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Buenas Prácticas
LIFE 10ENV/ES/496
I N STALAC I Ó N DE C U LTI VO DE M I C R OALG AS
Proyecto CO2ALGAEFIX
Diciembre 2015
2. Introducción | 7
5. Conclusión final | 21
Introducción / 7
8 / Manual de Buenas Prácticas
3. DESCRIPCIÓN DE LA
PLANTA DE CULTIVO
Columnas de burbujeo. •
Decantador lamelar. •
◀ Equipo de preparación de
medio de cultivo.
◀ De izquierda a derecha,
sistema de control
SCADA, tarjetas de envío
y recepción de señales
eléctricas de control
y Software de control
SCADA.
VISTA DE LOS DISTINTOS EQUIPOS DE LIMPIEZA DE AIRE Y AGUA INSTALADOS EN LA PLANTA DE CULTIVO.
CONTROL DE TEMPERATURA
BIOFOULING EN FOTOBIORREACTORES
Conclusión final / 21
ANEXO
PUBLICACIÓN CULTIVO Y
VALORIZACIÓN DE MICROALGAS
E n este apartado se recoge el resumen de la ponencias impartidas por científicos y
profesionales especializados en microalgas durante el curso «Cultivo y valoriza-
ción de las microalgas» celebrado en Sevilla en la sede de la Universidad Interna-
cional de Andalucía (UNIA), en septiembre de 2013.
Estas ponencias ofrecen una visión completa y actualizada de los últimos avances
en investigación, producción y aplicaciones de las microalgas, y es necesario resal-
tar que la formación en este sector es importante, ya que Andalucía cuenta con una
situación privilegiada para liderar el desarrollo del cultivo de microalgas, motivando
el interés de distintas compañías por situar proyectos en la comunidad andaluza.
Anexo / 25
Microalgas: nuevos recursos, nuevas oportunidades
Mª José Colinet Carmona. Agencia Andaluza de la Energía
Mª Amparo Manso Ramírez. Agencia Andaluza de la Energía
Introducción
E l uso de recursos agotables ha llevado a nuestro planeta a una situación preocupante. El cre-
cimiento de la población, el uso intensivo de energías en forma desigual por el conjunto de
la población y el aumento de las zonas desérticas, áridas y los deshielos está ocasionando un
fuerte estrés en el ecosistema. Pero este no es un problema nuevo, En la segunda mitad del si-
glo XIX encontramos a científicos y economistas comenzando a discutir sobre el agotamiento
de los recursos energéticos. En 1865 W. Stanley Jevons en The coal question expresa su preo-
cupación por la disponibilidad futura de carbón y más tarde en 1885 Rudolf Clausius publica su
obras sobre los recursos energéticos de la naturaleza y su utilización para el bien de la humani-
dad, donde sostiene que si bien es válido consumir tanta energía como se puede producir en
el mismo periodo, al consumir las reservas de carbón la sociedad se comportaba como quien
dilapida una herencia, (Martínez-Alier 1990). Es curioso pensar que estos científicos predecían,
influidos por el momento histórico, de conocimiento y tecnológico, el agotamiento del carbón,
combustible fósil que en la actualidad se conoce que tiene mayores reservas probadas.
Pero antes, Thomas Robert Malthus en su -An Essay on the Principle of Population- (1789)
expone su teoría sobre crecimiento de la población y de los alimentos. En el siglo XIX sus
seguidores, Neomalthusianos, en gran medida introducen el concepto de desarrollo soste-
nible. Pero tienen que pasar dos siglos para que el Club de Roma en su informe Los límites
del Crecimiento (Meadow et all. 1972), concluya que “si el actual incremento de la población
mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación
de los recursos se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la
Tierra durante los próximos cien años”. La tesis del informe es que “en un planeta limitado, las
dinámicas de crecimiento exponencial (población y producto per cápita) no son sostenibles”.
El informe propone que es posible alcanzar una situación de equilibrio, que será la base para
la Declaración de Estocolmo, acuerdo que nacía tras una conferencia de la ONU sobre Medio
Humano (Estocolmo 5 al 16 de junio de 1972).
A este primer informe le siguen dos actualizaciones posteriores «Más allá de los límites del creci-
miento» (Meadow et all., 1992) y «Los límites del crecimiento: 30 años después» (Meadow et all.
2004). En el primer informe se indica que la humanidad ya había superado la capacidad de carga
del planeta para sostener su población. La tercera edición constituye una versión actualizada e
integral de las dos anteriores.
Ante esta situación, ya no es posible buscar soluciones parciales que pudieran tener un efecto posi-
tivo en el corto plazo pero que a la vez contribuyan a el medio y largo plazo a acentuar aún más la
difícil situación de la Tierra y sus habitantes, e incluso en el corto plazo provoquen el agotamiento
de recursos, el aumento de emisiones, los efectos nocivos sobre la salud de los seres vivos y, sobre
todo, la desigualdad entre los distintos habitantes de la Tierra acentuando la pobreza de un gran
número de población mundial.
El desarrollo de las microalgas se vislumbra como una oportunidad para el nacimiento de una in-
dustria capaz de producir alimentos, energía, fármacos,… a gran escala, permitiendo la armonía
entre población, territorio, uso de recursos, medio ambiente y efectos producidos en el proceso de
crecimiento y transformación de estos organismos. Aún no hemos llegado a disponer de la tecno-
logía suficiente que posibilite un uso comercial de las microalgas para aplicaciones a gran escala
como la bioenergía, pero muchas son las personas, empresas, instituciones que están trabajando
por conseguir esta meta. A lo largo de los distintos artículos aquí recogidos conoceremos, a través
de científicos y profesionales especializados en esta materia, el estado de avance de las investiga-
ciones y aplicaciones tecnológicas.
Andalucía, en los últimos diez años ha pasado de consumir un 6,0% (año 2003) de energía proce-
dente de renovables a un 19,3% en el año 2012. Especialmente significativo ha sido el avance de la
generación eléctrica con fuentes renovables, en el mismo periodo se ha incrementado desde 8,8%
al 29,3% o la aparición de la sustitución de los carburantes fósiles por biocarburantes que ya hoy
representan el 10,1% (en 2003 era de 0,5%). La tasa por habitante de instalaciones solares térmicas
en Andalucía es 0,09 m2 frente a la española de 0,06 m2/hab.
Anexo / 27
Tabla 1. Comparativa de aprovechamiento de energías renovables en Andalucía 2003-2014
Las energías renovables por si mismas, aun siendo una fuente energética de primer orden, son
susceptibles de transformación para obtener nuevos vectores energéticos o para incrementar la
eficiencia de los procesos. Así se está trabajando, entre otros, en la obtención de hidrógeno, biocar-
burantes de segunda y tercera generación y carburantes sintéticos, o en tecnologías de almacena-
miento de energía o sistemas inteligentes. Andalucía cuenta con empresas, Universidades, centros
de investigación (caso por ejemplo del Centro Tecnológico Avanzado de Energías Renovables) y
estructuras administrativas (como la Agencia Andaluza de la Energía) que trabajan y cooperan en
el desarrollo de proyectos innovadores energéticos.
L a innovación nos permite combinar avances para conseguir resultados que antes no existían,
mejorando el entorno social, medioambiental y económico, y superando obstáculos que a priori
parecían limitantes e incluso excluyentes. En Andalucía tenemos un buen ejemplo de ello en la
provincia de Almería, donde la innovación ha permitido que pese a ser la provincia de menor pluvio-
metría de la península ibérica y con el único desierto árido del continente europeo, haya destacado
como una de las principales provincias productoras de hortalizas de España y la Unión Europea.
Prueba de ello es que según el informe Bioplat (2012) el 46% de los proyectos de investigación de
microalgas que se están llevando a cabo en España se desarrollan en Andalucía; proyectos lide-
rados en su mayoría por universidades andaluzas y desarrollados en cooperación con entidades
privadas. Le sigue las Comunidades de Canarias y Cataluña con un 16% y 12% de los proyectos
respectivamente.
En materia de investigación, aunque las microalgas llevan siendo aprovechadas desde hace miles
de años para alimentación, no ha sido hasta el último siglo cuando se ha producido una intensa ac-
tividad investigadora que ha ido incrementándose a medida que ampliaban los campos de aplica-
ciones y usos, entre ellos: alimentación y nutrición, nutraceúticos, cosmética, energía y tratamientos
descontaminantes de agua, suelo y aire.
En Andalucía las universidades con mayor dedicación investigadora en algas son las universidades
de Almería, Cádiz, Málaga y Sevilla, coordinando proyectos dedicados a la investigación y mejora
de procesos en la obtención de biocarburantes y biocombustibles, optimización de la capacidad
de captura de CO2 de las microalgas y depuración de sistemas, así como proyectos destinados a
la obtención de nutrientes para la acuicultura y componentes de alto valor añadido como luteínas,
lípidos y colorantes para alimentación humana, alcanzándose importantes resultados, materializa-
dos algunos de ellos en patentes.
Esto nos ha llevado a plantearnos dar el paso para avanzar desde la escala experimental a la se-
miindustrial, aspecto básico en este tipo de proyectos donde el escalado progresivo del cultivo ha
demostrado ser un punto crucial en la viabilidad técnica y económica de este tipo de proyectos. De
hecho, en la obtención de biocombustibles y otras aplicaciones que precisan importantes cantida-
des de biomasa algal no está aún demostrada la viabilidad técnico-económica a gran escala, lo que
pone de manifiesto la importancia de desarrollar instalaciones pre-industriales.
Esta es una de las finalidades del proyecto CO2Algaefix, cuyo objetivo es estudiar la viabilidad téc-
nico-económica de un proceso de captura y bio-fijación biológica de CO2 mediante microalgas en
una planta industrial de generación eléctrica real (Ciclo combinado de electricidad de Arcos de la
Frontera). Este proyecto está financiado por el Programa de incentivos de la Unión Europea Life+.
Los socios que participan son: Algaenergy, Iberdrola, Exeleria, Agencia Andaluza de la Energía,
Universidades de Almería y Sevilla y Madrid Biocluster
Para alcanzar la viabilidad industrial del uso de microalgas, al igual que para la mayoría de mate-
rias, requiere unir los intereses privados y públicos, concretamente el conjunto ciencia-tecnolo-
gía-empresa, fomentando la investigación y desarrollo entre científicos y tecnólogos de diferentes
áreas con empresas involucradas en el sector las cuales deben establecer los objetivos y alcances
Anexo / 29
requeridos para hacer este tipo de procesos viables, y donde se facilite el traspaso del conocimien-
to obtenido como resultado de esa investigación y desarrollo. A la vez es necesario que el sector
empresarial encuentre atractivo la inversión en este tipo de proyectos. Este es el modelo seguido
en el proyecto CO2Algaefix.
Otra variable que puede influir positivamente en alcanzar la viabilidad industrial puede ser la con-
veniencia de que un organismo actúe como centro coordinador tecnológico de la I+D+i de los pro-
yectos de algas y que concentre la totalidad de los trabajos realizados para rentabilizar las sinergias
existentes entre los mismos y evitar repetir experiencias previas fallidas, permitiendo optimizar la
utilización de los recursos disponibles.
Es necesario también desarrollar un modelo innovador de negocio que sea apropiado para este
sector y donde por el momento las tendencias son dos; por un lado trabajar bajo el concepto de
biorrefinería, ya que el amplio abanico de productos resultantes de la biomasa algal, hace probable
que estas nuevas bioindustrias se diseñen para la obtención de varios productos finales, siendo
biocombustibles y bioproductos desarrollados de manera conjunta como complemento imprescin-
dible para rentabilizar su producción. Por el otro lado la tendencia es tratar de manera diferenciada
los sistemas para producción de energía de aquellos que producen un alto valor añadido, o que
tienen como finalidad la depuración o descontaminación de sistemas, ya que las vías de producción
van ser literalmente distintas.
Como conclusión recalcar que la innovación en este sector nos debe permitir explotar un cultivo de
manera rentable y sostenible, que nos va a proporcionar una amplia gama de productos de prime-
ra necesidad como son alimentos y energía, y de servicios como son las aplicaciones para descon-
taminación, pero que a su vez nos va a situar como exportadores de tecnología y de valor añadido.
Hablar de plazos en materia de desarrollo tecnológico e innovación ha demostrado ser una práctica
bastante inútil, por lo que no vamos a entrar a debatir cuando las microalgas serán una realidad en
proyectos a gran escala, habida cuenta de que nuevos descubrimientos y cambios en el panorama
económico, social y energético pueden transformar en muy poco tiempo los horizontes y plazos
que se daban por establecidos.
Eso sí, establecer un objetivo claro: la realidad del sector industrial de las microalgas, y con esa mira
establecer estrategias e ir dando pasos en el día a día.
Las algas se originaron por endosimbiogénesis primaria y secundaria de eucariotas unicelulares sin
capacidad fotosintética con cianobacterias a las que fagocitó y “esclavizó” quedando estas como
un orgánulo celular denominado plastidio. A partir de estos grupos primigenios evolucionaron las
distintas clases de algas. En el transcurso de esta evolución, el oxígeno se fue acumulando en nues-
tra atmósfera y eso condicionó la aparición de nuevas formas de vida, dependientes en último
término de la producción primaria de las algas y sus descendientes, dando lugar a la biosfera como
la conocemos actualmente.
En la actualidad se conocen unas 40.000 especies de algas distribuidas en unas 15 clases y repar-
tidas en su conjunto al 50% entre ecosistemas marinos y continentales. Una sola de estas clases
dio lugar a las plantas terrestres, el grupo de las clorofitas. La mayoría de las clases la constituyen
organismos unicelulares (microalgas), coloniales o filamentosos y solo 4 de ellas tienen especies
pluricelulares con un porte que alcanza desde varios milímetros hasta más de 100 m (cianofitas,
clorofitas, rodofitas y feofitas), y que se conocen como macroalgas o macrófitos.
Anexo / 31
Las distintas clases de algas difieren básicamente en su morfología, ultraestructura, ciclo de vida,
composición pigmentaria y perfil lipídico. Además, pueden existir diferencias importantes entre las
distintas especies de un mismo grupo en cuanto a sus características fisiológicas y metabólicas.
Por ello resulta inadecuado referirse a las microalgas como una identidad única de referencia, sobre
todo en lo que se refiere a la valoración de sus capacidades a la hora de buscar utilidades para el
hombre. Normalmente, cada aplicación de las microalgas va asociada a una especie determinada,
en la que hay que valorar una serie características fisiológicas de la misma, antes de hacer una se-
lección definitiva.
Históricamente, las algas (macrófitos) han sido muy valoradas en la cultura oriental y de hecho hay
una explotación importante de varios cientos de miles de toneladas al año que se utilizan princi-
palmente para la industria alimentaria y textil. En el caso de las microalgas, el primer cultivo se hizo
a finales del siglo XIX con Chlorella vulgaris y desde entonces se fueron aislando nuevas especies
y formulando medios de cultivo. Muchas de las investigaciones sobre las rutas bioquímicas de la
fotosíntesis se hicieron utilizando como material biológico cultivos de microalgas.
Los estudios realizados a principios de los años 50, con microalgas como alternativa a la producción
agrícola como fuente de alimento, no resultaron favorables desde un punto de vista de la rentabi-
lidad, pero sentó las bases de una tecnología de cultivo que ha servido para el desarrollo posterior
de sistemas de producción de alto rendimiento. El auge de la acuicultura en los años sesenta supuso
un nuevo impulso a los cultivos de microalgas, en particular las marinas, aislando y seleccionando
nuevas especies con características idóneas para la alimentación y nutrición de las especies de
interés comercial. El tamaño, digestibilidad y la composición bioquímica, en particular la de ácidos
grasos poliinsaturados marcaron la pauta. La actividad acuícola tiene la ventaja del ahorro de los
costes implicados en una tecnología más sofisticada de cultivo y de los procesos de concentración
de la biomasa.
Los usos y aplicaciones de las microalgas abarcan tres áreas biotecnológicas. La biotecnología ver-
de incluye todo lo relacionado con la agricultura, acuicultura (alimentación, fertilización) y medio
ambiente (tratamiento de aguas, secuestro de gases invernadero). La biotecnología blanca hace
referencia a la obtención de energía (biocombustibles). Y finalmente, la biotecnología roja implica
todo lo relacionado con la salud humana (nutracéuticos, alicamentos). Estas áreas no son cerradas y
se solapan entre ellas en algunos aspectos. Las especies más comúnmente utilizadas en acuicultura
pertenecen a los géneros Tetraselmis (Prasinophyceae), Nannochloris y Chlorella (Chlorophyceae),
Nannochloropsis (Eustigmatophyceae), Chaetoceros (Bacillariophyceae) y Rhodomonas (Crypto-
phyceae). Para otros usos, las especies que actualmente se cultivan a escala industrial son: Arthros-
pira (=Spirulina) platensis (dietética), Chlorella sp. (nutracéuticos y acuicultura), Dunaliella salina (ob-
tención de ß-caroteno), Haematococcus pluvialis (astaxantina), Porphyridium cruentum (ficoeritrina,
ácido araquidónico) y Nannochloropsis gaditana (acuicultura, ácidos grasos poliinsaturados, lípidos
para obtención de biodiesel). En la mayor parte de los casos, los cultivos de estas especies se realizan
tanques al exterior tipo “raceways” con agitación por paletas. Otros tipos de cultivo más tecnificados
utilizan sistemas semicerrados o fotobioreactores con agitación por bombeo o “air-lifts”.
La biodiversidad de las algas ofrece un inmenso recurso genético, que se traduce en un gran po-
tencial para ofrecer nuevas aplicaciones, productos químicos y sustancias bioactivas. Sin embargo,
hay un consenso general de que los sistemas de producción actuales de microalgas no son eco-
nómicamente rentables en cuanto al coste de la biomasa. Las dificultades incluyen altos costos de
infraestructura de capital, problemas de contaminación en sistemas abiertos y los costos asociados
con la recolección y el secado. Este coste negativo impide actualmente el uso generalizado de las
microalgas para la producción de biocombustibles o la producción de otras formas de bioenergía
exclusivamente. La combinación de la capacidad de las células para remediar agua con su utili-
zación para la captura de carbono o la producción de energía y obtención de productos de alto
valor añadido puede ofrecer una forma económicamente viable en el futuro para el desarrollo de
productos múltiples.
Anexo / 33
Ingeniería genética de cianobacterias y microalgas
Francisco J. Florencio Bellido. Instituto de Bioquímica vegetal y fotosíntesis.
Universidad de Sevilla-CSIC.
E l creciente interés de la sociedad por los recursos de la tierra y la preocupación que el uso de los
mismos puede acarrear en su propio devenir está incidiendo en la búsqueda de nuevas aproxi-
maciones que permitan obtener fuentes de energías que presenten una menor incidencia en la
viabilidad futura de la Tierra, en especial en todo aquello que pueda afectar al cambio climático,
como el aumento del CO2 en la atmósfera.
Las cianobacterias y microalgas, son organismos fotosintéticos, y por tanto capaces de captar el CO2
atmosférico y convertirlo en carbono orgánico, especialmente carbohidratos, la base principal de
compuestos de interés como pueden ser los biocombustibles. El estudio del metabolismo de dichos
organismos permite utilizar dicho conocimiento para su aplicación en la obtención de biocombus-
tibles partiendo de compuestos abundantes y sencillos como son el agua, la energía solar y el CO2.
Las cianobacterias, los primeros organismos en la biosfera capaces de generar oxígeno a partir de
la fotólisis del agua, mediante la fotosíntesis, constituyen un grupo diverso de microorganismos
capaces de adaptarse a muy diversas condiciones ambientales debido a su elevada plasticidad
metabólica.
La alteración del metabolismo de las cianobacterias mediante el uso de técnicas de ingeniería ge-
nética permite redirigir el flujo de carbono, desde el CO2 hasta productos con alto valor energético,
destacando entre estos la producción de alcoholes como el etanol o el butanol, la producción de
ácidos grasos precursores del biodiesel o de alcanos precursores de gasolinas y queroseno.
Con respecto a las microalgas, su interés radica principalmente en la producción de lípidos para la
obtención de biodiesel, y en la biomasa completa, a partir de la que es posible obtener otros com-
puestos como carotenos, proteínas o hidratos de carbono para usos como fertilizantes, en la indus-
tria cosmética etc. Los sistemas de ingeniería genética para microalgas, están bien desarrollados
solo en algunas especies entre las que destaca el alga verde modelo Chlamydomonas reinhardtii,
que permite la transformación nuclear o plastídica mediante sistemas químicos, utilizando com-
puestos que permitan debilitar la pared celular, o bien mediante el método biolístico, que permite
transformar con eficacia el cloroplastos. En otros casos como diatomeas y otras algas verdes tam-
bién se han empleado la transferencia mediante electroporación. Los problemas más comunes que
se encuentran en relación a la transferencia de material genético residen fundamentalmente en la
estabilidad de las transformaciones realizadas, por lo que se suelen perder al cabo de varias genera-
ciones y que la introducción del ADN exógeno en el núcleo ocurre de forma no homóloga, pudiendo
por tanto afectar a la funcionalidad de otros genes de la microalga. No obstante se han descrito
sistemas de recombinación homóloga en algunas microalgas con una eficiencia notable, como es el
caso de Nannochloropsis gaditana. Lo que permite inactivar genes concretos del genoma de dicha
microalga y por tanto realizar ingeniería metabólica encaminada a procesos como el incremento
de determinados ácidos grasos. La amplia variedad de microalgas existentes y las diferencias tan
amplias que existen entre ellas tanto en sus genomas como en su fisiología ha hecho que el avance
de introducción de técnicas genéticas este aún poco desarrollado, pero el creciente interés en su
utilización biotecnológica permiten augurar un futuro en el que la mayoría de las especies de inte-
rés puedan ser transformadas genéticamente con facilidad.
Las cianobacterias y microalgas en los sistemas acuáticos son uno de los dos sistemas capaces
de generar oxígeno en la tierra junto a la corteza vegetal, este compuesto, no hay que olvidar que
constituye la base de la vida en la tierra y sin sus productores está quedaría seriamente comprome-
tida, por tanto su utilización es una garantía de la vida en la Tierra.
Anexo / 35
Producción de microalgas a gran escala y evaluación
de los costos de producción
F.G. Acién, J.M. Fernández-Sevilla, E.Molina. Departamento de Ingeniería Química,
Universidad de Almería
Resumen
Para la producción a gran escala de microalgas es necesario emplear reactores externos cuyo di-
seño permita un control de las condiciones de cultivo lo más análogo posible a las óptimas de-
terminadas en laboratorio. Se revisan los factores determinantes del rendimiento de sistemas de
cultivo en externo, así como los tipos de reactores más ampliamente utilizados y sus características
principales. El balance de energía al proceso que permite cuantificar la capacidad de producción
máxima alcanzable en 200 t/ha·año aunque los valores reales obtenidos a pequeña escala difícil-
mente superan las 100 t/ha·año.
Para lograr estas altas productividades es necesario utilizar sistemas de cultivo y microalgas de
elevado rendimiento, es decir que permitan alcanzar altas productividades con bajos consumos
energéticos o utilizando muy eficazmente la radiación solar disponible. Las tecnologías de cultivo
a emplear deben ser optimizadas pero no necesariamente tienen que corresponder a reactores
abiertos de gran volumen por unidad de superficie, siendo posible utilizar reactores de poco volu-
men por unidad de área.
Las microalgas se emplean actualmente para alimentación animal y humana. En alimentación ani-
mal cabe destacar la producción de microalgas para acuicultura, ya que las microalgas son el ali-
mento indispensable en la producción de larvas de peces y moluscos, en sus primeros estadios de
desarrollo. Especies como Nannochloropsis, Tetraselmis e Isochrysis con ampliamente utilizadas
para este fin, llevándose a cabo mayoritariamente su producción in situ como alimento vivo. Al-
gunas empresas están comercializando microalgas liofilizadas y concentrados para este fin, como
Necton, Ocena Nutrition y Blue Biotech.
Otros productos obtenidos a partir de microalgas que actualmente se comercializan son las fico-
cianinas obtenidas a partir de biomasa de Spirulina y que se emplean como colorante alimentario,
Anexo / 37
y los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) que se producen con diversas especies de microalgas
como Phaeodactylum y Chrypthecodinium. Especial mención merece la producción de PUFAs que
lleva a cabo la compañía Martek/DSM que se ha convertido en un ejemplo de desarrollo industrial
basado en la biotecnología de microalgas.
▲ Figura 1.- Imagen de dos microalgas ampliamente utilizadas a nivel comercial. Izquierda Haematococcus
pluvialis, Derecha Dunaliella salina.
Biotecnología de microalgas
L as microalgas son organismos fotosintéticos que poseen una elevada velocidad de crecimiento,
con tiempos de duplicación de aproximadamente un día, lo que llevaría a capacidades de pro-
ducción de hasta 340 t/ha·año en zonas de climas templados (Acién et al., 2012). Sin embargo,
para poder aprovechar esta potencialidad es necesario suministrar a las microalgas un ambiente de
crecimiento óptimo, con temperaturas y pH adecuados (T=18-24ºC, pH=7,8-8,2), medios de cultivo
con suficiencia de nutrientes (nitrato, fosfato, calcio, potasio, etc.), y sobre todo un suministro a de-
manda de CO2 como fuente de carbono y de luz solar como fuente de energía. Hacer esto a escala
de laboratorio resulta sencillo, pero poder llevarlo a cabo a escala industrial resulta muy complejo
y requiere una adecuada conjunción de conocimientos de Ingeniería y Biotecnología. En el caso de
la luz, al tratarse de un “nutriente” que no se puede almacenar, ésta se debe suministrar de forma
continua y de la forma más homogénea posible, evitando que unas zonas queden sobreexpuestas
a la luz mientras otras quedan oscuras y por tanto inactivas para el crecimiento.
Para establecer el nivel de luz promedio que recibe una célula se introduce el concepto de irradian-
cia promedio (Iav), que se define como el promedio de irradiancia que existe en cada volumen de
Cualquiera que sea el tipo de reactor empleado, para maximizar su productividad éste debe ser
operado en modo continuo, es decir cosechando diariamente un volumen de cultivo y reponiendo
el mismo mediante medio de cultivo fresco. Operando de esta forma y manteniendo un volumen
de cosechado constante, se alcanza un equilibrio entre la cantidad de microalgas que se retiran del
reactor mediante el cosechado y las que se producen en función de las condiciones de cultivo exis-
tentes. Esto permite alcanzar un “estado estacionario” que en teoría se podría mantener de forma
ilimitada en el tiempo. La productividad alcanzada en estas condiciones dependerá del volumen
cosechado y de cómo las condiciones de cultivo se aproximen a las condiciones de cultivo “ideales”
para la microalga en producción.
La velocidad de crecimiento depende de las condiciones de cultivo a las que las células están ex-
puestas dentro del reactor, tales como la concentración de nutrientes (P, N, CO2), la acumulación
de productos (O2), el pH, la temperatura y la disponibilidad de luz o irradiancia promedio (Ecuación
1). Para una velocidad de dilución impuesta, D, se alcanza un equilibrio en el sistema cuando la
velocidad de crecimiento se iguala con dicha dilución impuesta (Ecuación 2). Dicho equilibrio de-
termina la concentración de biomasa que se alcanza en el sistema, y por tanto la productividad de
biomasa que se puede obtener, como el producto de la concentración de biomasa por la velocidad
de crecimiento (Ecuación 3). Esta productividad por unidad de volumen puede transformarse en
productividad por unidad de superficie conociendo la razón de volumen por unidad de superficie
del reactor empelado, V/S (Ecuación 4).
L a producción de microalgas a gran escala requiere el uso de la luz solar como fuente de ener-
gía. Ello implica que se deben emplear reactores “externos”, es decir expuestos a la luz del sol y
operados en condiciones ambientales naturales. En algunos casos se pueden emplear sistemas de
protección como invernaderos, que permitan mitigar el efecto adverso de algunos factores ambien-
tales y disponer de un entorno más controlado, sin embargo esto encarece la producción y queda
limitado a aplicaciones de la biomasa de alto valor. Los parámetros determinantes de la productivi-
dad de cualquier sistema de producción de microalgas se reflejan en la Figura 2 (Molina et al., 1999).
Anexo / 39
La ubicación geográfica determina la cantidad de radiación solar disponible, así como la temperatu-
ra y condiciones climáticas predominantes y sus variaciones anuales. La radiación solar disponible,
junto con la geometría del reactor, determinan la disponibilidad de luz en el reactor, la cual junto con
el grado de turbulencia o mezcla en el reactor determinan la radiación promedio que cada célula
recibe, y por tanto cual puede ser su productividad máxima. Dicha productividad vendrá modulada
por como de adecuado sea el control de temperatura en el sistema, así como por otros parámetros
como el volumen de cosechado diario, entre otros. Al final, la eficiencia de un sistema de producción
de microalgas vendrá determinada por tres factores principales: (i) la ubicación del reactor, (ii) su
adecuado diseño, y (iii) su correcta operación.
Localización
Diseño y Dinámica
geográfica y Día del año
orientación de fluidos
climática
Incidencia de la Transferencia
Geometría Temperatura
radiación solar de masa
Concentración Índice de
de biomasa crecimiento
Productividad
de biomasa
La Figura 3 muestra el mapa de distribución de radiación solar en la superficie terrestre. Los valo-
res más elevados corresponden a zonas templadas y cálidas del planeta con valores de radiación
disponible entre 2000 y 3000 kWh/m2·año. Como valor medio se puede considerar una radiación
solar media diaria de 250 W/m2·dia. Sin embargo, toda la radiación solar disponible no puede ser
totalmente asimilada, por lo que de forma neta solo un 8% de la radiación solar disponible puede
▼ Figura 3.- Mapa de distribución de radiación solar y productividad de biomasa en sistemas de producción de microalgas.
Producto final
Anexo / 41
Tecnología de producción de biomasa
U na vez definidos los valores máximos alcanzables es necesario tener en cuenta que el lograrlos
o no, así como a que coste, depende de la tecnología que se utilice. En este sentido actualmente
existen varias líneas de investigación relacionadas con el diseño y operación de reactores, pero en
todas ellas hay que tener en cuenta las mismas variables como son la productividad, la concentra-
ción de biomasa, y el consumo de energía.
De entre las tecnologías disponibles, el reactor raceway es el más utilizado por la amplia experiencia
en su diseño y operación. Estos reactores consisten en un canal en forma de carrusel por el que se
hace circular el agua mediante un sistema de paletas giratorias o “paddlewheel” a baja velocidad
(Figura 4). La profundidad del cultivo es baja, entre 20 y 40 cm, y la velocidad se reduce a valores
de 0,2 m/s para minimizar el consumo de energía. En estos reactores existe un escaso control de
las condiciones de cultivo, siendo estas las predominantes en la ubicación geográfica del reactor.
Para aislar el cultivo del suelo se instala una lámina de material impermeable aunque en algunos
casos los reactores se operan sin esta barrera entre el cultivo y el suelo. Debido al escaso control
y la facilidad de contaminación, estos reactores permiten obtener bajas productividades, de apro-
ximadamente 45 t/ha·año, quedando limitados para la producción de microalgas de ambientes
extremófilos como Spirulina y Dunaliella.
Como alternativa a estos sistemas abiertos se han desarrollado sistemas cerrados que disponen
de una barrera física entre el cultivo y el medio que le rodea, usualmente mediante láminas de
materiales plásticos transparentes como polietileno o polimetilmetacrilato. De este tipo son tantos
las columnas de burbujeo como los reactores planos verticales y los reactores tubulares (Figura 5).
Las columnas de burbujeo se emplean principalmente para pequeñas producciones y para mante-
nimiento de inóculos, mientras que los reactores verticales planos están aún en desarrollo para su
aplicación a gran escala. En el caso de los reactores tubulares si existen ya instalaciones comerciales
dedicadas a producir biomasa de alta calidad para aplicaciones en nutrición humana y nutracéutica.
▲ Figura 4.- Imagen de reactores raceway a gran escala para la producción de microalgas.
Anexo / 43
▲ Figura 3.5.- Imagen de reactores
cerrados para la producción de
microalgas.
1,0
◀ Figura 6.- Influencia del diseño de reactor y
Maximum photosynthetic efficiency (5%)
consumo especifico de energía en el consumo
V/S= 25l/m2
0,8
V/S= 50l/m2
neto de energía para la producción de
V/S= 75l/m2 microalgas.
Energy uptake, MJ/m2•day
V/S= 100l/m2
0,6 V/S= 150l/m2
V/S= 200l/m2
0,4
0,0
0 28 W/m3 40
20 60 80 100
400 W/m3
Energy uptake, W/m3
12 60
Maximum photosynthetic efficiency (5%) ◀ Figura 7.- Influencia del
diseño de reactor en la
10 50 productividad máxima
4 20
1.69
2 1.08 10
0.55 0.36 0.27
0 0
0 25 50 75 100 125 150 175 200
La relación volumen por unidad de superficie del reactor, determina además la productividad y
concentración de biomasa máxima alcanzables en el cultivo. Así, si se tiene en cuenta que la pro-
ductividad máxima por unidad de superficie está fijada por la radiación solar disponible y la efi-
ciencia de la fotosíntesis considerada, en un valor de 54 g/m2·día, la relación volumen por unidad
de superficie determina la productividad volumétrica que es necesario obtener para alcanzar dicha
productividad máxima por unidad de superficie. La Figura 7 refleja como en los reactores de mayor
volumen por unidad de superficie (200 l/m2) la productividad volumétrica debe ser igual o superior
a 0,27 g/l·día mientras que en los reactores de menor relación volumen por unidad de superficie
(25 l/m2) la productividad volumétrica debe ser igual o superior a 1,7 g/l·día. Entre estos dos valores
extremos se observa una variación hiperbólica de la productividad volumétrica de biomasa con la
disminución de la relación volumen por unidad de superficie del reactor. En los reactores raceway
la productividad máxima considerada como alcanzable media anual se estima en 20 g/m2·día (Bo-
rowitzka 1999), mientras que en reactores cerrados se han referenciado productividades de hasta
47 g/m2·día (Chisti 2007), aunque se han referenciado productividades de hasta 100 g/m2·día, por
encima de las teóricamente alcanzables (Pulz 2007).
Anexo / 45
riar en función del microorganismo, condiciones de cultivo y época del año, resulta evidente que
para maximizar la producción de biomasa se deben seleccionar cepas de rápido crecimiento, con
velocidades específicas máximas no inferiores a 0,8 día-1. Teniendo en cuenta que la velocidad de
dilución óptima recomendada para la producción en continuo de cualquier microorganismo está
entre el 50-70% de dicha velocidad de dilución, y considerando el valor más conservador del 50%,
se obtiene que dicha velocidad de dilución óptima debe ser de aproximadamente 0,4 día-1.
A partir de este valor se puede estimar tanto la concentración de biomasa en estado estacionario
como otros parámetros relevantes como son el volumen total de cultivo y el volumen de cosechado
diario, ambos determinantes tanto del coste de la instalación, como de su consumo energético. La
Figura 8 muestra como al disminuir la relación volumen por unidad de superficie la concentración
de biomasa de estado estacionario aumenta, desde 0,7 g/l hasta 4,2 g/l para 200 l/m2 y 25 l/m2
respectivamente. Por el contrario, el volumen de cultivo y de cosechado a procesar por cada kilo
de biomasa producida aumentan con la relación volumen por unidad de superficie. Para el menor
valor analizado, de 25 l/m2, el volumen de cultivo requerido para producir 1 kg/día es de 590 l siendo
necesario procesar un total de 240 l de cosechado. Para el mayor valor analizado, de 200 l/m2, el
volumen de cultivo requerido para producir 1 kg/día es de 3.700 l siendo necesario procesar hasta
1.500 l de cosechado para producir un kilo de biomasa al día. Este mayor volumen de cultivo incide
de forma directa en los costes del reactor así como de su operación, mientras que el volumen de
cosechado repercute en el tamaño y coste de operación de los equipos tanto de preparación de
medio de cultivo como de cosechado y concentración de la biomasa. Por tanto, ambos inciden en
el coste de producción de la biomasa.
▼ Figura 8.- Influencia del diseño de reactor en la concentración de biomasa de estado estacionario y volumen de cultivo y
cosechado por unida de masa, para la producción de microalgas en climas templados.
25 4000
3,704
Biomass concentration
Harvest volume 3500
20 Culture volume
Biomass productivity., g/L•day
2,778 3000
2500
Volume, L/kg
15
1,833 2000
1,481
10 1500
1,111
926 1000
4.2 733
5
593
2.7 500
1.4 1.0 0.7
237 370
0 0
0 25 50 75 100 125 150 175 200
P ara estudiar el coste de producción de la biomasa, utilizando las diferentes tecnologías de cultivo,
se ha partido del caso de una planta de producción de microalgas en fotobiorreactores tubulares,
ubicada en Almería y perteneciente a la Fundación CAJAMAR. En esta planta se produce biomasa de
Scenedesmus almeriensis, una microalga dulceacuícola de elevado crecimiento y tolerancia a facto-
res ambientales (pH y temperatura). Esta planta presenta una elevada productividad pero también
alto consumo energético debido al uso de bombas centrífugas para la impulsión del cultivo, y al dise-
ño modular de la instalación. Para estimar el coste de producción en dicha instalación se ha utilizado
la metodología de los factores de Lang partiendo del coste de los equipos principales para establecer
el capital inmovilizado, así como el coste de los reactivos, servicios y mano de obra necesarios para
la operación de la planta. El diagrama de bloques del proceso instalado se muestra en la Figura 9.
▼ Figura 9.- Diagrama de bloques del proceso empleado en la planta de producción de microalgas ubicada en la Estación
Experimental de la Fundación Cajamar, en Almería, España.
Agua Nutrientes
Medios culturales
CO2 Fotobiorreactores
Producto final
Tomando como base los parámetros de operación mostrados en la Tabla 1, se ha puede estimar
que los equipos principales considerados suponen un total de 330 k€ (Tabla 2), pero a ello hay
que sumar todos los costes de instalación de los mismos, así como tuberías, electricidad, terrenos,
ingeniería, contratistas e imprevistos. Haciendo uso de los factores referenciados para procesos ba-
sados en microalgas (Molina Grima, et al. 2003) se obtiene un total de capital inmovilizado de 972
Anexo / 47
k€ (Tabla 3). A partir de esta valor, y considerando un periodo de amortización de 10 años, se estima
de forma lineal una amortización de 110 k€ al año (Tabla 4), a los que hay que sumar los costes de
consumibles, servicios y mano de obra (Tabla 5). Estos costes suman un total de 132 k€, por lo que
en total los costes de producción ascienden a 242 k€ al año. Dividiendo estos costes entre la capa-
cidad de producción se obtiene el coste unitario por kilogramo de biomasa, siendo este de 58 €/kg.
Estos valores estimados corresponden con los valores reales determinados durante la operación de
dicha planta, lo que verifica la bondad de la metodología de estimación de costes utilizada.
Tabla 1.- Parámetros de diseño y operación de la planta considerada para el estudio económico.
DATOS DE PARTIDA
Ratio V/S 0,075 m3/m2
Índice de dilución 0,340 l/day
Productividad de biomasa 0,420 g/Lday
Concentración de biomasa 1,260 g/L
Periodo de operación 360 day/annun
Tiempo de trabajo 10 h/day
Capacidad de producción de biomasa 4,580 t/year
Índice de flujo de aire 0,100 v/v/min
Consumo de potencia 15,000 kWh/m3•day
Volumen total cultural 30,000 m3
Superficie total cultural 0,040 ha
Tabla 2.- Relación de equipos principales y coste para la planta considerada para el estudio
económico.
CAPITAL INMOVILIZADO
Concepto Factor Coste €
Major purchased equipment 1.00 330.500
Installation costs 0.20 66.100
Instrumentation and control 0.15 49.575
Piping 0.20 66.100
Electrical 0.10 33.050
Buildings 0.23 74.362,50
Yard improvements 0.12 39.660
Service facilities 0.20 66.100
Land 0.06 19.830
Engineering and supervision 0.30 99.150
Construction expenses 0.05 37.263,88
Contractor’s fee 0.03 18.631,94
Contingency 0.08 72.025,87
Total fix capital 972.349,18 €
Tabla 4.- Costes de amortización para la planta considerada para el estudio económico.
Anexo / 49
Tabla 5.- Costes de operación para la planta considerada para el estudio económico.
Sin embargo, lo más interesante de este cálculo no es el valor final obtenido en sí, sino la propia
metodología de determinación usada, que permite identificar cuáles son los factores que más con-
tribuyen al coste y por tanto los que primero deben ser reducidos, así como que se trata de una
metodología aplicable a cualquier otro escenario por lo que puede ser utilizada para estimar el cos-
te de producción en diferentes sistemas de cultivo o condiciones. En cuanto a la identificación de
los factores de coste más importantes la Figura 10 muestra como la mano de obra y la amortización
del capital inmovilizado son las partidas de gasto más importantes, y por tanto las primeras que
deben ser reducidas.
Porcentaje sobre el
Experimental de la 60,00%
Fundación Cajamar, en 40,00%
coste total
Almería, España. 20,00%
0,00%
coste. La etapa de liofilización se puede eliminar considerando como producto final obtener un
lodo con un 20% en peso de biomasa, que es el valor máximo alcanzable con centrifugas continuas
comerciales. La etapa de centrifugación se debe minimizar incorporando una etapa previa de flocu-
lación decantación que permita pasar de la concentración de cultivo a un valor de alrededor del 1%
en peso de biomasa, que es el valor de referencia para los sedimentadores comerciales. Para reducir
el coste de los fotobiorreactores y resto de equipos se puede considerar el aumento de escala que
repercute en una reducción general. Para determinar el coste de los equipos principales al aumen-
tar de escala se ha considerado un factor exponente de 0,85, considerándose un aumento máximo
de escala igual a 10 veces el considerado inicialmente, aumentándose a partir de aquí el número
de unidades necesarias. Considerando una producción de 200 t/año, para la que es necesaria una
superficie de 1,5 ha, y aplicando estas modificaciones se obtiene un coste de producción de 9,9 €/
kg, el 75% del cual corresponde a la amortización necesaria por el elevado coste de los fotobiorre-
actores que representan el 80% del coste de los equipos principales (Figura 11).
Anexo / 51
Para continuar disminuyendo el coste de producción es necesario sobre todo minimizar el coste de
reactor, y adicionalmente disminuir los costes de materias primas y mano de obra. Un análisis de
sensibilidad permite demostrar que la utilización de reactores con un coste inferior a 0.1 €/L permite
reducir el coste de producción a 2.1 €/kg, pero que dicho coste se puede reducir aún más, hasta los
1.4 €/kg si se emplean CO2 de gases de combustión, libres de coste. Para reducir aún más el coste de
producción de la biomasa es preciso también reducir la mano de obra empleada en el proceso me-
diante el uso de sistemas más automatizados. Con ello se puede bajar el coste de producción a 1.0
€/kg. Finalmente, eliminando la utilización de fertilizantes como nutrientes y sustituyéndolos por
aguas residuales ricas en nutrientes (Olguín, 2003; Muñoz et al., 2005) es posible reducir aún más el
coste de producción hasta 0.4 €/kg, y adicionalmente aumentar la sostenibilidad del proceso por la
reducción de emisiones de CO2 asociadas a la producción de fertilizantes, así como la recuperación
de nutrientes contenidos en el agua residual.
Conclusiones
A unque las potenciales aplicaciones de las microalgas son muy amplias, éstas quedan restringi-
das actualmente a productos de alto valor. Para ello se emplean tanto reactores abiertos como
cerrados en función del producto final deseado. El grado en que tales reactores permitan controlas
las variables de operación en los valores óptimos para cada microalga determina la productividad
del sistema. Es por ello que el diseño de estos reactores está siendo revisado y mejorado, con el fin
de incrementar la productividad de estos sistemas. Del análisis de la radiación solar disponible y de
como esta se puede transformar en biomasa, mediante un balance de energía, se puede concluir
que la productividad máxima alcanzable por este tipo de cultivos es de 194 t/ha·año en climas
templados aunque los valores más altos referenciados han sido de 130 t/ha·año y sólo han sido
demostrados a pequeña escala. Por tanto existe margen de mejora en la tecnología de producción
para poder aproximarse a los valores máximos alcanzables. El análisis de costos demuestra que el
costo del reactor y su volumen son determinantes en el coste final de producción. Sólo reactores a
gran escala y con alto grado de automatización pueden permitir reducir el coste de producción por
debajo de 10 €/kg. Para reducir este coste a valores inferiores a 1 €/kg es necesario no solo trabajar
a gran escala en procesos simplificados, sino emplear efluentes industriales como nutrientes, lo que
además permite incrementar la sostenibilidad del proceso
Agradecimientos
Este trabajo ha sido realizado con el apoyo del proyecto CO2ALGAEFIX, y Junta de Andalucía (Plan
Andaluz de Investigación, BIO 173). Especial agradecimiento a la Fundación Cajamar.
Comparando los sistemas de filtración tangencial basados en membranas, con los sistemas con-
vencionales, se puede resaltar su alta fiabilidad al ser sistemas completamente monitorizables, es-
calables fácilmente, de bajo consumo energético y no requiriendo el uso de productos adicionales
para concentrar. Igualmente el agua filtrada podrá ser reutilizada, prácticamente sin tratamientos
adicionales, en caso que sea necesaria su reutilización.
Para obtener las máximas ventajas de un sistema de filtración tangencial se ha de seleccionar las
membranas adecuadas, en función del producto que se vaya a tratar y se ha de operar en condi-
ciones de operación óptimas. Igualmente es fundamental seleccionar la configuración del equipo
y el modo de operación más adecuado de los múltiples posibles, concentración por batch puro,
alimentación en continuo, alimentación y purga de concentrado en continuo, etc.
Anexo / 53
El caudal de filtrado o permeado a través de una membrana se ve afectado por varios parámetros
(figura 4.2) como son la velocidad tangencial (CF), presión transmembrana (TMP), viscosidad (a su
vez función de la temperatura y concentración del soluto), permeabilidad de la membrana, torta
y capa de gel o polarización. Los procedimientos de mantenimiento de permeabilidad empleados
(retrolavado, flushing, limpiezas químicas, etc) también afectan al caudal de permeado. El caudal
de permeado obtenido por membrana así como la selección de los parámetros óptimos, tendrá una
influencia directa en el consumo energético del sistema y en los costes operativos.
CF3
CF2
CF1
CF= Velocidad tangencial CF3 > CF2 > CF1
Zona óptima
El cosechado de los cultivos de microalgas varía de 0,1 a 0,5 g/l, para el caso de canales abiertos,
hasta 0,5 a 2 g/l para el caso de fotobiorreactores. La retirada del agua de estos cultivos es un pro-
ceso complicado, ya que el tamaño de las microalgas varía de 3 a 50 micras y tienen una diferencia
de densidad con respecto al agua muy pequeña. Adicionalmente determinados tratamientos pue-
den producir la rotura de la pared celular de las microalgas, produciendo una liberación de lípidos
lo que crearía emulsiones difíciles de separar.
Por otro lado la viscosidad del concentrado obtenido es variable, estando directamente relacionada
con el tipo de microalgal que se esté procesando. A modo de ejemplo hay casos en los cuales a 40
g/l de concentración las viscosidades pueden ser 3,6 o 68 cP, las mismas microalgas a 100 g/l tienen
viscosidades de 26, 35 y >2000 cP.
Esta diferencia en la viscosidad para un mismo valor de concentración, según el tipo de microalgal,
determinará la concentración máxima a obtener con cada tipo de membrana. Hasta un máximo
en torno a 20 cP se pueden emplear membranas de fibra hueca con sección interior de fibra de
1,5 mm, para viscosidades mayores hasta de 200 cP se puede emplear membranas de fibra hueca
con 3 mm de sección interior, finalmente para viscosidades mayores a 2.000 cP se han de emplear
membranas tubulares con sección interior en torno a 6 mm.
A modo de ejemplo, con una velocidad tangencial de 0,7 m/s, una TMP de trabajo de 1,2 bar y una
concentración inicial en el cultivo de 0,5 g/l, para alcanzar un concentrado de 60 g/l, se pueden ob-
tener consumos energéticos inferiores a 0,5 kWh/m3, en una sola etapa, retirándose en esta etapa
el 99,17 % del agua presente en el cultivo. Para llegar hasta 100 g/l puede ser necesaria una segunda
etapa, siendo en este caso el consumo energético 0,6 kWh/m3, retirándose en este caso el 99,5%
del agua presente en el cultivo original.
Finalmente se ha de indicar, que debido al elevado número de microalgas en estudio, para poder
optimizar la operación de un sistema de concentración por membranas, es recomendable realizar
en una primera fase, un estudio típico de filtración tangencial, en el cual se valora el caudal de
permeado obtenido frente a diferentes velocidades tangenciales y a su vez a diferentes presiones
transmembrana, evaluando igualmente la idoneidad o no del empleo de sistemas de mantenimien-
to de caudal de permeado, como por ejemplo el retrolavado y evaluando igualmente la eficiencia
de los tratamientos de limpieza química.
Anexo / 55
Técnicas de procesado de la biomasa microalgal:
floculación
Erika Yuliana Ortiz Montoya. Algaenergy. S.A.
L as microalgas son capaces de convertir, por medio de la fotosíntesis, el carbono inorgánico pro-
veniente del CO2 en compuestos de elevado interés para el hombre como es la materia prima
precursora de los biocombustibles de 2ª generación y otros productos de alto valor añadido para
la industria alimentaria, farmacéutica, agrícola o cosmética, motivo por el cual han generado un
notable interés entre los centros de investigación y las industrias en los últimos años.
AlgaEnergy como empresa de base tecnológica del sector de la biotecnología de microalgas y con
potentes programas de I+D, ha llevado a cabo diferentes investigaciones en el proceso de concen-
tración de la biomasa obteniendo excelentes resultados. Una breve descripción de estos procesos
se hace a continuación.
Los procesos de cosechado y concentración constituyen uno de los principales cuellos de botella
en los sistemas de producción de biomasa de microalgas a gran escala, entre otras razones porque
el peso de esos procesos vienen a representar entre el 20% y el 30% del coste total de producción.
Los sistemas comerciales utilizan principalmente la centrifugación como proceso de concentración,
pero esa es una operación costosa y en todo caso, únicamente válida para productos de alto valor.
Floculación
Proceso en el que una partícula en solución forma un agregado llamado flóculo. La dificultad de
separar los cultivos de microalgas (medio de cultivo/células) se debe en gran parte a la estabilidad
de las suspensiones gracias a las fuerzas que interactúan entre partícula-partícula y partícula-agua.
El cosechado por floculación es más conveniente y menos costoso que otros procesos cuando se
deben tratar grandes volúmenes de cultivo.
Autofloculación
La autofloculación es la formación espontánea de flóculos y su separación del medio como resultado
de un aumento del pH debido al consumo de CO2 y a la precipitación de algunas sales. El proceso pue-
de tener grandes variaciones en resultados dependiendo de la especie y las condiciones de cultivo.
En el caso de los polielectrolitos (polímeros), los más adecuados debido a la carga negativa de la
superficie de las células de microalgas, son los polielectrolitos catiónicos, que además de reducir o
neutralizar la carga de la superficie en las células, pueden vincular entre sí diferentes partículas me-
diante un “puente”. La adición de polímeros de alto peso molecular que formen puentes fácilmente,
puede aumentar aún más el tamaño flóculo y mejorar la separación de la biomasa. Como principal
desventaja se encuentra que puede no ser suficiente como único proceso de concentración, pero
se ve compensado al permitir procesar grandes volúmenes de cultivo y permitir separar la mayoría
de especies de microalgas. El coste residual de separación se ve así minimizado.
Sedimentación
La sedimentación por gravedad es una separación sólido-líquido que resulta en un lodo de concen-
tración mayor y un efluente clarificado. La sedimentación se puede llevar a cabo en tanques simples
o con lamelas, y es un proceso complementario a la floculación.
Anexo / 57
Electroforesis
Las microalgas se comportan como partículas coloidales y pueden ser separadas del medio acuoso
por el movimiento en un campo eléctrico.
Electrocoagulación
Los electrodos producen iones metálicos que inducen la coagulación de la biomasa microalgas
(formación del coagulante, desestabilización de las partículas, agregación y formación de flóculos)
Electroflotación
Similar a la electrocoagulación, si bien en este caso el cátodo está hecho de un metal inactivo que
genera burbujas de hidrógeno mediante la electrólisis del agua y dichas burbujas se adhieren a los
flóculos llevándolos a la superficie.
Electrofloculación
Se basa en el movimiento de las células de microalgas cargadas negativamente hacia el electrodo
positivo. Las células al llegar al electrodo positivo (ánodo) pierden su carga y forman agregados.
Y a hace más de tres lustros desde que se publicase el trabajo del químico agrónomo alemán Jus-
tus von Liebig (von Liebig, 1855), donde se postulaba que el crecimiento de las plantas puede
verse limitado por los nutrientes presentes en el medio al hallarse éstos en cantidades inferiores
a las demandadas para su crecimiento; esta teoría es conocida como la Ley del Mínimo de Liebig.
Esta limitación de la producción de biomasa por falta de nutrientes no se circunscribe solo a eco-
sistemas terrestres. El suministro de nitrógeno (N) y fósforo (P) también tiene serias consecuencias
en el crecimiento de algas y plantas vasculares en ecosistemas acuáticos tanto continentales como
marinos (Smith, 1998).
En el quinto informe sobre Perspectivas del Medio Ambiente Global (GEO-5) del Programa de Na-
ciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, 2012), la eutrofización es considerada como -“un
continuo y generalizado problema para la calidad del agua”-. En este informe se indica como la
exportación de nutrientes desde áreas continentales a zonas costeras ha aumentado casi un 15%
desde 1970, contribuyendo el sur de Asía casi la mitad de este aumento (Seitzinger et al., 2010).
Desde 1970, el incremento de productividad bruta de algas y macrófitas en lagos ha sido del 74%
(Lewis, 2011). Asimismo, desde 1990 se ha producido un dramático incremento del número de áreas
costeras eutróficas (UNEP, 2012).
Investigadores que estudian la contaminación por nutrientes provenientes de fuentes difusas (por
ejemplo, las escorrentías agrícolas o la deposición atmosférica), han determinado que los niveles de
nutrientes en el medio estaban con más frecuencia influenciados por efluentes de estaciones de-
puradoras de aguas residuales (EDARs) que por fuentes difusas (Ahearn et al.2005; Popova et al.,
2006). Los efluentes de estas EDARs pueden convertirse en una fuente aún más importante entre
las que contribuyen a aumentar los flujos másicos antrópicos de nutrientes en el medio acuático, en
la medida en que se desarrollan buenas prácticas para reducir las fuentes difusas de contaminación
Anexo / 59
por nutrientes, como por ejemplo el control de las emisiones de óxidos de nitrógeno en los proce-
sos de combustión o en la aplicación de fertilizantes en agricultura (Lynch y Corbett, 1990; Park et
al., 1994; Ice, 2004).
Van Dretch et al. (2009), utilizando proyecciones específicas para cada país de crecimiento eco-
nómico, demográfico, urbanístico, de desarrollo de los sistemas de saneamiento e instalaciones de
tratamiento de aguas residuales, han estimado un rápido incremento en las emisiones de nitrógeno
y fósforo en el mundo, procedentes de las aguas residuales. Así, los datos que muestran en su traba-
jo predicen un incremento de los flujos másicos desde 6,4x106 y 1.3x106 toneladas anuales de N y P
respectivamente en 2000 a 12.0-15.5 x106 y 2.4- 3.1x106 toneladas anuales de N y P respectivamente
en 2050. En los países en desarrollo, el nitrógeno y fósforo proveniente de aguas residuales se prevé
que aumente en un factor de entre 2,5 a 5,5 entre 2000 y 2050. Especialmente rápido (4 a 6 veces)
es el incremento de estos flujos másicos de nutrientes procedentes de redes de saneamiento en el
sur y este de Asia.
A medida que se construyen redes de saneamiento para convertir la contaminación por aguas resi-
duales de una fuente difusa en una fuente puntual y EDARs para evitar el vertido de estas aguas sin
tratar, resultan cruciales los esfuerzos para minimizar las concentraciones de nitrógeno y fósforo en
los efluentes al objeto de proteger los ecosistemas acuáticos de una carga excesiva de nutrientes y
en consecuencia de una eutrofización acelerada.
Tabla 1. Valores límites de vertido para nitrógeno y fósforo en estaciones depuradoras de aguas
residuales urbanas, de acuerdo con la directiva 98/15/EEC
Los tratamientos adicionales necesarios para reducir la concentración de nutrientes, a menudo im-
plican importantes modificaciones en el proceso biológico para la eliminación del nitrógeno sola-
mente o conjuntamente con el fósforo y/o la inclusión de un tratamiento químico para la precipita-
ción del fósforo.
Los procesos de eliminación biológica del nitrógeno se basan en una nitrificación del amonio y el
nitrógeno orgánico contenido en el agua residual mediante procesos biológicos aerobios seguido
de un proceso de desnitrificación llevado a cabo también en un reactor biológico pero bajo condi-
ciones anóxicas, el cual precisa una fuente de carbono, lo cual se consigue en algunos casos adi-
cionando metanol (P. ej. Proceso Bardenpho de cuatro etapas, Figura 6.1 a) o recirculando parte del
efluente del reactor aerobio (por ejemplo, el Proceso modificado de Ludzack-Ettinger, Figura 6.1. b).
También es posible la eliminación del nitrógeno en su forma amoniacal por cloración o por arrastre
con una corriente de aire previa subida del pH del agua residual.
En el caso del fósforo, las tecnologías de eliminación más frecuentes incluyen la eliminación bioló-
gica, para lo cual es precisa una secuencia de procesos biológicos aerobios y anaerobios, los cuales
pueden ser independientes o estar combinados con los procesos biológicos de eliminación del
nitrógeno (P. ej., el proceso Bardenpho). También es posible la precipitación química de los fosfatos
contenidos en el agua residual por adición de sales metálicas.
Anexo / 61
▼ Figura 6.1. Procesos biológicos avanzados de eliminación de nutrientes: (A) Bardenpho; (B) Ludzack-Ettinger; (C) AO y (D) A2O.
(Fuente: EPA, 2008).
A B
RAS RAS
WAS WAS
C D
Nitrified Recycle
RAS RAS
WAS WAS
Tantos los procesos biológicos de eliminación de nitrógeno y/o fósforo como los procesos físi-
co-químicos de precipitación del fósforo presentan una serie de inconvenientes, destacando:
Para la eliminación biológica del fósforo, el control del proceso es aún más crítico habida cuenta
las bajas concentraciones que hay que alcanzar en el efluente (Tabla 1). Los factores a contro-
lar durante la operación del proceso biológico para la eliminación del fósforo, incluyen entre
otros, la garantía de proporcionar cantidades adecuadas de ácidos grasos volátiles en el proceso
anaerobio (en algunos casos es preciso dotar a la planta de una fermentador anaerobio de lodos
primarios para garantizar el suministro de estos compuestos); la edad del lodo; la concentración
del manto de lodo en el decantador secundario, etc.
▶ La elevada producción de lodos y la dificultad para poder encontrarle un uso que no sea su
deposición en vertederos, especialmente en el caso de los procesos de precipitación química de
fosfatos.
▶ Los costes energéticos asociados principalmente al suministro de oxígeno en los procesos bio-
lógicos aerobios.
▶ Su incorporación a EDARs ya existentes. Es muy frecuente que estos procesos se deban incor-
porar a estaciones depuradoras de aguas residuales ya existentes, para lo cual son necesarias
costosas y complejas obras que han de modificar sustancialmente el diagrama de flujo original,
especialmente si se incorporan procesos biológicos, dado que estos no son procesos fin de línea
sino que han de combinarse con los procesos biológicos existentes en la EDAR original. Además
durante la duración de las obras de remodelación, el normal funcionamiento de la EDAR se suele
ver afectado en detrimento de la calidad ambiental del medio receptor del vertido.
▶ La producción de gases de efecto invernadero. Las emisiones de GEI de los sistemas de trans-
porte y tratamiento de aguas residuales se especifican en el inventario realizado por el Panel
Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, 2006).Los procesos de depuración de aguas
residuales, al igual que cualquier proceso que conlleva un consumo energético lleva implícito
unas emisiones de gases invernadero indirectas en la medida en que la fuente de la electricidad
empleada no proviene en un 100% en energías renovables, pero en el caso de los procesos bioló-
gicos de eliminación de nitrógeno y de fósforo, se producen emisiones directas de importantes
cantidades de óxido nitroso (N2O) (Yu et al., 2010) y metano (CH4) respectivamente. Estos gases
son de especial importancia debido a su gran potencial de calentamiento (1 Kg CH4 y 1 Kg de N2O
tienen un potencial de calentamiento global 25 y 298 veces superior al de CO2).
Las microalgas parecen ser una buena alternativa a los procesos comentados anteriormente. Hay
numerosos estudios que confirman el gran potencial de la microalgas en la eliminación simultánea
de nitrógeno y fósforo de las aguas residuales (Domínguez et al., 2013a, De la Noue y De Pauw,
1988; Tredici et al. 1992; Oswald, 1995; Gonzalez et al, 1997; Park et al., 2011, Arbib et al 2012; Arbib et
al 2013a; Ruiz et al 2011).Los mecanismos empleados por las microalgas para la eliminación de los
nutrientes son una combinación de asimilación celular junto con procesos de stripping del amonio
y precipitación del fósforo asociado a altos pH, cuando este no es regulado con CO2 por debajo de
8 (García et al, 2006) .
El empleo de microalgas para la eliminación de nutrientes tiene una serie de ventajas respecto a los
procesos más convencionales comentados anteriormente:
▶ Se consigue una eliminación simultánea del nitrógeno y fósforo. (Ruiz et al., 2012; Ruiz et al.,
2013a; Ruiz et al., 2013b)
Anexo / 63
▶ No se requiere de adición de una fuente externa de carbono orgánico.
▶ Se produce un efluente oxigenado, lo cual es beneficioso para el medio acuático receptor.
▶ Es posible recuperar el nitrógeno y el fósforo en forma de biomasa de alto valor añadido.
▶ El proceso se puede localizar a continuación del tratamiento secundario con lo que es fácilmen-
te aplicable a estaciones depuradoras sin eliminación de nutrientes que ya se encuentran en
funcionamiento.
▶ Las microalgas tienen la capacidad de crecer y vivir en ambientes muy severos debido a sus
estructura unicelular o simple multicelular (Mata el al., 2010). El mecanismo fotosintético de
las microalgas es similar al de las plantas superiores, pero debido a sus estructura unicelular
simple y al hecho de que se encuentran generalmente sumergidas en un medio acuoso donde
tienen mejor acceso al agua, CO2 y nutrientes esenciales, éstas tienen la capacidad de biofijar
CO2 mientras capturan la energía solar con una eficiencia entre 10 y 50 veces superior a la de las
plantas superiores (Li et al., 2008). De hecho, las microalgas son las responsables de la produc-
ción de más del 50% del O2 del planeta (Carlson et al., 2007). Todo esto hace que la incorpora-
ción de esta tecnología en el diagrama de una estación depuradora de aguas residuales urbanas
tenga ventajosas consecuencias en la huella de carbono de todo el proceso depurativo. (Álvarez
et al,. en prensa)
▶ La inversión requerida para una instalación de un sistema basado en las algas en comparación a
un proceso biológico aerobio convencional de tratamiento de aguas es de menos de la mitad, y
los costes de operación de menos de un quinto (Craggs et al., 2011).
A pesar de todas estas ventajas que supondría el uso de fotobiorreactores de microalgas para
eliminar contaminantes de las aguas residuales, actualmente se trata de una tecnología que re-
quiere investigación para solucionar diversos aspectos que dificultan su implantación, entre los
que destaca el desarrollo de fotobiorreactores con mayores rendimientos, y sistemas de cosechado
energéticamente más eficientes.
Los fotobioreactores más susceptibles de ser utilizados para el cultivo de microalgas con aguas re-
siduales son los sistemas abiertos denominados “raceway ponds” o también “high rate algal ponds”
(HRAP) (Park et al., 2011; Arbib et al., 2012; Arbib et al, 2013b) (Figura 5).
Los HRPA son estanques abiertos a la atmosfera (Richmond, 2004) que consisten en canales poco
profundos (nivel de agua de 15-30cm) en forma de circuito cerrado, en los que el medio de cultivo
es impulsado mediante paletas rotatorias alcanzandose unas velocidad máxima de 30 cm s-1. És-
tos sistemas tienen como ventaja el bajo costo de producción de biomasa algal (exceptuando el
cosechado). Sin embargo, desde su concepción hace más de 50 años, poco se ha innovado para
solventar uno de los principales problemas de esta tecnología: la baja productividad volumétrica
y densidad celular, que solo alcanzan valores de unos 0.05 g/L.d y 0,3 g/L respectivamente. Esto
hace que tanto la superficie ocupada por estos fotobiorreactores como el volumen de cultivo nece-
sario cosechar y por ende la energía necesaria para ello, haga que estos procesos aún no sean una
tecnología competitiva para la eliminación de nutrientes del agua resudal. Es más, la efectividad
fotosintética de estos reactores (Cantidad de la energía aportada por el sol que es obtenida en for-
ma química a través de la biomasa) es de alrededor del 1,4 %, frente al máximo alcanzable del 5%, lo
que indica que aun queda mucho por hacer en el desarrollo de reactores de bajo coste de inversión
como los HRAP, pero con una mayor eficiencia fotosintética.
Anexo / 65
Aplicaciones de las microalgas para
captación de CO2
Erika Yuliana Ortiz Montoya. Algaenergy. S.A.
S e denomina efecto invernadero al fenómeno natural mediante el cual determinados gases com-
ponentes de la atmósfera, retienen parte de la energía emitida por la superficie terrestre en for-
ma de radiación infrarroja, tras haber recibido la radiación solar incidente. Este fenómeno es clave
para que tenga lugar la vida en el planeta tierra, ya que de lo contrario, toda la energía recibida se
emitiría de nuevo al espacio, y no se alcanzaría el balance energético que se da de forma natural.
Cuando, por la actividad antropogénica, las concentraciones de estos gases de efecto invernade-
ro se ven alteradas, o incluso, emitimos otro tipo de gases, no existentes de forma natural en la
atmósfera, durante de la quema de combustibles de origen fósil, el balance energético pierde su
equilibrio. Cuando este desequilibrio se da durante un periodo de tiempo determinado, se produce
una acumulación energética, lo cual se define como calentamiento terrestre.
Uno de los gases de efecto invernadero que existe espontáneamente en la atmósfera es el dióxido
de carbono (CO2). La concentración de este gas ha aumentado considerablemente desde la Revo-
lución Industrial, llegando a concentraciones atmosféricas de 400 ppm. Este aumento se debe a la
creciente actividad industrial desarrollada por el hombre de forma tan descontrolada en muchos
casos como intensiva.
▶ Uso de combustibles que dependan menos intensivamente del carbono: La cantidad de CO2
producido a partir del carbón es el doble del producido por la combustión del gas natural y un
20 % superior al generado por la combustión del fuelóleo, todo ello para la generación de 1 kWh
de electricidad.
▶ Energía nuclear: por medio de la fisión de los núcleos de uranio se obtiene la energía calorífica
necesaria para generar la energía mecánica que da lugar a la energía eléctrica, y sin emisiones
de CO2. El problema de esta forma de generación energética son las graves consecuencias que
A través del proceso fotosintético, las microalgas o cianobacterias captan la energía solar, consu-
men micronutrientes, macronutrientes y CO2, retienen el C para generar su propia biomasa y libe-
ran el O2 a la atmósfera. De esta forma, transforman un compuesto perjudicial en otro de elevado
interés para el hombre, en forma de biomasa, con un excelente perfil bioquímico, rica en proteínas,
lípidos y carbohidratos. El abanico de aplicaciones de la biomasa es amplio, abarcando sectores
como el cosmético, nutrición animal, acuicultura, nutraceútico o biofertilizantes, entre otros. Po-
demos, por tanto, decir que gracias al fitoplancton, convertimos un compuesto perjudicial para el
medio ambiente, como es el CO2, en un producto de notable valor y todo ello, de forma natural y sin
producir ningún impacto negativo.
Una de las ventajas de la captura de CO2 por las microalgas, en comparación con otras técnicas
de reducción de emisiones, es que pueden asimilar una corriente de gases de combustión sin ne-
cesidad de que esta deba ser tratada previamente, siempre que el gas emitido no contenga altos
contenidos de partículas en suspensión, como son NOx y SOx. En efecto, de presentar el gas de
combustión elevadas concentraciones de dichos compuestos, éstos tendrían la capacidad de reac-
cionar con las moléculas de agua presentes en el cultivo, dando lugar a los correspondientes ácidos,
provocando una bajada drástica del pH y posterior muerte del cultivo. Por tanto, además de cono-
cer el análisis químico del gas de combustión inyectado, es importante operar los fotobiorreactores
de manera controlada y favoreciendo la máxima eficiencia en la captura, inyectando el CO2 siempre
a demanda del cultivo.
Dos de las variables más importantes que deben ser controladas en cualquier cultivo de microalgas
son el pH y la temperatura. El pH se regula con la inyección del propio CO2, el cual acidifica el medio
cuando los valores de pH están por encima de un valor de referencia previamente fijado. De esta
manera se garantiza que el cultivo se mantenga en rangos óptimos de pH, así como que el cultivo
tenga una fuente de C como nutriente. La temperatura debe ser regulada ya que las microalgas y
cianobacterias son resistentes a rangos de temperatura entre 20-35ºC, dependiendo de la estirpe.
A temperaturas superiores, las especies más termosensibles pueden sufrir procesos de parada del
crecimiento y muerte, a temperaturas inferiores los cultivos tienden a permanecer en un estado
Anexo / 67
aletargado, viéndose minimizado su crecimiento, pero al contrario que a altas temperaturas, no
dando lugar a la muerte del mismo.
La aplicación directa del uso de gases de combustión como nutriente básico en cultivos de mi-
croalgas o cianobacterias se ha visto materializada con el Proyecto CO2ALGAEFIX (LIFE10 ENV/
ES/0496), financiado por la CE a través del programa LIFE+ y liderado por ALGAENERGY. Dicho
Proyecto consiste en la construcción, puesta en marcha y operación de una planta de demostración
de cultivo de microalgas de 1 Ha de extensión a la intemperie, en el municipio de Arcos de la Fron-
tera, y utilizando como fuente de carbono las emisiones de gases de combustión de la Central de
Ciclo Combinado de IBERDROLA.
Para concluir, cabe resaltar que las microalgas nos proporcionan el oxígeno que necesitamos para
respirar. Son también el primer eslabón de la cadena trófica en el medio acuático. Les debemos por
tanto la vida… y nos la van a cambiar. En efecto, en un futuro próximo, además de otros muchos
productos beneficiosos para el hombre, generarán energía limpia y biocombustibles de segunda
generación, contribuyendo con ello al desarrollo sostenible y a la mejora del medio ambiente en
nuestro planeta.
El desarrollo industrial de estos procesos biológicos puede ser, por tanto, una valiosa ayuda para
paliar –simultáneamente- las tres crisis que sufre la Humanidad: la ALIMENTARIA, la ENERGÉTICA
y la MEDIOAMBIENTAL.
S iguiendo la evolución del crecimiento de la población humana en las últimas décadas, se estima
que en 40 años, la población del planeta se incrementará en un 30%. Este continuo crecimiento
de la población, unido a la escasez de recursos y a los potenciales problemas ambientales, limitan
la capacidad de estos 9.000 millones de personas para lograr o mantener un nivel de vida estándar,
acentuándose aún más en los países desarrollados actuales. En este contexto, el cultivo de micro-
algas puede hacer una importante contribución a la transición hacia una sociedad más sostenible.
Las microalgas consisten en una amplia gama de organismos autótrofos que pueden crecer a través
de la fotosíntesis como las plantas terrestres. Su estructura unicelular permite convertir fácilmen-
te la energía solar en energía química, permitiendo una producción ambientalmente amigable de
muchas materias primas valiosas para ser utilizado para diversas aplicaciones comerciales. Por otro
lado algunas microalgas son heterotróficas, que permitan asimilar sustancias orgánicas para cubrir
una parte variable de sus requerimientos de carbono y energía.
A día de hoy, las microalgas son indispensables en la cría comercial de varias especies de animales
marinos como fuente de alimento para todas las etapas de crecimiento. Además, se utilizan las mi-
croalgas para producir grandes cantidades de zooplancton (rotíferos, copépodos, artemias) que a
su vez sirven como alimento para los estadios larvales y juveniles tempranos de crustáceos y peces.
Asimismo, en muchos casos las microalgas son utilizadas directamente en los tanques larvarios,
donde se cree que desempeñan un papel en la estabilización de la calidad del agua, nutrición de las
larvas y control microbiano (Manual of the Production and Use of Live Food for Aquaculture-FAO,
Anexo / 69
1996). Hoy en día, existen más de 40 diferentes especies de microalgas que se cultivan como cepas
puras en sistemas intensivos. Estas especies incluyen diatomeas, algas flageladas y verdes clorofí-
ceas y algas filamentosas verde-azules, variando en tamaño desde unos pocos micrómetros a más
de 100 µm. Las especies más utilizadas en las operaciones comerciales son la diatomeas Skeletone-
ma costatum, Thalassiosira pseudonana, Chaetoceros gracilis, C. calcitrans, los flagelados Isochrysis
galbana, Tetraselmis suecica, Monochrysis lutheri, la especie clorofícea Chlorella y cianobacterias
del género Arthrospira (Spirulina).
En el último siglo, la nutrición humana ha evolucionado mucho más que en el resto de su historia
y en este contexto, en estos últimos años aparecen los denominados alimentos funcionales. Un
alimento es considerado como funcional si se demuestra satisfactoriamente que ejerce uno o más
efectos beneficiosos sobre alguna función fisiológica corporal, además de presentar unos niveles
nutricionales adecuados, de tal manera que mejora el estado de salud y bienestar del individuo o
reduce el riesgo de una enfermedad. De este modo, las microalgas pueden ser consideradas como
“biofactorías” o “biorefinerías” productoras de compuestos con actividades biológicas de gran inte-
rés a nivel industrial. Actualmente, los tres componentes principales, lípidos, carbohidratos y proteí-
nas, están siendo estudiados con una profundidad mayor a la relativa a su aporte nutricional.
Como consecuencia de su interés en la producción de biodiesel, los lípidos son uno de los elemen-
tos químicos más estudiados en microalgas y más concretamente los ácidos grasos poiinsaturados
(PUFA-polyunsaturatted fatty acids). Varias especies de microalgas marinas, A. platensis, I. galbana,
y Porphyridium cruentum producen cantidades elevadas de lípidos; algunas producen ácidos grasos
ω-3 y ω-6, como el ácido araquidónico (ARA), ácido docosahexaenoico (DHA), ácido eicosapentae-
noico (EPA), gamma-linolénico ácido (GLA). DHA y EPA han sido estudiados en el tratamiento de
enfermedades cardiovasculares y artritis así como en hipertensión, participan en la reducción del
contenido en lípidos (disminución de triglicéridos y aumento de HDL), como agentes antiinflamato-
rios y en el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso. En el mercado, ya pueden encontrarse,
huevos de gallina enriquecidos con DHA y leche de vaca con ácidos grasos ω-3, los cuales provienen
de la alimentación animal con diferentes especies de microalgas (de Jesus et al., 2013).
Los carotenoides son pigmentos naturales, compuestos de ocho unidades de cinco átomos de car-
bono, diferenciándose principalmente en que pueden acabar con un grupo cíclico (como el b-ca-
roteno) o contener un grupo funcional de oxígeno (oxycarotenoids o las xantófilas, tales como la
astaxantina). El b-caroteno es el caroteno más común producido por la microalga Dunaliella salina,
la cual puede producir hasta un 10% de su biomasa en peso seco, mientras que la astaxantina es
uno de los principales pigmentos presentes en las células enquistadas de Haematococcus. Se ha
demostrado la acción de b-caroteno como antioxidante y en la prevención de varios tipos de cáncer
así como en aterosclerosis y enfermedades coronarias. b-caroteno, junto con cantaxantina, ha sido
aprobado como colorante natural de alimentos en muchos países, como Portugal, Estados Unidos,
Israel, Austria y España. Del mismo modo, se ha probado que astaxantina participa en procesos
antioxidativos de peroxidación lipídica, degeneración macular asociada a la edad, reducción de la
ateroesclerosis y aumento de la respuesta inmune (de Jesus et al., 2013).
Cabe recordar que se pueden acumular altas concentraciones de toxinas provenientes de microal-
gas en especies marinas, principalmente en mariscos. No obstante, estas toxinas son la prueba real
de la bioactividad altamente eficaz de los compuestos que pueden contener. La actividad citotóxica
de estos compuestos están siendo estudiadas en aplicaciones en el tratamiento contra el cáncer,
actividad antifúngica, anticancerígena y antimicrobianas (de Jesus et al., 2013).
Anexo / 71
Aplicación de las microalgas para la producción
de biocombustibles: biodiésel
Mercedes García González. Instituto de Bioquímica vegetal y fotosíntesis.
Universidad de Sevilla-CSIC
La fotosíntesis se perfila como el único proceso disponible para generar con carácter renovable, a
expensas de la energía solar, las materias primas para los biocarburantes, en forma más o menos
directa y a la escala necesaria. Entre la variedad de biocombustibles potencialmente disponibles,
bioetanol y biodiesel son los mejor considerados como sustitutos de sus homólogos de origen fósil.
La fuente principal de aceite para biodiesel son las plantas oleaginosas: girasol, soja, colza y palma
que constituyen a su vez un alimento básico. Y no puede olvidarse que la incrementada población
mundial, demanda no sólo energía, sino también alimentos, previéndose la necesidad de aumentar
un 50% la producción de estos últimos de aquí a 2030. No va a ser fácil compatibilizar el desarrollo
de cultivos para generar biodiesel con el requerido a su vez para satisfacer la necesidad de alimen-
to, máxime si deben protegerse los recursos naturales, la calidad de suelos y aguas, reduciéndose
las emisiones contaminantes. Una alternativa es la utilización de materia prima vegetal no apta para
alimento, tales como el aceite de jatrofa o de pongamia, aunque estas plantaciones siguen requi-
riendo suelo fértil y agua, compitiendo por tanto con la agricultura.
En este contexto se justifica el creciente interés de emplear microalgas y cianobacterias para ge-
nerar biodiesel. En estos microorganismos se conjuntan propiedades típicas de plantas superiores
(simplicidad de requerimientos nutricionales y eficiente fotosíntesis) con atributos propios de cé-
lulas microbianas (activo crecimiento en medio líquido, capacidad de acumular y/o secretar ciertos
metabolitos, respuesta a cambios en las condiciones nutricionales y ambientales), además de la
Una estimación realista, en base al actual estado de conocimiento, situando el cultivo en una zona
de insolación elevada, es obtener 30 gramos de biomasa de microalgas por metro cuadrado y día,
con un contenido medio entre 20-30% en aceite. La extrapolación de estos valores a una superficie
de una hectárea durante un tiempo de operación de un año suponen una productividad de 20-30
toneladas de aceite por hectárea y año, aunque alejada de las necesidades a cubrir, presentan un
gran potencial. La reducción sustancial de los costos de producción representa también un impor-
tante objetivo estratégico, basada en una gestión integral de nutrientes y en una utilización global
de la biomasa generada que contemple el pleno aprovechamiento del material remanente tras la
extracción de lípidos.
Anexo / 73
Aplicación de las microalgas para la producción
de biocombustibles: bioetanol
Mercedes Ballesteros. Unidad de biocarburantes. CIEMAT
E n comparación con las materias primas utilizadas para la producción de bioetanol, tales como los
cultivos tradicionales (maíz y caña de azúcar) o los materiales lignocelulósicos (residuos agríco-
las y/o forestales), las microalgas se vislumbran como una alternativa muy prometedora, ya que su
eficiencia para convertir la energía solar en energía química es mucho mayor que la de los vegetales
superiores (5% frente al 1% de las plantas terrestres en climas templados).
Los carbohidratos son los principales productos de la fotosíntesis y del metabolismo de fijación del
carbono. Los carbohidratos se acumulan en los plástidos como material de reserva (p.e. almidón)
y son parte importante de la pared celular (celulosa, hemicelulosa, pectinas y polisacáridos sulfata-
dos). Sin embargo, la composición y el metabolismo de los carbohidratos (principalmente almidón
y celulosa) en las microalgas difieren significativamente de especie a especie. Por lo tanto, para
un futuro proceso de producción de etanol es muy importante seleccionar estirpes de microalgas
con alta productividad en carbohidratos. Ciertas especies de microalgas, como Chlamydomomas,
Scenedesmus o Chlorella, tienen una pared celular compuesta principalmente por celulosa y son
capaces de almacenar altos niveles de hidratos de carbono, principalmente almidón, como polí-
mero de reserva. Estas especies son candidatas ideales para la producción de bioetanol puesto
que estos carbohidratos son susceptibles de ser hidrolizados y fermentados mediante el uso de
levaduras adecuadas.
Anexo / 75
Biocarburantes de algas: situación y perspectivas
Enrique Espí Guzmán, Centro de tecnología Repsol
L as algas fotosintéticas son campo de investigación continuado durante los últimos 30 años como
productoras primarias de biomasa para la fabricación de biocombustibles por las siguientes razones:
▶ Una vez extraída la materia prima para el biocombustible, la biomasa excedente se podría uti-
lizar para alimentación en piscicultura, ganadería, o incluso en algún caso, como suplemento
dietético en seres humanos, con lo que se rompe el debate “alimentos vs. combustibles”.
Las aplicaciones energéticas de las microalgas están aún lejos de ser competitivas:
▶ A diferencia del cultivo plantas superiores, su cultivo a gran escala es una tecnología poco ma-
dura.
▶ Las productividades por unidad de tiempo y superficie que se han podido demostrar hasta
ahora están aún lejos de lo esperado y, aunque superiores a las de los cultivos terrestres, no
alcanzan valores que las hagan competitivas.
▶ Como consecuencia, los costes de producción son excesivamente altos para una aplicación de
gran volumen pero escaso valor añadido, como es la de los biocarburantes. Los costes de pro-
ducción se podrían rebajar por medio de un programa de desarrollo tecnológico que permitiese
incrementar la productividad y reducir las inversiones necesaria y los costes de producción, tan-
to fijos como variables, para el ciclo completo de producción desde el cultivo a la producción del
biocombustible, mediante innovaciones tanto en el ámbito de la biología como de la ingeniería.
Un estudio reciente del US National Research Council concluye que el escalado de la producción
de biocombustibles de algas con la tecnología actual es insostenible por las necesidades de ener-
gía, agua y nutrientes y su impacto en los costes de producción. Sin embargo, también identifican
potencial para cambiar esta situación a través de mejoras en la biología y la ingeniería del proceso.
Otros estudios del NREL y KIT concluyen que es posible la producción sostenible de 19 millones de
toneladas (Mt) de biocombustible de algas (5 billion galons) en USA y 50 Mt de biomasa de algas
en Europa, de las cuales 34 Mt en España.
Anexo / 77
Experiencias Industriales. Proyecto CO2Algaefix
María Segura Fornieles. AlgaEnergy, S.A.
A LGAENERGY, fundada en 2007, es una compañía de base tecnológica, del sector de la bio-
tecnología de microalgas y cianobacterias cuya misión es poner en valor el enorme talento y
capacidad existentes en España en este campo de la ciencia y el conocimiento.
ALGAENERGY cuenta con la contribución de un equipo directivo fiable y con dilatada experiencia,
accionistas líderes mundiales en energía y reducción de CO2, como son Iberdrola y Repsol, como
socio científico cuenta con el Dr. Miguel García Guerrero, Catedrático de Bioquímica Vegetal y Bio-
logía Molecular de la Universidad de Sevilla y autoridad internacionalmente reconocida, además de
grandes inversiones en I+D y en talento.
La compañía cuenta en su cartera de proyectos con potentes Programas de I+D, en diversas disci-
plinas, entre los que destacan los siguientes:
Anexo / 79
El escalado desarrollado por ALGAENERGY se describe a continuación:
El laboratorio CO2BIOCAP está totalmente equipado con el instrumental necesario para llevar a
cabo el cultivo de microalgas y cianobacterias en tres columnas de burbujeo de 0,1 m3 de volumen
unitario, con inyección automática de CO2, a demanda del cultivo, iluminación automatizada si-
mulando el ciclo solar, dispositivos para preparación e inyección del medio de cultivo, así como un
sistema de centrifugación y estabilización de la biomasa.
Anexo / 81
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Anexo / 83
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