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DIÁLOGOS.
DOS DIÁLOGOS
ESCRIToS
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AÑo DE 4850.
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— 102 —
CARoN. —Déjala ir, Mercurio; i comienza tú
agora lo del rei de Inglaterra.
MERCURIo.—Ya te dije, cómo el año de vein
te i dos, cuando el Emperador pasó en
4522. España; se concertó con el rei de Inglate
rra.
CARoN. —— Asi es.
MERCUmo.—Pues este conzierto duró, hasta
que muerto el Papa Adriano, aquel Car
denal de Inglaterra hizo mucha instanzia
al Emperador, que mandase llegar su
ejército házia Roma, para costreñir i for
zar los Cardenales, que lo elijesen á él
por Papa.
CARoN. — ¿ Es posible ?
MEaCURIo.— Asi pasa. ’ .
CARoN. — Agora te digo, que andan buenos
los Vicarios de Cristo, si se han de elejir
por fuerza de armas.
MERCURIo. — Nunca el Emperador lo quiso
hazer.
CARoN. — Buena vida le dé Dios.
MERCURIo.—MiI‘EI lo que acaezió. Que como
el Emperador no lo quiso hazer; el bueno
del’ Cardenal quedó tan injuriado; que
luego conzibió en si un pernizioso odio
- l03 —
contra el Emperador: diziendo, que’ él
haria que se arrepintiese de no haberlo
hecho, aunque se debiese perder todo el
reino de Inglaterra.
CARoN. — ¡Qué me dizes! ¿ Hai tal cosa en el
mundo? ¿I ese rei de Inglaterra, no tiene
mala vergüenza, de dejarse gobernar de
un hombre como ese?
MERCURIo. —No le debe conoscer.
CARoN. - ¿I todo aquel Reino no exclama?
MnRCURIo. - No hai quien ose hablar.
CARoN.— Harta mala ventura tienen el- Rei i
el Reino.
MsRCURIo. — Luego comenzó este Cardenal
á entender en tramas con Franceses, para
romper el amistad del Emperador. l des
pues de haberla, en diversas cosas, rom
pido; á la fin conzertó su Rei con Fran
ceses, el año de quinientos i veinte i cinco: 4525.
estando el rei de Francia preso en España.
I, despues d’ esto, cuando el rei de Fran
cia fué suelto, i comenzó de hazer guerra
al Emperador; el rei de Inglaterra, pú
blica i secretamente le ayudaba con dine
ros á entretenerla.
CARoN. — Cata , que me dizes una cosa XXVI.
-'I0í-—
monstruosa. Veamos: ,1 ese rei de Inglate
rra, no se llama Defensor de la Fé? ¿l
cómo ayudaba, al que tan descaradamente
la habia rompido?
MERCURIo. —Pues, aun mas hai: que luego,
como se supo lo que habia pasado en
Roma: pareziéndole á aquel Cardenal,
que tenia ocasion para hazer, que se de
clarase su Rei, por enemigo del Empera
dor; pasó luego en Francia, á procurar
de conzertar la guerra contra él. I por dar
algun color á lo que pensaba hazer: or
donó, que los Embajadores de su Rei,
instasen con el Emperador, que atendiese
á la paz con el rei de Francia : i el Empe
rador, á veinte dias de julio de MDXXVII
les respondió; que por amor del reí de
Inglaterra, ' él era contento de sobreseer‘
la restituzion del ducado de Borgoña, en
que estaba toda la dificultad: i tomar por
el rescate de los hijos del rei de Francia,
que tenia en su poder; i en recompensa
de los gastos, que por haber el rei de
Francia rompido su fé, le habia conveni
* Falta en (?).
—405—
do hazer; la summa de dos millones de
ducados, que él mismo habia ofrezido al
Visorei de Napoles: con condizion, que
en lo demas se cumpliese la capitulazion
de Madrid. I, aun demas d’ esto, dijo: que,
por amor del rei de Inglaterra, seria tam
bien contento, si él asi lo quisiese, de
dejar parte de lo que el mismo rei de
Francia habia ofrezido. Mas, como aquel
Cardenal, habia ya determinado de re
volver la cristiandad; ninguna impresion
hizieron las justificaziones, i graziosas
respuestas, del Emperador. Antes, no
embargante esto, ni la carta del Empe
rador , que te he leido, tan amorosa, tan
humana, tan sancta i tan católica; á la
cual, nunca quisieron responder, siguien
do su mala intention i propósito; se con
zertaron de comenzar la guerra, esta
primavera, contra el Emperador: por
tener mejor tiempo para ejecutar lo que
habian pensado.
CARoN.—Cata, cata, Mercurio: ¿tú no miras
cuál viene aquel monstruo?
MERCURIo.- Debe ser algun tirano: aunque
ya todos se llaman Reyes.
—í06—
CARoN. — Veamos, qué nos dirá. ¿ Dónde vas,
Ánima ?
ÁNIMA.—A la barca.
CARoN. —Dinos, primero, ¿quién eras ?
ÁNIMA. — Rei de los Gálatos.
CARoN. — Veamos,. ¿esos no son cristia
nos?
ÁNIMA. —Si que son cristianos.
CARoN.-¿Pues , cómo se dejaban gobernar
de un infiel como tú ?
ÁNIMA. —¿A qué llaman infiel? ¡Sabes , si
me enojo l.
CARoN. —_Cierto: tú no parezes otra cosa,
sino puro infiel.
ÁNIMA.— ¡ Bien estás en la cuenta! Digote,
que fui mas que cristiano.
CARoN.-Antes creo, que no tenias señal de
cristiano. Si no, espera: tomarte he cuenta,
de cómo gobernaste tu reino.
MERCURIo. —-Déjalo ir ya: yo conozco ese
monstruo: dezirte ha mil desvarios.
CARoN. —Espera un poco, Mercurio: ten pa
zienzia:i verás si sé yo, qué cosa es ser
Principe.
MERCURIo. — Sea como tú quisieres.
CARoN. — Veamos : ¿tú pensabas que eras Rei,
- 407 —
para provecho de la república , ó para el
tuyo ?
ÁNIMA. -¿ Quién es Rei , sino para su pro
vecho?
CARoN. -A la fé, hermano: el que piensa
ser Rei para su provecho, i tiene mas cui
dado de lo que cumple á si mesmo, que á
la república; aquel tal, no es Rei, sino ti
rano. Dime, ¿cómo administrabas tu Reino?
ÁNIMA.—Yo nunca entendia en nada d’ eso.
Allá lo tenia encomendado á los de ini
Consejo.
CARoN. — ¿I tú nunca te juntabas con ellos,
á ver i entender lo que hazian?
ÁNIML-Algunas vezes: mas pocas: i esas,
mas por el dezir de la jente , que porque
yo enteudiese en lo bueno: ni remediase
lo malo que ellos hazian. .
CARoN. — Pues, digote, de verdad , que tu
principal ejerzizio, habia de ser, gobernar
bien tus súbditos.
ÁNIMA. — ¿ No basta, que algunas vezes esta
ba en Consejo de Estado?
CARoN. —¿ Qué tratábades en ese Consejo?
ÁMIMA. -De aumentar mi Señorio, juntando
á él otras tierras,
—I()8—
CARoN.—¿l, jiarézete, que era mejor au
mentar tu Señorio, que bien gobernar el
que ya poseias? No sabias administrar el
tuyo , ¿i querias conquistar los ajenos?
¿Qué medio tenias para conquistar?
ÁNIMA. —Guerra.
CARoN. — ¿Guerra? ¿Qué me dizes?
ÁNIMA. —Asi pasa.
CARoN. —Veamos: ¿los Principes, no fueron
instituidos por amor del Pueblo ?
ÁNIMA. —Asi lo dizen.
CARoN.—I tú, usabas de tu Señorio, como
si el pueblo fuera instituido por amor de
ti: i llamábaste cristiano, i movias guerra
por aumentar tu Señorio: teniendo ejem
plo de Principes jentiles, que se mataron
á si mesmos, por evitar la guerra, que por
su causa, se armaba contra sus súbditos.
ÁNIMA. — A la fé: en este, ya pocos hallarás,
que no vivan como yo vivia.
CARoN. — ¿ En qué te ejerzitabas?
XXVII, ÁNIMA. —En jugar, cazar, burlar, i andar
entre mujeres.
CARoN.—I, cómo; ¿no te bastaba tu mujer?
ÁNIMA. —Sobrábame , si yo me quisiera con
tentar: mas, si alguna vez me enamoraba.
- l 09 —
fuese de donzella ó de casada: por fuer
za , ó de grado, habia de gozar d’ ella.
CARoN.—¡Oh, qué vergüenza! Veamos: ¿no
hai lei que castigue los que eso hazen?
ÁNIMA.—Si hai: mas la lei no comprende al
Rei.
CARoN. —Dizes Ia verdad: porque el Rei de
bria ser tan justo, tan limpio, i tan sanc
to, i tan apartado de vizios; que, aun en
un cabello, no rompiese la lei: i por eso
dizen, que ella no le comprehende. Mas
el que vive como tú hazias, mui mas gra
vemente debria ser castigado, de lo que
la lei manda: porque , asi como el buen
Rei haze mucho fructo con su ejemplo; i,
por tanto, debe ser de sus súbditos mui
amado, i en mas tenidoi estimado; asi el
malo , haze mucho daño con el mal ejem
plo: idebe, por tanto, ser de los suyos
aborrezido, castigado, i aun del Reino
privado.
ÁNIMA.-Buen medio tenia yo, para guar
darme d’ ese inconveniente.
CARoN. —- ¿ Qué ?
ÁNIMA.— Tenia mis súbditos en tanto temor,
i tan amedrentados; que no osahan rebo
n
— l IO —
llirse, cuanto mas levantarse contra mi,
por malo que yo fuese.
CARoN. —— Eso era pura tirania.
ÁNIMA. — Llámala tú como quisieres, que yo
no hallé otro remedio, para mantenerme
en mi Reino, i hazer lo que yo queria.
CARoN. —Pues, mal aventurado de ti; ¿pen
sabas, que tu vida i que tu tirania, habian
de durar para siempre; pues conoscias
cuánto es frajili breve la vida humana;
i que de tus obras malas i buenas , habia
de quedar perpetua memoria? ¿ No te va
liera mas, haber gobernado tus súbditos
con amor; i que despues de tus dias, se
dijera de ti , lo que se dize de aquel Em
perador Trayano; de * Marco Aurelio An
tonino, i Alejandro Severo; que no lo de
Caligula, Neron, i Heliogábalo? ¿ No te va
liera mas que tu nombre fuera á los oidos
de los hombres agradable; que no haber
vivido de tal manera , que de ti, para
siempre, quede en boca de la jente, abo
minable relacion; iá ti, de haber vivido
tan mal, un perpetuo remordimiento de
* Año de i527.
— 491i —
nando siempre tierra; i tomaron Alejan
dria, Pavia, i otros Lugares del Estado de
Milan.
CARoN.-Aina me harias enojar. ¿Cómo qué,
en tanto tiempo no conoscia el Emperador
el engaño ?
MERCURIo. —El que no sabe engañar, tarde
presume que otros le engañen. I por
dezirte la verdad, yo creo que se fiaba
del rei de Inglaterra.
CARoN.—D’ ese me fiára yo menos, teniendo
cabe si aquel Cardenal.
MERCURIo.—DizGS la verdad: mas es cierto
que la bondad no puede dejar de pensar
bien. Tovieron, pues, suspenso al Em
perador, hasta que ya, pareziéndoles,
que si mas tardaban en enviar la res
puesta se descubriria el engaño; envió el
rei de Francia un Secretario suyo, nom
brado Bayart, en España , que en la una
mano llevaba ciertos capitulos, con que
entretener todavia al Emperador, i en la
otra, dos carteles, uno del rei de Fran
cia, i otro del rei de Inglaterra, para
desafiarle, cuando les pareziese tiempo.
¿ Tú no vecs, Caron, con cuánta soberbia,
— 125 —
aquella Ánima entra en tu barca ?¿Qué
me quieres apostar, que es algun francés?
CARoN. —¿ En qué lo conosces ?
MnRCURIor—Llámalo , i verlo has.
CARoN.— Ven acá, Ánima; ¿ dónde cobraste
tanta soberbia? ¿ Eres, por ventura, fran
cés?
ÁNIMA.—Si que soi francés.
GiroN.-Habla paso: que es la casa baja.
¿ Qué ofizio tenias ?
ÁNIMA. -A lo menos, no barquero, ni ga
leote como tú.
CARoN. — ¿Pues, qué eras?
ÁNIMA. — Secretario.
(IiRoN.—¿De algun Consejo, ó de quién?
ÁNIMA. — ¿ Búrlaste ? No, sino del Rei.
CiiRoN.— ¿Del Rei ? Sea mucho en hora bue
na. ¿ Hiziste alguna cosa señalada, que
nos cuentes?
ÁNIMA.-Allegué, en menos de diez años,
mas de ochenta mil ducados.
CARoN.— Hombre eras de buen recaudo.
ÁNIMA. — A la fé , si; que buen recaudo,
i buena mañana , es menester para ello.
CARoN. — ¿A qué llamas buena maña?
ÁNIMA. —¿Piensas que te lo tengo de dezir,
— 4'26 —
por tus ojos bellidosÍPA buena le, no lo
sepas, si no me lo pagas bien.
CARoN.—- ¿ Qué quieres que te dé?
ÁNIMA.—Qu6 me hagas franco del pasaje.
CuoN.—Soi contento.
ÁNIMA. —Dáca la mano.
CARoN. —Mas, dame tú la tuya.
ÁNIMA. —No quiero.
CARON.—EStaS tan acostumbrado de tomar,
que nunca - querias dar: como el fraile,
que se estuvo tres dias en un silo , por no
dar la mano, á los que lo querian sacar.
Agora, sus: no quede por eso: toma la
mano.
ÁNIMA. Pues, está atento. Lo primero que yo
hazia, era dar á entender á todos, que
tenia tanta parte con el Rei; que hazia
d’ él lo que yo queria, i ninguna cosa él
determinaba sin mi. Con esto, hazia que
todos los negoziantes acudiesen á mi: i á
los que me daban algo, hablaba yo con
el bonete en la mano: i les daba á todas
horas audiencia: á los otros, amostraba
mui mala cara, hasta que les sacaba algo.
* Querrias (l).
— l-2’7 —
Si vacaba, ó se habia de proveer alguna
cosa; i la pedian dos ó tres; á todos pro
metia yo de ayudar, si me prometian ellos
de pagármelo: i á las vezes, no hablaba
por ninguno: mas cuando se proveian,
aunque yo no hobiese hecho nada, todavia
levaba por entero lo que me habian pro
metido: dando á entender que yolo habia
hecho. l muchas vezes, habia sido con
trario. De manera , que de cuanto se pro
veia por mis manos, i, aun á ratos, por
las ajenas, llevaba yo mi repelon. I con
esta arte , prometiendo yo á entramas
partes; no se me podian escapar. Allende
d’ esto, si se determinaba alguna cosa en
Consejo, en favor de alguno; luego se la
hazia saber con dilijenzia ; dándole á
entender, que Tal iTal, le habian sido
contrarios, ¡que yo solo, lo habia man— XXXI.
tenido: siendo esto, muchas vezes, al con
trario: que ellos lo favorezian, é yo solo
lo acusaba.
CARoN.—Veamos: ¿Cómo sufrian eso los del
Consejo?
ÁNIMA.-.- Procuraba yo de tenerlos disoordes:
iba al uno, ideziale, que el Tal, habia
— 128 —
dicho tali tal cosa contra él; i que lo
queria mal: encargándole, que no me
descubriese.Idespues iba al otro, i de
ziale otro tanto: de manera, que como yo
sembraba discordia entre todos, i no se
osaban fiar unos de otros; cada uno pro
curaba de agradarme por tenerme de su
parte. Iasi los traia á todos á mi volontad;
i ninguno osaba abrir la boca contra mi.
CARoN. — Jentil manera era esa.
ANIMA. - D’ esta manera, tenia yo tan tirani
zada aquella córte; que unos me daban
seda, otros plata, otros buenos ducados.
CARoN. — ¿ No gastabas nada ?
ANIMA.— Mui poco. Porque yo , muchas ve
zes comia fuera de mi casa: i otras, com
bidaba á otros, que me daban de comer
en mi propria casa: á otros, hazia jugar
comigo cosas de comer: i si ellos perdian,
pagaban: i si yo, ni ellos me lo osaban
pedir, ni yo me comedia á pagarlo. Pues,
mis criados! Con mejor apetito se levan
taban, que no se sentaban á la mesa.
Allende d’esto, como el Rei se fiaba de
mi; haziale yo firmar lo que queria, i
aprovechábame mui jentilmente d’ ello. De
—'l99—
manera, que con estas i otras tales gran
jerias, ganando mucho, i gastando poco,
que es la verdadera alquimia, me hize
.mui presto rico. ’
CARoN.--¿Esas, no eran falsedades i aun
traiciones: cohechar, i vender humo á los
negoziantes, i engañar á tu Señor, que
- se fiaba de ti?
ÁNmL-¿Qué se me daba á mi? Hiziese yo
mi provecho, i fuese como quiera.
CARoN.—¿I al Rei, heziste algun señalado
servizio ?
ÁNIMA. — Asi, burlando. El mayor, que nun
ca criado hizo á su Señor.
CARoN. — Alguna gran cosa debe ser esta.
ÁNIMA.—¿Sabes , qué tan grande ? Que yo
fui el primero, que le aconsejase, que
ofreziese al Emperador todo lo que pi
diese, por salir de prision: i que despues
de salido, no cumpliese cosa alguna, de
lo que le hobiese prometido. I con este mi
buen consejo, él quedó libre, i el Empe
rador engañado.
CARoN.—Aosadas: de tal consejero, tal consejo.
ÁNIMA. ‘—I aun te prometo, que el Rey no
me lo tuvo en poco.
—I30
CARoN. —-Con razon.
ÁNIMA.—Pues mas hize: que desde antes
que el Rei saliese de España; tenia ya yo
concertado con el Papa, i con otros po
tentados de Italia; que juntamente con él,
hiziesen guerra al Emperador, como la
hizieron. I allende d’ esto, trabajé de ga
nar, de nuestra parte, al Rei de Inglaterra:
de manera, que se conzertaron el año
pasado, de mover mui crudel guerra
contra el Emperador: i hize yo, que
mientras ellos se aparejahan para la guer
ra ; porque el Emperador no la barruntase;
le enviasen , como le enviaron, embajado
res, para entretenerlo con esperanza de
paz. l, agora nuevamente, han enviado
los Reyes d’ armas, con sus carteles de
desafío , para intimarle la guerra. Asi que,
ó yo me engaño; ó á esta hora , él es de
safiado.
CARoN.-Por cierto, grandes servizios son
esos: robar los negoziantes, engañar tu
Rei i Señor, que se fiaba de ti; i despues
d'esto, darle consejos, con que perdiese
su honrra i fama para siempre !
ÁNIMA. —- Mira, hermano: todo mi intento
—._ 434 -
era dejar mui gran Estado: i para hazerlo,
no tenia mejores medios que estos. ¡No,
sino sed bueno, i vivireis toda vuestra vi
da, pobre !
CARoN. - ¡ Es posible , que en la Córte de un
Principe cristiano, se sufra una pestilen
zia como tú!
ÁNIMA. —Antes, para andar en la Córte, és
tas, i otras semejantes artes, son mas que
nezesarias. Si no quereis mas, ser de todos
burlado i menospreziado, con vuestras
virtudes; que con esta buena maña, ser
loado por buen cortesano.
CARoN. — ¿Cómo ? ¿ buen cortesano llamais
Vosotros , á un monstruo, como tú te me
has aqui representado!
ÁNIMA. -Hermano , menester es vivir, como
en la tierra donde hombre se halla: i pues
se requiere esto, para vivir en las Córtes
de los Principes; no te maravilles,- que yo
me conformase con la costumbre. Es ver
dad, que acordándome de cuánta obliga.
cion tienen los hombres, á ser perfecto
cada uno en su ofizio; trabajéme yo tanto
de serlo en este mio, que á ninguno de los
pasados, pienso haber dejado de sobrepu
— 132 -
jar; ni , á alguno de los venideros, lugar
para qne me pueda alcanzar.
CARoN. -—¿De manera , que saliste en tu be
llaqueria, perfecto ? '
ÁNIMA. — Perfectisimo.
CARoN.-- ¿No hai leyes que castiguen tan
grandes maldades?
ÁNIMA. — Si hai : ¿ mas, quién osára tomarse,
con un Privado de un Principe? Allende
d’ esto: son cosas que se tratan secreta
mente: de manera, que ‘ cuando vengan
en juizio, no se pueden probar: i, aunque
se probasen, nunca falta alguno del mes
mo ofizio, que tome su defension: de
XXXII . suerte, que por maravilla, vemos castigar
tales cosas : cuanto que yo no lo he oido,
salvo de un Turino , “ que hizo matar Ale
jandro Severo con humo á las narizes.
CARoN. —¿Hizolo aquel jentil, i no lo hazen
los cristianos? Mas, pues quesiste ser ma
lo; aqui pagarás la pena de tu maldad.
Mnacmuo.- ¿ No te pareze, Caron, que se
conforma esto , con lo que yo te he dicho?
CARoN. —Asi me pareze. I teniendo los Prín
* Se sobreentiende aim.
** V. Elio Lampr. , cap. 35.“ y 36.“
_ 133
cipes cabe si tal jente; no me maravillo,
sino del mal que no hazen.
MERCURIo. —Tornando , pues, á nuestro pro
pósito, el Secretario del rei de Francia, de
quien te hablaba; llegó á Burgos, donde
á la sazon el Emperador estaba , á doze
dias del mes de Deziembre, diziendo que
traia la resolucion de la paz. I venidos
todos los embajadores de Francia et Ingla
terra al Emperador, disimulando los car
teles que tenian para desafiarlo; dijeron,
que le darian por escrito, lo que el rei de
Francia, por amor de la paz, i por co
brar sus hijos, queria hazer. [dieron una
escriptura, en que allende de otras mu
chas cosas que quitaban, de lo que en
Palenzia habian ofrezido; queria que el
Emperador, á humo muerto, restituyese
en su Estado , al Duque Francisco Sforcia,
aun quese hallase haberlo ofendido : i de
la restituzion de Jénova,ji Condado de
Aste; no hablaban palabra: ni querian
retirar el ejérzito que tenian en Italia,
fasta que hobiesen cobrado los hijos del
rei de Francia, que estaban en poder del
Emperador en rehenes. Cuando el Empe
- I34 —
rador esto oyó; maravillóse , i hizoles
dezir, que hablasen claramente, si tenian
comision de ofrescer otra cosa , ó no. A la
fin respondieron, satisfaziendo algunas
dificultades de las que parescia haber en
la primera escriptura: i principalmente,
que , cuanto al Estado de Milan; que los
reyes de Francia et Inglatera eran conten
tos , que el Emperador nombrase luego
juezes no sospechosos, para que viesen i
determinasen , si el duque Francisco Sfor
cia merescia ser privado, ó no; i que
todos pasasen , por lo que aquellos deter
minasen.
CARoN.—¿De manera, que ya en eso, no
quedaba dificultad ?
MERCURIo. — Ninguna.
CARoN.-Segun eso, pareze que ellos esta
ban inclinados á querer paz.
MnRCURIo.—Esto hazian ellos, por dar á
entender, que se allegaban á razon : i para
- venir al rompimiento ,' dejaban atrás el
punto principal; que no querian restituir
á Jénova , ni á Aste; ni retirar el ejérzito
de Italia , hasta que hobiesen cobrado los
hijos del Rei de Francia.
—l35
CARoN. — ¿l para hazerlo, no ofresoian al
guna seguridad ?
MERCURIo. —Dezian , que el rei de Francia,
se obligaria á restituir Jénova i Aste; i re
v tirar su ejérzito , dentro de cierto término,
despues que hobiese cobrado sus hijos: so
pena de trezientos mil ducados: i para
seguridad de la paga d’ ellos, daria rehe
nes, en poder del rei de Inglaterra. ¿No
te paresce , que era jentil seguridad esta?
CARoN. —Jentil. ¡Para fiarse de un hombre,
que tan poco caso haze de romper su fél
MERCURIo.—Vista, pues, por el Emperador
la final conolusion, presentada por los
embajadores de Francia et Inglaterra, el
primer dia d’ este año MDXXVIII, les
mandó responder por escrito; que en lo
que pedian del Estado de Milan , aquello
era lo mesmo, que muchas vezes les ha
bia ofrescido: pero , en cuanto á la resti
tuzion de Jénova i Aste; i al retirar del
ejérzito que franceses tenian en Italia,
porque no quedase causa de venir á otro
rompimiento de guerra; el Emperador
queria, que en todo caso restituyesen lo
que habian de restituir; i que retirasen su
- 436 -
ejérzito, antes que se les entregasen los
rehenes.
CARoN. — Paresceme á mi, que en eso el Em
perador tenia mucha razon. I, veamos:
¿por qué no querian los franceses venir
en ello?
MERCURIo.—Dezian: que si ellos retiraban
su ejérzito, i restituian lo que habian de
restituir, antes que cobrasen sus rehenes;
podrian quedar burlados, si el Emperador
despues no se los quisiese dar: pidiéndo
les otras condiziones, demas de las ya
asentadas.
CARoN. — No dezian mal.
MERCURIo. — Antes, no podian dezir peor,
ni cosa mas contra razon. Pues, cuanto á
lo primero; ellos no tenian causa de des
confiarse del Emperador; porque nunca
les habia rompido su fé. Allende d’ esto:
pues antes que ellos hobiesen tomado á Jé
nova ni Aste, ni toviesen ejérzito en Italia;
el Emperador era contento de restituir al
Rei de Francia sus hijos, cuasi con esas
mismas condiziones, ¿qué razon habia,
para pensar, que no lo habia agora de
hazer? Antes, en no querer ellos retirar
—437—
su ejérzito; daban claramente á entender
la intenzion que tenian, de no guardar ni
cumplir lo que prometian; sino comenzar
' nueva guerra, en habiendo cobrado sus
hijos: asi como han fecho agora: porque
ninguna razon habia, de querer los fran
ceses hazer tantos gastos en entretener
su ejérzito en Italia , desde la conclusion
de la paz , hasta despues de la restituzion
de los rehenes; si no tenian intencion de XXXIII.
continuar la guerra. I, aun mas hizo el
Emperador: que habiéndole los embajado
res de Francia et Inglaterra declarado,
que toda la dificultad estaba, en la resti
tuzion de Jénova i Aste , í en el retirar del
ejérzito , antes ó despues , de la restitu
zion de los rehenes; i que , si en aquellas
dificultades se daba algun corte, luego se
podria concluir la paz; el Emperador les
dijo: que si era asi, como ellos dezian:
porque una cosa tan santa , tan saludable,
i tan provechosa, como era la paz, no
quedase , por tan pequeña causa , sin con
clusion; que él les daria á ellos las mismas
seguridades, que ellos le habian ofrezido á
él, i aun mayores, si mayores las quisiesen.
—13s—
CARoN. —No era la cosa igual : la restituzion
de los hijos del rei de Francia: con la res
tituzion de dos ciudades, i retirar un ejér
zito.
MERCURIo. —Dizes verdad , que la cosa no
era igual : mas tambien quedaba á los fran
ceses en su poder, lo que habian de dar
por cobrar sus hijos. I, allende d’ esto; las
seguridades que daba el Emperador, eran;
de restituirles lo que ellos hobiesen entre
gado: i mas, trezientos mil ducados, para
tornar á hazer el ejérzito, que hobiesen
desecho. De manera, que aunque el Em
perador no quisiera cumplir, por su parte,
lo que en manera alguna no es verisimil;
no podia el rei de Francia rezebir en ello
daño alguno: lo que, por el contrario , se
puede dezir del Emperador : que si él vi
niera en hazer lo que los franceses que
rian; i ellos , otra vez le engañáran; le
fuera mui grande afruenta, haberse dejado
dos vezes tan claramente engañar.
CARoN.—Agora te entiendo. Pues, veamos:
¿ qué respondieron á eso los embajadores
de Francia?
MERcURIo. - ¿ Qué querias que respondiesen?
—l39—
Andaban en dilaziones: diziendo, que les
parezia que el Emperador se ponia en
razon: mas que ellos, no tenian poder,
para azeptar lo que les ofrezia: i menos,
comision para enviar mas á comunicarlo
con su Rei: i que les pesaba, que por
lan poca cosa viniesen en rompimiento: i
no dejaban de solizitar al Emperador, que
quisiese azeptar las condiziones que le
ofrezian.
CARoN. -¿De manera , que la cosa no estu
vo en mas, de no se querer fiar el uno
del otro?
MERCURIo.—A la fé, estuvo en que el rei
de Francia no queriendo paz, buscó este
achaque para mover la guerra.
CAItoN.——ASI me pareze. Mas; mira, Mer
curio, cuál viene aquel espantajo de hi
guera, tan largo como una blanca de
hilo.
MERCURIo.—Sin dubda debe ser algun hipó
orita: déjame con él. ¿Dónde vas, Ánima?
ÁNIMA. —A-l cielo.
MnRCmno. - ¿Al cielo?Ea, dime; ¿ cómo vi
viste en el mundo, para que pienses su
birte al cielo?
—í40—
ANIMA. —Fui de los cristianos que se llaman
perfectos.
MERCURIo. — ¿Parezete, que va poca dife
renzia, de llamarse perfecto, á serlo?
ANiMA.-Bien sé que hai mucha: mas yo, no
solamente me lo llamaba , mas éralo.
MERCURIo. — Mui gran señal es de no haberlo
sido, pensar tú, que lo eras.
ÁNIMA. —Mas, mui gran nezedad seria mia,
pensar yo, no ser perfecto, siéndolo.
MERCURIo. —Ea, veamos: ¿ Cómo lo eras?
ÁNIMA. — Yo era cristiano.
MERCURIo. —Tambien lo son muchos ladro
nes. '
ÁNIMA. — Era sacerdote.
MERCURIo. —D’ esos, hai muchos ruines.
ÁNIMA. —Dejé toda mi hazienda por seguir
la perfeccion cristiana.
MnRCURIo. - Tambien la podias seguir tenién
dola.
ÁNIMA. - ¿Cómo?
MERCURIo. — Porque la pobreza, mas consiste
en la voluntad, que en la posesion.
ÁNIMA. —Dezia cada dia misa. I, allende las
Horas Canónicas, rezaba muchas orazio
nes por mi devozion: ayunaba, todos los
— nIM—
dias que manda la Iglesia, á pan i agua:
nunca dormi en cama, ni aun, estando
enfermo: nunca me vesti camisa: andaba
los pies descalzos: disciplinábame tres ve
zes en la semana: ha mas de treinta años
que no comi carne; aunque agora, cuando
me quise morir, los fisicos me dezian,
que estaba en peligro de muerte; de ma
nera , que todos me besaban la ropa por
Santo.....
MERCURIo.—Todos esos, eran buenos me
dios, para seguir la doctrina cristiana, si
armaban á tu complissíon: mas, por de
zirte la verdad, aun no te he oido dezir
cosa, por donde te debieses llamar per
fecto, ni esperar de subir al cielo.
ÁNIMA.— ¿Cómo no? Aina me harias tornar
loco.
MERCURIo.—Porque esas obras eran esterio
res: i solamente, medios para subir "á las
interiores: i tú, fiábaste tanto en ellas; que
no curabas de otra cosa. Sinó, respón
deme á lo que te preguntáre.
ÁNIMA. — Di.
MERCURIo. -- ¿Tenias caridad ?
ÁNIMA. — ¿ A qué llamas caridad ?
—lL2
MERCURIo. — ¿Si amabas á Dios , sobre todas
las cosas, i á tu prójimo cómoá ti mesmo?
ÁNIMA. -Eso era lo principal que yo hazia.
MERCURIo.- Sepamos, pues, como lo hazias.
Dime; ¿disfamabas i murmurabas, por di
chá, algunas vezes, de tu prójimo?
ÁNIMA.—¿Por qué no; de los que dezian
XXXIV. mal de mi, ipresumian de reprehenderme?
MERCURIo. — Porque eras obligado, á dar
bien por mal; i en esto, dabas mal, por
bien, como era reprehenderte lo que mal
hazias, ¿Parézete, que era jentil caridad
esa? Veamos: ¿ qué dezias d’ellos?
ÁNIMA.—Dezia, que eran malos hombres, i
que perseguian la relijion cristiana.
MERCUmo.—¿I eso, pensabas tú que fuese
verdad?
ÁNIMA.— Bien sabia, que no era verdad: mas
no tenia otro medio de vengarme d’ ellos.
MERCURIo.—Luego , segund eso: ni tú ama
bas á * tu prójimo, como á ti mesmo, pues
los perseguias sin razon, ni á Dios, sobre
todas las cosas, perseguiendo á Jesucristo
en sus miembros.
MERCURIo. CARoN.
_ un- _.
ber comprado aquella galera, que, por
merzed que Dios le haga , si no le vienen
muchas venturas, de las que agora, con
tantos franceses como han muerto en Ná
poles, le han venido; en estos dos años,
no acabará de pagar; bien podeis pensar
en qué confusion, el buen marinero se
hallará. Por esto, querria saber dónde
está: i librarlo d’ este trabajo. He ido á la
barca , i no lo hallo: en la galera, mucho
menos: tambien he rodeado estos campos.
de una partei de otra: he corrido toda
esta ribera: no he dejado á Pluton, a
-Proserpina, á " Minos, á Eaco: á todos
he preguntado: i ninguno, me sabe dar
nuevas d’él. De manera, que ya no sé, á
dónde, á tal hora, me lo vaya á buscar.
¿ Si. por dicha, no estuviese el bellaco en
algun bodegon, con las Furias, banque
teando? Mas: no es nada servidor de
damas. ¿Qué habia de hazer allá? ¿Qué
digo yo? Quizá estará procurando con
ellas, que vayan á estorbar este combate...
Mas no: que las Furias. con Proserpina
* El impr. : levar.
-206—
el prinzipal. Fatigábame á mi : fatigaba ini
pueblo: yo estaba desabrido con ellos; i
ellos comigo: no dormia ‘ de noche, ni
comia con gana de dia: hallábame tan
perplejo , hallábame tan turbado; que mu
chas vezes me era enojo el vivir. Veia,
que no hazia lo que debia para con Dios,
ni para con mis súbditos: veia, que no
podia alcanzar lo que deseaba, para con
el mundo: queria ir adelante, i no podia:
queria volver atrás , i no sabia : ni á nadie
osaba descubrir el secreto de mi corazon,
no osándome fiar enteramente de nadie.
MERcmuo. — ¡Ó, qué vida tan trabajada!
ÁNIMA.—¿A esta llamas vida? A la fé, digo
le yo muerte. Estando, pues, yo, en esta
perplexidad que oyes; un dia, paseando
solo en mi cámara; vino un criado mio,
con quien yo tenia poca, i, aun cuasi nin
guna, conversazion; i trabándome por el
hombro, me remezió, diziendo: «Toma,
torna en ti, Polidoro. u Vo, espantado de
ver un tan grande atrevimiento; no sabia
que dezir. Por una parte . me quise eno— ,
* lmpr.: durmia.
—— 207 —
jar : i por otra, me parezia no ser SI11
algun misterio, aquella novedad. A la fin:
viendo él, que yo no hablaba; me tornó
á dezirg. «Veamos , ¿tú no sabes, que
eres pastor, i no señor; ique has de dar
cuenta d’ estas ovejas, al Señor del ganado,
que es Dios?» Diziendo esto, se salió de
la cámara, ¡me dejó solo, itan atónito;
que no sabia adónde me estaba. Mas, lue
go, torné en mi; i comenzé á pensar en
las palabras que me dijo: que era pastor,
c’ no señm-: i , que habia de dar cuenta á
Dios, de mis ovejas. Luego se me repre
sentó , cuánta multitud d’ ellas habia per
dido, despues que comenze á reinar; cuán
poco cuidado habia tenido de apascentar
las i gobernarlas; ioómo las habia tratado:
no, como padre á sus hijos; ni pastor, á
las ovejas de su amo; mas, como señor á
sus esclavos. Representóseme , por otra
parte; de cuántos males , aquella guerra
en que andaba envuelto, habia sido mu
sa; cuántas ciudades, villas, i lugares,
habian sido destruidos i saqueados: cuán
tas virjenes, casadas, i viudas, forzadas:
cuántos monesterios violados : cuántas
—208—
Iglesias despojadas: i todo esto... ¡con
tanto daño: con tanta infamia ¡afrenta del
nombre cristiano! Entonzes comenzé á
reñir conmigo, diziendo: ¿Como? ¿i esto,
es ser Prinzipe? ¿esto, es ser Rei ? ¿d’ es
ta manera se apazienta el ganado; d’ esta
manera se gobiernan los reinos? Veamos,
¿estas ovejas no son de Dios? ¿tú : eres,
sino pastor? ¿ pues, para qué quieres mas
d’ellas , de lo que Él te quisiere encomen
dar ? ¿Cómo: i por allegar otras, has de
perder i mal tratar, las que te son enco
mendadas? Mala señal es cuando el pastor
quiere mas ovejas de las que el señor le
quiere encomendar. Señal es , que se
quiere aprovechar d’ ellas, i que las quie
re, no para gobernarlas , mas para orde
ñarlas. Desecha, pues, de ti, esta dañosa
opinion. Veamos, ¿ si pudieses conquistar
todo el mundo, con otro tanto daño, co
mo de doze años á esta parte la república
ha padezido; no escojerias ser antes un
hombre pobre, que causa de tanto mal?
¿No te acuerdas que hai infierno i parai
so; i un Dios á quien has de dar mui
estrecha cuenta , de cómo hobieres en este
— 209 —
mundo vivido? ¿Parézete, que si agora
te llamase, darias buena cuenta de ti; i
que dejarias mui jentil fama , en este
mundo; habiéndole, como has, maltra
tado tu reino? ¿Parézete , que se habria
mui bien aprovechado tu reino, con tu
gobernazion? Tomástelo ricoi próspero,
¿i dejarlo ias pobrei destruido? ¿ Esta es
la gloria i fama, que los buenos Prínzipes XLVlll.
suelen alcanzar ? Es razon , que por ti so
lo padezca tanta jente? ¿ Es justizia , que
por mandar tú, á una ó dos provinzias de
mas , se destruigan ‘ asi, tantas i tantas
tierras? ¿En qué andas? ¿ Qué es lo que
buscas? Qué es, lo que con tanta aflizion i
trabajo deseas; sino eterna infamia en
este mundo, i perpetuos tormentos en el
otro? Pensando en estas , i en otras seme
jantes cosas, pasé toda aquella desasose
gada noche: i otro dia, por la mañana,
hize dezir misa, en una capilla donde la
solia oir: é hincado de rodillas, ante el
santisimo Sacramento, con lágrimas vivas,
que del corazon me saltahan, comenzé á
dezir:_« Jesucristo , Dios mio, Padre mio,
* Asi el impr.
u
—2l0—
i Señor mio: ‘l.’ú me criaste, i me heziste
de nada; i me posiste por cabeza, padre,
i gobernador d’ este pueblo , i pastor d’ este
ganado: yo , no conosciendo ni entendiendo
el cargo que me diste; he sido causa de los
males, que toda la república padeze. Si
Tú , Señor, lo permites , por castigarme á
mi; toma en mi, i no en el pueblo, la
venganza: si yo soi causa d’ estos males;
quiero, que como á Jonás , me hagas
echar en las ondas del mar: mas, si tu ira
es contra el pueblo; vuelve ya tu miseri—
cordia : conténtese tu justizia con lo que
ha padezido: i, pues toviste por bien, de
ponerme aqui por Padre, Rei , i Pastor;
dáme gracia i saber para que lo gobierne
á tu voluntad: que ya has esperimentado,
por una parte, mi malizia, i por otra , mi
ignoranzia i poquedad; dejándome en la
invenzion de mis manos. Pues, de hoi
mas , acuérdate, Señor, que soi mozo:
lleno de tantos defectos, i, sin tu ayuda,
mui insufiziente para gobernar tanta mul -
titud de jente. Por eso, Dios mio. ó me
quita el Reino, proveyendo tus ovejas de
otro buen pastor; ó me trae, Tú, la mano,
— 2M —
como á niño que aprende á escrebir; para
que, guiándome Tú, no yerre. Desde ago
ra, Señor, protesto, que no quiero ser
Bei para mi, sino para Ti: ni quiero go
bernar para mi provecho, sino para bien
d’ este pueblo, que me encomendaste. No
me desampare, pues, Señor, tu grazia;
ni me niegues una tan justa suplicazion:
. pues prometiste de oir á los que en justi
zia i en verdad te Ilamasen. n D’ esta ora
zion me levanté tan alegre, que á mi
parezer, hasta entonzes, nunca lo habia
estado tanto: i dando grazias á Dios. que
me habia librado de una tan ciega tiniebla:
ide una tan trabajosa ceguedad; queriendo
ejecutar el buen deseo que me dió; co
nosciendo cuán pernicioso es al Prínzipe,
tener cabe si hombres viziosos, espezial
meme de avarizia i ambizion notados, ¡
como es mas dañoso á, la República , que
el Rei tenga mal consejo, aunque él sea
bueno; que no ser el Rei malo,-aunque ‘
los que estan cabe él sean buenos; antes,
que cosa ailguna otra comenzase á orde
nar ; aparté primero de mi compañia
"’ Quizá errata , por con que.
viziosos, avaros, iambiziosos. A unos, daba
cargos fuera de mi Córte, iá otros, envia
ba á reposar á sus casas ; i á otros , cuyos
delictos eran manifiestos; mandaba casti
gar, porque fuesen ejemplo, á los nuevos
ministros que habia de rezebir. Hecho
esto, i apartada esta pestilenzia de mi
lado; halléme tan libre i tan contento;
que me parezia haber sido, hasta alli,
siervo i esclavo de tan ruin jente; i desde
entonzes , comenzar á ser Rei. Luego
escoji personas virtuosas i de buena vida:
i los puse en lugar de aquellos: declarán
doles , que todas las vezes, que conosciese
en ellos ambizion ó avarizia; ó que , por
este respecto , ó por cualquiera otra pa
sion , ó afizion particular; me aconsejasen
cosa alguna, que no cumpliese al bien de
mis reinos, ó que fuese contra justizia; á
la mesma hora, los apartaria vergonzosa
mente de mi compañia. Tras esto, eché
de mi Córte truhanes, chocan-eros i vaga
bundos: quedándome solamente con aque
llos de que tenia nezesidad. I, por evitar
la oziosidad, de que nascen infinitos ma
les; ordené que todos mis caballeros,
—2l3—
bezasen - á sus hijos artes mecánicas,
juntamente con las liberales, en que se
ejerzitasen.- l sabiendo, cuánto importa,
que el dador de la lei, la comienze á
guardar; luego comenzé á poner mis hi
jos é hijas, en que aprendiesen ofizios.
Icon esto, me siguieron todos. Reformada
mi casa i Córte, me puse á reformar mis
reinos: tomando mui estrecha residenzia
á todos los juezes i ministros que tenian
cargos de justizias ó gobernazion. I á los
que hallé limpios, hize de mi propria vo—
luntad, sin que ellos me lo pidiesen, mui
grandes merzedes. A los malos i culpados,
desterré en una Isla despoblada. I de alli
adelante, como mis ministros esperaban
premio siendo buenos , i mui rezio castigo XLIX.
siendo malos; -gobernaban de manera,
que mui pocas, ó ningunas quejas ,_ me
venian d’ellos. Jamás proveia de Obispado
ni Benefizio, á los que me los pedian: por
que , solo en pedirmelos, juzgaba ser
inhábiles para tenerlos. Muchos dias, con
infinito trabajo, estuve perplexo, en la
* Escribese este verbo bazar, abezar; y mejor,
avezar.
-.2lí—
provision de los Obispados; porque como
- en los Obispos se requieren virtudes inte
riores-; i estas, se pueden mal juzgar por
actos esteriores; las mas vezes me salian
peores, aquellos que, por de fuera , se me
mostraban mejores. I, como yo no tenia
facultad para castigarlos, pasaba mui gran
de, i para mi, incomparable trabajo, con
ellos: hasta que, por pura importunitad,
alcanzé una facultad del Papa, mui am
pla; para que el mal Obispo , que no hi
ziese lo que es obligado, con sus ovejas;
lo pudiese yo privar, i poner otro en su
lugar. l , con esto; i con tres ó cuatro, que
desterré en las Islas despobladas; no ha
bia hombre, que no procurase de hazer
lo que debia. Hazialos residir ordinaria
mente en sus Iglesias: i mui pocas vezes
les mudaba los obispados; si no era , que ‘
[ó cuando“, las virtudes de uno , me pa
rezian nezesarias para otra parte: i os
tonzes , no tenia respecto á la renta , sino
á la nezesidad de las ovejas. I, jamás les
consentia , que admitiesen pleitos sobre
* En el impr., fic que puede ser: citando, ó
quien.
— 2h”) -
Benefizios eclesiásticos: mas, procuraba,
que los hiziesen servir: i gastar las rentas
d’ellos: de manera, que fuese menester
andar rogando con ellos. D’ esta manera,
os maravillariades, cuán presto ilorezió la
relijion i piedad cristiana en mis reinos.
Reformé luego las leyes: de suerte, que
mui pocos pleitos, duraban mas de un año.
Hazia castigar los abogados que defendian
causas manifiestamente injustas. Las mer
zedes que habia de hazer, tenia en dos
partes divididas. Unas, eran de cosas, que
podia yo dar á quien quisiese , sin perjui
zio del pueblo: i otras , de administrazio
nes, de que dependia el bien ó el mal de la
república. Para la provision d’ estas; tenia
un memorial, de personas virtuosas; i en
quien cabian los tales cargos: cada cosa
por su parte: i esto, sin tener respecto á
favores, ni linajes, ni servizios: mas so
lamente al bien de la república. I para las
otras , tenia otro : de aquellos que me ha
bian bien i lealmente servido: cada uno
en su grado. De manera , que no era
vaoada, ni se habia de proveer una cosa,
que ya no tuviese yo señalada en mi libro,
— 246 —
la persona á quien la habia de dar. l con
esto, ninguno me pedía ni me importunaba
con cosas semejantes: que me era un mui
grande alivio, i un mui gran contentamien
to á todos: espezialmente acordándose del
tiempo pasado, que acaezia muchas ve
zes, cuando yo daba una cosa, haber gas
tado, aquel á quien se daba, mucho mas,
en esperarla i procurarla , de lo que ella
valia. Usaba de mucha clemenzia con aque
llos, que veia, por ignoranzia ó por algun
desastre, haber pecado. I á los que conos
cia, por malizia, i con obstinazion , errar;
castigaba con mucho rigor: espezialmen
te, si eran criados, ministros, ó ofiziales
mios. Si algun juez tenia fama de haber
cohechado ; aunque enteramente no se le
probase; tanto odio le tenia; que no po
dia consentir que me viniese delante. Ha
zia, qüasi siempre, tener mis puertas
abiertas: dando audienzia á todos los que
me querian hablar : i de mejor gana, i con
mas dulze cara, oia los pobres i peque
ños; que los ricos i grandes. l, sobre
todos, aquellos ’, que de mis ministros
* Á aquellos
— ’217 —
se venian á quejar. I hazia de manera, que
ninguno se partia descontento de mi, aun
que no le otorgase lo que demandaba: sino
eran aquellos, cuyos manifiestos errores,
merezian no solamente castigo, mas pre
senzial reprehension: porque esto pone
temor á los malos, i alcanza el Prínzipe
mucha grazia del pueblo. Visitaba, á tiem
pos, mis reinos: procurando siempre, que
de mi estada ó pasada, algun fructo sin
tiesen. En unas partes, hazia reparar, ó
edificar cosas nezesarias: espezialmente
hospitales, puentes, i cosas semejantes.
Quitaba las imposiziones, que me pare
zian graves ó deshonestas: casaba huér
fanas, i otras pobres donzellas: remediaba
viudas : i otras personas nezesitadas. Tenia
tanto cuidado, en que mis cortesanos no hi
ziesen mal ni daño donde mi Córte estaba.
ó por donde pasaba; que no parezia sino
un convento de frailes buenos. Amabai
hazia merzedes, á los que, de algo, me
amonestaban i reprehendian. Aborrezia, i
no podia ver, á los que, andando á mi
voluntad, me lisonjeaban. Procuraba sa
ber, lo que de mi se dezia: i perseveraba
— 248 —
en lo bueno, iemendaba lo que parezia
malo. Siempre tenia por mejor, seguir el
parezer de hombres sabios i virtuosos: i
en quien conoscia zelo del bien de la re
pública; que no el mio. Aborrezia tanto
los vizios, i tractaba tan mal los viziosos;
que ninguno d’ ellos, me osaba parezer
delante: espezialmente aquellos,, que con
hábito de relijion i vanas superstiziones,
se entremetian, pensando ganar crédito
con migo. A estos tenia yo por peores: i
tractaha peor que á los viziosos públicos;
aborreziendo en gran manera la supersti
zion. El que veia seguir mui de veras la
doctrina christiana, ponia yo sobre mi
cabeza. Con esto, procuraban todos en mi
Córte de vivir como cristianos: i de alli se
‘ desparzió i derramó tanto esta buena
doctrina, por todos mis -reinos, que, desde
á pocos años, los juezes eran los menos
ocupados: ilas salas de mis audienzias, se
hallaban muchas vezes vazias, sin tener
pleitos que ver: de manera, que se vivia
en todas partes con tanto plazer, amor i
caridad, procurando cada uno de venzer
al otro con buenas obras; que desde allá
— 2l9 —
comenzábamos á sentir aquella bien aven
turanza de que gozan los santos en el cie
lo. Acudió despues , de reinos estraños, á
vivir en los mios, cuando se comenzó á
divulgar esta fama, tanta jente; que no
cabiendo en los lugares, fué menester
' edificar otros muchos, de nuevo. Allende
d’ esto, muchasvprovinzias , asi de moros
i turcos , como de cristianos; me enviaban
á rogar, que los tomase por súbditos:
ofreziéndose de servirme i seguirmev con
toda fidelidad. Muchos infieles, venian de
su propria voluntad, á rezibir baptismo,
deseando ser cristianos, por vivir entre
mis súbditos. Otros, me enviaban á rogar,
que les enviase personas , que los instru
yesen en la fée, rezibiéndolos" yo por
mios. Mas, de tal manera yo los rezebia,
que no llevando provecho alguno d’ ellos;
conoscian claramente no desear yo seño
rearlos: i conosciendt) ellos esto; me tenian
tanto amor; que de su propria voluntad,
me hazian tomar por fuerza , mucho mas
de lo que yo, ron tirania les pudiera
sacar. I, d’ esta manera, sin armas, sin
muertes de hombres, i sinderramai- san
—920—
gre cristiana; conquistó muchos reinos,
sojuzgué muchas provinzias, asi infieles
como cristianas; converti muchas jentes
á la relijion cristiana. Ya cargaba sobre
mi cuerpo la vejez: i las enfermedades
que ella suele acarrear, me comenzaban
ya de apasionar: cuando plugo á la bondad
infinita de Dios sacarme de la carzel
de aquel cuerpo, i llevarme á gozar de
lo que yo tanto deseaba, i porque tantas
vezes, ¡tan continuamente sospiraba. I
sintiendo ya llegarse el tiempo en que
habia de dejará mi hijo, que yo, con
no'menos trabajo que cuidado, habia
criadoé doctrinado, la gobernazion de
mis reinos; i poner fin á aquella luenga é
lrabajosa peregrinazion ; estando él , i mu
chos de mis parientes é criados, presen
tes, acompañándome, con aflizion; lo
mejor que pude alzé la cabeza , i sentado
en la cama, despues de haber rogado á
todos, que escuchasen; les dije: «No
n sin causa, amigos i hermanos mios, mui
n amados; temen i lloran los hombres, la
n muerte. Porque, como lo mas ordina
» rio sea vivir mal, i tras esto, se espere
—22’l—
n pena sumamente grave i eterna; i se ten
» ga esta carne, no como carzel donde se
n purga el ánima, ni como choza, ó me
» son, en que, como peregrina, mora;
» mas , como compañera de aquella en que
n han puesto el fin de su felizidad; con
n razon les ha de pesar, cuando vieren el
» fin d’ ella. Como al culpado, i condena
» do á muerte , es dolorosa la salida de la
-. carzel. Mas, los que en este mundo: no
» como naturales, ni moradores d’ él; mas
n como caminantes i estranjeros han vivi
» do; itenido esta carne, no por compa
n ñera de deleites mundanos; mas, por
» una venta, en que como viandantes po
n saban; i por una carzel, en que espe-
» rando el premio de vida eterna, les
» parezia estar presos; por cierto, no de
n otra manera se deben gozar, al tiem
» po de la muerte, que se gozan, los que
n despues de una luenga, trabajosa,i
n peligrosa prision, envia el juez á holgar
:; á su casa, con grandes merzedes enrri
n quezidos. I, asi como los amigos i pa
) rientes, vienen con mucho gozo i ale
i
Sez’ : pareze italianismo.
— 228 —
n te, seas blando, benigno i afable. Mira
n cómo viven i vivieron otros Prínzipes,
n imitando lo bueno, é huyendo lo malo.
» Jamás, por tu boca , salga palabra in
n juriosa ó deshonesta.
n Nunca hables ni castigues con eno
n jo, acordándote de aquel dicho de Archi
» ta, que estando enojado con su mayor
» domo, le dijo. ¡Cuál te pararia yo, si
n no estuviese enojadol
» No te cieguen las opiniones del vulgo:
n mas abrázate siempre con las de los
n philósophos, acordándote de lo que dezia
» Platon: ser bienaventuradas las repúbli:
» cas que por philósophos son goberna
» das; ó cuyos Prínzipes siguen la phi—
n losophia.
n Gobierna tus súbditos de manera , que
» todo tu deseo, sea trabajar, que ningu
n no te haya exzedido, ni esperes que te
» haya de sobrepujar.
n Mientra fueres mozo, anda recatado
» de ti mismo: é ten siempre ante los
n ojos, que no solamente eres Prlnzipe i
u pastor; mas . . . . . . . . . .
P) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
—229—
» Aprende de coro la doctrina cristiana,
n haziendo cuenta, que á ninguno con
» viene mas enteramente seguirla, que á
» los Prinzipes.
u Procura de parezer en todas tus co
» sas cristiano: no solamente con ceri—
» monias esteriores , mas con obras cris
» tianas.
» Anda mui recatado en.no ofender á
n Dios, pues lo has jurado por Señor.
» ¿Con qué cara osarás , tú , castigar uno
n que te haga traizion; si tú la hazes á tu
» Señor?
» Cuanto el Prinzipe es mas poderoso,
n tanto mas recatado debe andar, no mi
» rando, lo que puede, mas lo que debe
» hazer.
» Haz cuenta, que estás en una torre,
» i que todos te estan mirando , l que nin
» gun vizio puedes tener secreto.
n Si no pudieres defender tu reino, sin
» gran daño de tus súbditos; ten por mejor
n dejarlo: ca, el Prínzipe, por la repú
» blica; i no la república, por el Prínzipe;
n fué instituido. Acuérdate de Codro i de
» Otho, los cuales, aunque eran jentiles;
— 230 —
n quisieron mas morir, que defender su
» señorio, con derramamiento de sangre
n humana. I, ten por mejor, de ser hom
» brejusto, que Prinzipe injusto. Mui gran
» premio mereze el buen Prinzipe; i mui
n gran penai castigo el malo.
» El buen Prinzipe, es imájen de Dios,
» como dize Plutarco: i el malo, figura i
» ministro del diablo. Si quieres ser teni
» do por buen Prinzipe; procura de ser
» mui semejante á Dios, no haziendo cosa
» que Él no haria.
n Tres cosas ponen, prinzipalmente, en
n Dios: poder, saber i bondad. El que tie
» ne la primera, i careze d’ estotras; no
» es Rei , mas tirano. Cata , que no se ha
» ze diferenzia del Rei al tirano, como
n dize Séneca, por el nombre , sino por
» las obras. Si hizieres obras de tirano;
» aunque , mientra vivieres, te digan Rei;
» despues de muerto, serás llamado tira
» no. ¿Quieres ver la diferenzia que pone
» Aristótiles, entre el Rei i el tirano? El
» tirano, busca su provecho: i el Rei, el
n bien de la república.
n Si todas tus obras enderezares al bien
— "23l _
n de la república, serás Rei: é si al tuyo,
n serás tirano.
» Procura de dejar tu Reino , mejor que
r) agora lo hallas: i esta será tu verdadera LllI.
n gloria.
» Cata , que hai pacto entre el Prinzipe
n ¡el pueblo: que si tú no hazes lo que
a debes con tus súbditos; tan poco son
» ellos obligados, á hazer lo que deben
n contigo. '
n ¿Con qué cara les pedirás tus rentas;
» si tú no les pagas á ellos las suyas?
n Acuérdate, que son hombres i no bes
n tias: i que tú eres pastor de hombres, i
» no señor de ovejas.
» Pues que todos los hombres aprenden
» el arte con que viven; ¿por qué tú, no
» aprenderás el arte para ser Prínzipe, que
» es mas alta, i mas exzelente, que todas
n las otras? Si te contentas con el nombre
n de Rei ó Prínzipe, sin procurar de ser
» lo; perderlo has, i llamarte han tirano.
n Que no es verdadero Rei ni Prínzipe,
n aquel á quien viene de linaje; mas
» aquel, que, con obras, procura de ser
» lo. Rei es ,i libre; el que se rije, iman
__03¿_
¿í da á si mismo; i esclavo i siervo; el que
n no se sabe refrenar.
» Si te prezias de libre; ¿por qué servi
» rás á tus apetitos, que es la mas torpe i
)) fea servidumbre de todas? Muchos libres
5
-5
E
:-s: he visto servir,i muchos esclavos ser
servidos. El esclavo, es siervo por fuer
za, i no puede ser reprehendido por
serlo; pues no es mas en su mano. Mas
el vizioso , que es siervo voluntario,
no debe ser contado entre los hombres.
‘Ama , pues, la libertad: ¡aprende á ser
» de veras Rei. Ten tanto cuidado de la
» buena gobernazion de tus súbditos; que
» nunca te acontezca dormir una noche
» entera sin él. No debes pensar en qué
n pasarás tiempo; mas en cómo no lo
pierdas.
» Los reyes bárbaros, espezialmente en
Persia; con esconderse, i no mostrarse
al pueblo, mantenian su majestad. Tú,
5
-d:
E: por el contrario, ten siempre tus puer
tas abiertas, i mas á los pobres, que á
n los ricos: pues aquellos , mas que estos,
* N. B.
—233—
n tienen de tu favor nezesidad. En el res
» ponder, toma el consejo de Aristótiles.
n dando, tú mesmo, las dulzes i buenas
» respuestas: ilas agras ó malas , déjalas
» dar á tus ministros. I, haz de manera,
» que ninguno se parta , con razon , des
» contento de ti.
» Lo que has de dar, dálo presto, ale
» remente , de tu propria voluntad. I no
» des causa , que agradezcan á otros, las
» merzedes que tú mesmo hazes.
» Aparta de ti, los que andan inven
n tando nuevas formas, con que peles tus
n súbditos. I acuérdate , que no pagan pe
n chos, ó servizios, los ricos; mas los
» pobres. Inclinate antes á poner sisas , ó
» imposiziones, sobre la seda, que sobre
» el paño: sobre las viandas preziosas,
» que sobre las comunes: porque aquello
n compran los ricos; iesto otro los pobres.
» Sei tan amigo de hazer bien; que ha
» gas cuenta, habérsete perdido el dia en
» que á ninguno hobieres ayudado.
» Honrra mas á los buenos é virtuosos,
» que á los ricos i poderosos: i harás, que
» todos sigan la virtud.
—234 —
n No admitas en tu reino hombres ozio
n sos: i evitarás una fuente de males.
n A los pobres, lisiados, clérigos, é
» frailes mendicantes, ó merzenarios: or
» dena, cómo les sea dado de comer: é no
» los consientas andar mendicando.
» Procura , que todos tus súbditos, va-
n rones i mujeres, noblesi plebeyos, ricos
» i pobres, clérigos i frailes; aprendan
» alguna arte mecánica. lesto alcanzarás
n fázilmento; si, como yo lo he fecho
naprender á mis hijos; asi lo bezarás tú,
n á los tuyos. '
n Sei fázil á perdonar tus injurias: por
n que, si te la hizo otro como tú, no te
n puedes vengar, sin daño de tus súbditos,
n i de los suyos , que no tienen culpa. Si
n te injurió un hombre bajo, cuanto mas
» poder tienes para vengarte; tanto mejor
n te parezerá la clemenzia.
» Tus ejercizios sean honestos, sanctos
n i buenos; i á la república provechosos.
» ¡Cuán bien pareze, al Prlnzipe, oir
7v las quejas de sus súbditos , i remediarlas!
n No imites aquellos, que se descargan
n cuanto pueden de las cosas de justi
—235—
» zia; pues, este es tu prinzipal ofizio.
n Nunca dejes de pensar medios con
» que sobrellevar el pueblo, i cargarlo lo
» menos que fuere posible.
» Procura siempre de saber la natura i
» costumbres, no solamente de tus súbdi
n tos, mas tambien de los estraños.
» Con tus vezinos, procura siempre de
» tener paz i buena amistad: i no entres LlV.
» en contrataziones, ni afinidades con
» ellos: porque de aqui nasce la mayor
» parte de‘ las discordias, guerras, iene
» mistades.
» Ten por mejor i mas seguro, casar
n tus hijas en tu reino, que no fuera d’ él:
» que d’ ello, te seguirán muchos prove
» chos.
n Aprende antes por las historias , que
0 por la esperienzia; cuán mala i cuán
» perniciosa es la guerra.
n A menos costa edificarás una (iudad
» en tu tierra; que conquistarás otra en
u la ajena.
» Determinate “, de nunca hazer guerra,
* El impr. : da.
** El impr.:Dererminate.
—236—
» por tu enemistad, ni por interese par
» ticular: i, cuando la hobieres de hazer;
n no sea por ti, sino por tus súbditos:
n mirando primero, cuál les estará mejor,
» tomarla ó dejarla: si les estará mejor
» tomarla, sea con estrema nezesidad. l,
» procura primero , algun conzierto, por—
» que mas vale desigual paz, que mui
n justa guerra: de la cual, te debes apar
» tar, aunque no sea, sino por la honrra
n del nombre cristiano: por ser cosa á él
» mui contraria. Contra infieles, debes
u mover guerra, porque. de otra suerte,
» no solamente harian sus esclavos, los
cristianos; i, con tormentos, los harian
Uv:
3 renegar la santa fé católica de Cristo;
mas aun la cristiandad destruirian, i los
templos de Crísto profanarian , i su
» santo nombre desterrarian, de sobre la
» haz de la tierra.
n Mas, no te pase por pensamiento
» hazerles guerra por tu interese particu
n lar, ni por ambizion. Cata, que deba
» jo d’ este hazer guerra á los infieles; va
n encubierta gran ponzoña. I, cuando los
n hobieres conquistado; procura conver
—237—
tirlos á. la fé de Cristo, con buenas
55:5: obras prinzipalmente: porque, ¿ con qué
cara los aconsejarás, que sean cristia
nos, si tú, i los tuyos, hazeis obras peo
res que de infieles?
» Mui gran parte será, para conquistar
n los moros i los turcos; si, en ti i en los
» tuyos , vieren resplandezer las virtudes
» cristianas. Con esto, "procura, pues,
n prinzipalmente , de convertirlos.
» Mucho va, en que tu conversazion,
» sea buena ó mala: quiero dezir, en que
»’ converses con buenos ó con malos: i
n por esto, mira de rezebir siempre, en tu
ó n compañia, buenos i virtuosos: i apár
" » tate de los malos i viziosos.
» Ama, los que libremente te reprehen
» dieren: i aborreze, los que te an
» duvieren lisonjeando. No mires, qué
» compañia te será agradable :’ mas , cuál
» te será provechosa. No hai bestia tan
n ponzoñosa, ni animal tan pernizioso,
» cabe un Prínzipe; como el lisonjero: i
n tras este , el ambizioso.
» Como el vulgo no conversa con el
» Prínzipe; siempre piensa, que es tal,
- ‘238—
» cuales son sus privados. Si son virtuo
» sos, tiénenlo por virtuoso: isi malos é
n viziosos, por malo é vizioso.
n Mira , pues, cuánto cuidado debes te
» ner, en escojer los que han de andar i
» conversar contigo.
» Prinzipalmente, debes escojer un
n confesor limpio, puro, incorrupto‘, é de
» mui buena vida i fama, i no ambizioso.
» Huye la opinion de los que se confiesan
n con viziosos , diziendo: que saben me
» jor confesar i conozer los pecados. Cree
» me , tú, á mi, que no lo hazen, sino
» por dezirlos con menos vergüenza.
» ¿Con qué cara te reprehenderá tus vi
» zios, si él sabe serte á ti notorio, q e
» los suyos son mayores?
n La prinzipal parte , de la buena go
» bernazion de tu reino; va en que tú
n seas bueno. La segunda , en que ten
» gas buenos ministros. Por eso , mira
n bien cómo provees ofizios, benefizios, i
» obispados.
» Dize Platon, no ser digno de admi
n nistrazion , sino el que la toma forzado,
* En el impr. : incorcupto.
— 239 —
» i contra su voluntad. Nunca, pues, pro
» veas,tú,de ofizio, benefizio, ni obispado;
n al que te lo demandare: mas, en deman
n dándotelo él por si,ó por terzero: júzgalo
» itenlo por inhábile para ejerzitarlo: por
» que, ó sabe lo que pide, ó no; si no lo
n sabe; no lo mereze: si lo sabe i lo pide;
» yase muestra soberbio, ambizioso i malo.
» No encomiendes cargos de justizia,
» sino á personas incorruptas i buenas; i
n que los acepten rogados.
» No quiere Aristótiles, que el juez
» tenga emolumentos de su olizio, mas
n del salario: porque no hai cosa mas
n perniziosa , que cuando el juez espera
» gananzia, si hai muchos culpados.
n Hagan todos los juezes residenzia, i
n no dejes tú de ocuparte en verla: i al
n buen juez , dále mui buen galardon: i
» al malo, castigalo, con todo rigor. En LV.
» esto, no quiero que admitas clemenzia.
» Tampoco la debes usar con tus criados,
» que no hazen lo que deben: mas cas
» tigarlos con mas rigor que los otros:
» asi, porque estando cabe ti, tienen mas
n obligazion á ser buenos; como, porque
—“2í-0—
l) de su infamia te alcanza á ti, parte.
» A los testigosi acusadores falsos, ha
» rás siempre castigar, por la pena del
n talion.
» En las leyes que hizieres, ten siem
n pre ojo al bien público, i no al tuyo par
» ticular.
» Lo que vieres ser provechoso átus
n súbditos; hazlo: sin esperar que te lo
» rueguen , ni que te lo compren.
» Sei dilijente i resoluto en lo que has
» de hazer: porque ni la obra pierda sa
» zon; ni el benefizio , la grazia.
n Jeneralmente has siempre de tener
"5
5555
-.1 ojo, á ganar antes buena fama, que
riquezas ni señorios: porque esto, hasta
los malos lo alcanzan con dineros; i lo
otro, no; sino los buenos con las vir
tudes.
» Amaiteme á Dios: i Él te vezará
todo lo demás:i te guiará en todo lo
» que debieres hazer.
» Muchos dias ha , que deseaba dezirle
n esto: yo te ruego, que de tal manera, lo
n rezibas i plantes en tu corazon: que
» jamás, mientra vivieres, se te olvide.»
___ a“ _
Diziendo esto: me faltaba ya el aliento
para hablar: i se comenzaban á helar los
pies: de manera, que torné á poner la
cabeza sobre una almohada:i diziendo:
u Hijo, amigosi herntanos míos, yo me
voi: Jesucristo quede con vosotros?» me
sali de la cárzel de aquel cuerpo: i me
voi á gozar de la bien aventuranza, que á
los suyos, tiene Dios aparejada.
MERCURIo. —Deténlo, Caron, no se vaya.
CARoN. — Ojalá se hobiera ido antes ! ¿ Sabes,
qué plazer me ha seido oir aqui la fila
teria que nos ha aqui contado? Cuanto,
que si los otros Prinzipes, fuesen como
este; bien podria yo tener vacaziones.
Mas, con todo eso, me huelgo de una
cosa: que su hijo queda en el reino: por
que, cuasi nunca * se vió un señalado
varon, dejar hijo útil á la república. D’ es
to, te podria dar mill ejemplos. Pero,
mejor seria, que nos dejásemos agora
d’ esto:i comienzes ya tú á contar eso
que me has de dezir.
* u’ Bade volte discende per li rami
l- umana probitade: e questo vuole
Quel che la da, perche da Lui si chiami. n DANTE.
ie
_g¿o_
MERCUmo. — Sea como tu quisieres. Bien te
acordarás, de lo que los dias pasados te
conté, que el Emperador, habia dicho al
rei de armas, del Rei de Francia , cuando
lo desafió en Burgos.
CARoN. — Mira, si me acuerdo!
MERCURIo. —Pues, está atento. Has de saber,
que como el rei de armas francés, referiese
al Embajador del Rei de Francia, que es—
taba aun en España , lo que el Emperador
le habia dicho; el Embajador por escusar
la cobardia, de que su amo habia usado;
en no haber respondido al Emperador,
finjia no acordarse, de lo que le dijo en
Granada: ipor consiguiente, daba á en
tender, ninguna cosa haber escripto d’ello
á su amo: pediendo, que si algo el Empe
rador le queria dezir, se lo enviase por
escripto, i él harian la relazion. I, tanto
ÜHARLES.»
* El impr. , bezándonos.
— 3l9 -
por ello: persuadiéndome, que asi conve
nia á mi provecho, i á su servizio. Cuando
me los dió; las mesmas grazias le daba:
suplicándole, los enderezase i enseñase,
para su servizio: procurando, cuanto en
mi era, de industriarlos para este efecto.
MnRCURIo. —Maravillome d’ eso que me dizes:
porque suelen las mujeres , con mucha
curiosidad, imporlunar á Dios, que les dé
hijos.
ÁNIMA. - Yo era mui contraria á esa opinion:
no, porque no toviese yo los hijos, -por
un espezial don de Dios; mas , porque
siéndome inzierto, qué tales habian de
ser; no osaba desearlos: sino, que Dios
hiziese , lo que fuese su voluntad : teniendo
por cierto, que aquello que Él ordenase,
seria lo mejor. I las mujeres que son d’ es
ta mi opinion, Dios sabe , de cuántas su
perstiziones se escapan, que, por haber
hijos, á cada paso se hazen , con no poco
deservizio de Dios, i detrimento de la re
lijion cristiana.
MnRCURIo. —¿Toviste hijos , ó hijas ?
ÁNIMA. — Hijas.
MERCURIo. — ¡Qué trabajo l
_ 320
ÁNIMA. —Trabajo? Antes , es mui gran des
canso, para las madres, tener hijas , con
quien se puedan descuidar, i á quien pue
dan doctrinar. Que las buenas madres,
mas se huelgan con las hijas , que con los
hijos: porque las hijas, las acompañan i
sirven hasta la muerte , ínunca les pierden
el amor: mas los hijos , aun no son nasci
dos, cuando se van por ahi., que ni co
noscen , ni tienen amor, á padre ni á
madre. Allende d’ esto : por maravilla,
vereis una hija desobediente: i mui raros
son los hijos obedientes. Pocas vezes ve
mos hijas desconformes de sus padres: i á
cada paso hallamos hijos, perseguidores
de sus madres.
MERCURIo.—Gran trabajo es, el que pasan
las madres , en guardar las hijas.
ÁNIMA.—Habias de dezir, las ruines madres:
porque, cual es la madre; tal es la hija:
i , por eso , cuanto es dificultoso itrabajo
so á las ruines, guardar que sus hijas no
lo sean; tanto es fázil á las buenas, hazer
que sus hijas les parezcan.
MERCURIo. — j Qué de congojas pasan las ma
dres con las hijas! '
—32l
ÁNIMA. —Muchas mas con los hijos: que
desde que nascen, andan sujetos á mill
peligros: cuando niños’, de descalabrar
se“, ó lisiarse: i cuando grandes , de
perder la vida: i, á la lin, no falta un ca
mino largo, ó una guerra en que mueren,
dando mortal congoja á sus padres. LXXlll.
MERCURIo.—Gran trabajo es buscar, iaun
comprar casamientos para las hijas.
ÁNI1uA.-D’ese trabajo fui yo bien libre:
porque crié mis hijas tan virtuosas, i ha
bia tantos que las deseaban por mujeres;
que tove bien en qué escojer. Verdad es
que el dote suele trabajar á los padres;
mas como yo no toviese respecto á la va
nagloria del mundo; i me inclinase antes
á casar mis hijas con virtuosos, que con
ricos ni poderosos; fázilmente , i con poco
trabajo, las casé todas: i aun mucho á mi
voluntad. I con cuatro hijas, cobré cuatro
yernos, que tove yo siempre por hijos: i
ellos á mi por madre. L0 que no acaeze á
las que casan hijos: que con tantas nueras,
cobran tantas enemigas.
* El impr. , itiños.
** El impr. , desdecalabrándose.
—322—
MERCURIo. —¿Cómo te habias , con tus cria
dos i criadas?
ÁNlllíA. -—Como con mis hijos: doctrinándo
los, iguiándolos, en aquello que debian
hazer, para servir á Dios.
MERCURIo. -¿Haziaslos ay unar, rezar, i dis
zeplinarse?
ÁNIhu.—Yo te diré: las cosas,que en si, son
siempre, ¡en todo lugar, buenas; ique
sin pecado no se pueden dejar; les enco
mendaba yo sobre todo: procurando, que
solo un punto no se apartasen d’ ellas. De
las otras, que á unos son buenas i arman,
i á otros no: en unos tiempos, se halla la
persona dispuesta para ellas, i en otros
no: á unos sanan , i áotros matan: á unos
aprovechan, iá otros dañan: les enco
mendaba, que usasen con mucha discre
zion: apartando siempre, i desterrando de
mi casa toda manera de superstizion i de
hipocresia: queriendo que hobiese mucho
mas en lo interior, de lo que se mostraba
en lo exterior.
ll[IaRCU1no.—¿De qué edad moriste?
ANIMA. —De cincuenta años.
MaRCmuo. - ¿ Heziste testamento ?
— 323 —
ÁNIMAw—ToÓo eso, dejo encomendado á mi
marido: é yo me voi á gozar de aquel
summo i perfecto bien , por mi tanto de
seado. Por eso, no me detengas mas.
CARoN. —-Déjala ir, Mercurio: cata, que se
haze tarde.
MERCURIo. —Que me plaze. Mas ves aqui otra
ánima, que viene á mas andar. Sepamos
quién es.
CARoN. —¿Tú no vees, que es monja?
MERCURIO. — Vamos la á hablar.
CARoN.-Déjala, asi gozes: que, á la fin. es
mujer, i monja: i si comienza, nunca aca
bará. Vamos: que ya nos estará esperando
Proserpina.
MERCURIo. — Vamos.
DIÁLOGO EN QUE PARTICULARMENTE SE
TRATAN LASCoSAS ACAEUDAS EN RoMA, EL
AÑo DE MDXXVII. A GLoRIA DE DIoS, l
BIEN UNIVERSAL DE LA REPÚBLICA
CRISTIANA. IMPRESo EN PARÍS
EN EL ¡No DE SALUD
4586.
vetsá.ï%e
El Corrector de ¿a ímprímer-ía al prudente
Lector.
'
—2’77—
vizio puede ser notado: antes que me pu
siese en el púlpito , rogaba con mucho
fervor i devozion á Dios, que inspirase en
mi su grazia; para que de mis palabras se
seguiese á Él mucho servizio, i provecho
á su pueblo: rogándole tan bien, que no
me dejase hablar á mi , mas que su Spi
ritu hablase por mi boca. Subido, pues,
en el púlpito; ni me acordaba de mi, ni
pensaba en otra cosa : sino inflamado i ar
diendo en fuego de caridad i amor de
Dios. i de aquellos mis prójimos; dezia
aquello, que‘ mas me parezia poderlesapro
vechar.
MERCURIo. — ¿ Cómo ordenabas tus sermones?
ÁNIMA.—Al prinzipio, antes que comenzase
á hablar; amonestaba i rogaba á todos,
que hincadas las rodillas en el suelo, i le
vantados los espiritus á Dios; le pidiesen
grazia , para que sus ánimas se convertie
sen i edificasen, con lo que alli habian de
oir; i los vizios i malas inclinaziones se
desterrasen de manera, que saliesen de
alli nuevos hombres.
MnRCURIo, — Sé que la grazia, á la Virjen Ma
“ El impr. che.
_ 27s —
ría se suele pedir al prinzipio del sermon,
que no á Dios.
ÁNIMA. —Tan bien, algunas vezes, hazia yo,
que llamasen á ella por interzesora: mas,
que prinzipalmente la pidiesen á Dios, pues
Él solo puede darla.
MERCUiuo. —¿ No les hazias dezir el Ave Ma
ria, como los otros predicadores suelen
hazer?
ÁNIMA. —Pocas vezes.
MERCURIo. - ¿ Por qué ?
ÁNIm. —Porque mucho mas se edifica el
ánima, cuando ella mesma se levanta, á
suplicar una cosa á Dios , de que conosce
tener nezesidad ; que no , cuando le dizen
palabras, que las mas vezes, el mesmo
que las dize no las entiende. l mucho mas
alcanza de Dios una ánima con sospiros i
sanctos deseos, que no la boca con mu
chas palabras: estando, como no pocas
vezes está, el ánima en la plaza, i aun en
lugares mas profanos.
MERCtnuo. — Luego, ¿tú no tenias por buena
la orazion vocal?
ÁNIMA. —Antes la tenia por mui sancta i ne
zesaria: mas tan bien tenia por mui mejor
— 279 —
la mental: porque hallaba muchas vezes
en la sagrada Escriptura, reprehendidos.
los que oraban con la boca, teniendo el
corazon apartado de Dios: i hallaba en la
doctrina cristiana , que los verdaderos
adoradores , adoraban al Padre, en spiri
tu i en verdad: porque como Dios sea
spiritu; quiere ser_ con el spiritu ado
rado.
MnRCURIo.— ¿Pedida la grazia, qué les dezias?
ÁNIMA.—Sl el Evan.jelio era pequeño, i la
Epistola no grande ; dividia mi sermon en
tres partes: en la primera, declaraba la
Epistola , i en la segunda , el Evanjelio; no
curándome de tractar alli subtilezas , ni de
mover dificultades : mas solamente,decla
rando el sentido literal; i alguna cosa , que
manifestase la grandeza i bondad de Dios.
con que arrebatase en su amor las ánimas
de los oyentes. Si la Epistola ó el Evanjelio
era mui largo; tomaba, para declarar lo
uno, ó lo otro; los lugares donde me pa— LXIV.
rezia haber mas doctrina: i de las dos
partes hazia una.
MnRCURIo. —¿No tomabas tema para tu ser
mon ?
—280—
ÁNIMA. —Ni en mis sermones, ni en otra
cosa, queria tener tema con nadie.
MnRCUR1o. —No digo eso: sino, cuando predi
cabas, si tomabas un tema, en que fun
dabas tu sermon?
ÁNIMA.'— Bien te entiendo,- i, por eso, te
digo que no: dejando eso, para los temo
sos, ó curiosos, que por traer todo lo que
dizen al propósito del tema, que al prin
zipio tomaron; aunque sea por fuerza , i de
los cabellos estirado; se andan buscando
roieos , con que pierden tiempo, iningun
fructo ganan. La terzera parte, gastaba en
amonestar i reprehender: mas esto hazia
yo de manera, que pudiesen todos conos
cer, no moverme áello, ambizion, pasion,
ni afizion; mas solamente el bien univer
sal. Lo primero, yo me informaba mui
bien, de la calidad de aquella jente á
quien predicaba, i de su manera de vivir.
Isi hallaba andar entrellos algunas su
perstiziones, ó nezedades, en las cosas de
la fé i doctrina cristiana; procuraba, ante
todas cosas, de remediarlas i desarraigar
las , conosciendo cuánta, pestilenzia traen
cosas semejantes en los ánimos de los
—28l—
simples: i en esto, procuré siempre de
dezir la verdad pura i limpia, sin tener
temor ni respecto á nadie. l sabe Dios los
trabajos, peligros i persecuziones, que
yo, á esta causa, pasé: mas, todo lo su
fria alegremente , por amor de Aquel, que
por mi, habia padezido mucho mas. Des
pues d’ esto, me informaba mui particular
mente, de los vizios, que prinzipalmente
alli reinaban: i aquello reprehendia yo,
no de manera, que espantase á los vizio
sos, para que no viniesen mas á mi sermon;
mas, con tanto amor i dulzor, que los
convidaba á venir otras vezes: é, á los
que prinzipalmente veia notados de algun
vizio señalado; yo mismo iba á sus casas,
á predicarles i amonestarles, que se apar
tasen d’ ellos: i no solamente abbominaba
iafeaba los vizios, para que los dejasen;
mas, por otra parte, loaba i hermoseaba
las virtudes; para que, en lugar d’ ellos,
las encajasen. Nunca reprehendia cosa,
sino en su tiempo i lugar: pareziéndome
mui mal, lo que muchos predicadores
hazen, reprehendiendo los viziosos ab
sentes; i halagando, i aun á las vezes
—282 —
manteniendo, los presentes. A los Prin
zipes , Perlados , i Justizias, holgaba mas,
de reprehender en sus casas en secreto;
que desde los púlpitos en público: porque
el vulgo no les perdiese la reverenzia,
.obedienzia, i acatamiento, que les debe
tener: de que conoscia seguirse muchos i
mui grandes inconvenientes. Pero, cuando
los veia obstinados, i que por sus par
ticulares intereses, pasiones ó afiziones;
dejaban de hazer lo que debian i eran
obligados; no dejaba yo de reprehen
derlos, i afear públicamente lo que hazian;
é mostrarles lo que debian hazer: porque,
de vergüenza, viniesen á hazer, lo que no
querian de grado: acordándome, que san
Pablo, bien osó en público reprehender á
sanct Pedro, como él mismo escribe á los
Gálathas.
MERcURIo.— Andándote d’ esa manera, á de
zir verdades; no te faltarian persecuziones.
ÁNnzn.— Hasta la muerte nunca me fal
taron: mas todo el mal que ellos me
procuraban hazer; era todo el bien, que
yo deseaba alcanzar.
MERCURIo. — ¿ Cómo es posible ?
—283—
ÁNIMA. —¿ Qué mayor bien podia yo desear,
que padezer afliziones , por amor de Jesu
Cristo; i qué mayor gloria , que morir,
por mantener i manifestar su verdad ?
MERCURIo. — ¿I la infamia ?
ÁNIMA.-Infamia es vivir mal, i en ofensa
de Dios: i, mui buena fama, la del que
por su servizio muere; aunque, por los
del mundo, sea menos preziado.
MERCURIo. — ¿I tu cuerpo -.7
ÁNIMA. — Mi cuerpo era tierra: i me haze
mui poco al caso, que, ó en la sepoltura,
ó en otra parte, se convierta en tierra:
pues, asi como asi, resuzitará en el Juizio,
entero.
MERCURIo.— ¿No te duele, que aquella
carne, en cuya compañia tantos años vi
viste, sea maltratada?
ÁNIMA.- Los que en tal manera se confede—
raron con su carne, que ninguna cosa le
negaban, de las que ella queria; procuran
de regalarla aun despues de muertos: mas
yo, que tenia continua guerra con ella; no
solamente no queria regalarla; mas me
vengo, i huelgo, de que aquella mi ene-
miga, sea mui maltratada.
—284—
MERCURIo.—¿I la infamia de tus parientes?
ÁNIMA.— Cuanto mas mis parientes fueren
abatidos, i menos preziados del mundo;
tanto seran mas sublimados por Dios; si,
como yo lo tomo, lo quisieren tomar ellos.
MERCURIo. —— ¿I tus bienes ?
ÁNIMA.—MiS bienes tenia yo, para servir
con ellos á Dios: i, pues son suyos, Él
disporná d’ ellos lo que mas fuere ser
vido.
LXV . MERCURIo. - ¿ De manera, que tú te partes
mui contenta de aquel mundo? .
ÁNIMA. - ¿Sabes, qué tan contenta ? que
me venia huyendo con la priesa que vistes: ‘
porque no me tornasen á llamar. Ya, yo
he hecho lo que me rogastes: tambien os
ruego yo, que no me detengais mas.
MERCURIo. — ¿Qué me miras, Caron?
CAuoN. —Estoi tan atónito de oir lo que esta
Ánima nos ha contado; que no puedo
acabar de tornar en mi. Cuanto, que si
muchos tales como este, se levantan entre
cristianos; bien me podrán dar á mi cient
azotes por vagabundo.
MERCURIo.—No cores: que por muchos que
haya , se hallan siempre muchos mas,
— 285 —
que los persiguen i espantan, de suerte
que no se osan mostrar.
CARoN. — No te entiendo, Mercurio.
MERCURIo.-- Hai, entre cristianos, un jénero
de jente, que tiene usurpado el nombre
de perfizioni sanctidad: iestan, muchos de
ellos, tan lejos de lo uno i de lo otro,
como nos otros, de subir al cielo. I, como
estos veen , que alguno, con obras ó con
palabras, comienza á mostrar en qué
consiste la perfezion cristiana, i la relijion
isanctidad , que los cristianos deben tener;
luego , aquellos, como lobos, se levantan
contra él, i lo persiguen; interpretándole
mal sus palabras; i levantándole, que dijo
lo que nunca pensó; lo acusan, i procu
ran de condemnar por hereje. De manera,
' que apenas hai hombre, que ose hablar
ni vivir , como verdadero cristiano.
CARoN. — ¡0, qué buenos amigos: ojalá
pudiese yo hazer algo por esosl ¿Dime,
¿en qué los conosceré ?
MERCURIo. —Traen tantosi tan diversos há
bitos, que no te podria dar regla cierta:
todavia, si me lo pagas, dezirtelo he, mas
al oido.
—286—
CARoN. — ¿ Por qué no lo dirás alto?
MERCURIo. — Tengo miedo, que me levanten
á mi , que rabio.
CARoN. - Dilo , pues, como quisierdes.
MERCURIo. — Llégate acá.
CARoN. — Ha : ha: hé! Yo jurára que eran
esos. Déjame con ellos: i tornemos á
nuestro propósito.
MnRCURIo. — Habido, pues, por el Empera
dor, el parezer de los de su consejo,i
de los Grandesi Perlados de sus reinos;
respondió al rei de Francia, por un cartel,
no menos prudente que animoso.
CARoN. — ¿Tiéneslo, por dicha?
MERCURIo.— Mira si lo tengo: i aun escripto
en pergamino.
(JAsoN. — ¿ Querrásmelo leer ?
MERCURIo. — Antes te ruego yo, que lo oigas.
CARoN.— Comienza, pues, por tu vida , aun
que sea largo.
MERCUiuo.— No pudo ser mas corto: porque
va resumiendo lo que dize el otro: por
eso , has de estar mui atento.
CARoN.- Vesme aqui patitendido.
—‘287—
MnRCmuo.- — Cartel del Emperador al Reí
de Francia.
CHARLES.»
* El impr. , bezándonos.
- 3l9 —
por ello: persuadiéndome, que asi conve
niaá mi provecho, i á su servizio. Cuando
me los dió; las mesmas grazias le daba:
suplicándole, los enderezase i enseñase,
para su servizio: procurando, cuanto en
mi era, de industriarlos para este efecto.
MnRcvRIo. —Maravillome d’ eso que me dizes:
porque suelen las mujeres , con mucha
curiosidad, importunar á Dios, que les dé
hijos.
ÁNIMA. — Yo era mui contraria á esa opinion:
no, porque no toviese yo los hijos, por
un espezial don de Dios; mas , porque
siéndome inzierto, qué tales habian de
ser; no osaba desearlos: sino, que Dios
hiziese , lo que fuese su voluntad : teniendo
por cierto, que aquello que Él ordenase,
seria lo mejor. l las mujeres que son d’ es
ta mi opinion, Dios sabe , de cuántas su
perstiziones se escapan, que, por haber
hijos, á cada paso se hazen , con no poco
deservizio de Dios, i detrimento de la re
lijion cristiana.
MERCURIo. —¿Tovistc hijos, ó hijas ?
ÁNIMA. — Hijas.
MERCURIo. — ¡Qué trabajo !
— 320
ÁNIMA. -Trabajo? Antes, es mui gran des
canso, para las madres, tener hijas , con
quien se puedan descuidar, i á quien pue
dan doctrinar. Que las buenas madres,
mas se huelgan con las hijas, que con los
hijos: porque las hijas, las acompañan i
sirven hasta la muerte , ínunca les pierden
el amor: mas los hijos , aun no son nasci
dos, cuando se van por ahi; que ni co
noscen, ni tienen amor, á padre ni á
madre. Allende d’esto: por maravilla,
vereis una hija desobediente: i mui raros
son los hijos obedientes. Pocas vezes ve
mos hijas desconformes de sus padres: i á
cada paso hallamos hijos , perseguidores
de sus madres.
MnRCURIo.-Gran trabajo es, el que pasan
las madres , en guardar las hijas.
ÁNIMA. —Habias de dezir, las ruines madres:
porque, cual es la madre; tal es la hija:
i , por eso, cuanto es dificultoso itrabajo
so á las ruines, guardar que sus hijas no
lo sean; tanto es fázil á las buenas, hazer
que sus hijas les parezcan.
MERCURIo. — ¡Qué de congojas pasan las ma
dres con las hijas!
—32l——
ÁNIMA. —Muchas mas con los hijos: que
desde que nascen, andan sujetos á mill
peligros: cuando niños‘ , de descalabrar
se“, ó lisiarse: i cuando grandes, de
perder la vida: i, á la lin , no falla un ca
mino largo, ó una guerra en que mueren,
dando ¡nortal congoja á sus padres. LXXlll.
MERCURIo.—Gr-an trabajo es buscar, iaun
. comprar casamientos para las hijas.
ANnan-D’ ese trabajo fui yo bien libre:
porque crié mis hijas lan virtuosas, i ha
bia tantos que las deseaban por mujeres;
que tove bien en qué escojer. Verdad es
que el dote suele trabajar á los padres;
mas como yo no toviese respecto á la va—
nagloria del mundo; i me inclinase antes
á casar mis hijas con virtuosos, que con
ricos ni poderosos; fázilmente, i con poco
trabajo, las casé todas: i aun mucho á mi
voluntad. I con cuatro hijas , cobré cuatro
yernos, que tove yo siempre por hijos: i
ellos á mi por madre. Lo que no acaeze á
las que casan hijos: que con tantas nueras,
cobran tantas enemigas.
* El impr.,uiños.
** El impr. , desdecalabrándose.
2| -
—322—
MnRCURIo. —¿Cómo te habias , con tus cria
dos i criadas ?
ÁNIMA. —Como con mis hijos: doctrinándo
los, i guiándolos, en aquello que debian
hazer, para servir á Dios.
MERCURIo. —¿Haziaslos ayunar, rezar, i dis
zeplinarse?
ÁNIl\u.—Yo te diré: las cosas,que en si, son
siempre, ¡en todo lugar, buenas; ¡que
sin pecado no se pueden dejar; les enco
mendaba yo sobre todo: procurando, que
solo un punto no se apartasen d’ ellas. De
las otras, que á unos son buenas i arman,
i á otros no: en unos tiempos, se halla la
persona dispuesta para ellas, i en otros
no: á unos sanan , i áotros matan : á unos
aprovechan, iá otros dañan: les enco
mendaba, que usasen con mucha discre
zion: apartando siempre, i desterrando de
mi casa toda manera de superstizion i de
hipocresia: queriendo que hobiese mucho
mas en lo interior, de lo que se mostraba
en lo exterior.
lllERCURIo.—¿Dc qué edad moriste?
ANIMA. —De cincuenta años.
MaRCURIo. - ¿Heziste testamento?
—323—
ÁNIMA.—Todo eso, dejo encomendado á mi
marido: é yo me voi á gozar de aquel
summo i perfecto bien , por mi tanto de
seado. Por eso, no me detengas mas.
CARoN. —Déjala ir, Mercurio: cata, que se
haze tarde.
MERCURIo. —Que me plazo. Mas ves aqui otra
ánima, que viene á mas andar. Sepamos
quién es.
CARoN. —¿Tú no vees, que es monja?
MERCURIo. — Vamos la á hablar.
CARoN.—Déjala, asi gozes: que , á la fin. es
mujer, i monja: i si comienza, nunca aca
bará. Vamos: que ya nos estará esperando
Proserpina.
MERCURIo. — Vamos.
DIÁLOGO EN QUE PARTICULARMENTE SE
TRATAN LAS cosAs ACAEUDAS EN sonA, EL
AÑo DE MDXXVII. A GLoRIA m: mos, l
BIEN UNIVERSAL m: LA REPÚBLICA
CRISTIANA. IMPRESo EN PARIS
EN EL ¿No Dn SALUD
i586.
vflfifáe
El Corrector de ¿a ímprímería al prudente
Lector.
FINIS.
3|
ÁNIMAS, ó ALMAS,
que intervienen en el Diálogo de MaRcu
Río l CARON, ¿representan diversas con
diciones de ltombres.
Hem.
Alma de Predicador famoso . . . . . . . . . . . . . . . . 29
—De Consejero de un Rei . . . . . . . . . . . . . . . . 40
—De un Duque. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 62
—De un Obispo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 72
—De un Cardenal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 88
—De un Consejero de Enrrique VIII . . . . . . .. 99
—De Rei tirano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
—De Francés, Secretario del Rei . . . . . . . . . .. 125
— De un Hipócrita. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
—De un Teólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
- De un Casado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 15s
—De un Sellador de Bulas . . . . . . . . . . . . . . . .. 19!
—De un Monje Cartujo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ibi.
—De un Franciscano escotista . . . . . . . . . . . . . . Ibi.
—De un Rei bueno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202
—De un Obispo bueno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253
—De un Predicador bueno . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
—De Cardenal bueno, porque dejó el Garde
nalato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ‘.203
—De un Fraile pobre. . . . : . . . . . . . . . . . . . . . . . 301
—De una Casada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 315
—Inquisidores, ó Lobos: amigos de Caron,. . 285
N. n. lo dicho, en la páj. A19. '
FE DE ERBATAS.
V! 6 nas mas
3 9 i pesada i tan pesada
15 7 Alastor Alastór
2| 15 nui mui
58 23 Cristianismo, Cristianísimn,
t-: I 16 Cristianismo, Urístíanisimu,
133 20 aun que se aunque se
177 26 dize: dize,
293 23 lt gar lugar
338 19 quel aquel
372 15 tonerloia , tenerloia ,
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