espaldas llagando
Sangre que vertió el valor,
Con honda y cruel herida,
Y hoy recibe tu cristal
Pasó el tronco y fué buscando
Las lágrimas del dolor.
Por los pechos la salida.
El traidor riendas volvió Hoy lloran los castellanos
Con las atrevidas manos, De su rey la infausta suerte,
— 388 — — 389 —
Así mezclan sus aguas abundosas
Dos arroyos que esmaltan la pradera,
Sirpes de cristal líquido entre rosas
Que en su seno nutrió la primavera.
Cinco meses de matrimonio. Ya que la luz del dia me detiene
Metido entre negocios superiores,
A mis fuerzas tan débiles conviene
Las noches dedicar á los amores. —

-o-3»SÍJ><s£-o- SEGUNDO MES.

EL AYUDA DE CÁMARA.

Ved , señor, si mandáis alguna cosa:


PRIMER MES.
EL SEÑOR.

Te diré lo que tengo proyectado :


De mi muger la alcoba es espaciosa;
Pon en ella otra cama de contado,
EL AYUDA DE CAMARA.
Que yo la ocuparé, pues me desvelo,
Y perturbo á Sofía su reposo ,
¿Pondré, señor, dos camas en el cuarto Descansará mejor....... no quiera el cielo
De vuestra cariñosa y fiel Sofía? Que impida su quietud su amado esposo.
Mi sueño es turbulento, interrumpido,
EL SEÑOR. Y el suyo mas delgado que una seda ,
Debes pues practicar lo prevenido,
No, Fermín, una sola: yo comparto Para que mi adorada dormir pueda —
Con ella mi ccsistencia noche y dia.
Los dos un mismo aliento respiramos,
TERCER MES.
Sintiendo el corazón la misma llama:
Ya que un solo querer alimentamos,
Tendrémos una mesa y una cama.
Y eternamente unidos sin querella, EL SEÑOR.
Debiéndonos recíprocas albricias,
No gozará sin mí, ni yo sin ella, ¡Abrasada estación!.... ¡ Tiempo de llama!
Vida, luz y placeres y delicias. ¡ Qué alcoba tan estrecha ! ¡ qué tormento!
— 390 — — 391 —
No quiero ver marchita su hermosura
EL AYUDA DE CÁMARA. Con mil padecimientos y aflicciones.
Solo me partiré, que es de avisados
¿Quéremedio, señor?.... Interrumpir las dichas algún tanto,
Para que los placeres codiciados
EL SEÑOR.
Vuelvan al corazón con nuevo encanto.
De un mes será mi ausencia solamente,
Saca mi cama
Que dulces esperanzas alimente.
Y ponía en mi retrete ó aposento.
EL AYUDA DE CÁMARA
¿Y Sofía! QUINTO MES
EL SEÑOR.

Dirásle que mi zelo EL AYUDA DE CAMARA.


Por su comodidad es infinito,
Que desahogo tal es un consuelo; Ya gime con furor el ronco viento
Y aunque á dormir sin ella me limito , Del invierno aterido y funerario....
Mi corazón sensible, enamorado ¿Y seguirá el señor en su aposento
Late por su cariño dentro el pecho; Durmiendo como monge solitario ?
Que mi amor estará siempre á su lado,
EL SEÑOR.
Por mas que se separe nuestro lecho. —
Búscame con secreto una morada
Pequeña, independiente, sin bullicio ,
CUARTO MES. Porque la soledad mucho me agrada;
Quiero hacer una vida de novicio :
Lograr mi libertad es mi porfía.
EL AYUDA DE CÁMARA.
EL AYUDA DE CÁMARA.
¿Determináis viajar?..... Sin perder hora
Para dos dispondré ropa y recado; ¿Cuántas camas, señor?
Pues es claro que iréis con mi señora,
A quien idolatráis...... EL SEÑOR.

el señor.
Solo la mia.

No has acertado.
Temo el gasto, después la desventura
De vuelcos, y celadas de ladrones;
— 392 — 393 —
Díme de Geografía,
Mas no me hables de Alemana,
Ni de Grecia, ni Turquía,
Sino de la nuestra España.
Tres años <Ie Pension. — Madrid abunda en placeres
Y en ingenios escogidos,
Es Edén de las mugeres,
Infierno de los maridos.
El amor.... — ¡El amor! Basta con eso:
Pasemos á otro punto de mas peso.

La fábula ofrece mas


De ingeniosas variedades;
—Vamos á ver, hija mía, Supongo no ignorarás
Tu esmerada educación, Los nombres de las deidades:
Y el fruto y sabiduría — Júpiter quiere mandar:
De tres años de pensión. Marte gusta de la guerra,
— Mamá ¿diré de la historia?....... Y Venus salió del mar
Rodrigo que amó á la Cava Para embellecer la tierra.
Perdió vida, honor y gloria, El amor....—¡El amor! Basta con eso :
Quedando la patria esclava. Pasemos á otro punto de mas peso.
El amor.... —¡El amor! Basta con eso:
Pasemos á otro asunto de mas peso.

Cuéntame de otro reinado La música es el encanto


De que puedas acordarte, De la hermosa juventud :
Que con el mayor agrado Mezcla tu modesto canto
Pronta estoy para escucharte. Con los sones del laúd.
— Don Alfonso se enamora — Trobador!.. Tu melodía
Con la voluntad mas fiel Libertad al alma roba,
De una hebrea encantadora, Yo por premio te daría
Y esta hebrea era Raquel. Besos mil por cada trova;
El amor.... —¡El amor! Basta con eso ■ Que el amor.... — ¡ El amor! Basta con eso:
Pasemos á otro asunto de mas peso. Pasemos á otro punto de mas peso.
Me olvidaba de la danza
Que es reina de los primores,
Remedando en su mudanza
Los columpios de las flores.
— Mamá! ¿Quién la danza ignora?
lia liospitalldad
Es mi furor , mi laurel;
Que al hacer Céfiro y Flora,
Yo desempeñé el papel
Del amor.... — ¡ El amor! Ya está entendido
¿Con qué solo el amor has aprendido?

Leila es virgen délas gracias


Y modelo de primores,
Gentil como las acacias
Con sus desmayadas flores.

Sin ornatos es hermosa


Bajo trasparente velo......
¿De qué vestiréis la rosa
Mejor que la vistió el Cielo?

¿La daréis mayor decoro


Después que en su cáliz frió
Dios agota su tesoro,
Y la noche su rocío?

Colocadla entre cristales


Sin mas nítidos adornos,
Y á Leila entre blancos chales
Que dibujen sus contornos,

Y tendréis la beldad leve


Que todo sentido roba,
— 396 —
Que al formar la estatua de Hebe De agradable variedad,
Pudiera copiar Canóva. Con paredes de marfil,

Si desata sus cabellos Con canoros ruiseñores,


Negros como los pesares, Con grutas y con arcadas,
El peine se pierde en ellos Con fuentes y surtidores
Como un náufrago en los mares. Y estatuas muy bien labradas.

Mas esbelta que las palmas, Pero tal edad no advierte


No aja el cesped, cuando pisa, Que debajo cada flor
Y este encanto de las almas Hay un áspid que da muerte........
En los quince abriles frisa. ¿Que mas áspid que el amor?

¿Al lado de tal muger


Quién libre ha de respirar,
Si es lo mismo amar y ver,
Y lo mismo ver que amar?
— Bésame, dijo Ismael
Es huérfana.... ¿mas al. verla A la hermosa cierto dia:
Con encartóos celestiales, Bésame, paloma fiel
Quién no recogió la perla De mis sueños de alegría.
Perdida en los arenales ?
Yo he ganado lides ciento
Ismael llorar la oyó Por las enemigas tierras,
Par de la salobre fuente , Mas mi brazo débil siento
Y á su tienda la llevó Para sostener mas guerras.
Dando un ósculo en su frente:
Ya se estrecha el horizonte
Dejóla en el seno amante De mi mágica esperanza,
De su esposa, y la decía:
Yerma como estéril monte
» Recoged ese diamante
De arenas que el viento lanza.
» Que engendró la luz del dia.”
Y muy pronto mi alma esclava
Y su sombra fué creciendo,
Sacaré de éstas prisiones,
Su pecho se fué abultando,
Vuelto el rostro hácia la kaaba
La noche la fue adurmiendo,
Con últimas abluciones :
Y el sol con su luz dorando.
Mas quiero por mi fortuna,
Ya está en la risueña edad
Flor cerrada en tierno broche,
En que el mundo es un pensil
27
— 398 —
Que brilles como la luna — 399 —
De mi solitaria noche, Con su apoyo sube y medra,
Dando al tronco verde vida.
Y que unida con Hassen,
Que es el hijo que yo adoro, Pero así que se apartó
Vengas á regar también De su protector querido,
Mi sepulcro con tu lloro. Una lágrima rodó
Por su rostro escandecido.
Yo dispongo tu himeneo,
Próspera es la suerte tuya, Y esa lágrima revela,
Que de Hassen cumplo el deseo; Pues lágrimas saltan valla ,
Marcha y dile que eres suya. Secreto que desconsuela,
Secreto que el alma calla.
Mas escucha......ün huésped vino;
Reposando está en mi tienda : Dice que su corazón,
Yo protejo al peregrino, Víctima de mil dolores,
Para que Alá me defienda. No amando de Hassen la unión
No puede fingir amores,
Yo le doy seguridad
Y que es huérfana y muger
Y en amarlo me desvelo,
Porque mi hospitalidad Nacida para agradar,
Es sagrada como el Cielo. Y que es fuerza obedecer
Cuando es imposible amar.
Toca pues á tí, sirena Vive Hassen siempre sediento
De la encantadora faz,
De la lid y la venganza,
Servirle mi copa llena, Y en su rostro no hay contento,
Después que le dieres paz.
Si su mano está sin lanza.
Dame un beso de tu miel,
De las tribus enemigas
Luz de mis cansados dias,
Bésame, paloma fiel Es terror en las arenas:
De mis sueños de alegrías.” — Dadle lanzas y lorigas,
Que asi calmareis sus penas.

Que luchar quiere entre miles,


Y ver relucir espadas,
Y todo el furor de Aquíles
Hallaréis en sus miradas.
Leila lo abrazó cual yedra
Que al tronco robusto asida
No quieren las hermosuras
Que anhelan placer y gustos,
— 400 —
— 401 —
Hombres de miradas duras
Jamas fue mas cariñosa,
Siempre altivos, siempre adustos.
Solícita y complaciente.
Que el guerrero cuando abraza
l)e bélico furor lleno, Y Achmet que su agrado vió,
Hechas un volcan las venas,
Con la nítida coraza
Con la taza que apuró,
Les oprime el blanco seno.
De otra sed sintió las penas.
Y de noche las desvela
Soñando empeñada lucha, Hassen de este nuevo amor
Y muy poco las consuela , Conoció las aficiones,
Y muy poco las escucha, Cual conoce el cazador
Las sendas de los leones,
Y no adora su embeleso ,
Y al oir clarín sonoro, Y viendo que su esperanza
Se las dejan sin un beso, Naufragaba en la bahía,
Meditó su atroz venganza
Y despiertan y dan lloro. Que en sus ojos se leía.
¡ Quién tuviera en esta vida
Por consuelo de su amor,
No un Marte de faz temida,
Sino un músico , un cantor !

Debajo de las palmeras


Que hacen de altivez alarde,
Murmurando plañideras
Con céfiros de la tarde,
Mientras que en su pecho crece
La pena interior que clama,
Descansaba en sus tormentos
Al huésped la copa ofrece,
El huésped enamorado
Y' el huésped Achmet se llama.
Dando quejas á los vientos,
Cuando á Leila vió á su lado.
Al verse, los dos se amaron,
Flecha igual los dos sintieron, — Primavera de las flores,
Y el suspiro que exalaron Díjola con emoción,
En los labios contuvieron. ¿Dónde irás que no enamores
Con tu aroma y profusión ?
Jamas Leila mas hermosa
Mostró su bruñida frente, Yo te adoro como al suelo
Do dejé mi amado padre,
— 402 —
Como al sol y como al cielo,
Como al beso de mi madre:

Como estrella del destino,


Como fuente del desierto, De su lecho regalado
Como flor de mi camino , Levantóse aurora grata,
Como luz de un rumbo cierto. Y su manto nacarado
Se volvía de escarlata,
Mi amor he de sofocar
l’ues lo manda la virtud, Cuando el huésped noble y fiel
Que un huésped no ha de pagar Despidióse de la hermosa,
Favor con ingratitud. Dando gracias á Ismael
Y á su idolatrada esposa.
Yo sé que te quiere Hassen:
¡Ah!.. Felices sed los dos: Leila en vano procuraba
Disfrutad de vuestro bien , Disfrazar su pena impía ,
Que mañana os diré á Dios.”— Que una lágrima saltaba,
Y otra en su lugar nacía.
—» No te vayas, peregrino,
Respondióle Leila triste: —Permitid vaya con vos,
No te pongas en camino, Dijo Hassen al caminante,
Que mi afecto lo resiste. Y os daré el último á Dios
En la fuente que bay distante. —
Mas escucha, que mis males
Y solos los dos marcharon,
Vaticinan suerte fiera,
¿Y quién nos dirá de cierto
¿No ves entre los zarzales Las cosas que les pasaron
Los ojos de la pantera ?— En el árido desierto?
Achmet sacó su puñal
Y avanzóse á la enramada:
Sí que se movió el zarzal,
Pero no alcanzó ver nada.
Seis dias han ya finado,
Mas cuando se retiró
Y en su tienda está Ismael
Con Leila, finando el dia ,
Solo con el hijo amado,
lina sombra distinguió
Razonando así con él.
Que de lejos le seguía.
—«Que no llevas he advertido
Tu puñal, como solias.
— 404 — — 405 —
—No sé..... fué tal vez olvido —Vengué mi ultrajado amor,
De tomarlo en estos dias. Y sufrir debió esa suerte.

—Anda y busca tu puñal, Porque á Leila me robaba,


Hijo mío; quiero ver Y con ella lo encontré
Si es en todo muy igual Que de amores platicaba ,
Con uno que encontré ayer. ¡ Yo su sangre derramé!
i Hassen i la hospitalidad
—Ya rae acuerdo..... cabalgué Es sagrada, es inviolable;
Lejos de mi amada tienda, Tú faltaste á la piedad;
Cayóme, pues me incliné Castigo tendrá el culpable.
Para recoger la rienda,
Levantar mi frente quiero
—¿Es este? (Ismael mostraba Sin que tal borron la ofenda,
De un puñal el pomo frió, Y ofrecer al estrangero
Mas los filos ocultaba) Paz y dichas en mi tienda.
—Sí que es ese, padre mió.
No has seguido mis consejos;
—¿Ves la hoja?.... (Hassen gimió; ¡ Eres un ingrato, un vil.....
Vió el puñal de sangre lleno) Retirémonos mas lejos.....
Pues sígueme, le añadió (Preparaba su fusil.)
Su padre con voz de trueno.—
—¿Qué queréis?—Ya lo verás.
Y al desierto caminaron Era Isaac hijo inocente,
Con silencio sepulcral, ¡Tú eres malo......andemos mas.
Y otra vez allí empezaron Llegaremos á la fuente.....
Su plática en modo tal.
—¿Do dejaste al peregrino?
—Lo dejé junto á la fuente.
—¿Sabes qne le sobrevino?
—No; tal vez tigre inclemente

Lo despedazó, y sus males A su tienda se volvía


Alguno os lia noticiado. Ismael con faz llorosa
—¿Los tigres tienen puñales Y al encuentro le salía
Para herir al descuidado ? Su desconsolada esposa.
Hassen!.,.. Tú eres un traidor, —«¡Ismael! diroe, ¿qué has hecho?
Y al huésped has dado muerte! ¿Dónde está mi amado Hassen?
— 406 — — 407 —
Si murió pásame el pecho,
Yo quiero morir también.—
Con turbada confusión
Dijo el árabe«Te advierto Errores «Sel alma»
Que busques un azadón,
Y tú ruega por el muerto.”—

Buen olor el de rosas y claveles,


Bello el sol por su luz y sin segundo,
Mas si habíais de dulzuras y de mieles,
Como el primer amor nada en el mundo.—
Es el polvo mas leve que las plumas, (1)
Mas que el polvo la brisa desatada,
La muger mas que brisas y que espumas......
¿Y mas que la muger?... No encuentro nada.—
Si el príncipe digere al medio día
Que es de noche, y que el sol con luces bellas
Despareció entre sombras de agonía;
Vosotros responded, que veis estrellas.—
Cuando beben los hijos de Mahoma
De la vid de Schiráz lágrimas puras
Escanciadas por vírgenes de aroma ,
Encuentran en el vino tres dulzuras:
La que le dió la tierra por favores,
La que le dió la hurí que lo ha libado,

(1) Traducción de un epigrama latino.


— 408 — — 409 —
Y la mayor en gustos y sabores, Los que solo con hierro se encontraron
£a que le dió la ley que lo ha vedado.— Persiguieron con él á los del oro. —
¿A qué compararémos los colores Tres cosas por inútiles advierto:
De la rosa gentil y su embeleso, La luz de una bujía al sol radiante,
Cuando virgen que ignora los amores, La lluvia en las arenas del desierto,
Tiembla del claro sol al primer beso ? Y la verdad propuesta al ignorante. —
A Iasmegillas puras , singulares, ¿ A do vais ¡ oh delicias 1 entre sustos ?
De las hijas de Grecia en tiernos años, AI palacio del rey, respondió el sabio :
Cuando el sultán las lleva á los lugares Porqué al lado de príncipes adustos
De donde han de salir para los baños. — La copa del placer le quemó el labio.—
Rojo cáliz y un fondo ennegrecido ¡Amistad!... ¡Raro bien entre mortales!...
Desata el tulipán, como el amante Quien no tiene un amigo verdadero
Que tiene el corazón triste y herido, De quien fiar sus dichas y sus males,
Y el fuego del amor en su semblante.— En toda parte y sitio es estrangero. —
Asilo es el eden, do no hay abrojos, No consiste la fuerza y el arrojo
De delicias seguras y constantes, En vencer á los hombres en las lides,
Y el hombre con dos fuentes de los ojos Sino en domarlas iras y el enojo;
Compra sus cuatro ríos abundantes. — Solo la cruz produce estos Alcides.—
No conoce la lengua freno y tasa, La pobreza segura en su destino
Y el sabio comparó sus cualidades No teme como el oro al ladrón crudo:
A las de un huésped nuevo en una casa Cien ladrones que salgan al camino
Al cual no se confian puridades. — No te despojarán si vas desnudo.—

¿ Do esconderéis la esencia perfumada Las palabras indican el talento


Del almizcle, del ámbar y canela?.... Y el cultivo del alma en los varones,
Do la virtud se esconde, allí es amada , Mas si queréis saber su nacimiento,
Do se pisa la flor, su olor revela. — Os lo demostrarán con sus acciones.—
Por escusar sus males mas prolijos De hermosa juventud fruto y encanto
La tierra maternal puso en encierro Es el amor, y crimen en un viejo;
Muy lejos de la vista de sus hijos Las iras del amor redime el llanto;
El oro codiciado con el hierro. Sueña en vela el celoso sin consejo. —

Mas ellos en su abismo lo buscaron , Ó aman ó aborrecen las mugeres,


Y como á tanta sed faltó tesoro, . Dos estreñios*, sin medio de prudenciaj
— 411
— 410 —
Y con sed insaciable de placeres
Aprenden á llorar, que es su gran ciencia.

Que Dios puso en sus nítidos luceros


Poder para ablandar los duros bronces, Abdalla-fttilema Key de Toledo.
Y después que miraron hechiceros,
Si no basta mirar, lloran entonces.—

LEYENDA.

I.
Eran las tibias horas de la tarde
Cuando corre el vergel la brisa leve,
Que entre pintadas flores hace alarde
De repartir sus ósculos de nieve;
Y el dulce ruiseñor gime y encanta,
Pájaro melancólico y querido,
Que es tan rico en la voz de su garganta,
Como pobre en la pluma del vestido,
Y sugeto de amor á duras leyes,
Como bardo infeliz que no se nombra,
Saluda los jardines de los reyes,
Y se pierde del héspero en la sombra;
Cuando el sol moribundo no calienta,
Y mustio y sin vigor apenas brilla,
— 412 —
Vistiendo de una luz amarillenta
— 413 —
Las cumbres de las torres de Castilla ;
Desprecia los aceros que hace trizas
Y esa tarde veia entre cadenas El temple diamantino de su adarga ;
Á Toledo imperial, porque era mora,
Coronada de lunas sarracenas Que se mira en el Tajo, cuyas ondas
Con sus libres recuerdos de señora. Encienden con mil luces por encanto
Las piedras ovaladas y redondas
Y era un rey africano el que habitaba Que guarnecen la fimbria de su manto;
Su alcázar opulento y arrogante,
Un rey que con las perlas escarchaba Que gasta en el ambiente de! aroma '
Los pliegues nebulosos del turbante; Su vivir y su lánguida pereza,
Y espera el paraíso de Mahorna
Un rey que sobre alfombras de brocado, Con vírgenes de amada gentileza.
Entre la nube vaga y trasparente
Del aroma de Arabia delicado, Y ese rey tan audaz en la batalla,
Mostraba su tostada y ancha frente, Dotado de talento y hermosura,
Y tan muelle en la paz, se llamó Abdalla,
Sus ojos que encendían su mirada Gigante en el poder y en la figura;
Con un rayo de amor ó de despecho,
Que gozando del aura en sus jardines,
De finísimas hebras desatada
Su barba que caía sobre el pecho , Sobre un tapiz de Persia entretenido,
Debajo de una arcada de jazmines
Razonó en modo tal con su valido:
Su ropage de púrpura de Tiro ,
Y el ceñidor con daga rutilante, —»¿ Ves, Ozmin, que el claro sol
Cuyo pomo difunde en largo giro Se despide de este Edén
Los fuegos del topacio y del diamante. Con el último arrebol,
Y desciñe su alma sien?
Un rey con un harem de cien hermosas,
Flores del corazón, risas de un sueño, Pues yo te prometo á tí,
Que vienen de tropel y codiciosas Que he de hacer mi despedida
Á suspirar un ósculo del dueño; Como el sol que muere aquí,
Con mi frente desceñida,
Bellas hadas de cármenes sombríos
Que en baños de coral cortan espumas, Si no alcanzo lo que anhela
Y en el fuerte calor de los estíos Mi intranquilo corazón,
Se visten ó de gasas ó de plumas. Que suspira y está en vela
Sin un sueño de ilusión.
Un rey que en arrancadas y en las lizas
Encorvado en un bruto de crin larga Y secas verás las flores,
Y crecer bravias plantas,
28
— 41a _
Aunque tengo para mí
— 414 —
Que mi esclavitud firmé :
Y mudas de ruiseñores
Las doctísimas gargantas, Pues alli vi una cristiana,
Luna llena de ventura,
Como seco mi vigor,
Del.rey D. Alonso hermana ,
Mustia mi altivez y brio ,
Princesa de la hermosura,
Y encrespado mi dolor,
Y en silencio el labio mió. Cuya lisongera faz
Con sus rayos me alumbró,
Yo saldré de mi letargo ,
Y mientras firmé la paz.
Que es mengua y baldón beber
Por su esclavo me dejó.
Un absintio tan amargo
En las copas del placer; Esa luz que me embelesa ,
Prodigio de beldad rara ,
No dar á mi mal remedio ,
Llámase doña Teresa,
Y en el solio hallar mil penas,
Mas yo la llamé Guiñara.
Y agostar con duro tedio
De mi harem las azucenas; La llamé séptimo cielo
Ver tan bellas criaturas Y reposo de las almas,
De alba tez y negros ojos, Hurí sin cendal ni velo,
Temblar cual palomas puras Y frescura de las palmas.
Al rigor de mis enojos; Mas ella con mucho amor
Díjome: «Gracias os doy:
Marchitarse sin un beso ,
» Cristiana diréis mejor,
Y al cubrirse de esmeraldas,
» Pues sierva de Cristo soy.”
Pagarles un embeleso
Con volverles las espaldas. Y entonces, Ozmin, te juro,
Que ya estuve vacilante
Romper quiero sus cadenas,
Como sacudido muro
Y libres de tales lazos
Por la máquina pujante,
Volarán á sus arenas
Y á los maternales brazos. Y que casi renegué
Del profeta y de la Kaaba,
Con Alonso , tan garzón ,
Y á sus plantas veneré
Que abruman su sien y mano
Aquel Dios que ella invocaba.
La corona de León
Y su cetro soberano, ¿ De qué sirven nuestras bellas
AI lado de tanta gloria ?
Á firmar las paces fui,
Cual convino á nuestra fé ,
— 417 —
¿De qué sirven las estrellas,
Que bien van las esperanzas
Si el sol borra su memoria ?
En sus aceradas puntas.
¿Qué indiscreto nombraría
Flores que alzan entre grama, Mandad, y las paces rotas,
Brillarán nuestros paveses,
Si un rosal de Alejandría
Volarán nuestras garzotas
Rompe su boton de llama?
Sobre potros cordobeses,
De su amor el alma llena ,
Y con súbitos asombros
Cautivo volví á Toledo
León fuerte y soberana
De esa linda nazarena
Se convertirá en escombros
De aire noble y mirar ledo.
Teñidos de sangre humana.
Cautivo dejé en León
Esa virgen hechicera
Mi vida y mi pensamiento,
Que adoráis con tanto esceso,
Parte de mi corazón
Será vuestra prisionera,
Se quedó con mi ardimiento.
Que os regale con un beso.
Y creo que en la lid dura Y á Toledo volvereis
Ya no temerá el cristiano Con tal prenda de victoria,
Ni el brillo de mi armadura Llamándola , si queréis,
Ni el alfange de mi mano ; Sultana de vuestra gloria.
Pues mis crudos sinsabores
Mas antes de confiar
Pondrán á mi honor mancilla,
Pretensiones al acero,
Que enfermizo por amores
Prudencia será buscar
Mal cabalga y acuchilla.
Con astucia otro sendero.
Indícame pues, Ozmin,
Ya que D. Alonso es niño
Salvación en esta lucha:
Y en poder de un ayo está ,
Solitario está el jardín,
Que lo mima con cariño,
Y ninguno nos escucha.» —
Y enojaros temerá;
— »No es de un Rey de poderío Ya que consentisteis vos
Coronado de trofeos. Que en Toledo los cristianos
Enfrenar el albedrío, Tengan aras á su Dios,
Poner dique á los deseos. Y veneren sus arcanos;
Esperad en nuestras lanzas Al prelado de esa grey
Que á las lides marchan juntas, Podéis dar la comisión
— 419 —
— 418 —
Todo calla,
De alcanzar del jóven rey
Vuestro empeño y pretensión. Y el jardín
Se vistió
Su influencia poderosa Con alfombra
Con el bando infiel es tanta, De la sombra
Que lia de daros por esposa Que cayó.
La escelsay querida infanta.

Y si & vuestra voluntad


Lo encontrareis enemigo,
II.
Duros medios emplead
De amenazas y castigo.

Que el frió de las cadenas


Y humedad de la prisión Delante del monarca , colocado
Hielan sangre de las venas En su solio de ardiente pedrería,
Y bríos del corazón. Se presentó Yincencio , gran primado
Y adorador del hijo de María.
Mas si al fin nada lográis,
Modesto como flor, con alma pura
Cortad del león las garras
Que en Toledo do reináis Que no vió el rostro al crimen ni al esceso
Hay muy buenas cimitarras. — Como un ángel de Oreb sobre la altura ,
Que medita profètico suceso,
— Me has hablado cual valiente No deslumbra su seda delicada ,
Que maneja buena lanza, Que es pobre y sin adorno su vestido,
No escluyendo cual prudente Deslumbra el resplandor de su mirada
Consejos de mas templanza , Donde la castidad se ha recogido.
Y mañana cuando el rayo Pálida con ayuno está su frente,
De la luz que ya no dora, Su cuerpo macerado con cilicio,
Saliere de su desmayo Vive su corazón de la fé ardiente
Por las puertas de la aurora , Que no empañan los hálitos del vicio ;

Harás que en presencia mia Y aunque la penitencia lo maltrata,


Comparezca ese pastor Y los años convierten sus cabellos
Que la grey cristiana guia En hebras sutilísimas de plata ,
Cual cabeza y conductor.» — Su pecho es un volcan de mil destellos.

Calló Abdalla, Es un escollo firme entre los mares


Calló Ozmin, Batido sin cesar por olas frías;
— 420 — — 421 —
Por el celo de Dios y sus altares Nuevas gracias esperad,
Es segundo Moisés y nuevo Elias. Nuevas dichas y favor,

Se presenta sin lujo cortesano, Pues dejando mis sultanas,


Sin pages ataviados y discretos , Enlazar mi mano quiero
Seguido de Geroncio su arcediano, Con una de las cristianas,
De quien fia sus íntimos secretos. Por cuya belleza muero.

Sus árabes pupilas el rey moro A las nubes se levanta


Clavando en el varón humilde y fuerte, Mi cariño y elección,
Columna del santuario y su tesoro, Recayendo en una infanta
Sus voces le dirige de tal suerte: Que es la perla de León ,

— » Dias puros y serenos Y os nombro por medianero


Que ilumina el sol mas claro, Con Alonso el rey su hermano,
Disfrutáis los nazarenos Qne de vos mi dicha espero
A la sombra de mi amparo. Pues os ama el rey cristiano. —

Dais loor á vuestros santos — Muy honroso es mi destino,


De Toledo en los confines, Dijo Vicencio al rey moro :
Y resuenan vuestros cantos Muy alegre mi camino,
Con la voz de ios muecines; Mi misión de gran decoro ,

Y al lado de las mezquitas Si antes renegáis, señor,


Con minaretes dorados, De ese pérfido islamismo ,
Levantáis mesas benditas, Y adoráis al Redentor ,
Y coméis panes sagrados. Recibiendo su bautismo.

Nadie os turba los placeres, — No ecsiste otro dios que Alá .


Libre es vuestra condición, Poned freno á vuestro labio,
Vuestros hijos y mugeres Que precipitando va
Libres viven, libres son. Vuestro error y nuestro agravio.
I

Y aunque solo es Dios Alá, — Pues mi cargo relevad ,


Y Mahoma su inspirado, Porque por Jesús bendito
Con la libertad se os da Desdice de mi piedad,
V
Seguir al crucificado. Y os declaro que no admito.

De mi clemencia y bondad —Mis órdenes cumpliréis


Desde hoy mismo, buen pastor, Con lealtad y con celo.
— 423 —
— 422 — —Quedarán los corazones,
— ¡ Oh ! cuan mal me conocéis! Que son vivos holocaustos.
Solo cumplo las del Cielo.
Y los que cristianos son
—Vos iréis por fuerza ó grado, Morirán sin un consuelo;
Que mi voluntad es fuerte, Ni á los niños doy perdón.
—Pues contad que andais errado, —Vivirán allá en el cielo.—
Yo mejor iré á la muerte.

—; Qué soberbia! — Es un deber ,


Que mi dignidad requiere. Vió Geroncio el arcediano
— Desprecio de mi poder. Que Abdalla se enfurecía,
— Cumplo con lo que Dios quiere. Llevando su diestra mano
Al pomo de su gumía,
— Pues tu sangre apagará
Tn frenético delirio. Que sus centellantes ojos
— Mi sangre me vestirá Despedían una luz
La túnica del martirio. De mortíferos enojos
Contra el siervo de la cruz,
— Yo evitando el desconcierto Y acudió como prudente
De que tristes mugercillas,
Con bálsamo á las heridas,
Que adoran á tu Dios muerto
Represando aquel torrente
Por incautas y sencillas, Que se hinchó con avenidas.
Levanten suntuoso altar Dando almíbar á su acento,
A tus fúnebres despojos, Con un singular agrado,
Tus huesos haré quemar, Dijo al rey: — Yo soy contento
Después de arrancar tus ojos. De suplir por mi prelado,
— Haz del cuerpo lo que quieras; Pues achaques dolorosos
Siempre queda libre el alma, Ponen á sus dos piés grillos,
Que al subir por las esferas Que los años presurosos
No arrebatarás su palma. Remachan con sus martillos.
Tus riquezas desmedidas Yo no perderé momentos,
Tomaré con mano fiera. Y pues conocidos son
— Son dos túnicas raídas Mi mérito y valimientos
Y un báculo de madera. En la córte de León,

— Vuestras casas de oraciones Sin rodeos ni disfraces,


Quemarán fuegos infaustos. Impondré por condiciones
— Í2Í — — 425 —
De las ya firmadas paces, La reina de mis suspiros,
Lograr vuestras pretensiones. Tan bella como cristiana.—
Estos los conceptos fueron
Y esa estrella, esa cristiana
Que el rey dió en su razonar,
Pura como el sol naciente
Y su despedida hicieron
Y el albor de la mañana
Los ministros del altar.
Y luna que está en creciente,
Geroncio partir prepara
Lucirá con mirar ledo Para el reino de León,
Sobre el solio diamantino Y Vincencio al pié del ara
Del alcázar de Toledo , Se arrodilla en oración;
Y en el Tajo cristalino.
Pero arrodillado apenas
Así no tendrá la guerra Triste y lánguido se siente
Mas cebo de sus furores; Y el cercano fin presiente
Tranquila estará la tierra De su vida y de sus penas.
Sin rebatos ni temores;

Y seguros los cristianos


Sin zozobras ni recelos, III.
Alzaremos nuestras manos
Al Señor que está en los cielos.

— Pláceme (respondió Abdalla, La infanta de León es una perla


Su furia en descrecimiento, Prisionera de concha nacarada,
Como el mar que duerme y calla Que del mar en los fondos, al llovería,
Cuando se retira el viento) Depositó la aurora regalada.
Si de Alfonso recabáis Virgen leda y sencilla que no siente
Lo que el corazón desea, Mas delicia que el sueño de ventura,
Y si airoso me dejais, Que corona de flores su alma frente ,
Vuestra dicha eterna sea. Cuando la noche cae y se apresura.
Vuestros himnos cantaréis, No conoce de amor la fiera llama ,
Dando culto reverente Ni aquel punzante estímulo y deseo
Al Dios que escogido habéis, Que turba la razón; solo á Dios ama,
Sin ofensa de mi gente. Su Cristo es su esperanza y su recreo.
Que en nada podré puniros, Y al dejar el reposo de su lecho,
Cuando hayais por soberana Antes que peine el oro á su madeja,
Le ofrece el corazón y el casto pecho — 427 —
Que de santa lectura se aconseja. Porque juzga tortura del infierno
Verse de un rey infiel entre, los brazos,
Y renunciando al mundo proceloso,
Su desposorio celebrar confia Llora en su lastimera despedida,
Con aquel inmutable y dulce esposo Y al salir de León aumenta el lloro,
Que es tesoro inmortal de su alegría. Pues se tiene por sierva y por vendida
A ignominioso harem de un sultán moro.
Los ángeles reciben sus suspiros
Envueltos en sus místicas plegarias, Y mientras que sus ojos mas se empañan,
Y convierten en sartas de zafiros Y el corazón se turba con el miedo ,
Las lágrimas que vierte solitarias. Brillantes comitivas la acompañan ,
Y toman el camino de Toledo.
i O doncella infeliz!.... Astarot crudo,
La sierpe del Edén , del pensil lleno , Cercado de sus árabes briosos
Que mordió al hombre débil y desnudo, Que ostentan su donaire y bizarría
Viendo tu castidad, hace veneno. En vestidos joyantes y costosos
Escarchados de hermosa pedrería,
Geroncio representa su embajada
Que á la temprana flor es un desmayo , Abdalia la recibe, y la festeja
Y de Alonso la infancia delicada, Con júbilos y fiestas deliciosas,
La irreflexión del príncipe y del ayo Y nuevos regocijos apareja
De torneos y zambras bulliciosas.
Y el temor de las iras de ese Abdalla
Dan á la pretensión tal acogida , Apresura su férvido deseo,
Que saltando de obstáculos la valla, El logro de sus ansias y sus fines.
Como razón de estado es admitida. Y el suspirado día de himeneo,
Que desliza entre orquestas y festines;
¿Y quién dirá las lágrimas y el duelo
Del casto serafín de la belleza , Y no se halla cristiano que no sienta
Que ha de dejar la patria de su Cielo El duro sacrificio de la infanta,
Do nació con su pompa y riqueza? Y algunos lo reputan por afrenta
Y baldón que no sufre su ley sania.
Llora sobre las galas la doncella.
Y el maridal ornato y atavío, Del afan del diurno ministerio
Y en el mismo llorar luce mas bella , Los hombres fatigados, retraídos,
Como flor coronada de rocío. Disfrutaban el blando refrigerio
Del sueño engendrador de los olvidos.
Llora porque al esposo que es eterno
No había prometido tales lazos; Ya del festín los sones lisongeros
En el alcázar regio enmudecían,
— 428 — — 429 —
Besaríais luto y muerte
Y ya los cincelados pebeteros
Codicioso de ventura.
Los últimos aromas despedían ;

Cuando al lecho nupcial de alerce y plata . No arranquéis del altar santo


De una labor morisca que embelesa, La flor consagrada al cielo;
Y entoldado de seda y escarlata, Cubrirla debeis con velo,
Conducida se vió Doña Teresa. Venerarla con espanto;

Y al despojar de gasas y de plumas Porque en él da sus olores,


La nieve de sus miembros virginales, Yr arrancada de su trono
Morderánla con encono
Emulos de las cándidas espumas,
Los insectos roedores.
Nacidas de los húmedos cristales ,

Vió retratarse en tunecina alfombra Temed que si envía Dios


Que á los pies de su lecho se tendía , Sus ángeles en mi ayuda,
Su espada veáis desnuda ,
Del sultán de Toledo hercúlea sombra.
Y á su brillo muráis vos.
Y viéndolo á su lado, le decia :
— No receles, dijo el rey,
— Apartaos ¡ oh señor 1
De tu Dios tales enojos;
Porque á Cristo me ofrecí,
No dén llanto á tales ojos
Y es deslealtad en mí
Los recelos de tu ley ;
Lo que en vos un ciego amor.
Que para endulzar dolores
Juré por su santo nombre Nos dió Alá como placeres,
Reservarme á su cariño , El amor de las mujeres
Pura como blanco armiño, Y el perfume de las flores.
Sin los ósculos del hombre,
Y es fuerza mi fe cumplir, i Oh luz de mis esperanzas!
Que al daros á vos contento , ¡ Unión de las voluntades 1
El mismo arrepentimiento i Iris de las tempestades!
Bástame para morir. ! Y quietud de las holganzas !

No esperéis ningún placer Deja tu esquivez y ceños,


A costa de mi pesar: Tu desden y tu porfía,
Me veríais espirar, Sol de un suspirado día
Me veríais perecer, Y noche de dulces sueños.

Y agostada mi hermosura , — ¿No teneis otras hermosas


Y engañado en vuestra suerte, Con tez pura de azucenas?
29
— 430 —
¿No tenéis otras sirenas Como león que azota sus hijares
Que os ciñan de frescas rosas? Y del furor los ímpetus escita,
¿Preseas de mas valor ? Ruge Abdalla infeliz entre pesares,
¿Piedras de mas rico engaste? Y maldice, y consúmese, y se agita.
— Sola tú me enamoraste, El fuego es un volcan que no se apaga,
Sola tú digna de amor. Que sus huesos recorre y pulveriza,
— Yo no os amo; yo no puedo: Y sella el corazón con negra llaga
Ya sabéis que soy cristiana. De bordes de gusanos y ceniza.
— Tú eres única sultana Mas antes de morir entre dolores,
Del alcázar de Toledo. Por temor de aquel ángel que lo espanta ,
— ¡ Dejadme por compasión ! Ordena que sus fieles servidores
— ¡Ven, gloria del mismo Alá’ Conduzcan á León la escelsa infanta,
—! Duro sois de condición !
La cual entre las tumbas de un convento,
—Goza mis caricias. — ¡ Ah! —
Escuálida y el pecho dolorido,
Con lágrimas de amargo sentimiento
Fué á llorar un baldón no merecido.

VI.

Suspiros se escuchaban lastimeros.


Cuando se iluminó todo el palacio,
Como si muchas lunas y luceros
Hiriesen en paredes de topacio.
El ángel del Señor con mano armada
De un fuego que consume duros bronces,
Dejando del Empíreo la morada,
Sobre el tálamo impío bajó entonces,
Y por órden del Dios que es santo y fuerte
Él rayo despidió del anatema,
Que al duro forzador hirió de muerte
Y las entrañas íntimas le quema.
— 433 —
Suele tras una risa formar huesa,
Sin dejar una piedra para el nombre.

¡ Caricia de traidor! ¡ abismo duro


Que cubren entre mágicos reflejos
Láminas de cristal y zafir puro,
l,a Ballena Do tienen las estrellas sus espejos!

Abrese con doblez, como falsario,


Y devora la víctima que viene,
Envuélvela con húmedo sudario,
Tumba sin epitafio le previene,

Y se vuelve á cerrar, y el onda rueda


Como siempre á su límite prescrito,
Sin dejar al sepulcro una vereda,
Ni una señal del dolo y del delito.

Es imagen de paz y de consuelo


Reposad en estériles peñascos Si se aduerme sin iras y sin brumas,
Que las vanas espumas encanecen, Imagen de Luzbel si escupe al cielo
Mientras nubes preñadas de chubascos Alzándose en montañas sus espumas.
Sobre sus crestas áridas se mecen;
Meditad sus conciertos de gemidos,
Y si al hervor de ardiente fantasía,. Sus luchas y sus dramas espantosos,
Don del fecundo cielo y no del arte, Sus palacios de hielo construidos
Los vuelos levantáis y Dios los guia Do deslizan mil monstruos horrorosos;
Por ignota región y estrada parte,
Y si veis un bagel de ala sonora
Meditad el Océano profundo , Vestirse de sus lonas con el velo
Y en sus olas marchando el pensamiento Mientras rompe el cristal la férrea prora,
Por las noches del polo, vagabundo, O morder con las áncoras el hielo ,
Soñad á su estampido turbulento.
Regad por él.... Sus nautas muy osados
Escuchadle si amaislas armonías, Cercan su corazón de mármol fuerte,
Al vagar desplegando en olas lentas; Y como los tahúres con los dados,
Y si amais las salvajes sinfonías, Juegan esos marinos con la muerte.
Escuchadle también en las tormentas.
Prefieren ese pérfido destierro
¡El mar!... ¡Mónstruo falaz cuando embelesa
Al sueño de pacíficos hogares,
Con su muelle actitud, y mece al hombre.!
— 435 —
— 434 —
Do el coloso rebulle libre y sueldo,
Hombres de pedernales y de hierro Y á disfrutar las auras se entretiene.
Que arrojan una lancha por los mares,
El gigante del mar que vaga y gira
Y siguiendo al cetáceo foemidable
Con solaz por el líquido elemento,
Que domina las ondas con pujanza,
Con dos columnas de agua que respira.
Marchan por su estcnsion inmensurable
Fiados de una cuerda y una lanza. Remedando un diluvio , azota el viento.

Rogad por su fortuna y rumbo cierto, Y el agua dá un rumor sordo y bravio,


Y vuelvan de su lecho á los reposos, Como si vendabáles animosos
Y á respirar las brisas en el puerto, Doblegasen las velas de un navio
Y á besar á sus hijos cariñosos. O arrancasen los árboles añosos.

Desde la leve tabla y débil muro


Espía el marinero su fiereza,
¿No veis que el horizonte se termina Y evita de su cola el golpe duro-,
Ceñido de una faja colorada?... Que allí puso el vigor naturaleza ;
Es un celage puro que ilumina,
Es como colgadura ensangrentada: Y viendo ya su vez, su arpón la tira
Que se esconcle en sus íntimas entrañas,
Pues ya se huyó la nube luminosa . Y como el parto hiere y se retira,
Y el término de vista se acompaña Que la fuga es la prez de sus hazañas.
Con una masa azul y vaporosa,
Que aparece cual áspera montaña. Muge el mónstruo, retiemblan los abismos;
No hay un eco en el mar; el aura fria Quiere lanzar de sí la flecha impía....
Lamiéndolo con mimo se enagena , i O fatigosa lid ! los mares mismos
Cuando las voces roncas del vigía Le servirán de lecho de agonía.
Gritan sobre los mástiles: / Ballena!
Agítase en un vértigo de horrores,
Y en la tostada faz del marinero Las aguas á fondon de sangre tiñe,
Que no anhela mas lauro ni mas palma, Con sus fuerzas aumenta sus dolores,
Brilla un rayo de gozo verdadero, Y el Océano azota, y con él riñe.
Y á dó el objeto vé se le va el alma.
Húndese y desparece.... pero en vano,
Sobre el ligero esquife, débil cuna, Porque á sus grutas lleva su tormento :
Los remos agitando se recrea, Se clava mas y mas el hierro insano,
Y al lado de la muerte , su fortuna Semejante aíatroz remordimiento.
Como desmemoriado saborea.
El nauto va espiando sus caminos
Armado de un arpon marcha resuelto Con el hilo feliz, que es norte y sonda,
Y con ímpetu audaz al lecho viene
— 430 — — 437 —
Que en medio de los vagos torbellinos En cantar á sus tristes funerales
Se tira ó se replega sobre el onda. Un himno plañidero se apresura,
Vuelve á sobrenadar desde el abismo, Y contesta el marino con acentos
Que del ansia mortal siente el veneno , De placer, alegrías y victoria....
Y á favor de su breve parasismo ¿ Mas cómo he de juzgar de sus contentos?
Nuevas lanzas se clavan en su seno. ¿Su riesgo no sufrí, y hablé de gloria?
A merced de los remos que maneja,
En su lancha mas leve que una pluma
El pescador intrépido se aleja
De aquella tempestad de cana espuma. Ss viereis un bagel de ala sonora
Vestirse de sus lonas con el velo ,
Como escollo que al euro desafía Mientras rompe el cristal la férrea prora,
levanta Leviathan su gran cabeza: O morder con las áncoras el hielo,
Tal fué la de Luzbel cuando caía
Del solio del cénit por su orgulleza. Rogad por él.... sus nautas muy osados
Cercan su corazón de mármol fuerte,
Salta y vuelve á caer en las corrientes, Y como los tahúres con los dados
Porque vida no encuentra en lo profundo, Juegan esos marinos con la muerte.
Y arrojan sus dos trémulos torrentes
Un aliento cansado y moribundo.

Lucha como Satán en sus tormentos


En el Orco letal de espesos váhos;
Lucha como contrarios elementos
En la noche densísima del caos.

Se congela su sangre denegrida


Y salta de su seno á borbollones,
Y á proporción que sale de su herida
La bebe en sus postreras convulsiones.

Por fin ya duerme el mar tras furia tanta


Que murió su tirano y no lo azota;
Dió resuello final, y muerto espanta
Mientras su mole inerte al azar flota.

¿Cuándo lame sus flancos colosales


Llora el onda fugaz? ¿llora ó murmura?...
— 438 — 430 —
¿Sabes, di, algún lugar árido y triste
Que de abrojos y espinas se reviste
Sin flores por tapiz,
Do estrechando los brazos criminales,
Alian á su Compañera Cerremos en la noche de los males
DESPUES 1)E SU CAIDA. El párpado infeliz ?

¿Y no llegue su enojo á tales climas,


Reventando en volcanes por las cimas,
Y removiendo el mar?
¿Y podamos por único consuelo,
No contemplar la luz , y ver el Cielo ,
Tan solo respirar ?

¿Do no suene su voz que me acobarde?


Huyamos de sus iras ¿ mas á dónde ? ¿Do no vuele en las brisas de la tarde
¿Si no apaga su sol, quien nos esconde Que él mismo embalsamó ?
Del ofendido Dios? ¿Ni encienda esas estrellas que ama tanto ,
Y si de noche oscura se presenta, Crisólitos caídos de su manto ,
¿No hará con su mirada que calienta, Que en torno sacudió?
Cenizas de los dos?
¿Y será que se olvide de mi nombre ,
¿Nos esconderá el mar que ronco truena?
Y nada le recuerde que hizo al hombre
¡ El mar! ¡ el mar! un escalón de arena
Que al lado tuyo vés?
Que si lo salva el pié ,
¿Y no cuente al fulgor de sus destellos
Detrás de onda benéfica que halaga,
Ninguno de mis dias, ni cabellos,
Se estrella otra mortífera que traga,
Ni huellas de mis piés?
Y nada mas se vé !

¿Y á los altivos montes quien acude , Mas ¡ ah ! que con su dedo omnipotente
Si pasando su sombra, los sacude Sostiene todo mar y continente.
Con hórrido temblor? Y el dedo encogerá,
¿Si encorvarán sus cimas de malezas , Y desquiciado entonces con asombro
Oprimiendo tal vez nuestras cabezas Para vagar en átomos de escombro
Malditas del Señor? El mundo caerá.
— WO —
i Oh amada realidad de sueños mios! ¡ Oh cómo se acabaron tales dias,
Tú , nacida al frescor de cuatro ríos Y se rasgó su tela de alegrías
En medio del Edén, Bordada de placer!
Arrastrarás conmigo y con tus penas ¿Do estáis auroras puras y brillantes ?
Por páramos de estériles arenas ¿Volasteis á otros climas muy distantes
Tu maldición también! Para jamás volver?

¿Quién te igualó en riqueza y hermosura Ya el sol con su luz clara no consuela


Antes de aquel instante sin ventura, Siento mi desnudez que el frió hiela ,
De amargo frenesí? Y encuentro sin calor
¿Antes que aquella sombra te halagase Tus ósculos que libo y tu regazo,
Y aquel fruto de muerte mancillase Y al buscar una dicha en un abrazo ,
Tus labios de rubí ? Mi dicha es el dolor.

Las fuentes retrataban tu contento ¿Y quién nos borrará de la memoria


Y de tu blanco seno el movimiento, Nuestro pasado bien y nuestra gloria,
Tu risa y tu mirar : Y excelsa beatitud,
Y tus ojos de llanto no sabían, Para que sin tormentos, sin enojos,
Y' tus hondas entrañas no mordían Cerremos breve instante nuestros ojos
Las limas del pesar. Con sueño de quietud?

Las aves cariñosas te cantaban!, ¿Y quién ha de dormir, si está presente


Las brisas tu cabello acariciaban Del ofendido Dios omnipotente
Con ósculos de amor , La eterna maldición ?
Y cuando la pisó tu pié de nieve ¿Si enluta nuestros pasos, nuestra vida ,
No perdió de aromosa ni de leve Y con llanta feroz, desconocida ,
La mas delgada llor. Nos quema el corazón?

Yo bebía en tus ojos dulce encanto , ¡ Yo tiemblo de mirarme en su presencia !


Y envidiaba mi dicha el ángel santo, Resuena en mis oidos la sentencia
Y el mismo serafín , Que nos dictó el gran Ser:
Que al eco de tu voz dejaba el cielo «Por cuanto mis preceptos no cumplisteis
Por gozar tu mirada de consuelo » Al polvo volvereis de dó salisteis,
Volando en el jardín. »Por solo mi querer.”
Esto dijo á su triste compañera
El hombre en su desgracia lastimera
Maldito de su Dios,
Y la fúnebre noche del pecado La ayuda del Conde de Benavente.
Con un manto de sombras enlutado
Cayó sobre los dos.

R0MANCE.

En su cama yace el conde


Por unas tercianas recias,
Que le afincan de tal modo
Que muy bravo está con ellas.

Tan dura es su condición,


Tal se aíra y se impacienta,
Que no hay hombre por audaz
Que se pare en su presencia.
Con un virote rostrado
Muy armada una ballesta,
A. guisa de pelear,
Mantiene en su cabezera ,

Y si un page le incomoda ,
Por venganza de la ofensa,
— !M. —
Mándale volver de espaldas, Y tenéis dentro del cuerpo
Y poner en las caderas Las doce comidas vuestras;

Con exacta propiedad Item mas, malos humores


Un almohadón de seda , Que son muchos y os apenan ,
Y entonces él tira el dardo Y se acrecerá el dolor,
Que el almohadón asesta. Pues la calentura enrecia.

Grita el page, y como gamo No es posible estar así


Sin muy grave contingencia
Que se esconde por la selva
De que vuesa señoría
Por miedo del cazador,
Da un salto y de allí se aleja. Se nos vaya muy de priesa.

Pero como muchos pages, —¿Y qué es lo que queréis vos'


Dijo el conde con fiereza.
Lisiados tal vez se encuentran
—Que la vuesa señoría
De la tal ballestería,
Se tome una ayuda buena.
Y lo siente la condesa,
— La tomaréis vos por mí,
Proveyó que de mas lana
Que os hago donación de ella ,
Se pusiesen mas rellenas
Y para mayor favor
Las dichosas almohadas
Que figuran en la empresa. Quiero.que á mi costa sea. —

De esto tiene gran placer El médico recelando


El conde, pues se recrea Las infaustas consecuencias,
Cuando hay muchos delincuentes De la cámara salió
En quienes hacer la prueba. Con disimulo y cautela ;

Pero el fraile peroraba


Viéndole con su muger
Con tal brio y elocuencia,
A quien ama muy de veras,
Que por fin le convenció ,
Y el guardián de san Francisco,
Varón de elevadas prendas, Y el doctor entró en la pieza.

Entonces el conde dijo:


Halló el médico aparejo
— Del fraile por reverencia
Para hablar con entereza,
Yo la ayuda he de tomar
Y después que tomó el pulso,
Con las condiciones estas:
Díjole de de esta manera .-
El canutillo ha de ser
— Que no hacéis cámara alguna De plata bruñida v tersa
Seis dias con hoy se cuentan,
30
— 447 —
Y, según mi voluntad, Dando su dorada luz
La vegiga será nueva; A los prados y á las selvas ,
Pues me pico de hombre limpio El médico y asistentes
Como á mi carácter sienta, Ante el conde se presentan
Y en los otros canutillos Con toda su artillería,
No he de hallar igual limpieza. Y la ayuda era de cuenta.
A mas, me la debe echar Gritó el conde desde el lecho:
María Rodríguez, dueña — Muy en hora mala vengan ;
Del bueno Martín de Sosa , Hora mala habed vosotros,
Y que perfumada venga Y el fraile que está en su celda.
Con pasticas olorosas, Llegaos acá, María ,
Y con la su saya negra Porque sois mi amada prenda .
Que es de rico terciopelo Mi bien todo y mi fortuna ,
Con cintas amarillentas. Cuanto el corazón anhela. —

Yo me tengo de poner Y luego se colocó


De un mastín á la manera , De aquel modo que él dijera,
Sobre manos y rodillas, Y al verle en la tal postura
Y al pié de la cama tenga Con las hachas ó lumbreras
Dos hachas en dos blandones, Reventándose de risa
Para que la dicha dueña El doctor se salió fuera
No diga , si vi ó no vi, Con las manos en la boca,
Con otras impertinencias. — Y el conde dijo á la dueña :

El médico contestó: — Mirad bien, doña Rodríguez,


— Cual su señoría ordena Si está ya bien descubierta
Cumplido todo será, La parte que es menester
Y mañana que es de huelga , Para tan ruin faena.
Serémos todos aquí Y aun la que no es menester .
Con aquella que convenga Le vino á responder ella,
Para daros la salud , Y á embocar el canutillo
Que tanto nos interesa. — Se dispuso con presteza.
Cuando del siguiente dia Mas como con los licores
Vierte el alba hermosas perlas. Que en el fuego se calientan ,
1

— 448 —
Arde la plata también , — 449 —
Porque todo se penetra , Y la cama se paró
Como un charco de aguas puercas.
Hizo dar un salto al conde
Que esclamó con voces fieras: Ella viendo el mal recado ,
— ¡ Pese á tal con la malvada , Puso baja la cabeza,
Con la infame puta vieja Y triste y desmelenada
Botó al punto por la puerta.
Que metió por rai obispillo
Un asador que me quema ! Preguntándola el doctor
¡ Yo reniego de la leche Si era su comisión hecha,
Que mamé por vez primera I Ella sin volver palabra
Fué siguiendo su carrera.
¡ Ó bruja de los infiernos,
Saco de intenciones feas! Por lo cual él calculó
¿Pensabais ser yo perdiz, No ser ocasión aquella
Espuma de malas hembras?....— De parar en aquel sitio
Do tronaba la tormenta.
Respondió Doña Rodríguez:
— ¡ Ó señor! ¡ cuánto me pesa! Del alcázar á un desvan
Perdonad......¡ Triste de mí! Se subió con ligereza,
Que nací en infausta estrella 1 Sin saber si el conde es muerto
O si en un desmayo queda.
¡ Qué la plata me engañó !
Porque el caldo , en mi conciencia, Los pages y el camarero
Bueno estaba y muy templado; También con pavor se ausentan,
Tenedlo por cosa cierta. Y cuando de aquel rebato
Tuvo aviso la condesa,
— Hora pues, le dijo el conde ,
Tornemos á la tarea, Entróse en el oratorio
No diga el señor doctor A implorar de Dios clemencia
Que la culpa ha sido nuestra. — Con lágrimas que en su faz
Cual líquido aljófar ruedan.
La muger tornó al oficio,
Y el primer apretón diera, El conde que se vió solo ,
Cuando con fracaso enorme Una mano alzó 1 i jera
Rota la vegiga queda. Para ver si se alimpiaba
Topando algún paño cerca;
Un rio de suciecad
Se derrama por las piernas, Pero hundióla en la pescina ,
Y sácola tan envuelta,
— 451 —
— 450 — El viejo se hizo erradizo ,
Tan sucia y tan asquerosa, Y con la mano mugrienta
Que él mismo se espantó de ella.
Le fregó la boca al conde ,
Quédose sobre tres pies, Que hace un asco, y vocifera:
Con la posición violenta, — Mas valdría afocicar
Levantada la camisa, Con la mas sucia trapera....
La faz espantable, horrenda.
¿Qué pensabades al ver
Vínole gran contrición Mi tan desgraciada escena?
De pecados y bravezas, — Pensé que el demonio mismo
Pues vió que le abandonaban Se os llevaba muy de veras;
Por su condición tan terca ,
Que era boca del infierno
Y lágrimas derramó Esa parte descubierta,
Con propósito de enmienda, Como la que en cuerpos Cristos
Y llamaba á grandes voces Encima del carro llevan;
Para que le socorrieran.
Que aullabais como el conde
Al cabo, su contador , Don Alonzo entre cadenas......
Viejo zafio, á quien aprecia, ¿ Mas en que pensáis, señor,
Porque á risa le provoca Sin cubriros las vergüenzas ?
Con sandeces y consejas,
— Alimpiad bien esa mano,
A la cámara llegó , Viejo vil, y con paciencia
Y asomándose á la puerta, Limpiareisme lo de abajo
Se espanta con la visión , Para que yo echarme pueda
Y las hachas le amedrentan,
En un cabo de la cama.
Los cabellos se le erizan, — Partirme de aquí quisiera.
Y viendo la casa yerma , — ¿ A dónde vais , viejo ruin ?
Quiso huir, mas su señor — Voy á buscar tres triperas
Le hace entrar á duras penas.
Que procuren al impiaros;
Dijo el conde: — ¿Qué no veis. Que mi mano no se estrena,
Contador, la mi tragedia?.... Ni sé por do comenzar;
— Mal endeliñado estáis, Dame horror tanta miseria.
Dijo el viejo; sois postema.
—Haced lo que yo vos mando:
— Acercaos y limpiad Y decid á quien me deba
La mi mano que está tiesa.» —
— 452 — 453
Comparar en tal estado :
— Solo á mi parida puerca.—
El contador pidió auxilio,
Y todos por fin se acercan
I,a Semana.
A la cama del enfermo,
Doctor , pages y doncellas.
Y fueron muchos los gastos,
Fueron muchas las expensas
Que se hicieron en almizcles,
Aguas rosadas y esencias.
El conde se reposó,
Vinó luego la condesa, El domingo , íi mi placer
Y fueron muchos los chistes Me entretuve con Rosana,
Y los cuentos y las fiestas; Que me dijo : «Hasta mañana :
Vendrás al anochecer.”
Pues convaleció el paciente Pero el lunes (Dios testigo)
De aquellas tercianas recias, Vino mi parienta Rita,
Algún tanto corregido Que alargando su visita,
De sus furias y bravezas. Se quedó á cenar conmigo.
¡Ah Rosana! Tu amistad
Y finísimo querer
Mi cena no han de tener
Por una infidelidad.

El martes á mi deseo
Fué feliz , pues la marquesa
Que en mi dicha se interesa
Sacó para mí un empleo.
Y era justo al fin del dia
Visitarla en su palacio,
Y obsequiarla muy despacio
Con grata cortesanía.
¡ Ah Rosana 1 Tu bondad
No tendrá según presiento
Mi dulce agradecimiento
Por una infidelidad.
— 454 — — 45a —
Miércoles me vi delante Mi semana su fin dió
De duros acreedores Suplicando á Beatriz
Que pedían con clamores Se encargase como actriz
Su metálico sonante. De un drama que inventé yo.
Y apremiado con testigos, ; Qué frases tan elegantes
Por salir de sus reyertas, Y loores nada escasos
De noche pedí en sus puertas Necesita en tales casos
El favor de mis amigos: Quien se encuentra sin diamantes!
¡ Ah Rosana ! Tu piedad ¡ Ah Rosana! Tu bondad
No tendrá ni tu ternura No tendrá en tal ocasión
Mi deuda y mi desventura Mi larga conversación
Por una infidelidad. Por una infidelidad.

Convidóme don Crispin El domingo á mi Rosana


El jueves; era su santo; Presentóme....... perdí el seso........
Y en verdad me causó espanto Que un doncel la daba un beso ,
La pompa de su festín. Y me dijo la inhumana:
Bebí mucho : se aturdió « Te entregaste á la pereza,
Mi cabeza por demás : » Y enojóme tu tardanza, ,
No te quiero decir mas » Y un deseo de venganza
Sino que me dormí yo. » Me pasó por la cabeza.
¡Ah Rosana! En propiedad » Mas ¡ amigo 1 tu amistad
Los efectos esta vez » No tendrá , si bien lo miras ,
De los vinos de Jerez » Un impulso de mis iras
No son infidelidad. » Por una infidelidad.

El viernes me entregó un page


Un cartel de desafío ,
Y era mengua al honor mío
No encontrarme en el parage.
Con mis armas acudí,
Y en el choque temerario
Mal herido fué el contrario ,
Vino gente y me escondí:
¡ Ah Rosana! En propiedad
No debe tener tu amor
Un compromiso de honor
Por una infidelidad.
— 457 —
— 456 — Y las guijas de sus fondos
Son topacios y zafiros.
En bóvedas ahuecadas,
Prisioneras de hilos de oro ,
Van volando aves pintadas,
El Anillo mágico» Que forman diverso coro ;
¥ unas miran sus colores,
Y otras muerden duras rejas,
DEDICADO ÁL FILÓSOFO D, CELESTINO GALLI , AUTOR
Unas entonando amores,
bel Universo en marcha y de Xa ciencia de la dicha. Y otras meditando quejas.

En tanto que el esforzado


Conductor de los Creyentes
Duerme un sueño regalado
Que arrullan sonoras fuentes,
■ '‘■'•■rl i.iT'Btnb f l WnMrilifóijQ
Y aquel paraíso sueña

■ Ebrio de licor de Moka Que le prometió Mahoma


Y de humo de Latakía; Con la multitud risueña
Que filtrado desemboca De sus vírgenes de aroma,
Por tubo de pedrería,
Oréa su adusta sien
Sobre un lecho cincelado Agitando leves plumas
De sándalo, cuyo olor Una bella del Harén
El ambiente perfumado Mas blanca que las espumas.
Va dejando en rededor,
Dilnara es la que bendice
Duerme Nevedin-Hassan, Su sueño y sus ilusiones :
Sombra de Alá sobre el mundo, Dilnara, su nombre dice
De Estambul noble sultán, Reposo de corazones.
Y en riquezas sin segundo.
Esta flor del embeleso
Brotan á sus pies mil flores Que caricias vá buscando,
Que el aura besando toca , Con la miel de un dulce beso
Que salpican surtidores Lo volvió del sueño blando,
Hechos de cristal de roca,
Y el Sultán la dijo asi:
Y el agua en los cauces hondos —Del Profeta que venero
De coral, forma mil giros,
— 458 — — 459 —
Todo el paraiso vi, » Mas mi vida desfallece,
Mas sin tí yo no le quiero. »Porque veo al lado mió
» Que otra flor su tallo mece
Que no esparaiso aquel » Con corola de rocío;
Que de tí recibió agravio|,
Pues me lo robó la miel » Flor del Cáucaso sencilla ,
Pe tu cariñoso labio. » Y emblema de la frescura
» Que del Bósforo á la orilla
Canta y veré si los ecos » Trasladó mi desventura;
De tu boca de rubíes
Dejan ásperos y secos » Pues temo que mi señor,
Los tonos de lasUríes.—» » AI pasar por el jardín,
» Quiera respirar su olor
» Que es de nardo y de jazmín:

» Y entonces, á Dios, mis cielos,


Cóncavo laúd tomó » Que eclipsada ya su gloria,
La reyna de los primores, » Y enlutados por los celos
Y pulsándolo entonó » Vivirán en la memoria .•
Este cántico de amores:
» Y á Dios placer de vivir,
» Cuando el dueño de la sierra » Y alegría de cantar,
» Y árbitro del Ponto azul » Y un beso para dormir,
» Su pupila hermosa cierra » Y otro para dispertar. — »
» En los huertos de Estambul;

» Cuando sombras de mis chales


» Se tienden sobre su faz,
» Como nubes celestiales — ¡ Ah cruel I dijo el Sultán,
» De frescura y de solaz; ; Siempre con la misma queja!
i Siempre con el mismo afan
» ¿ De que sirve que el Profeta, Que en reposo no te deja!
» Que es fuente de todo bien
»Mil doncellas le prometa Por tí he despoblado yo
» De su venturoso Edén, El Harén mas abundante ,
Y mi mano desciñó
» Si al dispertar con mi abrazo Cien piedras de mi turbante.
» De delicias y consuelos,
» La nieve de mi regazo Cada lágrima que viertes
» Le ha de dar mejores Cielos ? Con celosas amarguras
— 460 —
— 461 —
Causa tres ó cuatro muertes'
Con un pecho por defuera
De inocentes criaturas,
Cubierto de nieve hermosa,
Que no tienen mas delito
Y por dentro de metales
Que el haber nacido bellas
Que al furor no pone fines!
Como tú y el sol bendito,
i Corazón de pedernales
Como el alba y las estrellas.
En un cuerpo de jazmines!
Si todas las plantas vieras
Deja que esa flor que asoma
Que arrancaron tus furores,
De Fátima con el nombre,
Lástima y piedad hubieras,
Me consuele con su aroma,
Sirena de mis amores.
Placer único del hombre.
Entre todas las que alabas,
Mas tú lloras , y á mi fé
i No eres tú la que yo adoro ?
¿ No te servirán de esclavas Que no puedo ver llorar
Esos ojos que besé
Al peinar las trenzas de oro ?
Al dormir y al dispertar.
¿No eres tú por mi cuidado
La rosa de mas primores Ya venciste en tu porfía;
Entre el vulgo replegado Vuela á Fátima, y dirás:
De las mas pintadas flores? «Vives hoy ¡ oh flor de un día!
» Que mañana morirás.”
¿ A tu lado no las ves
Doblegar su altiva frente ?
¿No te alfombran esos pies ?
¿No te aroman el ambiente?
Con un pájaro gentil,
Tras el alba y su arrebol, Que festivo se engalana,
¿No se doblan en desmayo, Cuyo pico es de marfil,
Mirándote como al sol, Y los piés son roja grana,
Abrasadas de tu rayo ?
Fátima se entretenía
Ya no cortan mis cuchillas, Cuando recibió tal nueva,
Mis bosques están desiertos, Que mal haya por impía
Y el canal en sus orillas Y mal haya quien la lleva.
No quiere mas cuerpos muertos.
Al vuelco del corazón
¡ Ah cruel como hechicera, Voló el pájaro pintado,
Y linda como celosa , Llevándose la ilusión
De aquel ángel delicado,
31
— 462 — — 463 —
Y erizando su plumage, Pues la piedra va perdiendo
Y con rubor escondido De pronto sus resplandores,
Por las sombras de un ramage, Y negra se va volviendo,
Soltó fúnebre gemido. Negra como los dolores.
La bella le corresponde Mas si es fiel, siempre fulgura
Con un prolongado duelo, Sus destellos celestiales,
Y á llorar también se esconde Y en manos de la hermosura
Y acusa el rigor del cielo. Causa alivio de sus males.
Mas el cielo vengará AI sultán regalareis
Sus dolores y su ofensa, Esta joya de cuantía,
Que cuando hermosura dá Su virtud esplicareis,
Pone un ángel en defensa. Pidiendo vivir un dia,
. ¡ oí p ;x :. j c
Mientras brotan sus enojos, Mientras que con gloria nueva ,
Que no caben en su seno , Por colmo de sus placeres,
Lágrimas por ambos ojos, Hace del anillo prueba
Que corren á raudal lleno, En medio de sus mujeres.” —
.! ■■ ■>■■■ Fátima enjugó su lloro,
Una esclava vió á su lado
Que era maga y sabidora, Llevando al adusto Hassan
Que la dijo con agrado: Aquel singular tesoro
Que ha de ser su talismán.
— «Templad el dolor señora:

Recibid un talismán
De tan singular virtud ,
Que defienda de eseafan El que á los creyentes guia
Vuestra tierna juventud: Vió el anillo de topacio ,
Este inestimable anillo Y con súbita alegría
Do un topacio resplandece Dió estas voces en palacio.
Tan puro y tan amarillo, — «i Grande Alá! ¡ Bendito seas
Que celos del sol merece. Por tan escelente don
Con qué alivias y recreas
Su virtud es, que la dama
Las ansias del corazón!
Que á sus dedos se lo aplica,
Si es infiel con aquel que ama ,
¡ Oh! Bien hayan tus decretos
Su infidelidad publica;
Y la luz con que me ayudas
— 464 — — 465 —
Para escudriñar secretos El anillo toma Zora
Y salir de amargas dudas.. Que el nativo color pierde ,
Mudándolo sin demora
Vengan pronto á mi presencia En otro color muy verde;
Dilmara la favorita,
Llamada por escelencia, Mostrando con tal mudanza
Paz del que su amor medita. Que la Mingreliana hermosa
Si pecó, fué de esperanza,
Kelmira que nació en Grecia,
Que en verdad es leve cosa.
Y la Mingreliana Zora,
Y Zoveida, que se precia Zoveida probó también
De discreta y de cantora. Y en rojo lo fué mudando,
Queriendo demostrar bien
Y tú, Fátima, presente
Que si pecó, fué soñando.
Bien estás en tal momento,
Pues no es justo que esté ausente’ Mas Dilnara que se alegra
La que causa mi contento.”— Viéndose con joya tal,
Toda la convirtió en negra....
; Triste origen de su mal!

Solo Fátima el anillo


Ceñidas de gayas flores Conservó con su esplendor ,
Vinieron las tres bellezas Con su pompa y con su brillo,
Todas respirando amores Sin mudanzas de color.
Y esperando mas finezas,
Neredin-Ilassan, al ver
Y al punto que aparecieron, La perfidia de Dilnára,
Sin zozobra ni temor Sin poderse contener,
El mandato obedecieron Su delito la echó en cara.
De su dueño y su señor,
Mandó que se retirase,
Kelmira fué la primera
Sufriendo prisión y yugo,
Que hubo de ensayar tal liza, Y que el cuello le cortase
Y el anillo reverbera, La cuchilla del verdugo.
Y en su dedo se desliza,
Vuelto á Fátima, le dijo :
Y al ceñirlo se mudó — «Tú eres reina del harén ,
Todo en azul al momento,
Y pues Alá te bendijo,
Mostrando que si pecó,
Te bendigo yo también.
Solo fué de pensamiento.
— 4G6 — — 467
Goza de mi amor, sultana,
Porque en tí no hallé mancilla:
Estrella de la mañana,
Brilla en mi horizonte, brilla.”—

Armonía Religiosa.

La sultana se guardó
La joya que era de amar,
Mas un dia le cayó
Dentro del profundo mar.
Tragósela el mar voraz,
Y en verdad que hizo muy bien
Porque así reinó la paz
Deetro del hermoso harén.

Vivamos de la fé, que nuestros dias


No limitó á los dias de este suelo
El Dios de las eternas alegrías,
Que encima de la tierra puso un cielo ;
Y do quier que la muerte nos espanta,
Si abrimos nuestros ojos lastimeros ,
Veremos que su bóveda levanta
Nuestra patria de estrellas y luceros.
Desterrados por tiempo á las honduras
De estos valles estériles y secos,
Probados en tristezas y amarguras
Con fúnebre plañir y roncos ecos,
Esperamos un dia sin ocaso ,
Otros climas templados y abundosos,
Otra luz v otra vida sin fracaso,
Reinos de bendición y de reposos.
De la temprana flor grato perfume
Como suele aspirar del sol la llama,
— 368 — — 469 —
Y la flor se disipa y se consume Con golpe temblador y funerario,
Sobre la tierra misma que embalsama; Sube sus vuelos ella, y se despide:
Así roto este vaso cinerario, «Á Dios, tierra infeliz, triste y esclava,
A la tumba irá el cuerpo que es de Iodo, » Que te vistes de flor y das cadenas,
Y subirá el espíritu al sagrario » Que ocultando tu hiel que no se acaba,
De aquel que lo crió y animó todo. »Con un rayo de sol doras tus penas.
Y esta dulce esperanza en los decretos «¡ Cómo pude morar en ese encierro
Del Señor que nos hizo de la nada, » Privada de mi patria de ambrosía!
De mi pecho en los íntimos secretos » ¡ Oh como me marcaba mi destierro
Con llave de su amor está guardada. » El duro sinsabor que yo sentía!

Entre las densas sombras de agonía « Á Dios, ciudad de llanto , cuyas puertas
AI polvo inelinarémos nuestra frente, » Se abren de par en par á los dolores,
Del cieno terrenal morirá el dia, » Ciudad sobre laguna de aguas muertas,
Y empezará la luz indeficiente. » Que levantan sus fétidos vapores :

Envuelta con el último suspiro, «Babilonia de fraguas encendidas,


Conociendo su origen y su palma, » Dominada del crimen y del vicio,
Por las altas esferas de zafiro » Babel de varias lenguas confundidas,
Libre de sus cadenas irá el alma; » Que con sangre amasaste tu edificio.

Y dejará detrás el aura leda, «Y los hombres adoran tus engaños,


Y el palacio de nácar de la luna, » Y en tu seno fabrican arrogantes
Y del sol los caballos y la rueda, » Sus torres y palacios de mil años,
Que es mas alto su origen y fortuna. » Que han de habitar brevísimos instantes;

Paréceme que sigue su camino « Y en ellos invocando á los placeres


Mecida entre celages y entre nubes, »Por dioses que halagaron sus sentidos,
Ufana con su patria y su destino, » Forman lúbricas danzas con mugeres,
Respirando fragancias de querubes; »Que ofrecen á su amor senos vendidos.

Que ya pierde de vista las montañas «Y Dios vé su locura torpe y fea,


Que cierran este valle de dolores, » Y azota sus palacios con los vientos,
Do nos gastan las íntimas entrañas » Los parte con el rayo y los cimbrea
Las limas de pesares roedores, » Desde sus mas recónditos cimientos:

Y que mientras el bronce del santuario «Hiere á sus moradores y á sus bellas,
De su pronta partida el tiempo mide » Y está mudo el salón de las orgías,
— 470 — — 471 —
» Y los coros de plácidas doncellas Y vaga en una brisa deliciosa,
» No suenan en las anchas galerías. Viviendo de la luz de aquel que es santo.

« Olvidaron su origen soberano , Y no hay pesar allí: la noche oscura


» Se hicieron una patria de un destierro, No estiende su dominio á tales climas,
» Se hicieron un Edén de un polvo vano , Solo cubre su velo sin ventura
»Y cantaron su boda en un entierro. Esta triste horfandad de nuestras simas.

«Á Dios, tierra de luto y de pesares Allí no se conocen los desvelos,


» Con tus hijas que amaron devaneos, Ni el susto, ni el temor, ni la tristeza;
» Con tus hijos sin fé que alzan altares No se conocen lágrimas ni duelos,
» Á sus vanos y estériles deseos: Ni afligen la codicia y la pobreza.

« Con tu mentida gloria y poderío, Alba eternal sonríe en las regiones


» Con tu sombra de bien engañadora, Habitadas de hermosos serafines ;
» Con las amargas heces del hastío, Su nacarada luz, don de los dones,
» Que brindas en tu taza al que te adora: Brilla en la inmensidad sin tener fines.

« Con tu placer de fuego que nos daña, Suena perenne canto de alabanza
» Tu alegría falaz que se destruye, Al fuerte, al vencedor del negro abismo,
» Tu promesa que miente y nos engaña, Y cuanto se apetece en él se alcanza,
» Tu posesión que asoma y que nos huye: Que cuanto bien se anhela está en Dios mismo.

«Tus cármenes de flor resbaladizos,


» Tus lazos y mazmorras y cadenas,
» Y con esos nefandos bebedizos,
»Que apagan la razón y encienden venas.

« Yo vuelo á mi mansión, mundo nefario, Apresura, Señor, ese momento


» Me remonto á los climas soberanos, De desatar mis grillos y mis lazos,
» Te dejo en mi mortaja y mi sudario Que me tiene gastado mi tormento,
» Digno presente en polvo y en gusanos.”— Y anhelo reposar entre tus brazos.

Así dice, saliendo peregrina Mil veces ¡ ay de mí! se ha dilatado


De sus antiguas cárceles el alma, Mi triste y fatigoso cautiverio;
Y al cielo, que es su patria, se encamina Multiplica sus flechas el cuidado,
Ansiosa de un laurel y de una palma. Y escarnece mi mal el vituperio.

Allí encuentra su bien y allí reposa ; Crece la tempestad , y el tiempo es crudo,


La eternidad la cubre con su manto , La noche de este siglo negra y larga,
— 472 — — 473
Crece la tempestad, y estoy desnudo ,
Y mi existencia estéril es amarga.
Abre, señor, tu seno á mi fatiga ,
Rompe mi cárcel dura y rasga el velo . La Providencia.
Y será que mi labio te bendiga
Por los siglos sin fin en tu alto cielo.

JIIMNO AL HACEDOR.

Salve, santo en esencia y atributos,


Origen y principio de tí mismo,
Tú que mides los siglos por minutos,
Y sondeas los senos del abismo;
Tú que cuentas las hojas que perecen
Bajando á tapizar humildes gramas,
Y sabes cuantas viven y se mecen
Entre los laberintos de sns ramas;
Que sabes cuantos pliegues esclavizan
Á la temprana flor en su capullo,
Cuantas olas se estrellan ó se rizan,
Cuantas duermen sin voz ó dan murmullo ;

Cuantas gotas el iris trasparentan,


Cuantas hebras de luz el sol desata,
Cuantos soplos los céfiros alientan,
Cuantos sueños la luna que es de plata;
— 475 —
— 474 —
Marcado el movimiento con gemidos,
Que de noche á tu carro de topacio
Y con el polvo audaz ciegos los ojos.
Uniste los alados aquilones,
Para correr del éter el espacio; Encended vuestra fé: sea la nube
Y al medir las vastísimas regiones, Del pueblo,de Israel en el desierto,
Que flotando á los soplos de un querube ,
Las chispas que saltaron de tu rueda
Marcaba salvación y rumbo cierto.
Que con puros crisólitos esmaltas,
Marcaron en el cielo esa vereda Detras de esa cortina con estrellas,
De estrellas tan unidas y tan altas; Cuya luz no se acaba ni aniquila,
Pues en intacta juventud son bellas,
Tú que de vivo resplandor inundas
Vela del Hacedor la gran pupila.
Los campos de zafiro do caminas,
Alma del universo que fecundas, Mientras vagan los astros en su turno,
Y vida de los astros que iluminas; Regula las edades y estaciones,
Que conduces semillas con sus medros
Y mas alta que el cerco de Saturno
En alas de huracanes revoltosos, Observa los humanos corazones.
Y enmaridas del Líbano los cedros Vela...... si todo el mundo con asombro
Con los de Sinaí que son pomposos;
Despidiese al caer fragor robusto,
Que como en tus espejos y cristales, El átomo mas débil de su escombro
Cuando la creación duerme y reposa, No pudiera tocar al hombre jnsto.
Te miras en auroras boreales,
Vela....... si el hondo mar se levantára ,
Que pasan entre nubes de oro y rosa;
.. Mónstruo voraz, de bárbaros resuellos,
Salve, padre, señor y Dios eterno, Y al justo entre sus olas sepultára ,
Rey de la inmensidad santo y profundo, Tal vez no mojaría sus cabellos :
Que haces temblar las simas del infierno,
Y reflejas tu imagen en el mundo. Porque nuevo Joñas libre y seguro
Del cetáceo en el vientre abovedado,
Arca de salvación y fuerte muro,
Rogaría al señor de lo criado;

Y en el bajel viviente bajaría


La vida es como un páramo de arenas Del mar á las mas ínfimas honduras,
Que levanta el pecado eri nube impía; Y luego á flor del agua subiría
Marcha el hombre cargado de sus penas, Á dormir unos sueños de venturas.
Y con la oscuridad siempre desvía.
No vengáis á llorar, y no hagais duelo
Siempre vasto arenal; los pies hundidos, De un niño sobre el túmulo de palmas;
Lastimados de pérfidos abrojos;
— 476 —
— 477 —
Dios aumenta los ángeles del cielo;
Llenad de regocijo vuestras almas. Espíritus angélicos cnjcoros,
Que endulzarán la hiel de vuestro pecho.
Llorad sobre los ricos, cuyas fiestas
Brillan al resplandor de mil bugías, Creed y confiad : esos placeres,
Deslizan en caricias deshonestas, Pasageras y vanas ilusiones,
Y culpan las auroras de los dias Son esfinges con rostros de mugeres
Y garras de famélicos leones.
Que dan fin á la lúbrica esperanza,
Cuando saltan las risas y placeres, Son un juego fosfórico y muy vario
Cuando con mas fervor hierve la danza, De fuegos errabundos y mecidos
Y la loca pasión en las mugeres. En torno de las piedras de un osario ,
Que nacen de los huesos carcomidos.
Y en tanto bajo el pórtico suntuoso
Desnudos duermen pobres y vasallos, Creed y confiad: de los doseles
Y turban las carrozas su reposo, En medio de los pliegues delicados
Rodando al relinchar de seis caballos : Anidan esos áspides crueles
Que llamamos pesares y cuidados.
Llorad sobre esos ricos y beodos
Dios os dará su díctamo fecundo,
Que ahogan en el vino sus desvelos,
La paz del corazón y su contento :
Que un cielo se formaron de estos lodos,
Mas allá de la tumba hay otro mundo,
Y en verdad, en verdad no habrán dos cielos. Vuestra herencia no sufre detrimento.
El cielo que formaron es de espuma,
Su prisma engañador mintió colores,
Voló como una sombra y una pluma,
Con eslátuas, con ídolos de flores,
Esther no se adornó con mas riquezas
Y viendo el Hacedor, que es santo y bueno, Cautivando de Asuero los amores,
Que los gustos por dioses adoraban, Que la silvestre rosa entre malezas,
Al dulzor del placer dió tal veneno Y los lirios del valle y demas flores.
Que los mató en los lechos do soñaban.
Dios las viste y las nutre de rocíos
Si el mundo como pobres os desprecia, Qne en sus pintados pétalos resbalan,
Si no veis vuestro albergue solitario Y á la perla que ocupa centros fríos
Con bruñidos espejos de Venecia, En sus trémulas lágrimas igualan.
Con flamenco tapiz y mármol parió , El conserva flotando en las espumas
Bendecid al Señor: de sus tesoros Del plañidero alción el blando nido,
Vendrán al cabezal de vuestro lecho Y en tanto que le crecen leves plumas,
Enfrena de los vientos el bramido.
— 478 — — 479 —
Ved á Egipto, la tierra de tres montes Al levita, que anuncia su ley santa,
Do el orgullo mortal està descrito , Ea dulce compañía de los buenos,
Pirámides que cortan horizontes Y al pueblo que en su honor los himnos canta
Con los ángulos triples de granito. Abundancia de paz y campos llenos.

¡ Arena y mas arena en sus llanuras!... Creed y confiad, y á los dolores


Mas ya os recrearéis de las fatigas ; El bálsamo aplicad de la paciencia;
El Nilo estenderà sus aguas puras, Que las duras espinas darán flores
Y el Egipto no es mas que un mar de espigas. Si alabais la divina providencia.

Dios hincha con el soplo de los vientos


De atrevido bajel altivas lonas,
Y las aguas respiran sus alientos
Que templan el calor de ardientes zonas.

El da una tabla al náufrago que llora,


Uu recuerdo de amor al caminante,
Y una luz de esperanzas al que adora
Su nombre y magestad con fe constante ;

Un remedio al enfermo y agravado,


Y al que es huérfano un seno compasivo,
Una sombra y un cesped al cansado,
Y libertad al siervo y al cautivo ;

A la vestal un sueño de su gloria,


Y al sabio un vaticinio de profeta,
Al mártir una palma de victoria,
Y una corona de ángel al poeta ;

AI niño que recita su plegaria


Un beso maternal, beso de aroma,
Y á la virgen que ruega solitaria
Un corazón sin hiel y de paloma ;

Una nube que entibie el sol ardiente


Al que marcha en su nombre peregrino,
Y una blanda quietud en el ambiente
Que no remueva el polvo del camino ;
— 481 —
— 480 — Y si vé de tristeza niebla impura
Que hiela de tal flor nativas galas,
Luego á desvanecerla se apresura
Con el trémulo impulso de sus alas.
Ahora está escuchando sus acentos,
llaura y el ángel. Y sus súplicas pias eslabona;
Con ellas, para un dia de contentos,
Se teje el paraninfo una corona;
Y al pié santo del leño de la vida
Dos ángeles se ven; los dos son bellos,
-o-S'fSS-o- Y de púpila azul de luz vestida,
Y de largo perfil, largos cabellos.

Pasados los misterios de la noche, Laura va recorriendo de arpa de oro


Negra madre del sueño y desvarío, Las fibras que á su impulso se estremecen,
Cuando rompe la flor su hermoso broche Y vierten de armonías un tesoro ,
Sedienta de una gota de rocío, Y á sus mágicos dedos obedecen.

Laura deja el márfil del blando lecho, Luego suelta su voz: del labio puro
Y desata sus trenzas aromosas, Los acentos armónicos desata,
Y un chal viene á caer sobre su pecho, Cual granos de cristal sólido y duro
Nube que transparenta nieve y rosas. Que saltan sobre láminas de plata.

Luego al pié de una cruz su frente inclina, Su canto no es de amor , de ese verdugo
Cual tórtola en su nido solitaria, Que gasta el corazón y lo sugeta,
Y bendice la luz que la ilumina Y cuando nos sonrie clava el yugo;
Recitando su mística plegaria. Es un himno feliz del Rey Profeta.
El ángel tutelar de la doncella Su voz es un gemido que suspira,
La cubre con sus plumas de topacios, Un torrente magnífico que crece,
Que desde que nació dejó por ella Que perdido entre lirios casi espira,’
El zafir de los célicos palacios. Y dormido entre lirios languidece.
Recoge sus suspiros, y elabora
El ángel al oír su melodía
Con ellos los perfumes de altos climas;
La compara á los tonos del Hossana
Re noche le dá sueños y los dora,
Y del sordo pesar rompe las limas.
— 482 — — 483
Que se canta en los reinos de ambrosía
Al autor de la luz de la mañana.

Y como si ocupase aquella silla ¡ Inocencia feliz ! ¡ Rayo de luna


Que ha dejado en los senos de la aurora , En noche de tormentas y de nubes!
De adoración en acto se arrodilla ¿Dónde te encontrarémos por fortuna
Delante de la mágica cantora. Fuera del sacro Edén de los querubes ?
La flor que de mañana se atrevía
Haciendo de sus gracias breve alarde,
Si se agosta al rigor del medio dia,
Al peine del marfil de espeso diente ¿Dónde la encontrarémos por Ja tarde?
Abandona sus trenzas la hermosura ,
Las parte por igual sobre su frente,
Y cubierta de negra vestidura

Al templo del señor sus pasos guia, La tarde es tibia y pura: los jardines
Y al dejar de su albergue el claro cielo Convidan al solaz, y en sus amenas
Va el ángel en su dulce compañía, Arcadas de cipreses y jazmines
Y hace caer las blondas de su velo , El aroma disipa duras penas.

Para que el ojo, avaro de placeres, Laura de hermosas gasas y de plumas


Del amador audaz y hombre inconstante, Atavía sus miembros virginales,
Que devora bellezas de mugeres, E igualan á las cándidas espumas
No pueda ver su cándido semblante. En lo leve y fugaz sus ricos chales.

El espíritu alado se adelanta, AI ver que se salía sin su velo,


Toma de un desvalido la figura, El ángel suspiró, mas no la deja ,
Y el rostro macilento y débil planta, Porque quiere seguir su amado cielo ,
Y en el atrio del templo se asegura. Aunque sigue detras, mostrando queja.

Laura con las entrañas conmovidas En medio de un pensil ella se hallaba


Se quita dos anillos rutilantes, Y atrevido doncel la dijo amores,
Y del pobre en las manos denegridas Y como requerida se gozaba ,
Deja caer las joyas de diamantes. El ángel se escondía entre las flores.

Vuelve á tomar el ángel formas bellas, Mucho por la belleza temería


Y remontado al Eter en seguida Cuando mojó con lágrimas hermosas
El nombre de su Laura con estrellas El cáliz virginal de rosa fría
Va escribiendo en el libro de la vida. Que nunca se mustió como las rosas.
— 485 —
— 484 —

La noche que de varias semejanzas


Reviste los ensueños, se apresura;
Mas la noche es feliz, pues tiene danzas
Do brilla con imperio la hermosura. rocsia.
La luz de las bujías da rnas fuego
Al rostro encantador de las doncellas,
Y amaron de la danza el vario juego,
Y por eso bendicen las estrellas.
En el regio salón donde resuena
Con sus ecos la orquesta sonorosa,
Y donde el fiero amor pies encadena
Que bailan en mudanza deliciosa,
Laura se deja ver: gracias gentiles
Escarchada de perlas va luciendo :
Danza con el doncel que en los pensiles En aquellos jardines de ventura
De amores la seguía requiriendo. Do jamás tuvo fin la primavera ,
Quiso Dios dar al hombre compañera,
El ángel tutelar que la acompaña , Llenándola de gracias y hermosura.
Conociendo el volcan que la devora,
Con sombra funeral el rostro empaña Al ángel lo formó de luz y gloria ,
Do el Eterno sus luces atesora, Y á la muger formó de aroma y flores,,
Y si al ángel sobraron resplandores,
Y al recibir la virgen que lo anhela Vino á quedar dudosa la victoria,
Uu beso criminal en su megilla,
De su Laura se aparta y libre vuela Por sobrar en la virgen escogida
Al cielo que es su patria, trono y silla. Dulce copia de amor; Dios poderoso
Formando de jazmín su pecho hermoso ,
Laura vuelve á su albergue, y en su pecho
Con un soplo de amor le dió la vida.
Siente de activa llama la violencia ,
Y no encuentra la paz en blando lecho, Por ser de flor, temiendo al torbellino
Que el ángel que voló fué su inocencia. Que pudiera oprimir su pompa y gala,
Aunque á los mismos ángeles se iguala,
Débil la contempló su autor divino.
— 486 — — 487 —
Demos, dijo, á sus nítidos luceros
Da irresistible fuerza del encanto
Mirad, ojos hermosos y hechiceros,
Mirad y yencereis, brillad sin llanto:
i queréis ablandar los mismos bronces,
i no basta mirar, llorad entonces. Los Suspiros.

Tras los deseos


Libres en alas,
Van los suspiros,
Voz de las almas.
Satisfacciones
Afortunadas
Dulces suspiros
Son los que arrancan:
Mas si ellas mueren
De ausencias largas,
Salen amargos
Como retamas;
Que unos atristan
Otros inflaman,
Unos dan penas,
Y otros dan calma ,
Ruegan 6 lloran
Dichas negadas:
Mas porque siempre
Los labios callan,
Mientras el pobre
Corazón ansia,
— 488 —
z Tras los deseos — 489 —
Libres en alas, Del mudo idioma
Van los suspiros, Que ellos nos hablan I
Voz de las almas. No exigiríais
Tienen las flores De las amadas
Besos del aura, Atrevimientos
Tienen las tardes En sus palabras.
Nubes de grana; Si requeridas
Lirios los valles, De amor que halaga
Ovas las aguas, Sus negros ojos
Y arenas de oro En tierra clavan;
Ríos de España. Si sus megillas
Tiene cocuyos Pudor asalta,
Con luz que agrada Si se las tiñe
La tierra virgen Con su escarlata;
Americana. Si de su seno
Tiene el insecto Que sube y baja
Que zumba y vaga, Tierno suspiro
Cáliz de rosa, Mueve la gasa..........
Lecho de acacia; ¿ Queréis mas ciertas
La fuentecilla Las esperanzas?
Guijas de plata Bien las apoyan
Que pule y lame Voces del alma.
Tiernos poetas,
Con linfas claras;
Prole sagrada
Que el Dios del Cielo
Con mano larga Digna de lauros,
Sin sus dulzuras Mirtos y palmas:
No dejó nada, Aves que hubisteis
Y á nuestros pechos Doctas gargantas,
Cuando se abrasan , Y en este lodo
Dió desahogos, De las borrascas,
Que templan llamas, Cantáis un dia
Y tras deseos Vuestra alborada:
Libres en alas, Flores hermosas,
Tal vez pisadas
Van los suspiros
Voz de las almas. Por atrevidas
Rústicas plantas,
¡ Oh si entendierais
Que dais olores
Todas las gracias
Mientras os ajan;
— 490 — — 491 —
Seca y sin fruto ,
Genios sublimes
Bardos del arpa, Y ella los mata:
Solo á vosotros Tal vez rizando
Se os muestra clara Fértiles aguas,
De los suspiros Los abandonas,
La ciencia arcana. Y en ellas nadan:
No el oro y perlas, Tal vez te duermes,
Faustos del Asia, Y ellos escapan,
Ni los aromas Huérfanos tristes,
De las Arabias, Que nadie ampara.
Son los tesoros Ya te los dejas
Que se os preparan : En las cabañas,
Mas vuestras dichas Ya en el desierto
Son reservadas, Donde desmayas,
Ni las conoce Ya en los palacios
Gente profana, Do se acompañan
Y es una de ellas Con las lisonjas
La que os alcanza Necias y vanas.
Por los suspiros i Guay que á tal sitio
Leer las almas. Los mios vayan!
Brisa de amores, Que son sencillos
Brisa templada, Y nunca engañan,
Di ¿los suspiros Y allí aprendieran
Dónde los guardas? Con repugnancia
Mientras en ellos Torpes mentiras
Tu aliento empapas, De las privanzas.
i Quién sabe ¡ay triste! Pónlos ¡oh brisa!
Si los maltratas! Donde te plazca,
Pues tú ligera Con tal que vivan
Triscas sin tasa, Libres de infamias.
Vienes del bosque, Pónlos en flores
Y al jardín pasas. Puras é intactas,
Tal vez profusa Que ellos van llenos
Tantos derramas, De afección casta:
Que no hay sin ellos Pónlos, si quieres ,
Flores ni plantas . En flores gualdas,
Tal vez los pones Que ellos son tristes
En una rama Como mis ansias.
— 492 — — 493 —
Si á las adelfas pónlo en mi pecho
Se los regalas, Con confianza,.
Con flor de luto Que no lo roen
Pasiones bajas,
Bien los hermanas.
Ni ambician ciega
Mas si merezco
Bondades tantas, Lo despedaza.
Déjalos todos, Me dará sueños
De hermosas hadas,
Brisa liviana,
Que habitan grutas
Sobre una rosa
Con esmeraldas,
Medio cerrada,
Que apenas abren Y en sus palacios
Dedos del alba, Veré á Morgana,
Y en sus perfumes Cual mis niñeces
Daré á mi amada La figuraban.
Tantos suspiros Si asi lo hicieres,
¡ Oh brisa mansa!
Como me arranca.
Diré en mis himnos
Pero los suyos
Pon en las salas Tus alabanzas.
Dios de los justos,
De Empíreo trono,
Regiones altas, Sumo Monarca,
Do serafines Tú de tí mismo
Fabrican ámbar Principio y causa,
De los tesoros Que sondeaste
De su fragancia. Con tus miradas
Del primer cáos
Si uno te sobra
Hondas entrañas:
Después que partas
Pues que mas pesan
De aquellos climas
En tu balanza
De bienandanza,
Nuestros gemidos,
No lo posea
La tierra ingrata Nuestras plegarias,
Que es cieno estéril Que las noblezas
y escudos de armas;
Sin fe y con manchas.
Toma la cuenta,
Cuando en la selva
Premia y regala
Mas solitaria,
Tantos suspiros
Entre las juncias
Como se exhalan.
Y entre espadañas
Y al del mendigo
Duerma yo oculto
Da la abundancia,
Como me agrada,
33
— 494 —
Y al del enfermo
Noches calmadas.
Al del cautivo
Vuelve la patria,
Y al del opreso
Libertad santa.
Al que navega
Dále bonanzas,
Y faro y puerto,
Cuando naufraga.
Besos maternos
Tenga la infancia,
Cúmplanse á todos
Sus esperanzas,
Que á mis suspiros
Solo les basta
Ver que ninguno
Llora desgracias.
■ ■% m.
vJ ; X.

x>

r '•-^SBBSgÿ x?SfiB
.. ; r / ■Or'\ -

k
V. ■ -3sæL; .?S9Ç» ■y-'-.' . aM

S-ar putea să vă placă și