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INTRODUCCION:
Cómo prevenir comportamientos delictivos ha sido materia de gran debate, ya que los
factores asociados son usualmente complejos. La investigación nacional e internacional
indica que el desarrollo del comportamiento delictivo puede entenderse como producto del
interjuego de numerosas variables sociales, familiares o individuales. El presente
documento realiza una revisión bibliográfica de la literatura nacional e intencional en materia
de factores de riesgo y delincuencia juvenil, para aportar a mejorar la calidad de la discusión
acerca del desarrollo de una política pública de prevención primaria y secundaria.
RESUMEN:
Uno de los factores que se une en multitud de ocasiones a este proceso es la presión social
emanada de un medio o unas condiciones de vida atosigante, el ambiente enrarecido del
suburbio sin otras alternativas culturales o la progresiva frustración a lo largo del desarrollo,
que va generando unos niveles de respuesta violenta imposibles de contener al llegar a la
adolescencia.
Los modelos sociales, a veces presentados en la misma familia, constituyen así mismo otra
importante fuente de la delincuencia juvenil. No hay que olvidar lo susceptible que es el
muchacho a la imitación y a la influencia que está puede ejercer como método de afirmación
personal, capaz de superar al propio modelo.
Por otro lado las causas orgánicas se hallan inscritas en la anatomía del delincuente desde
su nacimiento. La herencia no siempre es decisiva, pero ejerce constantemente una
influencia más o menos favorable, confirmada por los muchos ejemplos ofrecidos por la
misma familia. También se le atribuye culpabilidad a las alteraciones física ó perturbaciones
afectivas o de personalidad. Sin embargo, parece más oportuno tener en cuenta el conjunto
de los diversos factores que afectan a la conducta del delincuente, y poner de relieve la
inter-relación de todas las fuerzas y condiciones, internas y externas, que intervienen en su
desarrollo.
Es evidente que la labor de rescatar a estos niños y adolescentes, debe coordinar un buen
número de campos, para que de esta manera pueda disminuirse el problema. Entre ellos:
Los centros de formación de padres, los servicios de higiene mental, el club de ocio en el
barrio y la asistencia por medio de profesionales sociales como asistentes sociales,
psicológicos, monitores de grupo, centros excursionistas, enclavados dentro del ambiente
donde el muchacho vive. Estos son elementos validos cuyos resultados podrían ser
satisfactorios, ya que nuestras sociedades urbanas no lo han puesto en práctica.
Deben considerarse alternativas sociales que pasen por una labor sobre el entorno del
delincuente y una tarea positiva y eficaz de reinserción social.
Se debe realizar una labor preventiva que posibilite un mayor acceso a la cultura y al
deporte en los suburbios urbanos y que a la vez sea capaz de analizar la pobreza cultural
del delincuente.
La delincuencia juvenil abunda en todas partes, sin distinción de núcleos sociales, ciudad
o país, por ello nuestra investigación estará orientada a definir las causas o fuentes que
influyen o conllevan a un joven a convertirse en delincuente.
El incremento de los jóvenes que ingresan a una banda cada día aumenta, y como
consecuencia de esto las bandas tienen un incremento, la televisión y parte de los medios
de comunicación masiva, influyen en los jóvenes, ya que imitan las culturas de jóvenes de
países avanzados. Sumado a esto problemas personales, familiares, sociales, económico,
y sobre todo la falta de oportunidad a la educación los jóvenes que están dispuestos a tentar
contra su persona, consumiendo droga, alcohol, cometer delitos mayores, menores, y sobre
todo el daño moral que le causan a sus padres son grandes. La gran cohesión existente, y
que mantiene unida a estas bandas, suponen un estudio a fondo de diversos factores como
la búsqueda de comprensión, el sentirse apreciado, factores sociales, psicológicos y
naturales.
La perspectiva del riesgo psicosocial posibilita analizar tanto las características del entorno
inmediato o distante como las características personales que aumentan la probabilidad de
que los jóvenes manifiesten dificultades en su desarrollo. También permite estudiar el modo
en que diversas variables, (entre ellas la influencia de los pares, las características de la
familia, la comunidad y la cultura) interactúan con vulnerabilidades individuales (por ejemplo
las características cognitivas, temperamentales), sensibilizando a las personas ante ciertos
riesgos.
Debido a ello, este enfoque enfatiza la necesidad de analizar la forma en que diversos
factores de riesgo interactúan en la generación de fenómenos como la delincuencia
protagonizada por jóvenes. Este enfoque, además de poner en perspectiva la influencia
conjunta de variables macrosociales e individuales, rescata las capacidades de muchos
jóvenes que, pese a las adversidades que enfrentan, logran desarrollar trayectorias de vida
que no manifiestan este tipo de problemas.
Es muy importante ser precavido en la materia, ya que conocer los factores de riesgo a los
que se ve expuesto un niño o joven no produce certeza total de que se vaya a alterar el
desarrollo esperado del joven; más bien ayuda a estimar la probabilidad de que esto ocurra.
Considerar una probabilidad como una certeza en materias de prevención social es un
grave error, ya que se sabe que un niño o joven puede coexistir con todos los factores de
riesgo posibles, y, sin embargo, no externalizar comportamientos de riesgo.
La criminalidad se conoce como la calidad o circunstancia que hace que una acción sea
criminosa. Como también el número de delitos o crímenes cometidos en un territorio y
tiempo determinado.
A diario, podemos observar como adolescentes y hasta niños de muy poca edad delinquen,
dando alarde de violencia aparentemente gratuita e injustificada hacia los demás.
Los niños y adolescentes que incurren en hechos punibles se pueden distinguir en edades
comprendidas entre los 9 hasta los 17 años de edad.
Son diversas las causas que conllevan a niños y adolescentes a inducirse en este mundo,
pueden ser orgánicas, fisiológicas, patológicas, influencia externa como en el medio que se
desarrolla los primeros años de su vida, carencia de afecto y atención por parte de los
padres o simplemente mala orientación.
Por otra parte, es importante saber acerca de las razones que conducen a estos jóvenes a
actuar de tal manera, hay quienes piensan que los jóvenes se revelan como una forma de
llamar la atención o sentirse importantes ante la sociedad, pero la realidad es que existen
muchos factores de peso que conllevan a los adolescentes a cometer actos vandálicos.
Los adolescentes que cometen actos fuera de los estatutos impuestos fuera de la sociedad
es un problema que se hace más inquietante cada día, las estadísticas indican cifras en
constante progresión. La edad de los jóvenes tiende a descender cada vez mas y se
incrementa hacia las adolescentes.
La cuestión sobre el concepto de delincuencia juvenil nos obliga, ante todo, a esclarecer
dos conceptos: delincuencia y juvenil.
Pese a que por influjo de la escuela clásica del Derecho penal y el positivismo
psicobiológico, ha sido frecuente considerar el fenómeno de la delincuencia como una
realidad exclusivamente individual; sin embargo, actualmente la mayoría de los
criminólogos afirman que la delincuencia es un fenómeno estrechamente vinculado a cada
tipo de sociedad y es un reflejo de las principales características de la misma, por lo que, si
se quiere comprender el fenómeno de la delincuencia resulta imprescindible conocer los
fundamentos básicos de cada clase de sociedad, con sus funciones y disfunciones.
Pero se han definido la desviación como el comportamiento o conducta que viola el código
normativo observado por un grupo y que éste espera sea cumplido por el individuo, que
ahora se convierte en sujeto activo de la citada trasgresión. Todo ello es fruto del
rompimiento, por parte de este individuo, con el sistema establecido.
Es una situación que puede surgir en periodos de rápida transformación social y política en
los que resulta difícil saber qué pautas o normas sociales y jurídicas deber ser seguidas.
Dentro de este ámbito de anomia debe incluirse también la situación de la persona la cual
se califica como marginal, que vive entre dos o más culturas diferentes, siguiendo unas
veces las pautas de una y otras, como es el caso de las minorías étnicas.
1.- Una primera categoría de jóvenes delincuentes vendría definida por rasgos de
anormalidad patológica, fundamentalmente:
Menores delincuentes por neurosis: la neurosis consiste en una grave perturbación del
psiquismo de carácter sobrevenido y que se manifiesta en desórdenes de la conducta,
pudiendo ser su origen muy diverso como fracasos, frustraciones, abandono o pérdida de
seres muy queridos, etc.
Menores delincuentes por auto referencias subliminadas de la realidad: aquí se incluyen los
menores que, por la confluencia de predisposiciones psicobilógicas llegan a mezclar
fantasía y juego de una forma tan intensa que empiezan a vivir fuera de la realidad. Es
precisamente ese estado anómalo el que puede conducirlos a cometer actos antisociales.
2.- Una segunda categoría integrada por jóvenes con rasgos de anormalidad no patológica,
y en la que entrarían:
En definitiva, son jóvenes con una desviada socialización primaria que acaba por abocarles
a la delincuencia.
Ese alejamiento les hace propicios al reclutamiento por parte de los responsables de la
delincuencia organizada, que les escogen para llevar a cabo actuaciones simples pero de
gran riesgo como el transporte de drogas en su propio cuerpo.
3.- En una tercera categoría incluye se incluye a aquellos menores delincuentes que
presentan rasgos de personalidad estadísticamente normales o próximos a la normalidad.
Son aquellos afectados por situaciones disfuncionales que no perturban de manera
especialmente anormal, ni la conciencia, ni la capacidad espontánea de decisión ni la
emotividad o afectividad. Esta sería la categoría que englobaría a la mayor parte de los
menores delincuentes, entre los que podemos incluir, sin ánimo exhaustivo, los siguientes:
Aquellos que llevan a cabo simples actos de vandalismo, ataques al mobiliario urbano, etc.,
como consecuencia de las perturbaciones psicobiológicas que producen la pre
adolescencia y la adolescencia por motivos de desarrollo y cambio.
Los que cometen pequeños hurtos, robos o fraudes por motivos de autoafirmación personal
frente a compañeros, creyendo suscitar en ellos admiración.
Los que cometen delitos contra el patrimonio o la indemnidad sexual por puro placer, siendo
incapaces de resistir a sus estímulos seductores.
En este sentido uno de los factores importantes que tienen probabilidad de poner en marcha
el mecanismo que puede llevarnos a cualquiera a ser delincuente, es la baja categoría en
el sistema de las clases sociales, la deficiencia en la educación, la pobreza, un ambiente
familiar inadecuado o perturbado, la residencia en un mal vecindario y pertenencia a una
familia numerosa. Así, destacaba que entre las familias de la clase más baja, muchas
residían en barrios miserables, no limitaban el número de hijos y sufrían pobreza y falta de
educación. Dicho con otras palabras, los factores adversos tendían a presentarse todos
juntos y a actuar recíprocamente uno sobre otros hasta el punto de crear una situación
generadora de delitos.
Criminalidad: Calidad o circunstancia, que hace que una acción sea criminosa. Numero de
crímenes o delitos cometidos en un territorio y tiempo determinado.
Adolescente: Todo joven de ambos sexos que se halle en la edad comprendida entre los
12 y 17 años de edad.
Trastorno: Desorden del sistema, puede ser mental, psicológico. Patológico, etc.
Marginado Social: Es aquel que rompe las normas establecidas por la sociedad.
Precario: Algo o alguno de poca posibilidad, así como de poca estabilidad, inseguro.
Los factores de riesgo son variables que pueden afectar negativamente el desarrollo de las
personas.
3. Concurrencia en ambos padres de una condición anormal neuropática con una infección
toxica, que agrava los caracteres de degeneración del descendiente.
B) Factores Sociales: estos resultan del ambiente familiar o extra familiar; esto es, hogar y
medio social.
Acerca del hogar adecuado e inadecuado se señalan los hogares incompletos miserables
e incompetentes como causa del abandono del niño y jóvenes.
Se hace referencia al medio escolar y al medio profesional a tratar de los derechos del niño,
bien a ser educado, y a no ser sometido a trabajos ni empleos que destruyan su salud
físicas y su moralidad.
C) Factores Extra familiares: Se han estimado como tales: el urbanismo, que desintegra la
familia, porque aleja los obreros de su casa obligados a trabajar todo el día en fabrica y
talleres distantes.
D) El Cinematógrafo: que es una clase de dos horas, por lo menos, acerca de los temas
frecuentes de las películas: Crímenes, adulterios, seducciones, amores ilícitos, enseñanza
sobre caricias, obscenidades, desarrollo de pasiones innobles como el odio, la venganza,
el rencor. El Artículo 79 de la Ley Orgánica de la Protección al Niño y al Adolescente prohíbe
a los menores de dieciocho años la entrada a espectáculos contrarios a la moral y a las
buenas costumbres.
Entre los lugares de moralidad dudosa pueden incluirse, además de los locales de cine, los
night clubes, bares, botiquines, juegos prohibidos, galleras, carrera de caballo, apuesta,
casa de citas y espectáculos de obscenos.
E) Las Malas compañías, que se explican por varias causas: espíritu de asociación; una
vida desagradable en un hogar frío, donde no exista compresión, la influencia que ejercen
en los niños los jóvenes depravados y de costumbre perniciosa una vez el espíritu
errabundo; la pandilla; la vida callejera; el espíritu de burla a la policía y a la vigilancia, y la
inasistencia escolar.
G) La vagancia, que en los adolescentes, es distinta de la del adulto. Sus causas pueden
situarse en el propio carácter vicioso, en sus tendencias nomádicas, deportivas o
aventureras; en sus defectos mentales, como la fuga del epiléptico y el anhelo ambulatorio;
en la atracción al riesgo, que se han denominado causas endógenas. O bien, en el hogar
desecho la pobreza, la insuficiencia escolar, el comercio callejero de venta de billetes,
granjerías, limpieza de zapatos, etc., la atracción de las pandillas, que son causas
erógenas, y originan frecuentes fugas de la casa y de la escuela.
H) La mendicidad, estado habitual que presenta al joven ambulando por calles o lugares
públicos. La mendicidad se divide en tres periodos: el primero, cuando va en brazo del
padre o explotador que lo presenta en estado lastimoso para excitar a la compasión; el
segundo, de la escuela, cuando la vida de mendigo le priva de una educación por
inasistencia escolar; y el tercero, del aprendizaje, en que se usa de mentiras denigrantes y
condescendencias peores.
Entre las fuentes del comportamiento de niños y adolescentes que cometen hechos
punibles podemos mencionar que uno de los factores que se une en multitud de ocasiones
a este proceso es la presión social emanada de un medio o unas condiciones de vida
atosigante, el ambiente enrarecido del suburbio sin otras alternativas culturales o la
progresiva frustración a lo largo del desarrollo, que va generando unos niveles de respuesta
violenta imposibles de contener al llegar a la adolescencia.
Los modelos sociales, a veces presentados en la misma familia, constituyen así mismo otra
importante fuente del comportamiento de niños y adolescentes. No hay que olvidar lo
susceptible que es el muchacho a la imitación y a la influencia que ésta puede ejercer como
método de afirmación personal, capaz de superar al propio modelo.
Por otro lado las causas Orgánicas se hallan inscritas en la anatomía del delincuente desde
su nacimiento. La herencia no siempre es decisiva, pero ejerce constantemente una
influencia más o menos favorable, confirmada por los muchos ejemplos ofrecidos por la
misma familia.
Durante la adolescencia se suele experimentar con una gran variedad de drogas legales,
ilegales o controladas. El consumo de drogas se asocia a una amplia gama de variables
individuales y contextuales de riesgo. La investigación ha asociado esto con antecedentes
como problemas de adaptación a la escuela, una pobre relación con los padres y el
consumo de drogas de los padres o de los pares, entre otros.
Entre los factores que protegen contra el consumo de drogas se cuentan los controles
personales tales como creencias religiosas o buen auto-concepto, y controles sociales
como el apoyo social y estilos parentales adecuados.
El que los jóvenes tengan relaciones sexuales precoces o riesgosas se asocia a variables
cognitivas tales como actitudes poco claras hacia la maternidad adolescente, actitudes de
rechazo hacia normas sociales convencionales y estrés emocional. También se han
asociado a ellas variables biológicas, como vivir una pubertad temprana, y de
comportamiento, como el oposicionismo y los trastornos de conducta.
La deserción escolar se ve influida por factores de riesgo como pobreza, bajo apoyo social
para el aprendizaje, dificultades cognitivas, falta de motivación, necesidad de aprobación
por parte de pares con problemas, estilos parentales inadecuados, y, finalmente,
características de la malla curricular y una estructura poco atractiva de clases.
De todos los problemas en los que se pueden ver envueltos los jóvenes, uno de los que
concita mayor preocupación y temor por parte de la opinión pública es la delincuencia y la
violencia. Se han estudiado un sinnúmero de variables de riesgo que anteceden al
desarrollo del comportamiento delictivo como factores sociales, familiares, las influencias
de los pares, y ciertas características cognitivas.
En otras palabras, muchas veces los mismos factores de riesgo influyen en el desarrollo de
múltiples comportamientos problemáticos.
Se podría pensar que una situación personal o ambiental que se caracteriza por la ausencia
de factores de riesgo constituye una situación protegida. Sin embargo, de acuerdo a
diversas investigaciones extranjeras, la presencia de factores de riesgo es más común de
lo que se pudiera pensar, y no siempre influye en el desarrollo de comportamientos de
riesgo.
Se ha observado que entre la mitad y dos tercios de los niños viven en hogares que
presentan algún factor de riesgo, como criminalidad familiar, alcoholismo de los padres,
vivencia de abuso, dificultades económicas, entre otros. Pese a ello, no todas las personas
manifiestan comportamientos de riesgo.
6) La Resiliencia:
En este sentido, se ha observado que hay niños y jóvenes que, pese a que conviven con
una gran cantidad de factores de riesgo, son capaces de sobrellevarlos y lograr un
desarrollo adecuado. Este fenómeno es atribuido a lo que se puede denominar como la
resiliencia. Ésta puede ser definida como “la capacidad humana para hacer frente a las
adversidades de la vida, superarlas y salir de ello fortalecido o incluso transformado”. Niños
y jóvenes que poseen cualidades que les permiten transformar su trayectoria de riesgo en
una que manifiesta resiliencia, son llamados resilientes. Por ejemplo, un niño que logra
permanecer en la escuela pese a no contar con apoyo familiar o vivir en un hogar donde
existe abuso de drogas o maltrato, puede entenderse como un niño resiliente.
Desde esta perspectiva se busca explotar los recursos, cualidades y habilidades naturales
que las personas poseen para salir adelante frente a la adversidad.
Al igual que los factores de riesgo, los factores que aportan a la resiliencia se pueden
clasificar en cualidades internas y del contexto:
a) Cualidades internas:
– Habilidad social: Poseer habilidad para provocar respuestas positivas en los demás,
flexibilidad, habilidad para moverse entre diferentes contextos culturales, empatía,
habilidades de comunicación y sentido del humor.
– Autonomía: Poseer una noción de la propia identidad, habilidad para actuar en forma
independiente, ser capaz de auto-controlarse y mantener un sentido de auto-eficacia pese
a la adversidad, son habilidades que se han asociado a la resiliencia. Otras habilidades que
se consideran muy importantes son la capacidad de resistir mensajes negativos acerca de
uno mismo, y ser capaz de alejarse por sí mismo de los problemas (poder decir que no a
un ofrecimiento de drogas por ejemplo). Ambas son manifestaciones de una buena
autonomía.
– Relaciones sociales preocupadas: La presencia de, a lo menos, una persona adulta que
se preocupa por el niño (dentro o fuera de la familia), que lo acepta no importando lo difícil
que sea su comportamiento, implica poseer una relación social preocupada. Este adulto
puede ser uno de los padres u otro adulto (por ejemplo el profesor, la abuela, el padre de
un amigo). Asimismo, tener uno o varios amigos cercanos y confidentes ayuda a desarrollar
un comportamiento resiliente.