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árceles peruanas: Estado

invierte S/9.924 anuales


por cada reo
Las cárceles peruanas tienen una sobrepoblación de 124%,
que implica gastos millonarios al Estado. Solo se invierten
S/4,5 diarios en alimentación por reo, según cifras del INPE

Daniel Macera12.08.2018 / 07:30 am

A octubre del 2018, las cárceles peruanas contaban con una


población penal de 90.321 reos, cifra que supera ampliamente
la capacidad máxima: 39.156, según el Instituto Nacional
Penitenciario del Perú (INPE). Así, con una sobrepoblación de
más de 120%, al país le urgen medidas que permitan reducir el
hacinamiento de sus reos.

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El cálculo en base al presupuesto anual del INPE y a la


población penal indica que el Estado dedica alrededor de
S/9.924 anuales por reo, es decir, S/27 diarios. Este monto
debe cubrir alimentación, seguridad, limpieza, educación, entre
otros aspectos. De acuerdo con el ex presidente del INPE
Carlos Vásquez, de esta última cifra, lo único que se puede dar
como un hecho es que el Estado destina S/4,5 por
alimentación para las tres comidas diarias.

Y si bien el gasto anual es comparable con el de países como


Colombia (US$3.128) o México (US$3.889), difiere de países
como Chile (US$13.786), España (US$22.069) o Estados
Unidos (US$34.704), que lo superan ampliamente.
Cárceles peruanas (Infografía: Raúl Rodríguez)
“Hace siete años, teníamos una población de unos 45.000. Hoy
bordeamos los 90.000. Se estima que en la última parte del
gobierno de Fujimori la población penitenciaria crecía 3%
anualmente. En el gobierno de Toledo, 4%; García, 8%; y
Humala, 10%”, explica Vásquez.

Esto, sin embargo, no significa necesariamente que ingresan


cada vez más internos, sino que con el incremento de las
penas y la reducción de beneficios, cada vez salen menos. Si
esto sigue así, a finales del gobierno la población podría
llegar a 104 mil internos, señala Vásquez.

Los costos por encarcelar a una persona tiene una doble


ramificación: el ciudadano pasa de ser una unidad económica
productiva a una que hay que mantener. Y, por otro lado, están
los costos sociales, por ejemplo, el aumento de la criminalidad
o mortalidad infantil por abandono, explica a título personal
Andrew Gilmour, especialista en programas de cárceles
productivas y presidente ejecutivo de G2 Security LLC.

De esta forma, en base a un estudio de la George Warren


Brown School, se estimó que por cada dólar invertido en
mejorar las condiciones de encarcelamiento, se generan diez
dólares adicionales en beneficios para la sociedad.

LOS PRIVADOS Y LOS REOS

En base a las cifras de mayo, al Estado le cuesta S/1.359.904


anuales únicamente mantener a la sobrepoblación penal. A
fines del 2018, y de seguir la tendencia de crecimiento, la cifra
será mayor, lo cual empeoraría un ambiente que ya de por sí
no facilita la readaptación a la sociedad.
Cárceles peruanas (Infografía: Raúl Rodríguez)

“La situación carcelaria del Perú crea pequeños universos


criminalísticos donde el prisionero no se reforma, sino que
puede salir mental y físicamente dañado”, detalla Gilmour.

De esta manera, en una coyuntura donde se debaten medidas


para reducir la criminalidad como la pena de muerte (cuyo
costo por caso para el Estado, según cifras de EE.UU., supera
el millón de dólares) y la castración química (que podría exigir
hasta US$4.650 anuales por preso, según cifras de Corea del
Sur, uno de los pocos países donde se aplica), la opción de
concesionar los servicios carcelarios surge como una
medida que podría reducir la reincidencia y, por ende, los
costos fiscales, concuerdan los especialistas.
En coincidencia, en julio, el Ministerio de Justicia anunció que
evaluaría la privatización de la seguridad del acceso a las
cárceles. Además, en el 2010, Pro Inversión anunció
licitaciones para el diseño, construcción, equipamiento,
mantenimiento y operación de las cárceles.

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climático

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En este sentido, Gilmour afirmó que durante la gestión del


presidente Kuczysnki presentó un proyecto para la
construcción de un nuevo centro penitenciario cuyo objetivo es
tomar 12% del total de los reos actuales e iniciarlos,
voluntariamente, en un programa de cárceles productivas. Este
incluye, por ejemplo, programas de educación y formación
técnica que permitan una mejor reinserción a la sociedad con la
meta de que al menos el 40% no reingrese a las cárceles.

“Si reducimos la reinserción en 12% al año con programas de


cárceles productivas, podríamos tener ahorros e ingresos [por
reinserción a la economía] que sumarían, en 25 años, US$4 mil
millones”, afirma el ejecutivo.
Si bien no existe aún una receta única para reducir la
criminalidad en un país, dejar de ocuparse de la población
carcelaria no contribuirá tampoco a encontrarla.

CONSTRUCCIÓN DE CÁRCELES A PASO LENTO

La población penitenciaria crece a un ritmo aproximado de


5.000 reos por año, pero la infraestructura no va a la misma
velocidad.

Entre 1990 y 1994, detalló el ex presidente del Instituto


Nacional Penitenciario Carlos Vásquez, se construyeron 3.700
unidades de albergue (celdas para un reo y sus respectivos
servicios básicos).

Cárceles peruanas (Infografía: Raúl Rodríguez)

Entre el 2001 al 2005, 1.050 unidades; del 2006 al 2010, 2.828;


y en el último quinquenio, 7.189 unidades.
“Se estima que la capacidad de albergue crece en 3%, porque
le cuesta al Estado construir, lo que no le cuesta son las leyes
que hacen más severas las sanciones”, afirma Vásquez.

A la fecha, con 69 centros penitenciarios en el territorio


nacional, hay un déficit de 48.568 unidades de albergue. Sin
embargo, existe también la posibilidad de expandir los penales
ya construidos.

Por ejemplo, el penal de Socabaya, en Arequipa, tiene 18


hectáreas, pero solamente está construido en dos de ellas. Es
decir, hay 16 hectáreas libres. Según Vásquez, ya se tienen
proyectos de este tipo en seis penales, que permitirían crear
1.512 unidades de albergue.

“Construir desde cero un nuevo penal para 1.512 personas


costaría S/150 millones. Pero, como la ampliación es solo
dentro de penales ya concluidos, se reduce toda la inversión en
la tercera parte”, concluyó.

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