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A solas con Dios, una oportunidad como esa debería ser el mayor

deseo de un cristiano. Sin embargo, muchos de nosotros pasamos

muy poco tiempo con el Padre. Únase a john MacArthur

en buscar al mentor perfecto de la oración: Jesús. MacArthur

examina profundamente el Padrenuestro, dedica un capítulo a

cada petición de la reveladora comunión de Jesús con el Padre.

Descubrirá que Jesús enfoca toda su oración en Dios -su

adoración, dignidad y gloria- y saldrá renovado y ansioso de

seguir un vigorizador modelo bíblico para su propio tiempo

A solas con Dios.

Pl.ra los cristianos orar es como respirar. Usted no tiene que

pensar para respirar porque la atmósfera que nos rodea ejerce

presión sobre sus pulmones y lo fuerza a respirar. Por eso es más

dificil aguantar la respiración que respirar. Asimismo, cuando

usted nace en la familia de Dios, usted entra en una atmósfera

espiritual en la que la presencia y la gracia de Dios ejercen

presión o influencia sobre su vida. La oración es la respuesta

normal a esa presión. Como creyentes, todos hemos entrado a

la atmósfera divina para respirar e! aire de la oración. Sólo

entonces podremos sobrevivir a la oscuridad de! mundo.

Desafortunadamente, muchos creyentes se aguantan la respiración

espiritual por largo tiempo, pensando que breves

momentos con Dios son suficientes para permitirles sobrevivir.

Pero esa restricción en e! consumo espiritual es causada por sus

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12 A SOLAS CON DIOS

deseos pecaminosos. El hecho es que todo creyente debe estar


continuamente en la presencia de Dios, respirando constantemente

sus verdades para ser completamente funcional.

Debido a que para varios de nosotros, la sociedad es libre v

próspera, es más fácil que los cristianos se sientan seguros presumiendo

de la gracia de Dios que dependiendo de ella. Dcma

siado s creyentes se quedan satisfechos con las bendiciones

físicas y tienen muy poco deseo de las bendiciones espirituales.

Al haberse vuelto tan dependientes de sus recursos físicos,

sienten poca necesidad de los recursos espirituales. Cuando los

programas, métodos y dinero producen resultados imprcsionantes,

hay una inclinación a confundir el éxito humano con la

bendición divina. Los cristianos pueden en realidad comportarse

como humanistas practicantes, viviendo como si Dios no

fuera necesario. Cuando esto sucede, e! anhelo apasionado por

Dios y e! ansiar su ayuda harán falta, junto con e! otorgamiento

de su poder. A raíz de este peligro grande y común, Pablo instó

a los creyentes a orar "en todo tiempo" (Efe. 6:18) y a perseve~

rar "siempre en la oración" (Col. 4:2). La oración continua,

persistente e incesante es parte esencial de la "ida cristiana v

fluye de la dependencia de Dios.

LA FRECUENCIA DE LA ORACIÓN

El ministerio terrenal de Jesús fue sorprendentemente breve,

apenas tres años. Sin embargo en esos tres años, como debió

haberlo sido en sus años previos, pasó gran cantidad de tiempo

en oración. Los Evangelios informan que Jesús tenía por costumbre

levantarse temprano en la mañana, antes de! amanecer,

para tener comunión con su Padre. En la noche, con frecuencia

iba al monte de los Olivos o algún otro lugar tranquilo para

orar, generalmente a solas. La oración fue e! aire espiritual que


Jesús respiró cada día de su vida. Él practicó una comunión

interminable entre él v el Padre.

Él instó a sus discípulos a hacer lo mismo, v lcs dijo: "Velad,

pues, en todo tiempo, orando que tengáis fuerzas para escapar

de todas estas cosas que han de suceder" (Luc. 21:36).

U:-.: CORAZÓN CENTRADO EN DIOS 13

La iglesia primitiva aprendió esta lección y mantuvo el

compromiso de Cristo de orar continua e incesantemente.

Incluso antes del día de Pentecostés, los 120 discípulos se

reunieron en el aposento alto y "perseveraban unánimes en

oración" (Hech. 1:14). Esto no cambió incluso cuando 3.000

fueron añadidos a la comunidad en el día de Pentecostés (2:42).

Cuando los apóstoles fueron guiados a estructurar la iglesia para

que el ministerio se pudiera cumplir de manera efectiva, ellos

dijeron: "continuaremos en la oración y en el ministerio de la

palabra" (6:4).

A lo largo de su vida, el apóstol Pablo fue ejemplo de este

compromiso con la oración. Lea de las bendiciones en varias de

sus epístolas v descubrirá que orar por sus compañeros creyentes

era su práctica diaria. A los creyentes romanos les dijo:

"Porque Dios... me es testigo de que sin cesar me acuerdo de

vosotros siempre en mis oraciones" (Rom. 1:9, 10; cf. 1 Coro

1:4; Efe. 5:20; Fil. 1:4; Col. 1:3; 1 Tes. 1:2; 2 Tes. 1:3, 11;

Film. 4). Sus oraciones por los creyentes a menudo lo mantenían

ocupado "día y noche" (1 Tes. 3:10; 2 Tim. 1:3).

Puesto que oró por ellos continuamente, Pablo fue capaz de

exhortar a sus lectores a orar de esa manera también. Instó a los

tesalonicenses a orar "sin cesar" (1 Tes. 5:17). Mandó a los

filipenses a dejar de estar afanosos y en cambio presentar "vuestras


peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con

acción de gracias" (Fil. 4:6). Animó a los colosenses a perseverar

"siempre en la oración, vigilando en ella con acción de

gracias" (Col. 4:2; cf. Rom. 12:12). Y para ayudar a los efesios

a armarse para combatir con las tinieblas espirituales del mundo

que los rodeaba, dijo: "orando en todo tiempo en el Espíritu

con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y

ruego por todos los santos" (Efe. 6:18). La oración incesante y

constante es esencial para la vitalidad de la relación de un

creyente con el Señor y su capacidad de funcionar en el mundo.

UNA MANERA DE VIVIR

Cuando niño, solía preguntarme cómo alguien podía orar sin

cesar. Me imaginaba a cristianos caminando con las manos

1-± A SOLAS CON DIOS

juntas, la cabeza inclinada, y los ojos cerrados, chocando con

todo. Aunque ciertas posturas y momentos específicos apartados

para la oración tienen una relación importante con nuestra

comunicación con Dios, "orar en todo tiempo" obviamente no

significa que tengamos que orar de maneras formales o notorias

cada minuto que estemos despiertos. Y no quiere decir que

tengamos que dedicarnos a recitar patrones y formas ritualistas

de oración.

"Orar sin cesar" básicamente se refiere a la oración que

vuelve a suceder, no a hablar sin parar. Por lo tanto debe ser

nuestra manera de vivir, debemos tener constantemente una

actitud de oración.

El famoso predicador del siglo XIX, Charles Haddon

Spurgeon, ofrece esta imagen vívida de lo que significa orar en

todo tiempo:
Como los caballeros de antaño, siempre en guerra, no

siempre en sus corceles corriendo hacia delante con sus

lanzas listas para derribar a un adversario, pero siempre

con sus armas donde las podían alcanzar rápidamente, v

siempre listos a ser heridos o morir por la causa que

defendían. Esos guerreros rudos a menudo dormían con

sus armaduras; así que incluso cuando dormimos, aun

debemos tener una actitud de oración, de manera que si

tal vez nos despertamos en la noche todavía podemos

estar con Dios. Nuestra alma, al haber recibido la influencia

centrípeta divina que la hace buscar su centro

celestíal, debe estar eternamente elevándose de manera

natural hacía Dios mismo. Nuestros corazones deben ser

como esos faros y atalayas que estaban listos a lo largo

de la costa de Inglaterra cuando se esperaba la invasión

de la armada española en cualquier momento, no siempre

con el fuego prendido, pero con la madera siempre

seca, y los fósforos siempre al alcance, todo estaba listo

para encenderse en el momento designado. Nuestras

almas deben estar en tal condición que la oración

exclamativa debe ser muy frecuente en nosotros. Sin

necesidad de hacer una pausa en el negocio v dejar el

mostrador y ponernos de rodillas; el espíritu debe emitir

sus peticiones silenciosas, cortas y rápidas al trono de la

gracia.

UN CORAZÓN CENTRADO EN DIOS

Un cristiano debe llevar el arma de la oración como

una espada desenvainada en su mano. Nunca debernos

detener nuestras súplicas. Que nuestros corazones nunca


sean corno una pistola de poco uso, necesitando que

se le haga de todo antes de poder ser usada contra el

enemigo, sino que debe ser corno un cañón, cargado y

preparado

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