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Entrevista

Mariel Iribe Zenil

Conversación
con un vago
insoportable
Entre la sierra de Surutato y los campos pesqueros de Sinaloa, César López Cuadras,
quien radica desde hace más de treinta años en Guadalajara, ha dado a su escritura la
marca de un carácter sinaloense. Asimismo, parte de la premisa de que para que
la literatura pueda cumplir función, debe estar hecha de vida. Esta conversación ha­
bla, dicho en sus propias palabras, de sus únicos delirios: los libros y la escritura.

Q
ue quién mató a Bernardino? Tú sabes quién lo mató, qué te voy

—¿
a explicar, —dice convencido, y voltea hacia los lados con pre­
caución, buscando un lugar dónde estacionarse.
Después de un breve recorrido por las calles de Guadalajara,
caminamos hasta la librería del Fondo de Cultura con intención
de buscar la nueva edición de La novela inconclusa de Bernardino Casablanca, pero
el aviso de “cerrado”, en la puerta de cristal, nos obliga a dar la vuelta y buscar un lugar
para el café.
—Una cerveza bien fría, —pide en tono de broma al mesero, dejando al descubier­to
su carácter sinaloense, pues a pesar de haber vivido más de treinta años en tierra tapatía,
los paseos por la sierra de Surutato, la playa y los campos pesqueros de Sinaloa, marcan
su vida y su obra literaria.
César López Cuadras es serrano de nacimiento y costeño por elección, no suya, pe­ro
sí de su madre, quien apenas con un año de edad lo llevó a vivir a Guamúchil, donde tiem­
po después conoció las aventuras del Barrio de la Iglesia y el Callejón 6, donde apren­­­­­dió a
robar el vino y las limosnas de las iglesias.
—Soy serrano, pero crecí costeño, y fue en el Callejón 6 donde quedó mi infancia, a
un costado de la iglesia del pueblo. Para mí es un recuerdo entrañable, porque era el es­
pacio donde nosotros nos desenvolvíamos a diario, le ayudábamos al cura en las misas,
nos robábamos las limosnas y hacíamos travesuras, —comenta entre risas, recordando al­
gunas de las tropelías que hacían enojar al cura y al sacristán.

¿Te acuerdas de alguna anécdota en particular?


En aquel tiempo había una barrera entre el altar y los feligreses, se le llamaba oferto­
rio, entonces cuando mis amigos se acercaban ahí a comulgar, les golpeaba la manzanita
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L as mejores
lecturas,
con las que
leían y que ya me parecieron muy melosos,
muy ingenuos. Las mejores lecturas, con la­s
que me inicié realmente, las realicé en la pre­­­
me inicié paratoria, cuando ya no era creyente.
realmente,
las realicé en ¿Nunca odiaste las clases de literatura?
la preparatoria, En tercer año de secundaria me hicieron
cuando ya no leer El Quijote, y por supuesto que no sólo
era creyente. detesté al maestro que me obligó a hacer
aque­llo, sino también el libro, lo odié. Pasa­
ron más de doce años para que, por voluntad
propia volviera a leerlo y, claro, le encontré
mucho sentido, al grado que ahora lo vuelvo
a leer de cuando en cuando; es una lectura
constante que tengo en casa.

César ya había adoptado irremediablemente, a


los dieciocho años, el gusto por la literatura, y no
Cesar Lopez Cuadras. Fotografía de Eduardo Domínguez. había vuelta atrás; pero en Guamúchil no había
libros y encontrarlos fue lo que le resultó, para­
con el platillo que se pone bajo la barbilla; o dójicamente, toda una hazaña.
le poníamos chile chilpitín al incensario y —Quería libros y me puse a buscarlos.
eso enchilaba los ojos de la gente. Nosotros Algunos profesionistas que tenían interés en
nos reíamos mucho, los de los ojos enchila­ la literatura me ayudaron a tener buenas lec­
dos, no tanto. turas. Me acuerdo que el doctor Jesús
Rodríguez, quien fue gobernador provisio­
Sin duda, aquel callejón se convirtió en su matriz nal de Sinaloa, me facilitó dos tomos, y vaya
extendida, en un recuerdo recurrente que, aunado tomos, los tuve que amarrar de la parrilla de
a la influencia religiosa de su madre y su abuela la bicicleta. Eran de Shakespeare: Tragedias
paterna, lo llevaron al primer acercamiento físi­ y comedias.
co con lo que hasta ahora sigue siendo su único Así empecé a leer también a Flaubert, y a
delirio: los libros y, tiempo después, la literatura. otros autores europeos, y cuando llegué
—Esto es lo más sencillo de contar. Tuve a Gar­cía Márquez aquello ya fue una explo­
una abuela que vivía con nosotros en el ca­ sión. En la preparatoria leí a todos los escri­
llejón de la iglesia y ella tenía una Biblia ca­ tores del boom latinoamericano, gracias a mi
tólica muy bonita. Así empecé a leer pasajes estrecha relación con esas personas, que
de la Biblia desde muy niño y lo que llaman eran mucho más grandes que yo.
lecturas piadosas, de tal manera que cuando
salgo de primaria, con ayuda de un profesor, Con el tiempo el escritor sinaloense descubrió la
Samuel M. Gil, que nos leía en voz alta tex­ narrativa inglesa, francesa, rusa y norteameri­
tos de Edmundo de Amicis, fui tomándole cana. Pero fue en la universidad cuando se deci­
gusto a la literatura. Pero fue mucho después dió a escribir. Sus primeros trabajos, cuyos resul­
cuando materialicé todo esto en textos para tados lo dejaron muy inconforme, “fueron
publicación. arrebatados a la posteridad por la taza del
Guamúchil era un pueblo donde no ha­ baño”.
bía libros, entonces fue mucho más tarde —Tenía la inquietud de escribir y no sa­
cuando recuperé aquellos textos que me bía cómo hacerlo, pero bueno, ya era lector,
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y gracias a estas influencias ahora ya no pue­
do estar sin leer. Fue un proceso prolongado,
pero eso me ayudó a retomar la escritura y
jes muy cercanos a mi vida, —dice con un
gesto de complicidad. E n tercer
año de
secundaria
crear textos que, me pareció, tenían algún Hablemos de un personaje que le da vida a la no­ me hicieron
valor y quizá alguien podía interesarse en vela, un toque de humor: el Cuícuiri. ¿Quién leer El Quijote,
publicar, —comenta y, por primera vez, cam­ era? y por supuesto
bia la sonrisa por una actitud solemne, que Es una mezcla de personajes reales, co­ que no sólo
por más que intenta, no puede conservar por mo lo son todos los personajes. En la vida detesté al
mucho tiempo. real no le decimos el Cuícuiri, pero la palabra maestro que
tiene el mismo ritmo: es el Máculi. Y como me obligó a
El descubrimiento de la creación en el burdel había un cantinero que se la pa­ hacer aquello,
saba todo el día cantando esa canción que sino también
Para César López Cuadras el tiempo que cantaba Pedro Infante: “Pos cuícuiri…pos el libro, lo odié.
le de­dicó a sus lecturas fue clave para, años cuícuiri”, le puse así al personaje. Por otro
des­­pués, en 1992, encontrarle sentido a la lado, el personaje principal, Bernardino, es
creación al escribir, en sólo diez meses, su una persona muy conocida por aquellos
primera novela: La novela inconclusa de lare­s, pues fue uno de los pioneros en el ne­
Bernardino Casablanca, en la cual plasmó los gocio. En Cástulo Bojórquez también vas a
recuerdos más impactantes de su infancia y encontrar cosas que son muy autobiográfi­
juventud. cas. El personaje principal era un familiar
—Mis libros no hablan de mí, pero sí ha­ mío, que obviamente no se llamaba Cástulo
blan del ambiente cultural en el que viví. (ni se trata tampoco de la historia de su vi­
Bien que mal, uno tiende a dar cuenta de su da), y como ya se murió, no lo vamos a meter
gente y de su tiempo. En Bernardino… hay en esto.
mucho de autobiográfico. No es nada casual Hay que escribir de lo que uno sabe. Yo es­
que haya ahí muchos pasajes que se desarro­ cribo de lo que viví, y Guasachi es una com­
llan en un burdel. Porque nosotros íbamos a binación de Guasave y Guamúchil, dos pue­
los burdeles, primero a asomarnos por las blos vecinos que siempre han sido rivales.
ventanas: las pintaban de azul y rojo, noso­ Es un pleito viejo y estúpido. Los de Gua­
tros le rascábamos a la pintura y por ahí veía­ save dicen que los de Guamúchil son muy
mos lo que pasaba adentro; después… a tontos y los de Guamúchil dicen de aquéllos
toma­r cerveza. También aparecen persona­ lo mismo. Pero son iguales.

mely ávila. de la serie mapas, lápiz, papel, acrílico y cuerpo humano, 2007-2008.

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C ástulo
es una
novela mucho
¿Cuando empezaste a escribir La novela in­
conclusa de Bernardino Casablanca ya tenías
resuelta la historia?
mo voy a escribir una novela si nunca lo he
hecho?” Quería explorar qué siente un es­
critor que va empezando, porque también
más elaborada, Sí, ya sabía quién lo había matado, ya te­ era mi caso. Entonces en la novela se pro­
no digo que nía toda la novela en la cabeza. Aunque no blematiza el propio proceso de creación.
mejor ni peor, se trata de la historia del personaje real: con
pero sí me la vida de los personajes verdaderos construí ¿Quién mató a Bernardino?
costó mucho otro mundo y trabajé para volverlos creíbles. (…)
más trabajo y El narrador es un impostor y debe meterse
tiempo, tardé en la piel de los personajes, asumir incluso la Está bien… Me imagino que el proceso de crea­
cinco años personalidad femenina, como en el caso de ción de La novela inconclusa fue muy diferente
escribiéndola. la esposa, Rosa Elvira. Uno puede pensar al de Cástulo Bojórquez. ¿Qué significa para ti
como una mujer, el hombre encierra una ésta última?
parte femenina. Sí, fue muy diferente. Cástulo Bojórquez es
una novela mucho más trabajada, con tres lí­
¿Su eco femenino podría provenir de tu abuela, neas narrativas, tres historias, tres finales,
de tu madre, o de las mujeres que te rodearon, además del habla y el espacio geográfico.
sobre todo en tu infancia? Está el habla de una época y el de una región.
Claro, todas esas mujeres son importan­ Para mí hay una diferencia muy clara entre
tes, incluso las muchachas que ayudaban en las dos novelas: la novela de Bernardino me
casa. Obviamente estas mujeres influyen. costó diez meses y, prácticamente sin revi­
De hecho yo llegué a los libros por ellas, so­ sión, ganó el Primer Concurso de Pu­blicación
bre todo por mi abuela paterna, quien fue de Obra Literaria de la U de G, en 1993.
muy importante para mí. Cástulo es una novela mucho más elaborada,
no digo que mejor ni peor, pero sí me costó
Al leer Bernardino…, sin duda el lector piensa mucho más trabajo y tiempo, tardé cinco años
en López Cuadras conversando con Truman escribiéndola, de 1993 a 1998. Contiene ele­
Capote para resolver el drama de un escritor que mentos sobre los que tuve que documentar­
se ve frente a su primera novela… me, muchas cosas que no conocía. Me dedi­
Algo hay de eso. Hay un elemento a con­ qué a estudiar procesos mineros, los métodos
siderar: cuando Narciso Capistrán conversa y las tecnologías vigentes en el siglo xix. Y
con Capote, su interés primordial es: “¿Có­ muchos más, por lo que es una novela con

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una estructura compleja; sin embargo, Ber­


nardino es con la que más me identifico.
po ante un amante furtivo, el compadre o el
acomedido que nunca falta. Es un per­sonaje
fuerte que no renuncia a vivir, —apun­ta. Al
H ay que
escribir
de lo que uno
De alguna manera refleja la fluidez con la que se fondo, la narración de un juego de futbol in­ sabe. Yo
escribió… terrumpe la conversación. López Cuadras escribo de lo
Sí, creo que es una novela muy fluida, recuerda los pasajes del juego de béisbol en que viví, y
llena de momentos de carácter pictórico que su novela. Sonríe. Guasachi es
son parte de la cultura en la que vivimos en una combi­
Sinaloa: béisbol, mariscos, cerveza, todo eso “El tiempo nos lleva hasta donde una nación de
que forma parte de nosotros, el espacio vital, memoria se inventa”: José Saramago Guasave y
las actividades que definían nuestra vida Guamúchil,
diaria. Los burdeles, las vagancias por las Mientras escribía Cástulo Bojórquez, César dos pueblos
huertas del río. Retrata lo vago que fui, y descubrió que el proceso de escritura tiene vecinos que
afortunadamente eso no se me ha quitado, muchas facetas, algunas divertidas y otras siempre han
en el buen y el mal sentido de la palabra, penosas, ya que al escribir se trabaja con sido rivales.
pues viajo con relativa frecuencia; y vago en instru­mentos como la imaginación y la sen­
el sentido peyorativo porque era un vago in­ sibilidad, pero sobre todo con intuición, tan­
soportable. Pero tenía que vivir la vida y la teando un terreno desconocido.
vivía como el mundo me la presentaba. —Se aprende mucho en el proceso de es­
No había para dónde hacerse. critura. Cuando se penetra en el terreno em­
pieza a trabajar la intuición. Descubres cosas
Dentro de Bernardino Casablanca también se y ahí es cuando uno dice: si no incluyo tal
puede encontrar un eco de la que López Cuadras elemento, mi novela tendrá una deficiencia.
considera una de las novelas más impactantes de Cástulo está mucho más trabajada en ese
la literatura universal: Madame Bovary, la sentido. Bernardino fluyó naturalmente de la
cual se puede ver reencarnada en uno de los mente al papel; Cástulo no, —dice mientras
personajes. sostiene la cerveza frente a su rostro como
Sí, Madame Bovary está en Bernardino, punto de apoyo.
en Rosa Elvira. En su soledad de esposa aban­
donada, empieza a leer Las mil y una noches. Decías que Cástulo Bojórquez tiene mucho de
Le cae un vendedor de enciclopedias y com­ investigación. ¿Qué tan difícil fue esta etapa?
pra el libro. Se puso a leer y descubrió por la Me llevó mucho tiempo, porque no que­
vía de la literatura las posibilidades de su cuer­ ría tener un tratado de minería dentro de la
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novela, sino cierta ambientación, un micro­ sonalidad muy débil, y eso es lo que trato de
cosmos como suele decirse. Conozco mine­ explorar. Afortunadamente el libro se ha
rales viejos de Sinaloa, pero ignoraba los vendido muy bien, se ha agotado ya la terce­
procedimientos. Tenía muy clara la idea ra edición y en un espacio donde no se tie­
de cómo iba a ser el pueblo por San José de nen muchas posibilidades para la distribu­
Gracia, que está en el municipio de Sinaloa ción y la mercadotecnia.
de Leyva y me sirvió de modelo.
Sin embargo has recibido críticas por ese humor.
¿Y Casas Grandes? A una amiga psicóloga de la U de G,
Casas Grandes es una invención mía jun­ le pareció de muy mal gusto y considera que
to al pueblo minero abandonado, aunque el profesor Cordobanes, el personaje princi­
tuve que hurgar en la historia. No se trata de pal, soy yo: ella no distingue entre autor y
un pegoste de conocimientos sobre lugares personaje. Lo que pretendí en esta novela
y minería, sino de explorar el mundo de la era explorar esa personalidad endeble con
minería con la intención de explorar el tipo un lenguaje coloquial y con sentido del
de relación que se establece entre todos los humor.
que están presentes en ese espacio.
A pesar de la crítica, López Cuadras considera
Uno de los muchos méritos de las novelas de que Macho profundo está escrita desde una
César López Cuadras es que logran explotar con perspectiva femenina, ya que es una novela donde
verosimilitud la evolución de los personajes. la mujer demuestra su fortaleza, aunque sin re­
Se dice por ahí algo que ya es un lugar co­ currir a fórmulas, a las que considera impro­
mún entre escritores: que escribir una nove­ ductivas.
la es como un viaje, y no sólo es un viaje a los No tengo fórmula porque son improduc­
espacios donde la novela se desarrolla, sino tivas, se prestan muy poco para la creación.
que es un viaje interior. Uno no sale como Me divertí mucho cuando escribí Macho pro­
entró después de escribir una novela. En es­ fundo, pero para mí no es un simple diverti­
te sentido, la novela la tienes que vivir: se mento, sino una novela; corta, pero es una
escribe con el cuerpo. novela: es la relación entre un hombre y una
mujer, como hay miles. Pero no soy quién
A lo largo de todo este proceso queda algo de para defender mi trabajo. Que el lector la
todos estos personajes dentro de ti: tú eres Ber­ juzgue, —dice mientras se escucha el eco
nardino, el Cuícuiri, Cástulo, Rosa Elvira… estridente de un gol.
Es algo que pertenece a la narrativa, muy
diferente a lo que pasa con los poetas. Los poe­ El cuento
tas construyen un mundo, que les es propio.
El narrador, en cambio, es sus personajes; cier­ En La primera vez que vi a Kim Novak,
to que los ve desde su punto particular, pero López Cuadras experimenta por primera vez con
además los interioriza. Uno se mete en la piel lo autobiográfico, en un libro de cuentos donde
del personaje para explorarlo y puede asumir jamás interviene como personaje pero sí deja muy
entonces que ellos son parte de su vida. claros ciertos pasajes de su vida.
—En ese libro se perciben episodios de
En Macho profundo consigues manejar el hu­ mi vida. También la idea que yo tenía en­
mor, te burlas del personaje machista mostrando tonces sobre la creación. Esos cuentos tie­
su debilidad. nen un carácter muy insipiente, son mis pri­
Para eso es lo que da la condición de ma­ meros trabajos, es algo a lo que apenas nos
cho: para la burla. La del macho es una per­ estamos avocando.
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Otro de sus volúmenes de relatos es Mar de
Cortés, donde el espacio geográfico es el mar, la
entre consumo y producción: las grandes
empresas editoriales tienden, en su afán de “Porque
nosotros
rivera, la bahía de Topolobampo y en el cual ganancia, a conformar formas de consumo íbamos
también le apuesta al humor, dejando al descu­ propicias a sus fines últimos, la rentabilidad. a los burdeles,
bierto el costeño que dice ser. primero a
—Por lo general le apuesto al humor, en Del lado de los escritores, ¿tiene este fenómeno asomarnos
cuento o novela. Escribo cuento, aunque no implicaciones al momento de decidir sobre qué por las
soy un cuentista, pero respeto mucho el gé­ van a escribir y cómo? ventanas:
nero; sé que mi género es la novela. Sobra Siempre será una prerrogativa del autor las pintaban
quien no esté de acuerdo conmigo, pero creo decidir al respecto, y creo que muchos de de azul y rojo,
que hay una diferencia fundamental entre ellos se atienen a este principio. Pero creo nosotros
crear cuento o novela. En el cuento lo im­ que también existen orientaciones tácitas le rascábamos
portante es el desarrollo argumental, y los desde el momento en que una editorial de­ a la pintura
personajes sólo son desarrollados en la me­ cide qué publicar o no. También de manera y por ahí
dida que aquello lo reclama. Se hace novela, expresa se ha llegado a decir “no metas en veíamos lo
en cambio, básicamente a partir de persona­ problemas al lector” o “piensa en un lector que pasaba
jes: Madame Bovary, Ana Karenina, el mis­ cosmopolita”, es decir, maneja niveles de adentro;
mo don Quijote. lenguaje accesibles a todo mundo y que se después…
presten a la traducción a cualquier lengua; a tomar
La relación autor-editor en otros términos, olvídate del elemento te­ cerveza”.

¿Cómo ves la relación autor-editor en la época mely ávila. de la serie mapas, lápiz, papel, acrílico y cuerpo humano, 2007-2008.

actual?
Hubo un tiempo en que el trabajo de edi­
tor implicaba una relación personal con el
escritor, un compromiso íntimo en la bús­
queda de autores y obras a publicar. En esta
relación, la calidad literaria de los textos era
el referente básico. En los años recientes,
este aspecto se ha visto trastocado. Los se­
llos editoriales tradicionales han sido adqui­
ridos por los grandes grupos editoriales, y
estos introducen criterios de carácter empre­
sarial, desplazando lo literario a un lugar se­
cundario. Es decir, hoy interesan más las po­
tencialidades mercantiles del producto que
la calidad literaria de los textos.

Lo que nos lleva a revisar estas estrategias donde


literatura y mercadotecnia van tomadas de la
mano.
Y no sólo van tomadas de la mano, sino
que la segunda orienta a la primera. Y dis­
culpa que introduzca aquí algunos elemen­
tos de economía política (lo que revelará mi
negro pasado de economista). Aquí no sólo
cambia la relación entre autor y editor, sino
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S e aprende
mucho en
el proceso de
lúrico (los espacios de mi vida, el color local)
y sólo piensa en espacios y argumentos in­
ternacionales: París, Nueva York, Estambul,
La novela en la que estoy trabajando es
una novela urbana, sucede en una gran ciu­
dad, o al menos grandota; es un espacio ur­
escritura. el Amazonas, el Sahara o Machu-pichu. bano muy definido, y hay referentes de la
Cuando se La intención de fondo es que el tipo de ciudad de México, lo que es ineludible en
penetra en el lector al que se quiera llegar se sienta partí­ este país centralista.
terreno cipe de este mundo internacionalizado: una
empieza a aspiración clase mediera sustentada en la es­ La tarde siguió su curso y en el aire queda­
trabajar la peranza de que, algún día, antes que el des­ ron suspendidas demasiadas preguntas.
intuición. tino nos alcance, el puntaje acumulado en López Cuadras dejó la botella vacía sobre la
Aeroméxico le alcanzará para llegar a alguno mesa y caminó a paso lento hasta el carro. El
de esos lugares. trayecto de regreso le pareció mucho más
corto y el aire sofocado de las dos de la tarde
¿En tu caso? entraba por la ventana para despeinarle lige­
Yo viajo por Air France… Perdón, perdón ramente el cabello.
por el chascarrillo tan mamila. En mi caso,
me atengo al principio de la independencia ¿Entonces qué? ¿Qué contestas cuando te pre­
absoluta del autor para decidir sobre las temá­ guntan quién mató a Bernardino? César regresa
ticas a abordar y la manera de hacerlo. a la pose que usa para responder a las preguntas
No pienso en el mercado o en las posibilida­ serias, pero de nuevo no puede sostenerla y con­
des de publicar, aunque después tenga que testa entrecortando una carcajada.
hacerlo. Asumo el criterio de Flaubert al res­ Les digo que a Bernardino lo mató la vi­
pecto, quien dice (cito de memoria): “vale da, o que a lo mejor fue consecuencia natu­
lo mismo Ivetot que Constantinopla”; en ral de ser tan mujeriego. O los mando a que
otros términos: el drama humano, que es lo lean bien la novela, o definitivamente les di­
que interesa en toda novela que se precie go que no me estén chingando.
como tal, se encuentra por doquier y, en con­
secuencia, no sé por qué ha de ser más impor­
tante (o más dramático, si cabe la redundancia)
un drama neoyorquino que uno de Gua­
Mariel Iribe Zenil (Chicontepec, Veracruz 1983). Realizó estu-
sachi. dios de ciencias de la comunicación en la Universidad de Occi-
dente. Es coautora de A fin de cuentos (2007). Ha colaborado
con entrevistas y crónicas en las revistas Textos, Literal, la revis-
César tiene dos novelas inéditas y se encuentra tra­ ta virtual Andante26, el periódico www.lostubos.com y el diario
bajando en una más. De estas tres novelas prefiere deportivo Record. Fue conductora y reportera de Las Noticias
(Televisa Culiacán) y del periódico Noroeste. Como cuentista
mantener el nombre en el anonimato, sin embargo, fue becaria del foeca Sinaloa en 2006. Reside en Culiacán desde
espera que una de ellas sea publicada este año. 1997.

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